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Docente:
Paula Solvervicens
INTRODUCCIÓN
diversos tipos de prácticas o categorías, pero será la Violencia Conyugal aquella que será
conceptualización y las diversas formas de maltrato que puede implicar; como se genera el
ciclo de violencia; el impacto que significa a nivel social y familiar; los efectos que provoca
en algunos de los integrantes del conjunto familiar; y las implicancias y desafíos que surgen
familiar que serán necesarias conocer para tener a disposición a la hora de realizar nuestro
Consideramos que este tema requiere gran atención, ya que posee estrecha relación
con temas de salud pública y el derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia.
La violencia es un concepto cuya definición es controversial ya que involucra diversos
factores dentro de sí, y como señala Garrido & Martínez (2006) en las distintas sociedades no
ha existido acuerdo para la definición de dicho término; siendo las divergencias aún mayores
violencia familiar, como qué actos involucra, qué papel juega la sociedad, o si es digna de
Ahora bien, en Chile, la ley 19.325 es la que se utiliza en el ámbito legal para
expresa: "Se entenderá por acto de violencia intrafamiliar, todo maltrato que afecte la salud
física o psíquica de quien, aun siendo mayor de edad, tenga respecto del ofensor la calidad de
grado inclusive, o esté bajo cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo
familiar que vive bajo un mismo techo." Quedando bajo el amparo de dicho término, las
de las categorías de violencia intrafamiliar, ésta puede ser definida como: “un fenómeno
social que ocurre en un grupo familiar, sea este el resultado de una unión consensual o legal,
y que consiste en el uso de medios instrumentales por parte del cónyuge o pareja para
de disciplinar según su arbitrio y necesidad la vida familiar" (Duque, Rodriguez, & weinstein,
1990). Según Almonacid, Daroch, Mena, Palma, Razeto, & Zamora, E. (1996). Pueden
diferenciarse al interior de ésta diversos tipos de Violencia, estos son: Maltrato hacia la
mujer, siendo uno de los casos más frecuentes de la violencia doméstica, variando su
intensidad desde el insulto al homicidio; Violencia recíproca o cruzada, donde existe una
pareja; y Maltrato hacia el hombre, donde solo el 2% de los casos corresponden a este tipo de
Ministerio del Interior, las denuncias por VIF, han aumentado desde 95.484 en el año 2005,
ha 116.876 denuncias en el 2016, se advierte en el estudio que este aumento no sólo se debe a
un aumento en los índices de violencia, debido a que podría existir una mayor tendencia a
El ciclo de la violencia
primera fase de acumulación de tensión, una segunda fase de explosión o episodio agudo de
golpes, y una tercera fase llamada “luna de miel” o “calma amante”.” (Almonacid, et al,
1996). En la primera fase ocurren incidentes de menor agresión, sin embargo éstos van
creando un clima de temor en la mujer, algunas conductas por parte de la pareja son gritar o
enojarse fácilmente. Ante esto la mujer tiende a racionalizar y negar la conducta de su pareja,
justificando su actuar. Por otra parte su estado emocional es débil, por lo que puede fluctuar
En la segunda fase las tensiones creadas son expresadas a través de golpes, empujones
o maltrato psicológico a mayor escala. En esta fase hay una pérdida de control por ambas
podría provocar ser golpeada nuevamente. Por otra parte la mujer experimenta incredulidad
respecto de lo que está pasando generando un colapso emocional que la lleva a paralizarse,
suele haber un distanciamiento de la pareja, lo que muchas veces lleva a la mujer a buscar
siguiendo con un periodo de calma relativa. Por parte del hombre hay muestras de excesivo
Ante esto la mujer muchas veces se retracta de las medidas tomadas para poner límites con su
pareja, por otra parte la ambivalencia afectiva provoca en la mujer malestar y distorsión de la
La teoría del ciclo de la violencia muestra la razón por la cual muchas mujeres se
quedan atrapadas en dicha relación violenta, aguantando inclusive por años maltratos de
diversa índole.
Efectos de la violencia conyugal
individuos que la constituyen. Al interior del grupo familiar cada uno de sus miembros va
presentar problemas y trastornos producto de dichas experiencias, así por ejemplo, al existir
violencia al interior de ésta, podemos encontrar mujeres con baja autoestima y temor
constante a ser agredidas; por otro lado, en niños y adolescentes víctimas o testigos de
conductas violentas en un futuro con sus propios cónyuges e hijos (Almonacid, et al, 1996).
violencia conyugal pueden llegar a padecer un 60% más enfermedades físicas que las que no
son víctimas de tal violencia. Estas enfermedades abarcan desde dolores reumáticos, como
migrañas, también resulta común que aparezca fibromialgia. Otras enfermedades importantes
derivadas son los trastornos gastrointestinales y de las vías urinarias: colon irritable, úlcera de
el dolor abdominal, infecciones renales, de vejiga y del tracto urinario. En el caso de la salud
sexual y reproductiva, se ha encontrado que las víctimas de maltrato tienen un riesgo 2 veces
mayor de tener una enfermedad de transmisión sexual que quienes no han sufrido violencia
sustancias y baja autoestima hasta trastornos de ansiedad, depresión y el trastorno por estrés
resulte ser varón, no existen estudios significativos que describen las consecuencias físicas
Efectos en el niño
niño, siendo el ente responsable de garantizar las condiciones para que éste logre un
desarrollo físico y psíquico pleno, en armonía con su medio y sociedad. No obstante, ha sido
objeto de interés el hecho de que sea justamente la institución familiar el escenario donde se
presenta el mayor número de conductas que afectan directa o indirectamente a los niños de
manera negativa. Por ello se hace de relevante el estudio de variables tales como la violencia
al interior de la familia, específicamente la violencia conyugal y cómo ésta repercute en el
Diversos autores han coincidido al referir la existencia de una estrecha asociación entre la
violencia de pareja y el maltrato infantil (Edleson 1999; Appel y Holden 1998; Janoff-
Bulman & Frieze 1983; Perloff 1983). En este sentido se puede establecer que el ejercicio de
la violencia doméstica siempre afectará a los niños en mayor o menor medida, tanto como
víctimas directas o como testigos. Por lo que la exposición a la violencia, aun cuando ésta no
es ejercida directamente sobre el menor, está considerada como una forma más de abuso o
maltrato infantil, donde sus consecuencias pueden llegar incluso a ser tan traumáticas para el
niño como lo son el ser víctima de abusos físicos o sexuales (Jaffe & Wilson, 1986; Hughes,
La relación de pareja basada en la violencia se relaciona a su vez, con una mala calidad en las
relaciones paterno-filial. Ya que entre ambos progenitores suele existir escasa comunicación,
agitadas, son más intransigentes e irritables con sus hijos, a los que suelen tratar con
disciplina severa. Las madres, por otro lado, suelen tener un comportamiento diferente
cuando están a solas con sus hijos que cuando está su pareja, tendiendo en muchas ocasiones
Atenciano (2009) señala, además, que en los menores expuestos a violencia de género se
pueden presentar dos tipos de problemas. Por un lado, los “internalizados” como ansiedad,
depresión y baja autoestima y por otro los “externalizados” como agresión y problemas de
conducta.
Wolak (1998) señala también que las alteraciones detectadas en los menores víctimas o
con habilidades motoras o síntomas psicosomáticos (a nivel físico), ansiedad, ira, depresión,
Como manifiesta Demicheli & Clavijo (2002), la ley 19.325 establece distintas sanciones
para quienes incurran en este tipo de actos violentos; como, por ejemplo, multas en dinero,
sanciones (incluida la última de éstas) finalmente operan como acciones punitivas, que
En relación al maltrato que la violencia en el hogar tiene en el menor, las pautas son
las mismas ligadas a las respuestas institucionales; las reacciones más inmediatas ante estas
situaciones han constituido respuestas dirigidas a combatir la manifestación más evidente del
maltrato: provisión de lugares alternativos de cuidado para el niño, sanción penal del
maltratador/abusador, educación de los padres para que adquieran habilidades parentales, etc.
Dejando sin cubrir una parte fundamental de las necesidades de la víctima.; lo que al aspecto
interno y la configuración vincular del niño, se refiere. Obviando que las vivencias de
vulneración que experimenta el niño trae como consecuencia un daño en los vínculos, que
dejará una huella en la configuración del mundo interno y relacional de éste (Rodriguez,
2011).
Desafios
Uno de los mayores desafíos que posee la legislación Chilena hoy es lograr un trabajo
efectivo y de una agencia inmediata para reducir consecuencias tanto en las posibles víctimas
como victimarios. Existen hoy mecanismos que resguardan la integridad de las víctimas, los
cuales no logran responder con la totalidad de las demandas, pero el trabajo con victimarios
incoherencias por un lado propone en su plan de acción, atención especializada tanto para
víctimas como victimarios, pero en su oferta de servicios públicos escasamente logra cumplir
con atención para las víctimas desde su propuesta , Es por esto que proponemos como desafío
una atención diseñada para victimarios, en la quinta región existen privados que se encargan
del trabajo con victimarios, como es el caso de “Fundación Honra”. Si bien esto es un
precedente, lo ideal sería contar con un programa regularizado tanto en sus métodos como en
su instauración a nivel país para el trabajo con victimarios. Otro punto que posee gran
proponen campañas psicoeducativas con el fin de lograr la disminución en la VIF, pero por el
aumento de las denuncias no podemos garantizar que estas sean efectivas, por ende un
podría significar un efecto significativo en esta área. El desafío principal por conclusión es
que a través de mecanismos concretos se pueda reducir la violencia en nuestro país, dejando
relacionarnos, las cuales beneficien a la comunidad en vez de deteriorarla. Pero no sin antes
reparar a la sociedad actual, quien se encuentra repercutida en todos sus sectores por las
consecuencias de la normalización de la violencia y su mal uso entendida como mecanismo
consulta; así se pueden dividir en tres casos principales: a) podría trabajarse con ambos juntos
manera individual si llega alguno de los dos por separado señalando que necesita ayuda
decidir si continuar o no una relación que incluye violencia. O c) si llega alguno de los dos
por separado y tiene deseos de mantener la relación, depende del tipo de violencia ocurrida
para evaluar si se decide trabajar en conjunto o por separado. Es importante destacar que
antes de realizar una terapia conjunta se debe contar con el relato de ambas partes, con el fin
derivación, o con una orden judicial. Y tercero, en cualquiera de las situaciones descritas
de violencia.
Para poder trabajar en una terapia conjunta se requiere que los síntomas de la
violencia sean leves y no signifiquen daños profundos en la construcción del sí mismo; que
no existan psicopatologías graves notorias en alguno de los cónyuges; que la violencia haya
iniciado hace poco, sea ocasional, leve y mayoritariamente psicológica; que ambos entiendan
el problema como tal para que exista una motivación al cambio además de empatía por el
tiene repercusiones con alcance no sólo en los que le vivencian sino que en quienes le
gobierno y sus políticas, además de como un desafío apremiante para el área de la salud
psicológica.
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