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PRINCIPIOS RECTORES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

LABORAL

Los principios rectores del derecho administrativo laboral, encuentran su


base en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
persiguiendo así, la eliminación de trabas procesales y formalismos de que
están llenos los procesos judiciales y extrajudiciales; tal como lo preceptúa su
artículo 26, de la siguiente forma:

“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de


administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles.”

Inherente a ello, dentro de la carta magna se consagra como principio y


derecho civil fundamental el debido proceso, ya que constituye una garantía
propia del ser humano y en consecuencia aplicable a cualquier proceso o
procedimiento. En este sentido, el derecho al debido proceso ha sido entendido
como el trámite que permite oír a las partes, de la manera prevista en la Ley, y
que ajustado a derecho otorga a las partes el tiempo y los medios adecuados
para imponer sus defensas; quedando dispuesto dentro de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, de la siguiente manera:

“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones


judiciales y administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en
todo estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona
tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le
investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los
medios adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas
obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona
declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley.
2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo
contrario.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de
proceso, con las debidas garantías y dentro del plazo razonable
determinado legalmente por un tribunal competente, independiente e
imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o
no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un
intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces
naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las
garantías establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna
persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien
la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o por
comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o
declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o
pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad.
La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de
ninguna naturaleza.

6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que


no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes
preexistentes.
7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos
hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o
reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo
u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la
particular de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la
magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar
contra éstos o éstas.”

Asimismo, el artículo 257 precisa una definición constitucional del


proceso, acorde a la cual este es el medio para la realización de la justicia, no
obstante el mismo es pleno en garantías y principios que deben ser cumplidos
a cabalidad, para la obtención de resultados justos y efectivos, a través de la
aplicación del supra definido debido proceso; quedando redactado de la
siguiente manera:

“Artículo 257. El proceso constituye un instrumento fundamental


para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán
la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán
un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia
por la omisión de formalidades no esenciales.”
En base a lo ya citado, se despliega toda una legislación en materia
procesal y laboral que definen y profundizan en la aplicación de los principios
rectores de los procedimientos judiciales y extrajudiciales, es por ello que se
hace necesario hacer referencia, en primer lugar, al Decreto con Rango Valor y
Fuerza de Ley de Simplificación de Trámites Administrativos el cual se
fundamenta en los principios de legalidad, simplicidad, transparencia, celeridad,
eficacia, eficiencia, rendición de cuentas, solidaridad, presunción de buena fe
del interesado, responsabilidad, entre otros; y cuya finalidad es la de
racionalizar y optimizar las tramitaciones que realizan las personas ante la
administración pública nacional, estadal o municipal, todo ello con el objeto de
mejorar su eficacia y eficiencia y lograr resultados óptimos y pertinentes.

El Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley ya identificado basa todo


su Título III en definir y dictar las directrices para la correcta aplicación de los
principios descritos en él, determinando que el diseño de los referidos trámites
administrativos deben ser realizados de manera que los mismos sean claros,
agiles, racionales, pertinentes, útiles y de fácil entendimiento para el colectivo,
aupando la cooperación interinstitucional entre los órganos y entes de la
Administración Pública.

En concordancia a ello, la Ley Orgánica de Procedimientos


Administrativos establece en su artículo 30, lo siguiente:

“Artículo 30. La actividad administrativa se desarrollará con arreglo


a principios de economía, eficacia, celeridad e imparcialidad.”

En el mismo orden de ideas, la Ley Orgánica Procesal del Trabajo


(LOPTRA), fundamentándose en nuestra carta magna, orienta la actuación del
derecho procesal del trabajo en los principios de gratuidad, accesibilidad,
imparcialidad, idoneidad, transparencia, autonomía, independencia y
responsabilidad.

En este sentido, la supra mencionada Ley, garantiza el funcionamiento


de una jurisdicción laboral autónoma y se le otorga a los tribunales del trabajo
la facultad para conocer exclusivamente de todos aquellos asuntos
contenciosos que se deriven del hecho social del trabajo.

Uno de los principales principios desarrollados por la LOPTRA y que tiene


un carácter innovador dentro de los procesos judiciales es el de la oralidad
aludiendo a un proceso en el que predomina la palabra hablada sobre el medio
escrito, en el cual toma un rol preponderante, pues es exigible por mandato
constitucional, siendo la mejor vía para facilitar y permitir al juez la mejor
conducción del proceso, reduciendo la problemática que conlleva un proceso
netamente escrito, al tratar verbalmente, en pocos actos conjuntos, obligatorios
y concentrados, todo lo debatido, quedando reducido el uso de lo escrito a los
actos realizados, a la documentación de la sentencia y a la síntesis de aquellos
actos.

Los actos principales del proceso laboral se efectúan de manera oral,


como serían la audiencia preliminar en su actividad de mediación, la
declaración de testigos, la declaración de parte, alegatos de las partes al inicio
de la audiencia de juicio que representa el contenido del libelo y de la
contestación, la sentencia oral, los fundamentos o razones de las apelaciones o
de la formalización, según se trate; la manera más clara en que se concreta
este principio se encuentra en la propia existencia de un proceso oral, en el que
de forma verbal se exponen todas las alegaciones de las partes. Pero tiene
actuaciones escritas –los actos deben constar escritos y firmados–, lo que no le
hace cambiar su condición de procedimiento oral, ni tampoco calificarlo como
mixto, porque el predominio de la oralidad es determinante, la mayoría de las
actuaciones son orales, la oralidad se presenta como el elemento central,
exigiendo la presentación de las partes a una hora y día determinado, para oír
sus alegatos.

La Ley Orgánica Procesal del Trabajo, al consagrar el principio de la


oralidad en el proceso, establece lo siguiente:

“Artículo 3. El proceso será oral, breve y contradictorio, sólo se


apreciarán las pruebas incorporadas al mismo conforme a las
disposiciones de esta Ley, se admitirán las formas escritas previstas
en ella.”

En este sentido, la oralidad se impone con la finalidad de facilitar la


relación entre las partes en el proceso, entre sí y con el juez, siendo una forma
procedimental por la que se transita hasta obtener un acuerdo o sentencia.

El Tribunal Supremo de Justicia, a través de decisión emanada de la


sala de casación social, con ponencia del magistrado Luis Eduardo Franceschi
N°2469, de fecha 11 de diciembre de 2007, expresa lo siguiente:

“…la oralidad es entendida como un instrumento que permite la


efectiva realización de la justicia, el cumplimiento del fin social de
la misma y un instituto procesal fundamental porque garantiza el
principio de inmediación que a su vez humaniza el proceso,
permitiéndole al Juez obtener una percepción directa y clara de los
hechos controvertidos y a las partes una mejor defensa de sus
derechos e intereses. Tal propósito no puede ser desvirtuado para
convertirse en un rigorismo que traiga como consecuencia que
todo lo que no sea expresado oralmente carezca de validez y por
ende sea ignorado por el juzgador.”

Cabe considerar, por otra parte que la Ley Orgánica del Trabajo, de los
Trabajadores y Trabajadoras reproduce los principios constitucionales del
trabajo como hecho social contenidos en el artículo 89 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Estos principios constituyen una guía para
la interpretación y aplicación de ambas normativas: la legal y la constitucional.

Estos principios son de lectura directa, tal como se transcribe a


continuación:

“Principios
Artículo 18. El trabajo es un hecho social y goza de protección como
proceso fundamental para alcanzar los fines del Estado, la
satisfacción de las necesidades materiales morales e intelectuales
del pueblo y la justa distribución de la riqueza.
La interpretación y aplicación de esta Ley estará orientada por los
siguientes principios:
1. La justicia social y la solidaridad,
2. La intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios
laborales por lo que no sufrirán desmejoras y tenderán a su
progresivo desarrollo.
3. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas
o apariencias.
4. Los derechos laborales son irrenunciables. Es nula toda acción,
acuerdo o convenio que implique la renuncia o menoscabo de estos
derechos.
5. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de
varias normas o en la interpretación de una determinada norma se
aplicará la más favorable al trabajador o trabajadora. La norma
adoptada se aplicará en su integridad.
6. Toda medida o acto del patrono o patrona contrario a la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela o a esta Ley
es nula y no genera efecto alguno.
7. Se prohíbe todo tipo de discriminación por razones de edad, raza,
sexo, condición social, credo o aquellas que menoscaben el derecho
a la igualdad ante la ley y por cualquier otra condición.
8. Se prohíbe el trabajo de adolescentes en labores que puedan
afectar en cualquier forma su desarrollo integral. El Estado los o las
protegerá contra cualquier explotación económica o social.”

BIBLIOGRAFÍA

- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). Gaceta


Oficial No. 26.680. 30 de diciembre de 1999.
- Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Simplificación de Trámites
Administrativos. (2014). Gaceta Oficial Extraordinaria de la República
Bolivariana de Venezuela No. 6.149. 18 de noviembre de 2014.

- Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012).


Gaceta Oficial Extraordinaria de la República Bolivariana de Venezuela
No. 6.076. 7 de mayo de 2012.

- Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. (1981). Gaceta Oficial


de la República de Venezuela N° 2.818. 01 de julio de 1981.

- Tribunal Supremo de Justicia. N° de Expediente: 00-1323 N° de


Sentencia: 05. [online, revisado 20/05/2015]. Disponible en:
http://www.tsj.gob.ve/es/web/tsj/juriprudencias#

- Tribunal Supremo de Justicia. Sala de Casación Social. Nº de Sentencia:


2469. 11 de diciembre de 2007. [online, revisado 20/05/2015]. Disponible
en: http://jurisprudencia.vlex.com.ve/vid/edih-b-mart-nez-trattoria-ancora-
c-283327091.

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