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Teosofía y Ciencia Moderna

C. R. GROVES
Reimpreso de The Theosophist, febrero 1950. Esta charla la dio el autor en 1949, en la Convención Teosófica.

Las ciencias ocupan un lugar muy importante entre los diferentes


movimientos que están teniendo un efecto significativo sobre el progreso
y el destino humano. El Prof. Julian Huxley ha dicho que “nos guste o no,
la evolución está ahora en manos del hombre”. Puede que no estemos
totalmente de acuerdo con esta opinión, pero el método científico le ha
dado al hombre tanto conocimiento de las “leyes de la naturaleza” que su
futuro en este planeta puede estar ampliamente auto-determinado,
porque tales leyes operan en todo lo que concierne a la manifestación del
plano físico.

A fin de lograr este conocimiento, se ha requerido gran concentración y


atención por parte de los trabajadores científicos. Esta atención se ha
basado en casi una creencia ferviente en la realidad del mundo objetivo,
y en la posibilidad de encontrar una explicación mecánica de todo el
fenómeno. La mayoría de los científicos sienten que los resultados
obtenidos justifican estas creencias, y ciertamente parecen hacerlo así
desde el punto de vista del científico. Para el teósofo, sin embargo, es
comprensible que las leyes de la naturaleza aparentemente mecánicas y
estadísticas, pueden ser la expresión de una Mente divina y de un Plan
divino. HPB dice: “El Universo trabaja y está guiado de adentro hacia
afuera”, y también:

Lo que se llama “Naturaleza inconsciente” es, en realidad, un agregado de fuerzas


manipuladas por seres semi-inteligentes (Elementales), guiadas por Elevados Espíritus
Planetarios (Dhyân Chohans), cuyo agregado colectivo forma el Verbo Manifestado del
Logos Inmanifestado, y constituye en una y la misma vez la Mente del Universo y su Ley
inmutable.[1]
Es debido a esto, y porque manas -la mente humana- es una con
Mahat -la Mente divina- que el hombre puede comprender la ley natural,
y usarla para sus propios fines.

Un Científico norteamericano, el Prof. Birkhoff de la Universidad de


Harvard, hablando del campo de la ciencia dijo:

Aparece allí una jerarquía dada aproximadamente de cinco niveles ascendentes, matemático,
físico, biológico, psicológico y social… Los conceptos básicos correspondientes son número en
el nivel matemático, materia en el nivel físico, organismo en el nivel biológico, mente en el nivel
psicológico y sociedad en el nivel social.[2]

Esta es una generalización sumamente significativa que se


corresponde con la tendencia general de la evolución, y con los “reinos
de la naturaleza” de la Teosofía. Cada uno de estos niveles se basa en
los niveles que hay debajo de ellos, los que forman su campo de
manifestación. Por lo tanto la sociedad es un agregado de individuos en
el nivel psicológico, que usan cuerpos que pertenecen al nivel biológico.
Estos cuerpos están compuestos de materia en el nivel físico, lo que a su
vez tiene una base matemática. Qué significativo es que la matemática
es fundamental a todo el esquema, porque las “matemáticas” pertenecen
puramente al nivel psicológico o mental, y la frase citada del extinto Sir J.
Jeans “Dios aparece como el Supremo Matemático” muestra, en alguna
medida, el reconocimiento de la Mente divina creadora. En conexión con
esto es útil darse cuenta de que la física matemática es sólo uno de los
senderos hacia la realidad. Otros temperamentos reconocerían un
Organizador Supremo o un Artista Supremo, y ninguno es más
importante que el otro.

Comenzando como lo hace desde abajo hacia arriba, la tendencia de la


ciencia es siempre tratar de interpretar el fenómeno de un nivel, en
términos de aquéllos de los niveles inferiores. Los biólogos tienden a ver
la célula viva como un complejo fisicoquímico y los psicólogos tienden a
referirse a los motivos e intereses de la personalidad humana como
impulsos biológicos elementales condicionados por la presión del medio
original. La misma tendencia fue evidente entre los primeros escritores
de sociología, cuando “laisser faire” y “el auto-interés iluminado” del
ciudadano egocéntrico era de suponer que producirían una sociedad
estable. La Teosofía, por otra parte tiende a comenzar desde arriba,
postulando la realidad del Espíritu y de la Vida Una. Para comprender
cualquier nivel dado es necesario considerar no sólo los niveles más
bajos que están relacionados con el pasado, sino también los más
elevados que son el futuro.

Los teósofos incluso se pueden sentir un poco sorprendidos por el éxito


del método científico, pero en realidad no es sorprendente. La famosa
frase clásica de Tyndal expresada hace tantos años que dice “en la
materia vemos la promesa y la potencia de toda la vida”, posee en ella
una verdad. El Mahatma KH[3] escribe de Dios como “la esencia y
naturaleza misma de esta materia eterna e infinita…” Se debe a que por
ser Dios la esencia y naturaleza misma de la materia, la involución -que
es la que encierra la Energía divina en la materia- precede a la evolución
-que es la liberación de esa energía, porque el átomo del plano físico
contiene y se compone de átomos de todos los demás planos, el método
científico produce sus resultados.

Sin embargo la evolución en cualquier nivel es más que una mera


liberación mecánica de energía. Allí existe no sólo una jerarquía de
niveles, sino también una jerarquía de seres, y la evolución del plano
físico nunca está sin influencia y guía interna. Las almas grupo, los
espíritus de la naturaleza, los devas, el pensamiento humano, planificar y
desear, los Maestros, Espíritus Planetarios, todos tienen su efecto “desde
el interior” y ayudan hacia la realización de los Arquetipos divinos. Incluso
los hombres de ciencia están captando un destello de esto. El Prof. A. C.
Hardy en su Alocución Presidencial a la Sección de Zoología de la
Asociación Británica dijo:

Ahora apareció sobre el horizonte algo que a muchos no les gusta considerar particularmente:
la telepatía… nadie que examine la evidencia con una mente imparcial puede rechazarla. Tal
descubrimiento debería hacernos mantener nuestras mentes abiertas a la posibilidad de que
puede haber mucho más en las cosas vivas y en su evolución de lo que nuestra ciencia nos ha
llevado a esperar hasta ahora. (Lo resaltado en bastardillas ha sido agregado).[4]

A pesar de esto todavía existe mucho del pensamiento materialista y


mecanicista en los niveles biológico, psicológico e incluso social, y la
necesidad de enfatizar el punto de vista teosófico es tan grande como
siempre.

En La Voz del Silencio leemos “pero incluso la ignorancia misma es


mejor que Sabiduría de la Cabeza, si ésta no tiene la sabiduría del alma
para iluminarla y guiarla”. Con el poder agregado que da el conocimiento,
aumenta la necesidad de un reconocimiento de la unidad de vida en
todos los niveles, y del derecho de todas las especies, individual, y
grupos sociales, de vivir como para cumplir con su propio dharma. Si el
hombre ha de influir el curso de la evolución al punto que puede hacerlo
hoy, surge la pregunta ¿es también capaz de decidir la meta hacia la que
debería dirigirse? Hasta ahora su política general ha sido de explotación
implacable de la tierra, de los reinos vegetal y animal y de sus
semejantes, los hombres. El conocimiento de genética le ha permitido
producir plantas de alimentos más fuertes y lucrativos, pero también ha
llevado a la inseminación artificial, y a abominaciones tales como pollos
sin alas que producen más carne porque no pueden volar! También en el
nivel psicológico los métodos modernos de propaganda y educación
hacia ideologías separativas y agitadoras son un peligro tan grande para
el progreso humano como la bomba atómica o las guerras químicas y
bacteriológicas.

Hacia el final de su alocución Presidencial a la Asociación Británica en


1949, Sir J. Russell dijo:

… la ciencia puede dar poca guía a los grandes problemas morales y espirituales que yacen en
la raíz de nuestras dificultades más serias de hoy. Abre muchos caminos posibles de vida pero
no ayuda a elegir cuál seguir, trata de los hechos de la existencia, pero no con los valores de la
existencia. Les da algo de luz a quienes permanecen en la oscuridad, pero tiene poco consuelo
para quienes están en la sombra de la muerte, y no guía nuestros pies hacia el camino de la
paz.[5]

La verdad obvia de esta bella cita sólo sirve para enfatizar la necesidad
de la Teosofía. Ninguna otra cosa puede ofrecer tan completamente al
mundo sufriente la guía, los valores espirituales, la luz, el consuelo y la
paz a que se refiere el conferencista, y sin la cual la ciencia o cualquier
otro sistema de conocimiento se vuelve un peligro más que una
bendición.

Sin embargo no es posible ni deseable pedir que se detenga la


investigación científica y el avance intelectual como se ha sugerido a
veces. El hombre es totalmente un hombre cuando asume ciertamente la
responsabilidad de su propio futuro.
El Maestro KH previó claramente la posición, cuando le escribió a
Annie Besant en 1900:[6]

La cresta de la ola del avance intelectual debe ser aceptada, tomada, y guiada hacia la
espiritualidad. No se puede forzar hacia creencias y adoración emocional.

Esto da la nota clave a gran parte de nuestro trabajo hoy. Con el


desarrollo de la mente, los hombres tienden a desconfiar a los llamados
de sus emociones, y a sentir la necesidad de un entorno intelectual más
estable a sus vidas. La Teosofía puede proveer este entorno.
Manteniéndonos informados de las corrientes de pensamiento del
mundo, podemos estimar el valor de los varios movimientos y dar nuestra
ayuda a aquéllos que encontramos espiritualmente progresivos,
recordando siempre que “espiritual” significa hacia la realización de la
unidad interna en la diversidad externa, de libertad interna con disciplina
externa. Tal vez incluso más importante es el desarrollo de nuestra
propia consciencia intuitiva, de modo que podemos llegar a una
apreciación siempre más profunda de la verdad. Así no sólo
justificaremos la Teosofía a la luz de la razón científica, sino que también
ayudaremos a espiritualizar toda la atmósfera mental y a la humanidad
en alguna medida, en su próximo paso de su largo viaje de ascenso.

Referencias

[1]
La Doctrina Secreta, 3ra. Edición Adyar, I,298, I.320.

[2]
Para una exposición más completa vean La Teosofía y la Actitud Cambiante en la Ciencia, del Dr. C. Trew, PTH, Londres.

[3]
Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, p. 55.

[4]
Nature, 3 set. 1949, p.390.

[5]
Nature, 3 set. 1949, p.386.

[6]
Jinarâjadâsa, C., Cartas de los Maestros de la Sabiduría, Primera Serie, 3ra. Edición. P. 111.

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