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Sumario

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
por JuLio E. RUBIO

I. Ciencia e historia . 21
Coloquio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

II. Ciencia y tecnología: una alianza


incompleta . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Coloquio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76

III. La ciencia, responsabilidad de todos . . . . . . 79

Coloquio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . lOO

La Cátedra Alfonso Reyes . . . . . . . . . . . . . . 115

Epílogo. Una filosofia científica para el nuevo


siglo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
por EuDALDO RUBIO G .

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ciencia por el único y puro placer de alcanzar el conoci-
miento verdadero. Los desarrollos científico-tecnológi-
co acarrean consecuencias cuyo alcance les impide ser
ignorados por la sociedad. ¿Es éticamente aceptable
permitir el uso de una tecnología que destruye el medio
ambiente? ¿Es moralmente correcto que la tecnología
para curar pandemias como el sida sea propiedad de una I
empresa? ¿Es admisible que los seres humanos tengan Ciencia e historia
como descendencia copias genéticas de sí mismos? Las
preguntas podrían continuar indefinidamente.
Ante la obviedad de las consecuencias destructivas de Para abordar el tema de la ciencia como cultura es nece-
la tecnología, y a pesar de la insistencia aún reciente de sario situarnos filosóficamente en una posición que no
algunos científicos sobre la naturaleza moralmente neu- exija una división radical entre dos culturas distintas
tral de la ciencia, la ética se ha vuelto una dimensión necesariamente alejadas: la ciencia y toda expresión cul-
ineludible de los asuntos científicos. Usando la metáfo- tural que no sea ciencia. Al contrario, mi punto de par-
ra del mito de Prometeo, Javier Ordóñez describe a la tida es no suponer que existe divorcio real entre las cien-
ciencia moderna como el Prometeo que ha robado el cias, por una parte, y las humanidades, por otra; que
fuego sagrado y ahora debe responder por las conse- realmente ambas poseen elementos comunes que las
cuencias. La sociedad no tiene más opción que asumir acercan y las emparentan. Hago esta salvedad antes de
una posición ante las decisiones de naturaleza científico- comenzar el análisis y el comentario de esos vínculos
tecnológicas. para enunciar una verdad de Perogrullo, porque verda-
Desde cualquier ángulo que nos aproximemos al des tan elementales muchas veces son tan obvias que se
problema de la ciencia y la tecnología contemporáneas pierden de vista con suma facilidad.
nos encontramos con una cuestión de relevancia dificil Hablar de ciencias y humanidades, y referirse a estas
de ignorar. Nuestra vida actual y nuestras posibilidades últimas como el único producto relacionado con el des-
están bajo una fuerte determinación de carácter cientí- tino esencial del ser humano, sugiere la idea de que las
fico-tecnológico. Es nuestra decisión el papel que asu- ciencias, como contrapartida, no son producto del ser
mamos frente a uno de los agentes de transformación humano. Por ello voy a partir de la tautología de que las
material, social y cultural más imponentes de la historia ciencias son tan humanas como cualquier otro producto
de la civilización. humano.
Desde su presencia en el planeta, el ser humano no ha
Instituto Tecnológico y de ido arrancando las ciencias de los árboles como si fueran
Estudios Superiores de Monterrey frutas maduras, sino que las ha construido con su esfuer-
Campus Ciudad de México zo, al igual que los productos tecnológicos. En las pri-

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meras décadas del siglo XVII, Francis Bacon consideraba su propio desarrollo porque se percibe a sí misma como
que la Biblia legitimaba la ciencia y la tecnología como algo que no se ha creado de golpe.
formas de entender el mundo, e interpretaba que el man- En segundo lugar, la pondremos en relación con la
dato divino recibido por Adán y Eva era hacerse dueños tecnología y exploraremos algunos aspectos preguntán-
de la Tierra por medio de esas formas de conocimiento. donos si la relación entre ambas es natural; si se han
Aunque no seamos partidarios de la interpretación de desarrollado de manera diferente, como dos caminos
lord Verulamio, hoy reconocemos que las ciencias son que han sido recorridos en paralelo con ocasionales inte-
resultado de la actividad humana y como tal deben tratar- racciones; o si verdaderamente hay una imbricación
se, en absoluto como provenientes de un encantamien- familiar entre ambas, es decir, si es cierta esa teoría que
to más o menos mágico o divino que nos ha sido comu- afirma que siempre que hay ciencia habrá tecnología y
nicado o susurrado por algún ser superior. Las ciencias viceversa.
son nuestras y es nuestra responsabilidad tratarlas como En tercer lugar indagaremos en el valor de la opinión,
creaciones propias; no podemos ser dominados por las de las reflexiones sobre la ciencia que no son compul-
ciencias y las tecnologías, de la misma manera que no sivas u obligatorias, y estudiaremos su significado en la
debemos ser dominados por nuestras ideologías, nues- ciencia y hasta dónde es válido hablar de «opinión cien-
tras artes o nuestras visiones estéticas de la vida. tífica» no solamente en la ciencia, sino también en la
Hecha esta apreciación, quiero establecer como tecnología.
principio que al tratar a la ciencia como cultura preten- Para dotar de hondura cultural a la ciencia es necesaria
do destacar su aspecto humano, por supuesto, sin una consideración elemental acerca del valor de la memo-
entender lo humano como contrapuesto a lo frío, evi- ria. ¿Por qué queremos recordar acontecimientos? ¿Por
tando ese lugar común que asocia lo humano a lo qué han surgido las historias? ¿Cuál ha sido la finalidad
caliente e irracional y lo frío con lo racional. No, las de los relatos que nos hablan del pasado? Se puede decir
ciencias son humanas porque son racionales y a la vez que vivimos en el pasado, incluso que difícilmente lo
cordiales, con esa mezcla de afectos y razones o, si se hacemos en el presente, pues casi siempre estamos hacien-
quiere, de intereses y razones. Será desde ese punto de do referencia a acontecimientos que ya han transcurrido.
vista que abordaremos el tema de la ciencia y la tecno- De algw1a manera construimos nuestra objetividad, nues-
logía como cultura y la importancia de e~ta percepción tra cultura, con referencias al pasado que van desde las
de ambas en tanto productos humanos en un contexto personales (todo el mundo quiere saber quiénes fueron
cultural. los miembros de su familia y establecer una genealogía
He dividido la exposición en tres partes: la primera la familiar segura y tranquilizadora) hasta las colectivas
dedicaremos al carácter histórico de la ciencia, a destacar (todos queremos saber por qué las cosas están donde
la trascendencia del hecho de que la ciencia tiene historia están, la historia de nuestra ciudad, de nuestra provincia,
Ylo importante que resulta percibirla como un producto de nuestro Estado y, en la actualidad, de nuestras nacio-
histórico; esto es, que lleva incorporada la historicidad en nes, concepto que surgió en el siglo XIX) .

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La historia es una forma de memoria que los antiguos pasado es objeto de discusión, de reconstrucción y de
narraban de manera especialmente bella: cuando alguien reelaboración permanente. Es el espacio por excelencia
moría atravesaba el río Leteo, que quiere decir río del para la narración porque, de un lado, necesitamos saber
olvido. Así, morir significaba ser olvidado y olvidar. La y, de otro, apenas podemos asirlo.
relación de la muerte con el olvido no es sólo una metá- Frente a esta suerte de necesidad compulsiva de hacer
fora, sino también una descripción de nuestra propia referencia a la memoria está un saber que no gusta pre-
biografia. Cuando nos falla la memoria, cuando comen- sentarse como pasado ni como presente, sino que siem-
zamos a tener mala relación con nuestro pasado biográ- pre parece mirar al futuro. Se trata de la ciencia y la tec-
fico, nos invade una inseguridad tal que nos sentimos nología. Siempre me ha llamado la atención el hecho de
enfermos, como si realmente estuviéramos a punto de que en muchísimos diarios y semanarios las noticias
monr. sobre la ciencia se insertan en la sección que se llama
La memoria y la historia han sido a un tiempo algo «futuro». Es decir, la ciencia no tiene presente o bien su
bueno y algo perverso para el hombre. Se puede incluso presente no interesa. De joven fiü estudiante de fisica y
decir que existe una indisoluble amalgama entre bondad al acabar la licenciatura nos decían: «Bueno, señoras y
y maldad en el uso que hacemos del pasado. El transcu- señores, todo esto que ustedes han estudiado es el pasa-
rrir del tiempo nos lleva a intentar reconstruir el pasado do. Si tienen suerte, ahora pueden comenzar a estudiar
y, en ocasiones, a reivindicar el derecho de tener un tipo el presente, y si no, quedarse a vivir para siempre en ese
determinado de pasado y no otro. Sin embargo, carecemos pasado.» Verdaderamente aquel todo estaba periclitado.
de muchos elementos para hacerlo, ya que las pruebas de Actualmente se emplea mucho la expresión «todo lo
eso que llamamos el pasado son netamente fragmentarias: que usted sabe está obsoleto». U na afirmación que resul-
documentos, recuerdos, piedras, edificios, cuadros; no es ta ciertamente agresiva porque es como si te mandaran
suficiente. directamente a la tumba de los saberes. De todo esto se
En un sentido positivo se puede decir que de alguna deduce que la buena ciencia es el futuro, lo que mira
manera inventamos el pasado. Esto no quiere decir que hacia adelante, la ciencia que va a hacer, la que va a res-
el resultado sea una narración intencionalmente falsa, ponder preguntas (quien resuelva el enigma de Fermat
sino el resultado, por una parte, de no poseer todos los será el mejor matemático). La ciencia se presenta, así,
elementos para saber qué ha sucedido y, por otra, de la como un conjunto de desafios.
necesidad de elaborar historias que concluyan y satisfa- Pero aunque nadie pueda vivir sin pasado porque siem-
gan nuestras expectativas. Cuando un grupo intenta re- pre lo necesitamos como referencia, en lo que hoy res-
construir el pasado, por ejemplo una familia, es fácil que pecta a nuestro conocimiento de la naturaleza, de cómo
surjan discusiones acerca de si lo que afirma uno de los se organiza el mundo racionalmente, no necesitamos del
miembros es exactamente lo que pasó o si en realidad se pasado porque estamos viviendo en el futuro. ¿Y el pre-
puede interpretar de otra manera. Siempre hay una di- sente? ¿Para qué queda? Para muy poco, es pura evanes-
mensión interesada en este tipo de reconstrucciones. El cencia, pese a que al mismo tiempo sólo vivamos en pre-

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sente. Es decir, no somos capaces de vivir en pasado nada mos bajo el nombre de matemáticas, astronomía o bio-
más que en los relatos y en futuro nada más que en los logía se valoraran de forma completamente distinta a como
deseos. Estamos viviendo en un presente verdaderamente se hace en el actual. En nuestro presente la ciencia es tan
radical articulado ante contextos culturales que depen- importante, tan influyente, que organizamos gran parte
den del momento en que se vive. A causa de ello, cuan- de nuestras vidas y relaciones en torno a ella, de tal manera
do comparamos dos presentes, como el de un escriba de que la elisión de la ciencia, su supresión en el background
las dinastías XII o XIII de los imperios egipcios y el de un cultural de tma persona, provoca un cierto analfabetismo,
profesor del MIT (Massachussets Institute ofTechnology), lo desubica de su contexto; la ciencia es demasiado im-
somos capaces de reconocer que el escriba sabía todas las portante para dejarla aparte. Las demás formas de cultu-
matemáticas de su tiempo aunque sólo sumara, restara e ra aceptan la historia, el pasado y la rememoración de lo
hiciera repartimientos proporcionales. Pero no vemos anterior de una manera natural, pero en la ciencia parece
que su saber era tan importante como el de un profesor imposible que aquello que recibimos como conocimiento
del MIT. ¿Por qué? Porque para aquel escriba, en su pre- seguro y radical (las raíces de la naturaleza) pueda llegar
sente, era tan dificil, tan radical y tan puntero hacer los a tener una historia.
repartimientos proporcionales, como lo es para un inves- Siempre recuerdo mi perplejidad cuando tuve que
tigador del MIT hacer sus cálculos. Hoy no lo vemos indagar acerca de las raíces históricas de la noción de
porque las operaciones del escriba nos parecen triviales. número. Los números sufrieron un desarrollo histórico
Si momentáneamente renunciáramos al vértigo que enormemente trabajoso, proceloso, y que existan como
nos produce mirar al pasado, hiciéramos un ejercicio de hoy los conocemos a pesar de tantas vicisitudes históri-
catarsis y no nos dejáramos seducir por el encanto del cas terribles y laboriosas me dejaba sorprendido; no me
futuro, el presente nos indicaría su valor contextua! y parecía posible que algo que hoy nos resulta tan perfec-
cultural permitiéndonos ver que en ese contexto nuestra to hubiese tenido etapas de imperfección. Lo mismo
ciencia tiene el mismo valor, como cultura, que el resto puede ocurrir cuando uno se aproxima por primera vez
de los saberes. Pero en nuestra situación nos resulta difi- a una teoría científica que se nos presenta en la universi-
cil reconocerlo debido a su enorme eficacia explicativa y dad como una obra acabada; nos parece mentira que no
a su gran utilidad. haya salido de golpe, de un solo trazo.
En el contexto en que vivimos, la cultura está deter- En mi opinión conviene aprender que la historia está
minada por la importancia de la ciencia. El contexto de en las ciencias exactamente igual que en el resto de las
un individuo del siglo XIII estaba determinado por la teo- culturas, sólo hace falta aprender a verla, aceptar que es
logía. Las disquisiciones teológicas acerca de, por ejemplo, así y tener la idea clara de que incluso las formas que han
si la transustanciación en la consagración de la eucaristía adquirido esas ciencias son resultado de un proceso his-
durante el rito de la misa era o no real, determinaban la tórico. Ahora bien, ¿es igual el proceso histórico de una
importancia de otros saberes. En el mundo medieval el ciencia al de cualquier otra forma de cultura? La res-
contexto hacía que los conocimientos que ahora recoge- puesta debe ser siempre matizada. No intento resolver

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de pronto las dudas que atormentan a historiadores de la o cómo se puede teñir el tejido nervioso para estudiar las
ciencia desde hace cientos de años, sino plantear pre- conexiones que se dan entre las neuronas. Es razonable
guntas y, de alguna forma, establecer inquietudes, por- que consideremos estos conocimientos como hitos de
que para eso tienen ustedes el resto de la vida, para con- nuestra historia y que creamos que el saber cómo se han
testarlas. producido, cómo realmente se han elaborado, nos puede
¿Cuál es, para la ciencia, el sentido de destacar la his- enseñar mucho acerca de nuestros propios métodos para
toricidad? Inmediatamente podríamos decir que engarzar seguir investigando y entender nuestro presente. Pero si,
la ciencia con los diferentes contextos en los que se ha además, llegamos a saber que junto a ellos hubo tantos
producido y entender que se ha construido precisamen- fracasos como éxitos y que muchas veces la marcha del
te porque esos contextos lo permitieron, impulsaron y trabajo fue el resultado de elecciones que se realizaron
facilitaron. Además, el estudio de la historia de unos sin todas las garantías metodológicas que atribuimos a la
conocimientos tan importantes para nuestro presente, ciencia, entenderemos mejor el valor de las decisiones
como lo son la ciencia y la tecnología, permite entender que llevan a admitir algo como científico, así como a re- .
mejor nuestro presente, nuestro contexto, nuestra cul- lativizar la ciencia en relación con el resto de las culturas.
tura y nuestras escalas de valores. La sensación de que es A pesar de todo lo dicho, no podemos afirmar que a
necesario estudiar la historia para entender el presente es lo largo de la historia no se haya intentado historiar la
alentadora porque es ése el sentido fundamental de estu- ciencia. De pronto pareciera que es éste un descubri-
diar la historia de cualquier cultura, incluyendo, por miento actual, que súbitamente nos hemos percatado de
supuesto, la de la ciencia·. Estudiar la memoria, el pasa- que la ciencia es una cultura, como si hubiéramos des-
do, nos sirve para desbrozar y entender el presente, sobre cubierto una nebulosa o un objeto extragaláctico. Los
todo si éste, aparentemente, no tiene memoria. buenos científicos, aquellos que se dedican a la ciencia
Cuando alguien prescinde de un aspecto del pasado de verdad, lo han sabido desde siempre y han sido cons-
es que algo desea ocultar. Pues bien, la ciencia oculta en cientes de su terrible y angustiosa falibilidad, de lo dificil
el pasado su contingencia, es decir, el hecho de que es que es realmente no sólo construir ciencia, sino recons-
un conocimiento de carácter dinámico, cambiante y, por truirla. Lo que pretendemos en las universidades, como
supuesto, tan inestable como cualquier otro tipo de co- educadores, es precisamente realizar esa labor de recons-
nocimiento humano, lo que no quiere decir que carezca trucción y lograr que la gente siga, de forma resumida,
de seguridad. Lo que seduce de la ciencia es precisa- los itinerarios realizados en el pasado por otras personas
mente su carácter de conocimiento seguro: si sabemos la para llegar al nivel y cantidad de conocimiento que que-
solución de una ecuación diferencial, no podemos dudar remos comumcar.
de ese conocimiento porque ya sabemos cómo se resuel- Podemos decir que la sola reconstrucción de los iti-
ve una ecuación de este tipo, o cómo se realiza una inte- nerarios metodológicos que se siguieron para encontrar
gración por partes, o cómo se calcula un ciclo de Carnot, teorías, de los pasos lógicos que se dieron para cons-
o cómo podemos contar los cromosomas de una célula, truirlas, es una forma de hacer historia. Es decir, es un

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tipo de aproximación que puede servir como estrategia de dificultad, y no sólo de la personal, sino también de
para que el alumno reconstruya el pasado y entienda la colectiva. Por ejemplo, todo el mundo consideraba
cómo se llegó, por ejemplo, a la teoría electromagnética que las especies evolucionaban, pero nadie daba con una
de Maxwell. Pero si nos quedamos en eso y buscamos un explicación, con un relato verdaderamente ornnicompren-
atajo diciéndole al alumno: «Vamos a quitarle a usted sivo de eso que entonces se pensaba como evidente. Así,
todos los ingredientes que no sean la construcción de la el señor Charles Darwin no fue un individuo que sacó él
teoría, todos los aspectos biográficos, contextuales, socia- solo de su cabeza el problema y la solución. El primero
les, políticos, estéticos, religiosos, y a darle una especie ya estaba planteado y él, de una manera muy tímida, casi
de concentrado de teoría electromagnética», entonces sin querer hacerlo, adelanta una solución gracias a la cual
pondremos a Coulomb a un lado y a Maxwell al otro, y ahora podemos decir: El origen de las especies de Darwin
el itinerario será tan elemental que podríamos pregun- fue la gran solución. Muy bien, pero al decir eso estamos
tarnos: «¿Por qué no lo hicimos antes si era tan sencillo? enfatizando la solución cuando lo importante es el pro-
El paso de Coulomb a Maxwell es verdaderamente un blema, dado que éste hace pensar y la solución no. La
camino de rosas .» O bien podemos decir: «Vamos a dar solución siempre clausura: ¿quién piensa en un problema
alguna indicación acerca de cómo eran los problemas y del que sabe la solución? Imaginemos que estudiamos la
ellos mismos nos pondrán en la pista de qué clase de historia de un problema haciendo la ficción de que no
contexto los engendraba y qué tipo de soluciones eran conocemos la solución. Si lo hacemos así podremos enten-
posibles, plausibles o descabelladas para aquel determi- der mucho mejor la sensación de provisionalidad que
nado contexto. » enfrentaban los científicos cuando tanteaban sus posibles
¿Qué ventaja tiene todo esto? Si uno opta por el atajo, soluciones, y reconstruir la historia de manera menos
el que escucha jamás se enterará de los problemas que se simplificadora, sin pensar eso de que todo es evidente y
plantearon históricamente estos personajes y que los lle- la ciencia no ha hecho más que seguir pasos de descu-
varon a luchar contra muchas dificultades y obstáculos brimiento inevitables.
para alcanzar sus descubrimientos. En cambio, si le dan1os Esto reafirma que la relación de la historia con la
alguna estrategia histórica, cobrará conciencia de lo di- ciencia no es en absoluto algo nuevo o que ahora haya-
ficil que fue el camino y al final pensará: «Pues lo ver- mos inventado: la necesidad de establecer el pasado en la
daderamente sorprendente es que alguien resolviera ciencia aparece con la ciencia misma, incluso cori más
el problema.» intensidad al principio, en sus épocas fundacionales,
Voy a ser tendencioso en este aspecto, quiero tomar cuando realmente el conocimiento general era más esca-
partido; en el primero de los casos es muy posible que se so, se tenía menos capacidad para resolver problemas y la
olviden de todo en cuanto acaben de escuchar; en el ciencia tenía menos presencia en la cultura. Durante
segundo, les quedará el recuerdo de la dificultad, ya que mucho tiempo la historia, y especialmente la de la cien-
ésta siempre deja más huella que el éxito. De esta forma cia, se concibió como un repertorio biográfico: había
accederán al conocimiento incorporando en él la noción que saber quién había hecho determinado trabajo aten-

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diendo a una cierta obsesión por la memoria referida a subsecuentes historiadores de la matemática muchas
personas. Esa tendencia a reducir la historia de la ciencia veces lo describieron por pura comodidad, ya que siem-
a un conjunto de biografias ha continuado hasta el pre- pre es más fácil hablar de un hipotético Pitágoras del
sente, pese a que resulte bastante engañosa. Veamos un siglo VI antes de nuestra era, que intentar describir un
ejemplo elocuente. contexto donde se dieran cita tradiciones matemáticas
¿Quién no ha oído hablar de Pitágoras y su teorema? antiguas con una nueva form a helénica de ver la mate-
Yo creo que cualquier persona, aunque no sepa nada más mática. No obstante, hay que decir que estas maneras de
de matemáticas. Pues bien, de vez en cuando en la pren- presentar la historia reflejan una maravillosa capacidad
sa que habla de «futuro» (aunque hurgue en el pasado) de invención. En realidad, el primer relato que nos da
aparecen noticias como ésta: «El teorema de Pitágoras cuenta de Pitágoras con detalle proviene del siglo II o m
no era de Pitágoras. Un chino del siglo x antes de nuestra de nuestra era y se encuentra en los libros de Diógenes
era ya lo conocía.» Esta observación refleja una inteli- Laercio. En ellos Pitágoras se presenta como un indivi-
gencia periodística absolutamente superlativa porque, en duo que teóricamente vivió en el siglo VI a. C ., es decir,
realidad, aplicaciones particulares del teorema de Pitá- hay nada menos que 900 años de diferencia entre el
goras ya eran conocidas muchos siglos antes de que se momento en que Laercio sitúa a Pitágoras y su propio
fundara la escuela pitagórica. Con anterioridad al hele- tiempo. Yo creo que la tradición almacenada en esos tex-
nismo se sabía que la secuencia de segmentos de longi- tos recoge información contenida en muchos libros per-
tudes tres, cuatro, cinco, como medidas de los lados de didos y en unas tradiciones orales posiblemente muy
un triángulo, forman un rectángulo. Una propiedad que poderosas. Pero 900 años transmitiendo cosas sobre Pitá-
era utilizada ya por los egipcios para la construcción de goras nos pueden hacer sospechar que el Pitágoras del
edificios, interpretada por los babilonios de una manera siglo Il de nuestra era no tiene nada que ver con el del si-
mística y conocida por los hindúes; puede incluso decir- glo VI antes de nuestra era.
se que había matemáticos chinos que daban a ese cono- ¿Qué es entonces lo que lleva a aceptar la importan-
cimiento una determinada generalidad, y eso es precisa- cia de las biografias como motor de la historia? En prin-
mente lo que da interés al teorema de Pitágoras. cipio, la necesidad de hipostasiar el relato, de convertir la
Así, cuando se estudia el contexto en el que se habla- ciencia en un conocimiento con autor definido, con
ba de Pitágoras se llega a la siguiente conclusión: el pro- paternidad precisa. De esta forma, es necesario que Pitá-
blema del teorema de Pitágoras no es si se debe o no a goras exista porque es más fácil que todo se deduzca de
un tal Pitágoras. Probablemente Pitágoras no existió tal una sola persona. Esta forma de hacer historia de la cien-
y como han querido presentarlo las narraciones poste- cia omite más cosas de las que explica, pero nos pone
riores, sino que es una leyenda construida con posterio- tras la pista de otras formas de entender históricamente
ridad. Eso no quiere decir que no hubiera una persona, la ciencia que veremos m ás tarde.
o muchas, que se llamaran Pitágoras. Pero cabe dudar de Pero, ¿por qué el caso de Pitágoras es especialmente
la existencia de un matemático Pitágoras tal y como los importante? Por lo que mencioné antes acerca de la sor-

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presa que produce la matemática cuando se la considera tituciones, las academias y las sociedades científicas, se
un conocimiento formado, completo, del cual no se puede insertaron en la ciudad de forma que el conocimiento
pensar que no haya sido creado de una sola vez. Desde comenzó a considerarse urbano, un conocimiento bur-
ese punto de vista, la historia de la ciencia como biogra- gués propio de los que viven en los centros políticos y de
fia fue utilizada de manera defensiva por la propia cien- comercio; es decir, nace una forma de saber civil y no
cia, es decir, como una retórica persuasiva para conven- clerical. Ese conocimiento nuevo que aparece en el Rena-
cer de que la matemática tenía tanta coherencia porque cimiento se arropa junto al poder político: los reyes y los
había salido de la mente de uno, o de unos pocos. grandes poderosos de la época lo apoyan. La ciencia, que
A partir del Renacimiento las historias que se hacen de hoy nos parece un conocimiento omnicomprensivo y
las ciencias comienzan a cambiar de carácter. ¿Quién no poderosísimo, nace, se constituye y se desarrolla en ám-
conoce a Galileo, a Newton o incluso a Kepler, persona- bitos y escenarios que ya no son necesariamente las uni-
jes que de alguna forma están asignados biográficamen- versidades, sino espacios protegidos por el mecenazgo
te a leyes científicas? Podríamos pensar que las biogra- político. Por tanto, decir que la ciencia y la política sólo
fias de estos científicos son iguales que la de Pitágoras, la están unidas a causa de la ambición política de algunos
de Arquímedes o cualquier otro sabio de la antigüedad. científicos, o afirmar que en realidad la primera es un
Sin embargo algo cambia en el tono con que se cuentan conocimiento absolutamente independiente de la segun-
sus historias. En el siglo XVI el conocimiento científico, da y que sólo en la actualidad, cuando estamos comple-
que hasta entonces se había desarrollado de una manera tamente contaminados por lo político, se ha producido
muy marginal y dispersa, comenzó a articularse en torno una alianza entre ambas, resultan afirmaciones totalmen-
a nuevas instituciones -cuyo fin era el desarrollo y la te indefendibles. La ciencia nace en y con la política, aso-
potenciación de la ciencia de una manera por completo ciada de alguna manera a las cortes de su época, como lo
nueva-, llamadas academias. Las academias fundadas en prueban las vidas de Galileo, Kepler o Newton, quienes
el siglo XVI llegan a tener un cierto grado de estabilidad se separan de las universidades y emigran a las cortes de
en el xvn, como es el caso de academias y sociedades Florencia, Praga o Londres. Esa ciencia nace en las ciu-
científicas que perduran hoy día, entre las que se en- dades, en las nuevas instituciones y en medio de contex-
cuentran la Royal Society de Londres, la Academia de tos que tienen una dimensión política enorme.
Ciencias de París o la Accademia del Cimento de Flo- Pero no sólo se trataba de que los científicos busca-
rencia. Una de las características de todas estas institu- ran patronazgo en los poderes políticos de la época por-
ciones es que estaban cerca del poder político. que se sintieran inseguros y coartados en las instituciones
Si estudiáramos la geografia de aquella época, veríamos universitarias, sino porque, además, al poder político le
que las universidades no estaban dentro de la ciudad, interesaba tener científicos a su servicio debido no tanto
sino en el campo, en núcleos de población muy pequeños a que consideraran la ciencia como un saber útil, sino por
y aislados. Es decir, la universidad buscaba el claustro, la una cuestión de prestigio. Todo ello da como resultado
separación de la ciudad. Por el contrario, las nuevas ins- que a partir del XVII la ciencia adquiera la misma dimen-

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sión histórica que tenía la política, es decir, la ciencia está políticos solían, y suelen, s..er muy brutos y necesitaban
tan influida por el poder político como el resto de los de alguien que les sirviera de espejo y de base de datos.
ámbitos del contexto cultural. Esto no quiere decir que Resulta fácil imaginar al rey de Francia preguntando a su
los sabios de aquella época no hicieran ciencia a su ma- cosmógrafo sobre las fechas exactas de la cuaresma con
nera o que escribieran al dictado de los políticos, sino que el fin de saciar su apetito de carne de cervatillo justo antes
su producción científica estaba enmarcada en los patro- de que el periodo comenzara. Pero independientemente de
nes políticos de las cortes. Como consecuencia se co- lo anecdótico de este ejemplo, la vida política del XVII y
menzó a escribir la lústoria de una forma completamente del XVIII buscó la nueva ciencia no sólo por necesidad de
diferente. prestigio o de comodidad, sino también de eficacia y
En este punto es necesario hacer una recapitulación de análisis de un mundo que estaba cambiando. La cien-
de las ciencias de la época barroca para entender de qué cia se veía a sí misma como un saber histórico asociado
tipo de conocimiento estamos hablando. Por una parte, al poder político porque éste tenía problemas que aqué-
las matemáticas se encuentran en un gran proceso de lla podía ayudar a resolver.
expansión debido el desarrollo de los primeros calculi, Por ejemplo, durante dos siglos la determinación de
que posteriormente darían lugar a lo que hoy conoce- la longitud fue un gran problema de Estado en Europa.
mos como cálculo infinitesimal. Junto a esa matemática España, Francia e Inglaterra compitieron por su solución
habría que situar la óptica y la mecánica. Además, se y grandes personajes como Galileo, Bradley y Newton
podría hablar de una cosmografia que abarcaría tanto la intervinieron en ella. Todos intentaban resolver el pro-
astronomía como la geografia y la cartografia. Finalmen- blema de la longitud porque estaba relacionado con la
te se encontraría la filosofia experimental, que incluiría la navegación, la cartografia y, por tanto, con la política.
pneumática, la química y, en parte, los fenómenos aso- Resolverlo significaba poder decir: «Estas tierras son mías»,
ciados a la electricidad, el magnetismo y el calor que hoy lo que implicaba necesariamente saber dónde estaban
incluimos bajo el epígrafe de «fisica». «estas tierras». «Si no sé dónde están "estas tierras", no
La pregunta que podríamos hacernos ahora sería: ¿por son mías». Si un marino llegaba diciendo que había des-
qué el poder político protegió este nuevo conocimiento cubierto una isla en el Pacífico, debía ser capaz de ubi-
que posteriormente se llamaría «ciencia»? Se han dado carla exactamente en un mapa, que a su vez debía ser fia-
muchas respuestas a esta pregunta y todas ellas han ble porque el Pacífico es demasiado grande y podía ocurrir
dependido del momento lústórico en el que se han for- que cuando tratara de regresar a la isla, no la encontrara
mulado. Hoy se tiene preferencia por la respuesta que y entonces ya no fuera de aquel rey y llegara a ser de
pone el énfasis en el hecho de que la ciencia proporcio- otro. Por otra parte era muy posible que cuando las
naba cierto prestigio a aquellos políticos. Parece que, en naves de cualquier rey volvieran al lugar supuestamente
general, resulta una explicación bastante convincente eso indicado se toparan no solamente con la dificultad de
de que estar rodeado de sabios siempre es bueno, abun- tener que encontrarla, sino además con la de encallar en
dando en la idea, un tanto cinematográfica, de que los unos arrecifes que se suponía estaban en otro lugar y

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acabaran naufragando, como le ocurrió muchas veces a hecho que cuando hoy los científicos trabajan procuran
las armadas que navegaron entre los siglos XVI y XVIII. no hablar de historia y al reconstruir la de su disciplina
Aquel era un problema de Estado, pero también un lo hacen ahistóricamente. Esto nos lleva a nuevas pre-
problema teórico en el que intervinieron astrónomos, guntas: ¿sucede lo mismo en la historia pasada? ¿Ha
por una parte, y constructores de relojes y creadores de habido un momento en que la ciencia ha comenzado a
grandes atlas estelares, por otra. Por tanto, cabe afirmar sentirse tan importante que ha podido incluso despren-
que la corte tenía un interés no exclusivamente teórico o derse de la historia? La respuesta a esa pregunta es qui-
de puro prestigio en los problemas científicos, sino que zás uno de los aspectos más interesante de la historia de
pensaba que la ciencia era un conocimiento relacionado la ciencia, del contexto de la ciencia como cultura.
de alguna manera con la vida cotidiana. Así, conocer Obviamente no se puede ocultar que éste es precisa-
muy bien el cálculo infinitesimal y fomentar su desarro- mente uno de los objetos de discusión permanente entre
llo no era sólo una cuestión de matemática básica, sino historiadores de la ciencia y científicos. Por ello no pre-
que además estaba relacionado con problemas de mecá- tendo con mis palabras levantar el velo de Tanit y hacer
nica celeste que a su vez se vinculaban con problemas de que aparezca una peligrosísima verdad, sino tan sólo
navegación relacionados, por su parte, con importantes exponer sobre qué se está trabajando en este momento
problemas políticos de cartografia. y sobre cuáles aspectos se llama la atención para poder
En realidad, cualquier estudio que nos remita al pasa- responder a esa pregunta. Como siempre, las respuestas
do nos enfrenta a una ciencia muy parecida a la del pre- medianamente plausibles son complejas. Muchas veces
sente; habrá elementos genuinos de éste y otros anclados los problemas son muy fáciles de plantear y muy dificiles
en aquél que no se han transmitido hasta nosotros. Pero de contestar y, además, siempre hay que considerarlos de
la búsqueda de ese pasado no es estéril, porque nos per- manera provisional. Por ejemplo, se puede pensar que a
mite entender por qué la ciencia hoy es como es, no partir de la revolución francesa fue notorio un cambio de
solamente desde un punto de vista teórico, interno, me- tono en la relación entre la ciencia y la sociedad. Se
todológico, como modo de resolución de problemas, puede suponer que la revolución francesa parece la madre
sino como saber asignado a contextos, referido a situa- de todas las batallas posteriores, porque a partir de ella
ciones políticas y no únicamente económicas, que es lo todo cambia.
que siempre suele destacarse; este saber se enmarca en ¿Por qué la revolución francesa? Ahora se hace nece-
relaciones sociales contextuales mucho más complicadas. sario dar una argumentación o un discurso persuasivo
Podemos preguntarnos, entonces: si la ciencia nace para concentrarnos en ese hecho. No voy a presentar un
dotada de un sentido histórico, ¿cuándo comienza a problema apodíctico, sino simplemente a insinuar argu-
ocultar su historicidad?, ¿cuándo empieza a escamoteár- mentos. La razón es muy sencilla, aunque la explicación sea
senos como una forma de cultura? Se puede pensar que muy complicada. Durante la revolución francesa por pri-
algunas características políticas del funcionamiento de la mera vez aparecieron científicos ejerciendo el poder políti-
ciencia actual las encontramos en el pasado, pero es un co. Efectivamente, existieron científicos con poder antes

38 39
de ese periodo; no se puede olvidar el poder de un New- visibilidad y poder. Éste es el caso de Gaspard Monge, el
ton o de un Turgot, por mencionar dos de los más cono- fundador de la geometría descriptiva; de Lazare Carnot,
cidos, pero en el caso de la revolución francesa hasta se uno de los grandes analistas de finales del siglo XV1II y
podría decir que los científicos tomaron el poder. Habi- padre de Sadi Carnot, que sería el iniciador de la termo-
tualmente, cuando uno oye hablar de la revolución fran- dinámica clásica; o de Laplace, que trabajó a la cabeza de
cesa se piensa siempre en cosas espectaculares, porque un grupo de brillantes científicos como Berthollet, Pois-
tenemos una visión de ella bastante hollywoodense: las son, Biot, Savart, Arago y Malus, entre otros. Estos cien-
masas de París atacando la Bastilla, el asalto a las Tulle- tíficos, que estaban inmiscuidos en política, tuvieron la
rías y la guardia suiza muriendo ante las balas de los tri- habilidad de persuadir a Napoleón de que era un gran
colores. matemático, explotando a la vez su vanidad y su indu-
La revolución francesa fue algo más que el terror. Se dable inteligencia política hasta el punto de lograr que
suele tener la imagen de que la guillotina terminó con la apoyara a muerte a los matemáticos y a los demás sabios
monarquía y segó una parte de la ciencia. Hoy sabemos para que llegaran a ser la especie mejor protegida de su
que esa concepción sólo es cierta en lo que se refiere a lo imperio. ¿Y qué hicieron estos científicos al comenzar a
primero, pero no es exacta en lo que respecta a lo segun- adquirir visibilidad? Pues bien, tomaron una parcela de
do. Es cierto que el gran químico Antoine Lavoisier extraordinaria importancia de la realidad política del
murió guillotinado. Pero también lo es que no fue lleva- país, como era y sigue siendo la educación.
do al cadalso por ser químico, sino por pertenecer a la La fundación de la École Polytechnique Supérieur
Ferme Générale, una institución dedicada a recaudar los fue el resultado de la acción de un grupo de científicos
impuestos para la corona. Todos los fermiers fueron gui- que pretendieron formar tecnológicamente, de modo
llotinados porque los comités de salvación pública, lide- riguroso desde el punto de vista de la ciencia, a las élites
rados por Robespierre, no hicieron excepciones, dado francesas que tendrían después el mando del país. De
que tenían una idea muy puritana de lo que es democra- esta manera, la ciencia se convierte en una extraordinaria
cia. Junto a estos excesos revolucionarios, los políticos herramienta de poder. Ya nunca más será un conocimien-
del terror intentaron acercar las ciencias a los nuevos ciu- to exclusivamente cortesano o universitario restringido a
dadanos y para ello fundaron las escuelas revolucionarias muy poca gente, ahora se convertirá en una importantí-
-precedente de las escuelas normales- y pusieron a los sima forma de intervención social, pues las sucesivas
sabios de la Academia a impartir las diferentes ciencias en generaciones de p olytechniciens constituyen el semillero
los primeros planes de estudios de corte contemporáneo. de los grandes científicos que dominarán la vida econó-
Pero, además, si analizamos las actividades de todo mica y política francesa. A lo largo del siglo XIX se exten-
ese periodo (desde 1789 hasta 1815), que abarca la con- dió el ejemplo francés y la enseñanza de las ciencias se
vención, la república y el imperio napoleónico, nos damos consideró básica para la formación de los ciudadanos.
cuenta de que una serie de científicos ocuparon puestos Pero hay otro aspecto fundamental asociado al que
clave en la política y en razón de ello adquirieron gran acabo de comentar: el inicio de la organización de las

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ciencias como disciplinas independientes. Durante el si- comienza a reconstruir y compilar esa ciencia. ¿Por qué?
glo XJX aparecen ciencias, se puede decir, sorprendentes Porque es necesario para la educación.
para una persona de aquellos momentos. Ahora se pien- Por ejemplo, los profesores de la École Polytechni-
sa que la fisica, tal y como hoy la entendemos, es una que tenían la obligación de escribir un manual que cons-
ciencia antiquísima, pero lo verdaderamente antiguo es tituía la reconstrucción del conocimiento del momento.
la mecánica, o la fisica entendida como medicina (¿¡me- No reconstrucciones a lo Euler -que es una manera de
cánica!?), porque la sección de fisica de la Academia de intentar fi.mdamentar una nueva ciencia- o una mono-
Ciencias de París, que era una institución de referencia grafia como la de Newton -que intenta resolver un pro-
en Europa y América, se fundó en 1785. Es decir, la blema dentro del contexto general de la mecánica, los
fisica como disciplina tiene sólo unas pocas décadas más Principia-, sino manuales con valor educativo de repro-
que un país como el México surgido de la independencia. ducción y transmisión de conocimiento. De ahí el gran
Hablo de la fisica como disciplina, entendámonos. Otra número de libros de ciencia que se escriben a partir de la
cosa es que antes de ese periodo se estudiaran fenóme- revolución francesa.
nos eléctricos o magnéticos, o que la mecánica fuera una Se comienza a reconstruir y la reconstrucción habi-
ciencia de gran prestigio. Pero la termodinámica, el elec- tualmente olvida la historia. Puede haber reconstruccio-
tromagnetismo, la óptica fisica, la espectroscopia, perte- nes muy divertidas, como aquéllas en las que se incluía
necen al siglo XJX. Los fisicos trabajaron en laboratorios un capítulo de historia general, igual que en algunas his-
y en industrias, impartieron clases en universidades y en torias antiguas que a mí me hacen mucha gracia cuando
politécnicos, se organizaron en sociedades y convocaron hablan de una «historia de la humanidad», y comienzan
congresos; pero todo ello ocurrió, lentamente, a lo largo por Adán para terminar en el siglo XVI con el último rey,
de un siglo. Al final de este proceso se constituyeron en que era quien pagaba el libro. Esas presentaciones histó-
uno de los grupos de científicos más poderosos de todos ricas de la ciencia resultan graciosas porque se remiten a
los tiempos. Esto sucedió, avalado por la herencia de cosas antiquísimas, a acontecimientos casi míticos, como
finales del siglo XVIII, cuando al lado de un incremento puede ser el caso de Pitágoras, y en tres líneas se descri-
de poder político e influencia social, los científicos adqui- ben dieciocho siglos y en los párrafos siguientes los últi-
rieron visibilidad pública y los ciudadanos comenzaron a mos tres años. Esto mismo ocurre en la actualidad cuan-
verlos, primero, como salvadores ante posibles agresio- do se escribe un artículo científico y en la primera línea
nes reaccionarias exteriores contra la república y, poste- se dice: «Seguimos a fulano y a zutano», que es el argu-
riormente, como resguardo frente a las naciones emer- mento de autoridad, y después se desarrolla el artículo.
gentes. De manera prácticamente simultánea, las teorías Pues bien, ese aumento del poder político de la cien-
científicas comenzaron a desarrollarse de un modo pre- cia, por una parte, y el aumento de peso cognitivo -real-
ciso, metodológicamente potente y con una vocación mente se sabía mucho más y se tenía la capacidad y los
explicativa muy ambiciosa. Surge entonces un mecanis- mecanismos para producir conocimiento, reconstruirlo y
mo cunoso: se produce ciencia y al mismo tiempo se utilizarlo en la educación- son algunas de las causas por

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las cuales la ciencia comienza a presentarse ahistórica- tura hegemónica, sino una cultura excluyente, monopo-
mente en su transmisión, privándose a sí misma de la lista y dictatorial, y todo esto no como resultado de una
capacidad de reconstruirse y de ver cómo han ido sur- conspiración por parte de la ciencia misma, sino a causa
giendo los problemas. de nuestras deficiencias como educadores, al eliminar
Stephen Brush, que es un magnífico historiador de la cualquier tipo de valores que no sean aquellos metodo-
ciencia, llama al periodo que va de la revolución francesa lógicamente articulados en torno a la ciencia. Y esto no
hasta nuestros días «segunda revolución». En ese perio- es una trivialidad, porque la ciencia no es neutral. Cuan-
do, conforme aumenta el número de personas que se do realmente la ciencia, los científicos, construyen cono-
dedican a la ciencia y se forma más gente dedicada a ella, cimiento, éste adquiere una dimensión y una responsa-
se acentúa vertiginosamente el conocimiento ahistórico. bilidad ética y social.
Pero además, después se inicia un proceso que no sola-
mente es de aceleración o de magnificación de esa ahis-
toricidad, sino que se da otro proceso paralelo por el que
la ciencia comienza a convertirse en la cultura hegemó-
nica (habría que preguntarse cuándo empieza esa con-
versión) y al hacerlo pretende establecerse como única
cultura válida, la única que proporciona conocimiento
válido. Y esto sí que es interesante rastrearlo en el pasa-
do, porque de ser una cultura muy importante a ser la
única hay un paso, un paso que indudablemente se ha
dado. En nuestros días, para muchas personas la des-
cripción de la realidad debe ser puramente científica,
aquello que no lo es carece de valor. Ésta es una situa-
ción muy exótica, porque al lado de estas exigencias tan
científicas se sostienen creencias religiosas o estéticas sin
el menor tipo de problema. Así, resulta curioso ver cómo
se defiende el que la ciencia es tan importante que es lo
único capaz de proveernos de explicaciones válidas, o
bien que no tiene contexto social o es neutral y por ello
carece de responsabilidad.
Quiero recordar que advertí que no iba a resolver
problemas, sino simplemente a señalar que éstos son los
que hay y los que uno tiene que plantearse. De otro
modo encontraríamos que la ciencia no sólo es una cul-

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lado, y los filósofos de la ciencia, por otro, sino que existe una
permanente discusión entre ellos. Además, es necesario llamar
la atención sobre el hecho de que no existe un acuerdo com-
Coloquio pleto sobre cuál deba ser el o bjeto de estudio de la historia de
la ciencia; es decir, sobre cuál sea el tipo de problemas que nos
Creo necesario iniciar este coloquio con una observación: cuan- pueden dar una idea más cabal de lo que la ciencia es. Unos
do afirmo que la ciencia es una forma de cultura no quiero historiadores prefieren estudiar el desarrollo de las teorías;
decir que la considere igual que cualquier otra cultura. Nin- otros se centran en el análisis de la experimentación; otros pre-
guna forma de cultura es semejante a otra. La ciencia tiene una fieren hacer la historia de las instituciones científicas; otros
eficacia explicativa que la ha hecho convertirse en una cultura consideran la relación de la ciencia con la política; y algunos se
dominante en nuestros días. Además de los motivos de carác- dedican a estudiar la relación de la ciencia con la educación.
ter histórico que han propiciado este hecho, cuando digo que No existe un cuerpo canónico de doctrina acerca de la histo-
la ciencia es una cultura, tanto como lo es un producto litera- ria de la ciencia, sino muchas opciones y variantes.
rio o una obra musical, no quiero decir que requiera una dis-
posición igual escribir el Q;tijote que desarrollar la teoría de la Usted sitúa el momento cumbre de la ligazón entre el conoci-
relatividad. Es mucho más dificil o más fácil escribir una nove- miento científico y el poder político en el siglo XVII) pero pienso
la que elaborar una teoría científica, según se quiera, pero las que es anterior, desde el siglo XVI) con el conocimiento científico
dificultades tienen carácter diferente. Decir que la ciencia es que se obtiene por medió de las navegaciones) que es el ejemplo
cultura significa que es un producto humano que influye y es que usted puso. Efectivamente) las navegaciones y los descubri-
influido por el contexto social. Esta afirmación no pretende mientos están íntimamente ligados al poder y éste tiene interés
establecer, sin embargo, una especie de monotonía axiológica en publicar los relatos de viajeros y descubridores) así como una
en la que da exactamente igual una forma de cultura que otra. gran cantidad de cartas de navegación. España) por ejemplo) no
Puede decirse de la ciencia que es una forma de cultura se guarda el conocimiento) sino que éste se difunde por Europa)
especialmente insidiosa, porque una vez que pone en circula- y Ramusio y Alvarado) que son par te del poder y además tienen
ción una idea, ésta se vuelve pública. Sería poco posible que la conocimientos científicos como cosmógrafos) cartógrafos) geógra-
humanidad olvidase cómo se fabrica un arma o una bomba fos) publican) de 1520 a 1550) los descubrimientos de España
atómica. Podemos impedir que se fabriquen, pero por otros desde el poder de la corte veneciana.
motivos, no por el olvido, ya que la ciencia aporta conoci-
mientos de carácter intersubjetiva. Evidentemente, la fisica Ciertamente, en lo que se refiere a la cosmografia, en deter-
atómica es una forma de cultura inevitable, no se puede borrar minados países se apoyan desde el poder esas empresas cientí-
de nuestra historia o de nuestra memoria. Para acabar con ella ficas, pero no como tales, sino como empresas de conquista y
haría falta terminar con toda nuestra cultura. de cartografia. Cuando hicimos el segundo volumen de Teo-
Otra apreciación relevante se refiere a que no hay acuerdo rías del universo dedicamos un capítulo a la cosmografia y yo
entre lo que piensan los historiadores de la ciencia, por un tenía la misma opinión que usted ha mencionado, pero des-

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pués de estudiar la cartografia que publicaba España, me di el siglo XVI y el XVII. En la revolución barroca la ciencia se pro-
cuenta de que debía poner entre paréntesis esa opinión, por- duce en el marco de las instituciones. La corte de Carlos V no
que muchas veces las cartas de navegación que se divulgaban es una institución para la ciencia, sino un lugar donde hay poder
desde Madrid estaban deliberadamente equivocadas para que y en ella hay un médico, como lo ha habido desde siempre, o
personas de otros países no pudieran llegar fácilmente a las un botánico, un farmacéutico o como se le quiera llamar. Car-
costas de dominio español. Eso me llevó a sospechar que no los V protege la astronomía -fundamentalmente la astrología
había una relación perfecta entre conocimiento, fomento de por aquello de que le gustaba saber su destino-, pero no insti-
éste y poder, sino un objetivo político en la instrumentación tucionaliza nada. Protege a un cosmógrafo, que además le hace
del conocimiento y del poder, que no solamente se da en el libros llenos de dibujitos, de aparatos elementales para cálculo
siglo XVI, sino desde el xv, por supuesto, y mucho antes inclu- de posiciones de los astros y ese tipo de cosas que el empera-
so si consideramos la manera cómo se trataba el conocimien- dor entiende, porque ya se sabe que el señor Carlos V no tenía
to en Alejandría cuando se fundaron el museo y la biblioteca. mucha idea de astronomía. Es decir, se hacen trabajos a la
Indicios de la relación entre política y poder hay muchos: la medida o bien de acuerdo con las necesidades de la navegación,
propia Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles. todo políticamente entendido. Desde mapas que se trazan mal
¿Por qué lo he situado en el xvu? Porque este siglo se dife- a propósito, como elije y es una cosa probada, hasta libros de
rencia de cualquier otro momento. Está, desde luego, la car- corte que ofrecen una idea acerca de conocimientos científicos
tografia en España y en Venecia; además, se consolidan insti- en general. Un buen ejemplo es el de Giambattista della Porta.
tuciones que surgen desde el siglo XVI, como la Accademia dei Hablo del siglo XVII porque los Méclicis amparan a Galileo
Lincei en Roma. Ya en el siglo XVII comienza a surgir la volun- y fundan la Accademia del Cimento y con ello cambian las
tad de crear espacios que estén al lado de la Corona, aunque relaciones entre ciencia y poder, con la novedad de la existen-
sean independientes de ella de alguna manera, como la Royal cia de una institución en torno a la cual se impulsa un desa-
Society, fundada por los fellows de Londres. Cuando Colbert rrollo científico completamente diferente. Antes el trabajo
persuade a Luis XIV acerca de la conveniencia de fundar la individual resultaba muy meritorio. Por ejemplo, Tycho Brahe
Academia de Ciencias y después el Observatorio, no se utili- funda un observatorio por encargo del rey de Dinamarca y
zan cortesanos para llenar esas instituciones, como es el caso hace las mejores mediciones de su época. Cuando su discípu-
de los cosmógrafos en Madrid, sino que se intenta crear una lo Kepler, trabajando ya para Rodolfo II, aplica esas medicio-
comunidad de sabios amparados por esa institución, que es la nes al estudio del movimiento de los planetas, hace ciencia, de
que representa la relación entre poderes. En mi opinión, lo del acuerdo, pero el momento en el que todo ello comienza a vol-
siglo XVI es controvertido. verse efervescente, de tal manera que se vuelve fecundo, es
He escrito una contribución referente a astronomía para el cuando esos individuos encuentran un ámbito adecuado para
catálogo de la exposición sobre Carlos V que se exhibe en la comunicarse, y eso ocurre al fundarse las academias y socieda-
ciudad de México. Evidentemente, Carlos V fue un gran pro- des científicas en el XVII . Por eso establezco esa frontera. Se
motor de la ciencia, pero no como ahora la entendemos, por- pueden buscar otras, pero habría que dar muchas más explica-
que no era un institucionalista. Ésa es la gran diferencia entre ciones que ahora resultarían muy extensas.

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En épocas anteriores encontramos personajes fascinantes geómetras latinos utilizaban la palabra «postulados»; es decir
que poseen conocimientos singulares y atractivos, como los que postulo, pido, que ustedes acepten este conocimiento
«itinerantes>>, personajes que no pertenecen a ninguna institu- difuso, este término, esta especie de vago referente porque
ción pero tampoco a ninguna corte, Paracelso por ejemplo. todos más o menos lo entendemos. Aw1gue si comenzamos a
La corte entra en escena cuando funda instituciones y en- ahondar en la cuestión nos llevaría a discusiones muy serias. Si
tonces sí que se distingue como centro promotor de saber estuviésemos en un congreso, en vez de en un coloquio que
público. El siglo .l(VII es el momento en el que de una manera intenta estimular que se consideren facetas no puramente me-
bastante clara la cultura urbana fomenta ese tipo de institución todológicas o reconstructivas de la ciencia, habría mucho de
cortesana que puede ser totalmente financiada por la corona, qué hablar. Si en vez de referirnos a cultura se habla de ideo-
como ocurría con la Academia de Ciencias de París, cuyos aca- logía, el problema se multiplica de manera exponencial por-
démicos gozaban de una independencia y una capacidad de gue, como resulta evidente, todo dependerá de quién hable de
comunicación con el resto de los científicos europeos desco- ideología. Kepler, por ejemplo, un personaje que resulta fasci-
nocidas hasta entonces, mientras que el trabajo de un cosmó- nante como matemático, era un místico completamente con-
grafo del siglo XVI, en el fondo, es por lo general un secreto, vencido -porgue era de formación muy religiosa- de que Dios
un trabajo de poder sobre el que debe tener mucho cuidado había depositado en el mundo información acerca de sí mismo;
con lo que dice, porgue como se vaya de la lengua se pueden por lo tanto, la actividad del astrónomo era teológica. Desde
enfadar los navegantes y, por supuesto, el rey. luego no podemos afirmar que Kepler no fuera determinado
por las ideologías de su tiempo. Y en el caso de los sabios de
Si la ciencia no es neutral, sino que se ubica dentro de un con- la revolución francesa debemos preguntamos por qué se desa-
texto social y político, entonces la ideología siempre está presente. rrollaron determinadas ciencias más que otras. Fue por cues-
¿Qué tanto condiciona la g eneración de ciencia a la propia ideo- tiones no de necesidad sino de interés. Cuando hablemos de
logía y qué tanto es posible identificar en producciones masivas tecnología veremos que una de las mentiras mejor argumen-
de ciencia, en bloques sociales importantes, a la presencia de la tadas de muchos historiadores de la tecnología es que todos
ideología? En otro tema, creo que no es lo mismo la ciencia en el los inventos han sido producidos por la necesidad. La historia
primer mundo que en los países en desarrollo, justamente me de la tecnología es la prueba más clara de esta frase: «El hecho
parece que hace falta una mayor presencia de la ciencia en la de que las cosas sean útiles no quiere decir que se produzcan
cultura. ¿Cómo fomentar una mayor cultura de la ciencia? A por necesidad. La necesidad no es la madre de la invención.
veces parece que estudiamos ciencia, pero en realidad no se desa- Más bien la invención es la madre de la necesidad.» Para los
rrolla ni se promueve pensamiento científico, aun en las univer- economistas esta afirmación es una boutade que debemos a
sidades donde todo parece tan científico. Kranzberg, un agudo historiador de la tecnología.
Pero si no es la necesidad, ya que la verdadera necesidad es
«Cultura» es una palabra delicuescente, complicada; todos sa- la ideología, entonces ¿qué es? ¿Es un motor delantero o un
bemos lo que significa pero nadie suele definirla, y la cultura motor trasero lo que empuja el desarrollo de una ciencia?
requiere mucha explicación. He utilizado «cultura» como los Durante la revolución francesa intervinieron en ese desarrollo

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componentes ideológicos. Los sabios de esa época estudiaban sutil: <<Le pago a usted, que estudia matemáticas, para que
fenómenos ópticos porque se tenía interés en encontrar deter- podamos comunicarle nuestra cultura.» Dicho así esto nunca
minadas relaciones entre el atomismo de Newton y las teorías ha ocurrido, pero sí de otras maneras más sutiles: <<Vamos a
ópticas de entonces, ya que el atomismo ha sido una «ideolo- China a fundar instituciones occidentales donde se formen chi-
gía», en un sentido positivista del término, prácticamente a lo nos», como hicieron los alemanes en el XIX; <<Vamos a fundar
largo de toda la historia de la humanidad hasta el siglo pasado. Calcuta y a transformar esa ciudad en un polo de cultura bri-
¿Hay algo que ha aportado el atomismo a la ciencia? Sí, tánica en la India. Que se estudie allí lo mismo que en Ingla-
muchísimas cosas, pero no era capaz de dar ni un solo dato terra>>; de esta forma comienza a hacerse lo que se llama trans-
observable acerca de lo que era un átomo, aunque todo fun- ferencia cultural de conocimientos. Algo que ha tenido éxito
cionara magníficamente si uno suponía que existían los áto- no solamente en el contexto universitario, sino también en la
mos. Pero ocurría lo mismo si se suponía que no existían, y por transferencia financiera de la industria.
eso había científicos que se enfadaban mucho. La polémica Por otra parte, hay una enorme tendencia a que todo se
entre Boltzmann y Mach acerca de si es legítimo o no utilizar explique de manera <<científica>> y que la representación de la
los átomos para describir la naturaleza fue feroz y sólo acabó realidad solamente sea respetable si se considera desde un
con el suicidio del primero (no a causa de la polémica, aunque punto de vista científico y tecnológico. La ciencia provoca así
digamos que ésta tampoco le hizo la vida muy agradable). una enorme monotonía cultural (e ideológica) en gran parte
La ideología es el conjunto de ideas subyacentes que hace debido a su éxito.
que un investigador fije su atención en unos problemas y no
en otros. El enfoque de sus estudios no solan1ente es produc- ¿Por qué se separan las ciencias exactas de las ciencias místicas,
to de una especie de prístina deducción lógica. La ciencia divi- si en la Edad Media conocimientos como la astrología, además de
de la sociedad y el mundo en dos partes: los emisores y los la hechicería y la magia, de alguna manera involucran el estu-
receptores. Hoy día se realizan estudios de recepción de la dio de las propiedades físicas y químicas de elementos naturales?
ciencia, por ejemplo, sobre cómo fue recibida en América Lati-
na la teoría de la gravitación universal o cómo recibían los Este proceso de separación no es en absoluto claro y discrimi-
mapas aquellos que no los producían. Matemáticos insignes nado. Por ejemplo, los cosmógrafos como Kepler tenían la
como Arboleda han dedicado muchísimo tiempo a esto por el misión de realizar cartas astrales para las coronas y las cortes.
interés que reviste saber cómo llegan las ideas, no únicamente Desde el siglo XV1, y probablemente antes, existía un uso polí-
cómo se emiten. David Headrik, que es un prestigioso histo- tico de la astrología; decir que a Carlos V le preocupaba la
riador de la tecnología estadounidense, considera que muchas astronomía es una manera de hablar, lo que le interesaba en
veces ésta y la ciencia son una herramienta de dominación, y realidad era la astrología. Esa separación de que hablan1os se
Headrik es un hombre bastante sensato. da básicamente en el siglo XIX, al entrar en funcionamiento la
Cuando alguien quiere dominar, intenta sustituir la cultu- ciencia positiva que intenta eliminar cualquier tipo de cuestión
ra del otro por la propia de la forma más elemental y antigua. no científica, planteamiento hasta cierto punto ideológico en
Uno puede pensar que esto se hace de manera más o menos el sentido de que no merece la pena hablar de cosas que no se

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puedan comprobar, medir, pesar, etcétera. Sin embargo, en-
contramos algunos grandes científicos del xrx que en sus labo-
ratorios efectuaban experimentos y escribían sus libros de pro-
tocolos, y al cerrarlos se ponían el sombrero y ¿a dónde iban?
¡A una sesión de espiritismo que estaba muy de moda en el
mundo victoriano! Nadie se rasgaba las vestiduras, todo el
mundo consideraba que el mundo del espiritismo y el real II
son diferentes. Ciencia y tecnología: una alianza
¿Quiere esto decir que hay que dar importancia al espiri-
tismo por el hecho de que los científicos británicos del XIX fue-
incompleta
ron espiritistas? No, simplemente ocurría. Pero no lo hacían
en el laboratorio, sino fuera. Y no hablemos de la gran canti- Muchas veces olvidamos que la ciencia y la tecnología
dad de libros que se han escrito sobre mística y ciencia en el son productos humanos, culturales, y los tratamos con
siglo XX, son innumerables. Otra cosa es darles más o menos excesivo respeto. Con esto no quiero decir que haya que
importancia. Cada uno da importancia a lo que quiere, por- sustituir a la ciencia como forma de conocimiento, como
que en este tipo de cosas ahora no se juega el destino colecti- construcción metodológica fuerte, por una visión de ella
vo, sino el individual. completamente relativista, sino que es necesario adqui-
rir, además del aspecto metodológico, productivo, crea-
tivo y de crecimiento de la ciencia, una perspectiva cul-
tural histórica que nos ayude a comprender la propia
dinámica científica y nos permita hablar de ella.
La ciencia es un producto que nos parece a la vez
eterno y efimero . Construida con lo mejor de nosotros
mismos, con los esfuerzos intelectuales más brillantes,
sin embargo se hace vieja inmediatamente. Es una suer-
te de río de conocimiento, una dinámica, un proceso de
aprendizaje, de descubrimiento e invención, un conjunto
de procesos extraordinariamente enriquecedores, y por
ello no deberíamos limitarnos a contemplar sólo uno de
los aspectos de alguna de las etapas de esos procesos,
sino a intentar entender lo más dificil del ser humano: el
tiempo, la dinámica, el paso de las cosas
Analicemos ahora las relaciones entre ciencia y tecno-
logía, evidentemente proyectadas en la historia, en la

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cultura y también en su dinámica. Aparentemente son riqueza. De su mano hemos asistido en el siglo pasado,
relaciones muy sencillas, naturales y espontáneas; hoy día ese que acaba de terminar, a un proceso de convenci-
todo el mundo cree que siempre que se da ciencia se da miento social de que lo importante es crear tecnólogos
tecnología. En realidad no es tan simple. y científicos y que un país pueda decir que gasta un
Si podemos aprender que lo aparentemente elemen- determinado tanto por ciento de su PIB para producir
tal no lo es y que las ideas preconcebidas hay que tomar- ciencia y tecnología. Además, los países más desarrolla-
las en serio únicamente para someterlas a crítica, enton- dos, aquellos que supuestamente gozan de un mayor
ces estaremos cerca de ser copernicanos, cerca de ser desarrollo tecnológico y científico, ensayan la prospecti-
mujeres y hombres del Renacimiento como aquellos que va de nuevos planes y apoyan con planes nacionales o
crecieron en ese contexto humanístico que se denomina continentales el desarrollo de determinadas tecnologías.
barroco y revolución científica. Lo más importante de De ese modo, cuando hay un problema serio en la socie-
toda aproximación histórica a la ciencia y a la tecnología dad, siempre se convierte en un problema científico o
es ser conscientes de que entramos en un mundo de ob- tecnológico. Los problemas de si el sida tiene curación o
viedades aparentes que, no obstante, al intentar precisar- de si es posible atajar el mal de la encefalopatía espongi-
las o definirlas encontramos que son escasamente per- forme bovina, se convierten de inmediato en problemas
meables y en absoluto manifiestas. de planificación científico-tecnológica y de investigación
Abordemos desde ese punto de vista la convergencia íntimamente relacionados con la política de cada sociedad.
entre ciencia y tecnología y cómo se establece esa rela- Todo problema de gran envergadura se convierte
ción que ya he calificado antes de dinámica. Para ello automáticamente en un problema de planificación tec-
debemos partir de un hecho muy elemental: la impor- nológica y científica y nos incomoda extraordinariamen-
tancia del continuo tecnológico y científico es tal que te tener noticia de asuntos que no se pueden reducir a
invade toda nuestra cultura actual. La ciencia y la tecno- esa especie de expediente. Por ejemplo, en este momen-
logía sirven para medir el grado de desarrollo de una to en España debemos resolver el problema de la inmi-
sociedad, de manera análoga a como en el siglo pasado gración a nuestro país y nos molesta mucho no poder
se utilizaban el carbón y el acero para medir la renta y la hacerlo de una manera científica y tecnológica, ya que es
importancia de un país. En las historias de la economía evidente que se requiere de otro tipo de perspectiva o
es muy habitual que se les utilice como índice de refe- acercamiento para poder explicar y entender qué dere-
rencia. Eso nos indica que la ciencia y la tecnología son chos tienen los inmigrantes en un país 1que, además, ha
productos y se tratan fundamentalmente como produc- sido siempre de inmigrantes. Este tipo de problema nos
tos, igual que en el siglo pasado lo eran el acero y el car- incomoda más porque no es igual que una plaga, que
bón. una enfermedad, que un huracán o que un problema de
Por otra parte, resulta muy curioso lo extendida que falta de energía cuyas variables teóricamente pueden lle-
está una creencia básica y elemental según la cual sin gar a estar bajo control. En el fondo vivimos en una fic-
ciencia y tecnología no hay desarrollo ni progreso ni ción: la de que la relación entre ciencia y tecnología es

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muy lineal. Es decir, que si uno aumenta el número de nología, sí. Las relaciones entre la sociedad humana y la
científicos y tecnólogos, automáticamente va a producir- ciencia y la tecnología son la historia de una alianza
se un aumento en ciencia y tecnología sin más. incompleta.Yo hablo de una alianza incompleta porque
Una de las cosas que nos enseñan las relaciones entre la ciencia y la tecnología no proceden de la misma madre
ciencia y tecnología en el mundo contemporáneo es que y del mismo padre, son parientes pero no hermanas. Hay
hay una tercera pata del trípode importantísima, y que sociedades que desarrollan tecnologías muy sofisticadas
en función de ella la ciencia y la tecnología son fecundas y poca ciencia, y hay otras que valoran más desarrollos
o no, resuelven o no los problemas, incluso los plantean científicos que desarrollos tecnológicos. Dicho así pare-
mejor o peor, y es la pata social. La ciencia y la tecnolo- ce una vulgaridad o una banalidad, pero es sumamente
gía se incardinan en una sociedad, en un contexto social cierto. De hecho se puede decir que la tecnología es una
y cultural, de tal manera que puede ocurrir que invirta- constante de las sociedades humanas y la ciencia no lo es.
mos muchísimo dinero en un plan de desarrollo para la Es un tipo de conocimiento que puede aparecer o no.
creación de científicos y al final no se produzca ese desa- La ciencia tiene un carácter de abstracción mayor, una
rrollo tecnológico-económico, que no aumente la rique- mayor vocación de generalidad, una perenne pretensión
za y que únicamente podamos decir que a base de hacer de dar leyes que hablen de regularidades más generales
muchos, más doctores, lo que tenemos son mucho más que las ofrecidas por la tecnología. Ésta, por su parte, se
doctores en el desempleo, porque no tienen absolutamen- basa fundamentalmente en el aprovechamiento de habili-
te nada que hacer. Incluso hemos sido capaces de apren- dades, mientras que la ciencia lo hace en la búsqueda de
der que el proceso no es lineal, que producir tecnólogos leyes normativas que se han llamado, por lo general, no-
y científicos requiere de situaciones más sofisticadas y de mológicas. Si alguien dice que todo es ciencia, que toda
aproximaciones más refinadas. Por eso a menudo sole- tecnología es ciencia, está en su derecho de hacerlo, pero
mos dolernos de ser excesivamente simples algunas veces entonces tendrá dificultades para entender la diversidad de
y creer demasiado en la linealidad de los procesos. Aque- conocimientos que se producen a lo largo de la historia.
llo de: «Ponga usted más dinero y más doctores y tendrá Para poder entender algo es necesario encontrar defini-
premios Nobel y desarrollo tecnológico», no es tan fácil. ciones suficientemente diferenciadas. Uno puede enten-
Veamos cómo se puede caracterizar la relación entre der que el desarrollo tecnológico de los imperios chinos
ciencia y tecnología, esa situación según la cual ambas primitivos fue muy espectacular, pero que su interés por
son elementos muy importantes para caracterizar una establecer leyes generales fue muy escaso, lo cual también
sociedad; tema sobre el que siempre nos han explicado le sucedió al imperio egipcio y a otras muchas culturas
muy poco, porque no nos lo enseñan de una manera muy sofisticadas desde el punto de vista tecnológico, pero
procesual. Para ello es necesario, de nuevo, acudir a nues- con poco interés especulativo. De hecho lo especulativo,
tra historia, a la historia de todos. lo científico, es una conquista relativamente reciente.
Una vez más, para producir tecnología no hace falta La historia muestra que la ciencia es más escasa, mucho
acudir a la historia; para entender la producción de tec- más parca que la tecnología, y sin embargo sí se puede

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decir que dificilmente puede establecerse una ciencia sin mediada por la intervención del ser humano gracias a los
tecnología. Pero también es dificil hablar de una tecno- instrumentos, los aparatos de medición y de experimen-
logía convirtiéndose en ciencia en el sentido moderno tación. Esto puede parecernos muy banal, ya que, como
del término. Podemos afirmar, haciendo una especie de he dicho antes, en general consideramos a la ciencia y la
metáfora, que la ciencia de la naturaleza que conocemos tecnología naturalmente relacionadas, sin ningún tipo de
y valoramos es un producto del Renacimiento, o incluso mediación. No obstante, a lo largo de la historia esa
del siglo XVII, aunque habitualmente nos refiramos a Co- alianza ha sido incompleta, porque unas veces la ciencia
pérnico para describir este periodo. Hablamos de la ha estado más desarrollada que otras, o se ha aprovecha-
revolución copernicana como ese proceso que cambió el do más o menos de la tecnología, o bien la tecnología se
modo de concebir el mundo, la naturaleza, el cosmos, y ha desarrollado con mayor o menor independencia de la
que inició una transformación que termina prácticamen- ciencia.
te en la Ilustración, un proceso larguísimo de dos siglos Voy a dar una serie de pinceladas históricas, refirién-
en el cual hay una continua evolución. dome a casos específicos, para ilustrar la tesis de la in-
Lo que verdaderamente llama la atención del conoci- completud de tal alianza, en los que podremos observar
miento que emerge durante este proceso, es que emer- aspectos de la ciencia que fueron modificados por la
ge y se desarrolla sobre la base de patrones filosóficos experiencia o por ·el uso de aparatos o de instrumentos.
muy sofisticados y abstractos, sin embargo de inmediato El barroco es un periodo extraordinariamente rico,
comienza a apoyarse en la utilización de recursos tecno- tal vez uno de los periodos científicos más interesantes
lógicos. Dicho conocimiento cambia la noción de relación en lo tocante a las relaciones entre ciencia y tecnología.
con la naturaleza, la relación de mediación de nuestra La intervención directa en la naturaleza tradicionalmen-
observación y nuestra manipulación; es decir, transforma te estaba mal considerada por los filósofos de épocas
la noción de interacción para dar paso a la de experi- anteriores, porque se pensaba que había que dejar hablar
mentación como un concepto histórico importantísimo. a la naturaleza y luego escucharla, de tal manera que el
Eso es lo que hace que la ciencia de la naturaleza de esa hombre debía observar y admirarse de la misma palabra
época - la fisica y la química incipientes, la historia natu- «admiración», cuya correspondiente griega, theorein, es
ral, también incipiente, la pneumática y todas las ciencias el verbo admirar, del cual proviene la palabra teoría. Pode-
que surgen en ese momento- sea diferente de las ante- mos admirar la naturaleza y teorizar acerca de ella, pero
riores. Aunque hay una serie de ciencias que parecen no podemos intervenir sobre ella.
seguir un continuo: las matemáticas siguen siendo mate- Es por eso que los griegos tenían tanta pasión, sobre
máticas, lo mismo que la astronomía; nadie puede negar todo los de corte platónico y pitagórico, por la astrono-
que los griegos tenían una astronomía poderosa y una mía, ya que les permitía admirar pero no intervenir.
matemática y una geometría muy importantes, a pesar Nadie podía modificar la posición de la Luna o la tra-
de que su aritmética era muy precaria. yectoria de un cometa; nadie podía intervenir para que
La relación con la naturaleza puede también estar los planetas recorrieran órbitas diferentes. El de la astro-

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nomía es realmente el mundo de la admiración en el que naturaleza podía restaurar el equilibrio alterado, ya que
el observador es como un ojo que sólo puede analizar su la enfermedad se consideraba como el desequilibrio de
propia experiencia visual. algo equilibrado.
Una colega de la Universidad Complutense y yo mismo Ya desde el siglo XV1 se funda un tipo de filosofía que
hemos escrito cientos de páginas respecto de esa situa- defiende la intervención en la naturaleza, que intenta teo-
ción en nuestro libro Teorías sobre el universo, en las que rizar sobre los modos de intervención A quienes la prac-
analizamos esa sensación de observador del astrónomo: ticaban se les llamaba magos «naturales». Frente a ellos se
observar no suponía intervenir, sino teorizar sin más, lo encontraban los magos «negros», que obtenían su cono-
que no quiere decir que en Grecia y en la Edad Media cimiento por medio de pactos con los demonios infames.
no se interviniera en la naturaleza. La química tradicio- Un mago natural del Renacimiento sería el precedente de
nal era de intervención, así como la tradición mecánica y un físico o un químico posteriores, pero los llamaban
la tradición tecnológica, pero no tenían tanto prestigio magos y, por supuesto, en sus libros de magia solían
intelectual o social como la labor de los filósofos o los escribir prólogos en los que defendían la bondad de su
astrónomos, que eran considerados individuos más refi- magia y aseguraban que en ningún caso era magia negra.
nados. Por ejemplo, la alquimia era una disciplina no En esos libros se encuentran recetas para obtener pro-
reconocida ni valorada, por mucho que consigtúera pro- ductos químicos y metalúrgicos e incluso métodos para
ductos extraordinariamente útiles como las aguas de obtener cosméticos. Muchas veces esas recetas se pre-
vida, o sea, líquidos alcohólicos producidos por destila- sentan como fórmulas que tenían cierta generalidad, que
ción. Encontrar un elemento con un grado alcohólico intentaban encontrar regularidades verdaderamente im-
mayor para poder reavivar a las personas excesivamente portantes a las que podríamos denominar «protoleyes».
frías era un asunto de primera importancia en la Edad Esos libros se conocen como «libros de los secretos de la
Media. Pues bien, estos productos se veían con sospe- naturaleza». La naturaleza atesoraba secretos intelectua-
cha, no por cuestiones relacionadas con el alcoholismo, les, no solamente diamantes y metales preciosos, y el
sino porque se obtenían actuando de forma brutal sobre mago natural tendría como misión abrir esa caja -que
la naturaleza; los procesos de destilación se veían de esta para algunos ha resultado ser la de Pandora- y hacer salir
manera y por eso se llevaban a cabo en el secreto de esos todos los secretos para que se expandieran por el mundo.
laboratorios alquímicos, la mayor parte de las veces en No sabemos si dentro de ella ha quedado la esperanza.
las abadías o en las grandes instituciones medievales. Claro, hablamos del Renacimiento como de un perio-
Así pues, se intervenía, pero hacerlo no daba presti- do que da paso a una época, como la nuestra, en la que
gio y, por supuesto, nadie hacía una defensa teórica de la esa actitud de desvelar secretos se convierte en una forma
intervención. Incluso en aspectos tan importantes como sistemática de interrogar a la naturaleza. Pero en el inter-
la medicina, el cirujano recibía una calificación intelec- valo hay acontecimientos muy importantes. El XVII es
tual menor que la del «físico», que era quien estudiaba un siglo extraordinariamente prolífico en creación de
el cuerpo del enfermo y por medio únicamente de la instrumentos. Por supuesto, uno puede decir: «Ojo, los

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instrumentos son construcciones tecnológicas. » Pues tradición astronómica y cosmológica? ¿En qué ámbito
bien, ahí tenemos un principio de alianza. Los instru- intelectual se jugaba el tipo Galileo Galilei? En algo tan
mentos sirven de acercamiento tecnológico a la ciencia. absurdo e imposible como mostrar que la Tierra se mueve
En la naturaleza de esta relación, la instrumentación siem- y tan poco útil como mostrar que la Luna tiene monta-
pre unirá a la ciencia con la tecnología; si se tiene que ñas, Júpiter tiene satélites y Saturno tiene anillos. ¿Eso
medir algo, si se tiene que interpretar lo que se observa realmente resolvía algún problema práctico? Ninguno,
a través de una lente o un conjunto de lentes, siempre absolutamente ninguno, era una pretensión que perte-
tiene que participar un tecnólogo. necía a la más pura tradición teórica -aquí hemos de
El problema ahora es: ¿cómo se crea un instrumento? decir «filosófica»-. Pero desde el momento en que Gali-
¿Bajo qué requisitos se construye? A veces se piensa que leo utiliza tm instrumento tecnológico, concretamente
los científicos diseñaron y construyeron sus instrumen- el telescopio, éste se convierte en lo que en aquel mo-
tos como si estuvieran concebidos desde un principio mento se llamó un «instrumento filosófico ».
para un determinado fin. Pero esto no es así. Habitual- ¿Qué quiere decir instrumento filosófico? Podríamos
mente lo que hicieron los sabios barrocos fue aprovechar traducirlo como instrumento que sirve para ver lo que
los trabajos de los técnicos que construían instrumentos. no es necesario ver, pero que nos da gusto ver; un ins-
Galileo hubiera querido tener un telescopio maravi- trumento que sirve para observar aquello que no nos
lloso, pero tenía un telescopio miserable. ¿Por qué? Por- cura de ningún mal, pero nos agrada; un instrumento que
que era el que construían los holandeses para ver cómo sirve para contemplar la «naturaleza de las cosas celestes»,
avanzaban las tropas del duque de Alba, el español per- para discutir sobre ellas, para compararlas con las terres-
verso que iba a invadirlos y a quien se atribuye la res- tres. Ver las montañas de la Luna no produce ninguna
ponsabilidad del gran incremento en la construcción de solución a ningún problema humano, no cura enferme-
telescopios. Por otra parte, la persona que los creó era dades ni aumenta la cantidad de alimentos que pudiéra-
un fabricante de gafas, un pulidor de lentes; no un ópti- mos necesitar. Para explicar la influencia del telescopio
co formado en la mejor academia matemática y científica no podemos ser «presentistas» y decir: «Como la ciencia
de Europa, sino un simple fabricante de gafas, que paten- iba a desarrollarse tanto y después iba a ser muy útil,
tó este instrumento al que llamaba «anteojo» y qúe se entonces por eso se hizo. » En tal caso estaríamos hacien-
difundió por toda Europa porque era un objeto curioso. do una especie de proyección en el pasado de exigencias
De tal instrumento se sirve en un principio Galileo del presente. Hay que ver a Galileo como era, y él lo
para observar la Luna. Después lo mejora y lo perfeccio- único que quería era mostrar que el universo era distinto
na, pero sólo hasta un cierto límite; lo que nos indica a como decían Ptolomeo y Aristóteles, lo cual le ayudaba
que Galileo actuaba por ensayo y error. Se produce, a tomar posiciones en una especie de guerra intelectual.
entonces, en el siglo XVII la intervención de instrumen- Pero no se trataba de una guerra práctica. Podríamos
tos de una tradición tecnológica paralela que confluye incluso pensar que se trataba de una guerra de poderes,
con una tradición científica astronómica. ¿Cuál era esa política y social, pero esta guerra social entre culturas no

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era social para encontrar solución a necesidades. Cuando un individuo del siglo XVII no lo era. Decir que se otor-
en 1610 Galileo enfoca su telescopio, reconstruido rudi- ga el mismo grado de realidad a algo que aparece por el
mentariamente, al cielo estrellado y busca la Ltma, es capaz telescopio que a algo que no aparece por él, requiere un
de interpretar lo que ve porque sabe mucho de pintura proceso de adiestramiento y, sobre todo, un proceso de
y de perspectiva y ha leído acerca de cómo se proyectan confianza, porque quien mira a través de un telescopio
las sombras en un cuadro; puede ver esas sombras de la es una persona que puede mentir o exagerar. Además, en
Luna y es el primer individuo que dice: «¡Ah!, estas som- un principio eran pocos los que sabían mirar a través de
bras no las proyectan las nubes, sino las montañas, por- esos instrumentos y todo el resto de la sociedad debía
que lo he estudiado en los libros de perspectiva mate- fiarse de ellos.
mática. Luego esto es la sombra que forma una montaña Imaginemos el proceso: Galileo es una persona genial
o la sombra que aparece en un valle.» que mira a través del telescopio, que además sabe muchí-
Galileo utiliza toda la cultura de su época para inter- simo de ftlosofia, de mecánica y de matemáticas, que
pretar que aquello son montañas, y cuando escribe el escribe un libro maravilloso y hace que todos entren en
Sidereusnuncius, en 1610, éste se convierte en una bomba crisis a su alrededor diciendo: «¡Qué barbaridad, si es
editorial en Europa porque aquello que todo el mundo cierto eso que ve el señor Galileo, las cosas tienen que
había visto desde siempre, que la Luna tenía manchas, cambiar, la imagen del universo debe cambiar!» . Enton-
podía ser un conjunto de montañas, de valles y de cráte- ces, imaginemos a esas personas, que en principio hemos
res. Y todo esto lo defiende un italiano con un carácter de suponer biempensantes, dirigiendo el telescopio de
absolutamente endiablado y un enorme prestigio como Galileo hacia donde él dice que están Júpiter y sus saté-
mecánico. En ese momento la ciencia y la tecnología se lites, o Saturno y sus anillos. Lo hacen una y otra vez y
han aliado en beneficio de la primera y se inicia una espe- no ven nada. Si no se tiene un cierto adiestramiento en
cie de matrimonio o pacto instrumental que ya no desa- el uso del telescopio, es imposible encontrar Júpiter o los
parecerá nunca. A partir de entonces y para siempre, la satélites o los anillos, lo cual quiere decir que uno tiene
ciencia experimental, aquélla que tiene que ver con la que aprender a mirar por w1 telescopio. Es necesario com-
naturaleza, no la puramente teórica, tendrá necesidad de prender a esos contemporáneos de Galileo y no insultar-
esa especie de referencia tecnológica. los de antemano. No hay que decir: «¡ Qué retardatarios
Claro está, podemos decir que ese tipo de instru- eran, qué brutos! », sino pensar que todo proceso tecno-
mentación (el telescopio) abre la posibilidad de referirse lógico requiere de un adiestramiento y, por supuesto, de
de otra manera a la naturaleza y de construir un nuevo una educación. Otra cosa es la actitud ideológica del Santo
diccionario para interpretarla. A partir de Galileo se habla Oficio, o la posición de los jesuitas en la curia de Roma,
en función de lo que se ve a través de un telescopio, del que basaron su oposición a Galileo en otros motivos que
mismo modo que se habla de lo que se ve sin el telesco- no eran su falta de destreza en el uso de telescopios.
pio. A nosotros, que vivimos en una cultura extraordi- Volviendo a nuestra narración, puede afirmarse que el
nariamente tecnológica, esto nos parece obvio, pero para uso del telescopio potencia un cierto criterio de autori-

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dad. Así, en el siglo XVII se pudo decir: «Galileo afirma», mente todo el siglo XVII. Esa alianza entre la ciencia y la
«Hevelius -uno de los mayores astrónomos de la época- tecnología estuvo representada por el uso de instrumen-
describe», «Fontana -un afamado constructor napolita- tos de experimentación o de observación. Hasta cierto
no de instrumentos- ve», «Hooke cuenta», etcétera. Las punto, los telescopios y los microscopios eran instrumen-
personas que no tienen acceso a un telescopio -aquella tos relacionados con las teorías de la visión, que habían
época prácticamente la totalidad de la población-, deben preocupado a geómetras y fisiólogos desde la antigüe-
creer que esos filósofos, que sí tienen un telescopio, dicen dad, y se pensaba que el problema de cómo se veía a tra-
la verdad. De forma recíproca, los que observan a través vés de una lente estaba asociado con el de averiguar
de un telescopio deben, a su vez, apoyar sus afirmacio- cómo era la marcha del rayo desde el objeto hasta el ojo
nes con muy buenos grabados para que la gente crea que y cómo se formaba la imagen. Por eso no es de extrañar
lo que ha visto tiene interés. Galileo, en el Sidereus nun- que los problemas de óptica se trataran con profusión en
cius, realiza unos dibujos a carboncillo que ahora nos el siglo XVII (a ellos se dedicaron Descartes y otros muchos
parecen un poco simplificados, pero que entonces eran en esa época). Pero además de los ópticos, se construye-
lo que podía hacer; y lo que pudo hacer, lo hizo magní- ron muchos otros instrumentos bastante más dificiles de
ficamente. Cuando hoy se contemplan Jos dibujos de entender y manejar que estos primeros; la máquina de
Galileo es fácil pensar que si entonces ya se dudaba un vacío, por ejemplo. El hecho de que se pudiera produ-
poco de la plausibilidad de la teoría copernicana, no era cir vacío en un barómetro, variar la presión, descubrir la
extraño que sus contemporáneos vieran los dibujos de atmósfera y construir w1a máquina que extrajera el aire
Galileo como un producto de su fantasía. ¿Quién creyó pero a la vez permitiera ver a través suyo -el aire sí se
a Galileo? Todos los copernicanos, inmediatamente, por retira o extrae, no así la luz- dio lugar a un conjunto de
supuesto. ¿Quién no creyó lo de Galileo? Muchos de los discusiones acerca de la naturaleza del vacío extraordina-
ptolemaicos. O sea, que el asunto dividió a la sociedad riamente importantes.
científica. Esa tecnología de Galileo no sirvió para dirimir Pero no nos quedemos aquí, demos un paso más.
«popperianamente» la cuestión, sino para arrinconar a los Hasta ahora hemos visto las relaciones entre ciencia y tec-
no copernicanos. Así, entonces, a lo largo de todo el siglo nología en el sentido de que una nueva ciencia re-
XVII se incrementó el número de personas que tuvieron quiere de w1a herramienta tecnológica para apoyar una
acceso a la información de Galileo, tanto como el de aque- teoría que socialmente ha inquietado mucho, la coperni-
llos que observaban el cielo por medio de telescopios; se cana, que además violenta y altera de modo extraordina-
publicaron grabados con imágenes de la Luna que cada rio creencias como las de los protestantes más piadosos,
vez eran más claras y convergentes, hubieran sido hechas que consideran que la Biblia no puede mentir y que si en
en Italia o en Polonia, y que coincidían en la descripción ella se afirma que Josué detuvo el Sol, significa que el Sol
de la orografia de nuestro satélite, de manera que empie- se movía. De esta forma , en un momento determinado el
za a crecer la intersubjetividad en el uso del telescopio. asunto se convierte en un problema casi de Estado cuan-
Pero éste fue un proceso lento que duró práctica- do Europa se divide entre copernicanos y ptolemaicos.

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Acudamos ahora a un escenario en apariencia más planteó ei problema de por qué cualquier máquina de
suave, desde el punto de vista ideológico, aunque mucho vapor fimciona de esa y no de otra manera. Así, en un
más importante desde el punto de vista social: el proce- contexto muy científico -no en el de la China imperial
so de construcción y difusión de máquinas durante la ni en el de los egipcios o el de los incas, que eran socie-
Ilustración. Vamos a concentrarnos en un aspecto parti- dades enormemente tecnológicas sino en el contexto de
cularmente interesante al referirnos a un periodo que, la Ilustración- se llevan a cabo desarrollos tecnológicos
según muchos, determinó nuestro mundo, el de la pri- al margen, en cierta medida, de los desarrollos científi-
mera revolución industrial. cos; de hecho, pocos científicos se preocuparon por ave-
A lo largo de lo que ahora habitualmente se llama riguar por qué funcionaban las máquinas de vapor.
protorrevolución industrial, el periodo que va de princi- En aquellos momentos se consideraba que, en princi-
pios hasta los años 60 del siglo XVIII, tienen lugar proce- pio, las máquinas se construían para realizar trabajos,
sos puros de transformación de tecnología, por medio mientras que los científicos debían preocuparse acerca de
de los cuales una serie de personajes inventaron y cons- si la Luna tiene o no una determinada nutación, y los
truyeron máquinas de vapor que eran como enormes premios de las academias se concedían a trabajos más
molinos ubicados en lugares donde resultaba necesario abstractos y teóricos . Se suponía que la máquina de
realizar determinado tipo de trabajos. Por lo general ser- vapor no era relevante como problema teórico y sim-
vían para drenar minas, de forma que se pudiera trabajar plemente se mejoró su rendimiento de una manera
en ellas sin que los mineros tuvieran el agua por la cin- práctica, incluso se dieron avances significativos como el
tura. De hecho, a la primera máquina de vapor que pa- de Watt, que separa la caldera del condensador, como
tenta un inglés llamado Savery se la conoce como «La ya he apuntado antes. Pero no se dio un tratamiento
alegría» o «El amigo del minero». Más tarde, en 1712, teórico riguroso de las máq uinas térmicas hasta finales
Newcomenla mejora y la convierte en la primera máqui- del siglo XVIII, cuando se las comparó con las máquinas
na de vapor estacionaria que conoció una gran difusión hidráulicas, y ello por motivos o planteamientos de
en Europa y América. Después, Watt y su generación orden econó mico : ¿qué es más rentable, una máquina
construyeron máquinas más complejas, con una separa- hidráulica o una de vapor? En medio de la revolución
ción entre condensador y caldera, y llegaron a diseñar la francesa, Lazare Carnot se plantea el problema de en
máquina de doble efecto que convertía el movimiento qué va a invertir el dinero del Estado, en potenciar las
de balancín en circular. máquinas hidráulicas o las de vapor. La mayoría de los
Todo este proceso es tecnológico, no científico: nadie ingenieros franceses de esa época consideraban que la
conocía las «leyes» que regían el movimiento de las tecnología del futuro era la hidráulica y no la de vapor,
máquinas de vapor, aunque los ingenieros no actuaran a ya que esta última era demasiado complicada; nadie
ciegas, dado que poseían una abundante cantidad de sabía por qué funcionaba, mientras que una máquina
datos que orientaban sus trabajos. Es cierto, sin embar- hidráulica era sencilla y además se podía reducir a un
go, que durante más de un siglo, hasta 1824, nadie se problema de mecánica hidráulica.

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Consideraban que la hidráulica era una máquina más Pero esas máquinas permiten estudiar fenómenos que sí
prometedora que la de vapor, porque conocían la teoría. se dan en la nan1raleza; por ejemplo, en los fenómenos
Como sabían poco sobre el funcionamiento del vapor, meteorológicos interviene la transformación de calor en
creyeron que no tenía futuro. Eran razonables y poco trabajo (un ciclón, la lluvia, la nieve, un movimiento de
aventurados. Se empezó a hacer entonces el quid pro quo tierra, una erupción volcánica). Carnot dice que estos
de que únicamente aquello prometedor e interesante son «fenómenos de transformación» en los que la acción
para nuestro desarrollo tendrá éxito, aquello que cono- del calor produce un trabajo mecánico; hay cierta rela-
cemos teóricamente, y será menos interesante lo que no ción en todos ellos. Pero también afirma: «No sabemos
conocemos por la teoría, sino simplemente por vía tec- cuál es esa relación porque los fenómenos que se dan en
nológica. No es que la comunidad científica francesa de los meteoros son muy complicados, aunque sí sabemos
principios del XIX no apoyara los desarrollos tecnológi- en dónde pueden medirse y estudiarse con toda preci-
cos. Simplemente, consideraba que lo científico era más sión: en la máquina de vapor.» Si caliento un gas y éste
de fiar que lo tecnológico. Las ciencias eran consideradas se expande y después se vuelve a comprimir, en todo ese
la piedra de toque de cualquier conocimiento, incluso el proceso se ha generado un trabajo a base de usar calor,
tecnológico. No hay que olvidar que esto se produce en y eso, que es algo verdaderamente original de la natura-
el momento de mayor brillo de la ciencia francesa, su leza y nos resulta prístino cuando lo observamos en los
edad de oro, que coincidió con el imperio napoleónico. movimientos telúricos, en una máquina de vapor se
Cuando en 1824 el hijo de Lazare Carnot, Sadi Car- puede ver concretamente reducido a sus límites, lo cual
not, escribe el libro Reflexiones sobre la potencia motriz nos permite estudiar esa fenomenología, en realidad una
del fuego y sobre las máquinas aptas para desarrollar esa fenomenotecnia.
potencia, un título larguísimo aunque muy bello, ¿qué El proceso ha sido el siguiente: se construye una má-
hizo sino teoría? Pero, ¡atención!, teoría sobre un arte- quina de vapor, sin saber con exactitud cuáles son las
facto, sobre una máquina. Vuelve a darse así la relación leyes que la rigen, y después se toma como objeto para
entre tecnología y ciencia, aunque ahora de una manera estudiar las leyes que rigen no a la máquina de vapor sino
bastante original. cualquier transformación entre calor y trabajo; es decir,
Habitualmente la ciencia se describe como un con- se teoriza acerca del comportamiento de una máquina
junto de fenómenos que el científico observa. A través creyendo en la hipótesis de que nos da la imagen de
de esos fenómenos se establece una especie de cadena cualquier proceso en el que hay una transferencia de
metodológica para producir teorías, sin importar si esos calor en trabajo. Así, entonces, la teoría surge de una
fenómenos son naturales o provocados por alguna expe- técnica, de una tecnología, no de la naturaleza, pero es
rimentación; lo fundamental es que arrancan de un una teoría completamente universal.
mundo natural. En el caso de Carnot no son fenómenos El principio de Carnot se ve como una ley de la natu-
sino constructos tecnológicos: no se dan máquinas de raleza aunque únicamente está probado en las máquinas
vapor en la naturaleza, debemos construirlas nosotros. de vapor, queda pendiente aún el proceso de entenderlo

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en general, en todas las aproximaciones a la naturaleza. entre ciencia y tecnología y, por supuesto, son los que en
La alianza, como he dicho, se da aquí en otra dirección; realidad han constituido ese diccionario a través del cual
ya no es que la tecnología sea una especie de servidora podemos entender mejor nuestro mundo, hasta el punto
de la ciencia para construir instrumentos, sino que ahora de que si ahora prescindiéramos de ese vocabulario, de
ha sido ella la que ha proporcionado la base fenoménica ese diccionario, apenas siguiera podríamos hablar de nues-
para realizar la teoría. Nadie hubiera podido elaborar la tro mundo. Un diccionario donde no sólo están los tér-
teoría termodinámica elemental, la de Carnot, ni ningu- minos que hemos obtenido de la naturaleza, sino tam-
na de las que se derivaron de ella, si no hubiera tenido bién aquellos que hemos inventado.
como referente ese fenómeno de transferencia de calor a
trabajo. Podemos decir entonces que en la relación entre
tecnología y ciencia no se puede considerar, en realidad,
la preeminencia de una sobre la otra; no se puede decir
que antes de la ciencia está la tecnología o que, por el
contrario, antes de la tecnología está la ciencia, sino que
estas relaciones se dan históricamente de forma constan-
te desde el barroco hasta nuestros días, de tal manera
que afirmar la existencia de relaciones de subordinación
entre ciencia y tecnología, como lo hace ese lugar común
tan característico del mundo contemporáneo, es un poco
ficticio. Es cierto, los telescopios se perfeccionaron gra-
cias a los estudios teóricos de la óptica, pero nuestra
comprensión de la naturaleza se perfeccionó gracias a la
evolución de las máquinas de vapor.
La separación del condensador y de la caldera en una
máquina de vapor realizada por Watt fue una ilumina-
ción tecnológica para la teoría de Carnot, pues significa-
ba que cuanto más diferencia de temperatura hubiera
entre las fuentes de calor y de refrigeración, más rendi-
miento habría en las máquinas. Además, este rendimien-
to tendría un límite superior que no puede superarse.
Esta apreciación de límite en los procesos naturales pro-
viene del desarrollo tecnológico de estos dos modelos
- el óptico y el termodinámico- ) que se han repetido per-
manentemente a lo largo de la historia de las relaciones

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¿Puede referirse a lo que plantea Gem:ge Basalla en Historia de
la tecnología respecto de un cierto paralelismo entre las ideas
evolutivas en biología y las ideas evolutivas en tecnología?
Coloquio
Siempre recomiendo este libro por dos motivos; en primer
Además de ciencia y tecnología) ¿ tendrá sentido hablar de tec- lugar, no por la importancia de las tesis, que pueden ser más
nociencia? o menos discutibles, sino por la importancia de la presentación
de la exuberancia tecnológica frente a la idea de que la tecno-
Es necesario establecer correctamente el concepto contempo- logía funciona simplemente para resolver necesidades. Lo más
ráneo de tecnociencia. En general suelen concebirse los pro- importante del libro de Basalla es aquello que oculta, no lo que
cesos tecnológicos y científicos como separados en la historia, manifiesta. Las tesis evolutivas son de suyo interesantes, pero
y según algunos autores, como Javier Echeverría, y analistas de lo son más aún las tesis establecidas por Kranzberg que anali-
estos problemas de filosofia de la tecnología, como Fernando zan el perfil paradójico de la historia de la tecnología. Cons-
Broncano y Miguel Ángel Quintanilla, además de ciencia y tec- tantemente leemos, lo mismo en la prensa que en los progra-
nología habría que hablar de tecnociencia, es decir, de aque- mas políticos de los candidatos a gobernar en cualquier nivel
llos productos creados o formados por la acción conjunta de de cualquier país, y hasta en las historias más normales de la
la ciencia y la tecnología. Estoy de acuerdo, desde luego, en economía, que la relación entre innovación tecnológica y
que dentro de la big science que se da a partir de mecliados del necesidad está establecida desde el punto de vista de esta últi-
siglo xx, de esa ciencia descomunal, la de los grandes progra- ma: cuando necesitamos algo, lo inventamos. Por decirlo así,
mas de investigación, la de la fisica de altas energías o, como la invención sería el resultado de la necesidad.
menciona Julio Rubio, la de la biología molecular, realmente Sin pretenderlo, el libro de Basalla exhibe una historia y
hay una interacción demasiado fuerte entre ciencia y tecnolo- muestra que las tesis de Kranzberg son paradójicas pero plau-
gía, hasta tal punto que se puede hablar de productos tecno- sibles. Ya las mencioné antes cuando elije que ha de verse la
científicos. En algunas aplicaciones de la ciencia contemporá- necesidad como el resultado de la invención y no lo contrario.
nea, en efecto, el componente tecnológico de la interacción Inventamos y después necesitamos lo que hemos inventado.
entre ciencia y tecnología es tan fuerte que resulta absoluta- Es posible que en algún momento haya necesidades que dic-
mente válido hablar de tecnociencia. Lo que no conviene es la ten invenciones, pero inventamos mucho más de lo que nece-
visión reduccionista de que todo es tecnociencia. Hay proble- sitamos y en muchas clirecciones que no necesitamos, lo cual
mas tecnológicos que se abordan desde perspectivas de enorme crea necesidades que inventan1os. Hasta cierto punto, el desa-
complejidad, problemas tecnológicos puros del mundo con- rrollo de la historia de la tecnología muestra la exuberancia de
temporáneo, y problemas científicos también puros, como la la capacidad de invención de la especie humana, más que la
teoría de unificación de fuerzas o la teoría de supercuerdas, una radiografia de nuestras necesidades. Basalla muestra que si esto
teoría científica con su apoyatura tecnológica igual que cual- es verdad en el mtmdo contemporáneo, es verdad para toda la
quier otra teoría, pero que no es un producto tecnocientífico. historia de la tecnología y, por supuesto, para una edad tan

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lejana a nosotros como la del hacha de sílex. Según él, hay
muchas más variantes en las hachas de sílex que necesidades
diferenciadas entre los cazadores de aquella época. Basalla rea-
liza verdaderas clasificaciones de armas paleolíticas hasta
hacernos sospechar que la socorrida afirmación de que la nece-
sidad es el único factor para la invención es más bien un reduc-
cimúsmo economicista interesado y que, en realidad, el ser III
humano ha inventado desde siempre, desesperada y exuberan- La ciencia, responsabilidad de todos
temente, cosas por completo inútiles que se vuelven útiles por
el sencillo hecho de que las ha inventado.
Es igual que lo que ocurría en aquel divertido cuento ale- Para iniciar esta sección sería bueno reflexionar sobre el
mán acerca de un señor que inventó un pegamento que no significado de la historia, y por ello voy a referirme a dos
pegaba nada; inventó entonces un material para que ese pega- de sus concepciones clásicas: las que se llaman habitual-
mento pudiera pegar algo y vendía juntos pegamento y mate- mente «historia tory>> e «historia whig>>. La primera
rial con un éxito tal que llegó a ser millonario. Somos capaces podría denominarse la historia conservadora y la segun-
de producir muchas más cosas de las que necesitamos, lo que da, la historia liberal. Según la primera, todo decae,
quiere decir que nuestra necesidad proviene de otra cosa, no venimos de una casta de seres humanos de oro y hemos
de la tan cacareada exigencia de supervivencia; es decir, esta- ido declinando a lo largo del tiempo hasta llegar a nues-
mos ligados a los procesos de invención por otros motivos. tra situación actual de miseria. De acuerdo con las ideas
Ciertamente, somos animales muy raros. platónicas que contiene esta concepción, cualquier
tiempo pasado fue mejor. Desde este punto de vista la
historia se cuenta con la convicción de que en el pasado
el ser humano era más libre, más inteligente y estaba
menos condicionado. Esta forma de ver la historia es
más habitual de lo que parece; por ejemplo, el discurso
de don Quijote a los cabreros nos remite a una edad de
oro . Actualmente es muy común que sintamos una cier-
ta nostalgia de aquella «simplicidad» anterior porque
nos asusta lo que sabemos, de alguna manera nos estre-
mece el poder del conocimiento que hemos conseguido
a lo largo de los siglos y por eso tendemos a analizar a
la historia bajo la perspectiva tory. Contar la historia así
es hacerlo de una manera temerosa, propia de un narra-
dor en una edad avanzada de la vida en la cual le parece

78 79
que cualquier individuo más joven es más ignorante que También hemos hablado de las dificiles y fecundas
él y peor persona. relaciones entre ciencia y tecnología evitando caer en
Según la otra concepción de la historia, la liberal, el opiniones y lugares comunes: no podemos decir que la
tiempo siempre mejora las cosas, el progreso es bueno ciencia sea mejor o peor que la tecnología, o que la cien-
por sí mismo y de alguna manera todo tiempo pasado cia es neutral pero la tecnología no, ni afirmar que la
fue de ignorancia y de oscurantismo. Éste es un tipo de ciencia es lo más puro y la tecnología es simplemente
historia aparentemente optimista que hace vivir el mundo una aplicación de la ciencia, o que la ciencia es una espe-
con una cierta excitación respecto de lo que va a pasar, cie de abstracción de la tecnología. Más bien intentare-
porque siempre será mejor que lo que sucedió. mos reconocer que la ciencia y la tecnología se dan a lo
Ambas son formas de historia cargadas de las ideolo- largo de la historia por itinerarios muchas veces diferen-
gías más elementales de nuestro tiempo. Frente a esas tes y luego entran en alianza, en sinergia como dicen ahora
concepciones de la historia liberal y conservadora pode- algunos comunicólogos, retroalimentándose, enrique-
mos tratar de concebir la historia bajo una óptica con- ciéndose y, sobre todo, ofreciéndonos como conjunto
textual, es decir, sin establecer paralelismos entre unas no tanto una nueva forma de entender la naturaleza, sino
escalas de valores y la secuencia de los siglos. Según este una nueva naturaleza. Esto en realidad no es nada nuevo:
punto de vista, no conviene hablar de decadencias ni desde el neolítico hasta nuestros días el ser humano ha
de progresos, sino de contextos; es mejor echar mano de transformado la naturaleza, por lo cual pensar que esta
toda la modestia necesaria como para creer que nuestro actividad transformadora es patrimonio del siglo XX es
tiempo tiene el mismo grado de emoción y de compro- un poco mgenuo.
miso por el conocimiento que cualquier otra época. En Intentemos ahora reflexionar desde el punto de vista
definitiva, sabemos que seremos juzgados por nuestros de la filosofia sobre las relaciones entre la ciencia y la tec-
descendientes y por eso debemos ser cautos a la hora de nología sin centrarnos de antemano en una escuela filo-
juzgarnos a nosotros mismos y juzgar nuestro contexto, sófica determinada. Esto debo advertirlo porque hay
Debemos ser sencillamente inteligentes, lo cual quiere cierta tendencia a considerar que la filosofia que trata de
decir ser capaces de ver nuestro presente y nuestros pasa- la ciencia es patrimonio del neopositivismo del siglo XX.
dos con la misma serenidad. Existen docenas de libros en torno a tal relación, que
Este preámbulo puede parecer excesivamente mora- bajo esa óptica hablan del Círculo de Viena, de Popper
lista, pero su única pretensión ha sido introducirnos en y de todos aquellos que intentaron construir un «len-
el tema del presente como momento histórico. Hasta guaje universal» para la ciencia, así como de la polémica
ahora hemos hablado acerca de las diferentes posibilida- acerca de cuál era el requisito fundamental para que un
des históricas de concebir la ciencia, de entenderla, de conocimiento pudiera tener carácter científico frente a
ver cómo crecen los conocimientos, las teorías, las insti- otro que no lo fuera.
tuciones, y hemos intentado proyectar sobre esa clase de El positivismo es una escuela filosófica extraordina-
realidad cognitiva una cierta dimensión histórica. riamente interesante, pero aborda un problema dema-

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siado localizado en el tiempo y en la geografia. Y una de de establecer las características de lo que debería ser una
las características del recién terminado siglo XX ha sido ciencia ideal. Además, ya hay muchos libros que hablan
mostrar que ese acercamiento filosófico a la ciencia no es de filosofia de la ciencia desde un punto de vista neopo-
el único ni el fundamental para nuestro objeto de estu- sitivista y de los debates que han tenido lugar en el seno
dio. Por el contrario, es un planteamiento restrictivo (el de esta corriente filosófica. Son polémicas entre y para
positivismo considera que sólo hay un tipo de conoci- especialistas, así que dejémoslas a ellos. Prefiero ubicar-
miento bien fundamentado: el empírico o el lógicamen- me en el contexto de discusiones más cercanas a nues-
te deducido, de ahí que el análisis de la ciencia se res- tros días, en las aproximaciones que se dan a partir del
trinja a ese tipo de conocimiento; ningún otro factor es pensamiento de un gran filósofo e historiador de la cien-
relevante), o que busca únicamente describir la ciencia cia, uno de los filósofos-historiadores más influyentes de
desde la seguridad del conocimiento, es decir, como si la segunda mitad del siglo xx, Thomas S. Kuhn. Y fun-
quisiéramos tener un conocimiento absolutamente segu- damentalmente porque este historiador-filósofo - o filó-
ro y para ello debiéramos restringir tanto los requisitos sofo-historiador- fue capaz de establecer conjeturas acer-
metodológicos para describir la ciencia, que nos quedá- ca de la función de la historia, habló de formas de explicar
ramos con un estereotipo que después, curiosamente, las revoluciones científicas y a lo largo de su vida también
jamás se ha dado en la historia. fue capaz de darse cuenta de que esas revoluciones no se
Dada la liberalidad de una cátedra como la Alfonso daban como él las había descrito. No obstante, su solo
Reyes y, sobre todo, dado mi interés por reflexionar punto de vista provocó una auténtica catarata de investi-
sobre lo paradójico, no voy a quedarme en el nicho aco- gaciones acerca de cómo se debe interpretar la ciencia.
gedor y seguro del positivismo. Pues bien, en la filosofia de Kuhn -accesible en espa-
Sería excesivamente fácil dedicarme a explicar, desde ñol gracias a la traducción de La estructura de las revo-
un punto de vista estrictamente positivista, cómo es la luciones científicas del Fondo de Cultura Económica,
ciencia, qué es ciencia y qué no lo es; cómo teórica y uno de los libros vinculado con estos temas más conoci-
normativamente se pueden excluir los conocimientos que do en el mundo universitario-, pueden ustedes encontrar
no son ciencia de aquellos que sí lo son. Pero no voy a lo que en los años sesenta se pensaba acerca de la expli-
hacerlo entre otras razones porque Kepler se levantaría cación que se podía dar a una cuestión verdaderamente
de la tumba; porque Newton gritaría: «Yo no he hecho curiosa: cómo crece el conocimiento, cómo aumenta,
eso»; porque Maxwell diría: «No sea usted exagerado»; cómo nacen las teorías y, sobre todo, cómo se dan los
porque Einstein se reiría a carcajadas. Es decir, porque cambios de unas teorías por otras. Éste es un tema que
esa filosofia de la ciencia, por magnífica que sea como viene de lejos, pensemos que 40 años es un mundo. Los
filosofia, no trata de entender ni la ciencia que se ha menores de 40 años han nacido en tiempos postkuhnia-
dado en el pasado ni la que se produce en el presente. Y nos, toda su vida es postkuhniana; yo, por mi parte, me
eso es lo que nos ocupa aquí más que cualquier recons- formé en la universidad durante el periodo kuhniana y
trucción hipotética de carácter epistemológico que trate recuerdo la publicación de La estructura de las revolu-

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ciones científicas. Si analizamos este libro nos damos representar de una forma suficientemente adecuada y
cuenta de que su aportación más importante es que sólo completa la complejidad que supone la evolución del
se puede entender el cambio en la ciencia si se toman en conocimiento científico.
consideración factores que no son únicamente científi- Sigamos por un momento el consejo de Kuhn. Sea-
cos, en el sentido positivista del término, es decir facto- mos kuhnianos amateurs intentando entender el siglo xx
res internos a las teorías. Ése es, en el fondo, el mensaje. de tal forma que la ciencia no solamente sea la ciencia
Y lo decía un fisico, no un historiador. sino un conjunto de fenómenos sociales que se dan con'
Por desgracia los historiadores, y que me perdonen, ella, que la determinan y que a su vez son determinados
sólo esporádicamente han sido capaces de darse cuenta por ella, y en los cuales no se agota el fenómeno. Para
de la importancia de la ciencia y la tecnología. En muy ello deberemos acudir a la comparación entre ciencia y
pocos manuales de historia de los años 30 o 40 apare- mito.
cían estas palabras, no percibían uno de los fenómenos Como sabemos, la ciencia, según algunos historiado-
más importantes que se daba en el mundo en aquel mo- res excesivamente optimistas, es aquel conocimiento que
mento. No es extraño que un historiador del siglo XVII se separa del mito; los arrogantes historiadores alemanes
no se percatara de la importancia de Newton o de Des- de principios del siglo XX afirmaban que la filosofia nace
cartes, pero me parece sorprendente que un historiador cuando se supera el mito. Siempre me ha parecido increí-
del siglo XX no considerase que la ciencia y la tecnología ble el pensamiento de historiadores como Nestle y todos
son un conjunto de actividades que determinan toda la estos alemanes optimistas según los cuales el hombre
cultura. renuncia al mito, que es un tipo de conocimiento verda-
Kuhn murió hace relativamente poco tiempo, cansado deramente turbio e incomprensible, y entra en el logos,
de las discusiones que había producido su libro, pero nos que es la luminosidad. Resulta curioso que Nestle afirme
dejó su mensaje. Si queremos entender cómo es la cien- esto y después tenga que hablar de los presocráticos y
cia y para qué se produce, cómo funciona y cómo se rela- más tarde tenga que recomendar a Platón con su fasci -
ciona con la tecnología, necesariamente debemos renun- nante lenguaje mitológico.
ciar a considerar que únicamente factores científicos o Como debe parecer evidente, no estoy muy de acuer-
tecnológicos internos pueden explicar el asunto. Kuhn, do con las ideas de Nestle y creo que la ventaja del naci-
en la explicación de cómo se mueve la ciencia y cómo se miento de la ciencia es precisamente que nos permite
produce el conocimiento científico, introdujo elementos interpretar el mito de manera distinta. Éste desempeña
externos a las teorías mismas. Podríamos decir que abrió una función hermenéutica - y por supuesto retórica- que
la caja de los truenos y a partir de ese momento se pro- provoca que las sociedades que desarrollan la ciencia
dujo un fenómeno de seducción colectiva. Se inició así aprendan a vivirlo de otra manera.
un movimiento muy vigoroso de historiadores y filóso- Toda esta digresión es para justificar el hecho de que
fos que comenzaron a estudiar la ciencia desde un punto voy a recurrir a algunos mitos, uno en particular muy
de vista social, antropológico y económico con el fin de repetido en la literatura y que de alguna manera deter-

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mina todo el siglo XX: el de Prometeo, que refiere el robo sí mismo y le pidió responsabilidades al doctor Frankens-
del fuego divino y su entrega a los hombres para que tein acerca de lo que había hecho. Ya que este doctor
éstos pudieran sobrevivir en un mundo hostil. había jugado a ser dios, el monstruo le exigió que siguie-
Prometeo, por esta acción, considerada sacrílega por ra siéndolo y creara una monstrua para que formaran una
los dioses, es severamente castigado. El mito de Prome- pareja, en lo que puede leerse como una recreación de la
teo siempre ha estado presente en la consideración inter- Biblia. Todo esto puede parecer muy cinematográfico e
na y en la reflexión acerca de la ciencia; es un mito recu- ingenuo, pero no lo es en absoluto. Mary Shelley no
rrente que también se maneja en el siglo XX y que es escribió esta historia desde la ingenuidad, sino desde el
completamente kuhniana; un mito que nos coloca fren- patetismo de una sociedad que asistía al nacimiento de
te a la responsabilidad de nuestro conocimiento. En la una ciencia que se consideraba enormemente peligrosa y
mitología griega el reparto del fuego divino entre los que competía ya claramente con otras formas de cultura.
hombres es el resultado de un hurto avieso. Pero el uso Ahora bien, se puede leer el libro de Mary Shelley
de este mito como analogía para hablar de ciencia tiene como si fuera simplemente una novela de ciencia-ficción.
su límite. El ser humano no es un personaje mitológico En realidad se puede hacer cualquier cosa en esta vida,
y su inteligencia no procede de ningún hurto, por lo como leer los libros, con más o menos responsabilidad,
menos en nuestra memoria, sino que es algo con lo que más o menos inteligencia; sé que hay incluso versiones
tenemos que vivir y con lo que debemos cargar. infantiles del doctor Frankenstein, lo que ya me parece
Hasta cierto punto nuestra inteligencia es la medida completamente alucinante. ¡Como si fuera un juego! ¡Y
de nuestra responsabilidad, y desde el momento en que en la actualidad!, cuando la ciencia es un conocimiento
la ciencia y la tecnología fueron percibidas colectiva- tan extendido ·que lo menos malo que puede crear un
mente, se convirtieron en la medida de la responsabili- señor científico es un monstruo, porque en verdad hay
dad pública. Con esto quiero decir que Prometeo pro- cosas peores.
vocó lo que Gaston Bachelard, un filósofo francés que Hagamos pues una reflexión un tanto elemental: todos
murió en la década de los sesenta, llamó el «psicoanálisis en el siglo XX, de modo colectivo, somos Frankenstein;
del fuego», el psicoanálisis de la creación, de nuestra hemos logrado que Frankenstein sea universal, así como
capacidad de crear en la naturaleza. todos somos un poco Prometeo, o bien hemos generado
No es ningwu estupidez que Mary Shelley escribiera una sociedad prometeica, que es la sociedad del siglo XX.
a principios del siglo XIX un libro titulado Frankenstein o Esta sociedad prometeica tiene un conocimiento quizá
el moderno Prometeo, en el que un doctor llamado Fran- desmesurado para su capacidad de manipulación y sobre
kenstein tuvo la osadía de construir un hombre con teji- todo de control. Y no estoy demonizando el siglo XX en
do de cadáveres y, mediante fenómenos galvánicos más o absoluto, pertenezco a esta sociedad y asumo mis res-
menos conocidos, fue capaz de crear vida. El monstruo, ponsabilidades, no las delego en terceros.
ese ser que no es humano y por lo tanto no tiene nom- Así pues, lo importante de la visión kuhniana, la causa
bre y solamente puede ser mostrado, se interrogó sobre de que esa visión tenga alguna relación con el mito de

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Prometeo, es que se nos ha dado el fuego divino (de cías «positivas». Es enormemente complicado y resulta
acuerdo con el mito, evidentemente; en realidad lo hemos fascinante observar cómo a lo largo del siglo XIX se va
conseguido con muchísimo esfuerzo y ha sido un traba- construyendo ese corpus de conocimientos y de teorías
jo de generaciones) y no podemos perder de vista que científicas.
debemos controlar ese fuego para que no nos incendie. Durante el XIX se dio un fenómeno muy curioso: en-
Kuhn, como he dicho repetidamente, nos anima a inten- tre 1830 y 1840 tienen lugar sucesivas reformas en las
tar entender la ciencia desde un punto de vista contex- universidades, y a partir de la mitad del siglo se inicia el
tua! y por supuesto social y ético. Y aunque Kuhn no se proceso de creación de nuevas instituciones de este tipo
basa exclusivamente en la ética, afirma que sólo desde a lo largo y ancho de Europa y América. Antes he expli-
ese punto de vista podemos entender cómo funcionan la cado cómo la ciencia nació en instituciones anexas a la
creación y la generación del conocimiento. corte. Así, la nueva ciencia, la ciencia barroca asociada a
A la luz de estos razonamientos preguntémonos cómo nombres como Newton o Galileo, se hizo básicamente
caracterizar la ciencia del siglo XX pero desde nuestra fuera de la universidad, en un proceso en el que esas ins-
época cultural. ¿Qué es lo que realmente ha cambiado tituciones tuvieron mucho menor protagonismo que las
con respecto al siglo XIX, sobre todo en lo que se refiere academias o las sociedades científicas. Pero durante el XIX
a nuestra percepción? Algunas de las respuestas pueden la ciencia regresa a las aulas y se producen grandes refor-
parecer sorprendentes y probablemente sean considera- mas en las universidades. La más relevante, la que más
ciones demasiado generales. En primer lugar, uno de los llama la atención, es la renovación humboldtiana como
rasgos que han caracterizado a la ciencia del siglo XX es modelo universitario alemán que poco a poco se adopta
la visibilidad. Este fenómeno no se da exclusivamente en en una gran parte del mundo germano y anglosajón.
la ciencia, pero en lo que a ella se refiere, muestra que Frente a las universidades humboldtianas se encuentra el ,
está más presente que nunca en la sociedad, que actúa sistema francés, que a su vez se inclina por un conjunto
con voz propia y que las afirmaciones que contienen el de escuelas superiores, como la politécnica, frente a las
adjetivo «científicas» tienen una importancia enorme universidades napoleónicas, que eran consideradas insti-
en todos los ámbitos de la cultura y de las relaciones tuciones de segunda clase. Así, a lo largo del siglo XIX, en
sociales. las naciones donde la ciencia funciona con vigor, se da un
Es evidente que la ciencia se hizo visible desde la proceso de profunda renovación universitaria.
revolución francesa, en el curso de la cual, como ya he El modelo humboldtiano dice: «Enseña e investiga,
dicho, aparecieron los primeros savants que ocuparon forma tus profesores en tus laboratorios.» De esta mane-
puestos políticos. También está claro que a lo largo del ra, la universidad alemana adquiere un vigor y una visi-
siglo XIX se construyeron maravillosas teorías científicas bilidad enormes. En el transcurso de este proceso de
tanto en fisica como en química, en biología, en geolo- renovación institucional se produce una progresiva visi-
gía y en muchas otras disciplinas que formaron esa espe- bilidad de la ciencia, aunque todavía no se manifiesta en
cie de mosaico general de lo que se ha llamado las cien- toda su amplitud, no por una vocación ocultista de los

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científicos, sino porque numéricamente la comunidad segundos, no en vano se asocia la revolución industrial
científica seguía siendo muy pequeña. Va adquiriendo con ese siglo. Para valorar la importancia de la visibilidad
prestigio, es cierto, pero es un prestigio prestado de las tecnológica del siglo XIX conviene mencionar las exposi-
otras formas de cultura. Consideremos, por ejemplo, el ciones universales que se llevaron a cabo a partir de 1851 ,
Londres victoriano donde el científico es considerado en las que Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Aus-
como un descubridor, y la noción de descubrir en la tria, Francia, Italia e incluso las colonias británicas como
ciencia se solapa con la noción de descubrir en la geo- Australia, crearon foros donde los industriales expusie-
grafia. Por ello, cuando Faraday murió, Tindall escribió ron sus maquinarias y sus productos tecnológicos. La
su biografia bajo el título Michael Faraday) a Discoverer, propaganda decía: «Montemos un foro donde nuestros
una palabra que subraya la importancia del descubri- productos y todos los restantes productos industriales
miento: un «descubridor» es un señor que tiene como del mundo compitan.» Pero también podemos hacer otra
idea guía desvelar lo que hay en la naturaleza. Igual que lectura: «Montemos un foro donde la gente pueda ver
Burton fue a las fuentes del Nilo, Faraday fue a las fuen- esos productos en un gigantesco escaparate de propa-
tes del estado electrotónico de la materia e inventó la ganda y de adoctrinamiento social. » De hecho fueron
actividad del campo electromagnético. exposiciones por las que pasaron millones de personas.
Socialmente sus trabajos se vieron como procesos de Por la exposición de París, que se realizó como home-
descubrimiento. Así, cuando Faraday se presentó ante la naje al centenario de la revolución francesa y para la cual
reina Victoria y el príncipe heredero en las famosas Eve- se erigió la torre de Eiffel, pasaron nueve millones de
ning Lectures, las Faraday Lessons, y mostró de una ma- personas, y esto a finales de siglo, cuando las comunica-
nera espectacular cómo funciona el campo electromag- ciones no eran muy fáciles. El siglo XIX, pues, es el de la
nético y cómo, si se introducía dentro de una jaula, no visibilidad tecnológica.
se podían detectar sus cargas desde el exterior -del mismo Durante el siglo xx, a ese protagonismo se sumó eJ de
modo en que aún se explica a los estudiantes, dado que los científicos, no sólo porque éstos aumentan extraor-
la famosa jaula de Faraday es uno de los instrumentos de dinariamente en número, sino porque, además, recor-
laboratorio más baratos-, sus descubrimientos se convir- dando las palabras de Dirac en 1960, si hacemos un
tieron en saber social, en saber público. Sin embargo, la cálculo, un poco aventurado es cierto, del número de
comunidad científica seguía siendo muy pequeña com- científicos que han existido desde Pitágoras hasta nues-
parada con la de los administradores o comerciantes. No tros días, el 80% de ellos estarían vivos. Esto es, el creci-
obstante, la comunidad de tecnólogos, de ingenieros miento de la población de científicos y de tecnólogos
y técnicos, creció con mayor velocidad que la de los hasta los años 60 había sido tan espectacular, que podía
científicos. decirse que la mayor parte de ellos estaban vivos y sólo
Así, entonces, desde el punto de vista del tamaño de un 20% pertenecían al pasado. La ciencia adquirió una
las comunidades de los tecnólogos frente a las de los cien- visibilidad prometeica al convertir a los científicos en un
tíficos, el siglo XIX fue más de los primeros que de los grupo social enormemente poderoso en las sociedades

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avanzadas, pero también ocurrió lo mismo en las ción. Se comienza a convertir así a la clase científica en una
sociedades que se supone estaban (o están) en vías de comunidad con reconocimiento social y, por supuesto
desarrollo. con visibilidad, porque cada año hay un señor que dice:
La ciencia se ha convertido en un valor social de gran «El premio Nobel de Física es fulanito; el premio Nobel
importancia determinado por los contextos políticos, de Química es menganito; el premio Nobel de Medici-
pero no sólo por éstos, sino también por los puramente na es zutanito», creándose de esta forma una especie de
sociales. Basta reflexionar en la trascendencia de la Fun- senado de premios de excelencia que se hacen visibles
dación Nobel, tanto institucional - lo que supone para porque tienen la posibilidad de presentarse en público, y
una universidad o centro de investigación tener un pre- se vuelven extraordinariamente importantes porque son
mio Nobel- como periodísticamente -la repercusión que capaces de dirimir disputas, ya que un premio Nobel se
tiene la noticia de sus concesiones-. Lo pongo como un convierte en una especie de senador de la ciencia.
ejemplo llamativo para entender lo que el público espe- Se dice, por ejemplo: «Vino a esta universidad un
ra de una colectividad. premio Nobel», no se dice quién, sino «un premio No-
Como todos sabemos, cada año se otorga un con- be!». En mi universidad hemos invitado a premios Nobel
junto de premios basados en los estatutos de la funda- por el simple gusto de hablar con ellos y de que nos
ción que administra la fortuna de uno de los químicos cuenten sus cosas; porque forman parte de una especie
más importantes del siglo XIX, Alfred Nobel, que entre de santoral, son santos en vida que adquieren el derecho
otras cosas inventó la nitroglicerina, un explosivo de de opinar sobre todo. Por ejemplo, Steven Weinberg,
gran importancia en la época para poder abrir caminos o que es un personaje muy penetrante y fascinante, además
tender ferrocarriles. Nobel ganó una fortuna y quiso que de uno de los grandes fisicos de la segunda mitad del
con ella se creara un conjunto de premios. Anterior- siglo XX, fue capaz de asegurar que las ciencias son neu-
mente hubo otros premios asignados a logros científicos, trales, atemporales, aculturales y universales. Bueno, en
pero éste es el primero que se crea en el contexto, y esto realidad estaba hablando de la fisica, pero su espíritu
es lo importante, de una sociedad científica emergente, metodológico se podría extender a todas las ciencias. En
competitiva e internacional, con la gracia adicional de su caso me interesa destacar, más que su indudable valía
que no lo otorga el gobierno francés, ni Cambridge, nj como científico, el hecho de que sea capaz de hacer afir-
la Universidad de Harvard, sino una institución aparen- maciones semejantes. La mejor manera de mostrar la cul-
temente independiente que además pregunta a los gru- turalidad de algo, en este caso de la ciencia, es ver que los
pos científicos: «¿Quién cree usted que pueda ganar el que se sienten aculturales, como Weinberg, no lo son en
premio Nobel del año que viene o de este año?». Es absoluto, porque el hecho de poder ejercer de altavoces
decir, existen nominaciones, lo cual indica que hay un de opinión se da en razón de algo tan cultural como es la
reconocimiento del tejido científico colectivo mundial y concesión de un premio Nobel. En el caso de Weinberg
que incluso países con pocas esperanzas de ganar un pre- sus investigaciones fisicas probablemente sean impeca-
mio Nobel de ciencias pueden participar en la nomina- bles, pero lo que en verdad resulta político en su vida es

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que le hayan dado el Nobel por esas investigaciones que le dieron el de química. Los fisicos jamás le hubieran
se convierten en «impecables» para el gran público pre- votado, y como los grupos de químicos eran mucho más
cisamente por haber recibido el Nobel. Y esto no le ocu- permeables a la sorpresa y la heterodoxia, le otorgaron el
rre solamente a él, sino a cualquiera que lo reciba. La premio Nobel de química.
concesión misma del premio es un acto político, un acto Se aprende mucho estudiando estos fenómenos de
de consenso, como decía Kuhn; esto es, un acto median- visibilidad, si uno es capaz de no escandalizarse, claro.
te el cual la relevancia pública de un determinado cono- Lo que resulta un poco ingenuo es considerar que los
cimiento está tomada por un acuerdo respecto de qué se procesos para llegar a esa visibilidad revelan que la cien-
considera más importante. cia no es prístina ni trasparente. ¡No! Lo que revelan es
Pero abundando en el ejemplo, la Fundación Nobel, que la ciencia es humana, que sencillamente es un pro-
que como ya he comentado es una institución realmen- ducto cultural, lo que no quiere decir que la teoría de la
te interesante para filósofos e historiadores, nos informa gravitación universal sea producto de un consenso, aun-
del grado de compromiso y de alianzas de los grupos que el hecho de que se acepte o no en el seno de una
científicos entre sí. Cuando llegué a la Universidad Com- comunidad sí lo es, tanto como el que uno quiera apren-
plutense de Madrid, como estudiante en la especialidad derla o no. La teoría de· los cuaterniones dejó de desa-
de fisica, recuerdo que el profesor de mecánica cuántica rrollarse frente a la del cálculo vectorial, a pesar de que
nos dijo: «Bueno, señores, de aquí no va a salir ningún los británicos se empeñaron durante décadas en que se
premio Nobel, ya lo saben ustedes.» Todos nos queda- utilizara la primera en lugar de la segunda. Se podría
mos un poco sorprendidos porque a los 20 años uno pensar que, en un mundo como el matemático, todo
todavía abriga dos esperanzas ilusorias: ganar una mara- tendría que estar fuera de sospecha, que debería funcio-
tón y ganar algún premio Nobel. Yo había perdido la nar de manera automática movido por algún tipo de
primera a los catorce años, por lo cual ya no me preocu- razón trascendente. Pero no. Lo movemos nosotros.
paba de ella; sin embargo, lo del premio Nobel me pare- Nadie nos ha regalado el fuego divino, lo hemos conse-
ció un insulto. Preguntamos de inmediato por qué nos guido a base de ponernos de acuerdo, y eso es lo que
decía eso y qué sentido tenía entonces estudiar una ciencia caracteriza a la ciencia como cultura.
tan ardua como la fisica. «No se preocupen -nos con- La ciencia es un conjunto de fenómenos colectivos de
testó-, a pesar de todo es divertido.» gran importancia y amplitud, fenómenos de colectivida-
Tiempo después tuve la ocasión de conocer con des con grandes expectativas en la interacción con la
bastante cercanía a un premio Nobel, Ilya Prigogine, a sociedad. La labor de un solo científico puede no ser
quien le tengo mucho cariño porque me ayudó en mi relevante, pero sí lo es la de una colectividad de científi-
trabajo no precisamente para obtener el Nobel, sino en cos. La ciencia puede lograr avances significativos pro-
mis estudios sobre Boltzmann. Pues bien, Prigogine me ducidos por una sola persona, pero sobre una base colec-
dijo que la política era tan importante en estas cosas que tiva; es decir, nadie duda que puede haber genios en el
a él, que siempre quiso ganar el premio Nobel de fisica, mundo científico, pero lo que califica al genio es su con-

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y tecnología durante el siglo XX estuvieron enormemen" dos Unidos. A pesar de su modestia, porque ella sólo
te determinadas por proyectos de guerra como el del pretendía llamar la atención sobre el problema, es un
submarino y su sistema de sonar; o el de los gases vene- gran libro de ética científica y se cuenta entre los 30
nosos de la primera guerra mundial; o el del radar, la libros más importantes del siglo XX exhibidos en la expo-
electrónica y el proyecto Manhattan para la producción sición permanente de la biblioteca pública de Nueva York.
de bombas atómicas, así como la carrera armamentista, Si ustedes van allí, a la calle 42, se encontrarán con unos
los programas espaciales, etcétera. Finalmente, en nues- cuantos libros de ciencia muy importantes para el siglo xx,
tros días, ya a la salida de la guerra fría, asistimos al desa- entre los que está Silent Spring. ¿Por qué? Porque cons-
rrollo de la biotecnología y la nueva manera de concebir tituyó una llamada de atención ética ante el uso del DDT
la naturaleza. Nos encontramos que la ciencia está pre- que logró la promulgación de leyes federales para regu-
sente de tal forma, que ha pasado a formar parte de lar su utilización.
nuestro vocabulario, de nuestra escala de valores y del ¡Claro está! Una golondrina no hace verano. Rachel
mundo de nuestras esperanzas. Carson ( 1907-1964) fue una persona hasta cierto punto
Hemos aceptado el regalo de Prometeo, sabemos simpática para los políticos porque no veían que tuviese
producir mejor que usar el conocimiento, y sabemos intereses económicos o que se relacionara con algún
usarlo mejor que responsabilizarnos ante él, pero lo en grupo industrial, sino como alguien independiente. Yo
verdad notable es el surgimiento de voces que llaman la diría, aprendiendo de Kuhn, que no hay golondrinas en
atención en torno a la importancia de esta responsabili- la ciencia. Rachel Carson no era una golondrina, era un
dad. Voy a citar sólo la de uno de los personajes que más aviso de lo que iba a venir a partir de los at1os 60, o sea,
me interesan del siglo XX, a pesar de su modestia: Rachel el intento de entender cuál es nuestro grado de respon-
Carson, una oceanógrafa que se dedicó a estudiar los lagos sabilidad frente a las repercusiones del uso de la ciencia
y las aguas, wu mujer muy peculiar que escribió en los y la tecnología con respecto al futuro.
años sesenta el libro Silent Spring (Primavera silenciosa). Y eso sí que es el mito de Prometeo, porque debemos
La apariencia de Carson era la de una mujer débil, lograr algún tipo de control sobre nuestro conocimien-
menuda, no muy alta, pero tuvo la fuerza extraordinaria to para no acabar con nosotros y nuestro mundo, para
para escribir un libro en el que llama la atención a la encontrar una vertiente positiva en nuestro conocimien-
sociedad estadounidense acerca del peligro del uso del to. O por lo menos para saber que tenemos una gran res-
DDT. El título Silent Spring se refiere a esa silenciosa pri- ponsabilidad si defendemos la ausencia de control.
mavera futura en la que todo ha muerto, hay silencio
porque ya no hay pájaros, ya no hay insectos, ya no hay
nada, todo ha quedado arrasado por el DDT; sólo que-
dan pantanos y lagos sin ningún ruido: la muerte.
El libro de Rache! Carson fue tan determinante que
hoy se lee y se estudia en todas las high schools de Esta-

98 99
texto, de su presente o del futuro: una persona genial, si tramos bases para demostrar que tal problema tiene una
no tiene receptores, vive el solipsismo del olvido. solución material por medio de la fisica, la química, la
Recuerdo que en España, cuando yo era niño, siem- biología molecular, etcétera, nos encontramos comple-
pre se hablaba de un español que inventó un motor que tamente perdidos porque sólo nos sentimos capaces de
en vez de gasolina utilizaba agua. No triunfó, pero jamás resolver aquellos problemas que la ciencia y la tecnolo-
se hubiera aceptado hablar de semejante ingenuidad si gía puedan plantearse.
no hubiera habido un contexto propicio para ello. Ahora Cada vez más, deseamos que los problemas políticos
ya nadie inventa el motor de agua, no hay noticias acer- sean convertibles en problemas científicos y tecnológicos.
ca de ningún español que invente el motor de agua por- La gran visibilidad hace que la ciencia y la tecnología sean
que afortunadamente se sabe un poco más, y no hay una temidas por una parte y amadas por otra. Padecemos de
colectividad que reciba con agrado noticias de este tipo, tecnofobia y tecnofilia al mismo tiempo; incluso los más
aunque sí de otros igual de ingenuos pero mucho más críticos del pensamiento científico, los más «humanis-
«cientifistas». tas», tienen esa especie de enorme dualidad.
El conocimiento de cómo funcionan el premio Nobel Hace poco tiempo (en octubre del2000), dicté una
y sus nominaciones, el hecho de que el premio es pro- cátedra Alfonso Reyes hablando de un tema para mí fun-
ducto de un consenso de comunidades, es importante damental sobre el que estoy trabajando en la actualidad:
porque sugiere la idea de que la vida científica es com- las relaciones entre ciencia y guerra en el siglo xx, un
pleja, una vida social y de acuerdos. siglo que estuvo determinado, en gran medida, por los
El segundo factor que nos puede llevar a la conclu- conflictos bélicos que, a su vez, estuvieron extraordina-
sión de que los científicos han adquirido esa visibilidad riamente determinados por la tecnología y la ciencia. Del
social lo encontramos en la relación de la ciencia con la estudio de este tema se deduce que no es del todo cier-
tecnología, que es una fuerza cognitiva extraordinaria en ta la suposición de que ambas, la ciencia y la tecnología,
el siglo XX. Si algo caracterizó en verdad a este siglo es nos nutren siempre de soluciones para resolver proble-
que la ciencia buscó aliarse de forma sistemática con la mas y conflictos.
tecnología, algo que en el siglo XIX había ocurrido de Por fortuna, México es un país que no ha padecido una
manera esporádica. En el XX, la ciencia busca esa interac- guerra en muchísimo tiempo, pero en Europa hemos
ción entre tecnología y ciencia -lo que no quiere decir vivido, sufrido y padecido conflictos en los cuales la cien-
que no haya existido una ciencia básica- , la cual se pre- cia y la tecnología han desempeñado un terrible papel de
senta ante la sociedad como capacidad política para resol- primera magnitud. Después sufrimos la ausencia de con-
ver problemas. Podemos tener esperanzas frente a cual- flictos, lo que se llamó la guerra fría, que fue más guerra
quier calamidad colectiva si ésta se confronta de una que las dos anteriores y produjo mucha más paranoia, un
manera científico-tecnológica. Esto es, si se demuestra periodo donde sólo se podía confiar en el conocimiento
que la depresión se produce por una falta de litio, se con- científico para poder resolver los problemas de aquella
sidera como una enfermedad soluble, pero si no encon- situación o contexto. Así pues, las relaciones entre ciencia

96 97
te uno no puede creer que vive en un mw1do de recursos infini-
tos, no sólo porque no tengamos materia prima como para
poder sobrevivir y producir, sino porque cualquiera de nuestras
Coloquio acciones tiene un in1pacto tecnológico que repercute en el futu-
ro. No se trata entonces de pedir responsabilidades únicamente
Usted ha afirmado que sólo podemos resolver los problemas que al productor, sino también al receptor y al conswnidor.
se presentan como ciencia y tecnología; bajo esa premisa> y a la Por supuesto, desde un país como México se puede ver
luz de la historia y la filosofía de la ciencia> ¿cómo podemos esta situación como una gran injusticia. «¡ Claro!, ¡los países
resolver el problema de la responsabilidad de la ciencia> la de del primer mundo han consumido y destruido lo que les ha
los científicos y la de los consumidores de los inventos científico- dado la gana y ahora nosotros, que estamos dispuestos a acce-
tecnológicos? der a la riqueza, ya no podemos hacerlo porque hay que con-
trolar el C02 , es necesario limitar el uso de los automóviles y
Una de las diferencias entre la ciencia de nuestros dias y la del debemos tener un comportamiento austero!» Justo en esto
pasado, es que esa gran separación que existía entre emisores radica el egoísmo del primer mundo, en la idea de que puede
y receptores de la ciencia ha desaparecido. No totalmente, destrozar lo que quiera porque ha llegado primero, y ya que
pero sí en parte. O si se quiere, se ha modificado mucho. ha aprendido que no se debe destrozar, son ustedes quienes
Mientras en el siglo xvu o XVIII la distancia entre el lego y el deben aprender y ser muy austeros. Eso sí, mientras el primer
docto en una materia podia ser muy grande, en el siglo XX no mundo sigt.re gastando lo que quiere. Como se puede ver, éste
lo es tanto porque desde la educación inicial se tiende a dar es un problema de política internacional, de regulación políti-
una formación científica generalizada. Todos estudiamos cues- ca de la producción tecnológica.
tiones científicas desde niños; todo el mundo sabe matemáti- Lo que resulta evidente, lo mismo para los del primer
cas y aprende algo de ciencias exactas y naturales, gracias a lo mw1do que para los del segundo o los de los países más des-
cual esa división ya no es tan tajante. Yo veo como uno de los favorecidos, es que debemos ponernos de acuerdo y hacernos
desafios del futuro el hacer entender a los consumidores de los una idea clara de que la ciencia debe ser considerada entre las
productos de la ciencia su responsabilidad como tales, como cosas a negociar, lo mismo que la tecnología. Eso, o cruzar los
demandantes de esos productos. dedos esperanzados en que no pase nada. Por otra parte, la
La muy paradójica segt.mda ley de Kranzberg, ya menciona- invención se puede hacer de tal modo -desde el punto de vista
da, dice que la invención es la madre de la necesidad y no la nece- estrictamente teórico- que no tenga repercusiones en el
sidad la madre de la invención. Lo que significa, ni más ni medioambiente. No es necesario destrozar algo por el mero
menos, que inventamos mucho más de lo que necesitamos y que hecho de que sabemos cómo hacerlo, ése es un comporta-
no siempre, aunque muchas veces, la invención no es producto miento muy infantil. Se supone que debemos ejercer cierto
de ninguna necesidad, sino que acelera y estimula las necesida- grado de autocrítica ante estas situaciones.
des. Salvo que se tenga una idea tan absolutamente optimista Por eso he citado a Rache! Carson, porque ella intentó ser
como la del maestro Pangloss, el personaje de Voltaire, realmen- una voz para la ética de las naciones y, en el caso de Estados

100 101

con Blade Runner. No, lo fundamental es saber que debemos sa. La versión oficial cuenta que había que hacerlo así porque
ser más conscientes del papel de la ciencia y de la tecnología y el mantenimiento de la guerra podía costar muchas más bajas
que esa conciencia la apliquemos a todos los órdenes de deci- que las producidas por la bomba atómica. Pero la cuestión
sión política para influir en las opciones que se toman. candente era si se continuaba conservando en secreto lo que
No vamos a decidir por votación si el atomismo de Rut- se sabía acerca de la energía atómica o si ese conocimiento se
herford era cierto o no, pero sí podemos decir qué programas convertía en algo del dominio público para que nadie se sin-
científicos queremos apoyar y cuáles no; qué desarrollos tecno- tiera agredido y así detener una posible carrera armamentista.
lógicos nos parecen razonables y cuáles no en función de lo Los científicos tomaron posición por una o por otra op-
que en realidad es nuestro mundo. Esos sí que son asuntos ción. Unos optaron por apoyar la investigación en secreto. Otros
políticos, y si no entran a formar parte de nuestra cultura polí- manifestaron su disposición a hacerla pública. Ya conocen uste-
tica, permanecemos en el siglo XX, pero si lo hacen, habremos des la dificil situación de los científicos en la década de los cin-
avanzado al siglo XXI. Debemos dejar hablar a la historia en ese cuenta del siglo pasado, década de la paranoia, de la política de
sentido. bloques desarrollando frenéticamente el conocimiento cien-
tífico y técnico. Y esto es lo habitual en el desarrollo de la
¿Cómo podemos relacionar la ciencia) en tanto producto cultu- ciencia y la tecnología contemporáneas: si se privilegia el de-
ral) con los contextos políticos y sociales? sarrollo de un determinado programa en detrimento de otro,
hay una responsabilidad que comparten los científicos y los
Exactamente como acabo de explicarlo. La ciencia tiene una políticos.
responsabilidad pública muy determinada, pero parece que sólo Por eso, no podemos sostener la idea de que la ciencia es a
se percibe en momentos límite, eso es lo dramático. Cuando la sociedad lo que el trigo era a los habitantes de Roma:
Oppenheimer se reúne con Truman y la gente del consejo «Nosotros sólo queremos tener trigo, da exactamente igual de
estadunidense de defensa en abril de 1945 para decidir si dónde venga, que el imperio nos lo traiga, para eso hay legio-
hacen caer la bomba atómica sobre una ciudad japonesa o no, nes, el ciudadano de Roma tiene derecho a su trigo>>, del
los científicos, en concreto Oppenheimer, tienen una respon- mismo modo que si el ciudadano del siglo XXI dijera que tiene
sabilidad. Podemos pensar que él estaba por completo deter- derecho a su ciencia, a su tecnología, a vivir bien, a estar
minado por el contexto; es probable que así fuera y no le voy cómodo, y le diera igual lo que ocurra más allá de ese deseo.
a pedir explicaciones al pobre Oppy, como le llamaban sus Pero resulta que fuera de Roma hay gente que sufre porque le
colegas, pero también es claro que estaba extraordinariamen- quitan el trigo y cada vez hay que mandar más legiones para
te interesado en lo que para él era un experimento. conseguirlo. Lo mismo ocurre en nuestro siglo, con la dife-
Dejar caer la bomba atómica era también un experimento rencia de que ahora no hay exterior, ahora estamos todos en
científico, no sólo una acción militar -es dramático tener que la misma Roma: nuestro mundo. Por eso los contextos políti-
experimentar con seres humanos-, y se encontró con la enor- cos y sociales determinan el carácter cultural de la ciencia.
me responsabilidad de decidir si se hacía o no. Por supuesto, Veamos un ejemplo que pone de manifiesto la existencia del
la decisión no la tomó Oppenheimer, sino el consejo de defen- contexto y que cualquier fisico conoce: la constante de Joule,

104 1 os
Unidos, para la ética del comportamiento político de tm colec- ciencia y la tecnología a formas más avanzadas. Al menos de-
tivo tan poderoso. Se puede pensar: «Bueno, fue una voz aislada bemos tener derecho a eso. Ante una ciencia convulsiva, ine-
en tm desierto de insensibilidad.» Pero siempre será mejor que xorable, aquella que no da margen a la discusión, está la reac-
no se destroce, que no se utilice DDT. Su gran logro fue inven- ción, la necesidad de intentar otra manera de concebirla.
tar esa sensibilidad. ¿Cómo se puede opinar en ciencia? ¿Qué quiere decir opi-
nar en ciencia? Evidentemente, saber si la teoría de la gravita-
A partir del siglo XVI la ciencia sur;ge como una cultura exclu- ción universal es verdadera o falsa, o si el sol se mueve o está
yente que ha competido con otras culturas por espacios en las quieto, no se logra por votación o a base de lo que opinen los
sociedades, entre los individuos y la colectividad. Desde su pers- niños en la escuela. Existe una antigua división en semiótica
pectiva, producto del conocimiento de la historia, y jugando un entre la sintaxis semántica y la pragmática; pues bien, el ámbi-
poco al futurólogo, ¿cuál será la cultura emer;gente que competi- to de la opinión se da siempre en la pragmática, en el uso de la
rá contra la ciencia por el puesto dominante en la sociedad occi- ciencia y la tecnología, pero también en la permisión, la finan-
dental del futuro? ciación y la tolerancia pública a determinadas ciencias. Por
ejemplo, el programa de biología molecular se plantea porque
La respuesta es muy sencilla: no lo sé. Pero posiblemente esté determinadas personas en Estados U nidos consideran que la
muy bien plantearnos la pregunta. La historia no enseña a biología es poco científica e introducen patrones «fisicalistas»
jugar al futuro, es muy difícil hacer predicciones. Honrada- en su tratamiento; el resultado es una biología mucho más
mente debo confesar que esta pregunta me la he hecho y me «científica», pero también se trata de una disciplina que se ha
la han hecho, y siempre me he quedado con la sensación de construido en función de opciones. La importancia y el papel
que está uno demasiado metido en el seno de una sociedad de la Fundación Rockefeller en esa decisión es bien conocida
científica y tecnológica como para imaginar una sociedad con por todo historiador de la biología contemporánea; influyó en
una ciencia construida de un modo distinto, con otra manera ella la opinión de w1 colectivo que dijo: «Señores, la biología
de ver la ciencia. El hecho de que no seamos capaces de ima- que se hace en este momento es poco seria y hay que hacer otra
ginarlo debe hacernos pensar en la importancia de la cultura: diferente.» Lo que no sabemos es qué habría ocurrido si se
estamos en un marco cultural tan determinado por la ciencia hubiera seguido otro camino.
y la tecnología que no podemos imaginar la realidad sin ellas; En las relaciones entre ciencia y política, y ciencia y opi-
es más, probablemente el 90% de quienes se plantearan esa nión, lo en verdad importante son los caminos que han que-
pregunta la considerarían poco pertinente porgue no se puede dado sin recorrer, pero no por las teorías científicas, sino por
prescindir de la ciencia y de la tecnología, ya que si lo hiciéra- las actitudes públicas. Pareciera entonces que estoy propo-
mos, habríamos pasado a otro tipo de vida completamente niendo leer ciencia ficción, una literatura en la que hay mucho
distinto. de la primera y poco de la segunda porque siempre se presen-
Hasta cierto punto parecería ingenuo plantearnos esta posi- tan mundos bastante repetitivos y sorprendentemente pareci-
bilidad, pero no es así. Creo que es importante hacerlo tenien- dos al que tenemos delante nuestro. No pretendo que se
do en cuenta la trascendencia de la posible evolución de la explore el fiituro recurriendo a la ciencia ficción con Matrix o

102 103
la conversión calor-trabajo. Joule no acierta a dar una medición explicar por qué la ciencia va en una dirección o en otra, por
correcta de relación de fuerzas de trabajo porque explora en qué la tecnología fabrica tales productos o tales otros. En el
una dirección muy complicada, que es la de las máquinas eléc- mundo del siglo XJX se puede estudiar de una forma más acota-
tricas, producto de la investigación de Faraday. ¿Cuál es la da porque los efectos no son tan nocivos para la sociedad, por
razón de la falta de éxito de Joule? Estoy hablando ya de cues- lo menos aparentemente, excepto el de la codicia, que siempre
tiones sociales más que de políticas y de contextos exactos. ha sido igual, tanto en la época de Newton como en la actual.
Joule investiga la relación entre las distintas formas de lo que
hoy llamarnos energía -que entonces no se llamaba energía, Indudablemente, la ciencia es un elemento central de la cultu-
sino fuerza- en la dirección que le parece más prometedora, ra occidental, pero también se ha convertido en el pensamiento
aquélla en la que Fadaray, su conocido, ha trabajado; esto es, global dominante, ¿qué ocurre con las sociedades tradicionales?,
la producción de electricidad por medio de movimientos mag- ¿han sido alcanzadas por la globalización del pensamiento cien-
néticos, pero no hay forma de que encuentre ningún resultado tífico?, ¿existe talglobalización?
a causa de su contexto cultural: Inglaterra estaba dominada por
el encanto de la electricidad, mientras que en el continente, Es muy complicado contestar con una respuesta general todo
Robert Mayer, un médico extravagante partidario de las inter- lo referente a la globalización. Ahora se emplea esta palabra
pretaciones goetheanas de la naturaleza, realiza un experi- que entendemos todos; algunos historiadores del siglo XIX
mento sencillo que consiste en ver cuánto aumenta la tempe- empleaban mundialización. David Headrik, a quien ya he
ratura de una piedra cuando cae; es decir, cómo se convierte mencionado, escribió un libro titulado Las herramientas del
el trabajo, o la energía llamada potencial (en el caso de la ciné- imperio. La tesis de este libro es que todas las sociedades colo-
tica) cuando impacta, en calor. El único problema es que el nizadoras utilizaron la ciencia y la tecnología como herra-
señor Mayer es un mal científico experimental y describe los mientas bien para dominar, bien para explotar a las sociedades
fenómenos de forma bastante burda, pero publica sus expe- colonizadas. Entre los avances tecnológicos que se pueden
riencias. Joule las lee y entiende qué hay detrás de aquellos estudiar para analizar este tipo de acciones se encuentran el
experimentos deficientemente realizados porque él sí es un ferrocarril, que sirve para transportar rápidamente bienes y
buen experimentador. De esta forma, lleva a cabo el experi- mercancías y además es un mecanismo muy apto de domina-
mento que aparece en todos los libros, pero lo hace en un ción; la aplicación del vapor en los barcos, que los libera de la
contexto mucho más libre que el contexto romántico alemán dependencia de los vientos y, adicionalmente, si se logra una
de Mayer. tecnología suficientemente refinada, propicia la construcción
He utilizado este ejemplo para ilustrar que no se debe de cañoneras que transitan por los ríos para enfrentarse a los
hablar sólo de política; también el contexto social o el cultural indígenas opuestos a la penetración de los occidentales; o
pueden determinar el curso de la investigación científica. bien, el desarrollo de medicinas como la quinina, que favore-
Ahora hablamos de política, de ética, de responsabilidad, por- ce el asentamiento de colonias europeas en zonas del mundo
que la emergencia de la ciencia y la tecnología es de tal calibre tradicionalmente dominadas por la malaria. Y podemos seguir
que nos encontramos siempre en la situación de tener que poniendo ejemplos. Resulta que el ferrocarril sirve para que el

106 107
manifiesta, se erige como tal? Esto ocurre en los mecanismos Es evidente que la globalización no es un bien en sí mismo.
de países poco acostumbrados a las emigraciones hacia su El hecho de que algo sea global puede ser muy positivo (que
territorio, como España, que hacia afuera ha sido invasora, todo el mundo tenga acceso a los antibióticos) o muy negati-
pero hacia adentro no tolera a los que llegan. vo (la imposibilidad de estudiar la propia cultura). Muchas
Para los españoles, los miembros de sociedades tradiciona- veces, de forma automática e ingenua, se califica la globaliza-
les que han emigrado a su país tienen todos igual color y per- ción como positiva, pero realmente no lo es de suyo. Como
tenecen a igual tipo de sociedades, aunque ellos mismos no se todo, tiene que ser objeto de negociación, de consideración
vean así: los africanos senegaleses y los de Gambia son por política y, por supuesto, de pacto.
completo diferentes entre sí, pero los espai'íoles los vemos
exactan1ente iguales. Los construimos como africanos, como ¿Lograrán las sociedades contraponer el orden ético y humano a las
pertenecientes a una cultura «primitiva» o «tradicional». ¿Qué tecnologías existentes?, ¿serán capaces de concebir la creación tec-
ocurre entonces? Que por necesidad ellos comienzan a gene- nológica como en sus orígenes, sin valerse de ninguna mediación
rar un imaginario colectivo para que nosotros los identifique- tecnológica como la computadora, es decir, sólo con sus manos?
mos y construyen una identidad específica africana que sólo
existe en España y no corresponde a ninguna de las que se dan Siempre he explicado en mis cursos sobre historia que la tec-
en África. nología es muy positiva, pero genera invariablemente situacio-
En Europa, entender qué es una sociedad tradicional, como nes de dependencia. Si voy a mi trabajo en tren de levitación
las del continente de al lado, África, resulta un auténtico pro- magnética, soy mucho más vulnerable que si voy caminando,
blema, porque muchos europeos han querido decirle a los aunque me cueste más esfuerzo; pero si la única forma que
africanos cómo son y les han construido su identidad, lo cual tengo de ir al trabajo es recorrer 400 kilómetros en 35 minu-
constituye la destrucción de su memoria. Los primeros que tos en un tren de levitación magnética, existe la probabilidad
construyeron la identidad de los africanos fueron los misione- de que algún día suceda una falla en su funcionamiento y yo
ros, quienes les dijeron: «Ustedes son ahora así», y los africa- no pueda resolverla; el problema será entonces que no puedo
nos tenían que ser así porque era la única forma de ser identi- recorrer 400 kilómetros andando.
ficados. Ese es el problema de las sociedades tradicionales, el Como vemos, es un ejemplo obvio que se puede extender
cual se duplica cuando se pasa a la siguiente etapa. Vamos a a todas nuestras dependencias tecnológicas. Se puede decir
suponer que las sociedades tradicionales están identificadas, que cuando se hacía el pan en casa la probabilidad de comer-
nos percataremos entonces de que no son impermeables. Pero lo era más alta, por lo meqos la vulnerabilidad a no comer pan
¿quién determina la permeabilidad entre las sociedades domi- era menor a que si lo traían de la población de aliado. La tec-
nantes y las sociedades tradicionales? ¿Cómo se determina o se nología nos crea vulnerabilidades, aunque también nos pro-
negocia esa permeabilidad? ¿Y quién hace esa negociación? porciona posibilidades. Esto sí que es inevitable y obvio. Pero
Como podemos darnos cuenta, hemos vuelto a la pregunta del yo preguntaría: ¿qué sociedad conocemos que haya renuncia-
principio: ¿quién negocia desarrollos de ciencia y tecnología do a un desarrollo tecnológico determinado? Y no me refie-
para las sociedades, sean éstas tradicionales o no? ro a una promesa.

110 1 11
imperio transporte productos y traiga dinero; el caso de la claro que se pueda dominar fácilmente la internet; la globali-
India es clásico e ilustrativo. Siguiendo a Headrik, la globali- zación es también la dispersión de polos de decisión con noto-
zación comienza en el siglo XIX. rios efectos de carácter político.
Por otra parte, al principio hablamos del imperio alemán, El mundo no puede ser extendido linealmente hacia atrás,
el segundo Reich de Bismarck, y de su idea de exportar mode- pero nos puede dar una estrategia para entender los peligros
los educativos a Asia, e incluso a América Latina, para que a de esa globalización. Por ejemplo, la preocupación europea
través de ellos pudieran penetrar más fácilmente las ideas ger- frente al cine de Estados U nidos porque se supone que trans-
mánicas y, por supuesto, sus mercancías. Hasta aquí todo mite los valores de ese país: modas, cultura cotidiana, formas
parece muy claro: individuos que introducen productos; de alimentación. Se ha llegado al extremo de establecer cuo-
luego, sociedades que introducen tecnologías a gran escala, tas de cine europeo y resulta que asistir a verlo se ha converti-
como en el caso que estudia Headrik, cuando los ingleses do casi en un acto de patriotismo. Y muchas veces lo es, cier-
consiguieron que los hindúes financiaran unos ferrocarriles tamente. Repito, la información, y su uso, es lo que
que no eran suyos y que, además, sólo podían ser administra- verdaderamente destruye o construye culturas.
dos por británicos, desde el guardabarrera hasta el que con- Pero, ¿qué pasa con las sociedades tradicionales? Pregunté-
ducía la locomotora, aunque dándoles una participación de monos primero, ¿qué es una sociedad tradicional? ¿Aquélla que
las ganancias. no ha tenido contacto previo con ninguna cultura? Y sus
Sin embargo, yo discrepo de Headák en un aspecto ele- miembros, por el hecho de haber nacido en una sociedad tra-
mental: el que eso suponga la globalización. Supone, cuando dicional, ¿tienen el privilegio o la agravante de no poder conec-
mucho, la mundialización de la acción. Considero que la glo- tar con las otras culturas? Es muy dificil que a uno le digan:
balización arranca en el momento en que ya no se transportan «Como usted no ha nacido en esta sociedad y como, además,
cosas, sino información; cuando la red de comunicación dejó viene de w1a sociedad tradicional y no queremos intervenir en
de ser fisica y se volvió electrónica; cuando se hizo el primer su vida, no puede asistir a la Universidad de Harvard.>> Ese uno
tendido del telégrafo y cuando ese tendido, a partir de 1860, podría responder: «Claro, evidentemente, y como, por otra
se combinó con cable submarino y, a partir de 1900, entró en parte, no tengo dinero, de todas maneras no voy a ir... Pero a
escena la radio con Marconi; es decir, cuando empieza a n·ans- lo mejor por lo menos puedo trabajar como un loco para que
mitirse información. ¡Eso es globalización! La globalización es mi hijo vaya a una universidad, aunque no sea la de Harvard. >>
el efecto de la información, porque ésta destruye (o constru- «No, usted es tradicional, no puede contaminarse .>>
ye, no quiero ser ahora negativo) identidades con mucha más He planteado muchas veces en Madrid, en discusiones con
facilidad. antropólogos, uno de los gremios que más ayuda a los histo-
La diferencia entre los cables submarinos británicos de fina- riadores y a los filósofos de la ciencia, que debemos entender
les del siglo XIX y la internet actual es que, en aquella época, cuál es la construcción étnica de las sociedades tradicionales.
los que dominaban el tráfico de los cables dominaban al ¿Quién dice que una sociedad es tradicional? ¿El de fuera o el
mundo desde un punto de vista colonialista de intervención de dentro? ¿Concebimos una sociedad como tradicional a base
directa, como lo fue la talasocracia británica. Ahora no está tan de construir desde fuera una identidad o realmente ella se

108 109
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS
SUPERIORES DE MONTERREY

Rafael Rangel Sostmann


Rector del Sistema La Cátedra Alfonso Reyes

Hilda Catalina Cruz Vivimos una época de cambios radicales que están con-
Vicerrectora Académica duciendo a la humanidad hacia un nuevo orden social.
La integración económica que está borrando las fronte-
Silvia Garza Garza ras de nuestro mundo globalizado, los avances tecnoló-
Directora de gicos que nos permiten tener acceso inmediato a la
la Cátedra Alfonso Reyes información dondequiera que ésta se encuentre, la in-
fluencia cada vez mayor que tienen los medios de comu-
nicación en la formación de los criterios de importantes
CONSEJO CONSULTIVO grupos sociales, y la demanda de una mayor participa-
DE LA CÁTEDRA ALFONSO REYES ción ciudadana, son füerzas motrices que están mode-
lando el futuro.
Carlos Fuentes Dentro de este contexto internacional, nuestro país está
Tomás Eloy Martínez también experimentando una profunda transformación en
David Brading los aspectos económico, social y político. Recientemente
Luisa Valenzuela nos hemos incorporado al conjunto de las naciones de-
Friedrich Katz mocráticas.
Gonzalo Celorio Estamos, pues, en una época de transición que, por
Nora Guzmán tanto, plantea nuevos desafios a la tarea educativa. En
Javier Ordóñez efecto, es misión de las instituciones universitarias, ade-
Sealtiel Alatriste más de la transmisión de los conocimientos, formar a

11 6 117
Siempre les digo a mis alumnos que lo que nos debería sor- ha convertido en un defensor de la tecnología.» ¡No! Sólo
prender son situaciones com o la que estamos viviendo aquí, es intento destacar la importancia de hacernos responsables de
decir, que lo que estoy diciendo en Monterrey se está escu - elegir un mundo en el que no haya tecnología, que será w 1
chando en la ciudad de México. En cambio, lo que nos sor- ejercicio que tendremos que hacer.
prende es que no se escuche, y cuando eso sucede, alguien que Si debemos garantizar el desarrollo tecnológico, o por lo
está tratando de seguir la transmisión se levanta indignado y menos cambiar su orientación, o plantearnos qué tipo de desa-
reclama: «Pero, ¿qué p asa que no se ve?>> Si apoyamos un dedo rrollos queremos y ser conscientes de la responsabilidad de
sobre la tecla de un televisor que pone on y éste no se encien- promover algunos en especial, tendremos que, al menos, plan-
de, nos llevamos una sorpresa y un disgusto, cuando en reali- tearnos esa ficción.
dad debería sorprendernos cada día que al apretar la tecla apa- N o es necesario pasar del ordenador a sólo las manos, hay
rezca alguien en la pantalla. Ese disgusto pone en evidencia muchos estadios intermedios. Ése es el debate abierto del
nuestra dependencia; hem os naturalizado el televisor, lo desarrollo sostenible.
hemos convertido en nuestra segunda naturaleza, y lo mismo
sucede con muchas otras cosas, los orden adores, por ejemplo .
Echemos una ojeada, ¿cuántos materiales naturales utiliza-
mos? Todo es plástico, todo son aparatos, máquinas, tecnolo-
gía, y no sólo en la universidad, en la casa, en el autobús, en
un avión . Imagin emos que decidimos prescindir de alguna
tecnología, solamente un tip o de tecnología, el plástico, por
ejemplo, o la combustión de gasolina; ¿podemos pensar en un
mundo sin esa tecnología? La respuesta es elemental: las tec-
nologías están implicadas, imbricadas unas con otras. Bueno,
elijamos entonces un estadio de evolución tecnológica cual -
quiera. Habrá quien piense que en la corte de Luis XIV se
vivía muy bien con tecnologías todavía muy incipientes. Pero
salvo Luis XIV, el resto de la gente vivía bastante mal, incl uso
el propio rey, en algunos aspectos, porque, por ejemplo, un
cólico nefrítico podía ser la cosa más espantosa, o simplemen-
te una muela cariada, o bien tener q ue soportar el olor del
palacio de Versalles. Pregunto: ¿queremos volver al origen, ser
emilioroussonianos?
Hagamos la prueba de elegir el tipo de tecnología del que
podemos prescindir, cuál no queremos o a qué tipo de estadio
tecnológico deseamos volver. «Claro, pensarán, ahora usted se

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La Cátedra
Alfonso Reyes
los profesionales con la visión de estos nuevos tiempos,
consolidando en ellos los criterios que les permitan con-
ducir los cambios con el propósito de preservar siempre
la dignidad humana.
Para lograr este objetivo, el Tecnológico de Monte-
rrey ha instituido la Cátedra Alfonso Reyes, en la que
nuestra comunidad académica y estudiantil lleva a cabo Epílogo
un provechoso diálogo con el pensamiento visionario U na filosofía científica para el nuevo siglo
de reconocidas personalidades en orden a la construc-
ción del futuro . Eudaldo Rubio G.
Asimismo, esperamos, con la publicación de los cur-
sos, seminarios y conferencias de la Cátedra, hacer par-
tícipes de los beneficios a otras universidades de Méxi- Aunque Ciencia>tecnología e historia es un esbozo de mu-
co y América Latina. chos siglos, de muchos debates y discusiones, esta bri-
llante presentación, hecha con una ironía discreta pero
RAFAEL RANGEL SOSTMANN contundente, manifiesta una postura que va más allá de
Rector del Sistema ITESM una serie de conferencias y coloca a su autor, Javier Or-
dóñez, claramente en su posición ante el mundo como
filósofo e historiador de la ciencia.
Es notorio que son muchas las horas de lectura y de
reflexión las que llevan a Ordóñez a proponer una visión
de la ciencia y de la tecnología, poco común, que hasta
podría parecer profana por momentos, pero no por ello
es menos acertada, pues desmitifica y ubica en su justa
dimensión a la historia del hombre en un par de sus fa-
cetas, fundamentales.
Como deja ver en gran parte de su discurso, la políti-
ca y la economía, el poder y la ambición se han servido
de la ciencia y de la tecnología para fines que hoy se
juzgan poco éticos, y no hay que olvidar que al lado de
otras disciplinas, se han visto a lo largo de la historia sim-
ple y llanamente como el precio de la civilización
Siempre la gran fórmula, la piedra filosofal, la ley
universal, la verdad absoluta como forma lineal de enten-

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der y dominar al mundo, han sido la gran aspiración del retos y de peligros pero verdaderamente fascinante, don-
hombre. de todas las disciplinas del conocimiento deberán traba-
La angustia de nuestra pequeñez ante los grandes mis- jar en conjunto para alcanzar una mayor justicia y dig-
terios e interrogantes que el universo nos plantea, em- nificación de la humanidad.
pezando por nuestra propia existencia, nos llevan a un
sinnúmero de teorías y leyes que damos por contun-
dentes, hasta que encontramos otras que mejor mode-
lan pero que no explican en definitiva y, por lo tanto, la
puerta permanece abierta a nuevas leyes y teorías.
Siempre buscamos, de muchas maneras y por múlti-
ples caminos, la inmortalidad: ¡conocer, saber el princi-
pio y el fin, dominarlos, ser pequeños dioses!
Saber es ser y estar. Tal es el objeto de la ciencia.
No hay época de la historia mejor ni peor porque la
Historia no se cierra, no se termina, será permanente
mientras lo sea el hombre: un ser que lucha con las cosas
para permanecer entre ellas, las convierte en mitos y ritos
y luego las cambia por otras que considera mejores.
En innumerables ocasiones hemos vivido al borde de
nuestra propia extinción pero es hoy cuando, debido a
la indiscriminada utilización de los adelantos científicos
y tecnológicos, aunada al crecimiento demográfico y la
casi inexistencia de las distancias, el mundo se ha hecho
pequeño y lo que sucede a uno nos sucede a todos.
Se ha dado en llamar a este fenómeno "globaliza-
ción" pero como señala Javier Ordóñez, ni todo lo que
brilla es oro ni los sistemas económico-políticos son la
panacea per se. Hay mucho en la balanza pero el fiel no
apunta aún al centro.
Tal vez algún día tendremos en el planeta un solo
gobierno pero es todavía mucho el camino por recorrer;
mucho será, igualmente, lo que tendrán que decir en
ese trayecto todas las ciencias del hombre.
Esa será una nueva etapa de la humanidad, llena de

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