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Un mundo de desigualdades
Edgard Porto
ISBN: 978-84-92806-07-2
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Un mundo de desigualdades
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Sumario
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Quiero transmitir mis agradecimientos al amigo y eminente colega Edmilson
Carvalho, constante compañero en las investigaciones sobre los problemas
sociales; a todos los amigos que de alguna forma contribuyeron al desarro-
llo de los trabajos, discutiendo temas importantes y polémicos; a mis hijos
Guido, Gustavo y Babi, y a Simone Porto que, juntos, prestaron el apoyo fa-
miliar indispensable creando un clima ameno, necesario para un raciocinio
provechoso; y al profesor Jaume Font, de la Universidad de Barcelona, que
nos apoyó en la realización de estas reflexiones.
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Capítulo 1
La búsqueda de una óptica para comprender
mejor el desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
1 Sobre ese tema, consultar los trabajos de Barro & Sala-i-Martin (1991 y 1992); Begg
(1992); Chatterij (1993); Mas et al. (1993); Raymond & García (1994); Armstrong (1995 y 2002);
Cuadrado-Roura (1996 y 1997); De La Fuente (1996); Fujita & Hu (1999); REY (2001); TERRASI
(2002), entre otros autores.
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Capítulo 1. La búsqueda de una óptica para
comprender mejor el desarrollo regional
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2 Este tema es enfocado en los siguientes autores, entre otros: Araújo (1988); Giddens
(1994); Hunt (1985); Napoleoni (1985); Sanchez (2000 & 2001), conteniendo también muchas
referencias en distintas páginas de Internet, entre ellas sociologicus (2001), accesada en octu-
bre de 2003.
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Capítulo 1. La búsqueda de una óptica para
comprender mejor el desarrollo regional
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Capítulo 2
Escuelas e intelectuales que contribuyeron
a la comprensión de la cuestión regional
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
a la comprensión de la cuestión regional
Con el fin de la Edad Media (siglo XIV), se inicia una nueva fase donde
hay una evolución del proceso de conocimiento social, aunque con formas
diferentes de las organizaciones sociales y económicas en cada territorio. Sin
embargo, a medida que el tiempo pasa y la ciencia evoluciona y amplía sus
conocimientos que ahora son realizados de forma sistemática y continua, el
proceso de desenvolvimiento va adquiriendo un estatuto teórico. Se inclu-
yen las articulaciones de las actividades humanas y sus territorios, lo que
permite pasar las experiencias de forma organizada, aunque no sea lineal, a
las generaciones subsecuentes, que van apropiándose de los territorios y de
los elementos naturales que acaban por alcanzar relaciones que se ensan-
chan, se adensan y adquieren valor a escala mundial.
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
a la comprensión de la cuestión regional
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cializaban, observadas por otras que negaban, defendiendo los modelos an-
teriores, u ofrecían nuevos modelos de sociedad, todo esto al mismo tiempo
y prácticamente en los países europeos más importantes. Fueron ideas agru-
padas por escuelas y pensadores en las áreas de la filosofía, geografía, so-
ciología y la economía, esas dos últimas alcanzaron un carácter particular-
mente científico al final del siglo XIX.
En el siglo XX, existen dos momentos determinantes en la evolución ge-
neral de la sociedad mundial, que permiten reconocer las articulaciones en-
tre los logros de las ciencias, incluso la social, y la ocupación del territorio,
como resultado de las relaciones socioeconómicas.
La primera ocurrió a finales de la Segunda Guerra Mundial, a mediados
del siglo XX, donde se completa la división territorial del planeta, entre los
países estructurados en los modos de producción capitalista y socialista. De
esta forma se estimularon ideológicamente las posiciones de las líneas teóri-
cas de las ciencias sociales, en cuanto a un mejor modelo de desarrollo so-
cial y económico, retomando las teorías desarrolladas en el siglo XIX, gene-
rando nuevas explicaciones y métodos de contrastes de resultados positivos
y negativos, basados en los diferentes principios adoptados por las líneas de
pensamiento. Desde el punto de vista tecnológico, la denominada «Guerra
Fría» aceleró, de ambos lados, importantes procesos de descubrimientos,
creación y desarrollo de materiales, equipamientos y procesos capaces de
posibilitar avances en los medios de producción y de circulación, reflejándo-
se directamente en el tiempo de rotación de los procesos de acumulación,
pero todavía frenaban las economías nacionales, con fuertes barreras co-
merciales y financieras.
El segundo momento ocurrió de acuerdo al período de la acumulación
capitalista, por un lado –frente a las transformaciones sociales y económicas
de los países del este europeo, especialmente de la Unión Soviética– y, por
otro lado, por los resultados obtenidos con los avances de las ciencias y de
la tecnología, agregados a los movimientos políticos y culturales, que forza-
ron la apertura de las fronteras nacionales y alcanzaron la mundialización de
los flujos socioeconómicos. Dichos movimientos articulados llevaron a una
hegemonía mundial de la economía capitalista, de libre mercado, con algu-
nas variaciones relativas a la presencia del Estado en las definiciones de las
políticas regionales, aunque todas sometidas a procesos de acuerdos para la
formación de bloques económicos.
Todos estos son factores que alteraron las asociaciones entre los movi-
mientos de la sociedad humana, sus territorios de realización y la explotación
de los recursos naturales, produciendo nuevas ideas a finales del siglo XX.
Algunas en defensa de una visión que representa un corte capaz de romper
los estatutos teóricos de las ciencias sociales montadas a partir del siglo XIX y
en el transcurso del siglo XX. En este período, muchas alteraciones fueron
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procesadas y otras tantas aún están en curso, siendo ellas delimitadas por
pensadores y escuelas que podemos dividir en antes y después de la mundia-
lización de los flujos socioeconómicos, que algunos autores consideran como
momento decisivo el inicio de la década de 1970 (Harvey, 1996).
3 Este término también es utilizado como una propuesta no factible, idealizada sin base en
los hechos reales o en teorías consistentes.
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4 Según Araújo (1988:22-23), los fisiócratas tenían «una visión naturalista (fisis = naturale-
za), determinada en la riqueza de la agricultura, donde solo la tierra tenía capacidad de multi-
plicar la riqueza»; y los mercantilistas se preocupaban por las políticas nacionales, sus balanzas
comerciales y defendían una excesiva «reglamentación e intervención gubernamental».
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5 Esa constatación ocurrió a partir del análisis del número de citaciones de los pensadores
y escuelas en la literatura referente a la historia del pensamiento social y de las referencias bi-
bliográficas de trabajos que plantean temas inclinados al desenvolvimiento regional y econó-
mico en los últimos 20 años.
6 Conceptos adoptados por Giddens (1994), desde 1971 y también incorporados por
Araújo (1988), donde el término marxiano se reporta a los pensamientos de Marx y marxista al
pensamiento de aquellos que no siempre son fieles al pensamiento de Marx, aunque lo tengan
como fundamento de sus ideas principales.
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
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sus teorías por otros pensadores que profundizaron sus esquemas y pudie-
ron dejar elementos más importantes para ser utilizados en la explicación a
los sucesivos ciclos del desenvolvimiento socioeconómico en el transcurso
del siglo XX, hasta nuestros días. De esta forma, no fue considerado elegir
para un estudio más detallado a ningún autor clásico, aunque partes de sus
teorías estén presentes y más desarrolladas por varios autores considerados
enseguida.
Karl Marx profundiza sistemáticamente y de forma original en temas ya
planteados por otras escuelas, significativamente por Adam Smith y Ricardo,
sobre la llegada de un nuevo modo de producción, donde empieza a haber
propietarios de los medios de producción, capitalistas (Araújo, 1988). En
otras palabras, él muestra como el capitalista compra una mercancía (fuerza
de trabajo y medios de producción) y multiplica su inversión inicial a través
de la plusvalía, o sea, por la «explotación» de la «fuerza de trabajo», produ-
ciendo clases sociales. Tal definición muestra una profunda diferencia del
feudalismo, cuando no existían los propietarios de la fuerza de trabajo ni los
propietarios de los medios de producción, por lo tanto existía el intercambio
de mercancías, por medio del dinero. Es importante resaltar también una al-
teración significativa respecto a la visión de la distribución de la riqueza pro-
ducida, en comparación a los clásicos, cuando se muestra que el valor atri-
buido a un bien es originado de su costo en trabajo ejercido por una clase
social dominada y que este trabajo es una mercancía controlada por una cla-
se social dominante, que se apropia de la ganancia. Además de exponer con
claridad la Ley del Valor, poco desarrollada por Smith y Ricardo, Marx desci-
fra todas las relaciones dentro del sistema capitalista, de una forma que se
queda expuesto el papel de las clases diferenciadas, las relaciones entre
esas clases, los procesos y momentos de la producción y de la circulación,
sobresale la atención al tiempo de rotación que da la velocidad de la acumu-
lación de capital y que mueve a la sociedad, permitiendo así mostrar clara-
mente cómo los movimientos socioeconómicos de la era industrial pueden
ser vistos bajo el recorte regional.
El método de exposición, con una visión dialéctica de las cuestiones eco-
nómicas y sociales, se mostró original por relacionar todos los aspectos que
envuelven a la sociedad industrial, y se mostró dinámico por presentar la ló-
gica de las relaciones sociales con las ponderaciones de los actores, de las
actividades y de los sistemas de articulaciones, capaces de mostrar tenden-
cias que sobrepasan el ciclo inicial del desarrollo industrial.
En síntesis, el planteamiento del pensamiento de Marx permite visualizar
la estructura social moviéndose y transformándose con el tiempo, a partir de
una lógica relativamente estable, enfrentando los factores variables que de-
terminan una inestabilidad aparente al sistema. Tales características resultan
de una visión articulada de la sociedad, explicada por la convergencia de
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7 Willian S. Jevons publicó «Theory of political economy» en 1871, Carl Menger publicó
«Grundsatze der Volkswirstschaftslehre» en 1871, y Leon Walras, publicó «Éléments d´econo-
mie politique purê» en 1874.
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
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8 Araújo (1988) cita algunos autores que ya demostraron algunas nuevas preocupaciones,
entre las décadas de 1920 y 1930: Piero Saffa, de la Universidad Cambridge, en un artículo del
Economy Journal (volume XXXVI, n. 144 de diciembre de 1921), con el título «The Alaws of
Returns under Competitive Conditions»; Edward Chamberlin, de la Universidad de Harvard,
publica «The theory of monopolistic competition», en 1933; Joan Robinson, de la Universidad
de Cambridge, publica «The economics of imperfect competition», en 1933; Heinrich von
Stackelberg publica «Marktform und Gleichgewicht» (Estructura de Mercado y Equilibrio), en
1934. El mismo autor comenta que Joan Robinson, en una publicación lanzada en 1953,» ya se
convertiría suficientemente en keynesiana y rechazaba cualquier posición de equilibrio auto-
mático en la economía».
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
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Así, las ideas keynesianas presentaron algunos hechos nuevos, pero so-
bre temas que poco contribuyen al reconocimiento de los reflejos de los
movimientos socioeconómicos sobre el territorio, especialmente en relación
a los pensamientos de la Escuela Clásica y, principalmente, de Marx.
De esta forma, y prácticamente por las mismas motivaciones que deja-
mos de considerar un representante del pensamiento neoclásico entre aque-
llos que podrían suministrar subsidio para entender el recorte regional de las
actividades socioeconómicas en los días de hoy, también podemos proceder
con las ideas de la escuela keynesiana.
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10 Los dos autores desenvolvieron sus teorías en las décadas de 1930 y 1940, en Alemania,
utilizando la práctica de modelos de localización territorial, también utilizados por Von Thünem
–a principios del siglo XIX–, que concibió una teoría explicando la localización de la producción
agrícola, y Weber que trabajó con el tema de la concentración industrial a principios del siglo XX.
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
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11 Véase Vesentini, José Willian, «La geografía crítica en Brasil: una interpretación depo-
nente», http://www.geocritica.hpg.ig.com.br/geocritica04-6.htm (accesado el 30 de octubre
de 2003)
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a la comprensión de la cuestión regional
Relacionar las ideas defendidas por escuelas y pensadores con los ciclos de
desarrollo de la sociedad significa reconocer, o partir de la presuposición de
que habría adherencia de las ideas con su tiempo, el tiempo del ciclo consi-
derado. De eso podría ser deducido: los ciclos no alteraron las ideas o las
ideas alteraron los ciclos, en el caso de que dichas ideas fueran aquellas uti-
lizadas preponderantemente por las políticas de desenvolvimiento. Eso pue-
de traer resultados importantes para nuestras conclusiones, a partir del mo-
mento que se pueda deducir que una determinada política, basada en una
determinada línea de pensamiento, fue crucial para inducir algunos movi-
mientos importantes de la realidad socioeconómica, como comentaremos
en los capítulos siguientes.
De esta forma, es posible también utilizar un punto de vista de carácter
transversal al tiempo, donde se hace el intento de sustraer los límites entre
las distintas áreas de la ciencia y entre las amarras que asocian una línea de
pensamiento a un determinado ciclo de desenvolvimiento de la sociedad.
Todo eso dentro de lo posible, intentando identificar las ideas centrales de
un conjunto de líneas de pensamiento, asociadas a una lógica general de
desarrollo que está subyacente en los ciclos de desenvolvimiento de los úl-
timos tiempos.
En este caso, podemos considerar similares las determinadas formas de
analizar la realidad, independientemente de que sean formuladores o se-
guidores de un pensamiento, o que tengan participación en un determina-
do tiempo o ciclo de desarrollo socioeconómico. De esta manera, podemos
considerar dos bloques de pensadores con preocupaciones diferenciadas
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19 Giddens dijo: «Nosotros no nos trasladamos para más allá de la modernidad, sin embar-
go estamos viviendo precisamente a través de una fase de su radicalización» (Giddens, 1991:57).
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Castells), los que entienden que en los servicios están las nuevas oportuni-
dades de construcción de la riqueza (sociedad posindustrial20 defendida por
varios autores, entre ellos Benko, que hace una revisión bibliográfica impor-
tante), o incluso, aquellos que entienden que se trata de una mezcla de va-
rios factores, cuya base está difundida en varias formas de producción y va-
lores (sociedad posmoderna, muy presente en el área cultural, con un fuerte
llamamiento en el área de la arquitectura).
Dentro de ese grupo de pensadores y visiones, es interesante tener en
cuenta las ideas de los autores más importantes que tratan de reconocer los
nuevos factores que condicionan la sociedad actual, ya sea informacional o
posindustrial, cuyas figuras más importantes están en Castells y Benko.
Entendemos con esto, que aquellos que comprenden una continuidad del
capitalismo industrial, con transformaciones y sofisticación, ya están de cier-
ta forma representados por otros autores anteriormente citados.
Por otro lado, el concepto de posmodernidad, como dice Giddens (1991:53),
está «superando la modernidad [y] parece invocar aquello mismo que es
(ahora) declarado imposible: dar alguna coherencia a la historia y situar nues-
tro lugar en ella. Además de eso, si Nietzsche ha sido el primer autor que
desvinculó la posmodernidad de la modernidad, un fenómeno que se supo-
ne que está ocurriendo ahora, ¿cómo es posible que él haya visto eso hace
casi un siglo atrás?».
Por estas razones, dejamos de considerar la discusión y el concepto de
posmodernidad como un punto de vista capaz de explicar los movimientos
socioeconómicos y sus rebatimientos regionales. Pero también dejamos de
considerar autores de esta corriente de pensamiento, por ella representar
conceptos más agregados a las áreas del arte y la cultura, sin que ningún in-
telectual, representante de esta línea de pensamiento, haya presentado
elementos importantes para la comprensión regional de las cuestiones so-
cioeconómicos y también por el hecho de que sus suposiciones no ofrecen
sustratos teóricos suficientes para que se pueda intentar deducir sus efec-
tos prácticos.
Dejamos de considerar también para esta investigación el agrupamiento
de ideas que defiende la ilógica o la inexistencia de una línea de conducta
en las relaciones socioeconómicas, a ejemplo de lo que publican Deleuze &
Guattari (2002), por considerar que dichas interpretaciones no dan posibili-
dades para reconocer y diferenciar los reflejos regionales de los del desen-
volvimiento socioeconómico. Esto no es preocupación de esa corriente y, tal
como entendemos las ideas de la posmodernidad, deja pocas pistas sobre
los efectos prácticos respecto al espacio.
20 Concepto desarrollado por Daniel Bell en The Comming of Post-Industrial Society (London:
Heinemann, 1974)» (GIDDENS,1991:51).
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Capítulo 2. Escuelas e intelectuales que contribuyeron
a la comprensión de la cuestión regional
Ante todo esto, veremos en el próximo capítulo, como cada uno de los
autores seleccionados plantea el tema, cómo ellos pueden ser criticados,
desde el punto de vista de la coherencia de sus ideas con la realidad actual
y cómo esas ideas pueden servir para componer un enfoque teórico que
explique los límites y las posibilidades de la inducción al desenvolvimiento
regional.
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Capítulo 3
Reflexiones sobre cinco pensadores
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
duales, donde cada capitalista tiene la libertad de utilizar su dinero para ad-
quirir máquinas, materias primas y fuerza de trabajo para producir una nue-
va mercancía, venderla en el mercado por un precio más elevado que sus
gastos y obtener ganancia. Todos los capitalistas, así, actúan igualmente. La
mercancía producida por el capitalista es comprada por un trabajador por
un equivalente en dinero. Aparentemente se intercambian valores iguales.
Analizando las acciones individuales, no se pregunta cómo el capitalista con-
siguió dinero para comprar los medios de su producción. Evidentemente
que, como las compras y ventas son realizadas por personas aisladas, todo
parece procesarse en un tono de igualdad. La propiedad parece ser fruto
del propio esfuerzo del capitalista individual. Sin embargo, la pregunta se
responde cuando se pasa a la exposición de la producción y reproducción
del capital, en la esfera de su totalidad. Aquí el movimiento expuesto por
Marx pasa a la esfera de la esencia del modo de producción, caracterizado
por la identificación del momento y de la forma en la que un determinado
valor es producido. Eso ocurre por la compra de la fuerza de trabajo por el
capitalista, donde la «plusvalía» se expresa. O sea, parte del valor producido
por el trabajador es absorbido por el capitalista en la producción de una
mercancía dada, es por eso que el valor de venta de esa mercancía es supe-
rior a los costos empleados por el capitalistas en la compra de los medios de
producción. Como el proceso es ininterrumpido, él se renueva constante-
mente, estando un determinado ciclo conectado al que le antecedió y al que
le sucederá. Así, el capitalista no carga con sus propios fondos para pagar al
trabajador, al contrario, ese fondo está constituido por recursos del propio
trabajador, derivado de más trabajo que es expropiado y reconvertido. Pero
las dos formas, la apariencia y la esencia, no son antagónicas o constituyen
mundos opuestos del sueño y la realidad. Son formas que constituyen, en
conjunto, el mundo del capital (Teixeira, 1995:43). Éstas ocurren en puntos y
bajo ópticas diferentes de las instancias del movimiento capitalista. Solo de-
pende de la óptica del observador. Se puede ver el movimiento de forma
desconectada y discontinua en su apariencia o dialécticamente conectado y
continuamente reproducible como es su esencia.
En el Libro II, Marx analiza fundamentalmente la circulación del capital, o
sea, el movimiento de los capitales que él describe en sus variadas formas,
desde el dinero que compra mercancías para producir una nueva mercancía
hasta su vuelta al bolsillo del capitalista como dinero ampliado después de
realizada la mercancía. Ésta es considerada la circulación simple del capital y
muy útil para que se comprenda que ese movimiento está compuesto por
tres ciclos: el del dinero, el de la mercancía y el del producto. Conjuntamente
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son considerados ciclos del capital industrial, pero sin significar una oposi-
ción al capital comercial. Se puede ver que, una vez más, Marx inicia el aná-
lisis de los movimientos más simples e individuales para entender mejor el
comportamiento de un momento singular y para exponer el hecho de que
los tres ciclos del capital industrial tienen en común «la valorización del valor
como objetivo determinante» (Teixeira, 1995:219). En su proceso total de
circulación, los tres ciclos ocurren conjunta y simultáneamente de forma in-
cesante, constituyendo los momentos de la producción y de la circulación de
capitales; la separación en los tres momentos o formas citadas se les da ape-
nas a los imperativos de análisis.
Un factor importante en la teoría marxista presentada en el Libro II es el
tiempo de rotación. Éste tiene como resultado una diferenciación de la can-
tidad acumulada en un determinado período. Quiere decir que si compara-
mos dos ciclos iguales de dos capitalistas que aplican igual cantidad de di-
nero y trabajan en un mismo período, sus capacidades de crear valores en
un determinado tiempo de producción dependen de la velocidad de rota-
ción del capital de cada uno, del número de ciclos completados. En esas cir-
cunstancias, si la velocidad de rotación de un capital es superior a otro, ese
capitalista habrá obtenido mayor valor acumulado. De esta manera, para los
capitales del mismo porte e igual tasa de plusvalía y tasa de ganancia, acu-
mula más, en un tiempo determinado, aquel que rote su capital en un tiem-
po menor, siendo bueno destacar que en esto consiste uno de los secretos
del atraso de unas y el avance de otras regiones y ciudades.
Marx expone inicialmente el proceso de reproducción simple, mostrando
que el capital social se divide en dos departamentos, siendo uno el respon-
sable por la producción de medios de producción y el otro productor de
bienes de consumo. Como solo existen dos clases fundamentales en el ám-
bito directo de la producción capitalista, la de los capitalistas, que tiene el
monopolio de los medios de producción y del dinero, y la de los trabajado-
res, que solo dispone de la fuerza de trabajo, Marx deduce que el capitalis-
ta produce para vender al propio capitalista. La producción del departamen-
to de bienes de producción es consumida por el departamento de bienes de
consumo que, a la misma vez, vuelve a adquirir nuevas máquinas y equipa-
mientos del primer departamento. Eso ocurre porque hay transferencias de
plusvalía entre los departamentos, lo que explica una parte de la capacidad
del sistema en encontrar medios de anticipos para realizar nuevas inversio-
nes y reproducirse cada vez más.
En el Libro III Marx considera el proceso de la producción capitalista co-
mo un conjunto, no necesariamente respecto a la unidad de la producción
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
(Libro I) y circulación (Libro II), sino analizando las distintas formas concretas
oriundas del movimiento del modo de reproducción capitalista. Es lo que,
de forma pertinente observa Ruy Fausto, al hacer notar que «...la totalidad
es de otro nivel: no se pasa del capital individual al capital social, sino de una
socialización parcial (hay, por tanto, falta de totalidad de los dos grandes
sectores de producción hacia los ramos)» (Teixeira, 1996:46).
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
En la reproducción, una vez más, Marx abre un análisis que incluye inicial-
mente una modulación del esquema, entendiendo que ese módulo no expli-
ca todo el movimiento, pero contiene una lógica sin la cual sería difícil expli-
car el conjunto de las relaciones. Tal como Marx partió de la circulación
simple hasta que llegó al proceso total de circulación del capital, él también
reconoció los procedimientos de la reproducción simple hasta llegar a la re-
producción ampliada del capital. Tal comportamiento metodológico permi-
te que se puedan reconocer los procedimientos y las relaciones de una mo-
dulación del proceso, tras lo que se avanza y así se forman los lazos con la
totalidad del movimiento. Permite que se entienda la relación entre las mo-
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Por lo tanto, son materias que están a disposición en los diferentes puntos
geográficos del sitio de la compra. Independientemente de la distancia, es-
to produce una circulación física, a través de los medios de transporte o de
comunicación, y la adquisición de esas materias primas requiere la articula-
ción entre compradores y vendedores, y mecanismos necesarios a su efec-
tuación. De ambos lados existen las oficinas y sus equipamientos, necesaria-
mente localizadas en espacios distintos, independientes de la distancia. Allí
están incluidos los conceptos de espacio y tiempo. Podemos darnos cuenta
que hay una división espacial clara: los espacios de las materias primas; los
espacios distintos de los equipamientos de apoyo de los compradores y los
vendedores; y el espacio de la circulación física de la transacción.
D-MF. Del mismo modo, cuando la otra parte del capital-dinero compra un
volumen tal de fuerza de trabajo, va a exigir que los trabajadores se despla-
cen para el lugar de la compra, utilizando los medios físicos de transporte
(automóviles o a pie), que tendrán soporte físico de carreteras o vías para
ese desplazamiento. Tal como en el caso de la adquisición de materia prima,
habrá necesidad de equipamientos para la transacción. Por lo tanto, hay es-
pacialidades distintas y hay transporte de trabajadores. Bajo esta observa-
ción, no importa discutir aquí (incluso porque en la circulación simple no te-
nemos parámetros de reconocimiento) las diferencias de la organización
espacial entre fuerza de trabajo y materia prima. Lo que importa es tener co-
nocimiento de que ambos (MF y MP) son formas diferentes de desdobla-
miento de capital y, como tal, con relaciones espaciales también distintas.
Hasta este momento aún no comentaremos sobre las clases sociales sino del
capitalista que actúa comprando en el mercado de mercancía y en el merca-
do de trabajo, para vender posteriormente con el valor más alto que el valor
invertido. Esto significa que no se puede aún deducir la espacialidad entre
las clases sociales, pero veremos más adelante como eso ocurre.
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Los tres ciclos de capital ocurren al mismo tiempo. Una unidad determinada
de producción está pasando por los tres ciclos simultánea y continuadamen-
te. Esto quiere decir que los pasajes de las compras de materia prima y fuer-
za de trabajo, de la producción y de la venta de mercancía están ocurriendo
al mismo tiempo y de una forma continua. De esta manera, las relaciones del
capital con el espacio son intensificadas, llevando a que las demandas por
elementos de apoyo a la circulación física de las mercancías y de las perso-
nas sean utilizadas continuadamente. O sea, el capitalista está siempre utili-
zando vías y equipamientos para sus compras y sus ventas.
Lo que ocurre es que las compras efectuadas por el capitalista para pro-
ducir mercancías tienen capacidades diferenciadas de regreso a la forma di-
nero al final de un ciclo. Así, las inversiones realizadas en el capital fijo (fábri-
cas, máquinas, oficinas, urbanización, vías, etc.) ocurren de una única vez y
tienen un regreso realizado en forma de plazos por cada ciclo. Por otro lado,
las inversiones realizadas en el capital circulante (fuerza de trabajo, materia
prima, materiales de oficina, energía, agua, combustibles, etc.) tienen su re-
greso inmediato al final de cada ciclo. Esto significa que, aunque se identifi-
quen relaciones espaciales en el proceso de circulación, hay una diferencia-
ción entre aquellos que se constituyen como capital fijo y el capital circulante.
El primero requiere una intensidad cada vez más alta de circulación (el se-
gundo) para recomponer las inversiones iniciales, siendo ellos, por lo tanto,
los mayores interesados en el proceso de rotación de los ciclos, en cada pe-
ríodo de trabajo. Lo que significa que los elementos del capital fijo están en-
lazados con la circulación de la economía y deben tener una valoración dife-
renciada de acuerdo a la densidad de su utilización. Como ambos están
articulados, el crecimiento de uno induce al aumento del crecimiento del
otro, pero el proceso tiende a estar condicionado al empleo cada vez mayor
del capital fijo. No obstante, esto crea un gran problema: ¿cómo viabilizar
las inversiones de gran escala en capital fijo para producir bienes de produc-
ción, una vez que ellos exigen largos periodos de trabajo para amortización?
El propio Marx considera que eso solo puede ocurrir a medida que el capi-
talismo avance en su concentración y cree las condiciones para el desenvol-
vimiento de un sistema de crédito para adelantar el capital «ajeno» (Teixeira,
1995:227). Aquí se supone la presencia del Estado para adelantar los ele-
mentos espaciales del capital fijo, a ejemplo de grandes carreteras, ferrovías
y vías acuáticas, de sistema de almacenaje, de implantación de grandes re-
des de abastecimiento de agua, de energía eléctrica y saneamiento, puer-
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Desde principios del siglo XIX, las explicaciones sobre la localización de uni-
dades de producción se han convertido en objetivo de estudios, teniendo a
Thünem como su precursor, defendiendo, en resumen, la idea de que las
menores distancias entre dichas unidades de producción agrícola y el merca-
do consumidor (ciudad) darían como resultado una mayor rentabilidad local
(Mello y Silva, 1976:1).1 En sus análisis, el autor establecía como parámetro
una región aislada, la existencia de una ciudad-mercado, una fertilidad del
suelo igual en todos los puntos, los mismos costos de producción para un
mismo tipo de cultivo, los costos de transportes (una sola opción) proporcio-
nales a la distancia (figura 1).
En ese ambiente, el autor defiende la idea de que los productores más
apartados de la ciudad-centro serían obligados a inclinarse a la producción
de costos más bajos, más resistentes, ser más extensivos y utilizar los medios
de transportes apenas una vez por año, compensado así la competitividad
encontrada por otros que estén situados más cercanos a los centros de con-
sumo (Méndez, 1997: 261).
Más adelante algunos autores añaden otros aspectos a esta teoría, tales
como la productividad, el precio de mercado, los costos de producción y los
propios costos de transportes, relativamente a la distancia con los mercados
consumidores.
A principios del siglo XX, Mello y Silva (1976: 5-14), consideran como una
referencia importante, el trabajo de Alfred Weber2 sobre la localización de las
1 Citación sobre el trabajo: Thünem (1826), Der isolierte Staat in Beziehung auf Landwirtschaft
und Nationalökonomie. Pt. 1, Hamburg.
2 Refiriéndose a: Weber, A. (1909), Über den Standort der Industrien. Tübingen.
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Un mundo de desigualdades
3 Christaller (1933) y Lösch (1940) fueron los primeros teóricos de la economía urbana, tra-
tada espacialmente, y pertenecieron a la denominada Escuela de Iena (Benko, 1996)
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Un mundo de desigualdades
ría como resultado una mejor ubicación de los bienes y servicios en el terri-
torio y reflejaría un lugar «ideal», desde el punto de vista de la rentabilidad
espacial, para la concentración de esas actividades. También de esto resulta-
ría una jerarquía de esos «lugares centrales», dado que determinadas activi-
dades urbanas demandarían escala de producción y dimensiones territoria-
les distintas, lo que las llevarían a ocurrir con una incidencia diferente de
otras actividades y daría más poder de concentración a algunas ciudades so-
bre otras. Por esto, el diseño sería representado por una especie de pirámi-
des interconectadas, donde determinadas ciudades asumirían un papel des-
tacado en la producción de los bienes y servicios y en la capacidad de atender
a las demandas de ciudades más lejanas.
Según Sylvio (1976), también presentado por Méndez (1997: 270), hay
tres factores importantes señalados por Christaller: «el principio básico del
mercado, i.e., aquel que dice respecto a la distribución espacial de bienes
centrales por un número mínimo de localidades centrales»; «el principio del
tráfico o de la circulación», que significa transportar mercancías a más dis-
tancia con menor costo, lo que incide en los problemas de tráfico y transpor-
tes; y «el principio de la administración», que está atada a la creación de una
estructura capaz de dirigir el proceso de distribución de las mercancías y los
servicios, «de acuerdo a los principios del mercado».
De alguna manera, todos los principios de la teoría de Christaller encuen-
tran restricciones en límites políticos-administrativos regionales o naciona-
les. El primer principio es porque las políticas tributarias o de incentivos im-
plantadas regionalmente de formas diferentes pueden interferir en la circulación
de las mercancías y de los servicios, tanto entre naciones como entre regio-
nes. El segundo principio, en particular, asocia la localización de las ciudades
centrales con la red viaria, sus portes y sus jerarquías y también pueden es-
tar sometidas a políticas de inversiones en infraestructura de circulación o
políticas de transportes diferenciadas por regiones o naciones.
Christaller identifica una red de «lugares centrales», en formatos hexago-
nales, «con mallas cada vez más amplias» e incluyéndonos dentro represen-
tados por ciudades de jerarquías de primero y segundo grados, por ejemplo
(Croquis 2). Los hexágonos representados por mercados tienden a ajustarse
según las distintas jerarquías y en tamaños calculados por fórmulas matemá-
ticas, basadas en cálculo de población de cada sector o hexágono. Christaller
admitió alteraciones en esos formatos, ocasionadas por redes viarias o polí-
ticas administrativas regionales (Méndez, 1997: 273).
Benko (1996) critica el rigor de esta distribución de las actividades en el
espacio y resalta el hecho de que las empresas enfrenten una fuerte compe-
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Un mundo de desigualdades
4 El propio Benko (1996:51) reconoce que la Escuela de Iena estaba envuelta en un am-
biente («amplia llanura norte-europea, de Francia hasta el oeste de Santa Rusia...»), cuyas ca-
racterísticas se adecuaban a la teoría de Christaller y de Lösch, principales exponentes de las
cuestiones locales de la época.
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Un mundo de desigualdades
tratado de forma explícita por el autor, siendo una deducción lógica nues-
tra), y con más tendencia a una polarización regional, de forma incompleta,
económicamente, en los países pobres. En otras palabras, se trata de una di-
ferencia de densidad económica entre esos dos tipos de países, que puede
ser resumida por la densidad distinta de producción (cadenas completas),
consumo e inversiones, lo que da como resultado una utilización más o me-
nos puntual del territorio.
La explicación de eso estaría en el hecho de que el desempeño general
de la economía no respondería solamente por las tasas de los ingresos tota-
les de las empresas, como resultado de sus estrategias individuales y sus
progresos individuales. Parte del margen de ganancia de una dada empresa,
también estaría vinculada a la producción de otras empresas, ya sea como
función de complementariedad de productos y producción, o como aten-
ción a una demanda generada por los valores creados por otras empresas
(Perroux, 1997: 149). En tales circunstancias, y como resultado, los rendi-
mientos serían el resultado también de decisiones colectivas de grupos de
empresas, que trazan sus estrategias de inversiones de formas entrelazadas.
Siguiendo esta argumentación, el autor resalta que las nuevas empresas
creadas elevan el producto general de la economía, con la suma de su pro-
ducción y con el incremento que ella promueve en un grupo de empresas,
las cuales traen algún tipo de entrelazamiento con su proceso productivo o
con su mercado consumidor. En este caso, el crecimiento de la riqueza líqui-
da sería mucho más elevado que en el caso de que esas nuevas empresas se
desenvolvieran de forma competitiva con otras.
Contradiciendo la visión de Schumpeter, que «concentra unilateralmente
la atención en la función de los empresarios», «despreciando el papel de los
poderes públicos y sus iniciativas» (comprendiendo la realidad como un siste-
ma en «equilibrio estacionario estable», una «competencia perfecta o casi
perfecta»), pero concordando con un papel importante en la innovación en el
proceso de desenvolvimiento defendido por aquel autor, Perroux compren-
de que las innovaciones traen reflejos en todo el sistema, pero «no hay se-
cuencia en un sentido único, constante y necesario para estas conexiones».
Lo que quiere decir que las innovaciones traen evidentemente «incremento
de las desigualdades», rehacen el ambiente, con sus inestabilidades, pero
también promueven alteraciones en las instituciones y las políticas, además
de estimular imitaciones creativas. En todo eso, las acciones resultantes del
comportamiento de los agentes privados y públicos, refrigeran y reciclan las
interacciones entre las empresas o agrupamientos de ellas, en forma de «mo-
nopolio, oligopolios y sus combinaciones» (Perroux, 1997: 152).
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El autor reconoce que la crisis del fordismo trajo de regreso algunas teorí-
as explicativas del desenvolvimiento, especialmente las teorías de los ci-
clos de desenvolvimiento, «olvidadas desde la primera mitad del siglo XX»
(Benko, 1996).
La teoría de los ciclos largos de desarrollo, inicialmente desenvuelta por
«Kondratieff», en 1922, tuvo seguidores importantes, tal como Schumpeter
y, según Benko, sirve como una de las interpretaciones para la crisis del for-
dismo en la década de 1970.
«Basado en un análisis de los movimientos de los precios del comercio al
por mayor en varios países industrializados» (Benko; 1996:25), los ciclos de
Kondratieff abarcaban periodos de crecimiento y de retracción económica
de cerca de 50 años, para los cuales Schumpeter6 analizó sus motivaciones y
explicó sus causas a través del proceso de innovación. Significa que a los
empresarios se les exigen nuevos procedimientos de producción, de articu-
lación entre empresas y entre tales procedimientos y espacios geográficos,
de manera que eso propicia la elevación de los rendimientos para monopo-
lios creados por esos empresarios, lo que, a la misma vez, produce un nuevo
ambiente socioeconómico que induce a la práctica creciente de nuevos pro-
ductos y técnicas, que se amplían a un conjunto mayor de consumidores y
de empresas. Tal procedimiento trae un renovación de un ciclo que tiende a
agotarse, a entrar en crisis y ofrece una nueva fuerza de erguimiento para
que la economía encuentre nuevos caminos de entrada a la nueva fase de
ascensión y crecimiento, hasta que tales innovaciones se agoten por la capa-
cidad de esparcimiento para gran parte de las empresas, lo que rebaja las
tasas de rendimientos.
Tal teoría asocia «desenvolvimiento y ciclo» y contradice las concepcio-
nes clásicas, neoclásicas y la visión Keynesiana de que «no sería oportuno
para los poderes públicos frenar la desclasificación de los sectores, de los
productos, de las regiones [subrayado nuestro] asociados a los conjuntos de
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7 Boyer, R. La Flexibilité du travail en Europa, París, La Découvert; Lipietz, A. Venid the cri-
sis: the exhaustion of a regime of acumulación: la regulación scholl perspective on some French
empirical work, Review of Radical Political Economics, 18, 13-32.
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
cada lugar, ya sea nación o región definidas por criterios políticos institu-
cionales?
La segunda característica de la mundialización identificada por Benko
(1996:46-47) consiste en el reconocimiento de la creciente competencia en-
tre «los espacios nacionales o bloques interregionales y las empresas trans-
nacionales» lo que recubriría las «realidades transnacionales de la división
del trabajo» y también la competencia sobre el comando de varios de los
pasos del proceso productivo.
La tercera característica se refiere a la mundialización de los mercados y del
comercio internacional que «atraviesan los diferentes mercados nacionales y
lo rebasan al mismo tiempo, operando en redes de escala transnacional».
En la tercera característica, el autor reconoce «una cierta contradicción
entre la reproducción de las relaciones sociales en el ámbito «doméstico»
(...) y la reproducción, o incluso el fortalecimiento de las respectivas posicio-
nes de la economía transaccional». Pero también el autor reconoce que el
Estado y la nación no son debilitados ni impotentes, aunque la falta de coin-
cidencia entre los intereses externos e internos disminuya la eficacia de las
políticas domésticas. Al reconocer que las fuerzas de los organismos interna-
cionales tienden a aumentar, disminuyendo las fuerzas nacionales, Benko
aún cree que el Estado-nacional tiene un papel importante en la «gestión de
la fuerza de trabajo», haciéndose responsable por la «validación del conjun-
to de la confrontación de los capitales privados». Reconoce también que en
el panorama creciente de las desigualdades entre lugares, no se pueden de-
finir polos norte-sur, este-oeste y centro-periferia, con relación a países ricos
y pobres, pero pasa a existir la riqueza y la pobreza conviviendo dentro de
cada una de esas clasificaciones espaciales. Confirmando una vez más el pa-
pel de las instituciones mundiales, que son elementos de dominación de los
países pobres, el autor evoca el «derecho de injerencia humanitaria» delan-
te de una «cultura utilitarista y competitiva».
Al aprovechar las ideas de F. Jameson sobre el PosModernismo, Benko
resalta un aspecto aún muy importante, que es la colonización cultural que
alcanza «los últimos rincones, no mercantilizados hasta entonces, de la vida
y del sueño». Aún según el autor, lo cual también puede ser contemplado en
las ideas de Harvey (1989), el marketing planetario ha creado superposicio-
nes de imágenes, homogeneización de costumbres y la degradación del
sentido de profundidad histórica.
Sin tener que hacer esfuerzo, es perceptible en las ideas del autor el re-
conocimiento de que existen fuerzas, a escala mundial, capaces de crear
sentimientos culturales confusos en los más lejanos lugares del planeta y de
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9 El autor destaca el término más adecuado que gouvernance, que en inglés significa «for-
mas de conducta de una organización humana, en un sentido más amplio que gouvernment
(de una estructura político territorial)». Según Benko, es más adecuado retomar un término en
desuso como «gobernanza (especie de jurisdicción en Flandes)», que «reanimar el viejo go-
bierno».
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El autor (1996:64) enfatiza, con esto, «el regreso del político». Si el proce-
so de desarrollo a escala mundial se hace «como gobernanza, tanto o más
que como mercado, basta para refutar las pretensiones neoliberales, para
resaltar la presión sobre el adelantamiento de las relaciones mercantiles, con
el desenvolvimiento de las fuerzas productivas...». La cuestión expuesta por
él es: ¿sobre qué base territorial ocurre la elección del modelo de desenvol-
vimiento? ¿Será en el nivel de los límites de un país o cabría a los bloques
sociales regionales, como en el caso de EE UU?
Este último aspecto nos trae importantes discusiones sobre algunas ex-
plicaciones acerca de los recortes regionales de las actividades socioeconó-
micos a escala mundial.
Aquí se expone, una vez más, un divisor importante en el pensamiento
actual: existen aquellos que dan crédito a los procesos políticos (entendido
aquí como gobernanza) una preponderancia sobre los procesos económi-
cos, en la formulación del modelo de desenvolvimiento, como parece ser el
caso de Benko; y los que consideran que las articulaciones políticas son los
instrumentos creados por el capital para impulsar la reproducción de la so-
ciedad en bases capitalistas.
Debemos ir más adelante para comprender mejor lo que piensa Benko
sobre los resultados espaciales de sus ideas.
10 Vernon R. 1966 International investiment and international trade in the product cycle,
Quart. J. Econ., 80, 190-207.
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Un mundo de desigualdades
vas, sin embargo ellos jamás pueden ser considerados completos en la justi-
ficación para tal. Podemos hasta admitir que ellos participen de alguna for-
ma en la atracción de las empresas, pero, sus participaciones deben ser pon-
deradas para cada caso. En determinadas situaciones, la oferta de accesibilidad
puede venir a ser el factor preponderante y la oferta de mano de obra pue-
de desempeñar un papel secundario o inexpresivo, mientras que en otras si-
tuaciones de países o de sector de actividad, la aglomeración conformada
por una serie de empresas articuladas respecto al suministro de materiales,
pasa a tener la primacía por la atracción de otras unidades industriales.
Una cuestión trasparece y requiere una consideración. Hay una lógica de
supervivencia económica que se basa en el aumento de las tasas de rendi-
miento, cuyos resultados regionales son los más diversos posibles. Aunque
sea posible identificar algunas tendencias de organización espacial de las
unidades de producción industrial, parece ser muy difícil (o los argumentos
anteriores no fueron suficientes) identificar una lógica propia a partir del re-
corte regional, pero sí de algunas características generales de algunas regio-
nes que contribuyen para la atracción de industrias.
La segunda vertiente, de las teorías parciales, según el autor, se apoya en
la creencia de que la producción recorre «un ciclo dividido en tres partes: fa-
se del desenvolvimiento (o innovación), fase de madurez (o de crecimiento)
y fase de estandarización». O sea, en la fase de desenvolvimiento hay una
fuerte demanda de personal calificado para crear, innovar, lo que normal-
mente ocurre en sitios próximos a la sede social. A la misma vez, esas sedes
están localizadas en lugares de más aglomeraciones en I&D, en las grandes
aglomeraciones industriales. En la fase siguiente, con las ventas tendiendo a
aumentar, hay una tendencia al perfeccionamiento del producto, exigiendo
personal menos calificado, probablemente a mayor escala, cuya estandariza-
ción va a posibilitar el alcance de la mercancía a escala global. Alcanzando
esa fase, la tecnología puede ser transferida para otras unidades, localizadas
en territorios distintos, lo que proporcionará una reorganización espacial de
la producción concluyendo el fin del ciclo de la mercancía.
Benko, analizando la situación presentada, comenta que tal proceso mues-
tra una diferenciación importante entre las empresas tradicionales, de gran
porte y las empresas más recientes y de alta tecnología, caracterizadas por
el porte pequeño, que presenta una pequeña fase también de estandariza-
ción y, por eso, hay poca diferencia entre el número y la calificación de la
mano de obra. Tal hecho se reflejará en la diminución del ciclo de vida del
producto, en la sustitución constante del producto, al contrario de perfec-
cionar el producto existente, lo que lo hace más dependiente de las relacio-
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
nes de input con las otras pequeñas empresas y proveedores locales. La ex-
plicación más lógica para ese argumento, es la de que los rendimientos, en
un dado tiempo fijo de producción, son mantenidos porque los ciclos son re-
ducidos. En otras palabras, la rotación del capital sería mayor en el caso de
esas empresas de pequeño porte y de alta tecnología.
Tal comportamiento trae resultados regionales diferentes: en el primer
caso hay una tendencia de esparcimiento de unidades tradicionales de pro-
ducción a partir de la fase de estandarización, para países o regiones perifé-
ricas; y en el segundo caso hay un mayor apego al local, a la red de produc-
ción de pequeñas unidades regionales en todas las fases de vida de los más
variados productos.
Benko cree que ese esquema debe ser revisado, porque hay una tenden-
cia de descentralización de las actividades de I&D, citando Planque,11 lo que
impulsaría un refuerzo a los centros locales. Siguiendo la argumentación y ci-
tando Pottier,12 realmente la relación entre I&D fortalece los grandes cen-
tros y centraliza, sin embargo los avances en las comunicaciones permiten la
descentralización de los procesos de innovación para otros centros meno-
res. Las grandes innovaciones de productos nuevos permanecen en los gran-
des centros, sin embargo las necesidades de mejoramientos y de acomoda-
ción a las exigencias del mercado, a escala internacional, exigen pequeñas
innovaciones que tienden a localizarse en los centros menores.
Una vez más el autor resalta los problemas en ese esquema, destacando
las diferencias en la organización de la producción, en los avances tecnológi-
cos y en los movimientos de los mercados entre los más variados sectores
económicos, «como demostró Michael Storper».13
Hay una coherencia importante en las críticas de Benko a ese esquema, a
las cuales agregaríamos algunos otros aspectos. En primer lugar, encontrar
reflejos espaciales del proceso productivo, por la necesidad de la innovación
y por la identificación de que tales procesos presentan ciclos de vida, pare-
ce ser una tarea que exige otros elementos capaces de componer la ecua-
ción. Las dos piezas del argumento son los ciclos de creación de los nuevos
productos (I&D) y su relación con el centro y la periferia, los países desarro-
llados y los no desarrollados, los grandes centros urbanos y los centros me-
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16 Piore, M., Sabel, C., 1984, The second Industrial Divide: possibilities for prosperity, New
York, Basic Books (Trad. Française Les Chemins de la prospérité, París, Hachette, 1989).
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
Castells anuncia un nuevo mundo que se inicia a fines de los años 1960 y
1970, atribuyendo la confluencia de tres movimientos «independientes»,
siendo uno de orden tecnológico (tecnología de la información), el otro de
carácter económico (crisis y relaciones estatales) y el último de orden socio-
cultural (derechos humanos, ambientalismo, etc.). Según el autor, los avan-
ces en la tecnología de la información posibilitaron la reestructuración eco-
nómica basada en «redes como modo dinámico y auto-expandible de
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17 Sobre eso, conviene resaltar las referencias al pie de la página (1999a: 25 e 41), cuando
el autor defiende la idea de que «la tecnología no determina la sociedad: la incorpora. Pero la
sociedad tampoco determina la innovación: la utiliza». Eso refuerza la interpretación de que
Castells comprende una cierta autonomía entre los factores que condicionan o moldean los
movimientos socioeconómicos, diferente a Marx, por ejemplo, que reconoce en el modo de
producción y sus mecanismos de reproducción, la fuerza motriz que condiciona la mayor parte
de los movimientos socio-culturales y la utilización de los recursos naturales. Véase también
1999a: 26,31, cuando el autor comenta la importancia del Estado en el estímulo o falta de es-
tímulo de los avances tecnológicos, de acuerdo a su capacidad para «organizar las fuerzas so-
ciales dominantes en un espacio y en una época». En esa misma ocasión el autor afirma que
eso también ocurre hoy en un momento de reestructuración global, dentro de una sociedad
que es «capitalista y también informacional».
18 Según el autor, el modo de producción capitalista continúa, sin embargo se alteró el
modo de desenvolvimiento, que inicialmente era agrario, pasando para el industrial y hoy al-
canzando el informacionalismo, que por él fue definido como un proceso de elevación de la
productividad a partir de la reproducción del conocimiento o «la acción de conocimientos so-
bre los propios conocimientos como principal fuente de la productividad» (1999a: 32-35).
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20 Refiriéndose a Castells, M.; Hall, P. (1994) Technopoles of the World: The Markings of
21st Century Industrial Complexes, London: Routledge.
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con una ciudad, con una nación o bloque de naciones, como es el caso de
EE UU. En este último caso, el autor entiende que no podrá haber una iden-
tidad económica, porque los flujos son globalizados y, solo será posible for-
mar una identidad europea en la «era de la información», en el caso de que
sea construido un «programa de valores sociales y objetivos institucionales
que agrade a la mayoría de los ciudadanos sin excluir a nadie, al principio».
Aún siguiendo el raciocinio en relación a Europa, el autor considera que los
valores, en la práctica, están constituidos por la defensa del Estado del bien-
estar social, la solidaridad social, la democracia, el refuerzo a las vitalidades
de las culturas, de la lengua, etc. En un sentido general de pensamiento de
una comunidad, una identidad, no está representada por «una proclamación
de utopía de sueños, sino por una lucha por imponer modos alternativos de
desenvolvimiento económico, sociabilidad y gobierno» (1999c: 409).
Castells entiende que los movimientos sociales de la «Era de la Información»
se desenvuelven fuera de las instituciones de la sociedad, diferentemente
de la fase industrial cuando, por ejemplo, los trabajadores se organizaban
para reaccionar contra el capital, ambos subordinados a valores y lógicas de
la industrialización, «productividad y progreso material». Ahora, los movi-
mientos parecen desenvolverse de dentro hacia fuera, utilizan los valores
de la nueva era, pero vienen bajo sus principios, sus ópticas, tal como el
fundamentalismo religioso que «pone la tecnología al servicio de la Ley de
Dios», sin posibilidades de negociación. «La fuerza de los movimientos so-
ciales con bases en las identidades, es su autonomía cara a cara, las institu-
ciones del Estado, la lógica del capital y la seducción de la tecnología. Es di-
fícil atraerlos...».
Al desarrollar tales ideas, se identifican los problemas fundamentales en
esos procesos, entre ellos la tendencia de tales movimientos a fragmentar-
se, pasando a no constituir la sociedad, donde las elites formarán circuitos
cerrados, protegidos por su falta de apariencia material, articulados por re-
des de comunicación, mientras las personas segregadas, subyugadas y con
su «consciencia fragmentada» estarían conviviendo en un ambiente de «in-
sana violencia diaria» (Castells, 1999c: 428-429).
Si consideramos las especulaciones que el autor se permite al final de sus
exposiciones, destacando los debidos peligros que tal comportamiento car-
ga, podemos identificar algunos rasgos más de sus raciocinios, intuyendo
que tales ejercicios fueron inspirados por la realidad que la «Era de la
Información» les presentó en las dos o tres últimas décadas.
De forma bastante esquemática, ya que los análisis anteriores ya explica-
ron varios de esos movimientos en una construcción paulatina, podemos re-
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Capítulo 3. Reflexiones sobre cinco pensadores
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Capítulo 4
Convergencias y divergencias entre los
autores seleccionados
Si empezamos con una visión aún esquemática y general, apenas para reco-
nocer los grandes rasgos de los pensadores seleccionados, podemos llegar
a algunas conclusiones que organizan mejor los análisis, al identificar grupos
de pensadores que ocupan posiciones distintas y complementarias o incom-
pletas e indistintas, de acuerdo a lo que podemos ver en la tabla.
Tema/
Marx Christaller Perroux Benko Castells
Pensador
Proceso valor en la ganancia ganancia ganancia ganancia
productivo plusvalía
Integración marginalización – – permisible permisible
social
sociedad (globalización – – conocimiento/ informacional/
actual inexorable) globalización globalización
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Capítulo 4. Convergencias y divergencias entre los
autores seleccionados
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Un mundo de desigualdades
pos sociales y sus interacciones con los estados organizados tienen la capa-
cidad de alterar la configuración espacial de forma no determinante para
uno de los lados.
Tal factor, lleva a que los dos autores tengan una visión del papel del
Estado de una forma muy cercana, si se compara a la visión marxista, por
ejemplo. Para ambos, hay un poder desarrollado por los grupos sociales que
pueden presentar capacidades distintas al alterar el comportamiento de la
producción, de donde se puede sacar una conclusión más común de los dos
pensadores: el capitalismo es controlable y, por lo tanto, limitado en sus más
distintas manifestaciones, desde que las interacciones de grupos sociales se
antepongan, aunque no tengan la capacidad de alterar su carácter. Exactamente
en este punto es que el Estado asume un papel también de representación
regional o nacional de los anhelos colectivos de forma que disuelva conflic-
tos, sin tener que asumir una postura parcial, para cualquiera de los lados.
Como consecuencia de eso, los autores no trabajan con la perspectiva de
que habrá siempre una tendencia a la concentración de renta, aunque am-
bos muestren, en sus trayectorias: hemisferio, continentes, países y regiones
donde hay una diferenciación de renta creciente. Castells, incluso, hace una
alerta sobre el hecho de que hay una tendencia a que eso venga a reprodu-
cirse de forma diferente. Si antes las divisiones ocurrían entre el hemisferio
norte y sur, ahora tal diferenciación tiende a suceder entre territorios de ca-
da uno de esos espacios. De la misma forma, Benko defiende la idea de que
existe una ascendente desigualdad «interlugares».
Esta proximidad de pensamientos entre los dos autores (no olvidando
que ellos muestran diferencias de comportamiento intelectual en algunos
aspectos) los hacen también pensar parecido respecto al desenvolvimiento
regional.
Ellos identifican los procesos de desenvolvimiento regionalizado que no
traen solamente el formato establecido por los mecanismos globales de re-
producción del capitalismo, sino también son inducidos por mecanismos de
reacción o de incorporación creativa e innovadora de agentes regionaliza-
dos debidamente organizados y estimulados, más o menos, por los gobier-
nos locales. Con tal perspectiva, el proceso de desenvolvimiento regional
puede ser creado por una manifestación local, global o de ambos al mismo
tiempo, sin que parezca que los dos autores hayan tenido la preocupación
de definir la preponderancia de un planteamiento escalar sobre otro o de un
local, región o territorio sobre otros.
Así, con tal percepción, no existe, al principio, la posibilidad de definir
tendencias de organización espacial general de la economía mundial, dado
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Capítulo 4. Convergencias y divergencias entre los
autores seleccionados
que ella no puede ser construida por una o varias fuerzas socioeconómicas
mundiales sino por una asociación entre dichas fuerzas y aquellas constitui-
das temporalmente de forma «independiente» en cada región, territorio o
en cada segmento de comportamiento social. Por otro lado, las posibilida-
des regionales, ahora tratándose de un territorio dado, podrán asumir un
papel importante en sus autodeterminaciones, en sus características y su
porte de desenvolvimiento, siendo imposible y desnecesario que se definan
las tendencias. Por el contrario, se construyen las tendencias localmente, y
es evidente que en articulación con los movimientos que ocurren en escalas
diferenciadas.
En fin, en ese campo los autores dan una generosa capacidad de desen-
volvimiento a partir de las regiones, desde que ellas desenvuelvan sus po-
tencialidades de manera que se articulen con otras regiones de forma com-
petente. Pero aún los autores utilizan argumentos diferentes y vislumbran
situaciones distintas, pero en lo fundamental ambos retiran casi totalmente
las amarras del desenvolvimiento a partir de una región dada, de las deter-
minaciones del movimiento a escala mundial de carácter capitalista.
119
Un mundo de desigualdades
lisis se presentan de una forma que muestran todos los pasos, los momen-
tos, las articulaciones, el movimiento y el peso en la participación que las
mercancías, personas y, principalmente, el capital se presentan en la repro-
ducción de la sociedad. La profundidad, la complejidad y la entereza con
que el autor presenta y explica la realidad, a pesar de eso ocurrir hace cerca
de un siglo y medio atrás, nos deja una base importantísima para explicar la
realidad actual.
El aspecto principal en la teoría marxiana es el hecho de que el ímpetu
de la reproducción del capital, en la sociedad capitalista, es el factor princi-
pal, el motor de las relaciones sociales. En este sentido, el ambiente capita-
lista es total, ilimitado «irreformable e incontrolable», como resalta Mézáros
(2000:11). Hay un control importantísimo del capital al trabajo y, necesaria-
mente, a las otras actividades sociales y sus representaciones con un recor-
te regional. Tal comportamiento ocurre en todos los espacios en que el mo-
do de producción capitalista opera y eso le da un carácter de amplitud
globalizante. O sea, en las ideas de Marx ya estaba contenido ese carácter
de amplitud constante, que puede asumir aparentes fisionomías para las lo-
calidades distintas, pero, en el fondo, la base de la inducción de los com-
portamientos es la misma. Eso no quiere decir que todas las otras activida-
des humanas tengan una subordinación formalmente directa y, como tal,
inflexible. Todas ellas, según Marx, participan directamente del proceso,
presentan algunas libertades para movimientos y alteraciones de carácter
no estructuralmente inclinado a retirar el objetivo mayor del proceso, que
es la de conceder a la sociedad la intención de inclinarse a la reproducción
del capital y, de esta forma, hacer que otras relaciones sociales se subordi-
nen a sus preceptos.
En Benko y Castells, explícitamente en este último, hay una significativa
contradicción con las comprensiones marxianas sobre las bases de produc-
ción capitalistas. El pasaje más importante y que tendrá repercusiones sig-
nificativas en nuestras investigaciones, en la fijación de un planteamiento
teórico sobre el proceso de desenvolvimiento regional, está exactamente
en el momento en el que los dos autores retiran esa hegemonía del capital
sobre el comportamiento globalizado y consideran que eso es apenas un
aspecto de la realidad, donde también se agregarían otros, tales como el
poder que las organizaciones pasan a obtener en experiencias adquiridas
en el transcurso del proceso. O sea, es como si gradualmente, organizacio-
nes sociales distintas adquirieran sabiduría para contraponer la lógica de la
organización por el valor obtenido en las transacciones comerciales, o ad-
quirieran el control de la reproducción del capital en niveles capaces de ob-
120
Capítulo 4. Convergencias y divergencias entre los
autores seleccionados
tener una valorización más alta en las creencias o en las necesidades mate-
riales de un determinado grupo. Evidentemente que Castells reconoce que
tales grupos no alterarían el carácter de la sociedad capitalista, pero obten-
drían experiencias capaces de negociar mejores condiciones o incluso con-
seguir algunas victorias importantes. Entonces, si el propio Castells recono-
ce eso, quiere decir que el problema consiste en saber en qué medida eso
permite el control social, en la sociedad capitalista, sin retirarle su conteni-
do principal. ¿Sería un reconocimiento de la dominación y una tentativa de
negociar mejores condiciones, a través de un Estado o de otra organiza-
ción? ¿Hasta cuándo y cuánto eso podría ocurrir, si, como dice Mézáros,
quien «sostiene el pilar del capital no es el Estado, sino el trabajo, en su
continua dependencia estructural del capital»? (2002: 16). Volveremos a ese
aspecto más adelante.
En Marx, si comprendemos sus bases conceptuales del capitalismo, es
fácil entender sus ideas sobre la integración social y la concentración de ri-
queza. Evidentemente que en las condiciones presentadas por el autor, los
niveles de integración social estarían establecidos dentro del propio proce-
so de producción en todos sus momentos: producción y circulación. Como
para reproducir el capital es necesario obtener una escala cada vez mayor y
aumentar continuamente las ganancias (no necesariamente de una unidad
de producción), es evidente que tal proceso además de ser ilimitado e in-
controlable, también tiende a poseer la capacidad de contrastar más bene-
ficios con alguien. Si el valor estuviera contenido en la plusvalía y si eso es-
tuviera representado por la presencia de diferentes segmentos sociales,
evidentemente que en las sociedades capitalistas no podría haber un pro-
ceso diferente sino una tendencia a concentrar riqueza y control social en
las manos de personas o agrupamientos de ellas. Solo que sería de forma
creciente y tendiente a una marginación de parte de la sociedad. Como
consecuencia, dichos procedimientos resultarían en una sociedad con ten-
dencias a una desintegración social, ya sea en segmentos o en agrupamien-
tos de personas.
En las visiones de Benko y Castells, las tendencias serían diferentes o, por
lo menos, serían enfriadas. Pero, ¿hasta dónde o hasta cuándo? ¿Cuánto ese
enfriamiento alteraría los reflejos territoriales de esos movimientos socioe-
conómicos? ¿Y qué libertad tendría para definir políticas regionalizadas con
la intención de organizar el proceso de desenvolvimiento? Acumularemos
también esas preguntas para que sean respondidas más adelante.
Las ideas marxianas no tuvieron la intención de explicar la realidad de un
país o de una región (aunque hayan utilizado la realidad de algunas nacio-
121
Un mundo de desigualdades
122
Capítulo 4. Convergencias y divergencias entre los
autores seleccionados
123
Un mundo de desigualdades
aunque trate sus aspectos estructurales, de una forma articulada, que permi-
ta una comprensión del recorte regional del desenvolvimiento de la socie-
dad a escala mundial.
124
Capítulo 5
Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
Como ya destacamos en los capítulos anteriores, está claro, entre los autores
seleccionados, que Marx desenvolvió científicamente un método capaz de ex-
plicar los pasos del proceso de producción en una sociedad capitalista, de una
forma que en ningún otro proceso suele pasar. Castells, e incluso el propio
Benko, intentaron analizar la realidad con una trascendencia mayor que los
otros dos comentados (Christaller y Perroux), pero lo hicieron a partir de aná-
lisis de fenómenos que ocurren en varias partes del mundo. El resultado de las
investigaciones de estos dos autores, a pesar de aportar importantes contri-
buciones, fue ajustado por las experiencias de un conjunto de realidades que
presentaban situaciones distintas en sus características históricas y en sus con-
diciones socioeconómicas actuales. En dichas circunstancias, los dos autores,
principalmente Castells, presentan los hechos de una manera clara y lógica,
pero utilizando métodos científicos que incorporan una serie de interpretacio-
nes cualitativas de fenómenos. Ese análisis, que contiene un extenso material
empírico, puede conducir a una reflexión basada en reflejos de movimientos
aparentes, atrayendo inseguridad en la utilización de sus resultados.
Por su parte, en los análisis marxianos, hay un método que al mismo tiem-
po utiliza un amplio material empírico, pero que sirve para explicar un méto-
do científico deductivo de la esencia de los fenómenos, que se vale de cate-
gorías de análisis que permiten reconocer el peso y las articulaciones de las
partes relacionadas.
Dos críticas de Castells y Benko sobre la teoría marxiana deben ser con-
sideradas: el carácter estructuralista y tendiente a una visión homogénea de
la realidad admitiéndola como multifacética, lo que requiere visiones tam-
bién desde varios puntos de vistas. Eso supone que hay que tener cuidado
con algunos pasajes y algunas circunstancias de tiempo y espacio, que se
puedan volver relativos.
125
Un mundo de desigualdades
Para que se haga posible entender los resultados espaciales de las activida-
des socioeconómicas, es indispensable, antes de hacer cualquier análisis,
entender claramente los procesos que ocurren en la realidad mundial y has-
ta qué punto eso difiere del ciclo anterior o, lo que parece ser unánime afir-
mar, la fase de la producción fordista o de la sociedad industrial.
Marx, Christaller y Peroux obviamente que no podían anticipar todos los
sucesos actuales, tratándose de sus estudios, el primero a fines del siglo XIX
y los dos últimos a mediados del XX. Por su parte, Benko, aún escribiendo a
fines del siglo XX, levanta la necesidad de que «la noción de globalización
debe, no obstante, ser enfrentada con prudencia» de acuerdo a los factores
históricos que pasaron por ciclos de avances y retrocesos desde el siglo XVI y,
entre otras cosas, porque aún hay inseguridad sobre las relaciones entre las
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
Cuando estudiamos sobre Marx, encontramos algunos pasajes que nos ayu-
dan a entender mejor la situación y que es importante recordar para iniciar
la construcción del planteamiento teórico.
1 Mézáros (2002:622) resalta la estructura de comando del capital, dividiéndolo en: deter-
minaciones verticales, que puede ser entendido aquí, de forma esquemática, como las reparti-
ciones verticales del proceso de producción, y las determinaciones horizontales, aquellas en-
tendidas como una homogeneización de los procesos de trabajos que tienden a ocurrir en
distintos países.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
tiempo más largo, aquel compatible a la rotación general del capital. Era po-
sible realizar proyectos regionales con un horizonte amplio y concentrando
las atenciones en las respuestas a las demandas de un determinado espacio
regional, lógicamente que analizando sus lazos de intercambios comerciales
con otros países u otras regiones. Pero eso ocurría como consecuencia de
una división espacial del trabajo, donde las relaciones espaciales en el me-
dio, eran más definidas en determinados sectores y de acuerdo a los límites
de las fronteras políticas y administrativas, nacionales o internacionales.
Los gobiernos nacionales eran relativamente más fuertes, porque los lí-
mites políticos e institucionales les permitían administrar ambientes econó-
micos y sociales con más control, operando con menos rotación del capital
–más estabilidad–, con menos cantidad de flujos entre unidades de produc-
ción –menos espacialidad y menores costos públicos relativos–2 y teniendo
la responsabilidad de tratar con límites regionales o nacionales más defini-
dos en términos de intercambios comerciales. Aunque desde los grandes
descubrimientos de los siglos XV y XVI, haya ocurrido transacciones comer-
ciales entre continentes, había un control gubernamental significativo de los
flujos en las fronteras, cuyos movimientos de apertura comenzaron a ocurrir
gradualmente y con más velocidad a partir de la Segunda Guerra Mundial.
En el ambiente interno de las naciones, el sector público obtenía más capa-
cidad para inducir la localización de unidades de producción, utilizando sub-
sidios, incentivos fiscales y algunas inversiones en infraestructura de comuni-
cación, transportes y energía, además de aquellas necesarias a la calificación
de las áreas urbanas de apoyo.
La actual «producción flexible», que superó la fase fordista, es el resulta-
do de una reestructuración del proceso de producción, en todos sus mo-
mentos, en la búsqueda por aumentar la valorización general del capital. Eso
ocurrió, fundamentalmente, en la época de la producción, en las relaciones
2 Aunque no sea el objetivo de este trabajo investigar tales aspectos a profundidad, que-
da levantada la pregunta sobre el aumento de los costos públicos en elementos de circulación
general. Veremos a continuación, que es común creer que hubo una reducción en las recetas
gubernamentales, pero no se considera, lo que también merece estudios complementares,
que puede haber habido una baja general de las actividades económicas y sociales que repre-
sentan una alta contribución con tales recetas, ya que ellas pueden haber crecido relativamen-
te, frente al volumen de producción económica general realizada. Sí así fuera, se elevó la orga-
nización espacial de las actividades económicas, demandando más intensidad de circulación
pública de las mercancías y las personas, mientras que se retrocedieron las capacidades del
sector público para ofrecer tales condiciones. En tal situación, los elementos de circulación
más importantes tienen prioridad, mientras que aquellos de menor importancia en volumen de
carga de flujos comerciales se quedan marginados cada vez más. Eso puede concretizar las
tendencias de creación de guetos, de extractos sociales cada vez más diferenciados, identifi-
cadas por Castells y claramente justificadas por Marx.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
Fuente: Castells (1999a: 127), citando cálculos del CEPII a partir del modelo Industrie 2000 y
de las bases de datos CHELEM y PIM.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
3 Mézáros (2002:16) hace una diferenciación entre el capital y el capitalismo, donde consi-
dera que el capital ya está imperando desde los tiempos del mercantilismo, y el capitalismo es
apenas una forma de utilización del mecanismo del capital. El autor también considera que las
experiencias de la Unión Soviética pueden ser consideradas como un «sistema de capital pos-
capitalista».
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
Por otro lado, los servicios sociales crecieron más en la década de 1960,
siendo que entre los años 1970 y 1990 hubo poco crecimiento en los Estados
Unidos, Canadá y Francia; obteniendo una tasa alta en Alemania, Japón y
Gran Bretaña. Los servicios personales mantuvieron una estabilidad en el
período, aunque eso depende del tipo de servicios y de los países conside-
rados. Se supone que estos dos últimos tipos de servicios sufrieron, de cier-
ta manera, un menor impacto de la flexibilidad en la producción.
Así, en ese nuevo ambiente, hay nuevas y antiguas actividades, sin em-
bargo ahora todas ellas agregadas a un nuevo cuerpo de intenciones: crear
las condiciones para administrar una red de unidades de producción distri-
buidas en varias partes del planeta, pero que constituyen varios sistemas in-
tegrados de producción.
Ese grupo presenta una importancia significativa en la economía mun-
dial, porque es calificado para el trabajo complejo, bien remunerado, creati-
vo y ágil para acompañar la elevada rotación del sistema. Él pasa a ser la in-
teligencia del sistema, pero no el controlador del capital. Por eso, a ese
grupo le corresponden los ajustes necesarios, direccionar inversiones para
los lugares y posiciones con más ganancias y no para los lugares o regiones
que ellos desean. Sus determinaciones son aquellas definidas por la busca
del aumento del valor, donde algunos condicionantes sociales y los predica-
dos regionales participan, pero no lo definen.
Como tal, su herramienta más importante es el conocimiento, la informa-
ción, bajo variados aspectos y de variadas formas, sobre los sucesos en dis-
tintos puntos del planeta.
La dinámica de los hechos produce la sensación (apenas una sensación)
de que el capitalismo ha alterado su estructura, que la sociedad local adqui-
rió una autodeterminación, o que las diferencias culturales tienden a una
convergencia, en forma de agregación de variadas formas con un solo com-
portamiento, el «posmoderno».
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
Eso trae como resultado una decadencia enorme en la tasa del PIB mun-
dial, que disminuyó de 5% en 1970 a un poco más del 2% en 1999. En los
Estados Unidos, la tasa disminuyó del 4% en 1960 al 2% en 2000. En Japón,
la decadencia fue aún más fuerte, pasando del 10% en 1962, a –2% en 2000.
Aliado a esto, hay una persistente decadencia en la productividad del traba-
jo, donde solamente en los Estados Unidos las tasas disminuyeron del «3% a
inicios de 1960 y de un poco más de 1% en 2000». Todo eso agravado, y
también como consecuencia, del aumento de la capacidad ociosa de la in-
dustria instalada (Carvalho, 2003: 43-44).
Mézáros (2002: 342) acentúa que estamos siendo testigos de «un desem-
pleo que crece crónicamente en todos los campos de la actividad, aun cuan-
do es disfrazado como «prácticas laborables flexibles»..., y «una reducción
significativa del patrón de vida...». Según este autor,4 en 1993 había 336 mi-
llones de personas desempleadas en el mundo, mientras que el número de
personas empleadas alcanzaba solamente 307,6 millones, lo que quiere de-
cir que el número de desempleados es más alto que los que consiguen una
plaza en algún tipo de trabajo.
Además, el comercio mundial obtuvo un crecimiento de 5%, entre 1984 y
1994, mientras que la tasa de crecimiento de la producción tuvo alrededor de
una tasa de 2% al año (Chesnais, 1998: 18). ¿Cómo se explica este fenómeno?,
¿Quién estaría transfiriendo esos flujos para la circulación en el comercio?
En este aspecto hay una convergencia importante en el pensamiento de al-
gunos autores contemporáneos, entre ellos Castells, Chesnais, Sassen, Mézáros
y Benko, sobre el carácter expansivo de las transacciones financieras a escala
mundial y sus relaciones con el proceso productivo, con su base espacial, aun-
que su organización espacial se desenvuelva con determinadas autonomías.
Para que eso pudiese ocurrir, fue necesario un proceso importante de
aprovechamiento de la ruptura de las fronteras, también aprovechadas por
los procesos productivos flexibles recientes. A la misma vez, eso fue también
incrementado por los mismos avances tecnológicos que permitieron la re-
partición de la producción, presentada anteriormente, aunque en este caso,
los recursos de las comunicaciones online, se desarrollaron más para permi-
tir las transferencias de valores para cualquier parte del planeta con seguri-
dad. Fueron tomadas decisiones políticas importantes para que el circuito fi-
nanciero alcanzara la escala mundial, estas van desde el Tratado de Maastricht,
Consenso de Washington, el Tratado de Marrakech, la Organización Mundial
4 Citando: Sem Sukomal, Working class of india: History of the emergence and movement
1830-1990, with na overwiew up to 1995, Calcuta, K.P. Bagchi & Co, 1997, p. 554. p. 10
141
Un mundo de desigualdades
del Comercio (OMC), etc. (Chesnais, 2001: 11). Gobiernos como los de
Magareth Thatcher y Ronald Reagan dieron los primeros pasos para que hu-
biera una desreglamentación financiera en sus países y alcanzaran inmedia-
tamente otras regiones del mundo.
Este mercado financiero se extendió a partir de los principales países y
pasó a ser controlado por las instituciones bancarias, las compañías de segu-
ro, los fondos importantes de planes de jubilación y de pensión y las socie-
dades financieras, que concentran las inversiones dispersamente localizadas
en varios países del mundo (Chesnais, 1999: 8).
Sus reacciones son exóticas, relativas a aquellas desarrolladas por el sec-
tor productivo, son sensibles y reaccionan a los movimientos más variados
posibles, aquellos que pueden presentar señales tenues de lo que podrá
ocurrir en el futuro, aunque eso no presente grandes garantías. Pero tam-
bién sensibilizan al sector productivo y le generan reacciones importantes en
un dado tiempo. Por sí solo, tales movimientos se vuelven independientes
dentro de sus formatos, en días diferentes, dentro de noticias creadas vir-
tualmente, en los movimientos especulativos dirigidos, etc., aunque, en ge-
neral y en el sentido estructural, tales reacciones estén ancladas en el sector
productivo, pero con la libertad de moverse hacia varias direcciones, en va-
rios países o regiones.
Sus movimientos están relacionados con las empresas o conglomerados
de empresas que generan valor, tanto en lo que respecta a los reflejos de las
ganancias individuales de esas unidades de producción, como también en el
sentido contrario, donde el circuito financiero controla el ritmo de las inver-
siones en tales unidades de producción, en porte, características, orden es-
pacial y repartición de la receta. En un sentido más general, es una nueva
forma de acumulación, «predominantemente financiera», donde hay una va-
lorización del propio valor, donde el dinero se reproduce por sí solo, sin nin-
guna intermediación directa del sector productivo. «Los inversionistas insti-
tucionales se convirtieron, por medio de los mercados financieros, los
propietarios de los grupos...», creando una nueva y un relativamente menor
extracto de controladores de las actividades sociales, teniendo repercusión
en prácticamente todas las partes y todos los países del mundo (Chesnais,
2001: 8-9). Hay, crecientemente, movimientos de articulación de bolsas de
valores, con el objetivo de concentrar las intermediaciones, cada vez más. A
fines de los años ochenta e inicios de los noventa, algunas bolsas de valores
de países pobres como São Paulo, Buenos Aires, Ciudad de México, Taipéi,
Moscú y otras se articularon con el mercado, antes conectado solamente en
el Hemisferio Norte. En la mayoría de los países, las actividades financieras
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teórico de desarrollo regional
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En estos límites se encuentra una zona que permite que vaguen las más
variadas ideologías y que intentaremos reducir su campo de acción, a conti-
nuación, en lo que respecta al campo teórico de las discusiones sobre el
desenvolvimiento regional.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
demos entender que hay una tendencia a que gran parte de los elementos
del capital fijo, pueda degradarse, desde que no sirva para remunerar el ca-
pital general. Pero también significa que una parte de esa espacialidad se
califique, relativamente a otros elementos que sean presentados con una te-
rritorialidad diferenciada. De eso se obtiene la formación de un «chasis» que
se vuelve cada vez más estricto en su estructura y que está conceptuado en
nuestras investigaciones, junto al colega Edmilson Carvalho, de la siguiente
forma:
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Al buscar ayuda una vez más de Sassen (2003: 7), debemos comprender
que «así como la globalización no induce a la dispersión, es evidente tam-
bién que la combinación de la concentración y la expansión de la red forman
un sistema jerárquico fuerte», tanto de ciudades como de regiones.
8 Como ejemplo: empresas que participan en el sistema productivo del sector automovilis-
ta, suministrando subprodutos, cuyas características exigen proximidad a la unidad montadora
y son comandadas por ella.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
Figura 5. Libertad controlada del sector financiero o los mundos diferentes y articu-
lados entre los flujos financieros y los procesos productivos.
Fuente: propia, utilizando (a la izquierda) pinturas de Escher, con el título de
Liberation, extraída de: http://www.postershop.com/Escher-MC/Escher-MC-
Liberation-7400016.html, accesado el 07 de julio de 2004; (a la derecha) diseño de
Escher, con el título Three worlds, extraído de: http://www.art.com/asp/display_ar-
tist-asp/_/CRID— 33/M.C._Escher.htm?RFID=044932&FT=Y&TKID=42871,
accesado el 07 de julio de 2004.
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Capítulo 5. Construcción de un planteamiento
teórico de desarrollo regional
concertación de las políticas regionales. Las estrategias que antes eran pú-
blicas, se transformaron en una gestión compartida con el sector privado en
todos sus aspectos.
Tal concertación o gobernanza, como denomina Benko, abarca un gran
esfuerzo de convergencia de estrategias distintas y a veces divergentes tam-
bién en la distribución territorial de las inversiones.
De esa manera, los problemas de articulación y las tentativas por solucio-
nar algunas divergencias, desde el punto de vista de los intereses de los pro-
cesos de producción, pueden ser desenvueltos con éxito e incluso tener re-
sultados importantes en la consecución de políticas regionales. Son tipos de
gobernanzas que identifican los puntos convergentes en el chasis de la eco-
nomía a escala macrorregional y actúan en el sentido de potenciar sus resul-
tados en determinadas regiones o locales. Pero esa gobernanza, por su com-
plejidad, requiere habilidades y procesos de innovación para que sus resultados
sean promisores. Tales circunstancias exigen una gestión calificada para com-
prender la realidad, identificar objetivos comunes y crear las políticas capa-
ces de conducir el proceso de una forma que refuerce el chasis de la econo-
mía. ¿Cómo garantizar esa eficiencia de personal en todas las instancias y
escalas de gestión regional?
Con estas condiciones, es posible identificar y potencializar los procesos
estructurales que se encuadren en un ambiente político favorable, social y
económicamente. Eso es posible y deseable por los flujos capitalistas, pero
es muy diferente a los comportamientos que tienen la pretensión de contra-
poner los procesos y comportamientos de las sociedades capitalista, a partir
de un único recorte regional, de carácter formal.
Para responder a la elevada rotación de la producción, a la velocidad del
consumo y del descarte de las mercancías y a las elevadas mutaciones de las
políticas estratégicas de las empresas, con rebatimientos regionales, el tiem-
po del planeamiento y la ejecución tienden a fundirse, a volverse práctica-
mente lo mismo. Eso significa que los métodos también se disuelven a gran
velocidad, transformándose continuamente. Esto requiere calificación de las
personas para convivir con esa dinámica y presentar la capacidad de innovar
cada día. ¿Cómo las regiones pobres pueden desenvolver las habilidades y
las competencias de sus gestores para actuar sobre ese ambiente?
La velocidad de las transformaciones puede ser un sinónimo de exclusión
social y concentración de poder.
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Un mundo de desigualdades
1 Terrasi (2002: 186), identifica dos ondas metodológicas: la tradicional, que usa herra-
mientas típicas de análisis regional y son compatibles con los resultados de los planteamientos
oficiales (Molle, Van Holst and Smit - 1980 y Suarez-Villle and Cuadrado-Roura - 1993); y la
comprensiva, de Barro and Sala-i-Martim, que ignoraron los resultados de los análisis de los
autores tradicionales, pero que complementaron sus estudios iniciales.
2 Citando: Armstrong H. W. (1995) Convergence among Regions of the European Union,
1950-1995, Ppapers in Regional Science, 74, N.2: 143-152 e Suarez-Villle and Cuadrado-Roura
(1995), An Appraisal of the Evidence from Cross-sectional Analysis of the Regional Growth
Process within the European Union. In: Armstrong H. W. and R. W. Vickerman, Covergence and
Divergence Among European Regions, Pion Limited
3 Citando: Fingleton B., R. Lewney and D. Pinelli (1996), Regional Growth and Convergence,
The Single Market Review, subseries VI: volumen 1.
4 Citando: Cheshire P.C. and S. Magrini (1999), Endogenous Processses in European Regional
Growth: Impications for Convergence and Policy, paper presented at the symposium on:
Endogenous Growth Policy and Regional Development: A Comparative Aproach on the Role
of Governments and Intituitions held at the Tinbergen Institute, Amsterdam, 18-20 February.
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6 GDP corresponde al Producto Interno Bruto (PIB) en los países de lengua portuguesa.
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en las tendencias del desarrollo regional
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Un mundo de desigualdades
La riqueza del planteamiento teórico será tanto mejor como sea su capa-
cidad para explicar un conjunto más representativo de la realidad y eso solo
sucederá en el caso de que las interpretaciones de cada realidad específica
corroboren con su línea conductora y gradualmente incorporen más riqueza
a su contenido.
Hemos visto que la realidad de la economía de los Estados Unidos es
bastante diferenciada de Europa y mucho más lejana de las características
de la sociedad de China. No obstante, existen algunos rasgos comunes en-
tre todas ellas, así como hay diferencias de organizaciones espaciales de la
economía de cada región. Pero las diferencias entre tales regiones y países
pueden estar subordinadas al proceso de desarrollo mundial actual, con sus
rebatimientos diferenciados en cada rincón del mundo y articulado con los
aspectos históricos localizados.
De esa manera, tales diferencias también pueden estar asociadas a las re-
laciones entre los flujos económicos con el ambiente social y natural, lo que
puede mostrar matices diferentes para su inserción en los movimientos ge-
nerales y mundializados.
Pero las particularidades de los estudios realizados también pueden ser
diagnosticadas por los métodos de contrastes empleados por los autores y,
relativamente, estimados en función de los objetivos de cada trabajo de in-
vestigación.
A causa de eso, los análisis que están a continuación deben observar ese
conjunto de factores, como una forma de abarcar el máximo de problemas
que la realidad del desenvolvimiento regional presenta.
Pero también, tendremos que admitir que existen exigencias respecto a
las mediciones o diagnósticos tomados a partir de territorios definidos por
criterios político-administrativos, tales como los límites de los Estados Unidos,
de Europa unificada o de China, en contraposición a las manchas de la so-
cioeconomía dentro de cada una de esas territorialidades. En varios momen-
tos, que se reconozca y potencialice tales desenvolvimientos se convierte en
un objetivo político, del cual no se puede desviar, aunque debamos saber
que no se puede esperar una homogeneidad dentro de dichas territorialida-
des, desde el punto de vista teórico. Pero debemos también reconocer, y los
datos lo comprueban, que aún tomando tales criterios de delimitación, hay
territorios menos heterogéneos que otros, como ocurre entre los Estados
Unidos/Europa y China.
Lo que tendremos, finalmente, también como objetivo es reconocer la
forma en la que tales criterios de delimitación pueden traducirse en limitacio-
nes y posibilidades para el reconocimiento de las realidades específicas.
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en las tendencias del desarrollo regional
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en las tendencias del desarrollo regional
7 Unidades que componen un sistema de producción, controladas en todas sus fases por
una unidad más importante, pero constituidas por inversiones particularizadas, y que, en fun-
ción de sus características, presentan las mejores condiciones de localización en las proximida-
des de una unidad montadora.
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Con tal tendencia a la repartición territorial, aunque con una creciente ar-
ticulación espacial jerarquizada; con un proceso creciente de desigualdades
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8 Citando Maddison, Angus (1995), Monitoring the World Economy, 1820-1992, París:
OECD Development Centre Studies.
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casos, las mediciones y los análisis pueden ser desarrollados con más dili-
gencia, lo que significa mejores posibilidades de inducción de los resulta-
dos, dentro de las limitaciones antes defendidas. Pero, por otro lado, tam-
bién en esos ambientes de países y regiones pobres es donde las posibilidades
de levantamientos estadísticos y estudios regionales se procesan con menor
firmeza y con menor estabilidad temporal. Eso significa restricciones y limi-
taciones al desenvolvimiento.
Además del recorte territorial de las metodologías inclinadas al recono-
cimiento de las escalas del desarrollo regional, se utilizan indicadores que,
en su mayoría, ya traen asociado su carácter incluyente. O sea, al trabajar
con la renta per cápita o con los indicadores de desenvolvimiento, las meto-
dologías intentan encontrar medias que esconden las diferencias y sotierran
los distintos procesos que llevan a tal diferenciación. Independientemente
de eso ser agregado a una dada territorialidad, el propio indicador, por sí
solo, no da resultados plenos para una acción y una identificación de las
causas y los resultados. Los datos del PIB, que pueden ser cuestionados en
varios de sus aspectos de formulación, pero que no es el motivo de esta in-
vestigación, demuestran la capacidad de producir riqueza general, pero no
representa la distribución por grupos de personas o en subespacios regio-
nales. Unido a otros indicadores, como los servicios sociales, por ejemplo,
ese indicador no presenta más que un número, cuyos resultados pueden te-
ner más o menos capacidad de transferencia espacial de valores, sin que
eso represente los resultados locales.
Las posibilidades de inducción al desenvolvimiento regional requieren,
antes que más nada, métodos para que se reconozcan los flujos reales y los
territorios en los que ellos circulan o fijan su producción de valor. Desde el
punto de vista territorial, dadas las características de la realidad socioeconó-
mica actual, más que reconocer la realidad a partir de la fijación de los terri-
torios o las regiones delimitadas por criterios institucionales, es imprescindi-
ble que se reconozca el espacio de los flujos, los puntos en el espacio que
contienen las aglomeraciones de la producción, los caminos utilizados por
los flujos, en fin, la estructura, y a partir de ahí, entender las medidas que se
pueden adoptar para potencializar el desenvolvimiento en una dada territo-
rialidad delimitada institucionalmente.
A diferencia de antes, las delimitaciones rígidas de una territorialidad en
una región constituyen apenas un dato más del problema y no lo más im-
portante. Será necesario reconocer que, en el caso que se quiera estimular
una tendencia o una oportunidad, algunas acciones estarán más adecuadas
si son efectuadas fuera del territorio, especialmente sobre los caminos re-
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corridos por los flujos. Eso pasa a constituir una limitación, por el hecho de
que tales flujos y sus caminos son mutables a gran velocidad y, por tanto,
exigirá un acompañamiento constante sobre la lógica del proceso y sus mo-
dificaciones.
Exactamente por eso es que estas limitaciones crean posibilidades para
los estrategas, los constructores de políticas, los formuladores de directrices
y de acciones prácticas. Aquí estaría contenida la idea presentada en el plan-
teamiento teórico de que la formulación de políticas basadas en el conoci-
miento de los factores que están más directamente envueltos con los flujos
que deben ser potencializados, cada día estará más cerca de la acción, unien-
do casi como una comunicación on line los pasos del planeamiento con la
gestión del planeamiento. De la misma forma que los análisis y los datos que
ofrecen subsidios serán acompañados en tiempo real para ser potencializa-
dos. Eso no es más que el comportamiento actual de aquellos que acompa-
ñan el mercado financiero. Podrá ocurrir en el futuro una aproximación de
los procedimientos de las inversiones en el sector financiero y del sector pro-
ductivo, por lo menos relativamente a los días actuales. Para que eso ocurra,
es necesario que se disminuyan, aún más y para los grandes grupos contro-
ladores del proceso, los costos de inversiones con capital fijo y circulante y
que sea reducido el tiempo de retorno de dichas inversiones. De esta mane-
ra, el proceso de producción será cada vez menos aliado a determinadas es-
pacialidades, aunque de ellas nunca se despegue, a no ser que la tecnología
encuentre medios de transferir materia por la vía del teletransporte.
Al ocurrir eso, será una radicalización importante de la concentración de
capitales y del control de todos los medios de reproducción de la sociedad
capitalista mundial, lo que podrá impulsar aún más la inducción centralizada
del proceso de desenvolvimiento regional en todo el mundo. De esta forma,
los criterios para la localización de las inversiones podrán ser absolutamente
diferenciados, probablemente teniendo en cuenta los aspectos relativos a la
seguridad y la relación con los elementos restante de la naturaleza.
En tales circunstancias, el proceso histórico puede perder su dimensión y
dejar de servir como referencia para las evaluaciones del desempeño y los
comportamientos futuros. De esa forma, los métodos de convergencia, por
ejemplo, pueden dejar de servir para medir el desempeño histórico de una
territorialidad, incluso porque dejará de tener una importancia menor el va-
lor de las relaciones socioeconómicas de una parte del territorio y pasará a
ser importante el crecimiento de los flujos, en su conjunto.
Hoy ya no es posible efectuar lecturas de la realidad regional, a partir de
apenas un recorte metodológico y eso tiende a agudizarse con el tiempo. El
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