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Inteligencia lingüístico verbal

Es la capacidad de usar las palabras de manera efectiva, en forma oral o escrita. Esta
inteligencia se ve muy desarrollada en escritores, poetas, periodistas y oradores, entre otros.
Está en las personas que les encanta redactar historias, leer, jugar con rimas, trabalenguas y
en los que aprenden con facilidad otros idiomas.

Capacidad para manejar y estructurar los significados y las funciones de las palabras y del
lenguaje.

Su sistema simbólico y de expresión son los lenguajes fonéticos. El uso de las palabras para
comunicar y documentarse, para expresar emociones, para cantar, nos hace diferentes de los
animales. Es la habilidad para pensar que, junto con las palabras, nos permite recordar,
analizar, resolver problemas, planificar y crear.

ACTIVIDADES

 Escritura:
 Creativa Diarios Cuentos
 Estrategias de comprensión lectora
Conferencias
 Exposiciones orales de trabajos
 Entrevistas
 Lectura: Grupal Dramatizada
 Debates
 Proyectos creativos sobre lecturas
 Biblioteca de aula

CONTEXTUALIZACIÓN

 Comunicación lingüística Expresión y comprensión


oral Competencia lectora.
 Composición de textos escritos.
 Competencia plurilingüe Tratamiento de la información y la competencia digital.
 Obtención, selección, procesamiento y comunicación de la información para
transformarla en conocimiento (ALFIN).
 Uso de las TIC y dominio de sus lenguajes específicos (textual, numérico, icónico,
visual, gráfico y sonoro).

El don del lenguaje es universal y su desarrollo en los niños es sorprendentemente similar en


todas las culturas. Incluso en el caso de personas sordas a las que no se les ha enseñado
explícitamente un lenguaje por señas, a menudo inventan un lenguaje manual propio y lo usan
espontáneamente. En consecuencia, podemos decir que una inteligencia puede operar
independientemente de una cierta modalidad en el estímulo o una forma particular de
respuesta.
Inteligencia lógico-matemática[editar]
Artículo principal: Inteligencia lógico-matemática
En los seres humanos dotados de esta forma de inteligencia, el proceso de resolución de
problemas abstractos a menudo es extraordinariamente rápido: el matemático y científico
en general competente maneja simultáneamente muchas variables y crea numerosas
hipótesis que son evaluadas sucesivamente y, posteriormente, son aceptadas o
rechazadas.
Es importante puntualizar la naturaleza no verbal de la inteligencia matemática así como
del resto de inteligencias excepto, claramente, en lo que respecta a muchos aspectos de
la inteligencia lingüístico-verbal. En efecto, es posible construir la solución del problema
antes de que esta sea articulada.
Se manifiesta por la facilidad en la elaboración de cuestiones que involucren cálculos, por
la capacidad de percibir la geometría en los espacios recorridos y por la satisfacción
expresa en la solución de problemas lógicos. Se percibe también en la sensibilidad y
capacidad para discernir patrones numéricos o lógicos y para manipular largas cadenas
de raciocinio. Alcanza su mayor potencia en la adolescencia y el inicio de la edad adulta,
pero puede estimularse desde la infancia en cualquier disciplina del currículo escolar.7
Capacidades implicadas: capacidad para identificar modelos abstractos en el sentido
estrictamente matemático, calcular numéricamente, formular y verificar hipótesis, utilizar
el método científico y los razonamientos inductivo y deductivo.
Habilidades relacionadas: razonar lógicamente, resolver problemas y armar puzles.
Perfiles profesionales: economistas, ingenieros, científicos, matemáticos, contadores,
etc.
Beneficios al desarrollar esta inteligencia: Mejora el pensamiento para hacer cálculos,
buen desarrollo de procesos, buen análisis financiero, buen entendimiento de formulas
para tomar buenas decisiones, buen manejo y administración de tus bienes.
Actividades y materiales de enseñanza que se podrían emplear para desarrollar esta
inteligencia: resolución de problemas abstractos, cálculos mentales, juego con números,
calculadoras, entrevistas cuantitativas, etc.
Cambio climático y desarrollo sostenible
El pasado mes de septiembre tuvo lugar una mesa redonda donde se trató un
tema tan importante y de tanta actualidad como es el cambio climático y cómo el
cambio climático está afectando al desarrollo sostenible.
Nos acompañaron en la mesa redonda Carlos García Suarez, director en Solar &
Biomass Business Typsa Group, que cuenta con 30 años de experiencia internacional
en el área de la consultoría e ingeniería, en concreto en el campo de energías
renovables y de medio ambiente, y Valentín Alfaya, director Corporativo de
Prevención, Calidad y Medio Ambiente del Grupo Ferrovial y también presidente
del Grupo Español para el Crecimiento Verde.

En la definición del concepto de desarrollo sostenible (aquel que permite satisfacer


las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las necesidades
de las generaciones futuras) queda patente la necesidad de alcanzar un equilibrio
entre la variable social, económica y ambiental para que pueda darse este
crecimiento sostenible.

El cambio climático es un factor que lleva estudiándose por parte del grupo
Intergubernamental de Expertos frente al Cambio Climático de Naciones Unidas
(Grupo IPCC) desde el año 1988. Hasta la fecha los cinco estudios realizados por
este grupo de expertos han venido a confirmar que el cambio climático está
causado por las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) producidos por
la actividad humana. Y por desgracia ya estamos viviendo en primera persona los
efectos descritos en estos trabajos, como consecuencia del cambio climático:
inundaciones, tormentas y elevación del nivel del mar en zonas costeras de poca
altitud e islas; inundaciones tierra adentro en grandes zonas urbanas; interrupción
de las redes de infraestructura debido a fenómenos meteorológicos extremos;
mortalidad y morbilidad durante los períodos de calor extremo; inseguridad
alimentaria y colapso de las cadenas de producción alimentaria; acceso
insuficiente al agua potable y falta de agua de riego para la agricultura; pérdida de
los ecosistemas marinos y costeros, de su biodiversidad y de los servicios que
proporcionan y por último, pérdida de los ecosistemas terrestres y de aguas
continentales, de su biodiversidad y de los servicios que proporcionan.
MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
A la hora de luchar contra el cambio climático para prevenir
los impactos que causa en los diferentes sistemas del planeta, el ser
humano aplica dos tipos de medidas: las de mitigación y las de
adaptación.
Las medidas de mitigación son aquellas acciones que están encaminadas
a reducir y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero,
mientras que las medidas de adaptación se basan en reducir la
vulnerabilidad ante los efectos derivados del cambio climático.
La mitigación, por lo tanto, se ocupa de las causas del cambio
climático, mientras que la adaptación aborda sus impactos.
Medidas de mitigación
Entre las medidas de mitigación que se pueden poner en marcha
para evitar el aumento de las emisiones contaminantes se encuentran
las siguientes:
Practicar la eficiencia energética
Mayor uso de energías renovables
Electrificación de procesos industriales
Implementación de medios de transportes eficientes: transporte público
eléctrico, bicicleta, coches compartidos…
Impuesto sobre el carbono y mercados de emisiones
Medidas de adaptación
En cuanto a las medidas de adaptación, son varias las acciones que
ayudan a reducir la vulnerabilidad ante las consecuencias del cambio
climático
Construcción de instalaciones y obras de infraestructuras más seguras
Restauración paisajística -paisaje natural- y reforestación de bosques
Creación de un cultivo flexible y variado para estar preparados ante
catástrofes naturales que amenacen las cosechas
Investigación y desarrollo sobre posibles catástrofes, comportamiento de
la temperatura, etc.
Medidas de prevención y precaución (planes de evacuación, cuestiones
sanitarias, etc.)
En esta infografía puedes comprobar cuáles son las medidas de
adaptación y mitigación al cambio climático.
Los seres vivos están formados por células
Todos los seres vivos están formados por una o más células.
La célula es la unidad funcional y estructural de todos los seres vivos.
Según el número de células que formen un organismo tenemos dos tipos de seres vivos:
Organismos unicelulares: están formados por una célula, como las bacterias.
Organismos pluricelulares: están formados por muchas células diferentes, como una flor o un
perro.
Organización celular
Todas las células comparten una organización común:
Membrana plasmática: es una envoltura externa que protege y aisla a la célula del exterior.
Citoplasma:es un líquido viscoso que contiene unas estructuras denominadas orgánulos.
Material genético: ADN, contiene la información genética.
Según cómo se encuentre el material genético en la célula podemos diferenciar dos tipos de
células:
Célula procariota
Célula procariota: el material genético está libre en el citoplasma.

Célula eucariota
Célula eucariota: el material genéticos se encuentra protegido dentro de una estructura
denominada núcleo.
Las células eucariotas pueden ser de dos tipos: animales o vegetales.
Célula eucariota animal
Su membrana plasmática es flexible.
Su citoplasma contiene numerosos orgánulos como las mitocondrias que proporcionan energía o
las pequeñas y numerosas vacuolas que acumulan sustancias.

Célula eucariota vegetal


Su membrana plasmática presenta una envoltura rígida, la pared celular, que le aporta rigidez.
Su citoplasma presenta unos orgánulos exclusivos, los cloroplastos, donde se realiza la
fotosíntesis. Presenta vacuolas grandes y poco numerosas para el almacen de sustancias.
El Origen de los Seres Vivos
Basados en los hallazgos de los fósiles (la llamada
explosión cámbrica), la Ley de la biogénesis (que
toda vida procede de una vida preexistente) y el
postulado de Wirchow (que toda célula procede de
otra célula), muchos científicos tienen más que
suficientes evidencias irrefutables para creer que todos
los seres vivos extintos y presentes, aparecieron súbita y
simultáneamente, completamente formados (adultos y
maduros: primero la gallina y después el huevo), sin
formas intermedias (“eslabones perdidos”) y que nunca
ha habido la transformación o evolución de una especie en otra.
Tanto Moisés (1.500 a.C.) el estadista hebreo, como Aristóteles(384 a 322 a.C.), Carlos
Linneo (1707 a 1778) y el anatomista francés Georges L. Cuvier (1769 a 1832) estuvieron de
acuerdo con esta corriente de pensamiento llamado Fijista (especies inmutables). Sin embargo,
desde hace unos 150 años, se enseña oficialmente que los organismos evolucionaron por la
transformación accidental y gradual de una especie en otras.
Charles Darwin (1809 a 1882) en 1859 publicó su libro El Origen de las Especies en la que
presenta la teoría de la evolución, o sea que en miles de millones de años, por cambios sucedidos
al azar, una célula primitiva (el ancestro común) se transformó por evolución, y generó todas las
especies de seres vivos extintos y actuales.
Aunque esta teoría se enseña en forma oficial en las escuelas, universidades y organizaciones
científicas del mundo, al respecto, el profesor Ralph O. Muncaster, comenta lo siguiente:
Georges L. Leclerc, Conde de Buffón (1707 - 1788) 100 años antes de Darwin y 40 años antes
de George Lyell, propuso el transformismo y puso como argumento la presencia de órganos
inútiles (como los dedos laterales del cerdo) que según él estaban desapareciendo al
transformarse una especie en otra.
Georges Lyell (1797 a 1875) enseñó el Uniformismo, o sea que los cambios experimentados por
la Tierra, la naturaleza y las especies, obedecen lentamente a las mismas leyes presentes hasta
hoy.
Según Darwin y otros evolucionistas como Hugo De Vries (1848 a 1935), el ADN de los seres
vivos se ha ido incrementando, heredando a su descendencia mayor información genética que se
ha traducido en nuevas características anatómicas y funcionales y la aparición de nuevas especies
diferentes a la de sus progenitores, de tal manera que en forma lenta y progresiva, algunos
descendientes pudieron llegar a ser plantas, otros, peces, anfibios, aves, reptiles, mamíferos y
eventualmente, humanos. Todo por obra y gracia de la casualidad, a lo largo de miles de millones
de años e infinidad de generaciones subsecuentes.
Según ellos, los principales factores que ocasionan los cambios son: Las constantes variaciones
ocurridas en el medio ambiente y la capacidad según ellos infinita, de “adaptación biológica” de
las especies (supervivencia del más apto). Pero como lo hizo G. Mendel antes, la genética
moderna (ciencia que estudia la herencia) ha demostrado que hay un límite para la capacidad de
variación en las especies. La mayoría de los cambios que se expresan en el fenotipo (aspecto
exterior) de los seres vivos no son causados por la
adición de nuevo material genético, sino por la
expresión de genes “recesivos” ya presentes en el ADN
de una especie y que sólo se manifiestan en
circunstancias extraordinarias, las cuales si persisten por
cruzamiento selectivo, ocasionan cambios permanentes.
Por ejemplo: que una especie desarrolle pelo largo y
espeso en climas helados.
Funciones vitales
de las células
Las funciones vitales de las células son: nutrición,
relación y reproducción.

Nutrición

Las células necesitan agua para mantener sus


estructura y su equilibrio interno, y también se
nutren de sustancias que toman del medio.

Ellas mismas son capaces de transformar esas sustancias en materia propia, o bien, la
descomponen para obtener la energía necesaria para vivir. A la vez, tienen que
expulsar los desechos al exterior. Todos estos procesos reciben, en conjunto, el
nombre de metabolismo celular.

· Las células pueden tomar los nutrientes del exterior de varias maneras.
Mediante fagocitosis, algunas células emiten prolongaciones de su citoplasma, los
pseudópodos, por medio de los cuales engloban las partículas y las incorporan a su
citoplasma.

Mediante pinocitosis, las partículas se unen a una zona de la membrana


plasmática, la cual se va hundiendo hacia el interior de la célula. Ello da lugar a
una vesícula interna que se cierra y se rodea de citoplasma, con las partículas
en su interior
A través de la membrana plasmática también se transportan sustancias hacia el
interior. Para ello existen unos canales que permiten el paso de dichas sustancias.

Según las sustancias de las que se alimentan las células y las transformaciones que
esas sustancias experimentan se distinguen dos tipos de nutrición: autótrofa y
heterótrofa.

Las células de nutrición autótrofa tienen sistemas


capaces de captar y utilizar la energía lumínica del Sol
(caso de los vegetales, las algas y algunas bacterias) o
la energía química de ciertos compuestos (caso de
ciertas bacterias). Con ello consiguen transformar
moléculas simples, como el agua, el dióxido de carbono
y las sales minerales en moléculas más complejas,
como hidratos de carbono, lípidos y proteínas. Este
proceso se produce gracias a la fotosíntesis.

Las células de nutrición heterótrofa carecen de


esos sistemas, por lo que deben obtener su
energía a partir de los hidratos de carbono, lípidos Nutrición vegetal.
y proteínas previamente elaborados por los seres
autótrofos (de los que se alimentan los animales herbívoros) o por otros
heterótrofos (de los que se alimentan los animales carnívoros). También son
heterótrofos los hongos y numerosos microorganismos.
INFORMACIÓN GENÉTICA BÁSICA
Las células representan el componente básico del
cuerpo. Hay muchos tipos distintos de células
con diferentes funciones. Estas células forman
todos los órganos y tejidos del cuerpo.
Prácticamente todas las células del organismo de una persona tienen el mismo ácido
desoxirribonucleico (ADN). El ADN es el material hereditario de los seres humanos y
de casi todo el resto de los organismos. La mayoría del ADN se encuentra en el núcleo
cellular (denominado ADN nuclear), pero existe una pequeña cantidad de ADN que se
encuentra en las mitocondrias (denominado ADN mitocondrial).
El ADN contiene el código para crear y mantener todo organismo. El código se lee
según el orden o la secuencia de cuatro bases químicas: la adenina (A), la citosina (C),
la guanina (G) y la timina (T) del mismo modo en el que se unen las letras del
abecedario para formar palabras, oraciones o párrafos. El ADN humano consta de
aproximadamente tres mil millones de bases y más del 99 por ciento de esas bases son
iguales en todas las personas.
Las bases de ADN se agrupan en pares, A con T y C con G para formar unidades
llamadas "pares de bases". Cada base está unida a una molécula de azúcar y a una
molécula de fosfato. En su conjunto, la base, el azúcar y el fosfato, se denominan
"nucleótido". Los nucleótidos se disponen en dos largas cadenas que forman un espiral
denominado una "doble hélice". La estructura de la doble hélice es como una escalera,
con las pares de bases que atraviesan el medio como travesaños y las moléculas de
azúcar y fosfato en los laterales.
Los genes son secciones pequeñas de la larga cadena de ADN. Son las unidades básicas
funcionales y físicas de la herencia genética. En los seres humanos, el tamaño de los
genes varía desde unos pocos cientos a dos millones de bases de ADN. El Human
Genome Project (Proyecto del Genoma Humano) calcula que los seres humanos tienen
entre 20,000 y 25,000 genes. Cada persona tiene dos copias de cada gen, una de cada
progenitor. La mayoría de los genes son iguales en todas las personas, pero una pequeña
porción de ellos (menos del 1 por ciento del total) varía un poco de una persona a otra.
Los alelos son formas del mismo gen con alguna pequeña variación en su secuencia de
bases de ADN. Estas pequeñas diferencias determinan los rasgos únicos de cada
persona.
Los genes funcionan como instrucciones para la formación de moléculas llamadas
"proteínas". Para su correcto funcionamiento, cada célula depende de miles de
proteínas y necesita que cada una de ellas cumpla su función en el lugar y en el
momento indicado. A veces, la modificación de un gen,
conocida como "mutación", evita que una o más de estas
proteínas funcionen correctamente. Esto puede provocar
que las células o los órganos modifiquen o pierdan su
funcionamiento, lo que puede desencadenar una
enfermedad. Son las mutaciones, y no los genes en sí, las
que causan enfermedades.
Inteligencias múltiples

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