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CULTURA POLÍTICA L1BERAL


Y PENALISMO DECIMONÓNICO:
ANTONIO MARTÍNEZ DE CASTRO,
JOSÉ MARÍA LOZANO y ZENIL,
DEMETRIO SODI

Victoria Livia Unzueta *

ntre las investigaciones que hemos realizado, resulta de par-

E ticular importancia para la historia de la cultura política, el


análisis de la justicia como elemento de vinculación del Es-
tado con el individuo a través de su expresión positiva: las leyes.
En el caso que nos ocupa, más allá de discusiones historiográficas
que pretenden caracterizar al periodo porfiriano con diferentes ad-
jetivos, consideramos que la relación que se establece entre el in-
dividuo y el Estado, plasmada en el ordenamiento jurídico que se
pone en vigor en este periodo, responde, sin duda alguna, a la de la
cultura política que da origen al Estado liberal mexicano durante
el último cuarto del siglo XIX.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la interacción
con otros tipos de cultura política y al desenvolvimiento de los acon-
tecimientos nacionales e internacionales, la cultura política liberal
sufre una modificación fundamental: del liberalismo constituciona-
lista que tiene como centro político al ciudadano, transita hacia el
positivismo jurídico comteano con una concepción estadocéntri-
ca, conservando, no obstante, sus valores fundamentales. De acuerdo
con las teorías jusnaturalistas, la justicia tiene el objetivo primor-
dial de garantizar la libertad y el goce de los derechos individuales,
permitiendo la conservación del pacto social y la pervivencia del Es-

• Asesora de Seguridad y Fuerzas Armadas PRD, Cámara de Diputados.

[195]
196 VICTORIA LIVIA UNZUETA

tado mismo. En la concepción comteana, la sociedad pervive gra- preexistentes en institu~


cias al Estado, que desempeña un papel de primer orden en tanto El contexto en el cual se
que determina la forma de gobernarse de los ciudadanos. es,. sin duda, paradigmá .
El derecho es, por lo tanto, la ciencia destinada a la materializa- del fuerte movimiento
ción de la cultura política particular de una sociedad, geográfica y administrativas Y de la .
temporalmente definida, en leyes que respondan a sus necesida- lleva a cabo en el último
des políticas. Desde esta perspectiva, el derecho penal represen- das las graves dificultades
ta la parte coercitiva del derecho general destinada a la represión sufre el Estado liberal
de las transgresiones al orden legal establecido y que constituyen dación.
una amenaza para la sociedad y el pacto fundamental. En este texto, no nos
El Código Penal para el Distrito Federal y Territorio de la Baja- Examinaremos el pensaIl
California, sobre delitos del fuero común y para toda la República cusión de este código por
Mexicana sobre delitos contra la Federación, promulgado el 7 de mexicanos de la época. los
diciembre de 1871, de acuerdo con la organización judicial vigen- ción en la vida política y
te, se aplicaba, en materia común, únicamente en los territorios tonio Martínez de Castro.
federales -Baja California y el Distrito Federal, que no constituían 1856 Y activo colaborador
entidades federativas libres y soberanas- regidos por la legisla- exposición de motivos
ción federal, ya que la legislatura de cada estado que integraba la del proyecto de este n
Federación debía elaborar su propio código penal; de la misma diputado federal y ca
manera, este código determinaba la jurisdicción federal sobre de- muerte, analizaremos su
terminados delitos que afectaban la seguridad general de la repú- digo Penal del Distrito
blica. de Demetrio Sodi, pro
La importancia que reviste a este código es de tal envergadu- rante los últimos años del
ra que su análisis y discusión, desde el momento de su preparación ley penal, estudios práctio
hasta por lo menos el primer tercio del siglo xx, ocupa a casi todos trito Federal. 3
los políticos y juristas mexicanos. Esta importancia deriva, esen- 1 Exposición de motivos

cialmente, de ser el primer código penal redactado por mexicanos, Martínez de Castro, Presiden••
de acuerdo con las más avanzadas teorías penalistas propuestas Penal para el Distrito Federal _

en el ámbito mundial y en consonancia con la realidad nacional,


fuero común Ypara toda la 1ieP4I
Edición correcta, sacada de la
debido a que las dificultades políticas de la naciente república a Ilustración", 189l.
2 José Maria Lozano. ~
partir de su independencia, no habían permitido la renovación del
Federal y Territorio de la Baja
marco jurídico novohispano. Esta situación pone en evidencia la 3 Demetrio Sodio Nuesua __

existencia de instituciones corporativas antiguas -como el ejér- Código del Distrito Federal de JtI
cito y la Iglesia- así como la pervivencia de prácticas y normas xico, Librería de la Viuda de ~
III::roRIA LMA UNZUETA CuLTIJRA POLÍTICA LIBERAL Y PENALlSMO DECIMONÓNICO 197

liad pervive gra- preexistentes en instituciones que se presentan como modernas.


r orden en tanto El contexto en el cual se produce la promulgación de este código
ladanos. es, sin duda, paradigmático, ya que lo sitúa como el primer paso
,la materializa- del fuerte movimiento modernizador de las instituciones político-
id. geográfica y administrativas y de la estructura jurídica que la clase política
la sus necesida- lleva a cabo en el último cuarto del siglo XIX, después de supera-
penal represen- das las graves dificultades -nacionales e internacionales- que
la a la represión sufre el Estado liberal mexicano para su nacimiento y consoli-
lJUe constituyen dación.
lIItal. En este texto, no nos ocuparemos del análisis de la legislación.
'rDrio de la Baja- Examinaremos el pensamiento jurídico expresado en torno a la dis-
rla la República cusión de este código por tres de los más representativos juristas
lIUlgado el 7 de mexicanos de la época, los cuales hemos elegido por su participa-
ljudicial vigen- ción en la vida política y por su elaboración teórico-jurídica. De An-
1l10s territorios tonio Martínez de Castro, diputado al Congreso Constituyente de
lno constituían 1856 y activo colaborador del gobierno juarista, examinaremos la
I por la legisla- exposición de motivos que precede a la presentación al gobierno
¡ue integraba la del proyecto de este nuevo código; 1 de José María Lozano y Zenit
1; de la misma diputado federal y colaborador del gobierno porfirista hasta su
lleral sobre de- muerte, analizaremos su obra Derecho penal comparado o el Có-
waI de la repú- digo Penal del Distrito Federal y Territorio de la Baja California;2 y
de Demetrio Sodi, profesor de jurisprudencia y político activo du-
1aI envergadu- rante los últimos años del Porfiriato, retomaremos el texto Nuestra
BU preparación leypenal, estudios prácticos y comentarios sobre el Código del Dis-
pa a casi todos trito Federal. 3
• deriva, esen-
1 Exposición de motivos dirigida al Supremo Gobierno por el Lic. Antonio
IOr mexicanos,
Martínez de Castro, Presidente de la Comisión encargada de formar el Código
:as propuestas Penal para el Distrito Federal y Territorio de la Baja-California, sobre delitos del
idad nacional, fuero común y para toda la República Mexicana sobre delitos contra la Federación.
Edición correcta, sacada de la oficial y precedida de la... , México, Librerías "La
le república a
Ilustración", 189l.
enovación del Z José María Lozano, Derecho penal comparado o el Código Penal del Distrito

o evidencia la Federal y Territorio de la Baja California, México, Imprenta del Comercio, 1874.
3 Demetrio Sodi, Nuestra ley penal, estudios prácticos y comentarios sobre el
-como el ejér- Código del Distrito Federal de 1 0 de abril de 1872, 2 tomos, segunda edición, Mé-
icas y normas xico, Librería de la Viuda de. Ch. Bouret, 1917, primera edición: 1905.
CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAllSVO
198 VICTORIA LIVIA UNWETA

NUESTROS AUTORES
go Civil del Distrito FederaL
blicado en 1872; Derecho - -
Resulta indispensable realizar una breve semblanza biográfica e
forma de lecciones para uso dl!J:
historiográfica de cada uno de los autores que analizaremos. En el
de Jurisprudencia, de 1873;
caso de Antonio Martínez de Castro, 4 podemos decir que nació en
penal del Distrito Federal y
Sonora, al norte del país, en 1825, y murió en la Ciudad de México
dado y comentado, impreso
en 1880. En 1850 se graduó como abogado y participó en el Con-
los derechos del hombre, ~
greso Constituyente de 1856 por el estado de Sinaloa. El presidente
en lo relativo a los derechos
Demetrio Sodi, coterr'
Juárez lo nombró como parte de la comisión para redactar el códi-
de Oaxaca en 1866, y allí se -
go penal para el distrito y los territorios, labor que fue interrumpida
tituto de Ciencias Y Artes de
por la intervención francesa y que reanudó en 1868 para culminar
Escuela Libre de Derecho, en
sus trabajos en 1871. Fue miembro de la delegación municipal
la Escuela Nacional de JurispI1
que gobernó la Ciudad de México después de la victoria liberal en
en 1895, en donde ocupó el
la Guerra de Reforma (1857-1860) y ministro de Justicia e Instruc-
trado del Tribunal Superior V
ción Pública de 1867 a 1869 y. en colaboración con Gabino Barre-
Corte de Justicia de 1908 a
da, elaboró la Ley de Instrucción Pública de 1867, que dio origen
fue secretario de justicia del
a la Escuela Nacional Preparatoria.
Entre sus obras se encuen
J osé María Lozano y Zenil nació en Texcoco, cerca de la Ciudad
1909; Mis sesenta días de
de México, en 1823, y murió en ella en 1893. Estudió leyes yejer-
nueva Ley Procesal Civil, del.
ció como abogado; en la administración ocupó diversos cargos pú-
de la Academia de Legislac:ilJi
blicos entre los que destacan los siguientes: magistrado suplente
dad de México en 1934. Su"
de la Suprema Corte de Justicia en 1861, diputado federal en los
ticos y comentarios sobre el
periodos de 1867-1869 y 1869-1871, miembro del consejo direc-
abril de 1872, vio la luz por
tivo del diario capitalino El Siglo XIX en 1870, y presidente municipal
fue revisada y publicada en . .
del Distrito Federal entre 1873 y 1874. En 1871 apoyó la candi-

~
datura de Porfirio Díaz a la presidencia. Posteriormente, fue pre- :/
#
sidente de la Suprema Corte de Justicia y procurador general de
EL ORIGEN DEL DERECHO A , '
Justicia durante el Porfiriato. Entre sus obras jurídicas se cuentan,
,;¡ji
en colaboración con Manuel Dublán, Legislación mexicana o co-
La concepción del derecho a . .
lección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde
la independencia de la República; como autor individual. el Códi- tos. filosóficos q..u. ejUstifi~
qUieneS cometen una tr
~~

4 Datos biográficos obtenidos de Humbetto Musacchio. Diccionario enciclo-


5 Idem.
pédico de México ilustrado. 4 tomos. México. Andrés León Editor, 1996.
...-:",::t:

IAI.rvrA UNZUETA CuLTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAL1SMO DECIMONÓNICO 199

go Civil del Distrito Federa;, ordenado en forma de diccionario, pu-


blicado en 1872; Derecho hipotecario comparado, obra escrita en
biográfica e forma de lecciones para uso de los alumnos de la Escuela Especial
emos. En el de Jurisprudencia, de 1873; Derecho penal comparado o el Código
pe nació en penal del Distrito Federal y territorio de la Baja California concor-
IdeMéxico dado y comentado, impreso en 1874 Y, entre otras, el Tratado de
Jen el Con- los derechos del hombre, estudio del derecho constitucional patrio
lpresidente en lo relativo a los derechos del hombre, en el año de 1876. 5
etar el códi- Demetrio Sodi, coterráneo de Porfirio Díaz, nació en la ciudad
~rrumpida de Oaxaca en 1866, y allí se tituló como abogado en 1890 en el Ins-
la culminar tituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Ejerció como profesor en la
l municipal Escuela Libre de Derecho, en la Escuela Nacional Preparatoria y en
ia liberal en la Escuela Nacional de Jurisprudencia; llegó a la Ciudad de México
11 e Instruc- en 1895, en donde ocupó el cargo de juez quinto de lo civiL magis-
lIJino Barre- trado del Tribunal Superior y ministro y presidente de la Suprema
~dio origen Corte de Justicia de 1908 a 1910. También durante el Porfiriato,
fue secretario de justicia del 25 de marzo al 25 de mayo de 1911.
elaCiudad Entre sus obras se encuentran El jurado en México, publicado en
ryes yejer- 1909; Mis sesenta días de ministro; Lajusticia y la revolución y La
,cargos pú- nueva Ley Procesal Civil, del año de 1933; además fue miembro
psuplente de la Academia de Legislación y Jurisprudencia; murió en la Ciu-
leral en los dad de México en 1934. Su obra Nuestra ley penal, estudios prác-
sejo direc- ticos y comentarios sobre el Código del Distrito Federal de 1 0 de
!municipal abril de 1872, vio la luz por primera vez en 1905, sin embargo,
¡) la candi- fue revisada y publicada en su versión definitiva en 191 7.
l!. fue pre-
;reneral de
I!cuentan, EL ORIGEN DEL DERECHO A CASTIGAR
r:ana o co-
fdasdesde La concepción del derecho a castigar enmarca no sólo los elemen-
iI. el Códi- tos filosóficos que justifican la acción punitiva de la sociedad hacia
quienes cometen una transgresión legaL sino que entraña, en el
Il"io enciclo-
996. 51dem.
200 VICTORlA LIVIA UNZUETA CuLTIJRA POLÍTICA LIBERAL Y PENAUSMO DBlIIIIiII

más amplio de los sentidos, las características del origen de la so- de su sociedad y conservar.
ciedad y la naturaleza del pacto social que cada uno de nuestros damental.
autores tiene. Para Lozano y Zenil:
Martínez de Castro señala que:

[...1 el origen de la sociedad [ya no se busca] en un convenio de los


asociados, sino en la naturaleza misma: el estado social es una ne-
cesidad moral del hombre, es un deber que se le ha impuesto para
su propia felicidad, porque es tan inherente a su naturaleza el ser
sociable, como el ser libre, sensible e inteligente. 6

Esta naturaleza da derecho a la sociedad de procurar su propia


conservación, y la de sus asociados, de los ataques de los delin-
cuentes; para ello, todos los medios que sean necesarios, dentro de
los límites de lo justo, "uno de esos medios es la pena, puesto que no
hay otro para hacer efectiva la justicia social. que es un deber ... ",7 En consecuencia, la ley
por lo cual indica que el derecho de castigar tiene su fundamento rísticas primordiales: 1) debe
en la justicia y en la utilidad social. les, y 2) sólo debe restringir la
Es por ello que Martínez de Castro señala que la legislación es- que afecte los derechos de
pañola, hasta el momento vigente en México: tos límites, se vuelve una ley
la ley penal. como parte de
[...1 formada en su mayor parte hace algunos siglos por gobiernos como fundamento primordial
absolutos, en tiempos de ignorancia y para un pueblo que tenía di-
sociedad:
versa índole del nuestro, diversas costumbres y otra educación que
la que hoy tenemos, no puede aplicarse en México independiente, [...1 contribuye a ese objBI[I¡JjI
republicano y demócrata [. . .).8 el derecho y lajusócia.
da del mal amenazánd
Es decir, los juristas mexicanos tenían plena conciencia de que su enmienda y conax::ilJlll, ;;¡~

se debe establecer una correspondencia inequívoca entre las ne- y procurando que el ej
cesidades políticas y la legislación de un pueblo para que la jus- lincuente, retraiga a los
1

~
ticia cumpla con la tarea fundamental de permitir la pervivencia
Para Lozano, entonces. d
6 Martínez de Castro, Exposición de motivos dirigida al Supremo Gobierno
tigar es una constante en
por el Lic. Antonio Martínez de Castro, Presidente de la Comisión encargada de
formar..., México, Librerías "La Ilustración", 1891, pp. 23-24. 9 Lozano, op. cit., p. 6.
7 [bid., p. 24. 10 [bid., pp. 6-7.
8 [bid., pp. 5-6. 11 [bid., p. 8.
.c'"".....,

lA 1.MA UNZUErA CuLTURA pOÚI1CA UBERAL y PENAUSMO DECIMONÓNICO 201

IBD de la sa- de su sociedad y conservar, de esta manera, el pacto social fun-


lle nuestros damental.
'~,

Para Lozano y Zenil:

[...] los principios elementales del derecho penal, [son] principios


IlVenio de los derivados de la razón, de la moral. de la naturaleza misma del hom-
.es una ne- bre, de su destino y del destino de las sociedades humanas [. .. ]9 [ya
'lJuesto para que] el hombre [es] esencialmente libre y esencialmente sociable,
~eza el ser tiene natural y necesariamente limitada su libertad de dos maneras
diferentes. La moral limita su libre albedrío, su libertad de acción, de
una manera absoluta: el hombre es libre mientras que sus acciones
"su propia no contravienen a los preceptos de la moral [. ..] Pero además de este
• los delin- límite absoluto, la libertad humana tiene otro que podemos llamar
relativo. Destinado el hombre a vivir en sociedad con sus semejantes,
tdentro de su libertad acaba donde comienza el derecho de los demás [... ].10
lIStO quena
deber ... ",? En consecuencia, la ley penal tiene, igualmente, dos caracte-
mdamento rísticas primordiales: 1) debe conformarse con los preceptos mora-
les, y 2) sólo debe restringir la libertad del hombre en la medida en
slación es- que afecte los derechos de los demás; si la ley penal traspasa es-
tos límites, se vuelve una ley tiránica, absoluta. De esta manera,
la ley penal, como parte de las instituciones humanas que tienen
l'gobiernos
~ tenía di-
como fundamento primordial la conservación y el bienestar de la
IlCación que sociedad:
Bpendiente,
[. ..] contribuye a ese objeto haciendo prevalecer en todos los casos
el derecho y la justicia, procurando apartar a los hombres de la sen-
da del mal amenazándoles con el castigo, imponiéndoles uno para
ciade que
su enmienda y corrección cuando la amenaza ha sido insuficiente
:re las ne- y procurando que el ejemplo saludable de la pena que sufre el de-
¡ue lajus- lincuente, retraiga a los demásY
IlVivencia
Para Lozano, entonces, el derecho penal o el derecho de cas-
IDGobierno tigar es una constante en todas las sociedades humanas, cualquie-
lCélI'gada de
9 Lozano, op. cit., p. 6.
10 Ibid., pp. 6-7.
11 Ibid., p. 8.

202 VICTORIA LlVlA UNZUETA CULTURA POLÍTlCA liBERAL Y pENAL1SWO JW ,

g
ra que sea la época; no se concibe sociedad humana en la cual el y fenómenos; modificar <

poder público no esté revestido de este derecho para su propia con- la necesidad del castigo..
servación, desarrollo y perfección: "el origen del derecho de cas-
Cabe hacer mención que,"
tigar está en la misma naturaleza humana, en la naturaleza del . _:iil
tltuye como una rama ese
hombre, ser inteligente, libre y esencialmente sociable" .12 El orden
cambia del derecho a castigar.
moral debe regir a la ley penal, ésta no debe restringir nuestra li-
establece una concepción
bertad para que se constituya como una condición indispensable de
rente; esto quiere decir que
la existencia social. Por lo tanto, el desarrollo del derecho penal está
dica punitiva a una socioj ,
intrínsecamente ligado al desarrollo social, artístico y cultural:
concepción positivista del
de a la del delincuente, al
A proporción que en una sociedad son menos los crímenes, a pro-
que debe estudiarse cuidad
porción de que se averiguan y castigan inmediatamente que se co-
meten, cada individuo se encuentra mejor garantido en su vida, en
lización de la pena".
su libertad, en su fortuna y en su honra, la asociación corresponde Es por ello que esta escuell
mejor a sus fines, se establece sobre bases sólidas la paz y la con- sa en la idea de que, al defe
fianza, y las artes y el comercio se desarrollan y vigorizan, derra- bre defiende a la sociedad,
mando por todas partes la abundancia y el bienestarY y social al mismo tiempo;
[...] la defensa del de.
Por esta misma razón, en México, la época aciaga de los enfren-
za, es inherente al d,
tamientos intestinos ha dejado huella imborrable en las institu- es otra cosa que una
ciones y, en consecuencia, falta de confianza de los ciudadanos y protege e informa el
desprestigio de la ley, por lo cual resulta indispensable elaborar una en la personalidad del
nueva legislación adecuada a la realidad mexicana y conforme con que significa que pe
en el ejercicio de los
los lineamientos científicos que permita a la sociedad recobrar la
fensa recae sobre el
confianza en sus autoridades y en sus leyes. de la justicia. 15
Sodi, según la definición que nos proporciona de sí mismo, per-
tenecía a la escuela positivista, de la cual señala que son muchos
los autores y cada uno tiene su propia posición, pero LA DEFINICIÓN DEL DEUTO

L..] los puntos en que convergen los escritores positivistas son éstos: Dentro de la relación juril
desechar las especulaciones metafísicas, las abstracciones jurídi- y su entorno social, los limi
cas; aplicar el método experimental, la observación de los hechos el cumplimiento de las ob"

12 Ibid., p. 9. 14 Sodi, op. cit., p. 25.


13 Ibid., p. 17. 1S Ibid., pp. 108-109.
.)MJA UNZUETA CuLTURA POÚTICA UBERAL y PENALlSMO DECIMONÓNICO 203

I'Ia cual el y fenómenos; modificar la penalidad y fundar, en la defensa social,


!II'Opia con- la necesidad del castigo... 14
ha de cas-
lI'aleza del Cabe hacer mención que, aun cuando el derecho penal se cons-
J2
• Elorden
tituye como una rama esencialmente coercitiva, su fundamento
bUestra li- cambia del derecho a castigar, al derecho a la defensa social, lo cual
ensable de establece una concepción del pacto social eminentemente dife-
penal está rente; esto quiere decir que se transita de una relación sociojurí-
UItural: dica punitiva a una sociojurídica de tutela. Es de resaltarse que la
concepción positivista del hombre como ente social no correspon-
de a la del delincuente, al que concíbe como una "clase especial
ilIles, a pro-
laque se co- que debe estudiarse cuidadosamente procurándose la individua-
lSU vida, en lización de la pena".
ilDlTesponde Es por ello que esta escuela fundamenta el derecho de defen-
BZ y la con- sa en la idea de que, al defenderse de la acción criminosa, el hom-
En, derra- bre defiende a la sociedad, por lo cual éste es un derecho individual
y social al mismo tiempo; esto es,

os enfren- [. ..] la defensa del derecho, que se verifica haciendo uso de la fuer-
za, es inherente al derecho que se trata de defender, puesto que no
lIS institu-
es otra cosa que una función del mismo. La misma ley que justifica,
dadanos y protege e informa el derecho, autoriza la defensa. Esta ley reconoce
Iboraruna en la personalidad del hombre un sujeto inviolable de derechos; lo
lbrmecon que significa que permite al hombre el empleo de todas sus fuerzas
ecobrarla en el ejercicio de los derechos... El daño que por necesidad de la de-
fensa recae sobre el agresor injusto se justifica con la ley general
de la justicia. 15
ismo, per-
n muchos
LA DEFINICIÓN DEL DELITO

ssonéstos: Dentro de la relación jurídica que se establece entre el individuo


mes jurídi- y su entorno social, los límites para el ejercicio de los derechos y
los hechos
el cumplimiento de las obligaciones adquiridas por cada uno de los

14 Sodio op. cit., p. 25.


15 Ibid., pp. 108-109.
204 VICTORIA LNIA UNZUETA CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALlSMO D~

miembros del cuerpo social determina cuáles son las acciones u [. ..] además de que no pu-
una cosa imposible que se •
omisiones que merecen ser consideradas como delitos y que, en
consecuencia, merecen un castigo o punición suficiente para evi-
tar la repetición del acto transgresor. La tipificación del delito, la
misma pena a quien se le
que al que intentó vana m""
medida del castigo y su correspondencia con el acto delictivo refle- Cabe resaltar que esta clasifili
jan, en el marco de la cultura política, la relación que se establece nar la relación que se establece.,
entre el Estado y el individuo por medio del marco jurídico. causado y la intención del a~it
Los delitos son, en palabras de Martínez de Castro, "aquellos Resulta de particular impo
actos que al mismo tiempo son contrarios a la justicia moral y a la la primera afirmación tajante
conservación de la sociedad"; 16 para que un delito se considere como de señalar la relevancia que,
tal debe causar un daño a la sociedad o a un derecho individual, por ción de la inocencia del impu
lo cual la pena debe imponerse considerando la magnitud de este constitucional en 2007:
19

daño. Un delito se compone, fundamentalmente, por dos elemen-


tos, dos violaciones que lo forman: [. ..] todo acusado se prl
existencia del delito que
[. ..] la violación de un deber que tiene el delincuente y la violación claración tiene dos objetos¡;
de un derecho del ofendido; y si la primera es invariable, supuesta traten los jueces a los al
la intención de su autor, la segunda aumenta en gravedad, tanto co- ben tener al desgraciado
mo aumenta el perjuicio que se infiereY libertad por engañosas

La clasificación de los delitos que Martínez de Castro propone, Martínez de Castro señala
y que se consigna en el mencionado Código, es la siguiente: optó por una agravación p
delito simple, ya que CUalquil
A. Delitos contra la propiedad. cación de una pena ya purg,
B. Delitos contra las personas: a) cometidos por particulares; tada considerando el estado
b) delitos de los funcionarios públicos en el ejercicio de social de reprimir el delito.
sus funciones. to respecto de la ejemplari,
C. Delitos contra la seguridad interior. que, según Martínez de Castni¡,~
ciente para reprimirlo y la
Martínez de Castro hace la distinción entre delito de culpa,
Martínez de Castro:
es decir, el no intencional y el delito intencional, con sus diferen-
tes grados y estableció el punto intermedio entre el delito frustra-
18 [bid., p. 9.
do y el conato, esto es, el delito intentado; esto se debe a que Cabe mencionar que las re'
19

aprobadas por el Congreso de la


16 Martínez de Castro, op. cit., p. 44. 2008 Y publicadas, en el Diario
17 [bid., p. 46. 20 [bid., p. 7.
IEroRlA l.IvIA UNZUFfA CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 205

lilas acciones u [...l además de que no puede decirse con propiedad que se frustra
leJitos y que, en una cosa imposible que se intenta ejecutar, no es justo aplicar la
iciente para evi- misma pena a quien se le frustra la ejecución de un delito posible,
que al que intentó vanamente cometer un delito irrealizable. lB
6n del delito, la
,delictivo refle-
Cabe resaltar que esta clasificación tiene como objeto determi-
(lile se establece
nar la relación que se establece entre la gravedad del daño social
~jurídico.
causado y la intención del actor.
1Stro, "aquellos
Resulta de particular importancia establecer que ya desde 1871,
~moral ya la
la primera afirmación tajante que hace Martínez de Castro es la
omsidere como
¡.
de señalar la relevancia que, en el nuevo código, tiene la presun-
'individual, por
ción de la inocencia del imputado, derecho que fue elevado al nivel
IIgIlitud de este
constitucional en 2007: 19
or dos elemen-
[. ..] todo acusado se presume inocente mientras no se pruebe la
existencia del delito que se le imputa y que él lo cometió. Esta de-
~ y la violación claración tiene dos objetos; uno de ellos es que, durante el proceso,
Ílriable, supuesta traten los jueces a los acusados con las consideraciones que se de-
8V'edad, tanto co- ben tener al desgraciado que, siendo tal vez inocente, ha perdido su
libertad por engañosas apariencias [. ..l. 20

astro propone, Martínez de Castro señala que, en cuanto a la reincidencia, se


liguiente: optó por una agravación prudente de la pena correspondiente al
delito simple, ya que cualquier otra alternativa significaba la apli-
cación de una pena ya purgada, pero ésta debe siempre ser dic-
Ir particulares;
tada considerando el estado moral del delincuente y la necesidad
el ejercicio de
social de reprimir el delito. Resulta prudente hacer el señalamien-
to respecto de la ejemplaridad del castigo al reincidente debido a
que, según Martínez de Castro, la primera sanción resultó insufi-
tlito de culpa, ciente para reprimirlo y la alarma social que causa es mayor. Dice
D Sus diferen- Martínez de Castro:
delito frustra-
lB ¡bid., p. 9.
lebe a que
Cabe mencionar que las reformas constitucionales en materia de justicia,
19

aprobadas por el Congreso de la Unión fueron decretadas el día 17 de junio de


2008 y publicadas, en el Diario Oficial de la Federación, el día siguiente.
20 ¡bid., p. 7.

~.
206 VICTORIA LIVIA UNZUETA CULTURA poLÍTICA LIBERAL y PENALlSMO DB:IIIIIíII

La reincidencia, en sentir de Ortolan, no cambia los elementos de


hecho del delito mismo; pero sí tiene una gran parte en el elemento
moral y otra no menor en el social. es decir, en la necesidad públi-
ca de la represión; y de ahí deduce que debe ejercer una influencia
indisputable sobre ésta [...].21
Ésta es la circunstancia
Para Lozano. tipos de delitos: intencional y d8
del delito. se trata de un delito -
[. ..] la ley penal. que en una buena legislación no puede ser otra camente de un delito de ~
cosa más que la expresión pura de los preceptos de la moral o de
la ley natural. o una derivación de esos mismos preceptos, debe ser
conocida de todos en tanto que su razón esté en las condiciones
normales de desarrollo de la razón humana;22

por lo tanto. a todas las obligaciones de hacer o no hacer. en ma- sin embargo. la presunción 1,
teria penal. les corresponde una pena clasificada por la calidad de truye porque el agente al~ti
los delitos punibles -delitos de culpa y delitos intencionales- y penal. que alegue que creía
deben ser del conocimiento público; el delito es, pues. "la infrac- ralmente lícito violarla. ni
ción voluntaria de la ley penal haciendo lo que ella prohíbe o dejan- y probada por el responsable
do de hacer lo que manda". 23 Esto significa que. para que un delito en que quiso cometer el delito¡,¡
sea considerado como tal. debe contener en sí mismo la intención to del ofendido.
o el conocimiento de cometerlo y la libertad de acción para llevar- En el caso de los delitos
lo a cabo; sin estos dos elementos no es posible considerar que una
acción sea delito. 24
Los elementos constitutivos del delito son. por lo tanto. el cono-
cimiento y la intención. los cuales proporcionan a la acción el ca-
rácter de voluntaria y la colocan bajo el dominio de la ley penal;
sin embargo. en algunos casos

21Ibid., p. 10.
22Lozano y Zenil, op. cit., p. 24.
23 Ibid., p. 34.

24 "El conjunto de estas dos condiciones, la intención o conocimiento y la


libertad de acción, son los elementos constitutivos de la voluntad; sin ellos, o sin 25 Ibid., pp. 47-48.

~
alguno de ellos, la acción deja de ser voluntaria y no puede calificarse como 26 Ibid., p. 48.
delito", ibid., p. 36. 27 Idem.
1M 1JvlA UNZUETA CuLTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 207

j elementos de [. ..] también presume la ley que el hecho criminoso se ha ejecutado


lb el elemento con dolo, que consiste en el ánimo deliberado de perpetrar el deli-
lI:IeSidad públi- to con conocimiento de su carácter criminal, de la prohibición de la
iIIDa influencia ley, y de la pena impuesta a la infracción. 25

Ésta es la circunstancia fundamental que diferencia a los dos


tipos de delitos: intencional y de culpa. Si existe dolo en la comisión
del delito, se trata de un delito intencional, si no existe se trata úni-
llUede ser otra camente de un delito de culpa.
.. moral o de
.-os, debe ser En dos casos deja de tener lugar la presunción de la ley; 10 cuando
• condiciones de la averiguación resulta que el acusado no procedió con intención
dolosa; 2 0 cuando la ley exije de una manera expresa y especial la
intención dolosa para que haya delito;26

K:er, en ma-
sin embargo, la presunción legal de la intención dolosa no se des-
la calidad de
truye porque el agente alegue y pruebe la ignorancia de la ley
cionales-y
penal, que alegue que creía que la leyera injusta o que era mo-
~ -la infrac-
ralmente lícito violarla, ni tampoco cuando la excepción alegada
libe o dejan-
y probada por el responsable de que erró sobre la persona o cosa
ue un delito
en que quiso cometer el delito, o que se obró con el consentimien-
la intención
to del ofendido.
para llevar-
En el caso de los delitos de culpa,
lI'aI' que una

[...] es fácil advertir que se castiga la imprudencia, la irreflexión, la


110, el cono- falta de cuidado y de previsión, la impericia, pero nunca la intención
a:ión el ca- deliberada y resuelta de perpetrar el delito [... ].27
ley penal;
!I
es por ello que, en los delitos culposos, el mal causado no se en-
cuentra íntimamente ligado a la voluntad de cometerlo sino, y
justamente, en la involuntariedad del actor. Es evidente, pues, que
la culpa nace de la imprevisión, de la negligencia, de la falta de cui-

lCimiento y la
lÍO ellos,o sin 25 Ibid., pp. 47-48.
ilicarse como 26 Ibid., p. 48.
27 Idem.
;:

208 VICTORIA LNlA UNZUlITA CULTURA POLÍTICA LillERAL Y PENAUSMO ~


~
.~

dado, de la impericia, y excluye el dolo; estas circunstancias, ade- sin embargo, también puede
más de interrelacionarse entre sí. se relacionan con las condiciones ción constituyan, por su propia
propias del agente:
[.. .J en consecuencia no ~
tituyen un verdadero
[' ..J la edad, el sexo, la mayor o menor ilustración de la persona, la intencionales considera y
dignidad en que está constituido, la profesión que ejerce, su carác- minal antes de llegar al ...-'
ter, su valor habitual o su pusilanimidad, todas estas circunstancias en la necesidad de ren
y otras muchas influyen más o menos en cada individuo y arguyen dientes de su voluntad, el
más o menos culpa, por su imprevisión, su descuido o impericia,28 dos es punible, y aquél

~'~
lo sujeta la ley penal;30
por lo cual. deben valorarse únicamente en el caso particular y esto
corresponde, sin duda, al juez. esto es, que si el delito no ll~
Es evidente, por otro lado, que el aspecto positivo obligatorio agente, los actos realizados de ."..•. •.
de la aplicación de la ley penal es de vital importancia para Loza- de que éstos constituyan un "
no, ya que considera que nada debe dejarse al arbitrio del juez, nato no es punible. Lozano de
pues esto lleva a la inequidad en la aplicación de la ley; sin em-
[. ..] consiste [. .. ] en ejecu1iillO
bargo, es mucho más peligroso que la legislación trate de abarcar ta e inmediatamente a la
todos los casos particulares, porque, aun con el esfuerzo más gran- al acto que la constituye_
de, la mayor parte de ellos quedaría fuera. conato sea punible que DO,..
El delito se compone de dos elementos: por un lado, el pensa- ción por causas depen
miento del acto delictuoso, que queda en la conciencia del delin-
cuente fuera de la acción legal de los hombres, y por otro lado, los En el mismo sentido,
actos de ejecución, que son propiamente los penados por la ley; [. ..] la teoría que dis~
dentro de éstos, puede ocurrir que los actos que preparan la consu- gándolos con penas respel¡
mación del delito no constituyan en sí mismos una infracción y que el menor mal causado a Ia~'
no den luz acerca de las intenciones criminales del delincuente: revela el culpable que
30 en la conveniencia para
de presentar en cada paso.]
[.. .J he aquí los actos preparatorios del delito, actos que no dan a co-
to y una amenaza si p
nocer por sí solos cuál es el delito que el reo tenía intención de per-
petrar; actos que no constituyen un conato punible, que no forman
Por lo cual. si el delito
un delito determinado que tenga pena señalada en la ley [. .. ];29
agente hasta el último acto

30 [bid., p. 79.
28 Ibid., p, 64. 31 [bid., p. 80.
29 [bid., p. 78. 32 [bid., p. 83.
pUNZUETA CuLTURA POLÍTICA UBERAL y PENALlSMO DECIMONÓNlCO 209

;ias. ade- sin embargo, también puede suceder que estos actos de prepara-
dciones ción constituyan, por su propia naturaleza, un delito en sí mismos,
~', .

~ [.. .] en consecuencia no son actos puramente preparatorios, cons-


tituyen un verdadero conato, el primer grado que en los delitos
IIlI'SOna, la
intencionales considera y castiga la ley [... ] [sin embargo] si el cri-
: SU carác-
minal antes de llegar al último acto de la ejecución del delito, se ve
~cias
en la necesidad de renunciar a su empresa por motivos indepen-
"arguyen
dientes de su voluntad, el conato que revelan los actos ya ejecuta-
.ricia. 28
dos es punible, y aquél contrae por ellos la responsabilidad a que
lo sujeta la ley penal;3o
kyesto
esto es, que si el delito no llega a consumarse por la voluntad del
iligatorio agente. los actos realizados deben considerarse un conato, en el caso
lI'aLoza- de que éstos constituyan un delito en sí mismos; si no es así, el co-
del juez, nato no es punible. Lozano define el conato de la siguiente manera:
:sin em-
[. ..] consiste L..l en ejecutar uno o más hechos encaminados direc-
•abarcar
ta e inmediatamente a la consumación [de un delitoL pero sin llegar
l6s gran- al acto que la constituye. Es requisito indispensable para que el
conato sea punible que no se haya llegado al último acto de ejecu-
_pensa- ción por causas dependientes de la voluntad del ajente [... ].31
el delin-
lado, los En el mismo sentido,
.. la ley;
[...1 la teoría que distingue diferentes grados en los delitos, casti-
aconsu-
gándolos con penas respectivamente menores, está fundada: 1° en
6nyque el menor mal causado a la sociedad; 20 en la menor perversidad que
ruente: revela el culpable que voluntariamente se detiene en la ejecución;
30 en la conveniencia para el bien mismo de la sociedad que resulta
dan a ca- de presentar en cada paso del crimen un estímulo al arrepentimien-
ÍDde per- to y una amenaza si prosigue en la ejecución de su pensamiento. 32
o forman
l ... ];29 Por lo cual, si el delito avanza más allá del conato. llegando el
agente hasta el último acto que debe consumarlo, y éste no se rea-

30 ¡bid., p. 79.
31 ¡bid., p. 80.
32 ¡bid.. p. 83.
j
CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAUSMO . . ,
210 VICTORIA LNIA UNZUlITA
j
liza, puede ser por tres. razones: que se trate de un delito imposi- En cuanto a la mayor o
ble o que los medios para realizarlo sean del todo inadecuados, en gundas, en tanto la exte~
este caso se trata de un delito intentado; si el delito no se consuma previsiones generales de la,
por factores ajenos a la voluntad del agente, se trata de un delito vantes o atenuantes dete
frustrado. Al igual que en el conato, en la tentativa y el delito frus- cometido y, en consecue
trado, si los actos preparatorios del delito constituyen un delito en respectiva. Las circunsta~
sí mismos, deben castigarse con la pena correspondiente a este se- den ser aplicadas en penas
gundo delito sí consumado y no con la correspondiente al delito las circunstancias agrav;
intentado o frustrado, aunque haya faltado la intención criminal de ración de la pena, pero no
cometerlo, debido a que ésta sí existía para la comisión de otro deli- En el caso de la reinCÍI
to, y fue ésta la que lo llevó a cometer todos los actos que consu- tancia agravante del delito.
maron el segundo delito. desafía a la sociedad al
Sin embargo, las distinciones que se han hecho entre el cona- naturaleza o de otra por el
to, la tentativa y el delito frustrado no atienden a la mayor o me- resultó suficiente para su
nor perversidad del agente, sino al daño social causado; por lo que peligroso para la subsis
trínsecas de la criminalidad
[.. .] en el orden moral. lo mismo que en el orden legal permanecen yen el segundo delito, la
inalterables los elementos constitutivos del crimen y la circunstan- al agente, esto es a su pe.......
cia de no haberse consumado [... 1ha sido puramente accidental, y
un riesgo social más gr.
se debe a causas extrañas a la voluntad del ajente. Con todo, la pena
debe medirse, no sólo con relación a la perversidad del criminal, sino
aplicación de una pena maftII
teniendo en cuenta [. . .] la necesidad de contener a los demás con cidencia pueda conside
su ejemplo saludable. 33 ble, deben concurrir la
llevado a juicio y conde
Por esto, la imposición de la pena debe estar basada específica- to, que haya purgado o se--,.,
mente en las condiciones particulares de cada delito y del delincuen- transcurrido la mitad del.
te, para lo cual se han instrumentado las circunstancias agravantes "18
delito. "4"
y atenuantes de cada delito a Sodi define el delito callIlI
a la justicia, a los sen~
[. ..] efecto de determinar la culpabilidad del ajente y caracterizar la
naturaleza de la infracción [.. .] Estas circunstancias que modifican lo que hiere y ataca al ontBi
la criminalidad de la infracción, atenuándola o agravándola, surten en delitos de culpa e intelll
el efecto de atenuar o agravar la pena, y de ellas unas son relativas a
la persona del ajente, otras dicen relación a la infracción misma. 34 [...1 aquellos que se ejii
tos en sí no lo son ~I ';~

33 ¡bid., p. 89.
35 Sodi, op. cit., p. 30.
34 ¡bid., p. 204.
lImA lJvIA UNZlJETI\ CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 211

lelito imposi- En cuanto a la mayor o menor perversidad del actor y, las se-
decuados,en gundas, en tanto la extensión del daño producido, respecto de las
Dseconsuma previsiones generales de la ley; esto es, las circunstancias agra-
• de un delito vantes o atenuantes determinan el grado de criminalidad del acto
I!l delito frus- cometido y, en consecuencia, inciden directamente sobre la pena
1 un delito en respectiva. Las circunstancias agravantes o atenuantes sólo pue-
Ole a este se- den ser aplicadas en penas temporales y, por lo tanto, divisibles;
IIlte al delito las circunstancias agravantes o atenuantes sólo inciden en la du-
o criminal de ración de la pena, pero no cambian su naturaleza.
lde otro deli- En el caso de la reincidencia, considerada ésta como una circuns-
¡que consu- tancia agravante del delito, el problema se sitúa en que el criminal
desafía a la sociedad al cometer un segundo crimen de la misma
lJtre el cona- naturaleza o de otra por el cual ya se le infringió una pena que no
nayor o me- resultó suficiente para su enmienda, convirtiéndolo en un elemento
O; por lo que peligroso para la subsistencia social y, aunque las condiciones in-
trínsecas de la criminalidad de hecho sean las mismas en el primero
I permanecen
yen el segundo delito, la criminalidad extrínseca,'que corresponde
la circunstan-
t accidental, y
al agente, esto es a su perversidad, es mucho mayor y representa
Hodo, la pena un riesgo social más grande. Es ésta la situación que autoriza la
aiminal, sino aplicación de una pena mayor en el segundo delito. Para que la rein-
OS demás con cidencia pueda considerarse como tal y en consecuencia sea puni-
ble, deben concurrir la circunstancia de que el culpable haya sido
llevado ajuicio y condenado definitivamente por el primer deli-
lespecífica-
to, que haya purgado o se haya indultado su pena y que no haya
Idelincuen-
transcurrido la mitad del tiempo señalado para la prescripción del
:agravantes
delito.
Sodi define el delito como "lo que es contrario al bien público,
IB'acterizar la a la justicia, a los sentimientos medios de probidad y de piedad,
be modifican lo que hiere y ataca al orden jurídico, etc.";35 los delitos se dividen
lIdola, surten en delitos de culpa e intencionales; los primeros son
lJIl relativas a
i6n misma. 34 [. ..] aquellos que se ejecutan sin dolo, es decir que aunque son líci-
tos en sí no lo son por las consecuencias que producen, si el culpa-

35 Sodi, op. cit., p. 30.


CULTURA POÚTICA LIBERAL y PENALlSUO ~.¡
212 VICTORIA LNIA UNZUETA
·1~

Para Martínez de Castro.


ble no las evita por imprevisión; [este delito, para ser castigado] debe
consumarse [y, de acuerdo con ello,] la culpa es grave o leve [. . .]; pena es, pues,
[estos delitos deben ser] castigados con penas menores a las seña-
[...] el de evitar que se
ladas para los delitos intencionales;36
En efecto; por medio de
dero del crimen; y por
los segundos, según el grado de su ejecución, se gradúan en: I. se afirmará este en los
Conato, 37 n. Delito intentado,38 III. Delito frustrado, 39 IV. Delito con- formar, Y que de otro
sumado, como lo establece el código penal. En relación con la re-
incidencia, Sodi señala que ésta es la ejecución reiterada de un Considera que
delito o culpa y que debe ser castigada con mayores penas, ya que
[...] la pena por excel~
revela mayor perversidad en el actor, evidenciando que las penas base a un buen sistema
aplicadas anteriormente no fueron suficientes para su rehabili- nientes condiciones,
tación. moraL revocable y en
tiva, ejemplar y correa:illlll

FINALIDAD DE IA PENA esta prisión, para que rinda


tablecimiento en que los
Resulta evidente que, habiendo definido cuáles son los actos que sus pastores religiosos Y su
deben ser castigados y la relación que debe establecerse entre el bido a que los dos primeros .
daño ocasionado y la pena, para alcanzar el objeto primordial del de- los segundos influyen de •
recho penal, es indispensable establecer cuál es el objetivo de la to, las condiciones de legi -
imposición de una pena, desde dos puntos de vista: el de la socie- la moralidad, la revocabili<
dad y el del delincuente. correccionalidad Y la am -
La pena, para ser efl
36 Ibid., pp. 41-44.
37 Conato es "el acto delictuoso que se empezó y no llegó a consumarse (co-
leza y gravedad del delito. y,.
natus, latín, esfuerzo... la intención y el riesgo son los elementos constitutivos adecuado para tal efecto.
del conato, aquél como elemento moral. y éste como elemento físico, que debe portante el carácter refo~
traducirse en hechos determinados y capaces de ser apreciados justamente",
ibid.. pp. 53-55. en que durante el tiempo
38 Delito intentado "es el que llega hasta el último acto en que debía reali- se les debe dar orientación
zarse la consumación, si ésta no se verifica por tratarse de un delito irrealizable y una buena formación reDl
porque es imposible o porque son evidentemente inadecuados los medios que se
emplean", ibid., pp. 47-48. oficio o arte para que despuli!l)~
;','
39 El delito frustrado "está moralmente cometido en el orden de las intencio- ----- "1¡¡jj
nes; en orden a los hechos, el delito se ha frustrado; el delincuente hizo cuanto 40Martínez de Castro, 0fJ- ~.
estaba de su parte para que se realizara su propósito. y si no se llevó a cabo el de- 41Martínez de CastrO dta a 0II!íII
lito, fue debido a que ocurrió un obstáculo fortuito que impidió el hecho", ibid., en ibid.. p. 1 4 . < '
p.57.
. , . LMA UNZUETA CULTURA POÚTlCA LIBERAL y PENALISMO DECIMONÓNICO 213

castigadoldebe Para Martínez de Castro, el propósito de la imposición de una


lIVeo leve [. .. ]; pena es, pues,
lIeS a las seña-
[.. .J el de evitar que se repitan los delitos que con ellas se castigan.
En efecto; por medio de la intimidación se alejará a todos del sen-
radúan en: I.
dero del crimen; y por medio de la corrección moral del condenado,
se afirmará este en los buenos propósitos que la pena le haya hecho
w. Delito con- formar, y que de otro modo quebrantaría muy fácilmente. 4o
ión con la re-
!erada de un Considera que
lenas, ya que
tue las penas [. ..1 la pena por excelencia y la que necesariamente debe servir de
base a un buen sistema penal. es la prisión aplicada con las conve-
su rehabili-
nientes condiciones, como la única que, a las calidades de divisible,
moral. revocable y en cierto modo reparable, reúne las de ser aflic-
tiva, ejemplar y correccional;41

esta prisión, para que rinda resultados, debe ser purgada en un es-
os actos que tablecimiento en que los presos únicamente tengan contacto con
!!I'Se entre el sus pastores religiosos y su familia y no con los otros presos, de-
lWdial del de- bido a que los dos primeros le infunden el deseo de reformarse, y
bjetivo de la los segundos influyen de manera negativa en el preso. Por lo tan-
Ide la socie-
to, las condiciones de legitimidad de las penas son la divisibilidad,
la moralidad, la revocabilidad, y de reparación la ejemplaridad, la
correccionalidad y la aflictividad.
La pena, para ser efectiva, debe ser proporcional a la natura-
lDSumarse (GO- leza y gravedad del delito, y debe purgarse en un establecimiento
s constitutivos adecuado para tal efecto. Martínez de Castro señala que es muy im-
sico, que debe
I justamente", portante el carácter reformador de la pena y hace especial énfasis
en que durante el tiempo en que los presos cumplen su condena
!le debía reali-
se les debe dar orientación moral, enseñanza de las primeras letras
ita irrealizable
medios que se y una buena formación religiosa, así como una instrucción en algún
oficio o arte para que después puedan trabajar honesta y lucrati-
le las intencio-
le hizo cuanto
f) a cabo el de- 40 Martínez de Castro, op. cit., p. 14.
hecho", ibid.. 41 Martínez de Castro cita a Ortolan: "Eléments de Droit pénal". núm. 1365,
en ibid., p. 14.
CULTURA POLÍTICA UBERAL y pENALlSIIIO _ ,
214 VICTORIA LIVIA UNZUETA

vamente, y que a partir de los trabajos que desempeñen dentro Si hay quienes afirman
de la prisión reúnan un pequeño capital para su subsistencia. Todo es la rehabilitación del co
esto con la finalidad de reincorporar al individuo a la vida social; de éste, las penas tienen la
sin embargo, no deben dejar de tomarse las medidas indispensa- niendo al agresor en im
bles para proteger a la sociedad de aquellos individuos que falaz- pena de muerte resulta la
mente simulan una rehabilitación, por lo cual, en el proyecto de capital, Lozano dice:
código se establece la libertad preparatoria como medio de pro-
tección a la sociedad.
Por todo lo anterior, Martínez de Castro es favorable a la abo-
lición de

[...] la pena de presidio, la de obras públicas y toda especie de tra-


bajo fuera de las prisiones, pues además de que todas ellas tienen
el defecto capital de poner en comunicación completa a los crimi-
nales unos con otros, les hace perder para siempre la vergüenza,
que es un retraente poderoso del delito. 42

Lozano señala que "la pena no sólo tiene por objeto reparar el
mal causado, impedir la repetición del delito y calmar lajusta alarma
de la sociedad, sino muy especialmente también corregir al delin- Demetrio Sodi y "la
cuente, hacerle volver sobre sus pasos, combatir sus instintos cri- las teorías de la retribu
minales y hacer de él un miembro útil a la sociedad. 43 dación, de la coacción psí.
el único fundamento del
dere la pena 'como una
Hay que buscar en la pena un sufrimiento que, en armonía o co- w
rrespondencia con la gravedad de la infracción, corrija al delincuen- órganos especiales • 46 por
te, apartándole de la senda del mal y haciéndole volver al camino de presión del delito y la de
la virtud y de la justicia [... ] La pena, aplicada justa y oportunamen- sujetarse a las siguientes
te, debe contener a los demás a quienes es de esperarse que retraiga
el ejemplo del castigo; débese además procurar que la imposición de
la pena calme la alarma, la inquietud y la desconfianza producidas
por la perpetración del delito [... ].44
45
46
¡bid., pp. 457-458.
C. Lombroso, citado en
cisa que "la pena es el mal que
3'"
42 ¡bid., p. 19.
p",ición 1",,01, a ",u<a del _ : :
Lozano y Zenil, op. cit., p. 204.
idem, p. 246.:~
43

44 ¡bid., p. 438.
lA l.ivIA UNZUErA CuLTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 215

!iien dentro Si hay quienes afirman que el objetivo fundamental de la pena


lencia. Todo es la rehabilitación del condenado, Lozano considera que, además
vida social; de éste, las penas tienen la finalidad de proteger a la sociedad po-
indispensa- niendo al agresor en imposibilidad de ofenderla y, en este caso, la
s que falaz- pena de muerte resulta la más efectiva. 45 Con respecto a la pena
proyecto de capital, Lozano dice:
dio de pro-
[. ..] la pena de muerte como todo mal necesario, no debe emplear-
se sino con grande economía; y los trabajos de la administración pú-
le a la abo- blica deben encaminarse a suprimirla, estableciendo un sistema tal
de prisiones que inspire todo género de seguridades a la sociedad
[... ] La pena de muerte no tiene los caracteres generales que deben
pecie de tra- tener las penas. Conserva su calidad de ejemplar, sirve para proteger
¡ ellas tienen a la sociedad poniendo al criminal en la imposibilidad de dañarla;
I a los crimi- pero no tiene [...] el poder de enmendar y corregir al delincuente pro-
1 vergüenza, curando convertirlo en un miembro útil a la sociedad. Bajo este con-
cepto, la pena de muerte no puede sostenerse sino como una dura
necesidad del orden social, como el único medio que en algunos ca-
sos tiene la sociedad para protegerse y defenderse contra cierta clase
lreparar el de criminales [. ..].
lStaalarma
ir al delin- Demetrio Sodi y "la escuela positiva se levantan en contra de
ltintos cri- las teorías de la retribución penal, de la corrección, de la intimi-
dación, de la coacción psíquica, y proclama la defensa social como
el único fundamento del derecho de castigar, y de ahí que consi-
IIOnía o co- dere la pena 'como una función práctica de defensa, mediante
Idelincuen- órganos especiales''',46 por lo cual, la función de la pena es la re-
I camino de presión del delito y la defensa social. Para lograr esto, la pena debe
lI'tunamen- sujetarse a las siguientes reglas:
(U8 retraiga
posición de 1 a es preciso que el mal de la pena sobrepuje al provecho del delito;
producidas 2 a la pena debe ser bastante fuerte para exceder, no sólo al prove-

45[bid., pp. 457-458.


46C. Lombroso, citado en Demetrio Sodi, op. cit., p. 245. Más adelante, pre-
cisa que "la pena es el mal que uno padece contra su voluntad y por superior dis-
posición legal, a causa del daño que hizo voluntariamente, o por omisión punible",
idem, p. 246.
216 VICTORIA LNIA UNZUETA CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAUSWO ~
1

cho del delito singular, sino también de todos los delitos semejantes penales justas apegadas a la
[... ]; 3 a la pena debe exceder al provecho del delito hasta compen- cia moral universal o ley na~ ..'_.- '
sar lo que a ella falta en cuanto a certidumbre y proximidad; 4 a si en primera instancia, de un denII
se hallan en consecuencia dos o más delitos, debe imponerse una po, un derecho individual Y
pena más fuerte al más dañoso [. .. ].47
que considera al delincuente
ña al cuerpo social, que la o
Es por ello que, según Sodi, las cualidades que debe poseer una
el liberalismo constituciona)j~
pena son las de divisibilidad, certidumbre, igualdad, conmensura-
tado de una acción negativa
bilidad, analogía, ejemplaridad, economía, remisibilidad, supresión
por lo cual ésta puede reprimirtll
del poder de dañar, tendencia a la enmienda moral, convertibilidad
ca, el derecho a la defensa ~
en provecho, simplicidad en la descripción y popularidad.
el propio derecho violado, es
En cuanto a la pena de muerte, Sodi considera que:
sara misma. Por ello afirmaroqM
sición de una concepción del
Si la diferente condición social, económica, física, fisiológica, inte-
lectual y moral de cada hombre hace imposible la igualdad de las a la noción del derecho penal
penas, que nunca podrán afectar de idéntica manera a dos conde- En el sentir de Martínez
nados, la pena de muerte es, tal vez, la que ofrece menor desigual- to violatorio de la justicia ~
dad [... ] La pena de muerte ¿es conmensurable? No [... ], pero esta que constituyen violaciones a..
pena no se aplica sino a determinados delincuentes, los que revelan
sus cosocietarios; no así para
un peligro máximo para la sociedad [... ].48
en esencia, un acto contrario
jurídico, poniendo a la soci<
Esto es, si el delito denota una falta de adaptación social y la
duo. La principal innovación
pena es una reacción a esta transgresión, entonces a la imposición
demos situarla en el propio
de una pena, a esta reacción, es a lo que Sodi denomina como de-
pena, que responde a la in
recho de defensa social.
danos en igualdad de cirCUIJtl
estamentaria de la justicia. ~
mentas independientes al ~
CONCLUSIONES
los códigos criminales anterillll
básico de derecho penal de fJIIIII
Hemos visto cómo, para Martínez y Lozano, el derecho a castigar es
Es por ello que los conce~
un derecho de la sociedad basado en la justicia y la utilidad social,
sado y la pena aplicada, las «::aMI
que garantiza su conservación y, al mismo tiempo, el bienestar que
dad de las penas, entre otras..
genera el tan deseado progreso. Éste debe ser plasmado en leyes
quitando los amplios límites diIIi
ridad a los juzgadores, resultaili
47 [bid., p. 247.
48 ¡bid., pp. 296-298, 313. liberal. De la misma manera. 11M
~;)j

lIDRIA 1JvIA UNZUETA CuLTURA POÚTlCA LIBERAL y PENAllSMO DECIMONÓNICO 217

!!itos semejantes penales justas apegadqs a la realidad política, basadas en lajusti-


ID basta compen-
cia moral universal o ley natural. Sin embargo, para Sodi se trata,
Proximidad; 4 a si
é imponerse una en primera instancia, de un derecho de defensa y es, al mismo tiem-
po, un derecho individual y social intrínseco al derecho violado, ya
que considera al delincuente como una entidad diferente y extra-
ebe poseer una ña al cuerpo social, que la ofende y pone en riesgo. Esto es, para
l conmensura- el liberalismo constitucionalista, el derecho a castigar es el resul-
idad, supresión tado de una acción negativa que pone en riesgo a la sociedad y
convertibilidad por lo cual ésta puede reprimirlo. En el caso del positivismo jurídi-
illridad. co, el derecho a la defensa frente al delito reside, esencialmente, en
que: el propio derecho violado, es decir, es anterior a la acción transgre-
sora misma. Por ello afirmamos que se trata del proceso de tran-
fisiológica. inte- sición de una concepción del derecho penal con carácter punitivo
• igualdad de las a la noción del derecho penal que tutela bienes jurídicos.
Ir.! a dos conde- En el sentir de Martínez de Castro y Lozano, el delito es un ac-
menor desigual-
to violatorio de la justicia moral o ley natural, yes en este tenor
lo r... J, pero esta
~ los que revelan
que constituyen violaciones a los deberes propios y derechos de
sus cosocietarios; no así para Sodi. quien afirma que el delito es,
en esencia, un acto contrario al bien público, a la justicia y al orden
:ión social y la jurídico, poniendo a la sociedad yal Estado por encima del indivi-
lIa imposición duo. La principal innovación del liberalismo en esta materia po-
mna Como de- demos situarla en el propio concepto que da nombre al código, la
pena, que responde a la interacción social en términos de ciuda-
danos en igualdad de circunstancias y deja atrás la concepción
estamentaria de la justicia, dictada a partir de la valoración de ele-
mentos independientes al acto transgresor mismo, consignados en
los códigos criminales anteriores. Esto es, se delinea el concepto
Da castigar es básico de derecho penal de frente al antiguo derecho criminal.
rtilidad social, Es por ello que los conceptos de equivalencia entre el daño cau-
bienestar que sado y la pena aplicada, las características de mesura y divisibili-
lado en leyes dad de las penas, entre otras, y su aplicabilidad a casos concretos
quitando los amplios limites discrecionales concedidos con anterio-
ridad a los juzgadores, resultan de vital importancia para el ideario
liberal. De la misma manera, la pena de muerte, aunque no es acep-
218 VICTORIA LIVIA UNZUETA CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAUSYO ~

tada como una pena "justa", es considerada como un mal necesa- sufre grandes transformad
rio, debido a la mala administración de justicia, al pésimo estado cepción criminalista del derl
del sistema penitenciario y a la poca educación del pueblo mexi- tutelar que salvaguarda bi,
cano, situaciones que deben superarse y desaparecer paulatina- relación del Estado con el .
mente conforme sean subsanados dichos defectos. riación en la cultura política
En el mismo sentido, la medida del mal causado, según la par-
ticipación del agente en el hecho delictivo, la naturaleza misma
del hecho y el estado de su comisión, pretenden la inclusión de ele- BIBLIOGRAFÍA
mentos objetivos para la valoración del daño social causado, de tal
forma que se elimine la subjetividad para garantizar el principio Lozano y Zenit J osé María,
liberal de igualdad jurídica. Adicionalmente, estos elementos ase- del Distrito Federal y Tem,
guran el principio de certeza jurídica, ya que manifiestan la certi- ta del Comercio, 1874.
dumbre de que, si un individuo comete un delito, ineludiblemente Martínez de Castro, Antonio,
se hará acreedor a una pena, afirmaciones todas éstas que perma- Gobierno por el Lic. Antonio
necen incólumes durante todo el periodo. misión encargada de formar
Resulta de particular importancia el papel prioritario que para y Territorio de la Baja-~
todos nuestros autores tiene el sistema penitenciario concebido, en toda la República Mexicana
el caso del liberalismo constitucionalista, como la herramienta prác- correcta, sacada de la oficial.
tica para reformar a los delincuentes y alcanzar así el máximo ob- Ilustración", 1891.
jetivo del derecho penal: su reinserción en el cuerpo social como Musacchio, Humberto, Dicci
ciudadanos responsables y productivos; la efectividad del sistema tomos, México, Andrés
penitenciario, para el positivismo jurídico, reside en la protección Sodi, Demetrio, Nuestra ley
que éste brinda a la sociedad. el Código del Distrito FedenIIII
Como hemos podido observar, la importancia que el código pe- México, Librería de la Vi
nal de 1871 tiene dentro de la cultura política liberal decimonóni- 1905.
ca mexicana trasciende a las diversas teorías penalistas, las cuales
se adaptan para encontrar fundamento a los principios enunciados
en él: el penalismo clásico le dio origen y el positivismo la justifi-
cación.
No obstante lo anterior, si como establecimos en primera ins-
tancia, la justicia determina el vínculo fundamental entre el Esta-
do y el individuo, establecido a través del pacto social, podemos
1
observar claramente cómo, a pesar de que el elemento constitu-
cional no cambia, la relación jurídica, en términos de justicia penal, J
<~

IDIIA LivIA UNZUETA CULTURA POÚTICA LIBERAL y PENALISMO DECIMONÓNICO 219

n mal necesa- sufre grandes transformaciones. El hecho del tránsito de la con-


~imo estado cepción criminalista del derecho al establecimiento de un derecho
pueblo mexi- tutelar que salvaguarda bienes jurídicos, establece una nueva
Der paulatina- relación del Estado con el individuo, esto es, representa una va-
riación en la cultura política de la época.
, según la par-
lIaleza misma
clusión de ele- BIBLIOGRAFÍA
&usado, de tal
.. el principio Lozano y Zenit, José María, Derecho penal comparado o el Código Penal
lementos ase- del Distrito Federal y Territorio de la Baja California, México, Impren-
estan la certi- ta del Comercio, 1874.
!ludiblemente Martínez de Castro, Antonio, Exposición de motivos dirigida al Supremo
IS que perma- Gobierno por el Lic. Antonio Martínez de Castro, Presidente de la Co-
misión encargada de formar el Código Penal para el Distrito Federal
tario que para y Territorio de la Baja-California, sobre delitos del fuero común y para
cxmcebido, en toda la República Mexicana sobre delitos contra la Federación. Edición
amienta prác- correcta, sacada de la oficial y precedida de la... , México, Librerías "La
!IImáximo ab- Ilustración", 1891.
o social como Musacchio, Humberto, Diccionario enciclopédico de México ilustrado, 4
Id del sistema tomos, México, Andrés León Editor, 1996.
la protección Sodi, Demetrio, Nuestra leypenal, estudios prácticos y comentarios sobre
el Código del Distrito Federal de 1 0 de abril de 1872, 2 tomos, 2a. ed.,
,el código pe- México, Librería de la Viuda de Ch. Bouret, 1917, primera edición:
ldecimonóni- 1905.
tas, las cuales
lIS enunciados
iIIlO la justifi-

primera ins-
,mtre el Esta-
ial, podemos
oto constitu-
usticia penal.
,
INDICE
ública,

PREFACIO . 7

PARTE 1
Introducción: la cultura política "tradicional"
Natalia Silva Prada . 11
tde 2001 Encuentros imaginados entre súbdito y monarca:
'.':f historias de perdón y petición en la España
IIn. de la Edad Moderna
dUbrede Luis R. Corteguera . 23
La presencia del rey ausente: simulacro real
de 2001. y ejercicio del poder imperial en la Lima
de los Austrias
Alejandra B. Osario .. 47
Cultura política tradicional y opinión crítica:
los rumores y pasquines iberoamericanos
de los siglos XVI al XVIII
Natalia Silva Prada .. 89

PARTE 2
Introducción: cultura política liberal y nuevo orden
MarceJJo Carmagnani y Ríccardo Forte 147
Indios republicanos: acerca de la posibilidad
conceptual de una "historia republicana"
en las Américas
Mark Thurner..................................................... 159
[337]
338 ÍNDICE

Cultura política liberal y penalismo decimonónico:


Antonio Martínez de Castro, José María Lozano
y Zenit Demetrio Sodi
Victoria Livia Unzueta . 195
! El zapatismo: una gran coalición nacional popular
Alicia Hernández Chávez . 221
iA las urnas! sin ateos. Cultura política en el Valle
delCauca, 1909-1920
Sonia Milena Jaimes Peñaloza . 253
La cultura política priísta. Entre liberalismo Trat:bta!ócJ ,.
y corporativismo de liJ cu/luTa ~
s¡gias
Tiziana Bertaccini . 303
~- Satab.a
se terminó de -
durante el

paras.·
de l a "
de! ....
ÍNDICE

.
\

195

221

253
Tradición y modernidad en la historia
de la cultura política. España e Hispanoamérica,
siglos XVI-XX, de Riccardo Forte
303
y Natalia Silva Prada (coordinadores).
se terminó de imprimir en la Ciudad de México
durante el mes de diciembre del año 2009
en Imprenta de Juan Pablos, S.A.,
Malintzin 199, Col. del Carmen, Coyoacán.
La edición, en papel de 75 gramos,
consta de 1 000 ejemplares más sobrantes
para reposición y estuvo al cuidado
de la Coordinación de Publicaciones
del Departamento de Filosofía.

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