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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

FACULTAD DE EDUCACIÓN
Curso: EDU0176-1 –Didáctica de la música I
Docente: Pamela Puentes

Ensayo
¿Cómo se debe abordar la emocionalidad en el aula musical?

○ Valenzuela, Francisco

Fecha de entrega: 2 de abril, 2018


Mientras avanzamos en el saber pedagógico el camino resulta cada vez más
complejo, partimos desde una sola carretera, en la cual nos sentimos bastante cómodos ya
que creemos conocerla. En esta están presentes todas nuestras representaciones del “ideal
docente”, sin embargo cada clase, cada texto, cada experiencia nos abre desvíos que no
podemos dejarlos pasar. Es necesario entrar en cada elemento de la enseñanza,
desmenuzarla, apropiarnos de ese conocimiento y generar conclusiones que conecten
todas las vías. Bajo esa idea se desarrolla este ensayo, el cual pretende abordar la
problemática de la inteligencia emocional, individual y social, en la música.

La idea del sujeto integral, presente de manera general en el currículo de los últimos
cincuenta años en la cultura occidental, genera una interrogante de manera constante a
través de los años, ¿Por qué es importante enseñar cierta disciplina en las escuelas?. Sin
embargo, una vez se considera resuelta de manera positiva ésta, nacen otras más, el “como
enseñar” y el “que enseñar”. En este caso abordare el “como”, desde una perspectiva
actitudinal que está presente tanto para el alumno (bases curriculares) como para el
docente (marco para la buena enseñanza). De este aspecto curricular, me gustaría
centrarme en el área emocional, presentando la siguiente interrogante: ¿Cómo se debe
abordar la emocionalidad en el aula musical?. Para encontrar respuestas nos centraremos
en dos focos, la música como recurso fundamental para el desarrollo psíquico-emocional,
y la perspectiva histórica social del tema.

El fenómeno artístico siempre ha sido relacionado, de manera consiente o no, ha


conceptos como belleza, satisfacción o expresión. Algunos han variado bastante, pasando
por grandes crisis, la última y más influyente en nuestros días, el post modernismo que
quebró todas las bases del concepto artístico mas retrogrado, justamente las que lo
relacionaban con la belleza como un canon predefinido, por ejemplo. Así como en las
ciencias los nuevos descubrimientos cambian los contenidos curriculares, estas
problemáticas artísticas han traído, o deberían, traer cambios en nuestras aulas. Sin duda
han cambiado, el objetivo ya no es que el alumno sea un cantante para el coro de la iglesia,
ni que estudie flauta durante 8 años. Hoy en día los modelos y enfoques más usados
parecieran estar centrados en llevar a los alumnos hacia el fenómeno artístico de manera
amplia, poniendo énfasis en la experiencia, sin dejar de lado el contenido. Sin embargo una
vez más se percibe la silla coja, muchas veces la bajada curricular aplica esta experiencia
artística de forma superficial, centrándose solo en habilidades y concepciones concretas,
dejando de lado el aspecto abstracto y emocional del arte. No se trata de sumarle ítems al
currículo establecido, o de cambiarlo, sino de pintarlo con tonos verdaderamente artísticos,
para que la esencia del arte este siempre presente. “Nos interesa especialmente desde esta
perspectiva, el que la música nos ayuda en nuestro desarrollo psíquico y emocional,
proporcionándonos el equilibrio necesario para alcanzar un nivel adecuado de bienestar y
felicidad”(Lacárcel, J. 2003), está es aquella esencia, no se puede definir arte, pero si
sabemos que nos acerca al fenómeno artístico, alcanzar la emocionalidad.

En las últimas décadas ha surgido una corriente pedagógico musical basada en los
aportes de la música para el desarrollo cognitivo. Es una de las principales respuesta
cuando, hoy en día, contestamos porque es importante enseñar música. Sus aportes son
determinantes y muy positivos, expandiendo su implicancia a la inter pedagogía, como
modelo de conexión entre los cursos en la escuela. La música solo como herramienta para
el desarrollo de otras disciplinas es el hilo fino con el cual muchas escuelas hoy en día se
confunden. La música tiene un valor en sí misma, y este valor es esencial para alcanzar lo
anteriormente planteado, solamente el arte nos puede llevar a construir una vida donde no
todo es una meta, no todo es competitividad, no todo es “útil”, y lo “inútil” es vital.

Por otro lado, el aspecto socializador de la música es otro elemento que muchas
veces se nos queda en el tintero a la hora de pensar la clase de música. Aquí cabe
mencionar un concepto musical, el empastar una orquesta, muchas veces esto hace la
diferencia entre una orquesta profesional y otra de menor calidad. Esto es lo que pasa con
la socialización musical, muchas veces creemos que haciendo tocar una canción entre todo
el curso, o en pequeños grupos, estamos generando socialización. Se trata de diferenciar
entre trabajo cooperativo y colaborativo. Pero también mucho más, desde hace bastante
tiempo en chile ya existían personas que nos develaban cuales eran las claves del proceso
“Al participar el ser humano en estas actividades, paulatinamente va formando parte de los
hilos de una red invisible de afectos, sociabilidad, amor, que lo apartan del individualismo
egoísta y lo lleva a practicar la sociabilidad innata en el hombre y a considerar a los seres
que la rodean, necesarios a la existencia y felicidad; deja de ser el yo separado y pasa
formar parte de un todo ya más civilizado, porque tiene en si las fuerzas y valores suficiente
para lograr las más altas manifestaciones tanto espirituales como sociales.”(Pezoa, N.
1960). Podemos observar que el aspecto social que se debiese exigir en el aula de música
es mucho más profundo y valórico que a lo que estamos acostumbrados. La música nos
permite que los seres humanos nos influenciemos unos a otros de manera determinante,
emocional, intima.
Como conclusión a la problemática es importante entender que no se puede llegar
a realizar una pedagogía emocional artísticas sino somos artistas, tanto el profesor como
el alumno. Y no me refiero a la negación de producir guitarristas, artistas visuales, actores,
etc., sino a una concepción mucho más profunda, entendiendo un artista como una persona
que ama:

“Si no amas, no conocerás el universo, porque el árbol, el mar y la noche no son


entendidos sino por el amador.

El minero rompiendo no conoce sus montañas, pero tú , cantor que le cantaste, tu


si, la calaste con tu ternura...

…Sin amor, tu inteligencia da monstruos o da muertos; y tu fe quema, y tu trabajo


es brutal servidumbre.” (Mistral, G. 1919)

Estas son palabras que Mistral dedica, entre tantas otras, a los docentes, de todas
las disciplinas en general, son un llamado al aspecto valórico y emocional que sigue sin
contestar el currículo nacional.

Bibliografía

Pezoa, N. (1960). Educación musical: Importancia de la Educación musical en las


escuelas primarias y sus proyecciones en la comunidad.. Revista Musical Chilena, 14(70),
p. 84-85.

Lacárcel, J. (2003) Psicología de la música y emoción musical. Revista educatio


N20-21 diciembre p. 221

Mistral, G. (1919) Legado de Gabriela Mistral, colección archivo del escritor,


biblioteca nacional de chile.

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