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En la familia se presenta una dinámica compleja regida por patrones de

convivencia y funcionamiento; donde si esta resulta funcional, contribuirá a la


armonía familiar y proporcionará a sus miembros la posibilidad de desarrollar
sólidos sentimientos de identidad, seguridad y bienestar en cada uno de los
miembros que la integran. Es bien cierto que nadie nace sabiendo y, los niños,
repiten o no una conducta en función de sus consecuencias. El sistema de
premios y castigos es uno de los métodos que ayudan a que los más pequeños
adquieran un hábito en la forma de comportarse. Aplicarlos adecuadamente es
importante.
Por tal motivo se requiere de una orientación adecuada y oportuna para los
padres, con el fin de brindarles las herramientas que le permitan el manejar de
las conductas operativa y no operativas de sus hijos, para que de esta forma la
dinámica familiar sea funcional, dónde exista equilibrio entre todos sus
miembros.

Orientación para los padres, en el manejo de premio y castigo, con el fin


de brindarles procedimientos que puedan utilizar para el abordaje de las
conductas operativas y no operativas de sus hijos.

Facilitarles a los padres técnicas dirigidas a adquisición y mantenimiento


mantener una conducta operativa.

Facilitarles a los padres técnicas dirigidas a la disminución de conducta


no operativa.

CONCEPTUALIZACIÓN DE FAMILIA

BIANCO (1992):
“La familia es la célula del tejido social”
MOLES (1997):
“Conjunto de personas (consanguíneas o no) que cohabitan bajo un
mismo espacio y donde una unión e interacción afectiva entre ellos,
regidas por determinadas normas.

TIPOS DE PADRE
PADRE BIOLÓGICO
PADRE NO BIOLÓGICO
PADRE COMPLEMENTARIO
TIPOS DE PADRE

Permisivo: Se caracteriza por permitir a los niños regir y dirigir sus


propias actividades.
Los padres que utilizan el estilo permisivo de crianza:
• Casi nunca castigan a sus hijas;
• No son exigentes ni controladores;
• Son poco propensos a establecer normas;
• Son cariñosos;
• Tratan de adaptarse a las necesidades y peticiones de sus hijas;
• Poseen escaso control sobre la conducta de sus hijas, lo que influye
sobre su inseguridad parental.

El niño es quien tiene el control dentro de la familia y los padres suelen


doblegarse frente a sus requerimientos y caprichos.
Efectos del estilo permisivo en los niños.
Desarrolla niños:
• Agresivos
• Mentirosos
• Desobedientes
• Inseguros
• Con problemas de autoestima
• Frustrados
• Bajos logros escolares
• Débil vínculo afectivo entre padres e hijos
• Desarrollan problemas de adaptación social
• No reconocen ni respetan las figuras de autoridad
• No desarrollan la capacidad de posponer la satisfacción de sus
necesidades e intereses en pos de otros objetivos.
• Escaso control sobre su propia conducta

Autoritario: Imposición inflexible de normas y de disciplina,


independientemente de la edad de los hijos/as.
Los padres que utilizan el estilo autoritario de crianza:
• Tratan de estar siempre en control y ejercerlo sobre sus hijas, buscan
que se adapten a estándares previa y rígidamente determinados.
• Tienden a expresar poco afecto y baja comunicación
• Establecen normas de conducta estrictas y son muy críticos de los niños
cuando no satisfacen los criterios
• Valoran la obediencia incondicional y castigan enérgicamente el actuar
en forma contraria a las normas.
• Tienden a concentrarse en el comportamiento negativo, en lugar de lo
positivo.
• Usan sistemas de castigo firmas, agresivos y desproporcionados en
relación al hechos que los origina, sin escuchar consideraciones.
• Usualmente no toman en cuenta las necesidades e intereses de los
hijas.
Efectos del estilo autoritario en
los niños.
Desarrolla niños:
• Recelosos
• Con baja autoestima
• Introvertidos
• Inseguros
• Con falta de espontaneidad e iniciativa
• Con poca creatividad
• Bajos logros escolares
• Socialmente son impopulares
• Los niños tienden a ser más agresivos
• Las niñas tiendes a mostrarse pasivas, introvertidas, irritables y con
dificultades de adaptación social
• Pueden ser peleadores en el colegio, desobedientes, problemáticos,
nerviosos, inquietos y temperamentales.
• Aprenden a mentir o escondes su conducta por miedo para conseguir la
aprobación de los padres o pueden tornarse agresivos y desafiantes.
• Miedo a los padres, que se puede generalizar a otras figuras de
autoridad

Democrático: Padres que tratan de dirigir las actividades de sus hijas en


forma racional

Los padres que utilizan el estilo democrático de crianza:


• Muestran confianza en sí mismos como padres y como personas.
• Son exigentes, pero amorosos y respetuosos con sus hijas.
• Corrigen a sus hijas cuando es necesario y les dan explicaciones
lógicas, comprensibles para ellos, acerca de los motivos de un castigo.
• Favorecen el diálogo y la expresión de sentimientos, validan los
sentimientos de sus hijas.
• Predican con el ejemplo de modo que los niños pueden “ver” lo que se
espera de ellos.
• No usan el castigo físico, sus castigos son consistentes en el tiempo y
coherentes entre ambos padres, el niño/a aprende que castigo cabe
esperar ante determinada conducta sancionable y sabe cuáles son las
conductas sancionables.

Efectos del estilo democrático en los niños.


Desarrolla niños:
• Seguros
• Independientes
• Socialmente competentes
• Populares entre sus pares
• Con bajos niveles de agresividad y hostilidad
• Buena autoestima
• Ejercen autocontrol sobre su conducta
• Creativos
• Activos
• Desarrollan mejor rendimiento académico

Bianco (1991), afirma: "comunicar significa compartir, intercambiar,


ideas".

Es la base o fundamento de toda relación humana y es la familia la entidad


primaria de la misma, es decir la comunicación tiene sus bases en la familia por
medio de la socialización, donde la comunicación verbal y no verbal se manifiesta
en cada uno de sus miembros con una visión clara y directa conllevando a una
funcionalidad de satisfacción, alegría, felicidad a todos los integrantes del grupo
familiar.

Binomio autoridad/ afecto en la comunicación

Bianco (1992): “Funcionamiento del ejercicio constante y equilibrado entre la


autoridad y el afecto”.

El binomio autoridad/ afecto se refiere a la comunicación de los mensajes ya sea


en base a la autoridad o en base al efecto. El, padre posee el deber de ejecutar
la autoridad, hacer cumplir las normas y dar afecto. LOS HIJOS POR SU PARTE
TIENEN EL DERECHO de recibir afecto y tienen el deber de obedecer a la
autoridad y cumplir con las normas.

¿QUÉ ES UN PREMIO?

Es todo acontecimiento que, seguido a una conducta, aumenta la


probabilidad de que esa conducta se repita en el futuro.

¿QUÉ ES UN CASTIGO?

Es toda experiencia u objeto que, seguido a una conducta, hace que


disminuya la probabilidad de que la conducta se repita en el futuro.

Antes de utilizar el premio y el castigo, es necesario que se tengan en


cuenta tres aspectos:
 Es imprescindible aplicar todas las técnicas en conjunto para que
funcionen.
 Un premio es algo que resulta gratificante para quien lo recibe.
 Un castigo solo puede considerarse como tal cuando quien lo sufre
lo vive como algo negativo.

CUÁNDO PREMIAR Y CUÁNDO CASTIGAR?

Un premio para conductas que requieren esfuerzo.

Tipos de premios:
 Comestibles
 Juegos
 Juguetes
 Fichas

Un castigo para Conductas muy negativas y poco frecuentes.

Tipos de castigos:
•Físico
•Actividad desagradable
•Suprimir una actividad agradable

Premios y castigos para reforzar las conductas del niño

Nadie nace sabiendo y, los niños, repiten o no una conducta en función de sus
consecuencias. El sistema de premios y castigos es uno de los métodos que ayudan a
que los más pequeños adquieran un hábito en la forma de comportarse. Aplicarlos
adecuadamente es importante. Tampoco podemos utilizar los premios o los castigos
como una respuesta automática a todas las conductas buenas o malas.

El sistema de puntos, el de elogios y alabanzas, castigos eficaces o la retirada del niño


de situaciones desagradables son diversas tácticas que, desde que tenemos uso de
razón, nos enseñan a actuar en una u otra dirección. Asimismo, los padres son los que
han de descubrir lo importante que es la atención que prestan para reforzar las
conductas del niño.
Una vez más, la psicóloga Supernanny nos guía para hacer un buen uso de los premios
y castigos para canalizar la ansiedad o la agresividad. Pero, ¿dónde está el secreto para
conseguirlo? En las consecuencias. Y es que un simple beso después de recoger los
juguetes puede ser una experiencia positiva para el niño, algo que refuerza que
aumenta las posibilidades de que vuelva a recogerlos al día siguiente.

¿Qué son?

Los premios y castigos son el resultado de los sucesivos comportamientos y


determinan que, en una situación parecida, se repitan o no. Antes de utilizarlos, es
necesario que se tengan en cuenta tres aspectos:

Es imprescindible aplicar todas las técnicas en conjunto para que funcionen.

Un premio es algo que resulta gratificante para quien lo recibe.

Un castigo solo puede considerarse como tal cuando quien lo sufre lo vive como algo
negativo.

Algo de lo que, por lo general, no nos damos cuenta es que si al niño se le presta
atención cuando llora, pega o grita, se refuerza su conducta, aunque la intención sea la
contraria. El pequeño acapara la atención de sus padres, y eso para él ya es premio
suficiente.

La clave es no caer en el error de seleccionar únicamente las conductas negativas, ya


que esto impide observar y valorar las positivas, con lo cual se corre el riesgo de que
no las repita.

Premios o castigos?

En distintas entradas vamos a abordar los procedimientos para modificar conductas.


Estas técnicas tienen su base en los estudios sobre condicionamiento operante o
instrumental desarrollados por Skinner que, de forma resumida, entienden que la
principal fuente de control de la conducta son las consecuencias que la siguen.
Así, en vez de preguntarnos, cómo es habitual ¿por qué hace el niño esto? Una
pregunta más acertada sería plantearnos ¿para qué le sirve al niño hacer esto? Las
consecuencias que siguen a la conducta son las responsables de que dicha conducta se
mantenga.

La Ley Empírica del Efecto, aplicable a cualquier ser vivo, expresa este efecto de las
consecuencias sobre nuestra conducta: la conducta aumentará su probabilidad de
ocurrencia si va seguida de estímulos positivos (refuerzos) y reducirá su probabilidad
de ocurrencia si va seguida de elementos negativos para la persona (castigos).

No obstante, la investigación ha demostrado que mientras el refuerzo es un potente


facilitador del aprendizaje de conductas, el castigo no lo es igualmente del
desaprendizaje. Esto, como analizaremos en otra entrada, se debe a ciertas
limitaciones y efectos indeseables que tiene el uso del castigo, y que obligan a tener
que utilizarlo como estrategia complementaria pero únicamente de cierta forma y bajo
ciertas circunstancias. Para eliminar una conducta habría entonces que dejar de
reforzarla (no premiar y tampoco castigar, sólo ignorar) lo que significa iniciar su
desaprendizaje o extinción.

A pesar de ello, popularmente muchos padres y educadores tienen “la costumbre” de


confiar en el castigo (especialmente en forma de desaprobación, reprimendas, etc.)
cuando la investigación rigurosa sobre procedimientos de cambio de conductas ha
demostrado su ineficacia. Se tiende a regañar al niño cuando se porta mal, a criticar lo
que no está bien, etc. y, en cambio, cuando muestra el comportamiento deseado, a
veces, no decimos nada, como si asumiéramos que es su obligación.

Esta forma de proceder resulta desmotivante para cualquiera. Cuando regañamos,


castigamos los comportamientos indeseables pero no enseñamos nada positivo, no
damos una alternativa sobre cómo actuar, asumiendo que el niño ya lo sabe o lo debe
saber, lo que en muchos casos no es realista.

Por otra parte, cuando un niño se porta bien agradece la alabanza, el afecto y
reconocimiento de sus padres o profesores. Pensemos, por ejemplo, en nuestro
trabajo como adultos. También sería nuestra obligación hacer el trabajo lo mejor
posible, pero si funcionamos así y nunca tenemos un reconocimiento por ello, resulta
frustrante y desmotivante.

Las opiniones de las personas que están alrededor del niño son muy importantes para
éstos, los niños se identifican con la imagen que reciben de sí mismos por parte de los
demás. Mucho de su personalidad y autoestima se va a formar a través de esas
opiniones externas que le ayudan a definir quién es.

Así, una educación basada en dar reforzamiento más que castigo, no sólo resultará
más eficaz para ir construyendo las conductas que deseamos fomentar, sino que
ayudará al niño a desarrollarse de forma más positiva, con confianza en sus
posibilidades, y, en definitiva, a ser más feliz.

MANEJO OPERATIVO DEL BINOMIO AUTORIDAD - AFECTO


Según Bianco (1992), el Binomio Autoridad/Afecto constituye la base del funcionamiento
operativo de la familia. Por tanto, es preciso abordarlo y para ello, se consideran por
separado cada uno de sus componentes:

-El Principio de Autoridad:

A los padres, por derecho propio se le otorga el ejercicio de la autoridad. Esta


aseveración está incluida en cualquier doctrina de orden familiar. Los padres ejercen la
autoridad porque existe una base o fundamento para ello; es un derecho que se les
otorga al convertirse en padres. De ahí que se señale: "La autoridad no se
negocia".Debido a que la máxima autoridad de la familia reside en los padres, algunas
actividades no están sujetas a las decisiones de la Reunión Familiar y ello no tiene por
qué impedir el desarrollo de un clima de cordialidad y afectividad.
Se debe tener especial cuidado con el abuso de la autoridad o o autoritarismo y con el
establecimiento de preferencias dentro de los miembros de la familia. En la familia hay
un orden jerárquico, pero, en cada nivel, debe haber igualdad.
Así en un plano horizontal, hay igualdad a nivel de los Padres, a nivel de la Reunión
Familiar, a nivel de los Hijos y a nivel de los Adherentes. Cuando estos niveles se
relacionan entre sí, el plano es vertical y, entonces, las relaciones que se presentan no
son de igualdad sino jerárquicas.
La práctica del favoritismo fomenta la desigualdad y ello lesiona a la familia. Sin
embargo, no hay que confundir favoritismo con aplicación de Premios y Castigos. Un
miembro de la familia puede merecer algo que otro no merece. Esto no es favoritismo,
es el haber ganado más méritos por el cumplimiento de los deberes.
Por otra parte, los padres deben instruirse sobre los efectos dañinos derivados de la
práctica de la contradicción que indica una ausencia de claridad dentro del ejercicio de
la autoridad y, por consiguiente, una doctrina familiar vaga,. A menudo, los padres no
ejercen la autoridad de manera adecuada y caen en el autoritarismo y en la
contradicción. La presencia de prácticas autoritarias y contradictorias debe alertarles a
buscar orientación especializada y formación en las Escuelas para Padres.

-El Principio del Afecto:

El ser humano responde con sensaciones agradables o desagradables ante situaciones


de la vida diaria o estímulos del ambiente (Bianco, 1992). Cuando estas se suceden con
regularidad e, inclusive, se evocan con la memoria (imaginación), cabe afirmar que se
ha establecido un afecto. Los afectos pueden ser agradables, como el odio, la tristeza,
la rabia, el rencor y la antipatía.
En la familia, hay que fomentar el establecimiento de afectos agradables con los cuales
se logra un clima de cordialidad. Este clima es el mediador que permite la evolución
progresiva de la familia. Una familia sin práctica del afecto agradable es una familia con
características destinadas por el azar.

Ahora bien: ¿Como se logra la respuesta de afecto agradable?

Los padres deben iniciar la Situación/Estímulo que provoca tal respuesta a través del
beso diario, la caricia, la palabra afable, el otorgamiento de premios, la aplicación
operativa del castigo, el compartir el dolor o sufrimiento y el pedir disculpas, entre otros.
Todo ello permite una respuesta de amor entre los padres y los hijos.
Con respecto al beso, los padres deben besar a sus hijos a diario, independientemente
de su sexo. Es necesario superar el frecuente temor que tienen de besar a sus hijos
varones creyendo que pueden volverlos homosexuales y a las hijas por temor a
despertar en ellas sensaciones eróticas. Nada más lejos de la verdad.
Así mismo, hay que diferenciar el ejercicio de la Autoridad del ejercicio del Afecto y rehuir
o evitar el chantaje de lo afectivo, pues ello destruye a la familia. Por ejemplo: el padre
debería decir: "Te quiero a ti porque eres mi hijo, porque eres parte de mí", y evitar decir:
"Te quiero a ti porque obedeces, estudias y te portas bien. Condicionar el afecto es
sumamente nocivo.

En este sentido afirma Bianco (1992), se debe tener claro lo siguiente:

1.- El exceso de Autoridad impide el crecimiento del sentido e libertad y su continua


administración puede fomentar en el individuo la sumisión o la rebeldía.
2.- El exceso de Afecto, atenta contra el desarrollo de la capacidad de tolerar la
frustración, y puede llegar a formar individuos tímidos, malcriados (sobreprotegidos),
escapistas y evasivos.
3.- La Ausencia de Autoridad o de Afecto puede conllevar conductas poco
predecibles y, por ende, inadecuadas.

ALGUNOS CONSEJOS PARA LOS PADRES

 Ofrece modelos operativos.


 Propicia la unión o vinculación entre sus miembros.
 Respeta la singularidad de cada uno.
 Procura que los miembros de tu familia tengan momentos juntos.
 Estimula el desarrollo individual.
 Ayuda a tus hijos a refinar sus relaciones interpersonales.
 Ten en cuenta las necesidades personales de cada miembro de tu familia
cuando planees actividades.
 Recompensa las participaciones o actuaciones positivas.
 Evita las comparaciones con tus hijos.
 Trata a tus hijos con respeto y escúchalos.

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