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Después de la llegada de los colonizadores españoles, el territorio que hoy conocemos

como Sinaloa estuvo poblado por un número considerable de pueblos. La diversidad étnica
del territorio persistió al momento de la invasión y a la conquista y así dio origen a tres
provincias que se llamaron; Chiametlán, Culiacán y Sinaloa. La vida cotidiana y productiva
se desarrolló en las márgenes de los ríos, los cuales fueron su hábitat principal. A través del
río, y del mar a la sierra, se gozaba y sufría la naturaleza sinaloense compuesta de inmensas
aguas que fluyen en corto trecho hacia un mar de abundantes especies. Los habitantes de
estas tres zonas fabricaban cerámica de uso ceremonial, enterraban a sus muertos en
posición fetal en ollas de terracota, practicaban la hulama —versión del juego de pelota
específica a esta región—, recolectaban miel y frutas silvestres, tejían mantas, fabricaban
pipas de barro, sellos para decorar paredes y telas, cazaban el venado, esculpían petroglifos
—aquí se encuentran los más numerosos yacimientos petroglíficos de México—; que son
signos abstractos grabados en piedra.

El habitante prehispánico estaba sujeto en forma determinante a las condiciones ecológicas


de su territorio. No construyeron ciudades, como en el altiplano de la zona central de lo que
hoy es México, sino moradas endebles pero adaptadas a su medio, pues conocían las
grandes avenidas de los ríos, por lo que podían cambiar de lugar según fueran las
condiciones naturales. En el actual territorio del estado habitaron diversas tribus indígenas
entre las que sobresalen Cahítas,Tahues, Totorames, Pacaxes, Acaxees, Xiximes. Con la
llegada del conquistador español Nuño Beltrán de Guzmán, empezó el cambio fundamental
que trastocó la vida indígena pues apareció otra forma de vivir y de relacionarse con la
naturaleza; la agricultura junto a la ganadería adquirieron otro sentido como actividades que
tienen por objeto la gran producción. También se propició el desarrollo de la minería.

Sinaloa en 1530.

Se establecieron otras relaciones de poder y los pobladores nativos vieron modificadas sus
estructuras sociales; al principio se impusieron los servicios personales que muchas veces
propiciaron la vuelta a las relaciones de dependencia o servidumbre existentes antes de los
conquistadores, pero conquistadores y nativos terminaron formando una misma población y
un mismo sentimiento. Se introdujo otra relación con lo desconocido; y de varios dioses se
pasó a uno. Se persiguió a los dirigentes indígenas, acusándolos de hechiceros o herejes
cambiándose la estructura de poder al imponerse la imagen de un rey lejano, al que no se
conocía y al que se rendía tributo. Se eliminó la sumisión de la mujer y se consolidó la
monogamia como forma familiar. Se formaron pueblos con la protección militar, pero en
no pocas ocasiones, fueron destruidos por la violencia indígena. Se crearon escuelas y
servicios, todo ello acompañado por la labor evangélica de las órdenes religiosas,
especialmente de los Franciscanos y los Jesuitas.
Nuño Beltrán de Guzmán y Su Conquista
El "descubridor" del Noroeste de México es Nuño Beltrán de Guzmán. Según los españoles
Nuño de Guzmán era en su época uno de los hombres más cultos, sin embargo, la historia
lo exhibe como el "monstruo de la crueldad".

El 21 de diciembre de 1529, Nuño Beltrán de Guzmán lleno de ambición por superar las
"conquistas" de su amigo Hernán Cortes, partió de la ciudad de México por el rumbo de
Toluca e Ixtlahuaca hasta Tzinzintzan (Michoacan). Llegó a Ocotlán y a Tonalá (Jalisco)
cometió infamias inenarrables y verdaderas atrocidades, incendiando pueblos y siguiendo
hasta llegar a Tepic. En julio de 1530 llegó a Omitlán donde le escribió al rey para
informarle de sus hazañas. Días después llegó a la región de Aztlán y, como era tiempo de
lluvias, tuvo que acampar allí.

El 20 de septiembre cayó una fuerte tempestad que hizo crecer los


ríos, inundó la zona y desquició las tiendas de los españoles. Más de
mil indios que estaban enfermos de viruela murieron ahogados
mientras los conquistadores apenas lograron escapar. A la inundación
siguió una peste, y tanto españoles como indios enfermaron. Guzmán
continuó su expedición y en el mes de noviembre de 1530 llegó al sur
de Sinaloa, más exactamente a Chametla.

El descubrimiento y conquista de Sinaloa por los españoles no se


verificó de una vez, como la de Anáhuac, sino en varias expediciones.
La primera, que se hizo por tierra, fue capitaneada por Nuño Beltrán
de Guzmán, Presidente de la Real Audiencia de México. Este hombre
emprendedor, a la cabeza de 300 españoles y más de 6 000 indios
auxiliares, salió de México el 21 de Diciembre de 1529; después de
haber conquistado Michoacán, Jalisco y Nayarit, determina internarse
más al norte hasta penetrar a Sinaloa.
A principios de 1531, Nuño Beltrán de Guzmán hace su entrada en la
región de los

totorames y tras superar las dificultades que se le presentaron entre


sus soldados por enfermedades y rebeliones, mas las inclemencias
del tiempo y el encuentro con tribus hostiles, llega a Chametla en
donde permanece algunos días. Según las narraciones, de ahí salió
hacia el norte llegando a la provincia de Quezalá, a siete leguas de
Chametla, tocando después el pueblo de los Frijoles, Piaxtla, La Sal y
Navito, en las márgenes del Río San Lorenzo; de ahí continuaron
hacia Quilá, después a un pueblo que llamaron Las Flechas,
prosiguieron a Cuatro Barrios, Humaya, Colombo y Culiacán.

encabezada por Lope de Samaniego, que exploró la zona hasta el Río


Petatlán,

devolviéndose por no haber encontrado pueblos grandes. La segunda


comandada por Gonzalo López, quien cruzó la Sierra de Topia
llegando hasta la región del Río Nazas desde donde se regresó por no
haber encontrado un paso que conectara las costas sinaloenses con
Tampico.

Nuño Beltrán de Guzmán lo siguió, pero sintiéndose enfermo se


regresó a Los Guamúchiles donde esperó al Capitán Gonzalo López,
regresándose a Culiacán la semana de Pascua de 1531, ahí, decide
fundar una Villa para proteger el territorio conquistado y la establece
en el lugar que actualmente se encuentra el pueblo de Navito,
denominándolo San Miguel, estableciendo un gobierno de carácter
militar bajo las órdenes de Diego de Proaño e iniciando el
repartimiento de tierras entre los soldados que deciden quedarse en la
región. La Villa no perduró mucho tiempo y se cambió al lugar que
actualmente ocupa la ciudad de Culiacán.

Nuño de Guzmán permanece en la Villa de San Miguel hasta el 15 de


Octubre de 1531, habiendo ordenado poco después la fundación de la
Villa del Espíritu Santo en Chametla, y dejando como Alcalde Mayor al
Capitán Cristóbal de Barrios, delimitando la Provincia de Chametla, y
dejando como Alcalde Mayor al Capitán Cristóbal de Barrios,
delimitando la Provincia de Chametla desde el Río de las Cañas hasta
el Río Elota, iniciando en ese límite la Provincia de Culiacán, que
abarcaba hasta el Río Evora, hoy Mocorito. Las dos provincias
quedaron sujetas al gobierno de la Nueva Galicia.

En 1533 Diego de Guzmán, sobrino del conquistador, salió


comandando una expedición hacia el norte, con el objeto de extender
las posiciones de la corona española, llegando hasta el Río Yaqui en
el estado de Sonora, pero al no encontrar más que poblaciones
escasas de alimentos, se regresó sin haber dejado un solo
asentamiento de españoles.

En 1534 con la instalación de la Audiencia Real de México, había


quedado dividida de la Nueva España en cuatro provincias, la de
Michoacán, Quazacualco, México y la de los Mixtecas. Esta división no
comprendía todo el territorio ocupado, por lo tanto, en 1548 se instruye
por Cédula Real y con un distrito especial, la Real Audiencia de
Guadalajara, comprendiendo la provincia de la Nueva Galicia, la de
Culiacán, Copala, Colima y Zacutla y, los pueblos de Avalos.
Paralelamente a la división geográfica del territorio se da una doble
división; la eclesiástica y la administrativa judicial, subdividida la
primera en obispados y la segunda en gobiernos, corregimientos y
Alcaldías Mayores, sistema que perdura hasta principios del Siglo
XVIII.

Un suceso increíble en 1536, habría de iniciar nuevas expediciones


hacia el noroeste. El Capitán Diego de Alcaráz, en su recorrido por el
Río Petatlán encontró a un nutrido grupo de indios que acompañaban
a cuatro españoles que venían desde la Florida, únicos sobrevivientes
de la fallida expedición de Pánfilo de Narváez; eran Álvaro Núñez
Cabeza de Vaca, Alfonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes de
Carranza y el Negro Estebanico quienes describieron la existencia de
siete ciudades fabulosos, en Cibola y Quivira.

En 1538 el Virrey Don Antonio de Mendoza motivado por las


narraciones de Cabeza de Vaca, envió a Francisco Vázquez de
Coronado como gobernador de la Nueva Galicia en cuya demarcación
estaban comprendidas las provincias recién conquistadas. Vásquez de
Coronado envió al padre Fray Marcos de Niza a la exploración
proyectada por el Virrey, acompañado del negro Estebanico y algunos
indios, partiendo de Culiacán el 7 de marzo de 1539, donde en su
travesía por la parte Norte de Sinaloa, el negro Estebanico fue muerto
y el padre de Niza volvió a Compostela a fines de año y ahí dio
cuentas a Coronado.

El 23 de abril de 1540, Vázquez de Coronado sale a conquistar y


poblar las tierras descritas por el padre de Niza; tras haber pasado por
Petatlán penetraron al Valle de Ures donde funda con cuarenta
españoles la Villa de San Jerónimo de los Corazones, la que poco a
poco fue destruida por los indios del Yaqui a causa de la barbarie y
dureza empleada por el Alcalde Mayor Diego de Alcaráz. Una vez
establecida dicha población continuaron su recorrido explorando
Arizona, Colorado, Nuevo México y Arkansas; decepcionados los
expedicionarios de no encontrar riquezas tan ansiadas, iniciaron su
retorno a Culiacán en abril de 1542.

La llegada del Capitán Francisco de Ibarra en 1564 y sus conquistas


pacíficas habrían de marcar una nueva división en Sinaloa. Funda en
las márgenes del Río Fuerte la Villa de San Juan Bautista de Carapoa
y emprende una expedición hacia el Sur, repoblando la Villa de
Chametla que se encontraba abandonada y fundando la Villa de San
Sebastián, hoy Concordia, adjudicando a la Nueva Vizcaya los
terrenos comprendidos del Río Mocorito hasta los límites explorados
hacia el norte y desde el Río Elota al de Las Cañas, dejando a la
Nueva Galicia la provincia de Culiacán (delimitada desde el Río
Mocorito hasta el Río Elota), situación que provoca una controversia
de límites y los consecuentes problemas de gobierno.

A fines de 1583 Don Pedro de Montoya salió de Culiacán con treinta


soldados alistados ahí, fundando sobre la margen izquierda del Río
Petatlán la Villa de San Felipe y Santiago. Muerto éste, llega a hacerse
cargo Don Gaspar Osorio quien creyendo que debería de
desampararse este lugar opta por abandonarlo y el 15 de agosto de
1584 recibe orden del Gobernador de la Nueva Vizcaya Don Fernando
de Bazán de volverla a poblar, llegando éste a ella el 15 de abril de
1585 con cien soldados y muchos indios auxiliares.
Lejos de prosperar la población de San Felipe y Santiago, iba
decreciendo paulatinamente, pues sus vecinos se marchaban a
Culiacán por los constantes ataques indígenas, al grado de no quedar
en ella, mas que Bartolomé Mondragón y cuatro más, quien al poco
tiempo fue nombrado Alcalde Mayor de la provincia de Sinaloa (1587).

En 1591 llegaron a la Villa, los padres Jesuitas Gonzalo de Tapia y


Martín Pérez que dieron más fomento a la colonia con su propaganda
religiosa que los conquistadores con sus armas.

A raíz del gran empuje de los misioneros surgen en 1595 los pueblos
de Mocorito y Guasave. En 1610 y casi en el mismo sitio en que había
estado muchos años antes de Villa de Carapoa, se construyó para
tener en respeto a los indios, el Fuerte de Montes Claros, llamado así
del Título de Virrey de México que había autorizado su construcción.

En 1732 se crea por Cédula Real la gobernación de Sinaloa, que


incluye la provincia de su nombre y las de Ostimuri y Sonora; en 1768
los misioneros de la Compañía de Jesús son expulsados del imperio
español, incautándose todos sus bienes y llegando a suplirlos los
franciscanos.

En esta época, Sinaloa se vio inmersa en una desorganización,


quedando nuevamente aislada con el resto de la Nueva España,
empeorándose la situación del indígena al ser despojados de sus
tierras por españoles, criollos y mestizos.

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