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I. APROXIMACIONES A LA ÉTICA.

EL VÍNCULO ENTRE LA
FELICIDAD Y LA ÉTICA

A la ética le interesa, lo que constituye su especialidad, es


cómo vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre humanos…

Fernando Savater

En el presente capítulo daremos definiciones de Mercedes Garzón y


Adolfo Sánchez Vázquez, acerca de lo que es la Ética, explicaremos también
el por qué es la encargada de solucionar nuestro problema de la felicidad, y la
manera en que ambas se relacionan.

“La Ética se ocupa del comportamiento del individuo en sociedad pero, a


diferencia de la moral no prescribe el curso de nuestra conducta o nuestras
acciones”1. Con esto Mercedes Garzón quiere decir que la ética expone
distintas posibilidades de relación social, y esto lo lleva a cabo criticando y
analizando las distintas morales existentes en la sociedad y se encarga de ver
si están sirviendo o no para las distintas necesidades de los seres humanos,
todo esto lo hace sin establecer las leyes que nos señalan como actuar, ya que
de ello se encarga la moral.

“La Ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres


en sociedad”2.

El comportamiento al que hacen referencia ambos autores es el


comportamiento moral. Este comportamiento son los actos que realizamos de
manera conciente y voluntariamente, que afectan tanto al individuo mismo
como a la sociedad a la que pertenece. Ahora es preciso que digamos que es
la moral.

“La moral es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con


el cual se regulan las relaciones mutuas entre los individuos, o entre ellos y la
1
Garzón, Mercedes, La Ética, México: Tercer Milenio,1997, p 5
2
Sánchez Vázquez, Adolfo, Ética, México: Tratados y Manuales Grijalbo, p. 22

1
comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un carácter histórico
y social, se acaten libre y concientemente, por una convicción íntima, y no de
un modo mecánico, exterior o impersonal”3.

Explicando cada uno de los puntos mencionados antes decimos que, las
normas son propuestas y acatadas por la misma sociedad en la que se
encuentra el individuo, con esto se busca que la sociedad tenga un orden, que
sea capaz de organizar a la sociedad y evitar el descontrol dentro de la misma.
Estas normas son históricas, ya que la moral existente hoy en día no es la
misma que existía años atrás, sino que va cambiando de acuerdo al paso del
tiempo y a las necesidades de las distintas sociedades. La normas se acatan
libremente ya que el ser humano es el único capaz de preguntarse por su
situación actual, es decir que a diferencia de los animales sabemos que es lo
que nos conviene y lo que no, por lo tanto podemos decidir entre varias
opciones que se nos presentan y de ellas tomar la que mejor nos parezca.

En la moral se encuentran dos planos: el normativo y el fáctico. El


normativo, es donde se encuentran todas las normas y reglas que dictan lo que
se debe hacer. El fáctico está constituido por el plano de los hechos morales,
los actos que se realizan de acuerdo con estas normas. Llamamos al plano
normativo, moral. Y al plano fáctico, lo llamaremos moralidad. Entonces la
moralidad es llevar a cabo la moral, entendiendo que es el momento en el que
actúa nuestra capacidad de decisión, un siendo más precisos la moralidad es la
acción de la moral.

En resumen: los seres humanos a diferencia de los animales podemos


crear nuestra forma de vida, podemos decidir ante lo que nos conviene o no. Y
es necesario que sepamos vivir correctamente para no errar demasiado el
camino hacia nuestro ideal y adquirir un “vivir bien” que nos acerque más a lo
correcto. “A ese saber vivir, o arte de vivir, es a lo que llaman Ética”4.

Entonces, ¿de qué manera se relacionan la felicidad y la Ética? Pues la


Ética es la que nos plantea una manera correcta a realizar a cabo nuestros
3
Sánchez Vázquez, Adolfo, Ética, México: Tratados y Manuales Grijalbo, p. 73
4
Savater, Fernando, Ética para Amador , Barcelona, España: 1991, p 31

2
actos, de manera que alcancemos la plenitud en nuestra vida y si la felicidad lo
consideramos nuestro ideal de plenitud, entonces tendría la Ética que llevarnos
hacia la felicidad.

2.1. EUDAIMONIA PARA ARISTÓTELES

3
La felicidad es lo mejor, lo más
bello y lo más placentero.
Aristóteles

En el siguiente capítulo analizaremos lo expuesto sobre la felicidad por


Aristóteles en su obra Ética Nicomaquea.

Mi labor fundamental consiste en exponer los libros I y X de la Ética, ya


que en ellos Aristóteles explica la esencia de la felicidad y por lo tanto son los
libros que sirven para mi investigación, pero eso no significa que haya dejado
de lado los demás libros pues fue necesaria una lectura de la obra en su
totalidad para comprender de manera plena los libros de mi interés.

El término Eudaimonia viene del griego: εὐδαιμονία, y suele ser traducido


comúnmente como felicidad, por eso se dice que la Ética de Aristóteles es una
Ética eudemonista, ya que su problema central es la felicidad. Cabe mencionar,
que en este trabajo utilizaremos únicamente el término de felicidad, y que es
necesario tener presente que para Aristóteles la felicidad no es un estado
pasajero, sino que la felicidad la identifica como el sumo bien al que todas las
cosas aspiran.
En el libro I Aristóteles nos dice:” las acciones y elecciones parecen estar
orientadas hacia algún bien y ese bien es aquello a lo que todas las cosas
aspiran”5. Y como toda acción tiene un fin, hay por lo tanto muchas acciones y,
habrá también muchos fines. Pero si existe solo un fin para nuestros actos
deseado por sí mismo y los demás por él, y ese último fin es el bien soberano.

Ahora lo que necesitamos es saber cuál es ese bien soberano o fin último
que buscamos.

“Tanto la mayoría como los espíritus selectos llaman a este bien


felicidad”6. Pero la diferencia está en que la esencia de la felicidad es cosa de
5
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p. 9
6
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 12

4
discusión, pues para el que está enfermo dirá que la felicidad es la salud, y
para el pobre, lo será la riqueza. Siendo muchas las opiniones al respecto
atenderemos a la que tenga matiz de razón. Es por esta razón que la felicidad
tiene que cumplir ciertas condiciones formales para que pueda ser identificado
como fin último o bien soberano. Estas condiciones son:

1. Tiene que ser algo practicable, en el sentido de que tiene que


poder alcanzarlo el ser humano por medio de sus acciones y no por cosas
ajenas a él.
2. Tiene que ser algo deseado por sí mismo y jamás como trampolín
para poder alcanzar a otro bien, deben estar subordinados los demás bienes a
él. Debe ser el más deseado de entre todos los bienes.
3. Tiene que ser autosuficiente para que por él mismo pueda
“transformar la vida en amable y sin miseria”7.

Entonces, ¿cuál es el bien que cumple todas las condiciones?, pues


Aristóteles afirma que por encima de todo se encuentra la felicidad, por que
siempre la elegimos por sí misma, mientras que los demás bienes los elegimos
por que creemos que nos llevaran a alcanzarla. Además de que cumple con la
condición de ser practicable, ya que el obtenerla depende únicamente del
esfuerzo del ser humano que quiere alcanzarla y no depende de la fortuna ni
de sus designios, esto es, por que, por más que un hombre sufra de mala
fortuna, solamente las grandes desgracias e incontables pueden llegar a quitar
la felicidad que posee el ser humano cuando la ha alcanzado. Y suponiendo
que se vea en esa situación tendrá que esforzarse y realizar las mismas
buenas acciones, para tenerla de nuevo.

Encontrado el fin último necesitamos saber cuál es la esencia de la


felicidad y para tener en claro en que consiste, lo haremos descubriendo cuál
es la actividad propia y única del ser humano.
El vivir es común para los animales y la plantas, dejando de lado la vida
de nutrición y crecimiento, nos queda la vida activa de la parte racional del ser
humano, la cual a su vez se divide en dos: la que obedece a la razón; y la otra
7
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 18

5
es la que posee la razón y la que piensa. “El acto del hombre es la actividad del
alma según la razón”8 porque la actividad de la razón es la que nos diferencia
de los demás seres que comparten las funciones de crecimiento y alimento,

Considerando nuestra definición preliminar de la felicidad añadimos que:


si los bienes los filósofos los han dividido, en los del alma, los exteriores y los
del cuerpo, los del alma son llamados con máxima propiedad, y como dijimos
que la felicidad está entre las acciones y operaciones del alma, resulta correcta
nuestra definición e incluida entre los bienes del alma y no en los exteriores. La
definición también acepta que el hombre feliz es el actúa de manera dichosa y
mediante la conducta recta. También la definición concuerda con la de quienes
han identificado a la felicidad con la virtud, pues a la virtud le corresponde la
actividad conforme a la razón. Es decir que la felicidad necesita de acciones
placenteras y bellas para que pueda conquistarse. Así que en la felicidad se
encuentran enumeradas las mejores acciones. Aquí es necesario mencionar
que la felicidad, exige los bienes externos. Esto es, por que no es posible que
el ser humano que esté desprovisto de recursos, pueda realizar bellas acciones
y quienes estén desprovistos de ciertos bienes ven rebajada su dicha. Como
ejemplo de esto Aristóteles menciona que, quienes están privados de: el
nacimiento ilustre, la descendencia feliz y la hermosura, no podría ser felices,
ya que no sería feliz el que tuviera un aspecto repugnante.

Sigamos explicando que, los actos virtuosos son los árbitros de la


felicidad, pues en la manera de realizarlos está el que los hábitos sean o no
hábitos. Y de entre todos los actos del hombre los virtuosos son los que duran,
y el hombre que vive de acuerdo a la virtud tendrá una plenitud tal que podrá
aceptar con dignidad los aconteceres de la fortuna.

Ya que la felicidad es una actividad del alma de acuerdo a la perfecta


virtud, tenemos que conocer cual es la naturaleza de la virtud.

Como habíamos mencionado, el alma se divide en dos, en una parte está


la racional y en la otra una parte irracional. Así misma la parte irracional se
8
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 19

6
divide en dos: una parte que se encarga de la vida de crecimiento y la nutrición,
sin embargo esta parte no es la que nos interesa por ser común a todos los
demás seres vivientes. La que nos interesa es la que participa de la razón, esta
parte se mantiene al margen de ella, de modo tal que la provoca, la incita,
hasta tal punto de casi ir en contra de todo lo que dice. Pero no hay que creer
que va en contra de ella, sino que es participe de la razón ya que se deja
persuadir por ella, como lo hiciera un padre cuando le está dando consejos a
un hijo sobre lo que debe hacer.

Pues con esta diferencia dada, ahora sentemos las divisiones de la virtud.
“Hay virtudes intelectuales y virtudes morales”9. Las intelectuales son: la
sabiduría, la comprensión y la prudencia; las morales, la liberalidad y la
temperancia. Las virtudes morales, necesitan de costumbre, ya que no nacen
de manera natural en nosotros sino que cuando las llevamos a cabo las
perfeccionamos por medio de la costumbre.
Las virtudes morales están en relación con los placeres y los dolores. A
tal grado que “quien sepa usar de ellos rectamente, será bueno, y quien mal,
malo”10.
La virtud del hombre será llevar a cabo ese hábito por el cual el hombre
se hace bueno y realizará con perfección la obra que le corresponde. El hábito
nace de realizar actos iguales y ejercitarlos para llegar a perfeccionarlos. Las
virtudes morales se pueden ver fracasadas cuando se cae en un exceso y en
defecto de estas mismas. Es decir, que en las virtudes morales hay un exceso,
un defecto y un término medio, y la virtud es un término medio. “Esto es que en
toda capacidad humana el exceso y el defecto son medidos no solo en la
relación de uno con uno, sino también en relación con la medida exacta que
debe alcanzarse”.
En el libro X, Aristóteles efectúa un sumario de la felicidad, para
esclarecer lo propuesto.
Ahora bien, la felicidad está entre los actos que se desean por sí mismos
y no por otra cosa, por que ella se basta a sí misma.

9
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 31
10
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 37

7
“Todas las cosas las escogemos por otras menos la felicidad, que es un
fin”11.
Los actos que se apetecen por ellos mismos son en los que no tenemos
que buscar nada fuera de ellos. Llámense estos, actos virtuosos. El acto más
anhelado para el hombre virtuoso, es el acto realizado conforme a la virtud.
Si la felicidad es, actividad conforme a la virtud, y debe pensarse en
cuanto a la virtud más alta, ésta virtud máxima es la actividad contemplativa.
Aristóteles explica qué es la actividad contemplativa de la siguiente manera: la
inteligencia es lo más alto en cuanto existe en nuestro ser, de las cosas que
conocemos la inteligencia es la más excelente de todas y porque contemplar lo
podemos hacer de manera habitual. Y pensando como dijimos que la felicidad
va acompañada de placer, porque el acto más apetecible que conforme a la
realizamos conforme a la virtud será la sabiduría. El solo afán de saber, trae
consigo hermosos deleites por su “pureza y por su firmeza”.
Es requisito que el filósofo tenga cosas necesarias para la vida, ya sean
las necesidades biológicas, como el comer, un techo, recursos económicos y
salud. Pero no es suficiente, puesto que podrá dejar atrás todo para dedicarse
a la vida contemplativa y lo podrá realizar de manera solitaria, sin necesidad de
lujos.
Todo lo dicho toma su curso, pues lo propio de cada ser es, lo mejor, lo
más anhelable para el hombre y “esto es, por tanto la vida según la inteligencia,
por que esto es principalmente el hombre; y esta vida será por consiguiente la
vida más feliz”12. Cabe mencionar que Aristóteles afirma que hay dos tipos de
felicidad.
La que se da por virtudes morales y que se obtiene llegando al justo
medio y la felicidad por actividad contemplativa.

Pero a la que a él le da importancia es a la de actividad contemplativa. Ya


que es la que se asemeja a los actos de los dioses, y lo propone de esta
manera:”Así pues, el acto de Dios, acto de incomparable bienaventuranza, no
puede ser sino un acto contemplativo. Y de los actos humanos el más dichoso
será el que más cerca pueda estar de aquel acto divino”. Y le añade a lo dicho

11
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 223
12
Aristóteles, Ética Nicomaquea, México: Nuevo Talento, 1999, p 226

8
el que los animales no participan del acto de contemplación, y por lo tanto no
participan de la felicidad.
Entonces tenemos que Aristóteles propone que la felicidad consiste en un
único bien, que es la vida contemplativa y que todos los demás bienes son un
medio para llevarla a cabo. También es necesario que se eduque desde la
niñez al ser humano de una forma virtuosa, enseñándolo a amar lo bello y a
detestar lo aborrecible, todo esto porque ya que no se podrá cuando nunca se
han recibido las enseñanzas en los bueno hábitos, todo esto para que después
se pueda seguir en el camino de los actos virtuosos, poniendo atención
individual en lo que se quiere alcanzar y el resultado va a diferir individualmente
de acuerdo a la voluntad puesta en ello.

2.2. EPICURO Y EL PLACER

Quien dice que no ha llegado el tiempo de filosofar, es semejante a

quien dice que no ha llegado el tiempo de buscar la felicidad.


Epicuro

9
En esta sección del capítulo, examinaremos la teoría sobre la felicidad
propuesta por Epicuro. Como no han sobrevivido al paso del tiempo libros de
él, solo se han conservado tres cartas y otros escritos, el que utilizaremos para
nuestros fines, será el libro de Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más
ilustres. Ya que en éste se encuentran las tres cartas que enumeran de manera
explícita toda su filosofía. La carta que nos sirve para nuestra investigación es
la carta que escribió Epicuro a Meneceo y que en ella habla sobre el placer.

La Ética de Epicuro es una ética hedonista que viene del griego hedoné, que
significa placer. Dependiendo de la traducción que se tome de las cartas de
Epicuro, hay diferencia entre las palabras placer y deleite pero en este caso
son sinónimos.

En lo que si hay diferencia es en el sentido de placer. Existen según Sánchez


Vázquez, dos sentidos: el que se tiene como un “sentimiento o estado afectivo
placentero”13, que surge de las experiencias, tales como, ver a un amigo que no
veías hace tiempo, disfrutar de un cuadro, etc. Y su contraparte es el displacer,
que surge de experiencias contrarias como darse un golpe, ver a alguien que
cae mal. El segundo sentido es la sensación de estímulos, ya sea un
cosquilleo, una buena comida y su opuesto el dolor o molestia localizable en
alguna parte del cuerpo.
Debemos pues, atender a los dos sentidos del placer mencionados, pero
Epicuro no se refería a los placeres fugaces, que dan el sexo, la comida en
exceso o la bebida, ya que terminan por asquearnos, hartarnos y
probablemente hasta llegar a producirnos problemas físicos y mentales.
“Epicuro se refería los placeres duraderos, siendo estos los que dan los
placeres estéticos e intelectuales”.
Epicuro en la carta a Meneceo nos dice: “que ni el joven dilate el filosofar ni el
viejo de filosofar se fastidie”14 pues en esto vendrá la salud del ánimo. Y quién
diga que se le ha pasado el tiempo o que aún no es tiempo de filosofar, “es

13
Sánchez Vázquez, Adolfo, Ética, México: Tratados y Manuales Grijalbo, p. 134
14
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa,1998, p. 275

10
semejante a quien dice que no ha llegado el tiempo de buscar la felicidad”15.
Por que el filosofar es equivalente a buscar la felicidad.

Entonces Epicuro nos exhorta a cuidar de las cosas que producen la felicidad,
ya que sin ella hacemos todo por tenerla y con ella tenemos todo hacemos lo
que sea por mantenerla con nosotros. Con esto empieza por decirnos lo que
hay que practicar, cuidar y hacer para llevar una vida honesta.

Y esto es, en primer lugar que Dios existe, pero que el pensar que él intercede
en nuestros aconteceres o que de alguna manera interfiere en nuestra vida es
cosa que solo los vulgares tienen por cierto.

Debemos acostumbrarnos a no tener miedo a la muerte, pues no es contra


nosotros. “Así el perfecto conocimiento de que la muerte no es contra nosotros
hace que disfrutemos la vida mortal”16. El que le teme a la muerte es un simple,
puesto que no se detiene a pensar que la muerte en nada nos pertenece pues
en los que están vivos no ha venido todavía y por lo tanto aún no está y en los
muertos, ya vino y ya no existe. No es contra nosotros porque el bien y el mal
residen en el sentido, y la muerte no es más que el que se nos prive de este
sentido.

Debemos de tener siempre en mente y en la memoria que el futuro no nos


pertenece ya que no ha de venir irremediablemente, pero tampoco, no ha de
venir nunca. Esto es que el futuro no se puede tener por seguro puesto que
puede cambiar en cualquier momento, de acuerdo a nuestras acciones y puede
que lo que esperamos nunca llegue a realizarse del modo que queremos. El
futuro llegará, pero no hay que desesperarnos por pensar que nunca lo hará.

De nuestros deseos Epicuro hace una división. Propone que unos son
naturales y los otros vanos. Los naturales son los que necesitamos por que de
ellos viene el bienestar del cuerpo, como por ejemplo el vestido para taparnos
del sol. Los vanos son sin fundamento, inútiles, ya que no son necesarios,

15
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa 1998, p. 275
16
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: Editorial Porrúa 1998, p. 276

11
podemos decir en cuanto al ejemplo del vestido que si es necesario para
taparse del sol, se hace vano al querer tener un vestido a la moda o al querer
que tenga otro sentido que el protegernos el cuerpo. De los naturales los divide
en: necesarios y naturales. De los necesarios los que destacan son los que
sirven para la felicidad, los que dan tranquilidad del cuerpo y los otros son para
la propia vida.

De todos ellos la especulación, es la que hace que elijamos lo que nos


conviene, para tener así el cuerpo sano y el alma tranquila, “pues el fin no es
otro que vivir felizmente”17. La especulación se puede entender de muchas
formas, pero la que Epicuro destaca es cuando tomamos a la especulación
como la virtud de poder detenerme a reflexionar sobre lo que es más
conveniente para cada circunstancia concreta que se nos presente en la vida.

Cuando no tenemos el deleite nos quejamos de no tenerlo más cuando no nos


dolemos ya no lo necesitamos, por esto Epicuro dice que: “El deleite es el
principio y fin de vivir felizmente”18

“Este principio del deleite es el origen de todas nuestras decisiones y


elecciones. Por eso de todos los deleites no los elegimos todos, pues de
algunos, después ha de venir una molestia más grande que el propio deleite. Y
con esto aun preferimos algunos dolores en vez de los deleites, por seguir
mayor beneficio después de éstos. Aunque todo dolor es un mal, no debemos
huir de todos.”

Todos los placeres no tienen el mismo peso, es decir unos son mas
importantes que otros, puesto que, unos no los elegimos, porque estos nos
conllevan a dolores más profundos que estos mismos, y en vez de eso
preferimos algunos dolores, ya que enseguida de estos viene un placer mucho
mayor que el dolor. Podemos poner como ejemplo: cuando estamos enfermos
sentimos gran dolor, y para tener la salud que deseamos en esos casos es
17
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 276
18
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 276

12
necesario someterse a una serie de inyecciones prescritas por el médico, para
algunas personas esto les causan pavor las inyecciones pero es un mal
necesario y por eso, prefieren que se las pongan, puesto que después de sentir
ese dolor del piquete es más grande la satisfacción y el placer de sentirse
aliviado y con salud.

“Con esto nos conviene actuar pues, con medida. Y si en algunos casos se nos
presenta el que debemos escoger cosas malas por buenas y viceversa, lo conveniente
aquí es actuar de manera que nos contentemos con lo suficiente pero no de manera
que siempre tengamos escasez de todo, sino de manera tal que cuando no tengamos
mucho podamos vivir con poco, y que tanto los alimentos fáciles y sencillos son
también sabrosos como los grandes manjares, de modo cuando los comemos igual dan

la satisfacción de deleite cuando un mendigo llega a conseguirlos”.

Esta cita la tenemos que tomar como una invitación a la mesura, a no


excedernos cuando tenemos la posibilidad de tener mas de lo que necesitamos
y que cuando tenemos la facilidad de acceder a gran cantidad de alimento y
riquezas, debemos tener presente que lo que tenemos hoy puede que no lo
tengamos mañana, pues no sabemos si en un futuro nos quedemos sin nada
de lo que poseemos ahora. Así el que nos acostumbremos a una comida
simple es bueno para nuestra salud, y hace que estemos mejor preparados
para acatar de mejor forma los aconteceres de la fortuna.

Entonces cuando Epicuro habla de que “el deleite es el fin” no se tiene que
entender como el placer sexual de los lujuriosos. Este sentido de la palabra
placer se ha tergiversado en nuestra época, puesto que, los adultos (más aun
los jóvenes) al mencionarles la palabra placer, lo primero que se les viene a la
mente es una connotación sexual.
Esto se da porque los jóvenes buscan la diversión y huyen del dolor a toda
costa, pensando que el placer es la ausencia de todo dolor físico y que
únicamente el placer que pueden obtener tiene que ser el sexual. Esto es
erróneo, pues únicamente lo afirman, porque viven en la ignorancia del no
saber que pueden darse dos tipos de placer y Epicuro no se refirió al placer de
los que se divierten con mujeres y hombres en fiestas, ni los que dan los
grandes manjares, siempre como los ignorantes de su doctrina han pensado,

13
sino que el deleite está unido a “el no padecer dolor en el cuerpo con el estar
tranquilo en el ánimo”19. Este placer lo dará el de la posesión del raciocinio que
es el que nos capacita para poder deliberar entre las distintas opciones de
elección.

Es por esta razón que la prudencia en la filosofía es la más preciosa virtud, de


la cual siguen las demás virtudes. La prudencia entendida en el marco de la
mesura de poder recatarse y no excedernos con nuestros actos, ante las
grandes oportunidades que se nos presenten. Como ejemplo podría
presentarse la situación de tener un manjar ante nosotros y al ver tanta comida,
excedernos y comer en demasía, lo prudente sería que comiéramos solo lo que
nos satisfaga. Con esto se entiende que “nadie puede vivir dulcemente sin ser
prudente, honesto y justo; y por el contrario siendo prudente, honesto y justo no
se podrá dejar de vivir dulcemente20”. Pues las virtudes están ligadas a la
suavidad de la vida.

Con esto dice Epicuro que, el que opina santamente de los dioses, que no
teme a la muerte, que pone en términos de fáciles de obtener y prevenir sus
bienes, que sus males los tenga por breves y que niega el destino nadie le
podrá superar.

Diógenes hace un sumario de todas las opiniones primarias que llevan por fin
el principio de la felicidad estas son:

1. El término y fin de los deleites es quitarse todo lo que duela. En donde


se encuentra cosa deleitable, mientras este ahí, no habrá cosa que duela ni
ambas cosas.
2. El dolor solo durará poco, aunque solo prive del deleite de la carne.

19
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 277
20
Laercio, Diógenes, Vidas de los filósofos más ilustres, México: 1998, p. 277

14
3. Ningún placer por sí mismo es malo, no obstante producir ciertos
deleites trae muchas mas penas que placeres. El producir en exceso ciertos
placeres puede traer en consecuencia más dolores que el placer que se
produce, entonces debe actuar la prudencia.
4. El que es justo está libre de pesares.
5. De todas las cosas que llega a adquirir la sabiduría para la felicidad de la
vida, la mayor es la posesión de la amistad ya que la amistad da seguridad aun
si no se poseen bienes.
6. De los apetitos unos son naturales y necesarios; otros naturales y no
necesarios, y otros ni naturales ni necesarios, sino movidos. Los naturales y
necesarios son los que eliminan las necesidades tales como beber agua para
calmar la sed, a los que solo modifican el deleite pero no quitan la necesidad,
como son las comidas excesivas, y por no naturales y necesarios la erección
de estatuas y las coronas.

2.3. BERTRAND RUSSELL Y LA POSIBILIDAD DE ALCANZAR LA


FELICIDAD.

El hombre feliz es el que se siente ciudadano del universo y goza libremente del
espectáculo y de las alegría que le brinda, impávido ante la muerte, porque no se cree
separado de los que vienen en pos de él.
Bertrand Russell

15
Esta parte del capítulo la enfocaremos al análisis de la filosofía de Bertrand
Russell, en vista de lo que el consideraba que era necesario para que sea
posible alcanzar la felicidad. En su libro, La conquista de la felicidad, es donde
expone su teoría. Los capítulos que utilizaremos para nuestro análisis son
únicamente los que se relacionan con la felicidad, es decir las causas que
producen la felicidad.

En este libro Russell, no habla como el filósofo ni matemático al que todos


hacen alusión al nombrarlo, sino que dejó de lado su lógica matemática para
hablarnos de manera narrativa, contándonos experiencias personales. Dice
enfocar su filosofía a las personas comunes, estas personas son las que el
llama así porque tienen características similares es decir son quienes no viven
en extrema pobreza, tienen lo esencial para vivir, específicamente que poseen
los medios para procurarse alimento, vestido y suficiente salud para realizar
las necesidades físicas y comunes del cuerpo.

Russell sabe que son necesarios cambios externos en el sistema social ya que
al no realizarlos también impiden la felicidad. Como ejemplo está la pobreza
extrema, que de nada serviría erradicarla, si aun el que posee riqueza, se llega
a sentir tan infeliz que de nada le sirve poseerla. Es por eso que lo necesario
es que se erradique la infelicidad individual.
Por esta razón, se pregunta “¿Qué pueden hacer ahora un hombre y una mujer
en medio de nuestra sociedad nostálgica para conseguir la felicidad?”21
Lo que se propone Russell para resolverlo es plantear los cambios necesarios
para que se pueda dar la felicidad.
En los capítulos del apartado dedicado a las causas de la felicidad en el libro,
La conquista de la felicidad, Russell afirma que es posible obtener dicha
felicidad, al afirmar esto lo hace explicando que llego a esta conclusión de
acuerdo con las platicas que ha tenido con distintas personas y de la
experiencia propia que se lo han demostrado, que para esto es necesario
realizar algunos cambios y diversas experiencias que ellas mismas harán que
sea fácil obtenerla.

21
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 13

16
Russell hace una clasificación de la felicidad las divide en: “felicidad natural e
imaginativa, o animal y espiritual o la de corazón y de cabeza”22. La diferencia
entre la denominación que se deba tomar radica en que una es accesible a
todos los seres humanos y la otra solamente a los que saben leer y escribir.

Con esta diferencia, narra de qué tipo es la felicidad de su jardinero y la de un


hombre que se dedicaba a cavar pozos. La felicidad para ellos se basa en la
autosuficiencia en el trabajo y en la fuerza. La única diferencia que se puede
dar entre ellos y las personas que saben leer y escribir es que mientras menos
pensemos que vamos a tener éxito en la empresa o situación que vayamos a
realizar menos nos podremos decepcionar si fracasa.

Con esta descripción va mostrando los cambios que se deben realizar para que
se de la felicidad. El primero de ellos es el siguiente. Menciona a los hombres
de ciencia que son los más felices, puesto que en él se presenta todo lo que es
necesario para la felicidad, en primer lugar se presenta por el reconocimiento
que tienen, ya que su inteligencia los mantiene en el trabajo y nadie duda de
ellos, están es constante afirmación de ellos mismos frente al resto del mundo,
lo que los lleva a obtener una admiración de los demás.

A diferencia de los científicos, dice que los artistas podrían no ser reconocidos
con sus obras, por el hecho de que pocos podrían entender lo que quieren
plasmar en sus obras, mientras que el científico siempre comprueba lo que
hace.
En el mundo moderno en el que vivía Russell, el hombre occidental inteligente
se siente desdichado por no saber que hacer con sus mejores facultades, es
decir que el aburrimiento es constante motivo de infelicidad.

Así que el encontrar algún motivante que no sea fantástico es muy fácil y
quienes consiguen interesarse en algo logran obtener lo que los mantiene
ocupados y llena sus momentos de ocio y esto mismo hace que se olviden de
la idea de que la vida no tiene sentido.

22
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 127

17
En resumen. “El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean lo más
amplio posible y que tus reacciones hacia personas y cosas interesantes sean
amistosas en vez de hostiles”23.

En cuanto al entusiasmo. Lo compara como quien come bien igual que al que
tiene entusiasmo en la vida. “Lo que el apetito es con relación a la comida, es
el entusiasmo con relación a la vida”24. Debemos de mantener el mismo
entusiasmo por las cosas que realizamos para no perder el interés ni el sabor a
la vida. “Cuantas más cosas interesen a un hombre mayores posibilidades
tiene de felicidad y menos expuesto se haya a un accidente, pues si una le falta
puede dedicarse inmediatamente a otra”25. Esto es que debemos procurar
interesarnos en la mayoría de cosas que nos sean posibles para llenar los
vacíos de nuestra vida.

“Hasta que la bioquímica esté tan avanzada que podamos tomar


pastillas que hagan que nos interese todo, tenemos que confiar en el sentido
común para descubrir cuáles son las causas que hacen que unas personas se
interesen en todo y otras en nada”.26

En las diferentes actividades que sean motivo de nuestro interés debe existir la
moderación, es decir que debe darse “la fórmula griega de la moderación”27.
Para que ninguna de nuestras demás actividades se vea entorpecidas por
nuestra pasión particular, tienen que ser compatibles con la salud, el cariño de
nuestra familia y con el respeto de la sociedad en la que vivimos. Y por último
“tanto para las mujeres como para los hombres el entusiasmo es el secreto de
la felicidad y bienestar”28.

23
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 139
24
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 142
25
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 43
26
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 146
27
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 149
28
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 154

18
La familia es una institución heredada del pasado, pero que está
desorganizada, a tal grado que en lugar de producir felicidad es mayor motivo
de desgracia. Lo que plantea hacer Russell para cambiar la situación familiar
es que, aquellos que mantienen una relación y quieren adoptar la paternidad
tienen que analizar las consecuencias de lo que planean realizar, reflexionando
y actuando prudentemente, con inteligencia, adoptando una actitud de respeto
con los hijos, quitando todo despotismo, pues con esto se logrará que los
padres dejen de sentirse desgraciados a la hora que ellos adopten la libertad.

En la parte respectiva al esfuerzo y la resignación. Russell habla del justo


medio de Aristóteles. Para que se equilibre la balanza de la felicidad debemos
de tener que llegar al justo medio entre resignación y esfuerzo. Ante las
muchas desgracias que nos pueden aquejar debe existir una manera de
afrontarlas y el esfuerzo que realice uno mismo es lo más importante para ello.

El esfuerzo, la mayoría de las personas lo tienen que realizar porque tienen la


necesidad de trabajar para vivir, encontrar un buen marido, y para la crianza de
los hijos, también el que tenga un deseo de poder que no sea fuera de la
naturaleza, tendría una manifestación de esfuerzo.

La resignación actúa en nosotros de la siguiente manera: existen dos tipos de


resignación la que nos lleva a la desesperación y la que se basa en una
esperanza inalcanzable, la que es buena es la de la esperanza. La resignación
debe existir en las emociones que son perjudiciales y que no nos llevan a
ningún lado como lo son la ira, la impaciencia y la preocupación. Siendo la
resignación una especie de esperanza en base de que todo lo que salió mal
puede cambiar.

“La felicidad depende en parte de circunstancias externas y en parte


de uno mismo. En este libro nos hemos ocupado de la parte que depende de

19
uno mismo, y hemos llegado a la conclusión, de que en lo referente a esta
parte la receta de la felicidad es muy sencilla”29.

Con lo mencionado antes comienza el capítulo dedicado al hombre feliz.


Russell menciona que el hombre infeliz lo es por que así lo cree, y el que es
feliz también. Afirma que existen cosas indispensables para la felicidad de los
hombres: la casa, la salud, la comida, el amor, el éxito en el trabajo, a veces la
paternidad y el respeto por los suyos, cuando faltan éstas cosas solo los que
son excepcionales pueden alcanzar la felicidad, por lo tanto según Russell el
que esté desprovista de ellas no podrá alcanzar la felicidad. Aunque si el caso
es que se tiene todo esto, pero aun así se siente desgraciado tiene que realizar
alguna tarea psicológica. Sino es con un psiquiatra lo podrá hacer el mismo
tendrá que hacerlo dirigiendo sus pasiones hacia fuera y no hacia adentro,
adquiriendo afectos que impidan el que estemos pensando en nosotros mismos
todo el tiempo. Se debe erradicar el egocentrismo, ya que es fuente de
aburrimiento por ser nosotros mismos el objeto de admiración. Por lo tanto
según lo que dice Russell, lo que se debe buscar para ser feliz es vivir con
objetividad, afectos libres y tener interés en cosas importantes, dar cariño sin
esperar recibirlo. Se tiene que pensar en que la vida sigue valiendo la pena y
con ejercicios continuos de este pensamiento se podrán afrontar con mayor
fuerza las circunstancias adversas. La felicidad es más una actitud ante la vida,
un estado mental que podemos adoptar todos.
2.4. PSICOANÁLISIS Y FELICIDAD

Existen dos maneras de ser feliz en esta vida,


una es hacerse el idiota y la otra serlo.
Freud

Para finalizar el capítulo, analizaremos la teoría Psicoanalista de Sigmund


Freud acerca de la felicidad. Donde habla de ello es en su ensayo El malestar
en la cultura. Los apartados que utilizaremos son los apartados I y II ya que en
ellos Freud plantea cuáles son la maneras por las cuáles podemos llegar a
encontrar la felicidad.
29
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 213

20
Para que comprendamos con mayor facilidad la teoría del yo, el ello y el súper-
yo, que plantea Freud, veo la necesidad de dar la definición dada por Mercedes
Garzón sobre la psique, esto hará que sea fácil entender lo que trata de
decirnos Freud, puesto que no nos explica de manera amplia sobre esta teoría,
ya que considera que de esto habla en sus otros escritos.

Garzón nos dice que la psique es la conciencia, es el nivel intermedio entre el


mundo físico, natural y el mundo cultural: la historia, la moral los valores. Es en
la psique donde se forman el carácter, nacen los complejos, residen los límites,
la conciencia de las situaciones y la conciencia moral, es donde se encuentran
ubicados la culpa y el remordimiento.

El aparato psíquico se divide entre el ello, el yo y súper-yo. El ello está ligado a


nuestro cuerpo a la estructura biológica, aquí surgen los impulsos, como la
necesidad de comer, el instinto de conservación y el impulso sexual, la
agresividad, por medio de los cuales actuamos puramente por los instintos.
Estos instintos se rigen por el principio del placer, con el cual tratamos de
satisfacerlos de manera inmediata. Pero junto con estos instintos nacen los
obstáculos que impiden que colmemos las necesidades, que aunque son
impedimentos sin ellos nos autodestruiríamos. Es aquí donde surge el yo, que
aprende de los obstáculos que hay que librar para alcanzar el placer y actúa
por medio del principio de la realidad.

El yo es el intermediario entre el mundo exterior y el ello, su tarea es mandar


sobre los movimientos voluntarios, juntar experiencias pasadas de estos
mismos, evitar dificultades y modificar el mundo exterior a su gusto. El yo
decide cuando es bueno dar satisfacción a las necesidades. El súper-yo es la
conciencia moral, es donde reside la relación del ser humano y la sociedad.
Reprime las acciones del yo frente a las morales existentes, no solo busca que
se satisfagan de manera correcta las necesidades sino que busca hacerlo de
manera que se siga guardando el orden social establecido. El yo es donde vive
la angustia, ya que vive en constante rebelación contra las exigencias del ello y
del súper-yo.

21
Pues bien en su ensayo El malestar en la cultura Freud menciona que tenemos
un sentimiento de mismidad, el sentimiento de nuestro propio yo, que con el
paso del tiempo se ha deformado. Cuando somos bebés se nos pone enfrente
el seno materno, que al quitársenos hacemos lo necesario para traerlo de
vuelta, con el llanto nos damos cuenta de que regresa. Con esto comienza
nuestro yo a diferenciar el exterior, empieza por aceptarlo, ya que nos damos
cuenta que también es fuente de dolor o displacer. Nuestro principio del placer
nos induce a abolir y evitar estas fuentes de dolor. Es por esta razón que
comenzamos a separar el yo, cuando se convierte en fuente de displacer,
tratamos de expulsarlo de sí, formando un yo puramente hedónico, un yo
placiente. Algunos de los sufrimientos vienen de nuestro interior mismo, por
otra parte las fuentes de placer vienen en mayor parte de los objetos. Aquí es
donde el ser humano comienza a distinguir lo interior de lo exterior. Esta
capacidad para discernir es la que nos abre paso al principio de la realidad, que
al mismo tiempo servirá para evitar los sufrimientos, las sensaciones
displacenteras o amenazantes.

Existen maneras con las que podemos evitar el dolor que puede traer consigo
la vida. Una de ellas es mediante distracciones que nos hagan parecer
pequeño el dolor; otra pueden ser satisfacciones que lo reduzcan; una más son
los narcóticos que nos hagan insensibles a la vida.

Freud se pregunta: ¿qué fines y propósitos de vida expresan los hombres en su


propia conducta; qué esperan de la vida, que pretenden alcanzar en ella? Dice
que es difícil que se equivoque en la respuesta: aspiran a la felicidad, quieren
llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo. Este tipo de aspiración tiene dos
fases: una positiva, donde se busca evitar el dolor y el displacer; una negativa,
en la que se busca experimentar intensas sensaciones placenteras. El término
felicidad, según Freud se aplica a la segunda fase.

Así que quien fija el objetivo de nuestras acciones para realizar cualquier fin, es
el principio del placer; que rige nuestras operaciones psíquicas desde el origen.
“Lo que llamamos felicidad, surge de la satisfacción, casi instantánea, de

22
necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión” de acuerdo con
esto solo puede darse la felicidad en momentos. Ya que el que persista una
situación que anhelamos, por le principio del placer solo se nos puede brindar
un tibio bienestar, pues nuestra constitución psíquica solo nos permite sentir el
dolor. “Esto es por que el sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el
propio cuerpo; del mundo exterior; por último de las relaciones con otros seres
humanos”30.
Por este motivo, el ser humano rebaja sus aspiraciones de felicidad, no nos
debe sorprender que se diga feliz por el simple hecho de poder escapar de las
desgracias, de haber sobrevivido al sufrimiento. Esto hace que el evitar el
sufrimiento deje en segundo plano la de lograr el placer. Para la búsqueda del
placer puede haber muchos caminos, como buscar ilimitadamente
satisfacciones, pero traería muchas peores consecuencias. Otros métodos
buscan evitar el sufrimiento y se diferencian según el displacer al que se
atienda. El que más parece efectivo a Freud es de los químicos: la intoxicación.
Dice que como el sufrimiento lo sentimos, si los químicos impiden sentir
estímulos desagradables y a su vez sentir sensaciones placenteras, estos
quitapenas podrían hacer que el ser humano escape de su realidad. Aunque se
sabe que en esa cualidad reside el peligro que desentraña su uso.

Cuando se busca satisfacer los instintos, ya que de ello deriva la felicidad, nos
causa un gran sufrimiento cuando se nos impide satisfacer nuestras
necesidades de manera inmediata. Podríamos pensar que si podemos aniquilar
nuestros instintos lograríamos dejar de sentir dolor, pero lo único que
lograríamos sería la felicidad del reposo absoluto. Otra manera de buscar
satisfacer los instintos de manera moderada es a través del gobierno de las
instancias psíquicas superiores, sometidas al principio de la realidad. Con ello
no se busca dejar la satisfacción, sino que se logra un poco de protección
contra el dolor, ya que el sufrimiento de los instintos dominados es menor que
al de los no dominados, pero también las posibilidades de placer se ven
reducidas, pues el sentimiento de felicidad que se experimenta al satisfacer
una pulsión no dominada es mayor a la que produce una que se ha dominado.
30

23
Razón por la que los impulsos perversos y la seducción que ejerce lo prohibido
sea motivo de gran atracción para los seres humanos.

Otra técnica para evitar el sufrimiento es la de reorientar nuestra libido,


nuestros fines instintivos, de manera que eviten la frustración del mundo
exterior. La exaltación de de los instintos ayuda a ello y su resultado será mejor
si se sabe acrecentar el placer del trabajo psíquico e intelectual. Tal como lo
haría el artista, el que busca la verdad, son satisfacciones más nobles y
elevadas, pero su punto débil radica en que solo es aplicable a pocos seres y
que fracasa cuando el destino se hace presente y cuando el propio cuerpo se
vuelve fuente de dolor.

Otra forma de evitar el sufrimiento es la de dar la espalda a la fuente de dolor,


como lo haría un ermitaño que se esconde de la sociedad. La felicidad de este
tipo duraría poco ya que los demás humanos lo tacharían de loco, nadie le
ayudaría en la realización de sus deseos.

Freud también menciona a la técnica del arte de vivir como una manera de
evitar el sufrimiento y búsqueda de la felicidad. Al igual que las otras se busca
deslindarse del destino y se quiere trasladar la satisfacción a los procesos
psíquicos internos, desplazando la libido, pero sin apartarse del mundo exterior,
al contrario hallando la felicidad en el vínculo afectivo que surge con éstos
mismos. Esta manera de búsqueda de la felicidad no se conforma con evitar el
dolor, sino que se le olvida que está ahí el sufrimiento y se concentra en el
cumplimiento positivo de la felicidad, es decir que hace del amor el centro de
todas las cosas. Provocando que todas las manifestaciones del amor, como
ejemplo el amor sexual, produzca la experiencia más placentera y poderosa,
fijando así el prototipo de nuestras aspiraciones de felicidad y que viendo que
este camino nos llevo a encontrarla, la busquemos de la misma manera que la
vez primera. Pero el punto débil de esta técnica es obvio, estamos a merced

24
del sufrimiento puesto que el motivo de nuestro amor es un objeto y al perderlo
nos sentimos tan desamparadamente infelices.

“El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable:
mas no por ello se debe- ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de
cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos,
anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin- la obtención del placer-, ya el aspecto

negativo- la evitación del dolor-“31

El utilizar alguno de estos recursos nos permitirá alcanzar lo que deseamos.


La felicidad, cuya realización podríamos verla como posible, depende de la
libido de cada individuo.

No hay regla que valga para todos, sino que cada quien busca y elige el
camino a seguir para encontrar la felicidad. De lo que depende es del grado
que uno se quiera independizar del mundo exterior y de la suma de la
satisfacción real que obtenga de él. La constitución psíquica del individuo es
determinante junto con las circunstancias exteriores, ya que de ellas dependerá
la técnica que adopte para alcanzar la felicidad.

III. CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS ENTRE LAS CUATRO POSTURAS

Ahora compararemos las cuatro posturas, para encontrar las posibles


similitudes y diferencias que podrían existir entre las mismas. Con esto no se
pretende demeritar a ningún planteamiento, puesto que cada pensador vivió en
distinta época, lo que hace que tengan distinta visión acerca de la felicidad,
más no que una postura tenga más importancia que otra.

Aristóteles ve a la felicidad como un fin supremo, un bien al que todos


aspiramos. Para él la felicidad es autosuficiente, de manera que siempre la
queremos por ella misma y jamás la buscamos para alcanzar otro fin. La
felicidad se encuentra en los actos del hombre, y de entre todos los actos, los
más perfectos y bellos son los actos virtuosos. De manera que la felicidad es la

31

25
actividad conforme a la virtud más alta que pude existir en nosotros. Esta
actividad es la contemplativa, que es la actividad que distingue a los seres
humanos, es decir el uso de la razón.

Para Epicuro el deleite es el fin de vivir felizmente. Pero al decir que el fin de la
felicidad es el deleite, no hay que entenderlo como el deleite de los lujuriosos,
ya que estos deleites son pasajeros y poco durables, sino los que dan los
placeres intelectuales y estéticos, puesto que estos son duraderos y
superiores. Y por este principio del deleite se rigen todas nuestras decisiones y
elecciones. Pero de todos los deleites no los elegimos todos, y no huimos de
todos los dolores. Puesto que después de algunos deleites nos viene mayor
molestia y al sentir algunos dolores nos vendrá mayor deleite. Por esta razón
nos tenemos que regir por la virtud de la prudencia, que es la que analiza las
causas de la elección. Finalmente nadie puede vivir feliz sino es justo, honesto
y prudente.

Comparando estas dos posturas tenemos que en las dos se necesita del uso
de la razón para ver realizada la felicidad. En Aristóteles esto se demuestra en
lo que dice de la actividad propia del ser humano y que nos distingue de los
animales, que es el uso de razón, por lo tanto es lo más perfecto que podemos
realizar. Para Epicuro el uso de la razón se encuentra en la especulación,
tomándola como la reflexión sobre lo que debemos elegir y evitar al momento
de buscar el deleite.

Las diferencias que podrían existir son: que Aristóteles critica la teoría del
principio del placer. Criticaba a Eudoxo, (filósofo que planteó el deleite como fin
de la felicidad) pues creía que la búsqueda del placer como un bien solo la
admiten los vulgares y la muchedumbre. Otra diferencia es que para Aristóteles
la felicidad, es solo alcanzable para unos pocos, ya que el que no posee los
bienes materiales o físicos necesarios no podría acceder a la felicidad.

26
Mientras que para Epicuro la felicidad es alcanzable para todos, pues cualquier
persona que mostrara interés por la filosofía y sus enseñanzas podría participar
siempre y cuando mostrara aptitudes para ello.

Bertrand Russel propuso que la felicidad es alcanzable si contamos con ciertas


cosas que son necesarias para su realización. Algunas de estas condiciones
son: casa, comida, vestido, el amor, la salud, el éxito en el trabajo y el respeto
de los suyos, si se tienen todos estos bienes, se puede ser feliz. Pero quien no
lo es, aún cuando posee todo esto, tiene que enviar su esfuerzo hacia fuera,
adoptando un estado mental positivo e interesándose en actividades y
personas que llenen los momentos de ocio, evitando el egocentrismo y el
pensar solo en uno mismo.

Para Freud la felicidad es momentánea, no es un estado que pueda perdurar,


ya que nuestra constitución psíquica nos hace sentir más el dolor que el placer.
Los llamados caminos hacia la felicidad o en contra del sufrimiento son
diferentes pero ninguno logra su objetivo, ya que no llevan directamente a ella y
ninguna nos evita todo el dolor. De manera que la búsqueda de la felicidad está
estrechamente regida por el principio del placer, de los momentos en que
satisfacemos nuestras pulsiones. Por lo que la felicidad para Freud queda
planteada como un problema de la economía libidinal de cada ser humano,
cuya solución tiene que buscar cada uno a su manera.

Ahora si comparamos estas posturas con la de Epicuro y Aristóteles


encontramos como similitud el que todas usan la razón para la búsqueda de la
felicidad. Para Russell, cuando reflexionamos acerca de si somos felices o no y
nos damos cuenta de que no son muchas las personas que pueden admitir que
son felices, es en todas esas reflexiones que hacemos acerca de nuestros
motivos de infelicidad, donde se encuentra el uso de la razón. Para Freud, el
uso de la razón está en el principio de la realidad, que es por el cual se rige el
yo, siendo este principio la capacidad de discernir ante las situaciones de dolor
que se le presentan al yo. Otra similitud es que los cuatro autores mencionan a
la sociedad como posible condicionante para nuestra felicidad, pero que si
influye en la realización, no es determinante al grado de impedir totalmente su

27
culminación, pues en una mayor parte depende del esfuerzo que ponga uno
mismo.

En cuanto a las diferencias, una de ellas es que Freud ve a la felicidad como la


satisfacción de las pulsiones de placer, por lo tanto la felicidad solo se pude dar
de manera episódica. A diferencia de Aristóteles, Epicuro y Russell, dado que
para ellos la felicidad es resultado de toda una serie de acciones encaminadas
a un propósito, y que terminan con la realización de lo que considera cada uno
que es la felicidad.

IV. LA VIGENCIA DE LAS POSTURAS PARA EL SER HUMANO ACTUAL

Para considerar si las posturas son vigentes para los seres humanos que
vivimos es esta época, necesitamos considerar que los autores que analizamos
son de distintas épocas. Aristóteles y Epicuro vivieron hace más de dos mil
años, por lo que están dentro de la época antigua, mientras que Russell y
Freud vivieron la época entre Guerras Mundiales, es decir son de la época
contemporánea. Esto hace que la diferencia entre los postulados sea más
grande entre antiguos con los contemporáneos, dado que para Russell y Freud
el avance de la tecnología es un factor que influye en su visión de la felicidad.

En nuestros días, el hablar de la tecnología y sus avances es cosa cotidiana,


mientras que en la época de la antigua Grecia, no existía nada parecido. Sus
diversiones y entretenimientos requerían un mayor esfuerzo físico y mental,

28
algunas de las cuales consistían en participar de escenificaciones teatrales o
en su mayoría de veces los hombres participaban de la política.

Pues bien, lo anterior es importante para la vigencia de las posturas, dado que
Aristóteles y Epicuro no podían saber la manera en la que el avance de la
tecnología y la cultura podían afectar en la decisión de adoptar o no sus
enseñanzas. El principal problema que podemos encontrar para tomar la
postura de Aristóteles, son los bienes que aunque son instrumento para ejercer
la actividad racional serían una desventaja para sectores específicos de la
sociedad, dado que los pobres estarían excluidos de esta felicidad. Otro es que
su propuesta podría entenderse como el dedicarse completamente y
exclusivamente a la actividad contemplativa, pretendiendo que se dejara toda
otra actividad que estuviésemos desempeñando, ya que quien se dedicara a
otra actividad no sería feliz. Esto daría como conclusión el que solo pocas
personas podrían alcanzar la felicidad por ese camino, pues serían una minoría
quienes cumplieran con una situación económica favorable, que pudieran dejar
de lado sus necesidades familiares, que tuvieran las capacidades intelectuales
requeridas y que quisieran acostumbrarse con vivir con lo justo, únicamente
satisfaciendo las necesidades primarias para poder dedicarse enteramente a la
actividad contemplativa.

Viéndolo de esta manera resulta difícil pensar en ese camino. Pero existe otra
posibilidad, de forma que la actividad contemplativa no se reduzca únicamente
a dedicarse a la vida filosófica sino que la entendamos como el conjunto de
actividades realizadas por la actividad de la razón, tales como las virtudes
morales. Por este lado podemos pensar que el ser humano que se dedique a la
filosofía, puede ser también el más feliz, ya que es quien alcanza la cima de
todas las actividades virtuosas, siempre y cuando las realice de manera
perfecta, sin olvidar que la mayor y más perfecta virtud entre todas ellas es la
actividad contemplativa entendida como el uso del razón. Esta posibilidad
permite que la felicidad dependa únicamente del empeño que ponga cada ser
humano y no de las circunstancias exteriores, en el sentido que nos
acerquemos más a la felicidad en cuanto más nos acerquemos a la perfección
de nuestros actos. Esto quita la imposibilidad de realizar la felicidad de

29
Aristóteles puesto que quien tenga las capacidades intelectuales, (pensando
que todos los seres humanos tenemos uso de razón), que posee los bienes
necesarios para realizar estas capacidades, que a través de su esfuerzo y
dedicación sean capaces de ser felices.

En cuanto a la postura de Epicuro, tendríamos la situación de que la mayoría


de las personas entenderían al deleite como el descarriarse y buscar a toda
costa los deleites carnales. Pocos serían los que buscaran los placeres
intelectuales o estéticos de los que hablaba Epicuro. Esto en nuestra época se
vería de manera más explícita, puesto que los jóvenes de ahora creen que la
felicidad la dan los placeres fugaces, el placer que da el tener un carro nuevo,
la ropa de moda, etc. Siendo que los deleites que son perdurables para toda la
vida son los que brinda el intelecto, tales como el extender tus conocimientos a
todos aquellos que quisieran aprender, el aprender mismo, el conocimiento
encierra un placer que perdura infinitamente ya que nunca terminamos de
aprender, esto es lo que tendríamos que buscar y elegir a la hora de la
búsqueda del deleite, puesto que nos harán más felices ese tipo de placeres.

Si bien Russell toma en cuenta que existen factores internos en la sociedad


que debieran erradicarse, (ya que también obstaculizan la felicidad), no se
preocupa de tratarlos en sus ideas. Si nos enfocamos a entender que lo que le
interesa son los cambios de pensamiento que deben realizarse por medio de
una interiorización individual, del ejercicio continuo de un pensamiento positivo
de que la vida vale la pena vivirla, y que únicamente la felicidad depende del
estado mental que adoptemos ante las distintas situaciones que se nos
presentan, una de las objeciones que podemos encontrar en las ideas de
Russell es que: solo enfoca en la infelicidad de las personas “comunes” como
él llama a quienes cuentan con los ingresos suficientes para procurarse casa,
comida, vestido, salud. Podríamos suponer que la persona más pobre de este
país pretendiera adoptar este camino pero que le resultara imposible hacerlo
dado que vive al día, solo cuenta con un peso en la bolsa, además de todo lo
meten a la cárcel injustamente, pero que si sigue pensando que la vida vale la

30
pena y que pensándolo muchas veces llegará a sentir que es feliz pese a su
situación nos podría sonar absurdo. También Russell habla de dirigir nuestro
interés hacia los objetos, personas o actividades que llenen nuestros ratos de
ocio, así si el no podernos dedicar a una actividad primaria, tenemos varias de
repuesto. Aquí podríamos pensar en el siguiente problema. Nos interesamos
en una persona que es el fruto de nuestro amor por la vida, pero que por equis
circunstancia se muere. Esto desencadena una infelicidad, por lo tanto
buscamos nuestra persona de repuesto, lo que hace que me olvide de la
anterior por que tengo varias personas que sirven para mi propósito. Sabemos
que la mayoría de las personas no actuamos así, entonces sonaría vano
adoptar ese camino. Lo que podemos rescatar de sus ideas es que podemos
dejar el egocentrismo atrás, porque es fuente de aburrimiento, por medio del
interés hacia otras actividades, como el menciona que es más superior el que
practica la lectura que el que ve el futbol, entonces las actividades que implican
el uso del intelecto son más superiores que otras. Por último podemos sacar
provecho de sus palabras si no dejamos de pensar y si actuamos de manera
inventiva, desinteresada y correctamente podemos sacar alguna ventaja ante
nuestras circunstancias.

31

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