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Santiago, veinte de octubre de dos mil dieciséis.

VISTOS Y OIDOS LOS INTERVINIENTES:


Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de los tres
últimos párrafos de su motivo Octavo, que se eliminan y, en su lugar, se
tiene además presente:
Primero: Que, como antecedentes fácticos que deben tenerse
presente a la hora de resolver la cuestión sometida al conocimiento de esta
Corte, se tiene que en estos antecedentes, el Ministerio Público acusó
verbalmente en procedimiento abreviado a Mauricio Andrés Carrasco
Torres, como autor de tres delitos consumados de consumados de cohecho
y un delito de fraude al fisco, respectivamente previstos y sancionados en
los artículos 248 bis, 249 y 239 todos del Código Penal , reconociendo las
atenuantes de los numerales 6 y 9 del artículo 11 del mismo cuerpo
punitivo. Por ello, solicitó la pena de 4 años de presidio menor en su
grado máximo, 3 años de inhabilidad absoluta temporal para ejercer
cargos y oficios públicos y multa de 100 Unidades Tributarias Mensuales.
A su turno, la querellante, el Consejo de Defensa del Estado y la
Universidad de Santiago, adhirieron plenamente a la acusación fiscal, sin
manifestar discrepancias fácticas, ni jurídicas y, solicitaron la misma
sanción punitiva. El imputado, consultado al tenor de lo previsto en los
artículos 406 y siguientes del Código Procesal Penal, aceptó los hechos
motivos de la acusación, los que conocía en forma previa a la audiencia de
juicio abreviado.
Finalmente, el tribunal dicta sentencia condenatoria en la que
sanciona a Carrasco Torres como autor de dos delitos consumados de
cohecho previstos y sancionados en el artículo 248 bis del Código Penal y
un delito consumado de cohecho previsto en el artículo 249 del referido
código, aplicando una pena única de 2 años de reclusión menor en su
grado medio y 3 años de inhabilidad absoluta temporal para ejercer cargos
y oficios públicos y multa de 100 Unidades Tributarias Mensuales. Por la
misma sentencia, condena también a Carrasco Torres como autor del
delito de fraude al fisco previsto y sancionado en el artículo 239 del
Código Penal, a sufrir la pena de 541 días de presidio menor en su grado
medio y 3 años de inhabilidad absoluta temporal para ejercer cargos y
oficios públicos. La sentencia no concede beneficio alguno al condenado,
por lo que dispone que las penas deban ser cumplidas en forma efectiva y,
finalmente, condena en costas a Carrasco Torres.
Segundo: Que, el Consejo de Defensa del Estado, se alza en contra
de la sentencia referida, en aquella parte que condena a Carrasco Torres
como autor de tres delitos de cohecho y un delito de fraude al fisco,
solicitando que en aquella parte se enmiende lo resuelto y se declare que
el encargado queda condenado como autor de “cinco delitos reiterados de
cohecho del artículo 248 bis, más la pena contemplada en el artículo 249
y como autor de autor de fraude al fisco del artículo 239 del Código
Penal” (Subrayado incorporado).
Tercero: Que, la pretensión del Consejo de Defensa desde ya no
puede ser atendida, desde que tal como se da cuenta en el motivo primero
de esta sentencia y en el Segundo de la que viene en alzada, el imputado
fue acusado verbalmente por el ministerio público, como autor de tres
delitos de cohecho y a aquella pretensión punitiva el Consejo de Defensa
adhirió en todos sus términos. De esa manera, en virtud de lo previsto en
el artículo 341 del Código Procesal Penal, debe existir una congruencia
entre la formalización, la acusación y la sentencia y el Consejo de Defensa
del Estado, al adherir a la acusación del ministerio público, no hace sino
que conformar su pretensión penal a la condena por tres delitos de
cohecho y no a cinco, como expresa claramente en la página 21 de su
escrito de apelación. En consecuencia, a la cantidad de delitos que el
recurrente adhirió es a la que debe estarse y no a otra, máxime si la
sentencia condena por igual cantidad de delitos que los que da cuenta la
ya citada acusación verbal y la adhesión del Consejo de Defensa del
Estado.
Cuarto: Que, la defensa del sentenciado, solicita la revocación de
la sentencia en aquella parte que no concede el beneficio de libertad
vigilada a su parte, también respecto de la doble condena de inhabilidad
de tres años y, finalmente, en aquella parte que condena en costas.
Respecto de lo primero, señala que a su parte le reconocieron las
atenuantes de los numerales 6 y 9 del artículo 11 del Código Penal, que
existía un acuerdo con la fiscalía y las querellantes de no oponerse al
otorgamiento del beneficio de cumplimiento alternativo de la pena, lo que
no solo ocurrió, sino que se discutió en audiencia y fue el ministerio
público y el Consejo de Defensa del Estado, quienes dan cuenta que se
cumplían los requisitos para su procedencia y el otorgamiento de la
libertad vigilada como forma de cumplimiento de la sentencia, lo que
además es refrendado por informes sociales, por el arrepentimiento
expreso del imputado en audiencia y por la propia sentenciadora en los
primeros párrafos del basamento Octavo de la sentencia impugnada en
que da cuenta de cumplirse los requisitos, de la red de apoyo que cuenta el
condenado, del entorno social y familiar del mismo y de su
arrepentimiento. De ahí que no se explica que la sentenciadora, pese a
todo ello, haya resuelto –sin mayor fundamentación que logre destruir lo
ya señalado- que la pena debe cumplirse en forma efectiva.
En cuanto a la doble condena de inhabilidad de tres años, señala
que la acusación fiscal y las acusaciones de los querellantes, que adhieren
a la del ministerio público, solicitan solo una condena de 3 años de
inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos y no dos como viene
resuelto, con lo que se vulnera el artículo 412 del Código Procesal Penal,
por cuanto se ha impuesto una pena superior y más desfavorable a la que
viene requerida por el ministerio público y el querellante.
Finalmente, en cuanto a la condena en costas, da cuenta que su
parte colaboro a tal manera con la investigación e incluso con el juicio,
que se llegó a una sentencia condenatoria con su aceptación de los hechos
y además se pudo esclarecer totalmente los ilícitos investigados,
permitiendo llegar “a buen puerto respecto del resto de los imputados
personas naturales y jurídicas”.
Quinto: Que, en cuanto a las alegaciones relativas a la doble
condena de inhabilitación de ejercicio de cargos y oficios públicos por 3
años cada una y a la condena en costas, estos sentenciadores harán lugar a
lo que se solicita, revocando lo que viene resuelto respecto de ambas
decisiones,
Respecto de la doble condena para ejercer oficios y cargos públicos,
ya señalada, debe tenerse presente el artículo 412 del Código Procesal
Penal, que si bien la sanción impuesta es accesoria al delito de que se
trata, aquello no fue solicitado por el ministerio público, ni las
querellantes, por lo que el tribunal al aplicar dos condenas de 3años de
inhabilidad para ejercer cargos y oficios públicos, ha excedido el límite de
la acusación fiscal, vulnerando la norma citada, lo que hace la sentencia
más gravosa para el condenado e incluso ha ido contra el principio de
congruencia del artículo 341 del Estatuto Procesal Penal, por cuanto no se
condice con los términos de la acusación.
En lo concerniente a la condena en costas, debe tenerse presente
que el procedimiento abreviado, consiste en que los intervinientes, en
particular el ministerio público y la defensa, previamente han alcanzado
ciertos acuerdos durante la investigación y por ello, el sentenciador
establece en el basamento segundo que el acusado conocía los
antecedentes en forma previa y que en base a aquel conocimiento y la
asesoría letrada, aceptaba los hechos, por lo que el tribunal dictó sentencia
condenatoria, sin que exista una etapa adversarial en que el ministerio
publico deba acreditar las proposiciones fácticas de su acusación en pos
de una condena. En consecuencia, la condena en costas a quien colaboró
sustancialmente en la investigación, reconoce los hechos y evita un juicio
oral, público y contradictorio, de incierto resultado, aparece
desproporcionada y como una sanción que no resulta procedente.
Sexto: Que, finalmente, en aquella parte que el punto esencial
respecto de lo cual esta Corte ha de pronunciarse, relativa a la forma de
cumplimiento de la condena, deben tenerse presente algunos elementos
que infunden el proceso penal actual y en particular el procedimiento
abreviado que motiva la sentencia en alzada.
Séptimo: Que, para llegar a un procedimiento abreviado, se deben
cumplir ciertos requisitos procesales, tal como que la pena solicitada por
el ministerio público no exceda de 5 años de presidio menor en su grado
máximo, pero más aún , de las disposiciones de os artículos 406 y
siguientes, queda de manifiesto que este procedimiento tiene lugar cuanto
entre los intervinientes, existe un acuerdo en cuanto a los hechos, la
participación y la pena a aplicar y que, por ello, el juez debe consultar al
imputado no solo su conformidad, sino que su aceptación con los términos
del acuerdo, la comprensión del mismo y del derecho que le asiste a un
juicio oral y público al que, en virtud de su voluntad, queda renunciado.
Este procedimiento, no es sino una manifestación de una institución
del derecho sajón, conocida como el “plea bargain”, por el cual el ente
persecutor y la defensa, van llegando a ciertos acuerdos, que suponen el
reconocimiento de los hechos, de participación con el fin de evitar un
juicio y una eventual sentencia condenatoria ruda. A cambio de ello, se
hacen concesiones en términos de petición de pena e incluso con la
posibilidad de cumplimiento de ésta en el medio libre. Con este
mecanismo de justicia negociada, se satisface el interés penal público, se
sanciona el delito y se conceden también beneficios al ofensor.
Octavo: Que, de los antecedentes allegados a esta causa, aparece de
manifiesto que nos encontramos ante un caso en que el ente persecutor y
la defensa, mediante su colaboración sustancial, fueron logrando acuerdos
destinados a esclarecer totalmente los hechos, determinar los delitos por
los cuales se acusaría, reconocer la participación como autor y a cambio
de ello, se solicitó la pena que da cuenta la acusación fiscal. Si bien, no
es resorte de la discusión negociada que antecede al procedimiento, el
hecho que el acusado reconozca los hechos y la participación, da cuenta
de su ánimo de mantener los compromisos acordados con el ente
persecutor e, incluso que las querellantes, adhieran a aquella, manifiesta
que el acuerdo previo era entre ministerio público, querellante particular
(dos) y defensor. Así, el sentenciador, al reconocer que se dan todos los
requisitos para el beneficio de la libertad vigilada y, pese a ello, imponer
como sanción penal el cumplimiento efectivo, ha intervenido en aquel
acuerdo procesal desvirtuándolo de tal manera que incluso, el sentenciado,
podría dudar de si su voluntad de colaborar y reconocer participación,
tuvo sentido alguno o no, desde que en virtud del principio de inocencia y
del derecho a guardar silencio, podría haber optado a un juicio oral,
adversarial, en que la decisión de condena era incierta, pudiendo no
haberse acreditado cargo alguno en su contra y ser absuelto. Así, el
sentido que debe tener este procedimiento abreviado, es que los acuerdos
entre persecutor y defensa, prosperen y no sea una especie de “caza
bobos” en que por decisión final del juez, la condena sea algo que escapó
al espíritu de los acuerdos.
Noveno: Que, precisado aquello, demás esta reitera que en el
basamento Octavo de la sentencia en alzada, en aquellos párrafos que se
han reproducido en esta sentencia, se da por acreditada la concurrencia de
los requisitos que hacen procedente el otorgamiento de una medida
alternativa de cumplimiento de la sentencia, razón por la cual, se
dispondrá la libertad vigilada en los términos que se dirá,
Por esas consideraciones y de conformidad a lo dispuesto en los
artículos 414 y 364 y siguientes del Código Procesal Penal, se revoca la
sentencia apelada de veintitrés de septiembre de dos mil dieciséis,
dictada en los autos RIT O-1301-2015 del Sexto Juzgado de Garantía de
Santiago, solo en cuanto por ella no se concedieron beneficios alternativos
al cumplimiento de la sentencia, se establece una doble condena de
suspensión de tres años de suspensión temporal para ejercer cargos y
oficios públicos y se condena en costas al sentenciado, y, en su lugar, se
declara:
(i) Que, se establece como pena accesoria al condenado -
únicamente respecto de los delitos de cohecho-, la suspensión
temporal por el plazo de 3 años para ejercer cargos y oficios
públicos.
(ii) Que, se concede el beneficio de la libertad vigilada al
sentenciado por un plazo de observación de 3 años, debiendo
el tribunal de garantía que dictó la sentencia condenatoria
fijar las condiciones de la misma.
(iii) Que no se condena en costas al sentenciado.
En lo demás, se confirma la sentencia apelada.
Regístrese y devuélvase.
Redacción señor Lopez Reitze
Rol Corte reforma Procesal Penal N°3310-2016
RUC 15000234430-6

Pronunciada por la Séptima Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones de


Santiago, presidida por el ministro señor Javier Aníbal Moya Cuadra, e
integrada además por el ministro (s) señor Enrique Durán Branchi y por el
abogado integrante, señor Jose Luis López Reitze. No firma el Ministro
(S) señor Durán, por haber terminado su suplencia. Autoriza el (la)
Ministro de fe de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago.

Santiago, veinte de octubre de dos mil dieciséis, se notificó por el estado


diario la resolución que antecede.

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