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NUFSTRA ECONOMÍA

DE CADA DÍA
ECONOMÍA APLICADA AL ALCANCE DE TODOS
NUESTRA ECONOMÍA
DE CADA DÍA
ECONOMÍA APLICADA AL ALCANCE DE TODOS

Ernesto R. Fontaine
Profesor de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas
y Administrativas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago.

Osvaldo H. Schenone
Profesor de Economía de la Universidad de San Andrés,
Buenos Aires, Argentina.

A. Alfaomega
[mesto R. Fontaine y Osvaldo H. Schenone

fotografías de la cubierta:
Erkka Ferreyra Gutiérrez

l l11s traciones:
Idea, Ericka Ferreyra Gutiérrez
l\1'11/ización, Raúl Cedilla Calderón
Diagramación:
Juan Rico Vázquez
Andrés Landeros Bojorges
Producción:
Guillermo González Dorantes

© 2000 ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S. A. de C.V.


Pitágoras 1139, Col. Del Valle, 03100 México, D.F.

Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana


Registro No. 2317

Internet: http://www.alfaomega.com.mx
Email: ventas@alfaomega.com.mx

ISBN 970-15-0556-5

Derechos reservados
Esta obra es propiedad intelectual de su autor y los derechos de publicación en
lengua española han sido legalmente transferidos al editor. Prohibida su repro-
ducción parcial o total por cualquier medio sin permiso por escrito del propie-
tario de los derechos del copyright.

Impreso en México - Printed in Mexico


í Piujín
PREFACIO

Este libro está dirigido a tres grupos de lectores. Primero, los estudiantes de
cualquier carrera, no necesariamente de Economía, que todavía no han teni-
do ningún contacto con la economía y se encuentran con un primer curso
que les parece árido, aburrido y desconectado de la vida cotidiana. Nuestro
mensaje aquí es el siguiente: "Posiblemente el curso sea todo lo que ustedes
creen; pero no desesperen, la Economía no es así. Muy por el contrario, es
súperentretenida. Ella les ayudará a comprender y a explicarse muchas de
las cosas que le ocurren a usted o que usted observa a diario". Aplicando el
análisis económico van a encontrar respuestas a preguntas como, por ejem-
plo:

¿Es verdad que la enseñanza universitaria gratuita beneficia principal-


mente a los más pobres, que son quienes no podrían afrontar el pago de
la matrícula? ¿Debe la colegiatura (matrícula) ser distinta para los más
pobres y para las distintas carreras impartidas por la universidad?

Si el gobierno fija un tope máximo a los alquileres ¿va a haber más o


menos gente que se queda sin alquilar la vivienda que desean?

¿Deben eliminarse completamente el crimen, la congestión y la conta-


minación ambiental?

Dado que las familias son, en promedio, más ricas ahora que hace cien
años, ¿por qué tienen menos servicios domésticos, tales como mucamas,
mayordomos, etc.?

¿Por qué las mejores manzanas no se comen en Río Negro (donde se


producen), sino en Buenos Aires?

¿Se debe comprar y vender el derecho a transformar un pez en pesca-


do?

Si el gobierno fija el precio del pan por kilo, ¿se venderá el pan m,\s o
menos cocido?
8 Prefacio

Si el gobierno fija el precio del pan por unidad ¿se venderán panes más
chicos o más grandes?

Si el gobierno fija el salario mínimo, ¿la tasa de desempleo de los analfa-


betos, los lisiados, los demasiado jóvenes o demasiado viejos, subirá o
bajará?

El segundo grupo son quienes no son economistas, ni estudian para serlo,


pero se preguntan ¿Por qué los economistas dicen -y a veces hacen- lo que
les oímos decir y vemos hacer? ¿Cómo razonan ... si es que lo hacen? Aquí
nuestro mensaje será contarles todas las mentiras que no decimos y que
quienes las dicen no saben que son mentiras (y, por lo tanto, tampoco son
mentirosos).

A este grupo le pueden interesar las preguntas anteriores, pero también


podrán aplicar el análisis económico a interrogantes tales como, por ejem-
plo:

¿Deben los peajes al uso de los puentes y caminos ser tales que se recau-
de exactamente el costo de su construcción? ¿O, por lo menos, el costo
de su construcción?

¿Por qué hay menos divorcios entre personas mayores que entre per-
sonas jóvenes?

¿Es verdad que la vida humana no tiene precio, es decir, que su valor es
infinito?

¿Por qué las familias en los países ricos tienen más muebles, cuadros y
mascotas que en los países pobres y, sin embargo, tienen menos hijos?

¿Por qué las ballenas y los carpinchos corren peligro de extinción, mien-
tras que las vacas y los pollos no?

¿A quién protegen los 'altos' aranceles aduaneros? Quien quiera que


éstos sean, ¿de quién los protege? ¿Qué es el dumping y qué medidas
deben tomarse para defenderse de él?

Finalmente, el tercer grupo son nuestros colegas, para que nos digan si les
parece que estamos transmitiendo a los dos grupos anteriores una visión
correcta de lo que hacemos en la profesión. También, para que asignen
Prefacio 9

parte -¡ojalá todo!- de su contenido en las listas de lecturas para los cursos
que estén dictando.

El primer capítulo introduce, sin ningún atenuante ni anestesia, el concepto


central de todo el razonamiento económico: Nada es gratis, porque para
todo existe al menos una alternativa. De ahí el título de este capítulo, "Pre-
cios hay en todas partes".

El segundo capítulo se pregunta cuáles son las funciones de estos seres


omnipresentes, los precios. ¿Para qué sirven? ¿Qué papel desempeñan?
Se destaca que desde el punto de vista de la Economía, los precios son señales
que cumplen un doble papel: informan a las personas y crean los incentivos
para que éstas actúen con base en la información recibida.

En el tercer capítulo contemplamos las circunstancias bajo las cuales los


precios pueden defraudar a las personas que toman decisiones de producir
y consumir porque éstos no cumplen satisfactoriamente las funciones estu-
diadas en el capítulo anterior. No las cumplen porque emiten señales men-
tirosas o porque crean incentivos erróneos, y los gobiernos no cumplen con
su función de evitar estas situaciones: la autoridad económica comete "pe-
cados de omisión" al no corregir las señales que emitiría un mercado libre y
no regulado. Se discuten situaciones de "externalidades" -por contamina-
ción, congestión y peligro de extinción-, los llamados "bienes públicos", y
el monopolio y el monopsonio.

En el cuarto capítulo denunciamos que, a veces, es la acción del gobierno la


que hace que los precios no cumplan satisfactoriamente con sus funciones,
porque comete "pecados de acción". Se discuten los impuestos y subsidios
discriminatorios y parejos, la fijación de precios máximos y mínimos, los
aranceles aduaneros y, por último, los costos, delitos y regalos asociados a
los regímenes de promoción industrial.

Después de haber dedicado medio libro a reflexionar acerca de los precios;


sus funciones, virtudes y limitaciones, estamos en condiciones de dedicar
un capítulo a considerar el objeto de estudio de la Economía como ciencia,
rastreando todos los caminos por donde transitan los precios y descubrien-
do, guiados por ellos, cuáles son los asuntos que estudia la Economía.

El capítulo cinco establece el objeto de estudio de la economía a un elevado


nivel de generalidad. Pero nuestros lectores pueden estar interesados en
ver actuar al análisis económico en casos más específicos y concretos.
10 Prefacio

Por eso, en los cuatro capítulos finales ilustramos la aplicación del enfoque
económico a asuntos de interés cotidiano: El crecimiento económico en el
capítulo seis; el comercio exterior y sus regulaciones en el capítulo siete; los
economistas profesionales y el ejercicio de la política en el siguiente y, final-
mente, el último capítulo está dedicado a la contribución del análisis econó-
mico al estudio de la distribución personal del ingreso y de las
encaminadas a modificarla.
CONTENIDO

PREFACIO 7

CAPÍTULO 1 PRECIOS HAY EN TODAS PARTES 17

l. Nada sería costoso si no hubieran alternativas disponibles 18


II. Lo Pasado ... ¡Pisado! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
III. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito . . . . . . 22
A. La enseñanza universitaria gratuita . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1. Pobres y In Universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2. Avales a los Estudiantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
3. Matrículas Diferenciadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
4. Matrículas Parejas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
5. Herencias Culturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
B. Servicio militar obligatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
IV. El comportamiento personal a los ojos del economista . . . . . 35
1. La Ciencia Económica y el Temporal . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2. Crimen y Castigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
3. Camionetas Doble Cabina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
V. Los precios son los términos en que se presentan las
alternativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
VI. El dilema del servicio doméstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
VIL Las mascotas y los hijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
VIII. ¿Es verdad que la vida humana "no tiene precio"? . . . . . . . . 45
lX. Las manzanas del Río Negro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
X. Los fondos son fungibles en Solovia, en Bisnacalandia
... y en todas partes (o, ¡nadie sabe para quien trabaja!) . . . . 47
1. Fungibilidad de Fondos. Dos Cuentos . . . . . . . . . . . . . . . 48
2. ¿Gasto Social? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
XI. Un agravio a los maestros o una mentira a los
contribuyentes: el impuesto a los autos para financiar
el aumento de sueldos docentes y el aumento del IVA
para financiar la extensión de la jornada escolar . . . . . . . . . . 51
XII. Beneficios intangibles de la inversión pública. . . . . . . . . . . . . 52
12 Contenido

CAPÍTULO 2 LAS DOS FUNCIONES DE LOS PRECIOS 55

¿Y la micro? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
I. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos? . . . . . . . . . . 57
II. Lo bueno, lo malo y lo feo: consumir, producir y que los
precios mientan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
A. Producir es puro Costo. Consumir es puro Beneficio . . . 60
B. El Excedente Privado: (Beneficio-costo) . . . . . . . . . . . . . . 62
Los Alquimistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
C. Importar y exportar .......................... , . , . . 66
1. Fomento a la Producción y Exportación . . . . . . . . . . . . . . 67
2. Importar y Consumir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
D. ¿De quién es el excedente privado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Revolución Cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
E. El excedente social: ¿Es siempre verdad que "lo bueno
para Juan es bueno para el país"? ................... .
Mind your own business ............................ .
F. "Necesidades básicas" ............................ .
l. "Necesidades Básicas" y Educación ................ .
2. Nutrición, Vivienda y Educación .................. .
G. Otros ejemplos de precios "mentirosos" ............. .
Mercado, Libertad y Contaminación ................... .
H. Factores de Producción y Valor Agregado ............ .
I. Otros Excedentes ................................. .
El excedente del consumidor .......................... .
El Costo de no Tener Agua .............................. .
Un enfoque económico al problema de las Malvinas ..... .
El Mercado es Inexorable ............................... .

A VECES EL GOBIERNO PERMITE


QUE ALGUNOS PRECIOS NOS ENGAÑEN 97

El viaje en taxi y la vacuna antigripal ................... .


A veces los precios relativos no se "ven" a primera vista:
El Teorema de Coase . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Los costos de transacción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Ejemplos de externalidades por contaminación . . . . . . . . . . . 102
l. Los Tomates y el Aire Limpio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
2. La Basura, los Huiros y los Locos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
3. Los Pellets y Las Aceitunas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
4. Derechos de Propiedad y Contaminación . . . . . . . . . . . . . 107
Contenido 13

5. El Mercado, la Libertad y la Contaminación . . . . . . . . . . 108


6. Otra vez la Contaminación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
7. Insistimos con la Contaminación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
V. Externalidades por imprevisión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
1. Ciencia Económica e Inundaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
2. ¿Vacas Flacas? ¡"C'est la Vie"! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
VI. Externalidades por congestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
1. Los Peajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
2. Los Peajes y la Congestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
3. Impuestos versus Peajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
4. Costo Social por 'Molestias' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
VII. La extinción: los pollos y las ballenas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
VIII. Derechos transables: el derecho a transformar un pez
en pescado se debe comprar y vender . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Nueva Ley de Pesca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
IX. Extinción del bosque nativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
l. Bosque Nativo, Mapuches y Desarrollo . . . . . . . . . . . . . . 131
2. El Bosque Nativo otra vez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
X. Los bienes públicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
¿Quién construye y Paga el Camino? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
XL La investigación básica: Pitágoras y los polizontes . . . . . . . . 141
XII. Otros precios mentirosos: monopolios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
1. Yo fui Pirata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
2. Gobiernos y Monopolios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
3. Privatizaciones otra vez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
4. Sindicalismo y Solidaridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
5. Negociación Colectiva por Área . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
6. Recuerdos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
7. Libertad para Trabajar y Elegir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
XIII. Monopsonios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
l. Monopsonio, Médicos y Profesores . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
2. Monopsonio y Privatización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

CAPÍTULO 4 Y OTRAS VECES EL GOBIERNO HACE


MENTIROSOS A ALGUNOS PRECIOS 163

l. Una mentira muy especial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164


11. El que reacciona menos, pierde más con el impuesto
y gana más con el subsidio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
III. Las consecuencias de la mentira inducida por Impuestos
y Subsidios discriminatorios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
14 Contenido

IV. Neutralidad es el concepto clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171


1. Impuestos al Pisco y al Whisky . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
2. Los Autos y el Impuesto al Lujo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
3. Perfeccionamiento del IVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
4. Lo Parejo no es Duro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
V. Si produzco zapatos quiero que graven las exportaciones
de cuero crudo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
VI. ¡Y también quiero que graven las importaciones
de zapatos! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos . 185
1. Mi Visión . . .. .. .. . . . .. . . . .. .. .. .. . . . .. . . . . . . . . 192
2. UP: Profesor Emérito de Economía . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
3. "Home Leave" en 1972 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
4. El Monstruo Durmiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
5. Precios Mentirosos en El Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198
VIII. Y la fijación de precios mínimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
1. Huachi con el Salario Mínimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
2. Salario Mínimo y Pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
3. Estirando Mucho la Cuerda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
4. Socialismo y Salario Mínimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
5. De la Banda al Sostén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
IX. ¿Delito o desperdicio? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

CAPÍTULO 5 El OBJETO DE ESTUDIO DE LA ECONOMÍA 213

I. Frank Knight, Robinson Crusoe y Viernes . . . . . . . . . . . . . . . 213


A. ¿Qué producir? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
B. ¿Cómo producir? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
C. ¿Para quién producir? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
D. Racionamiento en el corto plazo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217
E. Proveer para el futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
II. Teorías y teoría económica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
III. ¿La suegra o la maximización de utilidad? . . . . . . . . . . . . . . . 225
IV. Economía positiva y normativa ............ , . . . . . . . . . . . 227
V. Otra vez ... la suegra y la lechuga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
VI. La curva de transformación: Eficiencia y crecimiento . . . . . . 233

CAPÍTULO 6 CRECIMIENTO ECONOMICO 237

I. ¿Por qué hay crecimiento económico? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237


Contenido 15

Tifoidea, Pichicata y Ajuste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239


1. Crecimiento e Inversión Pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244
2. Economía es Riqueza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
3. ¿Por qué Fracasaron? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
4. Pehuenches y Celtas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248
II. A brindar con el jugo de la experiencia ... ¡Salud! . . . . . . . . . . 249
¿Qué es un Estado Subsidiario? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
III. La levadura y los hongos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
1. Más por Menos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 256
2. Crecimiento y Libertad de Emprender . . . . . . . . . . . . . . . 258
3. Agro, Productividad y Crecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . 259

CAPÍTULO 7 COMERCIO EXTERIOR, PROTECCIÓN


E INTEGRACIÓN ECONÓMICA 263

l. La protección del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263


II. La protección aduanera y Abraham Lincoln . . . . . . . . . . . . . . 264
1. ¿Y los Consumidores? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
2. La "Capacidad para Importar" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
3. Inflación y Ropa Usada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
4. Un Dólar es un Dólar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272
5. Autos Semi 'Made in Chile' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
III. Una pregunta legítima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
1. Razones de eficiencia económica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
¡Cómo han Cambiado las Cosas! . . . . . . . . . . . . . . . . . 276
2. Razones no-económicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
Decisiones Públicas y Aranceles . . . . . . . . . . . . . . . . . 279
IV. Un poco de humor importado de Francia . . . . . . . . . . . . . . . . 281
V. Mi secretaria, David Ricardo y yo: Las ventajas
comparativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282
VI. Anti-antidumping . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285
1. El Dumping . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
2. Valores Mínimos de Aforo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 290
VIL Carta abierta de 61 economistas a los legisladores chilenos,
1999 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292
VIII. Uniones aduaneras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
l. ¿Un mercado Común Mundial? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 296
2. Complementación Económica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 298
3. Agricultura e Integración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
4. Cuatro Puntos¡ A lo menos! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
16 Contenido

CAPÍTULO B EL ECONOMISTA Y LA POLÍTICA 303

l. Intelectuales en política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304


II. George J. Stigler, Premio Nobel de Economía 1982 . . . . . . . . 306
III. San Jorge, Don Quijote y Arnold C. Harberger . . . . . . . . . . . . 306
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui
o un quiño? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 308
1. Los Economistas Mancos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312
2. El Economista Profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313
3. Opinión Técnica y Democracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 316
4. Opiniones Técnicas para Legislar y Opinar . . . . . . . . . . . 317

CAPITULO 9 LA PIEDRA DE LA DISCORDIA:


LA DISTRIBUCIÓN PERSONAL DEL INGRESO
Y LA POBREZA 321

l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 321


Recuerdos y Distribución del Ingreso . . . . . . . . . . . . . . . 323
1. Riquezas y Valores sociales ....................... .
2. Equidad, Desigualdad y Pobreza .................. .
3. Alza de Impuestos .............................. .
II. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto
del ingreso de los más pobres? ........................ .
1. Distribución del Ingreso ......................... .
2. ¿Dar o quitar? Otro cuento Inédito ................ .
3. ¿Dar o quitar? Otra visión y otro cuento ........... .
4. Reflexiones en Torno a la Pobreza ...................
El círculo de la pobreza ........................ , . . 338
1. Combatiendo la Pobreza Extrema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340
2. Centro de Desarrollo Integral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 342
3. ¿ Comparado con Qué? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343
4. A Derrotar la Pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345
5. Desigualdad y Crecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 346
6. ¡A predicar con el rjemplo 1 . • . . • . • • • • . . • . . • . . . . . . . • 348
Aprovechadores de la pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 349
1. El ocaso Robín Hood . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 353
2. ¿Previsión o Robo? Otro Cuento Inédito . . . . . . . . . . . . . 355
Cómo hacerse pobre: políticas económicas y pobreza . . . . . . 356
1. Mercado, Estado y Pobreza ..................... , . . 357
2. ¡Típico! . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359
3. Crecimiento con Equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 360
CAPÍTULO

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partes

Merecería haber sido un economista aquella persona que ante la pregunta


"¿Cómo estiÍ su esposa?", replicó sin dudar ni un instante "¿Comparada
con quién?" También se dice que era economista aquel que conversaba con
sus amigos, sesentones como él, acerca de las aflicciones de la edad y cuan-
do alguien más joven le preguntó, sin misericordia,"¿ Y... qué tal es llegar a
viejo?", contestó "¡Buenísimo ... considerando la alternativa!"

La característica que mejor define al enfoque de la Economía, es la de consi-


derar cualquier asunto desde el punto de vista de las alternativas disponi-
bles. Si yo no estuviera escribiendo estas páginas ¿qué estaría haciendo?; si
usted no las estuviera leyendo, ¿qué estaría haciendo? Hasta no haber iden-
tificado la(s) alternativa(s), nunca podremos evaluc1r y juzgar ninguna acti-
vidad en la que estuviéramos involucrados.

Estar leyendo este libro es, seguramente, una buena decisión si usted es del
sexo masculino y si su alternativa es prestar atención a los chillidos de me-
dia docena de cu11adas y sus respectivas hijas (¡que son sus sobrinas, esti-
mado lector 1) comentando por milésima vez el conocido escándalo de
"Fulanita, la hij,1 de ... , casada con ... , pero ya sabemos que ... "; o, si fueSl'
del sexo femenino, su alternativa fuese est11r en el salón de la televisión
junto ,1 una manada de hombres tomando cerveza mientras cnment1n y
gritc1n mirando un partido de basketball entre los Lakers y Boston. En L·,1111-
bio, no serb imagim1ble que usted porfiara en leer este libro (o rn,1lq11ivr
otro) mientras su hijo trata de comunicarle que ha tomado l,1 dL•L·isión d¡•
ingresar ,11 seminario para hacerse sacerdote misionero en 1\friL·.1.
18 Precios hay en todas partes

La disponibilidad de alternativas es, precisamente, lo que establece la exis-


tencia de costos. Nada sería costoso si no hubiera alternativas disponibles.
Recíprocamente, si hay alternativas disponibles, nada es gratuito. Conside-
remos por separado estas dos caras de la misma medalla.

l. Nada sería costoso si no hubieran alternativas


disponibles
¿Cuándo le hubiera resultado más caro a Maradona hacerse profesor de
fútbol en un colegio, hoy (2000), o cuando salió campeón mundial en 1986?

¿Cuándo le hubiera resultado más barato al empresario Pérez continuar


produciendo fiusos, 1 antes o después que su maquinaria perdiera valor de
reventa porque se descubrió que no era verdad que servía también para
producir bisnacas?2

' Fiusm son productos que se venden por unidad, por metro o por kilo; o quizás, por litro, cuyo tamafio,
forma, olor y textura dejamos librados a la imaginación del lector. Por cierto, pueden emitir sonidos o ser
silenciosos, brillar en la oscuridad o no hacerlo y pertenecer al reino animal, vegetal o mineral; pueden
ser de cualquier color y tener cualquier temperatura.
1
No nos desilusione, imaginando a las Bisnacas como una degeneración de las espinacas. Ponga un poco
de creatividad e imagínelas como le plazca.
11. Lo pasado ... ¡Pisado! 19

En ambos casos la desaparición de ciertas alternativas abarata las decisio-


nes consideradas. Para el futbolista ya no es factible jugar como en 1986;
por lo tanto, desapareció el costo más importante en la decisión de dedicar-
se a la enseñanza. Igualmente, para el empresario Pérez desapareció la ten-
tación diaria de vender su maquinaria a otros usuarios de la misma y
dedicarse a vivir de sus rentas; por lo tanto, se le hizo menos costosa su
decisión de seguir en el negocio de los fiusos.

Un cínico del matrimonio podría sostener que esta es también la razón por
la cual hay menos divorcios entre personas mayores que entre perso-
nas jóvenes: el costo de seguir casados disminuye cuando, debido a la edad,
las alternativas están menos disponibles para uno, o ambos, de los cón-
yuges.

11. Lo pasado ... ¡Pisado!


Este adagio de la sabiduría popular es de estricta aplicación en la manera
de pensar de los economistas. Por ejemplo, si usted lleva una hora esperan-
do un ómnibus en una esquina, ¿seguiría esperando? Si su respuesta es "sí,
porque no estoy dispuesto a 'tirar por la borda' sesenta minutos de espera",
no estaría razonando bien; ello, debido a que no habría identificado correc-
tamente los costos y beneficios legítimamente atribuibles a esa decisión de
no seguir esperando el bus. 3

Puesto que no pensó que si dejara de esperar y tomara un taxi o se fuera


caminando, ¡no estaría 'tirando nada por la borda'! ... ¿o acaso cree que la
llegada del autobús haría volver atrás las manillas del reloj? El tiempo trans-
currido, ¡transcurrido está!, por lo que ello no debe influir en su decisión de
seguir o no esperando el bus. Y es ésta, justamente, la manera de pensar y la
mayor de las responsabilidades de los economistas: identificar, medir y va-
lorar correctamente los costos y beneficios pertinentes asociados a una ac-
ción, a los efectos de que la decisión acerca de tomar o no dicha acción sea
así "informada". El principio básico es que la decisión debe tomarse sobre
la base de información que sea no sólo fidedigna, sino que sea la pertinente
para ella.

1 Si su respuesta es "sí, porque ahora debe estar por llegar, dado que nunca se demora tanto", entonces
puede ser que usted esté razonando como lo hace un economista; pero, sería un economista que toma la
decisión a base de una predicción derivada sólo de la evidencia histórica (piense que "si usualmente no
se demora tanto" bien podría llevarlo a concluir que no llegará, ¡pues ha cambiado el recorrido!)
20 Precios hay en todas partes

Por ejemplo, para la decisión de arrendar o no una casa en la playa, no le


interesará el costo del arriendo de su casa en la ciudad: vaya o no a la playa,
de todos modos deberá pagar ese arriendo ... se trata de un costo inevitable
para la decisión de ir o no a la playa. Si el arriendo de la casa en la playa le
costará $2 000 -o si usará su propia casa que podría arrendar en esos mis-
mos $2 000 si no hace uso de ella- los $2 000 son obviamente un costo evita-
ble y, por lo tanto, pertinente para su decisión de ir o no a la playa durante
sus vacaciones. Si sus gastos mensuales en la ciudad hubieran sido $1 000
-comida, movilización y servicios básicos- y los que incurrirá en la playa
serán $1 500, en su decisión de arrendar o no la casa en la playa sólo tomará
en cuenta los $500 adicionales que le acarrea irse de vacaciones ,1 la playa,
pues éste es evitable. Si es empleado y de todos modos percibirá su sueldo
en ese mes, esté en la playa o en la ciudad, éste no influiréÍ sobre la decisión
de arrendar o no la casa en la playa ... se trata de un beneficio inevitable
para la decisión de ir o no a la playa. Si es dentisb1 y si por ir a la play,1
dejará de percibir $3 000 en ese mes, los $3 000 se constituyen ipsofí1cto en
un costo pertinente para la decisión de arrendar o no esa casa: es un costo
que es evitable para la decisión de ir a la playa, pues si no va, evita tener
que incurrir en ese costo. ¡Por algo es que los dentistas y médicos de Viña
del Mar o Punta del Este toman sus vacaciones en el invierno -temporada
baja- y los santiaguinos y bonaerenses las tornan durante el verano, época
de vacaciones generalizadas en esas ciudades! Sin embargo, si la decisión
de tomar vacaciones está ya tomada y quiere decidir si hacerlo en la playa o
ir a Orlando, los $3 000 pasan automáticamente a ser no pertinentes para
esa decisión: vaya a la playa o vaya a Orlando, de todos modos dejJrú de
percibir ingresos por $3 000 en ese mes, siendo que éstos fueron pertinentes
sólo para la decisión de tomar o no un mes de vacaciones ... ese costo se
hizo inevitable para la decisión de ir a la playa o a Orlando.

Los casos mús interesantes de violación de este principio se encuentran fre-


cuentemente en las inversiones del sector público (y, a veces, también en el
sector privado) que se decide suspender "porque se trata de una obra que
la anterior administración nunca debió comenzar, ya que sus costos exce-
den a sus beneficios". Puede bien ser cierto que la obra tendrá un cos_to total
mayor que los ingresos totales que generará; pero esa no es la pregunta
pertinente de hacerse en este momento, pues los costos ya incurridos,
¡incurridos est,in!

El enfoque económico de este asunto consiste en preguntarse" ¿qué costos


todavía quedan por incurrir? ¿Qué beneficios brinda la obra en su estc1do
actual? ¿Cuánto podría obtener en el mercado vendiendo la obra tal como
11. Lo pasado ... ¡Pisado! 21

está? ¿Qué beneficios adicionales generará una vez terminada? ¿Cuánto


mayores son éstos que los costos adicionales de terminar la obra?"

En el enfoque económico -que es el correcto- no interesa calcular lo que ya


está gastado, pues ¡gastado está! En la jerga profesional, estos gastos (cos-
tos) irreversibles se denominan costos hundidos, y no son pertinentes para
tomar decisiones respecto de qué hacer desde ahora en adelante. Sólo son
pertinentes los costos que puedo evitar -costos evitables- al no tomar la
decisión, con los beneficios que dejo de percibir -beneficios evitables- por
no tornilf lc1 decisión, siendo que éstos son los únicos que se verán afectados
por tomarla.

Así, el economista recomendará seguir con la obra si los beneficios de com-


pletarla -es decir, la diferencia entre los beneficios de la obra terminada
menos los beneficios que brinda en su estado actual- superan los costos
para comp !etaria. Sin embargo, puede lamentarse de haberla iniciado, pues
en ese punto en el tiempo todos los costos y beneficios eran evitables.

Otra de his aplicaciones del principio "lo pasado ... pisado" se encuentra en
lil determinación del precio a cobrnr por un servicio; por ejemplo, el peaje
por el uso de un puente. También en este caso deben dejarse de léldo los
costos hundidos. Uni.l vez que el puente está construido, ¡construido está!,
por lo que su costo de construcción no debe gravitilr en lil determinación
del peélje. A esas alturas, lo único que interesa es que el puente se aproveche
lo más posible, cualquiera haya sido su costo de construcción, siendo éste el
objetivo que debe ser perseguido por el peaje que se cobre.

Alguien podría quizás preguntarse ¿si el peaje así determinado no cubriera


el costo de construcción, no habría que aumentarlo? La respuesta es termi-
ni.lntementl' no, ya que hacerlo sólo provocaría un perjuicio sin que la socie-
dad en su conjunto -la economía nacionéll- reciba nada a cambio: se
perjudiCilrÍil a los usuarios del puente, sin que por ello se evitara incurrir en
ninguno de los costos que ya se incurrieron.

SimétriCilmente, también existe el concepto de "beneficios irreversibles". 1


Así como el razonamiento económico considerél irrelevantes los costos hun-
didos, también deja de lacio esta clase de beneficios al decidir futuros cur
sos de i.lCción. No porque una empresa ha gm1ado millones produciL•ndn

' 11 .,dj,•liv" "hu11did"" p<>1n ,, ín,Hk·, u,1cl,1111e11ll' lriste y pesimístJ, cplicilclo ill ,uSl,11\11\'ll 1.,-,,,.lt<
22 Precios hay en todas partes

tarjetas perforables (¿las recuerda, aquellas que usaban los computadores


de los años 50-60?), va a seguir produciéndolas en el día de hoy, pues ello
sería un mal negocio. Las utilidades ya obtenidas ¡fueron ya obtenidas!, por
lo que son "hundidas" o históricas, y no pueden afectar mis decisiones res-
pecto de si continuar o no operando la fábrica: la seguiré operando sólo si
los beneficios esperados de hacerlo son mayores que los costos esperados
de hacerlo. Si don Fortunato ha ganado millones en el negocio de ser uno
de los más expeditos e infalible componedor del tipo de relojes que utiliza-
ban nuestros abuelos, tanto en sus bolsillos como en preciosos muebles para
decorar el hall de entrada en sus mansiones, no por ello va a seguir en ese
negocio si es que la demanda por los servicios que ofrecía ha desaparecido.
Lo que ganó en ellos, ¡ya lo ganó!, no pudiendo ello influir en su decisión de
continuar en esa actividad: sólo interesarán los costos y beneficios que se
producirán de ahora en adelante, pues lo pasado ... ¡pisado!

111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito


Vamos a ilustrar la afirmación de este título utilizando como ejemplos las
siguientes creencias populares: (A) "La enseñanza universitaria gratuita
beneficia principalmente a los más pobres" y (B) "Los países más pobres
deben tener servicio militar obligatorio, por conscripción, porque no pue-
den pagar un servicio militar voluntario y profesional".

A. La enseñanza universitaria gratuita

"La enseñanza universitaria gratuita beneficia principalmente a los más


pobres, que son quienes no podrían afrontar el pago de la matrícula".¿ Ver-
dadero o falso?

Esta afirmación es de dudosa veracidad, en el mejor de los casos. Debido a


la existencia de la alternativa de trabajar, la educación universitaria no es
nunca gratuita. Aunque no tenga que pagar matrícula, el estudiante está
irremediablemente incurriendo en el costo de abstenerse de trabajar uüen-
tras estudia. La existencia de al menos una alternativa hace que estudiar
-aún sin pagar matrícula- no sea, de hecho, gratuito. Por cierto, el costo
sería mayor si hubiera que pagar matrícula que si no hubiera que pagarla;
pero, aquí no estamos debatiendo si la educación universitaria es más o
menos cara, sino desenmascarando la demagogia de presentarla como una
actividad que puede ser gratuita.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 23

Es común observar que en las familias más pobres son principalmente los
hermanitos menores, si algunos, los que acceden a la universidad ya que,
normalmente, los mayores han sido previamente convocados por la familia
a contribuir con su trabajo al mantenimiento familiar: a "parar la olla". Así,
la pretendida gratuidad de la enseñanza universitaria puede terminar sien-
do "gratuita a expensas de los hijos mayores en la familia".

Por supuesto, quienes más aprovecharían la ausencia de matrícula son aque-


llos que "pueden" 5 prescindir de trabajar durante los años que duran sus
estudios. Y éstos no son, precisamente, los más pobres. Así, la gratuidad de
la enseñanza universitaria debe mirarse como un descuento en el precio de
un producto al cual los más pobres tienen mayores dificultades de acceso.

1
Las comillas en esta palabra se deben a que, para los economistas, sólo tiene sentido usar la expresión
"alguien puede" o "no puede" cuando se trata de casos triviales (por ejemplo, yo no puedo llegar a Kuala
Lumpur antes de la hora de cenar; o él puede ganarse la lotería). En los casos más interesantes se dice que
las acciones se toman o 170 se toman porque al sujeto le conviene o no le conviene tomarlas. Así pues, no
diremos que las personas 170 usan zapatos con suela de oro porque "no pueden" o no comen caviar,
carne o ñoquis porque no pueden. En Economía se dice que no los usan (comen) porque existen alterna-
tivas para su dinero que son preferibles a los zapatos con suela de oro (a comer caviar, carne o ñoquis).
El economista tampoco acepta que se diga que alguien consume agua, tallarines y pan porque los "nece-
sita", sino que lo hace porque le conviene hacerlo: es preferible gastar en esas cosas antes que hacerlo
en las otras alternativas disponibles.
24 Precios hay en todas partes

¿Sería una respuesta satisfactoria a este problema cobrar matrículas más


bajas a los más pobres? ¿Es justificado que sea el gobierno quien avale los
préstamos educativos encaminados a resolver este asunto? ¿Tiene justifica-
ción económica cobrar iguales matrículas en diferentes carreras universita-
rias?

Estos asuntos han sido frecuentemente discutidos en diversos ámbitos. Una


muestra de los ingredientes que aporta el enfoque económico al debate son
las siguientes cinco columnas del profesor Ernesto R. Fontaine, publicadas
en el Diario "El Mercurio" de Santiago, Chile. En adelante, se identifican las
columnas periodísticas del Dr. Fontaine, enmarcándolas con una ligera tra-
ma o pantalla en tono de gris.

1. POBRES Y LA UNIVERSIDAD
(18 de mayo de 1989)
Una de las mentiras (falacias) más difundidas es que las universidades
deben ser gratis para permitir el acceso de los pobres a la educación
superior. A mis lectores egresados de la universidad gratuita les pregun-
to: "¿Cuántos de ustedes -y de sus compañeros de primeraño-- vivieron
hacinados en viviendas con piso de tierra y sin servicios de luz, agua
potable y eliminación de aguas servidas?". A los profesores del segundo
ciclo de la secundaria de esa época les pregunto: 11¿Cuántos de esos
alumnos rindieron el bachíllerato ola prueba de aptitud académica?".
Apuesto que la respuesta sería 'poqufsirhos', pues los verdaderamente
pobres no terminaban siquiera /aprimaria en la escuela rural del pueblo
b del b:irria donde Wvivfarí". . . ' .
La universidad gratis fue un subsidio· a los no pobres, pa.gado por los
más pobres mediante menores asígnaciónes presupuestarias a los nive-
les básicos deeduc:a.ción sueldosindignospara los maestros Yfin dete-
rioro de la calidad de lá enseñanza impartida, disminuyéndose aún más
el acceso de ese grupo social a la universidad.
A partir del Gobierno del Presidente Freí (padre), y especialmente du-
rante el presente, se aumentó significativamente la cobertura de la edu-
cación escolar y preescolar, por lo que es hoy mayor el número de po-
bres que llega a la universidad. El Estado -usted, yo y todos .los chile-
nos- les presta ayudafinanciera para cancelar sus matrículas a través de
un crédito fiscal (subsidiado). A éste tiene acceso casi el ciento por cien-
to de los estudiantes que justificadamente lo 'merecen', si bien no faltan
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 25

los frescos que lo consiguen a pesar de que ni usted ni nadie estaría


dispuesto a pagar impuestos para .financiarles dicha asistencia. Sin em-
bargo/ muchos -¡muchísimos!- estudiantes no tienen ni un solo peso
para el lJolsíllo ni para ayudar al mantenimiento o parar la olla' en sus1

casas, y sobreviven en condiciones lamentables de hacinamiento e .in-


suficiencia alimentaria.. En ausencia de este mayor crédítolisca/¡ algv-
nos debenabandonar sus estudios para ayudar a su madreyhermanos
menores, perdiendo ellos (¡y el país!) la posibilidad de desarrollar sus
potencialidades mentales fo cual constituye un crimen por el que algún
1•

día se nos juzgará.

2. AVALES A LOS ESTUDIANTES


(15 de septiembre de 1988)
¡Cuántos arrepentidos hay de haber avalado a amigos -no tan amigos-y
a familiares que 'no pudieron(más tarde cumplir con sus compromisos!
Esta columna, sinembargo, es sobre los avales exigidos a los universita~
ríos por el crédito que loscontribuyentes yMoya64es otorganpara finan-
ciar sus estudios y llegar a ser profesionales. La. 'raissond'etre de aludir 1

a los avales arrepentidos es destacar que ellos lo están generalmente


porque sus amigos y familiares se metieron en negocios <que resultaron

"Aunque usted no lo crea, estoy convencido de que Moya era un señor muy fornido, alto, moreno, bien
parecido y con bigotes, que trabajaba en la famosa e históric,1 piscina de Ocho Norte en Viña del Mar
-hoy un magnífico y elegante edificio-, donde, cuando chico, recibí clases y entrenamiento de natación
durante mis vacaciones de verano. Gracias a ello y a la eficiente dirección técnica del señor Karstegl, a
los 1:l años llegué tercero en la final de 400 metros del colegio The Grange, que ganó mi "senior" y
paradigma como nadador, el Pato González, y llegó segundo mi "prefect", Claudio Véliz. Ese año me
cambié de colegio y no llegué a ser nadie en el referido deporte.
El señor Moya iba ciuincenalmente a limpiar la piscina de nuestr;i casa. Mi padre, supongo que
parafraseando el famoso dicho "sepa Moya", solía utilizar el "paga Moya" cuando no mostrábamos
recato alguno para invitar a multitudes de amigos y amigas a la piscina, la cual, por no tener filtro, debía
ser escobillada por el pobre Moya, aun con más frecuencia y esíuerzo.
El "paga Moya" se utilizó desde entonces para situaciones tales como llamarnos la atención por no
ap,1gar las luces de nuestras piezas, por la duración de nuestras duchas y por el consumo de gasolina -y
ele neumáticos que dej.íbamos al picar y al tomar curvas de alta velocidad- cuando, ya mayores, nos
prestaban el auto. Siendo ya profesor universitario, en mis cl,1ses y en conferencias adopté este dicho
-según yo, inventddo por el viejo- y, según me dicen, popularizado en Chile por mi ex-alumno y después
Ministro de Economía, Pablo Baraona, en varias de sus conferencias de prensa al comienzo del Gobierno
Militar. ¡Será verdad ésta la historia y origen del "paga Moya", expresión que no he oído en otro país de
habla hispand?
En Estados Unidos existe el dicho "taxpayer's money" para irradiar la imagen de que el co,to dr,I
gobierno recae sobre el contribuyente. Considero ciue la imagen de "paga Mova" es rn,ís apropi,Hla,
26 Precios hay en todas partes

ser malos debido a hechos fortuitos o impredecibles, y no por falta de


esfuerzo o capacidad empresarial. Avalar a un universitario que desea
esforzarse y estudiar seriamente, sin embargo, debiera ser mucho más
seguro, pues el negocio de estudiar no es como el delas picanas', sino
1

en verdad una muy buena inversión. El único problema estaría ep ase-


gurarse de que el deudor cumpla con su compromiso de pagar su deuda
y no sea un fresco que clavará a su avalo a Moya (es decir, todos los
contribuyentes) en última instancia. Quizás pueda idearse.a/gúnproce-
dimiento para que a [os egresados se Jes descuente 1por,planilla' las
cuotas para pagar sus deudas, si .logran solucionarse los problemas lega-
les que ello supondría.
Planteado lo anterior, qu,isiera compartirmfs.R,AJ~mjentos sobre la con-
troversia -y violencia~ que ha surgidqporque l~funíversidade~ exigen
una cuota inicial' para ingresar a ellas1para la ~uat no habría crédito
1

fiscal, y dos avales para .la asignafión del crédito.fü¡cat


La cuota. inicial es de aproximadamente 50 milpesostque es mucha
plata para quien es 'pobre' --como asítambién,pafa,qvienno lo es tan.to-
y debe pagarla al contado violento. Sin embargo, ,r::10/0.es tanto para los
chiquillos-o para sus padres-que a los 14,años,creen ten.erlos talentos
requeridos para entrar a Ja universidad, puesp~difan incurrír en algún
sacrificio -menos cigarrillos, caramelos,Esta.dioNaciqnaJ, c;hk::les, pa-
rrandas y pololeo- para ahorrar los mil 200pesos fr/f3n.StJales que·les
permitiría acumular esa cantidad al cabo de tres años. Por/o demás,
siendo ya casi 'feos, hediondos y peludos', podrían trabajar durante los
veranos en cosas como recoger frutal vender helados, ayudar en tiendas
en Navidad, lavar platos y otras labores .que haue/a juventud esforzada,

el costo pertinente puede recaer no sólo sobre quienes pagan impuestos. El concepto reconoce, primero,
que la plata no crece en los ,írboles, sino que por lo general cuesta mucho sacrificio ganársela; segundo,
que el mayor gasto del gobierno en algún sector no conduce necesariamente a aumentar los impuestos
formales requeridos por la ley: puede implicar ya sea un mayor "impuesto-inflación" -que, sabemos,
pagan en mayor proporción los más pobres- o bien puede suponer el disminuir correspondientemente el
gasto público en otros sectores para así no aumentar el gasto total del gobierno.
En este último caso los que "pagan el pato" son los Moyas desafortunados que dejan de percibir los
beneficios de ese menor gasto público en los sectores así postergados. Por ejemplo, el mayor gasto
público que podría implicar ayudar a mitigar los efectos de la sequía en el sector agrícola lo pagará
Moya; quien sea el Moya específico dependerá de quién deba pagar más impuestos -ya sea específicos o
mayor inflación- o de quienes deberán por ello recibir menos servicios o traspasos del sector público:
salud, en sus distintos niveles; educación primaria básica o universitaria; viviendas básicas; )UNAEB u
otros. Como norma -iY así es la vida!- los fondos provendrán de aquellos sectores menos vociferantes y
poderosos.
Es decir, Moya es generalmente el menos distinguido y afortunado de nuestros conciudadanos, el cual
deberá resignilrse a tener que pagar los platos rotos durante una fiesta a la cual ni siquiera fue invitado.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 27

en lugar de irse a 'mochilear' al norte o sur del país/ fáciJm~nte alcan-


zando así la cantidad requerida para pétgar la cuota: 'El que la quiere
celeste, ¡que le cueste/1 Claro está quepreferiránu,sar hasta fa vic,JeQCia
si con ella creen poder conseguir que sea Moya,quien s,eponga~onfos
SO.t;11il ~esos. . . . . : , .s' , : . , · · ·
Respecta de .los fanaos que vayiiáacum~láa~ose:etr
con el crédito fiscal que todos fos chiletlqs;~ntreg~mt>Sa'
sugiemque sean administradospor: /a.s F~~r~fiqge:s.t:fé
pectiv,as, quienes asumirán l•t:r~sponsabilldai(~r,;
reJguará,<¾fÜJfi para las genefaciones,lutur,1s,.¡~,\féf
cas?, i1?s al(a{espara asímantetJer:e/fQtido.:Y,'/3,. ··.
aJ&s.,:Póbr~t.d~ mañapat~st. . · ·
la• vioff!ncia para pedirle a M~ya
fuerzDs a fa. t<¾rea de ayudar .alri{~.
¿Por qu~, mepregvnto, no dan ·/ils fed
segurdq avaf.exigidoporlatfni~etsfdac/¡~éqifitq . . ....· .. ·.·......•· ..·.... ?
saldós impilgos .de los morosos con sus bien~J¡ct,n:c~'taitt~ltdar.ia,5
adicfonales·desu5afiliaclos.l•Creqque1.de~~dq;a.'1:as',(ristesexpr¿r:idn~iá.5
del pasado,Jlfa.rvislumbran que la violenciaJ.lafi toma(f9ueo~J~gan a
la mayoría a suspender Ja:inversiór, que"est~n,~a;ciendt'$ eP. el {{!~(ll;~do
negocio que es estudiarenla; universidad,~esa<7~frea.r:~~':~íít)Í:~~\~f!,fll~~ ·
ficios que costos1 por lo que optan por ~te camif!p · · ·
sus vérdadefas responsabilidades ydebetes hacia:s((s
pobres; ·

3. MATRICULAS OIFE!E~CIADAS''''' ; ..
(23 de ~gosto de 1989)
Errün programa de conversación en TVun. ;,topersohel't11,¡d~fl.Jli}~áttfilg
político que dice apoyar la economía social de f11ercad,,'<1~1J1<:1ióJSU
apóyo a que las uni~ersidades -estatales; st.1p<fngCH•CObfe~/¿¡tanc~l~s
diferenciados en función de los ingresos famiiiaresde los•estui;Jíántés,. es
decir, que paguen más/os más ricos. Esta•nóción es no s , aria;a ··
los postulados de la economía socia/de mercado, st'no tfí · J:nte
inconveniente para todo e/sistema educacional;
¿Consídera usted razonable que a los 1ricós' se les-0bligue a pagar im
costo más alto por plantar almendros que a los pobres?Es claro;JJritn&
ramente, que el beneficio social de plantar almendros es.6a;ptai:loenso
totalidad por quien los planta, por lo que de ninguna maaer:a sejostif/Cé!
28 Precios hay en todas partes

establecer un subsidio a su plantación: quien planta almendros debe


pagar el costo total de hacerlo, pues durante su vida útil económica
-después de unos cinco o siete años en que el negocio sólo implica
gastos,-podrá más que resarcirse de él y obtener un excedente del nego-
cio. 'El que fa quiere celeste, que le cueste'.
Porotraparte, el costo de plantar almendros ¡es el costo de plantar al"
mendrost sea quien los plante Pedro, Juan o Diego. Cobrarles a los más
pobres menos que su costo real llevará a que posiblemente se dediquen
a ello aun personas sin las habilidades requeridas, frustrándolas, asig-
nando mal los recursos y bajando la calidad de nuestras plantaciones si,
por ejemplo, al no fumigar como corresponde se contaminan las planta-
ciones adyacentes.
La verdadera igualdad de oportunidades no se logra subsidiando las plan-
taciones de los almendreros pobres y gravando las de los ricos, sino
mediante dos acciones: capacitación previa de los que tienen genuinas
habilidades para serlo, y dándoles créditos-¡ no subsidiados!- a quienes
1
no pueden 1 financiar el verdadero costo para el país de plantarlas,
ganándose el privilegio de adueñarse legítimamente.de los excedentes
que queden después de pagar su deuda sacia/!, cuando éstos hayan
1

madurado gracias a su esfuerzo personal y a su buen cuidado.


Al igual que plantar almendros, estudiar en la universidad es una irwer-
sióny un negocio como cualquier otro: implica castos y beneficios para
el que emprende ese camino. Salvo contadísimas excepciones, los be-
neficios sociales de la educación universitaria. son tadofi captados por
quien se educa, debido a lo cual no se justifica entr(;!garle subsidio algu-
no. Por otra parte, el c;osto para el país de briQdar .educación a un 1rico'
es exactamente igual que dárs<;la a ury pobre: el costo de producir un
ingeniero ¡es el costo de producir un ingeniero, llámese Pedro, Juan o
Diego! ¿Porqué entonces, cobrarles más a unos y men0s a otros, indu-
ciendo a estudiar a algunos que quizás no lo harían stse les.cobrara lo
que e/país gasta en educarlos, pues sus expectativas de .éxito son bajas?
Reducir artificialmente los aranceles conducirá ínevitablemente a bajar
el nivel de exigencias en la universidad que los establezca, disminuyen-
do la calidad promedio de la educación impartida en ella ..
¿Cómo financiar el menor arancel? Si se opta por cobrt;1rles a los 'ricos'
un arancel mayor que el costo de la educación, éstos se irán a. la. univer-
sidad privada, la que eventualmente 1se comerá' a las otras en calidad.
Si se financia con un mayor aporte fiscal, ¿de dónde vendrán los fondos?
Si provienen de la enseñanza preescolar o media, se reducirá la 'igual-
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 2')

dad de oportunidades' tanto para ingresar como para egresar de la uni-


versidad, pues el acceso y las posibilidades de éxito en ella se verán
disminuidos para los más pobres.
Otorgar becas sobre la base de méritos académicos no sólo contribuirá
a brindar mayor igualdad de oportunidades, sino también mayor exce-
lencia académica.

4. MATRICULAS PAREJAS
(14 de septiembre de 1989)
Hace dos semanas me referí ala inconveniencia e .irraé;ionalidad de
establecer aranceles universitarios diferenciados.sobre la base. dela 'ca~
pacidad de pago' del estudiante, si bien a primera vista la idea de hacer"'.
lo pareciera ser 'humanitaria' y consecuente con los postulados de una
economía social de mercado. Afirmé que dicho sístemapodría, incluso,
perjudicar a los más pobres. Hoy me referiré a la irracionalidad de esta,.
blecer aranceles parejos para las distintas carreras impartidas en cada
universidad y entre universidades.
¿Le parecería razonable que un .Subaru de mil e.e. tenga el mismo.pre7
cio que uno con tracción en/as cuatro ruedas y de das mil c.c.l¿Oque
una tierra de secano cueste Jo misma que una de riega, s.i ésta es con ti~
gua y de igual calidad que aquélla? ¿O que un vino tinto con dos años.,
30 Precios hay en todas partes

de guarda, y de la misma calidad de cepas, cueste lo mismo que uno de


cinco? ¡Claro que no! Razones de costo de producción ('calidad') expli-
can la diferencia en el precio de los autos; razones de productividad
explican mayoritariamente la diferencia de precios entre las tierras rega-
das y las de secano, y el valor tiempo de/dinero; la <Je f()s yinos;
Si no hubiera tal diferencial de precios, nadie querría comprélrel Subaru
de mn frustrando a quien no pueda con~t:guir el de dos mUy haciénqo-
le sentirse como un ciudadano de seguodél c[ase. Lo.mismo.oc;urrirá con
la tierra ye/ vino: nadie querría ernprena,er obras de regadío si elprecio
de fas de secano fuese igualque erde lás regadas, y nadíetendrá.el
incentivo para guardar vino por: los ·tres fños adicionales~Pero también
es cierto que sin mecenas o s1n la acr:ión,de/Estad~ np t(!ndr:lamos par•·
ques nacionales con especies nativas, fl{plazas ·ni áreas:públicas de
recreación, pues es.difícil que el beneficio socíatgeneradoporéstos
que los justifiea- pueda ser captado privadamente por sus :dqeñps~ a
través de cobrar entradas lo suficientemente altas como para compensar
el costo económico de crearlos y mantenerlos como tales.
Los ejemplos de la vida cotidiana indicados tienen muchíJ que ver con
la educación universitaria .. ¿No es acaso más caro 1producir'un i¡:¡genie-
ro químico que un comercial, y éste má~ caro que unprofesordefüolo-
gía, y éste, a su vez, más caro que uno de historia o un abogado? ¿Por
qué, entonces, cobrar el mismo arancel pof esaspr°:fesior;ies?¿No es
acaso más caro educar un ingeniero comercial en una institución muy
bien equipada, con profesores 'full time' y sofisticad@ y a(Juádante
equipamiento computacional, que con profesores 'lecheros' y mínimas
facilidades? ¿Por qué, entonces, han de. cobrar lo mismo todas las uni-
versidades? ¿No pueden, acaso, dedicarse aofrecer 'cafidades' distintas
de profesionales? Si.los aranceles y el mercado -alumnado, universida-
des y el mercado laboral- no reflejan sus diferencias, habrá 1;ngaño y
frustraciones, asignaremos mal nuestros recursos yno se ofrecerá::tal
diversidad de opciones para los estudiantes.
¿Se ha preguntado por qué las universidades privadas noofrecen las
carreras caras' de impartir, tales como medicina y gran parte de lasinge-
1

nierías y agronomía? ¡Por competencia 'desleal' de .las universidades


subsidiadas por el Estado, es decir, subsidiadas por todos loschilenos.!.tl
costo de impartir una profesión-a un nivel de calidad determinado- ¡es
el costo de impartirla! Y quien desea 'adquirir' dicha profesión debe en
consecuencia pagar todo el costo que el país incurrepara darle esa opor-
tunidad de invertir en su propio capital humano.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 31

Pero, al igual que con las áreas verdes, hay'excepciones quecarifí[t11an


la regla, como lo son aquellas 'profesione# que el mercado ho incentiva
suficientemente o no recompensa los tres ~flos adicionales 'de gp~rda{
que implican los grados académicos superl°:res:Ias wtes1 li¡fi(osr;>ffa,]as
humanidades )n general, y atgynQSl}f08,f3?QJ~t4~doctora~ef
,,;:,":

.,El jtltciogeneralizado de;gueeíistiíif~•'


,pUt!trtosxlYt9:ya?pu~s éste ef ··
qü~\ompitenéfJor l~s.fa\
financiamieoto·tl.e1as uáiv<:!rsid.
.toria, Se crera·qu~>dic.ho fin~nd
• 1:zar qui!ta unNersidáiJ,fuese rtg~á(f~tr,
diantes serían reteptores de 11n rega1q
cia<füs por}os .contribuyente,$ YP()C .
Así a' 'comfonzos de la década dt 19í'f!ti .·.·
-eran'nomás.de 100 mil":'reci~(lin.el5Zp ..· ·•· · .· ·• •·. . pt~SJ.tPffH:!St<J,d.e.1
Ministerio de. Educación, miegtrát•qyeqyl'!!:íl~S ~s.taba. . " .
básica y secundaria -más de tre$milf(Jnes.;.;rec:tb(an sól
to. ¿PorquétPorque, segúnp11stu/o;tuvíeroiyri~yor]ak. ·.· ... · ...·. y
poderpol(tico para "vender lapomada 1We qµé ~!~a(s esc.¡uJ~f'l.;Se·~~ne-
ficia •ton tener más profesionalesyde ~ue debfa <11rse igual OP,Q{tt1.1Jlf/a.d
a fospobrespara educar$e•.en.ta,~fl{V • '~'1c!etcµsil' · tft:}r•~~
cedió ipresíones del importantegrµp . . ,mln .·. . . . . tf1!?1s:lp
por estudiant~s, profesores y administr. . )}Pf:'.Y~dos " O:i(1~€p"él~~r~
daderamente increíble- incluso pof sin lbs .i/é traba}ádores J?por .
la opinión pública en genera/1 tuvieran o no hijos en la universidad
para .distraer mayores recursos fiscales a este sector muy minoritario .de
cbileµos. . . . •• .
·Hoy.empieza. a. comprenderse que stblen es .e.l país quien. s(if¡benftfioiaJ. t
con tener profesionales1 casi todo.ese beneficio. es q1ptado,r;/if~C.~1.fr•
personalmente por quien se hace profesional.Síes ~Lguien,~.f:Jzll~ne~t1:i~:•.
en· lo personat. ¿por qué han de subsidiárseles st¡Js, e$tudio~{1,¡Rett.i~t,«1
ilcaso; algún subsidio o crédito subsidjadq.q.uitJn deseiil (n,veJ:t~~.,e/il;¡;~l¾>z'J!,
estupendo negocio de plantar kiwis1 so pretexto de que es elpafs. ·
se beneficia con ello? Obviamente que no1 pues e/beneficiopafMt
i'/;)''~,~?tá;ff;)?;¡+;*)'
32 Precios hay en todas partes

es prácticamente captado en. su totalidad por quien los plantó. ¿Por qué
ha de ser distinta la situación para quien decide invertir su tiempo y
dinero en educarse y convertirse en profesional?
Si.bien hay claras excepciones a la regla general de que quien se educa
capta él mismo "todo' el beneficio social de educarse7 -como sería el
1

caso, por ejemplo, de fi/6spfos historiadores y otros asociados a las cien-


1

cias y a las artes que ayudan a configurar nuestra cultura y nacionalidad,


que sí merecen un tratoespecial-;,•C[eq que)j Pf?ÍQ.ión pública está hoy
más. consciente de que.la ' regla. 'se ~plica a)~ generalidad delas carre-
1 1

ras universitarias y programas deperfeccionamíento: hoy ?stá más cons-


ciente de.que son .los mismos estudiantes .•q~ienefse Iwnefician,con
estar en la universidad.... Creo, asimismo, que elf)Q~rpolfticodelos
est1:1cfiantes universita"(Qs ;y. la. sfmpat(a hac11:J. ~ll~s f!{tif ~isminuyendo.
Creo; incluso, que los mismos universitariosseharroado cuenta de que
la cosa rio es sólo asl sin,o que también es percibida as~Ror fa opinión
públiaa; de sverte ·que han Perdido la autorfdad•mor:al~r~ped{rle• a
Moya que destine mayores recurspsparaJinanciar regalos aestos privi-
legi~cJos. ·.· . . . ..· . . . . . . <. , .•... , ,, . • •
Por. otra parte, .¿cuán.tos. de los que llegan a la universidad:son :1pc;ibres 1? 1

Silo son, ¿dt;ben ser 11grat;stl. sus estudios?¿No es acas0:N1~tfllpropiado


otorgarles un préstamo -:cC0/1. fomlos nacionaJ(?s, sobre ,ÜJSL(;U~lr$'de-:
rmmdam9s, tma mínima rentabitidtld sociaJ..,que podrá más tardesfácil~
.mentepagar:conef frut9 del estupendonegqcior¡LJe ha sidoe~uca;rse; en
la•U~iversfdael y llegar,a sef;profesfonalJ Creoquelaptef[1n4,(ps.rg(ui
pos Heif!fterés .debiera c;,entrar~etm:tratar, de aumentarJai:Jfspo~iblJi(ja(l
')¡~t;{~~~,~~al:ar:éqit~ '!~iVJ!t~fta.elo:pacia {Q$/ÍÍ!~g~e:~",. a,:.e~urándq~~.tos
·. . . . .. . . . . .JleJi~,,~J',llrfl~8/l 9P'fftU1J<?lfl..e ~f#s ~, ~~1s.f
manee rec:úr:;ospar:agenemt1one$. fuwras. · ··

Recapitulando y resumiendo los argumentos de estas columnas: La caren-


cia, para los pobres, de garantías aceptables para los bancos y la imposibili-
dad de hipotecarse a sí mismo -más bien, de hipotecar sus ingresos futuros-,
impide la existencia de una efectiva igualdad de oportunidades para todos
los estudiantes, ya que no pueden pedir préstamos ni para pagar las matrí-
culas (colegiaturas) ni para obtener un ingreso comparable al que podrían
recibir en el mercado laboral si no fueran a la universidad para, de esta

Cuando considere l;i sección XI del Capítulo 3, sobre Pitágoras y los polizontes, encontrará una de tales
excepciones.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito :n

manera, ayudar a "parar la olla" en sus hogares. Aunque la matrícula fuese


cero -lo cual, según mostraremos más adelante, implica un "precio menti-
roso" y, por lo tanto, conducente a una asignación ineficiente de recursos-,
no habrá igualdad de oportunidades -y será también ineficiente para el
país- si una persona decide no ir a la universidad porque el mercado de
capitales no le permite obtener un crédito para solventar sus costos (en este
caso, un determinado nivel de ingresos mientras estudia). Es conducente a
una ineficiencia debido a que para él -¡y para el país!- sería un buen nego-
cio que ingresara a la universidad en lugar de hacerlo directamente al mer-
cado de trabajo, lo cual le está vedado debido a una imperfección del mercado
de capitales. Pero, la matrícula no debe ser gratis, sino que debe reflejar lo
que al país le cuesta producir cada nuevo profesional, so pena de que en ese
país existan más personas estudiando -o tratando de ingresar- en la uni-
versidad que lo que es óptimo: el estudiante no le estaría devolviendo al
país lo que éste gastó en educarlo. ¿No es entonces obvio que debe ser más
caro estudiar las ingenierías y medicina que las leyes y contadurías, las cua-
les no utilizan laboratorios y otros insumos "caros"?

Es así como en Chile -donde no hay (2000) universidades gratis y hay pre-
cios diferenciados para distintas carreras universitarias- existe el llamado
"crédito fiscal"; pero sólo para el pago de las matrículas. Este se otorga a
una tasa de interés subsidiada y debe ser pagado por el egresado, después
de dos años como período de gracia, en función de los ingresos que percibe.
Sin embargo, la tasa de créditos impagos se ha acercado al 40%, por lo que
éste se ha constituido en un subsidio a los "frescolines". Es por ello que se
propone que éste sea descontado automáticamente mes a mes "por plani-
lla" (por nómina)-al igual que las cotizaciones previsionales y los impues-
tos de retención sobre sueldos y salarios-, como se hace en Nueva Zelandia,
donde existen bajísimos niveles de incobrabilidad. Tenemos entendido que
la aplicación de esta modalidad requiere en algunos países una reforma a
sus Constituciones.

B. El servicio militar obligatorio

¿Quién demostró alguna vez que el sistema de conscripción obligatoria sea


más barato que el servicio militar profesional? Superficialmente se podría,
quizás, pensar que la remuneración a pagar con un sistema de contratación
voluntaria sería un costo que se podría evitar con la conscripción obligato-
ria: los contribuyentes no tendrían que pagar los impuestos necesarios para
remunerar a conscriptos voluntariamente contratados.
34 Precios hay en todas partes

Pero este razonamiento no es sólo superficial: también es erróneo. Que la


conscripción obligatoria evita incurrir en un costo es solamente una apa-
riencia contable. Parece que lo evita porque en la contabilidad de las Fuer-
zas Armadas no hay que anotar ninguna remuneración pagada a los
conscriptos.

Sin embargo, en un sentido verdadero el costo no desapareció; sigue ahí,


aunque no aparezca en los libros de contabilidad y no lo paguen los contri-
buyentes. El costo lo pagan los conscriptos que abandonan sus actividades
durante el período de reclutamiento, y consiste en la productividad (remu-
neración) perdida(s) en las actividades alternativas que éstos hubieran rea-
lizado si no hubieran sido reclutados.

La conscripción obligatoria, pues, tiene dos efectos: (i) hace desaparecer de


la contabilidad de las Fuerzas Armadas un costo que en realidad existe, y
hace recaer este costo exclusivamente sobre los conscriptos (y/ o sus
empleadores), en vez de sobre los contribuyentes en general. Como conse-
cuencia del primer efecto, a su vez, (ii) se genera un incentivo para intensi-
ficar el uso del elemento cuyo costo no se ve, en vez de otros más visibles,
como equipos mecánicos y otros instrumentos. Así, las actividades milita-
IV. El comportamiento personal a los ojos del economista 35

res tenderán a ser exageradamente intensivas en mano de obra, a pesar que


la mecanización de ciertos procesos pudiera haber sido más eficiente.

También se deteriora la eficiencia de la mano de obra en la economía en su


conjunto: como la conscripción no distingue entre mano de obra con distin-
tas calificaciones, el sector civil no puede retener a la que mejor se ajuste a
sus necesidades y ofrecer, en cambio, una compensación en efectivo, para
así llamar a la conscripción a una persona menos calificada. Así, se desman-
tela el mecanismo de precios, el que hubiera asignado automáticamente al
personal capacitado para desempeñar distintas tareas a aquella que desem-
peñe mejor. ¿Le parece eficiente, justo y equitativo, autorizar a quien es
llamado al servicio militar que envíe -¡contrate!- a alguien para que lo re-
emplace en esa "obligación"!? ¿Le parece "democrático" que alguien pue-
da pagar por no cumplir con este "deber cívico"? ¡Piénselo!

La conveniencia, o no, del servicio militar obligatorio implica discutir cuál


grupo de la sociedad paga el costo (los contribuyentes o los reclutados ...
pero que alguien lo paga ... ¡alguien lo paga!) Estos dos grupos diferirán en
muchos aspectos, notablemente en edad y posibilidades económicas, y son
éstas junto a otras consideraciones las que deben debatirse; no la gratuidad
del servicio. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito.

IV. El comportamiento personal a los ojos


del economista

"Me gusta el teatro lírico; pero no puedo afrontar su costo".

"No me compré la computadora porque me guste, sino porque la ne-


cesito para mi trabajo".

"Cualquier cosa que deba hacerse, merece hacerse bien", siendo ésta
una de las frases favoritas de la mamá del profesor Fontaine.

Cuando escucha la primera frase, el economista traduce: "El teatro lírico no


le gusta tanto como para sacrificar otros usos alternativos de sus recursos",
y cuando escucha la segunda entiende que a esta persona le gusta satisfacer
sus necesidades laborales con una computadora ... aunque más le gustaría
no tener necesidades laborales. Cuando escucha la tercera, la considera dis-
cutible o carente de sentido.
36 Precios hay en todas partes

El economista rechaza y no reconoce como propia una discusión "de todo o


nada", "esto o aquello", "si o no"; su mundo intelectual8 gira en torno a
entender por qué la gente come pan "y" mermelada, trabaja "y" descansa,
ahorra "y" consume. Para el economista hay muchísimas cosas que mere-
cen hacerse, pero que sólo merecerían "hacerse bien" hasta el punto en que
el costo de seguir haciéndolas "bien" supera el beneficio de hacerlas. Para
el economista erradicar completamente el crimen y eliminar totalmente la
contaminación no tendría sentido: el crimen se combate, y la contamina-
ción se reduce, hasta el punto en que combatirlo más, o reducirla más, ten-
ga un costo mayor que el del mismísimo crimen, o la contaminación, que se
quiere erradicar. En esto consiste, precisamente, la interpretación económi-
ca de hacer las cosas "bien". Aunque suene como una herejía a los oídos de
los no economistas, existe una cantidad óptima de crimen y de contamina-
ción, así como existe una cantidad óptima de mermelada sobre el pan, de
trabajo y de descanso, y de ahorro y consumo.

El sesgo profesional del economista lo lleva a interpretar la conducta huma-


na como un permanente sopesar de alternativas, cada una de las cuales le
significará personalmente incurrir en costos y percibir beneficios al mo-
mento de decidirse por una de ellas. Dichos costos y beneficios privados
(para ellos) pueden diferir de los costos y beneficios para el país, llamados
costos y beneficios sociales o nacionales, lo cual puede llevar a "que lo que
es bueno para Juan puede no ser bueno para el país", como así también a
"que la alternativa que es mala para Juan sea buena para el país,,.

Pero, calma señor lector, ya nos referiremos en los Capítulos 2, 3 y 4 a estas


situaciones que, como veremos, suelen no ser de excepción debido a las
políticas económicas adoptadas en muchos de nuestros países.

En las columnas siguientes, publicadas en "El Mercurio" de Santiago de


Chile, el profesor Fontaine interpreta las conductas solidarias, delictivas
... ¡y hasta la composición del parque automotor!, como decisiones que to-
man las personas a través de sopesar alternativas en función de los costos y
beneficios privados que se derivan de ellas.

8
Por supuesto, su vida transcurre también en otros mundos, o, mejor dicho, en otras dimensiones del
mundo. En algunas de éstas, se contemplarán valores absolutos y será adecuado considerarlos como un
asunto "de todo o nada" (la mayoría de los economistas se enamoran, profesan alguna fe religiosa,
reconocen valores éticos absolutos e inclaudicables y no contemplan quitarse la vida como una alterna-
tiva viable). El economista considerará estos asuntos como lo hace el resto de las personas, a la luz de la
fe o de los sentimientos, reconociendo que su mundo intelectual puede no ser el ámbito más adecuado
para considerarlas.
IV. El comportamiento personal a los ojos del economista 37
38 Precios hay en todas partes

ría mente con su prójimo? ¿Cómo ;explicaría el Hogar de.Cristo, /a Teletón


y otras fundaciones religiosas y laicas dedicadas a ayudar a los m4s des-
pos~ídos? Si bien al¡;unos las explic:wían hadend911so del Bl;M, mipre-
ferencia es hacerlo con .el .QEM.~. · · •
Líisiecíentes}nui¡u:laqi9Qes.sirve)1
BENl$edelf¡e>r#bi~,Es]áscin,r'' ·..· .· ..· .. .. . . ·.... · y:Wef:
aá6;i<;o explfcar}í~ apar/ción de cieP:t~s<ieJJ1rsori,~s ~':lé?eJllsrebus-"
caopi{%fºrwiospesos, .respl11e[; l~s~r~~1~mifsé¡de;g()tfir~tr:an~g,1mierJto
eQ .ÍCilS,~b~rrfos más'pudieµlª5(v;e~~{qe~}aCO$ ~()[1.~tena(f fJfé\li$i;i5n•de
fJJáQQ.i1e,9krap:,¡fa¡arre · ·· · · · ··
·ciónf: ts.úbir.rtn1ijbles a
.rel;wsc . d~
tfil"~e/ . . ..
pldiJ} ·.• . ·. ·.· ..... . . . •. • . e. . . .. . . > . ., i
pasada~i'.<;óin?l~schi~uifi&s sJ sítdarf'en•tugares tftt¡ité$fra~p~r:~:'~td:-' •.
dár:it~mpUJáf~'./os•'IÍl.ftciiq/Je··séa11~nfarilfl.af,:u~lit~i<Jh~{ídsyrécJb1~
una.b,aehapfQ[!IÍllapÓre11o.
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·.·<.6!•1; >,,.', . . . . ..
\· . •... ::;,
\\':, ," ,,::> ',
' , ' ' , > , , · " ' ,",

Cobardes cfelincuentes anónimos rompieron el vid(if!\1eliJSÍen;d delan-


tero· de mi auto {:)~proceder a.ro/Jar,la radio siuJ1ee'ésidaif,i{e'abrirla
puettalpµetr hacedQ hubiera ;icGionado la alarma que Je 1üce ·instalar
hacean•a~o> ... ¡:>é . . . :,\;.,,<: ... : .\.
Deddf•co1ocár: la ,aJarma debído a .que en mi aµto és fáci/ extraer la
radi~y a que a'dos col~gas~ qq~tie?ep¡se/ mismotipo,dea11;tq; fos.h~b(an,
robado fas sµyas dos veces a1Uf1o y tres veces .af:~tftJ,,·~1/Pº@fa cquéton
efla·vísmínuirfa la probabilídadde.qtie. me 1ro/;)ata114a riift1,l~Repüse el
vidtioy la ,radio; e hice inst~far una a1arma·aúr1,másiofis(lcáela;c;todoa
un costóprivado (¡y sociaWdecasí 1SO mil:pesps.,No:derruncté e/robo,
pues;· no~e.stando::asegurado, estime.queel costo '(Je ;/:Jacf;Irfe iefa.mayor•.
que supotenciafbeneficio. . .·
La .teoría económica:7'"'.¡y ~!buen :sentido/~ post11(a,queJos Jiombre5:to,;
man. sus.decisiones sobreda. base de lt>s,c.ost0s y beneficios wue e,stima,n
estarán asociados acada curso de acción. Asf, frente a. wJigualtiesgo de
sersorprendido .'in fraganti'robando la radio de una.uta/ el(iefim:uente
preferirá robarla de aquellos autos que tengan las mejores, ytambiénde
IV. El comportamiento personal a los ojos del economista 39

i.asccinclb~/¡J~;;~;ólít{óaíieri
acdoh~s ·erirhir,~les ?odobvias.
crirner11 má,s f (ítn.e;ñes f:¡o,DcfJÍi m
delinqviráflá bc~slóg hacéa1
cial exfsta/habrároás crimln~li
de Jainvestigar::ión f.>Dlfcial pos·
n1.1nyií:lfáf!Ytª[f'vez,.mayqr;ser
míebtras, rn.enor sea el castigo/ .·•.
sea,n. lasprobabilidaéles de ser abs
aronist{il orun indulto, mayor .
puesto(/() ello disminuye el tos
El aumentoobsernádo en la cd . . ·.•
origitiarse•enqye uno o.más de lost.·
y4elcostodelcrimen ¿Seestuvieron¡ . ·•·•· •·
rentemente seiíales para aumentaNeleostq;f
qu1r,, tanto a· través de. disminuir susproEJ.a
avmentar la posibilidad de que los. culpa
mente castigados?··
Eldise~o.deitoda política que preteru1~
rrorismo .debe. coasiderar los factores a
aplaudo fas acciones anunciadas por ~I ..0

bertura .y la efectividad de la vigilanciii e


ellas debieran desalentar el crimen.iPeró,
40 Precios hay en todas partes

3. CAMIONETAS DOBLE CABINA


(18 de octubre de 1990)
Las teorías swgen como respuestas lógicas a algunas regularidades ob-
servadas. Para el economista que advierte cierta regularidad en actuacio-
nes o acontecimientos socioeconómicos, la 'lógica' tiene siempre su base
en el postulado de que la gente hace las cosas porque les conviene ha-
cerlas.
Recuerdo que hace unos 15 años me llamó la atención que en Coyhaique
hubiesen tantos galpones, muchos de los cuales estaban vacíos y eran
de una calidad cuestionable ¿Por qué ocurrió aquello? Por la sencilla
1 1

razón de que había existido un generoso subsidio estatal para ese tipo
de construcción en la Undécima Región, el cual podía incluso llegar a
ser mayor que su costo. Recuerdo que en la década de 1950 se importó
un montón de chasises de camionetas, que eran armados en Chile por
1 1

empresas tales como Pelizzola Hnos.; más tarde, furgones a los cuales
(una vez internados) se les 1abrían' las ventanas de atrás y se les coloca-
ban asientos para transformarlas en station wagons semimade in Chile.
¿Por qué? Porque estaban prohibidas o restringidas las importaciones de
station wagon de suerte que sólo las importaban algunas congregacio-
1 1
1

nes½ por supuesto, diplomáticos y funcionarios de 0/, fueran o no chi-


lenos (en ese entonces no existían Ias ONG).
Por los años 1960 proliferaron las camionetas pickup algunas más
1 1
1

elegantitas' -como las Chevrolet El Camino y las Ford Ranchero-, todo


1

debido a que ellas pagaban menos impuestos que los automóviles. Tam-
bién hubo épocas en que abundaron los jeep pues los vehículos con trac-
1

ción en las cuatro ruedas se consideraron herramientas de trabajo y paga-


ban menos impuestos que los autos.
En mis observaciones recientes me ha llamado la atención el gran nú-
mero de camionetas doble cabina, las que impunemente transitan los
días en que sus primos hermanos automóviles con igual último dígito
1

de sus patentes, deben permanecer en casa por la absurda restricción


vehicular (hoy no circula') impuesta en Santiago.
Hace sólo unos pocos días que tuve una respuesta 1/ógica' a esta regula-
ridad observada. Hay personas que {i) pueden descargar /VA por su com-
pra; (ii) pueden descargar /VA por su consumo de diese! o gasolina, y (iii)
pueden conseguirse' una factura o una guía de despacho para justificar
11 1

que su camioneta doble cabina está siendo utilizada para transportar carga,
adquiriendo así el derecho a transitar todos los días del año en Santiago.
V. Los precios son los términos en que se presentan las alternativas 4 1

¿No conoce acaso usted algLÍn amigo que recientemente haya decidido
comprar uno efe esos veh(culos, invirtiendo algi1n dinero en resortes y
neumáticos para no dañar sus riñones o los de su esposa?
Convengo en que es difícil trazar una línea clara entre una doble cabina
que sed usada en el campo o en fcwnas propias de la construcción o
sencillamente para transportar carga, y aquellas cuyos dueños simple-
mente se aprovechan de un resquicio para andar en un 'auto' de cuatro
asientos y así burlar la restricción vehicular en Santiago. Lo más lógico
sería acabar con esta discriminación -al igual que con las otras que he
denunciado sobre el particular- mediante la venta de permisos de circu-
lación que den distintos derechos en cuanto a transitar por lugares y v(as
restringidos. As( quien "necesite" su doble cabina para transportar pro-
ductos o transportarse a sí mismo al trabajo o a sus niños al colegio,
podrcí entonces comprar un permiso que le dé transparentemente ese
derecho, que estada as( al alcance de todos ¡tenga o no una doble ca-
bina!

V. Los precios son los términos en que se presentan


las alternativas
Cuando cuak7uier pc•rson,1 mira el precio de un producto en el supermerca-
do, generalmente no le interes,1 el tamaí'ío de la etiqueta donde está escrito
el precio, ni el color de la tinta utilizada, ni su valor en dinero.

Lo de l,1 tint,1 y lil etiqueté, es obvio, pero ¿cómo es eso que no le interesa su
Villor en dinero? ¡Al fin y ill cabo, que una Cilmisa vi.1lg,1 50 o 5 000 no da lo
mismo! Est,1 serfo, rcspetuosi.lmente, 121 reacción supcrfici,11 y apresurada
que no se' espcril de un cconomist,1. Al no hi.lbersc estipulado el precio de
los dem,ís bimes ¿qué significado pueden tener los nümeros 50 o 5 000? ¡Si
50 fueri.ln pesos y 5 OOll fueran centavos, estilrÍilmos hablando del mismo
valor, ¿iunque los nümcros sc,rn distintos 1

Decir que un,1 ec1misa vi.lle $50 tiene un contenido informativo sólo si i.lLh'-
más se s,1be que un ,iuto, por ejemplo, cuesta $500. Entonces sí que se pod r.i
decir "¡Qué Céll"il es e.,;t,1 ec1mísc1 1", o ,iltcrn,itivamente (pero no adicion,ll-
mente, y,1 qul' sní,1 una redundancia) "¡Qué barato es este auto 1"

Lo que hilce interes,rntes il los precios, y por eso los hace objeto de IJ rnrn 1
sidad científica dl' la Economía, es que los precios son los términos l'n qul'
42 Precios hay en todas partes

se presentan las diferentes alternativas. Bien mirado, el número verdade-


ramente interesante (el único que dice algo con significado) en el párrafo
anterior no es 50 ni 500, sino 10. La situación sería exactamente la misma si
en vez de tratarse de 50 y 500, se tratara de 2 y 20, o de 30 y 300, o cualquier
par de números cuyo cociente sea 10; en todo caso el auto nos parecería
barato (o la camisa cara).

Este número indica, precisamente, los términos en que se presentan las dis-
tintas alternativas (o términos de intercambio, como se dice en la jerga pro-
fesional): elijo un auto y dejo de comprar 10 camisas (o "transformo" 10
camisas en un auto), o elijo 10 camisas y dejo de comprar un auto (o "trans-
formo" un auto en 10 camisas). Elegir uno o el otro; ésa es la cuestión. Y la
elección será, seguramente, distinta si en vez de 10 fuera 8 ó 40.

Hay que reconocer que sería un tanto incómodo tener que agregar la cláu-
sula "en términos de ... " cada vez que se menciona un precio. En vez de
decir que el precio del ajo es 2, habría que aclarar que uno se refiere al pre-
cio del ajo en términos de uvas, pero que en términos de bananas sería 3, en
términos de peras 0,9, y en términos de ... , etc.

Para simplificar la manera de expresarse, se ha adoptado la convención que


al referirse al precio de algún bien (por ejemplo, ajos), se entiende que uno
se está refiriendo a un precio relativo; a un precio en términos de una ca-
nasta representativa de todos los bienes y servicios de la economía.

VI. El dilema del servicio doméstico

Dado que las familias son, en promedio, más ricas ahora que hace cien años
¿por qué tienen menos servicios domésticos, tales como mucamas, mayor-
domos, etc.?

Es indudablemente verdad que el ingreso de las familias ha aumenta-


do mucho en los últimos cien años (como así también el de las mucamas).
Esto, en general, significa que la demanda por estos servicios tiene que ha-
ber aumentado lo que, a su vez, significa que a cada precio se demandan
ahora más servicios domésticos que hace cien años. Es decir, cualquiera
haya sido el precio de estos servicios, ahora seguramente se demandan más
a ese mismo precio. ¡Pero ahora el precio del servicio doméstico no es el
mismo!
VII. Las mascotas y los hijos 43

¿Cómo sabemos que no es el mismo? ¿Es más alto o más bajo? Trate
de imaginarse el costo a fines del siglo XlX de proveerse de un horno de
microondas autolimpiante, programable y a control remoto; de un
lavarropas, un secarropas y varias aspiradoras eléctricas. Hubiera sido bas-
tante caro, ¿no? Tanto que no había fortuna capaz de comprarlos. Hoy, cual-
quiera de esos productos cuesta casi igual que sólo un mes de sueldo de
una mucama. ¿Qué conclusión saca acerca del cambio en el precio relativo
(el único que interesa) del servicio doméstico? ¿No le parece que ha aumen-
tado muchísimo?

Si así usted ahora lo cree y lo manifiesta en público, debe estar preparado


para escuchar a alguna asistente social exclamar, indignada, "¡Cómo puede
decir eso! Estas pobres muchachas siguen en la miseria y la indignidad ... ¿y
usted todavía quiere bajarles el sueldo?"

Sea paciente, estimado lector, y explíquele a esta persona que no hay nada
más lejos de sus intenciones que bajarle el sueldo a nadie; que a usted más
bien le preocupa que hayan caído tanto las oportunidades laborales en este
mercado (y en muchos otros, que también le quitan el sueño ... ¡no vaya a
creer esta persona que sólo ella tiene sensibilidad social!). Concluya acla-
rándole que usted solamente trataba de explicar por qué hay menos servi-
cio doméstico ahora que en el siglo pasado, y que ello se debe a que ha
subido su precio relativo.

El hecho que hoy se observe menor cantidad de mucamas, cocineras y plan-


chadoras que hace un siglo significa, simplemente, que el efecto del aumen-
to en el precio relativo, causante de la reducción en la cantidad demandada,
fue más fuerte que el efecto del aumento secular en el ingreso de las fami-
lias que hizo aumentar, pero no tanto, la demanda por esos servicios.

VII. Las mascotas y los hijos


¿Por qué las familias en los países ricos tienen más muebles, cuadros y
mascotas que en los países pobres y, sin embargo, tienen menos hijos?

Indudablemente, distintas disciplinas aportarán distintos ingredientes a la


respuesta de esta pregunta (como sucederá, por cierto, en casi todas las
preguntas que se planteen en este libro); pero aquí solamente enunciare-
mos el ingrediente que puede aportar la Ciencia Económica o Economía.
44 Precios hay en todas partes

El lector seguramente ya habrá adivinado que la respuesta a este dilema


también tiene que ver con los precios relativos surgidos, por definición, de
las alternativas disponibles. A medida que los ingresos de las familias au-
mentan, los muebles y demás adornos cuestan fracciones cada vez menores
de tales ingresos. El costo de un gato de raza, de impecable comportamien-
to y salud garantizada, pasó de la mitad del sueldo quincenal de un ofici-
nista europeo a un cuarto de su sueldo. Y esto no sucedió por un abarata-
miento del gato (cuyo precio en términos de kilos de uvas o de zapatos
puede incluso haber subido) sino, principalmente, por el significativo au-
mento de las remuneraciones en los países ricos. Lo mismo se podría decir
de los muebles, las esculturas y las alfombras. Todos ellos se han hecho, en
términos de horas trabajadas, cada vez más baratos.

Disfrutar de la vida familiar y, en particular, de la interacción con los hijos


requiere atención personal y tiempo. Tiempo para escuchar, comprender y
dialogar. Tiempo para compartir experiencias, para educar y para infundir
juicios de valor y normas de conducta. Cuando las remuneraciones por hora
aumentan como lo hacen en los países ricos, estos preciosos usos del tiem-
po se hacen cada vez más caros, ¡no más baratos!
VIII. zES verdad que la vida humana "no tiene precio"? 4.';

VIII. ¿Es verdad que la vida humana 11 no tiene precio 11 ?

Es decir, ¿que su valor es infinito? Observemos qué nos revela el comporta-


miento de los propios interesados, los seres humanos. ¿Usted conoce a al-
guien que gaste todo su ingreso en prevenir accidentes, comprar vacunas,
hacer ejercicios y dietas? Posiblemente no conozcamos suficientes personas
como para poder generalizar y nuestra muestra sea de tamaño esta-
dísticamente insuficiente, pero ninguna de las personas que conocemos lo
hace.

¡Otra vez los precios relativos! Es posible que alimentándose exclusivamente


de lechuga, leche descremada y agua se pudieran agregar 5 años a la expec-
tativa de vida cuando se tienen 40 años de edad. Pero esto no es gratis: la
alternativa es más de 20 años sin Cabernet Sauvignon ni filet mignon. Y, en
general, la población de 40 años de edad juzga que ésa es una alternativa
demasiado cara.

¿Se modifica la observación si ahora miramos la población de 65 años de


edad, quienes pueden agregar con esa dieta sólo 3 años a su expectativa de
vida? Efectivamente, encontraremos más personas de esa edad haciendo
46 Precios hay en todas partes

esas dietas aunque "la rentabilidad" del sacrificio sean solamente 3 años
en vez de 5. ¡Ello es así, porque el costo también es menor, ya que la alter-
nativa es muchísimo menos de 20 años sin Cabernet Sauvignon ni filet mig-
non!

¿Usan todos en sus autos cinturones de seguridad en todo momento? ¿Usan


todos asientos para bebés cuando sus hijos de tal edad son sus pasajeros?
¿Compran todos autos con bolsas de aire y frenos ABS? ¿Se respetan siempre
los signos Pare, las luces rojas o los límites de velocidad? ¿Por qué alguien
acepta trabajos tan peligrosos como ser trapecista, boxeador, correr en Fór-
mula Uno o en motos, o trabajar en minas de carbón; es decir, por qué no es
infinita la diferencia entre las remuneraciones ahí recibidas y las que se ob-
tienen en otras ocupaciones más seguras? Si el valor de sus vidas y las de
sus hijos fuesen "infinito", quizás incluso no se subirían a un auto, a un bus
o a un avión, y ni siquiera saldrían de sus casas. La vida debe tener un valor
significativamente menor que infinito si hemos de justificar estas y otras ac-
ciones tomadas libremente por los seres humanos, ya que si las toman debe
ser porque el beneficio esperado de tomarlas debió haber sido mayor que el
costo esperado de perder la vida. El economista toma estas cosas ¡como son!,
respetando que las personas son capaces de ejercer libremente sus volunta-
des y que actúan como BEMS.

IX. Las manzanas del Río Negro

¿Por qué las mejores manzanas no se comen en Río Negro (donde se produ-
cen), sino en Buenos Aires?

Los provincianos argentinos seguramente contestarían que esto también se


debe al atropello constante de la arrogancia de los porteños, los cuales sólo
producen burocracia y "se consumen todo"; porque, si bien Dios está en
todas partes, ya sabemos que atiende en Buenos Aires ... Por otra parte, los
porteños dirían que esto seguramente se debe a que "gente como nosotros
no podríamos comer cualquier porquería, ché".

Los consumidores de manzanas en Río Negro y en Buenos Aires, y en cual-


quier lugar, están dispuestos a pagar más por un producto de calidad su-
perior. Digamos el doble. Así pues, en Río Negro las manzanas de buena
calidad cuestan el doble que las otras: el precio relativo en Río Negro es
igual a dos.
X. Los fondos son fungibles en Solovia, en Bisnacalandia... 47

Ahora vamos a reconocer que el costo de transporte hasta Buenos Aires es


el mismo, ya sea para una manzana de buena calidad o para una de las
otras; digamos, diez centavos por manzana.

Cuando le sumamos estos diez centavos al precio de cada manzana (de las
buenas y de las otras también) y calculamos cuánto cuestan estas manzanas
puestas en Buenos Aires, veremos que el precio de las manzanas buenas es
menos del doble del precio de las otras 9• En Buenos Aires el precio relativo
de las manzanas buenas, respecto de las otras, es menor que en Río Negro y
"obviamente" se consumen más ahí que en su lugar de origen.

X. Los fondos son fungibles en Solovia,


en Bisnacalandia ... y en todas partes
(o, ¡nadie sabe para quien trabaja!)
Cuando el padre le dice al hijo "Estos son $5 para que pagues tu almuerzo
en el colegio ... no puedes usarlos para comprar golosinas", él no espera
que su hijo ponga ese billete en su bolsillo derecho; que compre golosinas
con los $5 que tenía en su bolsillo izquierdo (y que hubiera destinado al
almuerzo si no tuviera los $5 que le dio su papá), y compre el almuerzo con
los billetes que le dio su papá. El niño podría perfectamente a la vuelta del
colegio decirle: "papá, he cumplido: no compré golosinas con los $5 que
me diste hoy". Si acaso este episodio de hecho sucediera, con un ejemplo
práctico el hijo le habría enseñado a su papá que los fondos son fungibles.

Que los fondos son fungibles significa que cualquier persona destinará cual-
quier aumento de sus ingresos a los propósitos menos prioritarios (en el
ejemplo anterior, las golosinas) y que, simétricamente, cualquier disminu-
ción lo llevará a dejar de emprender las cosas que considera menos impor-
tantes (si el niño perdiera el dinero que tenía en cualquiera de sus bolsillos,
resignaría las golosinas y no el almuerzo ... aunque el dinero perdido fuera
el del bolsillo derecho).

Para ilustrar esta afirmación, reproducimos aquí dos columnas del profe-
sor Ernesto Fontaine publicadas en el dinrio "El Mercurio" de Santiago de
Chile.

" Esto sucede siempre que se le suma una cantidad constante a dos números que son múltiplos el uno del r f,
otro. Verá que inmediatamente dejan de serlo. Pruebe con 1 y 2. Súmele O, 1 a cada uno, y compruebe
que 2, 1 es menos que el doble rle 1, 1; o sea, el precio relativo de las manzanas buenas, respecto de las
otras, es menor en Buenos Aires que en Río Negro.
48 Precios hay en todas partes

1. FUNGIBIUDAO DE FONDOS: DOS CUENTOS


(26 de febrero de 1988)
Un colega1 director de Presupuestos de Solovia, recibió la visita urgente
del director de la Comisión Soloviana de Energía Atómica, quien le soli-
cit<ffdndospara la construcción de una bomba atómica en vista de que
era inminente la guerra con el país vecino. Mi colega le dijo que no
habíafondos; pues todos habían sido ya asignados.· Indignado, el maris-
cal quiso .intimidado colocando su pistola sobre el escritorio de mi sor-
prendido amigo: ''¡Necesito la bomba atómica para disuadir al enemi-
go!". Nuevamente se le respondió que no había fondos ni dólares para
ello, y que tenía claras instrucciones de{ Presidente de fa República de
equilibrar el presupuestoy atacar la inflación. Muy enojado se retiró el
mariscal, no sin antes ame.nazar con colgarlo a. é/y a todos sus colegas
'economicistas' si había guerra.
AJ d(a. siguiente, que en Solovia era festivo, estando en e/ hoyo 18 del
Club de Gol{¡ el marisca/recibe la visita de mi amigo, quien le dice: "Los
fondqs para /a bomba están disponibles para su .uso mañana mismo".
Muy feliz, el mariscal lo convidó a compartir con .élel agradable y tradi-
cionalhoyo 19, diciéndole de un modom1..1y jovial: "Espero que no hayas
tomado en serio la broma de q1..1e les colgaríamos en el evento de una
guerra1 pues no querría que eso te haya llevado a hacer a1go incorrecto".
Muy seguro de sí mismo; aunque sintiéndose,algo insultado, mi colega
respondió: ''No se preocupe mariscal.. lista mañana,recibí t..lfJ telex de
nuestro representante en el Banco Mundial, donde me informa que se
acaba de aprobarn1..1estro/;;rédito para la constmcción deunhospitaly30
t.Qnsultorios en •e/; pafs1 gasto ·.que ya estaba financiado pdr la Ley de;.
1

Presupuestos; por tanto; se liberaron los fondos para la bomba":


EfDtro1cuent01 se:te(lete ala experiencia de un ágricultorde Blsnaca fandía.
Una mañana1 tomando desaycmo con su señora en la casapatronal; effa
1

lemanifiesta'su·deseo de,fra Európa1 pues hace.ya,varios aflosqueno Jo


hacen. El marido le responde: 11Mijita, no podemos haeer/o aúm Nues-
tros ahorros y utilidades que obtuvimos el año pasaclo por los bu~nos
pteciói$ de lás bisnácas los tengo comprometídos en la orden que puse
para"Üna cosechador/1. Lós intereses están altos y creo que nó iros con-
viene endeudarnos para algo tan frívolo como es ir a Europa La señora,
1
'.

muy enojada por el 'economicismo' de su esposo1 se encierra en el baño.


A las pocas horas el hombre regresa del pueb/01 más temprano que lo
habitua/1 y cariñosamente dice a su esposa: 11Mijita, aquítíene las reser-
X. Los fondos son fungibles en Solovia, en Bisnacalandia... 49

vas confirmadas para nuestro próximo viaje a Europa, y en primerta cfa,.


se". Muy amorosa le dice: "Espero no haya pensado que me había. e:pp-
jado tanto. Usted sabe cómo lo quiero y que siempre me hubiera com-
portado como una eficiente" leal y amante esposa, aunque Qofnehubie-
ra dado el gusto de ir a. París". Algo resentido porefhecho.de,que su
mujerhubíerapensado,qu~ él sólo reaccionó asu.amenaza;,A€'cpn(e5:ta:
"(;la.ro que,no. lo que.pasó fue que1 al comprar e/ díarjq;, ;vtqye<i!i
Ministro efe Agricultura anuncitJque había (;reado¡.malfnea(/.~cté(Jito
muysubsidiadapal'a las compras .de bíene~de capitalde/;s~torfcón
el/apagaré/a cosechadora y,iiperaré losfondos parn ir afu¡qp;te,,in~lut
so;mijita, cambiarelautoí'. · • .•. ... . . .. ·•· ... ·. · ...... < .1;· .; , •
'Adivina1•·buefladivi1'1adqre~ .équé proyectofue fina:ncíado ,plcrrc~l:Ba~t.Jo. .· 0

Mundial:el de saludQ/a,bOl1111Jai¿Quéf:ina~ci6el <Erédi~ de1riesar~ll0


agrícola:>/a.cosechádpr;:1'gJos capriclios de/a señora?.··.....~· i;\,; ?i.:,.·•.·;
El .que /os fondos scm fung1bles.,es. '1.maverdadclelportedeµ;t1b1Jqtttf,
./p1;1es,no•hayduda;algµna:qt!Je:;aste<iJ,iJ.{$fiaar:á~ualqui6?fl~lim~nt~•~aí$u.s· •·
.· ingresos a losproyectosque Je sonmenot; pri~ritarios; •Y querc;,1.1afotú(~r
dJsmiF1uciónJ{)Jleva#"iguaf~ente il1deJa:rt;/eempten'tiercosas;.q1;1fi!.lílc5ted...
consideramenos tmpórtántes, ;i ,,·.:.•iitz;
/,",;,' ,"" ''<,}<',, ' j ,,,,

,:,\Si,\>,.::,,,~:,,"',\' , :i , ~,
2t•GAS1'0 SOCIAL?! .
l., .... •. ; . ; .. · .· ·. ·....• ;·;
; . (31 cf'\: . ;\1990.) .• ;· •
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· salud; de·lf
· dycirJa ,P?br:& .. , .... ••·•·i·•· . . ,. .i:; .•,•.• ,; , ... • .x. ; . :i' ,'ú ... . .;; . •;;J,:w ,;z?t. ·; .
mentana1nvers10,nxeT1:e '~ap1tJ1·11up,ano;;quees:1ar,ase.ma:S'.S01Jf¡ia• ~t,;?: ... !

ef,d,esarrol,loec:Qn1rt1#; · ... l}Je/"Jf1i3Í$~5Y:'Pªra ...... ·


...dades. y;opgr:tuhicJades, .. irt~pok(est,.a{asfi,i1jipli)f~
1
.,estado·•.depobrez.~~.•,··:,~1••)·{,;,,• .A(i•y.....•·•·•••·· ·.• \· :: , . . . ·•·
Sin duda que no hay:c:hilenoalgano qaepued€1 •oponf!rse
pensamiento.·Sin embl#'§Pt. como fos recursos.s
dades sofl:m(¡Jtiples} deberá(:I tomarse decisiones.qiffc
del tamaño del gasto púb#co totaJümpuestosj(};.oma:d .. .
50 Precios hay en todas partes

entre y dentro de los diversos sectores que demandan fondos, las cuales
implican costos y beneficios económicos, políticos y humanos.
Por ejemplo, ¿deberán destinarse más recursos públicos a la medicina
preventiva y a otros programas de salud y sanidad ambiental que redu-
cen la morbilidad, o bien más a la medicina curativa? Si más del 90 por
ciento de los casos de la medicina curativa pueden atenderse sin avan-
zados especialistas ni con un equipamiento caro' ¿deben destinarse
11 1

más fondos públicos a hospitales terciarios, o bien, a consultorios y hos-


pitales menos complejos? ¿Deben destinarse más recursos públicos a la
educación preescolar, incluidos desayunos y almuerzos para sólo algu-
nos niños, o debe darse más a la educación secundaría y universitaria?
¿Deben destinarse recursos públicos para sólo subsidiar la construcción
de casetas sanitarias (lotes con servicio), o también para "viviendas" de
variados tamaños y calidades? En síntesis, la autoridad debe preguntarse
qué gasto público lleva a aumentar el capital humano de los chilenos
por sobre lo que hubiera aumentado de todas maneras sin incurrir en
ese mayor gasto.
La investigación puede y debe aportar información pertinente para estas
decisiones. En la India se encontró que la única diferencia observada
entre dos poblados ''pobres", uno cuyos niños recibieron por años ali-
mentación en la escue/'a y otro que no alcanzó ese beneficio, fue que las
dotes matrimoniales del primer poblado aumentaron significativamente
respecto del segundo, porque el niño que comía en la escuela no lo
hacía en su casa, y el ahorro no se usó para mejorar la dieta de sus
hermanos. En Chile, la diferencia se hubiera reflejado quizás en el nú-
mero de veces que el papá va al Estadio Nacional y en su consumo de
cerveza.
¿Éstá usted dispuesto a pagar más impuestos para financiar esas "frivoli-
dades" y no tener efecto alguno sobre el estado nutricional de los niños?
Cabe preguntarse cuántos alumnos adicionales terminarían su secunda-
ría o la universidad sí ésta fuera gratis. ¿No será que dicho subsidio, en
lugar de aumentar la inversión en capital humano irá a financiar el esta-
dio, a incrementar el consumo de cerveza, o a aumentar el número de
11
mochileros(as)" que vacacionan por el país en vez de trabajar para
financiar ellos o sus padres (y no Moya) sus estudios?
Estos interrogantes conducen a postular que es responsabilidad del Go-
bierno foca/izar "bien" el gasto social para lograr los efectos en verdad
deseados, y estemos por ello dispuestos a pagar con menos desagrado
los tributos que nos imponen.
XI. Un agravio a los maestros o una mentira a los contribuyentes :, 1

XI. Un agravio a los maestros o una mentira


a los contribuyentes: el impuesto a los autos
para financiar el aumento de sueldos docentes
y el aumento del IVA para financiar la extensión
de la jornada escolar
Una interesante aplicación del principio de que los fondos son fungibles es
preguntarse cuál es la verdadera prioridad que tienen los programas que
dicen se financian con un aumento de los impuestos.

Cuando en Argentina, 1998, el Honorable Congreso de la Nación aprobó un


nuevo impuesto para financiar un aumento a los sueldos de los maestros,
lo que hizo, en realidad, fue anunciarle al país que el aumento de sueldos a
los maestros era la última de sus prioridades.

No importa lo que sus miembros declamen al respecto; no importa el énfasis


con que nos digan que no hay nada más importante que jerarquizar "la más
noble de las profesiones". Aprobarlo significa, inevitablemente, afirmar que
los sueldos de los maestros son el menos prioritario de sus objetivos.

La razón es muy obvia: Necesitan un nuevo impuesto porque no están dis-


puestos a dejar de hacer ningún otro gasto para financiarles el aumento de
sueldo a los maestros. Es decir, que ¡cualquiera de los otros gastos tiene
mayor prioridad que los sueldos de los maestros!

Sí, ¡tal como lo leyó!: Cualquiera. Porque si hubiera alguno, aunque fuera
solamente uno que no tuviera mayor prioridad, lo reemplazarían por el
aumento de los sueldos a los maestros. Todos y cada uno de esos gastos
públicos que al ciudadano común le dan risa, lástima, vergüenza y sos-
pechas, para los legisladores tienen mayor prioridad que el sueldo de
los maestros. Ninguno se puede tocar para aumentarles los sueldos a los
maestros.

Como no están dispuestos a renunciar a ninguno de los otros gastos públi-


cos, necesitan un nuevo impuesto. Y éste es el verdadero significado de la
adopción de un nuevo impuesto para este propósito.

Sepamos los contribuyentes, cuando paguemos este impuesto, que esta-


mos satisfaciendo a la menor de las prioridades de quienes nos representan
en el Congreso de la Nación ... y que ésta puede no ser, precisamente, el
aumento de los sueldos de los docentes.
52 Precios hay en todas partes

Por otra parte, a principios de 1997 el gobierno chileno ha dicho que es


necesario aumentar desde el 17 al 18% el monto del IVA para financiar la
extensión del horario escolar, lo cual sólo puede indicar una de las dos si-
guientes situaciones: (i) la reforma educacional es de mínima prioridad para
el gobierno, o (ii) se nos quiere pasar "gato por liebre", siendo que la verda-
dera intención es aumentar el gasto público, sin sacrificio fiscal alguno en
otros programas. Si en verdad es prioritaria la reforma escolar ¿por qué no
sacrificar otros ítemes menos prioritarios del presupuesto fiscal?

En suma, para nada es claro que el 1% del mayor IVA irá a financiar la
extensión horaria escolar -si ello es en verdad prioritario para el gobier-
no-, sino que seguramente se destinará a financiar (o mantener) programas
menos prioritarios.

Prácticamente el 90% de la población chilena envía a sus hijos a escuelas


primarias fiscales, ¡gratis! ¿Cuántos niños cree usted que dejarían de ir a la
escuela si éstas no fueran gratis?¿ Un 15%, quizás? Si ello es así, las familias
de ese 75% restante está con sus impuestos liberando plata para gastarla en
cosas que quizás usted no aprobaría: cerveza, idas al estadio, peluquería,
etc. ¡Sus impuestos no han llevado a una mayor escolaridad de la pobla-
ción, sino a un mayor consumo de otras cosas!

XI l. Beneficios intangibles de la inversión pública


Este es otro asunto que también se puede resolver considerándolo sistemá-
ticamente desde el punto de vista de las alternativas disponibles.

Con cierta frecuencia se argumenta J. favor de proyectos hidroeléctricos,


camineros, portuarios o urbanísticos en función de que tales inversiones
ayudarían, por ejemplo, a poblar una zona de frontera o que reducirían la
dependencia externa, etc. Así pues, inocentes inversiones productoras de
electricidad o de transporte adquieren insospechadas dimensiones de guar-
dianes de la soberanía, promotores de la redistribución de ingresos,
reductores de la dependencia externa, etc.

Como estos efectos indirectos son generalmente de naturaleza intangible,


se hace muy difícil asignarles un valor en dinero. ¿Cuánto vale reducir la
dependencia externa? ¿Cuánto vale mejorarles en 15% los ingresos al 3%
más pobre de la población? Esta dificultad, a su vez, se presta para que
XI l. Beneficios intangibles de la inversión pública 5:J

evaluadores inescrupulosos o grupos interesados propongan, literalmente,


cualquier valor para estos efectos indirectos y así justificar inversiones fre-
cuentemente desastrosas.

Suponiendo, para ser benevolentes, que tales beneficios existen, todavía hay
que plantearse si acaso corresponde atribuírselos al proyecto en considera-
ción. Después de todo, los beneficios inherentes a poblar una zona de fron-
tera, por ejemplo, son beneficios de ... ¡proteger la frontera!, pero no son
atribuibles a la producción de electricidad o de capacidad de transporte.
Para esos propósitos geopolíticos se inventaron la diplomacia y las fuerzas
armadas; mientras que la generación de hidroelectricidad o la construcción
de caminos, ciudades o puertos pueden ser métodos mucho más costosos
para lograr la protección de las fronteras.

Así planteado, el problema se reduce a encontrar la alternativa de menor


costo para obtener el efecto deseado. La pregunta adecuada es si acaso
proteger una zona de frontera, para continuar con el mismo ejemplo, a tra-
vés de destacamentos militares resulta más caro que la pérdida en que incu-
rriría la sociedad si ejecutara un proyecto no rentable, pero que efectivamente
también protege la frontera.

En otras palabras, el procedimiento económico que logra esquivar el espi-


noso problema de valorar los beneficios indirectos o intangibles de una in-
versión, es hacer notar que su legítimo valor -desconocido por ahora- en
cualquier caso no puede exceder al costo de la mejor alternativa que lo-
grase los mismos resultados.

Así, por ejemplo, si las pérdidas de una represa hidroeléctrica son $100 mi-
llones, no se podrá justificar el proyecto sobre la base de que otorga protec-
ción a las fronteras si es que la misma protección se puede lograr con
operaciones militares que cuestan $70 millones. Análogamente, si la baja
rentabilidad de una carretera conlleva una pérdida de $50 millones, no se
podrá favorecer el proyecto por la contribución que éste hace a la
redistribución de ingresos hacia los campesinos del lugar, si es que la mis-
ma redistribución se puede lograr con una alternativa, tal como programas
de nutrición y educación básicas, que cuestan $40 millones. Nadie duda
que la protección de fronteras o la redistribución de ingresos hacia los gru-
pos más pobres son verdaderos beneficios, pero en estos casos no pueden
valer más de $70 ó $40 millones respectivamente; lo cual resulta insufici(m•
te para compensar faltas de rentabilidad de $100 o $50 millones, respectiva•
mente.
54 Precios hay en todas partes

Ignorar el principio de que "los beneficios de un proyecto no pueden exce-


der los costos de la mejor alternativa que logre el mismo resultado" equival-
dría a sostener, por ejemplo, algo tan absurdo corno que el beneficio mensual
de tener un auto es el sueldo de su dueño, ya que el auto le permite ir todos
los días al trabajo (suponiendo que el auto no se use para otros fines), sin
advertir que, en realidad, tal beneficio es solamente igual a lo que le costa-
ría utilizar el mejor medio de transporte alternativo.
CAPÍTULO

Las dos funciones


de los precios

En este capítulo se consideran las dos funciones desernpeúadas por los pre-
cios: Emitir se11ales e inducir ague tales se11ales sean utilizadas para la torna
de decisiones. El objeto del estudio de la llamada Microeconomía es esta-
blecer los mecanismos o fuerzas gue influyen en la formación de dichos
precios y la manera en gue éstos intervienen en las decisiones gue tornan
las personas naturales o jurídicas. Este objeto es distinto del gue preocupa o
incumbe a la Macroeconomía, como se ilustra en la siguiente columna pu-
blicada por E. Fontaine en "El Mercurio".

¿Y LA MICRO?
(16 de noviembre de 1989)
Moros y cristianos alaban con insistencia los logros alcanzados en Chile
en materias macroeconómicas. La consigna de que "es necesario man-
tener los equilibrios macroeconómicos y mejorar la micro" es repetida
por personas que no conocen la diferencia entre macro y microeconomía.
La macroeconomía se preocupa fundamentalmente de las 'grandes' va-
riables que influyen en el nivel general de la actividad económica (em-
pleo) y en el nivel general de precios¡ más especifícamente, de las ac-
ciones que adoptan las autoridades monetarias (Banco Central) yfísca-
les (Dirección de Presupuestos, Impuestos Internos y la Tesorería Cene-
ra/ de la República, del Ministerio de Hacienda), pues es poco o nada lo
que en ellas influyen las que toman los otros ministerios.
.56 Las dos funciones de los precios

A la macroeconomía le interesa, por consiguiente, la acción del Estado


como distorsionador o corrector de los niveles globales de consumo,
inversión y ahorro interno y externo. La micro, en cambio, se preocupa
de analizar las variables que afectan a los precios 'relativos' de los bie-
nes y servicios y, consecuentemente, los incentivos o trabas t!fUe influ-
yenen la asignación de recursos en la provisión de los bienes y servicios
producidos y consumidos en el país. Así, para la micro es importantísimo
el funcionamiento de los mercados individuales y el estudio de las ac-
ciones correctivas o distorsionadoras que pueda emprender el Estado a
través de los otros ministerios y a través de proponer legislaciones que
los afectan.
Los avances en materia de la micro han sido fantásticos. Por ejemplo, se
eliminaron impuestos y subsidios discriminatorios, si bien aún es in-
comprensible la mantención del Impuesto a los Alcoholes y de otras
excepciones menores. Se bajó y emparejó la protección arancelaria,
abriendo la economía a los mercados internacionales y destruyendo
monopolios que mantenían ciertas industrias sustitutivas de importacio-
nes. Se eliminaron las regulaciones de mercados con la desburo-
cratización de permisos para iniciar negocios; dicha maraña de pape-
leos y autorizaciones beneficia a grupos de privilegiados y alienta la
corrupción y la llamada 'economía informa/', como en Perú.
Se liberaron los mercados de capitales y del trabajo, con libre
sindicalización por empresas y con una negociación colectiva que no
permite la huelga expropiatoria; hoy hay libertad para trabajar como
portuario1 taxista, corredor de propiedades y otros oficios que antes fue-
ron restringidos a grupos prrvilegiados. Se liberaron los precios de todos
los productos, salvo excepciones referidas a monopolios, dejando al li-
bre mercado la responsabilidad para sUfijación. Se crearon las ISAPRES
(institucienesprivadas de servicios de salud) y las AFP (instituciones pri-
vadas que administran fondos de pensiones). Se evalúa toda la inversión
pública yse foca/iza el.gasto social.
Debido a que los desequilibrios macro fueron responsables en el pasado
de quizás las peores distorsiones en la micro -la inflación llevó a .la
fijación. de losprecios de productos y servicios considerados dé primera
necesidad, a tener tasas de interés negativas, a la expropiación de pen-
siones; a crisis de balanza. depagospor querer mantener fijo el tipo de
cambio y, consecuentemente, a que se establecieran aranceles altos y
diferenciados-, será sin duda importante para la micro que se cumpla la
promesa de respetar los equilibrios macro ya alcanzados.
l. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos? 57

l. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos?


Porque estos precios constituyen el mecanismo que atrae recursos produc-
tivos a las distintas actividades y que los induce a abandonar otras activida-
des. Así, los precios han sido comparados con semáforos que emiten señales,
indicando a los recursos productivos hacia dónde dirigirse.

Como insectos atraídos por la luz, los recursos productivos trabajo, capital,
capacidad empresarial, materias primas, etc., se dirigirán a las actividades
cuyos precios suben -donde se esperan excedentes positivos- para salirse
de otros sectores de la economía cuyos precios bajaron o subieron menos. El
trabajador, el dueño de capitales o el empresario están permanentemente
"oteando el horizonte" para descubrir mejores oportunidades de emplear
sus talentos.

¿Alguien pensó, alguna vez, las infinitas complicaciones y dilemas casi


insalvables que han sido misteriosamente resueltos para hacer posible que
un niño compre un caramelo en un kiosko? Ha sido necesario disponer de
azúcar para fabricarlo. Pero el azúcar se ha obtenido de caña, la cual a su
vez se produce con tierra, trabajo y maquinaria. Esa caña debió transportar-
se utilizando vehículos y combustible. Ya hemos involucrado a cientos de
personas y apenas vamos por el azúcar. Será necesario el concurso de mu-
chos más cientos de personas para proveer las maquinarias que usan el
azúcar para fabricar el caramelo, sin mencionar todavía los involucrados
en la producción de esencias aromáticas y sabores artificiales (a veces ni
siquiera producidos en el país). Y así llegaremos a una multitud de perso-
nas, en el país y en el extranjero, que tuvieron que hacer algo para que ese
caramelo exista. Pero al caramelo hay que envolverlo ... y aquí podemos
incluir otra lista interminable de protagonistas involucrados en la produc-
ción de madera, celulosa y finalmente papel.

Lo curioso de esta historia es que millones de personas colaboran entre sí


permanentemente sin saberlo ni proponérselo a través del mecanismo de
los precios. Este es, sin duda, el mecanismo de cooperación más eficaz que
se conoce.

Los miles y miles de personas involucradas no hicieron sus tareas porque


quisieran un caramelo. Posiblemente ni siquiera saben qué es un caramelo.
Por supuesto, no se conocen entre sí; algunos hablarán idiomas distintos,
tendrán quizás distintas religiones y hasta es posible que algunos de los
58 Las dos funciones de los precios

involucrados odien a los otros o sean enemigos raciales entre sí, y también
del niño que se come el caramelo. Todo eso, sin embargo, no impidió que
colaboraran entre sí para producir la golosina.

¿Cómo se produjo el milagro del caramelo? ¿Y el de los miles y miles de


productos que cada día vemos para comprar? Muchísimo más sorprenden-
te aún es que en ciudades con millones de habitantes, cada uno de ellos
encuentre exactamente el yogur con sabor a frambuesa, el marcapaso, el
corte de pelo y el modelo de Yves Saint Laurent que quiere comprar, en
el momento que lo quiere y relativamente cerca de su domicilio. Todos es-
tos hechos admirables, como el del caramelo, se producen porque cada uno,
buscando solamente su propia conveniencia, realizó las transacciones (al-
quiló la tierra, vendió el azúcar, compró la esencia de limón y vainillas,
etc.), que al fin culminaron en la existencia del caramelo. Nadie dio la orden
para producir el dulce, ni mandó que se produzca de una determinada ma-
nera, ni ordenó la cantidad que se debía producir. Nadie le dijo al médico
que coloca marcapasos "Usted sea cardiólogo, no peluquero, modisto ni
productor de yogur". 1

Hay un refinadísimo y baratísimo sistema de información que coordinó


todos estos esfuerzos e hizo posible que podamos dormir tranquilos, sa-
biendo que mañana encontraremos todo lo que nuestro presupuesto nos
permita comprar: los precios y su irresistible poder de información y atrac-
ción para inducir a las personas a la acción.

El refinamiento del sistema de información a través de los precios consiste


en que transmite sólo la información relevante y sólo a quienes necesitan
saberlo.

Supongamos que convencemos a los niños de que el azúcar en los carame-


los les daña los dientes y ellos dejan de comer tantos caramelos. Los pre-
cios, de manera automática, transmitirán esta información a cada interesado
(productores cañeros, importadores de esencias, productores extranjeros de
las mismas, empresarios forestales y papeleros), sin que nadie qeba pagar

1
Samuelson y Nordhaus, en el texto de economía más leído en todo el mundo, ilustran su admiración por
estos fenómenos haciendo notar que una ciudad como Nueva York se encontraría al borde de morir de
hambre si durante una semana no se produjera la incesante entrada y salida de mercaderías que la
caracteriza. Se preguntan" ¡Cómo es posible que los 1Omillones de habitantes puedan dormir tranquila-
mente sin vivir el terror mortal de que colapsen los complicados procesos económicos de los que depen-
de la existencia ele la ciudad?"
l. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos? 59

ni una estampilla de correo y sin distraer la atención de nadie que no ten-


ga interés en el tema.

Este mecanismo logra lo que ninguna agencia noticiosa podría hacer, y lo


logra sin gastar papel, electricidad, correo ni sueldos de periodistas y locu-
tores.

Esta información, transmitida tan eficientemente, se desperdiciaría si los


agentes económicos no tuvieran un incentivo para actuar sobre la base de
dicha información. Pero los precios no sólo transmiten la información, sino
que ellos mismos constituyen el incentivo para usarla. El productor de
caramelos no sólo se informa, a través de los precios, que la demanda por
su producto bajó, sino que también recibe el incentivo, a través de los pre-
cios, para producir menos caramelos o para producirlos sugar-free, ya que
los precios también le informan que esta última variedad no experimentó
una caída en su demanda. Y este productor de caramelos, sin proponérselo
de manera explícita, transmite (a través de los precios) la información y el
incentivo a los productores de azúcar y de edulcorantes para que ellos a su
vez también actúen en defensa de sus respectivos intereses y así, sucesiva-
mente, la información y los incentivos para actuar se difundan a t<>dos los
interesados, sin que esta difusión le cueste nada a la sociedad.
60 Las dos funciones de los precios

11. Lo bueno, lo malo y lo feo: consumir,


producir y que los precios mientan
A. Producir es puro Costo. Consumir es puro Beneficio

Uno de los pilares de la ciencia económica se resume en que "there is no such


thing as a free lunch": toda acción que genera beneficios, conlleva también
costos. La tarea profesional del economista consiste en identificar, medir y
valorar correctamente los costos y beneficios asociados a esa acción, a los
efectos de establecer si ella genera un beneficio neto. ¿Para quién?
Si lo que interesa es conocer cuánto gana (o pierde) el que toma la decisión,
los costos y beneficios deben referirse a los incurridos y obtenidos por el
tomador de decisiones: deben calcularse los llamados costos y beneficios
privados, para con ello calcular el beneficio privado neto de la acción to-
mada por éste. Si lo que interesa es cuánto gana (o pierde) el país, los costos
y beneficios deben referirse a los que incurre y percibe el país como conse-
cuencia de la acción tomada por el privado: interesan los llamados costos y
beneficios sociales (o nacionales) , para así establecer el beneficio social
neto de la acción tomada por el privado.
Los valores privados pueden diferir de los sociales -es decir, pueden existir
"precios mentirosos"- principalmente por las siguientes razones (discuti-
das y explicadas en los Capítulos 3 y 4; no se preocupe por entenderlas
ahora) : (i) cuando no se cobra un precio debido a que cobrar es más caro
que no hacerlo, (ii) impuestos o subsidios distorsionadores en los mercados
de productos e insumos, (iii) poder monopólico o monopsónico en los mer-
cados de productos e insumos, y (iv) externalidades en los mercados de
insumos y productos (lo cual es poco usual).
La Figura Nº 1 muestra que para producir pan debe mezclarse harina, agua
y levadura para preparar la masa, meterla al horno y aplicarle calor, todo lo
cual requiere trabajadores y capital. El hecho de producir, por lo tanto, im-
plica puro costo.

HARINA
AGUA
LEVADURA
ENERGIA
TRABAJO
CAPITAL
' - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ Figura 1
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 61

a) Energía y otros materiales: La energía, provista generalmente por leña,


es un ejemplo clarísimo de destrucción (costo) del insumo. Para produ-
cir la leña se destruyen los árboles, se los corta ¡y se queman! Lo mismo
sucede con el agua (se evapora); la harina y la levadura se hacen irreco-
nocibles, no pudiendo ahora ser usadas para otras cosas (pasteles, por
ejemplo).
b) Trabajo: A partir del día en que se perdió el paraíso y el Señor condenó a
Adán a "ganarse el pan con el sudor de su frente", el hombre debe traba-
jar (puro costo) para poder consumir (puro beneficio). El trabajador tiene
que dejar de hacer alguna otra cosa -otro trabajo o tiempo libre- para
producir pan; por lo tanto, es clarísimo que ello le genera un costo, por lo
que éste exige que se le pague por trabajar. Así, un proyecto que genera
empleo, ¡genera un costo! El beneficio para el trabajador es la remunera-
ción que percibe; pero, el beneficio neto de trabajar en la panadería es el
mayor ingreso que puede obtener ahí versus el que pudiera conseguir en
su mejor alternativa de trabajo, a veces llamado "salario de retención".
¿Y si el trabajador hubiera estado de otra forma desocupado? Es decir,
si el empleador le da trabajo a una persona que de otra forma hubiera
estado desocupada, ¿cuál es el beneficio privado neto obtenido por el
trabajador? Nuevamente, dicho trabajador tendrá su propio salario de
retención -un salario mínimo exigido para emplearse en lugar de per-
manecer desempleado-, por lo que el beneficio neto privado para el
trabajador a quien le da trabajo nuestro empleador, es sólo la diferen-
cia entre el salario percibido y su salario de retención. Si éstos son
iguales, el trabajador no habrá percibido beneficio neto alguno por ha-
ber aceptado el trabajo ofrecido por nuestro empleador. 2
e) Capital: Si se usa capital aquí, significa que hay menos capital para otras
actividades. El capital también exige que se le compense por lo menos
en una suma equivalente a la que hubiera obtenido en la mejor activi-
dad alternativa, que es el costo alternativo de usarlo aquí. Las máqui-
nas hay que comprarlas o arrendarlas, lo cual implica un costo, pues no
pueden usarse para producir otras cosas.
¿Qué hubiera hecho con su capital el inversionista si es que no ejecuta la
inversión bajo estudio? Si la respuesta es que hubiera colocado esos fon-

2 Comprender que el beneficio neto privado para el trabajador es solamente la diferencia entre el salario
efectivamente percibido y el de retención es muy fácil, preguntándose si acaso un minero que gana
$1 000 mensuales más que un jardinero (pero tiene mayor probabilidad de contraer silicosis), disfruta de
un mayor bienestar que éste.
62 Las dos funciones de los precios

dos en otra actividad o inversión donde pudiera haber obtenido un 10%


al año de rentabilidad, con el mismo nivel de riesgo, debe legítimamen-
te considerarse que el costo de invertir ese capital en la actividad en
estudio es de un 10% anual. De modo que si la inversión en estudio le
genera también un 10%, el beneficio neto privado obtenido en la nueva
inversión es exactamente igual a ¡cero! Para que el privado se "enri-
quezca" con la nueva inversión, la rentabilidad privada en ella debe
ser superior al 10%, debida cuenta del riesgo involucrado en ambas.

Por otro lado, consumir el pan constituye puro beneficio para quien lo con-
sume. ¿No es acaso el paraíso un mundo en el que sólo hay consumo? Ha-
biendo perdido el paraíso, el hombre debe ahora producir pan (puro costo)
para tener el privilegio de poder consumirlo (puro beneficio). No es que
estemos propugnando el consumismo, sino destacando el hecho claro y
preciso de que consumir es puro beneficio, siendo éste en verdad el objeti-
vo que todos perseguimos durante el paso por esta vida: trabajamos y pro-
ducimos a los efectos de poder lograr el mayor y mejor patrón de consumo
durante nuestras vidas, lo cual obviamente implica tener que abstenernos
de consumir (ahorrar) en algunas etapas para así poder consumir más de lo
que producimos (desahorro) en otras.

El asunto es que nada sacamos con producir al costo de $100 lo que para
uno sólo vale $95. La gracia del cuento es que gastemos menos en producir
que lo que nos significa poder consumir lo que hemos producido: que en el
proceso nos quede un excedente positivo.

B. El Excedente Privado: (Beneficio - costo)

a) Costo: El costo total privado (CTP) de producir pan se puede cuantifi-


car: es la suma de lo pagado a cada insumo, lo cual es el precio pagado
a cada insumo multiplicado por la cantidad utilizada de cada insumo.
Hay que pagarles un precio, pues hay que convencer ("seducir") al
insumo para que se venga a esta actividad y no se vaya a otra, debiendo
pagarle el precio que él exige para ello. Estos son: Ph (precio de la hari-
na); P" (precio del agua); P(¡ \precio de la levadura); P,. (precio de la ener-
gía); P, (precio del trabajo) y c (costo de capital o arriendo del horno). El
monto de "c" va a depender del tipo de interés y también de la vida útil
(de la depreciación) del bien de capital, K.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 63

Resumen: "Producir es puro costo". De aquí que quien propicie fo-


mentar la producción ¡estará propiciando empobrecer al país! ¿Qué
le parece? ¿No es acaso obvio que si nuestro panadero produce el
pan y lo entierra, su beneficio será cero y, por lo tanto, sólo habrá
incurrido en un costo y terminará siendo muy pobre?

b) Beneficio: El beneficio para el país (y para el panadero) proviene del


hecho de consumir (vender) el pan producido: "consumir es puro be-
neficio". El consumidor debe sacrificar el consumo de otras cosas para
poder consumir pan, pues tiene un poder de compra (ingreso) limitado.
Si decide gastar parte de su ingreso en consumir pan, es razonable pen-
sar que lo hace pues "le conviene" hacerlo. Así, el beneficio social de
consumir pan es por lo menos igual al valor de las ventas de pan. El
beneficio total privado (BTP) para el panadero es igual al precio del
pan (P r) multiplicado por la cantidad vendida de él.

(2) BTP = P · Pp

Resumen: Consumir es puro Beneficio. Esto es lo que da satisfacción;


nivel o calidad de vida, y, quizás, más felicidad. El problema es que se
acabó el paraíso y, por lo tanto, para poder consumir (beneficio) ¡hay
que producir (costo)! El hecho de producir es así un "mal necesario".

En la Figura Nº 2 se muestra que el costo de producir una unidad de


pan es $100, siendo $80 lo que se paga por la compra de materiales e
insumos que no son trabajo y capital. El precio de venta del pan es $104,
por lo que el excedente privado asciende a $4, y el capital y trabajo

~ - - - - ~ EXCEDENTE - - - - - - - - ~
$4

COSTO PRIVADO BENEFICIO PRIVADO


$ 100 $ 104

A
~ - - PrxPAN $104

L - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ' Figura 2
64 Las dos funciones de los precios

reciben$ 20, repartidos en $15 para el trabajo y $5 para el arriendo del


capital. De modo que el valor agregado de esta actividad es 24 = (104 -
80) = (20 + 4) = (15 + 5 + 4).

e) Excedente: La gracia del juego ('name of the game') es que el costo de lo


que entra al horno sea menor que el valor del producto de salida (valor
de las ventas), de modo que se genere un excedente:

í:P 105
· Q. <P.
IT1S p
p

CTP < BTP

(3) (BTP - CTP) = Excedente Privado

Si los precios no mienten -es decir, si reflejan los "verdaderos" costos y


beneficios de utilizar insumos y de consumir productos- el excedente pri-
vado ($4) será también un excedente "social" o "nacional".

Si el Costo Beneficio, la riqueza del panadero no aumenta, pues no hay


excedente: se ha incurrido en un costo que es exactamente igual al beneficio.

Si el Costo < Beneficio, el excedente económico es positivo, por lo que au-


menta la riqueza del panadero y del país si es que los precios no son men-
tirosos: se ha obtenido algo que para el país vale más que lo que le costó.
Mientras mayor sea el excedente -por ejemplo, debido a que el empresario
reduce costos- mayor será el aumento de su riqueza y más efectivo será él
como un verdadero alquimista para el país, si los precios no son mentirosos.

·~;t@S~ALQ~.IMISTAS··
(l2· de mayo de 1989)
Nace·u~o;meses,·el.d~~ño·deuna.tí;n'da·me.contóquesubiio}ivfa·en
los fst4dps Unidos. Alpreguntárle~o¡ué hacía allá, me respondió: 'es
a.lqt;til'fllsta',, Me h .dijo tan. .serio. y pon tal entusiasmo que ¡Jor UTI ·mo-
mento creí we ello era. /iteralmentecíerto. Le pregur1té: '¿qué universi~
dadse volvióloca?t; yme r:espondió:;¡;(f/9, .es que se dedica a. la exporta-
ciónde,r:opa usada';
Como se recordará del ejemplo del horno, el empresario (panadero) es
Um verdadero alquimista que genera riqueza. La gracia del juego es que
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 65

en el proceso obtenga un excedente: que, como los alquimistas, logre


que el valor de lo vendido sea mayor que lo pagado por los recursos
empleados. Sin embargo, lo importante es que el valor 'social' de la
producción entregada sea mayor que el costo 'social' de los recursos
utílizados: que la acción del empresario genere un excedente ¡social¡
para la comunidad, es decir; que aumente la riqueza del país.
Entre los economistas profesionales hay consenso en que los precios
establecidos en mercados libres y sin regulaciones son 'no méntitosos'
para la gran mayoría de los bienes y servicios transados en ellos, pues Sé
acercan a los llamados 'precios sociales', que reflejan los verdaderos
beneficios y costos comunitarios de consumir y producir. Siendo asCel
excedente privado generado por el empresario será igual al excedente
social creado por él: en una economía social de mercado el excedente
del empresario será igual al verdadero aporte que su acción .le reporta a
la comunidad, ¡y no el fruto de quitarle a los df]más! Considero,. pues,
que la comunidad debierc1 aplaudir a quien mediante su trabajo,jmagi7
nación, creatividad y perseverancia le entrega los mayores excedentes:
¡debe vitorearse al empresario que se hace rico, no vituperarlo!
¿Por qué, entonces, en Chile se desconfía del rico y se le censura? Postu-
lo que ello es fruto de.la experiencia .del pasado, en que muchas fortu-
nas se acumularon no precisamente en un ambiente de.libre competen-
cia interna y externa, sino. que en .1.mo donde imperaron 'precios mentí,
rosos'; ello benefició a determinados grupos protegidos mediante la
manipulación del poder estatal y económicopara repartirsepr:ivifo¿;fos,1,
través de monopolios, aranceles altos y diferenciados, acceso.alprédito
·subsidiado y con tasas de interés real negativas, permisos y c:uqti;,.s 4e ·
importación• y exportación1 .exenciones y evasión tributaria, yobra1 p~~
blicas financiadas por Moya para beneficio de unos pocos (:caminas,
puentes y obras de regadío, principalmente), que en Argentin.a se le de-
nominó 'Patria Contratista'. .
Si el empresario desea.ganarse el respeto de la· comunidad yla H/J.er-
tad de gastar su excedente privado, debe luchar por mantener un siste-
ma económico social que 1legitime 1 a éste; o sea1 debe luchar por un
sistema de economía social del mercado libre, no discriminatorio y sin
regulaciones, a la vez que favorecer t.in Estado subsidiario cuya preocu-
pación fundamental sea la de ayudar a los más pobres mediante pro-
gramas que, además de 'darles pescado les entregue implemen-
1
1

tos y 'les enseñe a pescar', para. así escapar del círculo vicioso de la
pobreza.
66 Las dos funciones de los precios

C. Importar y Exportar
¿Qué es exportar? No es otra cosa que consumir menos internamente (cos-
to) o producir más (costo) para así permitir que otros en el extranjero pue-
dan consumir (beneficio, para ellos). Por lo tanto, exportar es puro costo
para el país exportador. ¿Cómo entonces, es que tanto alarde se hace de
promover exportaciones? ¿No es ello acaso empobrecedor?

Las importaciones no son otra cosa que tener la posibilidad de consumir


más (beneficio) con ellas que sin ellas; o bien, producir menos (menor cos-
to) de esos productos en el país. Por lo tanto, importar es puro beneficio
para el país. ¿Cómo, entonces, la majadera proposición de que importar es
"malo" y que debe promoverse la sustitución de importaciones, junto con
fomentar las exportaciones?

Estas falacias son una herencia del "mercantilismo", en que lo importante


era acumular oro, el cual obviamente no da bienestar si es que no se usa. La
verdad del asunto es que si el país desea importar más -¡que es lo que le
reporta un beneficio!- ese país debe por fuerza exportar más o reducir sus
reservas de oro y/ o divisas. La exportación es un "mal necesario"; es el
costo en que se debe incurrir para obtener el beneficio de importar. ¿No es
acaso estúpido exportar algo a un costo de $100 si con ello podemos impor-
tar algo que sólo vale $96? Es obvio que, de ser este el caso, fomentar esas
exportaciones empobrecerá al país en $4 por cada unidad exportada.

Más absurdo aún resulta el slogan "Hay que fomentar las exportaciones no
tradicionales". ¿Estaría usted de acuerdo con fomentarle al Chino Ríos (un
gran tenista) que practique el fútbol, y al 'shileno' Salas (un gran futbolista)
que practique el tenis? Salvo precios mentirosos, ¡es obvio que si un país no
exporta algo 'no tradicional', es porque éste no es 'bueno' para producirlo!
Así, si lo que se desea es fomentar las exportaciones -¡puro costo!-, lo
menos que puede exigírsele a las autoridades es que se fomenten las que
generan mayor excedente: por definición, ¡las 'tradicionales'!

Una severa frustración profesional de los economistas desde 1817 (fecha de


publicación de los Principios de David Ricardo) es no haber sido.capaces de
trascender a la opinión pública de manera convincente respecto de estas
ideas. Al fin y al cabo, no son más complicadas que ciertos conceptos bioló-
gicos o físicos que sí han ganado aceptación universal. Como ejemplo de
estos esfuerzos de difusión a la opinión pública, hemos seleccionado dos
columnas del profesor Fontaine, publicadas en el diario "El Mercurio" de
Santiago.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 67

1. FOMENTO A LA PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN


(13 de octubre de 1988)

Hoy vuelvo al tema de las taras cultura/es que percibo aún en la ppínión
p4blíca menos informada. La creencia errónea =mito 0 prej14/<;iqpopu~
lar~se refiere esta vez a la que afirma que producir yexpqrtare!f 'bµe-
no', concluyéndose que ambas actividades deben fomentarse,, Qtti$iera
·argumentar que lo 'bueno' es consumir e ímportar;yquelo.<tn~U:fes
producir y exportar. Argumentaré que lo que interesa es, más,b!ttr,ízque
0

el costo para el país de producir sea .menor que el valor c/e,f(;tnsµmif,o


utilizar lo producido, es decir, que quede un.ext;.ede.n.te ery¡:jlprqc:!f$t:'I/Y
que el costo para el país de sus exportaciones$1;am~mofqµet#,,~~~~¡9;~,
fas importaciones por ellas permitidas, qul;dando<un ex<:eiffrJótt#tR~f'! ·
positivo al comerciar con.et mundo. . . . . · . . ) ,"N:v\
El hecho de producirimp!ica1 únic:a y e)(clU$ívarpe1tet (ltili[Jl([#~1tr,.{i/(1.
recursos: materiales, energía, mano de obra Ji capital, Pien$eJ~fl./f!déJ,
tructivo que es utilizar leña para productrpan.: se lala<Uffpéeclf!$º
eucaliptus... y ¡se lo quema! Piense en Jo .'ma/0,1 que es trabajar; si no lo
fuera, no nos molestaríamos tanto cuando tenemos que lavarlosiJlé!tos1
encerar la casa o hacer las camas con nuestras propias ma~os yf:S¡Jáf-
das. De modo que producir más significa utilizar...más recursbsmateria 4

les y humanos y, en consecuencia, .un mayor costo.para el pf!!Ís.'.


Si cree que ello no es as& reflexione s?br~~~fnrk?serí¿¡ quie~ero4,qc~
muchísimopan y lofanza al río Mapticho/tYC11án ricoesunP:~ísqtte
sólo produce pirámides u otros elefantes .bla11cos. El benefi,c::iopa,:ael
panadero proviene de vender el pan a unprepío/ta(quele c(Jrµp~ü,se,s~~
costos y le quede un excedente. Por la misma razón; elpaís<n,izl.agana
con que. se arroje el pan al Mapocho -paes prgducirl0: f~p:,fo
cost~, siendo que el beneficio 'social' o 'l1acion{!IJ(pr@,VÍ .. tle/;<sañ~
sumo y no de la producción. de .pan. Ef beneficicJf!eto(e excedente
social) para el país será la diferencia entre e/valar del pan para.los con-
sumidores ye/ costo social de producirlo, e/cual incluye uso de mano
de obra (¡costal), capital y materiales. ·· .. <•;· · .· .
Destaco que el beneficio neto para el país es e/ 'exGedcmte\sQbr<:! el
costo, y no el Valor Agregado (VA) por la producció.n. ·El VAinclúye este
excedente pero también incluye el pf!lgo al c~pitf!lly trabajo, que::sog
1

costos. Por tanto, será conveniente fomentat/. .la. prodacciórr 515.fo ~e


1

aquellas actividades que generan mayores excedentes -no /¡;is .que ge-
neran mayor VA- y eliminar (cerrar) aquellas que no pueden por..sí
68 Las dos funciones de los precios

solas generarlos. "Obvio", dirán algunos lectores; pero acto seguido


quizás empiecen a preornparse por el hecho de que algunas empresas
deban cerrar como consecuencia de que no pueden competir' e hidal-
1

gamente propician que el Estado -Moya- las subsidie para que sigan
produciendo. O bien favorecen la mayor elaboración en el país de nues-
tras materias primas para así aumentar el VA nacional de nuestras expor-
taciones, olvidando que el pago al capital y trabajo es un costo al igual
que los materiales empleados en el proceso de industrializ'arlas.
Los mismos prejuicios subsisten sobre el tema de las exportaciones. Si es
tan 'bueno' exporta,; ¿cuán rico sería Chile si embarca productos en
Va/paraíso, los lanza al fondo del mar y regresa el buque de inmediato a
recoger nueva carga para repetir la operación? Sería paupérrimo, pues
el beneficio para el país no está en exporta,; sino en importar con los
dólares que ello genera. Por lo tanto, el país que quiere aumentar su
bienestar no es aquel que 'a tontas y a locas' fomenta su exportaciones,
sino aquel que fomenta las exportaciones que le generan el mayor exce-
dente social -¡no el mayor VA!- y no fomenta 'para nada' aquellas que
no generan un excedente. En otras palabras, ¡cuidado con subsidiar las
exportaciones, pues ello puede empobrecernos!

2. IMPORTAR Y CONSUMIR
(27 de octubre de 1988)

th mi última columna argumenté que lo 'malo' era producir y exporta,;


pues esasactividades implicaban sólo costo, y que lo 'bueno' era consu-
mir e importat pues es de ello que se derivan/os beneficios. Sin duda,
entonces1 que e/paraíso debe caracterizarse por poder consumir e im-
portar lo que quisiéramos, sin tener que producir y exportar para poder
hacerlo.
En este mundo, sin embargo, debemos trabajar e incurrir en costos para
satisfacer nuestras necesidades. El asunto es que Adán y Eva se portaron
mal, fruto de lo cual Dios los castigó echándolos del paraíso y conde-
nándoles a 'ganarse el pan con el sudor de su frente y a parir sus hijos
con dolor'. Si bien hemos inventado formas para que {os hijos puedan
nacer sin dolor, no hemos podido evitar el castigo de que para poder
consumir (importar) debemos producir (exportar), y de que para progre-
sar y crecer debemos ahorrar (invertir), sacrificando consumo hoy para
así poder consumir más mañana.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo b'l

Tal vez muchos lectores criticaron abierta e interiormente mi afirmación


de que consumir e importar es lo 'bueno~ quizás concluyendo que ello
era consumismo y que fue esa la filosofía que en 1981 indujo a fa ola
desenfrenada de importaciones que llevó a 'importarlo todo' y a quebrar
la industria nacional. La 'plata dulce' en Argentina. ¡Qué lejos de la
verdad están ambas afirmaciones!
Por 'consumo' no puede ni debe entenderse sólo el consumo presente,
sino también el que tendremos en el futuro si somos previsores y ahorra-
mos e invertimos bien en activos físicos y financieros. De modo que mí
llamado no es necesariamente a consumir hoy, sino sólo a establecer
que el proceso de producir tiene como finalidad consumir y, como tal
la sociedad debe preocuparse de que el costo de producir sea inferior al
valor asignado por ella a consumir los bienes producidos con sus esca-
sos recursos.
Poner el énfasis sólo en la producción puede llevar a desestimar el aná-
lisis costo-beneficio que debe acompañar la decisión, como acontece
cuando, por ejemplo, algunos se enorgullecen de que el país tenga fá-
bricas de automóviles o sea autosuficiente en la prodµccfr.5n de alimen-
tos, descuidando los costos asociados a las políticas que fomentan di-
chas industrias.
Igualmente se 'perdió el paraíso' en materia de comercio exterior. Así
como está .demostrado que limitar las posibilidade~ de consµmir
automáticamente limita los alicientes para trabajar y producir, ..Jeseo
destacar que para exportar, ¡hay que importar! En efecto, ,¿cqáJ ~~ría.el
volumen de nuestras exportaciones si las. importaciones se lirr,it,traáa
sólo mil millones de dólares al año? Obviamente, el precio d~l~ólar
sería en esas circunstancias muy b.ajo,¿quién des(Jaría:compr?,rr<i9{a- •.
res si. no se puede importar más que un.décimo de lo que.hoyimpórfa-
mos?-1 por lo que sólo podríamos competir y exportar cobre, tmn.cos y
quizás algunas frutas de árboles ya plantados, generándose .no mucho
más que los mil millones requeridos para importar.lo que .está permi-
tido.
Si queremos exportar más debemos, pues, estar dispuestos a. importar
más y a aceptar un tipo de cambio mayor. Habrá un tipo dé cambio"al
cual los deseos libres de importar igualarán los deseos libres de expor-
tar; sólo por circunstancias anormales-como lo fue 1981~1982...¡...,,.pue-
de el volumen de exportaciones ser significativamente menor que el de
las importaciones, ¡y no por mucho tiempo! Forzar la igualación de im-
portaciones a exportaciones por métodos artificiales conducen a empo-
70 Las dos funciones de los precios

brecemos y a malgastar nuestros recursos. La única solución eficiente y


enriquecedora es buscar aquel tipo de cambio que natural y libremente
lleve al equilibrio entre la demanda y la oferta de dólares. ¡Lo demás es
música y morfina que no resuelve el problema de fondo!

D. ¿De quién es el excedente privado?

¿Cómo se distribuye este excedente privado? ¿Quién se lo lleva? Todos los


insumos ya han recibido a lo menos el precio o ingreso que exigían para así
participar en esta actividad: (P 1 • T) y (c · K) son ingresos contractuales ya
recibidos por los factores productivos trabajo y capital (T y K), y todos los
otros insumos ya están también pagados. Pero, aún queda un ingreso resi-
dual equivalente al "excedente" que genera la actividad. ¿Quién se lo lle-
va? Ello depende de la organización social del país pertinente, pudiendo
ser capitalista, de autogestión (o de trabajadores), o mixto.

a) Sociedad capitalista: El excedente -ingreso residual- es para el dueño


del capital. Esto ocurre tanto en la sociedad basada en capital privado
(sociedad capitalista privada) como en el socialismo. La sociedad socia-
lista es capitalista, pues el dueño del capital es el Estado y todo el exce-
dente va para él. Es decir, en esas sociedades el capital tiene dos fuentes
de ingreso: (c · K), que es contractual, y (B-C) = E, o excedente, que es
residual. El trabajador sólo recibe un ingreso contractual, al igual que
los otros insumos utilizados.

b) Sistema de autogestión o Yugoslavo: El capital -que en el sistema


yugoslavo pertenecía al Estado y era arrendado a los trabajadores, que
eran los "dueños" de la empresa- sólo recibe un ingreso contractual; si
el arriendo está "bien calculado", el ingreso contractual será (c · K). En
este caso, entonces, el residuo (B-C) = E lo recibe el factor trabajo, el
cual también recibe un ingreso contractual igual a P1 • T.

e) Sistema Mixto: El excedente se reparte entre el capital y el trabajo, de


modo que una parte del ingreso del capital y de algunos trabajadores es
así residual, además del contractual que reciben. Este ingreso residual
sirve de incentivo para aquellos trabajadores cuyas acciones y decisio-
nes influyen en el monto del excedente (gerentes, capataces, etc.); los
otros trabajadores no "van en la parada" y sólo reciben un ingreso con-
tractual.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 71

El predominio de estos sistemas ha dado lugar a serios conflictos sociales


en muchos países a lo largo de la mayor parte de este siglo. La opinión más
generalizada ha tenido oscilaciones pronunciadas en la mayoría de los paí-
ses latinoamericanos, desde furibundas diatribas contra el sistema capita-
lista hasta la proclamación idealista del triunfo sin salvedades, irrestricto,
de este sistema después de la caída del Muro de Berlín. Independientemen-
te de la discusión ideológica, los protagonistas de la vida económica en to-
dos los países siempre se adecuaron, mejor o peor, a los vaivenes ideológicos
de los sucesivos gobiernos. ¿Qué actitudes típicas han tenido los empresa-
rios (y la sociedad ha tenido hacia ellos) a través de estos vaivenes? El caso
chileno, considerado por E. Fontaine en la siguiente columna de "El Mercu-
rio", reviste el interés de ser una experiencia breve, pero intensa, de natura-
leza socialista después de muchos años (¿preparatorios, quizás?), de creciente
intervención estatal en la economía de ese país .

..R~V(Jt~f10N\i~ÍtJ~t.
(11 de agostu d~!~Bil(1
"' »'<,,"{, ,,',,' '»< ,,;',,,,,>>/\\J::?i~>,"/'/i>>\' V
·•
Qujzás sea un ?Ptímlst~q.uninge~aO::~f¡te#1;percibir.en· Chile una ..
revo1ucíón•.cultúral•e· iconqc/<1st?tNty.iejcism.~lclesy1.tb~es1qufif!1P~e~~
naron a nuestra. generªció~ en •?faterJ?Sh~~a<J!}1i~a71Y'\S~t;1J~5,{'/';lay ··.'•
qtíisiera··referírmea·loac<:Jntee;ido.c(?~eJ..ij#rtg(!empreo/lria.f;/,:1sf!otitP"'
11es(ie;fos eq¡pr~saríq~i 04a~i9! • ·· · ·· ·
Qbviamenteinfluidiwp(rflai > .· .·. ·.................... ·. • ...·...•.....·..•. . . .• . /
política econárriica impulsada porest~pe>~íehne/ju11t?•plá,eUrn.i~áci6f? ·
de . ter,es•de.•·excepción,,•.ef•empfesarir,f~'i/'1(;/icrt•,<1hora•a•.lo,~~~, ~~,,es 1

propio ---.-reducir costos, entreg~rrun:b~¡fpt.&d~cto f bVsC~fi,JJ!f:8:Vf/s<


Tt1.f#·ca1os...._, >;:ha legitimado as( S~S,llq?a9ffas?;A,f!t~s 1e: · · ·
mds bien .de•'conseguirse'{CréeJJtooiiratoJfff?~lfJIJf!fd,e .
cativps, aranceles aduaneros pr<)tectores ·· .. . . \ < .
.·nuevps competidQres, todo lo qualex· . Pªf~C{!~S~!drl
J .••. ·. . . ·.

gobierno de turno.En suma, el empresatiopn'.~a.do era amesJ~t~tista~


cortesano: buscaba un gobierno fuerte. sobreq1.1fenpoder iQétu11tid/i1N.dO
y recibiendo fav?res p~ ra tr1utuo benefícía, y¡ porderte>¡. a<cOs(a dt:N'l~yat
·Ello.obviamente les 'acomplejába~pues 'd~;,tlgµna maném ~i1~[~1f1,éqftf• ,L
mas sus ganancias¡ de aquí que quisieranésc9,:,dersus riqttlii?~'s~ff:t:~~:J~i,
sociedad ye/los mismos laspercibían como ~malganadas't,:f•\
El empresario privado de hoy quiere que el~<.ibfémo si; ·• . 0
"Posible •en la regulación de los mercados y que sea f1Jei'té 'Y.í(, 1
72 Las dos funciones de los precios

sólo en lo que se refiere a mantener reglas del juego claras, estables y


parejas; en asumir su papel de garante de que el mercado será efectiva-
mente libre para todo comprador y vendedor; propendiendo así a la
sana competencia y a la igualdad de oportunidades para tener acceso a
los mercados, y que la empresa pública no se constituya en U[) compe-
tidor desleal. Al empresario de hoy le produce desconfianza -y ojalá,
desprecio- el hecho de que sus pares, so pretexto de dumping y otras
excusas falaces, pretendan recibir del Gobierno un trato preferencial o
soliciten que éste limite la libre competencia; hoy comprenden que los
privilegios concedidos perjudican al 'gremio', pues podrían llevar des-
pués a que 'paguen justos por pecadores'. Es decir; el empresario tiene
hoy su conciencia limpia en cuanto a que sus rentas son no sólo legíti-
mas, sino consideradas como tales por sus empleados y por el ciudada-
no medio; que son el fruto de un trabajo honorable y socialmente desea-
ble, de su "laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa,
ahorro, espíritu de servicio, cumplimiento de la palabra empeñada, au-
dacia ... " Uuan Pablo 1/ discurso en la CEPAL).
1

Con todo, la responsabilidad social del empresario no termina con el


respeto a las leyes, el pago de sus impuestos y con asumir conductas
correctas y leales hacia quienes compiten o deseen competir con él en
el mercado, sino que, al igual que todos quienes sean empleadores de
recursos humanos, debe respetar también los derechos de sus trabajado-
res. Debe, en este sentido, dignificar su trabajo darle estabilidad y sen-
1

tido de futuro y progreso en él,. y promover su mayor participación y


compromiso con los destinos dela empresa. Si el empresario quiere que
el trabajador cumpla con sus responsabilidades y respete sus derechos/
debe hacer lo propio con él. Resumiendo, creo que siel sistema de libre
empresa y mercados ha de terminar por legitimarse y así perpetuarse.
Junto con pedir la imparcialidad del gobierno de turno y evitar la colusión
entre el/aspara limitar la competencia, los empresarios deberán moder-
nizar las relaciones laborales dentro de sus empresas.

E. El Excedente Social: ¿Es siempre verdad que "lo bueno


parajuan es bueno para el país"?

¿Es el costo privado el verdadero costo (costo social o nacional) para el país
de producir pan? ¿Es el precio unitario del pan el verdadero beneficio (be-
neficio social o nacional) para el país de consumir pan?
11. Lo bueno, lo malo y lo feo n

En la medida en que los precios de mercado de los insumos reflejan su


verdadero costo para el país, el costo privado de producirlo será igual a
su costo nacional o social. Y si el precio del pan refleja su verdadero
valor nacional, será cierto que si yo pago $104 por una unidad de pan,
adquiero el derecho a hacer lo que quiera con ella, pues le he devuelto
al país exactamente lo que éste gastó en producirla -o un poco más, si es
que hay un excedente para el productor-. Pero si los precios "mienten",
el costo privado diferirá de su costo social y puede que éste difiera del
precio que pagamos por el pan.

- Cuando el precio del pan "miente", el beneficio privado de venderlo


(de consumirlo) va a ser distinto al beneficio nacional o social de con-
sumirlo. Por lo tanto, el excedente privado obtenido por la empresa
puede diferir del excedente social generado por ella: "lo que es bueno
para Juan puede ser malo para el país, y viceversa".

Un lector que ha llegado hasta esta página podría querer examinar su pro-
pia reacción ante un comentario como el del siguiente interlocutor de Er-
nesto Fontaine, según se publicó en "El Mercurio":

MIND YOUR OWN BUSINESS


(25 de octubre. de J990)
Hace varios años, un muy inteligente ingeniero asociado al'Secto.r elf§c~.
trico chileno y amante de fa Economía·tnedid.1.1na aportunfdadPa.@
enseñarle un principio básico de esta(}iencia!cuando medíjQ:l'~s~~.
canda/oso observar cómo los gringo~ derroc.han y malgasta{} la. energí,i,
¿Te has fijado en la enorme cantida:d de hielo quete siroen Ct,landoijtidés
.una Coca Cola, el cual queda ene/vaso plásticodonde teladan,)fvaa
la basura?"
Le argumenté que 'sobre gustos no hay nada escrita'; y que lo import.an-
te era establecer si quien derrochaba el hie/o.estába o no devolviendo ai
país lo que éste había gastado en producirlo. Porq/:fe si al país le costó
cinco centavos originar ese hielo y elr:;onsumido¡-pagó tambiétt Cinco
centavos al comprarlo; lo que éste haga cowese nieló ;...;..sJcon elfo no
afecta a terceros- es sólo de su incumbencia: puede comerse lo que
queda en el vaso (si tiene 'buena 1 dentadura), puede darse el gustó de
ver cómo se derrite, puede botarlo o metérselo por el cuello de su cami~
sa para darse un gusto estrafalario. Si la producción de hielo estuviera
subsidiada y el consumidor pagara sólo tres centavos en circunstanéfas ..
74 Las dos funciones de los precios

de que el país gastó cinco centravos en producirlo, todo consumidor de


hielo estaría provocando un daño al país como consecuencia de que
ese 'precio mentiroso' le induce a consumir más allá de lo deseable. La
culpa del daño no es achacable al consumidor, sino al Gobierno que
estableció el subsidio: ¡el cerdo(chancho) no es el que come, ,$Íno aquel
que fe da el afrecho (alimento)!
¿Qué se entiende por un consumo 'escandaloso'? ¿No es acasQ escan-
dalosa la manera en que la mayoría de mis lectores desechan las hojas
'feas' de las lechugas que utilizan para sus ens{J/adas? ¿No es también
escandaloso usargeneroS{Js.cantidades definas champúespara lavarse
el pelo tan seguido, si el jabón es suficientemente.bueno para hacerlo
una.vez a la semana? ¿No basta, acaso, con d1.1.~~arseqon agua fria unos
pocos minutos sólo un par de veces porsemana,,ylavarsefps 1encuen-
tros' .el resto de los días? ¿Cúántas veces a la iemana cambia su fopa de
cam¡i, sus toallas y sus paños de cocina? ¿Cuántas veces al día· 'tira la
cadena'? ¿Cuántas córbatas y collares posee? ¿Por q11é tener cubreca-
mas, colchas y alfombras? Estas preguntas carecen de sentido alg~nosi
quien consume estos bienes y servicios paga á1.paísJo.que éste g¡ista en
recursos para proveerlos, pues lo que uno decida hacer.COIJ ellos jes un
asunto personal! Es de mal gusto y un reflejo de po<;.a educación-según
me lo enseñó mi querido p¡ipá-- hacer 'person~I remar:ks'~ ·
En estos días hemos escucha.do voces que con prepotencia nos critican
por malgastar combustible, escancíalizándose por. ~Lgr¡in número de
santiaguinos que decidieron pasar el. fin de semana largo. en el sector
costero, in<;:/uyendo /a cada vez más famosa y concurrida Cachagua (bal-
neario donde muchospolíticos y economistas de gobierno tienen .casas
deveraneo). Curiosamente, no hubocrític¡i hacia quienesf~eronal cam-
po.. Se nos dijo que debíamos tomar>conciepcia de fa magnitud de la
crisis energética, de los efectos de r.educir nuestros consumospara .que
el petróleo pueda ser usado por el país en actividades productivas tales
como la industria, la electricidad y, por supuesto, fa agr:ic;ultura; es decir,
senos tildó de inconscfrmt(!ls ... ¿irresponsables? .,.
Siel precio de/petróleo fuese un 'pr:eciom{;!ntíroso~ q1,1enor:eflejar<1 el
costo para el país de impertarlo, la crítica no debiera dirigirse. u1 quienes
comemos, sino a quien nos da el afrecho'. Sí el precio, comofoes aproxi~
madamente en Chile, equivale al verdadero costo para e/país de .impor-
tarlo, lo que cada ciudadano quiera hacer con . éJ es sólo suprpblema
personal, ¡de nadie m.ásJ A quien tenga Ja osadía de.c;ritícarnos por ello
debemos responder con un 'Mind your own busines$1', ppmosolía.tan
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 75

oportunamente y con digno enojo decirnos mi querida márr¡,féFJ(és..'.


puesta a nuestras ocasionales impertinencias.

- Si hay precios mentirosos -ya sea en los insumos utilizados o en el pro-


ducto que se elabora-, puede darse el caso que una actividad con exce-
dente privado positivo genere en verdad un excedente social negativo;
o bien, que una actividad con excedente social positivo no sea desarro-
llada por tener un excedente privado negativo. Es así como si se desea
crear los incentivos para que haya una buena o eficiente asignación de
recursos, es importante que los precios no mientan: los precios deben
reflejar verdaderos beneficios y verdaderos costos, de modo que "lo que
es bueno para Juan sea bueno para el país" y "lo que es malo para Juan
sea malo para el país". Ello sin duda "legitimizará" el hecho de que
Juan se apropie del excedente. Sí los precios mienten, una autoridad
responsable -que desea "lo mejor" para sus súbditos- deberá limitar la
libertad de Juan para producir y consumir lo que él quiera.

F. "Necesidades Básicas"
Hay sectores y actividades donde - por motivos de pobreza- los precios de
mercado son, por definición mentirosos. Así, nadie querrá instalar en un
barrio pobre un consultorio o centro médico que entregue "salud básica" o
un jardín infantil (pre-kinder) que entregue estimulación precoz, puesto
que ahí no habrá demanda por sus servicios. Sin embargo, está demostra-
do que siendo éstos "malos para Juan", es requete (rete) "bueno para el
país". Es así como un gobierno responsable debe preocuparse de que esos
servicios sean entregados al menor costo a esos ciudadanos pobres, pues se
generará un excedente social positivo. Ello ni por nada implica que debe
ser el Estado quien entregue dichos servicios; su responsabilidad es más
bien entregarle a los más pobres el dinero para que sean ellos quienes lo
gasten en esos servicios, haciendo que el negocio sea así "bueno para Juan".

1. "NECESIDADES B~SICAS'~,~É~utÁtl(/;;\>.,"·
(14 de octubr~ deJj,:,1. '.· .. ·

Los e,onomistas tenemos/ desde


mento que nos pe,;mite asignarle
b.í2;tJ~f fi JJ~tJf¡o<
un v;ilor!;fC!'trt~5:itJ(~~
76 Las dos funciones de los precios

que la comunidad entrega 'gratis' o con subsidio a familias de escasos


recursos. Ello nos permitió justificar en términos estrictamente económi-
cos el gasto social que realiza el Estado: pudimos finalmente calcular
una rentabilidad económica para los programas sociales, e hizo posible
compararlas con las rentabilidades de los proyectos de inversión públi-
ca más tradicionales.
Recuerdo muy bien el momento en que el profesor Arnold C. Harberger
'descubrió' la noción de las llamadas 'Necesidades Básicas'. En 1976, se
realizó en el Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica
de Chile la evaluación socio-económica de los llamados Centros de
Atención Integral para menores (de 2 a 6 años) en extrema pobreza. Los
CAi brindarían a éstos nutrición, estimulación precoz y control de salud
con un mínimo de infraestructura y de gastos administrativos y de perso-
nal. Sobre la base de comparar el rendimiento escolar y el desempeño
laboral posterior de niñitos que habían asistido a instituciones -gene-
ralmente religiosas-que brindaban los mismos servicios a menores en
igual condición, con los obtenidos por quienes iban directamente a la
escuela primaria, pudimos medir y valorar los beneficios aportados a
estos niños por el CAi: mayores ingresos futuros, sacándolos de la po-
breza extrema. Sin embargo, los beneficios así calculados -que ocu-
rren ¡'muy' en el futuro!- otorgaban al CAi una rentabilidad 'bajísima',
por lo que el proyecto era injustificable desde el punto de vista econó-
mico.
El sabio profesor nos hizo ver que, conforme a la tradición, estábamos
considerando a la alimentación de los niños como un costo pertinente
para lograr la mayor escolaridad y nivel de ingresos futuros de los niños;
pero, que debíamos también tomar en .cuenta que el niño estaba benefi-
ciándose inmediatamente por recibir en el CAi una alimentación mejor
que la que hubiera recibido en su casa. Más que eso, nos hizo compren-
der que el beneficio percibido por la sociedad era aún mayor que el
recibido por el niño, pues alimentar adecuadamente a quien estaría de
otra manera desnutrido generaba una externalidad positiva sobre el res-
to de la comunidad chilena. ¿No estamos acaso más que dispuestos a
pagar impuestos para suplementar la dieta de nuestros compatriotas que
no tienen suficiente ingreso para subsistir decentemente?
Fue así como pudimos comprobar; ¡con cifras!, una 'alta' rentabilidad
económica para estos Centros, dándole a la autoridad pertinente argu-
mentos sólidos para poder competir con los demás proyectos que de-
mandaban fondos de inversión pública.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 77

Desde esa fecha se ha avanzado en las metodologías para calcular el


monto de la externa/idad generada por la provisión de bienes y servicios
que satisfacen las 'necesidades básicas de los grupos humanos en extre-
1

ma pobreza. Es obvio que la externalidad es nula si estos bienes y servi-


cios son entregados a grupos sociales "no pobres constituyéndose en
11
1

sólo una transferencia forzada de ingresos entre chilenos de distinta con-


dición socio-económica.
La educación preescolar y primaria constituyen, sin duda, una 'necesi-
dad básica Ello no justifica, sin embargo, que cerca del 90% de los
1

niños las reciban gratis ¿Hay, acaso, un 90% -¡once millones!- de


1 1

pobres en este país?

2. NUTRICIÓN, VIVIENDA Y EDUCACIÓN


(11 de noviembre de 1993)
El valor que la sociedad le da a la entrega de alimentos a niños en extre-
ma pobreza es mayor que el costo de proveerles esa mejor nutrición. De
ahí que, como norma uno esté dispuesto apagar impuestos para mejo-
1

rar el nivel nutricionaf de niños que de otra forma estarían desnutridos.


Esta noción ayuda a justificar 'económicamente' el gasto social en nutri-
ción. También, a comprender que dichas entregas de alimentos a niños
'no pobres' significa una mera transferencia de ingresos y, en verdad,
una pérdida de recursos equivalente a los costos administrativos -la bu-
rocracia que conlleva-de efectuarla. Pues ¿no sería acasoabsurdoque
a uno (1no pobre le cobraranímpuestospara que a nuestros hijos se les
1
)

entregue desayunos y almuerzos 'gratis' en el colegio? ¡Mejor-yme~


nos costoso- es que no nos quiten· esa plata y que seamos ¡nosotros
mismos quienes los alimentemos!
La Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) es la encargada
de negociar con los proveedores y de entregar las raciones alimenticias
escolares para los niños 'pobres'. Ni laJUNAl:B ni las escuelaspreparan
los alimentos; lo hace el sector privado a través de licitaciones entre un
número "grande de distintos proveedores, evitando así un posible po-
11

der monopólico y la posibilidad de que por paros o huelgas pueda verse


afectada la entrega de alimentos: cada empresa proveedora debe batír~
se/a con sus trabajadores sin intervención alguna de la JUNAEB. Si bien
1

es cierto que ella no entrega raciones a los colegios donde asisten niños:>
'no pobres', es dudoso que por razones de 'necesidades básicas'
hacerlo con todos los que las reciben hoy, pues no itfütentel'f~;;;
78 las dos funciones de los precios

¿Cuántos casos habrá en que, porque sus hijos reciben desayunos y al-
muerzos gratis, el padre puede aumentar su consumo de bebidas alco-
hólicas o el número de las veces que va al estadio? ¿Está usted dispuesto
a pagar impuestos para ello?
La vivienda social o económica ha sido considerada también111na 'nece-
sidad básica'. Chile es pionero en cuanto a la forma en que el Estado
-en representación de todos nosotros- se preocupa de proveerla a los
grupos 'pobres'. Hoy no se subsidia la oferta de casas, ni mucho menos
es una institución del Estado la que las construye. El Estado se limita a
subsidiar .la demanda por casas: le entrega a cada comprador .:__que
tiene la libertad de escoger libremente entre fosm(í/tip/es modelos que
el sector privado decide ofertar- una cierta cantidad de dinero en fun-
ción de su grado de pobreza, entregándole más a quitm es. más pobre.
¿Se imagina los.paros y huelguitas que tendrfarnos si una empresa del
Estado hubiera establecido un 'estatuto constrvyente' y fuese ella la prin-
cipal proveedora de viviendas básicas?
Siendo que la educadón primaria es también sin duda u.na 'necesidad
básica', nopor ello es conveniente ni necesario que ella sea universal-
mente provista 'gratis y por instituciones del Estado. ¿Por qué há de ser
1

gratis para quien -al no ser indigente o 'pobre'- puede ydebe tener la
responsabilidad de educar a sus propios. hijos? ¿No sería menos costoso
bajar los impuestos y dejar que cada uno pague por la educación que
quiere darle a sus hijos, sin estar obligado a mandarlo a uná escuela
pública? ¿Por qué han de ser instituciones del Estado las que la proveen
'gratis', y ser el Ministro de Educación (¿Hacienda?), el que establezca,
conjuntamente con "sus" trabajadores, un Estatuto Docente en que se
negocian salarios y condiciones aplicados1 a nivel de país?
La teoría económica predice que el monopolio bilateral -caracteriza-
do por tener un 'gran' demandante (el Estado) y un 'gran' oferente (el
Colegio de Profesores)- normalmente lleva a negociaciones cupulares
y a conflictos de nivel nacional. ¿No es esto lo que hemos observado en
salud y educación? Ello es.consecuencia directa de quena se profundi-
zó en las reformas para descentralizar dichos servicios y para subsidiar
su demanda en Jugar de su oferta. v

G. Otros ejemplos de precios "mentirosos"

Si bien destinaremos dos capítulos al análisis de situaciones que llevaron a


que en el mercado prevalezcan precios mentirosos -tanto por "pecados de
11. lo bueno, lo malo y lo feo 79

obra" como por "pecados de omisión"-, a continuación nos referiremos a


cinco casos específicos de común ocurrencia en el mundo.

a) El agua en Iquique: En !quique, en el norte desértico de Chile, el agua


tenía, hasta finales de 1970, un precio (costo privado para quien la usa)
de, digamos, $20 el metro cúbico; sin embargo, el costo verdadero (so-
cial) de producirla era significativamente mayor; digamos, de $50. Es
así como por cada metro cúbico de agua utilizada en la producción de
pan en !quique, el país se empobrecía en $30.

Si el costo privado total de producir pan es $100 y su precio fuera $104,


el productor estará generando $4 de excedente privado en esa activi-
dad, lo cual lo tiene muy contento y le enriquece. Pero si en el proceso
utiliza 0,2 metros cúbicos de agua, el verdadero costo social de produ-
cirlo será $106, debido a lo cual su actividad está en verdad generando
un excedente social negativo de $2. Es decir, su actividad empobrece al
país en $2, si bien el panadero se enriquece en $4 por cada marraqueta
(unidad) producida y vendida.

b) El trigo y la leche en Chile: Estos productos tienen tarifas de importa-


ción "muy altas", de manera que su precio en Chile es substancialmente
mayor que el precio al cual Chile podría comprarlos en los mercados
internacionales. Si el precio internacional puesto en Santiago es de $100
y el precio en Chile es $160 debido a los impuestos a la importación, es
claro que el (verdadero) beneficio social para el país de producir trigo
chileno es sólo $100: es sólo esto lo que el país se ahorra (gana) por el
hecho de que ese trigo nacional no debe ahora importarse al costo de $
1OO. Por lo tanto, aquel productor nacional que produce trigo al costo
privado de $140 -y que por ello recibe un excedente privado de $20-
está en verdad generando un excedente social negativo de $40 por cada
quintal de trigo que él produce. Es decir, su producción empobrece al
país en $40, pues el país ha gastado $140 en producir algo que sólo lo
beneficia en $100. Si al producir pan utiliza 0,6 unidades de trigo, ¡el
costo social de producirlo será $124!

c) Los computadores en Argentina: Por años, los argentinos pagaron pre-


cios desorbitantes por los computadores, cuya producción nacional es-
taba protegida (subsidiada) con un arancel prácticamente prohibitivo.
Así, el precio de los computadores era, digamos, el de tres vacas cada
uno. Si su precio en el mercado mundial era de dos vacas por compu-
80 Las dos funciones de los precios

tador, Argentina se empobrecía en una vaca por cada computador que


producía, si bien la IBM obtenía jugosos excedentes privados al produ-
cirlos.

d) El agua potable en México: En la Ciudad de México se aplica el más


absurdo de los sistemas de tarificación para el agua potable. Las vivien-
das particulares pagan un precio ridículamente bajo por metro cúbico,
de suerte que un amigo nuestro no paga más de seis dólares cada dos
meses en una casa con un jardín nada insignificante (en cuanto a su
tamat'io y necesidades de riego). Pero, las instituciones -empresas, uni-
versidades y oficinas- pagan ¡cuatro dólares por metro cúbico consu-
mido! Sepan nuestros lectores que desalinizar agua de mar no cuesta
más de dos dólares el metro cúbico, por lo que la situación en la Ciudad
de México es en verdad aberrante. El Rector del ITAM (Instituto Tecno-
lógico Autónomo de México) nos dijo que instalará él mismo su planta
de agua, lo cual es a todas luces un buen negocio para él y un pésimo
negocio para México: el precio mentiroso de US$ 4 lo lleva a tener el
incentivo para gastar hasta US$ 3,99 para substituir el suministro públi-
co, el cual obviamente se entrega a un costo social menor que $4. Al
profesor Fontaine le encantó ver en el gimnasio del ITAM un sistema
para cobrar por las duchas que se toman los gimnastas: ellos ponen una
moneda de equivalente a US$ 0,50 y la ducha corre por tres minutos, al
cabo de los cuales deberá colocarse otra moneda para continuar con ella
... el gimnasta puede oprimir un botón para suspender momentánea-
mente la operación mientras se jabona, y volver a oprimirlo para nue-
vamente recibir agua cuando la necesite, ahorrándose con ello el "vital
elemento". ¿No le parece sencillamente fantástico cómo el mercado vino
a ayudar a solucionar los problemas del Rector? ¿Se hubiera invertido
en ello si el precio del agua fuese sólo medio dólar por metro cúbico, lo
cual ya es "alto" para los estándares mundiales? ¡Qué niveles de des-
perdicio inducen los precios mentirosos!

e) La Contaminación del aire en Santiago: La "excesiva" contaminación


del aire en Santiago tiene su origen -en parte- en que los santiaguinos
no estamos pagando "precios verdaderos" por el uso de combustibles
contaminantes. Siendo que el costo social de utilizarlos en Santiago -no
así en Punta Arenas (ventosísimo) o en el desierto de Atacama (deshabi-
tado)- es mayor que el costo privado (precio) que pagamos por ellos, la
cantidad utilizada es mayor que el óptimo social. Por esto es que una
autoridad responsable debe limitar nuestras libertades individuales y
debe "obligarnos" a utilizar menos combustibles para así evitar que el
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 81

interés particular perjudique al interés (bienestar) de la comunidad; por


ello es que se estableció la aberrante 'restricción vehicular' ('hoy nocir-
cula') en Santiago, merecidamente criticada en su oportunidad por la
víctima Ernesto Fontaine en varias columnas publicadas en "El Mercu-
rio" de esa ciudad.

MERCADO, LIBERTAD Y CONTAMINACIÓN


(2 de julio de 1987)
Hoy quisiera compartir con mis lectores otra lección que nos enseña la
ciencia económica. La lección es. que cuando losprecios mienten una
1 1
/

autoridad responsable debe limitar las libertades. individuales para así


evitar que el interés particular perjudique el interés (bienestar) de la co-
munidad.
La organización económica de la familia sirve para explicar la validez
de esta afirmación. Ahí los precios que nuestros hijos pagan por e/uso
de .la electricidad/ del te/éfono1 del gas y de la Coca Cola que tenemos
en casa son para ellos'me,ntírosos': no reflejan e/verdadero costo.que
para la familia implica consumir estos. bienes y servicios. De ahí que
seamos los papás-los responsables de que nuestro ingreso 'alcance 1 .y
82 Las dos funciones de los precios

genere el máximo bienestar familiar- quienes les pedimos apagar la


luz de sus piezas, les racionamos la estufa eléctrica, controlamos que
hagan sus llamadas telefónicas después de las ocho de la noche, les
controlamos la duración de sus duchas y su consumo de Coca Cola en
casa. De no hacerlo, el consumo familiar será excesivo disminuyendo
1 1
1

el bienestar de la familia. También les prohibimos que consuman dro-


gas1 que fumen en nuestros dormitorios y les ordenamos bajar el volu-
men del estéreo a las 1Ode la noche. Pero, al ejercer esta autoridad en
beneficio de la familia nos hacemos impopulares.
En principio, una solución de mercado para algunos de estos problemas
-que las familias no adoptamos por ser 'más cara la vaina que el sable'-
sería instalar un medidor de agua caliente, un medidor eléctrico en sus
piezas, una cuenta individual de teléfonos (o un teléfono .con fichas) y
una máquina expendedora de Coca Cola, dejando que sean ellos quie-
nes paguen con sus mesadas el costo de sus consumos y manteniendo
las otras prohibiciones y reglas del buen vivir. Sí fuera así, habrían con
ello ganado la libertad de gastar su mesada como se les dé la real gana
hacerlo -en duchas, en Coca Cola, en el teléfono o en churrascos-,
sin que se entrometan los papás en sus vidas privadas; pero la habrían
conseguido a expensas de pagar ellos el verdadero costo (un precio 'no
mentiroso 1) de las cosas que consumen en casa.
Esa medida sería impopular entre los chiquillos, especialmente entre los
'apitutados', los más 1aprovechadores' y menos solidarios¡ sería menos
impopular entre aquellos que más aprecian su libertad individual. Por
tanto1 el padre debería negociar nuevas mesadas e, incluso, establecer
para cada hijo algún consumo mínimo por el cual no se le cobraría: una
ducha diaria de cinco minutos; 40 llamadas telefónicas y 20 kwh al
mes y dos Coca Cola por semana por ejemplo.
1 1

¿Qué tiene que ver todo esto con la contaminación? Si b.íen el paralelo no
es perfecto, el precio que pagamos los santiaguinos por el uso de la gaso-
lina, diese/, kerosene, fuel-oil, carbón y leña son precios mentirosos du-
rante los meses críticos del invierno: el costo social para los santiaguinos
de consumirlos es mayor que el precio pagado por ellos, pues al utilizar
dichos bienes generamos un costo social (contaminación) que recae so-
bre todos los que vivimos en esta ciudad. Es decir; el consumo santiaguino
de dichos bienes es excesivo lo cual disminuye e/bienestar social al-
1 1
1

canzable por todos nosotros. De ahí que una autoridad responsable debe
buscar mecanismos eficientes para lograr niveles de consumo que nos
acerquen al óptimo para nuestra comunidad santiaguina.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 83

Hasta ahora, la autoridad ha atacado el problema por medios que limi-


tan la libertad individual de los santiaguinos en cuanto a la disponibili-
dad de medios de transporte, y controlando que los vehículos e indus-
trias mantengan grados razonables de contaminación, sin que se hayan
buscado aún soluciones de mercado.

H. Factores de Producción y Valor Agregado

Los insumos (factores de producción) básicos son el Trabajo y el Capital,


siendo que el Valor Agregado se define como el ingreso (pago) que reciben
estos dos factores básicos, incluido el ingreso residual. Todo el ingreso na-
cional es recibido por los dueños de estos factores. El precio del pan equiva-
le al pago a estos factores básicos, más el pago por el uso de otros insumos.
El valor agregado de producir pan es su precio menos lo que se paga a los
otros insumos que no sean trabajo y capital. El precio de la harina es igual al
precio del trigo utilizado, más el pago al capital, trabajo y otros factores
usados en su elaboración, y el valor agregado de producir harina es su pre-
cio menos el pago hecho a otros insumos que no sean capital y trabajo, sien-
do éste igual al ingreso recibido por el capital y trabajo. A su vez, el precio
del trigo es el pago a estos factores básicos (la tierra es considerada capital)
y a sus otros irn;umos, tales como salitre. A su vez, el precio del salitre es el
pago a esos factores básicos de producción y a otros insumos, tales como
energía hidroeléctrica. Por último, prácticamente todo el precio de esta ener-
gía corresponde al pago del factor trabajo y capital empleado en su genera-
ción. Por lo tanto, el precio de la harina refleja finalmente el pago sólo a los
factores capital y trabajo. Otro tanto ocurre con los demás insumos utiliza-
dos para producir pan, de modo que el precio del pan es, en definitiva, el
pago a los factores básicos capital y trabajo empleado en su producción
específica y en la producción de sus otros insumos: el precio es finalmente
la suma de los valores agregados por capital y trabajo en todas las sucesi-
vas etapas productivas hasta llegar al pan.

Es importante destacar que "valor agregado" no es sinónimo de "beneficio


neto" o" excedente", puesto que el valor agregado es igual al costo contrac-
tual de la mano de obra y del capital, más el excedente económico. Lo que
el país debe tratar de maximizar es el excedente económico ¡no el valor
agregado! Sólo si el capital y la mano de obra no tuvieran costo -lo cual es
absurdo y reflejaría la más absoluta falta de respeto a los derechos del hom-
bre (¡libertad!) y a los derechos de propiedad-, tendría sentido la popular
84 Las dos funciones de los precios

frase de que" conviene aumentar el valor agregado de nuestras exportacio-


nes". Lo que conviene es aumentar el excedente económico de nuestras ex-
portaciones ... ¡y de toda actividad! ¿Conviene, acaso, procesar el mineral de
cobre para llevarlo a lingotes si en el proceso se incurre en costos de $100 y
el precio del lingote es sólo $80 mayor que el que puede obtenerse exportan-
do esa misma cantidad de cobre en forma de mineral? Es obvi0 que no; pero,
sin duda que el valor agregado de los lingotes es mayor que el del minerat
pues para producir lingotes debe usarse capital y mano de obra adicional. Es
interesante observar que la mayoría de las nuevas minas de cobre privadas
establecidas en el norte de Chile -donde la energía eléctrica es' cara'- expor-
tan sólo mineral concentrado; sin embargo, CODELCO, empresa estatal que
reunió a las empresas mineras de cobre vilmente expropiadas durante el
Gobierno de la Unidad Popular con el voto unánime del Congreso, tiene
refinadoras cuya rentabilidad económica-social debió ser seguramente in-
suficiente dados los costos de generar energía eléctrica en su momento 3 . En
2000 llegará el gas natural proveniente de Argentina, con lo que los costos
quizás bajen lo suficiente como para justificar la refinación del mineral en el
norte de Chile. La gran ventaja comparativa de Chile en cuanto a su cobre
está en el alto contenido de sus yacimientos y en su cercanía a los puertos
para su exportación, ¡no en su capacidad (costos) de refinación!

Resulta verdaderamente criminal la disposición que por años prohibió en


Chile la exportación de troncos en bruto (rollizos), ya sea en la forma de los
llamados trozos pulpables (obtenidos al cabo de unos 10-12 años de planta-
dos) o de trozos aserrables (obtenidos al cabo de unos 22 años, para el caso
del pino insigne y radiata). La justificación de ello era que "debía aumen-
tarse el valor agregado de nuestras exportaciones", con lo cual se estuvo
por años "matando a la gallina de los huevos de oro". La gran ventaja de
Chile en cuanto a su industria maderera, es el "corto" tiempo que demoran
en crecer algunas especies de pino y eucalipto -"corto" respecto de lo que
demoran en otros países exportadores de madera- y no en la eficiencia de
sus aserraderos y fábricas de muebles o de pulpa y celulosa.

El efecto de esta prohibición fue reducir el precio de la madera en Chile,


abaratando su costo para la producción de pulpa y celulosa y haciendo
menos rentable tanto sus nuevas plantaciones como las inversiones reque-
ridas para evitar su desperdicio en el proceso de aserrarlas: ¡los aserraderos

'En honor a la verdad, los antiguos dueños de CODELCO tarnbir;n reíin,1ban su rniner,11 de cobre; pero
rnrno consecuencia de precios mentirosos generMlos por impuestos y subsidios que los incentivaron ,7
h,1cerlo.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 85

producían cantidades inauditas de aserrín, pues no les era rentable ahorrar


madera en bruto! Dicha prohibición se levantó a fines de 1973 -durante el
gobierno militar-, con lo que subió el precio de los rollizos, se hizo más
rentable la incorporación de tecnologías más eficientes para con ellas poder
competir con los aserraderos y fábricas de pulpa y papel a nivel mundial y,
lo más importante, se establecieron precios "no mentirosos" que han
incentivado nuevas plantaciones de bosques en el país.

Volvamos al ejemplo del panadero, donde CTP = $100, y BTP = $104, gene-
rando un excedente de $4. Del costo, digamos que $80 corresponde a "otros
insumos"; $15 a mano de obra, y $5 a capital, de modo que el valor agrega-
do es $24 (= 104-80 15 + 5 + 4), siendo que el excedente de $4 es eventual-
mente percibido por el capital o por el trabajo. El panadero estudia un
proyecto que aumentará el valor agregado de su producto (pan) mediante
una máquina cortadora-envasadora y su entrega a domicilio, con un costo
adicional de capital de $8, uno de $12 en mano de obra y uno de $10 en
otros insumos (bolsas, energía y gasolina); es decir, un costo adicional de
$30, con un mayor valor agregado parcial de $20, que es lo pagado al capital
y mano de obra adicional. Si el precio al cual puede vender el pan envasado
a los consumidores es $133, el valor agregado por la industria del pan es
ahora $43 = (133 90) = (15 + 5 + 20 + 3). ¡l1abrá aumentado el valor agrega-
do en $19 = (43-24); pero, habrá disminuido su excedente en $1 = (4-3)!
Gracias a Dios que nuestro panadero -a diferencia de lo propuesto por los
ignorantes- no tratará de aumentar (maximizar) el valor agregado de su
actividad, sino que su excedente, por lo que no ejecutará el proyecto de
envasar el pan y distribuirlo a domicilio.

l. Otros Excedentes

El excedente total que el país recibe es en verdad mayor que el excedente


privado de $4 del ejemplo del horno, no obstante que los precios sean no
mentirosos. Por un lado, si el salario del trabajador es mayor que el mínimo
salario que éste exigiría por emplearse ahí (al cual denominamos "salario
de retención"), se generaría un excedente o beneficio neto para el trabaja-
dor empleado en la panadería (por ejemplo, sí para evitar la silicosis él hu-
biera estado dispuesto a dejar su empleo como minero, donde ganaba $15,
y emplearse como panadero aunque sólo le pagaran ahí $10 y en la panade-
ría le pagan $12, habrá obtenido un excedente de sólo $2. ¿Por qué no de $5?
¡Piénselo!) A su vez, los productores de cada uno de los insumos que usa el
pan también están posiblemente generando su propio excedente o benefi-
86 Las dos funciones de los precios

cio neto. Por último, al cornprnr uno el pan por $104, lo estií haciendo a un
precio seguramente menor al que uno estaría dispuesto a pagar como máxi-
mo por ese kilo de pan (¡piense cuánto le costaría a Ud. producirlo en cas,1!),
por lo que el consumidor está b1mbién recibiendo un excedente, lla1rn1do
Excedente del Consumidor. Así, el excedente social total es mayor que el
excedente de $4 obtenido por el panadero, no obstante que éste enfrente
precios "verd,1dcrns". ¿Debe por ello subsidiarse la producción de pan?
¡Piénselo 1Y piensL' t,rn1bién en lo que ocurrirá en una economí,1 de nwrG1do
libre -con libre cntrnLfa de competidores- en um1 industria o sector donde
se cslií obteniendo un L'xcedente priv,1do positivo (después de h,1berse p,1-
gado ,11 e,1pital y tr,1b,1jo el precio mínimo exigido por ellos parn involucrarse
en L'S,1 ,ictivid,1d).

111. El excedente del consumidor


¿l'or qué' los rnrdones p,1r,1 z,1p,itos se venden por pares? ¿Por qué Lis ,1gu-
j,1s p<1r,1 cosn se venden en p<1quetes de una docena? Lo rnás frecuente es
que uno necesite sólo un cordón de zapatos, ya que casi nunc1 se rnrLrn los
dos ,il mismo tiempo. Normalmente guardamos el que sobr,1 v después
nunca más nos acordarnos de buscarlo y cuando se rompe el siguiente,¡, ,i-
rnos a la tienda y comprarnos otra vez un p,1r 1

Este comportamiento de l,1 m,1vorí,1 de nosotros prnw en L'\'ÍLienci,1 b exis-


ll'nci,1 del femínwno que ,1hor,1 nos ocup,1, v quL' Sl' denomin,1 "Excedenll'
del Consumidor": l'Sl,1mus dispuestos ,1 p,ig,ir m,ís de lo LlUe verd,1dn,1-
llll'n lL' ~1,1g,1mos por c,isi lodos los ubjl'los y servicios que compr,1mos, ,717 lL'S
que qunL1rnus sin ellos. l'or eso no nos imporl,1 "perder" L'l segundo cor-
dtm (,1unqt1L' nos t'l1C,llll,1rí,1 tener l,1 upci(m de curnprnrlos de il uno, sin
ll'nn que p,1g,1r por t·I Lllll' nunc,1 vamos ,1 us,1r porque estar,í olvid,1do l'n l,1
"g,wl'l,1 dl' l,1s co.s,1s t'1till's") v comprarnos el par, sabiendo qul' soL111wnll'
ulilizMl'lllOS uno dl' l'llo.s. /\sí, se define el excedente del consumidor corno
la diferencia entre lo que estamos dispuestos a pagar, antes que quedar-
nos sin el bien, y el precio que efectivamente pagamos por él.

l ,,1 fr,lSL' rn,ís irnport,rnlt' dl'l párrafo anterior L'S ",rntl's qul' quednnms sin L'I
hit•n". Fslo .sig11ilic.1 que l,1 ,1ltcrnativa rl'lc\',lllle l'S un p,ir dt' cordones o 1m
h,1\ cordonl's. Fn ¡),1rticul,ir, la altl'rnclti,·,1 que nos 11ÍL'g,1 l,1 tiend,1 l'S com-
pr,1rlus ele- ,1 uno. htl' recorte de Lis ,1lll'rn,itiv,1s disponibll's nos h,1n' per-
dn di1wro (L'I corrL'spondiente ,11 v,ilor del sl'gundo cnrd6n qm' nu11c1
us,irt'llHls), ¡,ero trnfavfo comprnrnos el p,1r dl' cordonl'S. ¿Cuál l'S l,1 r,1z(in
111. El excedente del consumidor B7

de esll' comporlc1111il'lllo? SimplL'nll'nll', qul' el L'Xcedl'nte del consumidor


asoci,1do ,11 priml'r cordón es 1m1yor que el precio del segundo.

¿Cu,111to L'st;irí,1111os dispuestos Zl pz¡gar por un litro de Z1gu,1 si hi ,1lternativa


fucr,1 morir de sed? ¿Cuánto pagm·íarnos por un pZ1qudL' de cigarrillos en
mit,1d dl' un p,1rtido de póquer a las tres de lZl mZ11i,1n,1 t'll un,1 rnba11a en las
monb111,7s7

Así pues, t'I exCl'Lkntc del consumidor ,1soci,1do ,1 rnd,1 producto que com-
prilmos se h,1 comp,ir,1do con l'I vz¡lor dl' tener ,1cceso ,11 mercado de eSL'
producto con l,1 liberL1d dL' elegir l,1 cmtid,1d ,1 comprnr. Esto equivall' .i
decir qul' el L'XCL'dcnte del consumidor es lo que estaríamos dispuestos a
pagZlr para poder ingresar al mercado del producto de que se trate, en vez
de quedarnos afuera sin poder comprarlo.

El L'XCL'denlL' del consumidor <.kri\·,1 su nombre del hecho que, en gL'llt'r.il,


no L'S llL'CL's;irio p,1g,1r n,1d,1 par,1 lL'llLT ,1cceso c1 un mercado con lilwrL1d dt'
elegir h1 c;1ntiLfad ,1 cornpr,1r. l'recis,mwnte por eso se trata dl' un "t'\tl'd,·11
te": L'sL1rí,1mos dispuestos ,1 pZ1garlo, ¡pero no es necesario h,1cl'rln t 11.111tl"
tenemos librl' ,KCL'SO ,1 ese merrndo 1
88 Las dos funciones de los precios

Cualquier restricción o límite al ingreso a un mercado, o a la libertad de


elegir la cantidad a comprar -como en el ejemplo de los cordones- reduce
el excedente del consumidor ... a veces, sin que nadie se beneficie y otras
veces en beneficio del productor (vendedor).

Los ejemplos más claros de pérdida de excedente del consumidor sin que
nadie se beneficie son los impuestos que, discriminatoriamente, recaen so-
bre un producto en particular (no como el lVA comprensivo, cuando recae
sobre todos los bienes y servicios). Un impuesto discriminatorio reduce el
consumo del bien gravado, por ejemplo de 100 unidades mensuales a sola-
mente 90. Mientras el consumidor pierde excedente sobre las 100 unidades
que antes consumía, el fisco solamente lo recauda sobre las 90 que todavía
consume. Por lo tanto, el excedente del consumidor asociado a las 10 uni-
dades que se dejaron de consumir debido al impuesto se perdió para el
consumidor y no fue capturado por el fisco.

Otros ejemplos de pérdida de excedente del consumidor a favor del pro-


ductor, además del de los cordones, son todas aquellas ventas que se hacen
con precio variable: Si usted compra una unidad de fiuso a "Aprovechetti
S.A.", ésta le cobra $10, pero si le compra dos, "le deja" la segunda a $9; si
compra tres, le cobra $8 por la tercera, y así sucesivamente.

Esta manera de ver el excedente del consumidor pone en evidencia que éste
es una presa muy codiciada por los productores (vendedores). Los consu-
midores disponen, sin embargo, de un arma poderosa para defender sus
excedentes asociados a los varios productos que consumen.

Esta arma es la competencia. Si en el quiosco vecino me venden los cordo-


nes de a uno, no habría manera de que quien me los quiera vender por
pares logre su propósito. Si en la fiusería de la esquina me venden todos los
fiusos que quiera al precio de $8 y elijo comprar tres unidades, me estoy
poniendo a salvo de la codicia de" Aprovechetti S. A.", y hago propios mis
excedentes de $2 asociado a la primera unidad y el de $ 1 asociado a la
segunda.

En las peores épocas del intervencionismo estatal en Argentina y en Chile,


había regulaciones "para promover la comercialización ordenada"(?), que
prohibían instalar farmacias (y panaderías) a menos de cierto número de
cuadras de donde hubiera otra farmacia (o panadería). Nunca nadie expli-
có el significado de" comercialización ordenada", pero ciertamente estas re-
111. El excedente del consumidor 89

gulaciones permitían a las farmacias y panaderías utilizar prácticas desti-


nadas a quedarse con partes del excedente de los consumidores de medica-
mentos y pan. Del mismo modo, las prohibiciones y otras restricciones de
importación para ciertos productos les permiten a los productores naciona-
les de productos similares apropiarse, a través de precios mayores que los
internacionales, de parte del excedente de los consumidores de tales produc-
tos.

El concepto de excedente del consumidor es, además, de gran utilidad prác-


tica para evaluar la conveniencia de obras o servicios públicos en los cuales
el precio sea una fracción insignificante de la utilidad que prestará la obra
o servicio. Por ejemplo, la provisión de teléfonos públicos de larga dis-
tancia en pueblos aislados del país, o la construcción de rutas o puentes
con o sin cobro de peaje. En estos casos lo recaudado por tarifas telefó-
nicas o por peajes será una fracción de lo que los usuarios estarían dispues-
tos a pagar por no seguir aislados o deficientemente comunicados. El es-
fuerzo profesional del economista a cargo de evaluar estas inversiones
consiste en dise11ar procedimientos de medición de los excedentes
involucrados.

El profesor Ernesto R. Fontaine, en su libro Evaluación Social de Proyectos


(Alfaomega, México, 1998) nos deja otro personalísimo ejemplo de exce-
dente del consumidor: "Recientemente tuve la oportunidad de apreciar per-
sonalmente la significación del excedente del consumidor con ocasión de
adquirir una pequeña sección de un tubo de plástico que conecta la línea de
gasolina de mi auto. El tubo de plástico se había roto y nos encontrábamos
en una pequeifa ciudad en el sur de Chile durante un día de fiesta nacional,
así es que todo el comercio estaba cerrado. Después de unas horas, tuve la
suerte de encontrar un mecánico en un garage y compré este tubo por me-
nos de 10 centavos americanos, en circunstancias de que hubiera estado
dispuesto a pagar mucho más por él debido a la urgencia que tenía por
regresar a Santiago. ¡En un día normal habría comprado el tubo sin haber
reparado en el precio que tenía ese articulo para mí! Piense cuánto más de
lo que actualmente se paga en el mercado, estaría usted dispuesto a pagar
por un poco de penicilina si su nif10 estuviera enfermo. Es obvio que la
cantidad en excedente del consumidor que se obtiene de muchos produc-
tos es casi infinita; pero nuestro interés no se va a centrar en considerar d
total del excedente del consumidor, sino en los cambios que en el excedL11üt•
del consumidor se obtienen para la economía corno resultado de un
yecto."
90 Las dos funciones de los precios

EL COSTO DE NO TENER AGUA


(1 º de febrero de 1996)

Es impresionante comprobar cómo uno toma igual que dadas ciertas


cosas y no aprecia los enormes beneficios percibidos por tenerlas siem-
pre a su disposición. A mis alumnos les explico el concepto del 'exce-
dente del consumidor' y los beneficios de tener accesibilidad libre a los
bienes que ofrece el mercado, a través de pedirles que imaginen el pre-
cio que estaría dispuesto a pagar por un paquete de cigarrillos un fuma-
dor -ni siquiera tan empedernido- que en una sesión de bridge a las 2
de la mañana se queda sin ellos. ¡QuiZéÍs el doble o tres veces Jo que
paga en el quiosco de la esquina! Es decir; cuando él compra un paque-
te en $750 está consiguiendo algo que para él vale a lo menos$ 1 500.
1

Esa es la maravilla del mercado 'libre'. Quien pudiera tener todo el po-
der monopólico sobre este pobre fumador; podría extraerle todo su 'ex-
cedente' cobrándole hasta dos o tres veces el costo de producir el pa-
quete. Es el mercado competitivo -la libre entrada de productores y la
libertad del consumidor para comprarle a quien quiera- lo que garan-
tiza que el precio pagado sea el menor posible y que el 'rey' pueda
embucharse su 'excedente'.
Muchos de mis vecinos de la comuna de Lo Barnechea han podido com-
probar el enorme 'excedente del consumidor' que reciben por el privile-
gio de poder consumir toda el agua que quieren a las tarifas establecidas
por la Superintendencia de Servicios Sanitarios (5155). Hace ya algunas
semanas han tenido racionamientos del siútica mente llamado 'vital ele-
mento1 mediante bajas en la presión cortes programados e incluso cor-
1

tes totales e indefinidos en algunas áreas de la zona de concesión de la


Empresa de Agua Potable Lo Castillo (EAPLOC). Pero es poco Jo que yo
he sufrido: sólo una 'pequeña' baja de presión, con la consecuente me-
nor eficiencia del riego y el afeamiento del pasto en algunos sectores del
jardín.
El ca/ifont funciona así es que no he debido sufrir con tomar duchas
1

heladas y de hilo, o con tener que ir a otros Jugares para mantenerme


limpio. La máquina de lavar funciona, por lo que no he tenido•que lle-
var la ropa a la tintorería o tener que recurriral stock de las 'pi/chas' que
menos me gustan o de las cosas nuevas que tengo guardadas para usar
en el futuro. No he tenido que acumular agua en las tinas u otros reci-
pientes para poder cocinar y llenar los wáteres, los cuales puedo -y
mis visitas, también- usar sin restricción. No aumentó mi consumo del
IV. Un enfoque económico al problema de las Malvinas 91

agua mineral Panimávida para satisfacer mi sed y para lavarme los dien-
tes o tener que lavármelos 'así no más' y tener buena puntería para escu-
pir las sobras en el caño del lavatorio y dejarlo presentable. Mis violas y
mis alegrías del hogar están espléndidas; mis rododendros, azaleas y
camelias siguen su proceso natural para tener su esplendorosa floración
a fines de este año (un colega, menor afortunado que yo, 'invierte' cua-
tro horas todas las noches regando con un hilito de agua sus plantas
1
1
multianuales habiéndose resignado a perder todo su pasto y sus plan-
1

tas de temporada, pues no tiene una piscina que.pudo haber vaciado


para así regarlas y mantenerlas vivas). El filtro de la piscina funciona,
pues la cantidad de agua no ha descendido a niveles tales que le impi-
dan su operación. Tampoco he tenido que contratar un camión aljibe
para que me venda agua a $1 500 el metro cúbico.
En fin, me siento muy afortunado de haber podido captar casi siempre
todo el 'excedente del consumidor' que tengo derecho a percibir de
parte de EAPLOC, ¡que es, por lo demás, lo que estipula el contrato y lo
que ordena la ley y la (5155), pues las horrendas tarifas que pagamos por
los sobreconsumos de verano han sido fijadas justamente para incentivarla
a prevenir este tipo de irregularidades!

IV. Un enfoque económico al problema de las Malvinas


Para cualquiera que haya estudiado microeconomía con el libro de Richard
Layard y Alan Walters (Microeconomic Theory, McGraw Hill, 1978), el bri-
llante artículo de A. Walters en "La Nación" del sábado 17 de julio de 1993
("Una solución para el problema de las Falklands o Malvinas") no es una
sorpresa. Pero resulta admirable la aplicabilidad de principios básicos de
microeconomía a la solución de situaciones que son, en su apariencia, tan
ajenas al ámbito de la Economía.

En beneficio de los lectores que hubieran perdido la oportunidad de leerlo,


se resume a continuación el argumento central de la proposición hecha por
Walters en ese artículo: "La soberanía de las Malvinas debería decidirse por
un plebiscito entre los islefios, y Argentina podría pagarles para que voten
a favor de la sobt'ranía argentina. Este pago se haría efectivo una vez que
Argentina gane el plebiscito (lo cual requiere 2/3 de los votos a favor), y
todos los isleños cobrarían el monto establecido (Walters sugiere US$100.000
per cnpita), independientemente de que decidan quedarse en Malvinas o
emigrar con todas sus pertenencias a cualquier lugar del mundo".
92 Las dos funciones de los precios

Sin duda, alguien apresurad,11nente concluir,í: "¡Pero esto es simplemente


una vulgar compra de votos!" Efectivamente; es una compra de votos, y es
simple, pero no tiene nada de vulgar. Al contrario, esto es poner el mecanis-
mo de mercado al servicio de la solución de un conflicto. Eso es mucho
menos vulgar que matarse unos a otros para "resolverlo".

Al hombre primitivo también le habrá parecido, seguramente, que el proce-


dimiento "normal" p,ir,1 apropiarse de los alimentos y utensilios del caver-
nícola vecino (o pélra recuperarlos, bajo la hipótesis que éste se los hubie1\1
rob,1do) era mílt,1rlo de un garrotazo, y quizás también le hubiera parecido
una vtilg,1ridad proponer compr,frselos.

El meecrnismo propuesto por W,1lters tiene L1 \'irtud de encarecerles a los


isle11os su dependencia de h1 sobernní,1 brit,íniG1. Esto ahora les costar,í,
c•x,ictanwntt', US$ HJO 000 en efectivo ~wr Gí~1it,1, ya que éste será su costo
de oportunich1d (lo quL' dej,111 de cobr,ir al no votar por Argentina).

Si Gran Bret,111,1 tiene tcrnto interés en conserv,ir su soberanía, posiblemente


va a tener que ofrecerles ,1lgo rn,ís, o ,1lgo rnejor que lo que ,1horn tienen los
isleúos. De donde, direct,1me1lte, SL' le encarece ,1 Grnn Breta11a L'I manteni-
miento de su soberaní,1 en l,1s isl,1s.

Esta es la sutileza que hace que h1 propuest,1 no teng,1 n,1Lhi de vulgar: Sien-
do Argentina la que ofrece pagar, es a Gran 1-lreta11a ,1 la que se le encarece el
mantenimiento del statu quo. "Srnart, isn't it?"

Por supuesto, los ganadores serán indiscutiblemente los isle11os, quienes


recibirán un mejor trato de Gran Bretaúa, o cobrarán de Argenti1w.

!'ero, ¿no es precisamente éste el mecanismo por el cual los Est,1dos moder-
nos g,111,111 súbditos? ¿No es, acaso, exactamente el mismo procedimiento
por el cual los gobiL•rnos provinciales atraen inversionL'S (dándoles tr,it,1-
mientos impositivos más "justos", mejores vías de co111uniG1cil'm, etc.) 7 ¿No
c•s aG1so la 111,lllL'ra corno los rnunicipios atraen "l,1s rnejorL•s" fomilias (pro-
porcion,índolcs mejor alumbr,1do público, más SL'gurich1d, menos irnpues-
los y burocr,1ci,1, rn,ís lirnpiez,1 física y moral)?

Ahor,1 ddwmos incluir un ,1s~ll'cto de índole m,ís co11tc1b1L,, LjLIL' consislc en


L'v,1lu,1r los ingrL'Sos y gastos pMa Argentina quL' se· derivc1ría11 de l,1 sobna-
nía sobre las islas: Impuestos ,1 cobrar, posibles rcg,1lías pdrolcras, coslos
,idrninislr,itivos del gobierno de las islas, etc. (Nótese Llue el \',1lor de l,1
IV. Un enfoque económico al problema de las Malvinas 9:l

producción de las islas no debe contabilizarse, ya que éste seguirá siendo


propiedad privada de los ciudadanos, ya entonces argentinos, y no del go-
bierno). Este cálculo contable indicar21 el máximo que el gobierno argentino
estaría dispuesto a ofrecer ,1 cada uno de los aproximadamente 2 500 isle-
ños por el voto a fovor de la soberaní,1 argentina. Es posible que esta cifra
sea muy distinta (mayor o menor) de los US$100 000 que sugiere Walters.

Si el p,1go ofrecido se determina conforme a este cálculo contable, nos ase-


gurarnos que en caso de g21mir el plebiscito, los ingresos asociados a la sobe-
ranía -netos de los costos correspondientes- ser,ín mayores que los p,1gos a
los isle11os. Y si Argentina no gana el plebiscito, no tendr,í que pagar nada y
la situaciém queda corno está actualmente (nada ha empeorado);pero, por
lo menos s,1bre111os que los ingresos netos asociados ,1 la sobcranü1 no al-
canzan p,1ra ,1dquirirl,1 ... ¡mucho menos justifican morir por ella!

Este an,ílisis no l'St,1rfo completo si no incluyer,1 el modo de funciuné1mien-


to del mercado secundario de votos. Es decir, parn algunos isle11os el mon-
to que Argentim1 ks ofrezca p,1gar (digamos, por ejemplo, US$ 100 000) será
más que suficiente parn inducirlos a votar ,1 fiivor, mientras que para otro
grupo la aversión ,1 la soberanía ,irgL'1iti11,1 ser,í tan grnnde que se requeriría
un pago muy superior par,1 inducirlos a vot,ir él favor. Pero corno nadie
cobrn ,1 lllL'nos L7ue Argentina g,rnL', hcibr,í un incentivo para qul' los isleños
del primer grupo destinL'n pMtc• de sus US$ l00 000 para pagarles a los del
segundo grupo, ,1 cambio dl' que ellos también voten a favor. "¡Qué horror,
esto es cohecho!" dir,ín algunos. Esto significa que ,1ún los isle11os que no
votiirían él favor por sólo US$ 100 000 podrían ser inducidos a hacerlo (y de
ese modo serí,1 m,ís fácil éllcanzar los 2/3 de votos ,1 favor), sin que Argenti-
na deba pag,1rles más a ellos en particular.

En sínlL'sis, el cksl'nl,icc• p,1ra los tres involucrados (Crnn Breta11a, Argenti-


n,1 y los islei'\os) sería el siguiente: ( 1) Los isk'11os g,1n,rn, independiente-
mente de qué país se queda con la soberanía; (2) Cran Breta11a mejora l,1s
condiciones de los isk·11os o pil'rde "1 sober,111Íél; en cualquier caso no g,111,1
nad,1 m,ís de' lo qul' ya til'ne; (3) /\rgentiné1 puede ganar la soberaní,1, ~1 c1-
gando por l'IL1 menos (o lo mismo) que los ingresos netos asoci,1dos, o Sl'
mantil'llL' la situ,1ción actu,11 sin h,1ber incurrido en ningún costo v hc1brc1
comprob,1du que ,1qul'llo que prdl'ndí,1 ,1dquirir es, en realidad, mci.s l·,rn,
de lo que Sl' justific,1 pé1gar por c•llo.

Esta propuc·sté1 consiste en ,1plicar el mecanismo de rnercado ,1 lc1 rl's\llurn 111


de un conflido v, como n1,1lquier econornista profesion,11 ¡1 ud,1 ¡1 n·1,-r. 1·1
94 Las dos funciones de los precios

resultado es más incruento, eficiente y satisfactorio para todos los involu-


crados que cualquier procedimiento alternativo.

EL MERCADO ES INEXORABLE
(3 de febrero, de 1994)

Cuando no se le estudia y no se comprende su comportamiento, y no se


respetan sus dictámenes el mercado es implacable y cruel en sus reac-
1

ciones y efectos sobre la comunidad toda. No tiene lealtades ni simpa-


tías políticas; el mercado sencillamente ¡es!
Estando en la playa, se me ocurrió asimilarlo al mar. ¡Qué útil y genero-
so es el mar cuando se lo respeta se lo estudia y se conoce su manera
I

de comportarse; pero qué cruel e implacable puede ser con los torpes
que no lo respetan y desconocen sus fuerzas y sus debilidades! La dife-
rencia está, quizás, en c¡ue el mar castiga sólo al intrépido que lo desa-
fía, sin mayores costos para los demás; mientras que la intervención
inepta de un gobierno en los mercados generalmente afecta a éste sólo
en el largo plazo, en tanto que su costo recae casi de inmediato en la
comunidad gobernada por él.
Los mercados libres y abiertos establecen los precios de bienes y servi-
cios, que son 'seiiales' c¡ue nos inducen a consumidores y productores a
tomar decisiones respecto ele qué y cuánto consumir y producir. La ciencia
económica demuestra que, en ausencia de externalidades, dichos pre-
cios son no mentirosos para la inmensa mayoría de las cosas que con-
1 1

sumimos a diario, de modo que el mercado cumple con su misión de ser


un mecanismo eficaz para la mejor utilización de los escasos recursos
dis¡Jonibles en una comunidad. Alterar su libre funcionamiento median-
te fijaciones de precios, subsidios e impuestos discriminatorios, y limita-
ciones 2 la producción o al consumo conducen inexorablemente a pre-
cios mentirosos y a un nivel de bienestar general inferior al que puede
obtenerse con mercados libres y no regulados. ¡Esta es la regla acepta-
1 1

da por la profesión ilustrada!


Pero, toda regla tiene excepciones, las cuales pueden ser importantes y
deiJen ser investigadas y tratadas apropiadamente por un Estadb respon-
sable. Las más conocidas son la existencia de monopolios y monopsonios
'naturales 1, en cuyo caso al Estado le cabe regular sus actividades y fijar-
les un precio adecuado. Los otros monopolios y monopsonios se atacan
con la 'voluntad política de destruirlos mediante acciones que eliminen
1

las barreras de entrada de nuevos competidores a esos mercados, siendo


IV. Un enfoque económico al problema de las Malvinas 95

que dichas barreras han sido por lo general impuestas por legislaciones
que el propio Estado ha aceptado e incluso propiciado.
La segunda excepción tiene su origen en la pobreza, pues la caridad y la
buena voluntad no son suficientes para proveer algunos bienes y servi-
cios en la cantidad y calidad que justifica su evaluación socioeconómica,
especialmente cuando el sistema tributario es tan odiosamente progresi-
vo como para adormecer nuestros sentimientos de solidaridad hacia el
prójimo. Me refiero especialmente a la educación y a la salud básicas,
que siendo conveniente entregar a los más pobres, ningún privado lo
haría debido a su baja rentabilidad: los precios de mercado son aquí
1
mentirosos por lo que el Estado debe intervenir para fijar precios 'ver-
1
1

daderos' y subsidiar su demanda para incéntivar su provisión a estos


grupos. No es el mercado el que puede catalogarse como cruel en este
1 1

caso; cruel sería la clase política que no tuviera ni la valentía ni la volun-


tad de establecer precios verdaderos y deslinar recursos presupuestarios
para la correcta provisión de estos servicios a quienes de otra forma no
los recibirían, condenando a los pobres a seguir siendo pobres por no
tener el capital humano suficiente para batírselas en su paso por esta
vida.
CAPÍTULO

A veces el gobierno
permite que algunos
. -
precios nos enganen

Todo nuestro entusiasmo por la maravilla natural que son los precios, la
manera como ellos constituyen el mecanismo espontáneo de información,
cooperación e incentivos más eficiente y barato conocido por la humani-
dad, no impide que seamos conscientes de las veces que fracasan en su
misión de informar, promover la cooperación y generar los incentivos co-
rrectos. Cuando este fracaso sucede, el gobierno debe intervenir para corre-
gir la situación en beneficio del bienestar general: es un rol irrenunciable
que le corresponde tomar al Estado.

En este capítulo consideraremos los precios mentirosos y el "pecado de


omisión" que los gobiernos frecuentemente cometen al permitir que, a ve-
ces, los precios nos engañen; al permitir que en los mercados imperen pre-
cios mentirosos.

l. El viaje en taxi y la vacuna anti-gripal


¿Por qué el taxi me cobra $3 para llevarme desde el Ministerio Tal y Tal
hasta el Juzgado Cual y Cual? Por dos razones: Primero, porque yo estoy
dispuesto a pagarle esa cifra debido a la conveniencia de llegar a tiempo a
ver al juez, a la lejanía para ir caminando y a la molestia de tomar un bus o
de conducir (¡y estacionar!) mi propio auto en las congestionadas calles cén-
tricas. Segundo, porque al taxista también le conviene, habida cuenta de
sus costos de combustible, lubricante, desgaste del auto, etc. Así es que ... a
$3, ¡todos contentos!
98 A veces el gobierno permite que alguno, pr!'tio, nm !'ng.1111·11

¡No! Contentos el taxista y yo, pno ~.1lgt11('11 I('" \H!')',L11itó su opinión a los
de111cís conductores y peatones qm· S!' n111.1n111 t (111 l'I L1xi 7 No estarnos con
esto cmitiL·ndo un,1 opinión sobre la c,1lid.1d dt· 111,11wjll del taxista ... supon-
g,1mos qul' hubiern sido perfecta. ALlll .1."1, t',,\()s lt'n t'rtlS i11ocentes hubieran
preferido que ese t,1xi (y muchos otros ,1t1!!ls) 1H1 t i1nil,1r,1 a esa hora y por
es,1s c,1lles. Cu,1ndo el taxista y yo estu, Ílll!lc. dt• .it ul'nio en que $3 era un
prL·cio ,1Liccu,1clo p,1rn el viaje, para n,1d.1 cnnsidt•r,1mos que los rest,rntl'S
miles dl' m1tomovilist,1s v peatones vní,111 .su lr,ínsilo entorpecido por b
prL'SL'nci,1 de un ,1uto rn,ís, ,lllrnentándol('s ,1 !nd!ls t·llos sus tiempos de vi,1je
debido ,1 \,1 m,1yor congestión generad,1 Fl(lr t·I 1,1\i que torné. Y su respira-
ción cntorpecid,1 por m,ís emisiones de ¡1,irl llll l,1s \' monóxido de Glrbo-
no ... Y su rnp,1Cid,1d ,n1ditiv21 entorpecid,1 ¡1()r rn,ís ruido de chatarr,1 y
bocin,71.os. Fstos son costos sociales -congl'sl i( 111 1 n lll t,1rninación 21cüstic.1
v dL•I ,1ire- que no fueron incluidos entre los costos ~ni vados que nos IIL•,,,1-
nm ,1 torn,1r l,1 dL•cisión de emprender el, i,ijt· l'll l,1,i.

Al l,1:-.ist,1 v ,1 mí l,rn1poco nos gustan el morn·l:-.ido de Girbono ni !21s pilrtícu-


1.is respir,1blcs, ni los boci11,1zos; pero l,1 inco11Hldicic1d de soportarlos fue
lom,1d,1 L•11 n1('nl,1 cu,indo decidimos, G1d,1 cu.il ¡1or su leido, venir 21! centro
l. El viaje en taxi y la vacuna anti-gripal 'J'J

de la ciudad. Por lo tanto, este costo fue incluido implícita o explícitamente


en los respectivos cálculos de costos y beneficios que condujeron a la recí-
proca aceptación que $3 era un precio adecuado: dichos costos fueron
"internalizados" por quienes tomamos la decisión.

Lo que no fue tomado en cuentcl por ninguno de los dos, son las
externalidades -es decir, cosas que no están "internalizadas" en los costos
de quienes toman la decisión- o molestias sobre todos los demás. En la
jergil profesional, estos costos que no recaen sobre quienes los provocan se
denominan "externalidades negativas". La presencia de estos fenómenos
hacen qm' el precio de $3 seil mentiroso: a la sociedmi le cuesta más que $3
mi viaje al Juzgildo, aunque el taxista esté dispuesto a proveerlo él ese pre-
cio. Una manna de evitar el precio mentiroso asociéldo a la congestión, se-
ría imponer un peaje para entrar ill centro y usar las Gllles que están
congestionad,1s ,1 esas horas.

Consideremos otro precio mentiroso que encontrnmos el mismo dÍél, un


poco m,ís t,irde. J\I bnj,1r del t,1xi, antes de entr,1r al Juzg,1do, pasé por una
farm,icia y me hice apliGlr un,1 v,1cun,1 ,rnti-gripal que cuestcl $lü. Ese valor,
obvi,1mL'nte, remuner,1 los costos de producción de h1 vacuna y h1 ganancia
del h1boratorio Lllll' h1 produce y de h1 f,irm,1cia que la pone ,1 disposición
del consumidor. También v,1 lor,1 mi conVL'nienciil de no contraer gripe, pues
es por ello qm' c'stuve dispuesto ,1 p,1g,1r ese precio. De manera que ... a $10,
¡todos contentos: el laboratorio, el farmacéutico y yo!

¡No 1 No sol,1nwnte el laboratorio, el farmacéutico y yo, sino también varios


miiL's de personas m,ís que ni siquiera conozco y que, grnci,1s él que yo no
SL'n\ foctor de contagio, tienen una menor prnb,1bilidad de contraer gripe
este invierno. Ninguno, ni uno solo de estos miles SL' molestó en agradecér-
melo, ni siquier,1 ofreció contribuir con algunos cent,wos ,1 mi costo de $10.

Por sinwtrí,1 con el c1so anterior, este tipo de' fL,nómenos se denominan
"extemalidades positivas" y tambi6n hacen que el precio de $10 sea menti-
roso: la sociedad v,1lor,1 en m,ís que $10 mi v,1cum1ción, aunque yo no hu-
bicrn est,1do dispuesto ,1 p,1g,1r ni un CL'tlt,wo méÍs que ese valor; dicho dt'
otrn m,lllL'r,1, el Lx,ndicio social de consumir cs,1 vacuna es mayor qul' l'I
beneficio privado (p,ir,1 mí) de consumirla.

Dclwmos dest,ic,ir muy enfiÍtiG1mente que los casos donde tH·urrt·11


"extL'm,1licfode:,;'' constituyen excL'pciones, lo cual nos lleva ,1 rl'conl.11 ,·1
refr,ín de que "lns excepciones confirman la regla". Para el c,1so d,, .il 1·,u 11.1·.
de L'St,1s L'Xcepcirnws, l'S el propio mercado quien puede l"l'soln·rl.1•, .. ,11 ,1,'
100 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

máticamente" en presencia de un sistema judicial eficiente y cuando los


"costos de transacción" no son significativos, como se señalará en el apar-
tado lI con el ejemplo de la fábrica que emite 100 kilos de "mugre" y del
granjero que se ve afectado por ello. El resultado de que los acuerdos priva-
dos entre las partes, bajo las condiciones estipuladas (o sea, que el sistema
judicial sea eficiente, que los derechos de propiedad estén claramente defi-
nidos y que los costos de transacción no sean prohibitivos), dan una solu-
ción satisfactoria a los problemas de externalidades, fue enunciado por
primera vez en 1960 por Ronald Coase, y la profesión comenzó a referirse a
este resultado como "El Teorema de Coase".

11. A veces los precios relativos no se "ven"


a primera vista: el Teorema de Coase

Una fábrica emite humo cargado de contaminantes que perjudica a una


granja vecina. El granjero ha calculado, con la asistencia de sus ingenieros
agrónomos y otros técnicos, que por cada 100 kilos de contaminantes emiti-
dos por la fábrica, él sufre pérdidas por valor de$ 1 000 y entabla una de-
manda judicial precisamente por $1 000 por cada 100 kilos de contamina:1tes.
¿Influirá la decisión del juez en la cantidad de contaminantes emitidos, dán-
dole la razón a uno o a otro? Es decir, ¿influirá en la cantidad de contami-
nantes emitidos lo que el juez determine: (i) que la fábrica tiene derecho a
usar el aire como una manera de deshacerse de sus deshechos, o (ii) que es
el granjero quien tiene derecho a usar el aire como una manera de proveer
aire puro a sus plantas y cultivos?

Considere primero lo que sucedería si el juez falla en favor del granjero.


Esto significa que por cada 100 kilos de contaminantes emitidos, la fabrica
deberá pagar$ 1 000 al granjero. En otras palabras, el precio de usilf el aire
para librarse de sus deshechos es $1 000 por cada 100 kilos de contaminan-
tes. Con base en este precio, su dueño decidirá qué cantidad de éstos le
conviene emitir; es decir, decidirá la cantidad demandada de servicios del
aire como limpiador de sus deshechos.

Considere ahora lo que sucedería si el juez falla en favor de la fábrica. Esto


significa que la Líbrica puede contaminM impunemente ... pero, ¡ello no
significa que a la fábrica no le cuesta n,1da contaminar! Porque su vecino, el
granjero, estaría dispuesto a pagarle hasta $1 000 (o un poquito menos) por
cada 100 kilos de contaminantes que ella no emita. Por lo tanto, el precio de
usar el aire para librarse de sus deshechos sigue siendo $1 000 por cada lOO
11. A veces los precios relativos no se "ven" 101

kilos; los mismísimos $1 000 que le hubiera pagado al granjero si ella no


emitiera esos 100 kilos. Así, contaminar tiene un costo de oportunidad de
$ 1 000 por cada 100 kilos, y la fábrica decidirá emitir la cantidad que le
conviene a ese precio, colocando filtros si el costo de hacerlo es menor que
el precio que debe pagar por contaminar el aire.
Por lo tanto, el precio de contaminar es el mismo en cualquier caso, ya sea
que el juez falle en favor de uno u otro. Dado que el precio de usar el aire c_o~o
limpiador de sus deshechos es el mismo, lc1 fábrica tomará idéntica decision
en cualquier caso y emitirá la misma cantidad de contaminantes rnalqu~era
que sea la decisión del juez. Este resultado, que puede no haber sido obvio Y
aparente a primera vista, surge claramente apenas uno concentra su pensa-
miento en rnál es el precio de contaminar y si acaso éste depende o no de_la
decisión judicial. Ciertamente no era ni obvio ni aparente antes de 1960,_ano
en que Ronald Coase se lo explicó a una veintena de economistas reunidos
en la casa de Aaron Director, entre los cuales se encontraba George Stigler,
quien inmediatamente bautizó "Teorema de Coase" al resultado de que,_ :n
algunas situaciones, la asignación de derechos legales no afecta la asignaeton
de recursos entre empresas, del cual nuestro ejemplo anterior es un caso par-
ticular. ¡Y el resultado será eficiente en ausencia de precios mentirosos!

¡No se sienta frustrado, su seúoría! L1 decisión del juez no es totalmente


irrelevante. Sólo que no influye en la cantidad emitida de contaminantes.
Pero sí que influye en la distribución del ingreso, ya que si el granjero resul-
. i o, co b rara, s1· 1a t·'b
ta favorec1c · contamma;
a nea · ·
mientras · z . falla
que s1· e1¡ue
en favor de la fábrica, el granjero no cobra nada si la fábrica contarnina Y
deberá pagar para que no lo haga.
Como ya lo veremos, el ejemplo de sólo un granjero y sólo una indU st ria
contaminante que afecta sus cultivos y excedentes, es un caso en extremo
conveniente para demostrar que será el mercado quien, automáticamente Y
sin intervención de autoridad económica alguna, resuelva el problertl.ª de
asignar eficientemente los recursos, puesto que en este caso la externabdad
generada por el industrial será por este mecanismo internalizada e~1. sus
costos de producción. El asunto es que en este ejemplo están claramente iden-
tificados los 'pocos' actores que intervienen en la rnestión, de modo que les
es mas, t·,ac1·1 ponerse e:1 e acuerd o en compensarse por 1os d anos
- ocas1·onados
.
a sus actividades por las actividades del otro. Si bien no estaban defin~dos
los derechos de propiedad sobre el aire limpio, ha sido el dictamen del iuez
quien los ha definido, afectando con ello sólo la distribución personal del
ingreso entre el granjero y el industrial y no la solución que el mercado dara
al problema de cómo usar el aire: al problema de la asignación efidel1 te de
102 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

los recursos. Si son 'muchos' los granjeros o 'muchas' las industrias contami-
nantes, el mercado no podrá resolver por sí solo el problema de la externalidad
que induce al establecimiento de precios mentirosos para el aire, por lo que
surgirá la responsabilidad ineludible de una autoridad económica para re-
solverlo, so pena de incurrir en un "pecado de omisión".

111. Los costos de transacción


Las historias sobre las externalidades no siempre llegan a un final feliz, acor-
dado libremente entre las partes afectadas, como la historia del granjero y
el humo de la fábrica en la sección anterior. Muchas veces las externalidades
se parecen más a las historias del taxista o de la vacuna, en las cuales no es
factible un acuerdo entre las partes involucradas.

La sociedad entonces termina con el infeliz resultado de que hay "demasia-


dos" viajes en taxi; "demasiados" en el sentido de que habría menos viajes
si hubiera que pagar por ellos lo que verdaderamente le cuestan a la socie-
dad. También nos encontramos con que la sociedad termina con" demasia-
do pocas" vacunas;" demasiado pocas" en el sentido que habría más vacunas
si pagaran por cada una de ellas todos los que se benefician -directa e indi-
rectamente- de las mismas.

Una de las causas más frecuentes de estos fracasos es la presencia de" altos"
costos de transacción, que hacen prohibitivamente costoso un arreglo pri-
vado entre las partes afectadas. Imaginemos que en vez de un granjero,
fueran 120 los afectados y que en vez de una fábrica fueran 43. ¿Cómo esta-
blece el granjero lnocencio Pérez de cuál fábrica proviene la contaminación
que afecta sus cultivos? ¿Cómo establece la fábrica Cochinex S.A., que los
perjuicios que le reclama el granjero Avivado López fueron causados preci-
sa mente por sus emanaciones y no por las de Cerdez S.A., u otra?

IV. Ejemplos de externalidades por contaminación


L:is cxternalidades se presentan en una enorme variedad de formas; unos
de los quehaceres favoritos de los economistas son identificarlas, descubrir
sus causas (por ejemplo, la falta de derechos de propiedad adecuadamente
definidos) y proponer maneras de resolverlas. La contaminación ambien-
tal, la disposición de la basura y otros ejemplos se presentan en esta sección,
enteramente reproducida de columnas publicadas por Ernesto R. Fontaine
en "El Mercurio" a lo largo de varios ai1os.
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 103

1. LOS TOMATES Y EL AIRE LIMPIO


(1 O de Agosto de 1989)
Frente a la proposición de que se cobraría un peaje al ingreso de vehícu-
los motorizados al centro de la ciudad, los transportistas han manifesta-
do su desacuerdo, arguyendo que ello es claramente discriminatorio res-
pecto de los buses que no entran al centro, y que resulta del todo absur-
do e injusto que sólo quienes cuentan con los recursos económicos y la
disposición a pagar tengan el derecho a ingresar al centro y contaminar
el aire que ahí se respira. A primera vista parece .válida la argumentación
de los transportistas, pero 'no todo lo que brilla es oro'.
¡Qué importantes son las imágenes transmitidas por las palabras! ¿Ac;1-
so no suena feísimo decir que quien compra tomate:;está adquiriendo el
derecho a destruirlos? ¡Qué distinto resulta decir que quien desee con-
sumir tomates debe pagar por ellos! ¿Consideraría discriminatorio e in-
justo que sólo puedan hacerlo quienes tienen e/ ingreso y la disposición
a comprarlos? Es claro que si el país gastó recursos reales en producir-
los1 es no sólo eficiente económicamente, sino también justo y equitati-
vo, que quien desea consumirlos deba devolver al país el costo que le
significó producirlos. No cobrar por ellos llevará a su despilfarro/ a una
ineficiente utilización de nuestros escasos recursos por sobreconsumo,
y también a otorgársele un regalo discriminatorio a quienes gustan de
los tomates y logran adquirir el privilegio de consumirlos a un precio
menor que su costo para el país.
¿Cómo racionar eficientemente los tomates entre todos los deseosos con-
sumidores? Moros y cristianos -y ahora Gorvachov también- aceptan
que debe hacerse a través de un precio que iguale su oferta con su de-
manda. Establecer cuotas de racionamiento sólo lleva a mercados ne-
gros donde ellas se transfieren desde quienes no las 'desean' a quienes
están dispuestos a pagar por consumir más que la cuota asignada.
Respecto del aire limpio, el punto importante de comprender es que
'consumirlo 1 siempre implica contaminarlo. Sí el aire limpio fuera
abundantísimo, de modo que su calidad no se viera mayormente afecta-
da por los agentes contaminantes, éste no puede ni debe tener precio,
pues, a pesar de ser un bien deseable, no es escaso, y nadie estaría
dispuesto a pagar por adquirir el derecho a consumirlo: sería un bien o
recurso 'libre', como la mora en los campos del sur de Chile. Pero si el
aire puro fuera escaso, como lo es exageradamente en el centro de San-
tiago los días 'malos, -como consecuencia de que es consumido en
104 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

exceso, pues no tiene precio-, su consumo (contaminación) implica un


costo para la sociedad; por tanto, ésta debe buscar mecanismos eficaces
para limitar su consumo a los niveles que considere razonables. Sin per-
juicio de otras medidas complementarias, la manera més eficiente de
hacerlo es a través de establecer un precio por consumir (utilizar) aire
1

puro': vender derechos para contaminar.


Establecer limitaciones a su consumo mediante cuotas no transferibles
-como lo es la restricción vehicular: ciertos vehículos no circulan en
ciertos días- resulta eficaz, pero altamente ineficiente para todos. ¿No
es absurdo que el día en que usted pensaba no ir al centro no le toque
restricción1 y que sí la tenga otro en que querría hacerlo? ¡No es absurdo
que un día determinado no pueda ingresar al centro un bus que lleva 40
pasajeros y sí puedan hacerlo 30 automóviles que sólo llevan uno o
dos? Si el aire puro es escaso en el centro, ¡escaso est y debe racionarse
entre los agentes contaminantes que más aprecien consumirlo, es decir,
entre aquellos que estén dispuestos a pagar más por hacerlo. ¡Ello no es
discriminatorio ni es falta de equidad!

2. LA BASURA, LOS HUIROS Y LOS LOCOS


(20 de abril de 1992)
Pasé unos días de vacaciones en el puerto de Huasca, los cuales fueron
muy educativos en cuanto al tema de la contaminación. La playa misma
de Huasca era una inmundicia, tapizada de desechos degradables y no
degradables, tales como pañales, bolsas y botellas plásticas; envases
de cartón (tetrapack) en que se expende leche, jugos y vinos; res-
tos de fogatas, animales (lobo marino) y aves en descomposición, y de-
cenas de cabezas y restos de pescados en el estero que desemboca en la
parte más concurrida de la playa. ¿Quién es el responsable de mante-
ner/a? Es decir, ¿quién es su dueño? Me dijeron que el problema es tem-
poral, ya que la playa estuvo bien mantenida durante el verano, época
en que había un concesionario claramente responsable de su limpie-
za. En todo caso, el origen del problema está en lo 1criminaYes 1 que so-
mos los chilenos en cuanto a cuidar nuestro medio ambiente, como
asimismo en la falta de vistosos basureros donde colocar los restos de
los picnics.
Unos amigos 1jeeperos 1 nos llevaron a visitarplayas de más difícil acce-
so, tales como Mar Brava -¡una maravilla prácticamente intocada por
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 1or:;

los salvajes a la cual sólo se puede 1/egar en jeep (o a pie)!-, Agua de


1 1
,

Luna., Las Hualtatas, las Tres Playitas, Los Toyos y otras tan hermosas
como así también enormemente contaminadas con desechos dejados
por los flojos e insensibles seres humanos que las visitan durante el vera-
no. ¡Qué rabia y qué pena da ver cómo las arruinan! ¿De quién son esas
playas? ¿A quién pertenecen los moluscos que en el/as se desarrollan,
algunos de las cuales son extraídos 1enanos'?
Lo que mSs me /!amó la atención fue el gran auge que ha tenido en
pocos años la inclustria de los huiros (algas) producto muy demandado
1 1
1

en el Japón y cuya recolección es fuente de trabajo e ingresos para fami-


lias que a todas luces son de extrema pobreza, pues viven en 'construc-
ciones' que ni siquiera pueden catalogarse como chozas. Por todas par-
tes uno observa bultos de aproximadamente un metro cúbico de algas,
los cuales son recogidos de tanto en tanto por mayoristas para su poste-
rior comercializacic5n y exportación. Me dicen que los huireros' están
1

autorizados sólo a recolectar los huiros que naturalmente llegan a la


oril!a; pero, los incentivos están dados para que éstos recurran también
a su extracción de las rocas donde están adheridos, lo cual aumenta sus
ingresos en el corto plazo. A la larga sin embargo, sacarlos de raíz con-
1

ducirtí irremediablemente a disminuir su disponibilidad e, incluso, a su


desaparición como fuente de ingresos para los huireros y también para
muchos otros cuyo sustento proviene de la pesca y de la captura de
mariscos.
En efecto al 'desconchar' los huiros y, por lo tanto, al disminuir su
1

población, se afecta sensiblemente el hábitat donde se reproducen y


crecen importantes especies marinas, entre ellas el loco y otros molus-
cos que sirven de alimento para los peces de orilla. ¿Qué se saca con
tener vedas a la extracción de locos si éstos desaparecerán como conse-
cuencia de la extracción indiscriminada de huiros? ¿De quién son los
huiros?
En la base misma de este (y otros) problemas(s) eco!ógico(s) está la inde-
finición de 'derechos de propiedad1 sobre íos recursos mal explotados,
muchos de los cuales pertenecen a instituciones públicas sin capacidad
o interés para desarrollar/os. Al ser 'de todos' el litoral y las playas, ellos
en verdad 1no son de nadie 1: nadie tendrá interés por mantener/os ni por
cuidar sus riquezas. Es por lo tanto urgente agilizar su lícitación, ya sea
a perpetuidad o con concesiones de largo plazo al sector privado.
solución no está en tener más estatismo, sino en tener más
privada!
106 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

3. LOS PELLETS Y LAS ACEITUNAS


(14 de mayo de 1992)

"¡No te metai entre las ¡J,1tas rle los cah,1/los!" me dijo u/J hue/J amigo c1
<7uien le comc1Jté que mi ¡m5xima colum1Jd serí,1 sohre los electos que
aparentemente esta/Jan teniendo las emcJndciones rle partículas y gases
rfc la plélllta ele ¡Jel/ets en Huasco so/Jrc la ¡noclucción de aceitunas en
las plantaciones ele oliv,11-es m,is cercanas <1 dich,1 instalación. "Dehes
tener presente que las m;ís a/t,1s autoridades directivas chilen<1s y extra/J-
jcras que re¡Jrcsen/,lll c1 los cluciios de /,¡ Planta, tienen UIJ fuerte com-
promiso púhlico en favor rle la descontaminación ambienta( por lo que
te aconsejo te informes muy rec¡uetc bien ,llltes rfp opinar; mejor aú1J
sería no escri/Jir so/Jrc el tema".
/-fe seguirlo solamente en parte el consejo de mi bien intencionado ami-
go, pues crco r¡ue es c/cmasi;ido importante el tema ecológico de la
contaminación am/Jicntal~so/Jreel cual tiene mucho que aportar la ciencia
económica-, y que es demasiado IJL/eno el ejemplo ele las aceitunas-
pellets como ¡Jara rlejarlo pas,ir por temor a suscepti/Jilidarles. No ohs-
tante que la información que tengo sohre el asunto ¡Jroviene princip,1/-
mente dP la parte que dice verse a(ectada por las emanaciones rle la
pl,mt,1 de pellets, considero que el la PS tan contundente como parc1 porler
a(irmar con certeza que el dciño existe, si hien hdy /)Ue1Jas razones p,ira
disentir sohre su magnitud y por lo tanto, sohre su valor económico.
Uno ele los 'jeeperos' que nos lf Pvaron a visitar las maravillosas playas
en las cercmíc1s de Jfoasco mencionadas en mi columna 'La Rasura, los
Huiros y los Locus' 120/4/92 ), es rlue110 rle varias hectáreas phntarlas
rnn olivos en la JJ,,rte más occidental del valle. A partir riel ,1110 191.i,
{ech1 en r¡uc se inició la o¡Jcracitín ele /,1 planta ele ¡Jellets (empresa
estatal, en ,)(¡ucllos tiempos), su producción rle aceitunas tuvo un dra-
m,ítico rlesccmo, <le t;1/ lrmm e¡uc y,1 no le conviene siquiera recoger
los e/os mil kilos r¡ue hoy ¡m><Íucc' su huerto, en circunstancias que la
¡m1rlucción cle>/Jiera ser ele 400 mil kilos. A un c/1ílar y tanto el kilo, ¡¡)uch,1s
c¡uc es ¡Jidtd! Se d!cga c¡ue la ¡m)(/uccirín ele accitun,1s en el valle era ele
L/ mil tundac/,,s en I 1J80, mi<'ntrds r¡ue (ue rle s1ílo un mil en 1989 y c¡uc

ser,í ,Hín m<'norr'n /,1 tem¡)()rad1 / 'J'Jl-92. Tamhién, que /,is mern1c1s en
/,1 ¡mJc/ucci<5n sun mayores en los olivdres m;ís cercanos c1 la Planta, y
qui' es m,1yor el materi<1! ¡1articulado (ermso (mezclado con ca/cío y
aluminio) clq)(Jsita1/u en las hojas ele esos ,írfJOlcs, cuyo exceso ¡Jrovo-
cnría el a/)()rto de la lloracir5n de éstos.
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 107

Mi amigo me rfijo r¡ue existía una Plan/,¡ idéntica en una zona urhana
1 1

del }apón pero con filtros que rerlucen a cero sus emisiones, y me ¡ne-
1

µuntó: ¿Por que' no exigirle a la de Huasco quf' instale los mismos til-
11

tros?11. Mi respuesta (ue m,ís o menos la siguiente: "Colocor el (iftro sig-


nifica incurrir en un costo para percihir con ello un heneficio derivado
del mayor excedente económico que se o/Jtencfría por el aumento de la
producción efe aceitunas en el valle. A fa Planta no le conviene instalar-
lo pues, al no ser dueña de las plantaciones, no capta ningún /Jene(icio
por el/o. Al país tampoco le convendrá instalarlo si su costo efe instala-
ción es mayor que el heneficio. Por el contrario si el costo efe instalarlo
1

es menor que el bene(icio efe hacerlo, le será conveniente al país que


éste se instale. En todo caso, lo cierto es que el verdadero costo social de
producir peflets es mayor que el costo privado para la Planta, el cual
debiera estrictamente incmporar ya sea el costo del {i//ro o las menores
utilidades obtenidas por los olivareros 11

Terminada esa corta clase de economía, le hice las dos preguntas claves
para la clariricación del problema: (i) Si en verdad se perjudican tanto
11

con las emisiones, ¿están dispuestos los productores afectados a (inan-


ciar la instalación del (i/tror y (ii) Si la /Y/anta hubiese sido la due11a de las
tierras a(ectacfas, ¿crees tú que el/a huhiera instalado el filtro?''. Su res-
puesta fue: P1'imero, cle/Jicfo a r¡ue las emisiones tam/Jién clai'ian las
11

playas y la salud y ca/iclacl rle vicia de los habitantes ele Huasco, no


interesa sólo nuestra rlisposicíón a pa¡.;ar por el (iftro. Segundo, tu otra
pregunta debió ser, ¿instalarías el (iltro si tú fueras tamhién el cluei'io ele
la Planto? Por los daños que o/Jservo y por el amor r¡ue siento hacia este
1
val/e y su pueblo, respondería ¡Sí, cldinitivamente lo insta/aria! '

4. DERECHOS DE PROPIEDAD Y CONTAMINACIÓN


(21 de mayo de 1992)

Si mi vecino decidiera tir,H sus puchos y otras hasuras a mi jardín -o


viceversa-, seguramente se armaría la toletole. Por otra parte, no es in-
usu,1/ observar r¡ue algunos (!e los sitios baldíos de mi harrio sean usa-
dos como el lu¡.;ar clone/e los jarrfineros tiran los desperdicios de sus
labores ele cortar el pasto y ele arreglar j,1rclines, así como tamhién para
deshacerse en otoifo ele las enormes cantidades ele hojas de los no¡.;ales
que ahí ahunclan. La razón de esto es ohvia: 'Bajo el ojo del amo engor-
da el ganado'.
108 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

En el primer caso, debido a que son claros los derechos de propiedad y


a que es identificable quien los infringe, el costo para él de tirar la basu-
ra es mayor que el beneficio, pues a nadie le gusta pelearse con su veci-
no por esta 'mala crianza'. En el segundo, su dueño no tiene el incentivo
suficiente para proteger la limpieza de su sitio baldío, pues e~tima que el
daño causado por la basura no es tan alto como para estar dispuesto a
armar la grande por ello; también, debido a que no es clara la identidad
del culpable, éste sabe que su acción no le acarreará costos en términos
de ya sea quedar mal' con su dueño o cargar más tarde con la limpieza
1

del sitio cuando comience la construcción. Hay algunos sitios baldíos


que fueron cercados por sus dueños -quizás para evitar que fuesen usa-
dos como basural-, seguramente porque estimaron que el costo de ha-
cerlo era menor que el daño que sufrirían como consecuencia de no
cercarlo.
¿Apagaría usted su cigarrillo en el piso de la casa de su vecino cuando
éste lo está mirando? ¿Pintaría usted el muro de su casa con propaganda
política, aunque sea la suya? Nuevamente, son los claros derechos de
propiedad y el castigo por no respetar/os, los que impiden esta horrible
contaminación ambiental. ¡Qué irritante es ver cómo tantos automovi-
listas tiran puchos y papeles a la calle -que, como es de todos, es de
nadie-, en vez de usar sus ceniceros y descartar/os en sus casas! ¡Qué
irritante es ver cómo se están pintando paredes, veredas y postes (de
alumbrado, teléfonos y distribución eléctrica) en todo Chile con propa-
ganda de aspirantes a concejales, algunos con nombres de lo más em-
pingorotados y verdes que puede haber! ¿Podrían la CTC y Chilectra
meterle juicio al partido que usa sus postes como fichero y base para sus
pinturitas? ¿Dónde está la fuerza pública para defender la limpieza de
nuestras ciudades?
De modo que, como bien lo dijo juan Noemí en su carta al director de
este diario (8 de mayo de 1992), no siempre es la privatización de 'lo
que es de todos la solución de los problemas de la contaminación; tam-
1

bién se requieren regulaciones adecuadas y la agilización y tecnificación


de los Tribunales de Justicia para castigar a los agresores, como asimis-
mo educarnos para ser menos 'salvajes y tener más respeto'y amor por
1

el medio ambiente.
Está en los tribunales el alegato que mi amigo jeepero' ha hecho contra
1

la planta de pellets por las pérdidas ocasionadas en sus producción de


aceitunas (ver mi columna 'Los Pellets y las Aceitunas', 14 de mayo de
1992), y espero que se haga justicia. Pero, ¿quién defiende a las playas y
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 109

a los habitantes del puerto ele Huasca contra las emisiones aéreas de la
planta? ¿Quién defiende a las que antes eran las cristalinas aguas del
litoral marítimo en la ensenada de Chapaco, donde la planta descarga
cerca de 170 toneladas por hora de relaves con sólidos.en suspensión,
convirtiéndolas en aguas turbias de color rojizo, deteriorando el fondo
del mar y la flora y fauna marinas? Podría ser, sin embargo, que el costo
de purificar los relaves sea mayor que el beneficio de mantener limpio
ese litoral, en cuyo caso la vaina saldría más cara que el sable.
Lo cierto es que 'para hacer tortillas hay que romper huevos', y que
convendrá hacerlo sólo si el valor de aquéllas es superior al costo de sus
ingredientes. Quien ciegamente 'proteja' a los huevos, se quedará sin
tortillas, quien no pague por ellos puede también eventualmente que-
darse sin ellas, pues surgirán argumentos de 'dumping'. E/asunto es que
los verdaderos costos deben ser todos 'interna/izados' y contemplados
por los productores en sus decisiones, para lo cual la propiedad privada
y el sistema judicial tienen un importante papel que desempeñar.
Nota del autor; Los agricultores ganaron un juicio millonario por indemnización,. entre cuyos do-
cumentos probatorios se incluyó esta columna, por lo que en Huasco me co.nsideran un héroe. Es
interesante destacar que mi amigo "jeepero" experimentó en su predio C0\1 plantaciones de
Chirimoyas, con gran éxito, ya que ellas maduran antes de que entren al mercado las provenientes
de La Serena y Quillota (al surde Huasco) y su floración no se ve afectada por el humo contamina-
do ele la fübrica, constituyéndose en una plantación .más rentable que los olivos. ¿Qué le parece
esta ironía?

5. EL MERCADO, LA LIBERTAD Y LA CONTAMINACIÓN


(16 de julio de 1987).
En esta sección se proponen algunas soluciones e.fe mercado ;/proble-
ma de la contaminación .del .aire en Santiago de,C.~ile, aplicables en
general a otras grandes ciudades. Para su comprensión debemos tomar
conciencia de que vivir en Santiago en invierno es caro,. y ... .si es caro,
¡caro es! Lo es, ya sea en términos de una contaminación excesiva
-cuyo costo social recae sobre todos, pero muy especialrnente sobre los
infantes, ancianos y afectados por enfermedades respiratórias-:-.o bien en
términos de sucios pesos. Debemos optar entre el costo implícito en la
mugre del aire que hoy nos rodea, o directamente por un mayor costo
de vida como consecuencia de que paguemos el verdadero costo social
de utilizar elementos contaminantes.
Sin duda que las soluciones aquí propuestas serán impopulares para los
santiaguinos -especialmente para algunos grupos de presión. Serán tan
11 O A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

impopulares como lo sería entre nuestros chiquillos menos amantes de


la libertad, menos solidarios, más aprovechadores y 'apitutados', hacer-
les pagar el costo familiar de sus consumos de agua, gas, electricidad,
teléfono y Coca Cola en casa.
La manera de acercar los precios mentirosos de los hidrocarbvros, car-
bón y leña al verdadero costo social de consumirlos en Santiago, es
gravar/es con un impuesto específico sólo durante los meses de invier-
no y sólo en la Región Metropolitana. El monto del impuesto-que debe-
rá ser significativo- podrá irse graduando para así establecer aquél que
desincentivará suficientemente sus consumos y 'mal uso~; hasta J/egar a
los niveles de contaminación recomendados por los expertos. Siendo
que la contaminación es proporcional al consumo y al 'mal uso' de los
combustibles, el mayor precio llevará naturalmente a mantener en me-
jor estado calderas y motores, e incentivará el uso de medios menos
contaminantes: electricidad, gas licuado y natural, metro, bicicleta, las
piernas, el automóvil menos gastador, taxis colectivos, y ... ¡buses (ojalá,
trolleys)! Es que el ataque a los buses -siendo justificado por el'mal uso'
que algunos hacen del Diesel al no tener sus motores e inyectores en
buen estado- es del todo injusto. La contaminación (y el costo de con-
trolar/a) por persona transportada es, en los buses y taxis colectivos bien
carburados, menos de un tercio de la de los autos particulares, por lo
que su mayor utilización y control reduciría el nivel de la contamina-
ción en Santiago.
Es claro que este impuesto no será suficiente. Es así como deberá tam-
bién cobrarse a las industrias ('fuentes fijas') un impuesto (multa) por
unidad de contaminantes emitidos por ellas; controlarse más estricta-
mente la emisión vehicular de gases y de humo, especialmente de la
locomoción colectiva; sincronizar mejor los semáforos, y lavar diaria-
mente y hacer más expedito el tránsito por las arterías más recargadas.
Podrían también establecerse distintos tipos de permisos de circulación,
m,is caros para aquellos que más contaminan y pata aquellos cuya con-
taminación afecta a más personas. Por ejemplo, podría haberlos de co-
lor verde, carísimos que autorizarían circular por Santiago cuando y
1

donde se quiera; unos de color rojo que permitirían circular cuando se


1

quiera, salvo por el centro', donde su contaminación afectaría a mu-


1

chos transeúntes y oficinistas, y los actuales, que autorizan a circular


donde se quiera, pero están sometidos a la restricción vehicular hoy en
vigencia. El precio de estos permisos debería guardar relación con el
potencial de contaminación de los vehículos más bien que con sus
1 1
1
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 111

precios de mercado; de suerte que el permiso debería ser más caro para
buses que para autos, y más costoso para autos y buses viejos o grandes
que para los nuevos o de menor cilindrada.
Un asunto distinto es el equilibrio de largo plazo al cual tenderán las
grandes ciudades si se reconocen los verdaderos costos de vivirenellas,
y al período de ajuste en la transición hacia ese nuevo equilibrio.Ade-
lanto que para mitigar en el corto plazo algunos costos redistributivos
del alza que dicho impuesto provocará en la movilizacióncolectiva,
principalmente sobre la población más pobre de Santiago, podría
decretarse en los meses de invierno un aumento en la asfgn0,ción por
movilización y-por otras razones, mejor aún...: aumentar la.ásígnación
familiar de (sólo) aquellos ciudadanos con menores ingresos,

6. OTRA VEZ LA CONTAMINACIÓN


(27 de agosto de 1987)
Ya se ha sugerido que un impuesto a los combustibles vendidos en las
ciudades congestionadas, un mayor control y multas a industrias y vehí-
culos más contaminadores, y permisos de circulación más caros para
los vehículos más contaminantes y para los que deseenjngres 9ra secto-
res de mayor concentración poblacional y congestión, castigarán más.al
que contamina más, darán mayor libertad para elegiryaumentaránJa
demanda por combustibles y medíos de movilidadrneno$Contaminan-
tes para el desarrollo de Santiago. Se ha sugerido, además; la mejor
sincronización de semáforos y el 'manguereado.'. de las vías con maypr
tránsito.
Todo ello nos acercaría a un óptimo de eficiencia económica,pues obli-
garía al contaminador a pagar por la contaminación que emite, sin coartar
su libertad de producir o consumir lo que quiera si sus beneficios priva~
dos sobrepasan el costo social que dicha producción o consumo genera
a los santiaguinos. Ahora consideraremos la reestructuraciónde)as ciu-
dades como reacción a las medidaspropµestas.
Para comprender mejor la naturaleza del ajuste y del equilibrio final de
la ciudad, debemos aceptar el hecho de que si algo es carp, caro es.Por
ejemplo, es caro vivir en Punta Arenas (en el extremo sur de Chile), ylo
es particularmente en invierno y para los más pobres. Por ello es 'alto' el
salario e ingreso mínimo de subsistencia establecido en ese mercado
laboral. El puntarenense se ha ajustado al hecho de que el invierno .es
112 A veces el gobierno permite que algunos precios nos en!iañen

rudo y, consecuentemente, dosifica sus gastos mensuales y condiciona


el diseño, calefacción y aislacíón térmica de sus viviendas a esa condi-
ción natural de su hábitat.
Si se subsidiara ahí el precio de los combustibles, el salario real subiría
momentáneamente, pero el proceso migratorio llevaría a que el ingreso
real mínimo se restableciera eventualmente al nivel menor que el ante-
rior y sería menor el esfuerzo de sus ciudadanos e industrias por ahorrar
energía. Si tras algunos años se eliminara el subsidio y volvieran a impe-
rar precios no mentirosos, se revertirían los hábitos de consumo y se
1 1

reducirían momentáneamente los ingresos reales hasta que el proceso


de migración restableciera el ingreso mínimo de equilibrio consecuente
con el mayor costo de vida en Punta Arenas.
Es claro el símil con lo que acontecer(a en Santiago de reconocerse el
verdadero costo social de quemar combustibles en algunas áreas y de
transitar por el centro y otros lugares de mayor congestión. ¿Acaso no
exigen las condiciones ecológicas de Santiago una menor dispersión
habitaciona/ (menores gastos en locomoción); una mayor dispersión de
centros financieros y comerciales; un parque automovilístico menos
contaminante, y una menor cantidad de industrias contaminadoras, las
cuales podrían convenientemente instalarse en Colina, Curacaví,
Casablanca y Va/paraíso si aumenta el costo de producir en Santiago?
¿Qué mejor incentivo que utilizar los precios -que son señales para la
toma de decisiones- para inducir la edificación en altura y el traslado de
oficinas, industrias, buses y autos viejos o grandes a sectores de la ciu-
dad o a regiones donde la contaminación afecta a menos personas o es
barrida por los vientos?
La solución no es, por tanto1 reducir el precio de la electricidad en San~
tiago -como algunos han propuesto-1 pues su precio actual refleja el
verdadero costo social de producirla por las centrales del Sistema
Interconectado Central, como así tampoco lo es subsidiar aquí el uso de
gas natural. Tampoco es solución establecer subsidios enotras regiones
para alentar ahí la instalación de industrias, pues no hay razón para
presumir que el costo socia/de producir en ellas es menor que el bene-
ficio social de hacerlo. Es Santiago el caro, por lo que la solucíón debe
reconocer este hecho, siendo nuestro deber pagar el verdadero costo de
vivir y producir aquí, y es nuestra la responsabilidad de ajustamos a esta
realidad.
Necesitamos un estadista que, asesorado por un equipo multidisciplinario
que incluya a ecologistas, economistas y a otros científicos sociales, nos
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 113

conduzca consensualmente por el difícil camino de alcanzar, en liber-


tad, niveles aceptables de contaminación.

7. INSISTIMOS CON LA CONTAMINACIÓN


(21 de julio de 1988)
En una sección anterior nos referimos a la economía familiar, en analo~
gía con el problema de la contaminación, y destacamos que los 'precios
mentirosos' enfrentados por los hijos para el consumo de Coca Cola y
llamadas telefónicas obligaban al padre a limitar autoritariamente sus
consumos, so pena de empobrecerla. Los hijos lograrían su libertad sólo
si pagaran los 'verdaderos costos familiares (sociales)' de dichos consu-
mos a través de colocarles una máquina expendedora de Coca C0la y
un teléfono con fichas.
Siendo en Santiago 'mentiroso' el precio de los combustibles -pues no
refleja el 'verdadero costo social' de quemarlos, por ser excesiva fa con-
taminación-, la autoridad ha limitado arbitrariamente nuestra libertad
para consumirlos en las cantidades que quisiéramos.
También afirmamos que la letra de la Constitución Chilena de 1980 era
'imposible' de cumplirse: el "derecho a vivir un medio ambiente libre
de contaminación'' exigiría eliminar autos, buses, calefactores, calderas
y otros usuarios de combustibles contaminantes, teniendo que movi-
lizarnos a pie, en bicicletas o en vehículos eléctricos -no enyebícu-
los de tracción animal, pues la contaminación en las calles y el olor
serían insoportables- y eliminar centenares de industrias, lo cual [IOS
llevaría a ser muy pobres. Existe un grado óptimo de contaminación
ambientat para cuya determinación es indispensable un buen diagnós-
tico de sus causas, orígenes y efectos en términos de estética y perjuicios
a la salud, flora y fauna en las área.s más contaminadas, pues sus habi-
tantes deben conocer los costos y potenciales beneficios de llegar a dis-
tintos niveles de contaminación y evitar así que 'la vaina salga más cara
que el sable'.
Finalmente, insistimos en que el problema de la contaminación era de
los santiaguinos, por lo que el costo de reducirla a niveles 1adecuados'
debe ser asumido por quienes vivimos aquí y no por terceros inocentes
que han elegido vivir donde la contaminación es soportable.
Consecuentemente, debe aumer1tarse el costo de consumir elementos
contaminantes en Santiago, así como el de transitar en áreas de
114 A veces el gobierno permite que algunos precios nos m~añen

congestión vehicu/ar. Ello se logra con impuestos específicos a los com-


bustibles vendidos en el área -¡jamás subsidiando el uso del gas natural
y de fa electricidad!-; vendiendo /;derechos de emisión transables 111
el otorgamiento de patentes diferenciadas a vehículos e industrias pa-
ra operar en diferentes zonas de la Región Metropolitana -¡¡amás pro-
hibiendo su funcionamiento!-, y controlando por una autoridad in-
corruptible el cumplimiento de normas 'razonables' y negociadas con
los agentes contaminadores que hayan comprado los Derechos de Emi-
sión Transables (DET); pero, ¡jamás utilizando las 'normas' de los países
ricos!
Las propuestas más recientes de las autoridades chilenas se contraponen
a la filosofía libertaria expuesta en los párrafos anteriores, pues ponen
el énfasis en coartar la libertad individual e imponer "demandas falsas"
que suponen el despilfarro de nuestros escasos recursos. ¿Cómo
desincentivar el consumo y el 'mal uso' de los elementos contaminan-
tes y reducir la contaminación a niveles 'aceptables'? Es claro que una
proposición 'autoritaria' de exigir niveles máximos de emisión a las fuen-
tes fijas y convertidores catalíticos y bencina sin plomo para reducir
el CO de fas fuentes móviles, es un mecanismo ineficiente (aunque efi-
caz) por causa del alto costo social que ello implicaría, pues la exigen-
cia deberá hacerse a nivel nacional, con cero beneficio para los que
viven en el campo y en ciudades no contaminadas. En efecto, los con-
vertidores catalíticos cuestan cerca de 500 dólares cada uno y la gasoli-
na sin plomo requiere costosas readecuaciones de nuestras refinerías,
siendo más cara de producir y menos eficiente que las variedades hoy
en uso.

V. Externalidades por imprevisión


Estas exlcrnalilfadcs surgen cu,mdo un cornport,1miento irresponsable se
VL' favorecido, o inducido, por l'i hecho que sus consecuencias advers,1s
recaerán sobre terceros inocentes que no tuvieron ninguna participación en
l,11 comport,1mienlo.

El ejemplo fomiliar m,ís típico es el del jugador empedernido que sabe


que su tÍi1 rica le pmveer,í los fondos para pagar sus deudas de juego. Este
comportamiento imp01w sobre los restantes miembros de la familia la extcr-
m1licfad de (1) tl'!Wr, l'Vl'1ltu,1lmente, que socorrer a la tía rica si inesperada-
V. Externalidades por imprevisión 11 ',

mente deja de serlo; o (2) no contar con la ayuda de la tía rica parél otros
eventos familiares que pudieran hacer necesario su auxilio.

La obligéltoriedad de los sistemas previsionales tiene su fundamento eco-


nómico, precisélmente, en estél externalidéld. Uno podría, quizás, argumen-
tar que los élportes jubiléltorios a los sistemas privados de capitalización
debiernn ser voluntarios; Jl fin y al cabo, cada persorn tiene el derecho a
gastar sus ingresos cuándo y cómo mejor le plazca. ¿No sería, acaso, arbi-
trario e injustificéldo obligar a léls personas él que g¿¡sten menos durante su
vida laboral Jctiva, a fin de ahorrélr paré! la vejez?

I .a respuestél es terminantemente, ¡no! Porque los comportamientos irres-


ponsables durante lél vida lélboral cuyéls consecuencias sean ingresos insufi-
cientes durante la vejez darán lugél1~ déldas bs costumbres y los juicios éticos
prevalecientes, él un costo que recaerá sobre terceros inocentes que no esta-
rán dispuestos él dejar en lél indigenciél a ningún anciano ... aunque haya
sido un joven próspero pero irresp011soble.

Estos terceros inocentes no serán sobmente sus parientes, sus vecinos com-
padecidos y aún personas desconocidas que acudan en su ayuda con li-
mosnas, sino también los contribuyentes que deberán financiar ,1lbergues,
hospil,1les y hasta servicios funerarios.

Las externalidades por imprevisión télmbién dan lugar a la obligatoriedad


de léls regulaciones banrnrias sobre provisiones para créditos que podrían
llegar a ser incobrables. Con el sistema de reservas fraccionarias que existe
en lii m,1yoría de los países, el sistema financiero no es inmune a las desven-
turns (¡ni a las aventuras!) de cualquiera de sus miembros.

La insolvencia de un lxmco que no pudo recobrar sus créditos y que no


constituyó suficientes provisiones pan1 enfrentar este evento, puede reque-
rir l,1 intervención del Bcrnco Centrnl como prestamista de última instancia,
con el consiguientL' costo parn todo el sistema financiero y para el país. Otra
vez, una élctitud imprevisora e irresponsable de un sujeto acarrea costos e
inconvenientes pélr,1 terceros inocentes. Precisamente, para evitar esta
extern,ilidad en los sistemas bancarios es que todos los países tienen nor-
m,1s obligatori,1s de provisiones par,1 créditos incobrables e impiden o limi-
t,rn los llamados "créditos relacionados" -préstamos a empresas o person,1s
rL'lacionadas con los dueños de los b,rncos- pues en más de una ocasión "sl'
h,rn llevéldo el banco p,1ra ]el célsa", a costa de Moya (del pueblo o dl' l.ic,
arcas fiscaks).
116 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

1. CIENCIA ECONÓMICA E INUNDACIONES


(6 de agosto de 1987)

Las inundaciones en algunos sectores del Gran Santiago constituyen un


ejemplo de lo que los economistas llamamos 'externalidades las cuales 1
1

dan origen a precios (costos) mentirosos si la autoridad no toma medi-


das para corregir la distorsión que dichas externalidades generan. Por
ejemplo, una parte de los 'ríos' en las avenidas Bilbao, Larraín y Colón,
como de algunas 'lagunas' formadas en rotondas y pasos bajo nivel,
tienen su origen en que las urbanizaciones y otras construcciones 'río
arriba' no contemplaron obras adecuadas para evacuar sus aguas de
lluvia. Pero las inundaciones de otros lugares son intrínsecas a ellos y
eran previsibles por todos los que decidieron vivir ahí. El diseño de una
política ad hoc eficiente debe distinguir entre ambas situaciones, para lo
cual es esencial un diagnóstico de éstas.
Si quienes evalúan los costos y beneficios de una determinada urbaniza-
ción desestiman los efectos {externalidades) negativos que dichas obras
tendrán sobre terceros, es altamente probable que las inversiones en el
control y disposición d2 las aguas lluvia serán insuficientes. La sociedad
debe buscar mecanismos para "obligar" a que los urbanizadores ejecu-
ten dichas obras si el costo de las externalidades (inundaciones) soporta-
das por los residentes "río abajo" es mayor que el costo de las construc-
ciones "río arriba" necesarias para evitarlas. De ahí que el Estado tenga
la responsabilidad de establecer normas de construcción que resguar-
den el interés social, haciendo que los urbanizadores y residentes "río
arriba" paguen el costo de las obras requeridas para evitar los costos de
la externalidad. Pero es también de su responsabilidad preocuparse de
que no salga "más cara la vaina que el sable"¡ si lo es, las obras no
debieran ejecutarse ,Yt por consideraciones de equidad, habrían de bus-
carse los medios para que los "río arriba" compensen a los que verán
perjudicados por el hecho de no ejecutar dichas obras.
Distinto es el caso en que los costos de una deficiente urbanización o de
una riesgosa localización recaen sólo sobre quienes son sus residentes,
pues dichos costos han sido en este caso internalizados por ellos. Un
11 11

ejemplo de internalización de costos es el hecho de que quienes viven


en el llamado "Triángulo de Vitacura habrán quizás pagado por sus
11

terrenos un precio algo menor que el pagado por los vitacuranos que
residen fuera del lecho del río, pues corrían eJ riesgo de verse inundados
una vez cada 20 o más años, si bien, como lo aseguraron algunos resi-
V. Externalidades por imprevisión 117

dentes del área, parte de las inundaciones pueden deberse a exter-


nalídades generadas por haber autorizado construcciones ribereñas "río
arriba//. Desafortunadamente para los residentes del Triángulo, se hapro-
ducido en estos dos años una corrida de eventos (crecidas) cuya proba-
bilidad de ocurrencia es bajísima: como sacar cuatro caras seguidas con
un moneda que tiene cara y sello.
Quizás el mercado haya por este motivo castigado en exceso el valor de
esas propiedades en la actualidad. Si así fuera, y sí el Gobierno central
financiara con recursos de todos los chilenos las obras que impedirán
ahí inundaciones severas en el futuro, ¡a comprar ahí se ha dicho!
Semejante al 'Triángulo de Vitacura' es el caso de pobladores que se
instalan en las riberas de ríos y otras zonas con alto riesgo de inundarse
uno que otro año, donde es barato vivir;, siempre y cuando no se pro-
duzca una crecida. Lo lamentable del caso es que si se les presta ayuda
cada vez que ocurre una inundación se les está disminuyendo aún más
el costo esperado de instalarse ahí, y portanto, aumentando el incentivo
de hacerlo. ¿No es obvio que sí el Gobierno le financiara a usted parte
de sus pérdidas cuando le va mal en el casino y lo dejara quedarse con
las ganancias cuando le va bien, aumentarían las veces que usted iría al
casino? ¿Cómo hacer compatible el impulso solidario a socorrer a estos
pobladores con la responsabilidad social de mantener políticas que les
lleven a hacer suyos los verdaderos costos y beneficios de sus acciones?

2. ¿VACAS FLACAS? ¡"C'EST LA VIE"!


(8 de junio de 1989)
La Biblia nos trae fa historia de )ose y el faraón. Éste había soñado qi.le
siete vacas flacas y macilentas se comían a siete vacat; górdas y lustro..:
sas; también, que siete espigas flacas yasolanadas consumíansiete espi-
gas llenas y lozanas. . .··
Como ni magos ni sabios de Egipto pudieron interpretar su sueño, el
Faraón acudió a José, un judío que estaba dando un tlaroménsaje: ha-
bría siete años de abundancia, seguidos de. siete años de hambre a con-
secuencia de una prolongada sequía.
Satisfecho, el Faraón liberó a José; aceptó su sugerencia de guardar un
20 por ciento de las cosechas para enfrentar las "vacas flacas'1, y le en-
cargó la tarea de hacerlo. Nació así la "Política Agraria de José" (Génesis
47): dar un quinto de las cosechas al Faraón. Gracias a ella, José pudo
"arreglar cuentas" y "abuenarse" con sus hermanos cananeos, pues, por
118 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

haberse "comido las vacas gordas éstos yi¡¡jaron a suplicar/e que les
1
1,

vendiera una parte de los. excedentes acumuladqs.


Se considera que una tierra es ' regada cuando ~e espera que en 85 (o
1 11

más) de cada 100 años contará con suficiente.agua deriego durante los
meses críticos de diciembre a marzo, normalmente mediante obras de
regadío; las de 11secano 111 en cambio, dependen más de las lluvias para
su riego. En los años en que San Isidro se porta bi.en1 la renta.bilidad en
dichas tierras es estratosférica --son los años. (lelas "vacas gorda.s 11- ; su
rentabilidad es 11normal en los años normales yes catastrófica en }os
11

años de las 11vacas flacas 11• ¡Y esto lo saben mu1f bien los que .compran
fundos! AsG las tierras de secano tienen un precio significativamente
menor que las regadas, porque son más riesgosas y porque aceptan cul-
tivos anuales menos rentables que las plantaciones y c:ultivó$ posibles
en las con riego.
Hay muchas actividades con características de riesgo.y de variabilidad
de ingresos semejantes a.fa agricultura: las consultorías económic,;J$,.de
ingeniería y de todo tipo; la construcción; la minería; algunas profesio-
nes, y las industrias de bienes durables y de capital, entre otras.
VI. Externalidades por congestión 119

Todos los interesados conocen la naturaleza delnegocio en que se han


metido, por lo que previsoriamente guardan una parte de lo que ganan en
los tiempos de las "vacas gordas" para hacer frente.a sus necesidades en
los tiempos de las "vacas flacas". Si Moya vinjera siempre ensuayuda0

cuando hay ''vacas f/acas"¡jse comerían y bailarían las gordasfl/lo.que


es peOJ; se entregaría una señal equivocada sobre la verdadera rentabili-
dad de esas actividades, Jo cual estimularía aq1.1eJJJ)f'fij.flJ:ftJO¡ilJlf-:,YPf:,!Í~
personas emprendiera negocios inherenternf:1Jf~.rif!S8C?S~S,PªfiJ, 1eNp~Íffe, ..
induciendo asíuna mala asignac1ón de,n.uestros f:~CUfS(?Syilaje¡{;ftO,S,
¿No iríau5ted más a/casino. silepermitir::ran /'pr,ivªti~?,f:'sqs'f8€1Qa,nc}as
y fuera Moya quien le financi,1r:a sus p~rqi<;f;xs:f(¡qn5<(Í,f!fO/fl'ltiS1Justqi Y,
eficiente que quienes escogen. Ufla activ.tda(1;(J~fl.Si!/R~~a,1¡gªpijr,~~•ia,
vida. tengan el derecho a quedwse con sus g~na1J9J15, ht~gg9,Wpki(§r¡ .·
la responsabilidad y la hombría de hacerse p¡irg9;pt:n;.son§lillJ.~lJtftt:/f! 5us
pérdidas. ,, w ··•·· () c{i:;itr;¡ .,l¡ <
Sibien comprendo sus aflie<:iones yfos motíy~s.tle.lt;,~fl,¡lé,flªifW?;~q~l:iQ
para. solicitar créditos subsidiad9s¡ . qqes~.{gsf;};>fÍt;1J.~ ctel~ilJ?BM~~<¿~,.'a ,
renta o que se les conceqa,a,Jgµ11a qtra "il>ytldit~;¡eat:a,, ªf¡;9.Q~a~,sµs}\1a~
cas flacas", considero que es injustoycon{rq(iqJ1°los{11t~r,~ses defpaís
que el Gobierno se las otorgue. Si no tíenen4amadurezn¡\e1".cará~t~r
para ser previsores, al "Papá Fisco" no le quedará más,q~:.!i]qprattes:,up
impuesto específico yforrr¡ar un for¡qo Pª!i!JY.p~axfes ··. · ··
sus vacas flacas. ''C'estla víe"r nos deda t1r¡.[r~J?fé.1;)
ví! 11, nos diría el huaso. · · ,'h' ·01'·•Z'"
)j ¡

VI. Externalidades por congestión

El ejemplo del taxi, con el cual iniciamos este capítulo, representa la familia
de externalidades quizás más común. La experiencia de rutas, puertos, su-
ministro de electricidad y telefonía, y otras obras de infraestructura gene-
ralmente está plagada de externalidades por congestión. En la práctica,
existen procedimientos de cobranza de precios por los servicios de la infra-
estructura que pueden contribuir a resolver estas externalidades.

Cuando una facilidad (portuaria, caminos, etc.), está "congestionada", un


nuevo usuario de ella producirá por definición una mayor congesti6n tm
ella y, por lo tanto, afectará negativamente a los otros usuarios de la mism4'L
120 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

En lenguaje económico, el nuevo usuario provocará una externalidad nega-


tiva (un costo social) sobre los otros usuarios, la cual no es tomada en cuen-
ta al momento que decide utilizarla. Así, el costo privado de utilizar la
facilidad es, para el nuevo usuario, menor que el costo social que éste le
impone a la comunidad de usuarios. Si la facilidad no está congestionada,
el costo privado de utilizarla será igual a su costo social.

Por ejemplo, digamos que el costo para una persona que viaja en su auto-
móvil desde Santiago a Viña del Mar a media mañana de un día cualquiera
de la semana -cuando la carretera no está muy congestionada-, es de $100,
el cual incluye combustible y otros costos de operación del auto durante
el viaje, más el valor de su tiempo de viaje. Este costo será mayor para él
mientras más congestionada esté la carretera, pues aumentarán en "algo"
sus costos de operación y aumentará sensiblemente su tiempo de viaje
y sus costos por "molestias y stress". Así, digamos que el costo del via-
je es de $140 los días domingo por la tarde, cuando la carretera está nor-
malmente bastante congestionada, y de $170 en la tarde de un fin de sema-
na largo, cuando la carretera es un caos. La persona deciclirá viajar
en aquellas horas en que el beneficio privado de viajar a Viña compensa
su costo privado de hacerlo. Pero, ¿cuál es el costo social de viajar a esas
horas?

El hecho de que entre un nuevo automóvil a transitar por la carretera, auto-


máticamente provoca un aumento en los tiempos de viaje -y, quizás,
también en los costos de operación- de los otros vehículos que transitan
por ella (se genera una externalidad negativa sobre los otros usuarios), de
suerte que el costo total impuesto por el nuevo usuario es sensiblemente
mayor que el costo privado en que éste incurre. Así, si por la carretera tran-
sitan 1.200 vehículos a media mañana y cada uno de ellos se demora un
minuto más en su viaje, el nuevo usuario habrá impuesto un costo de 20
horas hombre sobre el resto de los usuarios (si es que viaja un hombre en
cada vehículo así afectado); si cada hora hombre vale $4, el costo social del
viaje del nuevo auto será de $180 1 , mientras que el costo privado es
de solamente $100. Si los domingos viajan 3.600 vehículos y el nuevo ve-
hículo alarga el tiempo de viaje en dos minutos a cada usuario, la
externalidad provocada por el nuevo entrante será de 120 horas hombre,

1 l'or supuesto, el costo social incluye el costo privado, ya que es igual i1 éste último más la externalidad.
Si el vehículo transitara por una ca,wtcra desierta, sin perjudicar i1 ningún otro vehículo, clesapareceríd la
externalidad ... pero no el costo social, el cual sería en este caso igual al costo privado.
VI. Externalidades por congestión 121

de modo que el costo social del nuevo entrante a la carretera será de $620
versus el costo privado de $140, y si el número de vehículos en los fines de
semana largos es de 6.600 y el nuevo entrante aumenta el tiempo de viaje de
los otros vehículos en tres minutos, la externalidad asciende a 330 horas
hombre y el costo social será de $1.490 versus un costo privado de sólo
$170.

Sobre la base del ejemplo anterior, será responsabilidad del Estado estable-
cer peajes para que con ellos se igualen los costos privados y sociales de
transitar por la carretera: un peaje de $80 para quien transite a media maña-
na durante cualquier día de la semana; uno de $480 para quien transite en
las tardes de los domingos, y uno de $1.320 para quien lo haga en las tardes
de los fines de semana largos. De no hacerlo, el costo de transitar por la
carretera constituirá un precio mentiroso.

1. LOS PEAJES
(22 de diciembre de 1988)
Llevo años 'predicando' que los peajes en las carreteras deben ser dife-
renciados para así asignar mejor el recurso escaso repr1;;sentado porel
tamaño limitado de la carpeta de rodado o del túnel. La profesión ha
logrado finalmente importantes éxitos en otros sectores dondelimitaciq,,
nes de oferta provocan .congestión delos sistemasflente a las variac(p~
nes en las demandas horarias o estaciona/es,. .·•··· ... ; ,; , ii ·
1
Los franceses fueron pioneros en .el. campo defa etectdcidad, esta~l{?~
ciendo hace más de tres décadas/asfamosa:M.arifas•v~rdetr0Ja1l~g,~fi;.
do con ello racionalizar el consumo de electricidad y evitar cos.tp$as
inversiones cuyo único obj.etivo era abastecer. una demanda .'de púnta'
-para evitar así la 'congestión/enesolperíodos-, las cualesp,errnaneé.e.~
rían ociosas en los tiempos de baja demanda. ·. . : \,
En Chile, este Gobierno adoptó igualmente un sistema detarifa.s d;féréh~
ciadas para dicho sector, sibien imperfecto en cuanto.a que no toc!o~1és•
chilenos pagan un precio mayor parios Kwh consumidos erilnvi~m1,,;
eximiéndose de ello a quienes consumen menos de 250 Kwhalmes.é :
Después de una interrupción, se ha vuelto a tarifas diferenciadaspat~iéÍ;s\
agua potable, que, al contrario de la de electricidad, debenserrn · ··
durante el verano en localidades donde no llueve durante esa est,
el agua debe bombearse de pozos profundos. En telefonía ela
122 A veces el gobierno permite que algunos precios nos l'ngañen

sido dramático, lo cual ha permitido aumentar la oferta telefónica sin


mayores inversiones, pues quien no utilice el teléfono en horas de punta
puede aprovechar la capacidad instalada para usar/o.en los períodos de
baja demanda. Queda por instaurar tarifas diferenciadas en los puertos y
carreteras donde la estacionalidad de la demanda y la congestión resul-
tante es marcada.
Es interesante observar que esta diferenciación de tarifas ocurre 'natural-
mente' en mercados libres y no regulados. Obsérvese qué ocurre con el
precio de los hoteles y moteles en Viña del Mar y otros balnearios con
demandas estacionales marcadas, como Portillo, Farel/ones, Valle Ne-
vado y otros centros de esquí. Lo mismo acontece con los pasajes aéreos
y en bus, y con los tickets de los andariveles en las canchas de esquí.
¿Por qué no se hace lo propio con las carreteras, puertos y con/os pasa-
jes del Metro?
Se acerca el verano y, como es ya tradición, se propondrá un alza de los
peajes en todas las carreteras, parejos e iguales para todas, a cualquier
hora y día de la semana. ¿Es razonable que quienregresa del litoral (San
Antonio y alrededores) el día domingo a las siete de la. tarde en el verano
pague lo mismo que quien lo hace el día martes a medianoche? La ra-
cionalidad de que paguemos más por usar el teléfono al mediodía en un
día de trabajo radica en que al hacerlo ocupamos una línea que le impe-
dimos a otro utilizar, debido a que el sistema está congestionado¡ así,
quien debe tener el derecho a utilizar esa línea debe ser quien esté dis-
puesto a pagar más por ella, y no aquel que la coja primero para una
comunicación quizás intrascendente para él ypara Chile.
En otras palabras, usar el teléfono a esa hora impone un costo
(externalidad) a la comunidad en cuanto 'deja colgado' a otro subscrip-
tor; mientras que si lo usa a otra hora -después de las nueve de 1a noche,
por ejemplo- no ocasiona dicho costo y, por tanto, n0 hay razón econó-
mica alguna para cobrarle más que el costo variable '-ínfimo- que esa
llamada le ocasiona a la Compañía de Teléfonos de Chile.
¿Porqué, entonces, cobrar 550 pesos a quien regresa a Santiago cuando
no hay congestión, si al hacerlo no impone costo alguno a la comuni-
dad? ¿Por qué cobrarle sólo 550 pesos a quien .lo hace cuando1 Ia carre-
tera está congestionada y sí ocasiona costos sociales (externa/ida des) a
quienesté dispuesto apagar por viajar rápidamente a esa hora? En suma,
no hay racionalidad económica alguna para la actual estructura pareja
de peajes, siendo ésta una de las modernizaciones pendientes de la ac-
tual Administración.
VI. Externalidades por congestión 123

2. LOS PEAJES Y LA CONGESTIÓN


(8 de octubre de 1987)
Al regresar a Santiago desde Viña del Mar por la ruta 68 e/pasado do-
mingo, me encontré con una gigantesca cola en el peaje del túne/Zapa-
ta. No se me ocurrió la .obvia conveniencia de tomar el de5:vlo a la.cues-
ta Zapata en vez del túnel: me hubiera ahorrado los 450 pesos de/peaje,
por lo menos 20 minutos de tiempo y no habría gastado mucho más
combustible que la empleada en manejar hasta la plazad,f1peaJe1 Un
amigo que venía del norte tvvo igual experiencia en(a rµtaS~neJpeaje
Las Vegas, cerca de Llaillay; pero alegó qu.e 116 tenfá o~ra alterf:lat,ivay
tuvo que hacer una cola de cinco kilómetrp~.cie.lWB.%JJ<lt,{(f:qt1ep.ropp-
nía debiera eliminarse el peaje en esos díé!J\dea,lt,ótrám,itP•Pfroque
venía del balneario Rocas de Santo Domingq;porlar,uta lt,.;redamópor
lo mismo y se quejó de que Vialidad no hubifi!ra aún ex.tendido 1a ai,to-
pista desde El Paico hasta SanAntonio; donde/a congestióf!eréi insppQr-
table casi todos los fines .de semana del año'.<
¿Qué papel cumplen los peajes? En Chile, como en Ja mayoría de los
países latinoamericanos hasta ahora, sólo el de cobrarle un impuesto al
vehículo que desee utilizar la carretera, por laq4e s.óloafectala decisión
de utilizarla o no. Es decir, el peaje a Viña del Mar sóloafetta mi decisión
de ir o no a Viña, o bien la de hacerlo en mí aUtomóvif o/en los estupen-
dos y numerosos buses que hoy unen a ambas ciudé!destp!ero para nada
afecta mi decisión de a qué hora y día hac;erh:>/lJe modo que e/peaje no
se ha concebido aún como un mecanismo 1dE? precios (señales) para
racionar el flujo horario ycongestión enl[1:S.>Ca~teter~s¡de suer;.y;J¡11e
durante algunas horas y días del año obseryamos. en ella~ enormes con-
gestiones, mientras que en otros momentosfi!stánJota/m(}nte,dflspejaqas.
¿Por qué no usar el peaje como un precíorflggfadpr ~e l<¾dt?f[l~ndaptra
una oferta 'rígida' del espacio disponible eJJJ1 c:arr:etera/ ¿Por qµ~ (J()-
brar al que viaja un mi:lrtes a las 11 de la noc:he1cuando .li:! r:arretera está
despejada, un peaje igual que a quien lo hace c:uando eJtá c:ongestion.a,.-
da en la tarde del<jomíngo? ¿Cuánto huf?iera u~[ede.st~(JJJ,,cf~~µ,t~Sf(?.Jl
pagar por no hacer la cola, o por transitar en un famino wenO$J:el"lgf;t
tionado Y.así demorarse menos de lo habitµa,l? ¿Ngserí~r?,<;a. .. M&!P.s
los que adelantarían o retrasarían su regr:eso df1sde }a piarª; · ·
horas de punta fuese, por ejemplo,. dos míf pesos, ydep.er,
15:00 horas y.después de las 23:00? ¿Y si Je r:egalaran $!i().
entre la 1:00 y 5:00 de la mañana? · · · ··
124 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

Sin duda que establecer peajes discriminados por días y horarios lleva-
ría a una mejor utilización de la oferta limitada de calzadas, pues lleva-
ría a que se fas use más durante las horas de tránsito menor (en que la
oferta es excesiva) y le permitiría al camino entregar al usuario el servi-
cio que éste demanda en horas de punta. Pagaría más el que quiere
ocupar una oferta limitada durante las horas en que todos quisiéramos
regresar a casa si nos cobran el mismo peaje que hacerlo a otra hora;
pagaría menos (o nada) el que use e/camino en horas de poco tránsito,
lo cual es justo y equitativo, pues el costo social (externalídad) que im-
pone al país por viajar a esas horas es prácticamente cero. Se eliminaría,
por consiguiente, el absurdo dé que no sea posible hoy comprar el servi-
cio de una vía expedita y demorarse sólo dos horas entre San Antonio y
Santiago a las siete de la tarde en domingos y festivos, habiendo perso-
nas que están dispuestas a pagar por ello. ¿No viajaríamos todos mejor
así?
De modo que la solución no es eliminar el peaje en las horas de punta,
si bien podría disminuirse la cola mediante el cobro de un peaje ida y 1

vuelta 1 rumbo a la costa, y utilizar un vale al regreso; Tampoco es indis-


pensable extender la autopista a San Antonio, pues implicaría una capa-
cidad "ociosa" durante.los casi 300 días al .año en que la congestión en
la actual ruta es más. que soportable para un país en desarrollo.

3.JM.PlJESJOS VERSUS. PEAJES


H2de;didembre de 1~91)
, '"j, e'';<."+"<;:,; ",, ' " '' j ,,

'rraxá.tíon '4(itJ,outrepi~(iri~tionis tyrany es una frase.famosa.de no


11

f'ecutitdoqué Presidenteile lbs>Estados.Unidos, •siendo·que las primeras


1

{res palabrascorrespond~n a/ 1lema' dela revolución norteamerica~a,


gatilladapot el alza del·impuesto al té proveníenté/de atrás colonias
inglesas. El sistemá oepeajes establecido en Chile constituye un verda-
dero impuesto 'sin representación 1 -sin aprobación padamentaría-; no
es el cobro por un servicio prestado ni tampoco un precio cuyo objetivo
sea racionar el uso de un bien escaso, constituidopor la carpetl{ efe
rodadura de un camino o.de un túnel, solamente.en determinados díás y
horas del año. la restricción vehicular es también "taxation without
representation 11

Conforme a lo anterior, entonces, me parece absurdo que se haya au-


mentado el peaje a los automóviles desde mil a mil 400pesos entre las
cinco de la tarde del viernes y las ocho de la mañana de/lunes. ¿Por qué
VI. Externalidades por congestión 125

hacerlo de esta forma, en que pareciera haberse usado el hígado en vez


del cerebro? Suena como que su justificación estuviera en que hay que 11

hacer pagar a los ricos que viajan el fin de semana, asegurándose de


pescarlos a toditos" -como buscándose alguna meta de equidad en 1 1
-

lugar de usar la verdadera razón económica que justifica un peaje dife-


renciado, el cual debe ser por horas,¡jamáspara todas ellas.durante el
1
week end !1

4. COSTO SOCIAL POR 'MOLESTIAS'


(12 de mayo de 1994)
Sucede que los 'verdaderos' costos. sociales totales de ejecutar una obra
vial son crecientes en el tiempo -y, a veces, tremendamente
crecientes-debido a/os llamados 'costos sociales por molestias y mayor
congestión durante su construcción Mientras más se demore la .cons-
1.

trucción de una obra vial,. mayor :5erá su costo social en términos dela
batahola que se arma durante el tiempo en que ella se ejecuta. ¡Imagine ·
las molestias y congestión que hubiera provocado construir hoy la}ínea
uno del Metro por la Alameda en lugar de haberlo hecho hace 25 años!
De modo que sí la autoridad considera sólo el costopresiJpuestatio de
las obras civiles y descarta los costos sociales ocasionados por las mo-
lestias y mayor congestión durante su construq:::ión,/os proyectosvJiffe/es
se harán 'demasiado tarde' (con retr,:1.so,. respecto de su moment<!)p~ti::-,
mo) Yt además, su ejecución será 'demasiado lenta'. . .·
Por la manera como se desa,;roll4n1..e/tiemf)Q:.qtJe;demQrany elmomen::: ·
to.en que se ejecutan muchos¡:u:oyec:tos,1tiales .eti estepaís1/patJ!!S:iera•;
que la autoridad no u.ti/iza la regla .de decisión eauaciada:.y que1 en,sw ·
definición y cuantificación·de/;r;:ostosocial 'tota/f de,construir laso,btas
nq incluye.los costos ocasionados por !asmol.estiasycongestión dura.n..1·.·•
te su construcción. En electo1 ¿.cómo esposiblet que 110 se•ifiicíe ya;fa
1

eliminación de algunas rotpndas, que no se ensanchen algunas calles y


que no se haya solucionado aún el nudo urbano en Estoril donde la
congestíón es brutal,en.las horas demáximo tránsito? ¿Cómo es posible
que se tome ¡tanto tiempo! en la ejecución de trabajos c...aún menores.;.. ·
en arterias importantes? Por ejemplo, el largo tiempo que demoró el
sencillo trabajo de colocar un semáforo en Santa Blanca con Alcalde·
Dé/ano en La Dehesa, en que por semanas quedó inhabilitada una pista
de circulación; lo que ha demorado e/arreglo en Santa María conAmérfao ·
126 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

Vespucio, el cual provoca atochamientos "enervantes" todos los días, y


¡el tiempo que lleva lo del Cerro Santa Lucía!
¿Por qué no se trabaja en estas obras 24 horas al día, siete días a .la
semana? '¡Porque sale más caro!', responderán los alcaldes. Yo les repli-
caría: "sale más caro sólo para las. arcas munfo:ipales; .el prpblema es
que su concepto de costos no considera los costos por. molestiasy el
tiempo perdido en atochamientos incurridos por vuestros electores. Es
claro que les resultará más caro presupuestariamente(tm platas) hacerel
trabajo más rápido, pagando sobretiempo¡ pero es seguro que esta Glter-
nativa tendrá un menor costo soda/ <'(otal(paraJos habitantes de sus
comunas". . . .. .. . , . . ·.
Es así como recomendaría a los alcaldes y .al MJní~terio de Obras Pdblir
casque en su evaluaciónde lasprqpuestélsdelasempresas cqnstr:u<;ta:.
ras se incluya como costo de las obras, la mayor congestión provDcacla
durante su .construcción; que se adjudique el contrato a quien presente
el menor costo social 'total' de ejecutarlas, y que se cobre uhafúerte
multa por cada día de atraso en su entrega.

VI l. La extinción: los pollos y las ballenas

¿Por qué las ballenas y los carpinchos corren peligro de extinción, mientras
los pollos y las vacas no?

Cada vez que se mata a un pollo o a una vaca, hay un dueño del animal que
ya está pensando cuál es el costo de recomponer su inventario de aves o
ganado para seguir en condiciones de abastecer el mercado. Y este costo de
recomponer su inventario estará incluido en el precio del pollo o la vaca. Si
este precio es suficientemente alto, el inventario se recompone y la especie
resulta, automáticamente, libre del peligro de extinción.

En cambio, cada vez que se mata a una ballena lo único que es razonable
pensar es: "Encontremos rápido la próxima, antes que la capture algún otro
barco". Ningún ballenero será tan ingenuo de preocuparse por recomponer
el inventario de ballenas, porque no es su inventario, pues las ballenas
'vivitas y coleando' no tienen dueño. Los costos en que él pudiera incurrir
para que existan más ballenas beneficiarían, gratuitamente, a todos los de-
más balleneros actuales o potenciales que operen en los océanos. Por lo
tanto, no cabe esperar que alguien incurra en el costo de recomponer el
VII. La extinción: los pollos y las ballenas 127

inventario, ni que dicho costo intervenga en la determinación de los precios


de los productos de ballena. Dejar de lado este costo en los precios respecti-
vos es análogo a ignorar los costos de congestión y contaminación en el
precio del viaje en taxi. Es así como la sociedad se encontrará consumiendo
"demasiados" productos de ballena porque sus precios son mentirosos,
haciéndolos aparecer más baratos de lo que realmente son.

Lo que hace mentirosos a estos precios en este caso es la falta de definición


de los derechos de propiedad. Un recurso valioso, corno las ballenas del
ejemplo, aparece corno "gratis" simplemente porque no es de nadie (o por-
que es de todos, que equivale a lo mismo). Esta es también la raíz del pro-
blema en el caso del aire de Santiago y de las fábricas y los granjeros de las
secciones anteriores; lo que no tenía derechos de propiedad bien definidos
en aquel ejemplo era el aire ... o mejor dicho, la pureza del aire.

Un lindo ejemplo para mostrar que cuando algo es de todos, no es de nadie,


es lo que ocurría con los damascos (albaricoques) que daba corno fruto un
árbol ubicado en la calle del barrio, comparado con lo que ocurría con los
que daba uno que estaba en el jardín de la casa de un amigo. Adivine, buen
adivinador, ¿alcanzaban a madurar 'bien' los que estaban en la calle? ¿Cuán-
tos que no estaban bien maduros -sólo "pinteados"- se extraían del árbol
de nuestro amigo el día del cumpleaños de su hijo, donde sus invitados
sabían que no podrían comérselos cuando éstos maduraran?

Cuando los recursos son de una movilidad limitada es más fácil ejercer de-
rechos de propiedad sobre ellos. Por ejemplo, las ostras pueden "domesti-
carse" --corno las vacas en los corrales y campos alambrados- por lo que
ahora crecen en cordeles que cuelgan de balsas cuyos dueños son, obvia-
rnen te, los dueños de las ostras; así, ya no existen vedas para su
comercialización. Otro ejemplo son las "granjas camaroneras" en la costa
ecuatoriana alrededor de Guayaquil. En carnbio las ballenas los locos
1 1

(abalones), las perdices, las vicuñas y los jabalíes, tienen hábitos migratorios
que hacen más difícil su apropiación y por lo tanto, son más susceptibles de
1

la extinción de la especie si no se controla su tasa de "extracción".

Una "solución de emergencia" para los casos de serio peligro de extinción


es la veda; ya sea en cuanto a ciertos períodos del año (generalmente aso-
ciados a la época de la reproducción) o en cuanto al número de ejemplares
que se pueden cazar o pescar. Si bien este procedimiento es transitoriamen-
te eficaz en reducir la velocidad de extinción de las especies, también es
verdad que es ineficiente, pues crea incentivos para sobreinvertir en su
captura durante la época en que ella se permite, y crea oportunidades muy
128 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

rentables de caza clandestina y de corrupción ... ¡más rentables cuanto más


estricta sea la veda! Los precios del marfil y de la piel de tigre albino serán
tanto más altos cuanto más difícil sea violar la veda y burlar los controles
que impiden su caza. También serán mayores las oportunidades de enri-
quecimiento de las autoridades dispuestas a corromperse y aceptar coimas
para "mirar para otro lado" cuando la veda no se cumpla. Los elefantes y
los tigres se transforman, así, en rehenes de quienes se suponía que los cui-
daran pero que, en vez de hacerlo, les ponen precio a sus vidas.

VII l. Derechos transables: el derecho a transformar


un pez en pescado se debe comprar y vender

Hoy, se han hecho escasos los recursos que antes no lo fueron: agua limpia,
aire limpio y disponibilidad de peces. Así, la sociedad debe diseñar meca-
nismos eficientes para evitar su uso indiscriminado y eventual destrucción
y extinción.

Para evitar o, al menos, moderar la depredación de sus recursos marinos, el


gobierno chileno a fines de la década de los años ochenta prohibió la entra-
da de nuevas embarcaciones en áreas sobreexplotadas. Con esto se preten-
dió limitar el esfuerzo de pesca para proteger la biomasa y evitar su
sobreexplotación. Sin embargo, ello es ineficiente y no protege necesaria-
mente el tamaño de la captura, que es lo que se quiere limitar. En efecto, las
naves pueden utilizar tecnologías que, con el mismo número y tama11.o de
éstas, capturen más peces.

Lo más eficiente, sin duda, es otorgar derechos de propiedad sobre el pez.


La sociedad resolvió así el problema del libre acceso a los ríos cuando los
regantes quisieron usar más agua que la disponible para todos ellos y se
hizo "escasa" en muchas regiones del mundo -por ejemplo, en la provincia
de Mendoza-: se establecieron los llamados "derechos de agua", dando en
propiedad (privada) una proporción de la cantidad que la naturaleza hace
disponible cada aií.o.

Al respecto es interesante leer en el libro Ccntcnníal, de James Michener, lo


acontecido en las riberas del río Butte, en Colorado, a medida que fueron
llegando más y más colonizadores a la zona. Al comienzo, el agua era más
que suficiente para todos los que deseaban usarla en regar sus cultivos en
sus propiedades, hasta que llegó un inmigrante ruso que, aguas arriba, cons-
VIII. Derechos transables: el derecho a transformar 129

truyó un canal para regar su predio, provocando así que el río y sus aguas
no fueran ya suficientes para los que cultivaban río abajo. Y, según Michener,
nació ahí la institución de los "derechos de agua" para racionar un recurso
que se hizo escaso, siendo que en Europa ello no era necesario debido a las
grandes extensiones de los predios existentes en esa época y a que normal-
mente "llueve cuando debe llover (es decir, cuando los cultivos necesitan
ser regados)", cosa que no ocurría en Colorado, en Mendoza o en el Valle
Central de Chile.

Lo lindo del caso es que la comunidad encontró una solución eficiente


-una solución basada en el mecanismo del mercado- para la solución de un
problema de escasez que antes no era tal. Lo mismo ocurrió con la llamada
"revolución de las rejas o alambradas" cuando se hizo insostenible el dere-
cho a pastoreo y el dueño del pasto debió protegerse para así evitar su des-
trucción, delimitando la tierra que era suya: "bajo el ojo del amo engorda el
caballo" ... o bien, dicho de otra manera, "no hay peor huaso (gaucho) que
el que monta un caballo ajeno con espuelas propias".

Antes, los peces eran abundantes y su reproducción estaba garantizada,


puesto que sus niveles de extracción eran tales que la supervivencia de la
biomasa no se veía amenazada. Los cambios tecnológicos habidos han sig-
nificado aumentar sensiblemente la capacidad de captura, con lo que la
supervivencia de algunas especies se ha visto seriamente amenazada: se
detecta una disminución en el número de ejemplares capturados y se obser-
va que el tamaño de los peces capturados se hace cada vez menor, prnvo-
cando desequilibrios que pueden llevar a su extinción: "el pez más grande
se come al más chico" ... y éstos se hacen cada vez más chicos. Así, la socie-
dad debe encontrar mecanismos eficientes -no sólo eficaces- para resolver
este problema; como norma, éstos deben ser "mecanismos de mercado":
otorgar derechos de pesca transables o transferibles.

NUEVAlEYrJ'f]>ESCA' '
(23 de marzo de 1989l.
',,,>, ,, ' ' , ' , , , ' ,',,",,' ,,,')"'

Para proteger laAepreciaci(fü de nuestrosrecálJ;TT1arí110$,. el . . ·.•· ... ·. ·•.· ·•· .;


se vio obligado a prolongar,hasta el JO
de abril las d{spQsícJcriles d~I,
Decreto 436; de pasoviólando unOde los derechos más básico~ ·
humano: el derecho de emprendery trabajar donde le plaz<*
cho es quebrantado nastá en fasdemocracias mas menta~as1
130 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

ley se restringe a unos pocos -colegiados, sindícalizados o miembros de


una cooperativa- el derecho a operar un taxi o un bus urbano o interur-
bano; a trabajar en los puertos; a ejercer como peluquero, albañil, arqui-
tecto, periodista e incluso, como administrador ec;onomista.
1

El Decreto 518 (ex 436) prohíbe lé! entrada de nue.vas embarx?aciones en


áreas sobreexplota.das; con i§ste se pretende Jimitar.e/.esfuerzo depesca
para proteger la biomasa y evitar su sobreexplotación objetivos que no
1

se logran si no se establece un límite a la captura total permisible en el


año; El gobierno sabe que el decreto es discriminatorio e ineficiente
para lograr dichos objetivos; pero, peor era .no hacer nada.
¿Por qué limitar la captura? Esencia/mente porque no hay derechos de
1

pl'.opiedad sobre los peces: su.dueño apar~e sólo cuando elpeipasa.a


la categoría de pescado. En té/nto fa captura no afecte demasíadoUa ·
1

biomasa, el pez puede seguir no teniendo dueño y se podrá impune-


mente tener Iibre acceso para convertirle en pt;$cado. Llegará .un nivel
de captura para el cual la biomasa empieza a disminuir, pudiendo ser tal
que el recurso desaparezca. Si el costo social de esta acción sobrepasa
sus beneficios sociales, SLJrge el deber ineludible dt? la autoridad para
limitar nuestra libertad de extracción; la autoricfad,, si es.responsable,
debe buscar los mecanismos socialmente más eficientes para ello.
Lo más eficiente sin duda, es otorgar derechos.de propiedad sobre el
1

pez. La sociedad resolvió así el problema de sobreexplotación de ani-


males domesticables cuando se .hicieron escasos.: ¡no hay vedas sobre
vacas o gallinas, pues hoy tienen dueño;.pero sfque las hay sobre vicu-
ñas y perdices! Otro tanto ocurrió con el libre acceso a los ríos cuando
los regantes quisieron usar más agua que la disponible par;:¡ todos.ellos y
se hizo 'escasa': se establecieron {os llamados 'derechos de agua', dan-
do en propiedad (privada) una proporción de J;:i cantidé/d que la natura-
leza hace disponible cada año, HP)'t ~e.hé!n hec:ho eSCé/S0S los rec11rsos
que antes no lo fueron: agua limpia, aire limpio y disponiblílidad de
peces. As( la sociedad debe diseifar mecanismos eficientes para evitar
su uso indiscriminado ydestrµc;:~{ón.
La teoría económica tie.ne mvcho. qtf.€: aportar a su diseño, pues el
'Common Property Theorem' ha sido estudiado y sometido,a/ método
científico para su verificación empírica .. Utilizªndola; estegobier,no ha
propuesto una Ley de Pesca que en lo ef;.encial es prácticamente 'impe-
cable' y una de ./as más modernas y eficientes d.e/mundQ, ..En; e/fa
se establecen ' derechos depesca dando en propiedad(privac1a)una
1 11
1
1
proporción de la científicamente estimada 'máxima capturapermisible
IX. Extinción del bosque nativo 131

en cada año. ·Si bien es discutible y perfectibléf~ntre Otras cosas.:-:, la


manera en que se propone asignar (y cobrar por)'f?stos derechos;nosq}o
entre los que están ''protegídos'' el decreto SW 'sino
entre los que quisieran ·
esperar'.
Ojalá que láspresíones de
su aprobación '-Opara desvírtua¡:Ja
dan s.ercombatidasy derrotadas con
yisión. de país que se haitenido para
tructura/es que colocan a Chile en fa var1}ifu.art11a i11tsief>.f6JJe.L.at111oáQ1eJ:f(?a¡
sino del mundo entero.

IX. Extinción del bosque nativo

Un hecho que preocupa cada vez más a los gobernantes -en especial de los
países ricos- es promover la conservación (evitar la extinción) de los bos-
ques nativos, cuyas superficies se destinan a cultivos anuales o bien se
replantan con las llamadas "especies exóticas" (eucalipto, pino insigne), de
mayor rentabilidad económica que la plantación de especies nativas. Dos
columnas del profesor Fontaine en "El Mercurio" ilustran el enfoque eco-
nómico del asunto.

1. BOSQUE NATIVO,
(4,cle mayo
'.' 1' ' , ' 1

·Fuialsutporprimera vez~;79:so, É
el camiáp dé tierr,1 aVillafica>IJaSf.tef
solidadatCoipúe. Los 3.00 metros des
-moderna y preciosa- eran pávf ·
en el ríofo[tén,, dondepescába ·
eran mar.áY.il/osos y nos ofrecían
recorríamós los potreros qve ..
para§ultiV()s 'i!nUales. Me tr;!¾je:tmpo(J
junto a./ fastuoso .árbol que lo cobijaba;' 1 ,
Temuco y tocJa la zona estaba repleta Gl:J
tímenta. Visitamos la ruca (vivienda) titi:cat•ff!IO•e,
muy.alhajada. estaba haciendótbicha
132 A veces el gobierno permite que algunos precios nos en¡(aril•n

a un recipiente. Siendo demasiado jóvenes, declinamos su invitación a


probarla.
Volví a la zona en 1969 y no pesqué nada bajando el To!tén (¿sobreexplo-
tación?) En 1976, ni siquiera pude con el uso de pancoras vivas como
carnada y fuimos a visitar Coi pué. No quedaban potreros por destroncar;
la casa estaba prácticamente destruida e inhabilitada, la piscina trizada
y maleza en lugar de jardines, pues, nos dijeron, el lugar fue usado por
los asentados de la reforma agraria como establo y criadero de chan-
chos. El camino estaba pavimentado desde Santiago, y el bosque nativo
había casi desaparecido en todo el trayecto. Las mapuches alhajadas
eran más escasas, y también los choroyes.
Este verano llevé a unos gringos a la zona para mostrarles sus peculiari-
dades. En el camino nunca pude usar la frase typical chi/ean native
11

foresf', que repetí 'and nauseam 1en caminos más intransitables y en los
parques de la Corporación Nacional Forestal (CONAFJ, pues sólo había
pino radiata. ¡Qué bien lo ha hecho y lo hace CONAF! No pude mos-
trarles choroyes ni indias en sus atuendos; pero pudieron fotografiar/as
en blue jeans a bordo de carretas con ruedas de tronco tiradas por bue-
yes1 vehículos utilizados por estos conciudadanos que1 habiendo sido
los dueños del sur; fueron relegados a 1reservas' de propiedad comunita-
ria y, por tanto, condenados a la misma pobreza que los trabajadores de
Coipúe con la reforma agraria.
Respecto de lo acontecido con el bosque nativo, recuerdo un reportaje
de EI Mercurio (¿ 1968?>t que criticó la destrucción de nuestras 'viriles'
1 1

especies y su reemplazo por las exóUcas y pollerudas importadas -


1 1

como el pino radiata-, dándo/es con todo a los colonos que quemaban
1 1

bosques jóvenes. Mandé al director una carta sugiriendo que estas ac-
ciones eran quizás convenientes para el país, y que muchas variedades
viriles eran, al igual que el petróleo, un recurso no renovable. No me la
publicaron. Argumentaba así: Debido a que las araucarias demoran unos
500 años en ser aserrables, una hectárea con árboles de 100 años gene-
rará, al cabo de 400 años, un ingreso de 100 mil dólares, que es el valor
máximo de una buenísima hectárea de araucarias. Si queman y la hectá-
rea se destina a cultivos que generan un excedente de tan sólO' 1O dóla-
res por año, el país habría acumulado en ese lapso 45 millones, 474 mil
239 dólares si el interés fuese de tres por ciento por año, comparado con
los 100 mil dólares que se obtendrían con las araucarias. ¿Quién -si
desea el bien para su país- puede entonces oponerse a que se quemen?
Por lo demás, ¿quién en su sano juicio querría plantarlas? Lo asombroso
IX. Extinción del bosque nativo 133

es que no convendría plantarlas siquiera en el caso de que la hectárea


fuese tan inútil como para generar un excedente anual de tan sólo 0,0011
dólar ¡y plantarlas costara cero!
Siendo recursos no renovables, nuestros nietos tendrán que internarse a
lugares inaccesibles o visitar parques nacionales para tener el privilegio
que tuvimos sus abuelos de ver choroyes y transitar por caminos rodea-
dos de algunas especies del typical chi/ean native forest", debiendo
11

contentarse con especies nativas de crecimiento menos lento, con pinos


radiata y con mapuches que habrán abandonado sus carretas y bueyes.

2. EL BOSQUE NATIVO OTRA VEZ


(11 de mayo de 1989)
El jueves pasado afirmé que ciertas especies de nuestro bosque nativo
debieran, por su lento crecimiento, derechamente considerarse como
recursos no renovables tendientes a desaparecer con el transcurso del
tiempo-salvo en parques nacionales o en lugares económicamente in-
1 1

accesibles-, pues nadie que desee el bien del país querría en su sano jui-
cio hacernos esperar los 500 a 800 años que demoran en crece(¡ por ejem-
plo, las araucarias y los alerces. Sin embargo, son también nativos el coigüe,
raulí, lingue, roble, olivillo -¡qué lindo es el olivillo!-, ulmo, avellano,
tepa y lenga. Éstos forman un ecosistema que permite el desarrollo de
una espectacular flora y fauna autóctonas, y demoran aproximadamente
1
só/0 1 unos 80 a 100 años en crecer y venderse como rollizos o madera
aserrada. Ese 'corto' período de crecimiento sugeriría que podrían quizás
ser recursos renovables. Pero, veamos qué dicen las frías cifras.
Una 'buenísima 1 hectárea aserrable de estas viriles especies, distribuidas
en un bosque efectivamente nativo -no 'manejado'-, tiene un valor que
no sobrepasa los tres mil dólares. Si el costo de plantarlos así fuese cero,
y la tasa de interés del cinco por ciento, no convendrá hacerlo si esa
hectárea tiene un uso alternativo que genera un excedente anual de tan
sólo 1,90 dólar. Asimismo, si el bosque es joven, con rebrotes de 30
años, convendrá efectuar una tala rasa para convertirlo en chips, en vez
de esperar los 60 años restantes, si éste puede venderse ahora en más de
161 dólares, y la hectárea quedara 'inutilizable'; si ella puede generar
en otros usos una anualidad perpetua de tan sólo cinco dólares, conven-
dr;i convertirlo de inmediato en chips si el bosque puede venderse en
sólo 61 dólares. Por último, en aquellos lugares cuya altura y clima
tan el pino radiata, se preferirá replantar/a con esta especie que Pnl·rtJ>r'J•~11
134 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

cuatro cosechas en el mismo lapso de 90 años, con un valor de unos


1 1

cuatro mil 800 dólares cada una. De modo que es muy probable que la
mayor parte de los bosques nativos sean transformados en.chips (para
pulpa de fibra corta), y sus tierras usadas en cultivos anuales, en empas-
tadas, en pino radiata o en rebrotespara ser 1chipeados en el,futuro.
1

¿Estamos, entonces, condenados a la extinción del bosque nativo, con a


veces graves consecuencias ecológicas, de erosión y emb¡mcamiento
de ríos y puertos? Me dicen que no, pues si éste es desde.e/comienzo
plantado con una combinación adecuada de especies y se.lo 'm¡meja'
como es debido, el negocio puede serpara su dueño tanto omás renta-
ble que sus alternativas: produce menos metros cú~icos qu~.el radiata,
pero el precio de la madera .es tnayory se van obtediendo iogresospar-
ciales durante el menor lapso (60-80 años) que dura el cíclo con un
buen plan de manejo. De modo que debemos esperar la desaparición
del bosque nativo 'natural' en algunas .áreas con buenos LlSO$ alternati-
vos; su explotación a base de rebrotes en otras, y su reemplazo por un
bosque nativo 'manejado' en otras. Lo importante es reconocer que, para
el bien del país, el bosque nativo puede convenientemente desarrollarse
sólo en algunas áreas y ¡debe desaparecer en otras! Queda la t~rea de
asegurar que los precios enfrentados por los inversionistas privados no
sean 'mentirosos', para que sus.particulares decisiones 11.even conse-
cuentemente a beneficiarlos a ellos y también a Chile.
Siendo un gran admirador de las especies nativas yun.i¾mante dela llora
y fauna chilenas, me encantaría que se pudiera demostrar que .el bosque
nativo bien 'manejado' es merecedor de un subsidio induso mayor que
el acordado al pino radiata, en cuyos bosques no prosperan nuestros
copihues, helechos, flor de la botellíta, orquídeas, chilcas, carcelarias1
ourisias y palos santos, como tampoco los pájaros carpinteros, chercanes,
colibríes, martín pescador, choroyes y chucaos.

X. Los bienes públicos


1
Estos son bienes en los cuales no opera el llamado principio de exclusión;
es decir, en éstos será cierto que mi consumo no excluye tu consumo, ni
el de Pedro, ni el de María, ni el de nadie. Todos consumimos del mismo
bien, sin que el consumo de Pedro reduzca la cantidad disponible para mí,
ni para María. Y todos consumimos en la misma cantidad, sin que haya
lugar a que cada uno elija la cantidad que prefiere. Además, para que se
cumpla la máxima de que para los bienes públicos imperarán precios men-
X. Los bienes públicos 135

tirosos y que, por lo tanto, su existencia requerirá que el Estado no cometa


un "pecado de omisión", debe ser cierto que es 'caro' poner en práctica un
mecanismo que permita la exclusión de algunos que, sin pagar, se benefi-
cian de su consumo: que es caro evitar la acción del llamado "free rider" o
polizón.

Obviamente, este fenómeno no sucede con los alimentos, ni con las ropas,
ni con la vivienda. La manzana que me como yo no se la come nadie más:
mi consumo de una manzana excluye tu consumo de la misma manzana;
de igual modo que mi sweater me abriga a mí y a nadie más, y mi casa no
protege de la intemperie a nadie que no sean mis invitados, yo y mi familia
que habita en ella. Los alimentos, las ropas y la vivienda son ejemplos de
bienes privados, no públicos, porgue opera la exclusión y porgue cada uno
consume de ellos la cantidad que elige según sus precios, sus preferencias y
sus recursos disponibles para comprarlos.

Pero consideremos ahora la defensa nacional y el alumbrado de las calles.


Estos son ejemplos de bienes públicos: el hecho que yo disfrute de una
calle bien iluminada no reduce la cantidad de iluminación disponible para
los otros peatones, como Pedro y María, que transitan por la misma calle.
Análogamente, la protección que la defensa nacional les brinda a Pedro y a
María no hace que yo me sienta menos protegido que si ellos no estuvieran
en el país. Asimismo, nadie se siente más protegido cuando ellos se van de
vacaciones al extranjero.

Todos, Pedro, María y varios miles de personas disponen de la misma can-


tidad de defensa y alumbrado, sin que ninguno de ellos pueda elegir tener
más, o menos, dejando inalterada la cantidad para los demás. ¿Cómo ex-
cluir al señor Frescolín, quien preferiría no pagar por este servicio, o bien,
quien no quiere pagar por él?

Para apreciar la dificultad que presentan los bienes públicos considerare-


mos primero un ejemplo en que ésta no existe. Imaginemos un abuelo bon-
dadoso que propone construir una piscina para sus quince nietos en un
terreno de su propiedad, si los nietos pagan la construcción de la piscina, lo
cual les dará a todos el derecho a usarla cuando quieran independiente-
mente del monto contribuido por cada uno.

Estos jóvenes angelicales son incapaces de mentirle a su abuelo o de mentirse


los unos a los otros, y cada uno de ellos revela cuánto estaría dispuesto a
contribuir para distintos tamaños de piscina. El abuelo recoge las con tribu-
136 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

ciones y, con esa suma a la vista, encarga la construcción del tamaño ade-
cuado al monto disponible para él.

El mecanismo de los precios condujo, en este ejemplo, a que la cantidad de


bien público (metros cuadrados de piscina) sea el adecuado porque ningu-
no ocultó sus preferencias. Ningún nieto mintió que él iba a contribuir
muy poco "porque no me gusta ir mucho a la piscina", sabiendo que des-
pués podría ir tanto como quisiera y quizás más que su primo que había
contribuido más que él.

Pero si hubiera habido algún nieto no dispuesto a revelar su verdadera va-


loración de la piscina, el mecanismo de precios hubiera conducido a una
cantidad insuficiente de metros cuadrados de piscina. Si muchos nietos
hubieran actuado así, posiblemente no se construiría la piscina, a pesar de
que todos la querían, y hubiera aparecido la típica dificultad de los bienes
públicos: el accionar del polizonte o free rider.

A diferencia de los bienes privados, para el caso de los bienes públicos los
precios serán generalmente mentirosos, por lo que pueden no ser guías
eficientes para conducir los recursos a producir la cantidad adecuada de
dichos bienes. Hacerles caso conducirá a llegar al extremo de que estos bie-
nes no sean provistos en absoluto, a menos que (como veremos más adelan-
te) el gobierno se encargue del financiamiento necesario para proveerlos.

La manera más fácil de entenderlo es con un ejemplo. Tomemos como pun-


to de partida una total oscuridad en las calles. Esta situación es inaceptable
para el Sr. Muymío Rerrico, quien valora en $10 tener las calles alrededor
de su casa algo iluminadas. Sin embargo, por ese precio, la empresa provee-
dora de electricidad no tendería las líneas de transmisión de electricidad
necesarias para satisfacer su demanda.

Su vecina, la Sra. Vistagu Dapobre, también disfrutaría de la cantidad de


iluminación propuesta por el Sr. Rerrico, aunque sus condiciones persona-
les harían que su valoración de este servicio no hubiera excedido de $6
mensuales. Pero, otra vez, ése no es un precio aceptable para que la compa-
ñía de electricidad provea la iluminación propuesta por el Sr. Rerrico, y que
también recibiría esta señora. De la misma manera, hay varios vecinos más
en una situación semejante a la de ellos y quedan igualmente frustrados, ya
que valoran la iluminación que recibirían sus calles en $ 5, o $7, o $4, etc.,
que por separado son cantidades insuficientes para que la empresa de elec-
tricidad encuentre rentable proveerles el servicio.
X. Los bienes públicos 13 7

Si cada uno de ellos pagara a la compañía de electricidad lo que estén dis-


puestos para tener la iluminación que les proveería a sus calles el proyecto
del Sr. Rerrico, esta compañía determinaría si le conviene o no emprender
este proyecto. Si decide hacerlo, estaríamos en la satisfactoria situación de
la piscina del abuelo con nietos sinceros. Sin embargo, si el vecino Hagarrado
Conganas cree que el proyecto igualmente se ejecutará aunque él declare
no estar dispuesto a pagar ni medio centavo, se convencerá de que no nece-
sitaría gastar nada para disfrutar de una iluminación que le proveen gratui-
tamente sus vecinos (aunque, por cierto, puede darse que sin su contribución
la empresa tomaría la decisión óptima de proveer un poco menos de ilumi-
nación a todos). En la jerga profesional se dice que este señor actúa corno
"polizonte", ya que viaja sin pagar.

Este comportamiento oportunista de Hagarrado Conganas puede llevar a


que el precio (aporte) total de los otros beneficiados no sea suficiente para
justificar la ejecución del proyecto -que es conveniente para el grupo de
consumidores del bien público y para la compañía de electricidad- y final-
mente este proyecto no se lleve a cabo, ¡pues los ::iportes no cubren el costo
para la compañía de proveerlo!

MLl'r'MIO l'(ERfllCO
138 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

¿Qué impediría que cada uno de todos los vecinos actúe como el Sr.
Hagarrado Conganas? Al fin y al cabo, a todos les gustaría no tener que
pagar, aunque la iluminación provista por la compañía sea "un poco" me-
nos que la cantidad óptima para el grupo que percibe los beneficios y para
la compañía ... y, por lo tanto, para toda esa comunidad.

Pero si todos (o varios vecinos) actúan de esta manera, ninguno (o solamen-


te unos pocos vecinos) revelará su verdadera disponibilidad a pagar: la com-
pañía de electricidad estará recibiendo, a través de ese precio mentiroso, la
señal de que proveer iluminación a esa zona "no vale nada" (o "casi nada"),
porque el precio (mentiroso) únicamente le informa acerca de la disposi-
ción a pagar de sólo algún o algunos usuarios. Siempre (casi siempre) habrá
polizontes, por lo que los precios nunca le informarán a la compañía de
electricidad la verdadera disposición a pagar de usuarios como el Sr.
Hagarrado Conganas y los demás vecinos polizontes.

Para llegar al resultado de que los precios mienten en el caso de los bienes
públicos, no interesa saber quién toma la iniciativa en ese asunto: si al prin-
cipio de esta historia el Sr. Muymío Rerrico (el más entusiasta del alumbra-
do público) hubiera estado de vacaciones en el extranjero y, en su ausencia,
varios de sus vecinos hubieran contratado iluminación por un valor cual-
quiera, a su llegada él hubiera considerado satisfactoria la iluminación pro-
vista sin costo para él y, absteniéndose de pagar, él hubiera sido el polizonte.
Sea quien fuere el afortunado que juega el papel de polizonte, la disposi-
ción a pagar por un bien público de algunos beneficiados no será revelada,
por lo que el precio de estos bienes resultará ser mentiroso.

Cuiada por un precio mentiroso, la sociedad estará produciendo y consu-


miendo "demasiado poco" alumbrado público, como en el caso de la vacu-
na anti-gripal, pues el costo de organizarse para llegar al óptimo de
alumbrado es demasiado "alto" y no existe el poder de castigar (excluir del
beneficio) al polizonte por su conducta oportunista. Por esta misma razón,
los parques y plazas públicas serán insuficientes, salvo que una autoridad
logre interpretar (medir) la disposición a pagar de todos los beneficiados y
logre -¿mediante impuestos?- cobrarle a todos por el servicio ei;itregado y
buscar los mecanismos para excluir de ellos a quienes no pagan.

Los casos más extremos, y quizás sean los más frecuentes, ocurren cuando
ninguno de los interesados (o ningún sub grupo de ellos) tiene por sí mis-
mo la suficiente disponibilidad a pagar para inducir a que el bien público
sea provisto. En tales casos, el bien público no sería producido en absoluto,
aunque es beneficioso para todos y, por lo tanto, nadie se beneficiaría.
X. Los bienes públicos 139

Debemos admitir que no es frecuente que un vecino esté dispuesto a pagar


todo el alumbrado de un barrio, aunque se trate del Sr. Muymío Rerrico; del
mismo modo que ningún ciudadano, por paranoico y xenófobo que sea,
estaría dispuesto a pagar por sí mismo la defensa nacional, ni ninguna com-
pañía naviera estaría dispuesta a pagar por sí sola la instalación de faros en
las costas peligrosas de los países que visita. Hoy, con las nuevas tecnolo-
gías satelitales de navegación -cuyos servicios son pagados por quienes las
usan y, por lo tanto, es posible el principio de exclusión- los faros han per-
dido gran parte de su utilidad.

La razón es que todos ellos -el Sr. Rerrico, el señor xenófobo, la compañía
naviera- advierten que podrían acceder a esos bienes sin tener que pagar
nada, si los demás beneficiarios se hicieran cargo del costo de producirlos.
Pero, por supuesto, cada uno de los demás beneficiarios también se da cuenta
de lo mismo. Entonces nadie toma la iniciativa, esperando que los demás lo
hagan, y los bienes públicos no se producirán en absoluto.

Lo que está en juego es la mismísima existencia del bien público, la cual se


justifica si la suma de los beneficios para todos los involucrados supera el
costo de producirlo. ¡Pero ésa es, precisamente, la señal que el precio no trans-
mite a los productores de los bienes públicos!: el precio no puede adicionar
la disponibilidad a pagar de cada uno de los beneficiarios que ocultan sus
preferencias con el propósito de transformarse en afortunados polizontes.

Por esta razón, la provisión de bienes públicos es realizada por los gobier-
nos y es financiada por impuestos -ya sea generales o que gravan sólo a los
que se benefician de estos bienes (los llamados "user tax", como se propone
en la sección: "¿Quién construye y paga el camino?")- y no por medio de
un mecanismo abierto de precios. Un asunto todavía no resuelto en la rama
de la Economía que se ocupa de estos asuntos (la especialidad Finanzas
Públicas), es el diseño de un sistema tributario que induzca a los beneficia-
rios a revelar sus preferencias y que a base de ellas le cobre mayores im-
puestos al Sr. Rerrico y al xenófobo que son, al fin y al cabo, quienes más
disfrutan (usan o disponen) de los bienes públicos.

¿QUIÉN CON$T.RUYE\ P~fJ.~.;~ff1~1NQt.t


(8 derioviembrede.l~~Q} . .(.;.:;.·
"<e;· <l, ,,

Don facundo encontró un estupendoyíilciq2(ent~'~eie:Jtiti


metros.de.:altura y a 200 kilómetrosdelpuettc,más'cercán.~;
140 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engaíien

ción del yacimiento y una estimación efe sus costos ríe extracción y ex-
plotación llevan a concluir que la mina tiene un valor de 120 millones
de dólares. Sin embargo debe construirse un camino especial para trans-
1

portar su producción al puerto, el cual sólo será utilizado por la mina de


don Facundo.
Para todos será evidente que si los costos de construcción y manteni-
miento del camino ascienden a 150 millones de dólares explotar el 1

yácimiento será un mal negocio para su dueño y para el país: fa vaina


sale 30 millones más cara que el sable, por lo que la mina no tiene en
verdad valor económico alguno hasta tanto no hayan bajado suficiente-
mente sus costos de explotación, subido el precio del cobre o bajado los
costos de la carretera. Si don Facundo tiene santos en la corte y Moya
1 1

asume el costo de la carretera, ¡claro que lo explotaría!; pero el país se 1

empobrecería con elfo en 30 millones de dólares.


Digamos ahora que don Jacinto riescubre una mina adyacente cuyo 1

valor se estima en 60 millones de dólares y que utilizaría el mismo


1

camino que la de don Facundo. Así las cosas, es ahora conveniente para
el país -para don Facundo y don jacinto- construir la carretera al costo
de 150 millones de dólares, pues ella aportaría /Jeneficios totales por un
valor de 180 millones. ¿Debe ser Moya o los dueños de las minas quie-
nes han de asumir el costo de su construcción y mantenimiento? Lo
justo a mi juicio es que éste sea pagado por quienes se /Jeneficien del
1 1

camino: Facundo y Jacinto. Lo más probable es que si no tienen el poder


político suficiente para conseguir que Moya se ponga solitos 1/egarSn
1 1
1

a un acuerdo tal que don Facundo asuma aproximadamente dos tercios


del costo (100 millones él y 50 don jacinto) pues es ésa la proporción
1

en que los beneficia el camino.


Digamos, por último que la carretera también servirá a un pueblo in-
1

dígena ubicado en las inmediaciones de las minas beneficiando a 1

un grupo de 100 familias que podrán comercializar más fScilmente


sus productos agrícolas y artesanales con el mundo más civilizado 1

junto con reducir sus costos de abastecimiento de lo que compran en


él. Digamos que el beneficio neto recibido por estas 100 famdias as-
cendería a 20 millones de dólares por lo que el camino -q'ue cuesta
1

150 millones- generaría beneficios totales por 200 millones: 120 millo-
nes para don Facundo, 60 para don jacinto y 20 millones para el pue-
blo. Obvio es que al país le conviene construir/o: pero a ninguno ele
elfos le conviene hacerlo por sí solo, pues el costo de 150 millones es
mayor que el beneficio recibido individualmente por cada uno de los
XI. La investigación básica: Pitágoras y los polizontes 141

tres actores de este cuento. ¿Quién debiera pagar el costo de la carre-


tera?
Lo cierto es que don Facundo estaría dispuesto a pagar hasta un máximo
de 120 millones; don Jacinto, 60 millones, y el Estado -en representa-
ción de las 100 familias- hasta un máximo de 20 millones: ¡el camino
1

más que se justifica! El Estado tal vez querd "echarse p'atrás, tomar
palco" y esperar que lo paguen los particulares1 pues de todos modos les
conviene hacerlo, beneficiándose el pueblo por añadidura. Por otra par-
te, aquéllos querrán que el Estado se ponga con 20 millones, pues ése es
el /Jeneflcio 'social' aportado por el camino. Un árbitro 'iluminado' qui-
zás propondría que el costo se repartiera conforme a la proporción de
los beneficios recibidos por cada actor: 90 millones a cargo de don Fa-
cundo; 45 de don Jacinto, y 15 a costa de Moya.
¿Quién de/Je pagar la construcción y el mantenimiento de los llamados
'caminos forestales', que beneficiarán a grupos perfectamente identifi-
cables? ¡Aplique el mismo principio!

XI. La investigación básica: Pitágoras y los polizontes


Un ejemplo de bien público frecuentemente mencionado en los ámbitos
académicos, ¡por obvias razones gremiales!, es el de la investigación cientí-
fica b,ísíca. Se entiende por tal a la investigación que genera conocimientos
útiles para múltiples aplicaciones, sin quedar incorporada en un producto
en particular.

Por ejemplo, el Teorema de Pitágoras. Éste es, ciertamente, un bien público:


a pesar de lo mucho que yo lo utilice en mis rélzonamientos, eso no deja
"menos teorema" disponible para que lo usen los demás. Una vez que el
teorema h,1ya sido lfado a conocer a un usuario, inmediatamente estará dis-
ponible para todos los demás, ilLmque no hoyan pagodo nélda por él. Nadie
hubiera podido patentilrlo, ni siquieril Pihígoréls, porque no sería factible
cobrilrle a cadil persona que utilice este teoremil para resolver cualquier
problema.

Cuando el teoremil es utilizado en una investigación científica aplicada, su


utiliz,1ción queda incorporildil il olgún producto en particular y, a diferen-
cia del teorema mismo, éste sí que puede patentarse. En tal caso los poli-
zontes son los que hacen investígoción científica aplicada sin haber
142 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

contribuido al financiamiento del teorema, por lo que Pitágoras (o su equi-


valente contemporáneo), como la empresa de electricidad del barrio de
Vistagu Dapobre y sus vecinos, solamente percibir,í una remuneración si
acaso alguno de los usuarios le hubiera encargado la investigación básica,
mientras todos los demás tomarón conocimiento del teorema sin haber te-
nido que pagar nada, como el seí'\or Hagarrado Conganas.

Otra vez, como en el ejemplo del alumbrado público, el precio esconde la


disponibilidad a pagar de los polizontes e induce a dedicar recursos para
producir conocimiento científico bósico en una cuantía menor que la dispo-
nibilidad a pagar de todos los usuarios del mismo. ¿Debe el Estado subsidiar
la investigación que se realiza en la universidades?, ¿en institutos profesio-
nales?, ¿en empresas? ¡Piénselo!

XI l. Otros precios mentirosos: monopolios

El productor que pudiera ,1frct,1r L'l prL'cio dl' nwrc1do de lo que producl',
aprovL'ch,1riÍ L'Sta oportunid,1d monopólic1 p,1ra mantl'nl'r hi producción L'n
el nivel que le pL'rmita cobr,1r un precio que h,1g,1 m,íxim,1s sus g,111,mci,1s.
Es decir, la producción y el consumo dl' ese bien SL'r,ín mL'nores (y L'I precio
mayor) que si el productor no pudil'ra ,1fl>ctar L'I prL'cio dl' lo quL' vendl'.
Comparemos este efecto con el desaliento del consumo dl' un producto qul'
tl'ndrí,1 lugar en respuesta a un encarecimiento dL' las m,itL•ri,1s primas u
otros rl'cursos productivos utilizados para producirlo. lmaginemos, por sim-
pliciLfad, que L:is disminuciones en el consumo del bien son de la rnisnrn
magnitud L'n los dos casos.

Son dos rnsos fund,1mL'nté1lnwnte distintos: la disrninuci(m del consumo L'n


respuL·sta ,1 un encarecimiL'nto de las materias primas tiene un efecto aho-
rrador de recursos y, por lo t,1nto, es un,1 re,icci(m s,1lmfabk dL' b socil'dad
en su intento por ,1sign,1r sus L'SGlsos recursos hé.lci,1 dondl' sl'an 111ós valio-
sos: Si el producto L's 111<Ís caro, ¡rn,ís mm L'S 1 Cu,111do en un aí'\o hé.ly un¿¡
mill,1 cosech,1, o cu,1ndo un,1 corriente subm,irin,1 alejé.la los peces de l,1 cos-
t,1, el é.lUllll'nto L'n los precios de los gr,mtis y de los pescados (y de todos los
productos que los utiliz,rn como m<ltnias pri111as), inforrniln eficil'ntl'rnente
,1 los consumidores que dl'bl'n ,1hor,1 consumir tales productos con rn,ís nw-
SLll',1. Esll' ,lUllll'lllo de precios induce a los consumidores é.l desvi,1r sus con-
sumos h,ici,1 otros bienes, y e\'Íta el despilfarro que signífirnrí,1 seguir
consurnil'ndo granos y ~wscí.ldos como si la cosecha hubiern sido buen,1 o si
los peces s,1lt<1r,rn ,1IL'grcnll'ntc ,1 bordo de los barcos pesqueros. Es un ,1u-
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 1~ ¡

mento de precios que previene el despilfarro y promueve la eficiencia: es


una señal "correcta", pues el costo de producirlos ha aumentado.

El precio cobrado por un productor monopolista en cambio, es un precio


"mentiroso" porque no representa sus costos de producción. No es eficien-
te, por lo tanto, que los precios induzcan a los consumidores a comportarse
con más mesur,, y desvíen su consumo hacia otros bienes. A diferencia del
ejemplo de los granos y los peces, b economía del país no está asignando
eficientemente sus recursos cw1ndo el precio cobrado por un monopolista
(pagado por los consumidorL'S) es mayor que su costo de producción.

Lo que hace mentiroso al precio del monopolista es la diferencia entre éste


y su costo de producción. Más técnicamente, con lo que la profesión deno-
mina su costo marginal. Cuanto mayor sea la diferencia entre este costo y
el precio, mc'ís mentiroso será el precio y más perjudicial para el país es el
accion,1r del monopolista. Supongumos un monopolista que, con un costo
por uniLfad de $5, vende a $15 y consigue coloGH en el mercado HJO unida-
des por sem,m,1, gamndo ,1sí $1 000 por semiln,1 (t's dL'cir, IOO multiplicado
por l,1 diferenci,1 L'ntre $15 y $5).

El prL·cio monopólico L'S mentiroso L'n L'I sentido que proveer un,1 satisfac-
ción que los consumidores v,1lornn por lo lllL'nos en $15 (ya que éste es el
precio que estcín d i::;puestos a pag,ll' por el producto) no tiene un costo de
$15, sino ::;ol,rnwnt(' tfo $5. Entonces, h1 dicienci,1 fL'queriríil aumentar la
producci(lll del bien L'n CLIL'sti(lll isimpknwnte porque SL' trab1 de algo que
v,11L· p,1rn el p,1ís (consumidorL'S) miis de lo que cuest,1: v,1le $15 y cuesta $5
consumir y producir un,1 unidad m,ís 1

Así, la sociedad ganaría si el monopoli::;ta aumentara la producción ybaja-


rn el ~1rl'Cio. Digurnos que pusarn ,1 producir llll unidades por semana, aun-
que ::;(110 pudiera venderlils a $13 cad,1 unil. L1 sociedud gunaría, porque
cad,1 una de t•s,1s IO unidudes ,1dicion,1les darí,1n ,1 los consumidores una
satisfocción de por lo menos $13 (ya que éste L'S el precio ill cual están dis-
puestos ,1 compr,11' 10 unidmies más por semilnil) y sólo costarían $5 cada
un,1: l,1 socic·Lfad h,1br;í g,1n,1do ,1 lo menos $80, pues p,1gó $130 por algo que
sólo lt• costó $50 producirlo, por lo qul' el excedente social habrá aument,1-
do en por lo menos $80.

Ningún monopolista l'n su s,mo juicio ,iceptill'Íil la propuesta del p,írr,1fti


anterior. Si lo hicil'rn, tendría qul' dar cuentas a sus accionistas, ,1 su SllCÍli,
quiz,ís ,11 b,mco que IL• prest,1 el G1piU1i de trabajo ... ¡y a su espos,1 L' hij()~'
144 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

ya que estaría reduciendo innecesariamente su ganancia: ahora ganaría so-


lamente $880 por semana (es decir, 110 multiplicado por la diferencia entre
$13 y $5), reduciendo su excedente privado en $120.

En síntesis: un productor monopolista aprovechará las oportunidades


creadas por tal característica, absteniéndose de aumentar la produc-
ción de aquello que la sociedad valora más de lo que le cuesta produ-
cirla. En esto consiste, precisamente, la ineficiencia o costo social del
monopolio.

Es importante diferenciar entre los llamados monopolios naturales y los


demás. Son naturales aquellos en que por consideraciones tecnológicas y
de mercado, no "cabe" más de una empresa en él, por lo que la competencia
de parte de otro productor es prácticamente imposible. Este es el caso de
una compañía de distribución de agua potable en una zona de una ciudad,
pues una vez instalada la red, nadie en su sano juicio querrá instalar en esa
zona una red paralela para hacerle la competencia a la empresa que ya está
instalada. Lo mismo ocurre con las redes de distribución eléctrica y con las
telefónicas, si bien la telefonía móvil le ha restado poder monopólico a la
telefonía fija. En estos casos de monopolios naturales, le corresponde al
Estado la responsabilidad de regular dichas actividades y fijarles precios
máximos a los servicios que ellas entregan. Para el caso de nuestro ejemplo,
debiera el Estado fijarle un precio máximo de $5 al bien producido por ese
monopolista natural.

Los otros monopolios son casos en que los Estados no sólo los toleran sino
que los protegen a través de, principalmente, limitar artificialmente la com-
petencia interna y externa hacia quienes obtienen dicho poder monopólico:
licencias o permisos para producir o importar lo que produce el monopolis-
ta. Por lo tanto, en estos casos el Estado debe atacar al monopolio a través
de permitir la competencia, ¡no a través de su regulación o la fijación de
sus precios!

Abundan los ejemplos de monopolios que son no sólo tolerados sino prote-
gidos por los gobiernos, ya que los monopolios naturales son pot lo general
"excepciones que confirman la regla". Quizás uno de los monopolios que
más nos molesta es el que se le otorga a los Notarios Públicos en Chile
(Escribanos, en Argentina). ¿No le enfurece tener que pagarle un honorario
no poco significativo para así demostrar que usted firmó tal o cual docu-
mento y que está vivo, en circunstancias que ni siquiera vio al mentado
señor en el momento de firmar? En los EE UU "cualquier" persona honora-
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 145

ble -cuya definición está en la ley respectiva- puede ser testigo de que fue
usted quien firmó el documento; pero sí que debe firmarlo ante él mismo -
no puede mandar a su junior (estafeta) a sacarle la firma-, servicio por el
cual no le cobrará siquiera 25 centavos de dólar.

Otros monopolios son los que por ley se entregan a ciertos profesionales.
Para obtener el permiso de construcción de su casa, cuyos planos usted
encontró en el Internet o en la revista House and Gardens, debe por ley llevar
al municipio planos firmados por un arquitecto, profesión que tiene el mo-
nopolio de aquéllo; pero, son tantos los arquitectos en nuestros países, que
sus firmas no cuestan "mucho"; distinto es el caso de los notarios y de los
agentes de oduana.

Los sindicatos son asimismo fuentes de poder monopólico de sus asocia-


dos. Famosos han sido los sindicatos de los trabajadores portuarios, cuyos
miembros se transforman automátiComente en los llamados "pollos" que lo
pasan muy bien y contratan a los llamados "medios pollos" para que hagan
el trabajo. Puesto que parn poder trabajar en esos puertos, debe tenerse el
carné sindical o el permiso de quien lo tiene. Dada la escasez de carnés, la
jornada en el puerto se paga en, digamos, $1 000. Debido a que el salario de
retención de quienes no tienen carné y están sin trabajo es de $500, el pollo
contrata al medio pollo en esa cantidad, quien es quien realiza las tareas en
el puerto y, con el saldo, el pollo se dedica ,l jugar al pool. Ha habido situa-
ciones en que los medios pollos contratan a cuartos de pollos, pagándoles
$300 por hacer el trabajo y constituirse éste en la pareja del pollo en sendos
partidos de pool o dominó, con abundante cerveza.
El sindicato "por empresa" le otorga al sindicato un poder monopólico so-
bre sólo la empresa para la cual trabaja, sólo si el convenio colectivo prohíbe
la contratación de trabajadores no sindicalizados y no hay gangsterismo. El
sindicato "interempresa" o "por área" -por ejemplo, de los trabajadores
siderúrgicos en esa industria, o de los carpinteros en la industria de la cons-
trucción-, les entrega a los trabajadores un mayor poder monopólico que el
de "por empresa". Si el sindicato le exige demasiado a la empresa, ella pue-
de amenozar con cerrar, lo cual modera las peticiones de su sindicato; pero
si pide demasiado a una industria completa, ésta puede llegar a subir los
precios, en cuyo caso tombién sufre Moya. No ha sido poco común, por lo
tanto, c1ue en ciertas industrias cuasi monopólicas o en las que sus precios
estén fijados por el Estado o en las que la competencia externa está limitada
por altas protecciones arancelarias, el capital se "asocie" con sus trabajado-
res sindicalizados y juntos presionen al gobierno de turno para alzar sus
precios o conseguir mayor protección arancelaria para sus productos.
146 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

Los llamados "Colegios Profesionales" han pasado en muchos países a cons-


tituirse en verdaderos sindicatos, imponiendo aranceles monopólicos tanto
por sus servicios como por las cuotas que deben pagarse para pertenecer a
ellos. ¿Cómo cree usted que se financian las burocracias y los magníficos
edificios y clubes deportivos que pertenecen a sendos Colegios en práctica-
mente todos los países latinoamericanos?

Hasta mediados de la década de los setenta en Chile, ¡para poder percibir la


bonificación profesional en un empleo público, se exigía al profesional ser
miembro del -pagar sus cuotas al- colegio profesional respectivo! ¿Qué le
parece? Para poder firmar como contador, debía el profesional ser miembro
del Colegio de Contadores; para poder ejercer como médico, ser miembro
del Colegio Médico; para poder firmar un plano, ser miembro del Colegio
de Ingenieros o del Colegio de Arquitectos, etc., etc. y etc. Para ser periodis-
ta, incluso se ha exigido ahora ser titulado de una Escuela de Periodismo;
para ser profesor, tener el título correspondiente de una universidad, al igual
que para ejercer como enfermera ... todos los cuales, por supuesto, debían
ser miembros de su colegio profesional respectivo. Hoy, estos colegios son
en Chile sólo Asociaciones Gremiales (AG), las cuales no tienen poder
monopólico alguno sobre sus miembros, por lo que dichas AG deben ahora
en verdad prestarles un servicio público útil, so pena de fenecer.

Casi ningún empresario defendería públicamente alguna práctica


monopólica; al mismo tiempo que casi nunca dejaría de ejercerla si se le
presenta la oportunidad de hacerlo. No es, en absoluto, un exceso de ironía
parafrasear esta actitud diciendo "La competencia es buena: ¡que compitan
los demás!"

Las secciones siguientes, reproducidas de columnas publicadas por E. R.


Fontaine en "El Mercurio", ilustran diversas prácticas monopólicas y el en-
foque económico para analizarlas y juzgarlas; incluyendo las asociaciones
profesionales, los sindicatos y otras limitaciones de ingreso a diversos mer-
cados.

1. YO FUI PIRATA
(18 de julio de 1991)
Un primer viernes del año 1955 -fo recuerdo bien, pues con mi amigo
Pancho no habíamos ido a Misa-, y un día después de que Haggeman
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 147

me hubiera entregado el flamantemente carrozado chasis de una Coliath


que pertenecía a mi hermana -que estaba temporalmente viviendo en
Viña y cuya casa en Santiago estaba ocupando en esos meses antes de
irme becado a Chicago, tuve la mala suerte de chocar en la Alameda
con una station wagon verde de la Policía de Investigaciones que la
cruzaba. El chofer de un bus escolar del Colegio las Ursulinas -que
expresamente se detuvo para prestar su ayuda y proponerme sermi tes-
tigo para mostrar la culpabilidad del vehículo oficia/,.. me recomendó ir
a Carabineros. Sin embargo, la amabilidad del detective me .sedujo y
acepté concurrir directamente al cuarte'1 donde su jefe me pagaría todos
mis daños1 unos 50 dólares. En el momento mismo de entrar al cuartel
por una puerta lateral1 pues el corpulento detective me dijo que era más
expedita1me agarró1 me levantó de las solapas y me gritó. "¡Qué te. has
imaginado pije de m... /11
Me llevó donde su jefe, donde fuimos rodeados por muchos funciona-
rios 'pasados' a colonialancaster, que en ese entonces se contrabandeaba
de Argentina. El jefe no sólo rehusó pagarme por mis daños, sino que me
exigió pagar los de su vehículo, estimados en 200 dólares. Frente a un
'no sea ridículo' exclamado por mi amigo Pancho1 éste fue levantado un
metro del piso con golpes en sus riñones, después de lo cual le quitaron
el cinturón y cordones de zapatos para llevarlo al calabozo. "Métanlo
con los homosexuales; pero, antes pélen/Oal rape", ordenó el jefe, su-
mamente pasado a lancaster. (Por af'ios debí bajarme de los ascensores
en que algunos. de sus ocupantes usaban .dicha colonia). Afortunada-
mente1 tenía en mi bolsillo la suma exigida1pues mi padre me acababa
de dar la plata del mes para mantener la casa de mi hermana. Aceptó el
dinero, se lo metió en el bolsillo (sin .darme un recibo) y nos dejó.salir
del cuartel1 asustados pero 'enteros 1• ¡Así eran las cosas en ese entonces!
¿Cómo pagar el arreglo del auto y subsistir .durante un mes, pues era
poquísimo lo que ganaba con mis ayudantías en la universidad? Mi amigo
Alfredo -muy aficionado a los 'negocios~'- fue m.i salvador. Primero1 fui-
mos a un fundo donde compramos porotos y/entejas a unos inquilinos,
los cuales vendimos de casa en casa en la c;a,pital. Segundo, acordamos
con un banquetero el flete de sus exquisiteces a los matrimonios y bailes
en sociedad. (Recuerdo el problemíta que {wimos con una altísima tor-
ta de novias que no podíamos meter por/a p.uerta de atrás de mi Commer,
también semí-made in Chile). Tercero, fuimos los domingos a la salida
del Hipódromo1 donde Alfredo arreaba.a los potenciales pasajeros gri-
tando: "¡Al Club Hípico! 1 pudiendo dar dos y hasta tres vueltas cada
11
148 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

vez, con estupendas tarifas, siempre amenazados e insultados como 'pi-


ratas' por los taxistas que tenían 'su' mercado y hacían las veces de co-
lectivos, y huyendo de los Carabineros que cumplían con la orden de
limitar la libertad de emprender e impedir esta 'competencia desleal' a
los taxis autorizados para transportar a esos pasajeros.
Además, ese primer sábado fui a la Estación Mapocho a 'piratear' a los
deseosos pasajeros a Viña del Mar que no conseguían pasajes en los
buses de Andes Mar Bus -monopolista de la rutai pues el Ministerio no
autorizaba nuevas líneas- o en las dos o tres cooperativas de taxis auto-
rizadas para transportar pasajeros al puerto. Frente a la alternativa de
tomar el horrorosamente lento tren, los pobres viajeros estaban felices
de viajar con este joven 1pirata', pagando la 'alta' tarifa que había sido
negociada corporativamente con el gobierno de turno. Fue así como
pude sobrevivir ese mes e, incluso, durante los siguientes comprar algu-
nos dólares para mi ida a Chicago.
El destino quiso que años más tarde aquel jefe de Investigaciones se
ahorcara con un alambre en su celda, a los pocos días de haber sido
acusado de participar en el narcotráfico.
Nota del autor: Hoy (1999), y desde 1974, hay libertad de entrada al mercado de pasajeros interur-
banos, y los pasajes son fijados libremente por las empresas transportistas. Así, no podría en el día
de hoy haberme financiado como 'pirata' en este mercado, que hoy es abierto y extremadamente
competitivo.

2. GOBIERNOS Y MONOPOLIOS
(1 O de septiembre de 1987)
Uno de los más grandes profesores que tuvo la Universidad de Chicago
afirmó que 'los gobiernos no sólo toleran los monopolios, sino que los
fomentan y protegen'. Los años en la profesión me enseñaron que esto
es muy cierto, especialmente en nuestros países.
Puesto que es universal el consenso entre los economistas de que los
monopolios son 'malos' en cuanto a asignación de recursos y bienestar
social se refiere, ¿por qué no hemos podido influir sobre los gobiernos
para que los destruya? La Economía Política sugiere una resfjuesta: el
monopolio significa mayores precios pagados por 'muchos' consumido-
res y la concentración de mayores ingresos para el único monopolista o
"pequeño" grupo de oligopolistas en ese mercado. Así, esta minoría es-
tará siempre dispuesta a compartir dichos ingresos con quienes tienen el
poder de limitar la competencia de otros productores deseosos de entrar
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 149

a ese mercado restringido, de modo que los dados estén cargados en


contra de la mayoría silenciosa.
¿Por qué se forman monopolios y cómo los fomenta y protege el gobier-
no? Primeramente, a través del mecanismo de establecer elevados arance-
les diferenciados a la importación, limitando la competencia externa y
entregando un mercado cautivo al productor nacional o extranjero que
1
consigue el permiso para instalar su industria sustitutiva en el país. ¿No
1

es acaso el arancel un subsidio a la producción interna, financiado por


el consumidor y recibido a veces por empresas extranjeras que lo répar-
ten entre sus accionistas -incluyendo quizás a algunos nativos- y tam-
. bién entre sus trabajadores, para crear y reforzare/ cabildeo de/capital
extranjero unido al capital y al trabajador nacionales?
El segundo mecanismo es el poder absoluta de autorizar la instalación
de nuevas industrias para repartirse el coto de caza y el botín generado
por la protección. Por supuesto, el o los empresarios cortesanos que
hayan 'conseguido' instalarse se preocuparán de que la autoridad res-
ponda a cualquier nueva petición con un prepotente permiso denega-
11

do, pues el mercado está copado y satisfecho por fas empresas existen-
tes''. Los lectores con más canas son testigos de que en Chile existían
-antes de que un Gobierno 'tan autoritario' las eliminara- disposiciones
y trabas burocrátícas que entregaban al Ministro de Economía el mono-
polio de autorizar /a.instalación de cualqufor nueva tndustda. ¿Recuer-
dan el intento de establecer una fábrica de fósforos. de cartón, en la
segunda mitad de fa década de los 60t Lá autorización· fue dehe¡J~da
aduciendo que el mercado estaba copado y que ella sólo significarffl:
generar desempleo en la zona deTal~af donde estaba ínstalac!o ef(é.fii:
monopolista, una empresa. extranjera; ¿Porqué sepmtegio un monop~~/
lío extranjero, que en parteperdió supoderrecién en 1980, con la crea-,
ción de una nueva fábrica?
¿No fue una ley de la República fa querestrfngió fas hectáreas quepo-
dían destinarse a produciryino; que limitó la dispersión geográfica de
las farmacias y exigió un químico farmacéutico por establecimiento; que
exigió ser miembro de/Colegio de lnger1ieros para firm~r planos y reci-
bir asignaciones profesionales, y que prohibió la importación de.ropa
usada y hoy proht'be importar autos usados?(¡Pero sjincluso por foy se
exigía el visto bueno de fa Compañía de Acero del Pacífico para impor-
tar acero, debiendo el potencial importador 'conseguirse' un certificado
donde constara que esa siderúrgica era incapaz de producirlo! D~.~iple1t
pero cierto). ¿Por qué esas leyes? ¿Por qué se limitó el númerad~camés
150 A veces el gobierno permite que algunos precios nos en~aííen

de peluqueros y de estibadores; las licencias para transportar pasajeros


entre Santiago y Va/paraíso (¿recuerdan los monopolios de Andes Mar
Bus y Turisauco?), y entre Chiguayante y Concepción? ¿Qué razones de
bien común existieron para limitar la libertad del hombre para empren-
der en esas áreas? Salvo excepciones -y, recuérdese, la excepción con-
firma la regla-, ¡ninguna! Pero ¿razones políticas yeconómicas para las
minorías? ¡Cuantiosas!

3. PRIVATIZACIONES OTRA VEZ


(15 de diciembre de 1988)
Es obvio que favorezco continuar con el proceso de privatizacíón y de
democratización del poder centralizado del Estado tanto por motivos
1

de eficiencia económica y social, por amor a fa libertad de las personas,


por confiar en que ellas saben qué es lo que les conviene-sin necesidad
del paterna/ismo del Leviatán- y por desear una efectiva democracia
1

donde se respeten los derechos básicos de las minorías y no haya una


dictadura de la mayoría.
En varias conferencias de prensa, personeros del modelo socialista
-estatista -en contraposición a los que desean una sociedad libre pues
1

es anticuada la dicotomía izquierda-derecha- han dado argumentos fa-


laces para oponerse a las privatizaciones1 si bien han dado otros donde
"muestran la hilacha Entre los primeros, argumentan que algunas em-
11.

presas públicas no debieran privatizarse debido a que constituyen mo-


nopolios -citando el Metro, el agua potable, el petróleo y la electrici-
dad- y que su privatización "lesionará a los consumidores a través de la
probable alza de tarifas".
La opinión pública más informada -que los incluye a e/los1 supongo-
sabe que el monopolio no se controla a través de que/as empresas en
cuestión sean del Estado y sean manejadas a/buen arbitrio del gobierno
de turno para el logro de objetivos contradictorios. La experiencia mun-
dial muestra que ellas son por lo genera{Ineficientes en su administra-
ción general -provocan un costo social neto para el país-y¡;¡úe1 espe-
cialmente en tiempos de inflación se producen graves distorsiones en
1

sus tarifas, generándose déficit que todos debemos financiar y proble-


mas políticos agudos asociados al alza de tarifas que los déficit hacen
enteramente insostenibles.
La mejor manera de controlar el monopolio natural es a través de esta-
blecer reg/as -y no una autoridad discrecional-para la fijación de pre-
1 1
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 151

cios 'iustos' que reflejan los verdaderos costos sociales margina,les ele
proveer los servicios por empresas privadas, 'libres' de presiones políti-
cas del gobierno de tumo.
En Chile, la tarea está prácticamente curnpJkla .en el sector . eféctr,íco,
habiéndose privatizado las empresas y f:!S.t~kJe.g.i,dp por ley ~t1 1sf~(f;1]JI<I
automático para la fijac;ión 'correcta'detari(as dege11e.racift1y9ti~;ftÍ!U:"'
ción, Debe ahora apurarse el proceso .en .e/secta,;.. agi¡a,1.liatall'.l~1
traspasándose las empresas .desde el Estadq -,,qlle§0nde}1g<i:>/~¡;;nq.:cfe
turno, el cual buscará 'pegas e influencia:S ináebídas 1~ al:pqd~f<ie,[ps
particulares, los cuafes.velaránporobte,ner\su¡1n:4lf;!)f,~fic[ef!tiaI(!<ir:!tf;:,;a
reglas estables y conocidas pa(a la fijación d.e ~*.rifaHegu.la~<J1P<J:É:;(eJ!A
subsidiando el Estado el aba?tecirniento {j~,a,$ltJj,.ftnr~i~~
para los más pobres. .,Y'fé'< •. ;,.,
Respecto del Metro/ solamente. unmiopepuei:Je~nstl..lllilr✓q~e1es:1tlilP1Q•
nopolio en el transporte urbar,01 si bien p~dría. llrS.ªl'~ a . . .
condición si se prohrbe. la locomoción df:! super{itie eq/osse . . . . ..·•
didos por él. Sólo un ciego puede consideraq1JifmpreSél /',J~piQQalde
Petróleo como un monopolio si es que existe li6~ttadide.impoítación
cosa que no fue posible durante los gobierr.ros:der,,qc,.átícot;' del pasado.
Mostraron la hilacha y claramente dieronarggmentos,defoFJaopara
oponerse a las privatizaciones al afirmar ql.l.e efla~Jiersigu.e1;:iji/ia,fii~f.fª
capacídad de gestión del Estado (¿quién es.el Estado?}¡ ypriyar ijl{Qtt/rp
gobierno democrático (¿no lo serántodqsf)delo.sr:ec,u
tos que le permitan abocarse a la solución qe lqs.gr.a,~
aquejan al país y a la mayoría de los chilenos: 1.Iafra , ... :
aunque.'bonita'.-,1 pero esconde.el enorme?/e:$eo,tlª< . ·.·.··.·· ~eq~~
el Estado {gobierno de turno) es quien;. en ~íJ enorme $al:Jf:c/,~ffªc~~/;te
paternalísticamente decidir los destinos.dfll~iµdacfan,c;rmed.{eh,;t/ ·
~:
1
t:,: t •'.; •.·
4. SINDICALISMO, YS()~J@A~IDA:D> • . .,;.:.:.·.:.:.•.:.i.•··.!.;;
(13 de. septiembre de 119fJO) · · ·· ·
: . . . . .··, >•·· ·• · . ;: ní:.ii'¡'i . (J'"•<' :1<:it:iÍ;,,;.~,f~,í¡1,~.1r«iI:, ·
La máxfma solidaridad posible .es aqueUá que}o.spaares tierJJtQ ~'ª.~la
sus hijos, seguida quizás por la de. loshqp,s,~?.cfa;suspac/~s~l:a.fíft~
cónyuges 'bien avenidos' sienten hacia, s~.pareja, En orden c!~!§l~§.Í(tf1fe,
está la .solidaridad entre hermanos, prímqs C:é¡FOales1 suegr9s< fJJRíilP.(!j,
consuegros, concuñados y otros 'parientes'cwnale5 ypolític9frn~s.lejíi1'...
nos.
152 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

La más noble de las solidaridades-aquel/a hacia el pobre, el enfermo, el


desvalido y el senescente- se ubicará en algún lugar conforme a la cul-
tura y a los valores de cada uno, siendo que la solidaridad hacia 'el
prójimo en general' se sitúa en el último lugar; si en alguno.
Existe, por supuesto, alguna solidaridad dentro de un sindicato y entre
personas con relaciones de trabajo más próximas, así como también la
habrá entre grupos de trabajadores hacia el exterior de sus organizacio-
nes formales o informales que les sean 'afines'. Pero veo difícil que, por
ejemplq los sindicatos de Chuquicamata sientan gran 'solidaridad' ha-
cia otros que no sean sus propios afiliados en sus negociaciones colecti-
vas con la empresa.
Por tanto, si la autoridad nacional estima que debe darse entre nosotros
una solidaridad mayor que la 'natura/ ésta deberá ser impuesta por
1
1

ella, pues lo contrario es 'pedirle peras al olmo'. Dicha imposición se


logra mediante impuestos y transferencias a las personas y a través de
1

una legislación que impida que un grupo determinado tenga el poder


para alcanzar; a costa del 'prójimo en general', beneficios que son a
todas luces ilegítimos.
Estudio tras estudio han demostrado que el poder sindical 'excesivo'
lleva sin duda a mejorar las condiciones laborales y las remuneraciones
de los trabajadores que pertenecen al sindicato e, incluso/ la de los que
no pertenecen a él si sirven en la empresa sujeto de la negociación.
Asimismo, ellos han demostrado que dichos aumentos se producen a
costa de una disminución de las oportunidades de empleo en el sector
sindica/izado y de una reducción de las remuneraciones en las empre-
sas no sindica/izadas, en el sector informal y en el de trabajadores por
cuenta propia.
¿Por qué bajan las condiciones de trabajo en el sector no sindica/izado?
Porque, ¡por algún lado tiene que 'reventar la chancha'! Me explico. Los
mayores salarios en el sector sindica/izado llevarán necesariamente a
un menor empleo y dinamismo en él, lo cual hace que aumente la dis-
ponibilidad de trabajadores en el sector no síndica/izado; si éste ha de
ser capaz de brindarles oportunidades de empleo a los desplazados y a
los nuevos que se incorporan a la fuer.ta labora'1 deberá hacerlo a un
salario menor que el que imperaría en ausencia de dicho traslado de
trabajadores desde el sector sindica/izado.
Siendo que el sector sindica/izado es generalmente en todos los países
del mundo una fracción relativamente 'pequeña de sus fuerzas labora-
1

les, son muchos los llamados a perder con leyes que otorgan demasía-
1 1
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 153

do poder monopólico a los sindicatos. Dichas mayorías menoscabadas


no tienen el poder político, el 'lobby' ni la capacidad de movilización
de las minorfas que se benefician con esa legislación.
Reconociendo que el sindicalista tiene la obligación de conseguir 'lo
mejor' para sus afiliados, y que su prójimo -los trabajadores no
sindica/izados- escapan a sus sentimientos de solidaridad, le cabe al
Estado la responsabilidad de cuidar que las acciones de dichos grupos
organizados sean 'obligadamente' solidarías, y que ellos consideren en
sus decisiones el daño que ocasionan a la mayoría no protegida.
La manera de hacerlo es impedir legalmente la formación de poderosos
sindicatos monopólicos de trabajadores-sea dentro de una empresa; pero,
más atín, dentro de un sector productivo (sindícalización por áreas)-,
pues ellos tendrán la capacidad de extraer remuneraciones excesivas en
una negociación colectiva con 'pistolas cargadas'. ¡El 'estadista' tiene el
deber de defender a las grandes mayorías del natural egoísmoy falta de
solidaridad de los grupos de poder hacia el prójimo en general!

5. NEGOCIACIÓN COLECTIVA POR ÁREA


(1º de febrero.de 1990)

La economía política y la teoría de decisiones públicas nos enseñan


cómo es que grupos de interés pueden, casi impunemente, coludirse
para beneficio propio de esa minoría, en desmedro de las mayorías que
no se organizan para defenderse.
Así es fácil explicar; por ejemplo, las presiones regionales para empren-
der algún proyecto de inversión que¡ siendo inconvenienteparaefpaís,
genera un beneficio neto para una región determinada como conseGuen-
cia de que éste es financiado por el·resto de/país; ello es común en
proyectos viales y de regadío, citándose al Metro de Santiago como un
ejemplo.
También explica las presiones del cabildo agrícola por conseguir un alto
precio para el trigo, pues el costo de la medida recae sobre más de 12 mi-
llones de habitantes y su beneficio se concentra en apenas un puñado de
agricultores. Ello también explica las presiones de los industriales por 'con-
seguir' aranceles de importación diferenciados -o la prohibición de im-
portar (ropa usada, por ejemplo)-, pues los beneficios se concentran en
los pocos dueños y, quizás, en los trabajadores de las industrias así prote-
gidas, mientras que sus costos se reparten entre millones de chilenos.
154 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

En estos casos es deber ineludible del Estado defender el bienestar de la


mayoría, impidiendo -¡no facilitando!- la colusión de las minorías para
explotarla, es decir, el Estado debe procurar que efectivamente 'gane
(casi toda) la gente 1•
¿Qué tiene que ver esto con la negociación por rama indu.strial? Al
promoverse el 1pacto sociaft o concertación entre empleadores y traba-
jadores de un área industrial -de la construcción, por ejemplo-, de he-
cho se facilita la colusión del factor trabajo y capital para explotar al
consumidor y al propio gobierno. En efecto, con el/o facilita la forma-
ción de un monopolio para la construcción de viviendas públicas y pri-
vadas -y de otras públicas y privadas de toda otra índole--, traspasándo-
le el mayor costo al Estado por las obras financiadas por éste, y al sector
privado por las otras. Se habrá así perjudicado a Moya en beneficio del
grupo de personas envueltas en la industria de la construcción, la cual
estaría de otra forma caracterizada por una fuerte competencia entre
muchas empresas y grupos de trabajadores.
Es1 por tanto, fácil predecir que sí habrá una concertación entre empre-
sarios y trabajadores en aquellas industrias donde es posible traspasar/es
el mayor costo salarial a los consumidores, pues ambos factores de pro-
ducción ganarán con esto. Sin embargo, ella no debiera producirse en
las industrias de exportación, donde los productores no tienen esa capa-
cidad para aumentar el precio del producto. Tampoco habrá acuerdo en
la industria sustitutiva de importaciones si el nuevo gobierno tiene el
carácter para cumplir con su compromiso de mantener aranceles bajos
y parejos, no autorizando alzas que protejan a los sectores así concer-
tados.
¡Qué cosa más cómoda que el monopolio1 particularmente cuando éste
es protegido por el Estado! El tarifado 'oficia/1 en la construcción elími-
naría una de las variables más pertinentes para la competencia en las
licitaciones de obras, haciendo más fácil la vida para todos en la indus-
tria iª costa de Moya! Me parece del todo inconveniente, entonces, que
se promueva la colusión monopólica del trabajo y capital, pues ello
llevará,a que pierda (casi toda) la gente
1 1

6. RECUERDOS
(19 de abril de 1990)

Recuerdo que entre mis mejores profesores de colegio hubo un médico 1

un ingeniero químico y un cura. El primero era un destacado endocri-


XII. Otros precios mentirosos: monopolios 1.55

nólogo de Viña, cuyas enseñanzas aún recuerdo debido a que le ponía


'lógica científica' a la cuestión, subrayando el porqué y el para qué de
las cosas antes de exigirnos comportarnos como loros que deben repetir
de memoria lo dictado por el profesor en clases.
El segundo era un brillante ingeniero químico de la Católica de Va/paraíso
que trabajaba en la ENAP y que llegó a ser uno de sus máximos ejecuti-
vos. Sí bien sufrimos mucho con los famosos COOH y las reacciones
químicas, su énfasis estuvo también en enseñarnos los fundamentos del
método científico y su aplicación a las ciencias químicas, y no en me-
morizar la tabla de equivalencias o en aprenderse de memoriadassig/as
de los elementos.
Por último, el famoso 'Tani', un santo sacerdote de los SS.CC, que le
daba sentido, humanismo y sentimiento a la historia; no como el 'Ca-
chupín' del Grange, que nos dictaba y hacía aprender de memoria luga-
res geográficos, fechas, causas, consecuencias y otras necedades
intrascendentes. (La única vez que me han reprobado en un examen fue
sobre la base de una sola pregunta hecha a las 10 de la noche.por la
comísí6n de profesores estatales-examinadores oficiales exígidospor la
ley-, siendo Cachupín el encargado de ser el 'defensor de los futres'; ella
fue: '¡Enumere los países centroamericanos y sus capitales!') Y pensar
que era tan lindo el temario de ese segundo año de humanidades, que
incluía hechos históricos verdaderamente transcendentales en esa épo-
ca para el desarrollo del mundo.
¡Ningunot de los tres héroes de esta historia podría haber sido mí profe-
sor con la legislación actua'1 pues no poseían el título de Profesor de
Estado otorgado, hasta hace poco, monopólícamente por el Pedagógico
de la Universidad de Chile (¡el piedragógico!)
(Nota del autor: Se le llama así porque sus estudiantes toman la calle con bastante frecuencia y
lanzan piedras. Incluso Cachupín, que sí lo poseía, debía someter a sus alumnos a comisiones
examinadoras del Estado, pues los colegios privados no podían de por sí ofrecer 'exámenes váli-
dos').

Debido a que mi padre es médico, cuando chico yo solía ir mucho a los


hospitales porteños, incluso al famoso 'San Agustín' -en cuyos terrenos
se construye el Congreso Nacionah donado por una estupenda dama
porteña. Siempre me llamaron la atención las monjitas que corrían por
los pasillos y que con amof'¡ eficiencia y 'buena cara' atendían .a. los
enfermos y asistían como enfermeras y arsenaleras a los médicos, sin
poseer un título de enfermera universitaria.
156 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

11
¡Crumiras! (rompehuelgas) les gritaron varios años después, ya que
11
1

las monjas no aceptan los brazos caídos los paros ni las huelgas. Para
1 1
,

el tiempo en que se pusieron de moda las tomas' -después de la exitosa


1

toma de la Pontificia Universidad Católica de Chile el 11 de agosto de


1967- hacía ya años que estas servidoras de Dios y del hombre habían
sido expulsadas de los hospitales del Servicio Nacional de Salud y re-
chazadas por los sindicatos monopólicos en los hospitales privados. ¿Qué
fue de estas abnegadas y santas servidoras, cuyo único objetivo era ha-
cer el bien al prójimo?
El Estado favoreció y alentó la formación de poderosos y monopólicos
sindicatos por área en Salud y Educación pues los trabajadores debie-
1

ron organizarse para contrarrestar el poder monopsónico del único' gran


1

empleador de sus servicios. Éste debió aceptar la marginación de bue-


nos profesores y enfermeras en pago de haber sido un mal empleador:
1 1

pagó mal y no estableció una carrera funcionaria basada en los méritos,


sino en la antigüedad en el servicio y con favoritismos y discrecionalidad.
Era lógico que estos trabajadores quisieran reducir la competencia de
otros profesionales y monjitas para conseguir del monopsonista explota-
dor condiciones de trabajo más dignas y justas.
¡Adelante con la municipalización y privatización de estos servicios 1

pues significarán destruir el monopsonio del Estado!

7. LIBERTAD PARA TRABAJAR Y ELEGIR


(13 de agosto de 1987)
Hace algunos años, siendo Ministro de Hacienda el señor Luis Escobar
Cerda y del Interior don Sergio Onofre )arpa, se dispuso que los taxis
con techo amarillo no podían trabajar como taxis colectivos,(peseros,
en México).
Escribí entonces un artículo para expresar mi extrañeza y repudio a que
este gobierno estableciera una medida que limitaba la libertad del hom-
bre para trabajar y de buscar su propio destino en una actividad que
beneficia a un importante grupo de santiaguinos. Ahí me preguntaba:
¿"Qué posible razón de 'bien común' puede tener el Ministerio (de Trans-
portes) para imponer dichas restricciones a la libre iniciativa de los taxis-
tas? ¿A la libertad de las personas para tomar el taxi que se les dé la real
gana, sea éste usado o no como colectivo durante ciertas horas del día ... ?
¿Por qué tiene el Estado la autoridad para limitar la libertad de trabajo y
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 157

de elección en beneficio de unos pocos y en perjuicio de la gran mayo-


ría?"
He comprobado que dicha restricción a la libertad de trabajo es recha-
zada por los taxistas individuales que poseen sólo uno o dos autos, pues
son ellos los verdaderos amantes de la libertad para emprender y com-
petir. Obviamente, esta restricción es apoyada por el 'empresario corte-
sano', que busca la protección de la autoridad para enriquecerse; en
este caso, por los dueños de una flota de taxis colectivos que han podi-
do formar un grupo cerrado y cohesivo para monopolizar algunos reco-
rridos. Ellos fueron quienes entablaron una guerra en contra de los 'pira:-
tas' que se atrevieron a incursionar en esos recorridos para arrebatarles
el 'botín', recogiendo pasajeros deseosos de pagar por sus servicios como
colectivo, y presionaron a la autoridad para obtener que se eliminara/a
competencia de los taxistas más emprendedores que, en las horas de
punta, se convertían en taxis colectivos y ayudaban así a satisfacer la
demanda de los santiaguinos.
Con asombro y pesar me entero de que nuevamente se toman medidas
para restringir la competencia y coartar la libertad de trabajo y de elegir
para los santiagunos. Me dicen que el Ministerio de Transportes y Teleco-
municaciones ha decidido limitar el número de permisos que autorizará
para taxis colectivos, otorgándoles así el poder para convertirse en un mo-
nopolio aún más efectivo para la explotación del indefenso consumidor.
Dicha determinación responde algunas de las interrogantes que hacía
en la citada columna, que transcribo: "¿Serán estas medidas el primer
paso para volver a un sistema protegido y controlado por la autoridad,
en que ella tenía el poder discrecional de controlar no sólo el núm~ro
total de taxis en cada ciudad sino también el número y recorrido de
1

colectivos y buses urbanos e interurban.os1 e incluso de crear sindkatos


y cooperativas a los cuales entregaban mercados cautivos y franquicias
de importación de vehículos? En San José de Costa Rica, donde el nú-
mero de taxis está controlado por la autoridad y existen dichas limita~
dones y también franquicias de importación e/derecho a tener un taxi
('conseguirse' una patente de algún taxista que haya decidido abando-
nar el mercado) cuesta 1O mil dólares¡' en Nueva York, ese mismo dere-
cho es de 80 mil dólares. ¿Se quiere llegar a lo mismo en Santiago? ¿Se
usará nuevamente a Carabineros de Chile para controlar una disposi-
ción que limita la libertad de traba¡o establecida por nuestra Constitu-
ción? ¿Deberá nuevamente el pueblo chileno andar colgado como
mas de los buses en ciertos recorridos?
158 A veces el gobierno permite que algunos pn·t io, '"" 1·11g,11wn

la mayoría si/pnciosa clehe ciar a (rnwu" .,u < !/ >i111r Jll .i /,1 ,wtorid,Hf so-
hre meclirias r¡ue henefici<1n <1 WU/H>s Of};,rni/,/1/u, <'fl rlesmedm efe las
mayorüs. C)uisiera ,mimarlo a usterl p<1r,1 r¡u1• 1•,uih1 una carta al Minis-
tro de hans¡Jortcs manifest;ínrlo!e su rec/1,uu ,1 <',l,1 mcclicla. Mientras
mayor sea el mímero de e/fas, mayor ¡mJh.1l>ilir/,1</ trncrnos ele contr,1-
rrestar el JJOcier cif' los empresdrios cortes.mu~.

XIII. Monopsonios
l'.1mbién h,1brcÍ monopsonios (monopolios de dl'm,rnd,1 o de un solo com-
prndor) naturales, como SL'rÍ,1 el G1s0 de unci min,1 l'st,1bll'cida en un lugm
muy ,ill'jMlo Lk los cl'ntros pobhdos o de un nwlino que es el único que
compr,1 el trigo ,1 productorL'S ,1isl,1dos. Pero, los h,1\' t,irnbién protegidos l'
incluso incentiv,1dos por los Estc1dos, tales como los L'st,mcos que estm-ic-
ron tim de rnmfa en t•I pns,1do, El monopsonist,1 qu('IT,Í emplear (compr,1r)
menos trnlx1j,1dores (insumos o bil'nes) que lns Gllltid.ides socialmente (1p-
timils, pues su excedente privado disminuiní si rnmpril (contrata) rn,ís, si
bien ello ilUlllL'nl,11-;í L·I co1-rL•spondiente excedente social. ¿Es esto obvio 7

Nos cxplicML'lllos, Lo l'Sl'JKi,11 del monopsonist,1 L'S que éste puede, llll'-
di,rnll' l,1 ,1cci(m dl' l'mpk,ir (comprar) más o mcllllS trabajadores (bienes o
insumos) ,1k•chir L'I s,1lc1rio (pwcio) al cual contr,ll,1 (compra). Por ejemplo,
un,1 min,1 l'll un lug,1r 1n'líndito tendría que p,1g,1r mayores salarios pnr,1
illlllll'lllM su lucr,,1 l,1hm,1l, lo cual no es cierto para una ernpres,1 ubicilb
L'il un,1 ciud,1d, l,1 rn,11 p,1g,1d el salario que ,1hí impera, cualquicrn SL'<l su
ni\'cl dL· 01nlr<1l,Kil'm, f1lll'S h,1y "muchos" empleadores y "muchos" tr,1L1i1-
j,1dorl's qul' p,1rticif1,1n L'll l'SL' mercado.

Uig,1mos qul' lii mill,l l'lllpk,1100 trab,1jadores al salario de$ 1 ()()(), sicmfo
quL' ,1 l'Sll' s,1L1rio no h,w n,1die rncÍs dispuesto a trasladcirsc ,1 L'S,1s "lronll'-
r,1s"; por lo l,rnto, si l'll,1 quisiera aurnentm su fuerzc1 de lr,1b,1jo, SL' Vl'riÍ
oblig,1d,1 ,1 ll'1wr ljll(' subir el salario. Digamos que si dcscn ,1hor,1 tcncr 12.tl
trnb,1j,1clows, ddw subir el salario h,ista $ 1.100, jil todo,-; L'llos 1 ¿Cu,ínto I('
cosllí Cl!lllr,1t,ir los 2.ll trnbajildores adicionales? Ex,1cl,1ml'llll' 'ii I h(Hl c,1d,1
uno: su pl,lllill,1 L'S ,1hm,1 $132 000 en lugar de$ ll)() ()()() v su ful'r,,1 l,1bm,1I
numL'llllÍ L'll 2.0 tr,1b,1jadores (32/20 = $1 600). A::;í, L'll,1 110 rnnlr,1t,1riÍ n L'Slos
tr,1b,1j,1dlm's ndicionales si su contratación no il' gl·ncr,1 un ingrl'SO ,1dicio-
n,1l l IL· ¡1or IL) mcnos $ 1 600 por cada trnl1i1jndor. ~i Slílo gl'1wr,1 r,1 'ii 1 'i(l() por
XIII. Monopsonio, 1,,,

trabajador, no las contratc1ría; sin embargo, siendo que el costo socic1I (s,11.i-
rio de retención) de estos trc1bc1jadores es menos que los $ 1100 qm' c1d.1
uno exige par21 trc1s!cldc1rse a la frontera, c1l país (a la sociedad) sí qm' 1L,
conviene que ellos trnbajen en la rnin,1, pues h,1cerlo genera un beneficio Lk
$ 30 000 (=$1 500 X 20) c1 un costo ele a lo más sólo$ 22 000 $1100 X 20):
la sociedad deja de percibir un excedente social de por lo menos$ 8 000 . El
rnonopsonistc1 no les contr,lta pues, si lo hiciera, su excedente privado dis-
minuirL1 en $2 000 (= 1 500 X 20-1 600 X 20).

Respecto de los monopsonios, los c,1sos m,ís dr,1rnMicos se refieren a los


que los Estados ejercen sobre h1s fuerzas c1rmadas y de orden, como c1sí tam-
bién sobre los médicos y sobre los profesores en m1uellos pc1íses donde éste
es su princip,11 (o único) empleador en hospitc1les, escud,1s y uniVL'rsidades
del p,lÍS.

Rcsu1ucu: lil monopolisli1 tencler,í ,1 producir lllL'nos que el óptimo


soci,1I. El monopsonist,1 temkr,í ,1 contrilt,1r un,1 rnnticbd ck insumos
que L'S menor que L'I óptimo soci,11 de contrclt,1ción, induciendo ,imbos
un,1 asignación ineficiente de los recursos del p,1ís

1. MONOPSONIO, MÉDICOS Y PROFESORES


(17 de septiembre de 1987)

El monupsonio es un monopolio efe cfpmancl,1: uno o /locos clem,mclan-


tes de un determinado /Jien o servicio. Fueron famosos los monopsonios
CJt•adc!s y ¡Hotegielos por los imperios a través ele oficinas, estancos y
em¡Jresas ele cortesanos a los cuales los monarcas entregaron el mono-
polio de com¡Jrar lo exportado por sus colonias, extrayendo ele ellas lo
r¡ue los economistas llam,1mos /,1 'exelotación ele/ monopsonista'. Por
ejem¡Jlo, Esp<111a monopolizó nuestro comercio exterior y de paso, nos
legó cm¡Jresarios cortesanos y la mala costumbre efe que el poder y los
favon?s ¡Jolítirns son fuentes ele ingresos. De hecho, muchos movimien-
tos incfepencfentistas tuvieron su origen en el deseo ele abrir las colonias
al li/m,· rnmerciu ¡Jara evitar la explotación de que eran objeto.
Hay poder mono¡mínico ele algunos molinos hacia sus proveedores ele
/rign. Este poder (uc ¡Jrotegido ¡)()r los gobiernos chilenos mediante el
artificio ele limitar las im¡JOrtaciones de trigo y la entrada de nuevos
molinos a travc's riel 'fidt', del control ele rlivisas para importar equipos e,
160 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

incluso, hasta 1974, de exigir que quien importara maquinaria nueva


debía destruir o reexportar la que dejaba en desuso. Hay quizás
monopsonio en faenas mineras apartadas y en grandes fundos hacia sus
trabajadores. Pero el más obvio de los casos ele un poderoso monopsonio
es el que por decenios ha ejercido el Estado hacia los médicos y el pro-
fesorado, permitiéndole fijar remuneraciones que suponen una explota-
ción de dichos profesionales.
¿Cómo atacar, o bien, defenderse del monopsonio? Primero, organizán-
dose los 'explotados' en asociaciones o sindicatos (monopolio) para ne-
gociar colectivamente con el monopsonista y as( contrarrestar su poder.
Segundo, eliminando las disposiciones legales que limita el número de
potenciales demandantes en esos mercados cautivos, es deci,~ permi-
tiendo una mayor competencia interna y externa. Por ejemplo, la liber-
tad que hoy existe para exportar madera en forma de rollizos -lo cual,
aunque usted no lo crea, estaba prohibido hasta hace menos de 30 años-
fue una forma de destruir el monopsonio que tenían los elaboradores
nacionales de pulpa y madera, los cuales han debido ahora modernizar-
se para poder competir con el exterior. Tercero, para casos como el de
los molinos, el gobierno podrá fijar un precio de equilibrio competitivo
para el trigo o establecer un poder comprador paralelo. Sin eluda que el
último mecanismo jamás será usado por el gobierno central para des-
truir su poder monopsónico hacia profesores y médicos.
El primero, la formación de una asociación colegio o sindicato de pro-
1

fesores y médicos, será el camino preferido por el ejecutivo tradicional,


por los políticos y por los líderes y cúpulas políticas del gremio y sus
correligionarios. Estos hombres, que si bien son solidarios -especial-
mente entre ellos mismos- son también por naturaleza busqui/las,
evaluadores y maximizadores de su beneficio personal. Así, la negocia-
ción otorgará al poder central la posibilidad de ganarse el favor de quie-
nes 'representan' al gremio, y beneficiará principalmente a las cúpulas y
a quienes estén 'bajo ese paraguas', de suerte que al mediocre le con-
vendr,i integrar y apoyar a la cúpula para cob,j'arse bajo ella, ascender
luego por el escalafón y beneficiarse del reparto de puestos públicos
acordados con el poder central en las organizaciones de salud y de edu-
cación pública.
El segundo, que se logra con privatizar y municipalizar los servicios
educacionales y de salud -manteniendo el acceso gratuito a la educa-
ción y salud básicas-, es el mecanismo más eficaz, eficiente/ justo y
definitivo para destruir el monopsonio del gobierno centra( pues pro-
XIII. Monopsonios 161

moverá una competencia por mejores profesionales y acercará a la co-


munidad el poder para controlar y decidir sobre el nivel y calidad de los
servicios recibidos por e/la.

2. MONOPSONIO Y PRIVATIZACIÓN
(24 de septiembre de 1987)
Los Ministerios de Salud y de Educación constituyeron por décadas po-
derosos monopolios de demanda en el país, 'explotando' a profesores,
médicos y personal de hospitales mediante la fijación de sueldos bajísimos
por sus servicios en establecimientos públicos y limitando la competen-
cia de establecimientos privados en esos sectores. Para contrarrestar el
poder monopsónico del Leviatán, se formaron asociaciones de médicos
y profesores que negociaron colectivamente con el Estado. Debido al
centralismo y a la concentración del poder gremial en cúpulas más bien
políticas -que negocia también con políticos-, el sistema llevó á con-
ductas, componendas y resultados indeseables para la mayoría silencio-
sa de la comunidad y de aqué/la de cada gremio que no estuviere 'bajo
el paraguas' de turno.
Siendo enorme el número de profesionales que las cúpulas gremiales
representan, la negociación entre autoridades esencialmente políticas
considerará fundamentalmente el interés de dichos 'representantes' y el
de sus correligionarios más cercanos, poderosos e influyentes. Así, se
negociarán reajustes generales de remuneraciones; una estructura pare-
ja (¿democrática?) de sueldos para distintas especialidades; quinquenios
y trienios automáticos; la creación de nuevas posiciones de poder mejor
remuneradas, y se conseguírán ascensos y traslados a mejores plazas
1 1

no sólo en función de méritos académicos y profesionales.


¿Qué incentivo tiene con este sistema el médico o el profesor para so-
bresalir profesionalmente como funcionario público? ¿No querrá el pro-
fesor más busqui/la emigrar a un colegio particular o al sector producti-
vo privado? ¿No querrá la profesora de inglés emplearse como secreta-
ria bilingüe si en la escuela debe ganar lo mismo que otros profesores
cuyas calificaciones no son demandadas por el sector privado? ¿Quié-
nes, si no los más enamorados de la docencia o los más mediocres,
querrán quedarse en ese sistema inflexiblemente burocrático? ¿A quién
le alega el padre del alumno y el paciente sobre la calidad del servicio
recibido? ¿Cómo puede el pueblito de Peloti/lehue 'conseguir' mejores
profesores y médicos en un sistema en que las decisiones se toman
162 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen

centralizadamente? ¡Sólo en Santiago, a través de la cúpula gremial o


directamente si tiene un 'pasaporte' para llegar a los pisos apropiados de
los Ministerios de Educación y de Salud!
La municipalización y privatización de la salud y la educación significa-
rán mayor libertad de elección para todos y mejores sueldo~ para los
'que se la pueden'. El ciudadano común y los profesionales tendrán más
fácil acceso a la autoridad y podrán reclamarle sobre la calidad del ser-
vicio recibido de tal o cual funcionario, con nombre y apellido, y po-
drán soplarle el dato de que algún profesional o funcionario de otra
comuna o del sector privado es estupendo y que debe tratar de 'levan-
társelo'; la profesora de inglés podrá negociar un mejor sueldo en la
eventualidad que haya recibido una oferta del Citibank y el alcalde se
lo otorgará sí ella es una buena profesional y es apreciada por sus alum-
nos y apoderados.
Son miles los casos en que como resultado de la competencia introduci-
da por la privatización y municipalización de la educación, buenos pro-
fesores han obtenido mayores sueldos y mejoras físicas de sus estableci-
mientos en comunas donde la educación es prioritaria. Pero son dece-
nas de miles los casos en que los beneficios del sistema aún no se hacen
realidad. Con el tiempo los alcaldes interpretarán mejor los deseos de
sus comunas y asignarán sus fondos conforme a ellos. Los padres com-
prenderán que tienen el poder para influir sobre las decisiones del alcal-
de e incluso 'votar con los pies', trasladando a sus hijos a escuelas, hos-
pitales y consultorios mejor dotados y atendidos, y los profesores y mé-
dicos ganarán la libertad de poder cambiar más fácilmente de jefe, sin
tener que rendir pleitesía a cúpulas ni a monopsonista alguno.
CAPÍTULO

... Y otras veces


el gobierno hace
mentirosos a algunos

precios

En este capítulo vamos a considerar precios que, como delincuentes juveni-


les, defraudan a la sociedad por haber sido inducidos a ello; pero ¡no por
su propia naturaleza! A diferencia de los precios estudiados en el capítulo
anterior, estos precios tienen todos los atributos para ser "mensajeros de la
verdad"; no fueron engendrados por un monopolio natural o por un
monopsonio natural, su madre no es una externalidad ni su padre un bien
público, pero fueron pervertidos por acciones tomadas por una autoridad y
terminaron mintiendo. En los casos considerados en el capítulo anterior, los
precios son mentirosos por un "pecado de omisión" de parte del Estado,
mientras que en este capítulo los precios son mentirosos porque el Estado
comete un "pecado de acción".

Antes de proseguir, queremos destacar muy enfáticamente que las


externalidades y otras razones que sin la intervención del Estado llevarían
a que en el mercado se establecieran precios mentirosos, constituyen una
verdadera excepción. Y, recuérdese, la ¡excepción confirma la regla de que
en mercados competitivos y abiertos al exterior, los precios que se esta-
blecen son verdaderos, es decir, son precios no mentirosos!

Fíjese en lo que tiene puesto; mire los objetos que tiene a su alrededor, y
piense en lo que comió hoy; estamos seguros que en ninguno de esos bienes
se ha producido una externalidad tal que sus precios sean mentirosos; qui-
zás, en unos pocos, el Estado ha permitido acciones monopólicas o
monopsónicas y, dependiendo del país en que esté, los precios de la electri-
cidad, agua potable y gas podrían o no ser mentirosos, ya sea por pecados
de omisión o de comisión.
164 ... Y otras veces el gobierno hace mentiro.,o, .i .ilguno, prn im

Los profesores de Economía solemos cornL·ll'r t·l t'ITt ,r dt• dedicarle demasia-
do tiempo a las situaciones de excepción. l 01110 lu son los casos de
ex ternalidades y de situaciones de m(mu~1ul Ít, v 11H 11H lpsonio natural, incul-
cándole al alumno la creencia de que éstos S()ll rn,1;. ln·n1L•11tes de lo que son
... cosa que no es cierto. No obstante, los cc1,.;(),-, qut· ;.t• \'l'I\Ín en este capítulo
sí que son frecuentes ... y, lamentablenwnk. Lll'111,1,,ic1do frecuentes.

l. Una mentira muy especial


Consiste en h,1cer que los productores respond,111 t) re,1ccionen a un precio y
que los demandantes lo h,1gan por un precio d islinlo para el mismo bien o
servicio. Este fenómeno sucede cuando exislL'll impuestos o subsidios.

En el primer caso, los dl•m,l!ldantes responden c1 un precio mayor (y en l'I


segundo cisu responden a un precio menor) qt1L' el que gobierna las deci-
siones de los productores. Si hay un impuesto de $5 por unidad de produc-
to, el precio que guía las decisiones de los dem,mdanles (el precio que ellt1s
pagan) será exactamente $5 mayor que el precio al que responden los pro-
ductores (el precio que L'llos perciben). Si hay un subsidio del $5, la sitm-
ción es al revés: el precio que pagan los demandantes será $5 menor que el
percibido por los productores.

Digamos que el precio de un producto, sin impuestos, es de $100. Si estable-


CL'r el impuesto hiciera subir el precio al consumidur en $5 (y por lo tanto, si
el precio al productor quecbra en $100 aún en presencia del impuesto), los
consumidores en gener,11 reducirían su ecrntidad demandada (porque aho-
r,1 el precio relativo del bien grnvado es $5 m,ís caro, respecto de cualquil'r
otro bien), mientras los productores mantendrían la misma cantidad ofreci-
cfo que antes del impuesto (porque el precio que ellos perciben se habría
rn,1ntenido const,11lte en los $100 ... ¡quiz,ís ni siquiera se enterMon de su
L'xistencia 1)

En olr,1s pal,1brns, respondiendo cada uno al precio que le interesa, unos


quieren dem,1mfar rnenos que la cantidad que los otros ofrecen. Est,1 situa-
ción no es de• equilibrio, ya que los productores se encontr,1rí,lll con canti-
Lfades ofrecid,is LjUL' no pueden vender, pues no tienen dernandantl's p,1r,1
L•l l,1s.

¿Cómo trn t,11\Ín los oferentes de resolver este problem,1 7 Lo ha r,ín dL' la únic,1
maner,1 posible: induciendo a que los consumidores demanden una m,iyor
c,mticL1d b,ij,índoles un poco (digamos $1) el precio del producto. Esto h,ice
l. Una mentira muy especial l <,r,

que, aun con el impuesto de $5, el precio para los consumidores hava subi-
do a $104 (ya que los productores absorben parte del impuesto a ti:avés dl'
un,1 caída de $1 en su precio). Entonces suceden dos efectos: (1) los consu-
midores ya no reducirán tanto h1 cantidad demandada y, al mismo tiempu,
(2) los productores ya no querrán ofrecer la misma cantidad que sin el im-
puesto (ya que ahora el precio es $99 -$1 menos- y, por lo tanto, no les
resultará atr,1ctivo producir tanto como antes).

Como result,1do de estos dos efectos, l,1s cantidades demandadas v ofreci-


cfas y,1 no est,ir,ín t,1n separadas entre sí como lo hubieran est,1do si ~I precio
hubiera subido $5 p,1r,1 los demanchrntes y no hubier,1 bajado en absoluto
pílra los oferentes.

Rep,1rtiendo l,1 carg,1 del impuesto corno en el ejemplo ,rnterior, $1 ,1 cargo


de' los productores y $4 a cargo de los consumidores, ¿se habr,í ,1lcanzado
un nuevo equilibrio? Es decir, a los nuevos precios l más b,1jo que el ini-
ci,11 pcirn los productores ($99) y $4 1rnís alto que el inicial p,ira los consumi-
dores ($!()4)-, ¿coincidirán las canticic1dL'S que unos quieren demandar con
Lis que los otros quieren ofrecer?

Es posible. Y si así fuer,1, diremos quL' se alcanzó un nuevo equilibrio con


un,1 ccintiLbd dem,1ncL1da y ofrecid,1 menor qul' L'n el equilibrio inicial sin
impuesto, y que la incidencia del mismo L'S de $4 sobre los consumidores y
$ l sobre los prod uctures.

Pero t,1rnbic'n es posible que todavía la cantidad ofrecid,1, a un precio $1


nwnor que el original, siga siendo mayor que la cantidad demandada a un
precio $4 rn,1yor que el original. Es decir, es posible c1ue los productores
toLfavía se encuentren con cantidades ofrecidas que no tienen demandan-
tes. Esto signific,1 que para rl'solver este problern,1 los productores bajarán
otro poco su precio (o sea, absorbenin un poco m,ís del impuesto) basta
llegc1r a una situ,1ci(m de L'quilibrio (en la cual, quiz,ís, L'I precio para los
productores SL'rÍ,1 dl' $9<'->-$2 nwnor que sin irnpUL'sto-y para los consumi-
dores .sl'rÍ,1 de $10] -$] mayor llUl' sin impuL'slo-).

¿Qué pasc1rí,1 si hacl'mos L'l r,1zon,1miento ,11 revés, es decir, si comenzamos


con lc1 hipótesis quL' l'i precio nl'to percibido por los productores baj,1 en S:i,
es dl'cir, ,1 S957 En tcil ec1so, l'I prl'cio p,1g,1do por los consumidores no varic1-
ría, y ellos por lo tanto no cambi,irían su cantidad demandada. Pero ,1 un
precio $5 menor quL' ,rntes, los productores sí que variarían su ecrntid,1d
ofrecida, l,1 cu,11 se esper,1 que disminuirfa. Por lo tanto, esta situ,ición 1m t·~
de l'quilibrio, va que no Sl' cumple que las cantidades que unos quit·n·11
166 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

demandar-¡al precio de $100!-coincidan con las que los otros quieren ofre-
cer -al precio de $95-: los demandantes se encontrarían que la cantidad
ofrecida no alcanza para satisfacer sus requerimientos. Esta demanda insa-
tisfecha haría subir el precio, por lo que los consumidores terminarían pa-
gando parte del impuesto, y se llegaría exactamente al mismo resultado de
los párrafos anteriores, ¡no importando quién esté pagando físicamente el
impuesto a la tesorería, o si el impuesto es a la producción o al consumo
del bien en cuestión! Éste será finalmente pagado de hecho en forma gene-
ralmente compartida: la llamada "incidencia " del impuesto será general-
mente compartida entre productores y consumidores, salvo que se trate de
bienes llamados "transables": productos importados o de exportación, ya
que sus precios son establecidos en el mercado internacional. Así, un im-
puesto a la producción de un bien exportable será enteramente pagado por
el productor doméstico, mientras que uno sobre el consumo de un bien
importable, sólo por el consumidor nacional.

Para los bienes no transa bles, por lo tanto, un impuesto sobre él perjudica-
rá a demandantes y oferentes, para beneficio de las arcas fiscales.

¿Y si se trata de un subsidio? ¿Puede legislarse que un subsidio beneficie


sólo a los productores (o sólo a los consumidores)?

Un subsidio de $5 por unidad, para el mismo ejemplo, hace que el precio


cobrado (recibido) por los oferentes sea $5 mayor que el pagado por los
demandantes. Si el efecto del subsidio fuera sólo hacer subir a $105 el pre-
cio cobrado por los oferentes (dejando inalterado en $100 el precio pagado
por los demandantes), en general aumentaría la cantidad ofrecida, pero no
así la cantidad demandada. Los oferentes resuelven este problema bajando
el precio (trasladando con ello parte del subsidio a los demandantes) para
inducirlos a aumentar la cantidad demandada y absorber así su mayor pro-
ducción. En síntesis, independientemente de la intención legal, un subsidio
en general se reparte (tiene una incidencia) entre demandantes y oferentes,
beneficiándoles a ambos, siendo que el Fisco es quien lo financia a través de
aumentar impuestos o reduciendo otros gastos. Para el caso de bienes
transables, el subsidio al consumo de importables será enteramente capta-
do por los demandantes (quienes verán reducidos sus precios en el monto
del subsidio) y, para el caso de uno sobre la producción de exportables, éste
será íntegramente captado por los oferentes, que percibirán un precio au-
mentado en exactamente el monto del subsidio.

Para los bienes no transables, por lo tanto, el subsidio por lo general bene-
ficiará a oferentes y demandantes, a costa de las arcas fiscales.
11. El que reacciona menos, pierde más con el Impuesto 167

11. El que reacciona menos, pierde más


con el Impuesto y gana más con el subsidio
¿Quién termina pagando los impuestos a los bienes: el consumidor (a tra-
vés de mayores precios), el productor (a través de menores ganancias) o los
factores productivos (a través de menores remuneraciones)? ¿A quién per-
judican las contribuciones de seguridad social y los aportes jubilatorios, a
los empleados o a los empleadores? ¿Puede legislarse que un impuesto sea
pagado sólo por los productores (o por los consumidores)?

En lo que sigue demostraremos que sobre quien recae el impuesto (es decir,
qué parte pagan los consumidores y cuánto los productores) es un asunto
que depende solamente del mecanismo por el cual el mercado (la oferta y
la demanda) busca su nueva posición de equilibrio.

En particular, la incidencia no depende del texto de la ley que haya sancio-


nado el impuesto o el subsidio, ni de las intenciones del legislador. Éste no
está en condiciones de establecer, por ningún instrumento legal, que tal o
cual impuesto lo pagan los productores, o los consumidores o quienquiera
que se le ocurra, como así tampoco que el subsidio venga a beneficiar a
unos más que a los otros.

Suponga que la ley estipulara que el impuesto de $5 a un cierto bien lo


pagará solamente el productor "para no encarecer indebidamente el costo
de la vida y hacer justicia al sufrido consumidor ... " (como se dice durante
las campañas electorales). Si todo sucediera como lo quiere este legislador,
el productor reduciría la cantidad ofrecida (porque ahora el precio que per-
cibe es $5 menos que sin el impuesto) y el consumidor mantendría la canti-
dad demandada (porque el impuesto no afectaría el precio que él pagaría),
y en consecuencia habría una demanda insatisfecha que haría subir
automáticamente el precio hasta que se establezca un nuevo equilibrio en
ese mercado, p,1gando ambos el monto del impuesto.

Habiendo establecido que la medida en que demandantes y oferentes se


perjudican con un impuesto (o se benefician con un subsidio) depende ex-
clusivamente del mecanismo por el cual el mercado busca su nuevo equili-
brio, surge la pregunta verdaderamente interesante: ¿Qué hay adentro de
ese mecanismo que hace que un impuesto (o subsidio) perjudique (o bene-
ficie) más al demandante que al oferente, o viceversa?

Lo que hace que uno de ellos se perjudique menos ante un impuesto es Sll
capacidad de reacción ante variaciones en el precio (técnicamente, esli\ ,:u-
168 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

pacidad se denomina "elasticidad precio" de la demanda o de la oferta,


según corresponda). Si, por ejemplo, la demanda tiene más capacidad de
reacción que la oferta, el impuesto perjudicará menos a los demandantes
que a los oferentes. La razón es que si los demandantes tuvieran que afron-
tar un alza 'muy grande' del precio, reaccionarán dejando de comprar 'mu-
cho', pues tienen más alternativas disponibles (consumir otros productos
substitutos, postergar el consumo, etc.); pero, ante la perspectiva de que-
darse sin clientes, los oferentes (con menor capacidad de reacción, por hi-
pótesis) se adecuarán aceptando un menor precio y resultarán ser más
perjudicados por el impuesto que los demandantes.

Otra manera de verlo es imaginando que los oferentes dispusieran de una


cantidad fija que forzosamente deben vender (por ejemplo, se trata de una
cosecha ya levantada -o sea, la cantidad ya está fija y es independiente del
precio- y es un producto perecedero, como los tomates). En estas circuns-
tancias, los oferentes carecen de capacidad de reacción; no hay nada que
puedan hacer excepto vender "a cualquier precio". Si ahora se sanciona un
impuesto de $5 sobre este producto, lo más probable es que todo el impues-
to recaiga sobre los oferentes (el precio cobrado caiga en exactatnente $5),
porque de lo contrario (es decir, si los consumidores tuvieran que pagar
aunque sea un poquito más que el precio original) quedaría una parte de la
producción sin vender ... y esto es, precisamente, lo que los oferentes quie-
ren evitar. (Podría quizás subir en algo el precio de los tomates si es que a
los oferentes les cuesta levantarlos más de lo perciben por su venta en el
mercado, después de pagado el impuesto).
11. El que reacciona menos, pierde más con el Impuesto 169

Si los que tienen poca capacidad de reacción son los demandantes, ellos
terminarán pagando la mayor parte del impuesto. El razonamiento es si-
métrico al del caso anterior: Dado que, aún en presencia del impuesto, ellos
siguen demandando prácticamente la misma cantidad que antes, los
oferentes no sienten la necesidad de bajar ni un poquito su precio (pues sus
ventas no se han visto afectadas por el impuesto). En otras palabras, la úni-
ca "amenaza" que los demandantes pueden usar para que los oferentes
absorban parte del impuesto es: "miren que si no lo hacen reducimos nues-
tra cantidad demandada, y ustedes se quedarán con producción sin ven-
der". Pero esta amenaza no se puede hacer si uno va a demandar "si o si".
¡Todo el impuesto será en este caso pagado por los demandantes!

Imagine un producto muy difícil de substituir, por ejemplo un medicamen-


to o la sal, debido a lo cual la cantidad demandada de él no responde "mu-
cho" a cambios en su precio. Si además este producto representa una fracción
mínima de los gastos de los consumidores, entonces con mayor razón la
cantidad demandada responderá "poco" a cambios en su precio. Como nadie
gasta una fracción importante de su ingreso en sal y además es un producto
muy difícil de substituir, la cantidad demandada no ha de responder
significativamente a cambios en su precio, y se dirá que la demanda por sal
tiene una bajísima elasticidad precio. En estas circunstancias, un impuesto
sobre este producto será casi completamente absorbido por los consumido-
res, ya que ellos no están dispuestos a reducir la cantidad demandada aun-
que deban pagar el impuesto, mientras que los oferentes (por hipótesis) sí
que lo están, y de hecho la reducirían por debajo de la cantidad demandada
si bajara el precio que ellos cobran (por causa del impuesto). Esto generaría
una demanda insatisfecha, la cual haría subir el precio hasta que los pro-
ductores volvieran a percibir el precio que cobraban sin el impuesto; así, los
consumidores terminarán pagando en este caso la totalidad del mismo.
¿Quién paga el impuesto sobre las tierras agrícolas? ¿Sobre las casas ya cons-
truidas? ¡Piénselo!

Así corno los que tienen menos capacidad de reacción (cuyas demandas u
ofertas tienen menor elasticidad precio) son los que más se perjudican con
un impuesto, también son los que más se benefician de un subsidio.

El razonamiento es análogo a los anteriores. Imagine que el gobierno deci-


de pagar a los oferentes $5 por unidad producida, además del precio que
cobren de los consumidores, y que se trata de un producto cuya oferta tiene
una enorme capacidad de reacción (alta elasticidad precio de la oferta). Es
decir, que se trata de un producto en que apenas sube un poquito su precio,
170 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

aparecen nuevos productores deseosos de inundar el mercado con el pro-


ducto, y también los productores ya existentes encuentran muy fácil y atrac-
tivo expandir su cantidad ofrecida en respuesta a dichos aumentos de precios
(aunque sean pequeños).

En estas circunstancias, entonces, gran parte del subsidio termina benefi-


ciando a los consumidores; de lo contrario ¿qué los induciría a comprar las
cantidades adicionales que los oferentes volcarán al mercado en respuesta
al subsidio? Si ellos no aumentan su cantidad demandada, los oferentes
(que estuvieron tan dispuestos a aumentar la cantidad ofrecida) se queda-
rían con producción sin vender y esto, a su vez, hará bajar automáticamente
el precio. Es decir, el sector productivo transferirá automáticamente parte
del subsidio a los consumidores. Y la parte que se transferirá será más gran-
de cuanto mayor sea la elasticidad precio de la oferta (o cuanto menor sea la
elasticidad precio de la demanda).

Si los que tienen una enorme capacidad de respuesta a cambios de precio


son los consumidores, el subsidio beneficiará más a los oferentes. El me-
canismo de mercado que produce este resultado es simétrico al caso ante-
rior: si apenas baja un poquito el precio los consumidores aumentan drásti-
camente su cantidad demandada, los oferentes exigirán que el precio del
producto suba lo suficiente como para poder abastecer esa nueva cantidad
demandada. Por lo tanto, serán los oferentes -que en este ejemplo tienen
menos capacidad de respuesta a los precios-, quienes más se beneficiarán
del subsidio.

111. Las consecuencias de la mentira inducida


por Impuestos y Subsidios discriminatorios
Debido a que los productores se guían por un precio que ha bajado como
consecuencia del impuesto, y los consumidores se guían por uno que ha
subido, los dos protagonistas del mercado llegarán a la misma conclusión:
quieren producir, y también consumir, menores cantidades del bien grava-
do. Y desvían su producción y su consumo, respectivamente, hacia otros
bienes que en principio y de hecho no hubieran sido seleccionados por
ellos si no hubiera aparecido el impuesto bajo estudio.

Por ejemplo, un impuesto a la Seven Up (o un subsidio a la Coca Cola) indu-


cirá a los productores y consumidores a cambiarse de la una a la otra y, en
vez de seguir produciendo y consumiendo, por ejemplo, 500 000 botellas
IV. Neutralidad es el concepto clave 171

semanales de cada una, pasarán a producir y consumir 300 000 de Seven


Up y 700 000 de Coca Cola.

Lo importante de entender aquí es que antes del impuesto, ellos también


hubieran podido, si lo hubieran querido, cambiarse de la una a la otra, pues-
to que nada" obligaba" a productores y consumidores a adherirse al número
500 000. El hecho de que no lo hicieran revela que la combinación "mitad y
mitad" era la preferida por la comunidad de bebedores y productores de
refrescos. Por lo tanto, la combinación "trescientos y setecientos" tiene que
haber sido considerada por ellos como inferior; ya que pudiendo haberla
elegido, no lo hicieron y prefirieron la otra combinación: la combinación 300-
700 ¡debe haber disminuido el bienestar de consumidores y productores!

Y esta es, precisamente, la consecuencia y el efecto que tiene el hecho de es-


tablecer subsidios e impuestos distorsionan tes o discriminatorios sobre unos
productos y no sobre otros, a diferencia del IVA generalizado y con tasa uni-
forme, el que tiene la virtud de no ser distorsionante, ya que los grava a to-
dos por igual y, por lo tanto, no afecta sus precios relativos. Tratándose de
un impuesto distorsionador, sin embargo, éste induce a producir y consu-
mir menos de aquellos bienes que valen más de lo que cuesta producirlos;
tratándose de un subsidio distorsionador, induce a producir y consumir más
de aquellos bienes que valen menos de lo que cuesta producirlos.

IV. Neutralidad es el concepto clave

A nadie le gusta pagar ningún impuesto. Con todo, existen impuestos peo-
res que otros: ya sea porque se evaden con mayor facilidad; porque provo-
can mayores injusticias sociales (recaen más sobre el ingreso o patrimonio
de los más pobres) o porque son menos neutrales que otros impuestos alter-
nativos. Las dos primeras razones para calificar de "peor" a un impuesto
determinado son obvias y bien entendidas por los políticos y sufridos con-
tribuyentes, por lo cual no vale la pena considerarlas en más detalle. En
cambio, la tercera es un poco más sutil y tan importante como para merecer
una atención especial.

¿En qué consiste la "neutralidad de un impuesto", cuya ausencia hace que


califiquemos de "peor" al impuesto que carece de ella?

La neutralidad de un impuesto consiste en que los sacrificios que éste le


impone a la comunidad debieran ser exactamente iguales a lo recaudado
172 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

por el fisco en virtud al impuesto considerado: que lo que pierden los con-
sumidores y los productores con motivo del impuesto, sea exactamente com-
pensado por lo que recauda el fisco. De ahí el uso de la palabra "neutralidad":
el resultado final de compensar los sacrificios para la comunidad con el
beneficio de la recaudación fiscal correspondiente, es "neutro".

Un ejemplo de impuesto neutral sería un IVA de cobertura generalizada y


de tasa uniforme (digamos 20%): de este modo, todos los productos finales
resultarían gravados proporcionalmente a sus precios, de lo cual surge que
los precios relativos no se verían afectados y ningún consumidor desearía
alterar la composición de sus gastos para acomodarse a una situación nue-
va de precios relativos. Las únicas alteraciones serían las emergentes de la
necesidad de reducir el total de sus gastos de consumo en un 20'½,, que es
exactamente lo recaudado por el fisco. Debemos destacar que este impues-
to no es completamente neutral, puesto que su existencia sí que puede afec-
tar la decisión que tornen las personas respecto de cuánto consumir versus
ahorrar, como así también la de cuánto tiempo destinar a trabajar versus no
trabajar (o tiempo libre).

Por el contrario, consideremos un impuesto carente de neutralidad, por ejem-


plo, el impuesto al trabajo en la forma de retenciones previsionales que no
están asociadas a los beneficios que obtendrá el cotizante cuando jubile.
¿Por qué es peor que un impuesto neutral? Porque los sacrificios que éste
impone sobre la comunidad exceden la recaudación fiscal. En el ejemplo
propuesto, se sabe que estas retenciones encarecen el trabajo para la empre-
sa y al mismo tiempo reducen el salario de bolsillo para el trabajador. Si una
empresa hubiera contratado a 100 trabajadores en ausencia de retenciones,
contratará solamente 90 en caso de existir tales retenciones y aumentará el
uso de otros insumos no sujetos al impuesto para substituir la mano de
obra que ha sido artificialmente encarecida con relación a los restantes in-
sumos. Dichos trabajadores "despedidos" del sector formal, se emplearán
"por cuenta propia" o bien en el sector informal, donde pueden evitarse los
aportes y cotizaciones previsionales.

Consecuentemente, el sistema previsional recaudará su impuesto solamen-


te sobre 90 empleos, los cuales sufren un costo igual a lo recaudado; pero,
además se impone a la comunidad el sacrificio inherente a haber inducido a
las empresas a contratar 10 trabajadores menos. Esta reducción en 10 del
número de empleos implica un sacrificio para la comunidad en términos de
producción y consumo, sin que ello genere recaudación previsional al-
guna.
IV. Neutralidad es el concepto clave 173

Un ejemplo más extremo de falta de neutralidad es el de los impuestos pro-


hibitivos. Imaginemos un producto del cual se consumían 1 000 unidades
por mes a un precio que cubría holgadamente los costos de producción, y
cuyo consumo baja a cero como consecuencia de un impuesto específico
suficientemente alto sobre ese producto. Si el consumo cae a cero, la recau-
dación de ese impuesto será cero; el fisco no recaudará nada por ese im-
puesto y, sin embargo, la comunidad (consumidores y productores)
soportará el sacrificio de ver desaparecer un producto que deseaba consu-
mir y producir 1 000 unidades por mes a un cierto precio.

Estos ejemplos ilustran una razón adicional para utilizar la expresión "falta
de neutralidad" al calificar ciertos impuestos como "discriminatorios": se
caracterizan por inducir en los agentes económicos un comportamiento no
neutral y discriminatorio en contra del producto, insumo o actividad que
da lugar al gravamen, y a favor de los productos, insumos o actividades
alternativas no sujetas al impuesto.

Esta interpretación de la palabra "neutralidad" referida a los impuestos,


sugiere inmediatamente las dos características mc'ÍS probables de los impues-
tos neutrales: 1) aquellos que recaen sobre un conjunto tan amplio de pro-
ductos, insumos o actividades que no queda alternativa alguna para
reemplazar a los productos gravados. En efecto, no se crearán discrimina-
ciones (a favor ni en contra) de ningún producto, insumo ni actividad cuan-
do todos ellos sean gravados a la misma tasa, pareja, uniforme y
absolutamente generalizada. 2) Alternativamente, un impuesto será más
susceptible de ser neutral si recae sobre un producto, insumo o actividad que
tiene relativamente pocas alterna ti vas (en producción o consumo), como sobre
la tierra o sobre la sal, por ejemplo. En efecto, la intensidad de la discrimina-
ción (o falta de neutralidad) será más tenue cuanto más difícil sea substituir
el producto en cuestión debido a falta de alternativas.

El ejemplo extremo más tradicional de los textos básicos de Economía es el


impuesto por el hecho de tener cabeza ... o sea, el que tiene cabeza, ¡paga el
impuesto! Este impuesto es absolutamente neutral -salvo para el que ten-
ga inclinaciones suicidas-ya que, por falta de alternativas, no discrimina a
favor ni en contra de ningún otro producto, insumo ni actividad ¡salvo de
las funerarias, que verían adelantada la demanda por sus servicios de parte
de los que tienen inclinaciones suicidas! Un impuesto extremadamente no
neutral sería uno a la posesión de autos rojos, ¿por qué? ¡Piénselo!

Los impuestos existentes a nuestro alrededor son casi siempre ejemplos de


impuestos no neutrales. Los impuestos al comercio exterior (a las importa-
174 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

ciones y exportaciones), son en general impuestos carentes de neutralidad:


para el caso de aranceles aduaneros, el fisco solamente recauda sobre los
montos efectivamente importados, mientras que los consumidores pagan
el impuesto por todo el nuevo nivel de consumo y los productores naciona-
les que sustituyen importaciones "recaudan" aquello que no recaudó el fis-
co, siendo que ahora los montos consumidos son menores que sin el arancel.
Por lo tanto, las disminuciones en tales niveles de consumo debido a los
impuestos aduaneros generan, naturalmente, disminuciones en el bienes-
tar del país y, también, en las divisas disponibles y en el volumen de sus
exportaciones, sin contrapartida alguna en la recaudación fiscal.

Posiblemente debido a la mayor sutileza o sofisticación que tiene el concep-


to de neutralidad de los impuestos, éste es un criterio poco usado por los
políticos y burócratas en las evaluaciones que hacen para establecer im-
puestos alternativos. Sus declaraciones prestan escasa atención a la neutra-
lidad de los impuestos por ellos propuestos, y normalmente se concentran
en los criterios redistributivos y en la posibilidad de controlar la evasión. A
pesar de ser estos criterios más aptos parn ejercer la demagogia, no preten-
demos desmerecerlos sino más bien enfatizar que el criterio de neutralidad
no puede ser ignorado en las propuestas impositivas que no deseen impo-
ner sacrificios innecesarios a la comunidad, en exceso de lo que el gobierno
termina efectivamente recaudando.

No todo impuesto a un bien o conjunto de bienes debe necesariamente ser


distorsionante o distorsionador, sino que puede ser corrector de una
"externalidad" que no solucione el mercado (ver en el Capítulo 3, Teorema
de Coase) o que venga a constituirse en una manera de cobrar por un servi-
cio que se está entregando libre de cargo, un "user tax". Por ejemplo, un im-
puesto a las emisiones de las fábricas que contaminan el aire de un valle donde
existen muchos propietarios sería un impuesto corrector de esta externalidad,
y un impuesto específico a la gasolina y al diesel sería uno que persigue co-
brar por el uso de calles y caminos que hacen los vehículos que los utilizan.

Ejemplos de impuestos correctores serían -además de los que se podrían


imponer a las emisiones de contaminantes (externalidad)-, los que se im-
ponen al consumo de cigarrillos y alcohol (siendo que este último puede
ser considerado un "mal" , cuyo consumo en exceso puede generar terri-
bles externalidades negativas: violencia intrafamiliar y accidentes de trán-
sito cuando no se obedecen los avisos que señalan "si bebe, no maneje" o el
"si maneja, no tome"). Para el caso de las emisiones contaminantes, puede
de hecho establecerse la tasa óptima de impuestos para la emisión desde
IV. Neutralidad es el concepto clave 175

fuentes fijas (tales como chimeneas de fábricas), tal que ellas en su conjunto
decidan libremente -con ese impuesto- no emitir más que la cantidad esta-
blecida por expertos en la materia; pero, más difícil es hacerlo para las fuen-
tes móviles (vehículos). Pero, ¿por qué gravarle el consumo de alcohol a
quien se toma sólo un trago al día o en los fines de semana? ¿Por qué gra-
varle el consumo de cigarrillos a quien fuma a campo traviesa? Considera-
mos que lo que debe castigarse son las consecuencias del consumo excesivo
de alcohol, ¡no su consumo per se!; por la misma razón, debe gravarse el
fumar en presencia de otros, ¡no el mero hecho de fumar!, quizás limitando
su consumo a lugares designados como "sólo para fumadores". (No obs-
tante, le sugerimos volver a leer la sección donde tratamos "Externalidades
por Imprevisión", en el Capítulo 3, pues el impuesto a los cigarrillos podría
quizás justificarse por el hecho de que quien fuma puede no estar ahorran-
do lo suficiente como para poder afrontar los costos de las enfermedades
cardíacas, respiratorias y cáncer que con toda seguridad deberá afrontar
como consecuencia de un vicio tan estúpido -que uno de estos autores es-
túpidamente no ha podido refrenar- y que, por solidaridad, la sociedad
tendría que solventar por su imprevisión).

Las bebidas alcohólicas, los cigarrillos y los automóviles son, en la mayoría


de los países, objeto de tratamientos tributarios especiales. Las siguientes
columnas publicadas en" El Mercurio" ilustran el enfoque económico de
estos impuestos.

1. IMPUESTOS AL PISCOYAL WHISKY


(27 de abril de 1995)

Uno de los postulados universalmente acept~dospor la ciencia>ehi~o-


mica es que no deben introducirse distór~iones sDbre/os,pretio~ qéfe
'naturalmente' imperarían en una economía librt?, abierta 1¡1t~:Kteriory
en que todos los agentes económicos tiene11Ja libertad ~e?x1mpra.~?Je
emprender y de participar libremente enlosmerqado$qt!t1,~e~~e~,;sill
restricciones, regulaciones e impedimentos legales;. Elfo es;'1sí:p13e~/sal;
vo que existan 'externalidades' que no pueden setintemalii:,iJ!l,f,,iJt?.7
vés de la líbre contratación de laspartes, lospreciosrelatívos/:1St.iWft:i,..
dos en esos mercados serán 'no mentirosos';J' fa asignatjón,:efe1G$.1te~,
cursos del país conducirá al mayor nivel de bienestar a/can~a~le.co.n
ellos, dada la distribución personal de/ingreso imperante. La.asignaci<5n
176 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

de recursos así lograda conducirá también a que el crecimiento econó-


mico sea 1eficiente'1 en el sentido que su tasa será la máxima alcanzable
para las condiciones, instituciones y deseos de las personas que confor-
man el país.
De lo anterior se desprende que el /VA parejo a todos los bienes es una
política tributaria'eficiente 1, pues ello no alterará los precios relativos
que hubieran imperado en su ausencia. Es así como fas exenciones al
/VA -las que insistentemente se solicitan para los libros y algunos otros
bienes que sí forman parte de la canasta básica de las familias más po-
bres-, conducirían al establecimiento de 'precios mentirosos y, por lo 1

tanto, a una mala asignación de recursos y a un menor nivel de bienestar


-hoy y mañana- para el país en su conjunto: se incentivará más allá de
lo conveniente el consumo de los bienes así 'subsidiados siendo que 1
1

los costos sociales de hacerlo serán mayores que los beneficios


sociales captados por quienes aumentan por ello sus consumos. Si 1

por el concepto de 'necesidades básicas se desea que un grupo de-


1
1

terminado de personas -por ejemplo, los niños pobres, las madres


embarazadas pobres y el adulto mayor, también pobre- aumente su
consumo de ciertos bienes -por ejemplo, alimentos y servicios mé-
dicos-, será eficiente poner en práctica programas para la entrega 'foca-
/izada' de esos bienes a precios subsidiados a sólo estos grupos sociales,
sin que por ello se justifique subsidiar su consumo para toda la pobla-
ción.
Por la misma razón, un JVA mayor que el establecido a los demás bienes
conducirá a 'precios mentirosos' y a una asignación de recursos que no
maximiza el bienestar alcanzable por el país. El ILA (Impuesto Ley de
Alcoholes), que grava en Chile a las bebidas alcohólicas destiladas con
un 30% de sobretasa -salvo al pisco, al cual se fe aplica una del 25%, y
11 11
al whisky, una del 70%-, constituye en este sentido un impuesto malo ,

salvo que la sociedad estime que el consumo de alcohol es un "mal"


que merece ser castigado. Aceptemos que la sociedad así lo considere.
En este caso, sin embargo, lo 'eficiente' sería desincentivar el consumo
de alcohol a través de un impuesto específico a él, ¡no a la bebida que lo
contiene! Siendo que es el consumo de 'alcohol' lo que re quiere
desincentivar, lo correcto sería colocar un impuesto sobre el contenido
de alcohol de cada bebida, y no a su valor. De hecho, puede haber una
bebida 1barata' que contiene más alcohol que una 'cara', por lo que el
impuesto sobre el consumo de la primera debiera ser mayor que el que
grava la segunda, lo cual no se logra con el /LA.
IV. Neutralidad es el concepto clave 177

Pero, pensemos en la racionalidad de tener impuestos ad-valorem dife-


rentes sobre el whisky; sobre el ron, gin, vodka y tequila, entre otros
destilados, y sobre el pisco. ¿Qué tiene de 'malo' el whisky como para
querer desincentivar más el consumo de un Manhattan que el de un
pichuncho, o el de un whisky sour que el de una margarita? ¿Qué tiene
de 'bueno' el pisco como para justificar que su consumo sea gravado
con sólo el 25% en lugar del 30% aplicado a los otros? ¿Acaso una
pisco/a es considerada 'menos mala' que una cuba libre, que un gin-
tonic o que un 'Bloody Mary 1?
A todas luces esta discriminación de tasas no tiene ningún sentido ni
1

justificación lógica, salvo que nos fastidien los escoceses; que seamos
indiferentes a los ingleses, rusos, cubanos y mexicanos, y en verdad
amemos de todo corazón a los productores de pisco chileno.

2. LOS AUTOS Y EL IMPUESTO AL LUJO


(11 de mayo de 1995)

Lo que es un '/ujo 1 depende del cristal con que se lo mire. Para mí, es un
lujo lujurioso tomarse un helado, por lo que si en mí estuviera -y si yo
tuviera la absurda inclinación de castigar la manera en que fas personas
deciden gastar lo que supongo han sido dineros 'bien ganados', después
de haber pagado sus impuestos 'como Dios as( lo manda'- le pondr(a al
consumo de helados un impuesto espedfico adicional al /VA. ¿Cómo lo
vería usted?
En Chile, el Congreso y el Ejecutivo decidieron (¿?) que los autos cuyo
valor puesto en Va/paraíso exceda. los US$ 9 785, merecen s.er gravados
con un impuesto adicional discriminatorio llamado 'al lujo'. Asimismo,
como se destacó en la sección anterior, el whisky parece también haber
sido considerado como un lujo cuyo consumo es pecaminoso, pues éste
se grava con un !LA del 70% en .comparación con uno del 30% a los
demás licores destilados y uno de sólo el 25% sobre el pisco. También
existen impuestos especiales sobre la cilindrada de los automóviles; so:-
bre el número de puertas de un vehículo tipo jeep o furgón, y sobre.el
vino, la cerveza y las bebidas de fantasía embotelladas, entre otros1 . to-
dos los cuales introducen distorsiones en la asignación de recursos y,
por lo tanto, conducen a reducir el nivel de bienestar alcanzable por el
país; ¡hoy y mañana!
Como se sabe, la recaudación obtenida directamente por el fisco por el
impuesto al lujo de los automóviles es prácticamente nula. Primero:.
178 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

porque los importadores compiten entre ellos para minimizar el costo


del vehículo puesto en Va/paraíso, de suerte que traen el auto más bási-
coposib/e y que las radios, aire-acondicionados, espejos, deflactores y
otros accesorios se importan por separado y se les agrega aquí a los
autos básicos, obviamente que a un costo social mayor que ~I de traer-
los ya incorporados en él. Segundo, porque los miles de autos 'finos' que
usted ve en las calles de Chile fueron importados con 'cupos de modo 1
1

que su importación no estuvo sujeta a dicho impuesto. Es decir, en este


país se siguen importando autos de lujo, y elfíse,ono está recaudando
prácticamente 'nada' por ello. Entonces, ¿porquétener el impuesto?
El 'cupo' es un permiso que obtienen diplomáticos yfuncionarios inter-
nacionales que yiven en Chile para importaLªf!JQ:s,./íbtes de derechos
cada cierto .número de años. También se les da 'cupo;~ ciertos.chilenos
que .vivieron algún lapso en el exterior, y~ sea.. corno funcionarios de
entidades públicas chilenas, como dipfomáticoro comofuncionarios
internacionales, o que Jo estuvieroncomo ~studiahtes de post-grado,
para lo cual deben además tener la categoría de.empleadópúblico (in-
cluyendo las universidades estatales; perq ¡exduyengo las otras!}, o la.
de ser miembros delas fuerzas armadas o de orde9 ..Estos cupos pueden
ser utilizados directamenteporel beneficiario, eloualpuede al cabo de
algún tiempo vender su auto sin tener quepagar irr,¡,u~stos: O, pueden
vender su cupo para que otros lo utilicen para. importar el auto .que
deseen, en cuyo caso .deberán tan sólo pasarun.dere,c:h9.dt~l1.1aca '4el
11 %, ¡nada más!, evitándose el IVAy losimpuestos al lujo y á fa cilin-
drada que todos los demás chilenos tienen fa obligación de pagar.
Es obvio, por lo tanto, que existe un mercado por estos cupps, donde
se transan en unos 20 mil dólares .. El mercadoéstá tfn bienorsanizado
que quienes tendrán derechp a eJfos son asedíados t~mprapatr1entepor
los ávidos demandantes, Jos .cuales a veces les a~e(i:lqt~n t;,I dinerp-":in-
cluso antes de salir al extranjero- para asíresolv~rlefelproblema finan-
ciero de comprar un a(lto en su lugar de destino, pblénelde.comprar el
menq.je de cas.a que podrán importar.librepeJmpuestosásu regreso a
Chile. ·. . .. > .. . é) . ·¡,•>' ·. .0

E/hecho es que para quien 'consigue 1 (cornera).~[)pupot efBMW730o


el Mercedes ·senz $3201.nuevos, les cL1está.1i(Jrox/m~damente $32 mi-
llones, mientras quee/740.o e/5420/escostaia 1,1nós$34mif/o,nes. Si
los importara 'derechamente', éstos cqstaríaq.~no1r$42millonesy$51
mí/Iones, en tanto que el BMW 750 costatía uno,s80rnillor¡esdepesos.
¿Qué le parece? Es justamente por eS,te motivo que el fisco no rec¡1uda
IV. Neutralidad es el concepto clave 179

nada1 mientras que los autos de lujo -cuyo consumo aparentemente se


quisiera disminuir- siguen circulando por las calles de Chile.

3. PERFECCIONAMIENTO DEL IVA


(22 de junio de 1995)

El Impuesto al Valor Agregado (!VA) fue establecido en Chile yen Argen-


tina en 1974, siendo éstos unos de losprímeros países delmundoque lo
puso en práctica para eliminar léJ.s .distorsiones introd11cidas p<;>r plim~.
puesto general a las ventas (IGV). . . .. . . ..•. ..·· ... ·
Reconocido es quf:J la estructw-a y cobertura (base tributafl";1ldelJVA
chileno es 'casi' perfecta, siendo.quizáselmer,<;>sdistofsia.mu:J.qrcleto-
dos los sistemas que desde ese entonces han <1doptado otr-0.spaíses, te.
niendo aquí una tasa pareja sobre 1todos1 /os.b,ienesy servicios: Sin em-
bargo, hay maneras de optimizad@ aún má~ Yt quízás1 de esta'manera
evitar la aberración de 'tener que' aumentarlosfmpuestosalos.cigarri-
llos y a (sólo) la gasolina (en lugar de a. tod()s.;los corpbustibles que utili-
za el parque automotriz) para financiar el mayor gasto socia/propuesto
por el gobierno. Los dos primeros 'perfeccionamientos'fueron sugeridos
para el Perú, país donde dichosperfeccionamientos fuemn.induidos
desde que.se inició ahíelsistema.
Primero,enChile están exentos de /VA lo$Jf1,fªÍes en.kP~.i.los•¡:,as.~Jes
en avión, ya sean nacionales o intemáciQ~iiles. (Qúe/eitirtex;ént~. es
distinto y mejor que haberles aplicado una tasa de cero,pues~ dehabt:1do
hecho1 se habría provocado una distorsión aúumayor).{}11izás,r,.ueda
justificarse la exención de los pasajes intermtcionales1 pu~f ~Jias bien
pueden considerarse como un producto de e?'portación1.fos cuales qo-
rrectamente deben estar exentos •del lVA: 1'~rq¡ n0hay.ralánJécnica
alguna para eximir del IVA a los piJ,sajes nacio11ales1 lo c1:1aj,h,a '5(gnific::a-
do establecer un subsidio a los viajes en bofyenlvión dentro de Ch1/e,
provocando con esto una asignación ineti<;ff;tnte derecursos: ¡se.está
viajando más allá del óptimo social! · siciónconsis.te en eli-
minar esta exención distorsionadQra a . . ..
El segundo perfeccionamiento se refíerfK~ .. . ·nar ·fa posibilidad que
tiene todo tipo de empresa que recauda JVA.1:te,recuperar eJJYA1pagado
por el 100% del valor de los bienes de•a;1pitalnµevps-inclwídosdQs
vehículos- que haya adquirido. Tal como est~n.das cosas hoy, a[as film-
presas les conviene cambiar sus vehículosprácticamente cadadosafios,
180 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

comprando en su reem¡Jlc1zo otro vehFculo nuevo ,1 un costo igu,1/ o


liger,1mcntc su¡Jerior ,1/ vc1/or c¡ue ohtienen /Jor la ventc1 del usado. ¡In-
cluso se h,1n tóm1c1c!o en Chile cmeresas '/Jrujc1s' c/p arriendo de vehícu-
los entre sus socios, ¡Jara así hc1cer uso rle est,1 tí·,mc¡uicía! /Jr,kticamente
sucede lo mismo rPS/Jt'cto de los otros híenes c!C' ca¡Jit,1/ que com¡iran.
Dicho ¡Jrocedimíento no tiene sentido dentro de la ti!os0Ha concep- 1

ción, ni en la corrPcta c1plicación técnícc1 de un sistema impositivo IJc1sc1-


clo en el IVA ¡mes induce ~se suhsiclic1- /,1 compra m,is frecuente efe
1

estos /Jicnes l!evánclola a r¡uc sc\J excesiv,1' desde el ¡Junto de vista


1
1

social. ¿/Jorqué?
Oigamos c¡ue lc1 empresa compró unc1 llléíquin,1 o un vehículo en $ 700,
y c¡ue ,1/ ca/Jo rle rlos aiíos /,1 vencli6 en $60. En este c,1so, 'utilizó' tc1n
sólo $40 rlc ese equipo clurc1nte ese lapso. /Jor lo tanto, le corresponde-
ríc1 re!Jaiar !VA por sólo esos $'+0, y no sohre los $ 700 que le costó.
Permitirle re/Jdjdr el /VA sohre los $100, le incentívc1 mentirosc1mr'n/e ,1
1 1

c,1m/Jic1r clic/Jo equipo antes de tiempo; es cfeci1; antes de que se a!canee


el momento cíptimo soci,1/ r/e hacerlo.
La proposición consiste, cntoncc•s, en que de/Je permitírsele a In empre-
Sd re/Jajar el /VA por $ 7()() cuando fu com¡xa, pero r¡ue debe forzosa-
mente pagar /VA por los $(¡() r¡uc o/Jtíene ni momento ele su venta. Si
quien compra el equipo usac/o es un consumidor //na!, el Eísco halJréÍ
,1umentado su recaudación en $10,80 (l 8'½1 r/e $6()); sí quien lo compra
es a su vez una Pmpresa no aumentar,í lc1 recaudación fiscal hasta tanto
1

el cc¡uipo sec1 vendido ¡Jor ésta a un consumidor final o sea convertido


en ch<1tarra.
El tercer ¡Jeifeccionamiento propuesto es eliminar la exención del !VA
por la compra de los automóviles que se im¡JOrtan con cupo' y que 1

pa,qan sólo el I J '1/,, por concepto de derechos de aduana. Pc1ra el/o /¡asta
r¡uc lc1 ley estipule c¡ue la tr,1nstérencía de autos importados con cu¡Jo
scc1n consic/C'rarlos como 'primera transferencia', y no como lc1 rle un
c1uto usc1clo.

4. LO PAREJO NO ES DURO
(26 de septiembre de 1996)
DC' t,u1to en tdntu sww·n voces que solicitan tc1sc1s de impuestos di(ercn-
cidclos /Jdr<1 el !VA y pc1ra los c1ranceles de ím¡JOrt.1cicín, lo cual lc1 m.i,vo-
ríc1 de /,1s veces es c1¡Jlauc!iclo por los sectores henctkiados y les genera a
sus ¡mJm<Jtores ovc1cioncs y apoyo político en sus giras y seguramente,
IV. Neutralidad es el conceplo ( 1,n•,· 1111

<1poyn ecnrnímico pard !<1s Cd/ll/Jd/1,15 de sus p,1rtidos o ele ellos mismus.
Si /Jien algunos ele c'stos lo h<1cen rnnvencirlos de e¡ue dich<1s ¡Jro¡mcstds
,wmentarSn el himestar ele toclc1 ic1 ( omunicfcie /, sigo siendo {iel a la múxi-
mc1 'dime qué g,rnc1s (en lo ¡Jersnnc1/) y te r!iré cómo o¡Jinc1s'.
No h,1y economistc1 serio y /Jien entrc'nc1rlo c¡ue (1vorezca est,1/J!ecer tc1-
sas ditérenciaclas JJarc1 el !VA y para los aranceles c1cfuc111ems. fodos re-
umocc'n que PIio puede favorecer a determinados grupos ele ¡Jersonas
(¡ele presión y ele poder!!; pero todos tam/Jién sahen que ello siempre
perjudicad el /Jienest,1r genPral del país (Moya) y c1c/em/is -y esto es
para mí motivo dP gran preocupación- sc1bcn que dicha discriminación
se constituye.' en cc1/do de cultivo para la corrupción, epidemia que co-
rroe las IJ<1ses mismas de una sociedc1d.
Ct@ic/o regr0sé a Chile a mediados de la déec1cla ele 1%0, después de
vivir m,ís de un lustro en Mendoza, Argentina, trc1je w1c1 gran ca¡c1 con
nuestros muc/J/cs y una serie rlc artfculos c¡ue clesde ahf puclc im¡JOrtar
como 'funcionc1rio internc1cionc1/'. Cuando (ui a clesadu,m,1r las cos,1s a
Los Anrlcs, /uve r¡ue cs/cJrzc1rn11· para hacerme el simpático, sonriente,
conclesccnclirnte y pr.íctic1mcntc 'servil' con el vislc1 ele acluc1nc1 que
hizo el ,i(om, pues t;¡ tcn(.i torio el porler ele/ mundo pnr.i hxcrme pagar
los rlerechos c¡uc le e/ier.i lc1 re,1/ ,r.;c1n,1 por internar nw•strc1s cosas. "Esto
¡wer!c ser cc1tc1/ogado como una to,1//c1, en cuyo caso el ar,rncel es x'½,; o
hien como tela ele c1/goclón, pa,4c1ndo IJ,1sfcln/e menos c¡uc x'½,; o /Jien
puede clasificc1rlc1 como hilo ele af,4odcín, pagc1nrlo c1un menos derechos,
o /Jien podemos suponer que no la he visto, en cuyo caso no pagd nin-
gún derecho a la Tesorería. ¿Qué le pc1rece a usted, sc11or?" ¡Para qué le
cuento su prepotencia al referirse a artículos que pod(c1n c1 su discreción
pasar o no como E•!éctricos, ya sea nuevos o usados, para los cu,1/es la
diferencia ele aranceles erd brutal!
Hoy, clc/Jirlo a c¡ue el c1rancel es parejo para ¡tocio!, el menú de o¡xiones
se hc1 reducido ,1 sólo poder 'negociar el valor CIF rle lo que uno tr,w,
1

por lo c¡uP algunos presentan facturas falsas p,1ra sulwalorar el verdade-


ro costo del artículo y conseguir' su aceptación por el funcionario de
1

aduana, el cuc1! atín ¡JUccle otí-eccr no haber visto el ,1rtefc1cto_ Así, el


poder ele negociacir5n y el tamai'io de la 'comisión' se h,m reducido
drásticamente .il tener un arc1nce! pc1rejo del 7 7 por ciento; ¡sc1 lvo, eso si'.
el 'impu1·sto c1! iu¡o· c¡uc se c1plicc1 a los c1utomcíviles y que, por consi-
guiente, hc1 siclo.ves un ric¡u(simo ec1/do rlc cultivo!
Permitir ar,rnceles es¡Jecic1/cs ,1 los ¡Jroeluctos c1grícolas no sólo gener.ir.í
pnormcs cos/os económicos en términos de una 1n1/,1 asign,1ción ele w-
182 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

cursos, sino que levantará todo tipo de presiones y tráfico de influencias


para definir qué es lo que constituye un producto agrícola. Además,
hecha la excepción, será más difícil contener las presiones de otros gru-
pos que buscan en el gobierno de turno -antes que en su esfuerzo perso-
nal- su salvación o enriquecimiento.
Lo mismo sucede con las propuestas de tener tasas diferenciadas para el
/VA. En repetidas ocasiones se ha sugerido reducirla a cero para los li-
bros -pues constituye un impuesto a la cultura- y disminuirla para los
alimentos y otros bienes de 'primera necesidad'. Demostrado está que
ello es complicadísimo y conducente al fraude y a la corrupción. ¿Qué
cree usted que pasaría con el registro de ventas de galletas y pasteles de
una panadería que también vende 'pan corriente? ¿Qué librería vende-
ría agencias cuando la boleta puede extenderse por una supuesta venta
de un libro de texto?

V. Si produzco zapatos, quiero que graven


las exportaciones de cuero crudo
El precio mundial del cuero crudo no va a reaccionar ante un impuesto a las
exportaciones de este producto en mi país. (Note que en la sección anterior
nos referimos al caso de un impuesto a la producción de cuero, un produc-
to exportable). Por muy disgustados c7ue estuvieran los productores nacio-
nales de cuero, no serán capaces de' provocar una escasez mundial de cuero
tal que lo encarezca en todo d mundo. Por lo tanto, se dice que dichos pro-
ductores -el país, más bien-enfrenl,1n una demanda infinitamente elástica:
recibirán por el cuero exportado el precio que existe en el mercado mun-
dial, indepc,ndientementl' de cuánto exporten. En la jerga profesional se dice
que el exportador es un "tomador de preciosª, los cuales no puede cambi,1r
nwdi,111te l<1 ,1ccilín de vender menos o más del producto en cuestión.

Pero si tienen que p,1g,ir un impuesto de $5 en el puerto al momento de


embarcar el cuero, en l'I país v,111 a terminar cobrando (rccibic'ndo) el precio
mundial menos $5, por lo que el impuesto será pag,1do íntegramente por
los producton's nacionales. A su vez, los consumidores nacionales -c7uie-
nes usan ,1I cm'ro como insumo-podrán ahora comprar este producto en $5
mc'nos que antes. ¿Por qué 7 ¡Piénselo antes de seguir leyendo'

El impuesto rL'Gll' totalmente sobre los productores nacionales de cuero


porque son precis,1mente quienes tie1wn menos capacidad de resp11L'sla, ya
VI. ¡Y también quiero que graven las importaciones de zapatos! 183

que los usuarios del cuero en el resto del mundo tienen muchísimos otros
países (que no pusieron un impuesto como el nuestro) a los cuales podrían
comprarles al precio mundial. Los productores se encontrarán, entonces,
atrapados entre un mercado mundial que rehúsa pagarles ni medio centa-
vo más que antes y un gobierno que les extrae $5 por cada unidad expor-
tada.

En tal caso ¿no me venderían cuero a mi fábrica de zapatos aunque yo les


pagara el precio mundial menos $4? (¡Y todavía estoy siendo con ello gene-
roso, pues podría ofrecer pagarles el precio mundial menos $4,99!) ¡Claro
que sí! Pues ellos sólo reciben el precio mundial menos $ 5 si exportan el
cuero. Así, este impuesto le permite a quien utiliza cuero como materia pri-
ma conseguirla a un precio menor que si no existiera el impuesto, porque la
alternativa que tenía el proveedor de cuero-su exportación-ha empeorado
en exact:1mente $5 debido al impuesto.

VI. ¡Y también quiero que graven las importaciones


de zapatos!
Por el mismo razonamiento, el productor de zapatos estaría encantado si se
gravara su importación. ¿Por qué? (En h-1 sección anterior nos referimos a
un impuesto ,11 consumo de zapatos, un bien importable).

El arancel a la importación de calzado reduciría la cantidad demandada de


zap,1los importados (los únicos que estarían gravados), pero esto no sería
suficiente p,1ra producir una caída mundial en el precio de estos productos.
Los consumidores loc;1k's (el país, en verdad) también son tomadores de
precios en el mercado mundial de zapatos y tienen menos capacidad de
reacción que los productores extranjeros, ya que éstos tienen la alternativa
de vender su mercancía en cientos de países donde no existe el gravamen a
las importaciones de zapatos.

Los consumidores locales de zapatos importados (el país) enfrentan, así,


una oferta infinit;1nwnte elástica: el calzado importado tiene el precio qul'
existe en el lllL'rGiclo mundial, independientemente de cuánto deseen im-
portar. Estos consumidores están alrnpados entre un mercado n1Undi,1I, t·n
el cual no baja su precio, y un gobierno que les encarece los zapatos impor
tados al momento de pasar por la aduana ... lo cual hará subir el pn•t·i() dl'
todo el calz,1do -importado y nacional- en el monto del impuesto, de 1111 ,d, 1
184 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

CI-IILE

ADUANA

• 53.00 153.00 ,53.00 MS.00 {83.oo t83.00

~~~ $ M,~~
R.c.

que se beneficiará al productor nacional de zapatos. ¿Por qué sube el precio


de los zapatos domésticos?

Si tienen que pagar un impuesto de $30 al momento de recibir los zapatos


que han sido internados por el puerto, los consumidores van a terminar
pagando el precio mundial más $30, absorbiendo así la totalidad del im-
puesto sin poder traspasar ninguna parte del mismo a los productores ex-
tranjeros. En tal caso ¿no me comprarían los zapatos a mí , aunque yo les
cobrara el precio mundial más $29,99? ¡Claro que sí! Así, este impuesto le
permite al productor nacional de zapatos competir exitosamente con los
zapatos importados, cobrando un precio mayor que si no existiera el im-
puesto, porque la alternativa que tenía el consumidor de zapatos ha em-
peorado en exactamente $30 debido al impuesto. De hecho, el productor
nacional de zapatos "recauda"$ 29,99 por cada par de zapatos que produ-
ce, mientras que el fisco recauda$ 30 sólo por cada par de zapatos importa-
do. ¿Qué le parece?

Tanto en este caso como en el del cuero, el impuesto recae sobre quien tiene
menor capacidad de reacción frente al impuesto: el productor nacional de
cuero, y el consumidor nacional de zapatos, respectivamente.
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 185

Los precios del cuero y de los zapatos fueron inducidos a mentir por el
gobierno, y mintieron: hicieron aparecer a la producción de cuero como si
fuera $5 menos rentable por unidad de lo que verdaderamente es. También
hicieron aparecer a los zapatos importados como si fueran $30 más caros y,
por lo tanto, a que la producción nacional de calzado fuese $30 más renta-
ble por unidad de lo que verdaderamente es.

VI 1. Otra variedad de mentira:


La fijación de precios máximos

Si hubiera una ley de alquileres que impidiera aumentarlos y que les confi-
riera a los contratos una duración indefinida, ¿a quién le alquilarían sus
departamentos los propietarios, a una familia pobre con muchos hijos o a
una viuda que vive sola, anciana y rica? Y si se fija un interés "bajo" (por
ejemplo, menor que la tasa de inflación), ¿quién cree usted que podrá acce-
der al crédito -¡conseguirse!-, "barato"?

Los alquileres fijados por ley son un ejemplo de una variedad de precios
que los gobiernos fijan, quizás con las "mejores intenciones" pero nunca
con los mejores resultados, situación que fue extrema en Chile entre 1971 y
septiembre de 1973. Otra variedad son los salarios mínimos y los intereses
máximos que pueden cobrar los bancos.

En todos esos casos se desalienta la provisión del bien o servicio de que se


trate (los dueií.os de propiedades pierden interés en alquilar; las empresas
reducen los puestos de trabajo que ofrecen; los bancos aumentan sus requi-
sitos de garantías y colaterales para prestar), sin obtener en cambio ningún
beneficio. ¿De qué le sirve al pobre para quien la leche es "demasiado" cara,
que el gobierno le fije un precio más bajo a la leche si el productor no la
produce a ese precio? ¿De qué le sirve al obrero que el gobierno le fije un
salario más alto si las empresas deciden no contratarlo a ese salario? ¿De
qué les sirve a las pequeií.as y medianas empresas que el gobierno les fije la
tasa de interés que el banco puede cobrarles, si a esa tasa el banco les pide
un colateral que las empresas no están en condiciones de ofrecer?

Estas medidas sirven para que los gobiernos anuncien demagógicamenlt•


sus intenciones de beneficiar a grupos considerados meritorios por l,l
nión pública, sin que le cueste nada al gobierno ¡en el corto plazo, putJi,
larga el mercado es inexorable! Y de paso, también aprovechan para
186 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

las oportunidades de corrupción a que da lugar la discreción oficial para


fijar los precios en valores arbitrarios o antojadizos, en lugar de dejar que
sea el impersonal mercado quien los fije.

También sirve para que los sindicatos defiendan con "uñas y dientes" la
fijación de salarios mínimos, con el argumento que es necesario defender a
los otros trabajadores de los abusos patronales y de los economistas profe-
sionales que critican dicha fijación, porque no tienen sensibilidad social hacia
los más pobres de la sociedad. La respuesta a este argumento consiste en
establecer que la fijación de salarios mínimos reduce el incentivo para que
las empresas aumenten su empleo de los trabajadores menos calificados y,
por lo tanto, agrava la situ,1ción de los desempleados que, al fin y al cabo,
son ellos (¡y no los obreros sindicalizados, que sí tienen empleo a salarios
más altos que el mínimo!), los miembros verdaderamente más pobres de la
sociedad.

La "perla negra" ck'l anecdotario autóctono sobre episodios originados por


la fijación de precios relata que un anochecer lluvioso y frío del mes de julio
de 1973, apareció en la p,1red de una f,ibrica de tek'visorcs en S,mtiago de
Chile un cartel que decía "Mai1an,1: Televisores ,1 precio oficial". A pesar de
la llovizna, antes de medianoche la cola ya tenía una longitud de varús
cuadras y, cuenta la leyenda, que al amanecer del día siguiente había más
de dos mil personas en la cola. Al fin y al cabo, con la diferencia entre el
precio de un televisor en el mercado negro y el precio oficial, una familia
podría vivir varios meses ... ¡Bien valía la pena pasarse una noche haciendo
cola, ,wnque lloviera y la temperatura apenas superara cero grndos ccntí-
gr,1dos1

Muy tcmpr,mo en la mañana, los primeros de la cola hicieron saber Lluc


es1i1ban dispuestos ,1 vender sus lugares por precios suficientemente atrac-
tivos. Muchas personas, principalmente los más necesitados que SL' con for-
mab,1n con sólo una ~x1rte de las ganancias de una noche a la intemperie,
compraron esos lug,1res privilegiados en la cola.

Cerc,1 de la nwd i,1 nrnñana, que era la hora a la cual normalmente concurría
,1 su empresa, el dueño de la fábrica de televisores SL' apmxirn,1b,1 ,1 L'lla
preguntiíndose, corno cada maí1ana, cuánto tiempo pasarí,1 hc1st,1 que el
gobierno finnlnwnte se la expropiara o fuera "tommia" por sus trabajado-
res, de lo n1,1I se PL'rc,1t;1rín cuando viera izada la bandera chilena en su
techo. Varias cuadras ,mtl's de llegar, comenzó a ver esta interminable col,1
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 1117

de gente, sin asombrarse, pues era un espectáculo que se había transforrn.i·


do en habitual en esos a11os.

Pero sí que se asombró al comprobar que hacían cola frente a ¡su fábric1 1
Tampoco se asombró cuando casi dos mil personas trntaron después dL·
lincharlo, acusándolo de avaro capitalista y explotador por negarse a ven-
derles televisores al precio oficial. Sus agresores nunca le creyeron que no
tenía televisores para vender, porque hacía meses que no "conseguía" divi-
sas para importar las materias primas. Tampoco le creyeron cuando él jura-
ba que no tenía ni la más remota idea de quiénes pudieron haber sido las
personas que colgaron el cartel y que, obviamente, esa misma noche se pu-
sieron primero en la cola ... ¡se 11011 é vero /,en trovo to!

Por décadas, estuvo de moda la fijación de precios máximos para los artícu-
los llamados de "primera necesidad". ¿Qué es un artículo de primera nece-
sid,1d? ¿Qué es un artículo de lujo? Sin duda que su definición constituye
un juicio de valor, dL' modo que no habrá consenso sobre su definición,
especi,ilmente en lo que se refiere a los artículos de lujo: ¿Lo es una corbata
de seLfa? ¿Un ,1utom(1vil Ford KJ\, un Mib11/Jis/1i o un Mercedes? ¿Lo son los
helados? ¿El kerosene us,1do en cakforas de calefacción?

Sin l'mb,1rgo, l,1 profesión h,1 lleg,1do a un consenso en lo que se considera


son "necesidadL•s" bi"Ísirns parn los SL'rL'S humanos: aquellas que si no son
satisfech,1s, ponen en peligro b salud e incluso la vida de las personas. En-
tre las 1wcesiLfades básicas materiales se incluye a h1 nutrición (alimenta-
ción "Lxísirn"), salud "básica", educación "básica" y vivienda "básica" (techo
y abrigo), incluyendo agua potable y eliminación de excret,1s y ,iguas servi-
d,1s. Entre las necesidades b,ísicas no materiales estí "7 autoestima.

Saltar desde las "necesid,1des básiec1s" ,1 definir qué bienes son de "primera
necesid,1d" L'S difícil, si no imposibk. ¿Lo L'S el pan (de molde, baguettes) o
Lis tortill,1s, de maíz o de harin,1? ¿Lo es l,1 leche (fresca o en polvo,
dL•screm,llfa o no)7 ¿Qué es una "vivicmfa básica" en L1 Serena (lindo cli-
m,1), L'n Lima (donde no llueve), en Guay,1quil (caluroso y lluvioso) y en
Punt,1 /\n•n,is (c1si en el polo sur)?

Norim1lmenlL', fueron los k•gisladores quienes autorizaron la fijación de los


precios rn,íximos y los gobiernos los que definían cuáles bienes eran los que
se considcrnrían de primera necesidad, fijándoles precios "a los efectos de
que los mós pobres pudieran tl'ner acCL'SO ,l ellos con sus bajas remuner,1-
ciones, corroícfas por h1 inflación". Así, por ejemplo, se fijó el precio de l.1
188 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

leche, del pan, de la carne, de los pasajes de buses urbanos e interurbanos,


del kerosene, del servicio telefónico y de la electricidad, entre miles de otros
productos. Durante el gobierno de Allende en Chile, entre 1970 y 1973, hubo
3 500 precios fijados, incluyendo el de todo tipo de hot dogs: solo; con ma-
yonesa; con chucrut y mayonesa, y con mayonesa, chucrut y palta, entre
otras combinaciones.

Fijado el precio del pan por kilo, a medida que seguía la inflación uno iba
comprando pan cada vez menos cocido (por lo tanto, con mayor contenido
de agua) hasta que finalmente uno compraba algo más parecido a una sopa
con piedras que pan. Entonces se le fijaba por unidad, debido a lo cual las
unidades se iban haciendo cada vez más chicas y uno terminaba compran-
do decenas de unidades en un kilo, en lugar de las cinco o seis que éste
normalmente contiene. Se decretó entonces la existencia del llamado "pan
especial", cuyo precio era libre, para distinguirlo del llamado "pan corrien-
te", cuyo contenido de afrecho en vez de la blanca harina iba en aumento
hasta que llegó a casi no contener harina blanca. "Adivine, buen adivina-
dor, ¿cuáles serían las ventas y la calidad del pan corriente?"

En el caso de la leche, a medida que pasaban las semanas uno iba compran-
do leche cada vez más aguada y simultáneamente aumentaba tremenda-
mente la oferta de mantequilla y quesos, cuyos precios no estaban fijados,
lo cual llevaba a la autoridad a fijar también el precio de éstos, so pena de
que la oferta de leche desapareciera. Ocurrido esto, los repartidores de le-
che -antes, y me refiero a la década de los 40 y 50, la leche era vendida en
carritos que se paseaban por los barrios para que ésta fuera comprada por
las familias-, ni tontos ni perezosos, comenzaron también a vender huevos
a un precio superior al que imperaba en los mercados, diciendo: "Si quiere
leche, me debe también comprar huevos, señora." El mejor negocio del
mundo para las familias acomodadas era tener una empleada doméstica
súper-buenamoza, pues de ese modo uno se evitaba tener que comprar
huevos a un precio escandaloso para conseguir algunos litritos de leche al
precio oficial. ¿Cuánta leche consumían los "pobres", y cuánta los gatos de
los ricos? Y fue así como se hizo poco rentable la crianza de ganado, debido
a lo cual escaseó la carne y hubo tremendas colas para "conseguirla" ("¿dón-
de conseguiste Viccroy?" era una pregunta frecuente que le hacían al profe-
sor Fontaine durante el gobierno de Allende, pues éste había traído cigarrillos
desde Estados Unidos para sus vacaciones en Chile. En ese entonces, las
cosas se "conseguían", no era que se "compraban"). Se llegó entonces a
decretar -durante el gobierno demócrata cristiano de Frei Montalva- que
sólo podía comprarse carne (y consumirse carne de vacuno en restauran-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 1B9

tes) en algunos días de la semana, estando prohibida su comercialización


en el resto. ¿En qué perjudicó esto al rico, quien podía comprar una vez a la
semana y guardarla en sus congeladores?

Durante el gobierno de Allende, se preocuparon de tener bien abastecidos


los supermercados situados en los barrios populares, donde se cuidaba que
los productos fuesen vendidos al precio oficial. Debido a que en el "barrio
alto" -donde viven las personas de más altos ingresos- escaseaban los po-
llos, los pobladores los vendían en la calle "al pasar" de los automóviles en
la Costanera, ruta habitual de los "futres", a un precio de por lo menos el
doble del oficial. ¿Consumió más pollo la población más pobre? ¿Cuál era
el precio -costo- para ellos de consumir ellos mismos el pollo conseguido al
precio oficial, el cual podían comercializar en el barrio alto a un precio ma-
yor?

En el caso de los pasajes en buses urbanos e interurbanos, ello provocó que


éstos escasearan, de suerte que se viajaba en ellos como sardinas en lata en
las horas de punta. Y nació así la Empresa de Transportes Colectivos (ETC),
una empresa estatal que venía a suplir la escasez de buses que el irrespon-
sable empresario privado no quería llenar con sus propios fondos.

Para el caso del kerosene-cuya importación y producción estaba a cargo de


una empresa estatal monopólica y que, por lo tanto, se preocupaba de que
no hubiera escasez del producto como consecuencia de habérsele fijado un
precio máximo no remunerativo-, se le fijó un precio más bajo sólo para las
compras de menos de 50 litros en estaciones de servicio (el cual era supues-
tamente comprado por "el pueblo" para cocinar y para sus estufas) que para
el entregado por camiones a las casas de los "ricos" para sus calderas de cale-
facción y centrales de agua caliente. No fue inusual el caso de personas que
cambiaron los inyectores de sus calderas de diese! a uno de kerosene (lo cual
les provocaba problemas de lubricación de la bomba, pero que el significati-
vo ahorro lograba compensar), para después comprarse barriles de 200 li-
tros que llenaban en cuatro estaciones de servicio, a razón de 50 litros en cada
una ¡salvo que el encargado hiciera la vista gorda y le vendiera los 200 de
una vez! Durante 1974, después de eliminada esta estúpida discriminación
respecto del punto de venta, para justificar la eliminación del subsidio que
aún subsistía sobre el kerosene, hubo que demostrarle a las autoridades mili-
tares que los pobres no lo utilizaban como combustible, sino que usaban leña
y carbón de leña parn cocinar y calefaccionarse, estableciéndose que más del
90'¼, del kerosene era vendido a los "no pobres" del barrio alto. Eliminado
el subsidio, muchos de éstos volvieron a utilizar diesel para sus calderns.
190 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

Es importante denunciar que la escasez de líneas telefónicas que hubo has-


ta hace poco en Chile y en Argentina no se debió a la incapacidad o irres-
ponsabilidad de las empresas privadas (extranjeras), sino a la fijación de
tarifas a un nivel tal que no lograban darles una rentabilidad adecuada a las
inversiones requeridas para aumentar el número de líneas y, por lo tanto,
de abonados. ¿Es (era) el teléfono un bien de "primera necesidad", cuya
naturaleza exigía una fijación de las tarifas que se cobraba por ellos? ¿Cuántos
"pobres" tenían teléfonos? A nosotros nos parece que si los gobiernos lo
hubieran considerado un bien de primera necesidad, éstos deberían haber
impulsado grandes campañas para proveer teléfonos públicos en los ba-
rrios marginales, cosa que nunca hicieron. ¡Las tarifas bajas fueron de ver-
dad establecidas con fines expropiatorios (¿fue este el objetivo?), debido a
las cuales las compañías pudieron ser más tarde estatizadas, pagándoseles
un precio irrisorio por ellas! En manos del Estado, los "desconocidos de
siempre" hacían valer sus influencias para "conseguirse" una línea, con lo
que la calidad del servicio "se fue a las pailas", ya que no se instaló un
mayor número de líneas y centrales telefónicas para satisfacer esa mayor
demanda y se congestionó el sistema. Llamar desde Mendoza a Buenos
Aires tenía una demora de hasta días, y eran decenas de minutos los que
uno debía esperar con el auricular descolgado para recibir tono de marcar,
pues todo el sistema estaba congestionado debido a la falta de líneas y a un
número excesivo de abonados. "El chancho no es el que come, sino el que le
da afrecho": los chanchos no fueron las empresas privadas, sino los gobier-
nos que fijaron tarifas demasiado bajas para los servicios (y calidad de ellos)
L1ue ellas debían y hubieran querido entregar para un nivel "decente" de
tarifas.

Otro tanto ocurrió con el sector eléctrico. La empresa estatal chilena Endesa
fue creada justamente para suplir las escaseces y racionamientos que hubo
que sufrir como consecuencia de una política tarifaría expropiatoria. En
lquique -un puerto en el norte de Chile, arrebatado del Perú durante la
Guerra del Pacífico y en donde murió uno de los héroes chilenos (el Almi-
rante Arturo Prat)- hacía años que un empresario local había instalado plan-
tas térmicas para proveer de electricidad a su población e industrias de la
zona. Sin embargo, la eventual fijación de sus precios llevó a qüe sus ingre-
sos apenas cubrieran sus costos de operación, por lo Llue ya no le resultaba
rentable ampliar su capacidad de generación. Llegado el momento en que
debía hacerse una reparación mayor a una de sus máquinas, el costo de
hacerlo era mayor que los excedentes que obtendría operándola, por lo que
decidió detenerla, generándose con ello una situación de escasez y raciona-
miento en lquique. La población entonces enarboló banderas negras e in-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 191

cluso peruanas en protesta por la situación creada por este "mezquino em-
presario, carente de sentido y sensibilidad social". En respuesta, el gobier-
no de la época ordenó que fuese la "madre Endesa" quien salvara la
situación, reparando la máquina e instalando otras para aumentar la cali-
dad del servicio entregado, comprando a vil precio las instalaciones que
tenía el empresario privado. "¡Qué patriotismo más digno de alabanza el
de esta empresa estatal, que vino a salvar la devolución de !quique al Perú,
lo cual había sido provocado por la irresponsabilidad de la empresa priva-
da!", dirán los ignorantes.

La fijación de un precio máximo más prevaleciente en el pasado fue en el


caso de las divisas, provocando que a esos precios las personas querían
comprar más dólares que los disponibles en el país. Normalmente, ello ocu-
rría frente a una política de tipo de cambio fijo en presencia de una infla-
ción, por lo que el precio relativo del dólar iba disminuyendo a través del
tiempo, promoviendo así las importaciones y desincentivando las exporta-
ciones. ¿Cómo se resolvía esta situación de desequilibrio? Primeramente,
los Bancos Centrales satisfacían los excesos de demanda reduciendo sus
reservas internacionales, a veces incluso a través de aumentar su endeuda-
miento externo. Cuando esto se hacía insostenible y debido a que la autori-
dad no quería cometer el "pecado mortal" de devaluar su moneda, se
aumentaban los aranceles aduaneros y establecían cuotas de dólares para la
importación y para viajes, lo cual llevaba a que apareciera automáticamente
un "mercado negro (o paralelo)" de divisas, si bien no eran siempre penali-
zadas las transacciones que ocurrían en ellos. Se llegó también a regímenes
de "tipos de cambio diferenciados", tal que los dólares más baratos se ven-
dían para importar artículos que los gobiernos de turno consideraban de
"primera necesidad" (como alimentos y remedios) ----0bviamente perjudi-
cando con ello a los sectores agrícolas y farmacéuticos nacionales-; los dó-
lares "no tan baratos" eran para importar bienes normales; los "no tan caros"
para los bienes más prescindibles, y los "más caros" para los bienes de lujo
-en aquellos tiempos, los automóviles, whisky y perfumes-, favoreciendo
con ello la instalación de plantas ensambladoras automotrices nacionales y
la producción local de perfumes y whisky. Y, por supuesto, estaba también
el precio de los dólares en los mercados negros o paralelos, los cuales po-
dían utilizarse para viajes y contrabando.

Por esos tiempos -en las década de los 40-50- en Chile se creó la institución
llamada CONDECOR, encargada de "repartir" los escasos dólares disponi·
bles entre aquellos que deseaban "conseguirlos" para así poder importar
los bienes que estaban sujetos a cuotas de importación. Se daba el caso que
192 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

el costo de importar un auto, por ejemplo, era de $3 000 puesto en Valparaíso,


sobre lo cual el importador pagaba un derecho de aduana de, digamos el
20%; sin embargo, debido a lo estrecho de las cuotas, ese auto se vendía en
$ 8 000, dejándole una jugosa ganancia a quien tenía el poder de conseguirse
la cuota. ¿Cuán dispuestos estaban a compartirla con los que tenían el po-
der discrecional de entregarle las cuotas?" Adivine, buen adivinador, ¿quié-
nes se 'conseguían' las cuotas, y a qué 'precio'?" ¿Cuán larga era la cola de
postulantes para ser miembros del Condecor?

Otra área en donde se fijaron precios máximos fue en el sector bancario,


fijándose distintos tipos de interés que por lo general llevaban a tasas rea-
les negativas: se cobraba un interés menor que la tasa de inflación, por lo
que "conseguirse" un crédito era en efecto recibir un regalo de parte de
quien lo otorgaba. Debido al exceso de demandantes para la cantidad limi-
tada de fondos disponibles, alguna institución del Estado fijaba cuotas o
límites a los créditos que podían recibir diversos sectores, a tasas de interés
generalmente distintas para cada una de ellos, siendo menores para los sec-
tores que el gobierno de turno quería fomentar. También estaban fijadas las
tasas que los bancos podían pagar por sus depósitos, de suerte que esta
fuente de ahorro prácticamente desapareció en muchos países latinoameri-
canos.

A continuación, reproducimos cinco columnas del profesor Fontaine sobre


los extremos escandalosos y casi increíbles a que pudo llegar la ignorancia
de las autoridades que durante más de dos años establecieron precios máxi-
mos en Chile, a principios de la década de los setenta.

1. MI VISIÓN
(8 de mayo de 1997)

Desde el Jueves Santo estoy obsesiva y compulsivamente enfrascado en


el proyecto de escribir un libro que titularé 'Mi Visión (sobre la influen-
cia del Convenio U. Católica-U. de Chicago en el Progreso Económico
y Social de Chí/e)', donde narro la historia de nuestra Facultad desde
1952 y destaco las principales políticas económicas y sociales impulsa-
das por un extraordinario equipo a partir del 11 de septiembre de 1973.
Cito aquí uno de sus pasajes.
"No sé si el mismo día 11 o uno o dos días después, nuestro profesor
Sergio de Castro fue llamado y asumió como asesor del Ministro de Eco-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 193

nomía, que era miembro de las fuerzas armadas, constituyéndose en el


gran 'arquitecto de las reformas que.se implantarían en Chile.. En total,
1

se llevó al gobierno un equipo de cerca de 80 economistas entre profe-


sores y egresados de nuestra escuela,. siendo su amigo. Pablo Baraof)a el
más importante colaborador en el diseño y estrategia de aplicacíónde la
nueva política económica y social que se insJawaría eq Chile. /v1e/di:
cen dijeron' que en una de.sus primeras actuaciones, el Tejo tU){O qµe
enfrentarse al problema de fijarle los precios a los embutidos y cednas
en Chile. Es así como fue visitado por la Asociación de Productores de
1

Cecinas 1 -había de todo tipo de asociaciones de productores, los cq¿1/es


contrataban a cientos de profesionales que elaboraban est~dios oe cos;-
tos para así convencer a la autoridad de que debían reajL!stárseles fo~
precios de sus productos-', la cual le planteó un r,eajustedef 80% (algo
así) a sus precios. De Castro les dijo que volvieran.al día siguiente, pµes
debía estudiar los antecedentes -el Estado,. a su vez, contrataba a cien-
tos de profesionales para revisar dichos estudios de costos; Cuando se
presentaron, el Tejo les dijo: 'Señores .yo no sé nada. de sa,.larnis1 de.
1

salchichas ni de gordas1 porlo.ql(e~esde ahora.el preci9 de}as~ecinas


quedará libre y sujeto a las fuerzas d~ lademanda y l.1 oferta.' Lospro-
ductores volvieron a sus oficinas y, pensando que estejoyen era muy
inteligente y que los ha.bía pi/fado p9r haberse lanzado iP~Pir de m!s,
regresaron al día. siguiente a decirle que habían reviséJdq sutcá!qulosy.
que sólo necesitaban un40% (o algo as!) de reajuste. 'Sefi?~f!.1 elpre<:j9,
es libre, desde ayer/ . , .· .. •.. •. > . ; . ..f .. . . ]i'. '. . • .:,,. . ••
'Wuevamente pens¿:¡ro'? qt1/tJ9~ p;;,J1.ía,,p1ll?:d~. po{ICJ1q14,<v:estft}!ªfPn<¡?'ñ
la. excusa .de que; 'comó ªP9'fº af régirnel}! m;ffit€{(:á Of.
hat,emos libraoQde /a:.t;tl?¡:J.tai'.'3rno7. \ · ·~lod.<f
de sólo•25% (o algo así). (Señ~tés(~j .. ,llJ'.>.~~;J~S,
a.competir entre ust~s:f~s; y m~ ,El~R~f~fl .CIY~ gl,gfi)~l~f,
pr,eciosrnonopóli . . . qµ!sit,~n.füélr~gta~yergos.ert
bién. les.. rnformo ·q1.1~ ~rá desde. ?h~r~Jib~J;tílq'. pi:lra. ,
quelo ·deseepueda,instalar·m:1e~asfá~ríca~.de ~ecin;is .Y p~e9aé&ú11Re~
tircon ustedes/. ·•· · · .· .•. •·.· •· ··• ·< .... ·. . . ·n,}F ;: •
"Hoy,. prácticamente tqda,s.h1s 'asocia~~o,ie,s' há11 de,sapareliii{4cipoi lij
que el personal que contratabc1n ..ccomo asftambién. los 'cqntrpladore(
que empleaba el Mlnfsterío de fconomía-han pasado al sector'prodf.Jc~
tívo 11 entregando bienes y servicios para aumentar .el producto naciooa.i
en vez de Jugar al póker'. ¿Han pensado en cuál era la productivi(i.a:~
'real' de. esos funcionarios? ¡Nul¡¡t
194 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

2. UP: PROFESOR EMÉRITO DE ECONOMÍA


(29 de septiembre de 1988)

La profesión le debe mucho a Chile. Primero, porque en este país vivió


Robinson Crusoe, uno de los personajes más famosos en los libros de
texto sobre Teoría de Precios, usándolo como ejemplo de las decisiones
individuales que él debía tomar respecto de los tradicionales y típicos
cinco 'problemas económicos': qué producir, cómo producir; para quién
producir; ahorrar para el futuro y solucionar situaciones de escasez en el
corto plazo.
La llegada de Viernes nos es útil para destacar la institucionalídad
-organización social- que debieron idear para tomaren conjuntoo en
sociedad esas mismas decisiones respecto de los cincoproblemas, dán-
donos la oportunidad de subrayar las ganancias que ambos -la socie-
dad- obtienen, fruto de la especialización y del intercambio. Los bene-
ficios del intercambio aumentan con la llegada de nuevos habitantes a
la isla, pues el bienestar alcanzado por cada persona será significati-
vamente mayoral que hubieran obtenido si hubieran decidido no integrar-
se social y económicamente a una comunidad de personas y vivir como
ermitaños.
Quizás la deuda más grande dela profesión a Chile está en que este país
estuvo siempre a la vanguardia en cuanto a 'curiosidades' en materia de
políticas económicas. Así, en la década de 1950 ~y antes- . el país se
caracterizó por tener una inflación 'galopante' que, si bien a veces baja-
ba a un suave trote e incluso a un paso rápido, volvía a 'galopar' sin
jamás desbocarse. Gracias en parte a esta 'curiosidad'pudo la Universi-
dad Católica, y el país, beneficiarse del Convenio con la Universidad de
Chicago, pues a los economistas de esa universidad les llamó la aten-
ción que el proceso nunca llevara a una hiperinflación.
También ha servido para analizar los efectos de laspolíticas económicas
que llevaron a que este país prácticamente se estancara, después de trans-
currido .e/primer .cuarto de siglo,. dej;úJdo de~er uno de los países con
más crecimiento y poderosos de América, yde que en la clétada de'1960 0

no hubiéramos aprovechado mejor !as bondades de enfrentártJrmlnos


de intercambio tan favorables -habiendo recibido signlÍÍcativa ayuda
externa- y, al contrario, hubiéramos pasado a ser uno de los países con
desempeño más mediocre del continente, en especial en la agricultura.
Pero más que a todos le debemos al Gobierno de la Unidad Popular
-presidido por el médico y político don Salvador Allende- las enseñan-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 195

zas, experiencias y vivencias inducidas r,or sus polftic~s;~'(;;i6ri,;~s,


entregándonos a los profesores la oportunidad de utilizi'Jrlasp~ra~jeifrp}i~
ficar lo que en verdad ocurrió -<le hecho, en Chile;:!n<;t.en·thü:~gof.,./
cuando se entorpeció el funcionamiento\1e;los,pe,:<,J1,aS,JW~fPIP~ésa:~
mediante /aíntervencíón deJas au.toridadesft · ··
en las cercanías.dela Plaza delaConstit
Viví algunas. de esas lecciones;en enero•.
hington vine de. vacaciones il Chile. Traji
arroz, aceite/pfl.pel higiénico, cigarr.ill ··
amigos y farniliates; mis hijos;dé•t'Q.;
· cándoseencqanta cófa podían ·.. · •
clamaban· ai Ver fábricas erribah~era
con Jos procesos de comercializatió
escuálidos pollos~uministrados,páf/asJ
lar eran vendidos por i19/J.lacíqfff~l:l'/a ~
la .gente corríaporcuadras,ycdaan1s
mente hacer una. cola cuand() sede( ·
un compañero cuyo (ef11pleo' o mibáj
más deun paquetedecigarrillosporciü~ti
me oía decir, como Rex Ha,:ríson éxclam
Fair Lady'f.

Hoy quisiera cómparti(~on ~sf~des·~t


11
MiVisión('.Dice así: '>>;13 · ,;., ·
"En. efecto1 • era tatJlidíct1lart1~
vinepara mi merecido 'ho,(lJeleave§¡~~,
súper mil.lonar:íoJ Arrendéunp.de:iost>.•
Con¡ cof"/ tres dormitort. •.· 1i~iRg,i5f{Q/
US$ 1()(Jpor todo,ef"trres ... fl~rr;,;art1
mes uno de esos Che1vro'letcelestes·de
ros de/Hotel Shéra(on por una;,r;ártt
US$4;00, y convid~a todamif~mi.fia:...
caballeros Jngleses emCQr, Co?'foc>{i.
generosa propina! f/!doctocque aae.nd<i
ció comprarla en US$ 3 00Q~ ;r;¡estv11~
196 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

Finalmente,. no la acepté, gracias a lo cualpude venderla en US$45 000


en 1976, a mi regreso de Washington.
"En ese viaje de dos meses pude comprobar que desde les camiones
que pasaban delante del departamento de mis padres en la Avenida
Marina, les lanzaban con honda piedras y pedazos de fierro f)i;lra que-
brar sus ventana les, y vi a mi padre llegar a casa muy alterado porque
una turba había rodeado a su Chevrolet 68 y, pateándolo, Je gritaban
'Viejo Momio de M... '. Mis hijos quedaron muy impresionados por el
hecho de que los pollos se vendieran en la Costanera a los. 1pijes 1 que
transitaban por ella; traté de explicarles que como el gobierno entregaba
pollos al precio oficial en las poblaciones más pobres, a los pobladores
les resultaba un buen negocio revenderlos en el barrio alto a/precio
"negro" de mercado. También les llamó la atención lo patriota que les
pareció eran los chilenos, pues muchos edificios que alojaban indus-
trias tenían izadas la bandera chilena, signo de que la industria estaba
tomada por los trabajadores. Fue en verdad increíble la rapidezcon que
aprendieron a ponerse en cualquier cola que se armaba en cualquier
luga; siendo que con orgullo nos llamaban para hacernos ver lo eficien-
te que habían sido en guardarnos un lugar tan privilegiado en ellas.
"La escena más denigrante que vi fue/a cola depersonas que corrían
detrás de un furgón café de la Cía. Chilena de Tabacos; una vez que éste
se detenía a.dejar unos pocos cartones en algún quiosco1 rápidamente
se formaba una cola para tratar de 'conseguir' algunos paquetes,. siendo
que un señor se bajaba del furgón para controlar que no se vencfíera más
de la cuota a cada persona deila cola. ¡Piense t:!n la productivldad 'real'
del trabajo realizado por este controlador {que me recuerda aJos comi-
sarios en los· regímenes camunistas)! Me•llanuá.mticho {aaten~{ónque
en estepaís no se 'compraban 1 las cosas1 pues a cada rato:mépregunta-
ban: ¿Dónde 'conseguiste'Vice:roy? ¿Dóndeconseguistecarnef'
"Es difícil que la juventud de hoy lo crea;.pero el regalo más preciado
quepodía traerle a mis padres desde Estados Untdos durante la UPera
jabón¡pasta de dientes y ¡papelhigiénfcofN

4. El MONSTRUO DURMIENTE
(15 de junio de 1989)

¿Sabe usted qué pasó en 1970-: 1973 debido a que el DL 520 de.la Repú-
blica Socíalista no había sido derogado y fue 1'despertadd1 por la Uni-
dad Popular con la asesoría legal de don Eduardo Novoa? Este decreto
VI l. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 197

ley dio la pauta para que el Gobierno de Allende y sus 'boys ! intervinie-
1 1

ran prácticamente todas las industrias del país, quebrantando uno de los
derechos básicos del hombre: el de propiedad. ¿Sabía usted que está
aún vigente el DFL 274 de 1960, que creó la Empresa .de Comercio
Agrícola (ECA), la cual sin duda fue uno de los actores principales para
destruir a nuestro malherido sector agropecuario?
La ECA tuvo su origen en fa Junta de Exportación Agrícola (1930) crea- 1

da como respuesta a presiones. del cabildo agropecuario para subsidiar


las exportaciones de unexcedente de trigo. Esta)unta fue sucedida por
las siguientes instituciones: eflnstituto de Comercio Exterior (1932), el
·Consejo de Fertilizantes (193 9), el Instituto dé EéonomíaAgrícola (1942)
y el Instituto de Comercio Agrícola, /NACO (1953 ), que fúe su antecesor
inmediato. EIDFL 274 la establece como una 11Empresa del Estado", con
duración indefinida y patrimonio propio; Está dirigida por un consejo de
13 miembros de los cuales tres son representantes del sector privado.
1

Tuvo co[flo. filiales.o participó en elcapital del H,ipódrot:no Chile, la


Sociedad General de Comercio (SOGECO), Vinos de Chile (VINEXJ, la
Sociedad Chilena de Fertilizantes (SOCHln la Sodedad Lechera Na-
cional (SOLECHE), la Empresa Nacional de Frigoríficos (ENAFRI), la
/impresa Nacional de Semitlas(ENDS), la Empresa.Nacional de Servi-
cios Portuarios.(ENSEPORn la Sociedad AuxilíardeAsistencia Técnica
para· la ComerciaUzación Operativade Productos J:Jortfcolas, Frutfe.9las
y. Otros (SACQOF!) y. la Se.ciedacldeConstruccidnes y ··Operaciones
Agropecuarias(SQCOA6RQ);,,¿fJJ1~4.f11Jf(et:eNdoy tiene ~Q!!font:i~fl,~
ríos; amediadqs.de.19l3,l/f!gqa.teJJer:1tresmll 200!; 5lh.t;:(;)ntiu; pq;r
derto,los:qeJ~5,f#1fles,.'.J't1\f. ;:1 ' .. •. :••·•
.~~g~11el,JJ,~~.,~~;;/fl;xfCA01~~'".·• ac 'f~~ ..
!}(térnoiJi~•p/o(iQlfft<JS•:'1gr8p~cUart'Q . .. . . . . ' .e• XR . .. .. · . . ·•· . . .
eS,té1bf~irnie~tQ$ #esti~adqs.élti~•!IJlfC~~~mi~n~:f ccm~f~llación d~pro-c.
·.·auctos yfrnerca~~li(é1S,;.yejercit,fas fun~Jqnes.de fdmento· agr911ec1_,'~rio ·
•· •. qu~elgobiemo.l~entargµe~•. Entre sus mµ.ltiples: ª~~iones yacti11{qades
•. •·pueden•menci,Qflél(:Se• las:siéuie,ntes:há: il3terveflido fim 1a imp~:rtacióri:,de
trlgorst1racionamienté1J\.'.enta;administtóen19(f2effstancodeldari~
na, de..Valparaíso¡·.¡\eo8c;1gua..,vSaptiago;•impe>rtó ganado<e1Jpie; .car.ne
errfriada y congelada; cpnst,:uyó radministrq frigoríficos y.abastecicia
las carnicerías; c;:omerci1:JJizó."de. todo"; Jncluyrndo aceitunas,· alpiste,
orégano y curagüilla; imp@rtó leche descremada enpQ/vq y 'butter oil" 1

paraproducir leche líquida; fabricó ak:ohol co~la sobreprqducción•de


papas y también las importó cuando huha 11esf:a5ez'1 a/ospre<::ios;fifii:: .
198 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

dos; "importó ¡cigarros puro"!; importó "congelados 111 huevos y pollos,


y "de un cuantohay" -incluido el famoso cerdo chino- para su distribu-
ción en Ias JA~ cuyo administrador era nada menos que el subgerente
de Hortalizas de la ECA; por último, administró el Estanco Automotriz
en 1972, ¿quizás porque fueron puros "limones"?
Este monstruo está "vivo y no coleando 111 pues ef DFt 274 no ha sido
derogado y este gobierno no le ha dejado pegar coletazos¡ pero aún
tiene el derecho a ser despertado para volver a hacerlo. ¿Será en 1990-
1994 la única autorizada a exportar frutas, pescados, rollizos, pulpa y
papel, pagando "lo que quiera" al productor nacional? ¿Importará azú-
car y trigo subsidiados? Para beneficio de una sociedad.libre y respetuo-
sa de los derechos de propiedad, en especial en el agro, creo que más
vale monstruo muerto que dormido.

5. PRECIOS MENTIROSOS EN EL SALVADOR


(1 O de diciembre de 1987)

Hace un mes fui a San Salvador, invitado por la Cámara de Comercio e


Industria de El Salvador, para asistir y dar una conferencia en un foro
internacional de economfa llamado "Alternativas Para la Solución de la
Crisis Económica Actual11•
En mi disertación hice alusión a muchas de mis co/umnas.eneste diario
y quise así dejarles el mensaje de que los 'precios mentirosos' son fuen-
tes de prebendas que, naturalmente1 conducen a limitar la libertad del
sector privado, a un aumento del poder discrecional de/gobierno, a la
regulación y el control, a la corrupción, a la generación de riquezas
ilegítimas y, por tanto, al desprestigio del sector privado y del sistema
económico 'capitalista', al revanchismoy a fa violencia.
Así, hice un llamado a que el sector empresarial pidiera fa eliminación
de dichos precios, y propusiera que los profesionales del sector público
se preocuparan preferentemente de los pobres antes que de controlar y
evitar que, debido a la existencia de dichos precios, los• más .ricos e
influyentes se aprovechen de las concesiones y reglas implícitas.en el
sistema económico-social imperante en elpaís, o de asegurarseque di-
chas prebendas .sean repartidas según los deseos del gobierno:
El más obviode los muchísimospreciosmentirososenEISalvadores la
tasa de interés real negativa que se ha fijado y es cobrada por el sistema
bancario y financiero1 totalmente expropiado el año 1980 por la Junta
VIII. Y la fijación de precios mínimos 199

Revolucionaria. La tasa de interés real es negativa cuando,por ejemplo,


el banco cobra un interés del 1O por ciento en circunstancias de que la
inflación es del 30 por ciento. En este caso, quien obtiene dicho créditq
está recibiendo un regalo del banco que se lo otorga. .
En efecto, un crédito de 100 pesos deberá pagarse con .11o R:,f!SQ§ .al
cabo de unaño si el interés es del 1Opor ciento; si e{deucJor.invi<:H'te su
dinero en comprar una canasta de b.ienes cuyo va.lor¡il cabo <:fe,4n,a1a.
será de 130 pesos con.motivo de . una in(lac[ór¡c;/e.JO,po.r . .<;ien.to1 /~{!J.
saber leer ni escribir' estará recíbiendounregalq de20pesO{;?-(f~bRd~.
un año, siendo exactamente igual a cero lq rentabílidad sof1'a(delpra~
yecto de invertir en esa canasta de bienes; ¿Consfdera,4steJ:l/lf;§g(tirpo{!![c
aumento de 20 pesos en la rique,za deld~1,1~or?porqt{ª 1p"{.$sJ"',~i.l~~•
ratones tienen acceso a la cant1sta ysec9mene{ 10.po. ".• ,.. •' " . ·
(13 pesos), el deudor estará, en toda caso., ;pbtenie.nqo una,(;~
privada positiva de siete pesos con su invfJrSiQn,. pues esq ~~}1i
queda como ganancia después de pagar los}tQ1pesfJ}sal:fJ<:1f1C:{{..G9.'ti.
117 pesos que le dejaron los ratones despu~s,<ie.c:owerse .efJQJJqrc.1:(ftn:-:
to de su patrimonio. Es decir, el particularaúo te11cfrfe/1ncentivopara
'conseguirse' el crédito bancario-aún pagaruJo,µr,a.coima efe hasta siete
pesos si bien .lo normal es que se vaya por mitades C:OIJ!1UJen tramita. X
1

autoriza el.crédito-, a pesar de que .dichoprqyectQ.'fJfHJ:fi:l. l.ffJ c:gsfa ,


social de 13 pesos en términos de recwsos reales ¡ge{.pa'íp..,. y un:4nic:9:
beneficio de tener ratones mejor aliment?ldos XJlJ'¡is~ ··
El ejemplo de los ratones claramente>il~njll;Jff~trJ;;(i,{ . . . .}~{~Q
gobierno para ejercer el mayor control posible.sobré el de$tinQc,d~I Cf~:,
dito otorgado, puesto que la rentabilidad privacla..cleJ.proye<;tf;l. el!1pr~ij,
dido no refleja su rentabilidad {sociaJ)iparae(p~.fsr ¿Qu~.m~j(tt;l!).i1.[1l~~~;
de. controlarlo que expropi¡mdo la banca.priyaJÍ~([}(¿q)PdJ>, .t::/l;l:f?
los empresarios de un país piden.e/fagorQe"tenercrgc!Jtos. ....
automáticamente invitan a un.m,ayor cqnt,oJpor;e{~stªtlpi{C?.ffl.~!Jtél;n{;¡,.s
coimas y la corrupción, y despiertan el reva~chism9 de pa.rte~~9uit:mes
no tienen los contactos e influencias para}e~er,.acceso a IP~;§[~IJ.ªlos
implícitos en dichos créditos discriminatodos. •i •:~~tlí.,tr •.r

VII l. Y la fijación de precios mínimos

Algunos gobiernos también han intervenido en el natural funcionamiento


de los mercados a través de la fijación de precios mínimos, pmhibiendo
200 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

transacciones a precios menores que aquéllos. Tal ha sido el caso con sala-
rios y sueldos mínimos, y la fijación de los precios llamados "de
sustentación" o "sostén" para algunos productos agrícolas, pues los agri-
cultores siempre han podido conseguir que se los clasifique como "especia-
les" y merecedores de un trato preferencial. Ocasionalmente, algunos
gobiernos han establecido precios "altos" para sus divisas, de suerte que
sus Bancos Centrales debieron salir al mercado para comprar los excesos
que el mercado no quería adquirir a esos precios, acumulando reservas in-
ternacionales y ,rnmentando la cantidad de dinero y así provocar una ma-
yor infüición.

¿Cómo resolví,1 el rnerG1do esta intromisión de la autoridad? Para el Giso


del s,1h1rio mínimo, pnll'ocando la desocupación de los más "inempleables";
es deci1: de ,1quellos menos capaces para generar una producción equiva-
lc,nte, ,1! lllL'll0S, ,1! costo de su contratación: las mujeres, los trabaj,idores
menos c1lific1dos, los ,rn,1lfobl'tos, los viejos, los demasiado jóvenes y los
lisiados. Algunos de L'llos segur,1rnente podrían encontrar algún empleo
como tr,1b,1j,1dores independientes o ser empleados por el sector inform,1! a
un salario menor que el fij,1do por l,1 autoridmi, y menor aún al que se
establecería en esos mercados si no hubiese un salario mínimo tan alto: el
salario mínimo ha provoc,1do un ,1umL'Illo L'll l,1 cantid,1d de trab,1j,1dores
que buscan empleo en los sectores inform,1k's y en trab,1jos por cuenti1 pro-
pia (vendedores en las calles), por lo que su remunernción tiene que verse
disminuida debido a la existencia de un salario mínimo demasiado alto. Se
dio el caso que cuando en Chile se estableció el llamado "sueldo vital" a
fines de l,1 década de los 40, a las personas que vendían entracfas en los
estadios y cines -catalogados por ley corno "empleados" y no como "obre-
ros", pM,1 Lluienes se fijaba un salario mínimo, obviamente inferior que L'I
sueldo (¿que' le pmL'Ce esta discriminación legal?- se les p,1gab,1 con un chc-
qm' su sm,ldo vit,11, ~1ero debían devolver ,11 due110 dl'l l'St,1blccimiento ccr-
c,1 del 2()'¡;, dl' su importe. ¡El mercado es impl,1cablc 1

l\1ra L'I ciso de los precios de sustento par,1 productos ,igrícolas, los L'xce-
dl'ntcs que L'llos gL'nernb,1n -~1uesto que a los precios establecidos los con-
surnidorl's no L'stiib,m dispuestos a com~1r,ir todo lo que los productores
l]L1L'r1an ofrccl'r ,1 l'Sos precios- dl'l1í,rn sl'r L'nlonces comprados por el Esta-
do, a nu sl'r l]lll' SL' limililr,1 lc1 cmticfad dl' tierra que podía ser destin,1d,1 ,l
los cullinis cu vos prL'cios L'r,m fijados "dema:;i,1do altos". Fue ,isí corno los
['.st,1dos Unidos y ,·arios p,1ÍSL'S europeos acumularon enormes excedentes
(de trigo, maí,., t,1b,ico, ,izüc,ir v i,íctcos, entre otros) que dcspuc's eran ex-
port,1dos -o 1Tg,1L1dos comu ,wud,1 externa-, deprimiendo de l'St,1 forrn,1,
VIII. Y la fijación de precios mínimos 201

artificialmente, tanto el precio internacional corno el doméstico (de los paí-


ses receptores) de estos productos, atrasando el desarrollo del agro en el
resto de los países del mundo (incluyendo los que se trataba de ayudar con
los regalos de trigo, maíz, etc.)
A continuación reproducirnos cuatro columnas del profesor Fontaine sobre
el tema de salarios mínimos y una sobre la fijación de un precio de sostén
para el trigo en Chile.

1. HUACHI CON EL SALARIO MÍNIMO


(5 de abril de 1990)

La teoría económica siempre nos ha advertido de la inconveniencia de


establecer salarios mínimos efectivos demasiado altos, pues ellos dan
lugar al clespiclo de los trabajadores cuyos servicios aportados a quienes
los contratan es valorado por éstos en una cifra menor que ese salario.
Habrá empresas o empleadores que podrán libre, pero ilegalmente, con-
venir salarios inferiores al mínimo con los trabajadores que acepten el
"peor es nada", brindando así la oportunidad de que éstos se ganen sus
ingresos en un trabajo estable y de que las empresas no reduzcan su
producción de bienes y servicios demandados /JOr la comunidad nacio-
nal e internacional.
Otras empresas, quizás las mcis grandes, no podr,in o no querrán evadir
la imposición legal, por lo que decidirán reducir la contratación de los
trabajadores menos aptos y más fácilmente sustituibles por la mecaniza-
ción de sus trabajos. (Un amigo me dijo que desmalezaría sus cultivos y
limpiaría sus tierras con herbicidas en lugar de utilizar hom/Jres si el
salario mínimo subía en más del 7O por ciento rea/).
La teoría indica que las nuevas contrataciones se verían, asimismo,
adversamente afectadas en aquellas empresas donde el salario mínimo
es efectivo. Nuevamente serán m,ís afectados los menos aptos y los más
fácilmente sustituibles o prescindibles, especialmente los jóvenes sin
capacitación y con menor nivel de escolaridacl, pues se le hace más
caro¿¡ la empresa su período de aprendizaje. Es deci~ la teoría predice
que un salario mínimo demasiado ¿¡/to conducirá a aumentar el número
de cesantes y desempleados, especiJ/mente de aquellos con menor ca-
pJcitación y fuerza física: los mé-ÍS pohres, los jóvenes, las mujeres, los
viejos y los discapacitados física o mentalmente.
¿Es esto lo que desean quienes propician aumentar significativamente el
salario mínimo? ¡Seguro que no, pues sin duda que son éstas las perso
202 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

nas a quienes ellos más quieren ayudar, como lo desearía todo hombre
bien nacido y criado!
"Es que lo que predice la teoría es una cosa, y la realidad es otra", ha
sido en muchas ocasiones una respuesta a las advertencias de nuestra
profesión sobre el asunto. Esa afirmación desconoce el hecho de que la
ciencia económica está basada en el método científíco el cual, para 1

aceptar y adoptar una teoría, exige su contrastación con la realidad. Al


respecto, en el último número de la revista académica Cuadernos de
Economía se publica un interesante y concluyente artículo de dos profe-
sores de la Universidad de Chile (Ricardo Paredes y Luís Riveras) sobre
este importante punto. Demuestran que en Chíle-¡no en Chicago, no en
Cambridge o París!- los salarios mínimos efectivos producen mayor ce-
santía y desempleo entre los que poseen menor capital humano: los con
menor educación y capacitación, los jóvenes, las mujeres y los viejos.
Utilizando las técnicas econométricas más modernas y refinadas, han
hecho un aporte a la ciencia en un campo que no ha ocupado un lugar
de importancia en la literatura e investigación económicas concernien-
tes a los países menos des;urol/ados.
Concluyen los autores su trabajo afirmando textualmente: //El aspec-
to más importante es que el uso de salarios mínimos tiende a tener efec-
tos más negativos sobre los menos aventajados, los CUi:lles enfrentan
mayor desempleo y una menor posibilidad de retornar a.la fuerza de
trabajo. En este sentido, debieran estar recibiendo capacitación o en-
trega de mayor capital humano en lugar de salarios. mínimos... (As O
los salarios mínimos no deberían ser aplicados a los trabajadores más
jóvenes ,Yt en general, a los grupos más desventajados de la fuerza de
trabajo".
La prueba es clara; por Jo tanto, quien propiciare un aumento significa-
tivo en el nivel del salario mínimo estará de hecho propiciando también
aumentar el porcentaje de pobres en el país. Es decir, "Huachí (cuidado,
en chileno) con el salario mínimo''.

2. SAlARIO MÍNIMO YPOBREZA


(28 de marzo de 1991)
En mi columna del 22 de marzo ("Pobreza, Juventud y Delincuencia 11)
afirm1 que era "importante aceptar que sólo el crecimiento económico
podrá llevar a niveles dignos li:ls remuneraciones de estos trabi:ljadores
VIII. Y la fijación de precios mínimos 203

(pobres) con escaso capital humano, para lo cual la inversiónJuega .un


papel preponderante' y también, que nada se saca con "subirelsalarfo
mínimo por sobre lo que indican las naturales fuerzas del mercado'1,
Ello no implica, sin embargo/ que estos trab¡ijadores y susfarnJ!ias~f(éri
condenadas a vivir .en condiciones depo/;>ff)ZB, hq~ta tantQ e[9recirni<;1J:
to económico conduzca a elevar sus salar:l9sreªl@s✓ ¡Pll.~~ i1.Jstarn~l;)J~
para elJo es que el país solidaria y const;lí'ISIJ~/lTJ(!}flt~,h.~ · · · ·· ;,tfh
nanciado los llamados 'Programas S09ía[ . ~de~
cuadamentefocalizados en prestar asisten
más pobres'. .,,i,, , i "

Dicho 'gasto social' debiera ir disminuye()JÍ<fa; .·


crecimieQto y a la inversión que se haya
chileno pueda por.sí mismo brindar a s1,1
cuado¡ pues, en ese entonces,. quien a p<#sM,.~~"t<) Q
'pobre', lo seráprincipalmente porpropia decis¡'i;5rp~f:S'.
carencias que haya heredado. Habrá excepc[onés;;perQ.;. . ·.·
rán la regla de que nadie será 'pobre' como repul{aclo.de:fa~\c<Jn4{cíones
iniciales en qoe se encontró su familia o d~/vna.fpJta(ie:oportunidades
para, con su propio esfuerzo y dedicación, alfap~arun nivel pe vida
que consensualmente consideremos 1digno 1para /.Jfl~onc:~udadano- l;sta
envidiable situación era una realidad eg l<1,l}rgeJ1~t;>:~.~asta}a.prilTJer,~
mitad de este siglo/ y es la que hoy impera en gran fl1€<Í{~a¡~n P1Í!if;S
como Australia y Canadá. ··.' '/ ,-' \':,
. .........
,,,, ',,,'
'i, . :,> · •••·•·•· ~.·•
· · · .. {v,<,, '\'Jf'\'2 4 '",,,'., '~ ',',<'."", '\,; "'
Sin duda que Chile puede aspirara eliminár;/4\jj~l:J. ·. .. ,~~~<fqí.)'gi1~~(
del próximo siglo si se persevera en mantener vna;ec:óriprn(a)IIAtfil.)X.
abierta donde la iniciativa individual .-:jRQ l,a ;iJ.Ct/yf({a? .. · · ·· · · ·· ·
1
.

una eficiente y solidaria acción del Estad01,fJlíi~/~gftiroo á.


los factores determinantes del éx.ito indívidu~Jycqfé.otivq;
afortunadamente1 'tenemos que remarcon/o$pob,res qli/e t.' •
lo cual es imprescindible darles las facilidades ,:!el ca$O)t .
zancadillas; en especial, a los elementos pát¡ débif~$}'C:9llfrlfe'1.SC
lidadesycapital humano. .. ·,.: \ . ,,;; .• ,,,, ¿.;:.:.;1f1;,,r)i
Un salario mínimo demasiado 'alto' es ~nyt:(if~(/1.!fJq, t(iilrpP~i~!í'l,gJtijff
no hacia .la eliminación de la pobreza, trampél,f:ILltER~ílt[,Yj~~t~Ju.59}
calificar de criminal. Aparte .de dismjauír(iJ.i¡flfJ~Q.~ · ·· · ·
cia'1 un salario mínimo 1alto' limita uno de los.
tales del hombre1 el cu¿¡/ es tenerunempc[~l)/qqé)
considerarlo 'suyo', si bien con una remuf'l.~r~cl611
1
dar sería hoyindignamente baja Además<. /Q:§.
1

',,'' ''1#1.ÍfiJ.f:t~.
"'<< <;/\,,\"'<
204 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios
VIII. Y la fijación de precios mínimos 205
206 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

¿Cuánto tiempo pasará antes de que los gringos vendan sus tierras? Para
entonces, ¡se habrá cortado la cuerda!

4. SOCIAUSMO·Y·SALARIO MÍNIMO
(9 de mayo de 1996)
Sólo/os más ingenuos, cándidos e ignorantes pensaráf'I qut1 elnivel<Jel
salario mínimo no tiene mayor imppqancia en el momento que Chile.
vive hoy (¡cómo me fastidiaba el manoseado tétmíno .'el;momentQ bis 0

tórícc>•que vivimos', .puesto tan de t;rJoáa en los sesfl;ntal),dom:ítJ la tasa


dedesempíeo·es históricamente bajísím{).. inclvsoparat~tándaresmun7
cli'?les;·eJcrecJmiento económico e,s alto y sostenido1ysu futuro ec9nó,..
mic9, socialypolíti<;:o es consideradopromis.or,io porcas1 todos, Pue:s.tq ·
quee/Jono.esasí;¡c/aroqugtieneimportancia! > ... i ·
~¡ bien el nivel del salario mínimo es absolutamente {fr(;!evante para ./ós
sueldos; .salario.syotras remu.neraciones quepe;rcibe la gran mayoría de
los trabajaáores en Chile, no lo es para los pocos qv.e tienen la desgracia
de tenerque .optar entre }?ecibir: ese míser,o..sal;;irio. o permanecer
desemp/e;1dgs;9pn .la,esperanza de conseguir unemp(f!O .o desarrollar
alguna actlvi(/adaltemativ.a dondepuedan obtene1z.un iqgreso me11sual
mayor que el salario. rn{nimQ establecidQ. ,; .. . . ·. · •·•· . .. ; ~·
:{::Pf(JJ~.seh;:i demqstraqq:yna: i)t otr,aJtez,. la tiyiqea,f¡f~ e,;ripír' ~nJ;~il<t ·
yene/ mundo en.tero ng 1ogracoptrade~ir /q q~~ laJ~u~fla .· ·. .··., . . econo;
roic:.a;¡-Jreclice que sµcederi cµMfi.0;el Siiff · · .....• :1emaslaíd.C!¡k~lto~l
·queserJ@axQr f:11 número..ffeJ:>erso?ª ...•...•. · . ·. . tottiiifl.~}"#.pet:má~t.f: /
cer cleseropfeadas, no teniendo ya ]a .P.9ifliilidad.desr1i.;s.iqµirra ·poder
i{lu:em~nte~nfrentarla defiSióruJe:., · · · . . , . .of1Ji:9e,el
.sa{a,rio rnfn imo,cp.ues ese.tr:¡Jl:Jafo.··. niiolfJ d. íifpief;t.o.parca
,quie~no teng~;üiscafjfic:adqne$, • ?1.<:t)fil"Jl')a~1. es~.iJ!11~L«el
:ge
salario mfnimJkfs de~i,:, (Íf$minu ·.·•· · •• .· // ··•··. · · . • . . •··•· .. > .... tra~~Jo a
.lf?S. f+fiil l~s H.tJ.~it.e optJ:!(et '{J(YPO ~,•?&J~tfJf?:S'~~TJ~~,~fqE"9naclo.>
•·· tf1. ellidencía.rnuestra :que.1osgr~p0f {;l~~;qirf;fe;tamen:t~{$1JfrirárJYaU('f'leJ1.1
,s., t

ttM.en,su5Jtml$·•<Íed~socu¡:>aci6n,se,:á,Joscor,rnenpl,fJ8[iflba.<ióp;·.faS
·. QJLJjeresl Jqs más jóvenes y/os rr¡asvirJ~s.,;Re(JQ•t:!/lono ef todo. Oefüdo
·ª que.aumentará la cantkladde perSQJlélS qtJe deben.barajárselasporsu
cuént;ten templeos' al:temativos derr1f~fW(Ploduct{yigaá, ello eondud~
ritambién .a que las remuneracion.e.sJíetodoslosllarnf dt;?.s 'tra,bajado~
res por cuenta.propia¡ tenderán abajá1¡a.fectánqose f!Slel n1vel d~}ngre-
VIII. Y la fijación de precios mínimos 207

. $O del grapo donde está concentrada la ex~éMf~lí~;


decir; un salario mínimo demasiado alto 'co11~ · ·
·· igualdad de los ingresos en Chile~ ··
..· C<imsidere.importantísimas las conclusion
·•·•· <:io.,;más dogliláticas del cóngteso de. ·
'.' leídas pb(~/senador Carlos OmtRam¡
,; ,progtcJ.ma cle.Nl.AJás que eso, est
, mrleetafá,'j/10Sdícen estar en la
)supongo !]Úe de roporlunidades' y.h6:•lle[
.privilegios('r,. ~,luchar. ala.vor dela:;· . · ·.
1

,:,ritos ele iirta eáin'omfa socialdfl mér.


· •· Tra,b{Jja . .. . doser,bas.~
• 'tiios 1ó.N estarán de ádi
con . . ento:síatesis
1•·pasa Prfelibjeh ifefosm.as·.· .
·un ~ .mínimo que exceéta en
:Indice r!e 1.Precios at CiZt:msumidor. ·
.. ;Ya'es,afanti~nte. ypreocupante ef.rii~
los grupós.qJ~Jú~m'énte Scé veráb mas
inciemeiito/lifr:'!1#} .aumentaría: lii ·aes
. aproba. . .·. . e,,rod0,póci~ii#~,; .
/~¡;{:)~·'.:, <Si,/:'.::\·:,~;~j\:,,;:::: I}L:·.':)'.):·j.t{;J;

:tr:ci~dosiflii1,
•p¼o{taihd·se.·esiablecen ¿: . . .
. ·. agricultortienealmomentv'Ck!~t;n11•·
'tara' mió.~ IJJ1p~io,foenor qúe'ef •.
. á.·lJ Jéy, ,fa banda ';será efeGtÍVá solo ta
'\ ', ' ", ',,'•'." .:,",'

í
208 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

fuera de sus límitesysólo cuando la producción naciarialsea insuficiente


para abastecer.el consumo interno. éonocida la banda, e/mercado libre
estahlecera una estructura de precias 'dkiequifibria{durante todo.el año
sobre/ti h,a.sedefcosto esperado deimpottaf (en octubre), fatasadeinte-
réS·j/2:IPscostosdeacopiopertinentes,s,fnque sea es.trictament~fnecesa-
(Üi lifé1tis.tent;};;¡tieunp,c1efet:compraé{ortst~taJ;, ,\>. . ·•
en
tapol{tic:;!trigvera·basada 1asfü111daSc .iJe:precios pér5:íg~e¡ proteger al
produtJt9,rnacional.cuar1doelpre@iciintemac;io1taJdeVtrlgo·es 'demasia-
dobajo~J,proteger al consumidorna:c[ortaicuanoo~s9precia es. 'dema~
síadóalt<ttcor1 elpropqsitode dismintJfr el rieslfo,qe lós•groductores de
trigo e,infJl'Jtivar as(su:mayarproduccíóninte,na;' ,.,, >.\' ·
Cu.md() et país es importa(lor neto de.trigo; la.banda,establece,valotes
111áximasltecro) y: 111(1'!ímos (piso) p~ra el 11cos,t0;,deirrrportar11/ poes"eS:
.••·éste e~ft)cttn:.'determina.nte.del. preci91.q1J,e recib.irJ,el pr~ddctoi:nacio-:
· ~111a gra,va1así111portacf?ne~i;:uandq·el preciBdnterr1;c1,onaJes
'.·1"e~:piso?:r las¡~ilb~irHd·.cuan'dfies>~úpeí'lór,alAtet:7hi1tfJÍ:Ubr~·
me~éfr/,~:{~segw~rá q.ue elpredo jnter,n'f:j 09.·difiera ·signifiGativamente
· dJtli~~,tt·:importar.•ash~bleddó, ;llQ;;pQ.gieHii(J),f'!.~,<5a,,e~pefl<#:r al•.
1

teclJc> ·· · · · · ·so,.,:1,4es elpa/s iíebeta ~hi.tl!!.di:Jécasoi111p9rtar


nda•~:••,,• ,.•. ,.,J~I:8 1 T'.>•
• ;pbl(t!,f~~fié~liild~~s,,ijefrf~eiós ·.·
pqrtacio-:.:.
·. . ····.;¡¡

.... ·.... ,......·... ~ip14e's.ta~st~1:1temerte;i1e~era•,~~-·


éxpottacfo11.~1e/ef?i1<>·.~•9ueel,pt;eeiQirtern~ci~~~l.
generaf1"!1.enorqu8;.él:piso asfest.r,i.blec;iefmt: i ·; ..... ;1
.. ·. . ,.·. • en €hiltff ti9e.spués tíeso1fcítarlealgobif:fj1<Jque. elimi~
.··•rt~f~~psí$tema.:de.bam:las:a,finesde l.tdécadaae19.Z;f1;. ,.elg~111io.ptdió
IX. ¿Delito o desperdicio? 209

su .reinstauraci6n cuando el precio internacional bajó a precios más


normales. Debido a que el piso resultó ser demasiado bajo, pidió y se le
concedieron cambios en el sistema hasta finalmente llegar a valores acep-
tables para el gremio. Fue tal su 'éxito', que Chile/legó a ser no sólo
autosuficiente en trigo1 sino que generó excedentes exportables, hacien-
do que el .costo .de 'importar' pasase a no tener influencfa .é:1.lguna sobre
el precio interno. (Pqf:s ¿qué fnfluencia podf(a tenersobre el precio de la
uva .en Chile el. hecho de. establecer un altopiso para el costo deimpor-
tarla? Al no importarse.ya trigo, ,sµprecio interno. se independizó.de
aquél y quedó sujeto exclusivamente.a las/uwzas dela. demanda y ofer-
< ta internas, haciendoinQPerante1la.:bé:1.nda de.precios así definida.La

forma de; mantener un precio. intefQO; e/eyado fue pedir. el sostén del
.poder comprador, COTRJSA, que ya en . 1988 debió exportar trigo al
Rení ¡con enom1es pérdidas! Par:a este .¡:lño; debido al altísimo .precio
fijapo por ést~ nuevamente habrá e~cedentes exportables. ·
.SiendQ insostenible una /Jant;ürd,e prec:ios bé:1.sada en, precios de importa-
ciónpara un producto que es ahora,exportable¡ las presiones del gremio
se hanvolcado.:desde la banda al sostén Su éxito conducirá no sólo a
. ,seguir teniendo .un alto precio intemo para el trigo y sus derivados, sino
a una presiónpresupwstaria:fiscal que obligará a aumentar los impues-
.,·tos o a reducir, eli gasto..en otros sectores.
De esta ma:1;1era, l;tpolftica triguera ha..ido.evo/ucionando desde una
que quizás: n!Js /JetJe(ició iJ otra qµe ;hoy perjudica a Moya y al país,
, empo/;JreciéodoG(!)s,, . · ·

IX. ¿Delito o desperdicio?


Una de las acciones más perniciosas de los gobiernos que inducen a los
precios a mentir son los denominados regímenes de "promoción industrial
y/ o regional". Aunque hay distintas variantes, estos regímenes consisten
generalmente en establecer incentivos tales como desgravaciones
impositivas o subsidios a ciertas actividades localizadas en ciertas zonas o
regiones, normalmente subsidiando las inversiones -a los capitalistas- en
lugar de la contratación de trabajadores en ellas.

Sin excepción, esto ha dado lugar a controversias cuando se descubren ca-


sos de corrupción, en los cuales se obtienen los beneficios impositivos sin
generar ninguna actividad productiva en las zonas promocionadas. La res-
21 O ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

puesta oficial de los gobiernos generalmente consiste en continuar con el


régimen de promoción, al mismo tiempo que redoblar los esfuerzos para
evitar que "de manera inescrupulosa se aprovechen las desgravaciones
impositivas y otras ventajas, sin cumplir con los objetivos de producción y
localización de industrias".

Lo que se trata de evitar es el fenómeno de "los galpones vacíos". Esto es,


empresas que simulan existir y producir en una determinada región, con
los beneficios impositivos correspondientes, aunque en realidad no produ-
cen ahí sino que llevan a cabo -o siguen y seguirán llevando a cabo- sus
actividades donde más les conviene. Precisamente por eso se denominan
"galpones vacíos", ya que sólo sirven para simular que la empresa está
localizada en la región donde obtiene el privilegio estatal que busca.

A menos que se tratase de un regalo injustificado, la promoción se basa en


que ciertas actividades no podrían existir en la región elegida por el gobier-
no si se las dejara libradas a las fuerzas del mercado. Sus costos superarían
a sus beneficios si se localizaran en las zonas elegidas, y es para cubrir esa
diferencia que el gobierno les concede ciertos privilegios tributarios o de
otra índole. Gracias a la promoción, que cubre la diferencia de costos y qui-
zás un poco más, esta actividad puede desarrollarse en la región elegida
por el gobierno y que no le hubiera convenido de manera "natural" al in-
versionista. Realizar esa actividad -producir- en esa zona será, por lo tanto,
"bueno para Juan" y "malo para el país" (salvo que otros precios mentiro-
sos fueron los culpables de que a Juan no le resultara naturalmente conve-
niente la localización elegida por el gobierno ... pero en tal caso, lo que el
gobierno debe hacer es corregir aquellos otros precios mentirosos y no" com-
pensarlos" con el régimen de promoción que constituye, al fin y al cabo, un
precio mentiroso más).

Pero, con los "galpones vacíos" no hay ninguna actividad productiva; no se


produce absolutamente nada, ni se utiliza materia prima, energía, trans-
porte, etc., por lo que no se incurre en el costo de producir. Sin embargo en
los papeles se las hace aparecer como que _tienen una actividad, que es ficti-
cia, gracias a la cual los responsables de esta maniobra obtienen privilegios
quizá para otras empresas de su propiedad ... recuerde que ¡los fondos son
fungibles!

Aunque los galpones vacíos son un penoso ejemplo de delito, hay que ad-
mitir que éstos no le costaron nada al potencial productivo del país: como
no operan, no hay consumo de materias primas, materiales ni nada por el
IX. iDelito o desperdicio? 211

estilo (excepto en lo que se refiere a que se incurrieron costos -insignifican-


tes- para construir el galpón). Sólo se apropiaron de los millones que el
fisco hubiera podido gastar en otros fines (de cuya productividad también
es legítimo dudar), pero no hay que lamentar el consumo de ningún centa-
vo de recursos productivos, ya que los delincuentes no usaron ni una gota
de combustible, ni un kW de energía, ni un gramo de materia prima, abso-
lutamente nada en producir otros bienes, gracias a que todo fue solamente
una gran mentira y sólo una mera redistribución del ingreso desde los
contribuyentes (Moya) hacia esos inversionistas.

Mientras que en el caso de las fábricas que no delinquieron, sino que verda-
deramente se instalaron en la región seleccionada y desarrollaron sus acti-
vidades conforme a la ley ("galpones llenos"), se registró un consumo de
recursos productivos que excedió el valor de lo producido en el mismo monto
que el gobierno gastó en promoción: hubo una disminución del bienestar
del país. Si este gasto en promoción es de $ 100 millones, ¡el país es $100
millones más pobre!

En el caso de los "galpones vacíos" hay un delito y un regalo; pero sin con-
secuencias para el potencial productivo del país.

En el caso de los "galpones llenos" no hay delito, pero hay un desperdicio


de valiosos recursos productivos.

La verdadera solución no es redoblar esfuerzos para evitar que el régimen


de promoción se utilice indebidamente, sino derogar el régimen que hace
posible el delito, el desperdicio, o una mezcla de ambos, estableciéndose
claramente el objetivo que se persigue y diseñándose las políticas que en
efecto logren esos objetivos.

Es interesante destacar que si las autoridades de gobierno desean mejorar


el nivel de vida en alguna zona "deprimida" a través de generar mayores
fuentes de empleo en ellas, la política adecuada es subsidiar el empleo en
esas zonas, ¡y no subsidiar -a través de exoneraciones tributarias- al capi-
tal que se invierta en ellas! Un subsidio a las inversiones en el nordeste de
Brasil llevó a que una conocida fábrica de zapatos modernizara sus opera-
ciones a través de una mayor mecanización de ellas y, por lo tanto, ese tan
bienintencionado y oneroso subsidio condujo al despido de trabajadores y
no a un aumento en el empleo. ¿Qué le parece?

La compañía japonesa Son y produce discos compactos en Sao Paulo, pero


le conviene mandarlos a Manaus antes de venderlos (presumibltmwnte, para
212 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios

hacerles ahí las pruebas de control de calidad), en orden a beneficiarse con


los incentivos fiscales del nordeste. Por supuesto, para venderlos hay que
volver a transportarlos, y todo ello involucra innecesarios costos de trans-
porte: precios mentirosos hacen que lo bueno para Sony no lo sea para el
país.

Bolivia tiene dos departamentos, Oruro y Potosí, donde las inversiones es-
tán exentas de impuestos por cinco años para promover el progreso de es-
tas dos regiones. Este régimen está vigente desde 1987, pero menos de 30
empresas en los primeros diez años del régimen se acogieron al mismo. La
más grande es una fábrica de latas para cerveza y gaseosas que ya existía en
La Paz y decidió mudarse para aprovecharse del régimen ... ¡ésta no es,
realmente, una nueva inversión para Bolivia, sino un innecesario costo de
mudanza! Lo que es bueno para el fabricante de latas, y quizás para alguien
de Oruro, no lo es para todos en Bolivia. También llama la atención que las
empresas acogidas al régimen no sobreviven mucho más de ... ¡adivine
cuántos años! Sí, usted acertó: cinco años. Ahora piense por qué en vez de
continuar con su empresa durante los años sexto, séptimo, etc. le va a con-
venir disolverla al quinto año y empezar una empresa nueva en La Paz
(aunque seguramente producirá lo mismo que con su anterior empresa).
¿Es, acaso, esto lo que va a generar progreso en Oruro y Potosí?
CAPÍTULO

El objeto de estudio
de la Economía

En los capítulos anteriores hemos identificado al elemento que siempre está


presente en todos los acontecimientos de la economía: el precio.

El precio, entendido como los términos de intercambio en que se presen-


tan las alternativas. El precio, como el mecanismo de cooperación más efi-
caz que ha conocido la humanidad. El precio, como una señal o instrumento
transmisor de información cuya sutileza consiste en que sólo atrae la aten-
ción de los interesados en tomar decisiones sobre la base de ellos, sin per-
turbar a los demás.

Hemos indagado en sus virtudes y en su vicio, mentir, ya sea "por su natu-


raleza" o por una acción indebida del Estado. Ahora vamos a considerar el
objeto de estudio de la Economía como ciencia, rastreando todos los cami-
nos por donde transitan los precios y descubriendo, guiados por ellos, cuá-
les son los asuntos que estudian la Ciencia Económica.

l. Frank Knight, Robinson Crusoe y Viernes

Frank H. Knight definió la Economía como la ciencia que estudia la forma


en que la sociedad resuelve su problema económico; el cual, a su vez, se
presenta toda vez que se requiere asignar recursos escasos entre múltiples
fines u objetivos. Este mismo autor identificó cinco aspectos del problema
económico de una sociedad, que nosotros encontraremos siguiendo los pa-
sos de Robinson Crusoe hasta encontrar a Viernes y otros habitantes de la
214 El objeto de estudio de la Economía

isla. En todas estas situaciones deberá resolverse: (1) qué producir;


(2) cómo producir; (3) para quién producir; (4) racionar cuando las expec-
tativas no se cumplen, y (5) proveer para el futuro.

A. ¿Qué producir?

Estando solo en su isla, es él mismo quien fija sus prioridades. Aunque sea
un caso demasü1do simple, el de Robinson solitario da lugar a las preguntas
de que se ocupa la economía ¿Hasta qué punto le conviene acumular fruta
en vez de aprovechar b marea alta para pescar? ¿Cómo decide si le convie-
ne ampliar L'l cobertizo p,1ra poner la fruta a resguardo de los anim,iles o
mejorar el techo de su choza antes de la estación lluviosa?

La Economía postul,1 que éstos y otros dilemas son resueltos por Robinson
actuando como si considernra que toda acción enfrent,1 l'I costo dl' ckj,1r dl'
realiz,1r otrn acción alternativ,1, ,1unque él mismo no lo exprl'sar,1 ,1sí si se lo
preguntaran, siendo que su elección final dependerá del costo y dl'I Lwnefi-
cio que espera obtener de torn,1rla. ¡Que actúa como un BEMS 1 (record,1r la
sección IV del capítulo 1).

La Economía tiene un,1 ,1ctitud de Lfrsconfianza hacia los métodos de inVL'S-


tigacitín bas,1dos en encul'sl,1s, que tienen mayor aceptación en otrns cien-
ci,1s soci,1ll's. No le resul tarí,1 p,1rticul,irrnente útil a la Economía pregunlMle
,1 Robinson por qué L'St,í pesGmdo en L'ste momento. Seguramenk, él rnir,1-
ría sorprendido ,11 encuL'sb1dor y respondería simplemente "porque tengo
hambre" (aunque quiz,ís dl'cicLi divertirse a expensas del encuestador L' iró-
nicamente le contcstl' "porque no lllL' gusta el ketchup que k ponen ,1 los
clweseburgers que sirven en los McVonn/d's de New York").

La rndodología dL' h1 Economí,1 consistiría,encambio,cn vcrific,1rque Robin-


son sistern,ílic1rnentl' construye cobertizos cuando la rn,lrL'<l est,í h,1j,1 v s,1lc
,1 Glz,11~ en vez ck• ,1rregl,1r el lecho de la choza, cuando folli1 rnucho par,1 l,1
esbKión lluvios,1. l)L' ,1qu í se concluiría que el comport,1micn to de Robinson
consiste en seleccionar las actividades que, a igualdad de Lwncficios, tienen
el menor costo o qm', ,1 igualdad de costos, tienen l'I m,1yor beneficio.

Pero en cuanto lleg,1 Viernes y deciLfrn vivir en sociedad, SL' L'Sb1bk·cer,í


zilgún mecanismo institucional p,m1 en conjunto fijc1r prioridades ,KerG1
de qué producir: deben formar una socied,1d, dl'Lwn organizarse y crear un
sistem,1 o mecanismo de decisión: puL'dc ser uno en el cw1l se elija un jefe
y 6stc fije siempre las prioriLfades; que sc,1 caLfa uno jefe día por medio,
l. Frank Knight, Robinson Crusoe y Viernes 215

o bien algún otro mediante el cual se "pongan de acuerdo". Cuando llegan


los otros pobladores, la cosa se pone más complicada si es que todos tienen
algún aprecio a su libertad de iniciativa individual y deciden vivir en so-
ciedad en lugar de como ermitaños. Deberá establecerse algún sistema de
votación cuyos resultados todos respeten y obedezcan, sin que sea nece-
sario que nadie "cuente los votos" ni imponga "el resultado electoral". Este
es el sistema de mercado, donde los precios dicen qué producto es "el más
vot,1do" y bs minorías conservan la libertad de elegir "el menos votado",
sin tener que someterse al "triunfo electoral" de los productos más vo-
ti.ldos.

Es así como nace el mercado, que no es otra cosa que un mecanismo o ins-
titución social que le permite a la comunidad decidir qué bienes producir.
En él se establecen precios, que son señales para los productores de bienes
y servicios y también para sus demandantes. Si "muchos" quieren un pro-
ducto, su prL'cio será "alto" y será provechoso producir "mucho" de aque-
llo; si "pocos" quieren otro producto, su precio será bajo y serán "pocos" los
que deseen proveerlo. Si el precio es "alto", algunos preferinín prescindir
Lil> él o consumir nwnos; si es "bajo", querrán consumir más de él.

l'iense y reflL,xiom' L'n el milagro de que uno pueda encontri.lr en el mercado


de l,1 loci.llicli.ld dondL' usted vive cosas tan diversas como corbatas (de dis-
tintos colores y tl'xturns), ~wluqueros, lechugas, pan, torh1s, i.llfi!eres, cordo-
nes dL' z,1pMos, Gls,1s, tl'mplos, ,iutomóviles, médicos, profesores, escuelc1s,
microbuses, de., sin que n,1d ic h,1y,1 ordenado por decreto su producción ..
¡Y sin que ap,irentenwnte f,1lte o sobre mucho de ni.ld,1 de ello!

l'ues biL'll, l,1 Cienci,1 Económica tri.ltél de explici.lr cómo es que el hombre,
viviendo en sociedad, rcsuelVL' L'l problern,1 de fij<1r prioridades acerca de
qué producir. l'm'sto que b solución mós naturnl es que se estableze,1 un
nwrrndo dondL' SL' tr,1ns<1n dichos bienes, la EconomÍi.l estudia cómo es qul'
en los nwrc,1dos SL' esti.lblecen los precios y rnntidades de lo que esa socic-
cfad produce y consume.

B. ¿Cómo producir?

Crusoe lo decide solito cu,indo no hay nadie en la isb. Al lll'g,1r \11\'rn, .. ,


deben organizarse pi.lríl cooperar mutuamente en la produn·i,111 d,· .1q11,·II, •
que h,rn decidido producir (¿cazar? ¿pescar?), ese día; pm ,·¡,·111111". ,·I q,w
216 El objeto de estudio de la Economía

tenga mejor puntería, cazará; el mejor nadador, pescará, y ambos colabora-


rán en su cocimiento a las brasas. Cuando existe el villorio, el problema es
más complicado: ¿cuántos hombres usar en la producción de carne?, ¿de
pescado?, ¿de qué tamaño serán las embarcaciones?, ¿se usarán anzuelos o
harpones?, ¿flechas o trampas?, etc. Nuevamente, nace un interés para que
la sociedad pueda tomar una decisión organizada acerca de cómo producir
lo que se desea consumir.

Así, la Ciencia Económica trata de explicar cómo la sociedad se organiza


para decidir cómo producir; qué insumos usar y en qué cantidades. Una de
las formas o instituciones a través de la cual la sociedad se organiza es el
sistema de mercado. Los precios de los insumos son señales para que las
personas o sociedades tomen decisiones: si el cobre es caro, se usará alumi-
nio o plásticos; si los salarios son "altos", se mecanizarán los procesos; si la
energía es cara, se buscará cómo usar menos de ella o sustituirla, etc.

Tanto en la discusión acerca de ¿qué producir?, como en la de esta sección y


las siguientes, cabría preguntarse si acaso estos asuntos no podrían ser tra-
tados por las Ciencias Políticas, en vez de la Economía. La respuesta es que
la diferencia entre esas dos disciplinas consiste en la naturaleza de las rela-
ciones entre los individuos que cada una estudia. Mientras las personas
intercambian y comercian como unidades libremente contratantes, lo pre-
dominante de sus comportamientos caerá dentro del ámbito de la Econo-
mía. En cambio, cuando las personas se encuentran entre sí en relaciones de
superior a inferior, líder a seguidor o mandante a mandatario, lo predomi-
nante de sus comportamientos caerá dentro del ámbito de la Ciencia Políti-
ca. Por supuesto, en prácticamente cualquier institución de la sociedad se
encontrarán ambos tipos de comportamientos, por lo cual ambas ciencias,
la Económica y la Política, tendrán interés en estudiar las instituciones de la
sociedad. Al respecto es interesante destacar que la nueva Ciencia Política
usa una esquema teórico "prestado" de la Economía, cuál es que las perso-
nas e instituciones toman sus decisiones sobre la base de los costos y bene-
ficios esperados (para ellas) de tomarlas; beneficios y costos que pueden ser
no siempre económicos o de "cochinos pesos".

C. ¿Para quién producir?

Esta es la rama de la Economía llamada Teoría de Distribución. ¿Cómo se


reparte el producto entre quienes colaboran en su producción? ¿Cuáles son
sus "derechos de propiedad" sobre lo producido?
l. Frank Knight, Robinson Crusoe y Viernes 217

Cuando Crusoe vive solo, no tiene problemas: ¡todo es para él! Cuando Vier-
nes es quien avista la liebre y es Crusoe quien la caza, ¿cómo deciden qué
parte de ella corresponde a cada uno? Puede que decidan que día por medio
le corresponde a uno de ellos los cuartos delanteros, y en los otros, los trase-
ros; o bien que decidan cortarlas "a lo largo", con un cuarto delantero y uno
trasero para cada uno.¿ Cómo se reparten los peces en la red que ambos cons-
truyeron, echaron y recogieron, en especial cuando sólo hay un ejemplar del
pez más apetitoso? Formado el villorio, la cosa se complica. Algunos cons-
truyen redes, otros arados; otros salen a pescar, otros a cazar; algunos curten
las pieles, otros cultivan la tierra y otros enseñan a los niños. ¿Cómo se distri-
buye todo lo producido en la isla? ¿Qué recibe quien enseña a los niños, cui-
da a los enfermos o dirige los oficios religiosos, siendo que en estos casos no
hay una producción tangible?

Nuevamente nace un mercado por los "factores de producción" que con-


tribuyen en la producción de los diversos bienes y servicios de la isla. Si a
muchos les gusta pescar, será "baja" la remuneración de los pescadores;
quien tiene muy buena puntería, ganará más que el cazador menos hábil;
quien sea mejor trabajador tendrá mayores ingresos que el que tiene menos
habilidades o es haragán; si la gente quiere trigo, será más rico quien tenga
la tierra más apta para ese cereal; si quieren que se les eduque a sus hijos,
deberán convencer a que alguien deje de pescar, cazar, construir chozas o lo
que fuere para así dedicarse a la enseñanza, siendo que su remuneración en
esta actividad debe ser por lo menos igual a la que podría obtener en su
mejor alternativa (de seguro que el mejor cazador no querrá dedicarse a
esta actividad; no lo querrá ni él ni el villorio, pues serán demasiadas las
liebres que se dejarán de cazar si éste así lo hace), etc.

D. Racionamiento en el corto plazo

¡Los planes son planes, y las realidades, realidades! Es decir, los planes pue-
den ser distintos a las realidades, por lo que otro problema básico que la so-
ciedad debe resolver es aquel de racionar en el corto plazo, donde lo que se
esperaba sucediera no sucedió. Puede pasar que la demanda real sea mayor
(menor) a la esperada, o que la oferta real sea menor (mayor) a la esperada,
de modo que la producción no alcanza para todos (sobra). El problema es
fácil de resolver para la Economía cuando Crusoe vive solo: él será quien se
queda sin comer pescado (o estará devolviendo los peces al mar) cuando su
predicción de la captura fue equivocada. Con la presencia de Viernes la cosa
se complica para la Economía, ya que aparecen más preguntas: ¿quién se
218 El objeto de estudio de la Economía

queda sin comer o come menos el día en que no se pesque nada o sólo un
pesca di to chico? Mucho más complicado es en el villorio;más aún en un país.

A través del devenir de los años, estos desajustes temporarios entre deman-
da y oferta encontrarán una solución automática para el caso de bienes no
perecederos. Surgirán en la sociedad los especuladores -¡qué feo nombre,
tan manipulado por los políticos y los medios de comunicación!-, verdade-
ros benefactores de la sociedad, los cuales producirán lo que se llama un
arbitraje. Serán precisamente ellos quienes comprarán los bienes cuando
son abundantes (y por ello, "baratos"), subiendo entonces sus precios por
encima de los que imperarían en su ausencia, para revenderlos cuando la
sociedad enfrente una inusual escasez de esos bienes y sean "caros", ha-
ciendo que éstos no suban tanto como hubieran subido en ausencia del es-
peculador. Si ellos se equivocan y almacenan bienes que posteriormente
continúan siendo abundantes y "baratos", los únicos perjudicados serán
los propios especu l,1dores. Recíprocamente, si acertaron en descubrir cuá-
les son los bienes que en el futuro dejan de ser tan abundantes, los gamm-
cias serán para los especuladores ... ¡y para todos!: los precios no habrán
sido tan volátiles gracias al arbitraje llue hace el especulador.

El sistema económico enfrenta el problema del racionamiento como una


situación temporaria, que los especuladores no han tenido aún la oportuni-
dad de resolver. Por ejemplo, la cosecha de granos fue arrasada por las hm-
gostas anoche, un evento inesperado llUe ningún especulador había podido
prever. Esta situación enfrenta al sistema económico con el dilema de ,isig-
nar los l'Scasos granos disponibles entre consumidores que demandan una
cantidad mayor de ellos, siendo que deben esperar un año p,1ra contar con
la próximo cosecha.

La teorío económica predice que el mecanismo de mercado, independientl'-


mcnte de los detalles institucionales, se pondrá en funciorn1micnto inexora-
blemente. El precio de los granos subirá, sin que pueda evitarlo ninguna
regulación de la autoridad política. Que nace un mercado es prácticamente
seguro, y también lo es que el precio de los granos subirá, pero será un "mer-
ecido negro" -definido como aquel que eng,111a, h,iciendo aparecer corno si el
precio de los granos no hubiera subido- si d racionamiento es estabkcido
autoritariamente mediante la entrega de cupones que no pueden transarse,
o si se hace nwdi,mte "colas". En tales ec1sos, el aumento "camuflado" del
precio estará rPprcsentado en lo que haya que hacer para" conseguir" o com-
prar los limitados cupones, o bien en el uso alternativo del tiempo gastado
en hacer colas.
l. Frank Knight, Robinson Crusoe y Viernes 219

E. Proveer para el futuro

El quinto problema que la sociedad debe resolver es proveer para el futuro.


En verdad, este problema implica el l. (fijar prioridades sobre cuánto con-
sumir hoy y cuánto ma11.ana), el 2. (cómo hacer la provisión) y el 3. (cómo se
distribuirá la provisión entre los que viven hoy y mañana), de modo que no
sería en verdad necesario especificarlo por separado.

Aun cuando Robinson no tenía compañía, enfrentaba el problema de aho-


rrar e invertir, y actuaba en consecuencia. ¿Qué otra cosa era el sacrificio de
pescado hoy, a cambio de construir un harpón que le permitiría pescar más
en el futuro? ¿Construirá una choza que debe rehacer después de cada tem-
poral, a bajo costo en tiempo o en términos de peces no pescados, o bien una
más duradera y de mayor costo? La teoría económica predice que dedicaría
tiempo y esfuerzo a la construcción de harpones hasta el punto en que el
beneficio asociado a la mayor cantidad de pescado en el futuro compense
d costo asociado a la disminución en el consumo presente de pescado: de su
valoración relativa de consumir hoy versus consumir mañana ... de su pre-

/ ,v
e---- ~--·· . .-:_.~ ·~?-,
220 El objeto de estudio de la Economía

ferencia en el tiempo o "tasa de descuento", lo cual hace comparables los


costos en que incurre hoy con los beneficios que percibirá en el futuro. 1

Una vez más, el economista buscará evidencias en el comportamiento de las


personas para juzgar esta proposición de la Economía, más bien que hacer
encuestas, preguntarle a Crusoe o hacer introspección. Una evidencia para
aceptar esta proposición sería observar que si sus expectativas son que pasa-
rá "mucho" tiempo en la isla, construirá una casa más duradera, pues los
beneficios ocurrirán por "muchos" años. (Esta afirmación puede no ser co-
rrecta si la tasa de descuento de Robinson es "muy alta" y no es significativa
la diferencia en los costos de construcción de ambas chozas). También sería
una evidencia para aceptar esta teoría si observamos que Crusoe, por haber
recién descubierto en la isla la existencia de espinas buenísimas para fabri-
car harpones, ello lo indujera (debido a la mayor eficiencia de los harpones)
a fabricar más de estos utensilios para así pescar aún más en el futuro. Por el
contrario, una evidencia para rechazar la proposición anterior sería obser-
var a Robinson fabricando febrilmente gran cantidad de harpones mientras
observa un barco que se aproxima a la isla para rescatarlo (¡excepto, quizás,
que estuviera pensando en otro uso para los harpones!) Estando con Vier-
nes, deberán encontrar algún mecanismo para decidir qué, cómo y para quién
proveer para el futuro; por ejemplo, cuánta leña o cereales acumular para el
invierno. ¿Recuerda la fábula de la cigarra y la hormiga?

Ya a nivel de villorio, la cosa se complica. En él se establecerá un precio que


se constituirá en una señal para la decisión de cuánto, cómo y de qué mane-
ra proveer -ahorrar e invertir- para el futuro: se establecerán tasas de inte-
rés, en términos de cereales o frutos futuros a cambio de cereales o frutos
presentes, que induzcan a que unos posterguen su consumo (guarden ce-
reales) y otros lo anticipen consumiendo más cereales ahora, o sacrifiquen
pescar hoy a los efectos de construir una red para así poder pescar más en el
futuro. Es decir, se establecerá un costo de no consumir hoy, versus un
beneficio de consumir más mañana.

11. Teorías y teoría económica


Antes de iniciar la discusión del concepto mismo de Teoría y de Teoría
Economía Positiva versus Teoría Economía Normativa, vale la pena desta-

' Así, en una sociedad donde la tasa de descuento sea, por ejemplo, 1O'¼, anual se requerirán beneficios
dentro de un año iguales por lo menos a 11 O para aceptar incurrir en un costo hoy de 1OO. Diez por
ciento será, pues, la tasa de interés en esta sociedad.
11. Teorías y teoría económica 221

car, desde ya, que una misma cosa puede significar cosas muy distintas,
dependiendo del problema que interesa analizar. Es ésta la base para una
afirmación que, pudiendo resultar desconcertante al principio, se repetirá a
lo largo de la vida profesional del economista: no existe una cosa tal como
la (única) curva de demanda; es posible que existan tantas curvas de de-
manda por un mismo producto como problemas haya que analizar con esa
herramienta. El profesor Milton Friedman solía dibujar en sus clases en la
Universidad de Chicago, una línea en la pizarra y preguntar si lo que
ha dibujado es una línea euclideana, una superficie o un volumen. Nos de-
cía que lo dibujado se interpretará como una línea euclideana si lo que se
quiere representar es una línea que separa dos superficies, pues como tal no
tiene superficie. Puede indicar una superficie cuando se la usa para repre-
sentar un río en un mapa, y puede interpretarse como un volumen para los
efectos de determinar el consumo de tiza: si no fuera un volumen, el fabri-
cante de tiza vendería poquísimo, pues la tiza no se gastaría al dibujar lí-
neas o superficies euclideanas.

Las Teorías nacen como respuestas a preguntas inteligentes respecto del


porqué de una cierta regularidad observada. Por ejemplo," ¿por qué, cuan-
do miro al horizonte desde la orilla de la playa, veo primero el mástil del
velero y sólo después, a medida que se acerca, veo el casco? ¿Es un proble-
ma de mi vista o será, más bien, que la tierra no es plana, sino redonda?"
"¿Es el sol el que se mueve de este a oeste y la tierra no se mueve, o es la
tierra la que gira y el sol se queda 'quietito'?"

Una teoría debe ser juzgada como "buena" o "mala" a base de su capacidad
para predecir los acontecimientos regulares que se desea explicar, de modo
que una teoría será "buena" si las predicciones que se hacen con ella son
acertadas. Con otras palabras, se rechazará una teoría si sus predicciones
no son correctas, y se aceptará si sus predicciones son correctas. Por otra
parte, se la adoptará sólo si predice mejor y al mismo costo que una teoría
alternativa, o predice igualmente bien que otra, pero lo hace a menor costo.
Debe destacarse que se ha usado la palabra aceptar antes que comprobar
una teoría. La comparación de las predicciones de una teoría con lo obser-
vado en la realidad jamás puede llevar a la comprobación o prueba de que
ella es verdadera; sólo puede llevar a su aceptación temporaria si lo obser-
vado no logra contradecirla o desaprobarla.

Se ha afirmado que la Ciencia Económica, como toda ciencia social, tiene la


desventaja de tratar con el hombre, pues las acciones y reacciones del hom-
bre son por definición "impredecibles". Puede muy bien stir cierto que us
222 El objeto de estudio de la Economía

sumamente difícil predecir las acciones de un hombre respecto del cambio


en su consumo de espinacas frente a un cambio en su precio, pero no lo es
tanto cuando se desea predecir las acciones de un grupo de hombres res-
pecto de ese cambio en su consumo de espinacas. No puede decirse guién
morirá mañana, pero con bastante poco margen de error puede predecirse
cuántos morirán mañana. La Teoría de la Demanda predice que el consumo
de yerba mate disminuirá frente a un alza en el precio de la yerba, si se
mantienen constantes los precios de sus sustitutos (café, etc.); sin embargo,
el consumo de la familia Pérez puede ese mes aumentar debido a que hubo
una fiesta de cumpleaí'íos o porque, al ser más ricos que sus amigos, ellos
los visitan ahora más a menudo que antes gue subiera el precio; pero, lo
más probable es gue disminuya el consumo total en la zona.

Otra supuesta desventaja de las Ciencias Sociales es que no se puede expe-


rimentar y, por lo tanto, predecir y probar teorías. El hecho de no poder
experimentar es, en efecto, una cierta desventaja; pero su importancia ha
sido exageracfa. Es evidente que los economistas no pueden ni deben trat,1r
de probar la hipótesis de que urn1 contracción exagerada de la cantidad de
dinero lleva a una Lkpresión ge1ll'ral de lc1 actividad económica, provocan-
do a su gusto la contracción cxageradc1 dL' ella, del mismo modo guc un
médico no probaría en su pc1ciente el efecto mortal de una dosis masiva de
cianuro. Pero han habido en el p,1s,1do repl'lidas experiencü1s sobre las cua-
les existen estadísticas apropiad,1s, de modo que es posible efectuar predic-
ciones basadas en hechos pasados de contracciones en la cantidad de dinero
y de la ,id ministración de cianuro. Al respecto, es importante recalcar L7ue
no hay que confundir predecir con adivinar el futuro. La hipótesis que dice:
"Si el gobierno tiene un déficit presupuestario y éste es financiado por crm-
ción de dinero, provocará un aumento en el empleo o un ,1unwnto en los
precios o un ,1urnento en las importaciones", puede comprob,1rse por expe-
riencias pasad as; esa hipótesis no está destinada a adivinar q uc m ta I o cua 1
año h,1br,í un déficit Lllll' provocará dichos efectos.

RespL·cto de las teorí,1s v de su aceptación o rechazo, vak, l,1 pena indic;ir que
L'!las no se rechazan por el mero hecho de que las presunciones que contie-
nen son irre,1les. En alglln sentido es muy cierto que la csenci,1 mism,1 de las
teorías consiste en que ést,1s son irreales, en el sentido que son un mero bosque-
jo, cMicatur,1 o simpli ficacilín de la realidad. También es cierto que mientras
más simple (menos costos,1) SL',1 una teoría, mejor. !'ero, la mayor simpliciLfad
involucra el "costo" de que la teoría sea una mayor abstracción de h1 reali-
dad L'll cuanto ,1 dl'1,11les se refiere y, por lo tanto, que sean 111,ís irreales sus
presunciones en el sentido de que no ser,ín una descripción de la realidad: es
11. Teorías y teoría económica 223

como un cuadro impresionista, no como un cuadro más clásico. Con todo, la


teoría y sus presunciones serán una descripción adecuada de la realidad si
con ellas pueden hacerse predicciones adecuadas.

Es muy común escuchar que ciertas teorías son malas o no verdaderas por-
que las presunciones en que se basan son irreales -que la gente no actúa de
esa manera en nuestr,1s economías menos desarrolladas, por ejemplo- y
que es necesario buscar teorías económicas que tomen en cuenta ciertas
condiciones especiales. Est,1 actitud, sin embargo, no es legítima ni científi-
ca. Adoptaremos la teoría que se acepta en otros países sólo si ella tiene, al
mismo costo, mejor valor predictivo que las alternativas, sean cuales fueren
las presunciones en que se basa.

La pregunta pertinentL' que debe hacerse en relación con las presunciones


es:" ¿son ellas aproximaciones suficientemente buenas de la realidad, dado
el problema que se quiere analizar?". La respuesta a esta pregunta sólo
puede d,1rse "teste,1ndo" esa teorÍél. Al respecto, es muy ilustrativo el ejem-
plo que cita Friedman en su artículo "MetodologÍél de h1 Economía Positi-
va", reproducido en Breit y Hochman, Lecturas de Mícrocco110111ín. Afirma
quL' la teoría aceptada de que los cuerpos caen en el vacío ,1 la velocidad
de 1 2g/1 tiene poder predictivo para el caso en que se h111zél un bolón de
acero desde el quinto piso de un edificio, pero que no lo tiene cuando se
lanzél unél plumél de ,westruz. (Note que tampoco funcionél pélra el bolón si
éste no es muy peséldo y se lanzél de una élltura suficiente como para que el
roce del c1ire deteng,1 su velocidad de descenso).

La teorÍél que SL' refiere ,1 la velocid,1d él lél que caen los cuerpos en el vacío SL'
acepl,1 p,1r,1 el bolón porque para éste funciona, ¡y no porque vivamos en el
vacío!, y SL' rechélzél pélrél l,1 plumél porque para ellél no funciona ... y no
funcionél justélnwnte porque el supuesto de que vivimos en el vacío no es
adecuado parél lél plurnél de élvestruz. ¿Acélso no querría usted recordélr b
fórmulél y los VéllnrL'S neces,1rios p,1r,1 rnlculilr el tiempo en que demora L'll
llegar ,11 suelo l'I cuerpo de un compai'tero que acabél de matar un terrorisl,1
que lo tiene L'ncél11onéldo L'n el piso 35 de un edificio, y que le amenaz,1 C()ll
hacer lo mismo con usted si es que no éldivinél cuánto demoraría en c.wr 7
Claro estiÍ que si le pide adivinar cuiÍnto dernoraría en llegar al suelo uri.1
hoja de p,1pel, él usted no le querlc1ría otrél que encomendarse ,1 l,1 Virgl'n
María o, si le dieréln el tiernpo y los recursos necesarios, encargilíil- t'I c,ík11
lo a la NASA, quiL'n eh1borélriÍ un sofisticado modelo con v,1ri,1blt•:-- l.d,•:-,
como el peso y forma del pélpet forma del edificio, vientos, ;iltur,1 :-,nhn· ,.¡
nivel del mar, smog y otras que le permitan -a base de una ll'orí.i 111¡:r.n
con ella unél buen él predicción.
224 El objeto de estudio de la Economía

Con todo, el ejemplo de Friedman es sesgado, en el sentido de que es muy


sabido que esa teoría funciona para el balón -suficientemente pesado y lan-
zado desde una altura no muy alta-y no funciona para la pluma y, además,
porque es muy bien sabido que la teoría que se refiere a la velocidad que
toman los cuerpos que caen en el vacío es generalmente aceptada. En el
mundo real, y en especial en lo que se refiere a teorías económicas, no es tan
clara la distinción entre teoría "mala" y presunciones "malas". De ahí la
importancia de la investigación, que establece cuándo y dónde una teoría
será "buena" y, por lo tanto, aplicable.

Una clase de presunciones que a muchos les molesta es aquella que se refie-
re a las conductas de los consumidores o firmas. La Teoría Económica pre-
sume que, en general, los consumidores y firmas actúan como si quisieran
hacer máximo algo sujeto a restricciones. Atacar la teoría del consumidor o
de la firma sobre la base de que éstas presunciones no son válidas -por
ejemplo, en nuestros países- es tan absurdo como atacar una teoría que
afirma que el jugador de billar actúa como si pudiera medir a la precisión
los ángulos, conociera el peso de la bola y la rugosidad de la mesa, junto
con la masa del taco, junto con saber cualquier cantidad de matemática y
física, con las cuales calcula cada jugada. Puede muy bien ser cierto que ese
jugador de billar jamás fue al colegio y que hace sus jugadas al "ojímetro";
pero no por eso deja de tener valor predictivo la teoría que presume que el
jugador es un gran matemático, y usarla para predecir la próxima jugada
que éste ejecutará. Aceptaremos esa teoría por el valor predictivo que tie-
ne; la rechazaremos sólo si las predicciones están reñidas con la realidad, y
no porque lo estén sus presunciones.

Así, la formulación de una teoría requiere (i) observar o detectar una regula-
ridad; (ii) preguntarse el porqué de ella; (iii) dar una respuesta a ese porqué,
es decir, formular una hipótesis; (iv) sobre la base de (iii), hacer una predic-
ción, y (v) observar si se cumple o no la predicción: si se cumple, aceptamos
la hipótesis; si no se cumple, la rechazamos y volvemos al punto (iii).

Lo expresado en el párrafo anterior constituye lo que se llama el método cien-


tífico, el cual está en la base misma de la Economía y ha sido crucial en el
avance científico y tecnológico del mundo a partir de que la autoridad de la
Iglesia en materias de esta naturaleza fue eliminada. Fue el método científi-
co el que llevó a Galileo a exclamar:" Y, sin embargo, se mueve", cuando fue
condenado por la Iglesia de la época por propugnar que la tierra se movía
alrededor del sol y que ésta no era el centro del universo, lo cual iba en contra
de lo que con autoridad -no con la razón- imponía la Iglesia en esos años.
111. ¿La suegra o la maximización de utilidad? 225

111. ¿La suegra o la maximización de utilidad?

Como un ejercicio sobre metodología de la Economía, le proponemos a los


lectores juzgar la teoría que sostiene que el consumo de lechuga de una
persona depende de la raíz cuadrada de la diferencia entre los números que
miden el peso corporal y la edad de su suegra. Para abreviar, denominare-
mos a ésta "la Teoría de la Suegra".

No nos apresuremos a decir que esta teoría es absurda porque supone una
hipótesis de comportamiento ridículo de parte de los consumidores de le-
chuga. Al fin y al cabo, la teoría por ahora prevaleciente (hasta ver si ésta la
desplaza) parte de la hipótesis que el consumo de lechuga es determinado
por los consumidores en un intento por maximizar (sujeto a su restricción
presupuestaria) una función representativa de su utilidad o satisfacción,
que tiene que ser cóncava y continuamente difcrenciable hasta, por lo me-
nos, la segunda derivada, lo cual requiere conocer calculo diferencial. Para
abreviar, denominaremos a ésta "la Teoría de la Maximización". La hipó-
tesis que le sirve de punto de partida tampoco parece ser muy realista, ni
exenta de ser presentada como ostensiblemente ridícula. Uno podría, por
ejemplo, criticar" ¿y qué hacen las personas que no saben cálculo diferen-
cial? ¿Acaso ellos no pueden comer lechuga?"

La manera de elegir entre estas teorías alternativas no es contemplando las


hipótesis respectivas y viendo cuál nos provoca mayor hilaridad o indigna-
ción. El procedimiento adecuado, en cambio, tiene dos etapas: Primero, un
proceso exclusivamente deductivo para descubrir cuáles consecuencias
resultarían de cada una de las hipótesis. Segundo, un proceso de verifica-
ción empírica para comprobar cuáles de estas consecuencias coinciden más
ajustadamente con lo que sucede en la realidad.

La hipótesis de "la Teoría de la Suegra" conduce a las siguientes consecuen-


cias o predicciones: (1) las personas solteras no consumen lechuga, por care-
cer de suegra. Por lo tanto, el consumo per cápita de lechuga en los países
donde la gente se casa "entrada en años" (por ejemplo, Europa del Norte)
debiera ser menor que en los países donde la gente se casa más joven (por
ejemplo, países de América Latina, Asia o África). (2) Quienes se han casado
más de una vez y, por lo tanto, disfrutan de más de una suegra, consumen
más lechuga que quienes se han casado sólo una vez. Por lo tanto, debiera
observarse una correlación positiva entre tasa de divorcios y consumo per
cápita de lechuga. Los países con mayor tasa de divorcios, como por ejemplo
los Estados Unidos respecto de Chile (donde no hay ley de divorcio), debie-
226 El objeto de estudio de la Economía

ran tener también un mayor consumo per cápita de lechuga, independiente-


mente del precio de la lechuga en cada país o de los ingresos de sus respec-
tivos habitantes. (3) El consumo de lechuga disminuye después que la suegra
se haya ido al Cielo. (4) Las personas a quienes Dios ha bendecido con una
suegra de más edad que peso, consumirán cantidades indeterminadas de
lechuga o, más precisamente, su consumo de lechuga será un número imagi-
nario, como lo es la raíz cuadrada de un número negativo. (5) A medida que
las suegras aumentan más de peso que de edad, el consumo de lechuga
de las nueras y yernos aumenta, pero aumenta menos que proporcionalmente.
(6) Los matrimonios en que las dos suegras viven consumen más lechuga
que aquellos en los cuales sólo una todavía los acompafia.

La hipótesis de "la Teoría de la Maximización" en cambio, conduce a las


siguientes consecuencias o predicciones: (1) A medida que sube su precio,
se consume menos lechuga. 2 (2) A medida que sube el ingreso de, los consu-
midores, aumenta el consumo de lechuga, a menos que ésta fuera un "bien
inferior" 1 (3) Si se pone de moda estar flaco, aumentará más el consumo de

1
Un economistJ concluiría la frase Jgregando la salvedad "ceteris p,1ribus". Consultar a un economista
sobre el signiíicado de esl.i expresión.
'Consult;,r a un economista sobre l'I significJdo de eslJ otra expresión. Esta profesión parece utilizar un
idioma propio para entenderse solamente' entre sus miembros.
IV. Economía positiva y normativa 227

lechuga que el de fideos. (4) Si aumenta más el precio de la lechuga que el


de otras verduras, disminuirá el consumo de lechuga respecto del consumo
de las otras verduras.

La aceptación de una u otra teorías dependerá de la contrastación entre sus


consecuencias o predicciones respectivas y la observación de la realidad. La
"Teoría de la Suegra" desplazará a la "Teoría de la Maximización" si los
procedimientos estadísticos más severos y estrictos demuestran que sus seis
predicciones se verifican en la realidad con mayor frecuencia y regularidad
que las cuatro predicciones de la "Teoría de la Maximización".

IV. Economía positiva y normativa


La Economía Positiva estudia las cosas como son; la Normativa, el cómo
deberían ser. Lo positivo puede ser aceptado o rechazado a base de la ob-
servación empírica (la remolacha es o no alimenticia; al subir su precio, ba-
jará la cantidad consumida; al imponerle un impuesto, subirá su precio),
mientras que lo normativo es rechazado o aceptado a base de juicios de
valor (no me gusta la remolacha; no es bueno que baje su consumo; no es
recomendable que se le coloque un impuesto). Lo positivo está, y debe es-
tar, esencialmente divorciado de posiciones éticas y morales, y puede y debe
ser independiente de lo normativo. La economía normativa no debe estar
¡nunca! divorciada de la positiva, ya que el decir "no es bueno colocar un
impuesto sobre tal o cual cosa" tiene que llevar implícito algún juicio posi-
tivo respecto de los efectos de colocar el impuesto. Lo positivo nos dirá
cuáles son los efectos, y lo normativo nos dirá si nos gustan o no. Sobre
gustos no hay nada escrito; sobre los efectos, ¡sí que debe haber algo escri-
to! Repitiendo, el juicio normativo tiene que basarse en predicciones res-
pecto de lo que es y de lo que serán los efectos de una determinada política,
emitiéndose un juicio de valor sobre aquello.

La comprensión del funcionamiento del sistema económico es un requisito


fundamental para instituir medidas que vengan a hacerlo "más eficiente"
o, dependiendo de sus particulares juicios de valor, hacerlo "más justo y
equitativo". (¡No hay forma como usted puede hacer que su reloj sea más
eficiente -que no se adelante o atrase- si no entiende, primero, cómo es que
funciona!) La concordancia de opiniones (predicciones) respecto de su fun-
cionamiento es un requisito fundamental para evitar discusiones estériles y
la proposición de políticas económicas erradas. Es por ello que es tnn nece-
sario que los economistas profesionales posean una preparación adecuada
228 El objeto de estudio de la Economía

en Economía Positiva -o Ciencia Económica- y, además, que se emprendan


investigaciones empíricas con las cuales aceptar o rechazar sus teorías o sus
hipótesis.

Estimamos que los juicios éticos básicos de casi todas las personas son más
o menos similares, y que las discusiones que surgen respecto de determina-
das políticas económicas provienen más bien de discrepancias en lo positi-
vo. Al respecto, es interesante citar aquí otro de los ejemplos que da Friedman
en su artículo sobre metodología. Todos, suponemos, querríamos mejorar
la situación de los pobres. Uno de los medios, para algunos, sería la fijación
de precios máximos más bajos que los actuales sobre aquellos productos
que representan una parte importante del gasto total de los pobres. ¿Va a
mejorar esta medida el bienestar de los pobres? Algunos dirán que sí, por-
que les bajará el costo de vida; otros dirán que no, pues se formarán colas y
mercados negros por esos productos, lo cual perjudica más a los más po-
bres, y otros dirán que la cosa no es tan clara y que es necesario investigar
cuál es el efecto de esta medida sobre (i) la cantidad disponible de esos
bienes en el mercado, (ii) los ingresos de los productores de esos bienes; (iii)
quiénes son los primeros en llegar a la cola temprano en la mañana y cuán-
tos y quiénes son los que no pueden obtener el producto al precio fijado, si
es que su producción se ve afectada por la fijación del precio al cual puede
venderse, etc. Vale decir, todos están en perfecto acuerdo respecto de a umen-
tar el bienestar de los pobres; sin embargo, habrá largas discusiones acerca
de la política de fijación de precios debido a que no hay acuerdo respecto de
los efectos que tendrá esa política sobre el bienestar de los pobres, de modo
que se podrá discutir acaloradamente por años o llegar a una política que
no satisface ni llega a la meta acordada.

Una política alternativa, la institución de un salario mínimo por sobre el


nivel actual, traerá los mismos problemas: algunos dirán que la política es
buena, porque los obreros ganarán ahora más; otros dirán que es mala, puesto
que es claro que los trabajadores más pobres -aquellos que ganaban menos
del mínimo establecido- no podrán ahora encontrar trabajo al nuevo sala-
rio, y son justamente éstos los más pobres.

Respecto del salario mínimo y de la poca capacidad que hemos tenido los
economistas para transmitir claros mensajes de lecciones que nos da la Eco-
nomía Positiva, reproducimos a continuación una Carta al Director de "El
Mercurio", firmada por un recién egresado de la Facultad de Ciencias Eco-
nómicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
el día 8 de junio de 1999, don Francisco Matte Risopatrón:
IV. Economía positiva y normativa 229

Señor Director:

Cuando se discute de medicina ofísica sólo los médicos ofísicos opinan, pero
cuando se discute de economía ofútbol; todos lo hacen. Sin embargo, a dife-
rencia del fútbol, en materia económica hay toda una ciencia que respalda sus
postulados, no siempre comprendidos por la gente.
Hace unos díasfue publicáda una carta mía en la que planteo una serie de
proposiciones económicas. Quiero referirme sólo al salario mínimo y a la dis-
tribución del ingreso, que menciono en dicha carta.
Sobre el primero, a más de alguno puedldisgustarle la ídéctik n~feher salario
mínimo, pero está demostrado qúe éste produce desempleo ert los sectores ju-
veniles. La Economía noplantea que el salario mínimo sea Justo ·~ no; como
ciencia positiva no puede hacer(°, pero sfpuede preiiecir elefecto·de esa medi-
da. Sí no nos gusta el mayor desempleo, entonces hay que buscar alter~atívas
más eficientes y creativas para solucionar el problema de fondo, que es el baja
nivel de productividad de algunos sectores. ·
En. relación con la distribudón .del ,ingreso, opi11.Q qiie ~s un., te,ma. relevante,
pero cuya importancia ha sidot,o.brevalorada ~n el debate, ~nefe.cto, esta va7
riable tiene esca~a validez compárativa si no es analiza.da junta can el ingre-:
so. Segúnel último,irtfermede distribución delíngresa,ela~oradopor el BID,
Perú tiene una distribución1.en lµque el 20?/4 :más, rieo abti.~e un ingreso 12
veces superior' al del 20% rnds pobre. EniChile es~a reJíición es de 1( veces.
Pero considerandf .el ingrese,de cadapaís;1[o0an;t~io,:5etraduee en que étt; 1

Perú los más pobrei reci~en(ltttngreso pe,;Cápita 9~11;al d~lI$$ 560, míen~
tras ql;le en. ~hile ~~1,en,1J$iJ.{)fJQ. Lps:.¡~ · nan ·
doble.qu~lQ~#rui~!~PQ ··· · · · ·· · . '
más iguajit({ria:/qr e,¡lc paf!:~ ......... < . .. et
pueded~sviqnfqsp~~ii~tArrl/t~/l~,~#04t?¡Ji$,q 1~ •t ,;
más..ímporta~tes,, FflfliS tfes~erz.qr 19 ~xt~ma pobr~Zo:· ·E 81'9 con trt-
crementos de.~9 p,roq~fti'Q{qa4d~Igs,se,c;tqr~s/1;4spfbf~1:YP:8 n~c}~r.iq11tente
a través de una redi~tribucNn,4i!lJnsr.es9. : ; ,, , i ;, , . . { ¡
Concuerdo con que laecononifa dtlbe. estar.a{$e1"4)teiq 4et.h0llhbre:{nqal.rev/s,
El gran valor de aquéllaeS(t!;te nqs,pr.orreedepali(>sa¡;Jíertamient9p.deqriálisis.
y ayuda a reasignar de manera¡efi<1ie11te .los.fecurs9SiiLlfSQtJ1e,c~qos.,f!.o se .
puede desconocer que gracias a la economía 1nt:1dernii .se han pre4uc:ído a~an:c
ces notables en materias sociales en muchos paíse$, P.ersonalmente, lin#to a
ese ámbito su relevancia como ciencitl, aceptando que hay otras.cosas,
importantes en la vida.
230 El objeto de estudio de la Economía

Finalmente, creo que tienen razón quienes afirman que gran parte de la sober-
bia de los economistas se debe a que nosotros mismos hemos fallado en expli-
carle a la gente qué es la economía. Es deber de todos los economistas, especial-
mente de los que tienen cargos públicos y presencia en los medios de comuni-
cación, propagar en forma comprensible los postulados básicos de esta ciencia,
afin de seguir avanzando en el desarrollo económico y social del país.

Con estos ejemplos hemos querido destacar la importancia que tiene contar
con una preparación rigurosa en Teoría Económica Positiva, pues sólo ella
nos permitirá comprender mejor el funcionamiento de nuestras economías
e introducir las mejoras en su funcionamiento conducentes a elevar el bien-
estar de todos o algunos de los que viven en ellas ... y a qué costo.

La Ciencia Económica, como cualquier otra, está siempre avanzando: se


encuentran teorías mejores para explicar ciertos hechos; se concluye que tal
o cual teoría era francamente errónea o bien un caso especial de una más
general, como así también se refuerzan otras. Hay algunas áreas sobre las
cuales hay más consenso, y otras en que el desacuerdo es la norma. Es así
como los economistas, al igual que otros profesionales, suelen tener dife-
rentes opiniones, diagnósticos y largas discusiones sobre lo adecuado que
es tomar una u otra medida de política económica.

Respecto de las áreas grises -donde no hay consenso- suelen nacer "Es-
cuelas de Pensamiento" que tienden a favorecer ciertas líneas de acción y
a rechazar otras. En verdad, incluso a "creerle" más a las investigaciones
que muestran cosas que le favorecen a su Escuela, que a otras que la des-
favorecen, e incluso a investigar aquellos casos en que es esperable que sus
conclusiones le favorezcan. Lo importante de destacar que esto no ocurre
sólo con la Economía, sino que también en otras ciencias y profesiones. Hay
psiquiatras que le creen a Freud, y otros que se inclinan más por Víctor
Frankel; no todos favorecen el psicoanálisis -un tratamiento largo y costo-
so- o el tratamiento con ciertos medicamentos o el uso de electroshocks; el
cirujano propondrá algo distinto que el internista, ¡especialmente si tiene
que pagar su Mercedes! Hay arquitectos que opinarán muy distinto sobre
la belleza y conveniencia de construir un edificio de 20 pisos contiguo a
un cerro, ya sea con balcones y jardines colgantes o bien todo recubierto
con vidrio, o la construcción de un barrio popular -con las llamadas "vi-
IV. Economía positiva y normativa 231

viendas sociales" o "de interés social"- cercano o junto a un barrio de al-


tos ingresos. ¿Por qué? Veamos distintas situaciones.

En primer lugar, existen algunos postulados universalmente aceptados por


todo economista profesional, tanto en lo que se refiere a la Economía Positi-
va ("leyes" económicas) como en lo que se refiere a la Economía Normativa
("recetas" económicas). Ello también ocurre en las ciencias médicas: por
ejemplo, hay consenso acerca de la sintomatología y solución de una
peritonitis, si bien no son tan infrecuentes los errores de diagnóstico. Tam-
bién habrá consenso entre ingenieros (¡suponemos!), sobre la manera de
obtener distintos grados de asismicidad para un edificio y sobre los costos
de lograrlos, aunque al parecer también existen escuelas al respecto.

A veces hay situaciones en que existe consenso respecto de lo que se desea


conseguir, pero no lo hay respecto del efecto que producirá el curso de ac-
ción que se seleccione. Por ejemplo, todos deseamos lo mejor para nuestros
hijos y, sin embargo, algunos recomiendan el castigo físico (pegarles) y otros
lo rechazan; algunos recomiendan como castigo que se les encierre en sus
piezas, y algunos en la sala de baños a oscuras, y otros que se les dé algún
trabajo desagradable en la casa o jardín; algunos recomiendan que se los
"entrene" a temprana edad y otros, que usen pañales hasta que solitos apren-
dan a usar la sala de baño. ¿Quién tiene la razón? Hay evidencias en uno y
en otro sentido, y hay quienes les creen más a unas que a las otras.

Muchas veces suceden situaciones en que los efectos son claros y


determinables; pero existe una apreciación distinta acerca de cuál es la ac-
ción más recomendable. Por ejemplo, una fractura múltiple y expuesta de
una pierna puede llevar a unos a decidir que lo mejor es su amputación,
mientras que otros pueden recomendar un largo, doloroso y costoso trata-
miento de cirugía y rehabilitación. ¿Qué conviene más?

Finalmente, hay casos en que, desgraciadamente, el profesional se equivoca.


Por ejemplo, se diagnostica un tumor cerebral y se decide postergar la opera-
ción por una semana, en circunstancias de que en verdad existía un absceso
que, de haberlo operado de inmediato,hubiera evitado un daño permanente
en la capacidad motora del paciente; o bien, se diagnostica una obstrucción del
colédoco y se procede a operar a un paciente que en verdad tenía hepatitis.

De modo que el error, la discusión y la falta de consenso no es algo exclusi-


vo de la economía, ¡ni mucho menos!
232 El objeto de estudio de la Economía

V. Otra vez ... la suegra y la lechuga

Como u11 ejemplo de la importanci,1 del conocimiento positivo par,1 infor-


mc1r his acciones que recomienda la econorní,1 normativa y del proceso que
debe seguirse pM,1 adoptar una teoría, considere el dilema con que se en-
frentó el Ministro de Asuntos Morales de Virtuosilandia. Como todos sabe-
mos, éste es un p,1ís que privilegi,1 l,1s virtudes de toda índole, pero
especi,1lmenll' n101-,1les de sus dichosos h,1bitantes.

Llegó ,11 MinislL·rio un estudio que dL•muL·st1-,1 que el consumo de lechug,1


rnoder,1 los bc1jos instintos (se denorni11,rn ,1sí porque incitan a prest,1r ,1ten-
CÍlÍ11 ,1 los ,1lributos loc11 iz,1dos dd1,1jo de ciL·1t1s lím•,1s iillc1ginarias; pon•jem-
plo, j,1m,ís incit,irí,111 ,1 prestcir ,1tcnci(m ,11 rwlo u ojos de una person,1) dL'
hon1brcs v 111 ujLTL'S. 1n111ni i<ll,llllL'll ll' el Ministro comenzó ,1 averigu,1 r cómo
k1ccr p,11\1 quL' ,1unlL'llt,ir,1 L'I consu1110 pn c,ípil,1 de IL·chug,1. Fs Lkcir, deci-
dil.l lo111c1r u11c1 111l'lliLL1 dl' EcrnH1111íc1 Norn1c1li1·.i, p,ir,1 lo n1,1I k l'rcl i11dis-
pens,1bil· n1110CL'r qué opi11,1b.i l,1 Fco110mí,1 l'ositi1·,1.

Por lo tanto, debido ,1 su dl'sconocimienlo de l·'.conomí,1 l'ositiv,1, lambién


decidió consultar ,7 los nwjmL'S (L'S Lkci r, rnéÍs virtuosos) L'l'llrn mi ist,1s del r1aís.
Y corno era deesper,1r,susdi,1grn·1slin1s fucn111 dislint¡1s. Cinlé1nll'nle, no hub¡1
ninguna discrepancia de Econorn í,1 Nmrnilliv,1: ¡todos, unéÍ 11 illlL'lllL'l7 le, ljlll'-
ri,lll que,rnrnentara elconsumoperdpita de lechug,1! l'ero,comosucedec1si
siern¡1rl', lc1s discordias aparecieron en la Economía Positiva: Los de l,1 Teorí,1
dl' l;i M,1\imiz,1ción, casi sin dudarlo, diagnosticaron que un subsidio ,11 con-
su rno dl' IL'L·huga o la eliminación del arancel aduanero que enCML'CÍ,1
c1rli fici,d111l'11le l,1 k·chuga importada desde Viciolandia (un p,1ís rnn gr,rndL'S
L'\Cl'lil'nll's L'\¡1mlc1blcs de lechuga, ¡por supuesto!), cforí,1 el L'ÍL'cto dL'SL\1do.

"il )L' 11i11gu11c1 111,111erc1 1", exclamaron los economist,1s que susnilll'n lc1 'ko-
rí,1 de lc1 Suq.',r,1. l ·\,1.s nll'd idas tributarias st'1lo conSL')-',ll ir,í n erosion,1 r l.is
,1rcc1s liscc1les, sin 11i11gt111 l'IL•cto sobre el consu11H1 fll'r cípil,1 de kchugc1, v,1
ljlll' srn1 11wdid,1s lJLIL' no ,1fectan el peso, l,1 L'Lfod, 11i l,1 crnlid,1d Lk .sut•grns
L'll el f1c11s. Nc1d,1 qul' rni "loque ,1 las suegr,1s" logr,11\Í el l'iecto dt'SL'ildo. l .,1s
111l'didc1s lJLIL' hc1g,rn ,lllllll'lll,1r de peso ,1 l,1.s sul'gr,1s (l<1les como f1ro1·isiú11
gr,1lt1ilc1 Lk ,u.t·1c,1r, lidl'()S, f1,rn y mernll'l,1d,1s) v l]lll' promue1·c111 rn,ís c,1sél-
111i¡•11los (l.1l¡•s ni1110 tli.slribuci(m gr,ituil.1 Lk lllL·1sic,1 roméÍ11tic.1 l'l1 lc1s L'.S-
n1l'lc1,-,) .SL'r,í11 l,1s lJLIL' logr,11",Íll l'I decto dl'Sl'<lllo.

1-:1 Ministro, L'llllllll"l'S, co11von"i ,7 los m.ís virtuosos economdrist,1s v L'Sl,1-


dísliL·os (b<1\L'si,111os \ dl' lo,-, otros) dl'I pélÍS, los l'llCl'ITlÍ l'll u11 lllOllélstnio v
VI. La curva de transformación: Eficiencia y crecimiento 2TI

los sollletió el una dieta estricta de lechuga y agua. Este confinamiento du-
rará hasta que obtengan evidencia concreta capaz de desmentir o aceptar
una de las dos teorías, para luego adoptarla para la solución correcta del
probll'lll,1 ¿quién ganará h1 contiemfa?

VI. La curva de transformación:


Eficiencia y crecimiento

Cn1soe pm·de G1zcir liebres o cosecl1,1r rn,mgos en su isl,1. Existe una curva
que muestr,1 tod,1s bs combinaciones entrL' liebres y mangos que Crusoe
pucxfo obtL'lll'r en un tiempo dl'terrninado, Lfad,1s sus h,1bilicfodes e imple-
mentos. Ést,1 SL' IL11m1 Frontera de Posibilidades o Curva de Transforma-
ción. L,1 Frontern de l1 roducción L'St,í fij,1Lfa por l,1s cc1r,1ctL·rístiG1s del país
(recursos), ~1or l,1s illl'L'rsirnws y por las h,1biliLic1des de sus lwbit,mtes. En el
ejern~1lo SL' su~1011Lir<Í que L'xislL'll dos isli1s, A y B.

Isla A. L1 isl,1 tiene "muchos" m,mgos y "~1oc¡1s" liebres (trn~1ical), lo cual se


lllUL'slra L'll d CrMico N" l. El L'ÍL' vntic,11 (ordL•n,llfas) indic,1 l,1 c,mtidad dl'
lll,mgos L]lll' ~1uedL' coscch,ir; el horizontal (,1bscisas), el nC111ll'rn de liebrL·~
quL' ~1uc·Lk ec1z.ir, digalllos, en un mes. Es claro que a medida que desL'd
cosech<1r rn,ís y m,ís m,mgos, debe ir sacrificando más y m,ís liebres: el cos-
to (precio) alternativo de los m,rngos (en térlllinos de liebres no cazadas) 1 .1
,1umL'lll,rndo il nwdiLLl que dL'SL'<l rn,ís 11w11gos. La forllla dL' b curva indic c1
qul' "h¡iy rnuchos rn,rngos rl'spL'clo dl' lil'brL's", lo n1,1I L]UL'Lfa claro si SL' l.1
com ~1,11\7 con l.i isl,1 ll.

M ISLAA M
-~ ISLAB

40

20¡--------
17 - - 17

o L __ _ ___j__L__ _ _ __..,.
O L __ _ _ _ _ _ _

9 10 L

Gráfico 2
234 El objeto de estudio de la Economía

Isla B. Esta isla tiene "muchas" liebres y "pocos" mangos (no tropical). La
curva obviamente indica que hay más liebres, pues puede obtener hasta 30
liebres por mes si dedica todo su tiempo a cazar y cosechar cero mangos, en
lugar de sólo 20 en la isla A. Crusoe puede cosechar 17 mangos si caza 25
liebres por mes. En la isla A, en cambio, sólo podrá cazar 9 liebres si se
dedica a cosechar 17 mangos al mes.

Si Crusoe está en la isla A y se construye un arco y flechas, le resultará más


fácil cazar liebres; por lo tanto, su curva de posibilidades se traslada hacia
la derecha (indicado por la curva discontinua en el Gráfico Nº 3). Si se cons-
truye una escalera, podrá sacar más mangos, y la curva se traslada hacia
arriba (Gráfico Nº 4): en ambos casos aumenta su Frontera de Posibilida-
des. Esto es lo que sucede cuando hay crecimiento económico en un país:
éste puede ahora alcanzar un mayor nivel de bienestar, pues sus recursos le
permiten ahora consumir más de todos los bienes; en el caso de Crusoe,
más liebres y mangos que antes.

Esta manera de presentar las oportunidades de Robinson permite ver dos


componentes principales de los problemas que estudia la Economía: El pro-
blema de obtener una Asignación "Eficiente" de Recursos y el de lograr
un Crecimiento Económico "Eficiente."

El primero consiste en determinar las condiciones que deben imperar para


que la economía esté operando eficientemente: que (i) no esté trabajando en
un punto (tal como F) que está adentro de la Curva de Transformación -es

M M

40

' \

\
20 E',
1

1
1
•F
\

o \ o
10 L 30 L
Gráfico 3 Gráfico 4
VI. La curva de transformación: Eficiencia y crecimiento 235

decir, que no esté produciendo la máxima cantidad de mangos para una


cantidad dada de liebres- y, que (ii) estando sobre (en) la Curva, esté en el
punto más conveniente sobre ella, obteniendo con ello la combinación de
bienes que le da mayor bienestar (un punto tal como E). En síntesis, cómo
hacer el mejor uso de los recursos disponibles: no contentarse con menos
liebres y menos mangos que los posibles de producir (encontrar las condi-
ciones para no estar adentro de la curva de transformación), ni tampoco
quedarse con una combinación insatisfactoria de liebres y mangos, tal que
quisiera consumir más mangos y menos liebres de lo que está produciendo.

Si Crusoe no se ubica sobre su curva de posibilidades (en el punto F de los


Gráficos Nº 3 o Nº 4), estará siendo ineficiente, pues no estará aprovechan-
do todos sus recursos y habilidades: el economista dice que éste no ha re-
suelto su problema de Asignación de Recursos si no se coloca sobre la
Frontera de Producción (por ejemplo, en el punto E en lugar de estar en F),
pues con los mismos recursos puede así obtener más liebres y más mangos.
Es claro que el movimiento desde el punto F hasta un punto tal como E no
constituye "crecimiento económico sostenido", pero sí que le da un mayor
ingreso o mejor nivel de vida.

El problema de Asignación de Recursos que estudia la Economía consiste,


entonces, en el análisis de las condiciones para que la sociedad alcance,
primero, estar sobre su curva de transformación y segundo, de todas las
combinaciones posibles de bienes representadas por esta curva, la combi-
nación que le es preferida.

En lo que se refiere a Crecimiento Económico, el asunto que estudia la Eco-


nomía es determinar las fuerzas que determinan la cantidad de recursos
que decide destinar a "mover hacia afuera" la curva de transformación y
cómo es que diversas formas de hacerlo en efecto la trasladan, en qué cuan-
tía y en qué dirección, junto con establecer si ello se está logrando con máxi-
ma eficiencia: si el esfuerzo de ahorro e inversión está teniendo o no su
"máximo" efecto sobre el traslado de la Curva.

Su crecimiento será sostenido sólo si la sociedad está constantemente pro-


veyendo para el desplazamiento hacia afuera de la curva de transforma-
ción. Y esto sucederá sólo en la medida que mediante una inversión sostenida
esté aumentando el stock de capital disponible en la economía: que haya
inversión neta positiva año por año, y que ésta tenga una rentabilidad po-
sitiva y ¡ojalá, "alta"!
CAPÍTULO

Crecimiento
,, .
econom1co

El crecimiento económico de un país es el resultado de un proceso extraor-


dinariamente complicado, según lo atestigua la abundante literatura sobre
el tema. A menos que éste sea tan complicado hubiera sido imposible dedi-
carle tantas toneladas de papel y tinta.

Se mencionan frecuentemente cientos de factores que influyen en el creci-


miento, y otros tantos culpables de la falta de crecimiento, incluyendo los
sociológicos, políticos, climáticos, institucionales y culturales que acompa-
ñan a los factores económicos (después de todo, estamos hablando de creci-
miento ... , económico, ¿verdad?) Por lo tanto, es muy difícil empezar a
entender el fenómeno que nos ocupa sin poner un poco de orden en estas
complejidades. Para ello se propone agrupar los factores del crecimiento en
dos grandes categorías, una vez establecida la disponibilidad de recursos
productivos, como fuerza laboral, actitud empresarial hacia el riesgo, cli-
ma, fertilidad del suelo, riquezas mineras, etc. que posee un país: 1) la efi-
ciencia con que esos recursos se utilizan para obtener las mayores cantidades
de bienes para su consumo inmediato; y 2) la eficiencia con que esos recur-
sos se utilizan para proveer bienes que sirvan para ser ahorrados e inverti-
dos en la provisión futura de más bienes.

l. ¿Por qué hay crecimiento económico?

El ingreso disponible de un país -Un país- crece por dos razones. En pri-
mer lugar, por ir de un lugar de ineficiencia a uno de eficiencia sobre_ su
238 Crecimiento económico

curva o frontera de posibilidades. Esto es, trasladarse desde el interior de la


frontera (punto F de los gráficos 3 ó 4) hacia un punto a sobre ella (E) man-
teniéndose quieta la curva de transformación misma. Ello no es verdadera-
mente un Crecimiento Económico que es "sostenido", pues éste cesa cuando
se logra llegar al punto E.

Las razones por las cuales una economía se ubica en un punto que está
dentro de su frontera de posibilidades (como F) se refieren principalmente
a malas políticas económicas que distorsionan los precios de los insumos
en el país ("pecados de acción") o a que el gobierno deja que dichos precios
de insumos sean mentirosos (pecados de omisión), como así también de
aquellas que distorsionan los precios de los bienes transables internacional-
mente y que, por lo tanto, no les permite obtener las ventajas de que el país
produzca más de aquello que es más caro en el mercado internacional de
dichos productos y produzca menos de aquello que le es más caro producir
domésticamente. Así, las reformas económicas llamadas de" ajustes estruc-
turales" -que llevan a reducir o eliminar dichos precios mentirosos-, se tra-
ducirán en un rápido crecimiento en el nivel de ingresos del país que las
introduce.

Estas reformas económicas tendientes a reducir lo más posible (u ojalá eli-


. minar) los precios más mentirosos, o los que más daño causan a la econo-
mía, han sido criticadas como culpables de provocar "costos sociales".

Los críticos (economistas, políticos, dirigentes sindicales o empresariales,


entre otros) nunca fueron exactamente precisos acerca del significado de
tales "costos sociales". Lo que se transluce de sus objeciones es que el
desmantelamiento de los sectores ineficientes, crecidos al amparo de pre-
cios mentirosos, no es instantáneamente reemplazado por expansión de
sectores productivos y eficientes (amparados por precios veraces y auténti-
cos). Durante el período de transición es que surgen los llamados "costos
sociales": trabajadores y empresarios que se demoran en migrar de unos
sectores a otros, o en encontrar cabida en los sectores en expansión después
de haber salido de los sectores en contracción, sufren pérdidas a,veces sig-
nificativas de ingreso y patrimoniales. Sin ninguna duda que sería ideal
que este período de transición fuera lo más breve posible, pero hacer notar
su existencia no demuestra que las políticas de ajuste estructural no deban
aplicarse. Si no se aplicaran, se evitarían estos costos de la transición ... ¡a
costa de unos costos perpetuos de ineficiencia y de menor crecimiento de
duración indefinida!
l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 239

TIFOIDEA, PICHICATA Y AJUSTE


(9 de marzo de 1989)
Quizás una de las preguntas más frecuentes .que me hacen eq el extran~
j(;ro es sobre el costo socia/! de las políticas ecom51T1iCfl:S..4fi; aN${(;!,t:~-
1

tructural impulsadas por Chile. Es que el mito de:511 'eqqrm~i(X@.(ta ~o,


ciaF ha sido muy difundido en el exteriof¡ achac.índose al GobierÚQ.t. q
los Chicago Boys una notoria falta de sensibilidad en lo. SQ(:f~l,,A,dtr&s~
puesta ha siclo más o ITlenos la.s{g"'iente: · .... > ..•. . • < · •·
11
Si Maradona ha tenido.un magnífico entteruJdor-:rle/Ji,i.,1 .
.estará en óptimas condicione$ parn ser 11:n1¿ra1:1ftftbol1"$.ta
contrae tifus y se le pichicatea pqra,queslgi!Jug~¡i}#c:>1 q.
pero seguri:lmente tendrá consecuencfa,s.q~(4 · ··· · ·· ·re.su
e/ futuro. Si además está Iesionadp, per'!c ;s~,
mantenerlo en/a cancha, su capadefaclse\i~(~
entrenador responsable-que tiene \(isic$n cieft1ff..i~Pl?.~fªga .
olvidarse de las bataffas que se pueda11 peprd~ffllf{Gqrtqpl'?; ..•......
el carácter para atacar su enfermedad y teslórtP~{~~tSlf r;pn}t. ec;e,nda y
ponerlo ajugar sólo cuando haya sanado: El tieril()O que demore su recu-
peración ye/nivel de su nueva actuacíóndepeplJt/r1 e~ell.c:¡~ lrne17fed71
cuidadoy de su buen entrenamientoprel.(io. <•· , .· . ·• . . . . . i• .\><
1
'Toda Latinoamérica contrajo el tifus de /,1 r;risfsdefpetrófeq} ·...• ·a~
dos del decenio de 1970; Chile estaba, además, lesionado ppr•liis
pateaduras recibidas durante gobiernos anterioresypor.Jos muy bajos
precios del cobre. Gracias al buen cuidado y a que se había iniciado el
ajuste estructural, el país ya estuvo hacia fines.ri~Ja (iécqqéJ a.}a,.;ra,f}-
guardia en cuanto a crecimientoeconómic.oyeppleq,RsJJ~c¡~ e(fc.q~:,.
to social' nos.e debió a un mal trabajo def eJ;!tá:~Ga<ip'1 sifl0;:?1~.~p/cJ~,nia
de tífusy a lás lesiones hereda,das; .no se de~ió~MJvste estrµcJur:a.lr;SÍflCI. .
a.una reces ion que nos afectó a todos. Losf).íi!ís~s ITTi:11 entr~']ifl.d~ X91-1e
pichicatearon sus economías sufrieron .muchí.sinzo menos •~n.e,{:c.9r,t()
plazo; pero pagan hoy las cons~cuencias de/a/a,./ti:l d~ car4ct~r cl.f!.§J)S. .
líderes. · · '· · ·· · ·
1
1a epidemia de la deuda externa nos azotó a comienzos
de 19801 con bajísimos predos del cobre: Chile.. ha,bía profuQcli~a,<;}p.sp,
ajuste estructural y tuvo el carácterpara eofrf!ntarla co,mo.~s '.d~~fdó~c,Si;
s~
bien c;on .algún píchicateo durante elbrev.e lapsa en. que C;J,!!J~ióAe.
entrenador. Nuestros hermanos continentales .sigµf:eron1. ~Q sup;ii:1yqr(9,
el camino miope de no haberse entrenadoyap(ifar: anf!st~~i~yJrJ<¡;rf.iq~1
240 Crecimiento económico

con efectos que hoy deben lamentar.>Chile está nuevamente metiendo


goles a destajo y a la cabeza del continente en cuanto a indicadores
econ~micos y sociales. ¿Fue un error del entrenador el causante del tan
mentado 'costo social', o faeron las epidemias que no perdonaron a
m~ros rii a· cristianos? ¿No fue el ajuste estru,cturaf el que nos f¿ermitíó
ser geifeac;lores durante 1978-1981, y serlo. nuevamente en los últimos
años?· ·
"Cudndo baja su Ingreso, usted seguramenteposterga su atención den-
tal, red(Jce la rnesada de sus hijos y focalíza mejqr sus gastos para satis-
facer/~~ 'n.ecesidades básicas' de su familia, Plf~s bien, por decisión
política,aurantefaprin:era recesión (1975)hvbó).11J{:lfeducción general
de/gasto públíco,. se postergaron inversione5; (E!nvivienda, principal-
mente) yla·manten.ció~ de caminos¡ pero el gasto social lfajómenos y se
lo focal1zómejpr.Err la segunda (1982-1983), et Fisco red1.1ja lasremu-
nerac:kt9~s{.la inversiqnen(os niw;les mas complejos de salud y e[apor-
tea laf'unlvtrsidades¡pero se aumentó ef!Jasto en la íre(,1'5qcíal' con
i.ln'a íocalízación nwcho más eficaz. ¡Por supuesto que bajaron nuestras
ref11úngrªCi(ú1es rE!ales y también las pensiones, y a1Jme1tó e.· /desem-
pleo!> . ·. · ···.... ·. ·•···•.. · . . .·. · ...·.
"Ellá és lo que ocurrecdando hay tifus, yq~íen n~.fq a.c~ptey n.d lo
enfteryte con carácter, terminará arruinando a Matad,ona. ¡Q~s<;rve lo
que hoy ocurre en el continente, salvo en Chi/e. 11 · · ·

Además de requerir precios veraces, un país crece con ahorro e inversión


rentable, con lo cual se logra aumentar -trasladar hacia afuera- la frontera
de producción y se genera crecimiento económico sostenido: en la medida
que exista ahorro e inversión sostenidos. Con éstos, la curva de posibilida-
des irá trasladándose hacia afuera (alejándose del origen), permitiéndole a
Crusoe más consumo de mangos y también de liebres. Pero, la magnitud
del traslado no sólo depende de la cantidad de la inversión, sino de su cali-
dad (rentabilidad).

Esta visión gráfica del crecimiento económico nos permite clasificar las
causas del crecimiento en dos grupos: las que ponen a la economía en o sobre
la frontera y las que agrandan esta frontera. Esto clasifica las fuentes o cau-
sas del crecimiento para permitir su consideración ordenadamente, pero no
explica los mecanismos que producen el crecimiento económico, ni aclara
cuáles son esas fuentes. A esta discusión nos abocamos a continuación.
l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 241

Hace más de dos siglos, Adam Smith enfatizaba que la división del trabajo,
fomentada por el tamaño del mercado, es lo que conduciría a aumentos de
productividad y al crecimiento económico y a la riqueza de las naciones 1•
Para Schumpeter, la clave del proceso de desarrollo es la capacidad
innovadora de los empresarios; según este autor, las economías progresan
"a saltos", de modo discontinuo, con la aparición de nuevos productos,
nuevos métodos de producción o mercados de productos o insumos, des-
cubiertos por empresarios innovadores 2 •

La amplitud del tema llega al extremo que se haya justificado que Andrew
Kamark escribiera el libro Los Trópicos y el Desarrollo Económico, donde se
enfatiza el efecto de los factores climáticos en el desarrollo económico de un
país, aunque el mismo autor advierte que el contenido de su libro no equi-
vale "a sostener que el clima guarda una relación mecánica, de uno a uno,
con el desarrollo económico, ni que el clima y sus efectos constituyen la
única limitación efectiva para el desarrollo económico, ni que, de eliminar-
se los efectos del clima en cuanto a limitación, en los países pobres de la
actualidad el desarrollo sería incontenible" 3 •

El enfoque neoclásico, por su parte, explora la hipótesis de que la cantidad


de inversión y el funcionamiento eficiente de los mercados son los requisi-
tos para la acumulación de capital y el crecimiento.

La cantidad de la inversión dependerá de la cantidad de ahorro nacional


(doméstico) y del ahorro externo (préstamos desde el exterior), todo lo cual
dependerá de las oportunidades de ahorro e inversión en el país y del "cli-
ma o ambiente" económico, político y social imperante y que se espera im-
pere en ese país en el futuro. En el pasado -hasta casi fines de la década de
los 60- el énfasis de la investigación y de las políticas económicas estuvo en
buscar medios para aumentar la cantidad del ahorro e inversión en los paí-
ses en desarrollo. Para aumentar el ahorro externo se propuso la creación de
bancos regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo; para aumen-
tar el ahorro nacional, se propuso aumentar los impuestos a los ricos y fo-
mentar la inversión pública, principalmente a través de empresas estatales.

La calidad de la inversión privada dependerá de lo mentirosos que sean


los precios de los productos e insumos involucrados en ella, muy especial-

1
Smith, A., The Wcalth of Nations, (New York, Random House, 1973).
2Schumpeter, J. A., The Theory oí Economic Oevelopment (Cambridge, Mass., Harvard University Press,
1949).
'Kamark, A.M., Los Trópicos y el Desarrollo Económico (Ternos, Madrid, 1978), págs. 28-29.
242 Crecimiento económico

mente la tasa de interés. Si los precios son mentirosos, el esfuerzo de los


inversionistas privados redundará en un beneficio privado para ellos; pero,
posiblemente en un menor beneficio social y, por ende, en un menor creci-
miento económico.

Está demostrado que una de las inversiones más rentables en la mayoría de


los países del mundo es la educación primaria, como así también la que se
imparte en algunas carreras universitarias y técnicas. Para que la primera
sea universal y de buena calidad, se requiere una acción del Estado para
proveer su financiamiento en un marco de competencia entre los oferentes
de esos servicios, pues los más pobres decidirán no enviar a sus niños a la
escuela, siendo que les es más rentable que se ocupen en otras actividades
distintas de asistir a ella; para que las otras sean impartidas como es debido
-tanto en cantidad como en calidad-, se requiere que los precios que impe-
ren en esos mercados no sean mentirosos (ver la discusión que al respecto
se hace en el Capítulo 1).

La calidad de la inversión pública dependerá de la calidad (veracidad) de


la información que la autoridad pública disponga sobre la rentabilidad so-
cial o nacional de los proyectos que desea emprender, como así también de
la voluntad política de tomar sus decisiones de inversión sobre la base de
esta información fidedigna.

Tanto el mantener la economía en la frontera de producción, como así tam-


bién el de agrandar dicha frontera, son tareas que para su mayor eficiencia
requiere la existencia de precios veraces. Y en los excepcionales casos don-
de no se producirá naturalmente un precio veraz, se requiere el accionar del
gobierno para corregirla -debe evitarse un "pecado de omisión"-, si bien
muchas veces ocurre que esta anomalía es el resultado del accionar mismo
del gobierno -un "pecado de acción".

En su versión más moderna, el enfoque neoclásico considera que el creci-


miento económico es un fenómeno que data del siglo XVIt anterior a la Revo-
lución Industriat la cual es una manifestación o signo del fenómeno del
crecimiento, pero no su causa. Por primera vez en la historia de Europa y
del mundo, dos países ofrecen un nivel de vida creciente a una población
también creciente; estos países son Inglaterra y los Países Bajos durante el
siglo XVII. Este hecho no se vincula a ninguna revolución científica de técni-
cas de producción, sino a una revolución en la historia del derecho, concebi-
do éste como una tecnología de organización de las relaciones humanas,
económicas y sociales. En efecto, los Países Bajos e Inglaterra eran en el siglo
l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 243

XVII los más avanzados "en lo que respecta a la definición de un sistema de


instituciones y derechos de propiedad que permitían explotar eficientemente
las motivaciones individuales, a fin de garantizar la canalización de los capi-
tales y energías hacia las actividades socialmente más útiles." 4

La definición precisa del derecho de propiedad y la existencia de institucio-


nes que lo protejan son requisitos para el funcionamiento eficiente de los
mercados y por ende, para la acumulación de capital y el crecimiento.

La prescripción del economista no es que la sociedad de mañana debe ser


de tal o cual manera sino que, entre todos los mecanismos posibles de orga-
nización social, el mecanismo que reúne la existencia de mercados que con-
ducen a la formación de precios veraces con un Estado que corrige los casos
en que los precios resultarían ser mentirosos en su ausencia, es el que mejor
promueve a que sea mayor el número de personas aprovechando al máxi-
mo sus habilidades y satisfaciendo al máximo sus preferencias con el míni-
mo de costos y restricciones.

La reticencia de los economistas para recomendar la intervención estatal en


los mercados reconoce tres causas: Primero, porque su profesión los lleva a
entender mejor (aunque no siempre lo entiendan completamente) el fun-
cionamiento de los mercados y, por lo tanto, son quienes están en mejor
posición para advertir el dafio que se puede causar al entorpecer su funcio-
namiento. Segundo, porque el hecho que una intervención estatal pueda
mejorar el funcionamiento de un mercado mentiroso no significa que efec-
tivamente lo hará; al fin y al cabo, la intervención estatal tampoco está exenta
de imperfecciones -y de presiones de grupos de poder que buscan sus "fa-
vores"-y nada asegura que éstas no sean peores que las del mercado que
presumiblemente se trataba de corregir. Tercero, dar cabida a una interven-
ción estatal significa siempre -ya sea que resuelva o agrave una imperfec-
ción de mercado- admitir el uso de la coerción5 con la consiguiente pérdida
de libertad individual. Este es un precio demasiado caro para comprar una
pequeña probabilidad de que el Estado eventualmente acierte en inducir
un funcionamiento ligeramente más eficiente de los mercados.

Las siguientes cuatro columnas, publicadas por el profesor Fontaine en "El


Mercurio" de Santiago de Chile, presentaron estas ideas a la opinión públi-
4
North, D. y Thomas, R., The Rise oí the Western Worlds (Cambridge University Press, 1971 ).
•; Por su naturaleza, los impuestos, las regulaciones, la fijación de precios, salarios, tipos de cambio y tasas
de interés, las nacionalizaciones y expropiaciones, la protección arancelaria, y otras medidas de política
económica frecuentemente adoptadas por los países, no son de aplicación optativa a quienes voluntaria-
mente las elijan.
244 Crecimiento económico

ca a principios de la última década de un siglo que, recién en sus últimos


años, fue testigo de que los gobiernos y los políticos tomaron más en cuen-
ta estas ideas, las que ya habían tenido un viejo arraigo entre los econo-
mistas. Ellas muestran así algunos asuntos que discuten los economistas
acerca del crecimiento económico, el ahorro, la inversión pública y priva-
da, y la inversión en educación -la cual le permitió evitar la pobreza en que
hubieran estado él y sus antepasados vikingos y celtas si no hubiera sido
por ella.

1. CRECIMIENTO E INVERSIÓN PÚBLICA


(1 O de mayo de 1990)

Está demostrado que el crecimiento económico de los países depende


tanto de la cantidad como de la calidad de las inversiones emprendidas
por sus sectores privado y público.
Hay áreas de la economía en que, por su naturaleza, los precios de los
bienes y servicios provistos no corresponden a los verdaderos beneficios
recibidos por la comunidad que los.consume o utiliza. Siendo así, el sec-
tor privado tomará en esas áreas. decisiones de inversion que serán 'equi-
vocadas' desde el punto de vista de su verdadera contribución a/desarro-
llo del país. Así, dejando todo al sector privado, .el pafs estará desapro-
vechando su potencial de crecimiento al no ejecutar proyectos de alta y
cierta rentabilidad. He aquí/a justificación para que un gobierno respon-
sable intervenga fomentando la ejecución de proyectos rentables que de
otra manera no se ejecutarán.
La .intervención del gobierno --una vez establecida la conveniencia de
intervenir, e identificado y evaluado el proyecto más apropiádo en cues-
tión- puede ser: a) asumir éfmismo la tarea de emprender la inversión,
o b) dar los incentivos corree.tos para que el sectorprivado·lasrealice,
alternativas que deben ser motivo de una decisión cuyo. objetivo sea
lograr máxima eficiencia posible. · ·
Por ejemplo, tradicionalmente ha sido más eficiente que el Estado tome
la responsabilidad en inversiones via/es(calles caminos y carreteras de
1

uso público), tanto en lo que se refiere a decisiones de dónde, c~ándo y


cuánto invertir, como en lo que se refiere a su financiamiento, si.bien la
ejecución misma de la obra es licitada entre contratistas privados.
Un ejemplo donde el Estado chileno sólo provee los alicientes para que
el sector privado realice la inversión es la construcción de las llamadas
'viviendas sociales Aquí el Estado da al comprador un subsidio para
1

l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 245

que éste adquiera líbremente la vivienda que más le acomode entre/as


múltiples opciones ofrecidas por empresas constructoras privadas. Este
mismo mecanismo puede usarse para otorgar servicios básicos de salucl
educación, electricidacl agua potable y nutrición a las familias que el
Estado considera que son merecedoras de esos subsidios, dejando que
el sector privado los entregue.
Los aumentos o disminuciones de la inversiónpúbfica no debieran 'per
se'.sermotivo de aplauso o de preocupación. Lo que interesa es que la
'calidad' de la inversión pública sea adecuada1 y también que ella no
venga en verdad a sustituir o a desplazar inversiones que de otra manera
·hubiera efectuado el sector privado (el llamado "ctowdingout effects'1).
De aquí la importancia de, primero, definir y delimitar el ámbito de la
acción inversionista del Estado dejando al sector privado la tarea de
1

tener que efectuarlas él cuando y donde le convenga, pues el Estado no


lo hará en su lugar; y, segundo, procurar que las decisiónes de inversión
y de mantenimiento del capital público sean tomadas con la mejor in.,
formación posible sobre sus rentabilidades socideconómicasy sus efec~
tos redistributivos.
La definición del ámbito de fa inversión pública incidirá también sobre
la amplitud yca/idadde la inversión privada, al garantizar que ella será
complementarla y que ésta no le hará una 'competencia desleal' como
consecuencia de una acción inversionista del Estado .en. dicho sector.
Por ejemplo; la decisión de losparticúlareseh cuánto á invertir en infra'7
estructura portuaria dependerá crucíalmente delqéqitoque les inspire
la decisión del gobiemo de que éste 'nunca n:1ás 1 im/ertirá en ese mbro,
o bien; que si lo hac11, cobrará tarifas porlgatlas c:ornpetitM1s (establee¡.,
das cdn(orme a úna trasparente metodolqgíaJ~ ·· ·. 1 ' •·

2í. ECONQMÍA. É$ ll(ltJEZA


1 1

· (27 de julio de .1989)

Mi padre me ac:aba de dar un objeto que,fe regaló :su abuek>, Ernest


Fontainel cuando se recibió de médico hace más de 60años; ylecfijo:
"f:.téspargne est fa riches.sé'1,, Se, trata de.dos)/:r,oriedas· unidas con un~ ,
bis.agra; una es de cobre fla ·dtra ·es uh franco francés de oro,< Todos
sabemos, sin embargo, que quien mucho .ahorra e i~viérte mal, lop~sa~
rá mal durante su vida activa y terminará siendo un viejo pobre. En'.
cambio, quien ahorró menos e invierte sabiamente podrá sü?mprepafsX
246 Crecimiento económico

sarlo bien, incluso en su vejez. De modo que, en verdad, el dicho debie~


ra ser: 1'Economía ¡bien invertida! es riqueza".
Los economistas de las décadas de 1950 y 1960pusieron todo su énfasis
en la cantidad de ahorro necesariopi3ra alcanzar las tasas de crecimien-
to que las cúpulas y organisrnosintemacjQ(lales cor:1siderabi3[J.ªfonseja~
bles para• nuestros países. Mediante modelitos simplistasyme<;;pJ>icos s.e
concluyó, casi siempre1 que el 'esfuerzo. de ahorro interno' erainsuffc;ierte
para alcanzarlas, recomendándose aumentar elé!horro púbfi<;q(forzoso)
y solicitar mayor ahorro externo con créditos.c;oncesionales bifateraletry
multilaterales. . ·.• ··. . . ,:;, · ;,,1,.,) , 1;;
Ambas recomendaciones.aumentaron el tamaño delfstado; J¡¡prímeiw
porque implicó incrementar impuestos y los crédites af¡Sl!ptorpúblico¡
la segunda, porque.la ay11da {inancieraintemat::ional selimitóapirqy~c:'"c
tos públicos. Poco se estudiaron las causas.del.insµficiente 1esfue~zQ 1 de
ahorroprivado o de fa jibarización delseijme:r:itado;mercado de capfta~
les, donde el Estado fijó tasas defnteré5;dí~te11ciadas,,r.acionó el crédito
entre. quienes .podían 1conseguírloj y el .1:.etam0fu,tt,Q~gativo para . e/
ahorrista. ¿Qué fue de lo que depositaron nuestrós ab1,1~los en{as Cajas
de Ahorro? ¿Qué fue de to que depofitar11Pfen Crecinco (unfondomu-
tuo de acciones)anombre de mis hijos?¡De ellont,mca más se supo! Se
transfirió riqueza desde los ahorrisMs hacia.qui<:!nespbtuvieror¡ créditos
subsidiarios de dichas Cajas, y hacia quienes hicieron quién sabe qué
cosa con las cuotas de Crecínco. ¡Córno /amentq que la tradfr;:iór:, fran-
cesa de ahorrar en monedas de oro no hayaprevalecido enmifami/ia!
Creadas como una exigencia de la 'Ali<1n.z.a.para,elPmgreso' -centre otras
condicionales que fomentaron el et!tatism<:vydf;gr¡;r,garon los derechos
de propiedad en Latinoamérica.,.., las ofi<;tnas·dep(anific;¡n:;ión.gastaron
tiempo, dinero y vaUosos profesfonaleS<CilrJ ,calibrar modelos
econométricospara estimar fos 'ne,esi.(!ades~ seé.t0r/ales de. inversión; •
para cumplirlas, se gastó en proye9tQs0·q1.{~:•,~a/ztenían. estadi9s .de
factibibilidad técnica· concluidos -sea ClJ~l;(uere su rentabilidad social
para el país- y se concedieron cr~dit~S\s~psidiados y exencic:mes
tributarias y arancelarias a sectpres @11.S{4et~fl.os<diptáJTJice$' (co{!c:epto
ya ldemodé'¡ ¡gracias a Dios!), pero d~ q1;1dQsa reota:bi(idaá, .·
En el Chile de hoy se acepta queel,reci.m,~nto,e~nómico es e/resulta::
do (i) de lo que des.ee libre y personalrne{l.teprfi>gr~sacoada·~na <J.e)as
familias chilenas; y .(ii) de lo que el{stadtr4nfor,n:¿¡da111~J1te invierta so-
bre la .base de estudios de factibilida~ témfca, er?Qnpmica y sociafile
sus proyectos.· E/mercado de capitales se hapeñecdopadqydesarmlla-
l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 247

do, siendo hoy el tercero en


ofrece retornos positivos alahorrísta, y Jos:'Ct:é·éi.W:ts;¡:¡~
no se 1consiguen 1• Nuestros ahorros. en.
vierten en proyectos con ren~bilielatfes:
reciberrconelmisr;no signo, PP:r4/tilJílQ,
,privada ypor.Jos dere<;hos ,:ie;¡ymp·
es a.hora más at,:activél. . . / .é,, j ¿; ,f 0

En .s.urna, hoy· estíin .dadas .las·cQn~i<¿fit


bien invertida1; la Jnyersiór.¡~públic;a
.bre esÜ.Jf:r?o. de ah.QJTO tendrá 1~Q9fiBz;
; ,de transforma:,, el cobrti. en
'.;: '\' >;•,' , ;\,' 'e'.,"'! ·v, ',\,,, \', ''"' ,' ',,
ortJ)i,y;•
','''"'<<V,;;i;•,
248 Crecimiento económico

cYeªtivoeri:laieneratiótld~riqueza y enpagarsusimpuestos para que


el :fsféldo PU'ed~ 1asumirSa'(iapel subsidiario.
¿P:iJ'.tquéfr;Jcasp!erlet pás¡IdofPrimerd; porqueporpecadosdeaccíón y
· · · 1:fé1Rttsestabfe(1{(eronpreciQs 'mentiros.os'i elmo•
l~ra~o;·slw>tif~tegid,opo~la autortdª4; é$t4¡impu:.
dl,fer~ci.1qqs¡a;¡faJ,FQ~cd~tl~teqninado~ . qs de
ie~ti)pgf6y(a,1fonó díscreciom1ln1ertte1e ..... ~dito;
·.·.•...•...·. '#xe~5í0p~s•tri?u(áriast. emfln1 e#tprpet
nái#tiilt~q de:!oS' rfaé!re~dos errrespuest? afntet?:ses.
n·qti~a~usaron éfc;lt,o.i!er esta~al pag, S~J?copJ?be~
Mfiti . . •..···... .. . as veces el polític~ résporidM· ácesqiiemas')1moí1e~
los eco1~~.i€os,'de esctiteFicfqueNg~nuamehtesoñ<Jque eran ·más
eficat:;fJS}q.~,.t!ffle(cadcren · · · ge r~<:ursos. : ·· •·•· .·
Sesanfll!Ji,J?lf1.1qufii; el, . < , .·. . .• .ilfectaq¡ente sus inversfones,
l<1s t1,1i1:lfl!§ :~u~i'!~s:y~eees'r:espóm:lf~t:~pisPlq. .a pres/qnes persona/e~, . re~
glofl:.1:li:?s ~•'.sect~r,~18$.:•;~. :X> :f}•···
Tero.···
de''s
1l,l{il~~~r~,i~¡;eht&
"··~ift{~~:.~R,a·1~~tld~fin~11fi~j ·· <!l.e
li'f!loff1a~pp~res:~~r.<·.·••. . o,
if};fsrJmá; el slste"(fla •
11. A brindar con el jugo de la experiencia 249

Doy gracias aDios que no hubo en esos tiempos 1verdesf1.mdamentalistas' "


y ONG's paterna listas que tuvieran el tiempo y los tecurs1Js,para, deieo.~, i
der la cultura primitiva de. mis antepasados fbárbaro.s";, cdmo asf t~m~ ··
biénagradezco que .hubo gobernantes., que quisieron í:Járle igVfJJda,$.dey, •
,oportunidades a todos sus gobernada$, seat1 1éstas c~1:K.(Si<iX>S, 0.11101 . se;:.•.0

vistieran como lo hiciereQ y tuviesen .comai idioma q.flC.e.stl/afrel.it~Ue tQt, i ¡


viesen, de modo que los descendientes de aquellqs indfgenas pudi
·.. con libertad elegir, el camino que creían mejo,:.;para .ellosryi
;•·incorporarseonoala modernidaddela·époc$yrompercoqalgunasdé1•
· sus tradiciones que; de piano y por: defiryicion,:les habiese>co~uieha4ó
ipornacimiento apermartecer•@lapQbreza. ' ....· ";¡,i,,,i
Pór fo tafilto; •aplaudo la posibilidad de verdadera,'fndependencia1tqu~
/asín.versiones de ENDESA efil Raieo les estará abrienda,a,por lo!menos,
las J6 familias de pehuenches que deberánserrelócáliza.das <íXimoion1, .•. ·
secuencia de que la futura central hidroeléctricaiinundará1part~,iJe;sus; ·
•tierras; "tHa ·visítado .usted/a ,zona>.· y:ha sentíqcz la vergüenza'qpleryrahe
sentido porelmiserablenivelaevidaque tieneil,estosré/:iilenos, fr.uto:qe .
·. fa,desicJíade nuestrosa~tep~sados.ytambién de.a/gull.Gs.'fi!e nwestros <J.Gn-:,, •
· temporáneos? ¿EJeséa álguien, que• sígah ~lirruínt,i'rldo~~1~ 11n({et.es1
(piñones}¡• quertengan (IIR8 !é)aja·esperanza •de vidapqueísli)S•híjo~ estén:·,,
·eondenados a.vivircendguaies:comiiciones que lo baq llef.hq,s~14ntepa1f,!
sados, y que no tengan la libert[!d para elegir lo quefel1t:Js~~,y.nQottCIS!:r11·.1r1 j
creen es mejor para su descenden,cial ¿Q11iere. · ·en mantener(p:s 'ahí ·
'no?f17~$4?par:a''l!JM s· · · ·

11. A brindar con el jugo de la experiencia ... ¡Salud!

A mediados de los años ochenta, nuestro profesor Arnold C. Harberger ex-


primió la esencia, el núcleo central, de la experiencia de crecimiento de una
250 Crecimiento económico

docena de países6 . El jugo resultante contiene trece vitaminas esenciales


para que los países puedan aspirar a una vida sana ... y éste es un requisito,
aunque no es una garantía automática, para el crecimiento económico. Como
dirían los matemáticos, es una condición necesaria aunque no suficiente.
Precisamente por estas razones es que nos parece que las vitaminas consti-
tuyen una analogía adecuada: ellas no garantizan el crecimiento, pero sin
ellas no hay posibilidad de crecer bien.

Estas vitaminas serán saludables para todos los países, sin violentar la ideo-
logía de la mayoría de los gobiernos no-comunistas del mundo ... ni, qui-
zás, de los países comunistas "renovados" del mundo. Pero, es claro que no
se les conocen contra-indicaciones o efectos secundarios indeseables para
los pacientes que hayan contraído, por contagio o voluntad propia, gobier-
nos social-demócratas en Europa continental, para los países socialistas del
resto de Europa y el Este, para los Conservadores o Laboristas ingleses, o
para los Demócratas o Republicanos de los Estados Unidos. En Chile han
sido adoptadas antes y después de Pinochet, y en Argentina y Bolivia las
adoptaron los mismos partidos que cuarenta o cincuenta años antes se ha-
bían apartado deliberadamente del sendero saludable que conduce al creci-
miento y a la reducción de la pobreza extrema. Varias de estas vitaminas se
refieren a que en la economía deben imperar precios veraces, es decir, debe
evitarse que -ya sea por pecados de omisión o bien de acción- en ellas im-
peren precios mentirosos.

Vitamina 1: Evitar falsos tecnicismos al diseñar la política económica. Es


un desperdicio de talento y dinero enfrascarse en detallados pronósticos
(que casi nunca se cumplirán) de la evolución de distintos sectores de la
economía bajo diferentes escenarios, para terminar concluyendo que el cre-
cimiento resultará de tales o cuales sectores. Esto se presta para promesas
políticas y demagogia, sin ninguna utilidad práctica.

Vitamina 2: Mantener el presupuesto público bajo control. Si bien esto no


significa que los gobiernos "no deban nunca" tener déficits, debemos ser
conscientes de los severos límites que existen a la magnitud del déficit que
se puede tener impunemente, es decir, sin consecuencias funestas.. En parti-
cular, los gobiernos-su Ministro de Hacienda-deben aprender a decir ¡NO!,
a las propuestas de gastos antes (y no después) que la disciplina fiscal se
haya quebrado. Una vez que una excepción quebró esta disciplina, todos se
van a sentir con derecho a pedir "su propia" excepción. "Nunca" creer que
'' Harberger, A. C (editor), World Economic Gmwth (lnstitute for Contemporary Studies, California, l 9B4),
págs. 42B-36.
11. A brindar con el jugo de la experiencia 251

tal o cual gasto se financiará con un mayor control a la evasión fiscal, pues
eso es "pura música".

Vitamina 3: Mantener la inflación bajo control. Para economías abiertas que


no influyen en los precios mundiales de los productos que importan y ex-
portan, posiblemente lo más saludable es vivir con una inflación similar a la
que se observe en la economía mundial. Superar esos niveles por excesiva
creación de dinero, ya sea para financiar déficits fiscales (como en Argenti-
na, Chile e Indonesia en los años sesenta), o para financiar al sector privado
(como en Uruguay por más de veinte años o en Brasil por casi diez años a
mediados de los años sesenta), obstaculizará el crecimiento, porque hace más
difícil que los precios cumplan su papel de informar y recompensar a los
recursos que se mueven en la economía buscando su uso más productivo 7.
¿Cómo distinguir entre una alza verdadera y permanente en el precio relati-
vo de un producto o insumo, de un alza que sólo se está adelantando a otras
alzas que se producirán por efecto de la inflación imperante? Mientras
más alta y variable sea la inflación, más empañada resulta ser la señal que

: Con alta y variable inflación es difícil encontrar nada más rentable que predecir la tasa de inflación del
mes siguiente, y la tasa de devaluación, y la tasa de interés, y nada de todo eso es verdaderamente
productivo.
252 Crecimiento económico

emiten los precios que cambian de verdad y que, por lo tanto, merecen ser
considerados para la toma de decisiones de productores y consumidores.

Vitamina 4: Aprovechar el comercio internacional. Las ventajas del comer-


cio ya han sido mencionadas varias veces en este libro, y el Capítulo 7 se
dedica enteramente al asunto. En los países incluidos en el libro editado
por Harberger, Taiwan es el ejemplo más notable del efecto de liberaliza-
ción del comercio. Su efecto consistió en un auge del comercio en tres déca-
das, con un aumento del valor de sus exportaciones e importaciones del
20 000% entre 1954 y 1980.

Vitamina 5: Evitar especialmente las peores trabas al comercio. Algunas


trabas son más perjudiciales que otras; las prohibiciones y las cuotas de
importación son más perjudiciales que las tarifas aduaneras, y éstas son
más perjudiciales cuanto mayor sea su nivel promedio y la dispersión entre
las tarifas aplicables a diferentes bienes.

Vitamina 6: Si las restricciones a la importación fueran políticamente "in-


tocables", atacarlas indirectamente a través de un aumento de los incenti-
vos a la exportación. Esto corregiría el sesgo anti-exportador inherente a las
restricciones a la importación e indirectamente haría menos perjudiciales
las trabas al comercio. ¡Mejor aún es combatir su "intocabilidad", con vo-
luntad política!

Vitamina 7: Adoptar sistemas tributarios simples de administrar y que pre-


serven los incentivos del sistema de precios con un mínimo de distorsiones.
El mejor impuesto para lograr este propósito es el Impuesto al Valor Agre-
gado, como ya se discutió en el Capítulo 4 de este libro.

Vitamina 8: Evitar tasas excesivas y demasiado progresivas del impuesto a


los ingresos. Estas tasas crearían enormes desincentivos a la actividad eco-
nómica de quienes deben pagarlas, e incentivos muy poderosos para que a
ellos les convenga buscar caminos para evitarlas, a través de la contratación
de contadores y abogados "expertos" en ello, o derechamente evadirlas a
través del fraude tributario.

Vitamina 9: Evitar el uso excesivo de incentivos fiscales. Aquí conviene


recordar la discusión de los galpones vacíos del Capítulo 4 (¿Delito o Des-
perdicio?) Un caso típico era la Ley de Incentivos Fiscales de Bolivia a me-
diados de los años setenta: el 30% de la inversión lo aportaba el gobierno
(en la forma de impuestos "perdonados" a la empresa que invirtiera), por
11. A brindar con el jugo de la experiencia 253

lo que una inversión de $ 1 000 era buen negocio para la empresa, aunque
solamente produjera beneficios por valor de$ 701. Los incentivos a las lla-
madas "zonas extremas" en Chile es otro caso en cuestión.

Vitamina 10: Evitar las fijaciones de precios y salarios. Aquí también con-
viene recordar la discusión del Capítulo 4. Estos controles malogran el papel
de indicadores (señales) que los precios deben desempeñar para mover los
recursos desde sus ocupaciones menos valiosas a las más valiosas.

Vitamina 11: Las cuotas, permisos y demás restricciones cuantitativas si-


milares deben evitarse. Estas regulaciones normalmente acompañan las
fijaciones de precios y salarios para convalidar los resultados absurdos que
generan tales fijaciones, pues "el mercado es implacable". Si el gobierno
decide que no se puede vender leche en el mercado interno a un precio
superior a diez centavos por litro para así proteger a los niños pobres, pa-
ra lograr su objetivo tendrá que prohibir su exportación ya que todos que-
rrán exportarla antes que venderla a ese precio. Esto provocará el contra-
bando y el mercado negro, que también tendrán que ser regulados en una
progresiva e inacabable escalada de burocracia, corrupción y errores suce-
sivos.

Vitamina 12: Debe adoptarse un enfoque técnico de los problemas asocia-


dos a las empresas públicas. En vez de ser dogmáticos, lo cual es muy poco
práctico, conviene tener un punto de vista amplio que reconozca que algu-
nas empresas públicas en algunos países han tenido éxito, mientras que
otras no. Las exitosas han sido, en general, aquellas donde el gobierno les
permitió actuar como empresas privadas, mientras que las otras fueran ins-
trumentos del gobierno para alcanzar objetivos no económicos, tales como
electrificar a todo el país, a toda costa; darle empleo a los "desempleables";
disminuir la llamada "dependencia externa", especialmente de alimentos;
tener precios "alcanzables" para ciertos servicios públicos; desarrollar zo-
nas fronterizas; etc. etc. y etcétera. Por lo general, la catástrofe en que se
precipitan estas empresas hace que tampoco sean alcanzables estos objeti-
vos no económicos.

Vitamina 13: Definir tan claramente como sea políticamente factible los lí-
mites del sector público y del sector privado y, cuando los dos compiten,
que las mismas reglas se apliquen a las operaciones de ambos. Sería dema-
siado ambicioso pretender una definición exacta de este límite; aún en los
Estados Unidos la línea admite casos con un pie a cada lado de la línea:
compañías de electricidad, sistemas de tránsito, correo y otros servicios
254 Crecimiento económico

públicos. Sin embargo, debe hacerse un esfuerzo para que no sea verdad el
adagio: "la verdadera diferencia entre la empresa privada y la pública es
que la privada está totalmente controlada por el Estado, mientras que la
empresa pública está totalmente fuera de control".

iQUÉ ES UN ESTADO SUBSIDIARIO?


· (27 de abril de 1989) ·
'¿Qué/es 1el Estado ·subsidiario?", me preguntan lectores y amigos cuya
1

Cl!lftura. generaN10 deja n~da que desear. Respuesta:,uri Estadoés subsi~ .


dtariq.stlimitasóaccióna·sófo.aquelktsar:tividádessoeialmea,terenta-
bl~s qu.e, 'por su natur.al,qa', no desar~llarfamlosparti~úlaresi'Así; uP1 · ·
1

•tst;i~Sl!Jbsidiarío nódelt~'frripulsat/a;[)í'qdacción,~e'n~tárin~entpuerw··•
W,11iam~ (en el .extremó sur) oen D,trcrfugirdondéatosparticulares no
(és'conviene hacerlo;pues ésta es í.Jna·activ¡dad que ,'pC>rsu naturaleza',
puede empreqder el sectorprivado. ·. . . . . .....
Si losprecfos en eJ.país;noson "mentiros0s 11{par ~flinlci6n debe.ser
cierto· que Joiq1,,e fe ·con viene aJpa~icularde, iconvieneLiguaf'1Jente. al
país; también, qu~ foque no le conviene a aqué/:.'.jtampocoletonvie-
ne. al país! De modo i1ue si él no desea produdr nectarfnes, tl'Ígo, azú-
car; cobre, áeero, electricidad, computadoraH1do.qué¡fuere 1e1/os[Jgie-
1

re que su produ(!;ción empobrecería al 13aís y que el.Estado no debiera


emplearsus ·({ nuestu~s!)•recursos en impulsarlos.
Sin émbargo, cuando en el país imperan''precifrsmentirosof}el Estadosub-
sidtarió sí que debe preocuparse de1d~sale~tarfas:actividad!f.S en que.el
excedentesocial es menor que el privado;j,lf<!lmentaraquéllas don~ ocurre
lo contrario, lo cual no implica que hade seraquélquienlasdesarrol/e.Su
debetseráotorgados premios y castig<?srt~es.1riosp.~raque fas decisio•
ne5, del sect?rprivado conduzcana /asprodvtéii(Jrié~optimas par;ielpaís.
QLJizás una de las funciones principalrs,devn· E.stadosubsídiario es eví•
tar la.· existencia. de previos mentirosos; :ft~egúra:tpfecítJS no .mentirosos
. ~~' 'por su natv~alez;:f', una srea que npi~esapr,gllat~~bsectorprivad0 y
es, además1 socialmente rentable: evita destinar recursos :a •identifiéa,;
establecer y administrar los fomentos y los frenos que lospredos menti-
rosos fustffitanimpomer. Demodoqaesísedesea.dismirtuirla burocra:.:
cía y/a injerencia del todopoderoso Estado en nuestras libertades1 debe.
mas propiciar precios. verdaderos. Es ·iateresánte notarque esta funcióa
dt: resguardar el sistema de precios no deberíá. quedar en manos .del
sector privado, pues, debido a.que en ·éste existen grupos depoder que
111. La levadura y los hongos 255

por su naturaleza' buscan coludirse y solic¿tarptebendasyotros,privife:


gíos cortesanos, su acción conducirá precisameQ{etil: que, imp13#:1f!J1re::·
cios mentirosos. . ·. ·• . •··.• ·•·•• • ¡,,,, · • .... 5 ,,, '
¿Dónde, entonces, le cabe un pape/alEstfiloa~~sl~tart¡¡i.s~·mo1h~,fJ":'
do precios mentirosos, le estaría ve$14flojrnpµl C/ • • • •• •• • ••

porte aéreo, ferroviario, mar(timó, · · ·


• productiórf déele~tricidad~ ag~a
1

acero, coh~,, s~Ut,re{petróleo, ·


les;;puertos;y aeron.ue~os, o
EllDe,s fáq¡l, &€! resp~n1er;J·fr·
' r'i#¿(l¿µi,én 'en ~µsa11qfuie:i. ·
1
•· f1i?lri:,~rytedesea.bf~fr
'• 'pul;;,tlafef/i~taac> ~41 · •.·. .·. .
9ión.pr~es~9h~tf ºti!f!:~tJa . .
••:ttá11f,·hytt:idqrr.fiuit;la~o.s'
R~gist(O ·r,:Jvi{yTiJbµnf1les
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sistema libre dé mércadOJ{<iva
responsabilrda<tt/elfst~cld·.~.
Un Estacfa verlla.aétaménte sOlf§i
libertad persona1enpna 'sé>cieda
donde la movilídacl social es .una fea.lf

11 l. La levadura y los hongos


En su discurso como presidente de la Asociación Económica Americana en
1998, 8 Arnold C. Harberger caracterizó el debate acerca del crecimiento eco-
nómico como uno entre levadura y hongos.

La opinión prevaleciente durante muchas décadas en la profesión había


sido que el crecimiento era como agregarle levadura a la masa o agregarle
aire a un globo: en ambos casos el objeto se hincha de manera más o menos
pareja. Todo el pan se hincha con la levadura y todo el globo se infla con el
aire. De igual manera, el crecimiento económico se caracterizaba como algo
que sucedía en toda la economía, y las diferencias de matices no se conside-

n Harberger, A. C., "A Vis ion of the Growth Process" The American Economic Review, Vol 88, Nºl, 1998.
256 Crecimiento económico

raban suficientes para descartar esta analogía, ya que el crecimiento se atri-


buía principalmente al crecimiento de la fuerza laboral, al crecimiento del
capital disponible (físico, financiero y humano, este último en la forma de
salud y educación formal e informal, como así también de capacitación la-
boral) y la tasa de rentabilidad sobre esas inversiones en capital físico, fi ..
nanciero y humano.

La caracterización alternativa reconoce esas causas tradicionales de creci-


miento; pero agrega una más, a la cual se le asigna gran importancia: la
reducción de costos de producción que pudiera suceder en cada empresa, en
cada industria y en cada sector de la economía, junto con la creación de
nuevos productos que permitan satisfacer a ur:,. menor costo (o mejor) ciertas
"necesidades" de consumo o de producción. Tomando en cuenta estas re-
ducciones de costos, se entiende mejor que el crecimiento suceda inespera-
damente y de manera repentina en ciertas industrias o sectores que "dieron
en el clavo" en su intento por reducir costos. Por cierto, todos están siempre
tratando de bajar costos y buscar nuevos medios y bienes para producir;
pero solamente algunos tendrán éxito y surgirán ... como los hongos.

Hace años que Harberger les viene diciendo a sus alumnos que la década
de los veinte fue la del automóvil y los neumáticos; la de los treinta, de los
refrigeradores; la de los cuarenta, de los farmacéuticos (especialmente
antibióticos); la de los cincuenta, de la televisión, mientras que las teleco-
municaciones y las computadoras se han adueñado del escenario en las
décadas más recientes.

Descubrir cuál será el sector que acertará en su intento de bajar costos (¿dón-
de brotará el próximo hongo?), es una misión prácticamente imposible para
los funcionarios que" se ocupan en diseñar las políticas de crecimiento". Afor-
tunadamente, las trece vitaminas de la sección anterior producen el efecto de
crear un ambiente favorable al crecimiento, como lo es mantener la humedad,
el tipo de suelo y la luz requeridas para que los hongos nazcan donde sea, sin
tener que adivinar de antemano adónde sucederá tal acontecimiento.

1~· MAs.t>brtMEN,bs.·
(6 de dkiembre de.1990)
Hasta'fines de la década de 1950 f bien entrada lc1 de 1960, se fJUSO
especial énfasis en que el crecimiento económico de. los países depeá-
111. La levadura y los hongos 257

día fundamentalmente de fa proporción de sus ingresos que destinaban


a la inversión, sin que se pusiera mayor hincapié en su calidad.
La profesión, maravillada por el éxito del Plan Marshall y desencantada
por el fracaso de la ayuda recibida por los países del Tercer Mundo
-que,. a pesar de haber aumentado sus coeflcientes de inversión, no cre-
cían-, 1descubrió 1 la importancia que el llamado capital humano tiene
en el proceso de crecimiento económico.
Tuve la suerte de asistir a las clases de/profesor Theodore Schultz en
1960, cuando este pionero en el tema nos preguntaba e/porqué de ese
éxito y de ese fracaso, y daba las primeras pinceladas de su teoría, des"
tacando que la inversión en .educación tenía una.altarentabilidad,1
Surgió así la noción de que tanto la calidad como la cantidad de la
inversión explicaban el crecimiento económico de los países, siendo
ésta la 'pomada' que hace más de tres décadas hemos estado vendiendo
tos economistas educados en esa. onda, como as{ también los que se
'renovaron'. Algunos subrayamos más la conveniencia de que el Estado
buscara mecanismos institueionalespara tomar decisiones de inversión
mejor informadas -s,obre.la.Rase d~ U'}a ey~lu~cfqn, ~c9p9.rnfco-social
de sus proyectos-, mientras ofrosreiterarcm la necesidad de implantar
una econom(a social .de mercado -abierta al exterior, desreg1.1/ada, sin
impuestos ni subsidios discriminatorios, y con .un Estado subsidiarlo-,
con el objeto de que los precios de mercado no fuesen; mentirosos{ y de
que la rentabilidad privada de las inversiones se acercasena st¡ verdade-
ra .rentabilídadpara el país. En196J,los 'Chicago bQys.'fuiroos tíldaclos
enuQ •diario como 'c~la última hoJa deparra. que cubre:la. des@dezdel
capitalismof'. 'i\ <····.···· ... ••. > • >< ,.... .i{¡•:' :t ,
Hoyernpiezá·ainterpret~rs~el'tfe€Zimientb1econón1icocom9.'cbptiC.fJJtir
máspormenml1 yque éste~s elr~spJtadode q~e miles 1~pers.cwas:des-.
cubren formas ijrprodufirJ'tmisrria u~a{?dgrrienogeours°'~;ti~e/íi~grélr
t11ás yffiejor con una misma panti<faa<ílte,c:ursós; Ode [JrOdudrnuevos
bienes.cuyos costoss~an inferiores a su precio de venta. Claro que él/~·
requeritáen algunos casot hacerinvers,iones¡:pero paraque la ecohon:1ía
seadlnámicaybrínqeplenoeropleodebenfxistir las condiciones para..
qu~Jaspersonas se sien~nmoti,vadasa busr;;armaneras deahotrat cos.tos
·y a er,contrar opottunieiad~~;donde ªusie<5ce(jentes ·-benefiqiqs menas
costos.i.. sean 1interesar1tes~. · ···. · · ·
En esta óptica, el país debiera aplaudir a una empresa pública o privada
que al despedir trabajadores esté eliminando 1grasa 1 y produciendo la mis7
mo con menores recursos, o alas que los despide como resultado de que
258 Crecimiento económico

descubrió una manera más barata para prQducír lo mistno. También de~
hiera aplaudírque Qna empresa no se expanda oinclusose contralgacon
motivo de que la competencia externa le quita par:tedel mercado; pues
ello es un indicio de que el país está consi~uíer,dQ 'rrii;fs pormeJJoS' a
través del comercio exteriorr¿No aplaude acafciust#d,,elñ~clto.qepopler
comprar yogur en lugar d€:!hacerlo en casa/ :;i ellq~erésuJta más barato?
Uama así trem~n9amel)tea/atención el hec~o cfriJUf:!~<;legllf:lonefde
parlam~ntarios. vayan··a. ;tnv.estigar' ·Jas.imp?l'.t,ft1te~red1J(;X;Í<Jfli3!.S dff f)er~
s°:naf en .empre,sat, priVé!paf que buscan sermáf,~fici~nJes ..en.sJ¡s <Jpe:-:
raciones~ L,lama taffl!,)iénda .~tenciór, que i(/g{lnQ~~~f!;f,~ d!r;;~n gefee~ •.
~e
~ore(l/e}ós m~spgpres;;-; ,veaninfluidos por,er~s . . ~i.p;;¡twna.f~f,,Y
s¡ndf9:ale~i~>afgyr¡*$~11JP(~~<15 de{.se~torte>{tif\qµe •·· <·.· , .npor.re~trfü". .
.li! lati. fmportllSÍQfl~f dJ~ 1(?pf! y~aif<¾/atrevié1¡1~s~ f ntluso •aJ:star}d.lf .
puestof á.red~c{ar 1:m prqy~it9 defey;gp tafcsentlck[.: Ellos no CCJ.{'ltJ:f~u~ ·
yenasf al crec;;imieato yeogra.noe9tmiento efe e$(epa~I que merec;~ µn
(~tl;lró mejor; ·• . <
', , : ~r::,; >
2.. C:REÓMIENTRY U~Etúio o(E~l'~~.NDÉR . .
. . · (:t3 dé.dicierrabl'ede 19·90)"; · .:
En ·m[columna de. fa..$él1)~1J~pasa~?;:;~i:sj~CM~n~~f,Jctest<¾~Ué qµt: sí
bi:en.etprocesp.de crecJmientodeMh;pa~pu.~d~:ra.i~na°'Jementeexpfi.,
carse por la cantidad y fa calidad tlesUs illy~r:Sí{1n~s.;entendiéndose por
ca/idad/a•magnítud de su:.rea1 rentafJi(idad.pa..ra ,1,p8;í5:J{le,ejec.utaflas-
1. lo.11etdaderamentf: importante. era comprender:que ~l creéimiento es

enverdad eI res uIta do. ele qu<; existenrr,;tfos . . . .. .h,;1ri encpn~


trado.maneréls nuevas. ym,as eficie~te.s de J~ef\licios:..;•
usan,d~. mef)osrecurs;osaprodut[f:FI~(! . fsi1s~ó:híen .
. quetijllfl.f!ll<:f:J,hfra,donueV¡?:tfé,~ ... . .
Cq/:Je. ent9n~fspregvntafs~21t<:tu.~
if!!St/ calidad? ttqu(§ ~ . . .
•. 4nquietqy seí/rJt~tese?f# ,
tlf}ST,(~s• rn(iijQ~$:CJJ!Qtiv~i~hés,:z.:ifr
.•. proiiesa, ~e,c¡~e,l9$fr~ti->f~~tsá:s1
p~ci°"~etpQr; r~du1inc¡o~tq§í~~rM . ,
por9.uJeF1e$·•ta,m~.rgr.·•#lfh~:sJQfCi~U
{Jpspa[ie$iqu~sed~sen.vu(;/y~11 ~(fffltr:o
:; JQ ~Ú~~Xiste }alíb!rtad i;le err,preftlet
·•.tirqs.p~~·enquehayUna aperturaale
111. La levadura y los hongos 259

en que el Estado es subsidiario, invierte 'bien'ypropen1~~],:l'íg~t:114ad


de oportunidades; en que el. Es.ta do empres?:r:io es Úf1fl exe~pcJ~n1 !f~n
que existe un respeto 'irrestrictcil:aJos deretpgs.de.p ' · ·
Dicho .sistema invita.ª fa imag,inac}óry :al es~ei:~~ 'x
... de quienes .deseer¡'h~cerse /él A , '
· establezca. estará. éstimufando éliOf
vivir1er él, mlentrasque efpafsql.l&i.
flO.respete (qs frutosob(eJt;1ig95p9(
lleva a.trú,mfar.yfacersercf<;os.1 ·
•. . #;Hr~~tos p,i~~s.1s~ne
' • rJes a su ljbe.rtad ·. ·
á.u~sos e:not':o,qu. ·.... •.. t
'en¡aulaijo a:eseJp(;)t~n~i~~tJT7<i!
du<;tiyacomo buró · .
fo ~~ndenaráa te.n
Jaauena•volqt;1tad d
. fotretieryte,s movírnierif<?$POf
·sociaUstas1 (rnodelq(a~l(;lefl
poi(tico en;man()sc/e. Um/J,su¡f
.tad dé ernpr~nd~rf supueblo;¡
chos.huma11osf:11puso.~n;~.istern
mospára asfpoder aumentatfa:
tínado¡;.·ini.;ersipr,es--, son rnay()rit4
didqal finaLquedichosi$ferna.h<J}le
miento y a láfnfelícíd{i<L~ . . . . . , >
,¡Gué d.istíqto;es ~Jniveíc:qe iri ·rfit~S
autorrea lización¡ autoestima•
según me dic~H quienesJa •JJ
capita.lista. ha ~ida.tanc;J,a.ral
1
>.·......
la•ex.,4./emaniaDemocnitia~•'íf:Ujt.1é
la ·:ocupatión(:há,sicJolteaha,poi;flas
bFes Jibtes(que. hab(af!'. .·• •. · · ·
.oportunidade!i;. 1paraj,be.f\~fÍ:G:

3. ·,AGR~,
·•.· · \i+>
p;~tu~i•v•
<1 t <1e íefift
1 1 1

El crecimientoeco~órniciii'.;;~t;;'{
recursos globales emple.adospata¿f)r;@
260 Crecimiento económico

contrarnuevos próductos o actividades para los cuales su valor de mer•


cado sea rnayorque él costo de.fas recursos empleados en suproduc.
ción; ¡Nada más¡ ni nadame110sJAsí, un gobierno qpe qufereque su
país crezca. f1!ás1 debe 'aceitar' el procesoque lleva a reducir;lacantidad
de recursos empleados por tmidad de productos1 y a b~sf,at'.'gi(Jfinas
quepotJertfluevos.de·ota~t 1 . ··.· ••.•...·• ·.•.··.. . > • ii
Si bien hay excepcionesque.,:onfirman la reg{ade que efEsta. ·. .. . . . .. .·un
empresario que se car,;1ct~r!c~pór:qu/~rerreducir costosysef inr14vadoF;

r,
lo cierto es que los privadéts h~» sf~f:f~iempre tos rn9tores y frenos del
crecímien.t(h en"r~spu~~taasusi~trreS~f per~qna les la,scof:l{lic¿irn~.ñtes
políticas1 ecqnoaii<Sas·yscic1)1 s.:.fasrfeglasdélJuegoc;~$táble'Pid~s:'pdr 1·
7 0

el Estadopará su campo *'acción! ·El magro cr;ecimiento chi(ent>jentre


1940y1'~7:0;el;1esastrtr~qtre197l·y.1973.y~léxitoenlás,últirr,asdos
décadas son claro.s testigoidela queaquf afíraio;. ·. .. · i 1<;
Qyizás:elwotor rr,ásJrnpJ>~a,,rite fl.ef quribio .hacia Unél mayor prodqc!i-
vidadyla.púsqI,1e.da··dffnt,1e;vasactlyidagesfueron1,·• qes,de.1974 ep·éide-
lante{J~.~fft.U(él 1e1 :'i~ai~rciq.f;Xtériq~Uas. tefo(mas.fisc;1/,. tri~utariaf
Ja~ra(1:@éfr>S\~~1y;~Q\~~il1t~la:s~~t<'t~t~~;rli'rAa:i: ..... lac1qt¡1.;de;Jos.• ·•
mercados Inter'hóS #~kl~íl~~'}f: :SS!f!'.{cib~. (d~ capital~s,: ~ral,,frá1spor- ·
tes, telecomunicact'l>n · · rr~speciat1e[~>r:;~a ~dJ~1;/1Ji~renda
del Mimsterio de,~é(!FI 1
QTJ!fP~orpq.(a< ·· · a;#
Producc;ión~en,iefltu a: ~hlJe;en
cios'),•. ·•·•···••·.··JJ ·
éa qe.sreg()fao,igr,•
lafids;f" · · ·.

te
para
n~fastóf~f
positfooes ~~ vangu .· ·. . • ... . .•. .
yjele}::ó.. :
munic;icione5tpord,~stacati:taf ...•. lmp . > < • ½i~setlíqer~s.ensecto-
res,nileyoscom0;el(oresta:Jyefdepesquer{as(sa(n1anesr~~f~Jf!tlpló)'.
Dichos ajustes del sectorindustrial sehieiéro#: sobre·ltif>fse\ttéf,!:!sfuer~ ·
111. La levadura y los hongos 261

zo e Imaginación de grandes empresarios, en circunstancias recono-


c:fdaIT"J~nfe difíciles, sin créditos baratos: sin precios de referencia ni
1

subsidiara insumos o exenciones a fa importaf:iónde maquinarias, y sin


obtener otras prebendas ~p~ci~l~s fÍf earte;;.~qlEstado. jSe pusieron
pantaloJ1es largos1 se recoi1virt:iércm'ysé•modetniz,fron y,.sin llorar de-
masiadt1,lograron .~(!llt?~iVi(fJ.{~C syrabw,tos!Crecer; repito, es
producjr con mef'los re.€t1rso$/px:,ri de producto.; es aumentar .lá
productividad globalt{e Jps r":q1rs()S ,~mgleado~y buscfr nu,~va.s átJ=a~
de ryegocios, .para· fo cualel1;$('18o}tlene:t1a bbligiíeion:1irrelmnciable de
crear las condiciones -el ambiente o clima-do.nde cada uno de los 15
· mí/Iones de chilenos esté buscando las maner.;1.5 pata mejorar sus nive~
les de vida.
¿Qué pasó y qué sucede ht;,y crm}a agricultura? Claramente, hubo
subsectores de ella que noefectuaran la transformación y ajuste que se
vio obligado a realizar e/sector inélostrialy de servicios, quizás porque
et sector agropecuario ha poi:Jido, con mayor fuerza y autoridad, impo-
nerse como un sector unido y ;especfal")merecedor de untrato
discriminatorio depwte de<}a ~orm,inigad,tq(/a X.del Estado r11pa1fcur.
lar;1 el cuaf no sieq¡p~e. leba.tem(ÍQ sltnp,#fa: C(~téf'ldose -y h~bienrJo
sido tratado COmCJ:' Ú{t sef:tQrsingular, que tiene 1lf:1/Jder pára set consi--
derado con especial Heferendá por un Estado paternalista, algunos de
sus campesinos se a¡:,tgar:pn . · ·.(radieiQ[l.al y. no h{~íero1. s.µs .• cleberes.
para awnentarsas · ·.... •.•· .· > fQ~ja,r s~$cos,tos,~ '?para trasladarse
hacia., su.bsectores
;,, ,,< · ,
má! dln,fmiééJs,y·rent~blfJs
,:,':,., ,::t~',.>"1,0.<i'
..· ••·
<;t:': ;'.:<"'\">:;,; ,,
"\,r\t;,:<\✓,,:,/'_,,,,
. .
CAPÍTULO

Comercio exterior,
protección
e integración económica

l. La protección del Estado

Consideremos las siguientes afirmaciones, frecuentemente enunciadas en


los medios de difusión, en conversaciones con amigos y otras maneras de
adquirir opiniones por contagio, como los resfríos y la hepatitis.

l. Las fronteras nacionales deben ser protegidas por el Estado.


2. La seguridad personal debe ser protegida por el Estado.
3. El derecho de propiedad debe ser protegido por el Estado.
4. La libertad de prensa debe ser protegida por el Estado.
5. Las industrias nacionales deben ser protegidas por el Estado.
6. Los deportistas y artistas nacionales deben ser protegidos por el Es-
tado.

Estas seis afirmaciones se pueden agrupar en tres categorías distintas, se-


gún el sujeto quien amenaza lo que se propone proteger. La primera se
refiere a la amenaza que significan potencias extranjeras que tratan de apo-
derarse del territorio de un país. Un ejemplo claro es la invasión de Irak a
Kuwait en 1991, que desató la Guerra del Golfo.

La segunda categoría abarca las afirmaciones 2, 3 y 4, las cuales no involucran


a ninguna potencia extranjera, sino que se refieren a la amenaza que signi-
fica el accionar de delincuentes que ponen en peligro la seguridad física o el
patrimonio de los nacionales. También incluyen la amenaza de que el mis-
264 Comercio exterior, protección e integración económica

mo Estado pudiera privar injustamente de libertad a las personas, de con-


fiscar sus bienes, o de limitar la libertad de expresión.

La tercera categoría, que abarca las últimas dos afirmaciones, se diferencia


de las anteriores en que la amenaza sobre quienes se propone proteger no
son potencias extranjeras, ni delincuentes, ni el poder omnipotente del mis-
mo Estado. En esta categoría "la amenaza" está constituida por honestos
ciudadanos del mismo país, que simplemente ejercen su legítimo dere-
cho de comprar ciertos productos en vez de otros y de disfrutar de ciertas
expresiones artísticas o deportivas en vez de otras.

Por supuesto, cuando se ponen impuestos para financiar algún "Instituto


Nacional de Cinematografía" (o denominaciones similares), o la "Asocia-
ción Deportiva Nacional" (o denominaciones similares), se invocan imagi-
narios enemigos externos, tales como que el arte extranjero pone en peligro
la cultura nacional o que los deportistas extranjeros gozan del apoyo de sus
respectivos gobiernos "y, así, es claro que siempre les van a ganar a los nues-
tros". Estas excusas simplemente ocultan que tales impuestos están forzan-
do a los contribuyentes a financiar el resultado de una actividad que
voluntariamente no están dispuestos a comprar. A estos contribuyentes se
les quita el derecho a decir "como este espectáculo me gusta menos que
aquel otro, elijo gastar mi dinero en aquél y no en éste".

¿De quién se ha protegido al arte o al deporte nacional? ¿Acaso del arte o


del deporte extranjero? Definitivamente, no. Se lo ha protegido de sus pro-
pios conciudadanos, quienes han perdido parte del derecho de expresar
monetaria mente sus preferencias artísticas o deportivas.

Del mismo modo, la protección a las industrias nacionales a través del en-
carecimiento artificial (por medio de tarifas aduaneras u otras restricciones
a la importación) de los productos importados que compiten con los de
producción local, consiste en proteger a los productores del accionar de los
consumidores (que, al fin y al cabo, también son ciudadanos del mismo
país), quienes pudieran haber preferido comprar el producto importado en
vez del fabricado por los productores locales.

11. La protección aduanera y Abraham Lincoln


Que la protección aduanera no protege "al país" de los extranjeros, sino a
los productores del país de sus propios consumidores, es fácil de com-
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 265

prender una vez que a uno se lo explican. Aparentemente, nadie se lo había


explicado a Abraham Lincoln cuando enunció una de las frases que menos
contribuyó a su merecida fama: "Yo no sé mucho acerca de las tarifas adua-
neras; pero sé que cuando compramos manufacturas del extranjero, noso-
tros obtenemos los bienes y los extranjeros el dinero. Cuando las compramos
de nuestro país, nosotros nos quedamos con los bienes y con el dinero."

Efectivamente, no sabía casi nada acerca del efecto de las tarifas. Un ate-
nuante que se podría quizás invocar a favor de A. Lincoln es que casi dos
siglos después de su declaración, el público no especialista todavía tiende a
considerar el comercio exterior con los mismos prejuicios. Por ejemplo, la
sección Economía & Negocios del diario "La Nación" (Buenos Aires) del 4
de octubre de 1998, en su artículo de tapa anunció que "La industria textil
tiene cada vez menos tela para cortar" y comienza declarando que "Las
industrias textil y de la indumentaria están planchadas (abatidas)".

Siguiendo con las acertadas analogías, se hubiera podido agregar que los
consumidores tienen cada vez más ropa para ponerse y que, en general, la
usan bastante bien planchada. Y que esto ¡es bueno!, contrastando con el
acento sombrío del artículo que denota una cierta preocupación al hacer
notar que de las 3 247 empresas que constituían el sector en 1992, sólo que-
dan 2 667 y que "pasó de dar empleo a 73 300 obreros en 1991a42300 este
- ".
ano

Se atribuyen las tribulaciones del sector a la apertura económica "que dio


luz verde a la importación -a precios muy bajos- de prendas confecciona-
das en Asia ... ". Efectivamente, ésta es la causa de las tribulaciones del sec-
tor ... pero también es la causa del mayor bienestar de los consumidores.
Hay menos tela para cortar ... ¡pero hay más ropa para ponerse! ¿Cuál es, al
fin y al cabo, el propósito de la ropa?, ¿vestir a la población o darle algo que
hacer a la industria textil?

¿Qué tiene de malo que un sector de la economía se reduzca, o desaparezca,


para dar lugar a otra actividad contra la cual no pudo competir? Desde la
creación del mundo, gracias a Dios, han desaparecido muchísimos sectores
que fueron reemplazados por otros: afortunadamente no tuvieron éxito los
intentos para frenar el desarrollo de la electricidad y del magnetismo para
proteger a los productores de velas; tampoco los productores de carros y
arneses para bueyes y mulas pudieron impedir el desarrollo del motor a
combustión interna y, consecuentemente, de los tractores, autos y camiones;
ni los relojeros lograron impedir el desarrollo de los relojes desechables.
266 Comercio exterior, protección e integración económica

¿Quién de ustedes ha mandado a arreglar un reloj en los últimos años? ¡La


ocupación de componedor de relojes ha prácticamente desaparecido! ¿Qué
cree gue hubiera sucedido si ellos hubieran conformado un fuerte sindicato,
como lo son los de los mineros del carbón en Lota, Chile, donde esas minas
-a pesar de estar obsoletas debido a sus "altos" costos de extracción- se
mantuvieron operando como empresas estatales por más de veinte años?

Por cierto, el desarrollo de la humanidad se asentó -y lo seguirá haciendo-


en la superación de ciertos productores por otros que complacen mejor a
los consumidores al mismo costo o, incluso, a menor costo.

La desaparición de los productores superados es buena, y es esencial para


que liberen recursos gue puedan ser utilizados por los nuevos prod,uctores
... recuerde que producir ¡es puro costo! Y ésta es la terminología correcta,
libre de demagogia: la desaparición de sectores superados no desemplea
recursos ... los libera para ser mejor aprovechados y empleados por otros
productores en ésos u otros sectores.

El artículo periodístico que se comenta pregunta ingeniosamente" ¿Por qué


se deshilachó el complejo textil-indumentario?" La respuesta que proveen
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 267

los empresarios locales es" que con la puesta en marcha de la convertibilidad


en Argentina -donde un dólar es igual que un peso, ¡por ley!- se abrió el
mercado en forma indiscriminada, sin darle tiempo al sector para recon-
vertirse". El gobierno argentino prestó atención a esta inquietud y, median-
te la Secretaría de Industria, Comercio y Minería, dictó una resolución que
suspendió la rebaja progresiva de los derechos específicos que se venían
aplicando. Por lo tanto, desde octubre de 1998 y hasta el 31 de julio de 1999,
las prendas de vestir pagarán un derecho específico de 35% y los tejidos,
30%. Así, el sector tendrá más tela para cortar ... aunque los consumidores
tengan menos ropa para ponerse.

Reproducimos cinco columnas del profesor Fontaine, publicadas en el dia-


rio "El Mercurio" de Santiago de Chile, mostrando diferentes aspectos de la
protección arancelaria. Dos de las columnas consideran la oposición del
sector textil chileno a la importación de ropa usada y la queja de este sector
contra la "competencia desleal"; otra de ellas relata algunos de los costosos
(para la economía del país) incentivos que se utilizaron en Chile para pro-
mover la industria automotriz, y las dos restantes son de aplicación general
y no se refieren a ningún sector en particular.

1. •v Los coNsuMro()REst>F ,
l • • ' ', ' , , ,"',>\<C'v\,\',f;'(vq{~?o/';t\~?::'.~\>i,":,i:';(
(12 de Jul19 ~~. J?iRli,;t ;:; ,/;{' .· ·
Está muy activo el cabildo ('lobby') defséCtónt@;til~qti~((:ongfe~d~ifá
dramatízarlosproblemasdelafusteque.s · · ·· · ·· : l~~c~
torconmótivo de una 'competencia dés/
La acción incluye visitas tudsticas a te(
dores afectados. Quizás el aspecto más
su argumentación falaz respecto delon
usada y sus efectos sobre los actores del
'impactado~a algunos parlamentar:íds/1
con el consumo de ese pródu·cto IJOiDt
El ministro (defconomía)Oininamfh
11
/asp~ácticas de competencia deslea1,q·
vas, en.ningún caso nos. llevarán a alterar ..
a la necesidad de manténeF ún arance/b¡¡
declaraciones sobre la inconvenienciad.efr
ello constituye una clara señaldeqüeenelséi;(~i:~~f
26H Comercio exterior, protección e integración económica

reg/,1s claras, grnerdles y est,1/Jles neceselri,1s JJdra su SdllO y vigoroso


rles,1rrollo. Sin emhargo, el 8,inuJ Centr<1/, rlentm ele sus dtrilJUciones,
nueva111ente concerlirí ,so!Jrl'tc1s,1s elr,rncc/,iriels el ,1/gunc1s importaciones
textiles, JJrcJtf>,~iencfo una vez mcís ,1 un /Jl//1,u/o de ¡mJc/uctores y trahaja-
rlores d costa <Íe impeclir que los consumidores JJ0d1nws gozar de los
/Ja/m precios en c7ue los elalwrc1<iores extranjeros est5n dispuestos ,1 ven-
der rlichos productos. Si /Jien es cfc1ra fa sa/Jidurfa ele/ dicho que /a 1

excepcirín confirma fel regla', .ice¡Jtdr un,1 excepción no srílo del argu-
mentos 'válidos' JJclra rlemc1nd,ir otras, sino r¡ue, ¡JOr el precedente y por
res¡Jeto a lc1 fusticia, de/Ji/ita los argumentos JJcJra no concerlerlas.
()uiC'n decide entr,ir a un negocio ele estc1 naturaleza (textil), c/ehier,1
,1ceptar las rea/ir/arles ele/ mercado en r¡ue participará; hahr.f ocasiones
en que por mLÍltiples rc1zones tmclrá un costo interno tal que le pern1itirj
incluso exportar con gran lx•ndicio, y hi1/J1'cÍ otras en que le ser,í clit/cil
competir con los procluctores de otros países c¡uc se encuentr,1n en esa
particular situación, 1/:¡uc1!ml'ntc vcnt,1/osa y transitori,1. /Jc1rccc ele/ tocio
injusto que el ¡mKluctor nc1cional ¡n1cc/.i aprovechar las honanzc1s del
mercado a su favo1; y que los consumidores no podamos hacer lo propio
cuando los ¡1roductores externos est,ín rlis¡n1estos c1 vendernos a un pre-
cio menor. Ello talllhién pdrece inconveniente1 pues protcw;r de esa
manera al productor nacional conducirá el sobreinvertir en el sector, lo
cual agravar,í aLÍn más el JJrolJ/ema ¡Jrovocacio por los ocasionalmente
1
/Ja/os' costos de importación.
La argumentación de una 'competencia desleal', es en principio, muy
JJe/igrosa. ¿Constituye com¡1etencia desleal venrler a 'bajo costo"--liqui-
dar- mercaderías de temporada al final de la temporada? ¿Lo es el he-
cho de que una WHic,1 venda a 'bajo costo' su producción excec/entaric1
de estufas, o /Jic•n rle (clpas o zap,1tos c¡ue han pdsarlo de moda? ¿Debe
1
esta/Jlecerse un precio mínilllo a estos ¡Jroductos o /Jien un so/Jreimpues-
to1 especi,1/ par,1 elimin,ir dich,1s rchc1/as }'. de paso, imperlir r¡uc los
consumidores J)Ued,m henefici.irse con las liquidaciones que ciertos
competidores riel sector r¡uisicran lihrcmente realizar?
El rlcher del Congreso es cfc(enrler c1 la gr,1n masa consumidora de las pre-
siones que, de/Jirlo ,1 su c1p,1ciclacl financiera y de organiz,1ción pafa m,1n-
tencr un '/ohhv', puC'r/en e/ercer solm· el Estado pec¡ucM~imos grupos de
poder. Por el /Jien ele /,1 c/emocraciel, espero c¡ue prevaleze,m el interés y
los votos de Moya (toe/o el pue/J/o) so/Jre los rle quienes pueden destinc1r
tiempo y recursos económicos par.i financiar cabi/clos y visitas .i indus-
trias (JUl\ como tocias, rle/Jieran ¡mder so/Jrevivir sin apoyo estatal.
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 269

2. LA "CAPACIDAD PARA IMPORTAR"


(3 de agosto de 1989)

La semana ¡Jasarla 'filosofé' sohrP los ¡Jeli,~ms c/p c¡ue la ,wtorid,)(/ est,1-
hlC'zca metas dC' crecimiento para el pa(s 1,; mediante 'modclitos mPc,1-
nicistas' deduzca c7ue es necesario 1/eg,ir a cierto nivel glo/Jal de inver-
siones y de 'esfuerzo de ahorro interno' ¡Jara ,1/canzarlc1s.
Impulsado tam/Jién por economistas dotarlos de una visión mecanicista
del sistem,1 económico -en lugar ele com¡Jrender c¡ue éste acttía y re,1c-
ciona como un org,rnismo-, se ¡JOpularizc5 un concepto c¡uizzís todavía
1nís net:1sto: la 'ca¡Jaciclad p,ira im¡Jortar'. SC' /,1 definió como la suma de
la c,intidad de dól,in's ¡mJvenientes r/c' exportaciones, rnís el nu¡o neto
de capital (préstamos) c¡ue el JJ,i(s es¡Jera/Ja recihir en el periodo. Un
exceso de importaciones so/Jre la 'capacid,1rl /Jara import,1r llevc1ría al
1

pa(s a unc1 crisis de /Ja/,mza de p,1gos y d negociaciones con el 'Vil'


Fondo Monetario fntemaciona/.
Dur,J11te los decenios de 1950 y I %0, de/Jido c1 inflaciones internas y a
la mantención del tipo de CcJlllÍJios fijos -pues se considera/Ja indigno y
poco patriótico devaluar su moneda n,icional-, en la gran mayoría de
los pa(ses del continente fue usual que el dólar se hiciera demasic1do1

barato' y por tanto, r¡ue los deseos y 'nccPsidacJes' de importar excedie-


ran por mucho sus 'capaciclarles para im¡)()r/ar'. Mal asesorados por ex-
pertos n¡¡cionales e internacionales, los gohiernos generalmente opta-
ron por el Cdlllino ec¡uivocc1clo, cliscrilllinatorio y ar/Jitrario de limitar sus
importaciones al nivel rle sus 'capaciclarles atacando el s(ntollla antes
1
1

c¡uc /,1 cnfcrmcc/arl y lo c¡ue es peor; utilizando mecanismos que de


hecho agr,ivaron el mal.
La medida m,ís inocente usada p,ira limitar las importaciones d sus 'ca-
pacidades' estimadas fue prohi/Jir ciertas importaciones 'prescindi/Jles' y
establecer tarif~1s altas y ditérenciad,is so/Jre las otras, dejando que el
mercar/o asignara libremente los dólares disponi/Jles entre todos los
importadores: se racionó la capacidad ¡Jara im¡Jortar mediante impues-
tos diferenciarlos d ciertas importaciones JJermitidas, sin otr,1 interven-
ción de la autoridad. La medida 111,ís 'sucici' fue est,i/J/ccer comisioní's
gu/Jernativas -como lo fue Comlecor cn Chile- /Jrll'd distri/Juir cuotas el<'
divisas, vendidas a distintos tipos de cam/Jio, sólo entre ciertm
importadores 'autorizados'. Salvo honrosísimas excepciones, rliclw 111<'
canismo llevó a ¡ugosc1s 'comisiones' y a un 'reparto' ele cuot,1s 1·ntn·
correligionarios r¡ue se enriquecieron velozmentP con ello.
270 Comercio exterior, protección e integración económica

Para aumentar sus 'capacidades', los gobiernos optaron por la sustitu-


ción de importaciones: las divisas 'ahorradas' de esta manera podían
destinarse a importar lo que la autoridad de turno y la influenciable
opinión pública co17sifleraban indispensable para .el des{:Jnvolvimiento
e,conómico y para mantener. 'bajo 1 .el costo qela vida, en el Raís. Por
último, se recurrió también al crédito de los ban.co,síntf:Jmaciona[es de
desarrollo e, incluso, se crearon .bancos regionales par.a ese (in.
Sin excepción, todas estas medidas tuvieron,Gpmo efecto.permitir .a los
países postergar inminentes devaluaciones ,de sus 111c,nedas -:-:único re-
mediQ efe.ctiv~ y;r(;dqcir. eI tipo. de q1ml:ifo. real, J::Eistigar1J;/9,asítanto al
sector.exportador como al sustitu.tivo de importad(i)nes.q11~;no recibió
protección,arance/ariEI.:da .agrícultura,y.los,bienes.delp1':iwera necesi-
,9;1.d',\> ·. \, .... ··: .• ··· ;i; :)i 1•
En otras palabras, (a p<1fítíca de /imitar sus ímp(;}rtacionesy.promover su
cleuda extern;:i se.tradujo en desíncentivary disminufr s.µs exportaciones
y enagravaraún .más el problema de racionar.sus<lísmfpuídas 'capaci-
dades paraJmpqrtar' entre quitmfJS desea}la(l importar más, debido .a
que el dófar era aún más. paratq: Qu,izás. el, hechq df! que. en muchos
países el sector fJxportadorestuviese .en manosde.errJpresas extranjeras,
y el agrícola en manos.de/oligarcas', hizo más .atract/;V() este 1suicidio
. económico'. ¡Q,El!D,/

3. INFLÁCIÓNY·ROPAL.J§ÁbA
(30 de noviembre de ·1939) ·
En principio, una inflación 'libre';, prevista y ~pe;;1.da.ccm certeza por
todos. los agentes económicos del pt1ís no depieta afectar los precios
relativos de los bienes y servicios . en eíie:.p;;![íi~'~íilGomo tampoco sus
.tasas de. 'crecfmiento ec;onómicq. ,1$(•lfhf!Xffes~:e~:mi"c!}l1.1mnaf'tY1a
Micrqt~,. el .16 de, noviembre de este afiQrPU~$.'strft:.faspol(t,icas de insti-
.tveiones ajenas a las encargadas de m.¡intenr;iet.equifibriornacroeconó-
mico/as que 11'1fs ~nfluyen en, lo~ pr.ecfQS reJatív~s,Ua asignación de re-
·. CUfSQíi r e1.q:ec,rn1en.to econom1,c(),, , : " ,... <, ;, .·
~ <
.Perodemostrac/o está que dich;1 inflación libre y ésperadaportados, en
todo caso supone .colocar 1escondidamente' un)mputsto. que grava, él
· favC1r del Fisco, al dinero que laspersonas mantiener1:eo>casa () en una
•. cuenti/ c;orriente que no paga intereses, .siern;loésta.Járnotivaciónúltima
,qe lasgobiemospara no detener/a;DernosJrado es.tá,Jam/Jién, que quíe7
. .rtes ma.ntienen un mayorporcentaje de sus ingresos mensuales en díne ..
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 271

roson los pobres, pues no tienen faposibflidad,qqetene~~itf


pobres de colocar parte de nuestros sueldos,#nfinand .
que pagan)ntereses .de cortísfmopla.zo pa;r¡pa~f · ·
nednácti110 rwestro dinero: f'tJ.SJima;1 ·
q.qncertiu'io ono-: qµe nfegue que ;l~
regtesil{0;µh9 que? ··.· ··· .· ··. · · · · ·
.Sínembiirgq(.!a;s,.c~~tilS.
s~Ja;s expli(;~f{enií,in pít
pq.drfa/of1raff~ un#l l11flá ·
.;~e los eC";O/Z!~fllf~ ·
···-~(é:los 'gfif 5leir:rpte
tSfiltQ . . ..
,ctm1··
272 Comercio exterior, protección e integración económica

textil y, quizás, al obrero -ninguno de los cuales se cuenta entre los


'cinco mí/Iones de pobres'- a costa de perjudicar a los más pobres y a
los más jóvenes, que son los grandes clientes de las tiendas que venden
magnífica ropa usada. ¿Cómo conciliar (concertar) ambas posturas?

4. UN DÓLAR ES UN DÓLAR
(11 de febrero de 1988)

El título de esta columna parecerá estúpido, por cuanto es obvio que un


dólares un dólar. Sin embargo, esta verdad suele olvidarse cuando se
pondera el 'ahorro' de divisas o se discute sobre /ap0lítica de comercio
exterior y se proponen medidas totalmente inconsecuentes con el axio-
ma deque un dólar ... ¡un dólares!
¿Cuánto le cuesta al país -en términos de recursos nacionales.... 'generar'
un dólar ~n exportaciones? Es obvio que si e/exportador recibe 240
pesos por cada dólar retomado¡ .su• costo. de producción no puede ser
superiQra.44(Jpesos;.quienes tengan un costo menoryestarán recibien-
do un bien merécidoexcedente. Sielsistemadepredos imperante en el
país es tal que los precios pagados por .el productor nacional por sus
insumos no som,nentirosos .~s decir, si los preciosprivado5coínciden
con los precios sociales O•nacionales-/ el excedente privado. del expor-.
tador correspon$a: un exceden.te (l beneficio sociafneto.de/a,exporta-
ción•para el país. . / 1/ft1,1Á 1\ • /t · •· .... •· ./i/''. . ;if\'f¿, ;:,;.t,i
Ast •efcostt> ~ocia lp{olJfjili~ $ b~bf;t:q~nera,do ""iyisa9,rl tr~y1~ a.e ~x•
··podf1~iones.esme~w ···· · ~Jtip~;~f::<;8,IJl~i~J~e:R:~(jtzadp
. . ·a.2:42,p~so$¡,el~o$Q' f:lacioncs1g~,ieiat:1it1~or4tcho
~u~e,1'1.t~,1e,.b:é¡.prJr i~fc~n-
.ft,Uirse¿~{!tqn~f!S(Cf.l;l ·•··. .•.· . .· l}'!~lji~D.tt
expt7lttici111iese$J4ó ..· ·• ...... ·.· .· .....· > . • redh•.. ·...•. < . . portador
es,2AQ.' Es decir; t.m dófa;1j<1l'1'~#l :~:t~J1,aso; 44Qpe.sqs. •<•\' >• .· .· .·• .... ·.
1

¿Cúá~toliJcqf:!sta alpél{s 'i:rho:rrárt~fv11.:dólarrned1a1te la s.usdta;€:i(Jrrde


.importaciones? En Chile• ·. a1e[tr1go; azúcáf auton1ó~Ues1y:9tros
·P[€J~U~tos para los. cu~( ·....·. ,.· ¡.in,,tra/gmieNo espe<daf- l~~)fT.'pmta-:
ciortfsestárrs.ujetas a't.1t1{~f;i~t#Ja,de1anero patejo·del,15porci~qtg.,Por
lo tanto,el·costo. en Chile:~eiuá prodactóimportadocuyo·predóCIFes
de240pesos¡ asciende; a,.2J6 pesos (240 pesos< más45por . cierito).
Conse<;uentemente, et pl'ó<Íl:lc.tqr nacional de un importable deberá te~
oetullcosta deproducc:fóf:í.,menarque276pesos.Asfrlos dólares adi-
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 273

cionales obtenibles a través de una mayor sustitución de importaciones


tienen para el país un costo de 276 pesos en términos de recursos nacio-
nales. Es decir, un dólar vale, en este caso, 216 pesos.
Si un dólar es un dólar, ¿cómo es que uno generado por exportaciones
cuesta 240 pesos, mientras que uno ahorrado por sustituciónde impor-1 1

taciones gravadas con un arancel del 15 por .ciento cuesta 276pesos, y


uno 'ahorrado' por importaciones de trigo -gravadas con un arancel de
por fo menos 35 por ciento- cuesta 324pesos? Por/o tanto1 en este país
se cumple el absurdo de que un dólar no es un dólar. ¿Por qué no igua-
lar dichos valores? Su igualación puede lograrse a través de establecer
· un.subsidio de 15 por ciento a las exportaciones, elevandoasítambién
a 276 pesos el retorno a los exportadores;Pero, ¿no es esto acaso igual
que devaluaren 15 por ciento :...hasta 276 pesos- y reducir los aranceles
a cero? ¡Piénselo!
Quizás esta .demostración le sirva allector no-economista para compren-
1 1

der mejor fas recientes medidas adoptadáseneste campo: a) reducir fa


absurda discriminación que existía entre.ambos va.lores -pues con una
tarifa de 20 por ciento, el costo de sustituir importaciones llegaba a 288
pesos (240 pesos más 20 por dentoJ-.,.,yb) fomentarlas exportaciones;
pues así se minimizáefcosto nacional de conseguirlos dólares requeri-
dos para servir nuestra deuda externa -240 pesos por dólar, contra los
276 que cuesta obtenerlos a través de la sustitucióndelmportaciones-.

S. ACl!l1S:~E~l/~Af)JftN(3HIEe·
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as
poderse. altas. ta~if qdUa(leras,'.a.;'ºA•?:'tf.>tnfvil~s;; q~ asíf1:[ªsfa1T1jon~t·.
···.t;Jsy chasis 'pe/ar;J9.s,:;~tqr:¡~,podía,t1),~1T1f];CJJ(a.rne. •sin rpayores, irppy~st°:S.·
Ello. dio· origen\ a una pret;aria Mdl.lstri8tnaciona I gedicada a•carroz11r
dichos cha:sises, En e~e eqtqµces tf.:!ye . la sl.lerte. ele que. fl'lif2i!l.dre me
comprara e/chasis cJeiina C~mrner yhaceda <::arrozat.efl\ltña deléMar;
y le comprara a mi hermani!I. t;ina Goliath; qu;e carrozo en Hagemann:
tos costas sociales internos dec~rrozarlas en e/país eran .sigflificativá,-
mente. superiores a1a .difer(:Jm;;ia,/peprecios. internacionales. entre. estás
dos clases de vehícuíos; por/oque el país se empobrecía cada. vez que
importaba un chasis,.en1ugardeimportarlo carrozado .
En la .década de 196(:); el país adoptó una política aún más perjudídal
para sus intereses,st btt:;n.muy conveniente para· fos numerosos 1arma~
27 4 Comercio exterior, protección e integración económica

dores' de vehículos que se instalaron en Chile. Éstos se establecieron como


consecuencia de que los autos armados afuera debían cancelar altos dere-
chos aduaneros, mientras que los desarmados pagaban tarifas más bajas.
Se día incluso el caso que, debido al astronómico precio que tenían los
autos en Chile, a los armadores les convenía comprarlos en 9etroít y
desarmar/os en Nueva York, antes de desembarcarlos hacia Arica, don-
de eran nuevamente armados y provistos de algunas piezas nacionales
tales como neumáticos, batería y tapicería. Debido a los costos esta1

política también suponía una pérdida de recursos nacionales por cada


vehículo semi 'Made in Chile', siendo extremo el caso en que el país
gastaba sus recursos para desarmar y volver a armar un auto que bien
podríamos haber importado 'Made in USA'.
¿Quién reclamaba por esto? Los economistas, casi todos; pero la opi-
nión pública en general permanecía indiferente. El Banco Central, cuyo
presidente era el Ministro de Hacienda, estaba feliz, pues 'ahorraba di-
visas' y obtenía buenas recaudaciones por los derechos aduaneros. Tam-
bién eran felices los armadores -muchos de ellos compañías extranje-
ras-, que se hacían la América en nuestro Chile.
El gobierno anterior (Militar) logró hincarle el diente al feroz 'lobby' de
los armadores al final del decenio de 1970, por lo que algunos abando-
naron la actividad creyendo que se habían acabado las granjerías en su
favor; otros decidieron quedarse al 'aguaite' de los acontecimientos, pues
no fue clara la señal de que no querían hacerse excepciones al trato
igualitario acordado a toda la industria instalada en el país, fuese nacio-
nal o extranjera. El gran cambio de política ocurrió en 1986, cuando las
tarifas aduaneras a los automóviles se igualaron a las otras, establecién-
dose un subsidio estatal directo a las compañías norteamericanas y fran-
cesas que aún 'producían' vehículos en Chile.
Hoy es clara la incidencia que la industria automovilística tiene en los
gastos de gobierno, siendo posible calcular exactamente la transferen-
cia de ingresos que todos los chilenos estamos haciendo a los accionis-
tas de transnaciona/es, los cuales seguramente no se califican como 'po-
bres1. Dicho regalo ha sido, desde 1986 hasta mediados de 1990 "no
menos de 65 millones de dó/ares'1, según un estudio deAninat1 Méndez
y Asociados. En 1986 también se estableció, de común acuerdo/ que el
trato discriminatorio a favor de esos extranjeros terminaría en 1995, con
un costo que será de unos 40 millones adicionales.
Por ello llama mucho la atención que el gobierno esté ahora proponien-
do al Congreso extender el plazo otorgado a estas transnacionales,
111. Una pregunta legítima 275

incluso entregándoles franquicias adicionales que restarán aún más re-


cursos al erario -es decir, más impuestos o menos gasto social::... por un
monto calculado en 88 millones de dólares. ¿Hubo aquí un 'quid pro
qua'? ¿Tolerará el Congreso que la alegría llegue a la gente de las
transnacionales?

111. Una pregunta legítima


¿Por qué este asunto (de la reconversión industrial exigida por una menor
protección" arancelaria") se ventila "puertas afuera" de las empresas? En otras
palabras, ¿por qué la reconversión industrial habría de ser un asunto de
política económica, y que ésta requiera la asistencia del gobierno y el sacrifi-
cio de los consumidores? ¿No es acaso propio de la naturaleza de las empre-
sas descubrir por sí mismas qué les conviene producir; cómo, cuánto y cuándo
producirlo; dónde venderlo, etc.? El descubrimiento de actividades con ven-
tajas comparativas es propio y exclusivo de la pericia y astucia empresarial,
y no de la orientación que pueda dar una Secretaría o Ministerio.

Sin embargo, se ha argumentado insistentemente que la reconversión in-


dustrial es un asunto que requiere la intervención de las autoridades de
política económica, basándose en razones económicas y no-económicas.

1. Razones de eficiencia económica


La reconversión industrial es sinónimo de movilidad de recursos. Lo esen-
cial del proceso es que los recursos dejen de substituir importaciones
ineficientemente, y lo más rápidamente posible se trasladen a producir para
substituir importaciones eficientemente o para exportar. Promover (lubri-
car) la movilidad de recursos, o remover los impedimentos legales o
institucionales a la misma (principalmente en el mercado laboral), es un
asunto que trasciende, ciertamente, el ámbito de las empresas y requiere la
adopción de sanas (adecuadas) medidas de política económica: atrasar di-
cho traslado tiene un costo social, ¡no viceversa!, como pretenden hacerlo
creer los grupos de interés y los demagogos.

Todo el énfasis debiera estar puesto en facilitar la movilidad ágil de recur-


sos desde sectores que deben achicarse, hacia el resto. Nada podría ser más
contrario a este objetivo que los paliativos que inducen a que los recursos se
desplacen gradualmente, que no lo hagan o que lo hagan en una dirección
276 Comercio exterior, protección e integración económica

contraria a lo que indica la competencia cuando imperan precios no menti-


rosos. Así, la resolución de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería
que suspendió la rebaja progresiva de los derechos específicos sobre la im-
portación de ropa contradice el objetivo buscado, porque hace que la aper-
tura sea indecisa, zigzagueante, carente de credibilidad y más apta para
confundir que para dar señales claras a los inversionistas. ¿Es mejor cortar-
le de a poquito la cola a un cachorro que cortársela de una vez por todas, de
un solo tajo?

En la siguiente columna el profesor Fontaine nos ilustra acerca de cómo él


cree ha cambiado la percepción que se tiene sobre las bondades del comer-
cio exterior en América Latina.

¡CÓMO HAN CAMBIAD() LAS COSAS!


(~.5 de agosto de .1988)
' , ; , , V ,, ' \

Desde;la década de 1940; influidos por la ideología de Prebisch y las


investigacío~es de la CEPAt;e1 énfasis de la poffüca económica estuvo
en resoly~r11uestros problemas debalanza de pag°'s Jtravés defimitar
las. impoftaeiot1esme~/ante res(ricclone! cuatititativas.(s11ot~sJ, tipoi de
cambio .~últiplesy prott}cdones, ararit~farias (ímpuiistosf lá. impprt,3•
dón) que íncentív~rón' fa S~stituciónde Importaciones c'on la Cré,Idón ...
.de if'ldustrias rwtti~11alesque~6lo p~íapsubsistir condichas. (f!Stt,iffit
n~saf~omefCiO~ter[or; < <> ~.'\•/·.. / .• ·7 . .. ·;{,•·?t'.
Los,,gqbíernos se <fefendran(cq1JÍt:{gitof~J:~~dfái •.·.•· •. •..•·. :+f~W~(er
.¡Jfpg .. . . . P?tfi~t!~"1i:lit~l1J1r1lr:.~t•~~-.

;<t)~<,'."(' :,
,iJq.·es:flí3;,f~tra'ij~i:~&tq¡JC~S~·•f;/tJe. tr.l>s~~níd~~JaJes.Jr,
.¡ fJ:él(s/~nf4'•Y:~gt~li!,ipqm~~lé!1lMM·•. ;,~·i~Vo: fü<:;~e.rª~·:.••·
tf1t?,
.¡.S~tl~{~{;<jt.l~prpi:fuciríank{f3t1eS Í .'fJqit,~stitqf;ión'J]ge{J~7:; .
. ra;fri;,.r1n~~J1Jt~~f~<]:Sft.ne/J.1soqe ca onsµmos1era;p\~0IJ$íqe~ •··
rado$1pre.scindióles'; empóbre~iég Vqc;ando e.iattás.oJe~n~ld~
·gicoenq1.1eest1.Mmd$sumt8os.lo ·/ . asoesqueJodaJaoph;,ión
pública¡1mor0.sy cristianos.:..favorecía/íl[chas políticas. discriminatorias, ·
· y1promotoras de la sustitución de im¡:iortacíones, .· muy propiciadas~ ob~
viamente/por asociaciones de prod11cfOl'f)syque mayoritariamente•t;o1;1c;;;, •
111. Una pregunta legítima 277

taban entre sus socios y directivos a 1empresarios cortesanos' cuyas in-


dustrias florecían sólo al amparo de barreras aduaneras elevadas'.
Estimulados.por John F. Kennedy y su 'Alianza.para el Progreso', e/pa-
pe/ dirigista del Estado y la planificación económica centr;a/fueron más
tarde extremados, empujándonos a elaborar planes de desarrollo que
limitaron la .libertad para.emprender y también, .a una reform.él agraria
que llevó a expropiar con saña y a.•afectar ;;ensil>lemente nuestra c;apaci-
dad. de. defender los,dere.chos de propiedadJrente a, 1ustíficaciones 1
aval/asadoras de los ideológos de la época yfr(;ntea .un Estado. todopor
deroso que.decía saberlo todo. ;;•
·¡Cómo han cambiado las cosas! .Ha terminado la .hegemonía. deJos ill-"
dustriales s1;1stituidore;; de importac;iones en las asociaciones.de é;([]pre,-
sario;;. Hoy se entiende. que 'para poder e~portar se debe poe/er.impor;a
tarr¡ que si se limitan las importaciones, el tipo de cambio será más bajo
)í por tanto, se perjudi<;?rán, las. e~part;;icioneS: yla natur.al su;;tiM::ión.dt:;.
importaciones.. Hoy se. c:omptende qµe los aranceles difer.enciados son
perjudicialesp<Jra fa efic.ieme asignaciól'1 qe recursos, qu.e pr;Qpician la .
corrupción, las ,presiones de gnJpos r la. d¡¡¡cjóp¡<;JeJa;vpres polltlcos.
Hoy se.sabe que tan importante como crecf;!r(hac;ia ii!deQtrot lq escrecer
'hacia fuera~·.que es,m1::jor integrarse a/ mundo, a.t~dQie.l mvru;/o;. que
hacerlo c:ol'1.sólo algt;tnas reg(ones o. subregiones f.lJ.)t()ficieprl3seman:tes
.tratarán .de limitar nue;;traliberta<:1.de comer:cifu:. c.gn.qy.ienes qu~rramos,
e
retrasándose.tas.inversiones en Ch i/e· comoresvltadCítdefargas in.ú.tiles
negociacü:mes, ti<Z1wsocios quemorí;Jans~frido e$ta,f~)l'.(,¡¡{i1ciºn ,cµ/ttt.ra~,y;.
siguenendaustradosen viejos, caducosytrasnochadosmodeJ9~€1,e:.c¡¡e7.· ...
cimiento económico.!armónico y.equi/ibradof.a.(a¡lt:Jzde iluminados
.•p/anificadoresde.,escritorios;públii-;o~ f}dezaf¡liversidades,ei. institu,;iones .• •
encaramadas.en toH1esde.f[Jarfi.l,··Allá·ellos,cQn:s.i.1s..inten.tos··de.iI:1tegra~
cíón inegociadds'f €,hile;:entero\ qt!tiete·ho}(;integt.arseral, mt1ndo,,.~1:1e,, ·•
también· incluye estas<sabtegíones"i sittJrábas,.de ninguna especie
impuestasporr,adie m;JsqUe'{iJOi nosotros •mismds"

2. Razones no-económicas

Se ha argumentado que alguna compensación a los sectores perjudicados


por la apertura del comercio exterior puede ser necesaria -más bien, "con-
veniente", ya que para el economista ¡nada es necesario!-, independiente-
mente de las razones anteriores, simplemente porque en ausencia de la
misma habría una oposición política tan intensa que toda la apertura de
278 Comercio exterior, protección e integración económica

la economía correría peligro de ser derogada. A veces se refuerza este argu-


mento invocando la equidad corno un motivo para compensar a los secto-
res o empresas perjudicadas por la apertura comercial, siendo éste un
argumento basado en juicios éticos -de valores- más que en consideracio-
nes de Economía Positiva.

Estas son razones cuya validez no está demostrada, siendo que su validez
decrece a medida que transcurre el tiempo y los beneficiarios de la apertura
comercial consolidan su importancia y poder político. Se ha observado que
muchos de los programas de apertura comercial se derogan -más bien, se
derogaban- en los primeros años de su existencia, mientras que aquellos
programas que logran sobrevivir a la oposición durante unos cuantos años,
en general se mantienen casi indefinidamente, lo cual ha sido más común en
la década de los 90. Una explicación muy plausible de esta observación es
que al cabo de unos años se consolidan los grupos de interés beneficiarios de
la apertura comercial (en general, los exportadores y substituidores no pro-
tegidos, pues la apertura conduce irremediablemente a un tipo de cambio
real más al to), y adquieren la capacidad de presionar políticamente para evitar
que los opositores de la apertura consigan derogarla; asimismo, a través de
una campaña comunicacional apropiada, logran "venderse" al consumidor
las ventajas de tener dicha apertura (precios más bajos para los importables),
por lo que resulta políticamente más difícil echar pie atrás. El éxito logra-
do por la apertura de Chile a partir de mediados de la década de los 70, segu-
ramente ha jugado también un papel importante en reducir las presiones de
los grupos de poder y en darle a los gobiernos nuevos argumentos para opo-
nerse a ellas.

Respecto a las razones de equidad para compensar a los perjudicados por


la apertura comercial, se puede argumentar que si bien es verdad que cier-
tas empresas pierden los beneficios de la anterior política comercial, tam-
bién es cierto que las ineficiencias provocadas por esa misma política le
resultaron costosas a la economía nacional durante décadas. Puede así
argumentarse que no es equitativo que los beneficiarios de esas costosas
ineficiencias deban ser compensados cuando cesan sus beneficios, en vez
de haber sido ellos quienes compensaron al conjunto de la economía por la
costosa ineficiencia de la cual derivaron sus beneficios en el pasado.

La réplica usual al argumento precedente es que las empresas que obtuvie-


ron ganancias desarrollando actividades ineficientes y costosas para el con-
junto de la economía no son "responsables" (muchísimo menos," culpables")
de la política de substitución de importaciones, sino que simplemente se

_,--------------~---·----------~
111. Una pregunta legítima 279

limitaron a responder a los incentivos con los que esa política (erróneamen-
te o no) las enfrentaba: de que "el chancho (el culpable) no es el que come,
sino quien le da el afrecho". Es más, si no hubieran actuado así, las empre-
sas no hubieran sobrevivido.

Si bien esta réplica podría ser válida en los casos de algunas empresas, el
argumento en general tiene una validez bastante limitada. La contra-répli-
ca, por supuesto, es que las empresas -tanto el capitalista corno los trabaja-
dores empleados en ellas- en realidad nunca fueron espectadores inocentes
en el proceso de generación de las políticas económicas, sino que siempre
fueron protagonistas en la concepción y profundización de las mismas. En
vez de responder pasivamente a incentivos, en realidad influían política-
mente para que éstos se crearan y acrecentaran en su propia conveniencia.
Al respecto, un Ministro de Hacienda de un país que no debernos mencio-
nar, nos dijo: "Puchas que es difícil decirle que no a un importante empre-
sario de tu país cuando te pide que subas las tarifas aduaneras o prohíbas la
importación de bienes que él podría perfectamente producir domésti-
camente. Te argumenta que ello te ayudará a resolver tus problemas de
escasez de divisas, los bajos volúmenes de empleo y, además, que el alza
de las tarifas te ayudará a financiar tu presupuesto, pues subirá la recauda-
ción tributaria. Y son decenas las visitas que recibo cada mes, invitándome
a implementar esa política muchas veces con el 'patrocinio' del Presidente
de la República y de jefes de importantes partidos políticos."

Sea corno fuere, este debate no se ha resuelto y, por lo tanto, no agrega razo-
nes que justifiquen la resolución de la Secretaría de Industria, Comercio y
Minería que le da más tela para cortar a la industria textil, pero menos ropa
para ponerse a los consumidores.

La siguiente columna del profesor Fontaine nos da una explicación -una


hipótesis- a una cierta regularidad observada en materia de protecciones
arancelarias a la industria nacional.

DECISIONES PÚBLICASYARANCELES
(3 de septiembre de 1987)

Hace algunas semanas afirmé que la ciencia económica tuvo su. origen
en la concepción de que el hombre actúa como si fuera BEMS:Busquifla,
280 Comercio exterior, protección e integración económica

Evaluador, Maximizador y Solidario. Esta concepción también fue adop-


tada hace sólo unas décadas por la ciencia política, permitiéndole un
desarrollo sin precedentes. Por tanto, ha avanzado mucho lo que se
conoce como Economía Política, en especial en materia de estrategias
de negociación. ,
Buchanan, Nobel 1986, fue el principal inspirador de este camino, des-
tacando sus investigaciones en decisiones públicas ('pub/ic choice') y
sistemas de votación y cabildeo (1/obbying'). Usando las tres primeras
letras del acrónimo explica el comportamiento del político, del parla-
mentario y del ejecutivo, basado en que éstos sólo persiguen su benefi-
cio personal para conquistar el poder. Así explica cómo las democracias
tradicionales tienden a aumentar el tamaño del Estado; a tener déficit
presupuestarios e inflación; a legislar a favor de minorías organizadas en
desmedro de la mayoría silenciosa¡ a que el gasto público aumente en
períodos preelectorales, y a que se restrinja la libertad de comerciar
internacionalmente.
la Economía Política --el preguntarse el porqué de las cosas, sobre la
base de quién gana y quién pierde- del control del comercio exterior se
basa en que la.autoridad tiene conciencia de que sus costos están repar-
tidos entre una gran mayoría que, por tanto, no tiene el incentivo sufi-
ciente para organiurse y alegar por ello, mientras que sus beneficios se
concentran en unos pocos beneficiarios que estarán dispuestos a apoyar
financiera y políticamente las ambiciones de poder de esas autori-
dades.
Siendo la tarifa aduanera un impuesto aIconsumo, ella se traduce en un
mayor precio pagado por 'muchos' consumidores, mayor precio que es
recibido por 'pocos' productores que sustituyen importaciones, consti-
tuyéndose en subsidio que los beneficia 'mucho'. De aquí que éstos
tengan el incentivo para compartirlo consus trabajadotes--establecien-
do el poderoso cabildo capital-trabajo-y también con la autoridad que
lo otorga.
¿Qué más le da a usted pagar un poco más por los ocasionales medidores
de luz, textiles, sacos, neumáticos o autos que compra? Casinada, por
lo que la autoridad no contemplará en sus decisiones ef efecto.negativo
que una mayor tarifa aduanera tendrá sobre el bienestar y apoyo políti-
co suyo o de la mayoría silenciosa. Sin embargo, el arancel generará un
significativo beneficio 'per cápita' a las camarillas de esas industrias,
que las alienta a llegar al poder o, en su defecto, a influir sobre quien lo
detenta para otorgarlo.
IV. Un poco de humor importado de Francia 281

Afortunadamente terminó en Chile el sistema de aranceles y tipos de


cambios diferenciados, y la repartija de dl\!isas y licencias para exportar
e importar entre correligionarios y padrinos políticos que nos caracteri-
zó y corrompió en el pasado.
Este gobierno optópor la sanapo/ítica. de limita~ el poder <f(fred~nal <;le/
Estado y estableció un arancel bajo. y parejo pflra tQclas lasi1;1poí'tácioc
nes. Sin embargo, disimuladas bajo el pretexto de 'dumping' yde plani-
ficaciones sectoriales para disminuir la 'dependencia e~ttwa' 'r::una
conceptualización marxista y neomen;:antifista. deléí~;relaéibnef::~~ter~
nacionales- se están entregando prebem¡/asa gru¡}os o~ganiz,dos;
· entorpeciéndose e! libre comercio y gravamiocon arat1cele'§dfferencia-
dos productos tan básicos como el trigo, azúcar; aceite; lecM /carne.
Las constituciones políticas nacieron para restringir el poder absoluto de
los reyes y defenderlos derechos políticos y .humanos de los habitantes
de un país. Una constitución económica; debiera además defender 17ues-
tros derechos como consumidores y limitar. el poder .del' Estado para
beneficiar discrecionalmente a minoríasorganizádas en desmedro de la
mayoría que carece de medios para contrarrestrarlo.

IV. Un poco de humor importado de Francia


A pesar del riesgo de inducir reclamos de protección de parte de los humo-
ristas locales, no queremos dejar de incluir un texto de Frederic Bastiat por-
que, en general, los economistas no se distinguen por su sentido del humor
(con la excepción, quizás única, del economista argentino Juan C. De Pa-
blo). Por lo tanto, no podemos desaprovechar uno de los pocos casos afor-
tunados que se encuentran.
A mediados del siglo XIX, en reacción a un aumento de las tarifas aduaneras
en Francia, Bastiat puso en circulación un panfleto que decía:

Los fabricantes de vel~s; drios,.fa~6le~{earideléros, aluÍ-n/Jr¿¡dp~úbllc;o,


pabilos de candelasymatacande(as, y/os productoresidea<::tite, sebo;
resina, alcohol y,; engeoeral, todos losproduct,9s relac;:ionados corda
industria .de 1a luz, se dir'igen'a les Honorables Miembr6sde.1a:Cácruira
de Diputados:
"Caballeros: ... Estamos siendo afectados por la funesta competencia de
un riva/,extemo, que aparentemente· trabajá.elJ unas¡ condkiones:.:tan :••
282 Comercio exterior, protección e integración económica

[J
,r::.c.

por encima de las que están a nuestro alcance en la producción de luz1


que está ínundando el mercado loca'1 a un precio íncreíblemente bajo
... Este rival ... no es otro que el mísmísimo sol.
1'Les pedímos que tengan a bien aprobar una ley que prescriba el cierre
de las ventanas1 buhardillas1 claraboyas, postigos y persianas1 cortinas,
marcos ojos de buey; en síntesís, el cierre de todas las aberturas/ aguje-
ros1 grietas y fisuras ...
"Si ustedes eliminaran en la mayor manera posible todo acceso de la luz
natural, y de esa manera crearan la necesidad de luz artificial ¿qué in-
dustria en Francia no se vería así promovida? ...
11
Si Francia consume más sebo, deberá haber; por ende, más ganado
vacuno y bovino ... Lo mismo se aplicaría a la industria del transporte. 11

V. Mi secretaria, David Ricardo y yo:


las ventajas comparativas
A veces se intenta criticar la participación libre de un país en el comercio in-
ternacional con base en el siguiente argumento: ºSi nuestro país tiene mayo-
V. Mi secretaria, David Ricardo y yo: las ventajas comparativas 283

res costos en la producción de todos los bienes (es decir, no hay ningún pro-
ducto que pudiéramos producir más barato que los demás países), entonces
no tendría sentido tratar de comerciar con el resto del mundo, porque no
tendríamos nada para vender: lo importaríamos todo. Así pues, el comercio
internacional puede ser conveniente para los países avanzados, que descu-
bren nuevos productos o maneras más baratas de producir; pero no lo es para
los países pobres, que terminarían teniendo que comprar prácticamente 'todo'
sin poder vender nada al resto del mundo".

Primero, piense en ¿cuál sería el tipo de cambio en un país que quisiera en


verdad importarlo "todo"? ¿No cree que a ese tipo de cambio -que sería
"altísimo" - no se exportarían hasta las piedras? Es obvio, por lo tanto, que
habrá algún tipo de cambio -¡de equilibrio!-, para el cual el volumen de
importaciones, o demanda por divisas, será igual al volumen de exporta-
ciones, u oferta de divisas. Así, nunca puede ser cierto que un país no ex-
portará nada ni importará nada. Lo cierto es que si el país desea exportar,
¡debe tener que querer importar!, y viceversa.

A principios del siglo XIX, el economista inglés David Ricardo demostró que
el argumento de que no habría qué exportar y que el país debería importarlo
todo, es falso y que el comercio internacional es conveniente para los países
(inclusive el nuestro) aunque no pudieran producir nada más barato que los
demás países. Una manera simple de explicarlo es la siguiente: Digamos que
fuera cierto que yo puedo hacer mis llamadas telefónicas, manejar el correo
electrónico y los procesadores de texto mejor que mi secretaria ... sin embar-
go ¡contrato una secretaria! Lo mismo les sucede a muchos abogados, cocine-
ros, empresarios, músicos, médicos, carpinteros, modistos y escultores, cuyas
habilidades como secretarias pueden ser mayores que las de quienes ellos
contratan.

¿Cómo se explica este comportamiento? Simplemente notando que el tiem-


po que estas personas dedicarían a las tareas de secretariado puede, alter-
nativamente, ser utilizado en el ejercicio de sus ocupaciones ganando más
de lo que les cuesta contratar una secretaria. Por ejemplo, si en vez de
elaborar su mousse preferido, el chef Antaine tuviera que hacer sus propias
tareas de secretariado y él dejara por ello de ganar $1 500 por mes, será
cierto que independientemente de que él utilice el teléfono y la computado-
ra mejor que su secretaria María (cuyo sueldo es $1 200), le convendrá con-
tratarla pues, de esa manera, gana $300 más por mes.

Aunque Antaine sea superior a María en todo (la cocina, el teléfono y la


computadora), a él le resulta carísimo atender sus propias llamadas telefó-
284 Comercio exterior, protección e integración económica

nicas y su correo electrónico, ya que ello implicaría descuidar la elabora-


ción de su "Terciopelo de Chocolate". Por lo tanto, se explica que contrate a
María para que opere el teléfono y la computadora. Para definir quién hace
cuál tarea, lo que cuenta es la mayor (y solamente la mayor) de las diferen-
cias de habilidades. Aunque Antaine aventaja a María en todas las activi-
dades, se dice que Antaine tiene una "ventaja comparativa" en la cocina,
que es donde la diferencia de habilidades es mayor.

También se dice que María tiene una ventaja "comparativa" en el teléfono y


la computadora. Esto podría parecer un poco contradictorio, ya que esta-
blecimos que ella no operaba ninguno de estos aparatos mejor que Antaine.
Sin embargo, no es así. Dado que ella no tiene tanto éxito en la cocina (su
mejor mousse merecería llamarse "Laguna de Barro" y quizás podría ven-
derse a un precio de un décimo del de "Terciopelo de Chocolate"), la aten-
ción del teléfono y la computadora no le hacen dejar otra actividad en la
cual pudiera haber ganado más; es decir, la atención del teléfono y la com-
putadora tiene para ella un costo menor que para Antaine ... ella tiene
una ventaja comparativa en la atención del teléfono y la computadora res-
pecto de la elaboración de un mousse, el que seguramente comprará a
Antaine. Por otra parte, ella seguramente contrata los servicios de una em-
pleada doméstica para la limpieza de su casa, el cuidado de sus niños y el
planchado, por mucho que ella pudiera quizás ser más eficiente en todo
aquello que dicha empleada contratada por horas. ¡La empleada tiene ven-
tajas comparativas en las labores más tediosas de la casa!

Y lo mismo sucede con los países. Digamos que en Argentina cuesta 10


unidades de recursos producir un kilo de trigo y 20 unidades producir un
kilo de naranjas, mientras que en Paraguay todo es más barato: se puede
producir un kilo de trigo con 8 unidades de sus recursos o un kilo de naran-
jas con 4 unidades.

A pesar que Paraguay tiene menores costos en la producción de ambos,


trigo y naranjas (como Antaine), le convendrá comprarle el trigo a Argenti-
na (que, como María, no produce nada más barato que su contraparte) por-
que cada kilo producido localmente le impondría a Paraguay sacrificar 2
kilos de naranjas, mientras que Argentina se lo proveería gustosamente por
un poco más que 1 / 2 kilo de naranjas (ya que ése es el costo para los argen-
tinos del kilo de trigo). Supongamos, para seguir con el ejemplo, que Ar-
gentina consigue cobrarle 1,25 kilo de naranjas por el kilo de trigo. Entonces
Argentina, en vez de pagar 2 kilos de naranjas por un kilo de trigo, paga
sólo 1,25, por lo que los argentinos ganaron 3/ 4 kilo de naranjas. A su vez,
VI. Anti-antidumping 285

Paraguay paga por el trigo 1,25 kilo de naranjas, en vez de gastar 2 kilos
produciéndolo localmente, por lo que los paraguayos también ganan con
ese intercambio. Es decir, el intercambio llevó a que ¡los consumidores en
los dos países ganaran!

El comercio entre países, como el intercambio entre personas, es una tran-


sacción mutuamente beneficiosa. Así lo reconocen hasta los códigos y leyes
más antiguos del mundo, donde se presupone que los contratos libremente
pactados son válidos (salvo dolo). Es así como debemos considerar con cierto
escepticismo las opiniones populares (generaímente incorrectas) que ase-
guran que el comercio es una confrontación donde hay víctimas y
victimarios. ¿Quién no ha escuchado alguna vez el argumento -palabras
más, palabras menos-que "el enfrentamiento militar de los años de la Gue-
rra Fría ha sido reemplazado por el enfrentamiento económico entre las
Economías de Mercado"? Lester Thurow, por ejemplo, escribió un best seller
en 1992, titulado Head to Head. The Coming Battle Among America, Japan and
Europe, a pesar de que a los economistas nos resulte tan extra110 plantear las
relaciones económicas como una confrontación ni siquiera remotamente
parecida a una batalla o a rivalidad militar.

VI. Anti-antidumping
Una de las últimas trincheras intelectuales en defensa de la protección aran-
celaria es el argumento de las tarifas antidumping. Este argumento procla-
ma que si un grupo de productores extranjeros tiene, por cualquier razón (a
veces, políticas internas de sus países), saldos exportables muy grandes, o
una acumulación de inventarios que se torna financieramente intolerable,
estos productores resuelven su problema exportando sus excedentes a pre-
cios menores que el precio internacional, trasladando el problema a nuestro
país a través de nuestra importación de sus productos. Desde este punto de
vista, lo que los extranjeros nos venden son "sus problemas" y obviamente
es "a todas luces injusto que a través de nuestra importación compremos
un problema en cuya génesis no tenemos nada que ver y que, posiblemen-
te, hasta haya sido generado por errores en la política económica del país
extranjero".

Este argumento tiene gran aceptación entre los productores locales que se
benefician económicamente con la protección. Lo que falta considerar es
que los consumidores nacionales se benefician al poder comprar los pro-
286 Comercio exterior, protección e integración económica

duetos que, merced al supuesto dumping, llegan más baratos que sus simi-
lares nacionales o de otros países del mundo. Desde el punto de vista de los
consumidores, los extranjeros no nos están "vendiendo sus problemas", sino
que gracias a sus problemas se abre la posibilidad de comprar más barato.
Nótese, además, que esta percepción no es exclusiva de los consumidores
como un sector del país: la economía en su conjunto está, de hecho, gastan-
do menos recursos cuando se importan bienes a precios de 'liquidación'
que cuando esos bienes se producen internamente ... recuerde que produ-
cir es ¡puro costo!, y que importar es ¡puro beneficio!

El argumento a favor de la protección arancelaria antidumping vuelve a la


carga, esgrimiendo la acusación de que el razonamiento anterior tendría
una validez que está limitada sólo a un contexto estático de corto plazo.
Con una visión dinámica y de largo plazo, argumentan, uno advertiría que
los países que hacen dumping y de ese modo destruyen (compitiendo
deslealmente) a la producción nacional, van a completar su obra explotan-
do después a los consumidores nacionales y a la economía nacional en su
conjunto. Tal explotación sobrevendría cuando los productores extranjeros,
luego de haber llevado a la quiebra a los productores nacionales, se encuen-
tren en la posición monopólica de exigirles a los consumidores nacionales
precios muy superiores a los que éstos pagaban inicialmente al productor
nacional. De este modo, se argumenta que el dumping es perjudicial en el
largo plazo, aun para los mismísimos consumidores que creían beneficiarse
comprando los productos importados a un precio menor que el de los simi-
lares de origen nacional.

La falacia contenida en este argumento es obvia: Para que un productor


extranjero que practica dumping hacia nuestro país pudiera eventualmente
llevar a cabo la explotación mencionada, sería necesario que fuera el mono-
polista mundial de su producto. Si esta condición no se cumple, la even-
tual desaparición de la producción local del bien en cuestión no crea
automáticamente, ni mucho menos, un poder monopólico sobre nuestro
país al productor extranjero que practicó el dumping, ya que éste todavía
enfrentará la competencia de los restantes productores del mismo producto
en los mercados mundiales e, incluso, de los productores nacionales que
resucitarían frente a estos precios altos y abusivos.

Se concluye de lo anterior que el interés nacional sólo requeriría, quizás,


tarifas antidumping en el caso de que el productor extranjero del producto
en consideración tenga poder monopólico en todos los mercados mundia-
les de ese producto. Para que ello fuese cierto, además de cumplirse lapo-
VI. Anti-antidumping 287

sición monopólica del (único) productor extranjero, debería cumplirse que


los beneficios obtenidos por ese país durante los años en que existan pre-
cios de 'liquidación' sean menores que los costos durante los años en que
existan precios 'abusivos'. En todo caso es claro que carece de toda impor-
tancia averiguar (como lo hacen los funcionarios de las Secretarías de Co-
mercio -o denominaciones similares- de muchos países) si tal productor
exporta a un precio menor del que cobra por las ventas en el mercado de su
país, o menor que su costo de producción, o del precio que cobran otros
países, etc.

Por ejemplo, en la década de los ochenta regía en Argentina la ley 21 838,


que establecía: "existe dumping cuando el precio de exportación de una
mercadería que se importare fuere menor que el precio comparable de ven-
tas efectuadas en el curso de operaciones comerciales normales, de merca-
dería idéntica, o en su defecto, similar, destinada al consumo en el mercado
interno del país de procedencia, o de origen, según corresponda". En el
caso que no existieran tales ventas en tales condiciones, la legislación esta-
blecía que un país practica dumping cuando el precio de exportación fuere
menor que (i) el cobrado a otros países por operaciones similares, o (ii) el
costo de producción en el país de origen.

Claramente, la legislación omitía el único punto verdaderamente impor-


tante: la posibilidad de que el productor extranjero del producto en cues-
tión pueda llegar a ser monopolista mundial de ese producto y pudiera así
después "explotar" al pueblo argentino.

No es posible, pues, mirar sin sospecha de proteccionismo las resoluciones


antidumping para proteger productos con mercados internacionales tan
competitivos como la mayoría de los incluidos en el cuadro siguiente, que
reúne los derechos antidumping vigentes en Argentina en marzo de 1994.
Este cuadro muestra que en esa fecha (período que generalmente se men-
ciona como de "gran libertad de comercio") había en Argentina 146 pro-
ductos con protección antidumping, con tasas que van entre 3,9% para chapa
de hierro o acero importada de Yugoslavia, y 86,51 '¼, para ciertos medidores
importados de Brasil. ¿Alguien se imaginaría que los países mencionados
en el cuadro podrían convertirse en monopolistas mundiales de esos pro-
ductos y de los otros 144 listados en el cuadro?

En la columna que sigue, el profesor Fontaine ser refiere al dumping y a las


presiones ejercidas en Chile por grupos de poder interesados. El Dumping,
a diferencia de las llamadas Salvaguardias, consiste en poner aranceles es-
288 Comercio exterior, protección e integración económica

pecíficos a las importaciones provenientes de uno o más países que su-


puestamente desean perjudicar a la industria doméstica; las salvaguardias,
sin embargo, consisten en ponerle impuestos de importación específicos a
la importación de determinados productos -provenientes de cualquier país-
cuyas importaciones la autoridad considera han crecido" demasiado" y que,
por lo tanto, están provocando un daí'lo desmesurado a la industria nacio-
nal.

CUADRO DE DERECHOS ANTIDUMPING VIGENTES


EN ARGENTINA EN MARZO DE 1994

Descripción de Número País de Origen Derecho antidumping


la mercadería de productos (%)

Chapa, lc1minadc1s en caliente 1\ Br,1c,i]


Chapas !arnin,1das en frío 17 Br,i..,il
Chc1pa, bmin,,da, en frío 1\ ,\l,•111,111i,1 11.',
Bujías de encondiclo !\r,1..,il 11,,;
Caílos varios 1\ \wLi11i1 ,1

Alambre ele cobre esmaltado 1 1j¡ ¡]',¡¡ 1 nlt(' l (_.¡ v


Discos y cuchillas de acero 1 1:1.1...,d '.1/.-1
Lámparas ;\l1•111,111Í,l _n¡_(,

Liimparas l l1111g1i'.1 11\./)


Umpdras l '1 il( lll!d
1,i¡,ices rle gralúo < l1i11,1 1,;·,11
Lí¡,ices de color < hi1u ();_.¡
l'VC lsuspt•nsicín) ! ..,1,1d1ic, l lnídu..., .' 1.11
l'VC lsuspt'l1SÍÓnl ¡\ 1t;\Ít Ii .!()_.¡
r,,las < hí11,1 itl.ll
T,·jitlo lkni111 Br.1..,il !IU\
l'V( ililnrsl Brasil
l'V( llilrm1 Colomhi,1
l'rodtH lo..., qui'r11i{ u.., llr¡¡sil I',.
Prudtu lo" qulmi< i)', Bmil .' 1. 1
( ,H11i..,,1.., dl' 1 !on1hH· Chin,1 .]!)_ \

T,·L" Corea \iU,


kL" Hong Kong r;o.,
( 1i.sl,dt·s ( lll,ilr11i, os Brasil lnl1t'.'. 1 J. , .¡¡;;;
¡\'('( lith ll('', llrasil 11111 (' .¡;\_~! \ /\(, 'i

Mo!()rt''- t'l('t lrit ()', lkp. Chcc;1 l11lw.i·Ul,·'1íi.O


( drlulin<1 Brasil lt'l.;
( lr,1¡1,1 Alcmani,1 111,
( 11,1¡,,1 Bólgic.1 ! \.(¡

( 11,,¡ ),1 Re•¡,. Ch,,, ,1 1 • ' ."


(l

<·h,1¡,,1 Yugo~!,wi,1
VI. Anti-antidumping 2B'J

1. EL DUMPING
(27 de octubre de 1994)

U du/Jlping ¡Jre(/atorio es un,1 ¡JrSctic,1 comerci,1/ /Jlecliante lc1 cual un,1


empresc1 to/Jla lc1 cfecisicín efe eli/Jlindr a una o vcJric1s C'/Jlf)res,1s com¡Jeti-
doras, con el /JW/JÓsíto efe convertirse en un /Jlono¡JO!io y tener el privi-
legio de rnhrar ¡m'cios '\1/Jusivos".
Li ev,1/uacieín que rif'/Je h,wer la e/JJ¡m s<1 ¡¡,ir,1 est,1/J/ecer la convenien-
0

cia de inici,ir el proceso, contemp/,iréÍ las ¡Jérdic/,1s (o menores ganan-


cias) c¡ue incurrir5n duran/e el período en que está h.1cienrlo "crujir" a
sus rivales, junto con una esti/Jlacicín riel tie/JlfJO que to/Jlarcf llevarles a
cerrar sus opcrc1cioncs, para compararlas con las mayores ganancias
monoplílícas c¡ue poc/r,í o/Jtcner cuando hc1ya eli/Jlinc1cfo a su CO/JJJJeten-
cic1, junto con una es/ imc1ción ele/ tiempo c¡ue le ¡JOc/r,í clur,ir esta /Joncin-
z,i, pues /,is gan,1ncíc1s excesivas ¡JUeclcn llevc1r c1 rcsucíldr a las empresas
c¡uc clímincí y lclm/Jí{>n i1 ínccnliv,1r /,i incurporaci(Jn tic nuev,1s empre-
sas nacionc1/es o a importaciones ¡Jrovenientes ele com¡Jeiiclores en el
exterior. Así las cos,1s, el clum¡Jing nu sería un cicuntecimicn/o de común
ocurrencia, ,nín cu,J/lclo éste estuvierc1 permitido: lc1s condiciones c¡uc
deben cumplirse pc1ra c¡ue /,1 em¡Jff:'Scl deciclc1 em/Jc1rc1rw en una cc1m-
p,111a ele dum¡Jing ¡xeclatorio son has/ante inusuales es¡Jccialmente ('11
1

el Chile ele ho)~ e/onde los mercados ps/Án c1hierlos a /,1 voluntacl el<'
em¡Jrcnclcr y clc im¡1or/c1r.
Se dice c¡ue existe c/um¡Jing intern,1cíonc1/ cuc1nclo lc1 o lc1s em¡Jrcs.1,
exportc1doras ele un prucfuc/o estc1/J/ccen un,1 clíscríminc1cíeín de JJtT'c i< 1,.
co/Jr,)l)c/o jidrd /05 /Jicncs r¡ue cx¡)()r/;1 un ¡Jrccio mcnur r¡ue el cohr.1clu
por esos mismos /Jiencs vcndi(/os en su p,iís cle origen. Esta ¡Jr,ícti( ,1
comercial es o/Jviamente consirler,uf,, como compC'tencia /;desleal" /Jur
lc1s empresas que procluccn dichos lúenes en los países importaclows.
/{1ra c¡uc ello constituyc1 un rfum¡Jing ¡1reclc1torio, sin em/J,1rgo, es ncu·-
sario J)l'(JÍJar c¡ue /,1 intención para csta/Jlccer lc1 rliscriminaci6n c/C' /u,
precios es eliminar lc1 industria en el J)ilÍS importc1cfor y así cohr,ir ei<',
puós precios "a/n,sivos" ¡Jor las ex¡Jorlc1ciones a ese país: ¡Jara r¡uc cu11,
tituyc1 dum¡Jing, dehc, cau.drsele un cla110 intencionaclo y ºmort,1/" ,1 /,1
inrlustri,1 del pc1f., im¡)()r/c1dol'.
Sin ducf,1 c¡uc lc1s conrliciuncs que clc/Jen cumplirw pdra que" 1111,11·111
presa le convengc1 i11icic1r una c1/Jlpc111a de dumping ¡Jreclcituriu <·11 r i/1"
país son JJréÍctiecimente imposi/J/es de darse en el munr/u 11<· /1u1 /,,
em¡Jresci exportc1clorc1 no ¡mrlrS nunca tener el poder ncn•,,11íi! ¡1.11,1 r·,
290 Comercio exterior, protección e integración económica

tablecer precios monopólicos en e/país donde ejecuta el dumping, aun


en el caso de que lograra eliminar toda la competencia local. (De he-
cho, no hay evidencias de que ello haya ocurrido alguna vez en la histo-
ria económica del mundo). Es así como el país objeto de un intento de
dumping de parte de empresas foráneas, no puede sino que bemidiciarse
con él: podrá comprar "barato" por uh tiempo, y nortendrá nunca que
pagar en el futuro un precio mayor que e/que irnpera en los mercados
internacionales normales de ese producto.
Los productores locales mexicanos de harina de pescado.presentaron al
gobierno de México una acusación de dumpingpor parte de los expor-
tadores chilenos, lo cual condujo temporalmente a establec~r impues-
tos provisionales a la importación de nuestras exportaciones. Con buen
criterio, la Secretaría de. Comercio y Fóniento Industrial (SECOFJ)de ese
país acaba de revocar la medida y dispuso la devolución con intereses
de los impuestos pagados provisionalmente por los exportadores chile-
nos. En fa investigación se demostró que los exportadores chilenos "no
trataron de fijar precios para posesionarse del mercado mexicano .. ; (y
que esta) práctica de discriminación de precios no fue la causa directa
del daño a la producción nacional mexicana 1
1•

Los productores locales de calzado están reclamando dumping de parte


de los exportadores brasileños, que han colocado sus productos a pre-
cios muy convenientes para el consumidor chileno. ¿Qué resolución
tomará nuestro gobierno al respecto?

2. VALORES MÍNIMOS DE AFORO


(20 de septiembre de 1990)
He recibido cartas y documentación sobre supuestas irregularidades en
la internación de productos (nuevos y úsadosj cuyo valor CIF declarado
por los importadores sería sensiblemente inferior alverdaderoprecio
pagado al exportador foráneo. Se argumenta que dicha subfacturación
constituye una competencia desleal al comercio establecidoy 'más serio 1,
que a veces no tienen las relaciones; muchas de ellas.de parentesco; con
los exportadores en Panamá u otros paísesdeorígen'(Korea, por ejemplo).
Como siempre, los afectados por esta supuesta competencia desleal se
impacientan y proponen atacar el síntoma ..:.y no la causa, que es el alto
arancel aduanero- a través de solicitar uriamayorfiscafizaciónaduane-
ra y el establecimiento de valores mínimos de aforo (valor sobre e/cual
se aplica el arancel aduanero, sea cuaffuere el precio efectivamen-
VI. Anti-antidumping 291

te pagado por la cercan(a)1 promoviendo.c;g11ffl()1 fice becf&¡ ~l.po~r


discrecionaldelgobierr¡q de tumo, y elclel,~flJRJe~dt;, de.ad!laílas,ya,i~ ·
vez, df)svirtua,ndo.el sano principio de mA9t~11tfvtiw.aQ~el parejq spbre
todas lasimportaciones, . . . ··•· \·¡ . . . . 1 · · ··
¡Imagínese f:!I probfemita de establecer uq ~al9(.m[n1Ír1qJJe rJforo para un
motorDiesel usado o para un eq~ip~ de · · · ·· .dec.enas de
marcas, especificaciones técnícas.yca
cluir cientos <ie partes compcmeQt
superprogq,mable, programable .O 1se.ri.ctqf1)/i~ /gl.lal < ........ ·•·•· ~ll .
Samsut1g ~ron control remoto· que ,1.mSÓJl'¡.r:C()d'tpr~q?;ieqrurt1f8t1;1ate)ef~ .
excede~tesJ>deuna quiebra en ~nam,g¡ · · ~;mo,tár:Xmat'<:a r:/ha~1
pho'.tomtutboy con dps :aíJos de µ$O¡. qt{ ..·...... ·....... ~ie~,C1fl,pÍf1C°.:afl~p •··: ·
j •

de uso}tEf lgµal el valor de una 'Camisaj~tlfi~~f~,f./ti;e•~;de •~mt(!:on


cuello/argo rematada.en Hong Kong y,i¡1.1,~(~.ij~fli!.tef~S•~t1e1J1as pt1edep
fácilmente hacer más.bonita?
La aduana ten.dría que .contrataruna ····•}1aefet~fil~or?par~·.
establecerreglamentos en que nose nilt:fª1 'jie~d€1 tJts¡e. di~
chas profesib~¡1Jespocfríaqestar ·.· . r 11Qeíuclr /Jiei'les:y •
servicios útiles ii:ntes (Jffe'erídiseñat Ctif•que ~Of0 e(F · •
1

torpecen el desarrollo def ¡Xiísi ;¿Se. l 4e/1negociación 1 •


qu~se les otorgada a los re,~pqt1s,;1blf:!~ . a.Joraclón
... Je•
discrecional .ta/o~ual eleiJ?t!ntodéter
pagaríand~re~hos? ¿No es apaso r,ruí
te unafactBr~b(m,3flde ypágueld!f.
Pregvnt{§ij1qn~~. q11é gan.i eMm¡iort
qu/e12J~Pf>.1i'llirectamenteglgó••.
mentétqcki el :Beneficio .de·r~/1.ttrle.
ímporta,h- , ' • IVA que de/6.#e~ag~~
·us. .·. .. ... . . . .. epte'<i;kt(ei;i:ea:.lgú
puestQ*/!J tfiirertq de~id9· í:!'.}a'.
subval,r~q,q;;~e.ro1.enla:Jrriediflf~f1 q,
dor o rt;aja, ~f~e!}der, esa merc:ágerí~ a
dea. ·········· · · · · · · · ·· ·
fafa
;El]
iropq~~tos
,pá,i·~~~{~{;tµ .. ·,)V;;\•.\ .. \'( > •/····
su be1;,.~ticio:· ....•. por consig1,1i<mte, só!oftnat1(Ji~re>, r
derá de}as tasas pertinentes de impuestos. De .aqutq11~
292 Comercio exterior, protección e integración económica

sea la protección arancelaria1 menor será el aliciente para engañar ál


Fisco mediante/a subfacturación de importaciones constituyéndose ésta
1

en una nueva y poderosa razón para reducir todavía más los aranceles.

VII. Carta abierta de 61 economistas


a los legisladores chilenos, 1999

En el mes de mayo de 1999, circuló entre los economistas chilenos la si-


guiente carta, solicitando la firma de aquellos que se consideran de mayor
importancia profesional. A diferencia de la carta ficticia que Bastiat atribu-
yó a ciertos productores franceses de instrumentos de iluminación, ésta es
verdadera y dice así:

Estimado colega:

En las próximas semanas se votará en el senado un proyecto de salvaguar-


dias arancelarias (la descripción sucinta del proyecto está en la carta más
abajo). El proyecto ya pasó a la Cámara de Diputados.

El proyecto es proteccionista, y representa un gran retroceso de la política


comercial chilena. Es por esto que hemos escrito una carta abierta de econo-
mistas conminando al Senado a rechazarlo. Tal como en ocasiones anterio-
res la idea es lograr que la firme el mayor número de economistas posible.
La carta se difundirá en la prensa. En ella aparecerá a) el nombre del fir-
mante; b) su título académico (Ph.D., Master, etc); e) la universidad donde
obtuvo su título. La lista de los firmantes se entregará en orden alfabético.
Tal como en ocasiones anteriores, se limitará a personas con MA's o PhDs
en universidades europeas o norteamericanas.

El texto de la carta es el siguiente:

"En esto;tr1(1fti(ffl(O$ se díscut~ en eÍCongr~~~ ún proyeétcnjet~;sbbre ...


salvaguardias arancelarias, es decir, alzaqernporales deJo~ ,,,ne~lés ·
de importaciondeptoductos>específicos qu~ tiene un tenorptotepcio-
nista. · · · ·
VII. Carta abierta de 61 economistas 293

Actualmente un productor nacional puede solicitar que se Je imponga


11

una sobretasa a las importaciones que compiten con su producto. (Una


sobretasa es uh impuesto adicional al arancel común de 10%, que deben
pagar todos los productos lmpórtados que ingresan a Chile.) Sin embar-
go, para que esta sobretasa sea aprobada el producto(debe antes de~ 1

mos!r~r que esti syfríendo 1fll/fafío, };é/U~f§s,te 5,~ 1ep€! a un?J/[iÍCt[ta


desleal de su competencia extrafJjera,comopotejemplo el dumping~Si
el.proyecto se aprueba .éatnbiaría.ri a/menos tres cosas. Prírn~ro, será
süficiente argurnemarqtte; hay<jaño (efectivo o potencial);. síit importar•
s(éste se.debe() no a uhaJ:,r#c;ticá deslea(tefff ~o,rnp~t{dgr ~xtr •· ·
· .Segqndo, ·ya nó será T1ec Q1etnostraf~ue. ta1 d~ñó éxi:~te, po. ·•· ·. Ja
comisión encarggda .. . .fpoiíc~,.ést~~lecet una salv.aguardía (lClf
sosptchaa4n antesc;i.~ ~stigado/(En ~stos c;~s~st . , . .. . • . ia ..
seráprovísíon~l;perCJ . tín{comision edfaráp ·. ··.····:ás
una. v~~ que ~~ya · ·. · ·. · pá\qúé ~so impl{c~r(~ref°,.. ·
nacer que se equi\l'OCÓ. . · ·.• •.; ·. • ·.·• · . .. ·..•· •. ,. ·. •IT7é1Jt~. /as S()IJr,etasªs ti~f)fJn
un Jímite de 2·t¼f de~itlo i1.i1Cl:Úerdos qii~. 'r;h.ile{(irmó en la brgaqiza-
ción,Mut11ia/.dE1 'r;(J'r!J(;rc(gJ01Y1<t.•:J ···· " ~rdí<:tf propuestc?s1 en
camóia,no.tienen . tpee,
y¡:,qiJd·J~~t: ~/c;aniar l1/Vel~s, IJ]UY
supefiQre$, En>re,1..11:,ren;:efcproyecto facilita la dls?r~donaf f .....··.
defmpµes.(os.a,1 ·. ·· ·· · !1nes".la q.ue en lap~ ·... ~.flevat~ a que/os
atánf~l<;f sea:,!J
Ef
11
proye~ió
el p~ í
1
p~rte:iJh ,~r
. .·.. ·.· · •· . •••
' . .. . . . . . .. . .
1 / • .x 1< ? . • . .•·· •••·.• ..
pr~r:itf$l~quly~c:iaa~e
J~ ..
;n

pri
nes
294 Comercio exterior, protección e integración económica

quienes deben comprar insumos más caros. Por últímo darle facultades 1

a una comisión para que determine discrecionalmente la suerte de un


productor extranjero implica que muchos de e/los preferirán no entrar
en Chile; nuevamente, los perjudicados son lo$ consumidores.
'Se argumenta que las salvaguardias son necesarias pi:lrap{oteger em-
1

pleos en tiempos de crisis. Este argumento, tradicionalmente proteccio-


nista, también es equivocado. Para empezar, la leynq es temporal1 por-
que continuará vigente una vezque termine la actual recesión.
Adicionalmente1 las salvaguar<:Jias destruirán /!fJ1p{eCis en aquellos sec-
tores perjudicados (por ejemplq, los seryicios asqcfa'dqsa Tas importa-
ciones afectadas) y en los sectqres export,;1,(¡/JJ(e,s< lo§q11epierden
competitividad cada vez qu~ se inti-c1ducer rve1f~af prgteAciQn~tas que
cierran la economía. Finalmen.te, los gfi¡lJlJÍes bemtficiéli:los nq•sqn los
trabajadores de las empresas protegidas sino los Clueño5de las empre-
sas. Éstos aumentarán sus ganancias a r;psta. deJos. cof!su,:nidores y de
otras empresas que les compren sus insumos. .Si)ó que se quiere es
proteger a los trabajadores, es. mucho. mfs barato y eficiente. ofrec~rles
una compensación directa ypor UfJf ve~sl las empresas en que tralJajan
son desplazadas por la co01peten('ii1. . .· . . . . . ) .
11
Por último los propulsores de este proyecto a,rg¡¡mentan que las salva~
1

guardias son necesarias para paliar los.efectos supuestamenteperjudi-


ciale~ de la rebaja arancelaria acordada el añopa.sadq. Sin.embargo,
este argumento tampoco. es apropiado, porque la Febaja arancelaria es
de apenas un punto por año (Spuntos en cinco años), lo que hace im-
probable cualquier efecto sectorial negativo. Las salvaguélrdias, por otro
lado, no tienen tope1 por fo qt.Jepodr~n super,;1r con qecescualquier
disminución del arancel general. Por/o demás,, /osprop~nentesdelas
salvaguardias olvidan que hays9lid~srazonesefQfJ.óIT1fca.tpfra/arebé1-
ja arancelaria, ventajas que soneliminádas con estrproy~ct(); En efeqtol
la apertura de la economía .°bedece a la bú$queda. de mayor ~fidef!Cia
en
y co,vpetenda que redunda mayor dinamismo yberieffci~p¡1ra .toda
la sociedad.· ia aprpbadón c:ielproyf!<;to impllc;~r[a vn [~!f!?.f.~t¡9Jrr1po(~
tanteen esta máteNa. · ·· •·· ·· ·· ,: h ·' •y
···.···•··.·····./ , ·····•·•·· ,, •

\ '\<,>,,'',', ',:,'. <"'\'.', ,,,".?


',,' ,'<'', ,' ;
11
Hace unos meses se consideró seri¡1111e.Q(t;J la pQs/b1lida(Í. ~~Yº/'!tir a IQ~
aranceles diferenciados. Afort1111adamefJtfr.para tt.1país~.e¡ia ici.(~é!, fJpprps-
peró. El proyecto de.salvaguardiatr.abr,ep~a.f:a,j~ Pa~10r~q~e.termi- 1e
nará en aranceles diferenciados, conel a$regadoq,tteseta11;deterrT1ina.-
d9s por una .comisión adhocsin siquíera.pasarporet Con,greso~lJna ley
así es un retroceso importante en la apertura de la. economía, cuyos
VIII. Uniones aduaneras 295

efectos beneficiosos son visibles en el crecimiento de nuestras exporta-


ciones y en la calidad y precio de los productos consumidos eo el paÍ$.
Es una ley injusta que beneficia a unos pocos productore:5;.dueños de
activos a costa de la gran mayoría de los trabajadores, empresarios y
consumidores. Es, en suma, un proyfcto que el Seoado debiera fecba-
zar.11

Nota de /os autores: Esta cart.a fue firmada por 61 econo.rnistas coagrag?'.?~ Magíster ypoctor, de
distintos colores políticos. Es lamentable tener que informarle a nuestros.lectores que está carta no
cambió las cosas: el proyecto fue aprobado por el Congreso á menos de dós meses de publicad¡¡
esta carta. abierta. ¡No siempre triunfa la.fuer~¡¡ de las ideas.en el cott~plazo! fuero11 ¡años!,lo¡;
. que demoraron e11 convencer a la opinión p9blica y a(JtoridaQes. polfü~as chilen~ sobre la conye.
niencia de tener aranceles parejos sobre todas las importacioryes -sin e~cepdón-, lo cual fe mán~
tuvodesde 1974 a 1990, año en que debido a láfírmade contratos bilateralés,cleitis importaciones
ele países con los cuales éstos se firmaron>estáa incluso.exentas de·aranceles,,~ompiéndose la
belleza de un sistema parejo y no dh;crecionafpllra el <;omercio interns1cional ~e.ese país, sin que
se haya demostrado la conveniencia de haberlo hecho. · ·

VIII. Uniones aduaneras

Una Unión Aduanera -por ejemplo el Mercosur o el Pacto Andino- es un


convenio que obliga a cada uno de los países que lo suscriben a reducir o
eliminar las tarifas aduaneras a las importaciones procedentes de los países
miembros del convenio, al mismo tiempo que se obligan a aplicar una tarifa
común -denominada Arancel Externo Común (normalmente no parejo, con
algunos aranceles muy altos o prohibitivos)- a las importaciones prove-
nientes de países que no pertenecen a la Unión Aduanera.

Su efecto en el comercio es, en términos simples, el siguiente. Si el país hoy


produce 100 unidades del bien Xe importa otras 100 de Japón al costo de $18,
incluida la tarifa ( digamos que el precio del producto japonés en el puerto
del país es de $10, y que los impuestos a su importación son $8), y su incor-
poración a la Unión Aduanera disminuye el precio a $15 para sus miembros,
ello hará que el país ahora vaya a producir menos X (por ejemplo, 60 unida-
des) y vaya ahora a importar de otro país miembro, por ejemplo, Bolivia, más
X que lo que importaba desde Japón (por ejemplo, ahora importará 180 unida-
des). De esta manera desaparecen las importaciones de Japón, país no perte-
neciente a la Unión Aduanera, y aumenta el consumo total de Xen el país (de
200 unidades a 240, en el ejemplo), ya que el producto se abarató en $3 al elimi-
nar la tarifa a las importaciones ... siempre que provengan de un país miem-
bro. Esta es también la razón por la cual disminuye la producción local de X.
296 Comercio exterior, protección e integración económica

El hecho de que originalmente nos abasteciéramos en Japón y no en Bolivia,


refleja presumiblemente que el precio de X japonés puesto en el país, antes
de la tarifa, era menor que el del X boliviano, a igualdad de calidades, puesto
que las importaciones provenientes de Bolivia debían asimismo pagar un
80% de arancel. Por lo tanto, el desplazamiento de la fuente de abasteci-
miento dará lugar a una pérdida económica para el país en su conjunto: el
precio pagado por X a los bolivianos es mayor que el que se pagaba en
Japón ($10), lo cual constituye un costo para el país, y el fisco deja de perci-
bir ingresos por concepto de los aranceles que pagaban las importaciones
desde Japón (¿costo? ¡Piénselo!) Por otro lado, el aumento del consumo (be-
neficio) y el reemplazo o disminución de producción nacional protegida
(beneficio) por importaciones bolivianas de menor costo para el consumi-
dor (delo contrario no hubiera sucedido tal reemplazo) generan beneficios
económicos para el país: aumentar el consumo le genera un beneficio, y
producir menos también conlleva un beneficio.

Así pues, formar parte de una unión aduanera tiene sus costos y sus bene-
ficios: un país obtiene beneficios cuando importa de otro miembro a pre-
cios menores que los costos de producción local de los mismos bienes. Esto
se denomina "Efecto Creación de Comercio". Incurre en costos debidos a
una Unión Aduanera cuando reemplaza las importaciones desde un país
no-miembro por importaciones más caras desde un país miembro. Esto se
denomina "Efecto Desviación de Comercio". El resultado neto de formar
parte de una Unión Aduanera sobre el bienestar del país dependerá de cuál
efecto sea más fuerte, es decir, ¡puede ya sea perjudicarlo o beneficiarlo!, de
modo que no es siempre bueno incorporarse a una unión aduanera.

En las cuatro columnas que siguen, el profesor Fontaine se refiere a la con-


veniencia de ser socio comercial con el mundo entero, y a las consecuencias
de firmar tratados comerciales bilaterales cuando en el país existen tarifas
aduaneras demasiado altas.

1. il:JN MERCADOCOMÚNMtJNDIAL?
·. (29 'd~ diciembre' de 1988}

Chile tomó, a flneSde la década de 1970, la decisión correcta de retirar-


se del Pacto Andino, que limitaba nuestra soberanía· y llevaba a gastar
sumas no despreciables de dinero en viajes y estadías de 'negociadorest
VIII. Uniones aduaneras 297

y 'representantes' a su sede, así como a destinar valiosos recursos huma 0

nos y financieros para llegar bien preparados a la mesa de negociado.,


nes, junto con lo que gastaban los empresarios cortesanos para defender
sus privilegios y conseguir otros.
El país debía calcular la conveniencia de, por ejemplo, vender un perro
por un mí/Ión .de .dólares a Ci:1.mbio de .dos gatos valorados en 50Qmil
cada uno:, a. fin. denegociar.quién sería el /socio' que se especializa.tía en
la producción de gatos y.quién en perros, de hecho entregándoles (o
recibiendo) el virtual monopoliopara.su producción.en toda. el área>Se
nos exigía negociar un arancel f:xterno .común -prob(emapa.r~cido al
·de buscar .un candidat,n:le cpnseff.SO-,. si bien se .tenía. el.derecho a,eJ¡-,
cepciones, especiálmente en productos agrícolas 'sensibles'. EJ(des-
tete' del AL.AD/ -fTlenos ~t~n.ta.to/io a nuestra soberanía- ha. sido más
lento;pero des,de su concepción (como A:LAlC) ba ·implicado mantlo-:
sos recursos destinados a t,eqipS,i:1.~negpciacion,es. Er:r SCJma, Chíler optó
por integrarse al más am()liáy rfco delosmercados.'comunes';.elmun~
do entero. .· · , .. >;
Creo que la wa.y<;n;Ía¡..gj ~~Jie11f~µpa.clar¿¡:percepdór¡(it:Jlos
enormes beneficios que • ..· . . ~ióp i:1.l mundo nos ha acarread.o a
1
todos 1•. ·Hoy,· hasta lqs más <fi!Jr:rtmos· detractores dela reform,1 arance~
!aria han reconocict~,,l~f~<Jr:w:eRiencia·.de .·haberla. eje,C,µfaia1.,~~Jvo ~x:"
cepciones·.de{err,pret~lf95;¡::o,s~ifl<?:s;. q!Jtt, toqa.ría·.ven,·elJ• e( g.ob.i~fno
una .'fuente<i~. prebevij . . l't,~Y~.~~fe;~ qt<>¡,~i:/n[ªri(~~:~t{ere,,~ .
ciafesqu8<los,p~ · · ·· · ··
¿Sl!án: estakl~jeS:

pre
. abo
'!Óspmf< . ....

rii~a~~
·. p~{:,,qúe.,J,iil,
.i~~fal .. .
.~no. qu~ vfa.'aif ..
biémo. En Espilfia .. . . . . . . . . . . . .'q.9fÍf~~·
dales, tanto comq .es:;~'° . . ae col~ó~ &osen (fabricadó!i ~ ·
Temuco) pidapon'ef; ts,1ias á ta}iRlpá,tacióti: de, c;q/~pnes;,<¡tf;jhad1tel. ·
sur ckl país; si~do 4sí, náditd(!;S f)l<Íe; .p.üf!;th;,.r.ía .eil(?qo,: , i<t;~ t' ;; i. : L.
··~ 'V' • '. ,,•' ,,' • ' '' '
298 Comercio exterior, protección e integración económica

los empresarios españoles y sus trabajadores han tenido que 'ponerse


las pilas' para competir en precio y calidad con sus nuevos socios, lo
cual, a su vez, significó que los sindicatos más fuertes no pudieran ya
coludirse con el empresario para pedirle a las cortes la mayor protec-
ción arancelaria que hiciera viabfes sus demandas de precios y salarios;
ahora deben batírselas con fa competencia externa @n lugar de negociar
con los políticos -siempre sobre.la base de un 'qüí,J pro quo 1 para bene-
ficio de ambos1 a costo del Moya españoL ¡Qué suerte la de España,
porque el gobernante ya no requiere tener car;ícter.alguno para neg;;¡r
favores especiafes. a ciertos grupos deppdett
tamehto que>no exista un Mercado Común Mundial conef cual pudié-
ratnos soberanamente fiNnát un tratadd/¡~f? íflif!J'!iná~ t<iJda expectativa
decéxit°' lfl;ispreslones de ·etnp11 . . aJ~dfJ(~) át{t<; Jas corte~
de ,Jos f!Obiernos qu~ elijamos en . .·. . . .. ·.• ~qs aseguraríar como~
los·españolest tenetreglas.9.laras e.intransáfüesf!n·unimportante·y diná-
mico sector.eco.nómico de/país. .

2. COMPLEMENTACIÓN ECONÓMICA
. . (19 d~)eHlie~br~ ~éJ~~1fi .
' ' ' ' '''. '' ~''. '... >~ '(, ,':.'.;.'' 1':< :::;'• .':',t· <:>:··,"
Lc1 complem~ntación económica entre países .áámeatá siempre efectos
redistributivbs enJre 16s consumidores y los productores de bienes
trattsables en cadapaís, por lo que qnosyotros,:estqrá:na favor o bien en
contra de estos. ac1.1erdos camerciales. yi.simismo;das arcas fiscales de
lospaíses se verán normalmente afectadas de map.era negativa como
consf?cueneía de las redu~ciones ~rancelarias que dichos convenios es~
tipulan, salvo que Ja. reducc16f! tnduzca,.'ürra .'$igníficativa · ';creación de 1

cGtrJercic)', Finalmente: su. efecto .sobre e/btenestal'ff!neralcle cada país


será:pósftivqsóf°: si Ja 'creación de comerti~ft~.m~yorque la 1desvia~
'óqn decómercid provocada p:orla·integraci6nt19 cuafnoestá<siempre
gar~ntizado. .. .. ... . . . . . .. .· .·. ···.. · .·
Re.sf)fJflQ~el'primerefecto,•estlar(;}qµfs•~e:beflefii;iar:ánlosconsumido-
W~ie prqdt,ttotde<m<tj1f ~al{'}f!ilf · ···<?1:'911e pueda11Jmporr
tá{fl.i:f: d~/!jJaís
asociado, per:o e.sf b . ..·.·· . . ·. . €:$para el país:4-, se
disif)~ en paneporla·•reductíófldel;Is 1tllidaq~s obtenidas por/os pro~
dqotores nacionálés. De aquí queést<>s.seopontJan a,la rompletrJentación
ypidan excepcjones. Asimismo{ se betieficlqf~li:fos productores nacio-
ttqlefª qqíenes, con la integración, seJespbre 1a posibilidad dt; exportar
al{Jiropaís1 pero.dicho beneficio se W:!rá en parte.r::ompensa,do por el
VIII. Uniones aduaneras 299

mayor precio que deberán pagar los conswniclorés Dcailonate{J~;~iij~


productos. En neto, sin embargo, los beneúcios tofa/es ser1n · · ···
mayores que los costos, generándose una flr:ia :fleta por.es
de los efectosredistributivos entre consum · · · · ·
país. . ·. . · .•. . ·.. •>• ·}:''
Respecto del segu~d°" efecto✓ ,e~ claro1
1

afectada'{ negati1ªTfnte$ien v~f


quepagaba f5 f10[tj~ntori(} def
de .• Argentina. cdñ ¡jniar~qé~f· iie··
'dólares de .1<:óme"t:iQ desr:i~d .
. ;cauaacio~es ~du~~erart111n11(1
celaría conp~f~){Wl agr1.e,ntq
. de die/Jo pro.~uc:{o; ~a r~e?
aumentará sí, er(este eje
ªe
más que el doble (q ..·
f /tercer efeftO esg~izás ~a(
1
qve una herrarnienfaale,t1!afli':C
por 1o qµe~upr:écto~nfnJtes~h
Sí la misma he(ramieht
puesta enyalpa(~lfrt}ú > .,.
mos· sólo•hernimienta~ alt;~ati~s,
to para las hertc1r71~ntas ªfW~ht!1J
sólo 113,jO ~óf~f~S,J?<>C!~/J1/f1
do~ ysáloiñter1a~rnpslaf'ififd
car es que el verdacl t9 · · ·
nas esdeJ08dplar:es"
7
télntc\ e/país se et1!potú
:herrar7ierta qv~ . . •. ·(te
elpafspierdéct>n •~11
.· w-ecíofínald~fa•her:[arnierlt.
la tarif'3/difereadada. ·. . ..
Finalm e
'véc(/ió1cb ' . . . ·• ...... ·,~,
dad en ·,a Yr7n'tera ~s •·
emprobrece si, .fOIP~ cq~s~
Ctos·~un';po~cipofi~.nafür41i'•
·quepodemos 91:>tenl:f'PW
ine1adibfe defG01J1emo defé
Jitor~I, tantócomo·Joes defendti?fl
300 Comercio exterior, protección e integración económica

3. AGRICULTURA E INTEGRACIÓN
(3 de octubre de 1991)

Hace unas semanas me refería los costos y beneficios de la integración eco-


nómica. Afirmé que ella normalmente producía efectos redistributivos \
entre
los productores y los consumidores de los bienes cuyo comercio entre los
países aumentan; un efecto probablemente negativo en las arcas fiscales
de. ambos países/ y un efecto 'real' sobre el bienestar de cada país, cuyo
signo y magnitud dependerá de la 'creación' versus la 'desviación' de co-
mercio (respecto de terceros socios r;omerciales) inducidas por fa desgra-
vación aduanera. También me referí a las potenciales pérdidas que oca-
sionaría la falta de control zoo y fitosanítario de las importaciones.y de los
productos en tránsito en nuestro país asícomo a los efectos negativos que
1

sobre el precio de nuestras exportaciones podría ocasionar e/hecho de per-


mitir que el uso de nuestra natural posición monopólica sobre el pacífico
'inunde' los mercados de nuestras exportaciones especializadas.
Siendo que la agricultura argentina no está protegida por barreras adua-
neras -sino más bien, está .de hecho 'desprotegida'-,es prácticamente
imposible que en este sector pudiera pI:oducirse una 'desviación' de co-
mercio que fuera aperjudicamos: es dudoso que,. debido a la integra-
ción, empecemos a importar.desde Argentina productos que nqs bubie-
ra costado men0s importarlos desde un tercer país. Así, en la medida en
.que no existan problemas sanitarios, toda nueva importación de ese país
generará, benfJficios. tanto paraeflos comp para nosotros, P.arte de nues-
tra came .;,.enfriada y<Jespo:;tada1 para evitar fa fief)re aftosa--- provendrá
e~tom:~ de C:tjrdo.ba, ·adem1s que .de:;qer¡;autín yqsorno; tendr:em.os
uña m,ayor,v,;1.rí~daci en cua11tg acalída1' J.·~llac ~erá en todo caso. más
barata.: Sin,duda que e~toperjudJcar,á,:fi,lós . pm</t{<;tores nifCÍO{lal~.y
.qeneficiará. aouestres consumidores¡ Pf!.[O; elfo.generará qe;'(odosmodos
>tJ(). benefit;Jo:neto.pgsitivopara nuestro país.
Lo propio acontecerá con el maíz, trigo1 harina,. vino, aceites 1,1egetalesy
to.dos;los otros bienesagropecuarjos q11e ellospuedef! pm<Jur;ifmásbara(o
que nc,sotros1 gracias aJos recurso~ naturales yplúv~ométricos con que
Díosq1;1iso beneficiaralpaísvetine"y tambiéqal nuestro, ¡si es que hay
integración! Sin duda que algunas de nuestras tierras meRos ve,rsátiles
perd~rán valor, por /t, que se producirán efectos patrimoniales que, en
principio, podrían quizás.compensarse.
Respecto del uso de nuestros eficientísimos puertos (en comparación
con los suyos) para la movilización de ciertas cargas, cuyo aumento en
VIII. Uniones aduaneras 301

la oferta exportable no provocará cambios significativos en losprecios


obtenidos por nuestras exportaciones, ello sólo nas beneficiará si la es-
tructura y nivel de las tarifas portuarias san las adecuadas y si el costo de
las nuevas sitios de atraque no es creciente. En este sentida, EMPORCHI
ya ha introducida cambios tarifarías en la dirección correcta, si bien
podrán aún perfeccionarse con los resultados y proposicicmes de un es-
tudio que está en ejecución.
Distinta es el caso de aquellos 'pocos' productos en que, por abrirles un
paso expedito y eficiente hacia nuestro litoral, la potencial enorme oferta
argentina podría conducir a una reducción de sus precias internaciona-
les,½ par tanto, a empobrecernos. En estos casos, sea cualfuere la 'excusa
aceptable' que pudiéramos dar para impedir fas pérdidas de compartir
este monopolio natural sin una adecuada compensación, ¡ella debe dar-
se! Siendo que dichos productos se refieren principalmente a los horto-
frutícolas1 me parece bien que exageremos a/máximo el potencia/peli-
gro de contaminación fitosanitaria que un paso por nuestro país pudiera
ocasionar. Si esta excusa no basta, ¡habrá que buscar otra! ..., ¡y otra!

4. CUATRO PUNTOS ¡A LO MENOS!


(17 de julio de 1997)
Una de las conclusiones más robustas de la ciencia económica es que -
salvo excepciones en verdad muy excepciona/es,.... .las restricciones al
camercid exterior empobrecen al país que las impon!yqµe este empo-
brecimiento será mayor mientras mayores }t .m.ís>discFiminatorias e:llas
sean. •fr más, la evidenx::iá sugiere.que su tasa:0l,ff!?}~tt1<iiimí~{9 s~rác tam- ·
bién menor mientras mayores y másl.fisr:f{Fr1inatl){1a5sf:1a~dicfia5restric-
ciones, P('r Jo que también serán.m4~C .· reslbS:JJi~tosf:bisnietos de
quienes/as imptmen. Es aslcomoesu,1a1m \flreqimeodél.<;{.ó~de qqe
1

•una ·'sán~ poi ftlca ectmdmica' debe\ ~a~t.emplát7iaranceTes ~duaner9s


.'bajos' yt1ni1¡ersalmenteparejostfos máspttfqsf extrérrristq.$1eCC>QJf~n-
dan un arancel universal de tas{¾ ¡cerol.0 1.11c1,:•r 1 : . ~<: , \;. <>}\,

¿Quién puede entonces oponerse a una pdlítica de reducif los arance~


les, la cual aumentará el nivel de ingresos de sus cónciudadános, de sus
hijas, nietos y bisnietos? Sólo aquellos que, especialmente en el corto
plazo, pierden par la menar protección que dicha reducción brinda a
sus actividades empresariales y que na vislumbran un futuro mejor.
El sector afectado negativamente par la rebaja arancelaria es el sustituidor
de importaciones, siendo siempre más vociferantes el textil, el manufac-
302 Comercio exterior, protección e integración económica

.· 'tWém más inter:,sívq en capital.Jr;ilgttrlos subs.e~tQrés agrícolas (trigo,


··earne1 .ole<1ginasasy leche). Los qµepJerdersonJosdue,ños..de losacti-
v:osfijos emplead.@s en esos s~ctotes, pudien(!o\/fegar~ tener UD{l pérdi-
da patrirnonia(ka!itente significatiwi,Lps trabajador~snppierden; el factor
trat,ajo i~c/usQfeiben~ficiffcQn la,ma · · ,.tPo asf .tamóién
'gaF1arpqs tod.~]ps¿cpnsvmld9tes,~, · ·. ' rtador¡
. p1;1es. laleb~ja,.ar,9celaria-:91.11;?,pro~ ·. ;las.importa-
C!{IQ~es1:~eb~raJlevaraufl:tieo~elg~ffll:!ie;. o. qyef~/que
. 1l'li~roi(a'ftf1.¡Sl:f:!~~~encfa, Ué.<'l '••· •:,,?¡,¡J•f:; 2

... .. . .~'!t{f(/<;>,Pf]]iif ~R,19;.


~fq11e.
a.gu,er
CAPÍTULO

El economista
y la política

¿Cuántas veces hemos escuchado a alguna tía gorda referirse a su sobrino


favorito (que normalmente contempla con espanto a esta señora inexplicable-
mente casada con el hermano de su mamá) diciendo algo más o menos así:
"¡Ay este niño! Tiene tanta facilidad con los números que yo siempre digo
que va a ser Ministro de Economía"! Generalmente el propio niño es el úni-

\~
304 El economista y la política

co culpable de este comentario, por exhibir obscenamente ante su tía que él


sabe cuánto valen 350 gramos de una variedad de pan que cuesta $1,60 el
kilo.

Casi nunca, en cambio, hemos escuchado a alguna tía u otro pariente, de


cualquier contextura física, conjeturar que el niño en cuestión es tan inteli-
gente que seguramente va a ser un gran economista como John M. Keynes
o Gary S. Becker, que posiblemente ganará el Premio Nobel de Economía o
que vaya a descubrir alguna otra excepción al teorema de igualación inter-
nacional de los precios de factores.

l. Intelectuales en política

Existe, en la percepción popular, la creencia que la culminación o "broche


de oro" en la carrera profesional de un economista es un cargo público (oja-
lá como Ministro). Sin embargo, Daniel Cosía Villegas planteaba en abril de
1965, que pocos asuntos habrán despertado tanto desacuerdo como éste de
la relación entre un intelectual y la política de su país.

El Diccionario de la Academia Española define al intelectual como "Perso-


na dedicada preferentemente al cultivo de las ciencias y las artes". Aquí la
palabra problemática es "preferentemente"; pues ¿cómo ha de medirse? ¿Por
las aptitudes o los hábitos de la persona? ¿Por la cantidad de su tiempo
dedicado a estos menesteres? Debido a esta dificultad, Cosía Villegas pro-
pone alternativamente definir al intelectual como aquel que, a más de culto
o bien informado, tiene y usa profesionalmente el intelecto, o sea, la facul-
tad de "conocer y razonar".

Aclarar el otro término de la relación es, según el mismo autor, aún más
difícil ya que la definición inocente de política como "el arte de gobernar y
dar leyes y reglamentos para mantener la tranquilidad y la seguridad pú-
blicas y conservar el orden y las buenas costumbres", tiene la dificultad de
no separar la política de la administración. Mientras nadie cuestiona'la con-
veniencia de que el intelectual intervenga en los menesteres administrati-
vos, muchos dudan de hacerlo partícipe de la política.

Las razones para dudar son elocuentemente presentadas, aunque con una
dosis de cinismo, por el autor mexicano, las cuales son posiblemente váli-
das más allá de las fronteras de su país:
l. Intelectuales en política 305

"La política no se hace en la plaza pública, el parlamento o la prensa, en


debates o polémicas sonados, sino en la conversación directa, a medias
palabras, entre el aspirante y el detentador del poder. No es, pues, una
actividad pública, sino un cuchicheo.confidencial. Cuentan poco las
palabras, los gestos, los gritos y por supuesto las ideas; lo decisivo es la
insinuación, el dejar caer la gota envenenada en el momento propicio.
No se trata, como dice Bernard ShaW; de llamar la atención del pueblo,
sino de cortejara un presidente que ea realidad es rey; la política, parlo
tanto, es intriga palaciega y no confrontación abierta de soluciones di~
vergentes a los problemas nacionales. Bte estilópeculiar de hacetpo/f;
"ticatiene dos·consecuencias.funestaspataeNntelectual:le impide usar
la inteligencia y el verbo; es decir, sus mejores armas; y lo obliga a la
intriga, o sea, convencer con el engaño y no con la razón" 1

Si la tía gorda del niño espantado hubiera reflexionado estos asuntos con la
precisión de este autor, quizás no hubiera confiado tanto en que la destreza
de su sobrino con los números lo llevaría a ser Ministro, sino en su habili-
dad para la intriga y la insinuación.

Estas características de la política dificultan (aunque, posiblemente, no im-


posibilitan) la dedicación al servicio público de muchos ciudadanos honestos
y que desinteresadamente quieren hacer el bien para su país. Para ello tie-
nen que ser elegidos (por elección popular) o ser designados por las autori-
dades así electas, y después deben retener el cargo. Esto suele actuar como
una restricción a sus intenciones, presumiblemente benevolentes hacia el
país. La capacidad de llevar a la práctica intenciones benevolentes está li-
mitada por el apego al poder (o al pánico a perderlo), ya que la adopción de
aquellas políticas que mejoren el bienestar general pero afecten adver-
samente a intereses poderosos generará el inminente peligro de ser despla-
zado por colegas menos devotos del bienestar general.

Ni siquiera Cosía Villegas, con su gran cuota de escepticismo, estaría dis-


puesto a negar que los intelectuales honorables puedan dedicarse a la polí-
tica. Las reflexiones anteriores ponen el énfasis en las dificultades que pueden
enfrentar estas personas para desenvolverse en un ámbito donde sus me-
jores virtudes no conducen, necesariamente, a cumplir exitosamente su
misión.
1 Cosío Vi llegas, D., Ensayos y Notas (Editorial Hermes, México y Buenos Aires, 1966), Vol 11, pág. 160.
306 El economista y la política

11. George Stigler, premio Nobel de Economía, 1982

En el otro extremo de la América del Norte, y casi 20 años más tarde, otro
intelectual también nos deja sus reflexiones sobre la actividad pública, en
este caso, de los economistas en particular.

"Una carrera política debe eventualmente/levar a un economista a una


posicfónr en el mejor de los casos, artificial y dif(dl. Debe guardar silen-
cio o, a lo sumo, ser cuidadosamente crítico depof(tícas que .él deplora,
tales c-0roo la Íf!Y de salario mínimo o elproteccion.ismf?rDebe apoyar
políticas que no son·tánerróneas como rk1fculas.4Jna vez e/presidente
delD:msejo de Asesores· EconómiC:os, Herbe,t ~tein, y el presidente .de
la Reserva Federal, Arthur1Jurns1 les éUSOtJsejaron,áfos 'i;lmericanos que
comieranqueso en vez de carne (que estaba escaseando) para combatir
la inflación. En síntesis, el economista debe aceptar e/credo básico del
político: para hacer algunas cosas que son buenas, es. esencia/aceptar
muchas otras que son malas. i

Concluyo -r quizás sea el único que lo hac~ que cuando e/economis-


ta va a Washington merece no más credibilidad1 y nlJ menos, que cual-
quier otro empleado político, y es ligeramente engañoso dirigirse a él
llamándolo Doctor o Profesor.'12

En el anecdotario autóctono, un ejemplo muy recordado de las afirmacio-


nes que los economistas se ven forzados a hacer, sabiendo que no son ver-
daderas, es la de aquel Ministro de Economía argentino quien en 1981 le
aseguró a la población, pocos días antes de devaluar el peso en un 30%, que
"quien apueste al dólar ¡va a perder!"

111. San Jorge, Don Quijote y Arnold C. Harberger

En un trabajo conmemorando los dos siglos de La Riqueza de las Naciones, de


Adam Smith, el profesor Harberger también nos quiso dejar su visión del
desempeño del economista respecto de los asuntos que conciernen la ac- a
ción pública. Desde su punto de vista, los economistas son una combinación
de San Jorge y Don Quijote: en la leyenda de San Jorge, el dragón era real y el
héroe lo mataba; mientras que en el caso de Don Quijote, los gigantes eran
imaginarios y quien terminaba golpeado por los molinos era el héroe.
2 Stigler, George J., Memoírs o{an Unre[iulated Economísti Basic Books lnc., U. S. A., 1988), pág. 135.
111. San Jorge, Don Quijote y Arnold C. Harberger 307

A los economistas les sucede que sus recomendaciones también enfrentan


un adversario real (como San Jorge): los intereses proteccionistas, las ambi-
ciones de los políticos, la demagogia, el engaño y la corrupción. Y, como
Don Quijote, los economistas sufren las derrotas de ver rechazadas sus re-
comendaciones.

Doce años más tarde, en ocasión de recibir el doctorado Honoris Causa de la


Pontificia Universidad Católica de Chile, Harberger decía: "Los economis-
tas no pueden esperar, ni deben insistir, en que sus respuestas sean adopta-
d as enteramente como políticas de gobierno; pero, sólo ellos tienen la
capacidad para poner de relieve los aspectos económicos del debate público".

¿Quién, sino un economista profesional, dispone de los instrumentos técni-


cos para explicar que si un objetivo de la sociedad es aumentar el ingreso de
los más pobres, entonces las leyes de salario mínimo o de indemnización
por despido deben ser derogadas? ¿O que si un objetivo es el crecimiento
económico, entonces el proteccionismo es un error, las leyes anti-usura una
superstición medieval y la inversión pública indiscriminada contradictoria
con ese objetivo?

Por cierto, no son los economistas quienes deben dictar las políticas públi-
cas, ni deben ser las consideraciones económicas las que tengan la primacía
en su diseño. Pero sí son los economistas, como profesión, los responsables
de recordarle a la sociedad las lecciones de la Economía, desenmascarando
las mentiras demagógicas, las promesas incumplibles y las quimeras que
esconden mezquinas conveniencias de grupos de poder, todas ellas efec-
tuadas bajo la apariencia de querer perseguir el bienestar general.

Cinco años más tarde, Arnold C. Harberger aprovechó la oportunidad que


le dio la American Economic Association, al encargarle la Ely Lecture, para
aclarar más aún el papel de los economistas en el ámbito de las políticas
públicas. Lo hizo distinguiendo entre aquellos que van a las Cruzadas y aque-
llos que se quedan tranquilos en casa. La profesión de economistas tiene entre
sus miembros a los que aplican la ciencia económica; en particular, los que la
aplican en el ámbito de las políticas públicas. Estos miembros, a quienes
podríamos denominar genéricamente "los Cruzados en territorio infiel",
están presionados por demasiadas demandas urgentes de sus superiores
jerárquicos, en general, de políticos o funcionarios designados políticamen-
te. A veces, deberán producir informes sobre algo que está sucediendo en el
momento y que ya carecerán de interés cuando sean leídos por quienes los
encargaron. Otras veces, con suerte, sus informes pondrán de relieve los ele-
308 El economista y la política

mentos verdaderamente importantes y oportunos para influir en la toma de


ciertas decisiones por sus superiores jerárquicos. En cualquier caso, estos
economistas cruzados -inmersos en la acción pública- no disponen de
substanciales bloques de tiempo, sin interrupciones, para meditar enfoques
alternativos a los problemas y evaluar opciones nuevas, porque deben res-
ponder, por lo general con carácter de urgente, a las tareas encargadas por
sus superiores. Éstos demandan recomendaciones de sus economistas, pero
las llevarán a la práctica solamente si les convienen electoralmente, las
entienden y no se oponen a sus propios intereses personales.

Los "Cruzados" necesitan desesperadamente más y mejores argumentos para


sostener sus recomendaciones. Más evidencia empírica acerca de los efectos
de ciertas medidas de política económica sobre, por ejemplo, el empleo,
la distribución del ingreso y la eficiencia general de la economía. Más ejem-
plos de experiencias similares en otros países. Más instrumentos teóricos para
entender y medir la incidencia de impuestos y subsidios y más tiempo y
mejores metodologías para obtener la información pertinente para poder
elegir mejor cuáles inversiones públicas recomendar y cuáles rechazar.

Los otros miembros de la profesión, los que no fueron a las Cruzadas y se


quedaron en casa, tienen la delicada misión de investigar para así producir
conceptos e ideas de validez cada vez más general, y también maneras más
inteligibles de comunicarlos, para que puedan así servir como armas cada
vez más convincentes para quienes se desempeñan "en territorio infiel".
También deben cumplir con la delicada misión de mantener bien ajustado
el cinturón de castidad; lo cual en este contexto significa mantener la capa-
cidad de discernimiento que en el fragor de las batallas pueden haber per-
dido los Cruzados, para entender los nuevos desafíos que la burocracia, la
demagogia y los grupos de interés van a plantear una y otra vez bajo distin-
tos disfraces, con una insistencia digna de mejor causa.

IV. Los mecenas contemporáneos


¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño?

El desempeño de los profesionales de la Economía o de otras disciplinas en


la política pública ha dado, a veces, lugar a un debate sobre ética pública
que podríamos denominar "el debate del qui-ño".

En el lenguaje coloquial argentino se denomina "ñoqui" a la persona que


cobra en el sector público, sin trabajar, mientras trabaja y cobra en el sector
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 309

privada3. Un "qui-ño" vendría a ser corno un ñoqui, pero al revés: Cobra


en el sector privado, sin trabajar en él, mientras trabaja y cobra por trabajar
en el sector público.

A pesar de que la existencia de los qui-ños en varios países, particularmen-


te en la Argentina, ha sido abiertamente admitida por los propios involu-
crados y la opinión pública ha comenzado a considerarlo corno algo
"normal", a los colegas en otros países les parece inaudito que haya funcio-
narios que perciben también ingresos de fundaciones u otros organismos
de grupos empresarios. Esto sería incompatible con la función pública en la
mayoría de los países europeos y en los Estados Unidos de Norteamérica.

El costo fiscal de un fioqui es, por supuesto, el sueldo que se lleva sin traba-
jar. Un par de miles de pesos (dólares) mensuales, quizás. Pero este costo
para la Tesorería tiene una contrapartida en una ganancia para el 11oqui,
por lo que ello no representa una destrucción neta de riqueza en la socie-
dad, sino que es una mera transferencia de ingresos desde el Estado (Moya,
o los contribuyentes) hacia el ñoqui. Que no haya una destrucción de rique-
za no significa, por supuesto, que ser ñoqui sea un oficio respetable, mucho
menos "bueno" o deseable en la sociedad. Así, lo que hace un "ñoqui" es
robar, pero no destruye riqueza.

Para entender el costo de un qui-ño, en cambio, es necesario preguntarse cuáles


pueden ser las motivaciones de su patrocinante en el sector privado y cuál es
el,, compromiso" que asume el qui-ño. Es posible que los donantes solamen-
te respondan a la filantropía más pura y sólo busquen prestar un servicio
patriótico, haciéndose cargo de la remuneración de un funcionario tan com-
petente que no hubiera podido ser afrontada en su totalidad por el Estado.

En este caso, el costo económico de emplear a un qui-ño es lo que éste


podría haber producido en el sector privado, ya que el pago es una mera
transferencia. Pero corno estamos pensando en un funcionario muy compe-
tente, su productividad en el sector público compensará probablemente con
creces su productividad en el sector privado sin dar, por lo tanto, lugar a
ningún costo económico significativo para la sociedad en su conjunto. Por
el contrario, este acto de filantropía permitirá contar con un recurso huma-
no muy competente en el sector público, donde su productividad es máxi-
ma, contribuyendo así positivamente a la creación de riqueza en la sociedad.

' Esta denominación proviene del hecho que el "trabajador" aparece una sola vez al mes, sólo a cobrar el
sueldo, al igual que los ñoc¡uis en la dieta de los inmigrantes, que se servían una vez al mes ¡en el día ele
pago 1
31 O El economista y la política

Para que este sea el caso, sin embargo, sería necesario que el patrocinante
fuera perfectamente anónimo, e imposible de ser identificado por el qui-ño,
o que el qui-fio sea en verdad una persona sencillamente excepcional. El
anonimato impediría que la probable lealtad del qui-ño a su patrocinante
interfiera con su lealtad al bienestar general. En definitiva, el anonimato
trata de bloquear el incentivo de que el qui-ño sirva -actúe a favor-
prioritariamente a su fuente de ingresos, es decir, a su patrocinante.

Percibir su sueldo de las rentas generales de la Nación, recaudadas por un


sistema tributario generalizado y uniforme, sería una forma de satisfacer la
condición de anonimato ... pero en tal caso estaríamos en presencia de un
funcionario normal y no de un qui-ño.

El incumplimiento de la condición de anonimato, aunque el patrocinante


fuera absolutamente honesto y desinteresado, creará automáticamente sen-
timientos encontrados que pueden llevar a que el qui-ño opte por promo-
ver -o no perjudicar- prioritariamente los intereses de su patrocinante (sin
necesidad de que éste se lo pida o siquiera insinúe), ya que él sabe que éstos
contribuyen a su fuente de ingresos adicionales, de lo que por supuesto
debe estar más que agradecido. Esto haría que el costo económico para el
país del qui-ño podría llegar a ser superior a lo que él cobre, y posiblemente
también muy superior a los beneficios que su patrocinante pueda apropiar-
se a través del accionar del qui-ño, como se explica a continuación.

Los beneficios para el patrocinante provendrán de acciones que pueden o


no tomarse en aspectos que están relacionados a su actividad específica;
por ejemplo, la industria "tal y tal" localizada en la provincia "tal y tal".
Estos beneficios son generados por medidas o regulaciones o falta de ellas
(tales como licuaciones de pasivos, condonación de deudas impositivas,
promociones sectoriales o regionales, protección arancelaria, etc.), que ha-
cen a la actividad del patrocinante más rentable de lo que económicamente
es. La hacen artificialmente rentable, provocando que su beneficio social
neto pueda ser incluso negativo.

Pero tales medidas o regulaciones (o su ausencia), también alcanzan indi-


rectamente a otras actividades que no son desarrolladas por el patrocinante
del qui-úo, o a otros que estando en esa misma actividad, no lo patrocina-
ron. Debido al accionar del qui-fío, éstas también verán aumentadas su
rentabilidades; por ejemplo, la de los proveedores del patrocinante y la de
los proveedores de sus proveedores, y así siguiendo indefinidamente mu-
cho mas allá de la industria "tal y tal" localizada en la provincia "tal y tal".
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 311

Seguramente todas estas actividades no patrocinan al qui-ño y, quizás, ni


siquiera conocen su existencia.

Todas estas actividades tendrán ahora una rentabilidad privada artificial-


mente aumentada, aunque ésta no haya sido la intención del qui-ño. Y atrae-
rán recursos de otras actividades que pueden ser económicamente (social o
nacionalmente) más rentables, y que posiblemente hubieran hecho un uso
más productivo de esos recursos, pero que no cuentan con un qui-ño que
las favorezca.

En este desvío de recursos (que se apartan de sus usos más productivos)


consiste, precisamente, la destrucción de riqueza debida al accionar del
qui-ño: Sin quererlo, el accionar del qui-ño desviará inversiones, mano de
obra y otros recursos productivos hacia actividades cuya rentabilidad está
artificialmente aumentada por el accionar del qui-ño, insistimos, aunque
éste no se lo haya propuesto. Y se desviarán de otras actividades cuya ren-
tabilidad es verdadera y genuina, para acudir a actividades que ni siquiera
son las que realizan los que le pagan su remuneración al qui-ño. Así, los
costos ocasionados serán mayores que los aportes que el patrocinante hace
a la remuneración del qui-ño.

Las actividades que se verán discriminadas en contra por las medidas o


regulaciones que benefician al patrocinante del qui-ño, se contraerán o
desaparecerán, aunque económicamente pudieran ser más productivas que
las promovidas (voluntaria o involuntariamente) por el accionar del qui-
ño. Otra vez se hace evidente la involuntaria destrucción de riqueza debida
a su accionar.

Así pues, el accionar del qui-ño tendrá un efecto más allá del quizás busca-
do por él y sus patrocinantes, ya que resultará en desplazamientos de re-
cursos hacia actividades menos productivas económicamente (pero que
resultan promovidas por añadidura), en contra de otras actividades más
productivas económicamente, pero involuntariamente perjudicadas por
medidas o regulaciones que, en realidad, solamente buscaban promover
los intereses del patrocinante del qui-ño. Así, el qui-ño no roba, pero sí
podría estar destruyendo riqueza.

Además de las importantísimas consideraciones éticas a que pudiera haber


lugar, la eficiencia económica general es deteriorada por estos desplaza-
mientos improductivos de recursos. Este es, precisamente, el costo econó-
mico del qui-ño, el cual es superior a lo que él cobra y a lo que puede
beneficiar a sus patrocinantes.
312 El economista y la política

La moraleja de estas reflexiones, en síntesis, es la siguiente: Mientras el


ñoqui roba solamente lo que cobra, el qui-ño destruye -puede destruir-
mucho más de lo que cobra ... aunque no robe.

Una aclaración final: el propósito de esta sección no es hacer una apología


del ñoqui, sino hacer notar que el costo económico del qui-ño será, segura-
mente, mayor que el del ñoqui. Esto no significa que la sociedad deba pre-
ferir el uno al otro. Creemos que los contribuyentes en una sociedad
civilizada debieran tener derecho a no tolerar a ninguno de los dos.

1. tos ECONOMISTAS MANCOS


(13 de junio de 1991)

Es conocido el chiste referido a un empresario o a un alto funcionario de


gobierno que pedía un 'one handed economisf' (que tuviera sólo una
1

mano). Al preguntársele por qué, éste dijo que frente a cualquier consulta
que se hiciera, los economistas generalmente respondían: 0n the one
11

hand... (Por otra parte... ) but, on the other hand... (pero, por otra parte)".
Esta actitud del economista es quizás el resultado de que, por lo general,
la respuesta correcta a prácticamente todas las preguntas de pruebas y
exámenes que se le hicieron como estudiante debía siempre iniciarse con
la palabra 11¡Depe¡JJ/ef 11, seguida de un análisis riguroso y profesional donde
debía mostrar que a lo menos cabían dos respuestas a lo preguntado, cuya
validez dependía de que se cumplieran ciertas.condiciones. .
En mi concepto, mientras más honesto y.mejor preparado esté 1.mprofe-
siona/1 sus primeras respuestas a una inquietud planteada deben por
fuerza ,tener a lo menos dos manos; después de alguna ifwestigación
más profunda acerca de las circunstancias reales del entorno económi-
co pertinente, ellas quizás secreducirán ala que daría.un manco,:
Habrá. temas. en que fácilmente podrán encontrarse economistas man-
cos. Es más, siso,-¡ !1buenos 11 profesionaJes; sus respuestas (únicas) serán
siempre en el mismo sentido, pLJes se trataría de asuntos. ampliamente
investigados, sobre)os cuales existe consenso en la profesión.. Habrá
otros temas en que después de un diá/Qga ya1guna investigaciónprácti-
camente todos los economistas llegarán a una única respuesta ala cues-
tión planteada, ·Finalmente1 habrá asuntos éñque el consenso será dífí-
ci'1 si no imposible1 por cuanto las investigaciones a nivel mundial no
han sido todavía concluyentes o porque no llegan a un acuerdo sobre el
valor que asumirían las otras variables que condicionan sus respuestas.
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 313

Sin embargo, a pesar de qué pudieran pó:nerse de acal:!tdo stJbte estas


variablescondicionahtes,habrá algunos que creerán másenlosr~$UI ~.
dos obtenidos por determiríaclos investfgadores1 mientras que; mtfa
rán quienes tengan másfe en)os obtenidospor otros. StJrgírán así
rrientes de opinión" o "escue{ast acerca de dichos temas,;sln: que .·
dienideologíaspolíticas p~filt difo(;f!~iarlasy sin qu.~ n?éf( .· · •· ·•.. . Y·. 7
deban ser de mancos sus respuestas1 0:; Jtiodo que n~eittfpr~fe5,i~ri,
está tan expuesta a 'f9rr,i~rtes 1' como fa 11Jedídna, la psico/egfa; •fap'éf
1

dagegfa y práctícarrt~};¡te cualquier otra dondé a~n se av.ar,;za. en la ftJ.i


vestigación científica. :. .. < .•· . .. j · \ •" . ;
. Una delas especiali~[!des donde pueden encentra< ..· )onalés t:~n 1

más de una mano e$.~{ap1ácroeconot1,Ia1 pa,es e1, enprme; ef~µméro pe


variables que inci ·$ptj.es6¡squepvedendars.e[!fnqujetuqes
sobre el devenir ec, /mente de cortoplazd. Ello esRartiéu"'
larmente cierto cu . ."grandes" desequilíbrio$11Jacroe~Q? .
ocurre hoy enchile. Por otra'parte, delJ.e
c;ia, puede serbastante certera en predéJ;~
1
los efectos ma . . . . tomar,eiertoscursosdeaeeíónb tam~f 1

bíén, en sugerir ºbüef7:as<'taltematívas para enfrentar los desequilibrios; •


pero no lo es tantoeif'1adivlnar11 qué cursos de acción tqmará laautori~
dad, entre ese núm~rit b<!stañte limitado de opcion!s acept~l!JJ~s para
los buenos. profesio~aJes¡;la eual también condici<JJ1tjliá sus respuefª~f :::
Por todo lo anteriores ijé fi(!Jpfni'ónpub"ic.a ªQ debesorpfehaerse 1!06:
las diferencias de d ·· · tré.'é:éqnqmlsta:s ·· · ··
cerbadaspof/os
los detalfesdé la
situacit5n maáoé
· meduta6pdec(en
sd,t~afurali ·
éconbmistaS
.güardia ,nÍ!,t1c/fal én

2. ,!f~1Í~~Al\~)ff . <,1'ii"
En mi columna 'LósFc¿,,dirt,$falt,1Jirit6$ 1ijiJisedestacar<¡d6rrilJ. . .
las .recuítentes diseusi.011ds('y.'ii!ffl~hc~S'cíe.opihMn entiefbu~:m;>~"'ecx,..
nomistas preocupados de la:#émtuá maprofkórómicá. VéleFc~rsfJ.qt!~
ella tomaría en'el co,h;j¡iláie erárr>rná~ IJi~asúmiJs·rfe
', ,: ',;' ,.,
défállere~;r,'<16,s
,', ,,,., ' •,", ·'"'·······:.
314 El economista y la política

100

90
80

70

60
so
•O
JO
llJ


o

a predecir el valor que alcanzarían en los próximos meses algunos


parámetros de variado interés para importantes pgentes económicos del
quehacer nacional: el Índice .de Precios al ü:,nsultJk/or,.la ti;lsa .qe interés
y el tipo de cambio. .
la temperatura de la discusión dependerá de cuán grande haya sido en
ese mes la desviación, respecto del me$ agtedor, de variables como la
emisión monetaria, el nivel delgastoy/á cuenta corriente, y de cuánta
importancia le dé la prensa y los grupos de opinión a las 'tendencias'
que pudieran suponer se derivan d<; esas desviaciones; Es quizás dema-
siado el énfasis y la cobertura que .la prensa da a estas controversias
sobre el corto plazo finan<::iero, lo cual contribuye a desdibujar el im-
portante papel que juega y le corresponde jugar a nuestra profesión en
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 315

temas verdaderamente importantes para el mayor desarrollo defp~fs,y


el ataque a fa pobreza.
Por ejemplo, estimo exagerado al alarde motívadoporunarevafµ~cidp
del peso que no alcanzó siquiera al 0,7 por ciento. Tamp<Jt9rrw~a~e
muy justificado todo el alboroto que ocasionan los~atr1biósi/?r~tJ~~iflos ·
en la emisión monetaria durante una .semana, pues ellfJS.S<J
revertibles en las próximas. Tampoc<? lo ~s que en uno qfi°'s.
'mucho' (o 1poto1)el IPC.ola tasa1de'interés notniaal,tlfÍf
sean cuestiones sumamente importan.tespara el m1J.(ld1iJfi ·
embargo, las cuestiones de fondo para fa rnarclla e
país no son. suficientemente destacadas en la ~rf:!ns
pública cotidiana,, quizás porqee isóbre •ellás.1119. 'tJs ·
opinión en.tre economistas¡ ¡no asf entf:ijíÍOS fJOlftÍCO$/
tos a las presiones de grupos depode.r otganizadosfa
encuestas ~/.e 'opinión públic:a;! .·... .•··. .. .. . ,.<,; ~ ,
Al respecto, envidio el podér:i/ectr1édlc~s e ingerifen ··•·
sobre sus clientes las soluciones técnicas,prop~'ffás
planteados por elJos. ·¡Nadie 1es• desobe(Jeci;á,t~st\iJrqe:n.es, 'SaJ~í)·'f/Ó~
tengan inclinaciones suicidas o Séanmasoqt1iStas1f'í:)fifC;á.n eonv~nlt~~
algunas concesiones 'consensuales'a Jo re11:etad9":'J~v:antar~erle/il;ig~a
por un ratito o demorar un poco el cambfq>de, · · ·.
lo medular, se les obedecerá, sea cual (ij'etéf'Ja,
de una encuesta. a sus familiares, amig?S'Y,:S?!JCECJ.· . ·. ,., ... ;
Los derechos depropjeda4. el respeto#r,trn&l't:atJas;#tap~
na1 fa libertad de emprender y de asociaclpn±(sa/v9:m ·· •· ....
bar subsidiaria del Estado y su apoyo ala.sa(islacc71fl . ·.... •· . . . . . . .·.· , fr'f!t1S
básicas de la población más pobresonlas piedraS:íllJgUf~tpsf~tl~P,.~r~
0

el desarrollo económico como para mitig~r~'f<,sufrinJ . . . . ..


prójimo más desposeído. Si bien la lbt.rfma~conrlucclón . > ..··•· \ , • >• .· ••· .•ra·
--que persigue un financiamiento sanoyso~enN.Jle delJgasto.~rza~í()flaJ,
con.·una inffación/baja y un tipo de Cftr1D.Í0 c
1

importantemente al éxito de las.ref&rmas estrudü


que más profunday permanemem:en.te{átéct~n .... ·
El economistaprofesional tiene la ca,pacidadparll'.ente
miento· de los ·mercados· y parivpredeclr {Q{ efi:!.~tos
legislaciones y regulacíonessobreelcrecimient@flapd ....
herramientas para evaluar cor:tectamentelas inversiones,:~~P . . . •·•·.•· · .· •
las de un Estado subsidiario. Tiene fa capacidadpara estfnJanl6Jf1~(:~-
sos y gastos fiscales que se derivan dela estructuraimposftira~yi,:rt.et.'t;."'
316 El economista y la política

puestaria. En fin, para estimar los costos y beneficios para el país de


distintas medidas de política económica; por ejemplo, la de tener un
Estado empresarío¡ en circunstancia de que la privatización normalmente
conducirá a mayor eficiencia y permitir.¿f .aumentar la inversión social,
•cuya rentabilidad será seguramente mayor que la obtenida en las em-
presas. públicas que hoy mantiene:
3.. OPINIÓN TtCNICA-VJ)EMOCRACIA
(1 l. de junio de l992f

Tuve la oportunidad de. conocereiestudi¿técnico1:hechopor On muy


•bueneconomista del gobierno, donde se mostrabá e/correcto tratamiento
que debía darse a la industria molinera f:fl <;uantoella se ve afectada por
la política de 'banda de precios' que se i¾pfica al trigo. D.ebidb a que no
existe una 'banda' para la harina Yr por lo tanto, a que sus importaciones
no están sujetas a aranceles que fluctúan en función de losqueseapli-
canal trigo, la industria mo.finera chilena debe e.nfrf:ntar una competen-
cia externa desleal.f:!uandoelprecio intemacion~/"clel trigo es inferior al
que, como consecuertcia dela banda, deben pagar los mollneros nacio-
"nales.
Tengo prácticamente la certeza de que .la proposición deltécnico fue
consultada por élitlüna Junta de economistas', pues es. normal que a
ese. nivel se quíeri~iscutir el asunto con otros cóleg~s para asI tener
Jrtayors!g11ridad 5QltJre:iJ°'ader:uado .del d.fagd<,~ti~cJt'f•de los cursos de
ar;ción que se estáff. proponiendo; Esta.proposición,;:€fue f1.1e aceptada
por; ehEjtJ€UtiVO¡ . . . ía¡d~r a<(os ; . eros¿l~:wi$ma,.1prqtección
>larancelariªJe . ... . . r~s¡o,deJa . ,· .Jia sustituídora:qe•impor•
tfciories;Jo ct1a/,e\;lt cérregirw}µnáfrJjustificada dístorsfóp. ea: el
n1e.tc<1do·~~las·haii •·· •. ·. • > .. ;< ;;i¡*;tc!
; Com0;ek~f~ · . · · .· . > < ley/fit:própq$lt:16n;seJJJ~~:~/:é;~HgiesoÍ.Ef
Eje~utivorp{()pys~ ~oloCJfff~fl. .l111pu,estq es,f!eciífie<>,•·ft~i;fpl{t.Clgri;.il,eJ.<f/!}~
est~fecft< la .bamia:Jlej. i~upohie~to una! l'f!.lé$(;;iqf) ·d: ttan¡forrna"'
~Ión .de·1/3 entre trigo y (queerflo que.ñabíi#DOP~tf{t;>e/.té.clli•· ··
~~fe,poriomista): SflJ e. ... .. ~tl /a•disc11sión demócrática;:eftrep¡if-fa.:
·,mentarfos.nopudo llegarse.ti ¡jn. :acue.~dp¡ .hubor;¡uienes:pl(.)pusieron
qaela1e1aclón técnica debía ser1,6✓ locuaf obviamenteotorgaríáuna
mayor protección a• los. molfneros, y hubo otros que prop~síer(m que
ésta debía· sercero;.paes /o:otro haría .subir el. precio .del pam, ¿Qué lé
parece?
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 317

A mí, me parece muy requete mal, pues sospecho que toda la discrep,:1.n--
cia tuvo su origen en responder a grupos de presión y en buscar m<stas
que nada tienen que ver con .el propósito de otorgar una protección
eficiente 'Justa, equitativa y no discriminatoria" a la industria molinera.
Si un médico determina que la solución más.eficiente para resolverlos
problerr1as de una paciente es hact:;r/e..una rr1asteatomü1, .q1,1ízás sea.uwi.
buena idea.-especialmenteen·los m.omentos.actua/es-,pedir la.opinión
de una j1.mta de médicos' profesionales y.bien adiestrados en el tefria,.
cuyomayor interés esté en .elbíenestarde la paciente y cuya, únicaf.etrf,,
bución sea el orgullo de haber hechQqn buen cfiagr,óstir;:o y 'hiitf;e~}ii.S
<;osas bien~ conformea Josc:filnoc;ímíentos.quetienen desu.f:if.mciaykr~~
fesión. Me parecería pésimq que ef asunto .se sometiera a ticón1idflr,iJ:
ción democrática <;le otraspers(;J9asponínterefesy conocirp{f;ntosdiyer-;
sos, algunas delas cualesquf~á,spoaqdnada tienen que. ver:dir(:;f;tarnen'.:-:
te con el óienestarde lapé!ciente; 1Jef;5:a.<:<Jns~lta saldrfa 1cualquir~q<15~{"i
alguno; .que quiere ma~irnizar:.fos.hpn:orarfos ·dele¡rujano y quesó/Qes
parientepo/ftico (no camal) de.la pac;fente,, podrápropoaer;q1.1e,le extir~
pen ambos.pechos y tambiénJ9~~11;n~liosp.~rti~~Vt(!SJ :~tJ:opr?p~n~t~/J.O:
hacer nfdaporebrn9rnenfo, qt11zaspQrq1,1e f{~~~fCJ~:tn.acont1oqara:.9:¡,r1.-;
. sultávdo(e a rn~dic<:>f'arrt{gos,. seguirá cqmprando f!l;tWicatrJe~to~ eo,s:µ
farmaci~rsefeevitar,l(p°'stergará)el trauma a lapá.f;;i~ate;;: y:llaftrá.;~~QS
que estarán de a<Z(;Jerdo cpn los:tépQieOSlfSit: g. . ., . i/..us.tii/:(e;)
parece mal¡ puesJa salud.de Ja.pa.ciente•110 es1 m
mocrática, y:fa~erdaá(e11,es~'5:rna
Stfrge as( lai(JquietutAy,,efd;ilr,.
en.Cestas ma.tería$<técntcastl,lr!~
¿Qué debiera•pérmitiJ;/f!s.1/a; ·
aproHar,c¡,ór.ejempl~ ·
agu<i,'f)Qt~l:?le,<..lospastje
de
el asunto los éonvertiéfor~'CataL
greso1 pues estftrJé.q~~,esa Qt3fÍSÍÓ. ... · • ·•• . ··.·. ·•· ·•. ···•··· .. ~ e11rna(Jqsr#tfqna, i
simp/e.Co,nisión.~,,qt1izás;¡porquef!~JJ~t:1.et~esa,bárbacidad1no'Refff1e•··
jamás aprobac;fa por éll¿Este,)fsiendo e~nseq;,c.,L#tte? . · :,
'¡{,'/'}\;,', ;~'):,J,st+:;z::,t;:¡,,' \> { < \ ¡ t ~;~<;~/{':~"
4. 0PINIÓNES{ÉCrÍ41CAS PA.~i~GJSlARY OPINAR
(18 Uirfu6iif~é}t!l92). ·"
V"¡, ',, ,t,, ",'{( ,s'i'l;':;: t/;,, {,;/\\ '

En mi columna de la sedianapasada, '19píni6n Técaica y DetrJdtra:pia'/;


plantee el·, "di!ema ,de cuál debe ~er eBpapel defCon.gresoenma,terias;
318 El economista y la política

técnicas, por supuesto que sin caer en la 'tecnocracia"'. la. inquietud me


surgió con motivo de un proyecto de ley que pretendía dar un tratamien-
to 'no discriminatorio' a la industria de la harina, sobre lo cual finalmen-
te nopudo .legislarse debido a que no hubo acuerdo entre los parlamen-
tarios1de suerte que la decisión.fue, finaimente1 'no hfJC:<:!rnada' al res-
pectQ;Esta. 'decisión' 1mplieó.que el padente norer;ibirá tratadiiento
algunoportDdo un año, a pesar de que lostécnicos;,ecor,omistas opina-
ro11,:,-en 'iunta .de .economistas'- que debía.tomars? un,f;;lflrísifJJo y co-
rrecto curso .de acción. En términos delejemp/9 r.eferid<Ja\una'.guntade
m~dir;os' .que propttso una simple mastec~omía. a i¡(l:¡a.~a.cíen,tecon.• un
tumor en un pecho, lo que ocurrió es <J'!!lfnO si, s.0111;1:?t/li.erelctema de la
opetaci6,na fa.'discw,ión democráJif,1deotra'.8''P.et~ap<¾$~9qirtereses.y
con~cil;iiientos diversos! 1algunas ·de fas'.i~~'.3l<ii$1f1Hiz~s:P'?lfo:o;a;i,da tie-
nen ,que ver dfreetamente cQn elbienesta.t:de/atp~t;ie,:¡tet;\se· liegara ,al
acuerdo de no hace[!Pfda, .Dicha· acciqn:1serfa5pqtrarfa:a la ;mejor opi-
nióntécnicaposibft:¡ypondría.ervpeligrolavida~r:a.Jidacüie./a sobrevída
delapaciente.•flor 1o tanto, .la sociedad no debiera tolerar que ello ocu-
rra ¡ Jamás,• 'nevei'J,7
Terminé mi coJunma preguntándome: "¿Estf.ry siendo consecuente?",
pues, por una parte,• cdtiqué ehhecho de que elpí;trlamento no haya
legislado en favor de Jo que sugerían 1as mejore~ opini9nes técnicas
·sobre el tratamientQ'que debía darse.a la indt1stría.,defa:harina ·y, por
otra, critiqué que una.comisión pudiera :-sip'consu/taal:(:'t:mgresa,-oblia
gamos a pagar e/verdadero impuesto que <;~tJtleva)a e~ígencia de tener
que comprar automóviles con. convertidores; cataHtipos a partir de sep-
tiembre:de este año.,Mi. aparente incongru~n<Jia' está/en que -quizás
ingenuamente.... tengo la e:sper1;1nza·de qu.e losparh!men.tados buscarían
fa mejor información y opinió:fJ.técni.ca ~ntes de,Jegfslapso.bre e/tema
de guereratacar la contaminac{~!J enSantiago<Cl:lni11:ra..eJt,igenciatan
absdrda como ineficiente, Es,que1 ·i,n ,p,yfl,r,ott1:JI <:;.P1íg9 mor.al delpar-
Jamentario contiene, con letras desMcadifs1la resp~n$a.bi(i/iacl~e in,for-
m.ar$e como es debido antes de }egisla.r; COQJ(fas[:ta.mbf~IJl'(~9lílí,ga9.ión
de.}wstif(car.ante la. opJnión púb/iaa ,9w:1fqt:tie~:~ª~R. qiile ernita,,1)(1:<JfJt(a
de la· mejor recomendación técnic<J rec.ibfda . .TílQJbién, .de it:ifopt,arse
ampli4mente antes de opinar.y hacerpvklica.s,af!1"1S~Eio.pte,~}!J(t.1Q(ladas
sobre empresas, i nstitucioQes, f1,1eri~ ,armada~ f persor1.;t$:J1aturales,
Asícomo es constitucional el principio 1e /a .sepaiaciól'1,f2f:ndependen-
cía de los tres poderes del Estado, la lib.ertad r:Je. cul(Q, el:dereeho a la
propiedad prívaday otros derechos yobfJgacionessobre los cuales hoy
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 319

.existe el cot]senso de que 'ni por nada' deben cambiarsepbr mayorfas


circuryst,mdales en;elCongreso1 lac¡{<;¿nciayla técnicaf¡art ava,nzado
sufir::ient~i»~nte en OtGOS qam¡xis'.r;,omo. para q1Je fU$. c<znclüsion~spu~,
dahinc entre J~s 'dogrpas iomas" · ;J;,5¡.c~{lstitt,f:
pliináy itti>~ ' . . ..
CAPÍTULO

La piedra
de la discordia:
la distribución personal
del ingreso y la pobreza

Hemos organizado este capítulo en cinco secciones. En la primera distin-


guimos entre la distribución funcional del ingreso y su distribución perso-
nal, y nos ocupamos de las determinantes de la distribución personal. En la
segunda nos referimos al tema de la desigualdad y de la pobreza absoluta;
en la tercera, al "círculo de la pobreza". En la cuarta nos referimos a los
"aprovechadores de la pobreza", y en la quinta, a los efectos negativos que
las políticas económicas pueden tener sobre la distribución personal del
ingreso y los niveles de pobreza.

l. Distribución funcional y personal


del ingreso nacional
La distribución funcional del ingreso está asociada con la tercera función
(ver la primera sección del capítulo 5) que debe cumplir toda organización
social: el para quién producir, o bien, de quién es la producción. Los recur-
sos productivos que colaboran en la producción pueden agruparse en capi-
tal y trabajo.

Ha sido crecientemente útil distinguir en el hombre dos características: una


innata, asociada a cualidades naturales de inteligencia, habilidad y fuerza
bruta; la otra, susceptible de ser aumentada a través de la inversión. Es así
como el sueldo o salario de un trabajador puede interpretarse como el pago
por la venta de servicios "naturales" y el pago o retribución o rentabilidad
a la cantidad de capital que ha acumulado la persona dentro de sí: retribu-
ción al capital humano. El capital humano puede aumentarse por medio de
322 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

la educación, la nutrición y la salud; la educación puede ser informal (en el


hogar), formal (escuelas, institutos especializados), y "en el trabajo" u "on-
the-job training". El gran mérito del capital humano es que normalmente
es inexpropiable y fácilmente portable, características que sin duda han in-
fluido en las decisiones que respecto de la educación de sus hijos han toma-
do las minorías objeto de persecución, como es el caso de los judíos en
muchos países.

La distribución personal del ingreso, en cambio, se refiere a la cantidad de


dinero que reciben las personas individuales: (1) por la venta de sus servicios
"naturales", (2) por concepto de una rentabilidad al capital humano que
poseen, siendo (1 +2) la cantidad percibida por concepto de sueldos y salarios,
y (3) por concepto de rentabilidad sobre la cantidad de capital físico y finan-
ciero que poseen (casas, máquinas, tierras, bonos, acciones, etc.):

Ingreso Personal= tT + rh Kh + rr Kr

donde tes la retribución por unidad de trabajo "natural", T; rh es la rentabi-


lidad del capital humano acumulado, Kh; y rr es la rentabilidad sobre el
capital físico y financiero acumulado, Kr.

Así, la distribución personal del ingreso en la comunidad dependerá de la


distribución que entre sus miembros exista de las habilidades innatas (T)
que Dios quiso darles -los talentos-, del acervo y distribución de capital
humano y no humano (Kh y Kr) que cada uno posea, y de los precios que
imperen por estos servicios (t, rh y rr).

La cantidad de habilidades innatas T depende del destino y de herencias


genéticas. La cantidad de capital físico que posea una persona será el fruto
de la herencia y del ahorro (abstención del consumo) hecho en el pasado. La
cantidad de capital humano depende en parte de decisiones que tomaron
nuestros padres (nutrición infantil, educación informal a temprana edad, edu-
cación formal a edades en que aún tuvimos lazos de dependencia psicológi-
ca y económica con ellos, cuidados médicos, etc.) y de las que tomamos
nosotros mismos cuando decidimos estudiar fuerte, seriamente, mucho o poco
en la secundaria, universitaria o cursos especializados en institutos o en el tra-
bajo, además de la educación (¿informal?) que se obtiene de leer diarios, re-
vistas y libros, y de la que se obtiene viviendo en sociedad y dialogando con
personas de distintas profesiones y extracciones: la "Universidad de la Vida".

Sin duda que el nivel de ingreso de las personas dependerá también del des-
tino y de la buena fortuna o de los buenos contactos que se tengan: sólo de
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 323

esta última forma pueden explicarse las fortunas acumuladas por los gana-
dores de loterías y por los que teniendo poder político y social pudieron
enriquecerse a costa de tenerlo, normalmente en perjuicio del resto de los
miembros de la sociedad.

Es claro, entonces, que la distribución personal del ingreso en un país depen-


derá muy fundamentalmente de la distribución del capital humano, de su
fuerza laboral y de la concentración del capital físico y financiero entre sus
habitantes. También es obvio que la distribución del capital humano es el
resultado de acciones tomadas una, dos y hasta tres generaciones atrás en lo
que se refiere principalmente a educación (primaria, fundamentalmente),
lo cual difícilmente puede alterarse en el corto plazo, salvo con "on the job
training" (capacitación en el trabajo).

Siendo que el mercado no otorgará los incentivos suficientes para que los
proveedores del servicio de educación los ofrezcan a los más pobres, ha de
ser una responsabilidad ineludible del Estado establecer las medidas para
que esta actividad -de alta rentabilidad económica y social- sea llevada a
cabo. Sólo así se podrá lograr que el ingreso futuro de un niño que nace en
una familia pobre (¿de indígenas?), no esté condenado a ser tan miserable
como el que tuvieron sus padres y abuelos.

Respecto de la concentración de la propiedad, es a nuestro juicio importante


que haya "rotación" entre las personas que así la concentran, lo cual no es
del todo inusual: "el nieto despilfarra lo que su abuelo acumuló y que su
padre logró mantener". Nuestro juicio de valor es que haya mayor igualdad
de oportunidades, que se asista al pobre -con solidaridad- para que logre
satisfacer sus necesidades básicas, en fin, que quien nazca pobre no esté con-
denado a ser pobre y miserable cuando adulto, y que quien nazca rico no
tenga garantizado que seguirá siendo rico durante el resto de sus días: "Let
the best man win, with fair play in a fair game". Sin embargo, es claro que
la igualdad de oportunidades no garantiza igualdad-ni siquiera mayor igual-
dad- en la distribución personal del ingreso que obtengan los habitantes de
un país, como lo ilustra la siguiente columna del profesor Fontaine.

RECUERD0SY DISTRtBUl:;JÓN~~lJÑGRESO
J7 de noviembre detlf96} t.
l;nel dí,1dehoytendremos una comid;i¡¿{ ;aceflO~R'?cS•egf~1()
de Ingeniería Comercial de la P. Universi ica de Chile~ ~I! de
324 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

diciembre nos juntaremos/os egresados hace 45 años de los Padres Fran-


ceses (SS.CC.) deViña del Ma,; y pronto espero recibir la citación del curso
que egresó del Grange School, conquien cursé mis primeros cuatro años
de humanidades y que; a pesar de. haber terminadomisecundaria en los
SS.CC., siempre me invita a sus celebraciones. Estos aniversarios, junto
con haber.transitado recién por el nuevo camino de acceso a Viña del
Mar, Rodelillo-EI Salto, me trajeron a la cabeza una serie de recuerdos
que en parte me han llevado a reflexionar sobre la "rueda de la fortuna"
y la distribución personal del ingreso, la cual parece tener una porfiada
tendencia a ser más desigualen las economías jóvenes /ibres". 11

Pasé cerca del jardín botánico "El Salítre 11, donde en los 40 andaba en
bote con mi papá y se servían elegantes tés. Tomé la calle limache y pasé
frente a la iglesia donde se casaron mis padres el año 1930, en Chorri /los,
el año más duro de la recesión, época en que mi abuelo Ricardo F.-Nobriga
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 325

pasó temporalmente ''a la nada 11 después de haber llegado a ser millona-


rio con el salitre. Crucé el estero por el puente Lusitania y tomé la calle
Uno Norte para pasar frente a las caballerizas que albergaban los caba-
llos del Stud Chantilly, de propiedad de mi abuelo Max Fontaine Pretot y
de su vecino del frente en la esquina de Avda Libertad con Siete Norte,
don Adolfo Couve. El papito, como le decíamos, nos llevaba ahí todos los
domingos en la mañana a darles azúcar y zanahorias en la boea a sus
caballos, Tomé la calle Los Castaños para pasar delante del Sporting, donde
mi abuelo Max nos 1/evaba al comedor y al palco del directorio,.quepre-
sidía don AlfredJackson, y nos daba plata para que les apostáramos a sus
caballos, siendo que sólo la yegua Autora no nos decepcionó. Et Derby
era sólo para los adultos; jelegantísimo! Ninguno de los hijos y nietos de
mis abuelos llegó d tener siquiera una pequeña fracción de la fortuna que
ellos acumularon¡' quizás lo logren algunos de sus bisnietos o tataranietos,
pues éstos se desenvolverán en economías "libres" ypujantes1 como lo
fue el Chile de ellos, cuando jóvenes.
¿Qué fue de mis compañeros de colegio y de la universidad?Sin duda
que todos tuvimos una relativa ''iguaJdiid de opor:tunidades" por haber
alcanzado. los mismos niveles. de éscolaridacl, l:os del Grange eran casi
todos de familias adineradas; no así/os de los 5S.CC., ni los de la facul-
tad. "Natura'', Dios, la suerte y el grado de esfuerzo y perseverancia de
cada uno han hecho que algunos· vi~a,n .en condiq(~nes cercanas a la
indigencia; que la,gtan mayorfa tenga unniveldeirigresosy patrirtw~
nios que multiplican p(Jt varias deaett}J~~e veces l(!sper9ibid0;sporel
decif más pobre de miscQ,npañem~ y qi.teuno. o dos de ellos percffüm
ingresos· varios cientos 1~ Vec;;es los percibid1sp.oraquétlos. Es.<iable
pensar que algo parecido a ésta s,erá la distribaé1ón personal del ingreso
en Chile dentro de unos20a.ños.~¿Est§sta qnjusta "poco equitativa o
1 11
1
11

"escandalosamente ma/a11t

La distribución personal del ingreso disponible-que es lo que le queda a cada


persona después de pagar impuestos y de recibir transferencias de parte del
Estado, de instituciones de caridad y de personas caritativas-puede alterar-
se por medio de la política tributaria y de la política de gastos del gobierno.

Los impuestos progresivos a las rentas conducen a una disminución mayor


del ingreso disponible de los ricos que el de los pobres; incluso, mediante el
artificio de establecer tasas negativas de impuestos para los grupos más
pobres, un sistema de impuestos a las rentas puede involucrar un aumento
de la renta disponible de los más pobres.
326 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

La política de gastos del gobierno puede asimismo afectar la distribución


del ingreso disponible mediante el otorgamiento de bienes y servicios gra-
tuitos o subsidiados a los grupos más pobres; como por ejemplo, educa-
ción básica (primaria), desayunos y almuerzos escolares, distribución de
leche y otros alimentos a menores y a madres embarazadas y lactantes, ser-
vicios básicos de salud preventiva y curativa, viviendas mínimas, centros
deportivos, vigilancia policial, etc. No obstante, una reciente investigación
en Chile mostró que el 80% de la reducción de la pobreza en ese país debía
atribuirse al crecimiento económico (mayores y mejores empleos) y sólo un
20% al enorme "gasto social" que ahí se brinda (más del 60% del presu-
puesto fiscal).

Como una ilustración de las discusiones de economistas acerca de la distri-


bución personal del ingreso, la pobreza y las políticas redistributivas, re-
producimos tres columnas del profesor Fontaine, publicadas en el diario
"El Mercurio" de Santiago de Chile.

1. RIQUEZAS Y VALORES SOCIALES


(29 de octubre de 1987)
Rumbo a.la universidad, se me puso al lacio unMeroedes rojo, converti-
ble y con capota; negra. No resist{ li:1 tentación y/e: grité a su dueño:
' ¡Qué auto más lindo!" Hace unos 20 años,· mi re:acción hubiese sido
1

distinta, aunque no tan extrema como la dela muchachada que en 1.972


(durante el gobierno de la Unidad Popularde SalvadorA/Jende) rodeó el
auto de mi padre; un Chrevrolet 1968, pararayarle>1 patearloygritarle a
un indefenso médico con más de 45 años de profesión.· ¡viejo de m;,
1
111

ladrón y explotador!" ¿Por qué hubiera sido distir:ga mi reacción.?


Primero, porque en aquel (::!tttoQses sab{a queJ:~tan/ifegítim~s 1,mucbas
de las fortunas conseguidas entre las décacfas de l 940y )97(1 ¿Quién
podría admirar/a riqu.eza. ~lcan~ada, por.quiep'consigqf91 de}gqb/~rno
de turno una concesión monopólica parq exploW u~ merca,do¿ qge(cpn-
siguió1 a u9 preciovil la .cuota de dóli:lres Pi:lfa ímportarpr<iJ1.1ctQSJ:l/.ta 0

mente griilvados; que 'consigqió' una.protección. aduaneri/para instalar


una industria sustitutiva de importaciones,· que 1consiguió1 créditos subsi-
diados (incluso a tasas de interés negativas) o .1consigufó't1nperdonazo;
en fin, por alguien cuya fortuna fue ~consf:!guida'por f¿¡yores y no por su
imaginación, trabajo, ahorro y honradez? Como muchos, pues, miraba
con desprecio a quienes andaban en un lmpalat
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 327

Segundo, porque si bien he admirado y propiciado siempre la austeridad,


en aquel entonces se me había 'concientizado' a tal punto de cargar con
el mismo complejo de quienes favorecen gravar con impuestos específi-
cos a las TV en colores (¿ha pensado queeflo no es otra cosa que un subsi-
dio a los daltónicos?), a los viajes, al whisky y a productos importádos en
general, a las casas de más de 168 metros cuadrados y al kerosene para la
calefacción, e incluso favorecen legislar que se termine con la tradición
de que los alumnos del colegio puedan con orguflo llevar un unifórme
que los identifique: Dos acontecimientos borraron dicho complejo.
El primero fue una objeción que hizo mihíjo de·só/oseis ai'íos de edad
en 19701 a mi sugerencia de que si uno ganaba mucha pfat~; qebía
también compartirla con los máspobres,SUobjediqqfue; 11f>ero~~pá1
una vez que hayaspagadg tus impuestq~púedes haecerlo qtte.. q1;1,i~ras
con tu plata". E/segundo aconteclmlentoifueun titu7ar>cJelc:li~riqqqe
rezaba: "Merezco un Mercedes II citando.a Za1CJ Reyes(un oa~taht~.müy
popular. Pues, ¿quíénpuede en su sanojl.iicionegarleaZafo<eJder~r;ho
a andar en .un Mercedes? La plata se la ganó .con wJ tral1aJo hdnraaoy
gracias a un don que Dios le otorgó. ¡No se la ganó a costa de fds demás,
o como consecuencia de haberse ftonsegu1do 1 algún privilegio· de las
cortes! Él entrega un servido. por e{cµaiJ#a cornµniaad estárfelíz
de pagar, brindando bienestar a miles ~ecb{lenCJ$ 9ue:esrncha~sus
canciones y ven sus shows. Es decir, él recibe µn i~t¡{e$o que es la/egf.
tima compensación por un serv(cio eqtregad~~f1Jit[t:?naliifr ef!Sana
competencia con otros artistas) y debi~rtt,r1er la Jíbertael <ie gastaflp
como se le dé fa real gi:lnadespués depagarsus impuestos, · •·• ••••.··
En el Chile de.hoy, salvo excepciones,quienes se haceb rifos,lo.han
hecho. mediante su imaginación y,.f!sfü.etz<,.pár~produciJ:;oiimpprtar
aquello que la. comunidad desea¡en . librec°:mpetenci,;1conotrosyen
mercados cuyos precios no son.menti~osos:.¿No.es ,ac,asq/~gítirJ.a la
riqueza acumulada por quien, S<ibiendcf,1preNechar/os ta(entqs ewre-
gados por Dios1 /os puso a trabajarparabeneticioproP,iode l~ <;()p;wni-
dad? Si obtiene una utilidad de Wpesos/esporque tvvo la ,yi~!.J{Íf;Íe
transformar algo que a la sociedadletost~ .1fJ(} pesosert ·~ · · ·
valoró en 110 pesos. Y si.es tanempresar,etcomo•para.p .·.. . ..
mismo a/costo de sólo 80pesos1 de ml!JdCJ quesuganáncia ~,,;,~pesos
le permite ahora andar en unRollsRoyce,darle rnisalHo$~f~;Cfi:ste
y pagarles más a sus trabaJqdoresyempfoadasdomésticas;'¿nó~eb.Jé?-
mos todos levantarnos a aplaudirsu.paso; wcon alegría, decirle 1tcaia1'11-
ba, que es lindo tu auto, Perico? ·
328 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

2. EQUIDAD, DESIGUALDAD Y POBREZA


(6 de junio de 1996)

Principalmente como consecuencia de varias crónicas referidas al do-


cumento: ¿Es Chile un país equitativo?', elaborado por la Comisión de
1

justicia y Paz del Episcopado de la Iglesia Católica, ha vuelto al tapete el


tema de la desigualdad de ingresos y pobreza. No he leído el documen-
to presentado el martes 28 de mayo por el obispo Prado y por Arturo
Domínguez -pues aún no lo he 'conseguido'-, por lo que algunos de
mis comentarios pueden resultar fuera de lugar, si bien responden a la
forma en que la prensa lo ha 'reporteado'.
Uno de los conceptos más destacados por las crónicas es la preocupa-
ción de los obispos por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, la
cual habría llegado a límites 'escandalosos', concluyéndose que Chile es
un país donde no existe equidad. Considero que poner el énfasis en la
desigualdad y en la riqueza de los ricos conduce a la envidia, al odio de
clases y al afán de 'quitar'. El énfasis en los niveles de pobreza y de sufri-
miento de los más pobres conduce al amor, al deseo de 'dar', y al de buscar
maneras para mejorar su condición en forma sustentable. 'En verdad es
justo y necesario' destacar que las políticas económicas y sociales de Chile
se han distinguido por su ataque a la pobreza.
¿Qué es equidad? Para ml la equidad consistía en que cada uno recibie-
ra lo que 'en justicia'.merecfa recibir. ¿Qué es para usted? Me encantaría
que lo pensara antes de leer lo que aparece en el Diccionario de la
Lengua Española, editado por la Real Academia: 'Justicia natural, por
oposición a la letra de la ley positiva'. Y por justicia, la 'virtud quien
inclina a dar a cada uno lo que le pertenece'.
En función de lo anterior, me pregunto -y le pregunto a usted- ¿es o no
equitativo que el Chino Ríos esté entre los 'top ten', y que pase a engro-
sar el grupo de tenistas (quint;J superior) que percibirán ingresos anuales
decenas de veces mayores que los recibidos por los tenistas profesiona-
les del quintil inferior? ¿Le parece equitativo que lvánZamorano esté en
el quintil superior de los ingresos que perciben los futbolistas profesio-
nales? ¿O que un médico especialista {o un ingeniero, economista, ~m-
presario, músico o escritor) distinguido gane varias decenas de veces lo
que ganan sus congéneres ubicados en el quintil inferior? ¿No se mere-
cen ellos, en Justicia natural', esos niveles de ingreso, y no es acaso
natural que exista esa desigualdad en sus ingresos, que no es otra cosa
que el resultado de que algunos pudieron y supieron aprovechar con
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 329

esfuerzo, perseverancia, voluntad y, quizás, con un poco de buena suer-


te, los 'talentos' recibidos?
En el 'pudieron aprovechar' debiera estar a mi juicio nuestra gran pre-
ocupación solidaria: propiciar y moverse' para que exista la igualdad
1

de oportunidades para alcanzar los niveles de ingresos que se merecen


recibir por Justicia natura V. Puesto que, dados los talentos recibidos, la
educación y el entorno familiar y urbano son los elementos fundamen-
ta/es que inciden sobre el aprovechamiento que se puede hacer de lo
que Dios nos ha dado, es que debe haber más igualdad en la calidad de
ambos elementos.
Debido a que la solidaridad espontánea no es suficiente para lograr el
financiamiento requerido para ello, le corresponde al Estado la respon-
sabilidad ineludible de gravamos y así financiar esa mayor igualdad. A
su vez, les corresponde a las iglesias y a los educadores inculcar valores
éticos que refuercen a la familia; la probidad, la honradez y la integri-
dad; el trabajo bien hecho, y el amor y la solidaridad hacia el prójimo;
¡no así el odio ni la envidia hacia quienes supieron poner a trabajar los
talentos donados por Dios!

3. ALZA DE IMPUESTOS
(25 de mayo de 1995)

Estoy seguro que el alcohólico se imagina tener siempre buenas razones


para reincidir y después arrepentirse por esa acción, ya. sumido nueva-
mente en algo que le castiga y denigra. Es que siempre hay buenas 'ra-
zones' para desviarse del buen camino, en especial la excusa de que
otros también lo hacen o fo han hecho en el pasado, desestimando los
costos que ocasionaron esas experiencias.
La peor y 1demodé1 de las razones para colocar un impuesto discrimi-
natorio a ciertos bienes es qae éste será pagado por los 'ricos'. Demos-
trado está que dichos impuestos generan costos sociales que. pueden
evitarse con impuestos 'eficientes', parejos y neutros, por muy loable
que sea el gasto que financiará; 'el fin nojustifica los medios'. Por des-
gracia, en los últimos años fue absolutamente imposible acabar con cier~
tos vicios y complejos del pasado en este ámbito, habiéndose manteni-
do la absurda ideología de gravar la forma como las personas gastan lo
que les queda después de pagar los impuestos a sus rentas personales.
Fue así como se mantuvo el Impuesto de la Ley de Alcoholes diferencia-
do; el impuesto al lujo y a la cilindrada de los automóviles; al tabaco ya
330 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

la bencina; a los Jeeps' que no tienen huinche y tienen más de dos


puertas; a las bebidas de fantasía; a las casas que exceden lo indicado
en el DFL-2, y otros que existen en función de utilizar el hígado -¡no el
corazón!- en lugar del cerebro para justificar su imposición.
¿Recuerda --o sabía- que durante fa administración.de don Eduardo Frei
Monta/va en Chile.hubo impuestos a los viajes; a los cheques; al kJrose-
ne vendido en hogares (para la cale(accióndélos 'ricos'}; aranceles di-
ferenciados, depósitos previos de importación y prohibiciones que
incentivaron laproducción doméstica ye! contrabando de licores, per-
fumesy todo tipo de bienes suntuarios; l¡;¡P(ohibición de consumir car-
ne algunos días de fa semana, y otro conjunto de medidas para castigar
a los ricos?¿ Y que, a pesar de todo .ell9,cen sus~xenfü nc.rse mejoróda
distribµción persona} del1l1gresden\~i!et()emf;>strádoestágue la com-
poslción delga$topúlJfico •anteiqu.eJa·d1stribu<;ión .de ·/a carga
impositiva.:.., es lo que a la corta.y a la JargE:1 inás afectará la disfríbución
deUngreso personal. . . . . . · · .· . ·
Unímpuesto discriminatorio a/os combustibles uti/izadospor. los vehícu-
los que transitan por/as carreteras ---que ya es del. 77%-., puede justificar-
se en función de que sus usuarios debieran contribuir q su financiamien-
to (un 'user tax'J. Es {lb.vio] sin emhapgo, . gue e[)este caso e/impuesto
adicional debiera recaer tanto sobq~ fl diese{comosobrela gasolina.
'½divina, buen a.diyinador, ¿por qué no se propúso gravar también el
diesel?''Porotraparte, éstepodría justificarse para mitigarla congestión
vial urbana. De ser,así, éstedebieraser mayor enla RegfqnM.etropolita-
na que .en Tongoy y Pelotil/ehue. ¿Por qué no sépropt:Jso aquello? Por
últi{Jlo,puede también justificarse.por/a contaminación ilmbie,:,ta.l des-
de 'fuentes móviles' qae genera su í.JSO. fo este caso, sin embargo, el
impuesto debiera recaer sobre sólo la bencina con plomo y el diese/,
eximiéndose a las 'verdes'lsir plomp) gue¡ según se dice) contaminan
1
poco 1:Además-"Como lo·herpos d:stacad~, éste debiera.cobrarse sólo
a las venta.s efectuadas en regiones 1' épocas de/año en que Ja contami-
nacióti .es en verdad un problema;rno en fongoy nj el) Pelotillehue, ni
en.e/verano en S~ntiago! ¿Es esto'fo.g~e,se propuso? . ..· . . • . ..
Respec.to de los cigarrillos, éstostienen ya.un impuesto significativo (más
.de/ . 100%J el cualseguramentemá;tquecompeasa /asextetnalídades
provocadaspor swconsU,mo; Si tantolesprr=ocupa 1a saluddela'sperso-
nasysi las enfermedades cardíacas son las que más matan en fa mayoría
de los países1 ¿por qué no sepropuso colocat impuestos•adicíonales a
los productos con alto contenido de colesterol? Siendo que los pobres
11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto... 331

consumen poca' carne, huevos, leche, crema, erizos, langostas.y cama-


1

rones, debiera parecerles razonable• proponer gravar .tambtén,a éstos


con un impuesto adicional, junto con los helados, ¡cuyo.consumo.eon~
sidero es un lujo lujurioso!
Abiertas las compuertas .:..tomado. el. primér trag0r y. tenie~Q: .c.omQ
meta gravar a los •1ricos~ ¿porqué no·gravart:1,mbién,las,ee,~fas..x~f!
seda, los trajes y camisas a medida; lastintur.as,de,pl;c(o/1 · ··
todo otro conjunto de bienes que seJi,~ur,m11mtJi:t.·f;l';lQS:un:1en 'P<
pobres?

11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel


absoluto del ingreso de los más pobres?
Nuestro juicio de valor respecto de este tema es que debe primar el amor al
prójimo antes que la envidia: el "dar antes que quitar". Así, nuestra preocu-
pación no es tanto por la desigualdad en sí -por ejemplo, que los directivos
de una empresa ganen 5, 20, 50 o 250 veces más que el trabajador que gana
menos en ella, o que el 10% de la población más rica se lleve el 40% del
ingreso nacional- sino por los niveles absolutos de ingresos y el bienestar
de los más pobres, especialmente de los indigentes. Nuestro interés es que
los pobres logren satisfacer sus necesidades básicas y que vayan siendo
menos pobres a medida que pasa el tiempo; no nos preocupa que los ricos
vayan haciéndose más ricos -claro está, que por medios legítimos.

Sin embargo, Platón le dijo a Aristóteles que nadie debería tener un ingreso
mayor que cinco veces lo que gana el peor pagado, y son muchos los que
piensan que desigualdades mayores que éstas son inadmisibles y condu-
centes a la inestabilidad política y social de los países que las toleran. ¿Cómo
generar mayor igualdad?

Si el 90% de la población está de acuerdo en gravar los ingresos de sí mis-


mos para ayudar al 10% más pobre de la población, tenemos una propuesta
que podrá o no ser eficaz y suficiente para combatir a la pobreza; pero, ella
es ciertamente consecuente con el propósito de acercar entre sí los ingresos
disponibles de su población y es respetuosa de la libertad individual. Sin
conocer cuál y cómo será la "ayuda" que se prestará a la población más
pobre, no sabremos si estas medidas pretenden disminuir la desigualdad
de los "resultados" de la carrera por la vida de la población, o de igualar las
332 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

condiciones en las cuales sus miembros la inician y recorren, es decir, si


propician una mayor igualdad de oportunidades antes de que igualdad de
resultados. Con todo, sería una política redistributiva mejor que las común-
mente adoptadas en la mayoría de los países.

Sin embargo, el prototipo de lo que se observa en las políticas redistributivas


del mundo es completamente diferente; a saber: 80% de la población (y a
veces, un porcentaje muchísimo menos representativo) vota a favor de gra-
var el ingreso del 10% más rico, para ayudar al 10% más pobre de la pobla-
ción. ¡Pero esto equivale a decir que Juan, Pedro y Bárbara deciden lo que
Diego hará por Andrés y por Rebeca! ¿Es esta situación consistente con el
propósito de equiparar oportunidades, o con resultados?, y ¿respeta la li-
bertad individual?

Algunos de estos puntos son tocados por el profesor Fontaine en las si-
guientes cuatro columnas, que seguramente le darán que pensar y refle-
xionar.

l. DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO


(5 de junio de 1997)

Yo creo que si bien el crecimiento económico es importante para la


erradicación. de lá pobreza; éste no es suficiente,, y se requiere un impor-
tante papel subsidiario. del Estado para a{lviarfa .¼ más importante aún,
para erradicar/a en el futuro.· ta distrib1;1ciónpersonal del ingreso que
impera hoy en Chile tiene mucho que ver con/o que hicieron en mate-
ria<de política económica y social las generaciones de nuestr:os pádres,
abue/os'y,bisabuelos. Por ejemplo, fa ca.ntidad de indígenas ín<./igentes
que hay hoy en. Guatemala o Perú es el rest.1ltado de que esa gente no
recibió e.ducación: son animales de carga que todo el día ac;arrean leña
y otros productos durante los cuarenta o cincuenta años quepudieta
durar su vida sobre esta tierra. En Chile hay viejitos (pensionados) o
gente de 40-50 años que no recibieran educación y salud básica, mu-
chos de los cuales son también animales de carga o trabajadores 1sin
calificación. Esta gente está embromada; sólo se puede aliviar su grado
de misePia, pues no hay mucho que pueda hacersepara sacarlos de ahí
'parasíempre' con su propio esfuerzo; pero, sí que puede hacerse mu-
cho para afectar el destino que tendrán sus hijos y sus nietos cuando
sean .adultos.
11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto... 333

Lo importante de destacar es que los niños del quintilmás pobre que


nacieron en los años setenta en Chile tenían, en 1993, una escolaridad
en promedio de 9,2 años, y que este número de.años seguirá aumentan~
do para las generaciones futuras. ¡Es eso Jo que los .sacará de(initiva:--
mente del cuadro de la pobreza y/os diferendará de sus padres}tabue-
los!; es eso .lo qqe hará menos desisual la distribución pers<.>0al c;felin1 •
greso a comienzos del Siglo xx11¡y no otra cosa! . ·· · ¡si jÍ'i'.\ . , t
Quisiera destacar muy enfáticamente que los efectos de aplicar;pol/ticas.
económicas y sociales sanas demoran en manifesti;i,:s~ ene{.credmieot() ;
económico~ ¡muchom;tslr enla cl1stribución persooatte/incres~fl/~
· cualquier país. Creo· quelos'gob,iem0.s1 tienen; e/\p1::J8e(cas1;flil'!tit~ó
parafrenar rápidamenteeldesarrolloeconómico defospaíses e; ínqluscr: 0

para· empobrecerlos .rcomo lo,~izo elgobiemQ de fa Qnida1:Rl>P~l;ir .·


entre 1970-73-'-: puede fácil r,1ápidarnente aciilbar eonlos¡:icos¡ que $.e·.
queden en el país JI rr¡ejc,r,af e,r ev
(s<¿/q ~f córt;~ plazg los más .
pobres. A su vez, creo que ~s<rri .... ·. 99f!~~.u.,clen hacer]
para que en el largopl~z~~eptot!Ú~f3aun¡9"ecim[en~cYSCJSf~1~.
tental;>letal que Jogrefir,alrrie • . . ,. Jai:pof>reza extre+.j .· .. . .
eveniualmentemem:,rqesiguaJ . . ••·· . . \f6óperf9J1J1/(íJ;i/i~¡¡.(~$~!iS/ern'-<
pre que los gobletr~QSipdsteriores aet/os mantengll!fl ~?n?~P()l(tlt;ctsfitc;~c. ·
mómicasyso,.ciále.s~",(1,~••·. .·.. >r··. .
lo.qu!]Chile·•hf estada.exp~rimert.t~ndo. ~~·•..
.en·~nm parte ,a¡tod~ffi(f1Ues.efrizaal'par(il
entQnc~ssefta3r!tJJ~t~c/r;;~i'ltfidé:lC!'é,.·.• .
Social de:t,¡1er,c¡;a~9:: 1!J$'~Í~~tascy~.
distríl:111<:lqn.p~I'. · ··· · ·
má\6focieñt'6;I~
.fin~1rnéliJte sebi,
cl.~s~~fOI
lapcibrezá.~tt. .
n;r,.siimda,•• : ·

LafamiJia.;;rttn~~/rlrtjbj:'... .·.· ·•. . ··\······ é~i~m~,.~aiJoptÍlJfi~@;!,a,rJiJ·r"


dre, ptmttilaria;•··Etfa es muy domi:Dapf~y:$abla,tasuinte¡;éspri~<:t'pal, 1=s f11>
.bíenestar;. del ,grup<t(amiliar;;••6l. hij91~~r:9r:>fe(ii~i~:rflJ1flrOS1 'talent°:5:~
con esfuerzo, dedicaeióq ypetseveran<fi~}egó.a:ser,ut?gran .abogac/q¡,·.
334 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

con ingresos mensuales de un millón 200 mi/pesos. E/segundo es eco-


nomista y ejecutivo en un banco donde gana 600 mi/pesos mensuales.
1

El tercero1 al que Dios entregó tantos talentos como.al primeroJesu/tó


ser un farrero, flojo y bastante poco confiable, por Jo que tiene 'nego-
cios' y percibe un ingreso variable que llega a un promedio de mil ar
pesos mensuales; El cuarto.recibió pocos talentos y apenas terminó el
liceo; por su honradez, buena facha y confiabilidad, trabaja como em-
pleado en una empresa que le paga 40mil pesos mensu¡¡lesiPor motivo
que sólo Dios conoce, el quinto es retrasado mental y trabaja como
portero en. el banco donde ejerce el ecorwmista, con. un.sueldo .de 20
mil pesos.. Se trata;pues, de una típica familia de. cláse media chilena
donde, por miles de circ1.mstancias resulta que·la distribución personal
del ingreso esmuy desigual entre susm1embros. ¿Laco~sJdeta linjusta 1?
¿Qué acciones tomaría usted si fuese.la jefa del hogár,. que, éon amor,
busca maximizar el bienestar social de cada uno de sus miembros y, por
ende,eldel grupofamiliar?
¿Le tendrá.'bronca' al abogado y al economista por haber cumplido tan
bien con el mandato divino de.multiplicar sus talentos[¿Querrá aplicar
una política redístributiva.del ingreso basada enq{!lt~rles a. los más ricos
mediante.un impuesto progresivo asu~ rentas opidiér,dóles que contri-
buyan al pozo común cada vez que compren algo q~e.Ja .familia consi-
dera Dn bien sunt1.1ario'? ¿No es acaso más natural.que/a anime e/de-
1

seo de recaudar fGndos con justicia solidariapara 'dar:les'.a los más po-
bres y conseguir que ellos logren s¡;¡tisfacer sus mínimas necesidades
básicas?
Postulo que no hay madre en el mundo -educada o no en la doctrina
marxista...,. que optada por una redistribución delJngreso monetario en
el interior de su familia. Lo que srhé1rá .es organjz.J.t un pozo común
entreJtodos1 •para dar:le una vivienda digna al quinto,fJ§iI;mano,4inan,
ciándole•sólo sus consumos mínímos•·f/Jásicos) 1eltfZ/··agua pgtable,
electricidad, salud, ./ocomocfón abriga yafim~ntación. Organizará
cas' (colect~s) para financiar .una operación de/nieto cuyopadre gana
80 .milpe.sps1 o pieQ sµ§clas~s•dl;,pían9;.J~~organi7at.¿/r~.[~. financiar eJ ..
kinder oel colegio particular (privado)de.Jos. hijos dé quíengana sólo
40 mil pesas1 y se preocupará de que las hermanQs le consigan trabajo o
le den un préstamo para que e/nieto cuy:o padre <iice 'nopoder hacerlo'
financie su pasoporla universidad.Jamás o/)servaremo11 ta intención de
quitarle ingreso.i;il abogado y al.economista para entregarles dinero a
quienes puedan 'malgastarlo' en farras oenconsumos 'suntuaríos 11 pues
11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto... 335

ella sabe lo mucho que cuesta ganarse la. ~ida como es debf~o. •.
¿Qué contribución pediría usted a cada uno desoshijospantfi(!a11tiar
la fiesta de Año Nuevo en la casona de la familia fortún§i? · · q1.1e
a lo sumo le pedirá al abogado una contril:niciónj¡¡ual a1 :/?: ·
del.economista¡ 15 veces la del far;rerol y3°'::y~cesl;;v
fuera as{ ello equivaldría a colocarle .ünf ··
rentas, con unaexenciónpara.elquegana
naUdad -'Y no una progresividad.c.:es,,porif
fieles. /a Iglesia Católica (unú pc,r ciento).¿ .
impuesto progresivo alas rentas?Sólopor ·
·lucha de clases y dé oc1}oalrico1 o<blen·.p'·
que la stJciedad considere 'iJtjgítimas~ las.#.
por los más ricos.

~- ¡OARO
.
QUllAR1 ;~'Y1$;t
(31 de márzód~ )98.
,">i <,; ">:,',?<,' :<,(::~r:~::::,,:\i;\:'\/;,~,:{';'~:,:,~',::,',},)>:?~};\\ '", /:.',,;, ,'"', <" ,\ }'

En marzó de 1950, nacieron en Chile·sei~;,'<¿>~ftf!c¡ito~,prá~flc~meñte


indistinguibles en sus rasgos físicos• eint~1~@:(1.1á:les:báslt9S;~Zenqn.'fue
único hijo de un matrimonio de.profesor, · · ~;/hger#e(Q
y gana un millón 200 mil pesos al mes.. ·
una familia urbana acomodada; hoyes
sos mensuales. Tomásfuehijo de un río
da ria yse trasladó al fundode la familja¡
una compraventa de autos y maquinaria,~,:r('t?~
pesos al mes; Pedro; el mayor de seis h.. ··
ción; tuvo qt.ie ayudar a /parar la olla' . .. .
más alhi de cuarta,'boy es trabqjadOfespecfá'}i~~~o,déd~
gana. 90 mil pesos mensua:Jés;,.... ../ : , >.; 1:'1•t., it
Jacinto fue el sexto de uninquilino,de.Jp, .
dos años en la escuela delfurzdo, don1~trab,a
parcela CORA que /e dio unjngreso apena.S
en1976, lécompró«na!Bamictfil.~ta:ja .
tual en pc1rceJas hortofrutícolas,rec;ibiendt1;t,i(f
mil pesos al m~s parél mantener una fam.ília,d~ /
manos emigraroA a.Santiagoy,prácticameijteJ'to.atJ.Sr
pobreza;· Segundo nació en una población ca/la('JJp<?; ·
aún) es lavandera. Naturatmentequedó 1attap~fdr>~tt .
extrema pobreza 1: tuvo unaalimentaciónmíse1:áfütando:flli'f(!J,y .•
336 la piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

bió estimulación precoz ni servicios básicos de salud; vivió hacinado y


desprovisto de servicios básicos de luz, agua potable y eliminación de
excretas; repitió dos veces el primer año de primaria y una vez el segun-
do, después de lo cual desertó del sistema escolar; nunca pudo conse-
guir la mínima vestimenta necesaria para optar a un trabajo de 'cuello
blanco' que le hubiera permitido ser mensajero, portero o ascensorista
de una empresa pública o privada. En suma, sigue sumido en la pobreza
extrema, haciendo trabajos ocasionales que le reportan un ingreso men-
sual de 14 mil para mantener una familia de cinco personas ¡a los 38
años de edad!
¿Qué sucederá con los hijos de Segundo y con los de los hermanos de
Jacinto, que representan más del 20 por ciento de los niños en Chile? Es
prácticamente un dato que los Segundo mismos 'están fregados', pues
es difícil que sus talentos puedan desarrollarse, aunque alguna bien con-
cebida capacitación podría aún aumentar sus condiciones para generar
ingresos más dignos durante lo que resta de sus vidas útiles económicas.
Pero, ¡qué enorme responsabilidad nos cabe al Estado y particulares
para que los hijos de éstos reciban el 'capital humano' suficiente que les
dé la oportunidad de salir de la pobreza extrema: entorno social, ali-
mentación, educación y salud básicas! Creo que nos cabe la misma
responsabilidad hacia los hijos de Jacinto, pues el ingreso familiar de
éste quizás no le alcance para entregarles dicho capital humano.
El destino de /osfí'Íjos de los otros podría bien ser el de los de la familia
Fortuna de mi columna 'Otro cuento inédito', en que su éxito económi-
co respondió fundamentalmente de los talentos recibidos por Dios y del
esfuerzo y perseverancia de cada .uno de ellos. Considero que la mayo-
ría de éstos deben 'rascarse consus propias uñas'. E/esfuerzo del Estado
debiera concentrarse en 'darles' a los otros, pues ellos 'no pueden espe-
rar... 11 y no en quitarles desproporcionadamente a quienes han tenido
éxito en lo económico, mediante impuestos muy progresivos a sus ren~
tas o al consumo 'suntuario'.

4. REFLEXIONES EN TORNO A LA POBREZA


(26 de mayo de 1988)
En mi columna 'Cinco millones de pobres', afirmé, con cierto cinismo,
que/a definiciónde 'pobre' era arbitraria o convencional. Sin embargo,
todo país debe darse la difícil tarea de establecer no sólo el número de
personas que sus ciudadanos consideran 'merecedores' para recibir sub-
11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto... 337

sidios que aquél financiará, sino que debe identificarlos y establecer el


monto de fa ayuda que cada uno debiera obtener, junto al costo total
presupuestario de los programas desarrollados.
En otras palabras, la definición de 'pobre' supone el compromiso de. la
sociedad hacia un grupo de 'merecedores'. Para e/101 más que determi-
nar el número de 'pobres', se requiere estimar el número de personas
que ella considera que deben recibir su ayuda para satisfacer en algún
grado cada una de las 'necesidades básicas': alimentación, salud, edu-
cación, vivienda, entorno social y justicia. Dado que los billetes no. cre-
cen en los árboles, el número de 'pobres y la definición del umbral
1
.

dependerán del grado de compromiso y del nivel de ingreso· del país:


serán distintos en Haitf, Chile yVenewela.
Tan difícil como lo anterior es diseñarlos programas sociales para que la
ayuda sea recibidapor quienes se cree que la merecen, y noporotros; es
decir, que se los 'foca/ice' bien.¿Está usteddispuestoa financiar la alimen-
tación de un niño 'pobre' si sabe que el padre gastará lo así ahorrado para
ir al Estadio Nacional ytomarsemedia,docena de cervezas, sinque haya
aumentado la ingesta calórica del niño? Esoesjustamente /oque sucede-
rá si la familia beneficiaria no es 'tan pobre'. Pero si el niño está desnutrí-
.do, nadie e.n susánofulcioseopondrá a programas que eleven su nivelde
·nutrición a unoldecente', sin importar que el padre gaste en vino.lo aho~
·rrado. · ·
Deaquílaimport~nciadeidentificaralosdesnutricÍdsensusgradosmás···
extremos, medirstMqmero y clásíficarlos sin düda como 'pobres'::··
¿Cómo identifiéár ~l ~h!ipo imerecéd9tttfeayuda en materia desafüd
frásica, .impedi~ qúeiotros tengan. aCCf:JSCitJ ella y evitar ~ue esa. aruda ....
. . vaya en verdad aJfstadloNaciómilyd laCCV?Es decilí ¿cómo detetm1~:
nar elnúmerQ¡de 'popres' en:el án;ibito1<f/a sé!fµdbásica?¿Quées saflld
Msica y<i,~, µrgf),f!<i{ª~·, por'? ~if{l}~(¿fiJvlenr1sy cuá1Jos so~ni~f3~fªeres
de ayudaJ¿'póPrfstnen mªtería de 1ducad?npreesc,olar ybastca/df
vivienda y ele. oiras/necesidc1</e,s ~~si(as'? .¿Son·. tmerecedores' todos. lb,s
. 9eudores bipote.cariqs o todos los.'{tJ.fl <3(! la realidad teciber1 subsldiosy
exenciones tributarias? . ·. . . . . . • . . .i . . .. ... • .. .. . ) •

Qe modo que el problema no es contár él número de 'pobres' a secas.


Debemos. identificara quienes queremos ayudar en. distintas¿íreas 'de···
necesidades básicas y, mediante restricciones presupuestarías, hacerlo·
integralmente desde 'abajo hacía arribí¡!.': ayudar más y primero,a
'más pobr,es', foca/izando el gasto social según la información
sos disponibles.
338 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

Nota del autor: En más de una ocasión he sugerido, con cierta ironía, que ninguna familia que
tenga televisor a color, teléfono -especialmente si es celular..,, automóvil o vaya al estadio, debiera
ser considerada como una familia "pobre• merecedora de ciertos.servicios que hoy se le entregan
gratis o enormemente subsidiados a una parte no despreciable de la población en Chile.

111. El círculo de la pobreza


Al nacer, todas las personas reciben de sus antepasados ciertas habilidades
y aptitudes" genéticas" que Dios quiso heredaran; algunos pocos, sabe Dios
por qué, nacen con defectos físicos y mentales que limitarán su desarrollo
como generadores de ingresos en el futuro. En el mismo acto de nacer -e
incluso desde su concepción- puede ya producirse una desigualdad de
oportunidades ocasionada por el nivel de ingreso de sus padres: la madre
pudo haberse desnutrido durante el embarazo y no contar con la atención
médica adecuada durante él y durante el parto, de suerte que el peso del
niño al nacer es "bajo" y su desarrollo puede por ello ser deficiente e inclu-
so llevar a su muerte prematura.

La educación informal -más bien, la formación valórica- del niño en su


hogar dependerá crucialmente del nivel de escolaridad y formación de
su madre, por lo que de esta manera nuevamente surgen importantes dife-
rencias y desigualdades entre las familias pobres y no-pobres, ya que el
nivel de escolaridad de las madres pobres es por lo general bajísmo. Esta
formación recibida de la educación informal en el hogar se verá influida
también por el entorno social donde vive el niño y por sus padres, lo cual
nuevamente pone en desventaja a los niños que nacen en familias pobres.

El acceso a la educación pre-escolar -pre-kinder, donde se entrega princi-


palmente estimulación precoz, hábitos, valores y cuidado de los niños-
puede no ser universal, creándose nuevamente una desventaja para quien
Dios quiso que naciera en una familia pobre o en una localidad aislada,
donde por lo general no es un buen negocio para nadie ofrecer este tipo de
servicios, tan frecuente en los barrios de la clase media y alta -que los de-
mandan también por los servicios "de guardería" que ofrecen y que le per-
miten a las dueñas de casa participar en la fuerza laboral de mercado.

Respecto del acceso a la educación primaria, éste puede tampoco ser uni-
versal, condenando a los más pobres a estar encerrados -¡atrapados!-, en
un "círculo de pobreza", puesto que sus hijos y nietos se incorporarán al
mercado laboral sin calificación alguna -sin siquiera saber leer y escribir, y
111. El círculo de la pobreza 339

sin hábitos asociados a la concentración y disciplina-y, por lo tanto, recibi-


rán salarios que los mantendrán en esa condición, salvo que existan progra-
mas de alfabetización para adultos y de capacitación laboral: La cantidad
de capital humano que poseerán estos niños cuando sean adultos será in-
suficiente para brindarles un nivel de ingresos muy superior a la producti-
vidad, quizás, de un animal de carga. En efecto, es triste observar cómo en
nuestros países hay un porcentaje no despreciable de la población cuyo tra-
bajo consiste justamente en reemplazar el trabajo que podría realizar un
burro: acarrear leña y tirar carros donde transportan cartón que han reco-
lectado, entre otras cosas.

De aquí que si se quiere otorgar una mayor igualdad de oportunidades y


sacar a esos niños del círculo de pobreza en que sus antepasados estuvieron
atrapados, debe propenderse a universalizar la educación pre-escolar, dar-
le una preferencia a la educación de las hijas mujeres pobres, y universali-
zar una educación primaria de buena calidad. Es tristísimo comprobar que
la educación primaria en las escuelas públicas es sensiblemente de menor
calidad que la ofrecida por las del sector privado; peor aún es comprobar
que en muchos países está prohibido que las escuelas públicas reciban apor-
tes complementarios de parte de los padres o apoderados de los niños que
asisten a ellas, lo cual los coloca en la difícil posición de tener que elegir
entre una escuela pública de mala calidad y una privada -de mayor costo-
en lugar de darles la oportunidad de poder entregar aportes para así mejo-
rar en algo la calidad de la educación que se le entrega a sus niños en la
escuelas fiscales.

Existen leyes que le quitan la libertad a los niños de participar en la fuerza


laboral, prohibiendo su contratación y, de paso, quitándole una fuente de
ingresos a las familias más pobres. La intención del legislador es que estos
niños estudien en lugar de trabajar, lo cual es muy loable; pero esto debiera
incentivarse a través de otorgarles un subsidio a los niños pobres que asis-
ten a la escuela ¡y no mediante una prohibición de trabajar! Es obvio que
esta prohibición no tiene efecto alguno sobre las familias ricas, ni tampoco
sobre los países ricos, pues ellos de todas maneras decidirán gastar parte de
sus ingresos en educar a sus hijos hasta, quizás, niveles más allá de lo que
sería socialmente conveniente hacerlo; pero ¡esta es su prerrogativa, si es
que pagan un precio no mentiroso por esa educación!, es decir, si le devuel-
ven al país lo que éste gastó en educarlos. (Recuerde "Mind your Own Busi-
ness"). Al respecto nos resulta particularmente molesto que los países ricos
adopten resoluciones, aplicables a los más pobres- que prohíben el trabajo
de menores e, incluso, nos amenacen con dejar de importar artículos en
340 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

cuya elaboración ha participado trabajo infantil. ¿Acaso han olvidado cuál


fue su situación cuando eran más pobres, hace unos 80 años? ¿No fue acaso
el trabajo infantil el que permitió evitar la desnutrición y enfermedades en
esas familias más pobres, proveyéndoles más alimento y abrigo, junto con
quizás permitir que algunos de sus hermanos fuesen por ello a la escuela?
Nos parece una hipocresía y un acto de prepotencia imponernos dichas res-
tricciones al funcionamiento de nuestros mercados laborales.

Parta el caso de las familias pobres, sus decisiones -corno las de cualquier
otra- están influidas por sus restricciones de ingreso; pero éstas son tan
extremas que les llevan a preferir que el niño colabore en la tarea de "parar
la olla" de su hogar y mejorar así el nivel de vida de la familia ¡ahora!,
obviamente que a costa de sacrificar los ingresos futuros que este niño po-
dría haber obtenido con una mayor escolaridad. Y no es para nada claro
que ello no sea también lo socialmente óptimo, ya que la desnutrición de
sus hermanitos -que les afectará sus capacidades motoras e intelectuales-
puede incluso ser más costosa que el mayor ingreso que el hermano mayor
podría haber obtenido en el futuro, a costa de ellos.

Por último, deseamos destacar que la educación informal en sus hogares,


como así también la educación formal que debiera idealmente impartirse
en las escuelas, es básica para la formación de los hábitos de trabajo, estu-
dio, esfuerzo y perseverancia, los de puntualidad, austeridad y honradez,
como así también el de respetar las "reglas del juego", los cuales finalmente
incidirán en el tipo y calidad de la vida que desarrollarán y alcanzarán en
comunidad cuando sean adultos. Al respecto, es importantísimo el ejemplo
que les damos a nuestros hijos con nuestro comportamiento y actitudes hacia
las buenas costumbres y al respeto a las leyes y al prójimo en general.

Reproducimos a continuación seis columnas del profesor Fontaine sobre


estos temas.

1. COMBATIENDO LA POBREZA EXTREMA


(21 de abril de l 988)
'¡Este país ha cambiado de pelo/1 exclama la mayoría de las personas
1 1
,

que nos visitan después de algunos años de no venir. Sus exclamacíones


son de rnás asombro cuando visitan el campo y las ciudades de otras
regiones. El cambio es más notorio en el grado de actividad económica,
111. El círculo de la pobreza 341

en el uso de la tierra, en fa limpieza y progreso de las ciudades; en la


mentalidad del nuevo empresario y en e/rnive/de vida de. {os.má5,po-
bres. El cambio es espectacular, y qµien no /ove es porque no quier<;yer
y está cegado por comprensibles aversiones a las 9utori<:lad,es pQlíti.cas
económicas que han regido los destinos .de.nuestro país en los últimos
14.años. . ...... •··. ·. . z .. ,,,
Vamos a· las ca/lampas (villas. miserí3:s} campameotos;;¡ila,.mls~;r.í,ad~!a5,
operaciones sitio, y a los harapos q11f:r:;fJbrfa:nlos euerp.os de Slef~p;,;~rar
dore.s en 'tiempos pasados'..¡Por {)los que cue$ta e.n:co?trarfa$ lJojf)ff~? ·
que viajar al resto.efe l<1tin0;amr§rica ycomparar elestªc!od~ !~§.\fi'r{ierr•
das y ropa .de sus pobres '"'"Y recordar nuestr(! pas9cf~,pé/.ra,percatc1;,:s{!;:t:ie
lo mucho que hemos progresado.,E/eficienteprograma chile.no.de;:vf-
viendas sociales es señalado comoejemplop,:1ra elwund9 pQt:.1~rg.;mf~ 1

zaciones internacionales que saben de quéestán habla,ndo1 pue~ sí cqm-


paran. Nuestro sector privado, incentivadopor. c;l Estado,,.entrega h9y
soluciones habitacionalesaun costo que es sólo unafracción,deloaéas~
tumbrado en Chile y en otros países de /a.región, lo cual asombra alos
expertos internacionales'. .... · · •· · \> . }' : 1 . . ... ••.·.·••
Vamos al. campo de las pensionesy asigQi¾ci,ónfamiliar.·<¿.Sabía 41sted
que tenían derecho a estos beneficios sólo quienes cotizaban en una
Caja de Previsión, sien.do que ·la mayor proporc;ign; de los. ex,trema.da-
mente pobres. no cotizaban, pues. eran traqiJjador(;$pOtcuentanr:gpi~ y
madres· solteras dedicadas a ser lavanderas} Ho}'),,iodo niño eri .€qile
recibe una asignación familíar;to<;lo jlfbi/ado tiene/;Jerecho ~;recípi~:~M
pensión mínímil y to.do d<;$dCupado tiene q~~e.~hea recibit4nStJP~iif:iq
0

de desocupación. Concedo que son canti~ades[t'lfima§; perQp~ces


nada' para estas gentes a quienes las leyes\<leár:J:til:ñoqonsiderafü~I'IJ;:iu":
dadano5 de tercera clase o,. en verdad,n.wt:i~adarios,,salv:o e»lo q11e
respectaa,emitir$uvoto.. . . . ,/ 7 ;i ..... i• < ..
Vamos a Ja alimentación, salud y estimulacióhprecoz.de los niños en
extremapobl:eza,< Hoy, más de..60 inil. niños. entre dos }(\Seis afíq5yan a,
jardines infantiles. de.JaJUNJt yotro,t<1.~to,1:{)orR:>menos, es.ateoJJido··
por instituciones munlcfpalízadas ypriyé!~a~pa;rarúños. en ex.trema po1.
breza. En/a primaria sesiryen c:liar'iameEJte;899mildesayunos)iefZOQ.roil
almuerzos a niños en extrema pobretaí, einstitt,Jcionesprivad~5}{,rrttmi-
cipales se encargan ·de hacer Jo. propio. con.otros millares; .Q¡dbs los
alicientes tributarios recién aprobados,puede suponerse qrra may<fpar-
ticipación de empresas privadas.ene/ financiamiento de dichos estak,Je-
cimientos educacionales, tan importantes para entregarle a est9s niños
342 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

las mínimas capacidades (capital humano) para tener éxito como estu-
diantes y como trabajadores cuando sean adultos.
Vamos al campo de Ja salud básica. El número de consultorios, postas
rurales y consultas médicas ha aumeritado drarnáticamente, con la con-
siguiente menor congestión hospitalaria y f.:dmejor y más tempranoc/ia&
nóstico de quien debe hospitalizarse. Esto, unido al control de/niño
sano y los programas materno-infantilesy atencióndel partó, ha signifi-
cado avances notorios en fas expectativas de .vida al nacer. Pero fo rnás
importante es destacar que fa calidad de esa mayor vidápara quienes
nacen en extrema pobreza será infinft;:tmerttemejorquedadesds
infortunados padres, que norecibieronlos bienes y servicios aportados
por los p~ogramas sociales mencionadosen esta columna~ minhhizando
su capital humano, El.dinero fue. antes captado por los tradíciqnales
grupos protegidos del pasado, donde residía et poder político q1.,1e lés
daba el hecho de saber leer, .escribi(y 'f¡ablar bonito' para así poder
conseguir los votos delos pobres a sufavor:

2. CENTRO .DE DESAR~0LLO INTEGRAL


(18 de febrero
,',
''''
de.1.988) ·· ··
'' '

El éxito de fa novedosa· estrategia de desarrollo soc.ia.l llevada ·a .cabo


por la Fundación Migue/Kast R; en la Villa.E/Rodeo, séctot.La Pincoya,
Comuna de Conchalí, motivó un proyecto, denorninadoCentro de De-
sarrollo Integral de la Comunidad(CEDIC), quepretende ser una guía
para establecer una estrategia de desarrollo social que se caracterice
por:
1) Situar el esfuerzo .social ·en poblaciones de extremapobreza urba-
na, para servir a no más de 400 familia~ ca,da uno:Con.esta cober-
tura se logra una acción más personalizada y (,ma más efectiva
'focalización' del gasto social, evitanao 'filtraqioneth~cía faJTlilias
que en principio no debieron tener aceeso a::lant<:Lsocia}¡ eidentifi~
cando .e incorporando a las per:,on~5,ce¡UflpC1hQ.ii(~ts9s.motivos no
acceden a ella. El CEDICdebiera en lo posible localizarse lejos' de
las sedes municipales y de los atrás lugares donde se entregan se/'\IÍ-
cios ijardines infantiles, escuelas y consultorios), a lot,efectos de
quefas acciones del centro vengan a Gomplementar~no a sustituir-
la labor efectuada por aquéllas/ aumentando/a cobertura de la red
social.
111. El círculo de la pobreza 343

2) Desarrollar integralmente y aplicaru11a.seri~.l!e~c9io s~~!~le§


de manera simultánea, coordinada yp(ff5p¡¡¡alf?:,f;l.da¡ a1tit/tt4i~
re.ctamente.algunos nuevos bienesy~'({ejosª;la'PPblac:i!r(~g(;Jfh
daría y consiguiendo quftcqtr;oscief {se.aB · ·
pprsu ÍQtfF(nedio o biendire~tarn,Q .
des respppsables, ipa,r..a, la · ·
rna.ter{ales.y.•11p.rnat~ial~
podrá entregar (iite.ctarne..
mar;la desalgden . · ·
· ·.deiJtencíónjJ{Qf)iit,I;
. , . . eséoláf'.YUnfo.n.dpt,
.. · pl.esposiM/iciatJes que
·nar.>J,\dernás, prt;s(ar,f
trartiítación de subsi ·
cJe,vivienda1 e.
3) Involucrar.a losbem:i 1.CJi#.Cl<Jij~o
pío clesarrollp, pQr mecfiP de
CEOIC::y ,f:njas acci t~.
Ello Contribuirá a dis. . Ir
~va.for~yla posi/Jilif:iladre,ilJd(;J
Entre. otras acfiones, st,,~~flll:
como.'monitqrasfiesa.t9:df~p
villapro,píarnenteta/.: <i ,. ·
4) lnc:orpprat en forrna rnássi
una estrategia de desar
privado en.prp de.rompe.r.~J,
EQ resumen, .el CEDIC fi5.,(.lr,nj~~f
ataqir e11 forma integral ala:elf.trern~
unfenólI:le.fJ.o. m1/ltífa~titi~~ ·
biéna.<:Qntr,it)y/r(:lirectara~n
en/a.actualidad,serrea./ita. e.

No ~épor,qµé, · pero;;aa vet"~~~surg~9 'ij(stJf!si~QfJ.! ....·. .. :t¿ ·~u~


ciór,. persona/del ingreso s{ernpre se. ml~iienen f,i ta mtJn(e1:Q1Jil;tr,ofrases
aparentemente inconexas; tres de m{s1.1e.gro,: ~n.a 4e,l¡!,.¡.,~B!~Q.~,tY,99fn~
pañero en algunos cursos erJ la l)niversidad de~hitagó; · ··
344 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

Por una parte, rhrquerido suegro soiíá decirnos que un país sin ricos es
11

un país poMi'¡ que ''el que guarda siempre tiene'~y que "no hay que
contarplata·delante de los pobres", Por otra parte, mi colega·soJía res-
ponder con un ''mejor" o .un l¿compárado con qué?'~ a mi..safüdo de
1

11
w1
¿cómo estást: pues contestar con "bien'' o "muy bien/ era in'\cep-
table para los eá:,riorrristas, pues práctica,rienJe todo es telat.ívo:
Quizá lapdmeft1Jrase.dedon';BerJa;i tomo me: encantaba'apodárle, le
fue refo~ada: por su experiencia de ha:ber X?ivido en fa Cuba dé Fidel,
justamént~dura,Q.te el primer afio deesa dictaduraqueya lleva J$afios
y que, sin fugar a dudas; pre~entahoy una distribuciónp~rsonal del
ingréS,()'~esJa.n.t!ak1samente'1 pareja. Ese primer año fue especialmente
exitoso ~ñiei:lucir el porcentaje del ingresopercibido por el quintilsu-
perlor dé /;¡¡población, p11esprácticamente todos los ricos fuerondespo~
jados y.,1desapar(:Jcidos 11 déla isla; algunos, de/mapa (¿mejoró con ello
la equidad?) La experiencia en ese y otros países flcastrados" por el co-
munismo,. qüe castigaron e/ahorro individual (al que guarda) y que
limitaron/a iibertád e incentivos· parn crear riqueza; indudablemente
va/id~ las sent~nciasde111i s,uegrq, P/4:€:Jf no guardar; eliminara losricos
e igualar hada'aba.j<í lleva a la,pabreza. •. . . . .... .
la. tercera frase, seguramente, tiene su origen en la formación más ~ien
austera que recibiú•áque/grupo de jóvenes afectadosporlagran crisis
de los años 30, que:~pti:J miseria ocasionó~ Una c:habacaná o exagerada
ostentación de la riq~~za en}oyas, mansiones y pubUcitadós matrfmo-
nios, fiestas y otras re(inictJn~~/1s?~J~!es1casi 1ujuriosas es. (lo sólo d~ma I·
gusto( sino•condu<:eritiialali~Wdiirry~Já:tiolencia\ S:lñ~enclrtftfr:~C:JS 11
del Chile de hoy/o son· · · · r!lrniJr~sulta,do de q/,lepqsle-
ron.a trábajatfü~ny,ho tos natutá . ·.
lo cual/a rhijdieio,~/es
1

gana haeer/011, cfespués t > • .. <•


de'más. repetif:)'1 recdrdJili§l)•'§á8fJJ'S·.
1
contar plata delantedelospobre$ i :\\ .. ·•· ·.•..•... • ···•.·•·.·•··.·•••.• ·•· <.,
Por último,. me viene, a la cabezil el lr:¿~otjyifrado cq,i·qrl~Jq~ . . . ·• . . ·•·
mi amigo Lafa. A'.~~flJ .·.·. ..··.···•'· terce,; seict.(I, (:);\(¿/QS
hay?), y de/primer mun,tfifl,f;' . .. . ...... iórJ fa falta ,df!:' vfr<fa<J~ra
pobreza en Chile, •comparado con aque>se·b.bserva enpráe.tJcamente
toda latinoaméricay Africa/ ¿Dónde estál'l los nifios descalzos y,desnú-
na
tridos? ¿los que tienen cabida en las eseuelas ypufulanpor1as ~a#es
pidiendo limosna?¿ Dónde lasViviendils /'de cartón conpisq ae' tierra
11
1

y sin abastecimiento de electricidad y de. agua potable? Sé que, 1tmal de


111. El círculo de la pobreza 345

todos es consuelo de muchos peró también sé:que es en verdad ifliuÍtd;,


11
,

opinar sin hacer comparaciones. .. . ·. .. .· . . . . . . ·•· ·. •. . ••·· ••· . . . .


¿Cómo hubiera estado Chilehoysi seJwbieran ~p/ícado/enétlaspofñ'ln
cas estatistas, populistas, ·red:i!J,tribucionistas y nacionalista~·gue;fie~~":
mendadas por ilusos Mm íntenclopados¡ fueron ejecutadasp,u; n11éstr0Sc
"hermanos'" latí,noamerí,'(~np1
/lasquec1qutseapli<:aronyyse·
Jt,ioJos 2(} •. ,
< .·•.... dqt.o.
··. . . ·
: . . . . . ·• •. tJpf/~
>'
opinarán que hoy estamos fbiemtf;. Dtn:,s,>queestamos1:~ma/{'¡f~Uf1'0t(Qs'/
que es "escanda/osa." la•brefhaientté'Pit!:o~ypobres>A todosleS · ·· ·
to:¿comparado.conqµé (quJé~

El pasado}ueves ·16 de m<l!W iJ,~tJ: miernbro el~! clft'(;ctdf de:f~fúb.?4rr


1

ción Miguel Kast Rist, tuve.el tío'f].~~,~ef!>fesentar: elliliro ¡A'Der,~otart~


Pobreza! Un Desafío Para lo.sJóVe¡;-te$;en e/Salón tfeHarmrdemttest'ra•
Pontificia Universidad (Jattf!/ica: ~li#l?rt1rde,¡;n~~os dé,90pági~~~jt;¡e'di~ \
tado con la ·colaboraciór:nfe. fa:•~nd.aciór1,ttrans11:ri~Josiíis~ursó5:!p,ro-,.
nunciadospor el Presidente,Frei y por el presiderit~1ela•F,edé,rá,clótn!e .
Estudiantes de la\UC (FEUC) ele: 19941 con los ~11?;les ~eina~tl;fÓ!~fl
gran seminario organizad9p9r la:pi&f3,afines · ·· "
.sen ta ·•.-adeeuadamente e.ditadas,.paJ;y1. ef:"l~n
siutiquer[as""' fas•intervenc;iones.r.(~sefsd~sta~ap,
paneles~f! disc11sióm · · · · · ·· · ··
br(;za.';)telseg(;(nd<1 . ,. · .. <

DespriásidfafiFrpácquee#li~i~"·
pan~Ustas. .'nc>;.anclan C9ff rQ(Í~
cfüiagracfp eiQterés-" ·· · ··
dón. ordenadáide ... · ·
ct1da11node/Qs.pá
desde el ángulo de un'ec~rr.o
pobreza yquec.onooió·bien,~ ..... ·• .· ·.•· ·•·
les:presentoa ustedesunac' .· ·.... ·. . •· ./. . .. 's," J .·
Del discurso del•Presidentecde l@~efJIJ,bfífa,;destaq11,;s1.1pr&rp
cita en súfrase: 'Queremos respl;}ñ~ei7;credeátemente Be l~sne
y carendas más urgentes de la infaneia'e~extremap9bré ·. ' ,.
ampliar la.cober:tura· educativa,·s~bre tod<'J\á'riiveldeprees . . >.t
.(Pág.30); Del discurso del presidente de;,/afi!U€1AleJarrdm,SaF1 fr:,r,~tg~
346 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

c~,destaquéla;!fasetlíjl,tJiet1 ,i1t)tse'8sfJf!:ftÍ)¡~Ql',e}'1nt~ipá11fa:t:reat una


S<Jpied~dmJssqlidaria,más humana ymísJu$ra,'l~~¡~~~cónsid(;fra1;se.
esrrittamfet1te '-'fl'~t1i~~C§itaríQUPá~ .. · · . .
Det95:paf1etistás;Al/Jetto .E
ci9;:Ra(s1, ,'§ii<:iéf!;do
111. El círculo de la pobreza 347

máspdbre;fulenttafi~(J~taJQSpal5z~?"'··•·
,yTailandia}; 8 en Kore;i'y5 véc ·
noam~ridat:10s creciero . .,..
ticóslobicierona .
,''•//,"/,,' ' f '" ''
.

a·.ésc
dár,ilotuaJperpétú
Jra/Jajadt1rJ15,.crjn y sin edqqá
·• ·damdairelati.vá (ietr<1bajadof'!
quef;>btienen fas personas
est(l:!CtJJra <k~afarios ea {u
de, asl.:lvez,;fed«clr.Ja des
· · ·.···¡.~·d· ·.··. •. ·¡ ,,,1 ' . . .r.· .. ···. ··<•)....•
1gl.la.11a.· t(t)~a ,u.e•Jngresof,, ,1,2'"r.,P,;: 1:]:,
Respecto de las políticas comerciales( ,et)~
gias de sustitución de. importadones y usoi.
348 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

neficiaron primordialmente a la élite y a los dirigentes laborales de Amé-


rica Latina, no generaron una fuerte demanda de mano de obra. En cam-
bio1 la estrategia orientada a la exportación permitió que Asia oriental
mantuviera una trayectoria de crecimiento basada en la demanda de
mano de obra'. Y agrega: 'El estímulo que una mayor oferta de recwsos
humanos ha representado para el crecimiento económico parece haber-
se potenciado gracias a la orientación hacia las exportaciones de las
economías de Asia Oriental y a su consiguiente trayectoria de creci-
miento basado en la demanda de mano de obra y de capacitación. Los
países de América Latina que, en general, siguieron una estrategia de
crecimiento más orientada al sector interno y al uso intensivo de capital,
no lograron aprovechar esta interacción positiva entre el capital huma-
no y la demanda de mano de obra calificada.'

6. ¡A PREDICAR CON EL EJEMPLO!


(18 de julio de 1996)
El 15 de octubre de 1987, me referí al mal ejemplo que los padres da-
mos a veces a nuestros hijos, lo cual puede afectar sus valores básicos y
las actitudes que asumen cuando adultos.
Primero: ¿Cuántas veces han observado, desde chiquitos, que los papás
se consiguen una rebaja a través de solicitar que se les venda sin boleta
(para evitar el pago del /VA), siendo Moya el que financia la rebaja?
Pagar sin boleta es sin duda un robo; pero el niño aprende que ello es
justificable, pues sus padres jamás robarían; Así, hacen propia la idea de
que robarle al fisco no es inmoral: "Sólo los gansos pagan con boleta".
Segundo: ¿Quiénes respetan los límites de.velocidad o fa reducen.frente
a señalizaciones que ordenan hacerlo? Casi nadie, ¡salvo que haya cara-
bineros.a la vista! Es perfectamente racional que el chileno no le haga
caso aJ/etrero de control obligado en la ruta a Viña en las cercanías de
Curacaví, pues éste miente. ¿Por qué no se lo cubre cuando no haya
control,· y se fo descubre. cuando sea efectivo? (Hace unos años, yendo
para Argentina, me detuve en un retén donde se anunciaba control obli-
gado1 y fui el hazmerreír de los policías que se molestaron cuando me
bajé del auto pidiendo que me controlaran e interrumpí su hora del
mate). ¿Por qué hemos de bajar la velocidad cuando los letreros anun-
cian Peligro, Pare, Faenas en el Camino o Desvío¡ si en la mayoría de los
casos son añejos? Cuando nuestros hijos nos ven hacer caso omiso de
todas estas órdenes, concluyen que sólo los pajarones respetan la ley. La
IV. Aprovechadores de la pobreza 349

autoridad tiene mucha culpa cuando impone restricciones absurdas y


no exige el cumplimiento de las razonables.
Tercero: ¿Cuántos profesores permiten que los alumnos copien en prue-
bas y exámenes? ¿Cuántos padres alientan el uso de torpedos (acordeo,
nes) y el.sentarse junto al mateo para pasar el exa.men? ¿Cuántos les
recomiendan hacerle/a pata a/profesor¡ y cuántos barreros responpeoa ....
dicha adulación? ¿Cuántos padres les hacen sus tareas? ¿Cuántos los yen.
copiando textualmente de enciclopedias y cuántos profesores hay que,
sabiendo que el alum.no copió la composición,,por cuanto el vocabula~
rio usado .no es. el de un niñ°"" lo premian en lugar de castigar.e/plagio?
¿Cuántos profesores aceptan la postergación de prm,!bas .o exámenes y
cuántos padres. otorgan o consiguen. certificados. de enfermedad pa.ra
que estén ausentes ese.día?
E/niño aprende que el fin justifica .los medios, que las cosas "se consi~.
guen que los plazos no se cumplen, y que sólo los gansos se esfuerz.an
11
,

y perseveran por alcanzar algo que los vivos y cortesanos pueden con-
seguircolocándosel:Jajo e/paraguas opormedios abiertamente ilícitos.
Cuarto: ¿(uántos.niños.ver1que los.apituta.dos se sacaQ el parte (multa
por infracción alas leyes del tránstto).que.supapá tuvoquepagar?¿No
es injusto ;que el señor que iba delante, a quien también lo detuvieron
por ir a 80.kilómetr:os por hora en una zona de 50i.JJliede.enla impuni-:
dad por tener alguna categoría o posición transitoriamente importante y
a uno, ciudadano comúnrse le curse el parte? El,í1ii'i(1 ve la.jnjustü;i~r/!Ífih
•· talproceder;,vaya en el aÍ:l.to.delpriviJegiadoo .enel•ótr,o, )(,apr.ende qV.ex
no hay iguáldad ante la ley. ¿Cómo ha,de;:espetarla,.entonces? 1

Los padres y ·/asautorídades .tieneníl&gran feSpofJtiabilidadJ;fe ina1:1lt:.éffe¡4 •,


a nuestra juventudlosMale,resbasicQsd~1\respetaala.Jey,i:0aJprójims,~~ 0 ··
de que .elesfuerzopersonaJ¡/aperseverancia y; la.bon1adezcarac@:iZiir:Ji
el.camino.correcto para. el¡éxito en Ja.tier1a1yhacia el cielo.

IV. Aprovechadores de la pobreza

Así como el médico que da la mala noticia de una enfermedad terminal, o el


mensajero de la antigüedad cuya vida corría peligro si llevaba una mala
noticia, también los economistas son juzgados culpables de las inequidades
que, a veces, se ven en la obligación profesional de denunciar.
Prácticamente todos los asuntos que discuten los economistas involucran
cambios en la distribución personal del ingreso; casi siempre algunos ga-
350 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

nan y otros pierden, o algunos ganan más que otros como consecuencia de
los eventos que normalmente discuten los economistas. Pero, estos eventos
también tienen otras facetas que los economistas consideran importantes,
como por ejemplo, enunciar que a raíz del asunto que se discute bajará la
inflación o aumentará el ingreso nacional. Casi nunca estos aspectos des-
piertan en los interlocutores de los economistas, el apasionamiento -ni si-
quiera un moderado interés- que sea comparable a lo que provocan los
aspectos redistributivos.

Y además: ¡los economistas son generalmente tratados como culpables de


tales redistribuciones! A tal extremo ha llegado esta asignación de culpabili-
dad, que George Stigler comienza sus memorias con un prólogo titulado
"¿Son los economistas buenas personas?" El mismo cita la frase lapidaria de
Edmund Burke, que ya en 1790 había declarado con fuerza terminante: "La
era de la caballería se ha ido. La de los sofistas, economistas y calculadores la
ha desplazado; y la gloria de Europa se ha extinguido para siempre".

El ejemplo favorito de Stigler acerca de la "mala imagen" de los economis-


tas data de 1834, e ilustra lo que posiblemente sea la razón de esa "mala
imagen": Los economistas generalmente se comportan como unos "agua-
fiestas" que vienen a desilusionarnos de las benevolentes acciones propues-
tas por los más entusiastas promotores del bienestar social.

El ejemplo elegido por Stigler nos relata que una costumbre de los ricos en
ciertas zonas de Inglaterra a principios del siglo XIX era comprar trigo en
años de mala cosecha y revendérselo a los pobres a mitad del precio que
ellos habían pagado por el trigo. Mountifort Longfield sostuvo en 1834, que
esta acción generosa y desinteresada de los ricos era, al mismo tiempo, la
más inútil de las acciones pues, dada la escasez que existirá de granos hasta
la próxima cosecha, la única manera que los pobres comieran más ¡es que
los ricos coman menos! Meras transferencias de dinero ¡no pueden crear
trigo! Las compras de los ricos para revenderles a los pobres (en adición a lo
que compraban para su propio consumo) hacen subir más aún el precio;
así, los pobres, al pagar la mitad del precio (aumentado involuntariamente
por la acción benevolente de los ricos) terminan pagando tanto comb hu-
bieran pagado si los ricos nunca hubieran intervenido. Los únicos benefi-
ciarios de todo el esquema serían, denunció Longfield, los tenedores de
trigo.

¡Cómo no indignarse con los miembros de una profesión que rompe, tan
despiadadamente, la hermosa ilusión de creer que los pobres están adecua-
IV. Aprovechadores de la pobreza 351

<lamente atendidos, por lo que los ricos pueden dormir tranquilos, congra-
tulándose de tan astuta manera de ayudarlos sin disminuir su propio con-
sumo de trigo!

A pesar que apropiarse de la pobreza ajena en provecho propio es uno de


los actos más repugnantes a la moral, es un espectáculo frecuente y que no
despierta el repudio que se merece. El ejemplo más inocente es el de la ma-
dre preocupada porque su hijo mal educado rechaza el plato de sopa di-
ciendo que "tiene gusto a trapos hervidos", ante lo cual la buena señora no
encuentra nada más persuasivo para decirle y_ue "Toma esa sopa inmedia-
tamente ¡piensa en los niñitos con hambre de Somalía o Bangladesh!" 1

El combate a la pobreza es una causa tan noble e inobjetable que se ha trans-


formado en un escudo ideal para "justificar" propósitos muchísimo menos
inocentes que el ejemplo de la madre preocupada por el hijo inapetente.
Casi todos los desatinos económicos han invocado el combate a la pobreza:
la reforma agraria, que hace imposible la producción de alimentos; el pro-
teccionismo, que condena a gastar más para consumir menos; los salarios
mínimos legales, que condenan al desempleo a los analfabetos, jóvenes y
ancianos; y así siguiendo, se puede confeccionar una lista interminable de
medidas perjudiciales para los pobres, todas adoptadas en nombre del com-
bate a la pobreza.

Por cierto, el combate a la pobreza también ha dado lugar a los actos de


generosidad más espléndidos de la historia, como lo muestran los ejemplos
contemporáneos de la Madre Teresa de Calcuta, o de Caritas Internacional,
entre otros. Pero el ámbito donde estas iniciativas han prosperado,
sistemáticamente, ha sido el sector privado de la economía. En los despa-
chos oficiales no se han observado, en la historia, condiciones tan favora-
bles para el florecimiento de estos emprendimientos.

Lo que se ha observado en esos lugares, en cambio, es una sospechosa falta


de habilidad para acertar al objetivo de combatir la pobreza. Alguien, qui-
zás, podría sospechar que no se trató verdaderamente de combatir la po-
breza, a pesar de las declaraciones oficiales. Por ejemplo, en muchos países
de América Latina (República Dominicana y Costa Rica a principios de 1997
son dos ejemplos muy claros) se exime del IVA a ciertos alimentos básicos y
útiles escolares "para combatir la pobreza".
' Además de aprovecharse de la desdicha ajena para inducir a su hijo a alimentarse, esta señora se expone
a que su hijo,insolente, aplicando una lógica perfecta, le conteste: "Precisamente, mamá, debiéramos
envasar y mandar esta sopa a esos lugares ... y que la tomen ellos!"
352 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

Pero estas exenciones no son selectivas a favor de los más pobres, sino que
abaratan los productos exentos para todos los consumidores por igual. Así
pues, de toda la recaudación que el fisco deja de percibir por el pan, la le-
che, el arroz, la carne, el trigo y el maíz (que están exentos), una fracción
ínfima beneficia a los pobres ya que el consumo de ellos representa una
parte insignificante de todo el consumo de esos bienes. Una familia rica que
compra 10 kilos semanales de trigo y maíz para alimentar a sus faisanes y
otras aves ornamentales, se beneficia de la exención diez veces más que una
familia pobre que compra 1 kilo de esos granos por semana para alimentar
IV. Aprovechadores de la pobreza 353

a sus hijos. Una familia rica que agasaja a 120 invitados con 30 kilos de
carne en una comida se beneficia de la exención sesenta veces más que una
familia pobre en la que cinco hijos comparten medio kilo de carne en una
comida.

La mayor parte de la recaudación dejada de percibir beneficia a quienes no


(¿o quizás sí?) se intentaba beneficiar. Por cada peso de recaudación perdi-
da por exenciones al IVA en beneficio de los más pobres, se pierden dema-
siados pesos de recaudación en beneficio de los más ricos. Pero lo peor es
que toda esa recaudación dejada de percibir en beneficio de quienes no se
suponía que beneficiara, se hubiera podido usar en proveer servicios públi-
cos focalizados a quienes sí se intenta proteger de la pobreza.

Lo que sigue es una pequeña muestra recogida de columnas publicadas


por E. R. Fontaine en "El Mercurio", donde delata los efectos sobre la efi-
ciencia económica y sobre la distribución del ingreso de las políticas adop-
tadas en ese país en favor de los productores de trigo, con resultados de
popularidad similares a los cosechados por Longfield y Newcomb. Se in-
cluye también una que denuncia los efectos redistributivos del antiguo sis-
tema de pensiones imperante en Chile, el cual fue reemplazado a comienzos
de 1980 por uno de capitalización individuat con fondos administrados
por empresas privadas y con la libertad para los cotizantes de elegir quién
se los administrará.

t., EL-00\SO 1;11.iíosllll~D


denoviembrei:tltt1987}t,,;,·
, .• '•·<·' (5
.,it,·<i-; • :., ·~ ,,;;;\;\JC'•·'f( ·,\;\;:.:i;. •:'·'.' yi:. . '
El ¡,ue~'(S e~si!c1f?: ¡ef.iffPt?,\ gQe,~::~;,c;hll@:
qui~nes sehaqm•ricps1o . · · · · . · ·
o impófta( aqu?;Jlj,qpe ~/~mur~
otros.yen.mercaaoscuyospre,c,of.''.
"!ªYO.q;,a~ ~ Íil-~lfqÍi~fªfe.C~IJlCJ/ad¡Js '
dera~~-'legí~m~t P9l~f:re«,j;,q,.imaym . ...
quw.delpaí5;; • , . ,.t•:.\ :},, : . • 1{;,,;,:;, <<> · f.· , :,,t
Contrasté.es,~. reaí¡fMd ~0n::fa:'."1ue irtrperotrtre,~s;if$c;ad~$,;qff 1i49J-: .
19!0, ,en. que myqhai fom,:o.~s fµel!f'}, co~~egµ,1clas m,~dlap~. f~yo~s ·.
1 1

concedidos ppr 1~, gqbie111os.a corr~ligkmarfos!y ·qibifdos Q~t~Df<


de. suerte quefu.~:fTlás:gue,@,~~,,g!A,~Sl;¡., sqsied;~r!~~1- ,.',~Cf,;;
354 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

como 'ilegítimas'. Dicha ilegitimidad naturalmente conduce a la con-


cepción de una justicia social basada en el principio de 'quitarles' a los
que más tienen, de castigar al rico y de interpretar la riqueza como pro-
ducto de una 'lucha de clases', en que los ricos lo son como resultado
de expropiar a otros y no por haber/~ aportado al país una mayor riq11e-
za por la entrega de bienes y servicios cuyos valores sociales son mayo-
res que sus costos sociales.
Siendo aquella la fuente de muchas fortunas, no era de extrañar que la
gran mayoría mirara con desprecio y desconfianza al rico,y favoreciera
que se los 'castigara' con impuestos muyprogresivos a sus rentas1 a sus
capitales y al consumo de bienes considerados como suntuarios ·(whisky,
perfumes, viajes, televisores en colores, cheques, casas 'grandes' y de
vacaciones, autos, bencina especial, parafina para la calefacción, gilseo-
sas, a.rtículos eléctricos, electrónicos e importados en general). frie/uso, si
bien pagaron muchos justos por pecadores, se llegó socialmente ajusti-
ficar las expropiaciones de fundos y, más adelante, las de industrias, sjen-
do sus propiciadores contemplados corno verdaderos Robín Hood que
cumplían con la noble misión de robarles a los laélrones las riquezas acu-
muladas por medios ilegítimos y concesiones cortesanas.
Quisiera postular que los Robín Hood no tendrían cabida ni razón de
ser en una sociedad libre, con una organización política, económica y
social y cultural en que las fortunas se 'ganan' en sana competencia (de
modo que quien triunfa es el más capaz, trabajador; austero y honrado)
y en la que el Estado asume la responsabilidad de canalizar nuestra so-
lidaridad hacia los más pobres mediante la entrega de bienes y servicios
que les permita satisfacer sus necesidades básicas y premunirlos del ca-
p ita/ humano necesario para sacarlos de la pobreza extrema,
propendiendo así a una mayor igualdad de oportunidades para triunfar.
En esa sociedad habrá una 'economía de la solida:rídad1, la cual no se
basa en odios a los que se hacen ricos por cumplir con el mandato
divino de aprovechar bien sus talentos, sino en el ;;imor y solidaridad
hacia los más pobres.
El trigo es una de las excepciones a la re3/a de que en el Chile de hoy
quienes acumulan fortunas/o hacenlegítímamentemediante/a imagina:t
ción y el empeño de producir bienes y servicios que ta comunidad libre-
mente valora en más que lo que a/país le cuesta producirlos. En este mer-
cado, el precio recibido por el productor y' pagado por el consumidor
nacional es como consecuencia de la "banda de precios" existente, un
1

valor sumamente mentiroso, constituyéndose en la fuente de una mala


IV. Aprovechadores de la pobreza 355

asignación de recursos, de una redistribución regresiva del ingrescrr, pót


tanto, de riquezas 'ilegítimas En todo caso/ debo enfáticamentevolver
1 11

a destacar que "el chancho no es el culpable", sibien es ciettoqúe en"el


caso particular del trigo el chancho.ha sido muy insistente y: poderoso
para• conseguír que se le dé .tt:ualquiercantidadf( de afrecJ:m.11i

2~ ¿PREVISIÓN O. ROBOf!iOJll@•'C:t:fENIO ÍNÉ9lfe;~~"'1''


(3 de niátzo éle l91J8f
En su carta aldirectctrdel:26dedicfepbre
Inocentes~ el sef;Jor Juar¡ Pérez (;on~á'1

perdoPleíto a 1051,deudores,hipoteoarws
debidoa quelas./etraship'otffi!Cariasest
las Administradoras de Rondos de Peas·
dores !e¡:ai, á su vez afíliadqs.:á t/as .
rían sop:<>rtandoel costo dela·
aúndeudashípotecarias, tenga
tengo e/deber dehacerlo;pvestoel
el prójimo, no veo razón algunap
ayudar a resolver el problema en qU(;!se .
carios• Al respectq ·ofrezco a mis lectoréY
cómo se perpetró el "Robodel Siglolt:-fa ¡:j. ...•. .. . 1 . . ,: .····
Había tres hermanos muy parecidos encua .·.. . ·. c¡¡rpacidaffJiq;rage-:
nerar ingresos, de suerte que sus remunerncianes durante su V,ída ótil
fueron muy similares. El mayor era total olrtico¡ a/C;s otr9.~dos
les encantaba la chuchoca, si bien mílit . ·• •. ·......· :t<;Js'párti~óstSíen,
do empleados dependientes, ett.an,impoaentes1eltm.1nafmisml~ri?!lfa .. El
mayor compró una casa modesta consu esfuerzo y ahorropersona,li aún
vive en ella (tiene BD años d& edad)ypemibeunajupilacíóniíe✓?S!t;llíl
pesos. El segundo se consiguióf#n,crédito2no reajt(stabledelª':Félfa:el
11

año 1950, a1.m interés de seispor,pfenlopor2()raños·para c;:or;¡;¡pr;ir,JJRii


buena casa ,e1J unhuen barrio;i:e1,id~~QiaJtJflQmetroP<:pua<dríJ/Jqs) ~di(I~
q¡dos y mi I 400 metros de terreo@), ;$:Us cuotaspara,.s~¡¡'tl'.{n¾;,,4Jf:!'t,l.c/a se
esfumaron con la. inflación al cab0 de seistaf(os,p9t,1tJJ;8úti:tP1Jd<JJp~gar
el saldo de la deuda remanente.eón menosdJr:iero'tJueel,qiJJ~tlªSté.~nzfa
comida para su celebración en l:I Hqtel CriJJéw¡fiij~; 1:~rmtné;1p~g,u¡do
sólo el 25 por ciento del costo de la casa. Hoy vive en un departamento
arrendado en 50 mil pesos en Prov:idencia, y puso en arriendo su rnsa
356 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

en 180 mil pesos. También percibe una jubilación de 25 mil pesos. El


tercero consiguió en 1954 (nuevo gobiemó) arrendar un departamento
de la Caja, pagando un arriendo "controlado" por el Comisariato de la
época (más tarde, DIRINCO), de suerte que por un regio .departamento
de 240 metros cuadrados en el centro de Santiago pagá'por.años l;ln
arriendo equivalente al costo de un par de zapatos, el que pudo mante-
ner hasta 1974. Antes de jubilar, consiguió un fuertéaumento de su
sueldo imponible -no de su sueldo real-, motivo por ef ct1alhoy tiene
t1na jubilación de 85 mil pesos mensuales.
¿Le parece justo el sistema? Todos los. hermanos (y sus empleadores)
hicieron los mismos aportes a la Caja durante 40 años; La jt1bi(aeión de
los primeros dos hermanos es baja -mt1cho menor que una anualidad
"decente" sobre el capital acumulado en imposiciones.,... debidCil.jUsta-
mente a las malas inversiones o perdonazos que aprovecharon.los otros
dos: una pérdida del 75 por ciento en ·el préstamo al segundo¡ una ren-
tabilidad tal vez negativa dela inversión en,el departamento·que arren-
dó el tercero, y una anualidad quizás excesiva sobre el capitalacumula-
do por concepto de las imposiciones. hechas por. este .últirt:10.. ¿Qué mé-
rito tenían los hermanos.menores ,.;o qué demérito tuvo e/mayor-para
justificar tan desigual. nivel de vida durante ;;u vejez? . . . . .
Afortunadamente, esta injusticia y robo no ocurrirá con las AFP si todos
luchamos por mantener un sistema que premia el.ahorro» a la vez,
garantiza una pensiófi\mínima.a los más pobres.

V. Cómo hacerse pobre:


políticas económicas y pobreza
Cuenta la leyenda que a un economista se le pidió su opinión sobre las pro-
puestas de varios partidos políticos para aliviar la pobreza. Después de
haberlas estudiado cuidadosamente, elevó sus informes a los diferentes par-
tidos que lo habían consultado. Al comparar dichos informes, los partidos
comprobaron que, a pesar de las diferencias en sus respectivas propuestas,
la respuesta había sido la misma, a saber: "No ejecuten esta propuesta. Estos
pobres ya no tolerarían más pobreza. ¡Dios proteja a los pobres de los políti-
cos que intentan protegerlos de la pobreza!"

La mayoría de las políticas erróneas para resolver la pobreza, o para preca-


verse de ella, que terminan agravándola están generalmente inspiradas en
V. Cómo hacerse pobre: políticas económicas y pobreza 357

las mejores intenciones. Simon Newcomb advertía a fines del siglo pasado:
"El efecto que quisiéramos que nuestros actos tuvieran no cuenta al consi-
derar las consecuencias de esos actos. Lo que nos concierne son las conse-
cuencias de nuestros actos (¡Economía Positiva!), y no los motivos que los
impulsaron" 2 • Después de más de un siglo y medio, ya nadie discute que
Longfield y Newcomb tenían razón, porque hay cosas muchísimo más ac-
tuales que discutir.

Reproducimos tres columnas del profesor Fontaine sobre los efectos que a
veces tienen las políticas económicas para aumentar la pobreza.

M~RC.:Ap01i.ESTADO Y.POBREZA
· ,(11· de febrero. del994) > •
NÓb1/ef.mercado;/J;u}l6i~ite)ª'~b{Jreza . . e/.Ésta4of . ¡is
$glaJ)liJ5:5,abep · · ·· · · algungssólounospoc9sJ1nu/os talen-
.. ,.e~{M~iqameI;ite ln~ppleablf3~i cuando
.·. '6/!l;~Cfªlm~me •ª sqs padres y .herma-
ios t::0(1 ellospara qu~aLmenos satisfa~
erii!tesyno mat,~i4fesduraptf: supaso
itJ .f/~.~~gg"q .. .. ega a(nacer talen-
.. . .. . . . . . j!qlUltfp/i<.;;¡¡r
qqe1e~i1Jamos~e
~ÉJ.!na o,maJasuerte.. · ·
·j¡ 1,i edij¿acián y;tuvi~-
.JJOfpjlfJ1t:l!(f! no: fuerf?JJ.
asj.qa1:1t~sporq1alJJJeT1te.
no,S;• imputan~
los;tuVlefon~}JÍl,~daron .a la
adyde. /a,acct4n,de/fstado
io ~unqci~ n(JtfU[icien;.
naderor,. Paraaml;Jas "'"ricos
a alcanzable depepfierá ~I
•.... .Oride nacfóy vivir§: de• fa.ri~
..... nes anteriqres y dela forma como
5~cerduranteel lapso de,sypermanenci?..

1 Newcomb, S. Principies oí Política/ Economy (New York, Harper & Bros., 1885), p. 532.
358 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

en él. Es absolutamente irrefutable el aporte que el mecanismo del mer-


cado ye/ respeto de la propiedadprivada tiene sobre la administración
eficiente de la riqueza heredada y sobre el crecimiento de. ésta en un
país y, por lo tanto, en el techo que se le impone al bienestar alcanzable
por sus habitantes. Compare Europa (o Alemania)Dccidental con la del
Este; Corea del Norte y Sur; Cuba y Chile. '
¿Dónde está la responsabilidad del Estado -en verdad, de quienes asu-
men su G:Qnducción- en todo esteasunto.?: Prfmerofenpr9veer\t/(1 am- 1

biente'propicio para el crecimiento eccmómic;o delrpaís y eleví:lr así el.


t<;cho alcanzable por sus habitantes. Ello comprende, en lo más esen-
cial, preocuparse de que el mercado funcione com.o es debido y de que
se r<;~petew(os derechos de propiedad; Jo. demás esfondenar: ~J,p~ís a
generar l;JQ:Menesfaf menot que:e! potenéí~lmentealcanz.áblecqa.•.sus
recui-sos'J<::omerse: laJgallina delos huevcis ae ~t.of, ...... ·.
Segundo,>eT'thacer :..más bien pr?movet-aque/lo que sien~o corw.e-
niente para el país, no será desarrol/adopór otros agentes soehiles/yser
súper eficiente en su . acdón. ¡Quédesgracia'observarfótno este senci-
llo precepto·fueyolvidado por quienes cayeron "eflli:I trampiffl .delsocia-
lismo marxista·yde.losilusos de siempre, que·coqvirtit::r:on '1/ Estadden
un empresario (de /fli~dustria, deJa minería, de la'energía; de la. agri-
cu /tura, del transp9rte; cfé ·. la consftuccion' ele vMendas; · de 1a \edµca~
ción . y de fa s;;¡11/d) ·.yen un centrb ~diciado· de,poder, desde dotide
podía demandar de sus súbditos cuantíosas x:ontribdciones para ~o ser
objeto de .odiosas discriminaciones de suparte o para obtener prében-
das que sensiblemente afectaban el resultado'de sus hegociosyelnivel
de sus patrimonios personales! ¿Cuándo se comprenderá que depe li-
mitarse el póderdiscrecionaldeiEstadoyqúe esté nó es,pot nat;rira1e-
za, un buen empresario; que su accíón como t¿¡/ nbs émpobrecejfque
debe concentrar sús >esfuerzos en ser efic[f?rité'par¿¡ cdbrarím¡:J/:te~tos
Justos y no distorsionadores', para despuét~ntregar esos dineros en fa
promocióndel sectorprivado para queésJ~trqvea el;c¡1pit¿¡J•~umano
que de..c;,tra.formá no recibiríanaqoelloSqu~\hos~ienenpadres oabue-
los rkos? • . . . .. , . . ? ;< . · .•·.·.· ·.· · ·.
¿Qoé hace <!l Estado produciendo cdbre;"e[eGtr:icidacl, ágúa. potable y'
petróleo; transporte marítimo, aereoyfefrc/y'larl(jt'.~ªMet.ro ydécorres-
pondencia; servicios portuarios y fülncarlos;prdgr1¡itatélf:?T. ~ yJ:liaríos;
educación y salud; servicios penitenciarias y;squízá.s; ptotecdón poli-
cial y justicia gratis para todos? ¿Porqué no venderlo todo e invertir en
11 11

lo que le es propio: bienes públicos y capital humano?


V. Cómo hacerse pobre: políticas económicas y pobreza 359

2. ¡TÍPICO!
(31 de enero de 1991)
Una de las muchas imágenes negativas que tengo dela década (/e 1960
fue la autoridap que tenía e/Estadopar:a imponf;rg,:aves (imitacion~s a
la liberta.d de las personas y de las empresas: ,,.. /tf:¡\¡ . ·. ,
Recuerdo, por ejemplo, la disposícic:5n, qt¡~1[ff'll:lt<lha ou:est,:ií. li~~rt<t~.~e
e<;Jmprar carne en determinados pfa5. f/;e l.a,)sJ~f!!ªR~i,c/e>cc;u;q~!;~~~f!,~•'Fn .
re5taurantes1 en· otros1. y aJos ag,:(,ultores,iJ~,i11~fl4~i:/gagado1 ~ff;.R!{qi,
¿.Re!iJ!/?da la prc,testa de, un yalieqt~;igr:{ · ·· ,f~f~PiL/8ff~i~e:Jasla,
. las.py~r,tas d~untJ,angopara hac:er:efe9;iv9 e• .... : ~~Y!Jat1eti;iila,.p(?!fli/;4fl
n~poq.1a /eg1tir:rJamentf;veor;J~flo .•esf=4lapiJJil,C:á.QY,ertitlf:t;
F,Sa t:li~pos[ci~IJ .p.r;ácticarr,en(eJ:CJJ!.iªÍ~c;tó a · f!ztJ~~h
refrigeradpies ysapital fimmciero,s1,1f(c:ie .
sem;.ma ~·taf1?poc;o ;i(ect(j a k1s rr,:
ni huesos. Su efecto quizás másr~,.t*a.
de un.precio '/)<1jo'.para .la c:arnii~'
demanda, 5~/ogr~.arruinar.aún,fi?Í:S,~'~l
defender sus derechos de propiefi,ad s
expropiación copl{ff8::(CJria. . ·· · · ·
Recuerdo, también; faJeacció1 d~J~;;~qJ.{íafi~ •.
1968. Raya.en un asunto dignó{cl !~Ptlti(~tllifJdu-: ·
so los días .en que /os comercios 0$ ../iJmirHJSQS,
alternándose,Jps u~jcados al ladod~rech de f~qilles,.1P9:-
bre de quítt.11: ,cor1fundiera la izqu/erdil • . .. . .. a!, <:i9Sil;)-7f;l~tavte
habitt(al en esa éP.%,3'. .Hubo ,x~r(e5.pr12g,:a[f/~fi~s.de energíar )';il¡itlJJ~Jén
bajas sepsiblesen el voltaje y elJ Ífírt:<:µ.eg~i1i~(su.mtfliftfOr;JOr/:ct:1en
aras de. 1:democratízar" el costo cíe léJ,.eSCiiJS~Z, ~eluz,qe,./.lfJ.a{al<1f\ffJter:.
pretac(ón.de,qye,ia "/eypareJ~.Q~. ydel.fOfY1:P.le.J9: 1t¿, · .g,n
c/;;¡1meryte .·.....·.. · .. J{~
1
alz.a deprecfqss!flp()ne tma 'cfiscr1f1]
ricos ypobre5.¡(IJpfco dementes e{' .. ,~~1 c¡9r¡fpsí:1S,fStal1~t~f1,
paterm'Jfistas, au.toritarias y socialíz >· ·.. . po.areeneri ef(<l/tit{IJ;;lala
<J.~:Jqrm~ani5rpps de mJ={fªc;{Pf; qy~ft1§,?1il.c;i{i;in f#P..<(irr,:it~{J!Jid~~ti~<!
human9 fundamenta/de la libertad! · , . · 1, •. , . \ •.
U,n <:uarto de siglo después, frentea.una pQsiéle/1¡1twa esc¡a~ez,¡~~(~~.ep
i!I precio del petr6feo1 autoritariaf'll:f;[lte se.JJP.f irrJpqnen Hmita~lO{J!:/tW::
bitrarias a nuestras libertades Jndi11ir}uales ine,d,í~~t(,? una rct.stri~c;:iqn>~J
uso ,de/os vehículos con matrícuh; c.hife11a pertetlf!ciente5: él un cJurl.acl~;;
no común. Nada por el estilo ha ocurrido en paí.ses tqdav[arn./ÚJ.<1Pf;!,IJ;;
360 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza

dientes que Chile del petróleo importado. ¡Qué difícil me resultó, en-
tonces, plantear en el extranjero que las nuevas autoridades chilenas en
verdadcreían en la economía social de mercado!
Fue iluminador/o que al respecto me dijo e/viernes 18un empleado de
la universidad que 'taxea' en horarios fuera.de oficina y que está taxeándo
este mes durante sus vacaciones: 1tPuchas que está m4/a la cuestión
séñ°'rfontaine. Pero todo se arregla el lunes con e/inició de la restdc~
ción vehicular: habrá menos ta~is, micros y autos particuJares, ypodré
descansare/ día queme toca a mf";¡Quéevidencía máspatentede q~e
la restrícci~n es siempre beneficiosa. para los socios del cárter9ue ya
están en e/mercado! Sin embargo, dichos beneficios tienden a esfumar-
se si no hay limitaciones a la entrada de 11~evos competidores ~I merca-
do: ¿Noesacasoéste el género .depresienesgremiales·que·estarnos
obsérvando•hoy? . . ·. · .. · ·•· .• . ·
Quísi~ra poder tener fa valentía de~nC~nBhipara emprender y llamar
a una(protestapacífica' en respuesta a ~na disposición tan arbitraria
c9mo es faJestrJcción vehícular.. ¿Serápqs,ib/~'que todos nos resistamos
fl. acti1~r::ir:ste nu~v:eJiatropeN& a nuestros derec.nps y fibertad~s? ··. .. .
I,

3. c
.•. . RECl~IENl~ Eti~ E~úroAo·· ·. ·
]2faa·octqijr~i~~j:991)··· '
Suerra ófjnitoél :sldg~t.¿Pe;o qpé h~élgi!n\;t,?Jntréga a~;fed?. .. , . .
• .. Eh !u difcu,rs(),:durant¡fa,~~remonia dé ~11!tr~ga.aefal13mi1800/Beéas·
·• Presfdi3ntédéfa•Repúblréat·~I fi~sídenteAylwins<itei1rl<J'.af.tern~; e~
una:fl!'prQJisad¡r·. ...... ·• •.. . áfirrriaitdo ue s~i'P,éfje~1/n)t*t~r:•eJ.t1
gre~i;,s:~~~t,ná!·.,k•••aJ:ñi,tm~ qll~:és~'á~'rr)e6f~~Q'.~e··
·rep~rta;sltrJflem!nteporlas . . .. . .. qde.e~frtit~ diie50:'110·
· .•. u~~spóéos se enri~~ª . .·. . ·
. ··. . > qu~ les sobra a 16s ri~os;;{ • ·•si •...... .
.éqÜIdáéL tsá es. lo que. éstaroos trata,brJa•iaeihaGef~: ¡.Cuál"
héice'rló(t'": > •> i • f ; ? \{( .. . . '. 2 ;<{¡ • '.. .• < ·•·
;
1
!

Ef com:epto ·. de 'chorreo' :..cieSf:lÍortun,acJatrªt[uccJóri de,l•\?tri~l<I~ .~fn


effecU<ilel qrecimiento-absolutarnente,n~aat{ene que ver:contCla'qUe1e
sobra a:Jos ricos; si fuera as~ ba$tarfai c~n achica¡: sus'bplstll°:s par~.
entiqueceralospobres, ¡Quéproble,pastene~os los econornistast:911
tratélr de usarun lenguaje sencillo para iefe.#rnps a tema$:t:omplicados,
pues las imágenesdistorsíonadasde esas palabras son.attoces!·Q1:1izás
pore1:loa muehos colegas les gusta 'hablaren difíci/1.
1 ·
V. Cómo hacerse pobre: políticas económicas y pobreza 361

Mis énfasis están puestos en.que la ciendaeconomlca:-Ji}elA}r,en{J'){


cía!- muestra que no se p11~cíen ínfringír1as leyesclefmere;a~&sin1pfl:l~
rrir en costo; que el 'cuerpq.5ocií1l ..,,aJ igµal qut: el cµ~f~o:íluJJJálf~~,;.~
tiene sus normales equilibrfo5,•y desequilibrios" yqµeamb~rrea.t:~i<.1aafir:i}
a las interferencias de cuerpos extraños.y ntanose?s✓•sie. .... . ·· ··
ble que el mttllipqfa 5Jd1Jij~W1amiento para
aestruccfón¡ q~e]as
lfdatidac(M~fl[~l
de. los niáspo~
:.ser/Q. con,· ·
~

INDICE

A Profesional, 313
Alternativas, 18 y la política, 304
Alza de impuestos, 329 Efecto
Aprovechadores de la pobreza, 349 creación de comercio, 296
Aranceles, 279 desviación de comercio, 296
Asignación de recursos, 235 Equidad, desigualdad y pobreza, 328
Excedente, 64
B del consumidor, 86
Beneficios privado: beneficio-costo, 62
esperados, 22 social, 72
intangibles de la inversión pública, 52 Externalidades
privados, 36 negativas, 99
Bienes públicos, 134 por congestión, 119
por imprevisión, 114
c positivas, 99
Círculo de la pobreza, El, 338
Comercio exterior, 263 F
protección aduanera, 264 Factores de producción valor agregado,
protección del estado, 263 83
Cómo producir, 215 Fijación de precios mínimos, 199
Costo inevitable, 20 Fomento a la producción y exportación,
Costos de transacción, 100, 102 67
Costos hundidos, 21 importar y consumir, 68
Crecimiento Frontera de posibilidades o Curva de
con equidad, 360 transformación, 233
económico, 235, 237-38 eficiencia y crecimiento, 233

D
Derechos Identificar, medir y valorar, tarea del
de propiedad, 127 economista, 60
transables, 128 Importar y exportar, 66
Desigualdad y crecimiento, 346 Impuestos correctores, 174
Distribución
funcional y personal del ingreso M
nacional, 321 Macroeconomía, 55, 56
más igualitaria del ingreso, 331 Mecanismo de cooperación, 57
Dos funciones de los precios, Las, 55 Mercado
es inexorable, el, 94
E estado y pobreza, 357
Economía positiva y normativa, 227 Método científico, 224
Economista, El, Microeconomía, 55
364 Índice

Monopolios: otros precios mentirosos, 142 R


Monopsonios, 158 Racionamiento en el corto plazo, 217
Razones
N de eficiencia económica, 275
Necesidades básicas, 75 no económicas, 277
Neutralidad es el concepto clave, 171 Reflexiones en torno a la pobreza,
Niveles globales, 56 336

o s
Objeto de estudio de la Economía, 213 Salario mínimo, 200
Otros excedentes, 85 socialismo y, 206
y pobreza, 202
p Sistema
Para quién producir, 216 de autogestión o yugoslavo, 70
Políticas económicas y pobreza: cómo de mercado, 216
hacerse pobre, 356 mixto, 70
Por qué interesa estudiar los precios Sociedad capitalista, 70
relativos, 57
Precio relativo, 43, 47 T
Precios son los términos en que se Teoría de distribución, 216
presentan las alternativas, Los, 41 Teorías y teoría económica, 220
Producir es puro costo. Consumir es puro
beneficio, 60 u
Proveer para el futuro, 219 Uniones aduaneras, 295
N4/El/00
Esta edición se terminó de imprimir en julio de 2000. Publicada
por ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V. Apartado
Postal 73-267, 0331 I, México, D.F. La impresión se realizó en
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de Retoño No. 3, Col. El Retoño, 09440, México, D.F.
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