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Libro de cantares

I. EL NOMBRE DEL LIBRO


A. Este libro, como todos los libros del antiguo testamento, originalmente
son nombrados de acuerdo con las primeras palabras del libro. En hebreo
lasprimeras palabras son "cantos de cantos que es de Salomón", que es
un superlativo. Esto implica que es el mejor de los cantos de amor de la
realeza.
B. Este libro también es conocido como "Canticos" en la Vulgata (canticum
canticorum).
II. CANONIZACION

A. Debido al contenido inusual de este libro, experimento dificultad en


alcanzar el status canónico
1. La escuela rabínica de Shammai (escuela conservadora) se opuso
al libro.
2. La escuela rabínica de Hillel (escuela liberal apoyo el libro)
3. En los concilios rabínicos de Jamnia (90 DC) el libro todavía era
discutido y cuestionado como canónico.
4. Bajo el liderazgo del rabí Akiba, en uno de los concilios de
Jamnia, (90 DC), fue finalmente aceptado como canónico. Dijo
acerca de estelibro, "todo el mundo no es digno como en los días
cuando Cantar de los cantares fue dada a Israel, porque todos los
escritos son santos pero Cantarde los Cantares es el santo de los
santos" (Mish. Ya daim, III, 5).
B. Es el primero de una lista de libros especializados de la sección de los
escritos del canon hebreo llamado el Megilloth "cinco rollos". Cada
unoera leído en el día anual de la fiesta. Cantar de los cantares era leído
en la fiesta de la Pascua (en el octavo día).

1. Cantar de los cantares- Pascua


2. Rut- Pentecostés
3. Eclesiastés- Fiestas de la cabaña o tabernáculo.
4. Esther- Purim
5. Lamentaciones- Caída de Jerusalén
III. GENERO.

A. Este es el asunto principal en la interpretación de este libro. El género es


crucial en la identificación del intento del propósitodel autor original.
Este libro está escrito totalmente en poesía.
LIBROS DE SALOMÓN
Además de Cantares, Salomón escribió otros dos libros que fueron incluidos en la Biblia:
Proverbios y Eclesiastés.

La tradición judía relaciona cada uno de los tres libros de Salomón con las tres áreas del
Tabernáculo y el Templo:

Proverbios -- El Atrio
Eclesiastés -- El Lugar Santo
Cantares -- El Lugar Santísimo

Proverbios nos enseña principios prácticos y sabiduría para ser aplicada a la vida diaria.

Eclesiastés enseña que todo en la vida es vanidad. Habla de la búsqueda del hombre por
la satisfacción y el reposo, pero no lo encuentra en lo que le ofrece el mundo sino sólo en
Dios. Aunque uno tenga todo lo que se pudiera desear de este mundo, no es suficiente
para hacernos felices, ya que la única satisfacción la encontramos en Dios.

Eclesiastés enseña que aunque las circunstancias sean positivas, no encontraremos


contentamientos en ellas. Por el contrario, Cantares enseña que aun cuando las
circunstancias sean negativas, si tenemos una relación íntima con Dios estaremos
realizados y satisfechos.

 La vanidad de la sabiduría humana:


Eclesiastés 2:14-16
14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero

también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.


15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá

también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más
sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los

días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el


necio.
 La vanidad del esfuerzo humano:
Eclesiastés 2:22
22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su

corazón, con que se afana debajo del sol?


 La vanidad de la rivalidad humana:
Eclesiastés 4:4
4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la

envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción


de espíritu.
 La vanidad del poder humano:
Eclesiastés 4:16
16 No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los

que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también


vanidad y aflicción de espíritu.
 La vanidad de la avaricia:
Eclesiastés 5:10
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho

tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.


 La vanidad de la acumulación:
Eclesiastés 6:7
7 Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se

sacia.
También en esta sección encontramos consejos muy sabios del Predicador:El
autor nos enseña que 2 pueden tener más éxito en varios trabajos que uno
solo.

Eclesiastés 4:9-12
9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo!

que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.


11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo

se calentará uno solo?


12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres

dobleces no se rompe pronto.


También nos aconseja que la sabiduría y la pobreza son mejores que la
necedad y las riquezas.

Eclesiastés 4:13
13 Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite

consejos
Además vemos aquí la responsabilidad del hombre ante Dios y la reverencia
con que hemos de dirigirnos a Él.

Eclesiastés 5:1-2
La insensatez de hacer votos a la ligera
5 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír

que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.
2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra

delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto,
sean pocas tus palabras.
III. LAS PALABRAS DE SABIDURÍA (7:1 – 12:8).
En esta sección abordamos las palabras sabias del escritor en donde
predomina un claro contraste entre la sabiduría y la insensatez:
Eclesiastés 7:10-14
10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores

que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.


11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol.
12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede,

en que da vida a sus poseedores.


13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera.

Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle
después de él.
Eclesiastés 7:19
19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una

ciudad.
El Predicador después de narrar todas las experiencias por las que pasó llegó
a la siguiente conclusión:

Eclesiastés 7:29
29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero

ellos buscaron muchas perversiones.

Además, el Predicador profundiza más en el capítulo 9 en lo que respecta a la


consecuencia del pecado por la perversión del hombre: la muerte. Ni
siquiera la vida justa podrá impedirla:

Eclesiastés 9:1-3
1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo

esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que
sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos.
2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al

justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que


no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el
juramento.
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso

acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está
lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto
se van a los muertos.
Este texto sin duda alguna nos debe llevar a Cristo. Aquí el predicador
observa verdades importantes: 1) todos estamos en la mano de Dios para ser
juzgados, 2) todos hemos de morir y 3) el corazón de todos los hombres está
sujeto al pecado desde su nacimiento (durante toda su vida). ¿Quién podría
escapar de este destino por su propia cuenta? Solamente en Jesucristo, por
medio de su gracia salvadora, es que nuestras almas pueden ser libradas de la
muerte. Aún hay esperanza para el pecador que respira, Cristo vino a este
mundo a salvar a pecadores y Él nunca echará fuera de su presencia a quien
con un corazón arrepentido clame por Su misericordia. No importa cuán
grandes o terribles sean los pecados del hombre porque Él se deleita en
perdonar.
Algo de suma importancia que nos transmite la enseñanza del Predicador en
este libro es la realidad de la suerte de los injustos y de los justos. Aunque en
ocasiones pareciera ser que los impíos prosperan a pesar de su maldad, lo
cierto es que su fin no será bueno, mientras que los justos que muchas veces
sufren la adversidad poseen un mejor fin.

Eclesiastés 8:10-13
10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que

frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad


donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.
11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de

los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.
12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo

también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su
presencia;
13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son

como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.


IV. EPÍLOGO (12:9-14).
El final de todo el discurso hablado por el Predicador es:
Eclesiastés 12:13-14
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus

mandamientos; porque esto es el todo del hombre.


14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa

encubierta, sea buena o sea mala.


Al fin el escritor evidencia que todo el sentido de la vida radica únicamente en
Dios. El propio autor afirma cuál era el fin de sus palabras: una enseñanza
que sirviera para temer a Dios.
“La soberanía divina en la determinación de todas las
circunstancias de la historia que no pueden ser alteradas, la
inclinación del hombre a buscar perversiones, la bondad de Dios
con sus criaturas y la realidad de un juicio divino están firmes en
la enseñanza del libro de Eclesiastés. No hay razón alguna para
pensar de este maravilloso libro como herético o no inspirado. El
libro de Eclesiastés nos muestra la realidad de gran cantidad de
personas que viven dentro de una “ilusión” y hacen de una “casa
de los espejos” su techo y refugio. La superficialidad y el amor a
sí mismos son para ellos como trajes de gala. Para estos, el
sentido de la vida se puede extraer de su propia sabiduría y éxitos
personales diciendo en su corazón: ven ahora, te probaré con
alegría, y gozarás de bienes (ref. Ec 2:1). Quienes así lo piensan y
hacen, son como barca a la deriva, pues fuera de Dios nada tiene
sentido, por eso quien no conoce a Dios es a la vez incapaz de
conocerse a sí mismo”.
El autor de este Libro es un “Sabio” de mediados del siglo III a. C. que pone
sus reflexiones en boca del ECLESIASTÉS, palabra griega que significa
“predicador” o “presidente” de una asamblea religiosa. De ahí el titulo de la
obra, cuyo nombre hebreo -COHÉLET-parece significar más o menos lo mismo.
El hecho de identificar a este “predicador” con el rey Salomón es un artificio
literario común a todos los escritos sapienciales.
El tono dominante del Eclesiastés es más bien sombrío y pesimista. En él se
van exponiendo las reflexiones y las actitudes de un hombre a partir de su
experiencia personal. Esa experiencia le ha hecho descubrir la caducidad de la
vida y la aparente inutilidad de todas las cosas, llevándolo a una amarga
convicción, repetida incansablemente a lo largo del Libro: “¡Vanidad, pura
vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el
esfuerzo que realiza bajo el sol?”(1. 2-3).
Este Sabio comprueba que nada de lo que tradicionalmente era considerado
una retribución por el cumplimiento de la Ley puede satisfacer plenamente al
corazón humano. El amor, los placeres, las riquezas y la gloria no dejan más
que vacío y desencanto. La misma sabiduría está acompañada de aflicción.
Para colmo de males, muchas veces los necios oprimen a los sabios. Más
aún, “¡el sabio muere igual que el necio!” y “todo cae en el olvido” (2. 16). La
ausencia de la esperanza en una retribución después de la muerte explica esta
manera de pensar (9. 4-6). Lo único que vale la pena es gozar
moderadamente de las alegrías y de los pocos bienes que Dios pone a nuestro
alcance (5. 17-19; 9. 7-10; 11. 7-10).
¿Cómo se puede compaginar el pesimismo del Eclesiastés, por momentos
rayano en el escepticismo, con la fe y la esperanza de un israelita que se
siente heredero de las promesas hechas por Dios a su Pueblo? Por lo pronto,
no se debe olvidar que este Libro no es “toda” la Biblia, sino “una” de sus
partes. Escrito en el estilo de los “maestros de sabiduría”, abundan en él los
aforismos, las paradojas e, incluso, las afirmaciones aparentemente
contradictorias que intentan expresar las diversas caras de una misma
realidad.
Por otra parte, al escepticismo existencial del autor del Eclesiastés no
corresponde un escepticismo religioso. Al contrario, este pensador
desilusionado guarda la serenidad del creyente y reconoce que todo ha sido
dispuesto por la sabia Providencia divina (3. 10-11). Para él, las cosas buenas
son un don de Dios (2. 24-26), y el hombre tendrá que dar cuenta al Creador
de su conducta sobre la tierra (12. 14). La enseñanza moral de este
“predicador” concuerda muy bien con la de todo el Antiguo Testamento: “Teme
al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre” (
12. 13).
De todas maneras, al llamar la atención sobre la relatividad de cuanto
hay “bajo el sol”, este Sabio nos lleva a la búsqueda del único “Absoluto”. “El
Eclesiastés habla de Dios, se ha dicho con razón, como la sed del agua”. Y el
Nuevo Testamento, al revelarnos la resurrección de los muertos, viene a
colmar la sensación de vacío que deja la lectura de este Libro: “La creación
quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la
sometió, pero conservando una esperanza” (Rom. 8. 20).

AHORA COMENCEMOS A APRENDER DEL LIBRO DE


PROVERBIOS. CAPITULO 2
(Segun la Biblia de estudio de John MacArthur) La sabiduria esta a
disposicion de aquellos que comprenden su valor (como un tesoro).
versiculo 3 dice: si clamares a la inteligencia: esto muestra el apasionado
ruego de quien desea saber y aplicar la verdad de Dios.
versiculo 7 y 8 habla de los rectos: este termino identifica a los verdaderos
creyentes que buscan conocer, amar y obedecer a Dios y vivir con rectitud.
v.11 que la discrecion te guardara...Dios nos quiere proteger de los errores
que podemos cometer cuando no tenemos sabiduria, los cuales nos llevan a
relaciones dificiles con otros y en el versiculo 12 dice que nos quiere "librar
del mal camino". La sabiduria que encontramos en la Palabra de Dios, Dios
nos la ofrece porque nos quiere proteger, cuidar, no para que tengamos
vidas aburridas, como muchos piensan.
Buscar a Dios nos lleva a tener una vida plena y llena de Paz, al contrario de
los que caminan en pecado (versiculos 13 a 19) Y al final, cuando andamos
en el consejo de Dios, en sabiduria, en rectitud podemos vivir confiados,
protegidos, bendecidos, guardados.
*Busca algun versiculo que te haya hecho pensar en algo que Dios quiere
cambiar en tu vida hoy, y luego busca un versiculo que te haga pensar en la
diferencia que hace tener la sabiduria de Dios: en tus relaciones con otros;
en la manera que vas a enfrentar un problema, una decision, una dificultad.
No te olvides de compartir con alguien hoy, lo que aprendiste de la Biblia.

VERSÍCULOS 2:18-23: ABORRECÍ TODO MI TRABAJO


18Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual
dejaré á otro que vendrá después de mí. 19¿Y quién sabe si será sabio, ó necio, el que se
enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané, y en que ocupé debajo del sol mi
sabiduría? Esto también es vanidad.20Tornéme por tanto á desesperanzar mi corazón
acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi
sabiduría. 21¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que
haya de dar su hacienda á hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y
mal grande. 22Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón,
con que debajo del sol él se afanara? 23Porque todos sus días no son sino dolores, y sus
trabajos molestias: aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
“Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el
cual dejaré á otro que vendrá después de mí” (v. 18). En el primer capítulo, Qoheleth
describió la condición humana como “vanidad y aflicción de espíritu” (1:14). Ahora nos da
un ejemplo práctico de esa misma idea. Aborrece su trabajo, porque sabe que el día
vendrá cuando morirá y tendrá que dejar a los demás el producto de su trabajo – a “otro
que vendrá después de mí.”

Muchos de nosotros pensamos de manera muy diferente. Nos alegra la posibilidad de


poder dejar una herencia a nuestros hijos. Tememos la posibilidad de que una
enfermedad en nuestros últimos meses elimine nuestros ahorros y que no quede nada
para nuestros hijos.

Al escribir esto, y tengo casi setenta años, sé de donde hablo. He trabajado duro la mayor
parte de mis años, y tengo un hogar y ahorros modestos que espero dejar a mis hijos
cuando muera. He vivido una vida llena de significado, y espero obtener una cucharada
más de significado dejándoles a mis hijos una herencia.

¡Pero Qoheleth no lo ve así! ¡De ninguna manera!

“¿Y quién sabe si será sabio, ó necio, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en
que yo me afané, y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es
vanidad” (v. 19). Nuestro Qoheleth depresivo no cree que dejar una herencia sea algo
positivo. Los que heredan sus posesiones pueden ser sabios o pueden ser necios.
Pueden invertir su herencia y obtener seguridad de ella – o pueden malgastarla en un
crucero alrededor del mundo. Pueden usar su herencia para abrir un negocio o educar a
sus hijos – o pueden dejar su trabajo y pasar el resto de la vida borrachos. Después de su
muerte, Qoheleth no podrá controlar la manera en que se utiliza su dinero, y esa falta de
control le molesta mucho.

Qoheleth ha declarado ser rey (1:1) y los reyes, a menudo, disfrutan de grandes riquezas.
Podía haber sido Salomón – es cierto que Salomón disfrutaba de grandes riquezas. Las
herencias presentan un problema especial para gente muy rica. A menudo dejan grandes
cantidades de dinero a fundaciones que utilizan su dinero a lo largo de muchos años.
Cuando veo causas liberales apoyadas por fundaciones que usan el dinero heredado de

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