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Capituto 11 La operacién historiogriifica* {Qué fabrica el historiador cuando “hace historia? ;En qué trabaja? ,Qué proctuce? Interrumpiendo su deambulacién erudita por las salas de los ar- chivos, se aleja un momento del estudio monumental que lo clasificara entre sus pares, y saliendo a la calle, se pregunta: {De tyué se trata en este oficio? Me hago preguntas sobre la relacién enigmatica que mantengo con la sociedad presente y con la muerte, a través de actividades técnicas. Ciertamente, no hay consideraciones, por generales que sean, ni lecturas, por mis lejos que queramos extenderlas, que sean capaces de borrar la particularidad del lugar desde donde hablo y del ambito donde prosigo mi investigacién, Esta marca es indeleble. En el discurso donde escenifico cuestiones globales, tendré Ia forma de un idiotismo: mi modo de hablar configura mi relacién con un lugar. Pero el gesto que traslada las “ideas” a lugares es precisamente un gesto de historiador. Comprender, para él, es analizar en tgrminos de producciones localizables el material que cada método ha originalmente establecido segiin sus propios criterios de pertinencia,’ Cuando la historia’ se convierte, para el que la practica, en el * Un parte de este estudio fe publicada en J. Le Golly Noea Faire de (histoire, Gallina, 1974, pp. 3-41, com el tino “La operacign histones", Esa mam parte se presenta ag revisedn'y' comer, " Sie uabajo bistvco se eavctsiza por la deteinacin de ligaes de periencia, ex decit, or una pia (como lo hu demostado Paul \eyne, Comment on det Piso, Sea, 1971 p. 256.273), no renuncia sin embargo, a intriir lx unidades de tentie (o “hechos” ) tceminadas de ese manera, en las telaciones de progucciin. Se edict, pues,» detostat Ia relacin ente los productos 9 Tos lugares de produces "De ua vez pata siempre, aclre que explo I pla historian el sentido de hiseriogrfi, 8 deci, que eniendo pr hisvaria una prstics (ana dil), su veulogo (un deur) Io Felacidn ene ellos. Clr “Haver historia", supra, pp. 3358. objeto mismo de su reflexién, zpuede acaso invertirse el proceso de com- prensién que relaciona un producto con un lugar? Elhistoriador seria un cobarde, cedetia a una coartadaideologica, si para establecer la condicién de st trabajo recurriera a otro mundo filosSfico, una verdad formada y recibida fuera de los caminos por los cuales, en historia, todo sistema de pensamiento se refiere a “lugares” sociales, econd- ‘micos, culturales, etcétera, Ese tipo de dicotomia entre lo que hace y lo que diria,serviria por lo dems ala ideologia reinante protegiéndola de la practica cfectiva. Condenarfa, ademas, las experiencias del historiador @ un sonambu- lismo teérico. Més ain, en historia como en todo lo demés, una préetica sin teorla cae necesariamente, tarde o temprano, en el dogmatismo de “valores eternos” o en la apologia de un “intemporal”. La sospecha no deberia exten- derse a todo anilisis tedrico. En este sector, Serge Moscovici, Michel Foucault, Paul Veyne y otros, dan testimonio de un despestar epistemol6gico’ que manifiesta en Francia una nueva urgencia, Pero s6lo se puede recibir Ia teoria que trae consigo una prictica, a saber: la teorfa que, por una parte, da apertura a la Practica en el espacio de tna sociedad, y por otra, organiza los procedi ‘mientos propios de una disciplina. Considerar la historia como una opera- cidn, seria tratar, de un modo necesariamente limitado, de comprenderia como la relacién entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un officio, cxeétera), varios procedimientas de andlisis (una disciplina) y Ia construc cidn de un fevto (una literatura). De esta manera admitimos que la historia forma parte de la “realidad”, de la que trata, y que esta realidad puede ser captada “como actividad humana”, “como practica”.‘ Desde esta perspec- tiva, quisiera probar que la opetacion hist6rica se refiere a fa combinaci de un lugar social, de pricticas “cientificas™ y de una escritura, Este and- lisis de las condiciones previas, de tas cuales el discurso no habla, nos permitirs precisar Is leyes silenciosas que organizan al espacio producido como um texto. La escritura histériea se construye en funcién de una insti tucién cuya organizacién parece invertir: obedece, en efecto, a reglas pro- pias que exigen ser examinadas en si mismas. * Chk Seige Moscovici, Essal sur hoire humaine de la nanue, Flammarion, 1968; Michel Foucau, L'Arhéelopie de avotr, Gallimard. 1969; Pal Veyue, Comment on dert PRstore, sewili97t Kart Mary, Thives cur Feuerbach, tsi | "El termine de cientico, bastante sospeshoso en el onjuato de as “ciencios huraas" (donde ‘le susie por el temin de anil), 1 fo es mesos en el eamp de las “cena exact” ten In medida en que eae temine aos remite lever. Se pucde defn, sa embargo, con ev {ermine ta posibiliad de esabecer un eoejuntn Je reslar que permiion "contolar” opereto nes proporcionadas In produccion Je bjetosdeterminados 68 1. Un lugar social Toda investigacién historiogratica se enlaza con un lugar de produceién socioecondmica, politica y cultural. Implica un medio de elaboracién cir- cunscrite por determinaciones propias: una profesion liberal, un puesto de observacién o de ensefianza, una categoria especial de letrados, etcétera. Se halla, pues, sometida a presiones, ligada a privilegios, enraizada en una parti- cularidad. Precisamente en funcién de este lugar los métodos se establecen, tuna topografia de intereses se precisa y los expedientes de las cuestiones que vamos a preguntar 2 los documentos se organizan Lono dicko Hace euarenta afios, una primera critica del “cientificismo” revel en Ia his- toria “objetiva” su relacién con un lugar, el lugar del sujeto, Al anatizar una “disolucion del objeto" (R. Aron), esta critica le quit6 a la historia el privilegio del que presumia cuando pretendia reconstrur fa “verdad” de lo que habia pasado. La historia “objetiva” conservaba, por lo dems, con esta idea de una “verdad”, un modelo tomado de Ia filosofia de ayer o de la teologia de antes de ayer, se contentaba con traducirlas en términos de “hechos” histéricos Los hermosos dias de este positivismo, ya teminaron, Después vino ef tiempo de la desconfianza. Se probo que toda interpretacisn historica depende de un sistema de referencia; que dicho sistema queda como una “filosofia” implicita particular; que al infiltrarse en el trabajo de analisis, organizandolo sin que éste lo advierta, nos remite a Ja “subjetividad” del autor. Al vulgatizar los temas del “histoticismo” ale- nin, Raymond Aron ensefié a toda una generacién el arte de sefiatar las “decisiones filosofigas” en funcién de las cuales se organizan los cottes de un material, Los eédigos con que se descifra, y el modo como se otdena la exposicién.’ Esta “critica” representaba un esfuerzo tedrico. Mateaba una etapa importante en relacién con una situacién francesa donde prevalecfan 4as investigaciones positivas y donde reinaba el escepticismo en to referen- tea las “tipologias” alemanas. Exhumaba los predmbules filosoficos y todo ono confesado de la historiografia del siglo XIX. Nos remitia a una circu- lacién de los conceptos, ¢s decir a fos desplazamientos, que a to Jargo de todo aquel siglo habian transportado a las categorias filoséficas por los subsuelos de la historia, de Ia exégesis o de la sociologia, « turodction a a philosophic de histoire. Esse sr ies Lmtes de 1 oblectiéhistvige, in, 1938; La Philosophie critique de Thawte, Vin 1998 (eed. 1969), Acer fst So B.A, ft ls ica de Pere Vila, “Maraismo ¢ histone en el desartlio de lar cloning branes”, ex Std! sorich, 1m. 5, 1960, pp. 1008-1083, prnsiptmente pp. 1051-1019, co) En nuestros dfs, nos sabemos Ia leccidn al dedillo, Los “hechos bistéricos” se hallan constituidos por la introduecién de un sentido en ta “objetividad”. Enuncian en el fenguaje del andlisis, “selecciones” que le son anteriores, que no resultan de la observacién ~y que no son ni siquiera “verificables” sino solamente “falsificables” gracias a un examen critica,’ La “relatividad histética” compone, pues, un cuadro, donde sobre el fondo de una totalidad historica se destaca una multiplicidad de filosofiasindividuales, las de los pensadores disfrazados de historiadores. Elretomo a las “decisiones” porsonales se efectuaba tomando como base dos postulados, Por una parte, al aistar del texto historiognifico un elemento filoséi- 0, s¢ le suponia una autonomia a la ideologia: en esto consistia la condicién de su extraccidn, Un orden de ideas se apartaba de la prictica histitica. Por lo dems (aun cuando las dos operaciones van juntas), al subrayar las divergen- as entre los “filésofos" disfrazados de historiadores, al referirse a lo insonda- ble de sus ricasintuiciones, hacian de dichos pensadores un grupo aislado de -su sociedad bajo el pretexto de una relacién mas directa con el pensamiento. El recurso a las opeiones personales provocaba un corto citcuito con el papel desempeitado en lo referente a las ideas por las localizaciones sociales.® La pluralidad de estas subjetividades flosoficas tenia desde entonces como efecto siscreto el conservar a los intelectuales en una posicién singular. Las cuestio- nes de sentido eran tratadas entre ellos, la explicitacién de sus diferencias en el pensamiento gratificaba al grupo entero con una relacién privilegiada en el ‘mundo de fas ideas. Los niidos propios de una fabrieacién, las téenicas, las presiones sociales, las posiciones profesionales o politicas, nada turbaba la paz de esta relacidn: el silencio era el postulado de este tipo de epistemologia R. Aron establecia en un coto reservado tanto el reinado de las Ideas como el reino de los intelectuales. La “relatividad” no actuaba sino dentro de este campo cerrado. Lejos de ponerlo en tela de juicio, la misma relatividad lo defendia, Apoydndosc en la distincién entre el sabio y el Politico, una de las tramas més flojas de la teoria de Weber,’ estas tesis " Acerea del "principio de flificuién", ef. Kal Popper, Logik ser Forschung, Viena, {934 (rad, ingles revisada y muy aumentada: The Lope of Sclenifle Discovery, Lone, Hutchinson, 1959), obra bisica del “racianalismo critic” * Ci, Antonin Gramsci. Git imellenualte FOrganizzarione deltas cultura, Tain, Ein, 1949, pp. 638 "oven sobee la tesis weberana seg la cul “a elaboraién cenificxcomienza eon ona lection que no tiene or jusifiacige sno la subjeliva, R. Aron ectlab, una ve mis en Let tapes de in ponsée soctologigue (Gallimard, 1967, p. S10), sl exvzomicnte, on Weber de In “elcoiin subjetiya” eon el sistema racional dela explicaciSn “esa” (td, yp. 500-922). De ‘sia manera Aron anlael efecto del log del inelectal en a sociedad puede considera uaa ‘ez ms» Weber como el antes 0 demolian una vanagloria del saber, pero reforzaban el poder “exento” de los sabios. Un hngar quedaba fuera de alcance en el momento en que se demostraba le fragilidad de lo que en ese mismo lugar se producia, E! privilegio retirado a obras sujetas a control, regresaba a un grupo imposi- ble de ser controlado. Los trabajos més notables sobre la historia, parece, todavia hoy, que se apartan dificilmente de la muy fuerte posicién que R. Aron habia tomado al sustituir el privilegio silencioso de un /ugar por el privilegio, wriunfante y discutible, de un producto, Mientras que actualmente Michel Foucault niega ‘oda referencia a la subjetividad o al “pensamiento” de un autor, el mismo Foucault suponia todavia, en sus primeros libros," la autonomia del lugar te6rico donde se desarrollan, en su “relato”, las leyes segiin las cuales los discursos cientificos se forman y se combinan en sistemas globales. L'Archéologie du savoir (1969) marca una ruptura, desde este punto de vis 4a, al introducira la vez las técnicas de una disciplina los conflictos sociales enel examen de una estructura epistemolégica, lade la historia (y esto no es una casualidad), Asimismo, Paul Veyne acaba por destruir en la historia lo que la critica de R, Aron conservaba todavia como “ciencia causal”, cuando al triturar los sistemas interpretativos hasta convertitios en una polvareda de percepeiones y de decisiones personales, no deja ya subsistir, en el sentido de Ja cobereneia, sino las reglas de un género literario, y como punto de referen- cia “el placer del historiador"." Parece serque en Veyne permanece intacto el resupuesto, que desde las tesis de 1938, quitaba implicitamente (oda perti nencia epistemoldgica al examen dela funcidn social ejercida pot la historia, Por el grupo de los historiadores (y més generalmente por los intelectuales), por las précticas y las leyes del mismo grupo, por su intervencién en el juego de las fuerzas publicas, etcétera, La institucién histérica Ellugar dejado en blanco w oculto por el andlisis que exageraba larelacién de un sujeto individual con su objeto, es nada menos que una institucién det saber. "Eu Les Mots f les choses Gallimard 1956) en particular, cay fnalided sid aslarada ‘efinida nbs tarde, principalmente en la notable “latoaiceiin” de '4echeologie du noone (op cit, pp. 9-28). Cie M. de Cereay, "El sol negro dl leuguae: M. Foucault, en E-Adsens fo Visto, 197D, pp. 18-132 "Cie M, de Certenu, “Una epistemologia de uansvibn:P. Veyue”, on Aanales ESC Xv, 1972, pp. 1317-132. 1"

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