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>" Capitulo 2 es cf Unirarisme Que No merece mas que un comentario de pasada el desproposito, basado en la ignorancia, de suponer que aquellos que defienden la utilidad como criterio de lo correcto y lo incorrecto utilizan el término en aquel senudo restringido y meramente coloquial en el que la utilidad se opone al placer. Habra que disculparse con Jos oponentes del utilitarismo por tan siquiera la im- presion que pudiera haberse dado momentineamente de confundirlos con personas capaces de tal absurda y err6nea interpretacion. Interpretacién que, por lo de mas, resulta de lo mas sorprendente en la medida en que la acusacion contraria, la de vincular todo al placer, y ello también en la forma mas burda del mismo, es otra de las que habitualmente se hacen al utilitarismo. Como ha sido atinadamente sefialado por un autor perspicaz, el mismo tipo de personas, y a menudo e tamente las mismas personas, denuncian esta teoria como «impracticablemente austera cuando la palabra utilidad’ precede a la palabra ‘placer’, y como dema- siado voluptuosa en la practica, cuando la palabra ‘pla- 44 pl Usilitarismo 45 cet precede a la palabra ‘utilidad'», Quienes saben algo jel asunto csttn enterados de que, todos los autores desde Fpicuro hasta Be atham, que mantuvieron la tec, ria de Ia ualidad, entendian por ella no algo que ha de contraponerse al placer, sino el propio placer junto con Ia liberacion del dolor y que en lugar de oponer lo Gtil a lo agradable o a lo ornamental, han declarado siem- pre que lo util significa, entre otras, estas cosas Con todo, la masa comin, incluyendo Ja masa de escritores no s6lo de los diarios y periddicos sino de libros de peso y pretensiones, estin cometiendo conti- nuamente este trivial error. Habiéndose apoderado de Ja palabra ‘utilitarista’, pero sin saber nada acerca de la misma mas que como suena, habitualmente expresan mediante ella el rechazo o el olvido del placer en al- guna de sus formas: de la belleza, el ornato o la diver- sion. Por lo demas, no s6lo se utiliza erréneamente este término por motivos de ignorancia, a modo de censura, sino, en ocasiones, de forma elogiosa, como si implicase superioridad respecto a la frivolidad y los me- tos placeres del momento. Y este uso viciado es el unico en el que la palabra es popularmente conocida y aquél a partir del cual la nueva generacién esti adqui- riendo su unica noci6n acerca de su significado. Quie- nes introdujeron la palabra, pero durante muchos afos la descartaron como una apelacibn distintiva, es posible que se sientan obligados a recuperarla, si al hacerlo xin modo a rescatarla de su esperan contribuir de alg completa degradacion (1). Elcredo eae acepta como fundamenco de la moral le ‘1 i ad, Uulidad, o el Principio de la mayor ae peeane ag Fl At) que Jas acciones son correctas ae Ae eee que tienden a promover la fehic : pala iende oducir lo conmanio (wrong) * en cuanto tienden a PF ha uulaato so oe del rexto, 8 : “Anteriormente, y en lo que stds Ie ns de cra z Preston ec cinconrectoe 4 al Ae te oO swrongs, respectvament®, ferm1ney Pars A ue a lengua castellana equivalentes @ iares en contextos morales. JS. mei . ad se entiende cl placer Ticidad cl dolor y Ta fala ga 2u8en. cia de doer Pe dea clara del criterio moral que te © es necesario indicat mucho mas: i a eee cane luye en las ideas de dolog qué medida es sta una Cucstion a debatir. Pero estas explicaciones See ee no afectan ala teoria de la vida sobre la que a a a ae teoria de la moralidad —a saber, que el placer y la exencién del sufrimiento son las unicas cosas deseables como fj. nes—; y que todas las cosas deseables (que son tan numerosas en el proyecto utilitarista como en cualquier otro)? son deseables ya bien por el placer inherente a ellas mismas, 0 como medios para la promocién del placer y la evitacién del dolor. Ahora bien, tal teoria de la vida provoca en muchas mentes, y entre ellas en algunas de las mas estimables en sentimientos y objetivos, un fuerte desagrado. Su- poner que la vida no posea (tal como ellos lo expresan) ninguna finalidad mas elevada que el placer —ningin objeto mejor y mas noble de deseo y basqueda— lo califican como totalmente despreciable y rastrero, como una doctrina slo digna de los puercos, a los que se asociaba a los seguidores de Epicuro en un Principio, siendo, en algunas ocasiones, los modernos defensores de esta doctrina igualmente victimas de tan corteses comparaciones por parte de sus detractores alemanes, franceses e ingleses. Cuando se les atacaba de este modo, los epictireos han contestado siempre que no son ellos, sino sus acu- sadores, los que ofrecen una visién degradada de la naturaleza humana; ya que la acusacion supone que los mee humanos no son capaces de experimentar mas Siac. que los que puedan experimentar los puercos. 4 suposicién fuese Cierta, la acusacién no podria —_ 2 Este e A Pasarse por aa consid oreante de la doctrina de Mill, Se oe : » Considerandose, en "SMO Slo el placer es deseable. eee ees 1. Por felicid felicidae por me Para ofres reoria st parneular. placer.y en

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