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allí, precisamente allí, inició Jo-

L
o s años de Gobierno Aza-
ña, atropellando a los ca-
tólicos, hundiendo la eco-
nomía, creando problemas so-
ciales que avivaban y enfure-
TESTIMONIO sé Antonio sus iniciales proyec-
tos sobre organización política
que, después se llamó Falange
Española.
cían la lucha de clases, la des- eia de las carreteras de El Esco- jar a mi mujer en casa de nues- Pasó el tiempo, y en el primer
trucción del ejército, crearon en rial —en donde veraneaba Go- tro buen amigo Paulino García Gobierno Lerroux entró a formar
nuestra patria un clima invivi- ded— con la de La Coruña, de del Moral, y en el mismo momen- parte como ministro de Justicia,
ble. Un grupo de jefes y oficia- donde seguiríamos viaje a Sevi- to de llegar a mi domicilio la po-
les, encabezados, entre otros, don Ramón Alvarez Valdés, quien
lla, acompañándonos el coman- licía me detuvo y condujo a las
por los generales Sanjurjo, Ba- me llevó de director general de
dante Carlos Loza- - dependencias d e I
rrera y Goded, estimaron que Prisiones. Al terminar el acto de
no, a y u d a n t e de director general de
sus deberes para con la Patria la posesión quedé en el despa-
Goded. Seguridad, en don-
no estaban limitados a la defen- cho con aquel gran funcionario,
Pero la ejecución de encontré, senta-
sa de las fronteras, sino que do en un banco, a honra y prestigio del Cuerpo de
de lo acordado fue
llegaban a la guarda y perma- diferente: B a r r e r a Juan- Ignacio Luca Prisiones, Pepe Heras, y le pedí
nencia de nuestras gloriosas no nos avisó ni a de Tena que, como que me pusiese en comunicación
tradiciones histórico-políticas, Goded ni a mí de era obligado, no telefonea con el Penal.del Dueso,
morales, científicas y religiosas, la salida de Sanjur- nos saludamos ni en donde, para vergüenza de los
y a tal fin prepararon la acción con la mirada. Al españoles, vestía gl uniforme de
jo, y a mí me des-
de fuerza que hoy se conoce presidiario el excelentísimo señor
pertaron los dispa- salir Juan Ignacio
con e1 nombre de «Diez de general don José Sanjurjo y Sa-
ros que se produ- de prestar su deda-
Agosto». canell. Ordené al director del pe-
cían —sobre esto ración, e n t r é yo,
ya es público cuan- que nada declaré nal que bajase a celdas y tra-
Estaba unido a esta organi-
zación militar un numeroso gru- to ocurrió— en él porque nada sabía, jese al general al teléfono. Cuan-
po de hombres civiles, entre los Paseo de Recoletos ni conocía, a nadie, do llegó y escuchó que le de-
que destacaba con su figura y Cibeles. A la vez y terminada mi com- cía: «A sus órdenes, mi general»,
prestigiosa don Melquíades Al- llamaba por teléfo- parencia junto con su emoción, él tan incomparable-
varez y González-Posada. Había no Antonio Dubois, que me infor- Juan Ignacio nos bajaron a los mente valiente, no le permitía
en Sevilla una dirección en la maba de lo que estaba ocurrien- sótanos de aquella dependencia contestar. Ordené al director que
que gran parte de la aviación do: Barrera mandó a un buen nú- —calle de la Reina— en donde el general no volviese al cala-
militar estaba activa e inteligen- mero de militares y paisanos que éramos tantos, y casi todos ami- bozo, que, en el acto le entre-
temente representada por el te- ocupasen el Ministero de la Gue- gos, que al buen teniente Bata- gase su ropa de paisano y le qui-
niente coronel señor Acedo Co- rra y apresasen a- Azaña, opera- lla, que tenía un tiro en una pier- tase el uniforme de presidiario y
lunga. Los fines de los conju- ción que no tenía ninguna difi- na y se le había soltado un cor- quedase en su propio pabellón
rados eran la continuación del cultad porque el teniente coronel dón de la bota, ni él tenía espa- hasta que recibiese nuevas ins-
Gobierno republicano, pero con Galarza, que mandaba las fuer- cio para agacharse a sujetárse- trucciones. Después, el relato
una orientación social, dentro de zas de guardia del Ministerio, la, ni nosotros podíamos susti- está abusando de la amabilidad
un régimen austero, abierto, de- tendría abiertas las puertas que tuirle. del periódico, tuve el honor de
mocrático y veraz que restituye dan acceso a él por la calle de ordenar su traslado, embarcán-
el prestigio de la Corona ante el Prim. El Batallón de la Remonta, A los cuatro días nos llevaron dole en Santander en un buque
pueblo y que éste, en el ejerci- mandado por el extraordinairio a la Cárcel Modelo, en.donde de la marina de guerra, cuya tri-
cio de su soberanía llevase ai c a p i t á n Fernández Silvestre Juan Ignacio y yo compartimos la pulación formada ie presentó ar-
Palacio Real a don Alfonso XIII —«Bolete»— bajaría de su cuar- misma celda, y allí se produjeron
mas y desembarcar en Valencia
y su Real Familia. tel y tomaría el Palacio de Comu- las siguientes destacablss cosas,
donde al ingresar en un edificio
nicaciones, y Sanjurjo, con Sevi- que el lector apreciará: Nuestro
militar que previamente se había
Cuando aquellos directivos es- lla en su mano, iniciaría su triun- régimen de prisión, impuesto por
preparado con las comodidades
timaron que el momento de eje- fal viaje sobre Madrid. Todo fra- el director, señor Elo^rza, era de
adecuadas, la guarnición lo reci-
cución se acercaba se encomen- casó: las puertas del Ministerio hotel de cinco estrellas: comidas
pantagruélicas, que a cada uno bió presentando armas, como co-
dó al teniente coronel Emilio Es- de la Guerra, en la calle de Prim,
teban Infantes y Martin, ayudante nos mandaban de nuestras ca- rrespondía a su jerarquía castren-
estaban ce-rradas y ia tropa las
del general Sanjurjo, que redac- sas y que uníamos por galerías; se y personal.
defendía con sus armas; los
tase el manifiesto que este ge- hombres de «Bolete», héroes de concurso de pijamas y hasta la No quiero que se queden en
neral haría público en Sevilla, y la jornada, regaban con su san- inauguración de! water construi- el tintero estos datos: enterado
para conocerlo, estudiarlo y apro- gre el suelo de Cibeles. Azaña do a nuestra costa, que inauguró don Juan March de lo que se es-
barlo se reunieron en mi des- aseguró que presenció el espec- Pepe Cruz Conde, conducido a él taba preparando, quiso colaborar
pacho, Olozoga, 12, Sanjurjo y táculo, fumando un cigarro, des- bajo palio que llevaban «cuatro en ello, y a tal efecto ordenó a
don Melquíades. Yo esperé a de el balcón del Palacio Buena- auténticos duques» y en cuyo ac- su amigo y letrado don José An-
aquél en el café de Gijón, Pa- vista. to se dio lectura a una buena tonio Cañáis —«Tono»— que en-
seo de Recoletos, a donde llegó, Yo marché rápido a dar cuen- poesía que su autor, Joaquín tregase a Goded cien mil pese-
en un taxi, acompañado por el ta a Goded de lo ocurrido. La Calvo Sotelo, dedicó al ministro tas, que éste le devolvió, por el
teniente coronel Galarza. escena es inenarí-able: su hijo, Casares Quiroga. mismo conducto, cuando salió de
A gran parte jde las reuniones , Manolito, su ayudante Lázaro y la cárcel.
Pero no todo era fiesta. Con-
de los conjurados asistía, como yo, luchamos denodadamente pa- denado Sanjurjo a la última pena, La tranquilidad de que alardea-
persona de la máxima confianza ra impedir su suicidio. Era hom- nos pasamos la noche rezando ba Manuel Azaña, fumando un
de Sanjurjo, el que dirigía un im- bre excepcional —os acordáis por la concesión del indulto, y cigarro mientras se producían los
portante periódico —y hoy es alguno de la noche terrible que de mad-rugada «radio macuto», sucesos en el Palacio de Comu-
embajadO'f— que por tanto esta- pasaron las tropas del coronel que funcionaba a la maravilla, nicaciones, nos cuenta en sus
ba en posesión de todo cuanto Manuel Goded en el desembar- nos llenó de júbilo al decirnos Memorias, tomo IV, página 445,
se proyectaba, que quedó ultima- co de Alhucemas— y no le cal- que había sido conmutada la «Hipólito Jiménez - Coronado...
do en la forma siguiente: maba la razón por la que no pena. posee el borrador del manifiesto
Sanjurjo marcharía a Sevilla estaba en Sevilla con su entra- que pensaban publicar los mili-
Pepe Cruz Conde padecía una
para hacerse cargo de la direc- ñable general Sanjurjo. tares. Lo ha leído Manuel Aznar
afección estomacal que le obli-
ción del movimiento, minuciosa- De El Escorial mafché, con mi en el "Sol". La policía ha dete-
gaba a permanecer tumbado. Por
mente organizado por Acedo Co- mujer, a Gijón para informar a nido a Hipólito como por equivo-
las noches, después del toque de
lunga. Goded marcharía a Sevi- don Melquíades de lo ocurrido. cación, para tener ocasión de re-
silencio y de «chapar» las puer-
lla para ser el jefe de operacio- Llegué a última hora de la tarde, gistrarlo y ver si llevaba sobre
tas de nuestras celdas, nos «des-
nes del avance de las tropas so- y al verme llegar el Círculo Mel- sí, como días pasados, el papel».
chapábamos» y nos reuníamos
bre Madrid. Su unifotnme dé cam- quiadista, sito en la calle de Co- ¡Naturalmente no me lo encon-
en la de Cruz Conde, siendo los
paña lo llevó a casa de Acedo rrida, se levantó, con Ramón Ai- traron!
asiduos: R a m i r o de Maeztu,
Colunga mi pasante queridísimo, varez Valdés y, paseando por la Ouintanar, José Antonio, Juan Si Dios me da vida, cuando se
Fulgencio Gómez, y Sanjurjo via- calle para no dar señales de in- pueda escribir, referiré en lo que
Ignacio, Ibáñez Martin y yo. Se
jó en el cocha de Pío Escudero. tranquilidad, hice minucioso ce-
dialogaba constantemente sobre intervine antes y en el 18 de
Barrera cobunicaría a Goded y lato de lo ocurrido. Me recomen-
España, su presente y su futuro. julio.
a mí, ia salida del general San- dó, y así lo hice, que regresase
jujo y yo inmediatamente con- inmediatamente a Madrid, vía
duciría mi coche a la confluen- Santander, en donde debía de- Hipólito Jiménez y Jiménez-Coronado
Blanco y Negro (Madrid) - 09/08/1975, Página 30
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