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Colección Equidad de género y democracia

México. Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Fede-
ración, Instituto Electoral del Distrito Federal.
Sexo, género y feminismo / Estela Serret y Jessica Méndez Mercado / Colección Equidad de género
y democracia, vol. 1; presentación de Carla Astrid Humphrey Jordan. – México: Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Instituto Electoral del
Distrito Federal, 2011.
56 p.
isbn de colección: 978-607-7989-15-8
isbn: 978-607-7989-16-5
1. Feminismo - Historia. 2. Género - Sexo. 3. Perspectiva de género - Historia. 4. Feminismo de la
igualdad – Feminismo de la diferencia. I. Serret, Estela y Jessica Méndez Mercado. II. Serret, Estela
y Jessica Méndez Mercado, pról.

D.R. © 2011
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Pino Suárez 2, colonia Centro,
delegación Cuauhtémoc, 06065, México, D. F.
www.equidad.scjn.gob.mx
D.R. © 2011
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Carlota Armero 5000, colonia CTM Culhuacán,
delegación Coyoacán, 04480, México, D. F.
www.genero.te.gob.mx
D.R. © 2011
Instituto Electoral del Distrito Federal
Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica
Huizaches 25, c olonia Rancho Los Colorines,
delegación Tlalpan, 14386, México, D. F.
www.iedf.org.mx

Diseño: Ricardo Vázquez Ortega, analista diseñador


Corrección de estilo: Susana Garaiz Flores, analista correctora de estilo

Autoras: Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

Primera edición, diciembre de 2011


ISBN: 978-607-7989-15-8 (Colección)
ISBN: 978-607-7989-16-5
Impreso y hecho en México

Lo expresado en esta obra es responsabilidad exclusiva de las autoras.


Ejemplar de distribución gratuita, prohibida su venta.

ISBN para versión electrónica: 978-607-7989-51-6


Sexo, género
y feminismo

Estela Serret
Jessica Méndez Mercado

1
Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

Orígenes del feminismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

El feminismo académico y los orígenes


del concepto género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

Distinción entre sexo y género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

La perspectiva de género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

¿Igualdad o equidad? Feminismo de la igualdad


vs. feminismo de la diferencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

Las autoras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Presentación

Desde mi perspectiva, la historia contemporánea de la humani-


dad podría leerse como una larga e inconclusa reflexión sobre las
distintas concepciones de la igualdad. La comprensión más o
menos acabada de las aristas que conlleva esa reflexión requeri-
ría, sin duda, que ésta fuese acompañada, a manera de apostillas,
de casos, revoluciones, constituciones, discusiones, sistemas, dog-
máticas, ideologías… que pudieran ilustrar hasta qué punto ha
influido en nuestra vida cotidiana la manera en la que se com-
prende y se practica la igualdad.
Así, si soñáramos –como lo hicieron los ilustrados hace ya mu-
chas décadas– que fuese posible condensar en una gran enciclope-
dia el saber de la humanidad, el texto correspondiente a la entrada
“igualdad” debería ser extenso, complejo, pero sobre todo, enrique-
cedor. En esa descripción hipotética habría, sin lugar a dudas, lar-
gas líneas destinadas a describir cómo ha sido tratada la relación
entre hombres y mujeres desde la perspectiva histórica, teórica y
valorativa.
La Colección que me enorgullece presentar no tiene ni puede
tener los afanes enciclopédicos que he perfilado. Es, no obstante,
expresión de un esfuerzo serio y comprometido en el que resuena
ese lema de la Ilustración conocido por todos: sapere aude, atréve-
te a saber. En el fondo de esta serie de pequeños libros destinados
a la divulgación está la confianza en el conocimiento como un
arma fundamental de cualquier cambio, en este caso, en favor de
la igualdad real entre hombres y mujeres en nuestro país. En cada
volumen subyace el reconocimiento al saber como instrumento
7
Carla A. Humphrey Jordan

de poder y de transformación en favor de Finalmente, queda claro que ningún


fines nobles y comunes. esfuerzo institucional resultará significati-
La Colección es, además, fruto de la vo si el destinatario último, en este caso el
colaboración interinstitucional, de la res- lector, no se adueña de las ideas y hace
puesta afirmativa, franca y generosa que la suyos los valores que surcan las líneas que
Suprema Corte de Justicia de la Nación componen cada texto. De este modo, el
y el Tribunal Electoral del Poder Judicial mejor fruto de esa colaboración interinsti-
de la Federación dieron a una invitación tucional deberá ser cosechado a través de
que desde el seno del órgano electoral los efectos que la Colección en su conjun-
local formulamos hace ya varios meses. to, y este volumen en lo particular, provo-
En ese sentido, este primer volumen es el que en cada uno de los lectores a los que
comienzo de una relación que ofrece los está dirigido. Esta presentación, entonces,
primeros frutos de los que esperamos sean debe ya ceder el paso a los contenidos. Lo
muchos más. hago no sin antes reiterarles a todos una
Espero que los destinatarios de estas invitación a realizar una lectura concien-
páginas encuentren en los distintos textos zuda y detenida de las ideas que a través de
que forman la Colección un buen comien- este medio se difunden; invitándolos tam-
zo para comprender los problemas que bién a la praxis y al compromiso político
subyacen bajo el rótulo equidad de género, que puede y debe derivarse de la asunción
así como las implicaciones que tiene este del valor de la igualdad.
tema en la construcción de un Estado de-
mocrático y constitucional de Derecho. Carla A. Humphrey Jordan
La Colección Equidad de género y de- Consejera Electoral presidenta de la Comisión
mocracia es ciertamente sólo un comien- de Capacitación Electoral y Educación Cívica
del Instituto Electoral del Distrito Federal
zo, pero uno bueno, con buen augurio, ca-
paz de ratificar el compromiso de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación,
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación y del Instituto Electoral del
Distrito Federal en la defensa, protección
y promoción de los derechos humanos de
mujeres y hombres en el Distrito Federal y
en el país.
8
Prólogo

El texto que presentamos a continuación pretende ser un estu-


dio introductorio al concepto género, entendido en lengua espa-
ñola como el que traduce la voz inglesa gender. En nuestro idioma
no había, hasta hace un par de décadas, una traducción exacta de
esa idea, y encontrábamos que en el lenguaje común gender pasa-
ba al español como sexo. Sin embargo, la gran importancia que
esa idea ha alcanzado en las ciencias sociales y en el ámbito polí-
tico hace obligatorio distinguir en nuestro idioma, como lo hace
el inglés, sexo de género. Esa distinción, cuyo sentido pretende
aclararse en el presente estudio, ha jugado un papel decisivo en la
comprensión de la sociedad y las personas, así como en la construc-
ción de parámetros políticos más democráticos e incluyentes.
Este pequeño libro quiere contar la historia de cómo se concibe
esa idea y, por lo tanto, de la tradición al interior de la cual se
crea. Esa tradición, cuyo nombre hemos oído muchas veces, pero
de la cual lo ignoramos casi todo, es el feminismo. Esperamos que
la lectura de este breve trabajo sirva para corregir los prejuicios aún
existentes en contra de una corriente filosófica y política, el femi-
nismo, a la que tanto le deben las tradiciones democráticas.

9
Introducción

Desde sus inicios el femi- cen en la subordinación


nismo se ha caracterizado de estas últimas) del te-
por ser una corriente de
La noción de género rreno de la biología al de
pensamiento que posibili- enfatiza el hecho de la cultura y el orden sim-
ta la producción de cono- que lo que conocemos bólico. Es decir, la noción
cimiento que permita en- de género en fatiza el he-
tender y explicar las
como hombres cho de que lo que conoce-
relaciones entre mujeres y y mujeres no son mos como hombres y mu-
hombres en todos los ám- realidades naturales, jeres no son realidades
bitos de la sociedad. A lo naturales, sino cultural-
largo de sus tres siglos de
sino culturalmente mente construidas, lo
existencia el feminismo ha construidas. cual se pone claramente
atravesado por diferentes de manifiesto, por ejem-
etapas, y ha adoptado dis- plo, en el hecho de que
tintas formas, cada una de las cuales ha cada sociedad define de manera distinta
tenido un impacto social y político especí- esos mismos conceptos. Al mostrar cómo
fico. Una de esas formas es la del feminis- y a través de qué procesos cada cultura
mo académico, y es desde donde se produ- asigna identidades diferenciadas clasifi-
ce la distinción entre los conceptos de sexo cando a las personas según una cierta
y género. apreciación de su apariencia biológica,
El pensamiento académico feminista sexual, y al explicar también por qué esas
comienza a utilizar el concepto de género diferencias se interpretan culturalmente
para oponerlo al de sexo, pretendiendo con como desigualdades, la teoría feminista se
ello desplazar el análisis de las relaciones torna también una teoría del género.
de poder entre hombres y mujeres (que, en De este modo, el concepto de género es,
todas las sociedades conocidas, se tradu- en primer lugar, un instrumento de análisis
10
Sexo, género y feminismo

para explicar y describir las relaciones de ción de la perspectiva de género −temas


poder entre hombres y mujeres. Ciertamen- que han ido cobrando cada vez más prota-
te. Pero como todo concepto científico –ya gonismo en el ámbito político y en la vida
lo mostró Max Weber– la idea de género ha cotidiana−, es preciso dar un rodeo que
sido construida desde una inquietud políti- nos permita conocer sus antecedentes filo-
ca clara y distinta: la preocupación feminis- sóficos y políticos, y los preceptos teóricos
ta por la condición subordinada de las mu- que los sustentan, y que tienen sus oríge-
jeres y por las consecuencias sociales de esa nes en el feminismo. Es por ello que este
subordinación. Además, el concepto de gé- texto comienza con un recuento de la his-
nero tiene como punto de partida un cues- toria del feminismo desde sus inicios en
tionamiento ético acerca de lo injusta que el siglo xvii, con sus consecuencias episte-
resulta la aludida subordinación de un colec- mológicas y políticas, pasando por su de-
tivo humano. Y este cuestionamiento sarrollo como movimiento social con el su-
también ha sido realizado por el feminis- fragismo del siglo xix hasta su posterior
mo, desde sus primeros antecedentes, fe- incursión en la academia y la investigación
chados hacia 1620, hasta nuestros días. en el siglo xx. Todo ello dio como resulta-
En otras palabras, el género, como con- do la creación de conceptos como género,
cepto, tiene un carácter científico explica- equidad/igual­dad entre géneros y perspectiva de
tivo que parte, por un lado, de un claro género, entre otros.
motor ético político feminista y, por otro, Es preciso advertir a lectoras y lectores
de los resultados científicos arrojados por que, como se trata de una historia bastan-
las investigaciones en distintas ramas del te amplia y compleja, plantear una secuen-
conocimiento que se basan en la categoría cia lineal resulta prácticamente imposible.
de género, que nutren y complejizan las Por ello, en algunos pasajes las referencias
propias posiciones éticas y políticas del fe- históricas realizan saltos cronológicos que
minismo. El resultado de esta retroalimen- pudieran parecer abruptos, pero que son
tación es la creación de nuevos conceptos. necesarios para poder comprender la rela-
Es por ello que para entender a cabalidad ción de los hechos. Es así que más allá de
de qué estamos hablando cuando se trata de una reconstrucción cronológica lo que se
cuestiones como la equidad de género, la presenta a continuación es una narración
perspectiva de género o la transversaliza- explicativa.

11
Orígenes del feminismo

La influencia del feminismo en la con- sino también para comenzar a entender el


formación de las sociedades modernas es papel que ha jugado en la construcción
poco conocida en el mundo y en nuestro misma de lo mejor que tiene el mundo
país es prácticamente invisible. Sin em- político contemporáneo.
bargo, y en gran medida En contra de la noción
gracias al impulso que dio vulgarizada que se suele
la historiografía francesa
Los primeros aportes aceptar, el feminismo no
de la década de 1980 al surge en la década de los
redescubrimiento de esta feministas que sesenta del siglo xx, dentro
tradición, hoy sabemos se conocen datan del marco de los llamados
que su impacto en la nuevos movimientos socia-
del siglo xvii.
construcción de las de- les. Los primeros aportes
mocracias modernas es feministas que se conocen
poderoso e innegable. Te- datan del siglo xvii, den-
mas que en la actualidad son clave para los tro de la corriente filosófica racionalista
debates teóricos y políticos no podrían que, un siglo más tarde, daría origen a la
haberse delineado si no fuera por los plan- Ilustración. Se trata de rescates filosóficos
teamientos del feminismo. Es el caso de la que se nutren, como los demás discursos
ampliación de la ciudadanía, el sufragio de la época, de dos corrientes: el raciona-
universal o la igualdad de derechos econó- lismo cartesiano y el iusnaturalismo. Va-
micos como base para una real consecu- yamos por partes.
ción de los derechos políticos. Es por ello Durante la Edad Media las sociedades
que resulta imprescindible abordar en este europeas se constituyen como socieda-
espacio, si bien brevemente, la historia del des estamentales legitimadas mediante un
feminismo; no sólo para comprender có- principio de desigualdad natural. Esto es, a
mo y por qué se elabora la categoría género, partir de ciertos atributos de nacimiento,
12
Sexo, género y feminismo

unas personas (el monarca, la nobleza) se de su idéntica capacidad racional, es decir,


consideran destinadas a mandar y el resto, su capacidad de discernimiento moral y
a obedecer. Para el siglo xvii la proliferación cognitivo. El iusnaturalismo elabora este
de las ciudades y el creciente poder econó- planteamiento aplicando un criterio de
mico de la burguesía, contrastado con su universalización a la idea de individuo ra-
incapacidad de acceder al poder político, cional, haciéndola extensiva a todo ser
ocasionan que en gran parte de Europa humano como un atributo de todas las
encontremos formas de pensamiento que personas, de tal modo que el acceso al po-
comienzan a cuestionar la legitimidad del der político se pretende como propio de to-
régimen. Justamente una de estas corrien- dos los seres humanos y no sólo de unos
tes es el iusnaturalismo, o teoría del dere- cuantos.
cho natural, el cual se propone desmontar Sin embargo, dentro del pensamiento
las bases que legitiman las sociedades esta- ilustrado se dan serias contradicciones.
mentales y cambiar los fundamentos del En la medida en que sus representantes no
poder, partiendo de una premisa de igual- constituyen un sector homogéneo, sino
dad natural entre todas las personas. Este que conforman distintas corrientes, no to-
nuevo principio, en contraste con el de dos se caracterizan por la congruencia de
desigualdad natural, implica que toda per- sus principios universalistas. Así, al hablar
sona debe ser considerada capaz de gober- de universalizar la idea de individuo, la
narse a sí misma por el solo hecho de ser corriente iusnaturalista/ilustrada que gana
persona. Esto sin distinción alguna en ra- más popularidad piensa hacer extensivos
zón de condición social, creencias, raza, los derechos sólo a una clase de indivi-
sexo o cualquier otra característica par- duos, determinada a partir de una serie
ticular. de características económicas, políticas,
Las bases filosóficas de esta corriente se sociales, religiosas, raciales y, por supuesto,
encuentran en los postulados racionalis- sexuales. En otras palabras, la reivindica-
tas. El racionalismo se basa en un criterio ción universalista que se impone resulta en
ético-moral para el análisis de la política y realidad excluyente.
el poder. El argumento racionalista postu- La primera y más llamativa exclusión
la que la igualdad natural entre las perso- deja fuera a las mujeres, quienes confor-
nas debe ser entendida como la equivalen- man al menos la mitad de la población, del
cia entre los individuos, que se suponen proyecto liberador. Parece, sin embargo,
dotados de los mismos derechos, en virtud que asumir la incapacidad de todas las
13
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

mujeres para dirigir sus ral, en la cual las clases


propias vidas no provoca medias apenas son apre-
la menor inquietud entre Si las mujeres ciables estadísticamente, lo
los teóricos más reconoci- que contrasta con su cre-
dos del contractualismo
no pueden heredar ciente importancia eco-
(otro de los nombres con o poseer la tierra, nómica y cultural. Las
que se conoce a la filosofía tampoco pueden tener élites aristocráticas, por
política iusnaturalista). El lo demás, están perdiendo
pensamiento igualitarista
la tutela de sus hijos influencia cultural tanto
(cuando menos el oficial) en el remoto caso de como poder económico y
deja claro de una manera una separación control político. En ese
sistemática que el indivi- mundo, las mujeres euro-
duo poseedor del derecho
(que puede ser peas, con pocas diferencias
natural, traducido como solicitada por el varón entre un país y otro, care-
su capacidad (hipotética) en algunos países, pero cen de todo derecho. No
para fundar el espacio pú- son consideradas sujetos
blico, es, por necesidad,
nunca por una mujer). jurídicos, de modo que
un varón. Justamente la para las leyes deben ser
mirada crítica a estas con- tuteladas por un varón a
tradicciones es lo que da pie a que autoras lo largo de toda su vida. Las mujeres de las
y autores señalen estas inconsecuencias, clases superiores no tienen derecho a la
dando paso a lo que hoy se conoce como herencia ni pueden administrar sus pro-
feminismo. No en vano Marie de Gournay pios bienes. No existe educación formal
se asombra en el siglo xvii de que algunos para ellas, ni siquiera en el nivel primario,
supongan que, mientras todos los hombres mucho menos les es posible aspirar a ser
han nacido libres, todas las mujeres hayan admitidas en la universidad. Desde luego,
nacido esclavas. el analfabetismo es la regla para la inmen-
Para calibrar adecuadamente la rele- sa mayoría de la población, tanto masculi-
vancia de la incongruencia del igualitarismo na como femenina; pero, en los sectores
predominante entonces, debemos compren- medios, la desigualdad entre hombres y
der cuál es la situación social de las muje- mujeres se hace brutal en el aspecto edu-
res en la Europa del siglo xvii. Hablamos cativo y profesional pues, mientras las
de una sociedad preponderantemente ru- mujeres campesinas, comerciantes, em-
14
Sexo, género y feminismo

pleadas domésticas y obreras o artesanas


trabajan jornadas superiores a las de sus El entendimiento
pares varones por un ingreso menor, entre
las clases medias, las nacientes profesiones no tiene sexo.
llamadas liberales no pueden ser ejercidas
por mujeres. Entre otras razones, es impo- pa, como un movimiento intelectual, críti-
sible para ellas formarse profesionalmente co, ético-político y de corte ilustrado. El
si no pueden estudiar. Como acotación pensamiento feminista muestra lo irracio-
valga decir que, si esa es la situación de las nal que es la exclusión de las mujeres en
mujeres en Europa, podemos imaginar que las definiciones tradicionales de igualdad,
en la Nueva España del siglo xvii se dan libertad, ciudadanía e individuo. Entre las
condiciones aún más penosas, si cabe, para primeras manifestaciones feministas está
sus derechos. Simplemente no existen: ni la de la ya mencionada francesa Marie de
económicos ni jurídicos, políticos o socia- Gournay, quien publica en 1622 un trata-
les. Si las mujeres no pueden heredar o do titulado De la igualdad entre los hombres
poseer la tierra, tampoco pueden tener la y las mujeres, en el que señala la inconse-
tutela de sus hijos en el remoto caso de cuencia de la posición de quienes se opo-
una separación (que puede ser solicitada nen al poder absoluto del monarca, finca-
por el varón en algunos países, pero nunca do en el principio de desigualdad natural, y
por una mujer). al mismo tiempo consideran normal que
Este breve esbozo de la radical situación este principio justifique el sometimiento
de subordinación social que padecen las de las mujeres respecto de los varones.
mujeres en el siglo xvii europeo nos da la Otro feminista francés, François Poulain
pauta para comprender por qué, cuando de la Barre, publica en 1673 un libro titu-
surgen las reivindicaciones de igualdad en lado De la igualdad de los sexos, donde uti-
libertad para todos los individuos, muchas liza las mismas herramientas que otros
y muchos se rebelan contra la incongruen- teóricos del derecho natural para mostrar
cia de quienes se niegan a considerar tales que la situación de subordinación de las
a las mujeres, la parte de la población más mujeres no se debe a su naturaleza corpo-
afectada por la de­sigualdad. ral, sino que su sometimiento se explica
Así nace el feminismo. Como protesta por el propio dominio que se ejerce sobre
ilustrada contra las inconsecuencias de la ellas. “El entendimiento no tiene sexo” es
Ilustración. Se define, en esta primera eta- la frase más contundente de su libro, ha-
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Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

xvii y xviii. Se organizan a través de tertu-


Las características lias en las que eruditas mujeres autodidac-
tas (desde astrónomas hasta poetas) y
que se consideran
hombres ilustres participan por igual de las
femeninas por naturaleza discusiones dirigidas por la dueña del sa-
no son sino resultado lón. Es en este ambiente donde prospera el
primer feminismo; y también ahí se con-
de la sociedad.
centran sus detractores, la mayor parte de
los cuales, mientras lo combaten acudien-
ciendo alusión a que ningún atributo na- do a la ridiculización en las tertulias, en
tural puede servir de fundamento o justifi- las publicaciones periódicas y en la litera-
cación para negar a las mujeres la calidad tura (como hizo famosamente Molière),
de individuos, y precisa que si las mujeres optan por hacerle el vacío filosófico duran-
no tuvieran vedadas todas las actividades te sus primeros años de vida.
que cultivan el espíritu y la razón tendrían Para fines del siglo xviii el contexto so-
las mismas posibilidades que cualquier va- cial y político se caracteriza por una efer-
rón para desarrollar el carácter que se re- vescencia tal que da como resultado la
quiere para que un individuo pueda consi- guerra de Independencia de las Trece Co-
derarse autónomo. lonias, en lo que hoy es Estados Unidos, y
Las reacciones que se dan a estos postu- la Revolución Francesa. A pesar de que ha
lados son de dos tipos. Por un lado se ha- sido borrado de la historia oficial, el femi-
llan quienes reconocen lo justo de su con- nismo se desarrolla a la par de estos movi-
tenido, tanto mujeres como hombres. El mientos políticos. Cuando se redacta el
ejemplo más significativo es el de las salon- documento más significativo de la Revolu-
nières, mujeres aristócratas que fundan un ción Francesa, en 1789, la Declaración de
extraordinario movimiento intelectual en los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
la Francia de mediados del siglo xvii. En las mujeres, activas participantes del mo-
efecto, los salones, que construyen el pri- vimiento armado, son explícitamente ex-
mer espacio público de la modernidad, son cluidas de sus alcances. Entonces, como
los originales espacios arquitectónicos y ha ocurrido tantas veces en la historia, el
simbólicos, enteramente creados por mu- ala triunfante de la Revolución hace saber
jeres, en los que florece el debate filosófico, que las palabras hombre y ciudadano quie-
científico, político y literario de los siglos ren decir exactamente eso: varones. La
16
Sexo, género y feminismo

Revolución triunfante niega a las mujeres rácter que se demanda al ciudadano? Este
el derecho a la ciudadanía por el que han reclamo de la filósofa inglesa recuerda el
luchado a la par que ellos. El reclamo fe- que, un siglo antes, hiciera la mexicana Sor
minista aparece en la voz de Olympe de Juana Inés de la Cruz cuando conmina a
Gouges, dramaturga y periodista de clase los hombres de su tiempo que se quejan del
media, quien muestra justamente las tram- carácter de las mujeres: “Pues, ¿para qué os
pas que envuelve aducir que el término espantáis de la culpa que tenéis? / Quered­
hombre da cuenta del género humano, las cual las hacéis o hacedlas cual las bus-
cuando claramente sólo alude a su particu- cáis”. En este caso, Wollstonecraft entien-
laridad masculina. Para hacer visible esta de que la hechura de las mujeres se debe a
cuestión Olympe redacta en 1791 una ré- la formación frívola inconexa e irregular
plica a aquel famoso documento, y la titula que reciben. Para cambiar el carácter de
Declaración de los Derechos de la Mujer y la las mujeres y develar su verdadero ser ha-
Ciudadana. Esta osadía le cuesta a Olympe brá que reconocer su derecho a la educa-
ser condenada a la guillotina. Casi al mis- ción formal en todos los niveles y hacerlas
mo tiempo, en 1792, la filósofa inglesa responsables de sus propias vidas. Reclama
Mary Wollstonecraft publica su libro Vin- además igualdad para las mujeres en liber-
dicación de los derechos de la mujer, donde tad y en autogobierno.
se esfuerza por mostrar que las caracterís- Desde Poulain de la Barre hasta Wollsto-
ticas que se consideran femeninas por na- necraft el feminismo se va a desarrollar
turaleza no son sino resul- como un movimiento ilus-
tado de la sociedad. Las trado, filosófico, en el plano
mujeres, nos dice Wolls-
La Revolución Francesa de las ideas, que reclama
tonecraft (aludiendo a para las mujeres el recono-
aquellas de las clases pri- marca el inicio cimiento de individuo ra-
vilegiadas), carentes de la del feminismo como cional y autónomo que han
educación formal que se da adquirido los hombres. La
movimiento social.
a los varones, son educadas Revolución Francesa mar-
por institutrices con el úni- ca el inicio de feminismo
co propósito de que apren- como movimiento social,
dan a servir a un varón, y no para aprender aunque lo hace asociado con las causas
a ser libres y responsables. ¿Cómo pode- generales de libertad y ciudadanía. En ese
mos exigirles, entonces, que tengan el ca- país, el triunfo revolucionario marca una
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Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

represión generalizada de amplio que en el fondo


las y los feministas (entre cuestiona el significado y
quienes se cuentan nom- La Declaración de el papel que la sociedad
bres tan importantes como Seneca Falls (1848) otorga a la participación
Condorcet y d’Alembert), pública de las mujeres. Su
y el posterior estableci-
se centra exigencia final es el reco-
miento del Código Napo- en la demanda nocimiento de las mujeres
leónico implica para las del derecho a como sujetos de derecho.
mujeres francesas un re- En Estados Unidos, cuna
troceso en el reconocimien-
la propiedad para las
del movimiento, el sufragis-
to de sus derechos, incluso mujeres casadas, mo se vincula fuertemente
respecto a la situación que la apertura con el abolicionismo, pues
prevalecía para ellas en el ambos reivindican el reco-
Antiguo Régimen de la mo-
de universidades para
nocimiento de las mujeres,
narquía absolutista. mujeres y, desde luego, por un lado, y de los ne-
Para el siglo xix el femi- el derecho al voto. gros, por otro, como indivi-
nismo se transforma en un duos racionales y por lo
movimiento de corte más tanto autónomos y sujetos
claramente político y se extiende por to- de derechos. A partir de 1837 comienzan a
da Europa, Australia, Nueva Zelanda y los aparecer organizaciones feministas que sir-
Estados Unidos. Para mediados del siglo ven para que las mujeres realicen mítines,
vemos aparecer una corriente del feminis- repartan panfletos, recolecten firmas, entre
mo que se conoce como sufragismo, un otras labores. Algunas de estas organiza-
movimiento social integrado por mujeres ciones son la National Female Antisla-
obreras y de la clase media que lucha por very Association, de 1837, y la Female
los derechos económicos de las mujeres y Labor Reform Association, de 1845, diri-
por la obtención de derechos civiles, con- gida por Sarah Bagley, quien se encarga
cretándose en la demanda por el derecho de organizar en 1848 la Convención de
al sufragio o voto. El reconocimiento ple- Seneca Falls en Nueva York. Como resul-
no de los derechos públicos de las mujeres tado de aquella famosa convención surge
se refiere a aquellos que se ejercen en el la Equal Rights Association. La Declara-
terreno social, económico, político y jurí- ción de Seneca Falls se centra en la de-
dico. Así, el sufragismo es un movimiento manda del derecho a la propiedad para
18
Sexo, género y feminismo

las mujeres casadas, la apertura de uni- lo benéfico que resulta el ingreso de las mu-
versidades para mujeres y, desde luego, el jeres al espacio público; así, pide derechos
derecho al voto. para las mujeres acordes con su carácter, es
En este punto de la historia del feminis- decir, busca trasladar a las mujeres al espa-
mo podemos notar con claridad una esci- cio público “en cuanto mujeres” y no en
sión al interior del mismo, que resulta sig- cuanto individuos, como sí lo hace el fe-
nificativo tener presente para los temas minismo radical.
que se abordarán más adelante. Entre las En Europa el sufragismo se desarrolla de
organizadoras de la Convención de Sene- manera paralela al estadounidense, aun-
ca Falls vemos una discrepancia en la pos- que enfrenta un combate más frontal, sobre
tura política y los argumentos para exigir todo en Inglaterra, donde las sufragistas
el reconocimiento de los derechos de las sufren la represión directa del gobierno. Al
mujeres, de tal suerte que podemos reco- igual que en Estados Unidos, las sufragis-
nocer un ala identificada como radical y tas inglesas comienzan a organizarse a
otra como moderada. El ala radical es re- partir de 1830. Así, en 1847 se crea la Aso-
presentada por Susan B. Anthony y Eliza- ciación Política Feminista para reclamar el
beth Cady Stanton. Para ellas la obtención derecho al voto; entre 1850 y 1860 se for-
del voto se entiende indispensable para man diversos grupos que para 1865 se
todas las demás reivindicaciones feminis- organizan en la Sociedad Nacional de
tas; recuperan la tradición individualista y Londres por el Sufragio Femenino. En el
son radicalmente igualitaristas, exigiendo sufragismo inglés destacan las figuras de
para las mujeres los mismos derechos de Harriet Taylor Mill y el filósofo John Stuart
que gozan los hombres, argumentando que Mill, y en el terreno del activismo, Emme-
cada persona es merecedora de derechos y line, Christabel y Sylvia Pankhurst, ma-
libertades, y oponiéndose abiertamente a dre e hijas.
cualquier esencialismo. Por su parte, el ala En el caso de Francia el feminismo to-
moderada es representada por Lucrecia Mott, ma un camino diferente. El filósofo Char-
quien considera necesario negociar el voto les Fourier será la piedra angular de lo que
para no poner en riesgo otras demandas; hoy se conoce como feminismo socialista,
además entiende que en esencia las muje- que apuesta por la liberación de las muje-
res son distintas a los hombres y se carac- res, fincada sobre todo en la libre apropia-
terizan por cualidades morales superiores a ción de sus cuerpos, su sexualidad y su
las de ellos, y utiliza esta idea para justificar placer. Fourier es de hecho quien acuña el
19
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

término feminismo para referirse a las lu- mico-intelectual, que les permite a las fe-
chas que reivindican la igualdad de las ministas explicar por qué, a pesar de haber
mujeres. Así, el feminismo socialista se va alcanzado un nivel de educación parejo al
a distinguir por exigir el amor libre para de los hombres y un avance en la igualdad
ambos sexos, proclamar la libertad sexual formal, que se caracteriza por el reconoci-
de las mujeres, criticar la doble moral que miento de muchos derechos en las diversas
permite en la conducta de los hombres leyes (aunque este reconocimiento formal
actitudes que reprocha en la de las mujeres aún no es tan general como se cree), sigue
y criticar el matrimonio burgués como existiendo el sometimiento social de las
institución que esclaviza a las mujeres, mujeres. Desde las primeras décadas del
entre otras cosas. Es importante señalar que siglo xx aparecen investigadoras de diver-
este planteamiento es el primero que liga sas disciplinas que tratan de comprender
de manera concreta la autonomía de las por qué, si todas las sociedades tienen
mujeres a su propia persona y, sobre todo, grandes diferencias entre sí, en todas ellas
a su propio cuerpo. está presente la subordinación social de las
Así, a lo largo del siglo xix y durante las mujeres. Una de estas investigadoras es la
primeras décadas del xx el feminismo se de- antropóloga estadounidense Margaret
sarrolla como un movimiento político cen- Mead, quien publica en 1935 un libro titu-
trado en la obtención de derechos para las lado Sexo y temperamento en tres sociedades
mujeres, en concreto la obtención del voto primitivas, en el que, comparando tres tri-
por parte del movimiento sufragista, y en bus distintas, descubre que las característi-
una reconsideración de las relaciones perso- cas que se atribuyen “por naturaleza” a
nales entre los sexos en el caso del feminismo mujeres y hombres varían considerable-
impulsado por el socialismo clásico. mente de una a otra. Observa, por ejem-
Después de la Primera Guerra Mundial plo, que en un pueblo tanto hombres como
en la mayoría de los países occidentales las mujeres asumen características que en Es-
mujeres ya han obtenido el derecho al voto. tados Unidos se considerarían femeninas,
Entonces el feminismo se encuentra con la como la suavidad, la dulzura y el cuidado
dificultad de replantearse a sí mismo y sus de las criaturas. En el siguiente pueblo, en
demandas. Se diversifica de maneras que cambio, mujeres y hombres se comportan
corren paralelamente. A partir del periodo con rudeza, agresividad y frialdad, las que
de entre guerras, comienza una nueva etapa para la sociedad occidental actual serían
del feminismo, ahora de corte más acadé- características masculinas. En un tercer
20
Sexo, género y feminismo

sitio, finalmente, los hombres adoptan ac- sociedades interpretan la biología, en concre-
titudes que para Maragaret Mead y su to la capacidad reproductora de las mujeres
cultura resultan femeninas y las mujeres se (y no las diferencias biológicas mismas), es
comportaban de modo masculino. Todas lo que hace que las mujeres se consideren
estas observaciones la llevan a concluir más cercanas a la naturaleza que los hom-
que lo que consideramos naturalmente pro- bres y por lo tanto deban ser dominadas por
ducido en hombres y mujeres en realidad ellos, igual que la cultura domina la natu-
es creación de la cultura y la sociedad. Lo raleza. De Beauvoir concluye que es esta
único que no cambia es la relación de man- asimilación imaginaria de las mujeres con
do. Es decir, más allá de cuál sea el carácter su biología lo que crea una imagen univer-
que se atribuye a mujeres y hombres, son es- sal de la mujer como un ser inferior. Es
tos últimos los que detentan el poder social. decir, para la autora son los patrones cul-
Revelaciones como las implicadas en el turales los que producen y reproducen las
trabajo de Mead contribu- relaciones entre mujeres y
yen a crear una inquietud hombres, constituyéndolas
intelectual por explicar por Lo que consideramos como relaciones de poder.
qué, en todas las socieda- El segundo sexo trasciende
naturalmente
des conocidas, las mujeres no sólo por el impacto de
como grupo se encuentran producido en su contenido sino tam-
subordinadas a los hom- hombres y mujeres bién porque da a la lucha
bres. Siguiendo esta inquie- feminista la convicción
en realidad es creación
tud, en 1949 se publica El de que es posible cons-
segundo sexo de la filósofa de la cultura truir un cambio de men-
francesa Simone de Beau- y la sociedad. talidades que modifique
voir, el cual marca un hito la situación social de las
en el pensamiento femi- mujeres. El feminismo
nista. El argumento del libro gira en torno académico de la segunda mitad del siglo xx
a dos preguntas: cuáles son los argumentos comienza a plantearse que los avances en el
que justifican la subordinación social de reconocimiento formal de derechos no
las mujeres y cuáles son las verdaderas ra- bastan para terminar con la de­sigualdad
zones que han generado la opresión feme- entre los hombres y las mujeres, y que, si se
nina. La respuesta que da la autora a am- quiere cambiar la situación subordinada en
bas preguntas es que la forma en que las que viven las mujeres, debe transformarse
21
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

teórica como socialmente, en tres niveles:


Lo personal a) cuestiona la relación entre lo público y
es político. lo privado; b) posibilita el análisis de la
influencia mutua de lo público y lo domés-
tico; c) visibiliza las relaciones de poder
la forma en la que pensamos socialmente lo presentes en la casa y reclama la atención
que somos las mujeres y los hombres. del Estado.
En paralelo al desarrollo del feminismo La dinámica al interior de los grupos
académico, la militancia política feminista que conforman el mlm pone en eviden-
se desenvuelve, ya para las décadas de 1960 cia que problemas que se consideran de ca-
y 1970, en lo que se conoce como Movi- rácter personal, como la violencia en casa,
miento por la Liberación de la Mujer (mlm), son resultado de relaciones sociales de
que protesta contra los valores tradiciona- poder encarnadas en la pareja y las rela-
les que asignan roles opresivos a las mujeres ciones parentales. El impacto del mlm es
y retoma de cierta manera el cuestiona- trasladar a las agendas nacionales e inter-
miento a las ideas aceptadas de sexualidad nacionales este tipo de problemáticas de
femenina que hiciera el feminismo socialis- las mujeres y lograr la visibilización, por
ta. El mlm se extiende muy pronto a diver- primera vez, de las mujeres en los distintos
sos países del mundo, trascendiendo sus ámbitos donde se desenvuelven; pero so-
orígenes en Estados Unidos y Europa occi- bre todo permitie develar la relación entre
dental. Su alcance llega desde luego a lo público y lo privado-doméstico, y reco-
América Latina, México incluido. El mlm nocer claramente las implicaciones de esta
permite redimensionar la relación entre los relación, diferenciadas por género. Mien-
espacios público y privado-doméstico, al tras que lo privado para los hombres signi-
mismo tiempo que logra posicionar la idea fica el espacio propio, de desarrollo indivi-
de que lo personal y lo doméstico se cons- dual, donde no interviene el Estado, para
truyen socialmente y, por lo tanto, los po- las mujeres el espacio privado toma la
deres que ahí se ejercen tienen un carácter acepción de privación. Ellas no tienen de-
político. Entre los temas que visibiliza el recho a la privacidad, a la intimidad ni a
mlm se encuentran el de la violencia la autonomía, y son relegadas imaginaria-
sexual y la despenalización del aborto. Su mente al espacio doméstico donde, por de-
lema, “Lo personal es político”, sirve para finición, están sometidas a un varón, casi
ver de otra manera el ámbito público tanto siempre el padre o el esposo.
22
El feminismo académico y los orígenes
del concepto género

Recordemos: entre su nacimiento en el Antes de que el feminismo académico


siglo xvii y el siglo xix, el feminismo se distinguiera los conceptos sexo y género,
caracteriza por la demanda de derechos la tarea de separarlos analíticamente se
para las mujeres, pensando que al obtener- dio en un ámbito enteramente distinto: el
los se lograría la igualdad con los hombres; de la sexología. El caso de Christine Jor-
sin embargo esto no parece ser así, pues la gensen, un ex soldado que se realizó una
subordinación femenina sigue existiendo. cirugía de reasignación genital para con-
El ingreso del feminismo a la academia vertirse en mujer, fue un fenómeno mediá-
universitaria y a los institutos de investiga- tico en 1953, que llamó fuertemente la
ción en el siglo xx, y en particular a partir atención de quienes se dedicaban a la in-
de la publicación de El segundo sexo en vestigación en sexología. ¿Por qué un
1949, se deja sentir con fuerza. Esa obra de hombre querría realizarse una cirugía para
Simone de Beauvoir trata de explicar por cambiar sus genitales masculinos por unos
qué, en todas las sociedades conocidas, las femeninos? ¿Qué pasaba por su cabeza pa-
mujeres tienen un lugar social subordina- ra querer hacer algo así? Quizás aún no es
do al de los hombres. A partir de ahí, esa posible responder a cabalidad y sin errores
es una preocupación central para la inves- estas y otras preguntas relacionadas, pero
tigación feminista, y la forma de responder lo que este caso puso al descubierto es que
a ella es a través de la distinción concep- no necesariamente existe una concor-
tual entre las ideas de sexo y género. Esa dancia entre el cuerpo y la psique de una
distinción sirve para objetar el supuesto de persona. Esta idea fue el motor de la sepa-
que la subordinación social de las mujeres ración entre los conceptos sexo y género.
tiene sus bases en la biología diferenciada Desde la década de 1950, un psicólogo na-
de hembras y machos humanos. Pero, ¿có- turalizado estadounidense y fundador de
mo se llega a esa conclusión? Vayamos más la sexología, el Dr. John Money, quien tra-
despacio. bajaba con personas hermafroditas cuyos
23
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

casos particulares con fre- inicio de sus vidas. Estos


cuencia le resultaban in- casos hicieron que Money
Propuso destinar el
trigantes, propuso la dis- pensara en la necesidad
tinción de ambos términos término gender, género de distinguir entre el sexo
para clarificar un proble- en español, para desig- biológico y las caracterís-
ma científico. Por ejemplo, ticas de personalidad que
nar el conjunto de
solía atender adolescentes asociamos con él. Para
quienes, habiendo sido características de ello recurrió a la distin-
criadas normalmente co- personalidad, gustos, ción de dos palabras que,
mo niñas, experimenta-
preferencias, actitudes, hasta entonces, eran
ban cambios fisiológicos prácticamente sinónimos
en la pubertad que demos- papeles y valores que en la lengua inglesa: los
traban que su sexo era desarrolla una persona términos sex y gender. Em-
masculino. En efecto, es
cuando se identifica con pleó el término sex, que
común que un cierto tipo traduciríamos como sexo,
de pseudohermafroditis- un sexo para designar el conjunto
mo implique la incapaci- de cualidades fisiológicas
dad del cuerpo de un niño varón para leer que desarrolla un organismo asociadas
la testosterona antes de la pubertad. Esto con su capacidad reproductiva y que lo
causa que los genitales de la criatura no se determinan como macho o hembra; mien-
masculinicen; los testículos no descienden tras que propuso destinar el término gen-
y el pene no crece, de modo que el sexo der, género en español, para designar el
parece el de una niña normal. Cuando la conjunto de características de personali-
criatura es púber, el cuerpo finalmente re- dad, gustos, preferencias, actitudes, pape-
gistra la testosterona y se da una tardía les y valores que desarrolla una persona
maduración de los órganos masculinos. cuando se identifica con un sexo. La diferen-
Esta persona, sin embargo, ha sido criada ciación semántica propuesta por Money
como mujer. Lo llamativo para Money era tuvo tal éxito que hoy forma parte ya del
que, pese a tener un perfil cromosomático uso común del idioma inglés. Mientras el
masculino normal, XY, tales personas eran trabajo de Money con hermafroditas guió
mujeres: es decir, actuaban, pensaban y sus inquietudes analíticas, otro médico y
eran percibidas como mujeres, porque así psicoanalista, el Dr. Robert Stoller, traba-
habían sido apreciadas y tratadas desde el jaba con transexuales y dirigió sus estudios
24
Sexo, género y feminismo

por un camino similar. Concluyó que el significa ser hombre o mujer. Los resulta-
sexo corresponde a las características bio- dos permiten desmontar las nociones na-
lógicas y el género a la conducta y la psi- turalizadas sobre lo que corresponde a los
que, con la diferencia de que para Stoller caracteres, los gustos, los papeles sociales y
el género expresa además la proporción de las personalidades diferenciadas de muje-
masculinidad y feminidad en una persona, res y hombres.
pues ambos polos se encuentran presentes En la década de 1970 la antropología
en todas las personas, aunque con mayor o feminista gana terreno e influencia en una
menor intensidad. Como resultado de sus sociedad afectada por el éxito del ya men-
investigaciones ambos autores llegaron a cionado Movimiento por la Liberación de
un concepto de identidad de género. La la Mujer. Estas antropólogas tienen un
identidad de género se refiere a la manera en fuerte sustento teórico en el estructuralis-
que la persona se percibe y es percibida por mo de Lévi-Strauss y la etnología, por lo
las demás personas a partir de la lectura que realizan trabajos sistemáticos sobre la
que se hace de sus genitales y, en consecuen- permanencia o el cambio de las nociones
cia, se define como mujer u hombre y actúa sobre hombres y mujeres en distintas so-
según “corresponda” culturalmente. Es este ciedades, lo que les permite compararlas.
concepto de identidad de género el que nos En 1974 la antropóloga estadounidense
permite separar y volver a unir las ideas de Sherry Ortner publica un artículo, en que
sexo y género para su análisis teórico. expone la síntesis de sus investigaciones,
Ahora bien, esta distinción terminoló- titulado ¿Es la mujer respecto al hombre lo
gica va a ser recuperada años después por que la naturaleza respecto a la cultura? La
el feminismo académico del modo que ve- conclusión a la que llega con el trabajo de
remos a continuación. Una de las primeras campo y el análisis teórico es que no im-
disciplinas en que las investigadoras femi- porta cómo se manifieste la subordinación
nistas comienzan a estudiar las relaciones femenina, pues en cada sociedad adquiere
de subordinación entre mujeres y hombres, sus propios rasgos, sino que es justamente
para encontrar una explicación de su ca- esta asociación simbólica de la feminidad
rácter transhistórico, es la antropología. con la naturaleza lo que implica la inferio-
Como ya se mencionó, Margaret Mead es ridad social de las mujeres.
la primera de muchas antropólogas que Un año después del texto de Ortner, la
realiza estudios comparados sobre la forma también antropóloga estadounidense Gayle
en que distintas sociedades entienden qué Rubin publica su artículo El tráfico de muje-
25
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

res: notas sobre la “economía política” del


sexo. Este texto es decisivo en la construc-
ción del concepto género como se conoce La diferencia de género
hoy en día, pues en él Rubin postula por opera siempre como
primera vez la idea del sistema sexo/género,
desigualdad.
al que define como el “conjunto de disposi-
ciones por el que una sociedad transforma
la sexualidad biológica en productos de la
actividad humana, y en el cual se satisfacen simple distinción, sino, de hecho, da cuenta
esas necesidades transformadas”.1 Como se de un sistema de dominación estructural.
ve, la distinción entre esas dos categorías Esto porque, en toda sociedad, quienes se
implica que el sexo es un fenómeno biológi- piensan como mujeres ocupan un lugar subor-
co sobre el que las sociedades construyen, a dinado a quienes son identificados como varo-
partir de interpretaciones de elementos nes. La diferencia de género opera siempre
simbólicos, los códigos mediante los que como desigualdad.
concebimos a las personas, de manera dife- Otros estudios, como el llevado a cabo
renciada, como hombres o mujeres. Esta por la antropóloga Michelle Zimbalist Ro-
operación de la cultura sobre la naturaleza saldo, prematuramente desaparecida, en-
da lugar a la diferencia de género. En otras cuentran que es insostenible pensar, como
palabras, el sexo nos habla de la existencia hicieron algunas personas, que las mujeres
de hembras y machos humanos mientras no tienen un papel subordinado en algu-
que el género se refiere a las interpretacio- nas culturas. Zimbalist Rosaldo, aplicando
nes y valoraciones que se hacen socialmen- la etnopsicología y la etnografía compara-
te sobre esos cuerpos. Lo relevante del da, muestra que, pese a encontrar socieda-
aporte de Rubin, además de reconocer una des donde las mujeres, o algunas mujeres,
distinción previamente planteada en el ejercen más poder en comparación con el
campo de la sexología, es que nos permite que ejercen las de otras sociedades, en
comprender que la diferencia de género, ningún caso ejercen autoridad social. Este
socialmente conformada, no implica una grupo de antropólogas explica, pues, que
1
 Gayle Rubin, “El tráfico de mujeres: notas sobre la
la subordinación social de las mujeres prue-
‘economía política’ del sexo”, en Marta Lamas (comp.), El ba formar parte de todas las sociedades
género: construcción cultural de la diferencia sexual, 1ª ed.,
México, Programa Universitario de Estudios de Género-
conocidas, presentes y pasadas, como un
Universidad Nacional Autónoma de México, 1975, p. 37. elemento clave de la estructura social en
26
Sexo, género y feminismo

general. Para dotar esta idea de una clave mos, pues, que en ciertas sociedades las
explicativa, utilizan la categoría antropo- mujeres pueden ejercer más poder o in-
lógica de sistema de prestigio, que permite fluencia que en otras, pero ello no se tra-
demostrar cómo, en toda sociedad conoci- duce en prestigio ni autoridad. Con base
da, las mujeres ocupan como grupo un lu- en esto, otras brillantes antropólogas ex-
gar subordinado respecto del grupo de los plican a qué se debe que haya tantos mitos
varones, que monopoliza los roles que sobre el matriarcado.
otorgan prestigio social. Sus estudios con- En efecto, autoras como Joan Bamber-
tribuyen a desmitificar la idea de que en el ger, Paula Webster y Esther Newton, acu-
pasado existieron socieda- diendo también a la etno-
des matriarcales. Esto es grafía comparada, revelan
importante porque supo- que los mitos del matriar-
ner la existencia de ma- El mundo del poder cado están presentes en
triarcados nos coloca muchas sociedades for-
femenino es entendido
frente a un falso problema: mando parte de los relatos
si algunas sociedades han en estos mitos como sobre el origen del mun-
sido matriarcales o si, co- un origen oscuro, do. Es decir, muchos pue-
mo sustentan muchas hi- blos elaboran la idea del
desdichado y caótico
pótesis, el matriarcado era caos, previo a la creación
la forma primaria de or- que ha sido del mundo ordenado en el
ganización social humana exterminado por que rigen los hombres,
que fue sus­ tituida por el como propio de un reino
fuerzas masculinas.
patriarcado, nos enfrenta- femenino. El mundo del
mos a las preguntas de por poder femenino es enten-
qué ocurrió así y cómo po- dido en estos mitos como
dría revertirse la estructu- un origen oscuro, desdi-
ra patriarcal para dar paso a una sociedad chado y caótico que ha sido exterminado
igualitaria, en sucesión lineal. La idea de por fuerzas masculinas o, directamente,
los matriarcados primitivos también origi- por una sublevación de los hombres para
nó muchas especulaciones sobre si el poder imponer por fin el orden y la claridad. Es-
de las mujeres representa un estadio evolu- tos mitos recurrentes sobre orígenes ma-
tivo inferior en las sociedades humanas triarcales del mundo se ven coronados por
respecto al del poder de los hombres. Ve- la idea, transmitida de generación en ge-
27
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

neración, de lo importante que es mantener y la reacción misógina y antifeminista en


el dominio y el control sobre las mujeres, esta época ha dejado de limitarse a la iro-
so pena de volver al estado indeseable. nía y la obstrucción que le caracterizan en
Podría decirse que a partir de los estu- los siglos xvii y xviii. Por el contrario; en el
dios de la antropología feminista de este siglo xix el embate contra el feminismo se
período, como los que brevemente hemos vuelve proporcional a su influencia (fe-
mencionado aquí, se fundamentan los cues- nómeno sociológico magistralmente sin-
tionamientos a las tesis, claramente ideoló- tetizado por Cervantes con la célebre
gicas, que se habían propagado usando un frase: “Ladran, Sancho, señal de que ca-
discurso cientificista sobre la subordinación balgamos”). El feminismo no sólo se com-
social de las mujeres. En términos muy ge- bate tenazmente desde el poder político
nerales, a través de los descubrimientos de y judicial, sino desde la opinión pública, la
esta corriente se explica el problema de la literatura, la iconografía y todas las expre-
subordinación femenina contestando a los siones del imaginario social. Entre estas
vagos argumentos del positivismo. últimas juega un papel preponderante la
Efectivamente, el cientificismo2 del si- corriente hegemónica del pensamiento cien-
glo xix y sus derivaciones en los siglos xx y tífico (tanto de las ciencias naturales como
xxi, tienen un incentivo importantísimo de las sociales) encabezada por los positi-
en el pujante movimiento feminista de la vismos y evolucionismos de todo cuño.
época que, como ya hemos visto, se ha Desde todos ellos, además de modelarse
convertido en un movimiento internacio- un discurso sobre la irrefutable diferencia
nal en sus variantes socialista clásica, so- entre los sexos y la superioridad biológica
cialista marxista y sufragista, pues para la del masculino sobre el femenino, se teje
primera década del siglo xx el solo sufra- toda clase de argumentos para afirmar que
gismo contaba con millones de afiliadas en el papel subordinado de las mujeres en la
todo el mundo. Así, la influencia social del sociedad, expresado diáfanamente en su
feminismo en el siglo xix es considerable, carencia de derechos y su sometimiento
legal a los varones, está biológicamente
2
 El cientificismo es una corriente de pensamiento
surgida en Francia en la segunda mitad del siglo xix que justificado e históricamente respaldado. A
acepta sólo las ciencias comprobables empíricamente partir de esto, se van hilvanando algunas
como fuente de explicación de todo lo existente. De esta
forma, el término se ha aplicado para describir la visión hipótesis que pretenden explicar (ya sea
de que las ciencias formales y naturales tienen primacía con afán de justificar o no) por qué las
sobre otros campos de la investigación, tales como las
ciencias sociales o las humanidades. mujeres aparecen siempre socialmente so-
28
Sexo, género y feminismo

metidas a los hombres. Podemos sintetizar condensa lo característico de nuestra es-


estas seudohipótesis en tres: una biologicista, pecie, lo que nos hace diferentes de otros
una historicista y una culturalista. La pri- animales –esto es, la racionalidad, la capa-
mera de ellas es muy conocida porque la cidad de crear, de reelaborar y trascender
esgrime casi espontáneamente el sentido la mera naturaleza–, las mujeres siguen
común de nuestra época. Frente a las dos encarnando un estadio animal, seudohu-
primeras, la antropología feminista pro- mano, ligado a la naturaleza, la inmediatez
porciona contrargumentos que desmontan y la animalidad. Las pruebas se hallan en
las seudoexplicaciones al uso sobre los orí- el propio físico de las féminas (menor fuer-
genes y las razones de la subordinación so- za, menor tamaño del cerebro, pero, sobre
cial de las mujeres, como sigue: todo, cuerpos esclavos de los ciclos natura-
les de la reproducción, como cualquier
La hipótesis biologicista pretende explicar la hembra animal). Por lo demás, si habla-
subordinación de las mujeres por su infe- mos de dominio, para los hombres ha sido
rioridad biológica, “natural”, frente a los fácil someter siempre a las mujeres, pues la
hombres. Esta afamada serie de especula- mera fuerza física los hace más poderosos.
ciones parte casi siempre de afirmar que, Para contestar esta hipótesis (obtenida
desde tiempos prehistóricos, las mujeres por mera especulación) el feminismo acu-
fueron dominadas por los hombres por de a diversas fuentes, desde la arqueología
poseer ellos mayor fuerza física. Los desa- y la historia hasta la sociología y la antro-
rrollos positivistas de esta hipótesis van pología, pasando por la neurología, la bio-
más lejos; indican que, además de ser infe- química, etcétera. Las respuestas son mu-
riores físicamente a los hombres, las muje- chas y complejas. Podemos intentar una
res deben ser dominadas por éstos para síntesis de la mano de la historia y la etno-
beneficio de la especie. La lógica de tal grafía comparada. En primer lugar, la idea
afirmación, fundada desde luego en el evo- de que las mujeres han sido subordinadas
lucionismo decimonónico, afirma que las socialmente a los varones en virtud de su
mujeres representan un estadio evolutivo menor fuerza física (definida en relación
inferior de la especie humana. Al parecer, con la masa muscular) parte de una falsa
sólo entre los humanos vemos que sus concepción naturalista del poder y la polí-
ejemplares encarnen dos etapas distintas tica en las sociedades humanas. En ésta,
de la evolución. Así, mientras el principio los criterios para legitimar la dominación
masculino personificado en los hombres cambian histórica y contextualmente, y
29
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

difícilmente podemos encontrar que la como grupo, a posiciones de prestigio y


mayor fuerza física sea un criterio de domi- poder reservadas a los varones. De hecho,
nio que opere fuera de situaciones de gue- ya que hablamos de criterios, como de-
rra. De hecho, la sociedad helénica o muestran Mead, Ortner y otras, aunque
griega clásica, para tomar un ejemplo no- prevalece a través de la historia y en las
table, consideraba que la mayor fuerza físi- distintas sociedades –constituyendo lo
ca de algunos hombres era la prueba evi- que Lévi-Strauss denomina un elemento
dente de su alma de esclavos. En esta estructural–, la subordinación social de las
sociedad, los hombres libres, que confor- mujeres a los hombres, la manera en que se
maban la élite dominante, se preciaban de encarna este sistema, es infinitamente va-
su cuerpo frágil y su mente poderosa, por- riable. Cambia, en primer lugar, el conte-
que Atenas o Esparta valoraban la razón nido de lo que en cada sociedad significa
muy por encima de la ser hombre o mujer, así
fuerza. Es decir, la historia como las personalidades,
comparada, junto con la Todas los gustos, las apreciacio-
antropología y la sociolo- las sociedades nes del mundo, los roles
gía, nos enseñan que, pri- sociales e incluso las ca-
humanas establecen
mero, todas las sociedades racterísticas físicas que se
humanas establecen crite- criterios asocian con unos o con
rios de dominación que de dominación otras. Lo que no cambia,
hacen legítimo el ejercicio además del sentido jerár-
que hacen legítimo
del poder, y que estos cri- quico que establece siempre
terios no son establecidos el ejercicio la dominación masculina,
por una supuesta natura- del poder. es que toda sociedad con-
leza física sino por las vi- sidera su definición de las
siones del mundo cons- mujeres y los hombres co-
truidas a través de la interpretación de mo una consecuencia del orden divino o
elementos simbólicos. No hay, en este sen- natural. Apreciemos la paradoja: mientras
tido, ni mucho menos, una aceptación que la enorme variación de las fórmulas
universal de la fuerza como criterio de es- socialmente construidas de ser hombres y
tablecimiento de las jerarquías sociales. Y mujeres nos indica que estas identidades
es al seno de éstas que las mujeres se con- son forjadas culturalmente, cada pueblo
ciben como quienes no pueden acceder, conserva una fuerte convicción de que
30
Sexo, género y feminismo

tales convenciones son producto de la na- histórica de las mujeres, se han planteado
turaleza. Así, mientras algunas sociedades algunas otras especulaciones que preten-
consideran que lo propio de las mujeres es den resolverla. Las hemos agrupado, asi-
su rudeza y parquedad, otras las conciben mismo, para su mejor comprensión, en
frágiles y parlanchinas; en algunos sitios otras dos hipótesis.
encontramos que el verdadero varón desa-
rrolla un gusto innato por adornarse el Hipótesis historicista. Friedrich Engels es el
cuerpo y la cara, mientras en otras latitu- responsable de construir este intento de
des éste se considera una inclinación natu- explicación de la subordinación social
ral de las mujeres. Más aún: cada sociedad de las mujeres. Se basa para hacerlo en las
(incluida la nuestra) considera natural su tesis de su contemporáneo, el antropólogo
división sexual del trabajo, pero las dife- alemán Johann Jakob Bachofen, responsa-
rencias culturales en este aspecto son tam- ble de la popularidad que tuvo en el siglo
bién sorprendentes. Mientras hay algunas xix la tesis del matriarcado primitivo.
en que la actividad propia de las mujeres es Dando por bueno el supuesto de la existen-
la recolección, dejando a los varones la cia de sociedades matriarcales que habrían
pesca, en otros sitios se considera natural antecedido a las patriarcalistas, Engels uti-
exactamente la distribución inversa. De liza la perspectiva del materialismo históri-
nuevo, lo que no varía es que, ahí donde co para describir a la dominación de las
las mujeres recolectan, será prestigioso mujeres como un efecto más de la propie-
pescar, y ahí donde ellas pesquen, será dad privada. El cofundador del marxismo
honroso recolectar. Lo que todas estas re- piensa que las primitivas sociedades ma-
flexiones nos enseñan es que no hay nada triarcales estaban organizadas en un régi-
de natural y sí todo de social y cultural en men de comunismo primitivo. Cree que el
lo que asociamos con ser hombre o mujer. fin de ambos modelos, poder femenino y
La pregunta que queda en pie, pues, es ¿por propiedad común, tuvo lugar con la divi-
qué si todo lo relativo al ser de hombres y sión del trabajo entre doméstico y extrado-
mujeres varía, no lo hace el sentido en que méstico.
se ejerce la dominación social? ¿Por qué si
Con arreglo a la división del trabajo en la
todo esto es tan relativo, las mujeres no ejer-
familia de entonces correspondía al hombre
cen el poder del grupo en ningún lado?
procurar la alimentación y los instrumentos
Frente a este problema, el que se ha enten-
de trabajo necesarios para ello; consiguien-
dido como de la subordinación social trans­
31
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

temente, era, por derecho, el propietario de femenino corresponde realmente a socie-


dichos instrumentos (…) Por tanto, según dades matrilineales, es decir, aquellas en las
las costumbres de aquella sociedad, el hom- que la estructura de parentesco se asocia
bre era igualmente propietario del nuevo con la madre y no con el padre, pero en las
manantial de alimentación, el ganado, y cuales siguen siendo los varones quienes
más adelante, del nuevo instrumento de ocupan las posiciones de prestigio y poder.
trabajo, el esclavo. (…) Así, pues, las rique- Al interior de la casa, si bien no mandan
zas, a medida que iban en aumento, daban, los padres, sí lo hacen los tíos y, en ningún
por una parte, al hombre una posición más caso, las mujeres de la familia. Ese poder,
importante que a la mujer en la familia y, pues, tampoco se traduce en una distribu-
por otra parte, hacían que naciera en él la ción ni más equitativa ni favorable para
aspiración de valerse de esa ventaja para las mujeres, en lo que toca a la sanción de
modificar en provecho de sus hijos el orden los asuntos de la comunidad. Además, la
de herencia establecido.3 teoría de Engels falla porque supone una
suerte de momento histórico en que las
Esta tesis tiene gran importancia por-
mujeres como grupo perdieron su supuesto
que es adoptada por el propio pensamiento
poder, sin tener evidencias de ello en nin-
feminista anterior a los desarrollos de la
guna sociedad específica. Por lo tanto re-
antropología que hemos visto. El éxito de
sulta aún más débil el intento de suponer
esta versión sigue siendo grande en la dé-
que ese paso habría sido dado por igual en
cada de 1970, pese a que ya había sido cri-
todas las sociedades que se conocen, lo
ticada desde 1949 por Simone de Beau-
cual es contradicho claramente por las
voir en El segundo sexo. Lo que De Beauvoir
evidencias históricas, arqueológicas y an-
muestra con toda claridad en su famoso
tropológicas. Así, los análisis feministas
libro es que Bachofen, en quien se apoya
desmontan la hipótesis historicista que
Engels para relacionar el matriarcalismo,
atribuye la subordinación social de las mu-
donde las mujeres tendrían el poder, con
jeres a una ocurrencia datable histórica-
el comunismo primitivo, confunde dos
mente.
realidades distintas. Lo que ese antropólo-
go había tomado por sociedades con poder
Hipótesis culturalista. Este tercer intento
de explicación podríamos atribuirlo a la
3
 Friedrich Engels, “El origen de la familia, la propiedad propia Simone de Beauvoir. Para la gran
privada y el Estado”, en K. Marx y F. Engels, Obras esco-
gidas, t. II, Moscú, Editorial Progreso, 1955, pp. 213, 214. feminista francesa, la subordinación social
32
Sexo, género y feminismo

de las mujeres tiene un origen lógico más de la naturaleza. Así, el grupo de los hom-
que histórico o natural. En un pormenori- bres representaría socialmente lo humano
zado análisis, De Beauvoir encuentra que, si y lo cultural, mientras el grupo de las mu-
bien las distintas sociedades no subordi- jeres daría cuerpo –nunca mejor dicho– a
nan a sus mujeres por una necesidad bioló- las nociones de animalidad, salvajismo,
gica, sino por una interpretación de ele- naturaleza. Ideas todas que dan cuenta de
mentos simbólicos, el punto de partida de lo que la humanidad ha debido vencer y
esta interpretación es el cuerpo femenino. de lo que ha debido apropiarse para surgir
En la medida en que son las mujeres quie- y permanecer. Desde su mirada filosófica,
nes menstrúan, se embarazan, paren y Simone va aún más lejos en esta reflexión
amamantan, las sociedades realizan una sobre lo que la cultura interpretaría al leer
lectura coincidente de esos signos exter- los cuerpos femeninos: la capacidad de
nos del cuerpo sexuado porque en todos gestar y parir, de dar vida, se entiende so-
los casos se les da un valor de animalidad, cialmente más inmediata, y por ello menos
de cercanía con la naturaleza. Ya que los apreciada que la capacidad de arriesgar la
cuerpos de los hombres están menos evi- vida. Para oponer ambas nociones, las so-
dentemente ligados a (atrapados por) la ciedades otorgan a los hombres esta última
naturaleza, se les interpreta como los que capacidad ya que las mujeres encarnan
encarnan más apropiadamente a la huma- naturalmente la primera. Por ello, sostiene
nidad, a la dominación humana, cultural, nuestra autora, son ellos los designados
para hacer la guerra y construir la civiliza-
ción, es decir, para realizar las tareas que
trascienden la mera generación básica de
La capacidad de gestar y parir, la vida natural y la convierten en vida
de dar vida, se entiende humana.
Para dejar atrás la desigual valoración
socialmente más inmediata, de hombres y mujeres en las distintas so-
y por ello menos apreciada ciedades, esta interpretación de las causas
que la capacidad de arriesgar de la subordinación social de las mujeres
tendría que suponer que se requiere un
la vida. cambio reflexivo de las mentalidades que
le devuelva a las mujeres en el imaginario
lo que no se puede negar en la práctica: su
33
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

humanidad. Las mujeres han estado y es- mo el mundo humano forjado por la atri-
tán tan disociadas de los significados que bución de significados que se ordenan a
definen en plenitud a la especie, que cual- través de símbolos. Aunque en cada socie-
quier intento que realicen para reclamar dad ese orden simbólico produce significa-
su lugar al lado de los hombres se lee como dos concretos, hay algunos pocos que han
una transgresión imperdonable. Simone permanecido casi intocados en la medida
sintetiza esta dura verdad con una oración en que estructuran categorías básicas para
precisa: “Cuando las mujeres piden que se dar un orden al mundo; categorías que es-
les reconozca como seres humanos, se les tablecen grandes distinciones jerarquiza-
acusa de querer ser hombres”. doras que, en las sociedades tradicionales,
El feminismo académico de la década afianzan en las personas una sensación de
de 1970 muestra, pues, desde los estudios seguridad existencial, de estabilidad del
etnográficos comparados, que no puede mundo, porque no dejan lugar a las dudas
explicarse la subordinación social de las o las ambigüedades.
mujeres ni a partir de condiciones inhe- Si las sociedades modernas han visto
rentes a la biología de los sexos ni a partir nacer la crítica a esa grandes categorías
de supuestos datos históricos. Como De que ordenan jerárquicamente el mundo,
Beauvoir, se decanta por una explicación entre las cuales destaca la que lo divide en
del fenómeno radicada en el análisis de lo masculino, entendido como lo humano,
cómo se construye la cultura, entendida co- y lo femenino, entendido como su nega-

La teoría feminista reconoce


la necesidad de diferenciar estos dos aspectos
de la identidad de género de una persona, es decir,
aquella identidad que indica la pertenencia
de una persona al colectivo de las mujeres
o al de los hombres.

34
Sexo, género y feminismo

ción, es porque producen una dinámica hombres y mujeres. La construcción cultural


crítica y reflexiva inédita en la historia. de la diferencia sexual es la frase que mejor
La reflexividad racionalista propia de la explicó durante mucho tiempo a qué nos
modernidad crea una sociedad crítica y referimos cuando hablamos de género.
autocrítica que, si bien produce reductos El concepto género ha sido construido
emancipatorios que permiten a las perso- desde una inquietud política clara: la preo­
nas plantearse como auténticas responsa- cupación feminista por entender las posi-
bles de su propio devenir, también admite bles causas de la subordinación de las mu-
incertidumbre y angustia social. Es ese fe- jeres y las consecuencias concretas de
nómeno al que el sociólogo Max Weber, dicha subordinación, y se elabora con el
recuperando a Nietzsche, llamó el desen- propósito de sustentar la postura política
canto del mundo. del feminismo. Es, en primer lugar, un
A partir de estos planteamientos la teo- instrumento de análisis para explicar y
ría feminista reconoce la necesidad de dife- describir las relaciones de poder entre
renciar estos dos aspectos de la identidad de hombres y mujeres. Al mostrar cómo y me-
género de una persona, es decir, aquella diante qué procesos la cultura asigna iden-
identidad que indica la pertenencia de una tidades diferenciadas a sujetos a partir de
persona al colectivo de las mujeres o al una apreciación de su apariencia biológica,
de los hombres. Entonces, el feminismo de sexual, y al explicar por qué esas diferen-
estos años termina por producir el concepto cias se interpretan como desigualdades, la
género para referirse al conjunto de actitu- teoría feminista se torna en una teoría del
des, roles, capacidades y caracteres propios de género.

35
Distinción entre sexo y género

En oposición al concepto género se en- vientre de la madre, a causa de pobre su-


cuentra, como ya vimos, el concepto sexo, ministro de calor, proporciona un cuerpo y
que se refiere a las características biológi- una mente inmaduros, femeninos. Como
cas que diferencian a hembras y machos. Al se ve, la distinción entre hombres y muje-
hablar de la noción de sexo es importante res, tanto sexual como mental y espiritual
recordar que, a pesar de que los positivis- (no hay una diferencia rotunda en el pen-
mos modernos lo consideran un dato “duro”, samiento clásico), se entiende como una
anclado a los cuerpos de los seres humanos, cuestión de grado; es expresión de distin-
la idea sobre el sexo ha cambiado a lo largo tos corolarios que la naturaleza da a un
de la historia. Puede resultar curioso para mismo principio. El resultado es que hom-
quienes nos hemos socializado en esta épo- bres y mujeres tienen los mismos órganos
ca saber que la radical diferencia que atri- sólo que invertidos. Mientras en las muje-
buimos a los sexos es una noción social res el pene y los testículos permanecen
bastante reciente. De hecho, la incontras- dentro del cuerpo (pues así se interpretan
tabilidad entre lo masculino y lo femenino, el útero y los ovarios) al no haber madura-
y, en consecuencia, entre los hombres y las do lo suficiente como para descender, en
mujeres, apenas data de finales del siglo los varones se encuentran en su estado
xviii. ideal, acabado y perfecto. El alma de cada
Para los griegos y los romanos no exis- tipo de organismo responde a este mismo
ten dos sexos, sino uno solo. Las diferen- principio; madura y autosuficiente para el
cias sexuales entre mujeres y hombres ex- caso de los hombres (libres) e inmadura e
presan la distinta maduración de un infantiloide para el caso de las mujeres.
mismo tipo de organismo. Mientras que el Esta idea sobre un único sexo es la hege-
calor adecuado durante la gestación pro- mónica hasta el siglo xvii.
duce un cuerpo acabado, completo, mas- En la segunda mitad del siglo xviii, a
culino, una maduración insuficiente en el partir de los descubrimientos científicos y
36
Sexo, género y feminismo

médicos, sí, pero sobre todo como conse- binomio masculino/femenino y, como con-
cuencia del impacto que está teniendo el secuencia, nos pensamos, en la mayoría
reclamo feminista en esa época, cambia la de los casos, hombres o mujeres. Y el he-
noción de diferencia entre los sexos, cons- cho de que el género se inscriba en la propia
tituyéndose justamente en una diferencia manera de entender quiénes somos es lo
esencial, que parece abarcar conjunta- que hace tan difícil cuestionarnos su carác-
mente cuerpo, mente y espíritu. Ya no es ter supuestamente natural. Es decir, para la
una cuestión de grado, sino una diferencia percepción subjetiva, la idea de que el géne-
de esencia, de contenido, y además incon- ro se construye socialmente equivale a pen-
mensurable, al grado de contrastar a hom- sar que lo que uno o una es como persona
bres y mujeres como si fueran especies puede ser radicalmente artificial; y, desde
distintas, eso sí, que se complementan. luego, una noción así es totalmente contra-
La idea generalizada que se tiene sobre ria a nuestras intuiciones. Esto se explica
el sexo y el género es que se trata de la porque la idea de que el género no es natu-
misma cosa, pues en el fondo se reduce a ral sino culturalmente construido se lee
la identificación de una persona como equivocadamente como que puede ser mo-
mujer o como hombre. La interrelación de dificado a voluntad o por capricho. Y esa
ambos conceptos, género y sexo, es difícil idea nos resulta claramente contradictoria
de desmontar pues las ideas en torno al gé- con la percepción de nuestro propio yo.
nero derivan en un primer momento de la Los significados de género no se constru-
diferencia biológica, llamada sexual, aun- yen individual, sino socialmente. Y la socie-
que el posterior estudio de las identidades, dad, la forma concreta en que un grupo
los roles y las conductas que se identifican en humano construye la cultura, se impone a
cada sociedad como distintivas de los los individuos de manera coactiva. Igual
hombres y las mujeres permite reconocer que ciertas condiciones de la naturaleza.
claramente que son el producto de percep- Las definiciones de lo femenino y lo
ciones construidas culturalmente a partir masculino son eso: definiciones sociales,
de una serie de referentes simbólicos y que no individuales. En las sociedades con-
no se trata de hechos dados por naturaleza. temporáneas de occidente percibimos esta
La asignación de género en las personas díada (femenino/masculino en lo simbó-
concretas forma parte central de la identidad lico o mujer/hombre en lo imaginario) de
nuclear. Los seres humanos nos identifica- un modo muy particular: cada día la cien-
mos de manera primordial en referencia al cia y la cultura nos reafirman la certeza de
37
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

que feminidad y masculinidad son dos ca-


tegorías cerradas y absolutas, opuestas en-
tre sí (hay quien dice complementarias), Las visiones
ancladas en la fisiología y cuya presencia contemporáneas sobre
en los organismos vivos es, por lo tanto,
lo que conforma
fácilmente verificable.
En otras sociedades, como ya se comen- verdaderamente
tó, también puede constatarse la idea de a hombres y mujeres
que el género, es decir el binomio femini-
fijan sus raíces en tradiciones
dad/masculinidad, posee contenidos fijos,
es natural e inmodificable. Esto, sin em- como el romanticismo,
bargo, no significa que, en cada caso, estos la cientifización de la cultura
contenidos sean idénticos. Por el contra-
y el positivismo.
rio; si bien en el horizonte simbólico más
abstracto podemos observar que los referen-
tes de género tienen funciones similares,
en el plano imaginario de las tipificacio- perfectamente rastreable. Las diversas
nes sociales las cosas son bien distintas. Es construcciones culturales del siglo xix eu-
decir, aunque en toda sociedad podemos ropeo son vitales para la configuración del
constatar la presencia de hombres y muje- imaginario sobre los géneros que ha here-
res como dos grupos que encarnan y actúan dado el siglo xxi. Las visiones contempo-
prioritariamente significados de masculi- ráneas sobre lo que conforma verdadera-
nidad y feminidad, respectivamente, tam- mente a hombres y mujeres fijan sus raíces
bién es fácil verificar que en contextos en tradiciones como el romanticismo, la
distintos varía dramáticamente la idea de cientifización de la cultura y el positivis-
qué significa ser un hombre o una mujer por mo. Cada una de estas expresiones deci-
naturaleza. El caso es que los caracteres, monónicas opone una feroz respuesta al
preferencias, actitudes, apariencia, gustos avance sin precedentes del feminismo.
y valores que nuestras sociedades conside- Efectivamente, es en este contexto que
ran propios de mujeres o varones por natu- vemos desarrollarse una peculiar misogi-
raleza, con límites tan claramente definidos nia que corre, bien en paralelo, bien en
que son empíricamente verificables por la combinación, con un discurso sublimador
ciencia, tienen en realidad una genealogía de las mujeres y la feminidad. Mientras la
38
Sexo, género y feminismo

misoginia más franca clama sin tapujos como efecto no deseado la multiplicación
por continuar con la subordinación de las de referentes identitarios. Vemos así surgir
mujeres aludiendo a su estatus de inferio- el pensamiento y la práctica médico/psi-
res y subhumanas, el discurso sublimacio- quiátrica/psicoanalítica que crea la ho-
nista, aquel que enaltece a las mujeres, mosexualidad como un tercer sexo, junto
canta las bondades del lugar social que a con el estudio prolijo de hermafroditas y
ellas ofrece el androcentrismo. Así, la mo- transexuales, ejemplificando el desborda-
dernidad burguesa brinda a las mujeres la miento de los límites impuestos por el bi-
excelencia a cambio de la costosa autono- narismo hombre/mujer.
mía demandada por las feministas. El re- Esta conceptualización permite ver no
sultado es un nuevo modelo de mujer, un sólo que el género de una persona es
nuevo esencialismo. En este sentido, tópi- construido, sino también que esa cons-
cos de la medicina moderna, como la dife- trucción expresa una estructura de poder.
rente utilización de los hemisferios cere- Las consecuencias políticas son obvias:
brales por hombres y mujeres o el carácter si los hombres y las mujeres no definen
biológico e instintivo de las estrategias sus mentalidades, comportamientos y ro-
que sigue cada sexo para buscar pareja, se les de acuerdo con su “naturaleza”, sino
presentan en diversos medios de divulga- a partir de construcciones culturales y
ción científica como los últimos y sor- pautas sociales, entonces la subordina-
prendentes descubrimientos de investiga- ción de las mujeres no es un destino sino
ciones especializadísimas, cuando los un fenómeno acotable y susceptible de
supuestos que los fundan y las hipótesis ser modificado (aunque no por cada per-
que defienden fueron ya planteados por sona en lo individual, sino a partir de
investigadores alemanes, austriacos, fran- propósitos de reconfiguración social). Es
ceses e ingleses desde la segunda mitad entonces cuando la perspectiva de géne-
del siglo xix. Paradójicamente, ese discur- ro aparece como una herramienta epis-
so cientificista que tan arduamente se es- temológica y política para buscar trans-
fuerza en construir un esquema binario formar las relaciones sociales entre hombres
para las identidades sexuales (que en reali- y mujeres, y superar la subordinación fe-
dad conjugan sexo, género y deseo), tiene menina.

39
La perspectiva de género

Una vez consolidado el sentido teórico géneros características de los sistemas pa-
explicativo del concepto género, al inte- triarcales o androcráticos.4
rior del análisis feminista se va constru- Frente a estos supuestos, la crítica femi-
yendo paulatinamente la noción, más nista dentro de la epistemología5 pone en
amplia, de perspectiva de género. Esta últi- evidencia la existencia de diversos proble-
ma se refiere a una mirada, a la observa- mas que hoy han sido ampliamente reco-
ción de un fenómeno social o político, nocidos. En primer lugar, a partir de diver-
que se emplea para explicar un objeto de sos argumentos se cuestiona el punto de
estudio científico, utilizando como fun- partida del conocimiento objetivo, esto
damento el concepto género. Es decir, la es, el sujeto de conocimiento neutral. A
perspectiva de género hace alusión a partir de un minucioso análisis de la pro-
una manera de percibir la realidad que ducción del conocimiento en la cultura
toma en cuenta tanto a mujeres como a occidental, se demuestra que ésta se em-
hombres y las diferencias y posiciones prende siempre desde un punto de vista
desiguales, socialmente construidas, entre particular: el de aquel que tiene acceso al
ambos. conocimiento: un varón, blanco, cristiano,
Así, al aplicar la perspectiva de géne- propietario, heterosexual y educado. La pro-
ro, nuestra mirada de un fenómeno con- pia idea de sujeto remite a esa figura. Una
sigue: 4
 Del griego andros, hombre y cratos, poder: poder de
a) Visibilizar a las mujeres, sus activida- los hombres.
5
 La epistemología es la rama de la filosofía cuyo ob-
des, sus vidas, sus necesidades específicas,
jeto de estudio es el conocimiento científico, a partir del
sus espacios y la forma en que contribuyen reconocimiento de las circunstancias históricas, sociales,
políticas, etc. que posibilitan la producción de un deter-
a la creación de realidad social.
minado conocimiento en cualquier área. El feminismo
b) Mostrar cómo y por qué cada fenó- genera una epistemología feminista que hace posible re-
conocer que la producción de conocimiento reproduce
meno concreto está atravesado por las re-
estereotipos de género, que a su vez se traducen en desi­
laciones de poder y desigualdad entre los gualdades entre mujeres y hombres.

40
Sexo, género y feminismo

mujer, un negro, un desarra- tamiento humano depende


pado, un árabe, un homo- de las hormonas, y muchos
sexual, representan para La reflexión feminista por el estilo. En cuanto a
el imaginario social lo se plantea como una lo que informa la psicolo-
otro del sujeto, su nega-
perspectiva crítica que gía, tendremos ocasión de
ción. El conocimiento revisarlo un poco más ade-
científico, pues, se obtiene devela un problema lante cuando tratemos las
desde la mirada parcial de siempre presente, pero relaciones del feminismo
ese sujeto: el único para con los valores morales.
siempre ocultado.
quien resulta legítimo ac- La perspectiva feminista
ceder al conocimiento, impacta también las pers-
ofrecer sus resultados y pectivas sociológica, eco-
esperar que tengan aceptación, primero nómica, histórica, etcétera.
por la comunidad científica y luego por la Por otro lado, la filosofía feminista to-
sociedad en su conjunto. ma su propio rumbo a partir de El segundo
Todo esto representa un sesgo evidente sexo. Como tal filosofía, por ejemplo, em-
de aquello que se denomina “la verdad”. prende la recuperación de la filosofía he-
Esta crítica epistemológica feminista ha cha por mujeres o sobre mujeres. Muchos
sido primero, como se esperaría por lo que de estos recuentos se tornan ejercicios crí-
ella misma plantea, simplemente ignora- ticos al incluir estudios sobre el androcen-
da. Paulatinamente, sin embargo, comien- trismo de la filosofía a lo largo de su histo-
za a tener una incidencia cada vez mayor ria, los autores que fundan visiones
hasta llegar a causar una verdadera con- subordinadas sobre las mujeres, etcétera.
moción. Tanto el pensamiento feminista en sen-
La incursión del feminismo en la acade- tido restringido como los llamados estu-
mia se extiende prácticamente a todas las dios de género tienen una historia relati-
ramas de las ciencias, el arte y las humani- vamente breve si los consideramos como
dades. Desde luego, su presencia en la parte de la vida académica universitaria.
biología y la psicología es clave para con- La reflexión feminista no se plantea en
testar los argumentos sexistas. En términos principio como una teoría sino como una
médicos, se ha enfrentado vigorosamente perspectiva crítica que devela un problema
la tesis de que los roles de género están siempre presente, pero siempre ocultado.
inscritos en la biología; de que el compor- Emprende así una labor interpretativa que
41
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

recupera ciertas lógicas y supuestos teóri- les. En política se ha usado la perspectiva


cos desde una clave feminista: que descon- de género para orientar el quehacer de
fía de los diagnósticos usuales, patentes o políticas públicas, y obliga a quienes la
implícitos, sobre la situación de la mujer y aplican a detectar y procurar remediar las
que rediagnostica las relaciones entre los situaciones que, pareciéndonos naturales,
géneros partiendo del dato de que son rela- son efecto de prácticas misóginas, a menu-
ciones de poder. A partir de esta experiencia, do inconscientes, la mayoría de las veces
el feminismo incursiona en los más diver- sutiles, pero no por ello menos eficaces, en
sos campos: la filosofía, la antropología, la la preservación de la discriminación con-
economía, la historia, la sociología, la psi- tra las mujeres.
cología y el psicoanálisis, la literatura… El contexto social de la década de 1970
sin contar con la medicina, la biología, permite que se abra en las agendas políti-
la genética y un sinnúmero de espacios cas espacio para tratar los temas relativos a
dentro de los cuales realiza una labor in- la situación de desigualdad que afecta a las
terpretativa que ha tenido por objeto a la mujeres. Esto resulta significativo para el
vez utilizar y cuestionar las bases episte- feminismo porque la retroalimentación de
mológicas y metodológicas de aquellas dis- la creación teórica que se está dando des-
ciplinas, en sus diversas corrientes, en la de la academia a la par de la implementa-
construcción de sus propios problemas. ción de políticas enfocadas en las mujeres
Ahora bien, la perspectiva de género co- permite ir acotando y perfeccionando la
mienza a partir de aquí a utilizarse exten- idea de la perspectiva de género y las con-
samente tanto dentro como fuera de la secuencias de su instrumentación. Cada
academia. Su progresivo uso en el mundo país va incorporando en su estructura de
político apunta a la necesidad de fijar la gobierno elementos que pueden referirse y
atención en las interacciones entre muje- vincularse a la perspectiva de género, aun-
res y hombres. Como resultado de esto se que como siempre cada contexto varía
fortalece el esfuerzo para incluir la mirada considerablemente. Sin embargo, un fac-
feminista en los diversos campos del saber, tor decisivo a nivel internacional es la
la acción social, las políticas públicas, et- atención que Naciones Unidas (nu) da al
cétera, y atender el hecho de que en todas tema de las mujeres. A partir de 1975 nu
las relaciones sociales perviven relaciones ha llevado a cabo cuatro conferencias in-
de poder y desigualdad entre mujeres y ternacionales dedicadas a la problemática
hombres, legitimadas por cánones cultura- de las mujeres, con el objetivo de identifi-
42
Sexo, género y feminismo

car y eliminar los obstáculos para su incor-


poración al desarrollo. La primera Confe-
rencia de Naciones Unidas para la Mujer
se realiza en 1975 en la Ciudad de México La primera Conferencia
y tiene como tema central la igualdad jurí-
de Naciones Unidas
dica, instando a los Estados Partes a esta-
blecer metas, estrategias y acciones para para la Mujer
garantizar el acceso de las mujeres a la tiene como tema central
educación, la salud, la participación políti-
la igualdad jurídica.
ca y la planificación familiar. La segunda
se lleva a cabo en 1980 en Copenhague,
Dinamarca, y su finalidad es evaluar las
metas, estrategias y acciones estableci-
das por los Estados Miembros cinco años litancia; la mayoría de los países partici-
antes. Lo que muestra esta conferencia es pantes en las conferencias de Naciones
que es necesario distinguir entre igualdad Unidas ya han abierto espacios de aten-
formal e igualdad real, y que no basta con ción a las mujeres (institutos, centros,
tener la primera, hay que llevar a cabo ac- procuradurías) y tienen experiencias con-
ciones concretas para alcanzar la segunda. cretas en políticas públicas. Los trabajos
En 1985 se efectúa la tercera conferencia de esta conferencia cristalizan en una de-
de nu sobre mujeres en Nairobi, Kenia, y claración y una plataforma de acción que
el panorama no ha mejorado: es un hecho incluyen entre sus áreas prioritarias el
que no se han logrado las metas propues- reconocimiento a la feminización de la
tas diez años antes, por lo que resulta im- pobreza, el desigual acceso a la educación,
perativo buscar nuevos enfoques, estrategias la salud y los recursos para el desarrollo, la
y mecanismos de intervención. La última violencia contra la mujer y la permanencia
Conferencia de Naciones Unidas para la de estereotipos de género en los medios de
Mujer se lleva a cabo en Beijing, China, comunicación; además, se menciona la cons-
en 1995, y ha tenido dos revisiones poste- tante transgresión a los derechos de las mu-
riores, Beijing+5 en el año 2000 y Bei- jeres y se insiste en la necesidad de incor-
jing+10 en el año 2005. Para este año el porar la perspectiva de género en todos los
feminismo ya se ha consolidado, tanto en órdenes de la vida social. Lo que podemos
el ámbito académico como en el de la mi- deducir de un somero análisis de estas

43
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

conferencias es que paulatinamente la la transversalización es conseguir la igual-


perspectiva de género se va incorporan- dad de los géneros.6
do al quehacer político, internacional y
A partir de esta definición, tanto la
nacional, permitiendo visibilizar a las mu-
perspectiva de género como la transversa-
jeres y atender focalizadamente las pro-
lización cobran un nuevo sentido pues se
blemáticas que enfrentan. ¿Cuál es la im-
reconoce la valoración de mujeres y hom-
portancia de esto? Como resultado de los
bres con la finalidad de alcanzar la igual-
trabajos de estas conferencias aparece un
dad real. Permite hacer notar que ninguna
nuevo enfoque que con el tiempo toma
situación es indiferente a las relaciones de
forma en lo que se conoce como transver-
poder entre los géneros. Pero para que la
salización de la perspectiva de género, que
transversalización sea eficaz debe aplicarse
justamente hace referencia a la necesidad
a lo largo de todo el proceso de hacer polí-
de aplicar la perspectiva de género en el
ticas y programas, por lo que todo proyecto
quehacer político en todos los niveles. La
que incluya transversalización debe orien-
transversalización fue definida por el Con-
tarse por las siguientes cuestiones:
sejo Económico y Social de Naciones Uni-
das (ecosoc), en 1997, como • De qué manera se están incorporando
la experiencia, los conocimientos y las
el proceso de valorar las implicaciones que
aportaciones de mujeres y hombres.
tiene, para los hombres y para las muje-
• Cómo se están valorando y aprove-
res, cualquier acción que se planifique, ya
chando tales aportaciones.
sea en legislación, políticas o programas de
• En qué medida contribuye a la satis-
gobierno, en todas las áreas y en todos los
facción de necesidades específicas de
niveles. Es una herramienta para conseguir
las mujeres.
que las preocupaciones y experiencias de
• Y, sobre todo, cómo afecta las relacio-
las mujeres, al igual que las de los hombres,
nes inter e intragenéricas.
sean parte integrante de la elaboración,
puesta en marcha, control y evaluación de La transversalización permite, entre otras
las políticas y de los programas en todas las cosas, dar visibilidad a la desigualdad entre
esferas políticas, económicas y sociales, de 6
Consejo Económico y Social de las Naciones Uni-
manera que las mujeres y los hombres pue- das, Informe de ecosoc a/52/3, 18 de septiembre de 1997,
pp. 27-34: “Mainstreaming” la perspectiva de género en
dan beneficiarse de ellos igualmente y no se
todas las políticas y programas del Sistema de Naciones
perpetúe la desigualdad. El objetivo final de Unidas.

44
Sexo, género y feminismo

Tanto el concepto de género como el de perspectiva


de género son resultado del quehacer teórico
y político feminista.

los géneros, sacar del aislamiento esta rela- bre todo para los grupos más conservadores;
ción y ponerla en el centro de las discusiones, y es importante desmontar esta falacia.
involucrar nuevos actores sociales, fomentar Hablar de género puede resultar rentable
mejores relaciones y mejorar la convivencia. en un contexto donde la desigualdad entre
Ahora bien, como hemos visto, tanto el mujeres y hombres ya no puede negarse,
concepto género como el de perspectiva pero para grupos contrarios al pleno reco-
de género son resultado del quehacer teó- nocimiento de los derechos de las mujeres
rico y político feminista. Sin embargo, el es importante disociarse del feminismo
uso de estos conceptos en la práctica se ha aunque se hable de género. En estos casos
ido despojando de su carga feminista, al se entiende que los roles tradicionalmente
grado de disociarlos en ocasiones por com- asignados a los hombres y a las mujeres
pleto. Pero si no es como parte de una vi- son producto de la naturaleza o de un de-
sión cargada de contenido político femi- signio divino. Los problemas sociales exis-
nista estos términos quedan totalmente tentes por las desiguales relaciones entre
vacíos de sentido pues, como se ha visto, los géneros son atribuidos a una simple
es justamente el feminismo el que posibili- valoración equivocada. Para estas posicio-
ta y sustenta las nociones de género y de nes, el rol tradicional de las mujeres no
perspectiva de género. Pero, si la relación tiene que ser subvalorado sino entendido
entre perspectiva de género y feminismo como una distinción especial de Dios,
es tan evidente, ¿por qué existe en algunos quien habría creado a los hombres y las
sectores de la sociedad un empeño en di- mujeres simplemente distintos y destina-
sociarlos? La primera respuesta que se vis- dos a cumplir papeles diferentes. El de ellas
lumbra está en las razones ideológicas, so- no puede ser la búsqueda de autodefini-

45
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

ción ni libertad, pero en su sacrificio en- tiene un carácter relacional; es una idea
cuentran, diría esta postura, un valor que remite a la relación que existe social-
trascendente. Se conforma así el discurso mente entre hombre y mujeres; 2) que esa
enaltecedor de la mujer, sus características relación no es fortuita ni natural, sino so-
y atributos. Este uso transforma los con- cialmente construida. La relación entre las
ceptos de género y de perspectiva de géne- personas construida por la normativa del
ro hasta despojarlos por completo de cual- género implica siempre una relación de
quier tinte feminista. Nos encontramos desigualdad unidireccional e injusta. La
ante un discurso que vacía la noción de idea de género, pues, tampoco hace alu-
género de toda carga política y termina sión a un simple carácter diferenciador
equiparándola con todo lo relacionado entre dos grupos esenciales, sino que im-
con mujeres. Entonces, hablar de género plica necesariamente que esa diferencia
se reduce a hablar de mujeres, sin proble- está jerarquizada. Esa desigualdad es jus-
matizar la relación social de dominación tamente la que la perspectiva de género
que implica el género. Utilizar conceptos pretende destacar y combatir. Es por ello
como estudios de género o perspectiva de que la perspectiva de género debe recuperar-
género como sinónimos de estudios o pers- se como una noción feminista que ha sido
pectivas sobre las mujeres resulta inade- generada para cuestionar el carácter esen-
cuado, erróneo e incorrecto, porque se cialista y fatal de la subordinación social de
pierde de vista: 1) que el concepto género las mujeres.

46
¿Igualdad o equidad?
Feminismo de la igualdad vs. feminismo
de la diferencia

Otro problema derivado de la populari- beneficioso para ellas y para la propia so-
zación del concepto género, sin que se ciedad. Reclaman derechos para las muje-
acompañe de un conocimiento fundado res en cuanto mujeres; es decir, en cuanto
sobre lo que significa y sobre cómo se ins- personas caracterizadas por una serie espe-
cribe en la historia del feminismo, es la cífica de cualidades, tales como la emotivi-
confusión entre los conceptos de equidad dad, la compasión, un elevado sentido de
e igualdad (de género). Pero, ¿es lo mismo la moral, el pacifismo, etcétera. Frente a
reivindicar una u otra? Si no es así, ¿en esto, las radicales pretenden reivindicar
qué consiste la diferencia? para las mujeres los derechos que les co-
Para resolver esta pregunta debemos rresponden en cuanto individuos, en cuan-
detenernos en un tema que sólo mencio- to seres humanos, sin adjetivos; libres por
namos de pasada: la distinción entre dife- definición, igual que cualquier otro ser
rentes propuestas feministas. Más arriba humano.
ya decíamos que en el seno de la lucha Como puede apreciarse, la posición de
sufragista norteamericana del siglo xix se las moderadas da por buena la definición
produce una escisión entre dos fracciones: de mujer que ha sido producida por la so-
la llamada radical contra la moderada. La ciedad androcrática,7 no por las propias
brecha entre ambas está señalada por la personas que la encarnan. Esa definición
concepción que respectivamente tienen no deja sitio para discrepancias, es imposi-
sobre las mujeres. Mientras en el primer tiva y limitante. Cree que las personas no
caso se sustenta una visión de corte indivi-
dualista radical, en el segundo encontra- 7
 El androcentrismo se refiere a la definición del mundo
en masculino, tomando al hombre (varón) como la me-
mos una idea claramente esencialista de
dida de todas las cosas, invisibilizando y excluyendo a las
las mujeres. Es decir, las moderadas consi- mujeres. Una sociedad androcrática es aquella en que
precisamente las estructuras sociales se definen en función
deran que las mujeres deben poder partici-
de la definición que se tiene de los hombres y se aplica
par en el mundo público porque esto sería como universal tanto a hombres como a mujeres.

47
Estela Serret y Jessica Méndez Mercado

hacen sino dar cuerpo a una esencia, eter- decir, se busca que, desde la propia posi-
na e inmutable, que se realiza irremedia- ción como hombre o como mujer, una
blemente en todos los sujetos por ella de- persona pueda encontrar un trato equiva-
signados. Con el correr del tiempo, esta lente y el aprecio social.
posición se desarrolla y se hace más sofisti- Por su parte, el ahora llamado feminis-
cada, hasta llegar a conformar una co- mo de la igualdad, que sería de algún modo
rriente importante que sigue presente en heredero de la tradición individualista de
nuestros días bajo el nombre de feminismo Cady Stanton,8 es básicamente antiesen-
de la diferencia. Se denomina así porque cialista. No comparte la idea de que las
considera inapropiada e ingenua la lucha personas puedan diferenciarse sustancial-
de quienes persiguen la igualdad. Esta de- mente a partir de categorías colectivas de
manda, se piensa, carece de futuro porque identidad (como las que dan el género, la
las mujeres no son ni pueden ser iguales a etnia, el credo u otra cualquiera). En cam-
los hombres. Son diferentes, y esa diferen- bio, piensa que cada persona es única e
cia no sólo radica en las características irrepetible, en cuanto individuo, y que lo
sexuales, sino que se traduce en una forma único que puede garantizar que todo ser
de ser distinta y hasta opuesta a la de los humano sea respetado en su particular es-
hombres. Lo que debe reivindicarse en- pecificidad es el reclamo de igualdad. Esta
tonces es que el mundo valore positiva- no es una categoría descriptiva sino pres-
mente las cualidades distintivas de las criptiva; es decir, no indica cómo son las
mujeres, esenciales e inamovibles, en lugar personas, sino cómo debemos considerar-
de despreciarlas. Esas cualidades, deriva- las. Cuando se dice “todos los hombres son
das de la capacidad de ser madres, acercan iguales”, nadie asume que se afirme que los
a las mujeres a la naturaleza (como se ha varones son clones idénticos entre sí: todo
dicho siempre) pero eso debe verse en un mundo entiende con claridad que aquí
sentido constrictivo. La cercanía de las igualdad se refiere a derechos, a libertades,
mujeres con la naturaleza, dice el feminis-
mo de la diferencia, las hace más sensibles
8
 Recordemos que ella es una prominente figura del
sufragismo del siglo xix en los Estados Unidos y, junto
a la defensa de la paz, del medio ambiente, con Susan B. Anthony, lleva a cabo una larga labor que
de los desprotegidos. Por todo ello, según incluye el Congreso de Seneca Falls en 1848. Además, su
importancia radica en el tipo de postulados que defiende:
esta corriente, no debe hablarse de igual- para ella las mujeres merecen el reconocimiento de sus
dad de género (lo cual resulta tan imposi- derechos por el simple hecho de ser personas, en con-
cordancia con los postulados igualitarios que fundan la
ble como indeseable), sino de equidad. Es nación estadounidense.

48
Sexo, género y feminismo

que deben ser igualmente reconocidos pa- Para su contraparte, el feminismo de la


ra todo hombre, sin importar cuál sea su igualdad, el reclamo ilustrado por la igual-
particularidad (como su estatura, color de dad política es también el reclamo por el res-
piel, nivel de ingresos, etcétera). ¿Por qué, peto a la diferencia individual. Las mujeres,
entonces, se asume un afán descriptivo en cuanto personas, deben tener derecho a
cuando la frase cambia a las mujeres de- la autonomía (entendida como autarquía y
mandan igualdad con los varones? Como en autodefinición). Las implicaciones políti-
el caso anterior, aquí lo que se reclama es el cas de estas diferentes posturas son evi-
reconocimiento de los derechos y liberta- dentes. Mientras no se cuestione la idea
des a las mujeres porque les corresponden en patriarcal que se tiene sobre lo que es ser
cuanto personas, y no porque pudiera ser una mujer, y se siga recurriendo a esta idea
beneficioso para la sociedad. Esa libertad para sustentar una demanda (política) de
se demanda, pues, no en cuanto que al- igualdad para mujeres y hombres, todo es-
guien tiene tal o cual particularidad, sino, fuerzo en ese sentido tenderá, a la larga, a
justamente, más allá de cualquier dato que caer en un círculo vicioso.
le particularice, por lo único que podemos
suponer tiene en común con el resto, que
es su humanidad. Por todo ello, esta co-
rriente del feminismo demanda la igualdad
entre los géneros y no simplemente la ope-
racionalización política de la misma, re- El reclamo ilustrado
presentada por la equidad. por la igualdad política
Estos dos discursos se han desarrollado
es también el reclamo por
a lo largo del siglo xx y hasta nuestros días.
El llamado feminismo de la diferencia ha- el respeto a la diferencia
ce una defensa de la superioridad moral de individual.
las mujeres y del mundo femenino. Asume
acríticamente la definición patriarcal de
mujeres como colectivo que expresa una
esencia como seres que se rigen por crite-
rios distintos a la razón y que, en conse-
cuencia, no pueden bajo ningún supuesto
ser pensadas como entes autónomos.
49
Conclusiones

El hecho de que en la actualidad la pers- tomado utilizando la perspectiva de gé-


pectiva de género esté ocupando cada vez nero siguen mostrando lo difícil que es
más espacios dentro de la agenda política, distinguir con claridad entre los aspec-
así como en la sociedad en general, no tos prescriptivos y los descriptivos a la
puede entenderse si no se reconoce la hora de reivindicar los derechos de las
problemática social que ha develado el fe- mujeres.
minismo durante tres siglos. Lo que el Las políticas de acción afirmativa o de
feminismo resalta parece evidente: se cuotas son un buen ejemplo de ello. Esta-
violenta el derecho de igualdad natural blecer cuotas para favorecer el acceso de
cuando no se reconoce la calidad de indi- grupos marginados a posiciones de poder,
viduos a las mujeres, la mitad del género puestos de trabajo o sitios en la universi-
humano. Conocer y reconocer la larga dad, lejos de favorecer la reproducción
lucha de las feministas en de una baja autoestima
particular y de las mujeres o una subvaloración de
en general debe ser el pri- sus pretendidos beneficia-
mer paso para lograr la Se violenta el derecho rios como afirman sus críti-
visibilización de las mis- de igualdad natural cos, ofrece la posibilidad
mas y poder incorporar cuando no se reconoce de ir cambiando sus pro-
una perspectiva de género pios parámetros de identi-
que permita minar la de­ la calidad de individuos dad a aquellas personas
sigualdad social entre los a las mujeres, que nunca han tenido re-
géneros a fin de alcanzar la mitad del género ferentes de gente semejan-
paulatinamente la igual- te en puestos de poder.
dad real. humano. Las cuotas nunca se
Algunas de las medi- han planteado como me-
das políticas que se han didas permanentes; antes
50
Sexo, género y feminismo

bien, son medidas que se adoptan con un espíritu de justicia, vale decir, de reco-
miras a generar las condiciones de su pro- nocer a los otros y, hay que subrayarlo, a
pia desaparición. Sin embargo, como po- las otras su derecho a la soberanía y a la
cas, pueden darnos la pauta para un nue- libertad como individuos.
vo concepto de igualdad: el que destine a La igualdad en este sentido debe recu-
cada quien según lo que le corresponde, se- perar nuestra capacidad para establecer
gún sus capacidades, sí, pero también según lazos solidarios como comunidad, pero sin
la oportunidad real que haya tenido has- olvidar que sólo podemos, todas y todos,
ta el momento para desarrollarlas. establecerlos en cuanto individuos.
Un concepto que impacte en la cons-
trucción de la norma impregnándola de
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Las autoras

Estela Serret Jessica Méndez Mercado

Doctora en Filosofía Política por la Universi- Egresada de la Licenciatura en Sociología de


dad Nacional de Educación a Distancia de la Universidad Autónoma Metropolitana,
Madrid; maestra en Ciencia Política por la Unidad Azcapotzalco. Es especialista en te-
Universidad Nacional Autónoma de México; mas de teoría feminista, historia del feminis-
licenciada en Sociología por la Universidad mo, historia de las mujeres, identidades de gé-
Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapot- nero y transversalización de la perspectiva de
zalco. género, entre otros. Actualmente se desempeña
Es profesora-investigadora titular de tiempo como la encargada de Vinculación y Enlace
completo en el Departamento de Sociología Institucional en Construcción y Análisis de
de la Universidad Autónoma Metropolitana, Género, Centro de Investigación y Docencia,
Unidad Azcapotzalco, investigadora nivel II A. C. (congenia), asociación civil sin fines de
del Sistema Nacional de Investigadores y espe- lucro que se dedica a la investigación y la do-
cialista en temas de identidades de género y de cencia en temas de género.
teoría política feminista, sobre los que cuenta Ha formado parte de los comités de evalua-
con diversas publicaciones, libros, capítulos de ción del Instituto Nacional de Desarrollo Social
libros y artículos. Entre ellos “Hacia una rede- (indesol) en los procesos de selección para los
finición de las identidades de género” (revista fondos sectoriales. Ha participado en proce-
GénEros, núm. 9, marzo-agosto de 2011, Uni- sos de diplomado para la administración pú-
versidad Autónoma de Colima), “Feminismo blica en Sinaloa, como tutora a distancia. Ha
y justicia. Contra la mistificación de las iden- impartido diferentes conferencias en la Uni-
tidades” (revista Metapolítica, núm. 72, Méxi- versidad Autónoma Metropolitana, unidades
co, enero-marzo de 2011) y El género y lo Azcapotzalco y Cuajimalpa, y en la Beneméri-
simbólico. La constitución imaginaria de la ta Universidad Autónoma de Puebla. Es res-
identidad femenina (Instituto de la Mujer ponsable de los seminarios “Feminismo en
Oaxaqueña, 2006). México” (1 y 2), que se imparten en congenia.

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Sexo, género y feminismo se terminó de imprimir en
Impresos Santiago, S. A. de C. V., Trigo 80-B,
col. Granjas Esmeralda, 09810, México, D. F.,
el 26 de diciembre de 2011. El cuidado de la
edición estuvo a cargo de Susana Garaiz,
analista correctora de estilo. El tiraje
fue de 10 000 ejemplares impresos en
papel bond de 75 gramos y forros
en cartulina cuché mate de
210 gramos. Se utilizaron
las fuentes tipográficas
Goudy y Candara.

Esta obra se difunde en formato pdf en la Biblio-


teca Electrónica del Instituto Electoral del
Distrito Federal desde el 15 de marzo de 2013

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