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Apuntes de

Relatividad Especial

por
Prof. Gastón Moreno
gaston.moreno@usm.cl

2018
Índice general

1. Introducción: Relatividad Galileana 3


1.1. Transformación de Galileo (TG) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. LMN y la Naturaleza del Movimiento Propio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.3. Revisión crı́tica: las dos convicciones Modernas que originan la LMN . . . . . . 6
1.4. Leyes de Conservación Newtonianas y TG . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.5. Problema de Dos cuerpos en Fı́sica Newtoniana . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.6. Digresión: cómo cambian las trayectorias con la TG . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.6.1. Caı́da libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.6.2. Movimiento Circular Uniforme (MCU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
1.6.3. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

2. Relatividad y Electromagnetismo 22
2.1. Problema: Campo Electromagnético vs. TG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.1.1. Ecuación de OEM . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.1.2. Las Fuerzas Eléctrica y Magnética según S y S 0 . . . . . . . . . . . . . 26
2.1.3. Invariancia Galileana, Fuerza de Lorentz y Ecuaciones de Maxwell . . . 28
2.2. Transformación de Lorentz (TL) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2.3. Peculiaridades de la TL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
2.3.1. Ley de Transformación de Velocidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
2.3.2. Ley de Transformación de Aceleraciones y aplicación a LMN . . . . . . 39
2.4. Dilema: TG vs. TL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
2.5. Experimento de Michelson-Morley (EMM) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

3. Consecuencias de la Transformación de Lorentz 47


3.1. Simultaneidad y Dilatación del Tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
3.2. Contracción de las Longitudes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
3.2.1. Explicación Alternativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
3.2.2. El EMM de acuerdo a la TL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
3.3. Interludio: Rotaciones y sus Propiedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
3.3.1. Rotaciones vs. Fı́sica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
3.4. Intervalo y Causalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
3.4.1. Tipos de Intervalo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3.4.2. Causalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

4. Dinámica Relativista 58
4.1. Postulados de Einstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
4.2. Una Nueva Ley de Movimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
4.3. Ejemplo: movimiento bajo una fuerza constante . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

1
4.4. Energı́a Relativista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
4.4.1. Comportamiento de Ep(R) y p ~ bajo una Transformación de Lorentz . . . 71
4.5. Fotones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
4.5.1. Postulado de Planck . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.5.2. Efecto Doppler Relativista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
4.6. Procesos en Fı́sica de Altas Energı́as . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
4.6.1. Problema de Dos cuerpos en Fı́sica Relativista . . . . . . . . . . . . . . 79
4.6.2. Efecto Compton . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

Bibliografı́a 81

2
Capı́tulo 1

Introducción: Relatividad Galileana

1.1. Transformación de Galileo (TG)


El problema fundacional de la mecánica es explicar y predecir el movimiento de una
partı́cula (en principio puntual) una vez sabemos qué fuerzas actúan sobre ella. Para esto
debe contar con una relación entre las causas del movimiento (las fuerzas) y el movimiento
en sı́, entendido como consecuencia de las primeras. En efecto, la Ley de Movimiento de
Newton (LMN) establece dicha relación según:
N
X d(m~v)
F~i =
dt
i=1
d~
v dm (1.1)
=m ~
+v
dt dt
m=cte
−→ m~a
en que m~ v=p ~ es el momentum (cantidad de movimiento) del cuerpo. Es importante destacar
que la anterior no es una relación empı́rica, a la que se llegue midiendo en el laboratorio tanto
la aceleración de un cuerpo como, independientemente, la fuerza sobre él y constatando que
son iguales. No. Lo anterior es la definición de Fuerza en término de variaciones cinemáticas
observables. Es, por otra parte, una identificación cuantitativa entre las causas del movimiento
y su consecuencia cinemática: Causa = Efecto. Podemos parafrasearla diciendo que ahı́ don-
de observamos variación del momentum de un cuerpo, inferimos la existencia de una fuerza
(externa) que lo produce, desconociendo, en principio, cuál es el origen y naturaleza de esa
fuerza. Por lo pronto, la LMN no informa si la fuerza es de origen eléctrico, gravitacional, de
fricción u otro; tan sólo señala que hubo una fuerza que produjo el cambio. Es casi un asunto
de lenguaje. La no trivialidad de esta formulación yace en que relaciona, asocia, la noción de
fuerza (entendida siempre como un agente externo al cuerpo) con el efecto de la aceleración.
Lo novedoso de esto es el quiebre con el pensamiento tradicional de la época, originado en
Aristóteles (s. IV A.C.), el cual decı́a que la fuerza (externa) era necesaria incluso para que
un cuerpo mantuviera su velocidad. Discutiremos más sobre esto en §1.2.
Pues bien, vemos que las nociones de la Fı́sica Newtoniana (FN) penden de cantidades empı́ri-
cas como velocidad y aceleración, ante lo cual alguien tiene que medirlas para inferir la exis-
tencia de una fuerza. Surge ası́ un problema: ya que hablamos de cantidades cinemáticas, ¿qué
tan relevante es (o debe ser) el estado de movimiento del observador que mide el movimiento
de dicho cuerpo? Galileo Galilei (s. XVII) se preguntaba cómo cambiaba la descripción del
movimiento según era vista por un observador a bordo de un Sistema de Referencia (SR) S

3
Γ m

r'
r

S'
rss'

Figura 1.1: Se denomina TG a la equivalencia entre cantidades fı́sicas medidas según S y S 0 cuando sus
~SS 0 = v
orı́genes se mueven con movimiento rectilı́neo uniforme relativo, r ~ R t, en que v
~ R = cte es la velocidad
relativa entre ambos.

que, en principio, podemos considerar en reposo, versus lo que dice otro observador a bordo de
un SR S 0 que se mueve respecto de S (Figura 1.1). En particular, nos interesa el caso en que
S y S 0 tienen un movimiento relativo de tipo rectilı́neo uniforme dado por r ~SS 0 = v
~ R t, en que
0
~ R es la velocidad (constante) que tiene S respecto de S. Ası́, si el observador S registra que
v
una partı́cula de masa m se mueve sobre una trayectoria Γ describiendo un vector posición
~ (t), con velocidad v
r ~ = ~r˙ y aceleración ~a = ~v˙ = ~r¨ , a partir de lo cual infiere la acción de una
fuerza neta F = m~a, nos gustarı́a saber qué registra el observador S 0 , qué fuerza neta F~ 0
~
infiere S 0 a partir de sus mediciones cinemáticas. El tratamiento Galileo-Newtoniano resuelve
este asunto del modo siguiente. El triángulo vectorial de la Fig. 1.1 se traduce en 1

~0 = r
r ~ Rt 0 ,
~−v (1.2)

en que ambos observadores miden el mismo intervalo de tiempo

t = t0 . (1.3)

~ R = cte,
Luego, puesto que v
d~r0
~0 =
v
dt
~ −v
=v ~R
(1.4)
v0
d~
~a 0 =
dt
= ~a .

En consecuencia, ya que S y S 0 miden la misma aceleración, infieren la misma fuerza, F~ = F~ 0 ,


sobre la partı́cula (recalcamos que ambos son, en principio, igual de ignorantes sobre el origen
de ésta). Esto demanda que la Fı́sica que subyace a aquel agente externo que produce la fuerza
inferida por S y S 0 debe ser visto idénticamente por ambos observadores. Es decir, por ejemplo,
1
Aclaramos que en un instante dado cualquiera la partı́cula se encuentra en un único punto P del espacio,
~ 0 no representan puntos distintos, sino que
~yr
pero ese punto es referido necesariamente desde algún SR; ası́, r
sólo son dos etiquetas equivalentes para P .

4
si la partı́cula es acelerada por un campo electromagnético debido a cargas remotas (campos
y cargas que se relacionan entre sı́ mediante las Ecuaciones de Maxwell, EM), la formulación
de las Ecs. (1.1)-(1.4) asume que el efecto de dichas cargas es el mismo para S y S 0 ; gracias
a eso es que pueden medir la misma aceleración e inferir la misma fuerza (electromagnética).
Algo nada evidente. Las Ecs. (1.2)-(1.3) se conocen como Transformación (de Coordenadas y
~0 y v
Tiempo) de Galileo (TG), mientras que la relación (1.4) entre v ~ es referida como Ley de
Transformación de Velocidades de Galileo (TVG).

1.2. LMN y la Naturaleza del Movimiento Propio


Cabe ahora detenernos a pensar la interrogante Galileana siguiente: al percibir el mo-
vimiento de un objeto, ¿cómo sabemos que es efectivamente el objeto quien se mueve o si
somos nosotros quienes vamos en dirección contraria? Desde luego descartamos la respuesta
mundana del tipo “ porque yo sé que estoy en reposo”. La razón es porque ese no es un criterio
fı́sico y, peor aún, no responde la inquitud inicial. En efecto, uno puede afirmar que está en
reposo sobre su silla, y ésta en reposo sobre el suelo, pero eso no asegura que el planeta al
que estoy sujeto esté en reposo. De hecho, bien sabemos que La Tierra se mueve. La solución
a todo esto es simple, aunque quizás un poco decepcionante: el movimiento es un fenómeno
relativo 2 . No es correcto decir que X se mueve, sino que se mueve respecto de Y . Si, por otra
parte, Y se mueve respecto de Z es algo que no concierne a X. La relación entre la velocidad
de X según la mide Y ó Z viene dada por la TG, v ~ XY − v
~ XZ = v ~ YZ , en que v
~ YZ es la velocidad
de Z medida por Y . Pues bien, ¿qué hay de la aceleración? Olvidemos por un rato su papel
en la LMN (es decir, su relación con la noción de Fuerza) y preguntémosnos si la aceleración
de un objeto es un atributo intrı́nseco a él o si es tan relativo como la velocidad. Es decir,
ante un objeto sufriendo aceleración (en principio, constante), ¿podemos decidir que es el
objeto el que acelera y no nosotros? El fı́sico austriaco Ernst Mach reflexionaba a fines del
Siglo XIX sobre este punto y sostenı́a que no hay un modo de decidirlo; que, en efecto, un
observador puede verificar la aceleración de un cuerpo (e incluso la suya propia) sólo al notar
que su alrededor se mueve aceleradamente respecto de él. Llevando esta idea al lı́mite Mach
conjeturó el siguiente silogismo:

? La inercia es la oposición que presentan los cuerpos al cambio de velocidad (nuestros


músculos lo atestiguan) 3 ,

? Lo anterior se nota cuando intentamos acelerar un objeto,

? La aceleración de dicho objeto es algo que sólo puede notarse cuando comparamos su
posición con la de otros objetos (la aceleración también es relativa),

? Esos objetos de referencia son, en su conjunto, todo el universo que nos rodea,

? En consecuencia, la inercia serı́a un fenómeno que se explica sólo en la medida que los
objetos se enteran de los demás cuerpos del universo. La interacción mediante la cual
ocurre lo anterior serı́a la gravitación.
2
Quizás la Filosofı́a no nos pueda decir con certeza qué son exactamente la distancia, el tiempo o el movi-
miento. La Fı́sica, menos ambiciosa, asevera que el movimiento es irreductiblemente relativo a cierta referencia.
3
En mecánica newtoniana identificamos la inercia con la masa.

5
Esta relación entre inercia y gravitación (relación presunta, ya superada) fue una de las hipóte-
sis que Einstein tomó como punto de partida para desarrollar la Teorı́a General de la Relati-
vidad 4 . Un trabajo arduo, que le tomó diez años terminar.
Por otra parte, la relatividad (o indecidibilidad) de la aceleración implica que la LMN trans-
forma no homogeneamente cuando es vista por observadores en SR mutuamente acelerados,
debido a que lo que uno de ellos mide como aceleración ~a el otro registra como ~a − ~aSS 0 , en
que ~aSS 0 es la aceleración entre ambos SR (Ec. (1.4) con v ~ R 6= cte). En consecuencia, la ley de
movimiento cambia de forma 5 . (Dirı́amos que la LMN es ciega a la velocidad del obsevador,
pero no a su aceleración.) Lo grave de esto es que mientras S infiere una fuerza F~ = m~a,
S 0 afirma que la fuerza que actúa sobre el cuerpo es F~ 0 = m(~a − ~aSS 0 ) 6= F~ , pero ambos la
atribuyen al mismo agente externo, aun cuando pueden desconocer totalmente la dinámica
que origina esta fuerza. Siguiendo el ejemplo de la fuerza electromagnética que mencionamos
antes, la LMN obliga a las EM a producir campos eléctrico y magnético que originen fuerzas

F~ = q(E
~ +v ~
~ q × B) y F~ 0 = q(E
~ 0+v
~ q0 × B
~ 0)
= m~a = m~a 0 , (1.5)

que justifiquen las aceleraciones ~a = F~/m y ~a 0 = F~ 0/m medidas por cada SR. Pues bien, eso no
ocurre 6 . Una de las reflexiones que aportó Einstein a comienzos del Siglo XX es que, si bien
la LMN funciona, no es una ley suficientemente correcta y general como para poder aplicarse
en todos los SR. Era necesario reformular la mecánica.

1.3. Revisión crı́tica: las dos convicciones Modernas


que originan la Ley de Movimiento de Newton
? La noción aristotélica sobre la relación entre movimiento y fuerza establece que la con-
dición natural de los cuerpos es el reposo; en consecuencia, fuerza es aquello que les
provee una velocidad distinta de cero. En otras palabras, se entendı́a que para que un
cuerpo se moviera era necesario aplicarle una fuerza, de otro modo permanecı́a en re-
poso o bien cesaba su movimiento. En sı́mbolos, tal convicción lucirı́a como v ~ ∝ F~ (es
decir, ahı́ donde medimos v ~ 6= 0 inferimos la existencia de una fuerza), sin necesidad de
referirnos al fenómeno de la aceleración de los cuerpos. Visto retrospectivamente esto
no es absurdo. En efecto, es un hecho empı́rico que a los cuerpos hay que aplicarles una
fuerza (externa) para que no dejen de moverse, i.e., ni siquiera para que aceleren. Ejem-
plo de esto es el movimiento de un libro sobre una mesa: basta dejar de empujar para
que el libro se detenga. Ciertamente hoy disponemos de la noción de fuerza de fricción,
y, con ella, de la posibilidad de disminuirla (mediante el alisamiento de las superficies
de la mesa y el libro), consiguiendo que el movimiento perdure tanto más. Pero este es
un hallazgo que vino de la mano de Galileo, muchos siglos después de Aristóteles. La
noción de inercia debida a Galileo, que no es otra que un refinamiento de aquella debida
a Aristóteles, consiste en que la condición natural de los cuerpos es mantener su velo-
cidad constante (no necesariamente en cero). Luego, a partir de esta noción galileana
4
Este trabajo tomó a Einstein más de diez años, entre 1905 y 1916. De él suele destacarse su Inteligencia
(que es ciertamente superlativa), pero con este dato el lector puede, también, dimensionar el valor de su
Perseverancia. (¡Diez años trás de una idea!)
5 ~ ∝v
Este es el mismo defecto que tendrı́a la formulación matemática de la Fı́sica Aristotélica, en que F ~ en
un SR y F ~ ∝v ~ −v
~ R en otro.
6
En §2.1.3 mostramos que esto ni siquiera ocurre cuando sometemos a las EM a una TG, con ~ aSS 0 = 0.

6
entendemos Fuerza como aquello que produce variación de velocidad (aceleración, ~a), o
bien ~a ∝ F~ .
Siendo más precisos, Newton define Fuerza sobre un cuerpo no en función de su acelera-
ción, sino del cambio de su momentum p ~ = m~v , entendido este vector como indicativo
de la cantidad de movimiento. Cuando la masa es constante esto se reduce a ~a = F~/m, en
que F~ representa la suma de las todas las fuerzas que actúan sobre el cuerpo, Ec. (1.1).

? La ley de fuerza, F~ = m~a está formulada en términos de cantidades invariantes bajo TG:
según vimos en §1.1, si un observador mide una aceleración ~a en un objeto, todos los
observadores que se muevan con velocidad v ~ R constante respecto de él también medirán
la aceleración ~a. Por otra parte, la masa (entendida grosso modo como aquello que miden
las balanzas) no tiene representación cinemática (no es función de las coordenadas del
cuerpo), y por lo tanto no cambia con las TG. En consecuencia, la ley toma la misma
forma en todos los Sistemas de Referencia Inerciales (SRI):

S : m~a ≡ F~ S 0 : m 0 ~a 0 ≡ F~ 0
TG
−→ (1.6)

en que m = m 0 , ~a = ~a 0 y, en consecuencia, F~ = F~ 0 . Es claro que el sólo uso de


la LMN nos impide saber a bordo de qué SR estamos, si S o S 0 , debido a que en
ambos verificamos la misma fuerza. Celebramos esto como una virtud de la LMN, ya
que es suficientemente general como para usarla en ambos SR. Una consecuencia de este
hallazgo es que un observador no puede, usando la LMN, decidir si está en reposo o con
Movimiento Rectilı́neo Uniforme (MRU). La razón de fondo para esta incapacidad es
que la misma LMN se expresa con cantidades (m, ~a) que adquieren los mismos valores
en SR que difieren por una velocidad relativa constante (i.e., son cantidades invariantes
bajo TG). Visto ası́, gracias a que la LMN es como es, el estado de movimiento de un
observador inercial (aquel que puede describir el movimiento ajeno usando la LMN) es
irrelevante.

El Lado B del último ı́tem es que resulta válido sólo al comparar observadores moviéndose
con velocidad relativa constante. Evidentemente la LMN no es la misma para observadores
que aceleran entre sı́, pues adjundican distintas fuerzas donde miden distintas aceleracio-
nes (la diferencia F~ − F~ 0 en la Ec. (1.5) es lo que se conoce en mecánica newtoniana como
fuerza ficticia, aquella debida a la aceleración relativa entre dos SR). Usando fenómenos no
electromagnéticos Newton notó este defecto de su formulación, pero lo justificó, dirı́amos,
decentemente (es justo decir que mejor justificación fue el hecho que su teorı́a permitiera
aplicarse a una amplı́sima gama de fenómenos durante más de dos siglos, inluyendo toda la
gravitación, la termodinámica y el electromagnetismo clásicos). Una vez entendido que la ley
de movimiento debı́a poder ser usada incluso por observadores no inerciales, Einstein formuló
la Teorı́a General de la Relatividad (TGR, 1916) como una teorı́a matemática de la mecánica
que toma la misma forma en todos los SR, incluidos los acelerados 7 .

En estos apuntes estudiaremos la Teorı́a de la Relatividad Especial (TRE, 1905), una for-
mulación de la mecánica (y del electromagnetismo) que es invariante sólo bajo las llamadas
Transformaciones de Lorentz (TL, §2.2), las cuales son, a su vez, una generalización de las TG
7
La TGR asume que la aceleración propia es tan indecidible como la velocidad propia (es decir, con criterios
fı́sicos). Ası́, las llamadas Ecuaciones de Campo de Einstein son invariantes, entre otras cosas, bajo transfor-
maciones entre sistemas no inerciales (~ vR 6= cte en las Ecs. (1.2)-(1.4)), del mismo modo que la LMN lo es
bajo TG, Ec. (1.6).

7
para SRI. En las secciones 2.4–2.5 esclareceremos por qué las leyes fı́sicas deben ser invariantes
de forma ya no bajo las TG, sino bajo las TL.

1.4. Leyes de Conservación Newtonianas y TG


Antes vimos cómo la TG cambia las coordenadas de un evento 8 que ocurre en el punto
~ = (x, y, z) y en el instante t, Ecs. (1.2)-(1.3), ası́ como la TVG, Ec. (1.4). Hasta acá, sólo
r
cinemática. Si una partı́cula tiene momentum p ~ = m~ v en el sistema S es claro que en el
sistema S 0 dicha cantidad vendrá dada por
~ 0 = m(~
p v−v
~ R)
~ − m~
=p vR ,
(1.7)
~−p
=p ~R
~ R = vR x̂: px0 = px − mvR ,
Si v py0 = py , pz0 = pz ,
ante lo cual decimos que la única coordenada del momentum que cambia con una TG es
aquella paralela a la velocidad relativa v~ R entre los SR; las componentes de p
~ transversales
(perpendiculares) a v ~ R no varı́an. Notamos que p ~ R = m~ vR no corresponde al momentum
de una partı́cula, aún cuando venga dado por el producto de una masa y una velocidad 9 .
Podemos ası́ establecer que las tres afirmaciones,
TG =⇒ ~a = ~a 0
F~ = F~ 0 (1.8)
0
∆~
p = ∆~
p ,
dicen lo mismo. En particular, cuando un SR juzga que un sistema está aislado (F~ = 0,
~ = cte) todos los SRI observan lo mismo, pues
p
S: ∆~ ~ (t2 ) − p
p=p ~ (t1 ) , S0 : p 0 = [~
∆~ p(t2 ) − p
~ R (t2 )] − [~
p(t1 ) − p
~ R (t1 )]
=0 = ∆~
p, (1.9)
aun cuando p ~ 6= ~ 0.
p
Ası́, la Ec. (1.9) no sólo define una ley de movimiento, los sistemas
aislados conservan su momentum, sino que se trata de una ley invariante de forma bajo TG:
el momento lineal es una cantidad cuya variación es idéntica en todos los SRI. Las Ecs. (1.6),
(1.8) y (1.9) son equivalentes.
Ahora bien, el observador S percibe que la partı́cula se mueve sobre una trayectoria Γ entre
los puntos A y B, designados por r ~A y r~B , bajo la acción de una fuerza F~ . A partir de esto
~
define el trabajo hecho por F según
Z B
W = F~ · d~
r
Γ, A
! (1.10)
= −∆U
= −(UB − UA ) ,
8
Este es un término técnico en el contexto de la relatividad especial. A partir del Cap. 3 lo usaremos con
más propiedad.
9
Cuando el sistema fı́sico está formado por muchas partı́culas, cada una con masa mi (i = 1, 2, . . . , N ),
tenemos que
XN N
X
~R =
p ~ R, i =
p ~R = M v
mi v ~R ,
i=1 i=1
P
en que M = i mi es la masa total del sistema.

8
en que U es la energı́a potencial que asociamos al campo de fuerza F~ sólo si la integral de
camino W es independiente de la trayectoria de integración Γ, es decir, si F~ · d~ r se puede
escribir como un diferencial exacto dU . (Aunque con signo cambiado, por motivos fı́sicos.) Se
dice entonces que el campo de fuerza F~ = F~ (~
r ) es conservativo y que U = U (~
r ) es la energı́a
potencial asociada a él. En virtud del Teorema del Trabajo y la Energı́a Cinética, W ≡ ∆K,
el observador S concluye que

KB − KA = −(UB − UA )
(1.11)
KA + UA = KB + UB ,

es decir, existe una cantidad K(~ r ) + U (~


r ) = E, conocida como energı́a mecánica del siste-
ma 10 , que tiene el mismo valor en todos los puntos r~ pertenecientes a la trayectoria Γ.

Por su parte, el SR S 0 percibe que la partı́cula se mueve sobre una trayectoria Γ 0 , forma-
r 0 = d~
da a partir de los elementos de lı́nea d~ r−v ~ R dt, debido a la acción de una fuerza
F = F (en §1.6 comparamos las formas Γ y Γ de la trayectoria seguida por la partı́cula
~ 0 ~ 0

según cada SR.). En consecuencia, la energı́a cinética y el trabajo percibidos por S 0 son
1
K 0 = m(~ v−v ~ R )2
2
1 ~R
p
= K + m~ vR2 − ·p
~
2 m (1.12)
Z B Z B Z tB
0 ~ 0 0 ~
W = F · d~ r = F · (d~
r−v
~ R dt) = W − v
~R · F~ dt = −∆U − v
~ R · ∆~
p
Γ, A Γ, A tA
0
= −∆U ,

por lo que la energı́a potencial U 0 = U + p~R ·~p/m se desglosa como la suma de U y cierta
cantidad p~R ·~p/m 11 12 . Ahora bien, el teorema del trabajo y la energı́a cinética toma, según
S 0 , la forma

∆K 0 = −∆U 0
~R
p ~R
p
∆K + ∆KR − · ∆~
p = −∆U − · ∆~
p (1.13)
m m
∆(K 0 + U 0 ) = ∆(K + U ) ,

de lo cual concluimos que

E 0 = E + KR , pero ∆E 0 = ∆E = 0 (1.14)

entre las posiciones A y B sobre la trayectoria de la partı́cula (Γ 0 y Γ, respectivamente). A


partir del resumen de la Tabla 1.1 destacamos lo siguiente:
? Hasta ahora podemos dividir a las cantidades fı́sicas en tres grupos, de acuerdo a cómo
cambian bajo TG:
10
Entendemos como Sistema al conjunto formado por la partı́cula de masa m y el campo de fuerza F ~ (~
r)
responsable de la energı́a potencial U (~ r ).
11 2 2
~ R , la cantidad KR = 21 m~
Al igual que p vR = p~R/2m no corresponde a la energı́a cinética de una partı́cula.
12
Si el campo de Fuerza F ~ es conservativo en S también lo es en S 0 . El trabajo W 0 puede escribirse como la
integral de una diferencial exacta, dU 0 = d (U + p~R/m · p ~ (~
r )), por lo que tendrı́a sentido entender el segundo
término como una energı́a potencial asociada al movimiento relativo, pero esto no es algo que se estile en la
literatura.

9
? Cantidades que al evaluarlas en S y S 0 difieren en una función del tiempo (t) o de
la posición (K, U, ∆K, ∆U ),
? Cantidades que cambian sólo por una constante aditiva (~ ~ , E), i.e., que trans-
v, p
forman no-homogéneamente,
? p, ~a, F~ , ∆E) .
Cantidades invariantes (∆~

S S0
~
r ~−v
r ~ Rt
~, p
v ~ ~ −v
v ~−p
~ R, p ~R
p, a, F~
∆~ ~ ∆~ ~
p, a, F~
K K + KR − p~·~pR/m
∆K ∆K − p~·~pR/m
U U + p~·~pR/m
∆U ∆U + p~·~pR/m
E E + KR
∆E ∆E

Tabla 1.1: Comparación de cómo se ven distintas cantidades fı́sicas en los Sistemas de Referencia S y S 0 .

? Las cantidades invariantes son especialmente buenas para formular leyes fı́sicas, pues no
sólo son capaces de decir algo para un SR dado, sino que dicen exactamente lo mismo
en todos ellos, estableciendo afirmaciones fı́sicas en que todos los SRI están de acuerdo.
En §1.3 comentamos que es precisamente por esto que el uso de la LMN impide saber a
bordo de qué SRI estamos.

? El hecho que ∆~p = inv. demanda que lo que cada SR define como la causa del movi-
miento (por ejemplo, fuerza electromagnética, gravitacional, etc.) se comporte bajo una
TG de modo que reproduzca la misma variación de momentum lı́neal en las partı́culas.
En §2.1 veremos que esto no ocurre con los campos eléctrico y magnético.

? El teorema de conservación del momentum para un sistema de partı́culas libres (~ psist (t1 ) =
~ sist (t2 )) se ve igual en todos los SRI; aún cuando no todos los SR midan el mismo vec-
p
tor (~ p0 = p ~−p ~ R ), todos están de acuerdo en que es constante.
TG
? Puede parecer que la conversión p ~ −→ p~0 = p
~−p ~ R permite a un observador saber si él
0
es, en efecto, S ó S , tan sólo comparando los números |~ p 0 | que miden él y otro
p| y |~
observador de prueba. Pero no es ası́. Examinemos cómo realiza la comparación cada
observador (llamaremos Marı́a y Juan a S y S 0 , respectivamente): Marı́a se considera en
reposo, mide que un sistema tiene momentum p ~ M , ve que Juan se mueve con velocidad
~ R y calcula que él deberı́a medir un momentum idéntico 13 14 a p
v ~ JM = p~M − p
~ R (Juan,
según Marı́a). A su vez, Juan también se considera en reposo, mide un momentum p ~ J , ve
que Marı́a se mueve con velocidad −~ vR y calcula que ella deberı́a medir un momentum
13
Desde luego, no es que Juan mida p ~M , p
~ R y los reste. Antes bien, él mide un vector cuyas componentes
equivalen a las componentes de p ~M − p~R .
14
Marı́a y Juan no miden p~ R , sino que lo calculan a partir de v ~ R y de la masa m, a la que asumiremos
conocida de antes.

10
~ MJ = p
idéntico a p ~ R (Marı́a, según Juan):
~J + p

~ ,
p p ~ −p
~ JM = p ~R ~ ,
p ~ MJ = p
p ~ +p
~R .
|M {z M } |J {z J }
Según Marı́a Según Juan

Luego, supongamos que ambos hacen el siguiente ejercicio de consistencia: Juan pregunta
a Marı́a cuánto cree ella que él midió, Marı́a responde p ~ JM y el identifica dicho valor
con su propia medición, p~ J , reemplazándolo en la ecuación con que calcula lo que Marı́a
debió medir. El resultado es

p pM − p
~ MJ = (~ ~R ) + p
~R
~M
=p

no habiendo contradicción entre lo que Marı́a mide y lo que Juan cree, vı́a cálculo,
que Marı́a deberı́a haber medido, habiendo usado la información provista por Marı́a.
Evidentemente, no hemos probado que, en efecto, p ~ JM = p
~J y p~ MJ = p~ M , sino que
usamos lo primero para obtener lo segundo. En cualquier caso, no obtuvimos ninguna
contradicción.

? Veamos qué ocurre cuando Marı́a y Juan miden la energı́a mecánica de un sistema.
Usando la notación anterior tenemos

EM , EJM = EM + KR E , EMJ = EJ + KR .
| {z } |J {z }
Según Marı́a Según Juan

(KR es indiferente al signo de v ~ R .) Luego, Juan pregunta a Marı́a cuánta energı́a cree
ella que él midió, Marı́a responde EJM y él identifica dicho valor con su propia medición,
EJ , reemplazándolo en la ecuación con que calcula lo que Marı́a debió medir:

EMJ = (EM + KR ) + KR
(1.15)
6= EM ,

es decir, la información provista por Marı́a no logra reproducir lo que Juan esperaba
que ella midiera.

? Esta contradicción entre Marı́a y Juan no se resuelve, pero se concilia cuando ambos
recuerdan que la energı́a potencial U y, con ella, la energı́a mecánica E, contienen
una ambigüedad en su definición. En efecto, la integral de trabajo para una fuerza
conservativa F~ es
Z 2
W = F~ · d~
r = I2 − I1
1
= −∆U
= −(U2 − U1 )
=⇒ U1,2 = I1,2 ,

lo cual es fı́sicamente indistinguible de hacer

W = I2 − I1 = −((U2 + U0 ) − (U1 + U0 ))
=⇒ U1,2 = I1,2 + U0 ,

11
con lo cual el Teorema de Conservación de la Energı́a sirve en cualquiera de las dos
formas

KA + UA = KB + UB ó KA + (UA + U0 ) = KB + (UB + U0 ) .

El origen de la constante U0 proviene de dónde decidimos establecer el nivel de referencia


(cero u otro) de la energı́a potencial, algo que, por lo demás, no tiene ninguna relación
con nuestra discusión sobre TG. En consecuencia, Juan y Marı́a convendrı́an que la
diferencia en sus medidas de energı́a, EJ − EM = KR , puede explicarse si identifican
KR = U0 , equivalente a que cada uno haya fijado el cero de la energı́a potencial en
distintos puntos.
No hay una ley fı́sica que mande a Marı́a y Juan a medir el mismo valor de energı́a.
Antes bien, la única ley concerniente a esto establece que ambos deben estar de acuerdo
en que la energı́a mecánica de una partı́cula (o un sistema de partı́culas) no cambia
entre dos puntos A y B de su trayectoria, Ec. (1.14).

1.5. Problema de Dos cuerpos en Fı́sica Newtoniana


Se indica bajo este nombre al caso de dos cuerpos que intercambian momentum debido a
una interacción. El mecanismo que subyace a este intercambio es una colisión o una acción a
distancia, tı́picamente mediante una fuerza gravitacional, eléctrica o magnética. Cada cuerpo
cumple, por separado, el Principio de Inercia (no olvidemos, debido a Galileo Galilei), en el
sentido que su movimiento permanece rectilı́neo y uniforme si la suma de fuerzas sobre él
es cero. Asimismo, sus momenta, definidos como p ~ i = mi v
~ i (con i = 1, 2) cambian si sobre
ellos actúa una fuerza neta, que no es otra cosa que la definición de Fuerza en términos de
los efectos que produce en los cuerpos, Ec. (1.1). Esta es la LMN (conocida también como
Segunda Ley de Newton). No conforme con esto, Newton también intuyó otro concepto: el
Principio de Acción y Reacción (PAR), y lo hizo en estrecha relación con sus definiciones de
momentum y fuerza. Su genialidad radica en haber definido 15 estas cantidades de modo que
cuando dos cuerpos chocan las fuerzas que se ejercen mutuamente son iguales y opuestas, es
decir, las variaciones de momentum que obtiene cada uno son vectores que se cancelan entre
sı́. En sı́mbolos,

d~
p1 d~
p2
F~2,1 = y F~1,2 =
dt dt
F~2,1 ≡ −F~1,2 (PAR) (1.16)
d
=⇒ (~ ~2 ) = 0 ,
p1 + p o bien ~1 + p
p ~ 2 = cte.,
dt

en que F~2,1 es la fuerza que la partı́cula 2 ejerce sobre la partı́cula 1 en el choque, y vice–versa.
No es exagerado pensar que las nociones de momentum, Fuerza y el PAR están hechas a la
medida de las colisiones. Ası́, reconocemos en la Ec. (1.16) una herramienta de suma utilidad
para relacionar las velocidades iniciales y finales de las partı́culas que participan en un choque.
15
Newton hizo mediciones del momentum total en choques y constató que se mantenı́a constante (nosotros
también lo hemos hecho). Hasta ahı́ podrı́a parecer que este Principio no es tal, sino sólo la generalización
de un resultado empı́rico. Pero no es ası́, pues la medición del momentum demanda haberlo definido antes; la
genialidad de Newton yace en la intuición de que lo importante no es comparar las velocidades inicial y final
de las partı́culas, sino sus productos de masa por velocidad: de ahı́ la definición de momentum.

12
Centro de Masa
Las siguientes secciones estarán dedicadas expresamente a lo que ocurre con el momentum
~1 y r
de dos partı́culas interactuantes. En primer lugar, dadas las posiciones r ~2 de estas partı́cu-
las (de masas m1 y m2 , respectivamente), definimos la posición del Centro de Masa (CM) de
ambas de acuerdo a
~CM = r
r ~c
~1 + m2 r
m1 r ~2 (1.17)
=
m1 + m2
en que m1 + m2 = M es la masa del sistema. La ubicación de r ~c es una especie de posición
~1,2 aparecen ponderados por el cociente
promedio de las dos partı́culas, en que los vectores r
entre su masa y la masa total del sistema. De hecho,

~c = x~
r r1 + (1 − x)~
r2
=r ~,
~ 2 − xδ

~=r
en que x = m1/M y δ ~2 −~r1 es el vector que va desde la partı́cula 1 a la partı́cula 2 (Fig. 1.2).
Ası́, el CM queda en la lı́nea que une a ambas partı́culas, cortando al vector δ ~ a una distan-
~ de la partı́cula 2. (Note que r
cia x|δ| ~ = r
~ 2 − xδ ~ Algunos casos especiales
~1 + (1 − x)δ.)
son:
? x → 0 (i.e., m1  m2 ), tal que el CM queda casi en la partı́cula 2 16 ,

? x → 1 (es decir, m1  m2 ), cuando el CM queda casi en la partı́cula 1.

? m1 = m2 = m, por lo que x = 1/2 y r ~c = (~r1 +~r2 )/2. En la Fig. 1.2 vemos que r
~c = s~/2 corta
~
al vector δ justo en su mitad, el punto Q, que es el centro geométrico del paralelogramo
~1 y r
definido por los vectores r ~2 .

CM

Figura 1.2: Dado cierto origen O, localizamos a las partı́culas de un sistema con los vectores r~1,2 y a su
~c . Las diagonales del rombo definidas por r
Centro de Masa mediante el vector r ~1,2 vienen dadas por s
~=r
~2 + r
~1
~=r
yδ ~2 − r
~1 .

~c el vector posición promedio del sistema, sus derivadas temporales,


Siendo r

~ CM = v
v ~c ~aCM = ~ac
d~rc d~
vc
= =
dt dt
m1 v~ 1 + m2 v
~2 m1 ~a1 + m2 ~a2
= , = ,
M M
16
La FN sólo trata con partı́culas masivas, por lo que 0 < x < 1.

13
corresponden a la velocidad y aceleración del Centro de Masa del sistema, convirtiéndose en
cantidades cinemáticas representativas de él. Definimos el momentum total (del sistema) como
la suma de los momenta de cada partı́cula:
p ~2
~ 1 + m2 v
~ s = m1 v
(1.18)
~c ,
= Mv
de modo que el momentum de dos partı́culas equivale al momentum de una sola partı́cula, con
masa M = m1 + m2 y velocidad v ~ c . Es claro que esta partı́cula se encuentra instantáneamente
~c del Centro de Masa. En otras palabras, y esto es extensible al problema
en la posición r
de N partı́culas, dicho sistema se comporta como si toda su masa, M , estuviese concentrada
en el CM, quedando su movimiento representado en la dinámica de este único punto 17 .

Reducción al Problema de un Cuerpo


Apliquemos ahora la LMN a las partı́culas 1 y 2 de la Fig. 1.2, desglozando la fuerza que
actúa sobre cada una de ellas en fuerzas internas y externas. Ası́,
m1~r¨1 = F~1(i) + F~1(e) (1.19a)
m2~r¨2 = F~2(i) + F~2(e) , (1.19b)

en que F~1(i) = F~21 es la suma de las fuerzas que siente la partı́cula 1 debida al resto del siste-
ma (en este caso sólo la partı́cula 2; la notación F~21 refiere a la fuerza que hace la partı́cula
2 sobre la partı́cula 1), mientras que F~1(e) corresponde a la suma de las fuerzas que siente la
partı́cula 1 debido a todo lo que es ajeno al sistema. Un ejemplo de esto es la fuerza debida
a un campo eléctrico producido por cargas ajenas al sistema (el resto del universo). Asimis-
mo, ejemplos de fuerzas internas son la interacciones gravitacional y eléctrica entre 1 y 2, ası́
como la fuerza de contacto que se ejercen mutuamente en una colisión. (Las definiciones para
F~2(i) = F~12 y F~2(e) son análogas.) Pues bien, el PAR, Ec. (1.16), establece que F~21 = −F~12 ,
algo que es fácilmente verificable cuando las fuerzas internas son de origen gravitacional o
eléctrico 18 (también es el caso de la fuerza magnética, aun cuando su argumentación contiene
una sutileza), y atienden al sentido común (sentido común post-newtoniano) cuando son de
contacto. En cualquier caso, todas desembocan en la conservación del momento lineal.

Al sumar las Ecs. (1.19) obtenemos


   
m1~r¨1 + m2~r¨2 = F~21 + F~12 + F~1(e) + F~2(e)
d
(m1 v ~ 2 ) = F~ (e)
~ 1 + m2 v (usando el PAR) (1.20)
dt
d~vc
=⇒ M = F~ (e) ,
dt
es decir, el CM del sistema, que se puede entender como una única partı́cula de masa
M = m1 + m2 , se mueve como si todas la fuerzas externas actuaran directamente sobre él,
17
Deténgase un minuto en la Ec. (1.18) y reflexione sobre lo Maravilloso de este resultado: cómo un pro-
blema complejo (dos partı́culas) puede entenderse y resolverse en términos de un problema más simple (sólo
una partı́cula). Distintos desarrollos de la Mecánica Newtoniana (Dinámica del Sólido Rı́gido, Mecánica de
Fluı́dos, etc.) tratan sobre cómo reducir el estudio de un sistema de muchas partı́culas (no es rara la apro-
ximación N → ∞) a unos pocos grados de libertad. El motivo úlimo de esto es que la LMN, que es la ley
fundacional de la Mecánica, está hecha para resolver el problema de una sola partı́cula.
18

14
cancelándose entre sı́ las fuerzas internas.

Si multiplicamos la Ec. (1.19a) por m2 , la Ec. (1.19b) por m1 y restamos, tenemos


     
m1 m2 ~r¨1 − ~r¨2 = m2 F~21 − m1 F~12 + m2 F~1(e) − m1 F~2(e)
~
d2 δ
−m1 m2 = −M F~12 + · · · (1.21)
dt2
¨
=⇒ µ~δ = F~12 ,

en que expresamos F~21 en términos de F~12 (no al revés). Orientamos este análisis al tipo de
casos en que los últimos términos de la primera lı́nea pueden despreciarse o bien considerarse
similares, tal que se anulan; si es lo primero decimos que se trata de un Sistema Aislado (aislado
del resto del universo). El segundo caso, en que las F~j(e) 6= 0 (con j = 1, 2), es tanto más
interesante. Un ejemplo de él ocurre cuando las fuerzas externas son gravitacionales y las
~ mucho menor que aquella que las separa
partı́culas 1 y 2 están separadas por una distancia |δ|
de las masas que originan dicha fuerza gravitacional. Por ejemplo, la fuerza que ejerce la Luna
sobre su teléfono y sobre su bicicleta vienen dadas respectivamente por
ML mt ML m b
F~Lt = 2
r̂tL y F~Lb = 2 r̂bL ,
RLt RLb
en que RLt es la distancia entre la Luna y el teléfono, mientras que r̂tL es el vector unitario
que va desde éste a aquélla. Tomando en cuenta que RLt ' RLb y r̂tL ' r̂bL es claro que
mb F~Lt − mt F~Lb ' 0 ,
de modo que, digamos, una colisión entre el teléfono y la bicicleta puede considerarse como
aislada respecto de la atracción gravitacional de la Luna. Pues bien, la Ec. (1.21) indica que la
partı́cula 2 se mueve respecto de la partı́cula 1 19 como si esta tuviese una masa µ = m1 m2/M ,
llamada Masa Reducida del Sistema, y su dinámica estuviese gobernada sólo por la fuerza que
recibe desde la partı́cula 1.

En sı́ntesis, las Ecs. (1.20)-(1.21) señalan que el movimiento de dos partı́culas, observadas
desde un origen arbitrario O (Fig. 1.2) y sometidas a fuerzas internas y externas, puede
modelarse como sigue:
el CM del sistema, tratado como una partı́cula con masa M , se mueve gobernado
sólo por las fuerzas externas, mientras que la partı́cula 2 se mueve respecto de 1
como si tuviese una masa µ y sintiese sólo la fuerza F~12 = F~2(i) debida a esta.

Energı́a
De acuerdo a la LMN, cuando una fuerza F~ = F~ (~ r ) actúa sobre una partı́cula produce
una aceleración en ella. Tal es la noción que define a una Fuerza. Pese a esto, existen algunas
fuerzas cuyos efectos son especiales: (i) las que no producen variación de velocidad (∆~ v = 0)
y (ii) aquellas que, produciendo un ∆~ v 6= 0, mantienen constante la rapidez de la partı́cu-
la (∆|~v | = 0). Ejemplos de esto son, respectivamente, (i) la Fuerza Normal (F~n = m~g · n̂) que
recibe una partı́cula por parte de la superficie donde se encuentra, y (ii) La Fuerza Centrı́pe-
ta (F~c = m~v2/ρ) que mantiene a una partı́cula en trayectoria circular (de radio ρ).
19 ~ localiza a la partı́cula 2 respecto de la partı́cula 1. Dirı́amos que 1 ve a 2 con el vector δ.
El vector δ ~

15
C

A
B

Figura 1.3: Colisión entre dos cuerpos. Para hacer la teorı́a microscópica del choque y obtener la canti-
dad Q (Ec. (1.24)) cabe considerarlos como masas no–puntuales, en cuyo caso modelamos la interacción sobre
una región finita R.

Pues bien, el rasgo distintivo de estas fuerzas es que, en efecto, no cambian la rapidez de
una partı́cula, ante lo cual decimos que no realizan Trabajo. Ası́, el Teorema del Trabajo y la
Energı́a Cinética 20 establece que
1 1
WAB = m~vB2 − m~
vA2
2 2 (1.22)
= ∆K ,
es decir, una partı́cula cambia su energı́a cinética cuando una Fuerza realiza Trabajo sobre
ella 21 . Para estudiar el Trabajo que realizan las fuerzas de colisión (obviamente internas, las
F~j(i) de la Ec. (1.19)) asumimos que la partı́cula 1 va desde el punto A hasta el punto B sobre
la trayectoria Γ1 , en medio de la cual choca con la partı́cula 2, que va entre los puntos C y D
a bordo de la trayectoria Γ2 (Fig. 1.3). Ası́,
Wtotal = W1,AB + W2,CD
Z B Z D
= ~
F21 · d~
r1 + F~12 · d~
r2
Γ 1 ,A Γ2 ,C
Z B Z D
(1.23)
= m1 d~v1 · v
~1 + m2 d~v2 · v
~2
Γ 1 ,A Γ 2 ,C
= (K1,B − K1,A ) + (K2,D − K2,C )
= ∆Ks ,
en que Ks = K1 + K2 es la energı́a cinética del sistema 1+2. Ahora bien, no es obvio cuánto
vale el lado izquierdo de esta ecuación. Y no tiene que serlo. En él se esconde toda la dinámica
de la interacción que ocurre durante la colisión; fenómenos que ocurren durante un muy breve
tiempo y cuyos detalles involucran Teorı́a de la Elasticidad y Termodinámica, algo nada trivial.
Para nuestros fines basta con saber lo siguiente: si toda la energı́a cinética inicial, que durante
el choque se ocupa en deformar a los cuerpos, es luego restituida como energı́a cinética final.
Hay dos casos posibles:
? Sı́ se restituye 22 ; la energı́a mecánica se conserva y decimos que el choque es elástico,
20
En §4.4 demostramos este resultado, tanto en Fı́sica Newtoniana como Relativista.
21
Como formulación, esto no es muy distinto a la noción de Fuerza: una partı́cula varı́a su momentum si
sobre ella actúa una Fuerza. No vemos la Fuerza, sino su efecto, ∆~
p; asimismo, no vemos el Trabajo, sino ∆K.
22
El llamado Coeficiente de Restitución se define de modo que toma el valor e = 1 en una colisión elástica.

16
? No se restituye; la energı́a mecánica no se conserva y decimos que el choque es inelástico 23 .

Entonces, en general decimos que Wtotal = −Q, en que Q es la cantidad de energı́a mecánica
que se pierde durante la colisión (note que Q > 0). Entonces,
1 2 1 2 1 2 1 2
~ 1,d
m1 v ~ 2,d
+ m2 v ~ 1,a
= m1 v ~ 2,a
+ m2 v − Q, (1.24)
2 2 2 2
donde los ı́ndices a y d se refieren a antes y después del choque. El hecho que Q 6= 0 da
cuenta de la no–reversibilidad del proceso (de choque), en el sentido que la deformación de
los cuerpos durante la colisión se distingue energéticamente de su desdeformación; tal es el
origen de la disipación de energı́a mecánica. Desde el punto de vista fenomenológico, esta disi-
pación se traduce en el aumento de la Temperatura de los objetos chocantes. Entendida como
aquello que miden los termómetros (quemándonos la piel cuando su lectura es muy grande),
la Temperatura es una cantidad que no tiene representación en coordenadas (como la masa,
la carga eléctrica o el precio del pan), de modo que es invariante bajo TG. Luego, dada una
colisión inelástica, la cantidad Q es la misma para todos los SRI.

Aclaración: La conservación del momentum del sistema durante una colisión no implica la
conservación de la energı́a mecánica. Son resultados distintos. El primero obedece al Princi-
pio de Acción y Reacción 24 . Lo segundo, más complejo, involucra la presencia de fuerzas no
conservativas entre los átomos y moléculas que interactúan durante el choque.

En §4.6 retomaremos la Ec. (1.24) en su versión relativista. Habrán novedades importantes.

Distintos Sistemas de Referencia


Consideremos que las partı́culas de nuestro sistema tienen masas m1 y m2 y que pueden
considerarse aisladas del resto del universo (i.e., F~1,2 (e)
= 0). El observador O de la Fig. 1.2,
quien obviamente se considera en reposo y mide las velocidades de todo cuanto existe respecto
de sı́ mismo, es lo que en la literatura se conoce como Sistema de Referencia de Laborato-
rio (SRL, Olab ) ya que su punto de vista equivale al de un laboratorio donde se hacen chocar
dos partı́culas, midiéndose las velocidades antes del choque (~ ~ 2,a ) y después del cho-
v1,a , v
que (~ ~ 2,d ). Este observador verifica la conservación del momentum total p
v1,d , v ~ s de acuerdo a

~ s,a = p
p ~ s,d
~ 1a + m2 v
m1 v ~ 1d + m2 v
~ 2a = m1 v ~ 2d (1.25)
6= 0 (SRL) ,

y lo justifica usando la LMN y el PAR. En consecuencia, visto desde el SRL, la posición


del CM viene dada por r ~c = r
~c,0 + (p~s/M ) t, propia de un movimiento con velocidad constante
~ c = /M . De este modo, un observador Ocm a bordo del CM (o moviéndose con su misma
v ~
p s

velocidad sobre una recta paralela a r ~c ) es un observador inercial tan válido como el SRL,
pues difiere de él sólo en una velocidad constante v ~R = v~ c . El observador Ocm se conoce en la
23
El coeficiente de restitución de una colisión inelástica toma un valor 0 ≤ e < 1. Cuando e = 0 se dice que
el choque es plástico, o perfectamente inelástico, quedando las dos partı́culas pegadas después de la colisión.
Para más detalles revise (Alonso y Finn, 1970b), Cap. 9.
24
O, más bien, el hecho que p ~ s = cte. es el PAR.

17
literatura como Sistema de Referencia del Centro de Masa (SRCM), y mide velocidades que
dan lugar a

~ s,a = p
p ~ s,d
~ 1a + m2 v
m1 v ~ 2a = m1 v
~ 1d + m2 v
~ 2d (1.26)
=0 (SRCM) ,

de modo que
m1 m1
SRCM: ~ 2a = −
v ~ 1a
v y ~ 2d = −
v ~ 1d ,
v (1.27)
m2 m2
es decir, si conocemos la velocidad de una de las partı́culas (antes o después) es muy fácil
calcular la velocidad de la otra partı́cula (también, antes o después). Los SR de Laboratorio
y del Centro de Masa son los más usados para resolver problemas de colisiones, tanto en FN
como en FR; esto, aún cuando el SRCM tiene la ventaja de cálculo que supone la Ec. (1.27).

Ya que estudiamos un sistema aislado, las partı́culas sólo pueden cambiar su momentum
cuando chocan, manteniéndose constantes sus velocidades en todo otro instante (a o d). De
este modo, cualquiera de ellas puede también considerarse como un observador inercial, en
cuyo caso hablamos del Sistema de Referencia de la Partı́cula (SRP). Por ejemplo, desde el
punto de vista de la partı́cula 2, antes de chocar, o de la partı́cula 1 después de chocar, las
Ecs. (1.25)–(1.26) toman la forma

~ 2a = 0:
SRP2a , v ~ s,a = p
p ~ s,d
~ 1a = m1 v
m1 v ~ 1d + m2 v
~ 2d ,
(1.28)
~ 1d = 0:
SRP1d , v ~ s,a = p
p ~ s,d
~ 1a + m2 v
m1 v ~ 2a = m2 v
~ 2d .

Independientemente del SR que usemos para describir la colisión, siempre se cumple la con-
servación del momentum (Ecs. (1.25)–(1.28)) y la Ec. (1.24) para la energı́a, debiendo cuidar
que las velocidades individuales (1a,2a,1d,2d) son distintas para cada SR, y están relacionadas
entre sı́ mediante la TVG 25 , Ec. (1.4).

1.6. Digresión: cómo cambian las trayectorias con la TG


Nos preguntamos ahora cómo se ve la trayectoria seguida por una partı́cula sometida a una
fuerza F~ = F~ 0 según los observadores S y S 0 . Para responder a esto, primero notamos que
una trayectoria Γ es siempre una relación entre las coordenadas (x, y, z) que puede escribirse
como

f (x, y, z) = 0 , (1.29)
25
Solo por claridad, las velocidades que mide el SRL y el SRCM pueden escribirse co-
(lab) (lab) (lab) (lab) (cm) (cm) (cm) (cm)
mo (~v1a , v~ 2a ~ 1d
,v ~ 2d
,v ) y (~
v1a , v ~ 2a ~ 1d
,v ~ 2d
,v ), respectivamente. La afirmación anterior se refiere,
por ejemplo, a que
(lab) (cm) (lab) (cm)
~ 1a
v =v ~ 1a −v~R y ~ 2d
v ~ 2d
=v −v
~R ,
~ R es la velocidad relativa entre el CM y algún SRL. En las Ecs. (1.25)–(1.28) preferimos omitir el SR
en que v
de cada velocidad.

18
en que (x, y, z) = r ~ están medidas necesariamente desde algún SR, digamos S, y que la
dependencia r ~ (t) es obtenida una vez que dicho observador integra la LMN. Debido a que
tal integración arroja coordenadas como función del tiempo (x = x(t), y = y(t), z = z(t)), la
relación sólo entre coordenadas de la Ec. (1.29) puede obtenerse en la medida que logramos
eliminar la variable temporal (en §1.6.1 revisamos un ejemplo en que esto es posible; en §1.6.2,
un ejemplo de lo contrario). Pues bien, no deberı́a sorprendernos el hecho que la ecuación
anterior es cierta incluso después de hacer una TG. En consecuencia, es claro que si el SR S
ve la trayectoria Γ definida por la Ec. (1.29), el observador S 0 verá una trayectoria Γ 0 dada
por

S0 : f (x(x 0 , t 0 ), y = y 0 , z = z 0 ) = 0
TG
S: f (x, y, z) = 0 −→
(1.30)
f (x 0 + vR t, y 0 , z 0 ) = 0 ,

en que tan sólo hemos cambiado x por x 0 + vR t según la TG. Revisemos un par de ejemplos.

1.6.1. Caı́da libre


Consideremos primero el caso en que el observador S describe el movimiento de un objeto
sometido a la fuerza gravitacional. Él integra la LMN dada por

F~ = m~g = m~a ,
m
en que ~g = −g ŷ y g ' 9.8 s2
y obtiene

1
x(t) = x0 + vx0 t , y(t) = y0 + vy0 t − gt2 , z(t) = z0 + vz0 t ,
2
1
= 0, = y0 + vy0 t − gt2 , =0 (para x0 = z0 = 0 y vx0 = vz0 = 0) ,
2
ante lo cual asegura que la partı́cula sufre una caı́da libre 26 . Ahora bien, lo que el observador
S ve como las coordenadas (x, y, z) de la partı́cula el observador S 0 registra, de acuerdo a la
TG, según

x = x 0 + vR t , y = y0, z = z0 (1.31)

de modo que

x0
x = 0 = x 0 + vR t , =⇒ t=− (aquı́ es donde eliminamos la variable t.)
vR
1
y = y 0 = y0 + vy0 t − gt2
2
x0 x0 2
   
1
= y0 + vy0 − − g −
vR 2 vR
vy0 0 g 02
= y0 − x − 2x
vR 2vR
0
z = z = 0.
26
Desistimos de escribir la ecuación f (x, y, z) = 0 para la trayectoria Γ porque x(y) y z(y) son funciones
multivaluadas cuando vx0 = vz0 = 0.

19
Es decir, S 0 afirma 27 que la partı́cula sigue una trayectoria parabólica idéntica a la de un
proyectil lanzado con velocidad inicial y ángulo inicial dados por (ver Fig. 1.4)
q vy0
v00 = vy0 2 + v2
R y tan θ00 = − , (1.32)
vR
es decir, que se mueve hacia la izquierda de x0 = 0.
y,y'

0.8

0.6

0.4

0.2

x,x'
-2.5 -2.0 -1.5 -1.0 -0.5

Figura 1.4: Comparación de las trayectorias vistas por los observadores S (rojo) y S 0 (azul), cuando
m m
  
x0 = y0 = 0, vy0 = 4 s
~R = 3
yv s
x̂.

1.6.2. Movimiento Circular Uniforme (MCU)


Esta vez el observador S, que podemos considerar en reposo, verifica que una partı́cula de
masa m sigue una trayectoria circular dada por

x(t) = R cos ωt , y(t) = R sin ωt , z(t) = 0 ,

de lo cual infiere que existe una fuerza centrı́peta de magnitud mac , apuntando hacia el centro
del cı́rculo, encargada de proveer la aceleración centrı́peta ac = mω 2 R. La trayectoria dibujada
por esta partı́cula viene dada por la relación

f (x, y, z) = x2 + y 2 − R2 = 0 (1.33)

Pues bien, si un observador S 0 se desplaza hacia la derecha con velocidad v


~ R = vR x̂ relativa
a S, realizará la misma transformación de coordenadas que la Ec. (1.31) y concluirá que, en
efecto,

x 0 = R cos ωt − vR t y 0 = R sin ωt − vR t , z0 = z = 0, (1.34)

en que esta vez no es posible eliminar la variable t en aras de obtener una ecuación de trayec-
toria f (x 0 , y 0 , z 0 ) = 0 similar a la Ec. (1.33). Pese a ello, sı́ es factible dibujar la trayectoria a
partir de un gráfico paramétrico

~ 0 = (x 0 (t), y 0 (t), z 0 (t)) ,


r

en base al parámetro t. En la Fig. 1.5 aparecen las trayectorias observadas desde los SR S y
S 0 para dos valores de ωR y vR .
27
Este observador sabe que un proyectil lanzado con velocidad inicial u00 y ángulo inicial α00 (respecto del
eje x 0 ), sigue una trayectoria parabólica dada por
g x0 2
y 0 (x 0 ) = y00 + tan α00 x 0 − .
2u002cos2 α00
.

20
y,y'

1.0

y,y'
0.5
1.0

x,x' 0.5
-5 -4 -3 -2 -1 1
x,x'
-6 -4 -2
-0.5
-0.5

-1.0 -1.0
m m m
(a) Usando ωR = 2π s
y vR = 2 s
. (b) Usando ωR = vR = 2π s
.

Figura 1.5: El SR S ve un MCU (rojo), mientras que S 0 registra una cicloide (azul).

1.6.3. Ejercicios
1. Demuestre los resultados de la Ec. (1.32).

2. Verifique que ambos observadores calculan la misma altura máxima para el movimiento
de la partı́cula. Justifique la pertinencia de este resultado en términos de la TG.

3. Calcule el alcance R 0 del proyectil según el observador S 0 .

21
Capı́tulo 2

Relatividad y Electromagnetismo

En este capı́tulo revisaremos los principales hitos que llevaron a un puñado de Fı́sicos
de fines del S. XIX y principios del S. XX1 a determinar que la Fı́sica Newtoniana, TG
incluidas, era incompatible con la Electrodinámica que pocas décadas antes habı́a sintetizado
James Clerck Maxwell (1831–1879) en las ecuaciones que llevan su nombre. En particular, fue
Einstein quien en un célebre artı́culo de 1905 resolvió el problema con los fundamentos de la
Teorı́a Especial de la Relatividad (RE), redefiniendo la Mecánica e incorporando de un modo
decisivo a la Geometrı́a en la formulación de las leyes fı́sicas. Revisaremos los resultados más
importantes sin ahondar en los detalles matemáticos.

2.1. Problema: Campo Electromagnético vs. TG.


A continuación aplicaremos la TG a dos resultados de la Electrodinámica de Maxwell para
convencernos que la Fı́sica de aquella época enfrentaba profundos problemas teóricos.

2.1.1. Ecuación de OEM


Uno de los resultados más impresionantes de la Electrodinámica es que tan sólo manipu-
lando las EM,

~ = ρ
Div E ~ =0
Div B
0
~ ~
~ = − ∂B
Rot E ~ = µ0 J~ + µ0 0 ∂ E ,
Rot B (2.1)
∂t ∂t

en que (ρ, J~) son las densidades de carga y de corriente, respectivamente, es posible obtener
que los campos eléctrico y magnético satisfacen 2

~
∂2E
~ = µ0  0
Div(GradE) (2.2)
∂t2
~
∂2B
~ = µ0 0
Div(GradB) (en el vacı́o, con ρ = 0 y J~ = 0) . (2.3)
∂t2
1
Un papel excepcional desempañaronen Hendrik Lorentz (1853–1928), Henry Poincaré (1854–1921), Herman
Minkowski (1864–1909) y Albert Einstein (1879–1955).
2
El operador Grad(Divf~), Gradiente de la Divergencia del vector f~, es conocido como Laplaciano de f~, y
2~ 2~ 2~
en coordenadas cartesianas toma la forma Div(Gradf~) = (∇ · ∇)f~ = ∇2 f~ = ∂∂xf2 + ∂∂yf2 + ∂∂zf2 .

22
En consecuencia, la teorı́a de Maxwell predice que estos campos se propagan en el vacı́o como
3 −1/2 8 m

ondas con una velocidad c = (µ0 0 ) ' 3.00 × 10 s . Esto es relevante, puesto que una
función que depende de la posición y del tiempo según una ecuación como (2.2) tiene asociada
una fenomenologı́a bien especial: la fı́sica de las ondas. En el caso más simple, donde uno de
los campos, digamos E,~ depende sólo de la coordenada x, la solución de la ecuación de Onda
Electromagnética (OEM) siempre puede escribirse como
~
E(x, ~ + (x + ct) + E
t) = E ~ − (x − ct) , (2.4)

conocida como Solución de D’Alembert, en que E ~ ± se interpretan como perturbaciones de


campo eléctrico que se desplazan en la dirección ∓x con velocidad c y cuya forma (es decir, la
dependencia en x para un tiempo dado) se determina a partir de la condición inicial E(x, ~ t0 ).
~
La solución de D’Alembert establece que el argumento de la función E(x, t) sólo puede ser
alguna de las combinaciones x ± ct; de otro modo E(x, ~ t) no satisface la ecuación de onda. En
la Fig. 2.1 vemos la evolución temporal de un pulso gaussiano, proporcional a exp[−(x − ct)2 ].
Al lector deberı́a resultarle claro que la forma del pulso se conserva durante la propagación; en
efecto, en un instante t = t1 hay un punto x = x1 tal que el argumento de la de la exponencial
produce cierto campo E(x ~ 1 − ct1 ). Evidentemente, en un instante posterior t2 será otro punto
x = x2 , a la derecha de x1 , el que satisfará x2 − ct2 = x1 − ct1 tal que el campo eléctrico
tome el mismo valor (por estar evaluado con el mismo argumento que en el caso (t1 , x1 )). La
visualización gráfica de esto permite establecer que un punto de este pulso con una campo
eléctrico dado se desplaza con velocidad c hacia la derecha 4 .

E(x-ct)

t=5.0 s

t=3.0 s

t=1.0 s

x
5 10 15 20

Figura 2.1: Pulso gaussiano desplazándose hacia la derecha con velocidad c, sin alterar su forma. El valor de
~ en dirección de polarización.
la función en un (x, t) dado indica la magnitud del campo eléctrico E

Llegamos hasta acá con lo que sabemos de las OEM y su modo de propagarse.

Digamos que las Ecs. 2.1–2.4 y la fenomenologı́a de la Fig. 2.1 son vistas desde un siste-
ma de referencia S, al que podemos considerar en reposo. Nos hacemos ahora la pregunta
que se habrı́a hecho Galileo si hubiese conocido el trabajo de Maxwell: dado lo que observa
este observador S y las ecuaciones que formula, ¿qué comportamiento adjuduca al campo
eléctrico un observador S 0 que se mueve con velocidad relativa v
~ R = cte respecto de S? En
otras palabras, ¿Observa S 0 un comportamiento ondulatorio en E ~ tal como lo hace S? En
3
Entendemos como onda a todo aquello que satisface una ecuación diferencial del tipo (2.2).
4
Este es el motivo por el cual interpretamos a c = (µ0 0 )−1/2 , el coeficiente que acompaña a la doble
derivada temporal en las Ecs. (2.2) y que multiplica a t en la solución de D’Alembert, como la velocidad de
propagación de la onda.

23
particular, si el observador S verifica una OEM que se propaga con velocidad c = (µ0 0 )−1/2 ,
¿qué velocidad de propagación aparece en las ecuación de onda para E ~ y B ~ que registra
0
S ? Esta es una pregunta especialmente pertinente, ya que una velocidad como c debe estar
referida a un SR; sin embargo, en el análisis que va desde las Ecs. (2.1) a las Ecs. (2.2) nunca
se habla de algo ası́ 5 .
Por ahora queda como una incógnita a bordo  mde
 qué SR hay que estar para medir que las OEM
8
se propagan con velocidad c ' 3.00 × 10 s . Por lo pronto, apliquemos la TG al operador
diferencial de la ecuación de OEM. Podemos escribir dicha ecuación en la forma
1 ∂2 1 ∂2
   
2
−∇ E =0 ~ 2
−∇ B ~ =0
c2 ∂t2 c2 ∂t2
| {z }


en que  es conocido como el operador de D’Alembert (o D’Alambertiano), e involucra segun-


das derivadas espaciales (x, y, z) y temporales (t) según un observador inercial S. Para saber
qué observarı́amos desde un SR S 0 que se mueve con velocidad relativa v ~ R = vR x̂ respecto
0 0 0 0
de S, donde se usan las coordenadas (x , y , z ) y el tiempo t , debemos revisar cómo actúan
las derivadas sobre una función arbitraria f (t, x, y, z) según cada observador. Introduciendo
la notación ∂a/∂b = ab y usando la regla de la cadena tenemos
∂f ∂f
= fx 0 x 0 t + ft 0 t 0 t + fy 0 y 0 t + fz 0 z 0 t = fx 0 x 0 x + ft 0 t 0 x + fy 0 y 0 x + fz 0 z 0 x
∂t ∂x
= −vR fx 0 + ft 0 = fx 0
∂f ∂f
= ft 0 t 0 y + fx 0 x 0 y + fy 0 y 0 y + fz 0 z 0 y = ft 0 t 0 z + fx 0 x 0 z + fy 0 y 0 z + fz 0 z 0 z (2.5)
∂y ∂z
= fy 0 = fz 0 ,

donde, ahora, f = f (t 0 , x 0 , y 0 , z 0 ) = f (t(x 0 , t 0 ), x(x 0 , t 0 ), y 0 , z 0 ), habiendo evaluado las deri-


vadas 6,7 de las coordenadas de S 0 respecto de las coordenadas de S de acuerdo a la TG,
Ecs. (1.2)-(1.3). Luego,
∂2f ∂2f ∂2f ∂2f
= ft 0 t 0 + vR2 fx 0 x 0 − 2vR fx 0 t 0 , = fx 0 x 0 , = fy 0 y 0 , = fz 0 z 0 .
∂t2 ∂x2 ∂y 2 ∂z 2
2
En consecuencia, si el SR S usa el operador  = c12 ∂t ∂ 2 0
2 − ∇ entonces el observador S ha de
usarlo bajo la forma
1 ∂2 2 ∂2 ∂2 ∂2 ∂2
 
TG 2 ∂
 −→ 2 + v − 2v R − − −
c ∂t0 2 R
∂x0 2 ∂x 0 ∂t 0 ∂x0 2 ∂y 0 2 ∂z 0 2
1 ∂2 v2R ∂ 2 2vR ∂ 2
 
= 2 0 2 − ∇2 + 2 0
− 2 ,
c ∂t c ∂x 2 c ∂x 0 ∂t 0
5
Véase Grifftihs, D. J. Introduction to Electrodynamics, 3rd Edition (1999), Ch. 9.
6
Por ejempo, para v ~ R = vR x̂, tenemos
∂x 0 ∂
xt0 = = (x − vR t) = −vR
∂t ∂t
.
7
~ R es:
Una generalización inmediata de la Ec. (2.5) para cualquier velocidad v
∂f ∂f
∇0 = ∇ y = vR · ∇ 0 )f ,
− (~ (2.6)
∂t ∂t 0
en que el término (~ vR · ∇ 0 )f se conoce en Mecánica de Fluı́dos como derivada convectiva (de la fun-
0 0
~ )), aunque en dicho contexto no tiene un significado relativista.
ción f = f (t , r

24
En particular, si E ~ = E(x,
~ t) para el observador S, el observador S 0 deberá resolver una
ecuación diferencial dada por
γR 2 ∂ 2 ∂2 2vR γR2 ∂ 2
  
− − ~ 0 = 0,
E (2.7)
c ∂t0 2 ∂x0 2 c2 ∂x 0 ∂t 0
−1/2
donde γR = (1 − vR2 /c2 ) , declarando, por ahora sin justificación, que el observador S 0
~ 0 (x 0 , t 0 ) 6= E(x,
mide un campo eléctrico distinto del que mide S, E ~ t) (desarrollaremos esto
en §2.1.2). Vemos que hay dos diferencias importantes en el D’Alambertiano que usa cada
observador:
? Si el observador S registra ondas que se propagan con velocidad c debemos esperar, de
acuerdo a la Ec. (2.7), que el observador S 0 vea algo (algo que no obedece una ecuación
de onda) que se propaga con velocidad c 0 = c/γR . En principio eso no es un problema,
ya que las velocidades cambian al cambiarnos entre sistemas de referencia inerciales 8 .
Sin embargo, cabe preguntarnos cómo sabe  m el
 observador S que precisamente es0 él quien
8
puede usar la velocidad c ' 3.00 × 10 s , y no cualquier otra velocidad c ; o bien,
¿cómo sabe un observador si le cabe usar el operador  o  0 ? (Esta es una pregunta
profunda, casi filosófica, que difı́cilmente podrı́amos responder desde la Fı́sica.)
? En realidad ocurre que el observador S 0 no verifica un comportamiento ondulatorio,
~ 0 . (Claramente
sino aquello que se sigue de la ecuación diferencial (2.7) que satisface E
eso no es una onda.)
? Haciendo el cambio de variables
ct cos θ − x sin θ ct sin θ + x cos θ 2γR2 vR/c
α= √ , β= √ , tan 2θ = − ,
Γ1 Γ2 1 + γR2
en que Γ1,2 = Γ1,2 (vR ), no es difı́cil mostrar que la Ec. (2.7) toma la forma
∂2E~ 0 ∂2E~0
+ = 0,
∂α2 ∂β 2
es decir, E~ 0 (x(α, β), t(α, β)) = E
~ 0 (α, β) satisface una ecuación de Laplace en el
espacio (α, β). No es necesario ahondar en los detalles de esta solución para notar
que su dependencia en x y t es muy distinta de aquella de la solución de D’Alembert
válida para el observador S. En particular, ya no es tan claro que el campo E ~ 0 se
0
propague con velocidad c = c/γR .
La conclusión de todo esto es que la Fı́sica que observa cada SR depende de su estado
de movimiento, un defecto que la mecánica newtoniana no tiene. De hecho, vimos que
una de las grandes virtudes de la FN era que, usándola, no podı́amos decidir a bordo de
qué SRI estábamos. Pues bien, ahora la Electrodinámica sı́ nos permitirı́a decidirlo y,
en consecuencia, el estado de movimiento del observador dejarı́a de ser un dato trivial,
irrelevante. (Revise §1.3 y convénzase del retroceso conceptual que esto supone.)

Corolario: De acuerdo a esto, en el universo existirı́a sólo un SRI (privilegiado) en que


los campos eléctrico
 m  9y magnético se propagan (i) como una onda, (ii) cuya velocidad es
8
c ' 3.00 × 10 s . En todos los demás SR la fenomenologı́a electromagnética serı́a
distinta, dada por la Ec. (2.7).
Pese a ello, notamos que la relación c 0 = c/γR no obedece la ley de transformación de velocidades, Ec. (1.4).
8
9
Piense si hay motivos para asegurar que ese es el SR a bordo del cual estamos nosotros los terrı́colas,
permitiéndonos el hallazgo de leyes como las Ecs. (2.1)-(2.2).

25
2.1.2. Las Fuerzas Eléctrica y Magnética según S y S 0
La definición newtoniana de fuerza radica en entenderla como aquello que cambia el mo-
mentum de una partı́cula (o un sistema de partı́culas). Ası́, si desde un sistema de referencia
S verificamos que una fuerza F~ actúa durante un pequeño instante de tiempo ∆t sobre un
sistema, el cambio que verificamos en su momentum es

p = F~ ∆t .
∆~ (2.8)

En §1.4 vimos que que esta variación debe ser registrada idénticamente por todos los SRI:

p = F~ ∆t p 0 = F~ 0 ∆t 0
TG
∆~ −→ ∆~
(2.9)
≡ ∆~
p,

algo que debe satisfacerse independientemente del tipo de fuerza que produce tal variación,
es decir, concierne a la aplicación de la TG sobre el lado izquierdo de la Ec. (2.8), mientras
que el origen de la fuerza (electromagnética, gravitacional, de roce, etc.) recién aparece en su
lado derecho 10 .

Figura 2.2: Campos magnéticos vistos desde dos sistemas de referencia S y S 0 . Siempre podemos situarnos
~ 0 ó v
en un SR tal que al menos una de las velocidades v ~ q sean cero, anulando la fuerza magnética.

A continuación estudiamos cómo cambian los campos E ~ yB


~ bajo una TG, y juzgaremos si
los lados izquierdo y derecho de la Ec. (2.8), ahora con
0 ~ 0+v
F~em F~em ~0×B
~ 0) ,
TG
−→ = q(E

son efectivamente iguales; es decir, si verdaderamente ocurre que F~em0 ∆t 0 = F~em ∆t = ∆~p. Para
ello, consideremos el caso de la Fig. 2.2 donde a través de un alambre infinito y neutro, con
densidades de carga positiva (ρ+ ) y negativa (ρ− ) tal que ρ+ + ρ− = 0, fluye carga negativa
hacia la derecha con velocidad v~ 0 = v0 x̂, mientras que su carga positiva está en reposo 11 . Del
momento que el alambre es neutro el campo eléctrico que produce en su exterior es E ~ = 0. Por
10
Si pensamos que F ~ actúan sobre una partı́cula de masa m y carga q, es sólo en el lado derecho donde
debemos especificar si
~ =F
F ~g = −m~
g, ~ =F
F ~em = q(E
~ +v ~ ,
~ × B) ~ =F
F ~roce = −µN
~ ,

en que ~ ~ y B,
g, E ~ son, respectivamente, los campos gravitacional, eléctrico y magnético al cual está sometida
~ es su velocidad y N
la partı́cula, mientras que v ~ es la fuerza normal que actúa sobre ella.
11
De acuerdo a la teorı́a de la conducción la carga positiva en reposo contiene los núcleos atómicos y los
electrones del core, aquellos que están más fuertemente unidos al núcleo y que no contribuyen a la de conducción
de corriente.

26
otra parte, aplicando la Ley de Ampére–Maxwell a un lazo de radio R que rodea al alambre
obtenemos
I
B~ · d~l = µ0 Ienc ∧ B ~ k d~l =⇒ B ~ = µ0 Ienc ϕ̂ ,
2πR
siendo R la distancia perpendicular entre el alambre y el punto de observación del campo. Ya
que Ienc = ∆q/∆t podemos escribir

ρ− ∆V ρ− ∆v0 ∆tA
Ienc = = = ρ− v0 A , (2.10)
∆t ∆t
en que A es la sección transversal del alambre y v0 es la velocidad de arrastre de sus portadores
de carga negativos. Si en el punto de observación ubicamos a una carga puntual de magnitud
~ q = vq x̂ este campo magnético inducirá una fuerza electromagnética (conocida
q y velocidad v
como Fuerza de Lorentz) dada por
 
F~em = q E ~ +v ~q × B~

µ0 qρ− A(vq v0 )
= x̂ × ϕ̂
2πR
µ0 qρ− A(vq v0 )
=− ρ̂ ,
2πR
en que ρ es el vector unitario usado en coordenadas cilı́ndricas (radial, saliendo desde cada
punto del alambre). En consecuencia, desde un SRI en que los portadores de carga se mueven
con velocidad v~ 0 = v0 x̂ y la carga puntual externa lo hace con velocidad v
~ q = vq x̂, la teorı́a
electromagnética predice una fuerza (en este caso, sólo magnética) que empuja a la carga
radialmente hacia el alambre, con una magnitud proporcional a vq v0 . Asi mismo, durante
un intervalo de tiempo ∆t (corto, mientras la partı́cula no cambie mucho su distancia R al
alambre) esta fuerza producirá un cambio de momentum

p = F~em ∆t
∆~
µ0 qρ− A(vq v0 )
=− ∆tρ̂ .
2πR
Pues bien, es ineludible que nos preguntemos qué predice la teorı́a electromagnética para este
mismo fenómeno cuando es visto desde otro SRI, S 0 , con velocidad relativa v
~ R = vR x̂ respecto
de S y que ve a los portadores de carga y a la carga externa con velocidades

~ 00 = v
v ~0 − v
~R ~ q0 = v
v ~q − v
~R
= (v0 − vR )x̂ = (vq − vR )x̂ ,

respectivamente. Ya que la TG sólo afecta a las coordenadas y velocidades (dejando invariantes


a las cargas, densidades de carga, áreas y distancias), tenemos esta vez que S 0 deberı́a observar
un campo magnético y una fuerza magnética dadas por 12

~ 0 = µ0 ρ− A(v0 − vR ) ϕ̂ 0 µ0 qρ− A [(vq − vR )(v0 − vR )]


B F~em =− ρ̂ .
2πR 2πR
12
El observador S 0 sigue observando un alambre eléctricamente neutro, de modo que al aplicar sus conoci-
~ 0 = 0.
mientos de electrostática concluye que el campo eléctrico es E

27
Ası́, cuando F~em
0 actua sobre nuestra carga externa, según S 0 , durante un instante ∆t 0 = ∆t

debe originar 13 un cambio

p 0 = F~em
∆~ 0
∆t 0
µ0 qρ− A [(vq − vR )(v0 − vR )]
=− ∆tρ̂
2πR
6= ∆~
p

en su momentum. He aquı́ el problema, pues la TG aplicada a la teorı́a electromagnética


predice variaciones distintas en el momentum según cada observador inercial, mientras que su
aplicación directa a la definición de momentum nos lleva a esperar que sean iguales (Ec. (2.9)).
Algo debemos hacer para reestablecer la igualdad: (i) cambiamos nuestra definición de momen-
TG
tum, tal que ∆~ p −→ ∆~ p 0 6= ∆~p, o (ii) cambiamos nuestras nociones de electromagnetismo,
tal que F~em −→ F~em = F~em .
TG 0

El hecho que la TG desbalancea los lados izquierdo y derecho de la Ec. (2.8), i.e., que la
mecánica y el electromagnetismo se comportan distintamente bajo esta transformación, es
algo que muchos fı́sicos notaron desde la década de 1890. Era necesario superar la TG. Fue
Hendrik Lorentz quien aportó una ley de transformación cuyo desarrollo conceptual permitió
que la mecánica y electromagnetismo tuvieran el mismo comportamiento bajo un cambio de
coordenadas entre sistemas de referencial inerciales.

2.1.3. Invariancia Galileana, Fuerza de Lorentz y Ecuaciones de Maxwell


En §1.6 vimos que la invariancia de la aceleración bajo TG implica la invariancia de la
Fuerza, entendida ésta como la causa de aquélla. Esto, porque la Fuerza se define como pro-
porcional a la aceleración que medimos a una partı́cula. Pues bien, una aseveración de este
tipo serı́a sólo un juego de palabras si no fuera por que el origen de tal fuerza puede investi-
garse independientemente de la medición de la aceleración, arrojándonos otras luces sobre su
verdadera Invariancia bajo una TG.

Detallemos este asunto. Consideremos que cierto observador inercial S verifica la presen-
~ B)
cia de un campo electromagnético 14 (E, ~ cuyos efectos sobre las partı́culas masivas vienen
dados por la Fuerza de Lorentz,

F~EM = q(E
~ +v ~
~ q × B)
d2 r
~ (2.11)
≡m .
dt2
En el mejor de los casos, integra estas ecuaciones y obtiene las funciones v ~ =v ~ (t) y r
~=r ~ (t).
En especial, predice que en cada instante t la aceleración de la partı́cula puntual, localizada en
~=r
la posición r ~ (t), con masa m y carga eléctrica q es ~a(t) = F~EM (t)/m = q[E(t,~
~ r )+~ ~ r )]
vq ×B(t,~ /m.
13
Esto no es trivial. El observador S comienza a medir la variación de momentum ∆~ p cuando la carga
externa pasa por un punto X, echando a andar su cronómetro, y detieniéndolo cuando pasa por un punto
Y (por construcción del caso, próximo a X), registrando un tiempo ∆t. Asimismo, el observador S 0 activa y
apaga su cronómetro cuando ve que la carga externa pasa por los dos mismos puntos X e Y , midiendo un
tiempo ∆t 0 . La TG vive al amparo de la hipótesis ∆t 0 = ∆t, algo nada ajeno al sentido común.
14
Esto significa que el observador (i) verifica la existencia de cierta distribución de cargas y corrientes, (ρ, I),
y (ii) usando las Leyes de Coulomb y de Biot–Savart, predice la existencia de tales campos a partir de las
Ecs. (3.7).

28
Pues bien, otro observador inercial, nuestro habitual S 0 , con moviminto relativo uniforme
respecto de S, espera medir, de acuerdo a la TG, la misma aceleración sobre esta partı́cula:
~a 0 = ~a (Ec. (1.4)). Ası́, espera que los campos eléctricos que mide, (E ~ 0, B
~ 0 ), producidos
por las distribuciones de carga y corriente (ρ 0 , I 0 ) que él ve 15 reproduzcan esta expectativa.
Siguiendo lo que hicimos en la Ec. (1.6) para la LMN y usando m = m 0 , q = q 0 y v ~0 =v
~ −v~ R,
0
los observadores S y S esperan que sus campos eléctrico y magnético satisfagan
0
F~EM = F~EM
(2.13)
~ +v
q(E ~ = q 0 (E
~ q × B) ~ 0 + (~
vq − v ~ 0)
~ R) × B

de modo que, en efecto, ~a = ~a 0 : A iguales causas dinámicas (F~EM = F~EM 0 ), iguales consecuen-

cias cinemáticas (~a = ~a 0 ). (En realidad es al revés: al saber que ~a = ~a 0 , la TG demanda la


igualdad F~EM = F~EM 0 .) Puesto que la Ec. (2.13) debe ser válida para cualquier velocidad v ~q
de la partı́cula concluimos lo siguiente: Para que los campos eléctrico y magnético produzcan
la misma aceleración en todos los SRI, la TG debe modificarlos según
~0=B
B ~, ~0=E
E ~ +v ~0
~R × B
(2.14)
~ +v
=E ~.
~R × B

Pues bien, todo lo que sabemos sobre cómo se relacionan localmente los campos eléctrico y
magnético está contenido en las EM, que son, a fin de cuentas, las leyes del Electromagnetismo.
Veamos ahora cómo cambian estas leyes bajo la acción conjunta de la TG y su consecuencia,
la Ec. (2.14).

Pausa. Aquı́ pueden pasar dos cosas:

? Al igual que la LMN, las EM son invariantes bajo la TG. Con esto con-
firmarı́amos que todas las leyes fı́sicas 16 son invariantes bajo la TG y, en
consecuencia, que su uso nos impide saber si estamos en reposo o con mo-
vimiento uniforme respecto de cualquier otro marco de referencia. El movi-
miento inercial propio seguirı́a siendo indecidible y, por lo tanto, trivial. (§1.3)

? Las EM sı́ varı́an con la TG. Un observador inercial podrı́a conocer su propia
velocidad a partir de la forma que toman para él las EM (esto, a partir
del comportamiento de los campos eléctrico y magnético que observa). El
movimiento inercial propio dejarı́a de ser un dato trivial porque existirı́a un
SR privilegiado respecto del cual las EM toman su aspecto correcto (el que
encontramos en la literatura).
15
Recordamos que la masa y la carga eléctrica no tienen representación en coordenadas, por lo que difı́cilmente
cambian bajo la TG, que es un tipo de transformación de coordenadas. Además, puede mostrarse fácilmente
que la TG tampoco varı́a las dimensiones de una región, de modo que el volumen y, en consecuencia, la densidad
de carga eléctrica, ρ = ∆Q/∆V , son también Invariantes Galileanos. Por otra parte, en la Ec. (2.10) vemos que
la corriente eléctrica, I = dq/dt = ρAv0 , varı́a con una TG a través de la velocidad de arrastre de los portadores
TG
de carga, según v0 −→ v0 − vR . En consecuencia, la densidad de carga ρ y la densidad de corriente J~ ≡ ρJ~
cambian de acuerdo a:
TG TG
ρ −→ ρ0 = ρ, J~ = ρ~
v −→ J~ 0 = ρ 0 v
~ 0 = J~ − ρ~
vR (2.12)

16
Es decir, las leyes que regulan el comportamiento de las partı́culas (LMN) y de los campos eléctromagnéti-
cos (EM).

29
En el segundo caso reconocemos cierto retroceso respecto de lo irrelevante que es la
velocidad de un observador inercial en la formulación newtoniana de la mecánica.

Veamos cómo se comportan cada una de la EM bajo un TG. Primero, estudiamos las EM
sin fuentes (es decir, aquellas que no contienen a la densidad de carga ρ ni la densidad de
corriente J~), y luego aquellas con fuentes:

1. Tomamos la Ley de Gauss para el magnetismo y, usando las Ecs. (2.6) y (2.14) para
convertir las variables no-primadas en sus correspondientes primadas, obtenemos:
~ =0
∇·B
(2.15)
∇0 · B
~0 = 0,
TG
−→

es decir, ambos SR ven que el campo magnético no tiene fuentes (inexistencia de mono-
polos magnéticos).

2. Hagamos lo mismo con la Ley de Lenz–Faraday:


~
∇×E ~ = − ∂B
∂t !
∂ B~0
TG 0 0
~ −v 0
~ )=− 0 ~ 0
−→ ∇ × (E ~R × B − (~
vR · ∇ )B
∂t 0
~0
~ 0 = − ∂ B + (~
h
∇0 × E vR · ∇ 0 ~ 0
) B + v~ R (∇ 0 · B
~ 0 )+
∂t 0  (2.16)
~ 0 (∇ 0 · v
−B ~ 0 · ∇ 0 )~
~ ) + (B vR · ∇ 0 )B
vR −(~ ~ 0
| {z R} | {z }
0 0
~0
∂B
~ R (∇ 0 · B
=− 0 +v ~ 0)
∂t
~0
∂B
=− 0 por la Ec. (2.15)
∂t
~ R no cambia.
en que hemos usado el hecho que v

Concluimos que las EM sin fuentes son Invariantes Galileanos. Nada mal...

3. Consideremos ahora la Ley de Gauss para la electrostática y apliquemos lo anterior a


las derivadas y los campos:
ρ ~
=∇·E
0
ρ0
= ∇ 0 · (E~ 0−v ~ 0)
TG
−→ ~R × B
0 (2.17)
= ∇0 · E ~ 0 − ∇ 0 · (~
vR × B ~ 0) ,
ρ0
~ R · (∇ 0 × B
−v ~ 0) = ∇ 0 · E
~ 0.
0
~
Es decir, mientras el observador S ve que las lı́neas de campo eléctrico emanan (∇ · E)
0
sólo desde donde hay carga eléctrica (ρ), el observador S constata que emanan tanto

30
desde los puntos donde hay carga (ρ 0 ) como de aquellos en que el rotacional de su campo
magnético B~ 0 es no nulo, en una cuantı́a que depende de su velocidad v ~ R respecto 17
de S.

4. Por último, la Ley de Ampere–Maxwell:

~
~ = µ0 J~ + 1 ∂ E
∇×B
c2 ∂t  
TG 0~ 0 ~ 0 0 1 ∂ 0 ~ 0−v ~ 0)
−→ ∇ × B = µ0 ( J + ρ v ~ R) + 2 − (~ vR · ∇ ) (E ~R × B
c ∂t 0
( "
∂ ~0
E 1 ∂B ~0
= µ0 J~ 0 + + µ 0 ρ 0
~
v R + ~
v R × vR · ∇ 0 )E
− (~ ~ 0+
∂t 0 c2 ∂t 0
io
+(~ 0
vR · ∇ )(~ ~
vR × B ) 0 (2.18)
..
= . (El estudiante puede completar estos pasos)
∂E ~0
= µ0 J~ 0 + 0
+
( ∂t " #)
1 h i ∂ ~0
B
0 0
~ ) +v 0 ~ 0
+ 2 v ~ R ∇ · (~
vR × B ~R × − (~
vR · ∇ )B
c ∂t 0

en que los términos entre llaves {· · · } es lo que sobra para que esta ley cobre el mismo
aspecto en ambos SR. (El lector puede verificar que el reemplazo de ∇ 0 × B ~ 0 en la
Ec. (2.17) no simplica las cosas.)

Concluimos ası́ que cuando aplicamos la TG a los campos electromagnéticos (de modo que
la Fuerza de Lorentz quede invariante) sólo logramos invariancia en las EM sin fuentes
(Ecs. (2.15) y (2.16)), pero no ası́ en aquellas con fuentes (Ecs. (2.17) y (2.18)), que toman
un aspecto cuando menos tétrico en el SR S 0 . En otras palabras, las leyes del electromagne-
tismo cambian cuando se les aplica un TG. Ası́, si tanto las EM como la TG son correctas
tendrı́amos que distintos observadores inerciales deben observar distintos fenómenos fı́sicos,
algo que, como dijimos, permitirı́a decidir qué SR es correcto.

Comentarios:

? Acabamos de concluir que las EM parecen cobrar el aspecto que conocemos sólo en
nuestro SR, el de La Tierra (aquel en que fueron obtenidas).

? Por otra parte, sabemos perfectamente que La Tierra no está en reposo. Antes bien,
rota sobre su eje 18 , traslada en torno al sol, el sol se mueve alrededor del centro de
17
Para su sorpresa, el observador S 0 constata que ∇ 0 · E~ 0 depende de ∇ 0 × B~ 0 tanto más cuando cierto
observador S (i) se aleja más rápido de él y (ii) su velocidad de alejamiento es tanto más paralela a dicho
rotacional. Algo ası́ hace pensar a S 0 que el observador S (y todo lo que va a bordo de él) es especialmente
importante en el universo. Ya que sólo en este SR, claramente privilegiado, el campo eléctrico se relaciona
correctamente con la carga eléctrica, entendemos a S como un Marco de Referencia Absoluto, respecto del cual
debemos juzgar si, en efecto, las cosas se mueven o no. Un SR estarı́a en reposo, Reposo Absoluto, si verifica
que ∇ · E ~ ∝ ρ, y estarı́a en Movimiento Absoluto (respecto de S) si verifica otra cosa. Los alcances filosóficos
de esta afirmación están a la vista.
18
En realidad La Tierra tiene tres tipos de movimiento sobre su eje: Rotación, Precesión y Nutación, mo-
viéndose igual que un trompo. El estudiante interesado puede buscar información sobre esto.

31
la galaxia y ésta, a su vez, interactúa gravitacionalmente con otras galaxias cercanas,
moviéndose (como un todo) de un modo difı́cil de predecir. Entonces, ¿Cómo podrı́amos
afirmar que precisamente el SR de La Tierra es el correcto para enunciar las EM? 19

? Ası́, no parece haber motivos serios para creer que nosotros, a bordo de La Tierra, somos
el SR correcto (S). A menos que La Tierra ocupe un lugar privilegiado en el universo,
es mucho, muchı́simo más probable que sea otro el SR correcto, ante lo cual más valdrı́a
identificarlo, medir nuestra velocidad v~ R respecto de él y transformar las EM para ver
cuál es su aspecto verdadero.

? A la luz de esto último, es decir, la posibilidad cierta de que La Tierra sea un lugar como
cualquier otro en el universo, es muy poco razonable pensar que las leyes fı́sicas han de
tomar un aspecto particularmente correcto para nosotros. Antes bien, y renunciando a
cualquier pretensión geocentrista 20 , es más apropiado, al menos como hipótesis, creer
que la Tierra ocupa un lugar cualquiera en el universo.

? (La siguiente es una idea que nace con Galileo Galilei.) Entonces, si estamos en un lugar
cualquiera del universo, no deberı́a ser el aspecto de las leyes fı́sicas (ni eso, ni ninguna
otra cosa) la que nos otorgue, a nosotros los terrı́colas, alguna pista de que ocupamos
un lugar especial en el Cosmos. En consecuencia, las leyes fı́sicas (las verdaderas leyes
fı́sicas) deben tomar el mismo aspecto en todos los SRI. La Fı́sica newtoniana satisface
perfectamente este requisito a través de la LMN, que es invariante bajo la TG, pero no
ocurre lo mismo con las EM.

? Aceptamos ası́ que el hecho que las EM cambien su forma con una TG es un defecto de
la teorı́a. Es decir, algo no está bien en todo esto: (i) o las EM no son del todo correctas,
o (ii) la TG no es la transformación correcta, aquella que realmente debemos aplicar
a las coordenadas. Las leyes fı́sicas deben ser invariantes, pero no necesariamente bajo
una TG...

Este es un buen momento para intentar (inventar) una nueva transformación a las coordena-
das, una que deje invariante no a la LMN, sino a las EM. En la siguiente sección estudiamos
cuál es la transformación de coordenadas que deja invariante a la ecuación de onda electro-
magnética, que es una consecuencia directa de las EM.

2.2. Transformación de Lorentz (TL)


En §2.1 detectamos dos problemas con la TG en relación al electromagnetismo. En cada
caso, dos observadores inerciales que difieren sólo en una velocidad relativa observan distintos
fenómenos fı́sicos cuando las cantidades que usan son sometidas a la TG. Lo que S describe
como una onda (electromagnética) es visto por S 0 bajo otro tipo de ecuación, esperando
otro comportamiento. Asimismo, lo que S detecta como una fuerza magnética que produce
cierta variación de momentum es visto por S 0 como una fuerza de distinta magnitud que,
sin embargo, debe producir la misma variación de momentum. A continuación resolvemos la
19
Sin ir más lejos, de haber un SR correcto, éste podrı́a corresponder a Neptuno, o a la luna Fobos de Marte.
Vemos, de paso, cómo la discusión sobre los Sistemas de Referencia desafı́a, ahora y antes, las convicciones
geocentristas.
20
Esta es una buena ocasión para que el estudiante reflexione sobre la pertinencia del geocentrismo (sı́,
incluso ahora, en el siglo XXI), y su relación con un sesgo que puede ser aún más restrictivo: el homocentrismo.

32
primera discrepancia, es decir, buscamos que tanto S como S 0 obtengan la misma ecuación
de onda,
!
1 ∂2E ~ ∂2E~ ~
∂2E ~
∂2E
Observador S: − + + = 0,
c2 ∂t2 ∂x2 ∂y 2 ∂z 2
! (2.19)
1 ∂ ~0
2E ∂ ~ 0 ∂2E
2E ~ 0 ∂2E ~0
Observador S 0 : − + + = 0,
c 0 2 ∂t 0 2 ∂x 0 2 ∂y 0 2 ∂z 0 2
luego de someter sus coordenadas a la transformación que postulamos enseguida.  Debemos
fijar que ambos midan la misma velocidad de propagación, c 0 = c ' 3.00 × 108 ms , ya que
de otro modo ellos podrı́an saber cuál es el observador privilegiado que mide la velocidad
tabulada“correcta”), y cuál el observador en movimiento. Ası́, al fijar c 0 = c sólo hacemos
indistinguibles y, por tanto, irrelevantes las etiquetas que ponemos a cada SR. Postulamos, a
modo de hipótesis, que la ley que relaciona las coordenadas S con las de S 0 , y que satisface
la Ec. (2.19), puede construirse en base a los siguientes requisitos:
? La TG es una relación lineal entre las coordenadas de S y S 0 . Lo mismo exigimos en
esta generalización. (Siempre es más fácil trabajar con relaciones lineales.)
? Asumiremos que las coordenadas perpendiculares a la velocidad relativa entre S y S 0
~ R = vR x̂ establecemos y 0 = y y z 0 = z.
no se ven afectadas. Fijando v
? Esta vez permitiremos que el tiempo que mide S difiera del que mide S 0 , variando de
un modo similar a la coordenada x.
Llevado a sı́mbolos, tenemos:
t 0 = at + bx
x 0 = dt + ex
(2.20)
y0 = y
z0 = z,
en que a, b, d y e son a lo sumo velocidades de vR y c. Vemos que la Ec. (2.20) se reduce a
la TG en el lı́mite en que a = e = 1, b = 0 y d = −vR , siend vR la velocidad relativa; algo
que vale la pena destacar, ya que toda generalización debe incluir el caso particular del cual
proviene. Usando la notación ∂a/∂b = ab que introdujimos en §2.1.1 para las derivadas de una
función f = f (t, x, y, z) en términos de las variables de S 0 , tenemos que
ft = ft 0 tt0 + fx 0 xt0 + fy 0 yt0 + fz 0 zt0 fx = ft 0 tx0 + fx 0 xx0 + fy 0 yx0 + fz 0 zx0
= aft 0 + dfx 0 = bft 0 + efx 0
fy = ft 0 ty0 + fx 0 xy0 + fy 0 yy0 + fz 0 zy0 fz = ft 0 tz0 + fx 0 xz0 + fy 0 yz0 + fz 0 zz0
= fy 0 = fz 0 .
Luego,
ftt = (ft )t 0 tt0 + (ft )x 0 xt0 + (ft )y 0 yt0 + (ft )z 0 zt0 , fxx = (fx )t 0 tx0 + (fx )x 0 xx0 + (fx )y 0 yx0 + (fx )z 0 zx0
= a(aft 0 + dfx 0 )t 0 + d(aft 0 + dfx 0 )x 0 = b(bft 0 + efx 0 )t 0 + e(bft 0 + efx 0 )x 0
= a2 ft 0 t 0 + d2 fx 0 x 0 + 2adft 0 x 0 = b2 ft 0 t 0 + e2 fx 0 x 0 + 2beft 0 x 0

fyy = (fy )t 0 ty0 + (fy )x 0 xy0 + (fy )y 0 yy0 + (fy )z 0 zy0 , fzz = (fz )t 0 tz0 + (fz )x 0 xz0 + (fz )y 0 yz0 + (fz )z 0 zz0
= fy 0 y 0 = fz 0 z 0 .

33
Identificando f −→ E ~ la ecuación de onda en el SR S, que contiene al operador de D’Alambert,
toma la siguiente forma en S 0 :
1 ~ ~ xx + E ~ yy + E~ zz )
S:0= Ett − (E
c2
1  ~0  h  i
S 0 : 0 = 2 a2 E 0
t t 0 + d 2~ 0
E 0
x x 0 + 2ad E~ 00 0 − b2 E
t x
~ 0 0 0 + e2 E
t t
~ 0 0 0 + 2beE
x x
~ 00 0 + E
t x
~ 00 0 + E
y y
~ 00 0
z z
c
2 2
      
a ~ 0 0 0 − e2 − d E ~ 0 0 0 + 2 be − ad E ~ 00 0 + E~ 00 0 + E~ 00 0 .
= 2
− b2 E t t 2 x x t x y y z z
c c c2

donde recordamos que E ~ 0 6= E.


~ La exigencia que ambos observadores, S y S 0 , describan una
ecuación de onda, cada uno con sus propias coordenadas, demanda

a2 2 1 2 d2 ad
− b = , e − = 1, = eb ,
c2 c2  c2  c2
=⇒ S 0 : 0 = E
~ t 0t 0 − E~ x 0x 0 + E ~ y 0y 0 + E
~ z 0z 0 .

Realizando el álgebra reducimos las relaciones anteriores a



a2 − 1 p
b= , d = c a2 − 1 , e = a,
c√
a2 − 1
=⇒ t 0 = at + x
p c
x 0 = c a2 − 1 t + ax
y0 = y
z0 = z.

Ahora bien, la relaciones para x 0 y t 0 ,


√ ! √ !
0 c a2 − 1 0 a2 − 1
x =a x+ t t =a t+ x ,
a ac

deben reducirse a las TG en cierto lı́mite fı́sico que debemos decidir. En consecuencia, espe-
ramos que se cumpla

c a2 − 1
= v y a = 1, (2.21)
a
en que v = −vR es la velocidad relativa entre los SR. Desarrollando la primera igualdad
obtenemos
√ √
1 c a2 − 1 a2 − 1 v
a= p =⇒ =v y = 2.
2
1 − v /c2 a ac c

Haciendo v = −vR y γ = γ(vR ) = γR tenemos, finalmente,


 vR 
t 0 = γR t − 2 x
c
0
x = γR (x − vR t) (2.22)
y0 = y
z0 = z,

34
que son las relaciones buscadas. La cantidad a = γ = γR es el llamado Factor de Lorentz,
mientras que las ecuaciones (2.22) se conocen como Transformaciones de Lorentz (TL) 21 .
Sobre ellas cabe comentar lo siguiente:

? En efecto, a → 1 en la medida que vR/c → 0. Este es el lı́mite fı́sico que supusimos


antes: la TL se reduce a la TG para vR  c. Decimos ası́ que la TG es válida sólo
mientras la velocidad relativa entre dos SR es baja comparada con la velocidad de la
luz en el vacı́o, c. Ahora bien, qué tan pequeña tiene que ser vR para poder usar la TG
dependerá de la precisión que usemos en nuestras cálculos y medidas. Por ejemplo, para
−1/2
vR = 10−2 c ∼ 106 ms el factor de Lorentz es sólo de 1 − (10−2 )2
  
' 1.00005, un
0 0
número cuyo efecto en la relación x = x (t, x) demanda una precisión de una parte
en veinticindo mil para distinguirse de la TG. En la Fig. 2.3 vemos que γ = γ(vR ) se
despega apreciablemente de la unidad a partir de velocidades relativas tan grandes como
vR ∼ 10−1 c.
γR
6

vR
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 c

Figura 2.3: Dependencia del Factor de Lorentz con vR/c. El lector puede verificar que cuando

vR ∼ 0.004c ∼ 106 m
el resultado para x 0 (t, x) usando la TL difiere sólo en 0.001 % respecto de aquel
 
s
con la TG.

? La presencia del factor de Lorentz γR en las expresiones para t 0 y x 0 demanda que vR ≤ c.


De otro modo obtendrı́amos tiempos y coordenadas imaginarias para S 0 , algo inacep-
table. En otras palabras, la TL establece que dos SR no pueden tener una velocidad
relativa arbitrariamente grande. Esto sı́ que es novedoso:

? Ni la TG ni la mecánica newtoniana establecen velocidades máximas a nada. (Por


cierto, cualquier cosa es candidata a considerarse un sistema de referencia, también
una partı́cula masiva como las que estudiamos en los cursos de mecánica.)
? Más adelante veremos que la dinámica relativista prohı́be consistentemente que las
partı́culas masivas se muevan con velocidad igual igual o superior a c.

? La inversión de las TL, x = x(t 0 , x 0 ) y t = t(t 0 , x 0 ) se obtiene simplemente invirtiendo el


signo de la velocidad relativa, v~ R → −~ vR . La razón de esto es que el observador S ve al
observador S 0 con velocidad v~ R , por lo que necesariamente S 0 ve a S con velocidad −~ vR .
21
Propuestas con su significado actual por Lorentz en 1904.

35
Es decir,
 vR 
t = γR t 0 + 2 x 0
c 
x = γR x 0 + vR t 0 (2.23)
y = y0
z = z0, (Notar que γ(−vR ) = γ(vR ).)

? Antes que trabajar con el tiempo t preferimos introducir la coordenada temporal ct (que
tiene dimensiones de longitud, igual que x, y, z). Además, cabe depurar el significado de
las coordenadas (ct, x, y, z). Fijemos los siguientes términos de uso común en Relatividad
Especial:

? Evento: cualquier cosa que ocurre en el universo en un instante t y en un pun-


~ = (x, y, z). Conviene hablar de una cuadri–coordenada R = (ct, x, y, z). La
to r
coordenadas 22 de un evento E están necesariamente referidas a un sistema de
referencia.
? Dos eventos E1 y E2 ocurren, respectivamente, en las coordenadas R1 = (ct1 , x1 , y1 , z1 )
y R2 = (ct2 , x2 , y2 , z2 ), tal que las diferencia entre ellas son ∆t = t2 − t1 (tiempo
transcurrido entre E1 y E2 ), ∆x = x2 − x1 , ∆y = y2 − y1 y ∆z = z2 − z1 (distancias
entre los puntos donde ocurrieron E1 y E2 , medidas a lo largo de los ejes x, y y z,
respectivamente).
? Es más significativo referir el efecto de las TL a las diferencias temporal (∆t) y
espaciales (∆x, ∆y, ∆z), medidas por cada observador que registra ambos eventos
y luego compara estas cantidades con aquellas que mide otro observador inercial,
con velocidad v~ R = vR x̂ respecto de él.

? En consecuencia, escribimos la TL, Ecs. (2.22)-(2.23), referidas a las cuadri–diferencias 23


∆R(0) = (∆t(0) , ∆x(0) , ∆y (0) , ∆z (0) ) entre dos eventos (vistos desde los SR S y S 0 ), en la
forma matricial

∆R0 = Λ∆R y ∆R = Λ−1 ∆R0 , (2.24)

donde Λ = Λ(vR ) es una matriz de 4 × 4, llamada Matriz de Lorentz, dada por

−γR vcR 0 0 +γR vcR 0


   
γR γR 0
 −γR v v
c
R
γR 0 0  y Λ−1 =  +γR c
 R
γR 0 0 
Λ=  (2.25)
 0 0 1 0   0 0 1 0 
0 0 0 1 0 0 0 1

(Notar que Λ = Λ(vR ) y Λ−1 = Λ(−vR ).)

? Magnitudes involucradas en la TL: Pensemos en dos eventos separados por 1[s] (un
tiempo a escala humana), al que le corresponde una coordenada temporal c∆t ' 3.00 ×
22
Hablaremos indistintamente de coordenadas y cuadri–coordenadas. El contexto aclarará si nos referimos a
un objeto de tres componentes (~ ~ )).
r ) o de cuatro componentes (R = (t, r
23
Quizás el lector preferirı́a hablar de intervalos espacial y temporal, pero evitamos hacerlo porque esa
palabra, Intervalo, es un término que se usa para designar otra cantidad en Relatividad. Ahondaremos en ello
en el Cap. 3.

36
108 [m] ∼ 108 [m]. (¿Le parece esta una distancia chica o grande? Considere que el diáme-
tro terrestre es de unos 12800 [Km] ∼ 107 [m].) Pues bien, de ese orden de magnitud
deberı́a ser la separación ∆x tal que produzca un efecto apreciable en la ecuación para
∆t 0 , el tiempo que otro observador S 0 percibe entre los mismos dos eventos. Esto, con-
tando con que a su vez vR/c no sea mucho menor que la unidad. Asimismo, si queremos
que una distancia del orden de ∆x ∼ 1 [m] (también a escalas humanas, medida por S),
produzca un efecto apreciable en el tiempo ∆t 0 medido por S 0 , es necesario que el tiem-
po ∆t medido por S sea tan pequeño como 10−8 [s], de modo que c∆t sea comparable a
∆x. Ası́, no solo necesitamos velocidades relativas altas, comparables a c, para verificar
los efectos relativistas que se derivan de la TL, sino cierta relación entre los tiempos
y las distancias que median entre eventos. Es claro que tiempos como ∆t ∼ 10−8 [s] y
distancias como d ∼ 107 [m] no están al alcance de la experiencia humana cotidiana:
otro buen motivo para entender por qué tardamos tanto en necesitar y descubrir la TL.

? Lección Epistemológica (sobre cómo se construye el conocimiento): No cabe duda que


la TL introduce novedades en nuestros conceptos sobre cómo son percibidos el tiempo
y la distancia por distintos observadores inerciales. De pronto nos enteramos que todo
el sentido común que alberga la TG (Fig. 1.1, Ecs. (1.2)-(1.4)) no es suficiente para
garantizar, por ejemplo, la invariancia de la Ec. de OEM. Sin embargo, todo lo nue-
vo que trae consigo la TL se refiere a un dominio fenomenológico al cual no estamos
habituados (velocidades comparables a c), y del cual claramente no tenemos noticias.
La TL serı́a fácilmente refutable si propusiera novedades apreciables en el dominio de
bajas velocidades con que estamos familiarizados los humanos. En otras palabras, la TL
es novedosa, sı́, pero en ningún caso niega lo que sabemos sobre la TG y su aplicación
a la mecánica newtoniana; tan sólo acota su validez al lı́mite de bajas velocidades entre
los SR.

? En el Cap. 3 dilucidaremos el significado fı́sico y las principales consecuencias de la


TL, Ec. (2.22), y estableceremos la importante relación que tiene con un experimento
cuyo resultado permitió el advenimiento de la Teorı́a de la Relatividad.

Por último, es importante despejar una confusión que el lector podrı́a tener a estas alturas.
¿Por que el observador S 0 deberı́a expresar sus tiempos y distancias en términos de aquellas
que mide el observador S? ¿Acaso S 0 no usa simplemente un reloj para medir el tiempo ∆t 0
y una regla para medir la separación ∆x 0 entre dos eventos, no siendo necesario para ello una
relación con las medidas que hizo otro observador? Ası́, ¿qué función cumplen exactamente
las Ecs. (2.22)–(2.23) que definen la TL? Pues bien, dicho observador S 0 simplemente usa
sus instrumentos y mide tiempos y separaciones que llama ∆t 0 y ∆x 0 , respectivamente, tal
como el observador S mide ∆t y ∆x, sin cuestionarse las medidas hechas desde otros SR.
La relevancia de las transformaciones de Galileo y Lorentz radica en que, (i) efectivamente
existe una relación entre las medidas hechas desde cualquier par de SR, (ii) que tal relación
es lineal (deténgase un momento a pensar sobre lo afortunado de esto, ya que se trata de
la relación más simple posible), (iii) que la diferencia entre lo que mide cada SR se explica
sólo en términos de tiempos y separaciones paralelas a la velocidad relativa v ~ R . Podemos
imaginar a S y S 0 comparando los tiempos y separaciones que midieron entre cierto par de
eventos, discrepando irreductiblemente al ver que sus números son distintos, pero, sin embargo,
pudiendo llegar a un acuerdo al notar que estos números se relacionan linealmente entre sı́ a
través de la TL. No sólo eso, ya que cada uno se consideraba a sı́ mismo en reposo al momento
de medir, el uso de las TL (o su lı́mite galileano) les permitirı́a saber cuál era la velocidad

37
relativa entre ellos, siendo ese el único parámetro responsable de sus diferencias.

2.3. Peculiaridades de la TL
A continuación comparamos la velocidad v ~ = (vx , vy , vz ) y aceleración ~a = (ax , ay , az )
que mide un observador S y con v ~ 0 = (vx0 , vy0 , vz0 ) y ~a 0 = (ax0 , ay0 , az0 ), aquellas medidas por
un observador S 0 . Obtendremos conclusiones muy importantes para juzgar la pertinencia de
la LMN.

2.3.1. Ley de Transformación de Velocidades


Entonces, cierto observaror S ve un objeto en la posición r ~1 = (x1 , y1 , z1 ) en el instan-
te t1 (Evento 1), y luego de un tiempo dt, en el instante t2 = t1 + dt, lo ve en el punto
~2 = r
r ~1 + d~
r = (x1 + dx, y2 + dy, z2 + dz) (Evento 2). Ası́, define las componentes de la
velocidad del objeto en términos de los diferenciales dR = (dt, dx, dy, dz) de acuerdo a

dx dy dz
vx = , vy = , vz = .
dt dt dt
Por su parte, nuestro observador S 0 considera los diferenciales dR0 = (dt0 , dx0 , dy 0 , dz 0 ) y define

dx 0 γR (dx − vR dt)
vx0 = 0
=
dt γR (dt − vR dx/c2 )
vx − vR
=
1 − βx βR
dy 0 dy
vy0 = 0
=
dt γR (dt − vR dx/c2 ) (2.26)
vy
=
γR (1 − βx βR )
dz 0 dz
vz0 = 0
=
dt γR (dt − vR dx/c2 )
vz
=
γR (1 − βx βR )
en que hemos usado la versión diferencial de la Ec. (2.24) e introducido la notación stan-
−1/2 ~ R )−1/2 ). Evidentemente la
dard βα = vα/c (convenimos en escribir γR = (1 − v~ R2 /c2 ) = (1 − β
expresión para vx0 difiere en forma de vy,z
0 , ya que es sólo en la dirección de la primera donde

~ R . Ası́mismo, vale la pena destacar que aún cuando las coordenadas transversales a v
yace v ~R
no cambian, sı́ lo hacen las velocidades respectivas (el motivo para eso es que éstas dependen
del tiempo, que sı́ cambia). Algo que puede parecer perturbador es que dichas velocidades
transversales dependen de vx , y dependen no linealmente 24 , lo cual hace que las componentes
del vector v~ transformen, en su conjunto, no linealmente bajo TL. Es decir, ahora ocurre que

vx0
   
vx
 vy0  6= M  vy  , (2.27)
vz0 vz
24
En particular, es la presencia de vx = cβx en el denominador de la Ec. (2.26) lo que arruina la linealidad
de la transformación de velocidades.

38
en que M = M (~ vR ) es alguna matriz cuyos elementos dependen sólo de v ~ R (como Λ). Aún
ası́, note que en el lı́mite de βx,R → 0 las Ecs. (2.26) se reducen a la TVG, Ec. (1.4), como era
de esperarse.

2.3.2. Ley de Transformación de Aceleraciones y aplicación a LMN


Al igual que con la velocidad v ~ 0 , el observador S 0 define la aceleración en su SR según
~a 0 d~
v 0 0 0
= /dt , en que dt = γR (dt − R dx/c2 ) y
v

   
vx − vR dvx (vx − vR ) dvx
dvx = d = + (−1) −β R
1 − βx βR 1 − βx βR (1 − βx βR )2 c
dvx
= 2
γR (1 − βx βR )2
 
dvy vy dvx
dvy = + (−1) −βR
γR (1 − βx βR ) γR (1 − βx βR )2 c
(1 − βx βR )dvy + βy βR dvx
=
γR (1 − βx βR )2
 
dvz vz dvx
dvz = + (−1) −βR
γR (1 − βx βR ) γR (1 − βx βR )2 c
(1 − βx βR )dvz + βz βR dvx
= ,
γR (1 − βx βR )2
de modo que

dvx0 dvy0 dvy0


ax0 = ay0 = az0 = (2.28)
dt 0 dt 0 dt 0
ax (1 − βx βR )ay + βy βR ax (1 − βx βR )az + βz βR ax
= , = , =
γ 3 (1
R − βx βR )3 γR2 (1 − βx βR )3 γR2 (1 − βx βR )3

~ R → −~
o bien, haciendo la inversión entre ambos SR, v vR 25 ,

ax0
ax =
γR3 (1 + βx0 βR )3
(1 + βx0 βR )ay0 − βy0 βR ax0
ay = (2.29)
γR2 (1 + βx0 βR )3
(1 + βx0 βR )az0 − βz0 βR ax0
az = .
γR2 (1 + βx0 βR )3
Pues bien, vemos que las aceleraciones vistas por cada SR se relacionan de un modo tanto
o menos sencillo que las velocidades. Esta vez tampoco tenemos una relación lineal entre
las componentes de ~a y ~a 0 . Quizás podı́a parecernos irrelevante, inofensiva, la no–linealidad
de la transformación de velocidades, Ec. (2.27), pero esta vez, con la aceleración, tal rasgo
es peligroso. Y lo es porque entre ellas sólo la aceleración es una cantidad cinemática que
aparece en una ley fı́sica, la LMN. En consecuencia, siguiendo la discusión que imaginamos al
final de §2.2, los observadores S y S 0 medirı́an las aceleraciones ~a y ~a 0 , claramente distintas,
y convendrı́an, incluso sabiendo que entre ellos media una velocidad relativa v ~ R k x̂, que
25
(Puede parecerle un derroche de álgebra estas últimos pasajes, pero no se preocupe, ya que lo importante
está en el significado de todo esto; ahı́ está la fı́sica, y puede usted estar seguro que ahı́ radica la verdadera
dificultad que usted debe afrontar, no en el álgebra.)

39
la relación entre ambas depende de las velocidades de la partı́cula. Esto supone el siguiente
problema: si S usa la ley de movimiento m~a ≡ F~ para inferir y estudiar la fuerza externa que
actúa sobre una partı́cula de masa m, al usar la Ec. (2.29), él sabrı́a que la ley que ha de usar
S 0 para describir el mismo fenómeno incluye a componentes de la velocidad, puesto que
TL TL
ax −→ f (ax , vx ) y ay,z −→ f (ax , vx , ay,z , vy,z ) .

Luego, S 0 usarı́a m~a 0 ≡ F~ 0 e inferirı́a que la fuerza externa que actúa sobre dicha partı́cula
depende, en efecto, de variables que no aparecen en la formulación que usa el observador S:

S : m~a ≡ F~ (2.30)
S 0 : mf (~
v 0 , ~a 0 ) ≡ F~ 0 .
TL
−→ (2.31)

Entonces:

? A diferencia de S, el observador S 0 usa una ley fı́sica (también vectorial) que no se aplica
de igual modo en todas las direcciones. En efecto,
0 + β β a0 
ax0 (1 + βx βR )ay,z
  
0 0 R y,z x
Fx = m y Fy,z = m .
γR3 (1 + βx βR )3 γR2 (1 + βx βR )3

? A pesar de lo que S 0 sabe de mecánica newtoniana, debe asociar una fuerza en una
dirección donde no hay aceleración (por ejemplo, concluirá que Fy0 6= 0 cuando ay0 = 0 y
sólo vy0 6= 0).

? Si S detecta una aceleración ~a que es adjudicable a una fuerza conservativa, F~ = −∇U (en
que U = U (~ r ) es el potencial asociado al campo F~ ), S 0 inferirá necesariamente, a par-
tir de ~a 0 , que F~ 0 6= −∇U 0 , en que U 0 = U 0 (~
r 0 ) es un potencial equivalente para S 0 .
0
La razón para esto es que S registrará una fuerza que depende de la velocidad de la
partı́cula, algo impropio de las fuerzas conservativas.

? Sabemos que allı́ donde actúan fuerzas del tipo F~ = −∇U se conserva la energı́a mecáni-
ca del sistema partı́cula+campo (revise §1.4). Ası́, lo que para S es un sistema conser-
vativo, no lo es para el observador S 0 .

Decimos entonces que la LMN cambia de forma al someterla a una TL, algo que no debe
sorprendernos mucho, ya que la dinámica newtoniana fue formulada para ser expresamen-
te invariante de forma bajo la TG. (Revise la explicación de la Ec. (1.6), en §1.3). Ası́, la
LMN no sólo luce distinta para cada observador, sino que, en particular, luce mucho más
simple para S. Llegamos ası́ al mismo problema que declaramos al final de §2.1.1 (luego de
la Ec. (2.7)): ¿Cómo pueden saber los observadores S y S 0 que deben usar la LMN bajo la
forma (2.30) y (2.31), respectivamente? Después de todo, ambos se consideran a sı́ mismo en
reposo. (#todossomosS)

2.4. Dilema: TG vs. TL


El que ambos SR se consideren a sı́ mismo en reposo es la razón para que ambos usen
una misma ley de movimiento, con la misma forma, cada uno con sus propias coordena-
das ((t, x, y, z) y (t 0 , x 0 , y 0 , z 0 )). Es decir, una ley de movimiento que satisfaga la Ec. (1.6),
pero usando la TL. Ahora bien, hasta ahora tenemos dos tipos de leyes fı́sicas:

40
? La Ley de Movimiento de Newton, referida a la definición de fuerza como agente dinámi-
co externo, y
? Las Ecuaciones de Maxwell, sobre el comportamiento de los campos eléctrico y magnéti-
co.
Son dominios distintos, a los cuales se llega estudiando fenómenos de distinta naturaleza; esto,
aun cuando el estudio de las fuerzas eléctrica y magnética, Ec. (1.5), incluye la definición
newtoniana de fuerza 26 . Habiendo buenos motivos para creer que ambas son ciertas, válidas,
exigimos que lo sean para todos los SRI; sin embargo, la LMN y las EM son invariantes
bajo distintas operaciones: la primera bajo la TG, la segunda bajo la TL. Siendo este un
requisito necesario, que pende de la convicción de que el movimiento propio es y debe ser
indecidible (ver §1.3), debemos escoger cuál de las dos leyes es verdaderamente correcta:
Si la LMN es correcta, la operación bajo la cual deben ser invariantes todas las
leyes fı́sicas es la TG (porque, sabrı́amos, deja invariante a una ley correcta);
concluimos que las EM tienen algún error (aun cuando funcionan). Si las EM son
correctas, es la TL quien debe dejar invariantes a todas las leyes fı́sicas de la
naturaleza; concluimos que la LMN no es correcta (aun cuando funciona) y cabrı́a
modificarla.

Mecánica Newtoniana Electromagnetismo


TG ×
TL ×

Tabla 2.1: ¿Bajo que operación deben ser invariantes las leyes fı́sicas?

En la Tabla 2.1 expresamos el párrafo anterior de manera más clara; vemos que ambas for-
mulaciones no pueden ser correctas al mismo tiempo. No importa que la TG esté incluida en
la TL, siendo su lı́mite de bajas velocidades relativas. No importa cuánto valga v ~ R , ambos
cuerpos de leyes deben ser invariantes bajo una sóla de estas operaciones, ya que un SR dado
se considera a sı́ mismo en reposo y no sabe, ni tiene que saber, qué velocidad relativa le mide
otro SR (¡de los cuales hay infinitos!).

Debemos decidir qué ley de transformación es correcta. Para esto cabe indagar no en la
fı́sica newtoniana ni en el electromagnetismo, pues precisamente llegamos a ellas por parecer-
nos consistentes. Necesitamos, antes bien, estudiar algún fenómeno para el cual la TG y la
TL predigan resultados distintos, medibles...

En efecto, la FN predice que todo objeto se puede mover con cualquier velocidad. En parti-
cular, para un cuerpo de masa m sometido a una fuerza constante F~ = F x̂ predice que las
componentes y y z tendrán movimiento uniforme, con vy,z = vy,z (t = 0), constantes, pero la
componente x, aquella sobre la cual actúa la fuerza, tiene una aceleración constante dada por
~a = F/mx̂, de modo que
1 dx
x(t) = x0 + vx,0 t + at2 , vx (t) = = vx,0 + at , (2.32)
2 dt
26
Es decir, Coulomb y Biot-Savart llegaron a la conclusión, en cada caso, que una fuerza eléctrica y magnética
actuaba sobre un cuerpo usando la definición m~ a≡F ~.

41
en que x0 y vx,0 son la posición y velocidad iniciales a lo largo del eje x, por lo que la velocidad
de la partı́cula,
q
~ = vx2 + vy2 + vz2
v
q
= (vx,0 + at)2 + vy,02 + v2 ,
z,0

aumenta lineal e ilimitadamente con el tiempo: vx (t → ∞) = at → ∞. Esta es la predicción


de la fı́sica newtoniana desde cierto marco de referencia S en que se aplican las condiciones
iniciales antedichas; si a ella aplicamos la TGV, Ec. (1.4), obtenemos que cualquier otro SRI
en movimiento relativo respecto de S 0 medirá a este cuerpo una velocidad v
~ −~
vR , cuyo módulo
también divergirá para t → ∞.

Ahora bien, veamos qué hace la TL al módulo de una velocidad: si desde un SR S un cuer-
po tiene en cierto instante una velocidad v ~ = (vx , vy , vz ) entonces, desde otro SR S 0 , con
velocidad relativa v ~ R = vR x̂ respecto de S, el módulo de su velocidad será
q
v 0 | = vx0 2 + vy0 2 + vz0 2
|~
s
vx − vR 2
  2  2
vy vz
= + + (2.33)
1 − βx βR γR (1 − βx βR ) γR (1 − βx βR )
s
(1 − βR2 )(1 − β ~ 2)
=c 1− ,
(1 − βx βR )2
~ vx = cβx y vR = cβR .
~ = cβ,
en que hemos usado la Ec. (2.26), y, como siempre, v
v'/c v'/c
2.0
14

12
1.5
10
0.01c
8
1.0 0.5c
0.9c 6

0.5 4

v/c v/c
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2 1.4 0 1 2 3 4 5 6

Figura 2.4: El mismo gráfico visto a distintas a escalas para la relación entre los módulos de la velocidad

de una partı́cula en dos sistemas de referencia, usando βx = |~v|/ 3 en la Ec. (2.33). Observe que si |~ v | = c en
un SR, necesariamente |~ v 0 | = c en el otro. (Las leyendas indican el valor de βR usado en cada caso.)

v 0 | en función de |~
En la Fig. 2.4 vemos cómo se comporta |~ v | para distintos valores de v~ R.
Cuando la velocidad relativa es pequeña (βR = 0.05, tal que γR ' 1.001) la relación es li-
neal, es decir, la TL se reduce a la TG, como esperamos. (Compare la curva roja con v ~ 0 en
la Ec. (1.4).) Este comportamiento cambia gradualmente a medida que βR aumenta, apro-
ximándose a 1 (recuerde que βR ≤ 1 para que γR se mantenga Real). Notamos tres cosas
importantes en estas figuras:
? ~ es la velocidad de q
El vector v una partı́cula vista desde el SR S. Luego, la Ec. (2.33)
muestra que si |~ ~
v | = c|β| = vx2 + vy2 + vz2 > c, siempre ocurrirá que en otro SR,
~ R respecto de S (y |~
con velocidad relativa v vR | < c; ver comentarios ? en pág. 35), la
0
~ que él medirá será imaginaria.
velocidad v

42
? Cuando la velocidad en un SR es |~ v | = c, lo es en todos los SR, independientemente
de su velocidad relativa |~
vR |. (Esto puede constatarse directamente en la Ec. (2.33),
~ = 1.)
haciendo |β|
Del primer punto concluimos que, en efecto, la TL prohı́be que tanto los SR como las partı́cu-
las 27 se muevan a velocidades iguales o superiores a c. De lo contrario llegamos a sinsentidos
mucho peores que el problema de la invariancia de forma de las OEM que demandó la inven-
ción de la TL. El segundo punto es tanto o más importante, pues establece, predice, que la
velocidad de la luz en el vacı́o, c, y sólo ella, es medida con igual magnitud en todos los SRI.
Se dice que el número c es Invariante bajo TL 28 .

2.5. Experimento de Michelson-Morley (EMM)


Si bien las TL fueron publicadas entrado ya el Siglo XX, desde mucho antes ya rondaba
la pregunta sobre cuál era el sistema de referencia correcto, aquél para el cual medı́amos
una velocidad de propagación c a las OEM. Del momento que nosotros mismos los humanos
medimos dicho valor correcto c, parecı́a que nuestro planeta era un buen candidato para
considerarse aquel SR, que, sin nosotros saberlo, estaba implı́cito en las EM. Fue a propósito
de ellas, a mediados del Siglo XIX, y a la luz de las Ecs. (2.2) que los fı́sicos planteron la
Hipótesis del Éter:
? A diferencia de las ondas mecánicas, en que lo que oscila es materia, y gracias a ello
se propaga una onda, lo que oscila en las OEM no es materia, sino los campos E ~ y B.
~
Sin embargo, no se concebı́a que la propagación de estas ondas pudiese prescindir de un
medio material para hacer 29 . Se requerı́a entonces de un medio fı́sico que actuara como
engranaje y facilitara el transporte de la onda. A este medio hipotético se le denominó
Éter.
? Más importante aún, el Éter, concebido como un fluido en reposo que llenaba todo
el universo, definı́a aquel sistema de referencia respecto del cual la luz se movı́a con
velocidadc. Con esto, las cantidades 0 y µ0 que aparecen en c = (0 µ0 )−1/2 se convertı́an
en atributos del éter, no del vacı́o. La aplicación de la TG predecı́a que cualquier SR en
movimiento respecto del éter 30 debı́a medir a la luz una velocidad distinta de c. (Era
la segunda mitad del Siglo XIX.)
En 1887 los fı́sicos estadounidenses Albert Michelson y Edward Morley montaron un experi-
mento cuyo objetivo era estudiar el efecto del movimiento de La Tierra respecto del éter en
la velocidad que medimos a la luz proveniente del Sol. ¡Nada menos! Simplificando un poco
las cosas 31 ,
El fundamento del Experimento de Michelson-Morley (Exp. de MM, EMM)
fue, (i) establecer las predicciones que se obtienen de poner v = c en las Ecs. (1.4)
y (2.33), (ii) comparar dichas predicciones con sus resultados experimentales y (iii) de-
cidir cuál de las dos operaciones, TG ó TL, se ajusta mejor a ellos.
27
Recordamos que cualquier partı́cula que se mueva con movimiento uniforme (obviamente, vista desde
algún SR) es candidata a considerarse como otro SRI.
28
Esto es válido para todo lo que se mueve con velocidad c, sea luz u otra cosa. (Véase §4.5.)
29
Esto es, tal que si tomamos un trozo de ese medio y lo ponemos sobre una balanza, marcará una masa no
nula.
30
Esto era la confirmación material de la noción newtoniana de Espacio Absoluto.
31
La búsqueda cientı́fica nunca es tan fácil ni tan directa como quisiéramos.

43
Es decir, el EMM permitı́a juzgar, por fuera de la mecánica y el electromagnetismo, si la
operación correcta bajo la cual deben cambiar las coordenadas es la transformación de Galileo
o de Lorentz.

B B B'

SRL SRE

L
L

L+vtc'
S S
L C C'

A A A' A''
λ C λ
vtB'
P P
Patrón de Patrón de
Interferencia Interferencia

Figura 2.5: Trayectorias de dos rayos de luz en el Interferómetro de Michelson–Morley vistas desde (a) el
Sistema de referencia del laboratorio (SRL), en el cual la luz viaja la misma distancia L a lo largo de cada
brazo, y (b) el Sistema de referencia del Éter (SRE), el único desde el cual todo rayo de luz se ve, por hipótesis,
con velocidad c, mientras que el SRL (es decir, La Tierra) es visto con velocidad (Laboratorio respecto del
~ LE = −v x̂ ≡ v
Éter) v ~ R . (Los colores de los espejos indican dónde están en cada instante señalado.)

En la Fig. 2.5 vemos un esquema del Interferómetro de Michelson, diseñado en 1881,


consistente en dos guı́as de luz de largo L (brazos), perpendiculares entre sı́, por las cuales
viaja radiación de longitud de onda λ originada en una fuente S que, al pasar por un espejo
semireflectante A, se divide en dos: de acuerdo a un observador terrestre, que ve al Laboratorio
en reposo (SR del Laboratorio, SRL) el rayo vertical va al espejo B, rebota y se reencuentra en
A con el rayo que se reflejó en el espejo C, produciendo entre ambos un patrón de interferencia
caracterı́stico en la pantalla P . Evidentemente, para el SRL los rayos viajan la misma distancia
L en cada dirección, pero registra un efecto debido al arrastre de la luz a través del éter,
observando velocidades vy = c y vx = c ± vLE , en que v ~ LE = −v x̂ es su velocidad respecto del
éter. (Obviamente el SRL se considera a sı́ mismo en reposo, pero de acuerdo a esta hipótesis
en realidad está en movimiento respecto del SR privilegiado del éter, aquél en que vluz = c). Por
su parte, un observador que está en reposo respecto del Éter (SRE) ve que el rayo horizonal
sale de A se refleja en el espejo C (ubicado, para él, en el punto C 0 ) y vuelva a A 0 , mientras
que el otro rayo, esta vez diagonal, se refleja en B 0 , encontrándose con el primero en A00 y
produciendo otro patrón de interferencia, ya que las distancias recorridas por cada rayo son
distintas. Este segundo observador, que se precia de estar en reposo respecto del éter, afirma,
de acuerdo a dicha hipótesis, que los rayos de luz que él ve se mueven siempre con velocidad
c, independientemente de las distancias y direcciones recorridas dentro del interferómetro.

De acuerdo a la Hipótesis del Éter (HE), sólo es correcto el observador del SRE,
pues sólo él mide la velocidad c a la luz. Todos los demás SR, en movimiento
relativo a SRE, verı́an una Fı́sica distorsionada; en particular, sus EM tendrı́an la
forma incorrecta que obtuvimos en §2.1.1.

En consecuencia, lo que se ve desde el SRL debe analizarse en términos de lo que evalua el


SRE, en la Fig. 2.5b. Dicho observador ve que los espejos se mueven hacia la izquierda (junto

44
al laboratorio) con la velocidad de traslación de La Tierra, vT ' 30 [Km/s] 32,33 . Ası́, calcula
que el rayo AC 0 viaja a la velocidad c durante un tiempo tAC 0 y recorre una distancia
L
ctAC 0 = L + vT tAC 0 =⇒ tAC 0 = .
c − vT
Luego, al rebotar y volver hasta el punto A00 viaja, también con velocidad c, durante un tiempo
tC 0 A00 , recorriendo una distancia 34
L
ctC 0 A00 = L − vT tC 0 A00 =⇒ tC 0 A00 = ,
c + vT
con lo cual el tiempo total de viaje a lo largo del brazo horizontal es
tH = tAC 0 + tC 0 A00
2L/c
= (2.34)
1 − vT2 /c2
2L
' (1 + vT2 /c2 ) ,
c
en que hemos usado la aproximación (1 − α)n ' 1 − nα, donde α = βT2 = vT2 /c2 ∼ 10−8 . De
igual modo, lo que el SRL ve como el rayo vertical AB, el SRE lo ve en la dirección diagonal
AB 0 y también con velocidad c (por la HE), tardando un tiempo tAB 0 en llegar al espejo de
arriba y recorriendo una distancia
p L/c
ctAB 0 = L2 + (vT tAB 0 )2 =⇒ tAB 0 = p ,
1 − vT2 /c2
y otro de igual valor, tB 0 A 0 , para ir de B 0 hasta A00 . Luego, el tiempo total diagonal es
tD = 2tAB 0
2L/c
=p
1 − vT2 /c2 (2.35)
2L
' (1 + vT2 /2c2 ) .
c
Con esto, el SRE predice que en el SRL estos rayos llegan con una diferencia de tiempo
∆t = tH − tD
LvT2 (2.36)
=
c3
y, por lo tanto, con una diferencia de camino recorrido dada por
δ = rH − rD
= c∆t (por la HE)
(2.37)
Lv 2
T
= ,
c2
32
Obtenga este resultado, es muy simple.
33
La rotación terrestre, cuya velocidad angular es ω = 1Rev/dı́a ' 7.27 × 10−5 Rad
 
s
, hace que la máxima
velocidad tangencial sobre la superficie terrestre se dé en latitudes ecuatoriales, con una magnitud vR = ωRT '
0.50 [Km/s] (con RT =Radio Terrestre), añadiendo una corrección marginal al efecto debido a vT .
34
Note que las expresiones para tAC 0 y tC 0 A00 equivalen a decir que la luz recorrió la distancia L con velocidad
horizontal c ∓ vT , que no es otra cosa que la TVG. Es decir, la HE es compatible con la TG.

45
debiendo originarse un patrón de interferencia no trivial. Fijando L = 11 [m], el largo de los
brazos que usaron Michelson y Morley en 1887, y los valores para vT y c obtenemos δ ' 1.1 × 10−7 [m].
Recordamos que las condiciones para Interferencia Constructiva (IC) o Interferencia Destruc-
tiva (ID) dependen precisamente de cuántas veces cabe la longitud de onda usada λ en δ,
según

IC: 0, λ, 2λ, · · ·
|δ| = |rH − rD | =
ID: λ2 , 3λ 5λ
2 , 2 ,···

Entonces, usando λ ' 500 [nm] obtenemos que δ/λ ' 0.22, una condición intermedia entre las
interferencias constructiva y destructiva. Ahora bien, la consecuencia última de este análisis
es que el efecto del viento de éter se manifieste también si rotamos el interferómetro en 90◦ . Al
hacer esto intercambiamos los roles de rH y rD , de modo que la diferencia entre los δs obtenidos
con orientaciones perpendiculares del interferómetro es ∆ = 2δ, lo cual debı́a traducirse en un
cambio de fase total ∆/λ ' 0.44. Esto, claro, si la TG y la HE eran correctas. La resolución
del interferómetro usado en esa ocasión podı́a medir desfases totales tan pequeños como 0.02,
pese a lo cual no detectaron ningún efecto. Este experimento, ası́ como versiones depuradas de
él que se hicieron hasta 1930 no lograron registrar ningún desfase, incluso midiendo a distintas
horas del dı́a y en distintas estaciones del año (esto es, cambiando la dirección relativa entre
la luz y el viento de éter).

En consecuencia, y aún cuando hubo muchos intentos por explicar estos resultados sin re-
nunciar a la HE y la TG, finalmente la comunidad cientı́fica aceptó que, de existir, el éter no
produce efectos medibles, conviertiéndose ası́ en una hipótesis innecesaria. En adelante, par-
ticularmente después del artı́culo de Einstein de 1905, la hipótesis del éter fue desterrándose
paulatinamente de la Fı́sica. Como corolario de todo esto se seguı́a que la TG no era tan
correcta como se habı́a creı́do por casi tres siglos. En efecto, desarrollos posteriores mostraron
que la verdadera transformación que relaciona las coordenadas temporal y espacial que ven
dos observadores inerciales con velocidad relativa constante entre sı́ es la Transformación de
Lorentz, Ecs. (2.24)–(2.25). A la luz de la discusión sobre la Tabla 2.1 debemos aceptar que
el Electromagnetismo es correcto, por mantenerse invariante bajo la TL, a diferencia de la
Mecánica Newtoniana, que ahora cabe modificarse.

46
Capı́tulo 3

Consecuencias de la
Transformación de Lorentz

En este capı́tulo obtendremos algunos resultados importantes sobre las mediciones de tiem-
po y longitud que hacen dos observadores inerciales que difieren entre sı́ por un movimiento
relativo uniforme. Al igual que antes, convendremos en que el sistema de referencia S ve al
observador S 0 moviéndose hacia la derecha, con velocidad v
~ R = vR x̂.

3.1. Simultaneidad y Dilatación del Tiempo


En primer lugar, la TL introduce una novedad no trivial en cuanto a los intervalos de
tiempo (∆t y ∆t 0 ) medidos por ambos observadores: cuando S registra dos eventos, E1 y
E2 (consistentes ambos en la emisión de un pulso de luz), que ocurren simultáneamente y
en distintos puntos del eje x, tal que t2 − t1 = ∆t = 0 y x2 − x1 = ∆x 6= 0, ocurre que el
observador S 0 mide
vR
∆t 0 = −γR ∆x y ∆x 0 = γR ∆x , (3.1)
c2
es decir, S declara dos eventos simultáneos, pero no ası́ S 0 . La razón algebraica de esto es que
en la TL ∆t 0 es función no sólo de ∆t (como en la TG, con ∆t 0 = ∆t), sino también de ∆x,
con una dependencia proporcional a c−2 . Observamos que:

? El hecho que la TL se reduce a la TG cuando vR  c equivale a decir que la TG asume


(tácitamente) que c → ∞. No en vano todos los efectos debidos a la finitud de c son
desconocidos en la FN. Podemos ası́ entender que en la FN (incluida la demanda de
FN
invariancia bajo TG) la velocidad de la luz puede considerarse infinita: c −→ cN = ∞.

? Al aplicar la TVG a cN obtenemos cN0 = cN − vR = cN . Es decir, c es invariante bajo TL


del mismo modo que cN lo es bajo la TG.

? Por lo tanto, el resultado relativista ∆t 0 6= ∆t puede entenderse sólo en términos de


la finitud de c, un hecho del cual se tuvieron pistas a partir del siglo XVIII, y cuya
comprensión fue posible sólo con el advenimiento de la Electrodinámica, recién en el
siglo XIX. En otras palabras, que dos eventos dejen de ser simultáneos para todos los

47
SRI es una consecuencia del hecho que la velocidad a la cual se propaga la información 1
proveniente de ellos, c, es finita (e invariante).

En particular, si el evento E2 ocurre a la derecha de E1 , i.e., x2 − x1 = ∆x > 0, entonces el


observador S 0 , quien se mueve hacia la derecha, medirá ∆t 0 = t20 − t10 < 0 y aseverará que el
evento E1 ocurrió después que E2 . La TL establece que la luz proveniente de E2 llega a S 0
antes que la luz proveniente de E1 , del mismo modo que ambas llegan simultáneamente a S 2 .

Consideremos ahora dos eventos E1,2 que según un observador S ocurren en el mismo
punto (∆x = ∆y = ∆z = 0) y están separados por un tiempo ∆t > 0 (por ejemplo, lanza una
moneda hacia arriba y espera que vuelva al punto de partida). Al aplicar la TL obtenemos
que el observador S 0 medirá

∆t 0 = γR ∆t ∆x 0 = −vR γR ∆t ∆y 0 = 0 ∆z 0 = 0 , (3.2)

es decir, registrará un tiempo mayor entre E1 y E2 (recuerde que γR = (1 − vR2 /c2 )−1/2 ≥ 1).
Aclaramos lo siguiente:

? La diferencia entre ∆t y ∆t 0 se explica, primero, por la finitud de c, pero más en


profundidad por el hecho que cada uno de ellos declara la ocurrencia de un evento sólo
cuando les llega la luz proveniente de él. Ası́, S percibe que la luz proveniente desde E2
llega ∆t segundos después del pulso E1 ; ası́mismo, y sólo debido a la finitud e invariancia
de la velocidad con que viajan los pulsos, c, S 0 percibe que el pulso E2 llega ∆t 0 segundos
después de E1 .

? La única variable que determina esta diferencia es la velocidad relativa v ~ R entre los
observadores. Es claro que si c fuese infinita los dos pulsos de luz llegarı́an instantánea-
mente a S y S 0 , en el momento mismo de su ocurrencia y sin importar el valor de v ~ R ni
la distancias mutuas entre E1 , E2 , S y S 0 , registrando ambos el mismo tiempo ∆t.

? Los relojes que usan S y S 0 funcionan igual. Si compararan verı́an que los punteros se
mueven al mismo ritmo. (La relatividad trata a lo sumo sobre el tiempo, no sobre el
mecanismo de los relojes.)

? Importante. Conviene distinguir dos nociones de tiempo: el tiempo psicológico, aquel que
cada uno siente en su mente, el transcurrir de las cosas, y el tiempo fı́sico, aquel sobre el
cual versa esta ciencia y al que podemos definir operativamente como aquello que miden
los relojes. Es decir, los relojes comienzan a medir tiempo cuando se les da la orden de
hacerlo, y dejan de medirlo cuando se les da otra orden. Identificamos esas órdenes como
señales, en el mejor de los casos como pulsos de luz que van desde el evento hasta el
reloj 3 , viajando con la velocidad c y obedeciendo a la Fı́sica de las TL. Ası́, la relación
entre ∆t y ∆t 0 no trata estrictamente sobre el tiempo, sino sobre la medida del tiempo.
1
Un observador se entera del evento E = (t, x, y, z) cuando llega a él la información de ese evento. La máxima
velocidad con que puede viajar esa información es c. Entonces, que todos los SRI vean que la información viaja
a la misma velocidad (c) es un dato de suma relevancia para fines de lo que registran como ∆t y ∆x. De eso
trata la TL.
2
Esto no se debe a la ubicación de S respecto de S 0 , sino a la velocidad relativa entre ambos.
3
En efecto, un observador cualquiera nunca mide el tiempo intrı́nseco entre dos eventos, a lo sumo puede
medir el tiempo que media entre las señales que llegan a él proveniente de los eventos. Ası́, dicho tiempo variará
en la medida que comparemos distintos SRI, cada uno con cierta velocidad relativa respecto de los otros.

48
El fenómeno ∆t 0 > ∆t se conoce como Dilatación del Tiempo, y se verifica cuando uno de los
observadores registra ambos eventos en el mismo punto. En este caso, el tiempo que mide S,
∆t ≡ tp , se conoce como tiempo propio y de entre todos los SRI es el mı́nimo tiempo que puede
medirse entre E1 y E2 . El término Dilatación alude a que cualquier observador S 0 medirá más
segundos que S entre E1 y E2 .

3.2. Contracción de las Longitudes


Considere el siguiente método para medir la longitud de un objeto unidimensional en
movimiento, que se mueve con velocidad v ~ obj = vobj x̂. Para esto nos fijamos en la posición del
extremo izquierdo del objeto en el instante t0 y luego, en el instante t0 + t1 , vemos la posición
del extremo derecho, constatando que su longitud es
L = L0 + vobj t1 . (3.3)
Es decir, la longitud aparente es más larga porque el extremo derecho se aleja del extremo
izquierdo (Fig. 3.1).

L0 vobj Δt

A, Ext B, Ext Ext derecho


izquierdo derecho aparente

Figura 3.1: Alargamiento aparente de un objeto en movimiento.

Ahora bien, entendemos que un observador S hace una medición correcta de la longitud cuando
se fija simultáneamente en la posición de sus extremos (i.e. ∆t = 0) concluyendo que L = L0 .
Otro observador inercial, nuestro habitual S 0 , se mueve con velocidad v
~ R = vR x̂ respecto de S
(y del objeto), de modo que la longitud que mide viene dada por
L 0 = ∆x 0 − vobj ∆t 0 ,
en que el signo delante de vobj = −vR se debe a que S 0 ve al objeto moviéndose hacia la
izquierda, de modo que el extremo B se acerca al extremo A. Ante esto debemos decidir si
usaremos la TG o la TL para expresar las cantidades primadas. En el primer caso ∆t 0 = ∆t = 0
y ambos observadores, S y S 0 , miden el mismo largo: L 0 TG = L0 . Evidentemente, este resultado
se sustenta en que la simultaneidad (∆t = 0) es una noción absoluta, en la cual todos los SRI
están de acuerdo. Más interesante es el caso en que usamos la TL, donde ∆x 0 y ∆t 0 vienen
dadas por las Ecs. (2.22),
L 0 = ∆x 0 + vobj |∆t 0 |
 vR 
= γR ∆x − vR +γR 2 ∆x
c (3.4)
r
v 2
= L0 1 − R2 ,
c
en que hemos usado |∆t 0 | para fijar el hecho que S 0 ve moverse al objeto durante un tiempo
positivo (esto es, t1 > 0 en la Ec. (3.3)). Ası́ı́, el observador S 0 registra un largo L 0 menor

49
que L0 en un factor γR−1 = 1 − vR2 /c2 . Este fenómeno, conocido como Contracción de las
p

Longitudes (CL) tiene un origen netamente relativista (no se advierte en el lı́mite c → ∞,


con la TG) y aparece al comparar las medidas hechas por un observador en reposo respecto
del objeto (L0 ) con aquella hecha desde cualquier otro SRI, que ve al objeto moviéndose con
movimiento uniforme. Se dice que L0 es el Largo Propio del objeto (entiéndase como largo en
reposo).
Si el objeto es tridimensional, con dimensiones Lx , Ly y Lz a lo largo de los ejes x, y y z,
respectivamente, entonces las longitudes perpendiculares a v~ R , Ly,z , no se ven afectadas por
la TL. En efecto, si bien las mediciones de ∆y = Ly y ∆z = Lz (hechas por S) también
deben hacerse simultáneamente, los valores que mide S 0 , ∆y 0 y ∆z 0 , no sufren el efecto de la
Ec. (3.3), ocurriendo simplemente que ∆y 0 = ∆y = Ly y ∆z 0 = ∆z = Lz . La CL afecta sólo
~ R.
a las longitudes paralalelas a v

3.2.1. Explicación Alternativa


Consideremos el acto de medir longitudes en términos de Eventos. En el lenguaje de
las TL introducido en §2.2 (pág. 36), para el observador S existen dos eventos simultáneos
en este proceso: (i) E1 : registrar la ubicación del extremo izquierdo del objeto sobre la regla
y (ii) E2 : registrar la ubicación del extremo derecho sobre la regla. Ası́, establece que ∆t = 0 y
∆x = L0 es el largo del objeto (Largo Propio). Veamos ahora cómo mide S 0 la misma longitud,
tomando en cuenta que ve al objeto moviéndose hacia la izquierda, con velocidad −~ vR . Para
este observador el proceso es algo más complicado: desde el momento que quiere de medir una
longitud, él considera que también debe fijarse simultáneamente en los extremos del objeto,
de modo que ∆t 0 ≡ 0. Si alguien le dice a S 0 que el observador S midió un largo ∆x = L0 al
objeto, él calcuları́a que aquel proceso no fue simultáneo; antes bien, usando la TL establecerı́a
que esos eventos estuvieron separados por un tiempo ∆t f tal que

f − vR ∆x
 
∆t 0 = γR ∆t ≡ 0, (3.5)
c2
(S 0 sabe que S lo ve moviéndose hacia la derecha, de ahı́ el signo delante de vR ). En conse-
f = vR/c2 ∆x y ∆x = L0 el observador S 0 calcula que el largo que él
cuencia, con los datos ∆t
mide (o debe medir) al objeto es

∆x 0 ≡ L 0
 
= γR ∆x − vR ∆t
f

v2
 
(3.6)
= γR ∆x 1 − R2
c
r
v2
= L0 1 − R2 .
c
Esto es decir que S 0 hace una TL a los datos que sabe (∆x = L0 ) o presume (∆t) f del obser-
vador S.
El origen algebraico de la CL, ∆t → ∆t, f no es otra cosa que el carácter no absoluto de la
simultaneidad, el cual, como vimos en § 3.1, se debe a la finitud de c. Es decir, al hecho que
las coordenadas cambian de acuerdo a la TL, no la TG. Con esto, el observador S 0 se permite
imaginar que la medición de S no fue simultánea (∆t → ∆t f 6= 0), gracias a lo cual puede
0
justificar que la suya sı́ lo es (∆t ≡ 0), que es la condición para realizar correctamente su me-
dición.

50
La introducción del tiempo ∆t
f puede parecer rebuscada, sin embargo es sólo un artificio con-
ceptual que ideamos para compatibilizar el hecho que ambos observadores miden simultánea-
mente los extremos del objeto. Como dijimos antes de la Ec. (3.5), ∆t f es el tiempo que S 0
adjudica a la medición de longitud realizada por S. Lo que S 0 declara como una medición
simultánea de los extremos (∆t 0 = 0) tiene que traducirse para S, según S 0 , como un proceso
no simultáneo. (Precisamente de esto trata §3.1.)

3.2.2. Experimento de Michelson–Morley


de acuerdo a la Transformación de Lorentz
Ahora estamos en condiciones de entender por qué el EMM no arroja el resultado esperado.
Revisemos las Ecs. (2.34)–(2.35) (antes de las aproximaciones finales), particularmente en sus
dependencias en L, el largo de los brazos del interferómetro de Michelson. El rayo diagonal
AB 0 A00 de la Fig. 2.5 recorre, en efecto, una distancia vertical L = L0 , correspondiente a la
longitud propia del brazo (no contraı́da, por ser perpendicular a v ~ R ). Luego, la ecuación para
tD ∝ L0 conserva su forma. Ası́mismo, es claro que el rayo horizontal AC 0 A00 recorre, tanto de
ida como de vuelta, una longitud contraı́da L 0 = L0/γR en la dirección de pv~ R . Esto demanda
que en las expresiones para tAC 0 y tC 0 A00 debamos reemplazar L → L0 1 − vT2 /c2 , haciendo
que
2L0/c
tH = tD = q ,
v2
1 − cT2
lo cual se traduce en que los rayos emanados desde el espejo A00 lleguen al interferómetro con
una diferencia de camino óptico δ = c(tH −tD ) = 0 (compare con la Ec. (2.37)), no produciendo
efecto alguno de interferencia.

El resultado negativo del EMM (1887) sorprendió a la comunidad cientı́fica sin un argumento
para justificarlo. Después de todo, no era tan fácil renunciar a la TG y sus consecuencias, una
de las cuales era el patrón de interferencia esperado. Ası́, los fı́sicos George FitzGerald y el
mismo Hendrik Lorentz propusieron, en 1889 y 1892, respectivamente, una extraña hipótesis
para justificar este resultado: por algún motivo desconocido para ellos, el movimiento rela-
tivo entre dos SR (en este caso, el Éter y el planeta Tierra) debı́a producir una contracción
dada por la Ec. (3.4) en la dirección del movimiento, dejando inalteradas las longitudes en
las direcciones perpendiculares 4 . Sin duda una buena justificación algebraica al asunto, pero
obviamente sin ningún fondo fı́sico que la sustentara. Vemos que, como recurso, esta idea
es correcta; sin embargo, como hipótesis carece de todo antecendente y es aplicacable sólo
al EMM. En sı́ntesis, salva la situación, funciona, pero no explica por qué funciona.

3.3. Interludio: Rotaciones y sus Propiedades


En cursos anteriores aprendimos sobre los vectores, objetos que en el espacio tridimen-
sional R3 quedan definidos por una trı́ada de números. Ası́, el vector A ~ se entiende como
el conjunto de componentes (Ax , Ay , Az ), cada una de las cuales corresponden, geométrica-
mente, a la proyección de A ~ sobre los ejes coordenados. Ejemplos de vectores usados en
fı́sica son: el vector posición r ~ = (x, y, z), la velocidad v~ = d~r/dt = (vx , vy , vz ), la aceleración
~a = d~v/dt = (ax , ay , az ), los campos eléctrico E ~ = (Ex , Ey , Ez ) y magnético B ~ = (Bx , By , Bz ).
4
La contracción de las longitudes recibe también el nombre de Contracción de Lorentz-FitzGerald.

51
Un hecho notable de la Fı́sica es que todos estos vectores son función de r ~ , algo claro en
el caso de la aceleración y la velocidad, pero que también es cierto cuando usamos las leyes
de Coulomb y Biot–Savart para evaluar los campos E ~ yB ~ debidos a las cargas y corrientes
presentes en cierto volumen V2 (Fig. 3.2a):

r2 − r ~1 )d3 r
Z
~ r1 ) = 1 ρ(~
r2 )(~ ~2
E(~ 3
,
4π0 V2 |~
r2 − r ~1 |
(3.7)
r2 × (~r2 − r
Z
~ µ0 I d~ ~1 )
B(~r1 ) = .
4π V2 |~
r2 − r~1 |3

V2
r2 - r1 P

P
y

y r2 B
r1
x'
y' D

z x C

(a) (b)

Figura 3.2: (a) Los campos eléctrico y magnético son funciones intrı́secas del vector posición r~ , tanto en el
~2 ∈ V2 . (b) Las componentes del
~1 , como en la región de integración r
punto de observación P , señalado con r
~ = OP según los Marcos Coordenados xy y x 0 y 0 .
vector r

A continuación estudiamos lo que ocurre con las componentes de la posición cuando son
evaluadas en distintos Marcos Coordenados 5 (MC), xy y x 0 y 0 , dos sistemas que comparten
el origen, O = O 0 , pero están rotados en un ángulo θ. En la Fig. 3.2b vemos las componentes
de r~ = OP proyectadas sobre cada uno de estos MC. Evidentemente el par (x, y) difiere del
par (x 0 , y 0 ), pero lo hacen de un modo muy particular. Vemos que

x = OC − Qx C y = OB + BQy
x0 y0
= − y tan θ = + x tan θ
cos θ cos θ
=⇒ x 0 = x cos θ + y sin θ y 0 = −x sin θ + y cos θ ,

o bien, en notación matricial,


 0   
x x
0 = R(θ)
y y
  (3.8)
cos θ sin θ
donde R(θ) = ,
− sin θ cos θ
5
Podemos hablar indistintamente de Marco Coordenado o Sistema de Referencia, aun cuando el segundo es
más usado en el contexto de las comparaciones entre dos SRI.

52
es decir, las componentes de OP en cada MC se relacionan mediante una matriz, R(θ) (lla-
manda Matriz de Rotación). Merece destacarse que esta relación sea lineal (es decir, no invo-
lucrando potencias superiores de (x, y) y (x 0 , y 0 )); en primer lugar, porque nos permite aplicar
nuestros conocimientos de Álgebra Lineal a una operación geométrica como las rotaciones, y,
más importante aún, por garantizarnos que no sólo r ~ , sino todos los vectores usados en Fı́sica
transforman de igual modo bajo rotaciones. Si bien la Ec. (3.8) fue obtenida en el plano, no es
difı́cil mostrar que en tres dimensiones se construye en base a tres rotaciones, una en torno a
cada eje coordenado 6 , resultando finalmente que las coordenadas de la posición en el sistema
original (x, y, z) y en el sistema rotado (x 0 , y 0 , z 0 ) se relacionan mediante
 0   
x x
 y0  = R y  ,
z0 z

en que, ahora, R es una matriz de 3×3 que depende de tres ángulos, conservándose el carácter
lineal de la transformación. Pues bien, otro hecho notable de las rotaciones es que, aun cuando
cambian las coordenadas, conservan cantidades relacionadas con ellas: la Fig. 3.2b muestra
que la rotación de los ejes no cambia la magnitud del vector r~ . No importa cuánto valgan sus
componentes nuevas o antiguas, la geometrı́a establece que su largo es el mismo. Este hecho
manifiesto (que podemos ver con los ojos) se expresa mediante

~ 02
~2 = r
r
x2 + y 2 + z 2 = x0 2 + y 0 2 + z 0 2 ,

una conclusión que puede extenderse a la distancia entre cualquier par de puntos, no sólo
entre O y P . Entonces,

? ~ de los usados en Fı́sica, con componentes (Ax , Ay , Az ) en un


Un vector cualquiera, A,
MC dado, tiene componentes
 0   
Ax Ax
 Ay0  = R  Ay  (3.9)
Az0 Az

en un MC rotado respecto del primero, y

? La magnitud del vector A satisface

~ 02
~2 = A
A
(3.10)
A2x + A2y + A2z = A0x2 + A0y2 + A0z2 ,

tomando el mismo valor en todos los MC; en otras palabras, el módulo de un vector es
invariante bajo rotaciones.

Retomaremos este punto en §3.4.


6
El estudiante puede buscar información sobre los Ángulos de Euler.

53
3.3.1. Rotaciones vs. Fı́sica
Veamos cómo afecta una rotación de coordenadas a la formulación de leyes fı́sicas, por
ejemplo, la LMN. Un observador usa un MC como xOy para señalar los vectores posición r ~ de
una partı́cula de masa m y carga q, mientras que otro observador decide usar el MC x 0 Oy 0 (des-
pués de todo, cada uno es dueño de definir a su modo lo que entiende por MC derecho o MC
~ y, apli-
chueco). El primero de ellos verifica que sobre la partı́cula actúa un campo eléctrico E
cando la LMN, afirma que sobre ella actúa una fuerza eléctrica que gobierna su movimiento
de acuerdo a la ecuación
d2 r
~ ~,
m 2 = qE
dt
en que el campo eléctrico puede ser función tanto de la posición como del tiempo. En el
mejor de los casos este observador resuelve la ecuación diferencial, fija condiciones iniciales,
~ (t = 0) = r
r ~0 y v~ (t = 0) = v
~ 0 , y logra predecir el movimiento de la partı́cula, cumpliendo
la misión de la mecánica. Nos preguntamos ahora qué ley de movimiento ha de usar el otro
observador. De acuerdo a la relación lineal que obtuvimos anteriormente, r ~ 0 = R~ r , y su
~ 0 ~
consecuencia E = RE, vemos que

d2 r
~ ~ /R−1 (· · · )
m = qE
dt2
d2 (R−1 r~) ~
m = q(R1− E)
dt2
~0
d2 r ~ 0,
m 2 = qE
dt
en que hemos usado el hecho que los elementos de R no dependen del tiempo, por lo que
pueden entrar y salir de la derivada. Ası́, ambos MC usan la misma ley fı́sica, haciendo que la
orientación de los ejes que usan sea trivial, irrelevante. La linealidad de la Ec. (3.8) garantiza
que, al estar escritas en términos vectoriales, las Leyes Fı́sicas toman la misma forma en todos
los MC 7 .

3.4. Intervalo y Causalidad


Hemos visto que la TL induce cambios en las medidas del tiempo y de las coordenadas
espaciales, teniendo como consecuencia los fenómenos de la dilatación del tiempo y la contrac-
ción de las longitudes. Nos preguntamos si, tal como ocurre con las rotaciones, las TL dejan
invariante alguna cantidad relacionada con las coordenadas de un evento (o su diferencia, si
son dos eventos). La respuesta es que sı́ la hay: tal cantidad se conoce como Intervalo 8 y
viene definido por

∆s2 ≡ c2 ∆t2 − ∆x2 + ∆z 2 + ∆z 2 .


 
(3.11)
7
Esta es una invariancia (de forma) distinta e independiente de aquella que exigimos en en el Cap. 2:
entonces dijimos que las leyes no debı́an cambiar al compararlas entre sistemas de referencias que se movı́an
entre sı́; ahora afirmamos lo mismo, pero al compararlas entre sistemas de referencia rotados entre sı́.
8
También llamado Intervalo Relativista.

54
En efecto, si aplicamos las Ecs. (2.24)–(2.25) a estas diferencias obtenemos 9

∆s2 −→ ∆s0 2 = c2 ∆t0 2 − ∆x0 2 + ∆y 0 2 + ∆z 0 2


TL  
 vR 2 
= c2 γR2 ∆t − 2 ∆x − γR2 (∆x − vR ∆t)2 + ∆y 2 + ∆z 2

 c 2
  2
 (3.12)
2 2 2 v 2 v
− ∆y 2 + ∆z 2
R R

= γR c ∆t 1−  2 − ∆x 1−  2
 c  c
= ∆s2 .
Esto tiene consecuencias importantes:
? Ası́ como las rotaciones cambian las componentes de un vector según
~ = (Ax , Ay , Az ) −→
A
Rot
~ 0 = RA
A ~
= (Ax0 , Ay0 , Az0 ) ,
~ 2 = A2 + A2 + A2 , la TL cambia las componentes de un
dejando invariante el módulo A x y z
cuadrivector como r según

r = (ct, x, y, z) −→ r 0 = Λr
TL

= (ct 0 , x 0 , y 0 , z 0 )
= (ct 0 , r
~ 0) ,

dejando invariante el intervalo ∆s2 = c2 t2 −~


r 2 . El intervalo del cuadrivector posición (en
4D) es equivalente al módulo de un vector (en 3D).
? El hecho que la TL involucre a componentes del objeto ∆s = (∆t, ∆x, ∆y, ∆z) es la
primera pista de que la Relatividad Especial, basada en la TL, es una teorı́a que debe
expresearse en un espacio de cuatro dimensiones: las tres dimensiones espaciales habi-
tuales, (x, y, z), además de una dimensión temporal, ct.
? En la literatura no se habla de la cuadri–coordenada, sino del cuadrivector posición
~ ). Los cuadrivectores, que en general expresamos como A = (At , A)
r = (ct, x, y, z) = (ct, r ~
viven en el Espacio-Tiempo de cuatro dimensiones (ct, x, y, z) y se caracterizan por te-
ner una componente temporal At y tres componentes espaciales, A ~ = (Ax , Ay , Az ). En
particular, la componentes temporal y espacial del cuadrivector r son ct y r ~ = (x, y, z),
respectivamente.

3.4.1. Tipos de Intervalo


Consideremos dos eventos cualesquiera 10 cuyas cuadriposiciones definen las diferencias
∆s = (∆t, ∆x, ∆y, ∆z) y el intervalo

∆s2 = c2 ∆t2 − (∆x2 + ∆y 2 + ∆z 2 )


= c2 ∆t2 − r 2
~12
9
Ası́ como r~ 2 = (x, y, z)2 = x2 + y 2 + z 2 , la Ec. (3.11) equivale a elevar al cuadrado la cuadri–diferencia
∆s = (∆t, ∆x, ∆y, ∆z) definida en la pág. 36, pero antecediendo un signo negativo al cuadrado de las compo-
nentes espaciales. Entendemos que ∆s2 = (∆s)2 , del mismo modo que ∆t2 = (∆t)2 y ∆x2 = (∆x)2 .
10
Es decir, cualquier par de sucesos que ocurren en el universo y están referidos a un SR. Ejemplos de esto
son: (i) E1 : Ud. lanza una piedra al lago, E2 : el caballo de Napoleón sufre un aneurisma (no necesariamente
en orden cronológico); (ii) E1 : Explota una supernova, E2 : aterriza un avión en el aeropuerto de Sidney.

55
Figura 3.3: La caı́da de una piedra vista como dos Eventos separados por un tiempo ∆t y una distancia |~r12 |.

2 = r
~12
en que r 2 es la distancia entre los dos eventos. Del momento que el Intervalo es un
~21
número invariante, sobre el cual están de acuerdo todos los SRI que registran estos eventos,
podemos hacer la siguiente clasificación:

? Intervalo Tipo–Luz (ITL): Cuando los dos eventos ocurren en puntos e instantes tales que
c2 ∆t2 = r 2 , lo cual permite que estos eventos estén conectados (literalmente conectados)
~12
por un pulso de luz, en el sentido que la distancia |~ r12 | entre los eventos haya sido
recorrida en un tiempo ∆t tal que |~r12 |/∆t = c, algo que sólo puede lograr la luz (o
cualquier cosa que se mueva con velocidad c).

? Intervalo Tipo–Tiempo (ITT): En este caso la coordenada temporal entre los eventos
∆t es mayor que la distancia |~ r12 | que los separa (es como decir que están separados
por más tiempo que espacio); gracias a esto ocurre que el Intervalo caracterı́stico entre
los eventos es ∆s2 = c2 ∆t2 − r 2 > 0, o bien |~
~12 r12 |/∆t < c, lo cual significa que ambos
eventos pueden estar conectados por algo más lento que la luz. Por ejemplo, pensemos
robóticamente el hecho de dejar caer una piedra sobre el agua (Fig. 3.3). Distinguimos
los siguientes dos eventos: (i) E1 : cierta piedra es soltada por una mano y (ii) E2 : cierta
piedra llega al agua. El hecho que |~r|12/∆t < c nos permite suponer que en los eventos
E1 y E2 participó la misma piedra, precisamente porque objetos materiales (con masa,
como la piedra) se mueven con velocidades menores que c.

? Intervalo Tipo–Espacio (ITE): Como es de esperarse, estos intervalos corresponden a


eventos separados por un tiempo y una distancia tales que |~r12 |/∆t > c. Esto implica que
~1 en el instante t1 (evento E1 ) hasta el punto r
si algo se dirigió desde el punto r ~2 en el
instante t2 = t1 + ∆t (Evento E2 ) debió moverse con una velocidad mayor que c. Algo
ası́, sabemos incluso antes de desarrollar la dinámica relativista, está prohibido para las
partı́culas materiales (revise el primer comentario ? luego de la Fig. 2.4, pág. 42).

3.4.2. Causalidad
El hecho que dos eventos definan intervalos tipo–luz (∆s2 = 0) o tipo–tiempo (∆s2 > 0)
permite que entre ellos hallan viajado partı́culas fı́sicas conocidas: en el primer caso, un
fotón (partı́cula de luz), en el segundo, una partı́cula material. Una sutil derivada conceptual
de esto es la noción de Causalidad: Dos eventos E1 y E2 están causalmente conectados (i.e.,
E1 provocó la ocurrencia de E2 , o vice–versa) sólo si entre ellos pudo viajar alguna de tales
partı́culas. Huelga decir que no necesariamente uno tuvo que ser la causa del otro, sino so-
lamente que pudo serlo, ya que la posibilidad de comunicación entre ambos es la condición
mı́nima de causalidad. Ası́, cuando el intervalo entre dos eventos es tipo–espacio, ninguna
partı́cula fı́sica conocida alcanza a cubrir la distancia entre E1 y E2 en el tiempo ∆t, pues

56
para hacerlo deberı́a viajar a una velocidad mayor que c 11 .

Importante: Ya que la clasificación de los intervalos se hace en base a un número invarian-


te, ∆s2 , todos los observadores inerciales están de acuerdo sobre el carácter causal o no causal
de dos eventos: ası́, cuando un SRI dice que dos eventos están separados por mucha distan-
cia (o muy poco tiempo) para que uno provoque al otro, todos los SRI están de acuerdo en
que ninguno de ellos pudo provocar al otro.

11
La partı́cula, hipotética, que viaja a velocidades mayores que c se conoce con el nombre de taquión. Existen
desarrollos teóricos sobre los taquiones que el estudiante puede buscar en Internet.

57
Capı́tulo 4

Dinámica Relativista

El Experimento de Michelson–Morley puede explicarse sólo si la ley que relaciona las coor-
denadas (y el tiempo) de dos SRI no es ya la TG, sino la TL. En adelante entenderemos que
esta es la transformación correcta, por lo que debemos reformular la Dinámica de modo que
mantenga su forma bajo esta operación, del mismo modo que lo hace el Electromagnetis-
mo. (Nada que no hayamos exigido a la LMN, pero ante la TG).

4.1. Postulados de Einstein


Esta sección debe entenderse como la sı́ntesis de tres hitos: (i) el antecedente de invariancia
de la LMN bajo TG, (ii) la formulación del Electromagnetismo (incluida la necesidad de
la TL (§2.2), y (iii) el inesperado resultado del EMM (es decir, el desligitimación de la TG en
favor de la TL). Consecuencia de todo esto son los dos requisitos siguientes, enunciados por
Einstein en su célebre artı́culo de 1905 (Einstein, 1905):

? Principio de Relatividad: Las Leyes Fı́sicas deben adoptar la misma forma en todos los
Sistemas de Referencia Inercial.

? Invariancia de c: La velocidad de la luz en el vacı́o, c, es la misma para todos los SRI.

Desglosemos estas ideas: La primera de ellas está presente en la Fı́sica de Galileo–Newton,


particularmente la LMN, que es patentemente invariante bajo la transformación de coorde-
nadas que se creı́a correcta en el Siglo XVII (Ec. (1.6)). La importancia de esto radica en la
convicción (profunda, filosófica) que un observador en reposo es equivalente a otro con veloci-
dad constante (§1.3). Es decir, que el movimiento uniforme es y debe ser indecidible, de ahı́ la
conformidad con que la LMN sea invariante bajo la TG. La novedad de este postulado es que
extiende dicha convicción a las leyes del electromagnetismo, exigiendo, ahora, que también
las EM adopten la misma forma en todos los SRI. El segundo postulado establece que las
Leyes Fı́sicas deben ser invariantes bajo la Transformación de Lorentz, la cual, como vimos
en §2.4, Ec. (2.33), deja invariante al número c, algo a su vez compatible con el resultado
del EMM. En sı́ntesis, La Leyes Fı́sicas, todas, deben ser invariantes bajo las Transforma-
ciones de Lorentz. El electromagnetismo satisface esto (de hecho, las TL fueron introducidas
con este fin, en §2.2), pero no ası́ la LMN (§2.3.2). En consecuencia, debemos modificar la
dinámica, reemplazando a la Mecánica Newtoniana por otra cosa...

58
4.2. Una Nueva Ley de Movimiento
Antes de seguir debemos aclarar que en estos apuntes no desarrollamos la Relatividad
Especial (RE) en todo su rigor matemático (que incluye Cálculo Tensorial y temas afines),
por lo que algunas definiciones serán presentadas sin la justificación que merecen. Ejemplo de
esto es que la definición newtoniana de momentum, p ~ = m~ v , debe reemplazarse por 1

~ = γv~ m~
p v
m~ v (4.1)
=p ,
1 − v~ 2/c2
expresión conocida como momentum relativista, que, claramente, se reduce a la definición
newtoniana en el lı́mite de velocidades bajas. Con esto, definimos la Fuerza (relativista) como
aquello que modifica el momentum (relativista) de la partı́cula, es decir,
d
F~ ≡ (γv~ m~
v)
dt    (4.2)
~ · ~a
v
= mγv~ ~a + γv~2 v
~
c2

en que hemos derivado según la regla del producto y usado el hecho 2 que dγv~/dt = γv~3 (v~ ·~a/c2 ).
Entendemos, a la usanza newtoniana, que sobre un cuerpo actúa una fuerza si, y sólo si, su
momentum varı́a; si varı́a rápido, la fuerza es grande, y es chica si varı́a lento. Al igual que
antes, esta definición no nos informa sobre la naturaleza de la fuerza que actúa sobre el cuerpo,
sino sólo su existencia y su cuantı́a (cuantı́a vectorial, que incluye magnitud y dirección). Se
requieren otras indagaciones para saber si esta fuerza es de tipo eléctrico, magnético, de
fricción, etc., ası́ como cuál es su dependencia con el tiempo y la posición del cuerpo.
Notamos en la Ec. (4.2) lo siguiente:
? Cuando un cuerpo no acelera (~a = 0) la Fı́sica Relativista (FR) entiende que no hay
fuerzas externas (netas) sobre él: ~a 6= 0 ⇐⇒ F~ 6= 0. Lo mismo que aprendimos en FN.
Pero esta vez cambia algo: si bien F~ 6= 0 =⇒ ~a6= 0, lo contrario no es necesariamente
~ v~c·~
cierto. Puede haber instantes en que ~a = −γv~2 v 2
a
6= 0 (en que ~a = ~a(t) y v
~ =v
~ (t)),
llevándonos a la conclusión (cierta) que F~ = 0. En §4.3 vemos un ejemplo donde existe
aceleración a lo largo de direcciones en que no hay fuerza.

? No obstante el punto anterior, cuando todas las componentes de la aceleración son cero,
obtenemos, necesariamente, que todas las componentes de la fuerza son también nulas.

? Siempre con ~a 6= 0, la acción de una fuerza (externa, claro) ya no se define en la dirección


de la aceleración de la partı́cula, sino en una dirección que contiene una componente
paralela a la velocidad v~ . Vemos que esta componente tangencial, proporcional a c−2 no
es aparente en el lı́mite de velocidades bajas, manifestándose sólo cuando la velocidad de
1
Existe literatura en que la cantidad m de la Ec. (4.1) es referida como masa en reposo (a veces con
el sı́mbolo m0 ), mientras que la cantidad γv~ m es entendida como masa relativista (a veces escrita con el
sı́mbolo mR ). Esta interpretación, que media entre un punto de vista anticuado sobre el concepto de masa y un
recurso didáctico para introducir las novedades de la FR, es, a nuestro juicio, innecesaria, además de errada.
El concepto de masa, entendido como inercia, o, finalmente, como la cantidad de materia que tiene un cuerpo,
no tiene una representación en coordenadas (no ası́, claramente, la posición r~ y la velocidad v
~ = d~r/dt), por lo
que no tiene sentido pensar que varı́a con la velocidad de la partı́cula. (Véase la nota al pie 19, pág. 69.)
2
El estudiante puede probar este resultado.

59
la partı́cula tiende a c. (Las novedades relativistas aparecen en un dominio de fenómenos
al cual no estamos habituados 3 . ¡Menos mal!)

? Haciendo |~v | = c en la Ec. (4.2) vemos que en cuando una partı́cula masiva alcanza la
velocidad de la luz, la fuerza sobre ella tiene que ser infinita. El lector puede reflexionar
sobre qué significa exactamente una fuerza infinita y qué tan factible es lograrla.
Analicemos con mayor detalle el contenido de esta definición de Fuerza y cómo es su efecto
en la aceleración. Para ello descompondremos el movimiento de una partı́cula en dos sistemas
coordenados distintos.
1. Sistema Coordenado Tangencial–Normal (T N ): En la Fig. 4.1a vemos los vectores uni-
tarios T̂ (tangecial a la trayectoria) y N̂ (normal a T̂ , apuntando hacia el centro ins-
tantáneo de curvatura de la curva en el punto donde se encuentra la partı́cula). Usando
el formalismo de Geometrı́a Diferencial no es difı́cil mostrar que la velocidad v ~ de la
partı́cula siempre es tangente a la trayectoria, mientras que la aceleración ~a tiene dos
componentes, una tangencial y otra a lo largo del vector normal N̂ :
d~r
~=
v
dt
= v T̂
(4.3)
d~r
~a =
dt
= aT T̂ + aN N̂ ,

en que v = ds/dt es la rapidez (módulo de la velocidad), entendida como el cociente


entre el elemento de arco ds (alojado sobre Γ) y el tiempo dt que la partı́cula tarda
en recorrerlo, aT = dv/dt es la aceleración tangencial (razón de cambio de la rapidez) y
aN = v2/ρ es la aceleración centrı́peta, que reside en la dirección normal (ρ es el radio
de curvatura instantáneo 4 ). Pues bien, descomponemos tanto la aceleración como la
fuerza de la Ec. (4.3) en este sistema y, notando que v ~ · ~a = (v T̂ ) · (aT T̂ + aN N̂ ) = vaT ,
obtenemos que

F~ = FT T̂ + FN N̂
h  va i
= mγv~ (aT T̂ + aN N̂ ) + (v T̂ )γv~2
T
,
c2
FT (4.4)
=⇒ T̂ : aT =
mγv~3
FN
N̂ : aN = ,
mγv~
es decir, cada componente de la aceleración es proporcional a la fuerza aplicada en su
misma dirección (por ejemplo, aN no depende de FT ). A propósito del módulo de la
aceleración, v
s u !2
2u
1 v~ t 2 ~2
v
|~a| = 1 − 2 FT 1 − 2 + FN2 ,
m c c
3
Similar a la Lección Epistemológica que vimos a propósito de las TL, en la pág. 37.
4
Vemos que cuando una partı́cula se mueve en lı́nea recta su aceleración centrı́peta es cero porque el radio
de curvatura de esta trayectoria es infinito. En consecuencia, su aceleración es sólo tangencial: ~
a = aT T̂ .

60
concluimos que (i) se anula en el lı́mite |~
v | → c, lo cual implica que la velocidad nunca
supera a c, y, por lo tanto, (ii) que la partı́cula necesitarı́a un tiempo infinito para
alcanzar |~
v | = c. Es decir, no la alcanza. La ventaja de este sistema coordenado es que
las ecuaciones diferenciales que debemos resolver (Ecs. (4.4), suponiendo que conocemos
~ )) están desacopladas. La desventaja es que para conocer exactamente
FT,N = FT,N (t, r
dónde y en qué orientación reside el par (T̂ , N̂ ) en cada instante primero debemos
conocer cuál es la trayectoria de la partı́cula (es decir, dados (x(t), y(t), z(t)) ver si es
posible expresar la curva Γ según una función del tipo f (x, y, z) = 0, como vimos en §1.6),
que es precisamente lo que desconocemos antes de resolver las Ecs. (4.4). Este sistema
coordenado es fácil de implementar cuando conocemos previamente la trayectoria que
sigue la partı́cula.

m m

(a) (b)

Figura 4.1: Sistemas Coordenados (a) Tangencial–Normal (T N ), en que el vector unitario T̂ es tangente a la
trayectoria Γ de la partı́cula, y (b) Longitudinal–Transversal (lt), cuya orientación se define arbitrariamente.
En cada caso entendemos que una de estas direcciones, digamos N̂ y t̂, es en realidad un plano que contiene
a las dos direcciones perpendiculares a T̂ y l̂, respectivamente.

2. Sistema Coordenado Longitudinal–Transversal (lt): En la Fig. 4.1b definimos arbitra-


riamente las direcciones l̂ y t̂, mutuamente perpendiculares, y expresamos los vectores
velocidad y aceleración según

~ = vl l̂ + vt t̂ ,
v ~a = al l̂ + at t̂ ,

~ · ~a = vl al + vt at y
tal que v

F~ = Fl l̂ + Ft t̂
  
2 vl al + vt at
= mγv~ (al l̂ + at t̂) + (vl l̂ + vt t̂)γv~
c2
 
Fl vl al + vt at
=⇒ l̂ : = al + vl γv~2
mγv~ c2
 
Ft 2 vl al + vt at
t̂ : = at + vt γv~ .
mγv~ c2

61
Despejando las aceleraciones tenemos

vl vt γl2
   
1 1
al = Fl − Ft
m γv~ γl2 c2 γv~
(4.5)
1 γl 2
     v v 2 
γv~ vl vt Ft l t
at = − 2 2 Fl + 1 + γv~ ,
m γv~ γl c γv~ c2
−1/2
(en que γl = (1 − vl2/c2 ) ) donde vemos que las ecuaciones diferenciales para al,t = dvl,t/dt
están acopladas a través de las fuerzas Fl,t y las velocidades vl,t , de modo que, ahora,
la aceleración en cierta dirección depende de la fuerza aplicada en otra dirección. El
aspecto de las Ecs. (4.5) es mucho más intimidante que aquel de las Ecs. (4.4), siendo
esta una desventaja; sin embargo, su ventaja es que, al ser arbitrarias las direcciones l̂
y t̂, habrán casos en que podremos elegirlas de modo que una de las componentes de la
fuerza, digamos Ft , sea nula.
Vemos, a grandes rasgos, que
Fl Ft
al ∼ 2 + 2
γv~ γl γv~
"  2 #
Fl γl2 γl
at ∼ + Ft 3 + .
γv~ γv~ γv~

Usando v ~ t2 el estudiante puede mostrar que (γl/γv~ )2 = 1 − v~ t2 γl2/c2 , lo cual


~ 2 = vl2 + v
muestra que todos los términos de al,t se anulan en el lı́mite de velocidades altas, vl,t → c,
haciendo imposible 5 que, en el umbral de |~ v | = c una aceleración no nula permita a la
partı́cula alcanzar efectivamente esa velocidad. En otras palabras, en la medida que la
velocidad de la partı́cula tiende a c desaparece la aceleración, impidiendo que alcance y
supere dicho valor. Esto es independiente del valor que tome F0 , pudiendo ser cualquier
función del tiempo t o de la coordenada r ~ de la partı́cula.

Importante: Este análisis (con ambos sistemas coordenados) demuestra que la


Fı́sica Relativista (aquella que deja invariante a las EM), impide que las partı́culas
masivas 6 alcancen la velocidad de la luz 7 . No es una razón técnica 8 lo que impone
esta restricción, sino teórica.

A continuación usamos el sistema coordenado tl para estudiar el movimiento de una partı́cula


sometida a una fuerza constante y uniforme F~ = F0 l̂ (entendemos que t̂ es una combinación
lineal de las direcciones que residen en el plano perpendicular a l̂). Antes de resolver en detalle
este problema, esperamos, a la luz de la Ec. (4.5), que exista una aceleración transversal
F0 vl vt

at = − mγ ~
v c2
6
= 0, eventualmente negativa (dependiendo, en cada instante, de los signos
de vl,t ). En particular, si en el instante inicial ocurre que vl,t (t = 0) = vy,x,z (t = 0) > 0, las
5 ~ t2 ≤ 1 − βl2 , o bien vl2 + v
Llegamos a la misma conclusión notando que (γl/γv~ )2 ≥ 0, es decir, β ~ t2 = v
~ 2 ≤ c2 .
6
En §4.3 veremos que esta teorı́a permite estudiar partı́culas con masa cero, y obtendremos importantes
conclusiones sobre su velocidad.
7
En §2.2 obtuvimos la misma conclusión, pero en base a razones algebraicas, para impedir que la TL arrojara
coordenadas y tiempos imaginarios.
8
Por ejemplo, que no exista o no pueda existir una máquina con suficiente potencia para acelerar a las
partı́culas hasta la velocidad de la luz.

62
velocidades transversales sufrirán un decrecimiento 9 , debido a que at < 0. Nada de esto tiene
antecedentes en la Fı́sica Newtoniana.

4.3. Ejemplo: movimiento bajo una fuerza constante


En primer lugar nos gustarı́a esclarecer qué es exactamente una fuerza constante en el
contexto de la RE. En FN identificamos una fuerza tal a partir de la observación de una
aceleración constante. El ejemplo más importante de esto es la fuerza de gravedad sobre la
superficie terrestre: verificando empı́ricamente que ~a ' −9.8 sm2 ŷ concluimos, a partir de la
definición F~ ≡ m~a, que la fuerza que produce este movimiento tiene que ser m~g , es decir,
una conclusión sobre su cuantı́a, sin informarnos nada sobre su naturaleza y origen. El hecho
de identificar F~ = m~g con el peso del cuerpo, parafraseándolo como una fuerza de atracción
entre La Tierra y la partı́cula, no es información que se averigüe sólo midiendo la aceleración
de las partı́culas; antes bien, obedece a la noción (newtoniana, moderna) de que las cosas caen
porque sienten la atracción terrestre 10 .
Pues bien, si F~ = Fl ŷ, donde Fl = F0 es constante y uniforme, vemos que Ft = Fx,z = 0 y
las Ecs. (4.5) predicen claramente una aceleración variable. Ya no es cierto que una Fuerza
constante se infiere de una aceleración constante (algo que no puede existir, según vimos en
párrafos anteriores). Entonces, ¿Cómo sabemos que una fuerza es efectivamente constante
antes de conocer su aceleración ~a(t) (algo que demanda la solución de las Ecs. (4.5))? Si bien
esto lo aclararemos en cuanto dispongamos de las expresiones para r ~ (t), v
~ (t) y ~a(t), pode-
mos anticipar la conclusión: una fuerza constante es aquella que produce un movimiento con
aceleración constante mientras la velocidad de la partı́cula es pequeña en comparación con la
velocidad de la luz, digamos |~v|/c . 10−2 ; su comportamiento para velocidades comparables
a c es el que comentamos en la nota al pie 9 (pág. 63).

Puesto que F~ = F0 ŷ = cte., el problema matemático que enfrentamos consiste en resolver las
siguientes ecuaciones diferenciales:
! ! !
d mvx d mvz d vy
p = 0, p = 0, m p = F0
dt 1 − v~ 2/c2 dt 1 − v~ 2/c2 dt 1 − v~ 2/c2
(4.6)
=⇒ mγ v~ vx (t) = px , mγv~ vz (t) = pz , mγv~ vy (t) − py0 = F0 t ,
v0 ) = (1 − v~ 02/c2 )−1/2 , mientras que las constantes
en que γ0 = γ(~
py0 = mγ0 vy0 , px = mγ0 vx0 , pz = mγ0 vz0
corresponden a los momentos lineales iniciales en las direcciones y, x y z, respectivamente.
(Note que los momentos relativistas px,z son constantes porque la fuerza es nula en esas di-
recciones.) Vemos que vx (t) = αz vz (t)/αx , gracias a lo cual es muy fácil obtener una de estas
funciones (digamos, vz (t)) una vez que conocemos la otra (vx (t)). Toda la dificultad matemáti-
ca de este problema proviene de la presencia de v ~ 2 = vx2 + vz2 + vy2 en todas las ecuaciones
9 F0
En este mismo caso, al = mγv 2 > 0 (notar que al/F
0 > 0, siempre). Esta especie de conspiración que se
~ γl
da entre las aceleraciones longitudinal y transversal
p (una positiva y otra negativa) es lo que permite que la
v | = vl2 + v
velocidad total tenga un lı́mite superior, |~ ~ t2 ≤ c.
10
Aun cuando Newton describe cuantitativamente la Fuerza de Gravedad sin plantear una explicación causal
para ella, reconocemos en la noción de peso del cuerpo un indicio de explicación; al menos en el sentido de fijar
la idea de que los cuerpos caen, todos con aceleración ~
g , porque sienten esta fuerza.

63
−1/2
a resolver (a través del factor γv~ = (1 − v~ 2/c2 ) ). Luego de un poco de trabajo algebraico
con las Ecs. (4.6) logramos expresar

p2x (1 − βy2 ) p2z (1 − βy2 )


βx2 = , βz2 = ,
(mc)2 + p2t (mc)2 + p2t
=⇒ ~ 2 = c2 (βx2 + βy2 + βz2 )
v
 2 2
2 (mvy ) + pt (4.7)
=c
(mc)2 + p2t
∴ ~ 2 )−1/2
γv~ = (1 − β
γy
q
= (mc)2 + p2t ,
mc

donde γy = (1 − vy2/c2 )−1/2 , mientras que


p q
pt = 2 + v 2 = γ mv
p2x + p2z = γ0 m vx0 z0 0 t

es el momentum lineal en el plano xz, transversal a la dirección l̂. Imponiendo las condiciones
iniciales

vx (t = 0) = vx0 , vy (t = 0) = vy0
(4.8)
2
vz (t = 0) = vz0 , ~ (t = 0) =
v ~ 20
v
2 2 2
= vx0 + vy0 + vz0 ,

obtenemos las siguientes soluciones para cada componente de la velocidad:


Z t
F0
– Comp. y: t= d(γv~ vy )
m 0
= γv~ vy − γ0 vy0 (Ec. (4.6))
F0 γy vy
q
t + γ0 vy0 = (mc)2 + p2t
m mc
cu
=⇒ vy (t) = √ .
A + u2
2

p2 (1 − vy2/c2 ) (4.9)
– Comp. x: ∴ vx2 = c2 x 2
(mc) + p2t
cpx
=⇒ vx (t) = √ ,
A2 + u2
p2 (1 − vy2/c2 )
– Comp. z: y vz2 = c2 z
(mc)2 + p2t
cpz
=⇒ vz (t) = √ ,
A2 + u2

64
en que A2 = (mc)2 + p2t y u = u(t) = py0 + F0 t 11 . Un hecho interesante de notar es lo ocurre
con el cuadrado de la velocidad total:
~ (t)2 = vx (t)2 + vy (t)2 + vz (t)2
v
c2 (p2x + p2z + u(t)2 )
=
[(mc)2 + p2x + p2z ] + u(t)2
(4.10)
c2 p
~ (t)2
=
(mc)2 + p ~ (t)2
=⇒ ~ (t)2 = c2 ,
lı́m v
m→0

es decir, la aplicación de una fuerza constante como F~ = F0 ŷ sobre un cuerpo sin masa
produce que su velocidad sea c, y lo sea en todo momento. En otras palabras, la dinámica re-
lativista establece que una partı́cula sin masa se mueve siempre con velocidad c, sin necesidad
de acelerarla e independientemente de F0 y de las condiciones iniciales de su movimiento 12,13 .

Por último, imponemos las condiciones iniciales

x(t = 0) = x0 , y(t = 0) = y0 , z(t = 0) = z0 , (4.11)

para la posición e integramos las Ecs. (4.9) respecto del tiempo, obteniendo
c hp 2 2
i
– Comp. y: y(t) = y0 + A + u − γ0 mc ,
F0
" √ 2 #
γ0 cpx c − vy0 A + u2 + u
– Comp. x: x(t) = x0 + log √ ,
F0 c + vy0 A2 + u2 − u (4.12)
" √ 2 #
γ0 cpz c − vy0 A + u2 + u
– Comp. z: z(t) = z0 + log √ ,
F0 c + vy0 A2 + u2 − u

que son las componentes del movimiento como función del tiempo t. En la Fig. 4.2 vemos el
comportamiento de las componentes de la posición y la velocidad como función del tiempo,
Ecs. (4.9) y (4.12), para tiempos que van entre t = 0 y t = 5t2 = 5py0/F0 y a partir de
velocidades iniciales altas (del orden de 0.2c − 0.5c para cada componente). Vemos que, en
efecto, para tiempos pequeños (en este caso mucho menores que ta ) las curvas de posición y
velocidad se reducen al comportamiento newtoniano, es decir, y(t) → yN (t) ∼ v0y t + at2 /2 y
vy (t) → vy N (t) ∼ at; sin embargo, para tiempos mayores ocurren fenómenos nuevos:
? La componente que deberı́a crecer cuadráticamente, y(t), lo hace sólo linealmente, lo
cual supone una velocidad constante. Asimismo, las componentes transversales crecen a
un ritmo más bajo que su contraparte newtoniana, tendiendo a estancarse con tiempos
crecientes, algo compatible con velocidades vx,y (t) que se anulan.

? Con las velocidades ocurren cosas aún más sorprendentes. Luego de partir desde valores
positivos, las componentes transversales vx,z disminuyen, algo sólo explicable mediante
11
Note que u(t) corresponde a py (t), la componente y del momentum relativista, el cual crece linealmente
con el tiempo porque la fuerza en esa dirección es constante.
12
El estudiante puede recordar y reflexionar sobre cuán aplicable es la FN a partı́culas sin masa.
13
Recomendamos que el estudiante use Wolfram Mathematica para obtener por sı́ mismo los gráficos de la
Fig. 4.2 (Ecs. (4.9) y (4.12)) y verifique cómo cambian conforme varı́a la masa de la partı́cula y las condiciones
iniciales del movimiento (en particular, las magnitudes y signos de las velocidades iniciales).

65
x,y,z vx,vy,vz,v

7
1.0
vx (t)
6
x(t) 0.8 vy (t)
5 y(t) vz (t)
4 z(t) 0.6 vx,NR (t)
xNR (t) vy,NR (t)
3
0.4
zNR (t)
vz,NR (t)
2
zNR (t) →
0.2 |v |
1

t t
1 2 3 4 5 0 1 2 3 4 5

(a) (b)

Figura 4.2: Movimiento relativista bajo una fuerza constante F~ = F0 ŷ como función del tiempo, Ecs. (4.9)–
(4.12). (a) Componentes de la posición (x, y, z) (lı́neas sólidas) y el caso no relativista (xNR , yNR , zNR ) (lı́neas
punteadas). (b) Componentes de la velocidad (vx , vy , vz ) (lı́neas sólidas)p y su contraparte no relativis-
ta (vx,NR , vy,NR , vz,NR ). Vemos que el módulo de la velociadad |~ v| = vx2 + vy2 + vz2 se aproxima a c con-
forme t → ∞. (Fijamos v0,x , v0,y , v0,z ∈ [−1, 1] y c = 1.)

aceleraciones negativas, pero que ya anticipamos en §4.2 a través del término 14 at0 =
F0 vl0 vt0
− mγ 0 c2
< 0.

? Precisamente gracias a este juego entre aceleraciones positivas (longitudinal) y negati-


vas (transversales) es que la velocidad total tiene el lı́mite máximo c.

Ejercicios:

1. Reemplace t = 0 en las Ecs. (4.9) y muestre que efectivamente vx (t = 0) = vx0 ,


vy (t = 0) = vy0 y vz (t = 0) = vz0 .

2. La solución newtoniana al problema con fuerza constante es vy (t) = vy0 + at, en que
vy0 = py0/m y a = F0/m son la velocidad y aceleración iniciales, respectivamente. De
igual modo, la dependencia temporal de la coordenada y viene dada por la parábola
y(t) = y0 + v0y t + 21 at2 . Muestre que el instante a partir del cual comienza a dominar el
término cuadrático es t2 = 2vy0/a = 2py0/F0 . Grafique esta función y verifique que para
tiempos pequeños domina el término lineal, mientras que para tiempos grandes domina
el término cuadrático.

3. Lı́mite no relativista de vy (t). Use Wolfram Mathematica y obtenga la Expansión de


Taylor 15 de vy (t) hasta tercer orden en t. (Utilice para esto las funciones Series y
SeriesCoefficient. Busque en la web si no sabe como usarlas.)

4. Usando el polinomio que obtuvo en 3 para vy (t), muestre que a partir del tiempo
2(mc)2
t = tR = 3p y0 F0
el término cuadrático domina al término lineal. Este es el instante en
que comienzan a aparecer efectos relativistas.
14
Note que la aceleración instantánea será negativa siempre que el producto de las velocidades sea positivo,
condición claramente satisfecha en la Fig. 4.2b. Revise la nota al pie 9, pág. 63.
15
Es decir, la aproximación de la función vy (t) mediante el polinomio

X
vy (t) = aj tj ,
j=1

j

1 d vy
en torno al instante t = 0, donde los coeficientes de cada término vienen dados por aj = j! dtj
.
t=0

66
5. Obtenga un valor para tR usando velocidades iniciales pequeñas y grandes. Juzgue si tR
le parece chico o grande en cada caso.

6. Expanda y(t) a tercer orden en t. Compruebe este resultado integrando el polinomio a


segundo orden vy (t) que obtuvo en 3. Encuentre el tiempo tR a partir del cual aparecen
efectos relativistas en y(t).

4.4. Energı́a Relativista


En § 1.4 revisamos el teorema de conservación de la energı́a (mecánica) para un Sistema
formado por una partı́cula y un campo conservativo F~ (~
r ) = −∇U (~r ), llegando a la conclusión
que durante el movimiento de la partı́cula se conserva la cantidad K(~ r ) + U (~
r ) = E. La
cantidad K, proveniente de la integral de lı́nea que define al Trabajo Mecánico hecho por la
fuerza F~ , viene dada por
Z ~B
r
W = F~ · d~
r, (con r ~B ∈ Γ: Trayectoria de la partı́cula)
~A , r
Γ,~rA
Z r~B
d(m~v)
= · d~
r
Γ,~
rA dt
Z r~B
=m ~ · d~
v v
Γ,~
rA
r~B
1 2

= m~
v (4.13)
2 r~A
rB ) − Ep (~
= Ep (~ rA ) ,

r ) = m~v(~r)2/2 = K como una cantidad de


en que identificamos la Energı́a de la Partı́cula Ep (~
16
carácter eminentemente cinético , ya que es una función monótona de la velocidad que se
anula cuando v ~ = 0.
Siguiendo esta idea, no es difı́cil aceptar que, dada la variación del momentum relativista
~ = γv~ m~
p v de una partı́cula 17 , definamos el Trabajo hecho por la Fuerza F~ responsable de
16
De ahı́ la designación K, por Kinetics.
17
Lo cual supone cambios de velocidad a escalas muy altas.

67
esta variación como la integral de lı́nea
Z r~B
W = F~ · d~
r
Γ,~
rA
Z r~B !
d m~ v
= p · d~
r
rA dt
Γ,~ 1 − v~ 2/c2
Z r~B h i
~ (1 − v~ 2/c2 )− /2
1
=m ~ ·d v
v
Γ,~
rA
Z ~B
r h i
~ (−1/2) (1 − v~ 2/c2 )− /2 (−2~v·d~v/c2 )
3
=m ~ · γv~ d~
v v+v
Γ,~
rA
Z ~B
r 
~ 2/c2
v

=m v · d~
γv~ (~ v) 1 +
Γ,~
rA 1 − v~ 2/c2
2 Z r~B
mc dx
= ~ 2 /c2 )
(con x = v
2 Γ,~
rA (1 − x)3/2
~B
2 r
= γv~ B mc r~ (4.14)
A

= Ep(R) (~
rB ) − Ep(R) (~
rA ) ,

resultado equivalente al que obtuvimos en la Ec. (4.13), pero donde, ahora, identificamos
la Energı́a Relativista de la Partı́cula como Ep(R) = γv~ mc2 . Vemos que Ep(R) es función de la
velocidad, pero, a diferencia de Ep , no se anula cuando v ~ = 0, razón suficiente para no llamarle
energı́a cinética. En otras palabras, el desarrollo anterior conduce a un hecho novedoso respecto
del resultado newtoniano, y este es que las partı́culas en reposo tienen energı́a. Esta energı́a,

E0 = mc2 (Energı́a en Reposo) , (4.15)

es proporcional a la masa de la partı́cula y su magnitud (enorme) no tiene comparación con


aquellas que estudiamos en FN. Por ejemplo, en un caso tı́pico, una partı́cula cuya masa es
de 2 [Kg] y se mueve con una velocidad de 1 ms tiene una energı́a cinética (newtoniana)

K = 2 × 12 /2 = 1 [J] ,

pero su energı́a en reposo es

E0 = 1 × (3 × 108 )2 ∼ 1017 [J] (!)


Otro ejemplo, a escalas microscópicas, es el de un electrón sometido a un potencial eléctrico
de V0 = 1 [V] y que tiene, por lo tanto, una energı́a 18

1eV0 = (1.6 × 10−19 ) × 1 = 1.6 × 10−19 [J] ≡ 1 eV ,

mientras que su energı́a en reposo E0,e = me c2 es

(9.1 × 10−31 )(3 × 108 )2 ' 8.2 × 10−14 [J] ' 0.51 MeV.
18
Se define 1 eV como la energı́a electrostática que obtiene un electrón (o cualquier partı́cula con su misma
carga) sometido a un Voltage de 1 [V]. Esta unidad de energı́a, cuyo uso es especialmente conveniente en Fı́sica
Atómica y Nuclear, permite escribir masas en unidades de MeV/c2 . Por ejemplo, la masa de un electrón es 9.1 ×
10−31 [Kg] = 0.51 [ MeV/c2 ], tal que su energı́a en reposo es, en efecto, de 0.51 [ MeV/ 2
c2 ] c = 0.51 MeV. De igual
modo, la masa de un protón y un neutrón son, respectivamente, mP ' 938.27 [ MeV/c ] y mN ' 939.57 [ MeV/c2 ].
2

68
En vista de esto, y reconociendo que Ep(R) depende efectivamente de la velocidad, es convie-
niente desglosarla como
Ep(R) = K (R) + E0 ,
en que

K (R) = Ep(R) − E0
= mc2 (γv~ − 1)
p ! (4.16)
1 − 1 − ~ 2/c2
v
= mc2 p
1 − v~ 2/c2

es la Energı́a Cinética Relativista de la Partı́cula 19 , pues claramente se anula cuando v


~ = 0 (re-
cuerde que γ(~ v = 0) = 1). Ası́, K (R) tiene un equivalente en la FN, a diferencia de Ep(R) , pese a
lo cual, veremos, es ésta quien tiene mayor importancia al momento de formular la dinámica
de la partı́cula.

Comentarios:

? El lector puede preguntarse qué relación tiene K (R) con la conocida expresión newtoniana
para la energı́a cinética, K = m~v2/2. La clave para responder esto está en recordar que,
hasta ahora, todas las expresiones relativistas que hemos encontrado se reducen a las
formas newtonianas en el lı́mite de velocidades bajas comparadas con c. En consecuencia,
constatamos que en dicho lı́mite la expresión para la Ec. (4.16) se convierte en 20
h i
lı́m K (R) = mc2 (1 − v~ 2/c2 )− /2 − 1
1
(donde |~
v | = v.)
v/c→0

= mc2 [1 − (−1/2) (v~ 2/c2 ) + · · · − 1] (4.17)


1
= m~ v2 + · · · .
2
Ası́, la expresión para K es sólo la primera contribución de la velocidad a la energı́a
cinética relativista, siendo la única que no depende de c. (Fı́jese que el primero de los
términos omitidos en la Ec. (4.17) es proporcional a v~ 4/c2 , siendo despreciable en el
régimen de velocidades bajas.)

? Significado de E0 . Entonces, ¿qué significa que una partı́cula tenga masa en reposo?
Por ahora sólo cabe entender a E0 como una energı́a que está ahı́, presente, disponible
para intercambiarse con otras formas de energı́a. En §4.6 veremos casos de colisiones
en que las partı́culas iniciales no son las mismas que las partı́culas finales. Ejemplo de
esto es cuando un par electrón–antielectrón (eē) colisionan, dando lugar 21,22 a un par
19
Este es un ejemplo de que la noción de masa relativista mencionada en la nota al pie 1 (pág. 59) es, además
de errada, inútil, puesto que ni siquiera permite escribir la energı́a cinética relativista como K (R) 6= 12 mR v
~ 2.
20
Usando el desarrollo en Serie de Taylor es fácil mostrar que
n(n − 1) 2
(1 − x)n = 1 − nx + x + ··· ,
2
2
en que · · · representa potencias superiores de x. Para nuestros fines, x = v~ /c2 y n = − 12 . La aproximación de
2
velocidades bajas exige considerar sólo hasta la primera potencia de la velocidad, v~ /c2 .
21
Para que esto ocurra es necesario que las energı́as del par inicial sean muy altas.
22
La masa de una antipartı́cula es idéntica a la masa de la partı́cula correspondiente: me = mē y mµ = mµ̄ .
Sus cargas eléctricas tienen igual módulo pero signos contrarios: qe,µ = −1 y qē,µ̄ = +1.

69
muón–antimuón (µµ̄). El balance de momentum y energı́as relativistas da
~ inicial = p
p ~ final

~ e + γv~ ē v
me (γv~ e v ~ ē ) = mµ γv~ µ v
~ µ + γv~ µ̄ v
~ µ̄
(R) (R)
Einicial = Efinal (4.18)
2 (R) 2 (R) 2 (R) 2 (R)
(me c + Ke ) + (me c + Kē ) = (mµ c + Kµ ) + (mµ c + Kµ̄ )
Ke(R) + Kē(R) = Kµ(R) + Kµ̄(R) + 2(mµ − me )c2 ,
donde podemos ver que las energı́as en reposo son irrelevantes sólo cuando las partı́culas
iniciales y finales son iguales, pues se cancelan, reduciéndose todo a una balance de
energı́as cinéticas relativistas 23 . Es precisamente en el dominio de Altas Energı́as donde
ocurre la aparición de Productos que difieren de los Reactantes 24 , volviéndose relevantes
las energı́as en reposo, al menos para fines de conocer la relación entre las energı́as
cinéticas final e inicial 25 .
? En un sentido más profundo que el anterior, la noción de energı́a en reposo permite
relacionar conceptos que en fı́sica newtoniana están desconectados. Recordemos que la
FN no define con precisión el concepto de masa; antes bien lo intuye a través de la noción
de inercia: es tanto más difı́cil acelerar a una partı́cula conforme mayor es su masa. Por
otra parte, la palabra energı́a aparece en el contexto del teorema del trabajo y la energı́a
cinética: W = ∆Ep = ∆K (Ec. (4.13)). Luego, siempre dentro de la FN, en la medida
que aparecen cantidades que pueden sumarse (e intercambiarse) con K empezamos a
hablar de otras formas de energı́a (el principal ejemplo de esto es el de energı́a potencial,
Ec. (1.11)). Sin embargo, aun cuando sabemos que la energı́a es una cantidad que se
conserva, no contamos con una definición clara de ella. Visto ası́, aun cuando no contamos
con una definición satisfactoria para cada una de ellas 26 , la expresión (4.15) establece
que la masa es una forma de energı́a, siendo, además, la menor energı́a que puede tener
una partı́cula (Fig. 4.3a).
? Relaciones relativistas entre v ~ y Ep(R) . Dadas las expresiones para el momentum y
~, p
energı́a relativistas, Ecs. (4.1) y (4.14), es fácil ver que su relación con la velocidad de
la partı́cula viene dada por
~
p
~ = c2 (R) .
v
Ep
Asimismo, más importante aún es la relación entre Energı́a y Momentum relativista.
Despejando
c~
p
~ =v
v ~ (~
p) = q
(mc)2 + p ~2
23
El balance de energı́a se reduce, en el lı́mite de bajas velocidades, a
1 1 1 1
~ e2 + me v
me v ~ ē2 = mµ v~ µ2 + mµ v
~ µ̄2 (por la Ec. (4.17)) ,
2 2 2 2
recobrando el análisis newtoniano usado para colisiones elásticas.
24
En Fı́sica de Altas Energı́as (High Energy Physics, HEP) suele usarse la notación de Reacciones Quı́micas.
Este ejemplo puede escribirse como eē → µµ̄.
25
Este es otro motivo para entender porqué las FR (y sus consecuencias) no aparecen en el dominio de
energı́as y velocidades bajas.
26
En las Ciencias Naturales no se definen todos los conceptos que se usan. La Fı́sica tan sólo intuye las
nociones fundamentales de masa, distancia, tiempo e incluso energı́a, sin congelarlas en una definición única
y certera. Tales son sus pilares, y sobre su base establece leyes sobre la Dinámica, el Electromagnetismo, la
Gravedad, etc.

70
K

1.5

1.0

KFR = mc2 (γ-1)

1 →2
0.5 KFN = mv
2


| v |/c
0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2 1.4

(a) (b)

Figura 4.3: (a) Relación de energı́a–momentum en Fı́sica Newtoniana (FN) y en Fı́sica Relativista (FR). (b)
Energás cinéticas en FN y FR. En ambos casos usamos m = 1 y c = 1, en unidades arbitrarias.

es fácil obtener la expresión


q
Ep = c (mc)2 + p
(R)
~2, (4.19)

conocida como relación Energı́a–Momentum relativista, la cual se reduce a

Ep(R) = c|~
p|
(4.20)
= Ef

para partı́culas sin masa 27 . La notación Ef se refiere a fotón, la más famosa de las
partı́culas sin masa.

? Partı́culas con |~
v | = c. Si escribimos la Ec. (4.14) como
q
Ep(R) 1 − v~ 2/c2 = mc2 ,

donde Ep(R) es la energı́a (finita) de la partı́cula, concluimos que esta puede, en efecto,
moverse con velocidad c, pero sólo si su masa es cero. (Velocidades mayores que c
conducirı́an a energı́as imaginarias, algo fı́sicamente inaceptable.). Ası́, la FR permite
que una partı́cula se mueva con velocidad c, pero sólo si su masa es cero 28 .

4.4.1. Comportamiento de Ep(R) y p


~ bajo una Transformación de Lorentz
Desde cierto Sistema de Referencia S vemos, en el instante t0 , a una partı́cula de masa m
~ (t0 ) = r
que está en la posición r ~ moviéndose con velocidad v
~ p (t) = v
~ . Definimos su momentum
y energı́a (relativistas) de acuerdo a las Ecs. (4.1) y (4.14), respectivamente. Ahora bien, nos
gustarı́a saber qué energı́a y momentum mide un observador S 0 (como siempre, con velocidad
constante v~ R = vR x̂ respecto de S), y, en particular, cómo se relacionan sus medidas, (E 0 , p ~ 0 ),
con el par (E, p ~ ). Pues bien, ya que el observador S 0 mide una velocidad v ~ 0 a la partı́cula,
este problema se reduce a escribir sus cantidades dinámicas , 29

E 0 = γv~ 0 mc2 y ~ 0 = γv~ 0 m~


p v0,
27 2
En FN tenemos que p ~ = m~ v y E = m~v /2, por lo que el equivalente newtoniano de la Ec. (4.19) es
~ 2
Ep = /2m, relación claramente inaplicable para partı́culas sin masa.
p
28
Esta conclusión explica nuestro resultado de la Ec. (4.10) para el caso especı́fico de una fuerza constante.
29 (R)
En adelante escribiremos Ep = E, a menos que su contraparte newtoniana pueda causar confusión.

71
~ , γv~ = (1 − v~ 2/c2 )− /2 y, eventualmente, γR = (1 − v~ R2 /c2 )− /2 , el factor de
1 1
en términos de v
Lorentz asociado al cambio de coordenadas entre S y S 0 . Usando la Ec. (2.26) para las com-
ponentes de v~ 0 tenemos
~ 02 = vx02 + vy02 + vz02
v
~ 2 )(v 2 + v 2 )
h i
= (1 − βx βR )−2 (vx − vR )2 + (1 − β R y z
!
−2 v~ 02
=⇒ γv~ 0 = 1 − 2
c (4.21)
= (1 − βx βR ) (1 − βx βR )2 − (βx − βR )2 (βy2 + βz2 )
 

2 2
(1 − β~ )(1 − β ~ )
R
= 2
(1 − βx βR )
∴ γv~ 0 = γR (1 − βx βR )γv~ .
De este modo, el observador S 0 mide una energı́a
E 0 = γv~ 0 mc2
= γR (mγv~ c2 − mβx γv~ c2 )
(4.22)
E0
 
E
=⇒ = γR − βR px ,
c c
en que px = mγv~ vx es la componente x del momentum medido por el observador S. Ası́mismo,

p0x = γv~ 0 mvx0


 
vx − vR
= γR (1 − βx βR )γv~ m
1 − βx βR
= γR (mγv~ vx − mγv~ vR )
 
E
= γR p x − β R , (4.23)
c
y p0y,z 0
= mγv~ 0 vy,z
vy,z
= mγR (1 − βx βR )γv~
γR (1 − βx βR )
= mγv~ vy,z
= py,z
Definimos entonces el Cuadri–momentum de una partı́cula como P = (E/c, px , py , pz ) y ob-
servamos que sus componentes vistas desde distintos SR se relacionan matricialmente, de
acuerdo a
 0    
E /c γR −βR γR 0 0 E/c
 p0x   −βR γR γR 0 0    px 
 
 0 =
 py   0 0 1 0   py 
0
pz 0 0 0 1 pz (4.24)
o bien P 0 = ΛP
=⇒ P = Λ−1 P 0 ,
es decir, el objeto cuadri–momentum P transforma linealmente y bajo la misma regla que la
cuadri–coordenada R, i.e., de acuerdo a una Transformación de Lorentz, Ecs. (2.24)–(2.25).

72
Comentarios:

? Se dice, a la luz de la cuadri–coordenada R = (ct, r


~ ), que E/c y p
~ son, respectivamente,
la componente temporal y la componente espacial del cuadri–momentum P.

? Definimos el cuadrado del cuadri–momentum de manera similar al intervalo, como P 2 =


~ 2 , antecediendo un signo – al cuadrado de la componente vectorial. Es fácil
(E/c)2 − p
obtener que

~ 2)
P 2 = m2 γv~2 (c2 − v
(4.25)
= (mc)2 ,

es decir, P 2 es una cantidad invariante bajo TL. (Obviamente, el producto de dos can-
tidades invariantes, m y c, es también invariante.)

? Los objetos más básicos con los que se trabaja en Fı́sica Relativista son aquellos que (i) son
invariantes (como m, c o la carga eléctrica q), o que (ii) transforman linealmente bajo
una TL (como R o P). Estos últimos se conocen con el nombre genérico de Cuadri–
Vectores.

? Se puede definir objetos más complejos (i.e., con más de cuatro componentes) y hacer
Fı́sica con ellos. En aras de satisfacer el Primer Postulado de Einstein (§4.1) estos obje-
tos (conocidos en general como Tensores, T ) deben mezclarse linealmente bajo una TL.
En sı́mbolos simplificados dirı́amos que las 4n componentes de un Tensor T vistas en
el SR S 0 se relacionan con sus componentes en el SR S de acuerdo a una relación del
tipo T 0 = (Λ)n T , en que Λ es la Matriz de Lorentz que relaciona a las coordenadas de
ambos SR 30 .

4.5. Fotones
En la primera etapa de este curso estudiamos la interacción de los campos eléctrico y
magnético con un conjunto de partı́culas cargadas, todos contenidos en un volumen arbitrario
~ = E(~
V limitado por la superficie SV . Para nuestros fines, los campos E ~ r , t) y B
~ = B(~
~ r , t)
se deben a distribuciones de cargas y corrientes remotas, pero satisfacen localmente las EM.
Ası́, el conjunto de N partı́culas tiene un momentum lineal total
N
X N
X
~p =
p ~i =
p ~i
mi v (Para un total de N partı́culas) , (4.26)
i=1 i=1

y una energı́a (cinética) total 31 ,

N N
X X 1
Kp = Ki = ~ i2 ,
mi v (4.27)
2
i=1 i=1
30
El estudio de otros Cuadrivectores y Tensores asociados a ellos excede el objetivo de estos apuntes.
31
Tanto el momentum como la energı́a cinética en sus versiones no relativistas.

73
que satisfacen las ecuaciones (Griffiths, 1999)


I
d ~
(~ ~ EM ) =
pp + p T · dA
dt SV
I (4.28)
d ~ · dA
~,
(Kp + UEM ) = S
dt SV

en que
Z Z
~ EM =
p ~EM dV
P y UEM = uEM dV , (4.29)
V V

corresponden, respectivamente, al momentum y energı́a electromagnéticos contenidos en el


volumen V , obtenidos a partir de la integración de las respectivas densidades,

1 ~2 B ~2
~EM = µ0 0 S
P ~ y r , t) = 0 E
uEM (~ + .
2 2µ0
←→
Asimismo, las integrales de superficie, tanto del Tensor de Maxwell 32 T como del vector de
~ r , t) = E×
Poynting S(~ ~ B~
/µ0 , dan cuenta de los flujos de energı́a y momentum electromagnéticos
a través de la superficie SV . Con esto, las Ecs. (4.28) dicen que la cantidad total de energı́a
y momentum contenidos en el volumen V , debidos a partı́culas y campos, son constantes, a
menos que un flujo de ellos a través de SV los haga cambiar.
Cuando los campos electromagnéticos presentes en V se deben a la propagación de una Onda
Electromagnética Periódica y Plana (OEMPP) 33 en el vacı́o, sus valores en cada punto r ~ e
instante t vienen dados por

E(~ ~ 0 sin(~k · r
~ r , t) = E ~ − ωt)
(4.30)
B(~ ~ 0 sin(~k · r
~ r , t) = B ~ − ωt) .

Cuando usamos estos campos para evaluar las cantidades de la Ec. (4.29) obtenemos, luego
de promediar en un ciclo,
Z 
0 ~ ~ 
~ EM =
p |E0 ||B0 |k̂ dV
V 2
!
~2
0 E 0 (4.31)
= V k̂
2c
1 ~2
UEM = 0 E0V ,
2
donde V es, insistimos, el volumen donde interactúan las partı́culas con los campos. Notamos
que el momentum y la energı́a electromagnética satisfacen siempre

pEM | ,
EEM = c|~ (4.32)

independientemente del volumen considerado, algo que nos recuerda a la relación Energı́a–
Momentum de una partı́cula relativista sin masa, Ec. (4.20), salvo que ahora no estamos
32
Este es un objeto matricial que depende localmente de los campos E ~ y B.
~ El producto punto de una

→ ~
matriz ( T ) y un vector (dS) resulta en otro vector.
33
Esto es, ~k × E ~ y ~k × B
~ = ωB ~ donde ω es la frecuencia angular y k = |~k| = 2π/λ es el número de
~ = (ω/c2 )E,
onda (k̂ corresponde a la dirección de propagación de la onda). No es difı́cil obtener que ω = c|~k| y c|B
~ 0 | = |E
~ 0 |.

74
hablando de una partı́cula, sino de una onda. Consideremos, para esclarecer esta aparente
coincidencia, el caso en que dentro de V no hay partı́culas materiales 34 , sino sólo campos; nos
preguntamos, entonces, cuándo, en qué caso, el análisis que nos llevó a la Ec. (4.32) se parece
a lo que obtendrı́amos para una partı́cula, entendida ésta como un ente puntual. La respuesta
obvia es que esto ocurre cuando el volumen V tiende a cero. Ası́, el análisis de los campos
~ y B
E ~ incluye dentro de sı́, como un caso lı́mite, la posibilidad de interpretar a la OEM
como un conjunto de partı́culas sin masa que, por lo tanto, se mueven con velocidad c (¡la
misma velocidad de propagación de la OEM!). Ahora bien, hay un problema que vulnera
peligrosamente la idoneidad de esta interpretación corpuscular de una OEM: si los entes cuya
energı́a y momentum satisfacen la Ec. (4.32) son efectivamente partı́culas, entonces deben
sobrevivir como tales al lı́mite V → 0; vemos, sin embargo, que entonces obtenemos UEM = 0
y |~
pEM | = 0, perdiendo todo sentido dicha relación.

4.5.1. Postulado de Planck


Reconocemos que es de toda lógica el hecho que la energı́a y momentum electromagnéti-
cos contenidos en un volumen V → 0 sean nulos, a fin de cuentas la dinámica de los campos
electromagnéticos trata con ondas, las cuales distribuyen su energı́a y momentum sobre una
región. Lo contrario, un punto con energı́a y momentum, es precisamente una partı́cula. Pues
~ y B.
bien, no existen tales partı́culas en la concepción maxwelliana de los campos E ~ La des-
cripción ondulatoria de estos campos se conoce como Clásica, en contraste con su contraparte
Cuántica, que es la inaugurada por el Postulado de Planck (PP) 35,36 .

Fue a raı́z de un asunto muy particular 37 que en Diciembre de 1900 el Fı́sico alemán Max
Planck postuló que, conforme el volumen V tiende a cero tiene que contener una cantidad
finita de energı́a, la cual viene dada por 38

lı́m UEM = hf
V →0 (4.33)
≡ Eq ,

en que f = ω/2π es la frencuencia de la OEM (Ec. (4.30)) y h ' 6.63 × 10−34 [J s] es un número
conocido como Constante de Planck 39 . Vemos que h tiene una magnitud muy pequeña, al
menos usando las unidades del SI, por lo que cabe indagar cuán pequeña es efectivamente la
cantidad hf . Consideremos la máxima Intensidad de energı́a que pueden portar, de acuerdo
a la norma chilena 40 , las ondas de la Banda GSM (Red de Celulares, con frecuencias fcel ∼
109 [Hz]) en torno a los llamados lugares sensibles (hospitales, asilos de ancianos, jardines
infantiles, etc.). Dicha intensidad máxima, IEM = 10 [µW/cm2 ] = 10−1 [W/m2 ], equivale a la
34
Este es sólo un término ad–hoc; nos referimos a las partı́culas que originan el momentum p ~ p y la energı́a
cinética Kp de las Ecs. (4.26)–(4.28).
35
Clásica, tradicional, en el sentido de pre-cuántica.
36
La Mecánica Cuántica se funda en la asimilación de las nociones de onda y partı́cula, concibiendo a las
ondas como una colección de partı́culas (lo que mostramos en esta sección) y a las partı́culas como estados
ondulatorios.
37
Se trata del Problema de la Radiación de Cuerpo Negro. Para más detalles véase (Eisberg y Resnick, 1989,
Cap. 1).
38
La notación Eq expresa el hecho que esta energı́a es de carácter cuántico (quantum).
39
La Constante de Planck reducida, ~ = h/2π (léase h barra), es una de las Constantes Fundamentales de
8 m
 
la Naturaleza. Entre ellas también están la velocidad de la luz en el vacı́o, c ' 3.00 × 10 s
, la carga del
electrón, e ' 1.6 × 10−19 [C], y la Constante de Gravitación Universal, G ' 6.67 × 10−11 Nm /Kg2 .
2

40
Véase http://antenas.subtel.cl/LeyDeTorres/preguntas.

75
magnitud promedio del Vector de Poynting,
~ = 0 cE~ 02/2 ,
IEM = |S|

el cual se relaciona con la energı́a electromagnética contenida en un volumen V según


1 ~2
UEM = 0 E 0
2
~ (4.34)
|S|V
= .
c
Ası́, un cubo de lado a contiene una energı́a

UEM ' (3.3 × 10−10 )a3 [J/m3 ] ,

de modo que Eq = hfcel ' 7.0 × 10−25 [J] es una energı́a que cabrı́a en un cubito de lado
ac ∼ 10µ (radio de una célula). Con esto, el PP establece, como novedad, que cubitos de lado
a < ac contienen una energı́a que no disminuye con a, sino que se mantiene fija en Eq = hf .
Gracias a esto, concluimos, la energı́a contenida en un punto (V → 0) es, en efecto, finita e
igual a hf . En otras palabras, dicho punto es una partı́cula electromagnética, llamada fotón,
cuya energı́a y momentum vienen dadas, de acuerdo a la Ec. (4.32), por
Ef h
Ef = hfOEM , pf = = (4.35)
c λOEM
en que fOEM = f y λOEM = λ = c/f son la frecuencia y la longitud de la OEM de la Ec. (4.30).
Podemos definir el volumen crı́tico V = Vc como aquél que, dados E ~ 2 y f , contiene energı́a
0
exactamente hf del fotón asociable a esa OEM. En sı́mbolos,
1 ~2 2hf
0 E0 Vc = hf =⇒ Vc = .
2 ~2
0 E0

Ası́, para saber la energı́a y momentum que contiene un volumen V . Vc no podemos usar
las fórmulas clásicas de la Ec. (4.31), debiendo reemplazarlas por
hf h
UEM → Ef = hf y ~ EM → p
p ~f = k̂ = k̂ .
c λ
Entonces, puesto que el momentum y la energı́a clásicos son proporcionales al volumen, y este
puede escribirse, aproximadamente, como nVc concluimos que
 
1 ~2
UEM = 0 E0 nVc
2
= nEf
~2
! (4.36)
0 E 0
~ EM =
p nVc
2c
= n~
pf ,

en que n es un número entero grande que corresponde a la cantidad de fotones con que
modelamos el momentum y la energı́a de la OEM. La Ec. (4.36) expresa el hecho que la
energı́a (de una OEM) está cuantizada, pudiendo tomar sólo valores que sean múltiplos de
una cantidad fundamental, hf , la energı́a de un fotón (o quanto de energı́a electromagnética).

76
La hipótesis cuántica (Ec. (4.36)) consiste en tratar a la energı́a y el momentum
de una OEM como variables discretas.

Aclaración: El PP establece que volúmenes V ≤ Vc contienen una energı́a hf , fija; gracias a


esto, en el lı́mite V → 0 tenemos un punto con energı́a y momentum (es decir, la partı́cula
fotón). Ası́, sólo para V > Vc podemos suponer que Vc corresponde al volumen de un fotón,
diciendo que la OEM tiene la energı́a y momentum de n = V /Vc fotones. Es claro que esta
interpretación es confusa para volúmenes menores que Vc , ya que la idea de cuantización im-
pide hablar de fracciones de fotón.

¿Cómo no nos dimos cuenta antes de esto? Es simple: la textura discreta de la energı́a y
el momentum de una OEM es inapreciable cuando consideramos volúmenes grandes, pudien-
do verse su carácter discreto sólo al estudiar volúmenes pequeños. Esto es similar a lo que
ocurre cuando vaciamos un balde de arena en la playa: vista desde lejos, puede parecer como
la caida de un lı́quido (un continuo). Pero las cosas se ven muy distintas cuando tomamos un
poco de arena en las manos; entonces distinguimos claramente que está formada por pequeñas
unidades fundamentales, los granos. Dirı́amos que los granos son los quantos de arena.

Lección Epistemológica. Si bien el PP establece novedades sobre la naturaleza de la energı́a y


el momentum, destacamos que no desmiente nuestro conocimiento empı́rico sobre el asunto.
Todo lo que se sabı́a al respecto antes del año 1900 provenı́a del estudio de fenómenos ma-
croscópicos (quizás el mejor ejemplo de esto es el desarrollo de la Radiofonı́a), no teniendo los
fı́sicos de esos tiempos noticias directas sobre lo que realmente ocurre en escalas pequeñas (di-
gamos ac ). Ası́, concluimos, la teorı́a que habı́a de nacer con el PP (la Mecánica Cuántica)
se aplica naturalemente al dominio de bajas dimensiones (longitudes moleculares y menores),
debiendo reducirse a los resultados de la mecánica newtoniana cuando se aplica a dimensiones
mayores. (En §2.2 demostramos que la TL se corresponde del mismo modo con la TG.) Por
último, y sólo para ilustrar, la Tabla 4.1 muestra qué áreas de la Fı́sica cubre cada dominio
fenomenológico, según la escala y las velocidades involucradas.

Escalas/Velocidades Lento, v/c  1 Rápido, v/c . 1


Fı́sica Newtoniana, Electromagnetismo,
Grande, d  λOM
Termodinámica Relatividad Especial y General
Mecánica Cuántica No–Relativista, Mecánica Cuántica Relativista,
Chico, d . λOM
Ecuación de Schrödinger Teorı́a Cuántica de Campos

Tabla 4.1: Áreas de estudio de la Fı́sica según escalas y velocidades. Denotamos con d la dimensión tı́pica del
objeto estudiado, mientras que λOM se refiere a la longitud de Onda de Materia asociada a dicho objeto (un
tema que estudiaremos en la unidad Fundamentos de Mecánica Cuántica).

4.5.2. Efecto Doppler Relativista


Lo que sigue es una aplicación de nuestros primeros resultados de FR, que, conjugados
con el PP, nos permitirán saber cómo cambia la frecuencia f = ω/2π de una OEMPP (como
aquella de la Ec. (4.30)) con la velocidad relativa entre su fuente emisora y el observador que
la detecta. Para fijar el lenguaje que usaremos, consideremos que la fuente F emite hacia la
derecha una señal con frecuencia f . Todos los observadores en reposo respecto de S detectan la
misma frecuencia. Del mismo modo que el movimiento relativo entre la fuente y el observador
afecta la percepción de la frecuencia de las ondas sonoras (tal es la causa), esperamos que algo

77
similar ocurra con la frecuencia de las OEM. Ahora bien, ya que las velocidades involucradas
en el primer caso son bajas podemos realizar  m nuestro análisis usando la TG 41 (la velocidad
3

del sonido en un sólido es del orden de 10 s , a su vez mucho mayores que las velocidades
entre los humanos que emiten y perciben estas ondas); sin embargo, al tratar con OEM
involucramos a la velocidad de la luz, c, por lo que debemos basar nuestro análisis en la TL.
Si bien la relación de frecuencias puede obtenerse a partir de consideraciones cinemáticas 42 ,
nosotros preferimos aplicar lo que aprendimos en §4.4.1 y §4.5.1. Ası́, en el SR inicial (S)
registramos, de acuerdo al PP, fotones cuya energı́a y momentum vienen dados por

E/c = hf/c , px = +hf/c , py,z = 0 , (4.37)

mientras que el SR S 0 , con velocidad relativa v


~ R = vR x̂ (en principio hacia la derecha, en el
mismo sentido que el fotón), percibe fotones con una energı́a

E 0/c= γR (E/c − βR px )
(hf/c − βR hf/c)
= p (por el PP)
1 − v~ 2/c2
hf 0 hf/c
(4.38)
=p (1 − vR/c)
c (1 − vR/c)(1 + vR/c)
s
1 − vR/c
=⇒ f0 = f ,
1 + vR/c

donde βR ∈ [−1, 1]. La Fig. 4.4 muestra esta relación para velocidades relativas que van entre
−c y c (aún cuando, sabemos, ningún SR ni partı́cula pueden viajar a esta velocidad). En
particular nos interesan los casos lı́mite βR = ∓1.
f'/f
7

-1.0 -0.5 0.0 0.5 1.0


βR

Figura 4.4: Relación entre las frecuencias propia y percibida para valores positivos (alejamiento relativo entre
fuente y observador) y negativos (acercamiento relativo) de βR . Obviamente las frecuencias son iguales cuando
la velocidad relativa es cero.

El primero de ellos, βR = −1 (acercamiento relativo), supone el equivalente electromagnéti-


co del Mach 1 43 , aquel en que toda la energı́a de la OEM es percibida instantáneamente por
el observador (f 0 → ∞); ası́, de acuerdo al PP, este fotón con energı́a E 0 ∝ f 0 infinita es
41
Véase (Alonso y Finn, 1970a), Cap. 18
42
Véase (Serway, Moses, y Moyer, 2005), Cap. 1.
43
Esto es, cuando la fuente (S) alcanza la velocidad del sonido (en principio, con el observador en reposo),
pero en este caso suponemos que la fuente está en reposo y es el observador (S 0 ) quien va a su encuentro, con
velocidad v~ R → −cx̂.

78
equivalente al estruendo causado por los aviones que alcanzan la velocidad del sonido. Por
otra parte, cuando el observador se aleja con velocidad vR → c percibe una onda con fre-
~ y B)
cuencia nula, equivalente a una oscilación (de los campos E ~ con periodo infinito, algo
muy parecido a no percibir la OEM (o fotones con energı́a cero). Este resultado es similar
a lo que obtendrı́amos si aplicáramos directamente la TG, pues la onda nunca alcanzarı́a al
observador.

4.6. Procesos en Fı́sica de Altas Energı́as


En esta sección estudiamos la aplicación de la Dinámica Relativista al estudio de procesos
tı́picos de la Fı́sica de Altas Energı́as. Primero, y para fijar lenguaje, definimos como tal al
dominio de fenómenos donde las energı́as cinéticas de las partı́culas son al menos comparables
que sus energı́as en reposo. Por ejemplo, un electrón, una de las partı́culas elementales más
livianas 44 , tiene una 2
 energı́a en reposo E0e = me c ' 0.51 MeV. Si su velocidad es, digamos,
−4 4 m
de 10 c ∼ 10 s , tendrá una energı́a cinética igual a
h i
−1/2
Ke(R) = me c2 (1 − v~ e2/c2 ) −1
 
1
= 0.51 √ −1
1 − 10−8
= 0.51 × (0.00000005)
= 2.6 meV , (4.39)
 2
1 ~e
v
Ke(N) = me c2 (usando FN)
2 c2
= 0.5 × 0.51 × (10−4 )2
= 2.6 meV ,

es decir, (i) mucho menor que E0e , (ii) con Ke(R) = Ke(N) , ante lo cual, (iii) conviene usar la
fórmula newtoniana (sólo por simplicidad). En la Fig. 4.3b vemos que los regı́menes newto-
niano y relativista de la energı́a cinética se distinguen 45 a partir de velocidades en torno
a 0.4c. Luego, partı́culas con velocidades por debajo de 0.1c pueden considerarse lentas (al
menos para estos fines).

4.6.1. Problema de Dos cuerpos en Fı́sica Relativista


Conservación del Momentum Relativista Total
Al definir Fuerza como la acción que varı́a el momentum de un sistema entendemos que
cuando ésta es cero dicho momentum se conserva. Esta aseveración puede seguirse directamen-
te de la Tercera Ley de Newton, pero esta vez aplicada como postulado a un sistema.Cuando
dos partı́culas colisionan es claro que varı́an su momentum, pero no es claro cómo lo hacen.
44
Dato: las partı́culas masivas más livianas conocidas son los neutrinos. Sus energı́as en reposo están en torno
a 0.1 eV.
45
Esto es lo que constatamos al inspeccionar visualmente la Fig. 4.3b. En la práctica, qué régimen debe
usarse depende de la precisión de los instrumentos que usemos para medir la energı́a cinética de la partı́culas.
Por ejemplo, un electrón (ahora con me = 0.5109989461 [MeV/c2 ]) que se mueve con velocidad de 10−2 c tiene
(N) (R)
Ke = 25.5499 eV y Ke = 25.5519 eV, lo cual demanda una precisión de al menos 10−3 eV para decidir si lo
tratamos como una partı́cula lenta (newtoniana) o rápida (relativista).

79
Hace falta la observación que esta Fuerza, ahora de contacto, que se ejercen los cuerpos es
igual y opuesta en dirección, de modo tal que lo que gana un cuerpo en momentum el otro
necesariamente tiene que perderlo. Aún cuando Newton midió (y cualquier estudiante puede
hacerlo) que la cantidad
m1 v~ 1 + m2 v
~2
era constante en una colisión, reconocemos que su genialidad estuvo en saber definir el mo-
mentum lineal, a fin de cuentas, como aquella cantidad permanece constante en este caso.

Conservación de la Energı́a Relativista Total


4.6.2. Efecto Compton

80
Bibliografı́a

Alonso, M., y Finn, E. (1970a). Fı́sica, Volumen II: Campos y Ondas.


Alonso, M., y Finn, E. (1970b). Fı́sica, Volumen I: Mecánica.
Einstein, A. (1905). On the electrodynamics of moving bodies. Annalen Phys., 17 , 891-921.
([Annalen Phys.14,194(2005)]) doi: 10.1002/andp.200590006
Eisberg, R., y Resnick, R. (1989). Fı́sica Cuántica: Átomos, Moléculas, Sólidos, Núcleos y
Partı́culas. Editorial Limusa.
Griffiths, D. J. (1999). Introduction to Electrodynamics. 3rd Edition. Prentice Hall.
Serway, R., Moses, C., y Moyer, C. (2005). Modern Physics, Third Edition.

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