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EL VÍNCULO ENTRE LA
FELICIDAD Y LA ÉTICA
Fernando Savater
1
comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un carácter histórico
y social, se acaten libre y concientemente, por una convicción íntima, y no de
un modo mecánico, exterior o impersonal”3.
Explicando cada uno de los puntos mencionados antes decimos que, las
normas son propuestas y acatadas por la misma sociedad en la que se
encuentra el individuo, con esto se busca que la sociedad tenga un orden, que
sea capaz de organizar a la sociedad y evitar el descontrol dentro de la misma.
Estas normas son históricas, ya que la moral existente hoy en día no es la
misma que existía años atrás, sino que va cambiando de acuerdo al paso del
tiempo y a las necesidades de las distintas sociedades. La normas se acatan
libremente ya que el ser humano es el único capaz de preguntarse por su
situación actual, es decir que a diferencia de los animales sabemos que es lo
que nos conviene y lo que no, por lo tanto podemos decidir entre varias
opciones que se nos presentan y de ellas tomar la que mejor nos parezca.
2
actos, de manera que alcancemos la plenitud en nuestra vida y si la felicidad lo
consideramos nuestro ideal de plenitud, entonces tendría la Ética que llevarnos
hacia la felicidad.
3
La felicidad es lo mejor, lo más
bello y lo más placentero.
Aristóteles
Ahora lo que necesitamos es saber cuál es ese bien soberano o fin último
que buscamos.
4
discusión, pues para el que está enfermo dirá que la felicidad es la salud, y
para el pobre, lo será la riqueza. Siendo muchas las opiniones al respecto
atenderemos a la que tenga matiz de razón. Es por esta razón que la felicidad
tiene que cumplir ciertas condiciones formales para que pueda ser identificado
como fin último o bien soberano. Estas condiciones son:
5
es la que posee la razón y la que piensa. “El acto del hombre es la actividad del
alma según la razón”8 porque la actividad de la razón es la que nos diferencia
de los demás seres que comparten las funciones de crecimiento y alimento,
6
divide en dos: una parte que se encarga de la vida de crecimiento y la nutrición,
sin embargo esta parte no es la que nos interesa por ser común a todos los
demás seres vivientes. La que nos interesa es la que participa de la razón, esta
parte se mantiene al margen de ella, de modo tal que la provoca, la incita,
hasta tal punto de casi ir en contra de todo lo que dice. Pero no hay que creer
que va en contra de ella, sino que es participe de la razón ya que se deja
persuadir por ella, como lo hiciera un padre cuando le está dando consejos a
un hijo sobre lo que debe hacer.
Pues con esta diferencia dada, ahora sentemos las divisiones de la virtud.
“Hay virtudes intelectuales y virtudes morales”9. Las intelectuales son: la
sabiduría, la comprensión y la prudencia; las morales, la liberalidad y la
temperancia. Las virtudes morales, necesitan de costumbre, ya que no nacen
de manera natural en nosotros sino que cuando las llevamos a cabo las
perfeccionamos por medio de la costumbre.
Las virtudes morales están en relación con los placeres y los dolores. A
tal grado que “quien sepa usar de ellos rectamente, será bueno, y quien mal,
malo”10.
La virtud del hombre será llevar a cabo ese hábito por el cual el hombre
se hace bueno y realizará con perfección la obra que le corresponde. El hábito
nace de realizar actos iguales y ejercitarlos para llegar a perfeccionarlos. Las
virtudes morales se pueden ver fracasadas cuando se cae en un exceso y en
defecto de estas mismas. Es decir, que en las virtudes morales hay un exceso,
un defecto y un término medio, y la virtud es un término medio. “Esto es que en
toda capacidad humana el exceso y el defecto son medidos no solo en la
relación de uno con uno, sino también en relación con la medida exacta que
debe alcanzarse”.
En el libro X, Aristóteles efectúa un sumario de la felicidad, para
esclarecer lo propuesto.
Ahora bien, la felicidad está entre los actos que se desean por sí mismos
y no por otra cosa, por que ella se basta a sí misma.
9
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 31
10
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 37
7
“Todas las cosas las escogemos por otras menos la felicidad, que es un
fin”11.
Los actos que se apetecen por ellos mismos son en los que no tenemos
que buscar nada fuera de ellos. Llámense estos, actos virtuosos. El acto más
anhelado para el hombre virtuoso, es el acto realizado conforme a la virtud.
Si la felicidad es, actividad conforme a la virtud, y debe pensarse en
cuanto a la virtud más alta, ésta virtud máxima es la actividad contemplativa.
Aristóteles explica qué es la actividad contemplativa de la siguiente manera: la
inteligencia es lo más alto en cuanto existe en nuestro ser, de las cosas que
conocemos la inteligencia es la más excelente de todas y porque contemplar lo
podemos hacer de manera habitual. Y pensando como dijimos que la felicidad
va acompañada de placer, porque el acto más apetecible que conforme a la
realizamos conforme a la virtud será la sabiduría. El solo afán de saber, trae
consigo hermosos deleites por su “pureza y por su firmeza”.
Es requisito que el filósofo tenga cosas necesarias para la vida, ya sean
las necesidades biológicas, como el comer, un techo, recursos económicos y
salud. Pero no es suficiente, puesto que podrá dejar atrás todo para dedicarse
a la vida contemplativa y lo podrá realizar de manera solitaria, sin necesidad de
lujos.
Todo lo dicho toma su curso, pues lo propio de cada ser es, lo mejor, lo
más anhelable para el hombre y “esto es, por tanto la vida según la inteligencia,
por que esto es principalmente el hombre; y esta vida será por consiguiente la
vida más feliz”12. Cabe mencionar que Aristóteles afirma que hay dos tipos de
felicidad.
La que se da por virtudes morales y que se obtiene llegando al justo
medio y la felicidad por actividad contemplativa.
11
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 223
12
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 226
8
el que los animales no participan del acto de contemplación, y por lo tanto no
participan de la felicidad.
Entonces tenemos que Aristóteles propone que la felicidad consiste en un
único bien, que es la vida contemplativa y que todos los demás bienes son un
medio para llevarla a cabo. También es necesario que se eduque desde la
niñez al ser humano de una forma virtuosa, enseñándolo a amar lo bello y a
detestar lo aborrecible, todo esto porque ya que no se podrá cuando nunca se
han recibido las enseñanzas en los bueno hábitos, todo esto para que después
se pueda seguir en el camino de los actos virtuosos, poniendo atención
individual en lo que se quiere alcanzar y el resultado va a diferir individualmente
de acuerdo a la voluntad puesta en ello.
9
En esta sección del capítulo, examinaremos la teoría sobre la felicidad
propuesta por Epicuro. Como no han sobrevivido al paso del tiempo libros de
él, solo se han conservado tres cartas y otros escritos, el que utilizaremos para
nuestros fines, será el libro de Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más
ilustres. Ya que en éste se encuentran las tres cartas que enumeran de manera
explícita toda su filosofía. La carta que nos sirve para nuestra investigación es
la carta que escribió Epicuro a Meneceo y que en ella habla sobre el placer.
La Ética de Epicuro es una ética hedonista que viene del griego hedoné, que
significa placer. Dependiendo de la traducción que se tome de las cartas de
Epicuro, hay diferencia entre las palabras placer y deleite pero en este caso
son sinónimos.
13
Sánchez Vázquez, Adolfo, Ética, México: Tratados y Manuales Grijalbo, p. 134
14
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa,1998, p. 275
10
semejante a quien dice que no ha llegado el tiempo de buscar la felicidad”15.
Por que el filosofar es equivalente a buscar la felicidad.
Entonces Epicuro nos exhorta a cuidar de las cosas que producen la felicidad,
ya que sin ella hacemos todo por tenerla y con ella tenemos todo hacemos lo
que sea por mantenerla con nosotros. Con esto empieza por decirnos lo que
hay que practicar, cuidar y hacer para llevar una vida honesta.
Y esto es, en primer lugar que Dios existe, pero que el pensar que él intercede
en nuestros aconteceres o que de alguna manera interfiere en nuestra vida es
cosa que solo los vulgares tienen por cierto.
De nuestros deseos Epicuro hace una división. Propone que unos son
naturales y los otros vanos. Los naturales son los que necesitamos por que de
ellos viene el bienestar del cuerpo, como por ejemplo el vestido para taparnos
del sol. Los vanos son sin fundamento, inútiles, ya que no son necesarios,
15
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa 1998, p. 275
16
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa 1998, p. 276
11
podemos decir en cuanto al ejemplo del vestido que si es necesario para
taparse del sol, se hace vano al querer tener un vestido a la moda o al querer
que tenga otro sentido que el protegernos el cuerpo. De los naturales los divide
en: necesarios y naturales. De los necesarios los que destacan son los que
sirven para la felicidad, los que dan tranquilidad del cuerpo y los otros son para
la propia vida.
Todos los placeres no tienen el mismo peso, es decir unos son mas
importantes que otros, puesto que, unos no los elegimos, porque estos nos
conllevan a dolores más profundos que estos mismos, y en vez de eso
preferimos algunos dolores, ya que enseguida de estos viene un placer mucho
mayor que el dolor. Podemos poner como ejemplo: cuando estamos enfermos
sentimos gran dolor, y para tener la salud que deseamos en esos casos es
17
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 276
18
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 276
12
necesario someterse a una serie de inyecciones prescritas por el médico, para
algunas personas esto les causan pavor las inyecciones pero es un mal
necesario y por eso, prefieren que se las pongan, puesto que después de sentir
ese dolor del piquete es más grande la satisfacción y el placer de sentirse
aliviado y con salud.
“Con esto nos conviene actuar pues, con medida. Y si en algunos casos se nos
presenta el que debemos escoger cosas malas por buenas y viceversa, lo conveniente
aquí es actuar de manera que nos contentemos con lo suficiente pero no de manera
que siempre tengamos escasez de todo, sino de manera tal que cuando no tengamos
mucho podamos vivir con poco, y que tanto los alimentos fáciles y sencillos son
también sabrosos como los grandes manjares, de modo cuando los comemos igual dan
Entonces cuando Epicuro habla de que “el deleite es el fin” no se tiene que
entender como el placer sexual de los lujuriosos. Este sentido de la palabra
placer se ha tergiversado en nuestra época, puesto que, los adultos (más aun
los jóvenes) al mencionarles la palabra placer, lo primero que se les viene a la
mente es una connotación sexual.
Esto se da porque los jóvenes buscan la diversión y huyen del dolor a toda
costa, pensando que el placer es la ausencia de todo dolor físico y que
únicamente el placer que pueden obtener tiene que ser el sexual. Esto es
erróneo, pues únicamente lo afirman, porque viven en la ignorancia del no
saber que pueden darse dos tipos de placer y Epicuro no se refirió al placer de
los que se divierten con mujeres y hombres en fiestas, ni los que dan los
grandes manjares, siempre como los ignorantes de su doctrina han pensado,
13
sino que el deleite está unido a “el no padecer dolor en el cuerpo con el estar
tranquilo en el ánimo”19. Este placer lo dará el de la posesión del raciocinio que
es el que nos capacita para poder deliberar entre las distintas opciones de
elección.
Con esto dice Epicuro que, el que opina santamente de los dioses, que no
teme a la muerte, que pone en términos de fáciles de obtener y prevenir sus
bienes, que sus males los tenga por breves y que niega el destino nadie le
podrá superar.
Diógenes hace un sumario de todas las opiniones primarias que llevan por fin
el principio de la felicidad estas son:
19
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 277
20
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 277
14
3. Ningún placer por sí mismo es malo, no obstante producir ciertos
deleites trae muchas mas penas que placeres. El producir en exceso ciertos
placeres puede traer en consecuencia más dolores que el placer que se
produce, entonces debe actuar la prudencia.
4. El que es justo está libre de pesares.
5. De todas las cosas que llega a adquirir la sabiduría para la felicidad de la
vida, la mayor es la posesión de la amistad ya que la amistad da seguridad aun
si no se poseen bienes.
6. De los apetitos unos son naturales y necesarios; otros naturales y no
necesarios, y otros ni naturales ni necesarios, sino movidos. Los naturales y
necesarios son los que eliminan las necesidades tales como beber agua para
calmar la sed, a los que solo modifican el deleite pero no quitan la necesidad,
como son las comidas excesivas, y por no naturales y necesarios la erección
de estatuas y las coronas.
El hombre feliz es el que se siente ciudadano del universo y goza libremente del
espectáculo y de las alegría que le brinda, impávido ante la muerte, porque no se cree
separado de los que vienen en pos de él.
Bertrand Russell
15
Esta parte del capítulo la enfocaremos al análisis de la filosofía de Bertrand
Russell, en vista de lo que el consideraba que era necesario para que sea
posible alcanzar la felicidad. En su libro, La conquista de la felicidad, es donde
expone su teoría. Los capítulos que utilizaremos para nuestro análisis son
únicamente los que se relacionan con la felicidad, es decir las causas que
producen la felicidad.
Russell sabe que son necesarios cambios externos en el sistema social ya que
al no realizarlos también impiden la felicidad. Como ejemplo está la pobreza
extrema, que de nada serviría erradicarla, si aun el que posee riqueza, se llega
a sentir tan infeliz que de nada le sirve poseerla. Es por eso que lo necesario
es que se erradique la infelicidad individual.
Por esta razón, se pregunta “¿Qué pueden hacer ahora un hombre y una mujer
en medio de nuestra sociedad nostálgica para conseguir la felicidad?”21
Lo que se propone Russell para resolverlo es plantear los cambios necesarios
para que se pueda dar la felicidad.
En los capítulos del apartado dedicado a las causas de la felicidad en el libro,
La conquista de la felicidad, Russell afirma que es posible obtener dicha
felicidad, al afirmar esto lo hace explicando que llego a esta conclusión de
acuerdo con las platicas que ha tenido con distintas personas y de la
experiencia propia que se lo han demostrado, que para esto es necesario
realizar algunos cambios y diversas experiencias que ellas mismas harán que
sea fácil obtenerla.
21
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 13
16
Russell hace una clasificación de la felicidad las divide en: “felicidad natural e
imaginativa, o animal y espiritual o la de corazón y de cabeza”22. La diferencia
entre la denominación que se deba tomar radica en que una es accesible a
todos los seres humanos y la otra solamente a los que saben leer y escribir.
Con esta descripción va mostrando los cambios que se deben realizar para que
se de la felicidad. El primero de ellos es el siguiente. Menciona a los hombres
de ciencia que son los más felices, puesto que en él se presenta todo lo que es
necesario para la felicidad, en primer lugar se presenta por el reconocimiento
que tienen, ya que su inteligencia los mantiene en el trabajo y nadie duda de
ellos, están es constante afirmación de ellos mismos frente al resto del mundo,
lo que los lleva a obtener una admiración de los demás.
A diferencia de los científicos, dice que los artistas podrían no ser reconocidos
con sus obras, por el hecho de que pocos podrían entender lo que quieren
plasmar en sus obras, mientras que el científico siempre comprueba lo que
hace.
En el mundo moderno en el que vivía Russell, el hombre occidental inteligente
se siente desdichado por no saber que hacer con sus mejores facultades, es
decir que el aburrimiento es constante motivo de infelicidad.
Así que el encontrar algún motivante que no sea fantástico es muy fácil y
quienes consiguen interesarse en algo logran obtener lo que los mantiene
ocupados y llena sus momentos de ocio y esto mismo hace que se olviden de
la idea de que la vida no tiene sentido.
22
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 127
17
En resumen. “El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean lo más
amplio posible y que tus reacciones hacia personas y cosas interesantes sean
amistosas en vez de hostiles”23.
En cuanto al entusiasmo. Lo compara como quien come bien igual que al que
tiene entusiasmo en la vida. “Lo que el apetito es con relación a la comida, es
el entusiasmo con relación a la vida”24. Debemos de mantener el mismo
entusiasmo por las cosas que realizamos para no perder el interés ni el sabor a
la vida. “Cuantas más cosas interesen a un hombre mayores posibilidades
tiene de felicidad y menos expuesto se haya a un accidente, pues si una le falta
puede dedicarse inmediatamente a otra”25. Esto es que debemos procurar
interesarnos en la mayoría de cosas que nos sean posibles para llenar los
vacíos de nuestra vida.
En las diferentes actividades que sean motivo de nuestro interés debe existir la
moderación, es decir que debe darse “la fórmula griega de la moderación”27.
Para que ninguna de nuestras demás actividades se vea entorpecidas por
nuestra pasión particular, tienen que ser compatibles con la salud, el cariño de
nuestra familia y con el respeto de la sociedad en la que vivimos. Y por último
“tanto para las mujeres como para los hombres el entusiasmo es el secreto de
la felicidad y bienestar”28.
23
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 139
24
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 142
25
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 43
26
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 146
27
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 149
28
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 154
18
La familia es una institución heredada del pasado, pero que está
desorganizada, a tal grado que en lugar de producir felicidad es mayor motivo
de desgracia. Lo que plantea hacer Russell para cambiar la situación familiar
es que, aquellos que mantienen una relación y quieren adoptar la paternidad
tienen que analizar las consecuencias de lo que planean realizar, reflexionando
y actuando prudentemente, con inteligencia, adoptando una actitud de respeto
con los hijos, quitando todo despotismo, pues con esto se logrará que los
padres dejen de sentirse desgraciados a la hora que ellos adopten la libertad.
19
uno mismo, y hemos llegado a la conclusión, de que en lo referente a esta
parte la receta de la felicidad es muy sencilla”29.
20
Para que comprendamos con mayor facilidad la teoría del yo, el ello y el súper-
yo, que plantea Freud, veo la necesidad de dar la definición dada por Mercedes
Garzón sobre la psique, esto hará que sea fácil entender lo que trata de
decirnos Freud, puesto que no nos explica de manera amplia sobre esta teoría,
ya que considera que de esto habla en sus otros escritos.
21
Pues bien en su ensayo El malestar en la cultura Freud menciona que tenemos
un sentimiento de mismidad, el sentimiento de nuestro propio yo, que con el
paso del tiempo se ha deformado. Cuando somos bebés se nos pone enfrente
el seno materno, que al quitársenos hacemos lo necesario para traerlo de
vuelta, con el llanto nos damos cuenta de que regresa. Con esto comienza
nuestro yo a diferenciar el exterior, empieza por aceptarlo, ya que nos damos
cuenta que también es fuente de dolor o displacer. Nuestro principio del placer
nos induce a abolir y evitar estas fuentes de dolor. Es por esta razón que
comenzamos a separar el yo, cuando se convierte en fuente de displacer,
tratamos de expulsarlo de sí, formando un yo puramente hedónico, un yo
placiente. Algunos de los sufrimientos vienen de nuestro interior mismo, por
otra parte las fuentes de placer vienen en mayor parte de los objetos. Aquí es
donde el ser humano comienza a distinguir lo interior de lo exterior. Esta
capacidad para discernir es la que nos abre paso al principio de la realidad, que
al mismo tiempo servirá para evitar los sufrimientos, las sensaciones
displacenteras o amenazantes.
Existen maneras con las que podemos evitar el dolor que puede traer consigo
la vida. Una de ellas es mediante distracciones que nos hagan parecer
pequeño el dolor; otra pueden ser satisfacciones que lo reduzcan; una más son
los narcóticos que nos hagan insensibles a la vida.
Así que quien fija el objetivo de nuestras acciones para realizar cualquier fin, es
el principio del placer; que rige nuestras operaciones psíquicas desde el origen.
“Lo que llamamos felicidad, surge de la satisfacción, casi instantánea, de
22
necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión” de acuerdo con
esto solo puede darse la felicidad en momentos. Ya que el que persista una
situación que anhelamos, por le principio del placer solo se nos puede brindar
un tibio bienestar, pues nuestra constitución psíquica solo nos permite sentir el
dolor. “Esto es por que el sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el
propio cuerpo; del mundo exterior; por último de las relaciones con otros seres
humanos”30.
Por este motivo, el ser humano rebaja sus aspiraciones de felicidad, no nos
debe sorprender que se diga feliz por el simple hecho de poder escapar de las
desgracias, de haber sobrevivido al sufrimiento. Esto hace que el evitar el
sufrimiento deje en segundo plano la de lograr el placer. Para la búsqueda del
placer puede haber muchos caminos, como buscar ilimitadamente
satisfacciones, pero traería muchas peores consecuencias. Otros métodos
buscan evitar el sufrimiento y se diferencian según el displacer al que se
atienda. El que más parece efectivo a Freud es de los químicos: la intoxicación.
Dice que como el sufrimiento lo sentimos, si los químicos impiden sentir
estímulos desagradables y a su vez sentir sensaciones placenteras, estos
quitapenas podrían hacer que el ser humano escape de su realidad. Aunque se
sabe que en esa cualidad reside el peligro que desentraña su uso.
Cuando se busca satisfacer los instintos, ya que de ello deriva la felicidad, nos
causa un gran sufrimiento cuando se nos impide satisfacer nuestras
necesidades de manera inmediata. Podríamos pensar que si podemos aniquilar
nuestros instintos lograríamos dejar de sentir dolor, pero lo único que
lograríamos sería la felicidad del reposo absoluto. Otra manera de buscar
satisfacer los instintos de manera moderada es a través del gobierno de las
instancias psíquicas superiores, sometidas al principio de la realidad. Con ello
no se busca dejar la satisfacción, sino que se logra un poco de protección
contra el dolor, ya que el sufrimiento de los instintos dominados es menor que
al de los no dominados, pero también las posibilidades de placer se ven
reducidas, pues el sentimiento de felicidad que se experimenta al satisfacer
una pulsión no dominada es mayor a la que produce una que se ha dominado.
30
23
Razón por la que los impulsos perversos y la seducción que ejerce lo prohibido
sea motivo de gran atracción para los seres humanos.
Freud también menciona a la técnica del arte de vivir como una manera de
evitar el sufrimiento y búsqueda de la felicidad. Al igual que las otras se busca
deslindarse del destino y se quiere trasladar la satisfacción a los procesos
psíquicos internos, desplazando la libido, pero sin apartarse del mundo exterior,
al contrario hallando la felicidad en el vínculo afectivo que surge con éstos
mismos. Esta manera de búsqueda de la felicidad no se conforma con evitar el
dolor, sino que se le olvida que está ahí el sufrimiento y se concentra en el
cumplimiento positivo de la felicidad, es decir que hace del amor el centro de
todas las cosas. Provocando que todas las manifestaciones del amor, como
ejemplo el amor sexual, produzca la experiencia más placentera y poderosa,
fijando así el prototipo de nuestras aspiraciones de felicidad y que viendo que
este camino nos llevo a encontrarla, la busquemos de la misma manera que la
vez primera. Pero el punto débil de esta técnica es obvio, estamos a merced
24
del sufrimiento puesto que el motivo de nuestro amor es un objeto y al perderlo
nos sentimos tan desamparadamente infelices.
“El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable:
mas no por ello se debe- ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de
cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos,
anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin- la obtención del placer-, ya el aspecto
No hay regla que valga para todos, sino que cada quien busca y elige el
camino a seguir para encontrar la felicidad. De lo que depende es del grado
que uno se quiera independizar del mundo exterior y de la suma de la
satisfacción real que obtenga de él. La constitución psíquica del individuo es
determinante junto con las circunstancias exteriores, ya que de ellas dependerá
la técnica que adopte para alcanzar la felicidad.
31
25
actividad conforme a la virtud más alta que pude existir en nosotros. Esta
actividad es la contemplativa, que es la actividad que distingue a los seres
humanos, es decir el uso de la razón.
Para Epicuro el deleite es el fin de vivir felizmente. Pero al decir que el fin de la
felicidad es el deleite, no hay que entenderlo como el deleite de los lujuriosos,
ya que estos deleites son pasajeros y poco durables, sino los que dan los
placeres intelectuales y estéticos, puesto que estos son duraderos y
superiores. Y por este principio del deleite se rigen todas nuestras decisiones y
elecciones. Pero de todos los deleites no los elegimos todos, y no huimos de
todos los dolores. Puesto que después de algunos deleites nos viene mayor
molestia y al sentir algunos dolores nos vendrá mayor deleite. Por esta razón
nos tenemos que regir por la virtud de la prudencia, que es la que analiza las
causas de la elección. Finalmente nadie puede vivir feliz sino es justo, honesto
y prudente.
Comparando estas dos posturas tenemos que en las dos se necesita del uso
de la razón para ver realizada la felicidad. En Aristóteles esto se demuestra en
lo que dice de la actividad propia del ser humano y que nos distingue de los
animales, que es el uso de razón, por lo tanto es lo más perfecto que podemos
realizar. Para Epicuro el uso de la razón se encuentra en la especulación,
tomándola como la reflexión sobre lo que debemos elegir y evitar al momento
de buscar el deleite.
Las diferencias que podrían existir son: que Aristóteles critica la teoría del
principio del placer. Criticaba a Eudoxo, (filósofo que planteó el deleite como fin
de la felicidad) pues creía que la búsqueda del placer como un bien solo la
admiten los vulgares y la muchedumbre. Otra diferencia es que para Aristóteles
la felicidad, es solo alcanzable para unos pocos, ya que el que no posee los
bienes materiales o físicos necesarios no podría acceder a la felicidad.
26
Mientras que para Epicuro la felicidad es alcanzable para todos, pues cualquier
persona que mostrara interés por la filosofía y sus enseñanzas podría participar
siempre y cuando mostrara aptitudes para ello.
27
culminación, pues en una mayor parte depende del esfuerzo que ponga uno
mismo.
Para considerar si las posturas son vigentes para los seres humanos que
vivimos es esta época, necesitamos considerar que los autores que analizamos
son de distintas épocas. Aristóteles y Epicuro vivieron hace más de dos mil
años, por lo que están dentro de la época antigua, mientras que Russell y
Freud vivieron la época entre Guerras Mundiales, es decir son de la época
contemporánea. Esto hace que la diferencia entre los postulados sea más
grande entre antiguos con los contemporáneos, dado que para Russell y Freud
el avance de la tecnología es un factor que influye en su visión de la felicidad.
28
algunas de las cuales consistían en participar de escenificaciones teatrales o
en su mayoría de veces los hombres participaban de la política.
Pues bien, lo anterior es importante para la vigencia de las posturas, dado que
Aristóteles y Epicuro no podían saber la manera en la que el avance de la
tecnología y la cultura podían afectar en la decisión de adoptar o no sus
enseñanzas. El principal problema que podemos encontrar para tomar la
postura de Aristóteles, son los bienes que aunque son instrumento para ejercer
la actividad racional serían una desventaja para sectores específicos de la
sociedad, dado que los pobres estarían excluidos de esta felicidad. Otro es que
su propuesta podría entenderse como el dedicarse completamente y
exclusivamente a la actividad contemplativa, pretendiendo que se dejara toda
otra actividad que estuviésemos desempeñando, ya que quien se dedicara a
otra actividad no sería feliz. Esto daría como conclusión el que solo pocas
personas podrían alcanzar la felicidad por ese camino, pues serían una minoría
quienes cumplieran con una situación económica favorable, que pudieran dejar
de lado sus necesidades familiares, que tuvieran las capacidades intelectuales
requeridas y que quisieran acostumbrarse con vivir con lo justo, únicamente
satisfaciendo las necesidades primarias para poder dedicarse enteramente a la
actividad contemplativa.
Viéndolo de esta manera resulta difícil pensar en ese camino. Pero existe otra
posibilidad, de forma que la actividad contemplativa no se reduzca únicamente
a dedicarse a la vida filosófica sino que la entendamos como el conjunto de
actividades realizadas por la actividad de la razón, tales como las virtudes
morales. Por este lado podemos pensar que el ser humano que se dedique a la
filosofía, puede ser también el más feliz, ya que es quien alcanza la cima de
todas las actividades virtuosas, siempre y cuando las realice de manera
perfecta, sin olvidar que la mayor y más perfecta virtud entre todas ellas es la
actividad contemplativa entendida como el uso del razón. Esta posibilidad
permite que la felicidad dependa únicamente del empeño que ponga cada ser
humano y no de las circunstancias exteriores, en el sentido que nos
acerquemos más a la felicidad en cuanto más nos acerquemos a la perfección
de nuestros actos. Esto quita la imposibilidad de realizar la felicidad de
29
Aristóteles puesto que quien tenga las capacidades intelectuales, (pensando
que todos los seres humanos tenemos uso de razón), que posee los bienes
necesarios para realizar estas capacidades, que a través de su esfuerzo y
dedicación sean capaces de ser felices.
30
pena y que pensándolo muchas veces llegará a sentir que es feliz pese a su
situación nos podría sonar absurdo. También Russell habla de dirigir nuestro
interés hacia los objetos, personas o actividades que llenen nuestros ratos de
ocio, así si el no podernos dedicar a una actividad primaria, tenemos varias de
repuesto. Aquí podríamos pensar en el siguiente problema. Nos interesamos
en una persona que es el fruto de nuestro amor por la vida, pero que por equis
circunstancia se muere. Esto desencadena una infelicidad, por lo tanto
buscamos nuestra persona de repuesto, lo que hace que me olvide de la
anterior por que tengo varias personas que sirven para mi propósito. Sabemos
que la mayoría de las personas no actuamos así, entonces sonaría vano
adoptar ese camino. Lo que podemos rescatar de sus ideas es que podemos
dejar el egocentrismo atrás, porque es fuente de aburrimiento, por medio del
interés hacia otras actividades, como el menciona que es más superior el que
practica la lectura que el que ve el futbol, entonces las actividades que implican
el uso del intelecto son más superiores que otras. Por último podemos sacar
provecho de sus palabras si no dejamos de pensar y si actuamos de manera
inventiva, desinteresada y correctamente podemos sacar alguna ventaja ante
nuestras circunstancias.
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