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Augusto B.

Leguía
Nació en Lambayeque, Perú, el 19 de Febrero de 1863. Descendiendo
de la aristocracia española, formó parte de una nueva clase media
próspera y emergente. Durante la Guerra del Pacífico, muy joven,
combatió en la defensa de Lima en la batalla de Miraflores.

Se educó Lambayeque, en el Colegio de la Señorita Gallo y en el Colegio


Nacional creado por el Presidente José Balta. Con motivo de la
inundación de Lambayeque de 1871, sus padres lo enviaron a estudiar
en el extranjero, donde recibió una formación liberal orientada al
comercio y a la economía. Regresó a Lima a los dieciséis años entrando
a trabajar en la Casa Prevost. Posteriormente se convirtió en un exitoso
exportador de arroz y azúcar y trabajó como representante de compañías
norteamericanas de seguros. En definitiva era un prestigioso hombre de
negocios y un exitoso funcionario de empresas extranjeras,
representando el sueño de prosperidad y encumbramiento.

Ya era un hombre de fama y fortuna cuando fue llamado a ser Ministro de Hacienda (durante
los gobiernos de Manuel Candamo y José Pardo) en momentos muy difíciles para el país.
Como Ministro fue muy exitoso, logrando a levantar la economía nacional.

Así, se convirtió posteriormente en Presidente entre 1908 a 1912 y entre 1919 al 1929.
En su primer gobierno enfrentó mucha oposición política así como un intento de golpe de
estado por parte de los partidarios de Nicolás de Piérola, del que salió librado y que se festejó
como “Día de Carácter”.

Para su segundo gobierno, que comenzó en 1919 hasta 1929, luchó por la reconstrucción
nacional, el progreso, la solución de los problemas limítrofes, la paz interna, la unión
panamericana, la industria, el transporte y las comunicaciones. Sus mandatos se
caracterizaron por una política desarrollista y constructivista, abriendo avenidas, caminos y
carreteras, saneamiento, electricidad, llevando ferrocarriles hasta los puntos mas lejanos del
país.

Durante su presidencia, se llevaron a cabo los centenarios de la Independencia del Perú (1921)
y de la batalla de Ayacucho (1924), que consolidó la independencia sudamericana, lo que dio
motivo para una serie de celebraciones, construcción de monumentos históricos y sobre todo,
la modernización de Lima, capital del Perú que era poco mas que una aldea polvorienta y
expuesta a la insalubridad, mediante la construcción y pavimentación de calles, arborización,
un adecuado tratamiento de la basura, alumbrado público, trazado de nuevas urbanizaciones,
etc.

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