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1.2. Alcance.
Es un proceso OBLIGATORIO a aplicarse al siguiente personal: Gerentes, Coordinadores,
Supervisores, Jefes de Area/Proyecto, Representantes y personal de cualquier otro nivel siempre
que el jefe inmediato lo considere conveniente.
En cualquier caso, no todas las empresas están en condiciones de implantar una Evaluación de
360 grados. Una situación adecuada para la implantación del sistema conlleva, al menos, las
siguientes CONDICIONES:
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• Pasos para su implantación.
• Interpretación de los resultados de la evaluación.
• Actividades involucradas (cronograma).
2.1. Evaluador.
Es la persona encargada de realizar la evaluación de la actuación en el cuestionario
correspondiente.
2.2. Evaluado.
Es la persona sobre la que el evaluador realizará su apreciación. También debe analizar su propia
actuación y trabajar con su evaluador en la definición de nuevas acciones y objetivos y dar su
conformidad a la evaluación que le han otorgado.
• Explicar con claridad que el propósito de utilizar este proceso de retroalimentación de 360
grados es para coadyuvar con el desarrollo de los individuos que colaboran en la
organización.
• Enfatizar sobre la confidencialidad del proceso.
• Garantizar a los empleados que los resultados del proceso no serán utilizados para ejercer
medidas disciplinarias.
• Capacitar a aquellos que participarán en el proceso sobre el propósito, formatos a utilizar y
los roles a desempeñar.
La empresa debe reconocer la necesidad de preparar a los participantes antes de llevar a cabo la
ejecución del proceso de evaluación. Pero la preparación de los participantes acrecienta la
fiabilidad de las evaluaciones, pues se ha podido observar, a través de diferentes estudios, que la
falta de preparación de los evaluadores constituye la fuente más frecuente de deficiencias en los
sistemas de evaluación.
Una acción formativa para preparar a los evaluadores debe incluir como mínimo los siguientes
contenidos:
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3.2. El cuestionario de la evaluación.
• Explicación de los diferentes apartados que aparecen en el formulario.
En el diseño del formato debe tomarse en cuenta que los evaluadores potenciales deben
desempeñar los siguientes roles respecto al evaluado:
• Cliente (interno).
• Persona a la que reporta (jefe inmediato en algunos casos).
• Proveedor (interno).
• Colaborador (subordinado en algunos casos).
• Par (compañero al mismo nivel).
• Autoevaluación.
El tipo de cuestionario dependerá, ante todo, del método de evaluación que se ha adoptado. Una
vez se haya decidido el método, hay que establecer si hay que prever un único modelo para toda la
empresa o varios modelos para los distintos grupos de tareas, siendo esta segunda opción la más
adecuada.
Parece lógico que para cada grupo de trabajos con características similares, se elabore un
apropiado cuestionario de evaluación, aunque en la práctica no es posible ir más allá de un cierto
número de tipos de cuestionario, para no complicar demasiado el programa de evaluación. El
criterio, por ello, es prever un modelo distinto sólo para grupos suficientemente amplios de
personas (por ejemplo, un modelo para personas con cargo directivo, otro para los empleados,
etc.).
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confianza necesaria para lograr respuestas sinceras y aceptación de las críticas recibidas con
carácter constructivo.
El período de implantación definitiva suele ser de un año. Además de la duración, los responsables
del sistema deben tener en cuenta los recursos económicos y humanos que se han de invertir.
También es muy útil para los responsables del sistema, señalar en un documento las actividades
del proceso de implantación, los encargados de su ejecución y los recursos necesarios.
En cualquier caso, el evaluador debe conocer bien la empresa y el contenido de los puestos que
evalúa, así como a las personas que ocupan estos puestos y la actividad que realizan.
La cantidad de evaluadores en cada rol puede variar, ya que en algunos casos no necesariamente
existirán personas a quienes se reporta o colaboradores.
Una vez aprobada la lista de evaluadores, estos serán notificados de que participarán en el
proceso de evaluación de determinado empleado y se les enviará el formato vía electrónica o en
papel.
Los evaluadores regresarán el formato a la persona que se les indique para que tabule los datos.
Esta persona deberá ser un elemento neutral dentro de este proceso y será seleccionada por el
líder del proyecto de evaluación 360 grados.
Las calificaciones resultantes de este proceso mostrarán la condición del personal, a fin de definir
los criterios para su retroalimentación y las acciones de seguimiento y control al evaluado. Los
resultados finales deben encuadrarse en los siguientes criterios:
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11.2. Actitudes (valores).
Son aquellos que cada persona considera imprescindibles y sobre los cuales construye su vida y
sus relaciones con los demás. Normalmente suelen ser una combinación de valores familiares y
socio-culturales, además de los que cada uno va nutriéndose a sí mismo según sus vivencias
personales, su encuentro con otras personas, culturas, aprendizajes, etc.
Dentro de este apartado también pueden incluirse todos los aspectos relacionados con el entorno
en el que se va a desarrollar la entrevista:
• Lugar privado.
• Sin prisas ni interrupciones.
• Con todo el material necesario.
Es importante señalar que el personal necesita medir su eficacia para progresar y debe saber lo
que se espera de él, en un futuro próximo, en su puesto. Por otra parte, todo responsable
jerárquico debe tener en cuenta esta información para mejorar la gestión de su grupo.
Por lo tanto, la entrevista individual es un instrumento al servicio de ambos, que tiene por objeto
favorecer la comunicación sobre estos aspectos, estableciendo compromisos sobre acciones
concretas a realizar en un período determinado.
Teniendo en cuenta que su finalidad básica es la mejora del rendimiento y el desarrollo del
personal, en la entrevista se deberá procurar lo siguiente:
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• Promover el desarrollo de la persona en su puesto, mediante la identificación de sus
necesidades de formación y motivándola para que mejore.
Es conveniente recordar que la entrevista de evaluación no tiene como meta comunicar y apoyar
decisiones administrativas (incrementos salariales, promociones, traslados, etc.). Aunque estos
aspectos pueden interesar al colaborador, abordarlos en el momento de la entrevista no fomenta
una mejora en la actuación individual.
• En función de las causas, las medidas que se adopten para solucionar los problemas de
rendimiento serán diferentes. Es decir, las causas del problema determinarán el plan de
acción que ha de llevarse a cabo para que el rendimiento alcance el nivel deseado. Por
ejemplo, el plan de acción que el comité puede establecer con el evaluado será diferente si
ese bajo rendimiento es consecuencia de un problema de conocimiento o si es
consecuencia de unos medios materiales insuficientes.
• La evaluación se verá afectada por las causas de ese rendimiento. Por ejemplo, un
evaluador calificará a un colaborador con escaso rendimiento de forma diferente si la
causa es debida a un problema de motivación o si es debida a un problema de calidad de
los materiales.
• El acuerdo entre el comité y el evaluado a la hora de identificar los motivos de un
rendimiento inadecuado permite eliminar tensiones entre ellos y predisponer al
evaluado de forma más positiva hacia la elaboración y aplicación de un plan de acción
encaminado a eliminar esas causas.
No obstante, realizar este análisis de las causas aunque aparentemente es sencillo, en la realidad
se complica debido a que, en un número elevado de casos, los evaluadores responsabilizan
directamente a los evaluados de ese rendimiento inadecuado, y en otros casos, los evaluados
consideran que ese rendimiento inadecuado es consecuencia de factores externos.
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de aspectos ajenos al trabajador, como recompensas o castigos, pero en última instancia
es una cuestión interna. La cantidad de esfuerzo que se aplicará en una tarea determinada
depende del trabajador.
• Factores externos: abarcan un extenso número de aspectos de la empresa que afectan
en el rendimiento. Por ejemplo, los medios materiales, la calidad del propio jefe, incluso en
determinados sectores una situación de mercado de recesión, son factores que pueden
influir de forma decisiva en el rendimiento del evaluado.
Es necesario tener en cuenta que el rendimiento depende de los tres factores mencionados.
Además, la presencia de uno solo de estos aspectos no es suficiente para conseguir el rendimiento
deseado; sin embargo, la ausencia o el bajo nivel de uno de los factores puede originar un
rendimiento inadecuado. Así, por ejemplo, la realización de un gran esfuerzo por parte de un
trabajador no se traducirá en el rendimiento deseado si no se tienen los conocimientos para
desarrollar ese trabajo. Por el contrario, si el trabajador no se esfuerza, irremediablemente el
rendimiento será inadecuado, aunque sus capacidades sean buenas y los factores externos
favorables. Por lo tanto, a la hora de realizar un análisis correcto de los motivos de un rendimiento
inadecuado, los evaluadores deben considerar, además de la capacidad y la voluntad, los factores
externos.
13.3.1. Inicio.
Es un momento trascendente para el evaluado que se enfrenta a su evaluación anual, con la
tensión que ello conlleva. Es conveniente, por lo tanto, crear un clima relajado, pero sin restarle
importancia a la entrevista ni a la evaluación, a través de algún comentario intrascendente y
general.
Antes de pasar a la valoración propiamente dicha, hay que recordarle al evaluado tanto la finalidad
de la entrevista como la del propio sistema de evaluación.
13.3.2. Desarrollo.
El objetivo es analizar, con el evaluado, los resultados conseguidos durante el período de
evaluación considerado. Por lo tanto, en esta fase, el comité tiene que exponer su valoración y el
evaluado debería explicar su punto de vista para llegar a un consenso sobre la valoración.
En este sentido, y dado que este proceso de comunicación es esencial para la gestión eficaz del
rendimiento, hay que señalar que “lo que se diga y cómo se diga” influirá directamente en la mejora
o no del rendimiento del colaborador. Por ello, es especialmente importante tener en cuenta que
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hay que dirigir esa comunicación hacia los aspectos relacionados con el rendimiento, y no
directamente con aspectos relacionados con la personalidad del colaborador.
Al transmitir la valoración, el evaluador debería realizar una aproximación positiva, que consiste
en evaluar aspectos positivos de la actuación y analizar los aspectos negativos admitidos por los
dos participantes en la entrevista.
Los aspectos básicos que se deben tener en cuenta son los siguientes:
• Los resultados que la persona ha conseguido.
• Los resultados que no se han logrado.
• Las dificultades surgidas y las causas de la no consecución de resultados.
Además, hay que realizar un análisis del desarrollo personal, es decir, los aspectos
susceptibles de mejora y el apoyo que el evaluado espera para mejorar su actuación. Para ello, es
necesario considerar las capacidades personales no utilizadas, analizar la evolución profesional y
definir los apoyos requeridos por el colaborador para su desarrollo.
Si se considera oportuno, antes de pasar a definir los planes y compromisos de mejora, se puede
solicitar por el evaluador lo que se denomina evaluación ascendente. Se trata de que el evaluado
exponga su percepción sobre cómo ha sido dirigido. El comité debe, entonces, mostrarse receptivo
y no justificar determinadas actuaciones ni enfrentarse al evaluado; tiene que escuchar y analizar
esa información e incluso compararlas con la que han podido proporcionar otros evaluados.
13.3.3 Conclusión.
En la fase final de la entrevista, el evaluador y el evaluado establecerán los compromisos
cuantitativos y/o cualitativos a conseguir en el siguiente período. Por eso, es necesario poner
especial énfasis en la definición y consenso sobre:
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En esta etapa final de la entrevista, también se puede dejar que el evaluado exponga sus
conclusiones y manifieste su opinión sobre el grado de adecuación del proceso y del sistema de
evaluación.
Por último, hay que recordar que es más importante desarrollar el potencial del colaborador que
corregir sus imperfecciones. Un consejo para el comité de evaluación es no intentar conseguir lo
imposible. En concreto, es muy inusual conseguir una experiencia agradable de una evaluación
desfavorable, como también lo es inspirar confianza a una persona recelosa y desconfiada.
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Estas trampas restan objetividad al proceso, así que conocerlas y considerarlas antes de realizar la
valoración proporcionará una mayor fiabilidad y validez al sistema y facilitará el éxito de la
entrevista.
El enfoque tradicional de gestión, basado en directivos que dan órdenes y en subordinados que las
cumplen, no suelen mejorar de forma notable el rendimiento de los colaboradores. A la hora de
elaborar el plan de acción, los evaluadores deben desempeñar la figura de “facilitador”, no de
“inspector o controlador”. El directivo debe esforzarse para proporcionar a sus colaboradores los
medios necesarios; además, debe escucharlos atentamente, de manera que pueda ayudarles a
establecer ese plan de acción con el fin de resolver sus problemas de rendimiento.
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Antes de aplicar el sistema de evaluación de 360 grados, y para conocer su grado de eficacia, se
debe comprobar si los criterios y el método son los más adecuados para la organización y para
conseguir los objetivos establecidos.
Sólo a través del control se pueden analizar las desviaciones del sistema y, por consiguiente, saber
si las conclusiones obtenidas en la evaluación son lo suficientemente válidas como para,
basándose en ellas, tomar decisiones que influirán en la promoción, el desarrollo, los incentivos y
la remuneración de ese empleado.
Respecto a la validez de los criterios de evaluación, es necesario comprobar que sirven para el
objetivo predeterminado. Por ejemplo, si se utiliza como criterio el trabajo en equipo, será válido
cuando pueda demostrarse que los evaluados favorablemente son realmente los mejores.
Detenerse en el análisis de la precisión del método de evaluación elegido es uno de los puntos
clave para una correcta implantación del sistema. Hay que señalar que cualquier método de
evaluación puede conllevar un margen de error que es necesario analizar para determinar su grado
de precisión.
El método de evaluación de 360 grados será más adecuado cuanto menor sea la desviación
obtenida a través de varias mediciones diferentes del rendimiento. Si se concluyen evaluaciones
parecidas en distintos análisis, el grado de confianza en sus resultados será mayor.
Éstas son algunas de las causas por las que algunas organizaciones no realizan estos controles,
pero también existen otros motivos:
• La comparación entre coste y valor obtenido no se considera rentable. Es decir, que el
tiempo y esfuerzos invertidos, tanto económicos como humanos, no compensan.
• Otras empresas consideran que los objetivos que se persiguen no requieren este tipo de
control (por ejemplo, porque sólo pretende mejorar la eficacia del personal o el desarrollo
de los individuos).
• Tener que implantar el sistema en un plazo reducido de tiempo.
• Optar por aplicar, de forma idéntica, un sistema utilizado eficazmente por otra
organización.
• Considerar que las validaciones realizadas por otras experiencias de aplicación del sistema
elegido se pueden extrapolar.
• Considerar más adecuado el control de funcionamiento o de desarrollo, porque un control
previo sería poco significativo y demasiado teórico.
No obstante, en el seguimiento de los casos en los que se ha aplicado este control, y en los que no
se ha aplicado, se pone de manifiesto su efectividad y su rentabilidad.
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Fig. 5. Proceso de control de implantación.
La necesidad de llevar a cabo este control está relacionada con la aplicación o no del control previo
durante la fase de implantación. La experiencia demuestra que si se ha realizado el control previo,
los resultados obtenidos con el control sobre el funcionamiento son significativamente mejores, se
detectan menos fallos y no es necesario introducir demasiadas modificaciones que resten validez
al sistema.
Por último, no hay que olvidar que una buena preparación de los evaluadores, adquirida por medio
de cursos de formación o de reciclaje, contribuye a que tanto los aspectos formales como los
cualitativos favorezcan el éxito del sistema en conjunto.
Si se opta por solicitar opiniones a los participantes, es conveniente que, una vez realizado el
análisis y los estudios correspondientes, se lleve a cabo un proceso de comunicación, bien por
escrito o a través de una presentación, en el que se expongan las sugerencias realizadas y las
medidas adoptadas. De esta forma se consigue que tanto los evaluadores como los evaluados se
involucren en mayor grado y se transmita una imagen de transparencia, fundamental en todo
sistema de evaluación.
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