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OCTAVO GRUPO 2
INCONSTITUCIONALIDAD EN LA CONSTITUCIÓN
Introducción
Ante el problema si una norma constitucional puede ser contradictoria con otra de
ese mismo tipo y, por ende, si un artículo producto de una reforma constitucional
pudiera ser considerado inconstitucional, la respuesta del Máximo Tribunal del
país ha sido contundentemente negativa.
En efecto, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia ha sostenido ese criterio
en las siguientes tesis aisladas.
El politólogo y escritor francés Alexis de Tocqueville, en su obra La democracia en América 18, ya en el siglo XIX
manifestaba que “uno de los peores riesgos para la democracia es la tiranía de las mayorías”, o lo que el llamó “el
despotismo democrático”, por la pérdida de las libertades individuales que implicaba la sujeción de toda la sociedad
a su omnímoda voluntad.
Una manera nítida y contundente de describir la dictadura de las mayorías, es la siguiente: “Algunos déspotas
camuflados creen que el gobierno de las mayorías es democracia, cuando, en realidad, es una sutil modalidad
de despotismo”.
Conseguir mayorías no es difícil en la era de la comunicación, cuando el poder
cuenta con recursos tan valiosos y eficientes como la propaganda y el apoyo
masivo de los medios de comunicación. El problema es que las mayorías de
hoy son minorías de mañana y que gobernar basadas en el concepto de la
mayoría es una frívola y deshonesta interpretación de las reglas de la
democracia que conduce al enfrentamiento social y al descrédito.
Por esa razón los expertos y teóricos del pensamiento político insisten en que
la democracia es, sobre todo, el respeto a las minorías, y aconsejan que las
leyes, sobre todo las importantes que afectan a la convivencia y a las
costumbres, sean aprobadas por consenso o por mayorías altamente
cualificadas (dos tercios o tres cuartos).
La única descripción solvente y garantizada de la democracia es la del sistema
que posee y acata leyes democráticas, respeta a las minorías desde gobiernos
libremente elegidos, con poderes limitados y controlados por la ciudadanía.19
EDER IVAN AVENDAÑO SALAZAR
OCTAVO GRUPO 2
Por todo ello, el gobierno de las mayorías es uno de los peores tipos de dic-
tadura. De ahí que las decisiones políticas fundamentales deben ponerse a salvo
de esa dictadura a través de su primacía hermenéutica sobre las demás normas
constitucionales, hasta el punto de determinar la inconstitucionalidad de normas
de la Carta Magna que contradigan a aquéllas.
De esta manera y como atinadamente lo señala Martínez Cerda20, el Tribunal
Constitucional, como órgano supremo jurisdiccional que protege la supremacía de
la Carta Magna, debe ser un dique, al ejercer la función de su competencia frente
a la inconstitucionalidad de las normas constitucionales. Ese sería el verdadero
“gobierno no de los jueces”, sino de la Constitución, alcanzando así la Suprema
Corte el poder político constitucional, ejerciendo así un poder de enmendar la
Constitución, pues, cuando la norma constitucional, por chocar o contradecir una
decisión política fundamental, debe ser declarada inconstitucional con efectos
anulatorios con fuerza erga omnes.
La anterior postura constituye un arma eficaz para defender la esencia de la
Constitución en contra de los embates de las mayorías parlamentarias que vulne-
ran precisamente las decisiones políticas fundamentales contenidas en su texto.