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DE CADA DÍA
ECONOMÍA APLICADA AL ALCANCE DE TODOS
NUESTRA ECONOMÍA
DE CADA DÍA
ECONOMÍA APLICADA AL ALCANCE DE TODOS
Ernesto R. Fontaine
Profesor de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas
y Administrativas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago.
Osvaldo H. Schenone
Profesor de Economía de la Universidad de San Andrés,
Buenos Aires, Argentina.
A. Alfaomega
[mesto R. Fontaine y Osvaldo H. Schenone
fotografías de la cubierta:
Erkka Ferreyra Gutiérrez
l l11s traciones:
Idea, Ericka Ferreyra Gutiérrez
l\1'11/ización, Raúl Cedilla Calderón
Diagramación:
Juan Rico Vázquez
Andrés Landeros Bojorges
Producción:
Guillermo González Dorantes
Internet: http://www.alfaomega.com.mx
Email: ventas@alfaomega.com.mx
ISBN 970-15-0556-5
Derechos reservados
Esta obra es propiedad intelectual de su autor y los derechos de publicación en
lengua española han sido legalmente transferidos al editor. Prohibida su repro-
ducción parcial o total por cualquier medio sin permiso por escrito del propie-
tario de los derechos del copyright.
Este libro está dirigido a tres grupos de lectores. Primero, los estudiantes de
cualquier carrera, no necesariamente de Economía, que todavía no han teni-
do ningún contacto con la economía y se encuentran con un primer curso
que les parece árido, aburrido y desconectado de la vida cotidiana. Nuestro
mensaje aquí es el siguiente: "Posiblemente el curso sea todo lo que ustedes
creen; pero no desesperen, la Economía no es así. Muy por el contrario, es
súperentretenida. Ella les ayudará a comprender y a explicarse muchas de
las cosas que le ocurren a usted o que usted observa a diario". Aplicando el
análisis económico van a encontrar respuestas a preguntas como, por ejem-
plo:
Dado que las familias son, en promedio, más ricas ahora que hace cien
años, ¿por qué tienen menos servicios domésticos, tales como mucamas,
mayordomos, etc.?
Si el gobierno fija el precio del pan por kilo, ¿se venderá el pan m,\s o
menos cocido?
8 Prefacio
Si el gobierno fija el precio del pan por unidad ¿se venderán panes más
chicos o más grandes?
¿Deben los peajes al uso de los puentes y caminos ser tales que se recau-
de exactamente el costo de su construcción? ¿O, por lo menos, el costo
de su construcción?
¿Por qué hay menos divorcios entre personas mayores que entre per-
sonas jóvenes?
¿Es verdad que la vida humana no tiene precio, es decir, que su valor es
infinito?
¿Por qué las familias en los países ricos tienen más muebles, cuadros y
mascotas que en los países pobres y, sin embargo, tienen menos hijos?
¿Por qué las ballenas y los carpinchos corren peligro de extinción, mien-
tras que las vacas y los pollos no?
Finalmente, el tercer grupo son nuestros colegas, para que nos digan si les
parece que estamos transmitiendo a los dos grupos anteriores una visión
correcta de lo que hacemos en la profesión. También, para que asignen
Prefacio 9
parte -¡ojalá todo!- de su contenido en las listas de lecturas para los cursos
que estén dictando.
Por eso, en los cuatro capítulos finales ilustramos la aplicación del enfoque
económico a asuntos de interés cotidiano: El crecimiento económico en el
capítulo seis; el comercio exterior y sus regulaciones en el capítulo siete; los
economistas profesionales y el ejercicio de la política en el siguiente y, final-
mente, el último capítulo está dedicado a la contribución del análisis econó-
mico al estudio de la distribución personal del ingreso y de las
encaminadas a modificarla.
CONTENIDO
PREFACIO 7
¿Y la micro? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
I. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos? . . . . . . . . . . 57
II. Lo bueno, lo malo y lo feo: consumir, producir y que los
precios mientan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
A. Producir es puro Costo. Consumir es puro Beneficio . . . 60
B. El Excedente Privado: (Beneficio-costo) . . . . . . . . . . . . . . 62
Los Alquimistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
C. Importar y exportar .......................... , . , . . 66
1. Fomento a la Producción y Exportación . . . . . . . . . . . . . . 67
2. Importar y Consumir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
D. ¿De quién es el excedente privado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Revolución Cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
E. El excedente social: ¿Es siempre verdad que "lo bueno
para Juan es bueno para el país"? ................... .
Mind your own business ............................ .
F. "Necesidades básicas" ............................ .
l. "Necesidades Básicas" y Educación ................ .
2. Nutrición, Vivienda y Educación .................. .
G. Otros ejemplos de precios "mentirosos" ............. .
Mercado, Libertad y Contaminación ................... .
H. Factores de Producción y Valor Agregado ............ .
I. Otros Excedentes ................................. .
El excedente del consumidor .......................... .
El Costo de no Tener Agua .............................. .
Un enfoque económico al problema de las Malvinas ..... .
El Mercado es Inexorable ............................... .
Estar leyendo este libro es, seguramente, una buena decisión si usted es del
sexo masculino y si su alternativa es prestar atención a los chillidos de me-
dia docena de cu11adas y sus respectivas hijas (¡que son sus sobrinas, esti-
mado lector 1) comentando por milésima vez el conocido escándalo de
"Fulanita, la hij,1 de ... , casada con ... , pero ya sabemos que ... "; o, si fueSl'
del sexo femenino, su alternativa fuese est11r en el salón de la televisión
junto ,1 una manada de hombres tomando cerveza mientras cnment1n y
gritc1n mirando un partido de basketball entre los Lakers y Boston. En L·,1111-
bio, no serb imagim1ble que usted porfiara en leer este libro (o rn,1lq11ivr
otro) mientras su hijo trata de comunicarle que ha tomado l,1 dL•L·isión d¡•
ingresar ,11 seminario para hacerse sacerdote misionero en 1\friL·.1.
18 Precios hay en todas partes
' Fiusm son productos que se venden por unidad, por metro o por kilo; o quizás, por litro, cuyo tamafio,
forma, olor y textura dejamos librados a la imaginación del lector. Por cierto, pueden emitir sonidos o ser
silenciosos, brillar en la oscuridad o no hacerlo y pertenecer al reino animal, vegetal o mineral; pueden
ser de cualquier color y tener cualquier temperatura.
1
No nos desilusione, imaginando a las Bisnacas como una degeneración de las espinacas. Ponga un poco
de creatividad e imagínelas como le plazca.
11. Lo pasado ... ¡Pisado! 19
Un cínico del matrimonio podría sostener que esta es también la razón por
la cual hay menos divorcios entre personas mayores que entre perso-
nas jóvenes: el costo de seguir casados disminuye cuando, debido a la edad,
las alternativas están menos disponibles para uno, o ambos, de los cón-
yuges.
1 Si su respuesta es "sí, porque ahora debe estar por llegar, dado que nunca se demora tanto", entonces
puede ser que usted esté razonando como lo hace un economista; pero, sería un economista que toma la
decisión a base de una predicción derivada sólo de la evidencia histórica (piense que "si usualmente no
se demora tanto" bien podría llevarlo a concluir que no llegará, ¡pues ha cambiado el recorrido!)
20 Precios hay en todas partes
Otra de his aplicaciones del principio "lo pasado ... pisado" se encuentra en
lil determinación del precio a cobrnr por un servicio; por ejemplo, el peaje
por el uso de un puente. También en este caso deben dejarse de léldo los
costos hundidos. Uni.l vez que el puente está construido, ¡construido está!,
por lo que su costo de construcción no debe gravitilr en lil determinación
del peélje. A esas alturas, lo único que interesa es que el puente se aproveche
lo más posible, cualquiera haya sido su costo de construcción, siendo éste el
objetivo que debe ser perseguido por el peaje que se cobre.
' 11 .,dj,•liv" "hu11did"" p<>1n ,, ín,Hk·, u,1cl,1111e11ll' lriste y pesimístJ, cplicilclo ill ,uSl,11\11\'ll 1.,-,,,.lt<
22 Precios hay en todas partes
Es común observar que en las familias más pobres son principalmente los
hermanitos menores, si algunos, los que acceden a la universidad ya que,
normalmente, los mayores han sido previamente convocados por la familia
a contribuir con su trabajo al mantenimiento familiar: a "parar la olla". Así,
la pretendida gratuidad de la enseñanza universitaria puede terminar sien-
do "gratuita a expensas de los hijos mayores en la familia".
1
Las comillas en esta palabra se deben a que, para los economistas, sólo tiene sentido usar la expresión
"alguien puede" o "no puede" cuando se trata de casos triviales (por ejemplo, yo no puedo llegar a Kuala
Lumpur antes de la hora de cenar; o él puede ganarse la lotería). En los casos más interesantes se dice que
las acciones se toman o 170 se toman porque al sujeto le conviene o no le conviene tomarlas. Así pues, no
diremos que las personas 170 usan zapatos con suela de oro porque "no pueden" o no comen caviar,
carne o ñoquis porque no pueden. En Economía se dice que no los usan (comen) porque existen alterna-
tivas para su dinero que son preferibles a los zapatos con suela de oro (a comer caviar, carne o ñoquis).
El economista tampoco acepta que se diga que alguien consume agua, tallarines y pan porque los "nece-
sita", sino que lo hace porque le conviene hacerlo: es preferible gastar en esas cosas antes que hacerlo
en las otras alternativas disponibles.
24 Precios hay en todas partes
1. POBRES Y LA UNIVERSIDAD
(18 de mayo de 1989)
Una de las mentiras (falacias) más difundidas es que las universidades
deben ser gratis para permitir el acceso de los pobres a la educación
superior. A mis lectores egresados de la universidad gratuita les pregun-
to: "¿Cuántos de ustedes -y de sus compañeros de primeraño-- vivieron
hacinados en viviendas con piso de tierra y sin servicios de luz, agua
potable y eliminación de aguas servidas?". A los profesores del segundo
ciclo de la secundaria de esa época les pregunto: 11¿Cuántos de esos
alumnos rindieron el bachíllerato ola prueba de aptitud académica?".
Apuesto que la respuesta sería 'poqufsirhos', pues los verdaderamente
pobres no terminaban siquiera /aprimaria en la escuela rural del pueblo
b del b:irria donde Wvivfarí". . . ' .
La universidad gratis fue un subsidio· a los no pobres, pa.gado por los
más pobres mediante menores asígnaciónes presupuestarias a los nive-
les básicos deeduc:a.ción sueldosindignospara los maestros Yfin dete-
rioro de la calidad de lá enseñanza impartida, disminuyéndose aún más
el acceso de ese grupo social a la universidad.
A partir del Gobierno del Presidente Freí (padre), y especialmente du-
rante el presente, se aumentó significativamente la cobertura de la edu-
cación escolar y preescolar, por lo que es hoy mayor el número de po-
bres que llega a la universidad. El Estado -usted, yo y todos .los chile-
nos- les presta ayudafinanciera para cancelar sus matrículas a través de
un crédito fiscal (subsidiado). A éste tiene acceso casi el ciento por cien-
to de los estudiantes que justificadamente lo 'merecen', si bien no faltan
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 25
"Aunque usted no lo crea, estoy convencido de que Moya era un señor muy fornido, alto, moreno, bien
parecido y con bigotes, que trabajaba en la famosa e históric,1 piscina de Ocho Norte en Viña del Mar
-hoy un magnífico y elegante edificio-, donde, cuando chico, recibí clases y entrenamiento de natación
durante mis vacaciones de verano. Gracias a ello y a la eficiente dirección técnica del señor Karstegl, a
los 1:l años llegué tercero en la final de 400 metros del colegio The Grange, que ganó mi "senior" y
paradigma como nadador, el Pato González, y llegó segundo mi "prefect", Claudio Véliz. Ese año me
cambié de colegio y no llegué a ser nadie en el referido deporte.
El señor Moya iba ciuincenalmente a limpiar la piscina de nuestr;i casa. Mi padre, supongo que
parafraseando el famoso dicho "sepa Moya", solía utilizar el "paga Moya" cuando no mostrábamos
recato alguno para invitar a multitudes de amigos y amigas a la piscina, la cual, por no tener filtro, debía
ser escobillada por el pobre Moya, aun con más frecuencia y esíuerzo.
El "paga Moya" se utilizó desde entonces para situaciones tales como llamarnos la atención por no
ap,1gar las luces de nuestras piezas, por la duración de nuestras duchas y por el consumo de gasolina -y
ele neumáticos que dej.íbamos al picar y al tomar curvas de alta velocidad- cuando, ya mayores, nos
prestaban el auto. Siendo ya profesor universitario, en mis cl,1ses y en conferencias adopté este dicho
-según yo, inventddo por el viejo- y, según me dicen, popularizado en Chile por mi ex-alumno y después
Ministro de Economía, Pablo Baraona, en varias de sus conferencias de prensa al comienzo del Gobierno
Militar. ¡Será verdad ésta la historia y origen del "paga Moya", expresión que no he oído en otro país de
habla hispand?
En Estados Unidos existe el dicho "taxpayer's money" para irradiar la imagen de que el co,to dr,I
gobierno recae sobre el contribuyente. Considero ciue la imagen de "paga Mova" es rn,ís apropi,Hla,
26 Precios hay en todas partes
el costo pertinente puede recaer no sólo sobre quienes pagan impuestos. El concepto reconoce, primero,
que la plata no crece en los ,írboles, sino que por lo general cuesta mucho sacrificio ganársela; segundo,
que el mayor gasto del gobierno en algún sector no conduce necesariamente a aumentar los impuestos
formales requeridos por la ley: puede implicar ya sea un mayor "impuesto-inflación" -que, sabemos,
pagan en mayor proporción los más pobres- o bien puede suponer el disminuir correspondientemente el
gasto público en otros sectores para así no aumentar el gasto total del gobierno.
En este último caso los que "pagan el pato" son los Moyas desafortunados que dejan de percibir los
beneficios de ese menor gasto público en los sectores así postergados. Por ejemplo, el mayor gasto
público que podría implicar ayudar a mitigar los efectos de la sequía en el sector agrícola lo pagará
Moya; quien sea el Moya específico dependerá de quién deba pagar más impuestos -ya sea específicos o
mayor inflación- o de quienes deberán por ello recibir menos servicios o traspasos del sector público:
salud, en sus distintos niveles; educación primaria básica o universitaria; viviendas básicas; )UNAEB u
otros. Como norma -iY así es la vida!- los fondos provendrán de aquellos sectores menos vociferantes y
poderosos.
Es decir, Moya es generalmente el menos distinguido y afortunado de nuestros conciudadanos, el cual
deberá resignilrse a tener que pagar los platos rotos durante una fiesta a la cual ni siquiera fue invitado.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito 27
3. MATRICULAS OIFE!E~CIADAS''''' ; ..
(23 de ~gosto de 1989)
Errün programa de conversación en TVun. ;,topersohel't11,¡d~fl.Jli}~áttfilg
político que dice apoyar la economía social de f11ercad,,'<1~1J1<:1ióJSU
apóyo a que las uni~ersidades -estatales; st.1p<fngCH•CObfe~/¿¡tanc~l~s
diferenciados en función de los ingresos famiiiaresde los•estui;Jíántés,. es
decir, que paguen más/os más ricos. Esta•nóción es no s , aria;a ··
los postulados de la economía socia/de mercado, st'no tfí · J:nte
inconveniente para todo e/sistema educacional;
¿Consídera usted razonable que a los 1ricós' se les-0bligue a pagar im
costo más alto por plantar almendros que a los pobres?Es claro;JJritn&
ramente, que el beneficio social de plantar almendros es.6a;ptai:loenso
totalidad por quien los planta, por lo que de ninguna maaer:a sejostif/Cé!
28 Precios hay en todas partes
4. MATRICULAS PAREJAS
(14 de septiembre de 1989)
Hace dos semanas me referí ala inconveniencia e .irraé;ionalidad de
establecer aranceles universitarios diferenciados.sobre la base. dela 'ca~
pacidad de pago' del estudiante, si bien a primera vista la idea de hacer"'.
lo pareciera ser 'humanitaria' y consecuente con los postulados de una
economía social de mercado. Afirmé que dicho sístemapodría, incluso,
perjudicar a los más pobres. Hoy me referiré a la irracionalidad de esta,.
blecer aranceles parejos para las distintas carreras impartidas en cada
universidad y entre universidades.
¿Le parecería razonable que un .Subaru de mil e.e. tenga el mismo.pre7
cio que uno con tracción en/as cuatro ruedas y de das mil c.c.l¿Oque
una tierra de secano cueste Jo misma que una de riega, s.i ésta es con ti~
gua y de igual calidad que aquélla? ¿O que un vino tinto con dos años.,
30 Precios hay en todas partes
es prácticamente captado en. su totalidad por quien los plantó. ¿Por qué
ha de ser distinta la situación para quien decide invertir su tiempo y
dinero en educarse y convertirse en profesional?
Si.bien hay claras excepciones a la regla general de que quien se educa
capta él mismo "todo' el beneficio social de educarse7 -como sería el
1
Cuando considere l;i sección XI del Capítulo 3, sobre Pitágoras y los polizontes, encontrará una de tales
excepciones.
111. Existiendo alternativas disponibles, nada es gratuito :n
Es así como en Chile -donde no hay (2000) universidades gratis y hay pre-
cios diferenciados para distintas carreras universitarias- existe el llamado
"crédito fiscal"; pero sólo para el pago de las matrículas. Este se otorga a
una tasa de interés subsidiada y debe ser pagado por el egresado, después
de dos años como período de gracia, en función de los ingresos que percibe.
Sin embargo, la tasa de créditos impagos se ha acercado al 40%, por lo que
éste se ha constituido en un subsidio a los "frescolines". Es por ello que se
propone que éste sea descontado automáticamente mes a mes "por plani-
lla" (por nómina)-al igual que las cotizaciones previsionales y los impues-
tos de retención sobre sueldos y salarios-, como se hace en Nueva Zelandia,
donde existen bajísimos niveles de incobrabilidad. Tenemos entendido que
la aplicación de esta modalidad requiere en algunos países una reforma a
sus Constituciones.
"Cualquier cosa que deba hacerse, merece hacerse bien", siendo ésta
una de las frases favoritas de la mamá del profesor Fontaine.
8
Por supuesto, su vida transcurre también en otros mundos, o, mejor dicho, en otras dimensiones del
mundo. En algunas de éstas, se contemplarán valores absolutos y será adecuado considerarlos como un
asunto "de todo o nada" (la mayoría de los economistas se enamoran, profesan alguna fe religiosa,
reconocen valores éticos absolutos e inclaudicables y no contemplan quitarse la vida como una alterna-
tiva viable). El economista considerará estos asuntos como lo hace el resto de las personas, a la luz de la
fe o de los sentimientos, reconociendo que su mundo intelectual puede no ser el ámbito más adecuado
para considerarlas.
IV. El comportamiento personal a los ojos del economista 37
38 Precios hay en todas partes
i.asccinclb~/¡J~;;~;ólít{óaíieri
acdoh~s ·erirhir,~les ?odobvias.
crirner11 má,s f (ítn.e;ñes f:¡o,DcfJÍi m
delinqviráflá bc~slóg hacéa1
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n1.1nyií:lfáf!Ytª[f'vez,.mayqr;ser
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rentemente seiíales para aumentaNeleostq;f
qu1r,, tanto a· través de. disminuir susproEJ.a
avmentar la posibilidad de que los. culpa
mente castigados?··
Eldise~o.deitoda política que preteru1~
rrorismo .debe. coasiderar los factores a
aplaudo fas acciones anunciadas por ~I ..0
razón de que había existido un generoso subsidio estatal para ese tipo
de construcción en la Undécima Región, el cual podía incluso llegar a
ser mayor que su costo. Recuerdo que en la década de 1950 se importó
un montón de chasises de camionetas, que eran armados en Chile por
1 1
empresas tales como Pelizzola Hnos.; más tarde, furgones a los cuales
(una vez internados) se les 1abrían' las ventanas de atrás y se les coloca-
ban asientos para transformarlas en station wagons semimade in Chile.
¿Por qué? Porque estaban prohibidas o restringidas las importaciones de
station wagon de suerte que sólo las importaban algunas congregacio-
1 1
1
debido a que ellas pagaban menos impuestos que los automóviles. Tam-
bién hubo épocas en que abundaron los jeep pues los vehículos con trac-
1
que su camioneta doble cabina está siendo utilizada para transportar carga,
adquiriendo así el derecho a transitar todos los días del año en Santiago.
V. Los precios son los términos en que se presentan las alternativas 4 1
¿No conoce acaso usted algLÍn amigo que recientemente haya decidido
comprar uno efe esos veh(culos, invirtiendo algi1n dinero en resortes y
neumáticos para no dañar sus riñones o los de su esposa?
Convengo en que es difícil trazar una línea clara entre una doble cabina
que sed usada en el campo o en fcwnas propias de la construcción o
sencillamente para transportar carga, y aquellas cuyos dueños simple-
mente se aprovechan de un resquicio para andar en un 'auto' de cuatro
asientos y así burlar la restricción vehicular en Santiago. Lo más lógico
sería acabar con esta discriminación -al igual que con las otras que he
denunciado sobre el particular- mediante la venta de permisos de circu-
lación que den distintos derechos en cuanto a transitar por lugares y v(as
restringidos. As( quien "necesite" su doble cabina para transportar pro-
ductos o transportarse a sí mismo al trabajo o a sus niños al colegio,
podrcí entonces comprar un permiso que le dé transparentemente ese
derecho, que estada as( al alcance de todos ¡tenga o no una doble ca-
bina!
Lo de l,1 tint,1 y lil etiqueté, es obvio, pero ¿cómo es eso que no le interesa su
Villor en dinero? ¡Al fin y ill cabo, que una Cilmisa vi.1lg,1 50 o 5 000 no da lo
mismo! Est,1 serfo, rcspetuosi.lmente, 121 reacción supcrfici,11 y apresurada
que no se' espcril de un cconomist,1. Al no hi.lbersc estipulado el precio de
los dem,ís bimes ¿qué significado pueden tener los nümeros 50 o 5 000? ¡Si
50 fueri.ln pesos y 5 OOll fueran centavos, estilrÍilmos hablando del mismo
valor, ¿iunque los nümcros sc,rn distintos 1
Decir que un,1 ec1misa vi.lle $50 tiene un contenido informativo sólo si i.lLh'-
más se s,1be que un ,iuto, por ejemplo, cuesta $500. Entonces sí que se pod r.i
decir "¡Qué Céll"il es e.,;t,1 ec1mísc1 1", o ,iltcrn,itivamente (pero no adicion,ll-
mente, y,1 qul' sní,1 una redundancia) "¡Qué barato es este auto 1"
Lo que hilce interes,rntes il los precios, y por eso los hace objeto de IJ rnrn 1
sidad científica dl' la Economía, es que los precios son los términos l'n qul'
42 Precios hay en todas partes
Este número indica, precisamente, los términos en que se presentan las dis-
tintas alternativas (o términos de intercambio, como se dice en la jerga pro-
fesional): elijo un auto y dejo de comprar 10 camisas (o "transformo" 10
camisas en un auto), o elijo 10 camisas y dejo de comprar un auto (o "trans-
formo" un auto en 10 camisas). Elegir uno o el otro; ésa es la cuestión. Y la
elección será, seguramente, distinta si en vez de 10 fuera 8 ó 40.
Hay que reconocer que sería un tanto incómodo tener que agregar la cláu-
sula "en términos de ... " cada vez que se menciona un precio. En vez de
decir que el precio del ajo es 2, habría que aclarar que uno se refiere al pre-
cio del ajo en términos de uvas, pero que en términos de bananas sería 3, en
términos de peras 0,9, y en términos de ... , etc.
Dado que las familias son, en promedio, más ricas ahora que hace cien años
¿por qué tienen menos servicios domésticos, tales como mucamas, mayor-
domos, etc.?
¿Cómo sabemos que no es el mismo? ¿Es más alto o más bajo? Trate
de imaginarse el costo a fines del siglo XlX de proveerse de un horno de
microondas autolimpiante, programable y a control remoto; de un
lavarropas, un secarropas y varias aspiradoras eléctricas. Hubiera sido bas-
tante caro, ¿no? Tanto que no había fortuna capaz de comprarlos. Hoy, cual-
quiera de esos productos cuesta casi igual que sólo un mes de sueldo de
una mucama. ¿Qué conclusión saca acerca del cambio en el precio relativo
(el único que interesa) del servicio doméstico? ¿No le parece que ha aumen-
tado muchísimo?
Sea paciente, estimado lector, y explíquele a esta persona que no hay nada
más lejos de sus intenciones que bajarle el sueldo a nadie; que a usted más
bien le preocupa que hayan caído tanto las oportunidades laborales en este
mercado (y en muchos otros, que también le quitan el sueño ... ¡no vaya a
creer esta persona que sólo ella tiene sensibilidad social!). Concluya acla-
rándole que usted solamente trataba de explicar por qué hay menos servi-
cio doméstico ahora que en el siglo pasado, y que ello se debe a que ha
subido su precio relativo.
esas dietas aunque "la rentabilidad" del sacrificio sean solamente 3 años
en vez de 5. ¡Ello es así, porque el costo también es menor, ya que la alter-
nativa es muchísimo menos de 20 años sin Cabernet Sauvignon ni filet mig-
non!
¿Por qué las mejores manzanas no se comen en Río Negro (donde se produ-
cen), sino en Buenos Aires?
Cuando le sumamos estos diez centavos al precio de cada manzana (de las
buenas y de las otras también) y calculamos cuánto cuestan estas manzanas
puestas en Buenos Aires, veremos que el precio de las manzanas buenas es
menos del doble del precio de las otras 9• En Buenos Aires el precio relativo
de las manzanas buenas, respecto de las otras, es menor que en Río Negro y
"obviamente" se consumen más ahí que en su lugar de origen.
Que los fondos son fungibles significa que cualquier persona destinará cual-
quier aumento de sus ingresos a los propósitos menos prioritarios (en el
ejemplo anterior, las golosinas) y que, simétricamente, cualquier disminu-
ción lo llevará a dejar de emprender las cosas que considera menos impor-
tantes (si el niño perdiera el dinero que tenía en cualquiera de sus bolsillos,
resignaría las golosinas y no el almuerzo ... aunque el dinero perdido fuera
el del bolsillo derecho).
Para ilustrar esta afirmación, reproducimos aquí dos columnas del profe-
sor Ernesto Fontaine publicadas en el dinrio "El Mercurio" de Santiago de
Chile.
" Esto sucede siempre que se le suma una cantidad constante a dos números que son múltiplos el uno del r f,
otro. Verá que inmediatamente dejan de serlo. Pruebe con 1 y 2. Súmele O, 1 a cada uno, y compruebe
que 2, 1 es menos que el doble rle 1, 1; o sea, el precio relativo de las manzanas buenas, respecto de las
otras, es menor en Buenos Aires que en Río Negro.
48 Precios hay en todas partes
,:,\Si,\>,.::,,,~:,,"',\' , :i , ~,
2t•GAS1'0 SOCIAL?! .
l., .... •. ; . ; .. · .· ·. ·....• ;·;
; . (31 cf'\: . ;\1990.) .• ;· •
• ' •.·• •! .•
I
entre y dentro de los diversos sectores que demandan fondos, las cuales
implican costos y beneficios económicos, políticos y humanos.
Por ejemplo, ¿deberán destinarse más recursos públicos a la medicina
preventiva y a otros programas de salud y sanidad ambiental que redu-
cen la morbilidad, o bien más a la medicina curativa? Si más del 90 por
ciento de los casos de la medicina curativa pueden atenderse sin avan-
zados especialistas ni con un equipamiento caro' ¿deben destinarse
11 1
Sí, ¡tal como lo leyó!: Cualquiera. Porque si hubiera alguno, aunque fuera
solamente uno que no tuviera mayor prioridad, lo reemplazarían por el
aumento de los sueldos a los maestros. Todos y cada uno de esos gastos
públicos que al ciudadano común le dan risa, lástima, vergüenza y sos-
pechas, para los legisladores tienen mayor prioridad que el sueldo de
los maestros. Ninguno se puede tocar para aumentarles los sueldos a los
maestros.
En suma, para nada es claro que el 1% del mayor IVA irá a financiar la
extensión horaria escolar -si ello es en verdad prioritario para el gobier-
no-, sino que seguramente se destinará a financiar (o mantener) programas
menos prioritarios.
Suponiendo, para ser benevolentes, que tales beneficios existen, todavía hay
que plantearse si acaso corresponde atribuírselos al proyecto en considera-
ción. Después de todo, los beneficios inherentes a poblar una zona de fron-
tera, por ejemplo, son beneficios de ... ¡proteger la frontera!, pero no son
atribuibles a la producción de electricidad o de capacidad de transporte.
Para esos propósitos geopolíticos se inventaron la diplomacia y las fuerzas
armadas; mientras que la generación de hidroelectricidad o la construcción
de caminos, ciudades o puertos pueden ser métodos mucho más costosos
para lograr la protección de las fronteras.
Así, por ejemplo, si las pérdidas de una represa hidroeléctrica son $100 mi-
llones, no se podrá justificar el proyecto sobre la base de que otorga protec-
ción a las fronteras si es que la misma protección se puede lograr con
operaciones militares que cuestan $70 millones. Análogamente, si la baja
rentabilidad de una carretera conlleva una pérdida de $50 millones, no se
podrá favorecer el proyecto por la contribución que éste hace a la
redistribución de ingresos hacia los campesinos del lugar, si es que la mis-
ma redistribución se puede lograr con una alternativa, tal como programas
de nutrición y educación básicas, que cuestan $40 millones. Nadie duda
que la protección de fronteras o la redistribución de ingresos hacia los gru-
pos más pobres son verdaderos beneficios, pero en estos casos no pueden
valer más de $70 ó $40 millones respectivamente; lo cual resulta insufici(m•
te para compensar faltas de rentabilidad de $100 o $50 millones, respectiva•
mente.
54 Precios hay en todas partes
En este capítulo se consideran las dos funciones desernpeúadas por los pre-
cios: Emitir se11ales e inducir ague tales se11ales sean utilizadas para la torna
de decisiones. El objeto del estudio de la llamada Microeconomía es esta-
blecer los mecanismos o fuerzas gue influyen en la formación de dichos
precios y la manera en gue éstos intervienen en las decisiones gue tornan
las personas naturales o jurídicas. Este objeto es distinto del gue preocupa o
incumbe a la Macroeconomía, como se ilustra en la siguiente columna pu-
blicada por E. Fontaine en "El Mercurio".
¿Y LA MICRO?
(16 de noviembre de 1989)
Moros y cristianos alaban con insistencia los logros alcanzados en Chile
en materias macroeconómicas. La consigna de que "es necesario man-
tener los equilibrios macroeconómicos y mejorar la micro" es repetida
por personas que no conocen la diferencia entre macro y microeconomía.
La macroeconomía se preocupa fundamentalmente de las 'grandes' va-
riables que influyen en el nivel general de la actividad económica (em-
pleo) y en el nivel general de precios¡ más especifícamente, de las ac-
ciones que adoptan las autoridades monetarias (Banco Central) yfísca-
les (Dirección de Presupuestos, Impuestos Internos y la Tesorería Cene-
ra/ de la República, del Ministerio de Hacienda), pues es poco o nada lo
que en ellas influyen las que toman los otros ministerios.
.56 Las dos funciones de los precios
Como insectos atraídos por la luz, los recursos productivos trabajo, capital,
capacidad empresarial, materias primas, etc., se dirigirán a las actividades
cuyos precios suben -donde se esperan excedentes positivos- para salirse
de otros sectores de la economía cuyos precios bajaron o subieron menos. El
trabajador, el dueño de capitales o el empresario están permanentemente
"oteando el horizonte" para descubrir mejores oportunidades de emplear
sus talentos.
involucrados odien a los otros o sean enemigos raciales entre sí, y también
del niño que se come el caramelo. Todo eso, sin embargo, no impidió que
colaboraran entre sí para producir la golosina.
1
Samuelson y Nordhaus, en el texto de economía más leído en todo el mundo, ilustran su admiración por
estos fenómenos haciendo notar que una ciudad como Nueva York se encontraría al borde de morir de
hambre si durante una semana no se produjera la incesante entrada y salida de mercaderías que la
caracteriza. Se preguntan" ¡Cómo es posible que los 1Omillones de habitantes puedan dormir tranquila-
mente sin vivir el terror mortal de que colapsen los complicados procesos económicos de los que depen-
de la existencia ele la ciudad?"
l. ¿Por qué interesa estudiar los precios relativos? 59
HARINA
AGUA
LEVADURA
ENERGIA
TRABAJO
CAPITAL
' - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ Figura 1
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 61
2 Comprender que el beneficio neto privado para el trabajador es solamente la diferencia entre el salario
efectivamente percibido y el de retención es muy fácil, preguntándose si acaso un minero que gana
$1 000 mensuales más que un jardinero (pero tiene mayor probabilidad de contraer silicosis), disfruta de
un mayor bienestar que éste.
62 Las dos funciones de los precios
Por otro lado, consumir el pan constituye puro beneficio para quien lo con-
sume. ¿No es acaso el paraíso un mundo en el que sólo hay consumo? Ha-
biendo perdido el paraíso, el hombre debe ahora producir pan (puro costo)
para tener el privilegio de poder consumirlo (puro beneficio). No es que
estemos propugnando el consumismo, sino destacando el hecho claro y
preciso de que consumir es puro beneficio, siendo éste en verdad el objeti-
vo que todos perseguimos durante el paso por esta vida: trabajamos y pro-
ducimos a los efectos de poder lograr el mayor y mejor patrón de consumo
durante nuestras vidas, lo cual obviamente implica tener que abstenernos
de consumir (ahorrar) en algunas etapas para así poder consumir más de lo
que producimos (desahorro) en otras.
El asunto es que nada sacamos con producir al costo de $100 lo que para
uno sólo vale $95. La gracia del cuento es que gastemos menos en producir
que lo que nos significa poder consumir lo que hemos producido: que en el
proceso nos quede un excedente positivo.
(2) BTP = P · Pp
~ - - - - ~ EXCEDENTE - - - - - - - - ~
$4
A
~ - - PrxPAN $104
L - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ' Figura 2
64 Las dos funciones de los precios
í:P 105
· Q. <P.
IT1S p
p
·~;t@S~ALQ~.IMISTAS··
(l2· de mayo de 1989)
Nace·u~o;meses,·el.d~~ño·deuna.tí;n'da·me.contóquesubiio}ivfa·en
los fst4dps Unidos. Alpreguntárle~o¡ué hacía allá, me respondió: 'es
a.lqt;til'fllsta',, Me h .dijo tan. .serio. y pon tal entusiasmo que ¡Jor UTI ·mo-
mento creí we ello era. /iteralmentecíerto. Le pregur1té: '¿qué universi~
dadse volvióloca?t; yme r:espondió:;¡;(f/9, .es que se dedica a. la exporta-
ciónde,r:opa usada';
Como se recordará del ejemplo del horno, el empresario (panadero) es
Um verdadero alquimista que genera riqueza. La gracia del juego es que
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 65
tos y 'les enseñe a pescar', para. así escapar del círculo vicioso de la
pobreza.
66 Las dos funciones de los precios
C. Importar y Exportar
¿Qué es exportar? No es otra cosa que consumir menos internamente (cos-
to) o producir más (costo) para así permitir que otros en el extranjero pue-
dan consumir (beneficio, para ellos). Por lo tanto, exportar es puro costo
para el país exportador. ¿Cómo entonces, es que tanto alarde se hace de
promover exportaciones? ¿No es ello acaso empobrecedor?
Más absurdo aún resulta el slogan "Hay que fomentar las exportaciones no
tradicionales". ¿Estaría usted de acuerdo con fomentarle al Chino Ríos (un
gran tenista) que practique el fútbol, y al 'shileno' Salas (un gran futbolista)
que practique el tenis? Salvo precios mentirosos, ¡es obvio que si un país no
exporta algo 'no tradicional', es porque éste no es 'bueno' para producirlo!
Así, si lo que se desea es fomentar las exportaciones -¡puro costo!-, lo
menos que puede exigírsele a las autoridades es que se fomenten las que
generan mayor excedente: por definición, ¡las 'tradicionales'!
Hoy vuelvo al tema de las taras cultura/es que percibo aún en la ppínión
p4blíca menos informada. La creencia errónea =mito 0 prej14/<;iqpopu~
lar~se refiere esta vez a la que afirma que producir yexpqrtare!f 'bµe-
no', concluyéndose que ambas actividades deben fomentarse,, Qtti$iera
·argumentar que lo 'bueno' es consumir e ímportar;yquelo.<tn~U:fes
producir y exportar. Argumentaré que lo que interesa es, más,b!ttr,ízque
0
aquellas actividades que generan mayores excedentes -no /¡;is .que ge-
neran mayor VA- y eliminar (cerrar) aquellas que no pueden por..sí
68 Las dos funciones de los precios
gamente propician que el Estado -Moya- las subsidie para que sigan
produciendo. O bien favorecen la mayor elaboración en el país de nues-
tras materias primas para así aumentar el VA nacional de nuestras expor-
taciones, olvidando que el pago al capital y trabajo es un costo al igual
que los materiales empleados en el proceso de industrializ'arlas.
Los mismos prejuicios subsisten sobre el tema de las exportaciones. Si es
tan 'bueno' exporta,; ¿cuán rico sería Chile si embarca productos en
Va/paraíso, los lanza al fondo del mar y regresa el buque de inmediato a
recoger nueva carga para repetir la operación? Sería paupérrimo, pues
el beneficio para el país no está en exporta,; sino en importar con los
dólares que ello genera. Por lo tanto, el país que quiere aumentar su
bienestar no es aquel que 'a tontas y a locas' fomenta su exportaciones,
sino aquel que fomenta las exportaciones que le generan el mayor exce-
dente social -¡no el mayor VA!- y no fomenta 'para nada' aquellas que
no generan un excedente. En otras palabras, ¡cuidado con subsidiar las
exportaciones, pues ello puede empobrecernos!
2. IMPORTAR Y CONSUMIR
(27 de octubre de 1988)
..R~V(Jt~f10N\i~ÍtJ~t.
(11 de agostu d~!~Bil(1
"' »'<,,"{, ,,',,' '»< ,,;',,,,,>>/\\J::?i~>,"/'/i>>\' V
·•
Qujzás sea un ?Ptímlst~q.uninge~aO::~f¡te#1;percibir.en· Chile una ..
revo1ucíón•.cultúral•e· iconqc/<1st?tNty.iejcism.~lclesy1.tb~es1qufif!1P~e~~
naron a nuestra. generªció~ en •?faterJ?Sh~~a<J!}1i~a71Y'\S~t;1J~5,{'/';lay ··.'•
qtíisiera··referírmea·loac<:Jntee;ido.c(?~eJ..ij#rtg(!empreo/lria.f;/,:1sf!otitP"'
11es(ie;fos eq¡pr~saríq~i 04a~i9! • ·· · ·· ·
Qbviamenteinfluidiwp(rflai > .· .·. ·.................... ·. • ...·...•.....·..•. . . .• . /
política econárriica impulsada porest~pe>~íehne/ju11t?•plá,eUrn.i~áci6f? ·
de . ter,es•de.•·excepción,,•.ef•empfesarir,f~'i/'1(;/icrt•,<1hora•a•.lo,~~~, ~~,,es 1
¿Es el costo privado el verdadero costo (costo social o nacional) para el país
de producir pan? ¿Es el precio unitario del pan el verdadero beneficio (be-
neficio social o nacional) para el país de consumir pan?
11. Lo bueno, lo malo y lo feo n
Un lector que ha llegado hasta esta página podría querer examinar su pro-
pia reacción ante un comentario como el del siguiente interlocutor de Er-
nesto Fontaine, según se publicó en "El Mercurio":
F. "Necesidades Básicas"
Hay sectores y actividades donde - por motivos de pobreza- los precios de
mercado son, por definición mentirosos. Así, nadie querrá instalar en un
barrio pobre un consultorio o centro médico que entregue "salud básica" o
un jardín infantil (pre-kinder) que entregue estimulación precoz, puesto
que ahí no habrá demanda por sus servicios. Sin embargo, está demostra-
do que siendo éstos "malos para Juan", es requete (rete) "bueno para el
país". Es así como un gobierno responsable debe preocuparse de que esos
servicios sean entregados al menor costo a esos ciudadanos pobres, pues se
generará un excedente social positivo. Ello ni por nada implica que debe
ser el Estado quien entregue dichos servicios; su responsabilidad es más
bien entregarle a los más pobres el dinero para que sean ellos quienes lo
gasten en esos servicios, haciendo que el negocio sea así "bueno para Juan".
1. "NECESIDADES B~SICAS'~,~É~utÁtl(/;;\>.,"·
(14 de octubr~ deJj,:,1. '.· .. ·
es cierto que ella no entrega raciones a los colegios donde asisten niños:>
'no pobres', es dudoso que por razones de 'necesidades básicas'
hacerlo con todos los que las reciben hoy, pues no itfütentel'f~;;;
78 las dos funciones de los precios
¿Cuántos casos habrá en que, porque sus hijos reciben desayunos y al-
muerzos gratis, el padre puede aumentar su consumo de bebidas alco-
hólicas o el número de las veces que va al estadio? ¿Está usted dispuesto
a pagar impuestos para ello?
La vivienda social o económica ha sido considerada también111na 'nece-
sidad básica'. Chile es pionero en cuanto a la forma en que el Estado
-en representación de todos nosotros- se preocupa de proveerla a los
grupos 'pobres'. Hoy no se subsidia la oferta de casas, ni mucho menos
es una institución del Estado la que las construye. El Estado se limita a
subsidiar .la demanda por casas: le entrega a cada comprador .:__que
tiene la libertad de escoger libremente entre fosm(í/tip/es modelos que
el sector privado decide ofertar- una cierta cantidad de dinero en fun-
ción de su grado de pobreza, entregándole más a quitm es. más pobre.
¿Se imagina los.paros y huelguitas que tendrfarnos si una empresa del
Estado hubiera establecido un 'estatuto constrvyente' y fuese ella la prin-
cipal proveedora de viviendas básicas?
Siendo que la educadón primaria es también sin duda u.na 'necesidad
básica', nopor ello es conveniente ni necesario que ella sea universal-
mente provista 'gratis y por instituciones del Estado. ¿Por qué há de ser
1
gratis para quien -al no ser indigente o 'pobre'- puede ydebe tener la
responsabilidad de educar a sus propios. hijos? ¿No sería menos costoso
bajar los impuestos y dejar que cada uno pague por la educación que
quiere darle a sus hijos, sin estar obligado a mandarlo a uná escuela
pública? ¿Por qué han de ser instituciones del Estado las que la proveen
'gratis', y ser el Ministro de Educación (¿Hacienda?), el que establezca,
conjuntamente con "sus" trabajadores, un Estatuto Docente en que se
negocian salarios y condiciones aplicados1 a nivel de país?
La teoría económica predice que el monopolio bilateral -caracteriza-
do por tener un 'gran' demandante (el Estado) y un 'gran' oferente (el
Colegio de Profesores)- normalmente lleva a negociaciones cupulares
y a conflictos de nivel nacional. ¿No es esto lo que hemos observado en
salud y educación? Ello es.consecuencia directa de quena se profundi-
zó en las reformas para descentralizar dichos servicios y para subsidiar
su demanda en Jugar de su oferta. v
¿Qué tiene que ver todo esto con la contaminación? Si b.íen el paralelo no
es perfecto, el precio que pagamos los santiaguinos por el uso de la gaso-
lina, diese/, kerosene, fuel-oil, carbón y leña son precios mentirosos du-
rante los meses críticos del invierno: el costo social para los santiaguinos
de consumirlos es mayor que el precio pagado por ellos, pues al utilizar
dichos bienes generamos un costo social (contaminación) que recae so-
bre todos los que vivimos en esta ciudad. Es decir; el consumo santiaguino
de dichos bienes es excesivo lo cual disminuye e/bienestar social al-
1 1
1
canzable por todos nosotros. De ahí que una autoridad responsable debe
buscar mecanismos eficientes para lograr niveles de consumo que nos
acerquen al óptimo para nuestra comunidad santiaguina.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 83
'En honor a la verdad, los antiguos dueños de CODELCO tarnbir;n reíin,1ban su rniner,11 de cobre; pero
rnrno consecuencia de precios mentirosos generMlos por impuestos y subsidios que los incentivaron ,7
h,1cerlo.
11. Lo bueno, lo malo y lo feo 85
Volvamos al ejemplo del panadero, donde CTP = $100, y BTP = $104, gene-
rando un excedente de $4. Del costo, digamos que $80 corresponde a "otros
insumos"; $15 a mano de obra, y $5 a capital, de modo que el valor agrega-
do es $24 (= 104-80 15 + 5 + 4), siendo que el excedente de $4 es eventual-
mente percibido por el capital o por el trabajo. El panadero estudia un
proyecto que aumentará el valor agregado de su producto (pan) mediante
una máquina cortadora-envasadora y su entrega a domicilio, con un costo
adicional de capital de $8, uno de $12 en mano de obra y uno de $10 en
otros insumos (bolsas, energía y gasolina); es decir, un costo adicional de
$30, con un mayor valor agregado parcial de $20, que es lo pagado al capital
y mano de obra adicional. Si el precio al cual puede vender el pan envasado
a los consumidores es $133, el valor agregado por la industria del pan es
ahora $43 = (133 90) = (15 + 5 + 20 + 3). ¡l1abrá aumentado el valor agrega-
do en $19 = (43-24); pero, habrá disminuido su excedente en $1 = (4-3)!
Gracias a Dios que nuestro panadero -a diferencia de lo propuesto por los
ignorantes- no tratará de aumentar (maximizar) el valor agregado de su
actividad, sino que su excedente, por lo que no ejecutará el proyecto de
envasar el pan y distribuirlo a domicilio.
l. Otros Excedentes
cio neto. Por último, al cornprnr uno el pan por $104, lo estií haciendo a un
precio seguramente menor al que uno estaría dispuesto a pagar como máxi-
mo por ese kilo de pan (¡piense cuánto le costaría a Ud. producirlo en cas,1!),
por lo que el consumidor está b1mbién recibiendo un excedente, lla1rn1do
Excedente del Consumidor. Así, el excedente social total es mayor que el
excedente de $4 obtenido por el panadero, no obstante que éste enfrente
precios "verd,1dcrns". ¿Debe por ello subsidiarse la producción de pan?
¡Piénselo 1Y piensL' t,rn1bién en lo que ocurrirá en una economí,1 de nwrG1do
libre -con libre cntrnLfa de competidores- en um1 industria o sector donde
se cslií obteniendo un L'xcedente priv,1do positivo (después de h,1berse p,1-
gado ,11 e,1pital y tr,1b,1jo el precio mínimo exigido por ellos parn involucrarse
en L'S,1 ,ictivid,1d).
l ,,1 fr,lSL' rn,ís irnport,rnlt' dl'l párrafo anterior L'S ",rntl's qul' quednnms sin L'I
hit•n". Fslo .sig11ilic.1 que l,1 ,1ltcrnativa rl'lc\',lllle l'S un p,ir dt' cordones o 1m
h,1\ cordonl's. Fn ¡),1rticul,ir, la altl'rnclti,·,1 que nos 11ÍL'g,1 l,1 tiend,1 l'S com-
pr,1rlus ele- ,1 uno. htl' recorte de Lis ,1lll'rn,itiv,1s disponibll's nos h,1n' per-
dn di1wro (L'I corrL'spondiente ,11 v,ilor del sl'gundo cnrd6n qm' nu11c1
us,irt'llHls), ¡,ero trnfavfo comprnrnos el p,1r dl' cordonl'S. ¿Cuál l'S l,1 r,1z(in
111. El excedente del consumidor B7
Así pues, t'I exCl'Lkntc del consumidor ,1soci,1do ,1 rnd,1 producto que com-
prilmos se h,1 comp,ir,1do con l'I vz¡lor dl' tener ,1cceso ,11 mercado de eSL'
producto con l,1 liberL1d dL' elegir l,1 cmtid,1d ,1 comprnr. Esto equivall' .i
decir qul' el L'XCL'dcnte del consumidor es lo que estaríamos dispuestos a
pagZlr para poder ingresar al mercado del producto de que se trate, en vez
de quedarnos afuera sin poder comprarlo.
Los ejemplos más claros de pérdida de excedente del consumidor sin que
nadie se beneficie son los impuestos que, discriminatoriamente, recaen so-
bre un producto en particular (no como el lVA comprensivo, cuando recae
sobre todos los bienes y servicios). Un impuesto discriminatorio reduce el
consumo del bien gravado, por ejemplo de 100 unidades mensuales a sola-
mente 90. Mientras el consumidor pierde excedente sobre las 100 unidades
que antes consumía, el fisco solamente lo recauda sobre las 90 que todavía
consume. Por lo tanto, el excedente del consumidor asociado a las 10 uni-
dades que se dejaron de consumir debido al impuesto se perdió para el
consumidor y no fue capturado por el fisco.
Esta manera de ver el excedente del consumidor pone en evidencia que éste
es una presa muy codiciada por los productores (vendedores). Los consu-
midores disponen, sin embargo, de un arma poderosa para defender sus
excedentes asociados a los varios productos que consumen.
Esa es la maravilla del mercado 'libre'. Quien pudiera tener todo el po-
der monopólico sobre este pobre fumador; podría extraerle todo su 'ex-
cedente' cobrándole hasta dos o tres veces el costo de producir el pa-
quete. Es el mercado competitivo -la libre entrada de productores y la
libertad del consumidor para comprarle a quien quiera- lo que garan-
tiza que el precio pagado sea el menor posible y que el 'rey' pueda
embucharse su 'excedente'.
Muchos de mis vecinos de la comuna de Lo Barnechea han podido com-
probar el enorme 'excedente del consumidor' que reciben por el privile-
gio de poder consumir toda el agua que quieren a las tarifas establecidas
por la Superintendencia de Servicios Sanitarios (5155). Hace ya algunas
semanas han tenido racionamientos del siútica mente llamado 'vital ele-
mento1 mediante bajas en la presión cortes programados e incluso cor-
1
agua mineral Panimávida para satisfacer mi sed y para lavarme los dien-
tes o tener que lavármelos 'así no más' y tener buena puntería para escu-
pir las sobras en el caño del lavatorio y dejarlo presentable. Mis violas y
mis alegrías del hogar están espléndidas; mis rododendros, azaleas y
camelias siguen su proceso natural para tener su esplendorosa floración
a fines de este año (un colega, menor afortunado que yo, 'invierte' cua-
tro horas todas las noches regando con un hilito de agua sus plantas
1
1
multianuales habiéndose resignado a perder todo su pasto y sus plan-
1
Esta es la sutileza que hace que h1 propuest,1 no teng,1 n,1Lhi de vulgar: Sien-
do Argentina la que ofrece pagar, es a Gran 1-lreta11a ,1 la que se le encarece el
mantenimiento del statu quo. "Srnart, isn't it?"
!'ero, ¿no es precisamente éste el mecanismo por el cual los Est,1dos moder-
nos g,111,111 súbditos? ¿No es, acaso, exactamente el mismo procedimiento
por el cual los gobiL•rnos provinciales atraen inversionL'S (dándoles tr,it,1-
mientos impositivos más "justos", mejores vías de co111uniG1cil'm, etc.) 7 ¿No
c•s aG1so la 111,lllL'ra corno los rnunicipios atraen "l,1s rnejorL•s" fomilias (pro-
porcion,índolcs mejor alumbr,1do público, más SL'gurich1d, menos irnpues-
los y burocr,1ci,1, rn,ís lirnpiez,1 física y moral)?
EL MERCADO ES INEXORABLE
(3 de febrero, de 1994)
de comportarse; pero qué cruel e implacable puede ser con los torpes
que no lo respetan y desconocen sus fuerzas y sus debilidades! La dife-
rencia está, quizás, en c¡ue el mar castiga sólo al intrépido que lo desa-
fía, sin mayores costos para los demás; mientras que la intervención
inepta de un gobierno en los mercados generalmente afecta a éste sólo
en el largo plazo, en tanto que su costo recae casi de inmediato en la
comunidad gobernada por él.
Los mercados libres y abiertos establecen los precios de bienes y servi-
cios, que son 'seiiales' c¡ue nos inducen a consumidores y productores a
tomar decisiones respecto ele qué y cuánto consumir y producir. La ciencia
económica demuestra que, en ausencia de externalidades, dichos pre-
cios son no mentirosos para la inmensa mayoría de las cosas que con-
1 1
que dichas barreras han sido por lo general impuestas por legislaciones
que el propio Estado ha aceptado e incluso propiciado.
La segunda excepción tiene su origen en la pobreza, pues la caridad y la
buena voluntad no son suficientes para proveer algunos bienes y servi-
cios en la cantidad y calidad que justifica su evaluación socioeconómica,
especialmente cuando el sistema tributario es tan odiosamente progresi-
vo como para adormecer nuestros sentimientos de solidaridad hacia el
prójimo. Me refiero especialmente a la educación y a la salud básicas,
que siendo conveniente entregar a los más pobres, ningún privado lo
haría debido a su baja rentabilidad: los precios de mercado son aquí
1
mentirosos por lo que el Estado debe intervenir para fijar precios 'ver-
1
1
A veces el gobierno
permite que algunos
. -
precios nos enganen
Todo nuestro entusiasmo por la maravilla natural que son los precios, la
manera como ellos constituyen el mecanismo espontáneo de información,
cooperación e incentivos más eficiente y barato conocido por la humani-
dad, no impide que seamos conscientes de las veces que fracasan en su
misión de informar, promover la cooperación y generar los incentivos co-
rrectos. Cuando este fracaso sucede, el gobierno debe intervenir para corre-
gir la situación en beneficio del bienestar general: es un rol irrenunciable
que le corresponde tomar al Estado.
¡No! Contentos el taxista y yo, pno ~.1lgt11('11 I('" \H!')',L11itó su opinión a los
de111cís conductores y peatones qm· S!' n111.1n111 t (111 l'I L1xi 7 No estarnos con
esto cmitiL·ndo un,1 opinión sobre la c,1lid.1d dt· 111,11wjll del taxista ... supon-
g,1mos qul' hubiern sido perfecta. ALlll .1."1, t',,\()s lt'n t'rtlS i11ocentes hubieran
preferido que ese t,1xi (y muchos otros ,1t1!!ls) 1H1 t i1nil,1r,1 a esa hora y por
es,1s c,1lles. Cu,1ndo el taxista y yo estu, Ílll!lc. dt• .it ul'nio en que $3 era un
prL·cio ,1Liccu,1clo p,1rn el viaje, para n,1d.1 cnnsidt•r,1mos que los rest,rntl'S
miles dl' m1tomovilist,1s v peatones vní,111 .su lr,ínsilo entorpecido por b
prL'SL'nci,1 de un ,1uto rn,ís, ,lllrnentándol('s ,1 !nd!ls t·llos sus tiempos de vi,1je
debido ,1 \,1 m,1yor congestión generad,1 Fl(lr t·I 1,1\i que torné. Y su respira-
ción cntorpecid,1 por m,ís emisiones de ¡1,irl llll l,1s \' monóxido de Glrbo-
no ... Y su rnp,1Cid,1d ,n1ditiv21 entorpecid,1 ¡1()r rn,ís ruido de chatarr,1 y
bocin,71.os. Fstos son costos sociales -congl'sl i( 111 1 n lll t,1rninación 21cüstic.1
v dL•I ,1ire- que no fueron incluidos entre los costos ~ni vados que nos IIL•,,,1-
nm ,1 torn,1r l,1 dL•cisión de emprender el, i,ijt· l'll l,1,i.
Lo que no fue tomado en cuentcl por ninguno de los dos, son las
externalidades -es decir, cosas que no están "internalizadas" en los costos
de quienes toman la decisión- o molestias sobre todos los demás. En la
jergil profesional, estos costos que no recaen sobre quienes los provocan se
denominan "externalidades negativas". La presencia de estos fenómenos
hacen qm' el precio de $3 seil mentiroso: a la sociedmi le cuesta más que $3
mi viaje al Juzgildo, aunque el taxista esté dispuesto a proveerlo él ese pre-
cio. Una manna de evitar el precio mentiroso asociéldo a la congestión, se-
ría imponer un peaje para entrar ill centro y usar las Gllles que están
congestionad,1s ,1 esas horas.
Por sinwtrí,1 con el c1so anterior, este tipo de' fL,nómenos se denominan
"extemalidades positivas" y tambi6n hacen que el precio de $10 sea menti-
roso: la sociedad v,1lor,1 en m,ís que $10 mi v,1cum1ción, aunque yo no hu-
bicrn est,1do dispuesto ,1 p,1g,1r ni un CL'tlt,wo méÍs que ese valor; dicho dt'
otrn m,lllL'r,1, el Lx,ndicio social de consumir cs,1 vacuna es mayor qul' l'I
beneficio privado (p,ir,1 mí) de consumirla.
los recursos. Si son 'muchos' los granjeros o 'muchas' las industrias contami-
nantes, el mercado no podrá resolver por sí solo el problema de la externalidad
que induce al establecimiento de precios mentirosos para el aire, por lo que
surgirá la responsabilidad ineludible de una autoridad económica para re-
solverlo, so pena de incurrir en un "pecado de omisión".
Una de las causas más frecuentes de estos fracasos es la presencia de" altos"
costos de transacción, que hacen prohibitivamente costoso un arreglo pri-
vado entre las partes afectadas. Imaginemos que en vez de un granjero,
fueran 120 los afectados y que en vez de una fábrica fueran 43. ¿Cómo esta-
blece el granjero lnocencio Pérez de cuál fábrica proviene la contaminación
que afecta sus cultivos? ¿Cómo establece la fábrica Cochinex S.A., que los
perjuicios que le reclama el granjero Avivado López fueron causados preci-
sa mente por sus emanaciones y no por las de Cerdez S.A., u otra?
Luna., Las Hualtatas, las Tres Playitas, Los Toyos y otras tan hermosas
como así también enormemente contaminadas con desechos dejados
por los flojos e insensibles seres humanos que las visitan durante el vera-
no. ¡Qué rabia y qué pena da ver cómo las arruinan! ¿De quién son esas
playas? ¿A quién pertenecen los moluscos que en el/as se desarrollan,
algunos de las cuales son extraídos 1enanos'?
Lo que mSs me /!amó la atención fue el gran auge que ha tenido en
pocos años la inclustria de los huiros (algas) producto muy demandado
1 1
1
"¡No te metai entre las ¡J,1tas rle los cah,1/los!" me dijo u/J hue/J amigo c1
<7uien le comc1Jté que mi ¡m5xima colum1Jd serí,1 sohre los electos que
aparentemente esta/Jan teniendo las emcJndciones rle partículas y gases
rfc la plélllta ele ¡Jel/ets en Huasco so/Jrc la ¡noclucción de aceitunas en
las plantaciones ele oliv,11-es m,is cercanas <1 dich,1 instalación. "Dehes
tener presente que las m;ís a/t,1s autoridades directivas chilen<1s y extra/J-
jcras que re¡Jrcsen/,lll c1 los cluciios de /,¡ Planta, tienen UIJ fuerte com-
promiso púhlico en favor rle la descontaminación ambienta( por lo que
te aconsejo te informes muy rec¡uetc bien ,llltes rfp opinar; mejor aú1J
sería no escri/Jir so/Jrc el tema".
/-fe seguirlo solamente en parte el consejo de mi bien intencionado ami-
go, pues crco r¡ue es c/cmasi;ido importante el tema ecológico de la
contaminación am/Jicntal~so/Jreel cual tiene mucho que aportar la ciencia
económica-, y que es demasiado IJL/eno el ejemplo ele las aceitunas-
pellets como ¡Jara rlejarlo pas,ir por temor a suscepti/Jilidarles. No ohs-
tante que la información que tengo sohre el asunto ¡Jroviene princip,1/-
mente dP la parte que dice verse a(ectada por las emanaciones rle la
pl,mt,1 de pellets, considero que el la PS tan contundente como parc1 porler
a(irmar con certeza que el dciño existe, si hien hdy /)Ue1Jas razones p,ira
disentir sohre su magnitud y por lo tanto, sohre su valor económico.
Uno ele los 'jeeperos' que nos lf Pvaron a visitar las maravillosas playas
en las cercmíc1s de Jfoasco mencionadas en mi columna 'La Rasura, los
Huiros y los Locus' 120/4/92 ), es rlue110 rle varias hectáreas phntarlas
rnn olivos en la JJ,,rte más occidental del valle. A partir riel ,1110 191.i,
{ech1 en r¡uc se inició la o¡Jcracitín ele /,1 planta ele ¡Jellets (empresa
estatal, en ,)(¡ucllos tiempos), su producción rle aceitunas tuvo un dra-
m,ítico rlesccmo, <le t;1/ lrmm e¡uc y,1 no le conviene siquiera recoger
los e/os mil kilos r¡ue hoy ¡m><Íucc' su huerto, en circunstancias que la
¡m1rlucción cle>/Jiera ser ele 400 mil kilos. A un c/1ílar y tanto el kilo, ¡¡)uch,1s
c¡uc es ¡Jidtd! Se d!cga c¡ue la ¡m)(/uccirín ele accitun,1s en el valle era ele
L/ mil tundac/,,s en I 1J80, mi<'ntrds r¡ue (ue rle s1ílo un mil en 1989 y c¡uc
ser,í ,Hín m<'norr'n /,1 tem¡)()rad1 / 'J'Jl-92. Tamhién, que /,is mern1c1s en
/,1 ¡mJc/ucci<5n sun mayores en los olivdres m;ís cercanos c1 la Planta, y
qui' es m,1yor el materi<1! ¡1articulado (ermso (mezclado con ca/cío y
aluminio) clq)(Jsita1/u en las hojas ele esos ,írfJOlcs, cuyo exceso ¡Jrovo-
cnría el a/)()rto de la lloracir5n de éstos.
IV. Ejemplos de externalidades por contaminación 107
Mi amigo me rfijo r¡ue existía una Plan/,¡ idéntica en una zona urhana
1 1
del }apón pero con filtros que rerlucen a cero sus emisiones, y me ¡ne-
1
µuntó: ¿Por que' no exigirle a la de Huasco quf' instale los mismos til-
11
Terminada esa corta clase de economía, le hice las dos preguntas claves
para la clariricación del problema: (i) Si en verdad se perjudican tanto
11
el medio ambiente.
Está en los tribunales el alegato que mi amigo jeepero' ha hecho contra
1
a los habitantes del puerto ele Huasca contra las emisiones aéreas de la
planta? ¿Quién defiende a las que antes eran las cristalinas aguas del
litoral marítimo en la ensenada de Chapaco, donde la planta descarga
cerca de 170 toneladas por hora de relaves con sólidos.en suspensión,
convirtiéndolas en aguas turbias de color rojizo, deteriorando el fondo
del mar y la flora y fauna marinas? Podría ser, sin embargo, que el costo
de purificar los relaves sea mayor que el beneficio de mantener limpio
ese litoral, en cuyo caso la vaina saldría más cara que el sable.
Lo cierto es que 'para hacer tortillas hay que romper huevos', y que
convendrá hacerlo sólo si el valor de aquéllas es superior al costo de sus
ingredientes. Quien ciegamente 'proteja' a los huevos, se quedará sin
tortillas, quien no pague por ellos puede también eventualmente que-
darse sin ellas, pues surgirán argumentos de 'dumping'. E/asunto es que
los verdaderos costos deben ser todos 'interna/izados' y contemplados
por los productores en sus decisiones, para lo cual la propiedad privada
y el sistema judicial tienen un importante papel que desempeñar.
Nota del autor; Los agricultores ganaron un juicio millonario por indemnización,. entre cuyos do-
cumentos probatorios se incluyó esta columna, por lo que en Huasco me co.nsideran un héroe. Es
interesante destacar que mi amigo "jeepero" experimentó en su predio C0\1 plantaciones de
Chirimoyas, con gran éxito, ya que ellas maduran antes de que entren al mercado las provenientes
de La Serena y Quillota (al surde Huasco) y su floración no se ve afectada por el humo contamina-
do ele la fübrica, constituyéndose en una plantación .más rentable que los olivos. ¿Qué le parece
esta ironía?
precios de mercado; de suerte que el permiso debería ser más caro para
buses que para autos, y más costoso para autos y buses viejos o grandes
que para los nuevos o de menor cilindrada.
Un asunto distinto es el equilibrio de largo plazo al cual tenderán las
grandes ciudades si se reconocen los verdaderos costos de vivirenellas,
y al período de ajuste en la transición hacia ese nuevo equilibrio.Ade-
lanto que para mitigar en el corto plazo algunos costos redistributivos
del alza que dicho impuesto provocará en la movilizacióncolectiva,
principalmente sobre la población más pobre de Santiago, podría
decretarse en los meses de invierno un aumento en la asfgn0,ción por
movilización y-por otras razones, mejor aún...: aumentar la.ásígnación
familiar de (sólo) aquellos ciudadanos con menores ingresos,
mente deja de serlo; o (2) no contar con la ayuda de la tía rica parél otros
eventos familiares que pudieran hacer necesario su auxilio.
Estos terceros inocentes no serán sobmente sus parientes, sus vecinos com-
padecidos y aún personas desconocidas que acudan en su ayuda con li-
mosnas, sino también los contribuyentes que deberán financiar ,1lbergues,
hospil,1les y hasta servicios funerarios.
terrenos un precio algo menor que el pagado por los vitacuranos que
residen fuera del lecho del río, pues corrían eJ riesgo de verse inundados
una vez cada 20 o más años, si bien, como lo aseguraron algunos resi-
V. Externalidades por imprevisión 117
haberse "comido las vacas gordas éstos yi¡¡jaron a suplicar/e que les
1
1,
más) de cada 100 años contará con suficiente.agua deriego durante los
meses críticos de diciembre a marzo, normalmente mediante obras de
regadío; las de 11secano 111 en cambio, dependen más de las lluvias para
su riego. En los años en que San Isidro se porta bi.en1 la renta.bilidad en
dichas tierras es estratosférica --son los años. (lelas "vacas gorda.s 11- ; su
rentabilidad es 11normal en los años normales yes catastrófica en }os
11
años de las 11vacas flacas 11• ¡Y esto lo saben mu1f bien los que .compran
fundos! AsG las tierras de secano tienen un precio significativamente
menor que las regadas, porque son más riesgosas y porque aceptan cul-
tivos anuales menos rentables que las plantaciones y c:ultivó$ posibles
en las con riego.
Hay muchas actividades con características de riesgo.y de variabilidad
de ingresos semejantes a.fa agricultura: las consultorías económic,;J$,.de
ingeniería y de todo tipo; la construcción; la minería; algunas profesio-
nes, y las industrias de bienes durables y de capital, entre otras.
VI. Externalidades por congestión 119
El ejemplo del taxi, con el cual iniciamos este capítulo, representa la familia
de externalidades quizás más común. La experiencia de rutas, puertos, su-
ministro de electricidad y telefonía, y otras obras de infraestructura gene-
ralmente está plagada de externalidades por congestión. En la práctica,
existen procedimientos de cobranza de precios por los servicios de la infra-
estructura que pueden contribuir a resolver estas externalidades.
Por ejemplo, digamos que el costo para una persona que viaja en su auto-
móvil desde Santiago a Viña del Mar a media mañana de un día cualquiera
de la semana -cuando la carretera no está muy congestionada-, es de $100,
el cual incluye combustible y otros costos de operación del auto durante
el viaje, más el valor de su tiempo de viaje. Este costo será mayor para él
mientras más congestionada esté la carretera, pues aumentarán en "algo"
sus costos de operación y aumentará sensiblemente su tiempo de viaje
y sus costos por "molestias y stress". Así, digamos que el costo del via-
je es de $140 los días domingo por la tarde, cuando la carretera está nor-
malmente bastante congestionada, y de $170 en la tarde de un fin de sema-
na largo, cuando la carretera es un caos. La persona deciclirá viajar
en aquellas horas en que el beneficio privado de viajar a Viña compensa
su costo privado de hacerlo. Pero, ¿cuál es el costo social de viajar a esas
horas?
1 l'or supuesto, el costo social incluye el costo privado, ya que es igual i1 éste último más la externalidad.
Si el vehículo transitara por una ca,wtcra desierta, sin perjudicar i1 ningún otro vehículo, clesapareceríd la
externalidad ... pero no el costo social, el cual sería en este caso igual al costo privado.
VI. Externalidades por congestión 121
de modo que el costo social del nuevo entrante a la carretera será de $620
versus el costo privado de $140, y si el número de vehículos en los fines de
semana largos es de 6.600 y el nuevo entrante aumenta el tiempo de viaje de
los otros vehículos en tres minutos, la externalidad asciende a 330 horas
hombre y el costo social será de $1.490 versus un costo privado de sólo
$170.
Sobre la base del ejemplo anterior, será responsabilidad del Estado estable-
cer peajes para que con ellos se igualen los costos privados y sociales de
transitar por la carretera: un peaje de $80 para quien transite a media maña-
na durante cualquier día de la semana; uno de $480 para quien transite en
las tardes de los domingos, y uno de $1.320 para quien lo haga en las tardes
de los fines de semana largos. De no hacerlo, el costo de transitar por la
carretera constituirá un precio mentiroso.
1. LOS PEAJES
(22 de diciembre de 1988)
Llevo años 'predicando' que los peajes en las carreteras deben ser dife-
renciados para así asignar mejor el recurso escaso repr1;;sentado porel
tamaño limitado de la carpeta de rodado o del túnel. La profesión ha
logrado finalmente importantes éxitos en otros sectores dondelimitaciq,,
nes de oferta provocan .congestión delos sistemasflente a las variac(p~
nes en las demandas horarias o estaciona/es,. .·•··· ... ; ,; , ii ·
1
Los franceses fueron pioneros en .el. campo defa etectdcidad, esta~l{?~
ciendo hace más de tres décadas/asfamosa:M.arifas•v~rdetr0Ja1l~g,~fi;.
do con ello racionalizar el consumo de electricidad y evitar cos.tp$as
inversiones cuyo único obj.etivo era abastecer. una demanda .'de púnta'
-para evitar así la 'congestión/enesolperíodos-, las cualesp,errnaneé.e.~
rían ociosas en los tiempos de baja demanda. ·. . : \,
En Chile, este Gobierno adoptó igualmente un sistema detarifa.s d;féréh~
ciadas para dicho sector, sibien imperfecto en cuanto.a que no toc!o~1és•
chilenos pagan un precio mayor parios Kwh consumidos erilnvi~m1,,;
eximiéndose de ello a quienes consumen menos de 250 Kwhalmes.é :
Después de una interrupción, se ha vuelto a tarifas diferenciadaspat~iéÍ;s\
agua potable, que, al contrario de la de electricidad, debenserrn · ··
durante el verano en localidades donde no llueve durante esa est,
el agua debe bombearse de pozos profundos. En telefonía ela
122 A veces el gobierno permite que algunos precios nos l'ngañen
Sin duda que establecer peajes discriminados por días y horarios lleva-
ría a una mejor utilización de la oferta limitada de calzadas, pues lleva-
ría a que se fas use más durante las horas de tránsito menor (en que la
oferta es excesiva) y le permitiría al camino entregar al usuario el servi-
cio que éste demanda en horas de punta. Pagaría más el que quiere
ocupar una oferta limitada durante las horas en que todos quisiéramos
regresar a casa si nos cobran el mismo peaje que hacerlo a otra hora;
pagaría menos (o nada) el que use e/camino en horas de poco tránsito,
lo cual es justo y equitativo, pues el costo social (externalídad) que im-
pone al país por viajar a esas horas es prácticamente cero. Se eliminaría,
por consiguiente, el absurdo dé que no sea posible hoy comprar el servi-
cio de una vía expedita y demorarse sólo dos horas entre San Antonio y
Santiago a las siete de la tarde en domingos y festivos, habiendo perso-
nas que están dispuestas a pagar por ello. ¿No viajaríamos todos mejor
así?
De modo que la solución no es eliminar el peaje en las horas de punta,
si bien podría disminuirse la cola mediante el cobro de un peaje ida y 1
trucción de una obra vial,. mayor :5erá su costo social en términos dela
batahola que se arma durante el tiempo en que ella se ejecuta. ¡Imagine ·
las molestias y congestión que hubiera provocado construir hoy la}ínea
uno del Metro por la Alameda en lugar de haberlo hecho hace 25 años!
De modo que sí la autoridad considera sólo el costopresiJpuestatio de
las obras civiles y descarta los costos sociales ocasionados por las mo-
lestias y mayor congestión durante su construq:::ión,/os proyectosvJiffe/es
se harán 'demasiado tarde' (con retr,:1.so,. respecto de su moment<!)p~ti::-,
mo) Yt además, su ejecución será 'demasiado lenta'. . .·
Por la manera como se desa,;roll4n1..e/tiemf)Q:.qtJe;demQrany elmomen::: ·
to.en que se ejecutan muchos¡:u:oyec:tos,1tiales .eti estepaís1/patJ!!S:iera•;
que la autoridad no u.ti/iza la regla .de decisión eauaciada:.y que1 en,sw ·
definición y cuantificación·de/;r;:ostosocial 'tota/f de,construir laso,btas
nq incluye.los costos ocasionados por !asmol.estiasycongestión dura.n..1·.·•
te su construcción. En electo1 ¿.cómo esposiblet que 110 se•ifiicíe ya;fa
1
¿Por qué las ballenas y los carpinchos corren peligro de extinción, mientras
los pollos y las vacas no?
Cada vez que se mata a un pollo o a una vaca, hay un dueño del animal que
ya está pensando cuál es el costo de recomponer su inventario de aves o
ganado para seguir en condiciones de abastecer el mercado. Y este costo de
recomponer su inventario estará incluido en el precio del pollo o la vaca. Si
este precio es suficientemente alto, el inventario se recompone y la especie
resulta, automáticamente, libre del peligro de extinción.
En cambio, cada vez que se mata a una ballena lo único que es razonable
pensar es: "Encontremos rápido la próxima, antes que la capture algún otro
barco". Ningún ballenero será tan ingenuo de preocuparse por recomponer
el inventario de ballenas, porque no es su inventario, pues las ballenas
'vivitas y coleando' no tienen dueño. Los costos en que él pudiera incurrir
para que existan más ballenas beneficiarían, gratuitamente, a todos los de-
más balleneros actuales o potenciales que operen en los océanos. Por lo
tanto, no cabe esperar que alguien incurra en el costo de recomponer el
VII. La extinción: los pollos y las ballenas 127
Cuando los recursos son de una movilidad limitada es más fácil ejercer de-
rechos de propiedad sobre ellos. Por ejemplo, las ostras pueden "domesti-
carse" --corno las vacas en los corrales y campos alambrados- por lo que
ahora crecen en cordeles que cuelgan de balsas cuyos dueños son, obvia-
rnen te, los dueños de las ostras; así, ya no existen vedas para su
comercialización. Otro ejemplo son las "granjas camaroneras" en la costa
ecuatoriana alrededor de Guayaquil. En carnbio las ballenas los locos
1 1
(abalones), las perdices, las vicuñas y los jabalíes, tienen hábitos migratorios
que hacen más difícil su apropiación y por lo tanto, son más susceptibles de
1
Hoy, se han hecho escasos los recursos que antes no lo fueron: agua limpia,
aire limpio y disponibilidad de peces. Así, la sociedad debe diseñar meca-
nismos eficientes para evitar su uso indiscriminado y eventual destrucción
y extinción.
truyó un canal para regar su predio, provocando así que el río y sus aguas
no fueran ya suficientes para los que cultivaban río abajo. Y, según Michener,
nació ahí la institución de los "derechos de agua" para racionar un recurso
que se hizo escaso, siendo que en Europa ello no era necesario debido a las
grandes extensiones de los predios existentes en esa época y a que normal-
mente "llueve cuando debe llover (es decir, cuando los cultivos necesitan
ser regados)", cosa que no ocurría en Colorado, en Mendoza o en el Valle
Central de Chile.
NUEVAlEYrJ'f]>ESCA' '
(23 de marzo de 1989l.
',,,>, ,, ' ' , ' , , , ' ,',,",,' ,,,')"'
Un hecho que preocupa cada vez más a los gobernantes -en especial de los
países ricos- es promover la conservación (evitar la extinción) de los bos-
ques nativos, cuyas superficies se destinan a cultivos anuales o bien se
replantan con las llamadas "especies exóticas" (eucalipto, pino insigne), de
mayor rentabilidad económica que la plantación de especies nativas. Dos
columnas del profesor Fontaine en "El Mercurio" ilustran el enfoque eco-
nómico del asunto.
1. BOSQUE NATIVO,
(4,cle mayo
'.' 1' ' , ' 1
·Fuialsutporprimera vez~;79:so, É
el camiáp dé tierr,1 aVillafica>IJaSf.tef
solidadatCoipúe. Los 3.00 metros des
-moderna y preciosa- eran pávf ·
en el ríofo[tén,, dondepescába ·
eran mar.áY.il/osos y nos ofrecían
recorríamós los potreros qve ..
para§ultiV()s 'i!nUales. Me tr;!¾je:tmpo(J
junto a./ fastuoso .árbol que lo cobijaba;' 1 ,
Temuco y tocJa la zona estaba repleta Gl:J
tímenta. Visitamos la ruca (vivienda) titi:cat•ff!IO•e,
muy.alhajada. estaba haciendótbicha
132 A veces el gobierno permite que algunos precios nos en¡(aril•n
foresf', que repetí 'and nauseam 1en caminos más intransitables y en los
parques de la Corporación Nacional Forestal (CONAFJ, pues sólo había
pino radiata. ¡Qué bien lo ha hecho y lo hace CONAF! No pude mos-
trarles choroyes ni indias en sus atuendos; pero pudieron fotografiar/as
en blue jeans a bordo de carretas con ruedas de tronco tiradas por bue-
yes1 vehículos utilizados por estos conciudadanos que1 habiendo sido
los dueños del sur; fueron relegados a 1reservas' de propiedad comunita-
ria y, por tanto, condenados a la misma pobreza que los trabajadores de
Coipúe con la reforma agraria.
Respecto de lo acontecido con el bosque nativo, recuerdo un reportaje
de EI Mercurio (¿ 1968?>t que criticó la destrucción de nuestras 'viriles'
1 1
como el pino radiata-, dándo/es con todo a los colonos que quemaban
1 1
bosques jóvenes. Mandé al director una carta sugiriendo que estas ac-
ciones eran quizás convenientes para el país, y que muchas variedades
viriles eran, al igual que el petróleo, un recurso no renovable. No me la
publicaron. Argumentaba así: Debido a que las araucarias demoran unos
500 años en ser aserrables, una hectárea con árboles de 100 años gene-
rará, al cabo de 400 años, un ingreso de 100 mil dólares, que es el valor
máximo de una buenísima hectárea de araucarias. Si queman y la hectá-
rea se destina a cultivos que generan un excedente de tan sólO' 1O dóla-
res por año, el país habría acumulado en ese lapso 45 millones, 474 mil
239 dólares si el interés fuese de tres por ciento por año, comparado con
los 100 mil dólares que se obtendrían con las araucarias. ¿Quién -si
desea el bien para su país- puede entonces oponerse a que se quemen?
Por lo demás, ¿quién en su sano juicio querría plantarlas? Lo asombroso
IX. Extinción del bosque nativo 133
accesibles-, pues nadie que desee el bien del país querría en su sano jui-
cio hacernos esperar los 500 a 800 años que demoran en crece(¡ por ejem-
plo, las araucarias y los alerces. Sin embargo, son también nativos el coigüe,
raulí, lingue, roble, olivillo -¡qué lindo es el olivillo!-, ulmo, avellano,
tepa y lenga. Éstos forman un ecosistema que permite el desarrollo de
una espectacular flora y fauna autóctonas, y demoran aproximadamente
1
só/0 1 unos 80 a 100 años en crecer y venderse como rollizos o madera
aserrada. Ese 'corto' período de crecimiento sugeriría que podrían quizás
ser recursos renovables. Pero, veamos qué dicen las frías cifras.
Una 'buenísima 1 hectárea aserrable de estas viriles especies, distribuidas
en un bosque efectivamente nativo -no 'manejado'-, tiene un valor que
no sobrepasa los tres mil dólares. Si el costo de plantarlos así fuese cero,
y la tasa de interés del cinco por ciento, no convendrá hacerlo si esa
hectárea tiene un uso alternativo que genera un excedente anual de tan
sólo 1,90 dólar. Asimismo, si el bosque es joven, con rebrotes de 30
años, convendrá efectuar una tala rasa para convertirlo en chips, en vez
de esperar los 60 años restantes, si éste puede venderse ahora en más de
161 dólares, y la hectárea quedara 'inutilizable'; si ella puede generar
en otros usos una anualidad perpetua de tan sólo cinco dólares, conven-
dr;i convertirlo de inmediato en chips si el bosque puede venderse en
sólo 61 dólares. Por último, en aquellos lugares cuya altura y clima
tan el pino radiata, se preferirá replantar/a con esta especie que Pnl·rtJ>r'J•~11
134 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen
cuatro mil 800 dólares cada una. De modo que es muy probable que la
mayor parte de los bosques nativos sean transformados en.chips (para
pulpa de fibra corta), y sus tierras usadas en cultivos anuales, en empas-
tadas, en pino radiata o en rebrotespara ser 1chipeados en el,futuro.
1
Obviamente, este fenómeno no sucede con los alimentos, ni con las ropas,
ni con la vivienda. La manzana que me como yo no se la come nadie más:
mi consumo de una manzana excluye tu consumo de la misma manzana;
de igual modo que mi sweater me abriga a mí y a nadie más, y mi casa no
protege de la intemperie a nadie que no sean mis invitados, yo y mi familia
que habita en ella. Los alimentos, las ropas y la vivienda son ejemplos de
bienes privados, no públicos, porgue opera la exclusión y porgue cada uno
consume de ellos la cantidad que elige según sus precios, sus preferencias y
sus recursos disponibles para comprarlos.
ciones y, con esa suma a la vista, encarga la construcción del tamaño ade-
cuado al monto disponible para él.
A diferencia de los bienes privados, para el caso de los bienes públicos los
precios serán generalmente mentirosos, por lo que pueden no ser guías
eficientes para conducir los recursos a producir la cantidad adecuada de
dichos bienes. Hacerles caso conducirá a llegar al extremo de que estos bie-
nes no sean provistos en absoluto, a menos que (como veremos más adelan-
te) el gobierno se encargue del financiamiento necesario para proveerlos.
MLl'r'MIO l'(ERfllCO
138 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen
¿Qué impediría que cada uno de todos los vecinos actúe como el Sr.
Hagarrado Conganas? Al fin y al cabo, a todos les gustaría no tener que
pagar, aunque la iluminación provista por la compañía sea "un poco" me-
nos que la cantidad óptima para el grupo que percibe los beneficios y para
la compañía ... y, por lo tanto, para toda esa comunidad.
Para llegar al resultado de que los precios mienten en el caso de los bienes
públicos, no interesa saber quién toma la iniciativa en ese asunto: si al prin-
cipio de esta historia el Sr. Muymío Rerrico (el más entusiasta del alumbra-
do público) hubiera estado de vacaciones en el extranjero y, en su ausencia,
varios de sus vecinos hubieran contratado iluminación por un valor cual-
quiera, a su llegada él hubiera considerado satisfactoria la iluminación pro-
vista sin costo para él y, absteniéndose de pagar, él hubiera sido el polizonte.
Sea quien fuere el afortunado que juega el papel de polizonte, la disposi-
ción a pagar por un bien público de algunos beneficiados no será revelada,
por lo que el precio de estos bienes resultará ser mentiroso.
Los casos más extremos, y quizás sean los más frecuentes, ocurren cuando
ninguno de los interesados (o ningún sub grupo de ellos) tiene por sí mis-
mo la suficiente disponibilidad a pagar para inducir a que el bien público
sea provisto. En tales casos, el bien público no sería producido en absoluto,
aunque es beneficioso para todos y, por lo tanto, nadie se beneficiaría.
X. Los bienes públicos 139
La razón es que todos ellos -el Sr. Rerrico, el señor xenófobo, la compañía
naviera- advierten que podrían acceder a esos bienes sin tener que pagar
nada, si los demás beneficiarios se hicieran cargo del costo de producirlos.
Pero, por supuesto, cada uno de los demás beneficiarios también se da cuenta
de lo mismo. Entonces nadie toma la iniciativa, esperando que los demás lo
hagan, y los bienes públicos no se producirán en absoluto.
Por esta razón, la provisión de bienes públicos es realizada por los gobier-
nos y es financiada por impuestos -ya sea generales o que gravan sólo a los
que se benefician de estos bienes (los llamados "user tax", como se propone
en la sección: "¿Quién construye y paga el camino?")- y no por medio de
un mecanismo abierto de precios. Un asunto todavía no resuelto en la rama
de la Economía que se ocupa de estos asuntos (la especialidad Finanzas
Públicas), es el diseño de un sistema tributario que induzca a los beneficia-
rios a revelar sus preferencias y que a base de ellas le cobre mayores im-
puestos al Sr. Rerrico y al xenófobo que son, al fin y al cabo, quienes más
disfrutan (usan o disponen) de los bienes públicos.
ción del yacimiento y una estimación efe sus costos ríe extracción y ex-
plotación llevan a concluir que la mina tiene un valor de 120 millones
de dólares. Sin embargo debe construirse un camino especial para trans-
1
camino que la de don Facundo. Así las cosas, es ahora conveniente para
el país -para don Facundo y don jacinto- construir la carretera al costo
de 150 millones de dólares, pues ella aportaría /Jeneficios totales por un
valor de 180 millones. ¿Debe ser Moya o los dueños de las minas quie-
nes han de asumir el costo de su construcción y mantenimiento? Lo
justo a mi juicio es que éste sea pagado por quienes se /Jeneficien del
1 1
150 millones- generaría beneficios totales por 200 millones: 120 millo-
nes para don Facundo, 60 para don jacinto y 20 millones para el pue-
blo. Obvio es que al país le conviene construir/o: pero a ninguno ele
elfos le conviene hacerlo por sí solo, pues el costo de 150 millones es
mayor que el beneficio recibido individualmente por cada uno de los
XI. La investigación básica: Pitágoras y los polizontes 141
más que se justifica! El Estado tal vez querd "echarse p'atrás, tomar
palco" y esperar que lo paguen los particulares1 pues de todos modos les
conviene hacerlo, beneficiándose el pueblo por añadidura. Por otra par-
te, aquéllos querrán que el Estado se ponga con 20 millones, pues ése es
el /Jeneflcio 'social' aportado por el camino. Un árbitro 'iluminado' qui-
zás propondría que el costo se repartiera conforme a la proporción de
los beneficios recibidos por cada actor: 90 millones a cargo de don Fa-
cundo; 45 de don Jacinto, y 15 a costa de Moya.
¿Quién de/Je pagar la construcción y el mantenimiento de los llamados
'caminos forestales', que beneficiarán a grupos perfectamente identifi-
cables? ¡Aplique el mismo principio!
El productor que pudiera ,1frct,1r L'l prL'cio dl' nwrc1do de lo que producl',
aprovL'ch,1riÍ L'Sta oportunid,1d monopólic1 p,1ra mantl'nl'r hi producción L'n
el nivel que le pL'rmita cobr,1r un precio que h,1g,1 m,íxim,1s sus g,111,mci,1s.
Es decir, la producción y el consumo dl' ese bien SL'r,ín mL'nores (y L'I precio
mayor) que si el productor no pudil'ra ,1fl>ctar L'I prL'cio dl' lo quL' vendl'.
Comparemos este efecto con el desaliento del consumo dl' un producto qul'
tl'ndrí,1 lugar en respuesta a un encarecimiento dL' las m,itL•ri,1s primas u
otros rl'cursos productivos utilizados para producirlo. lmaginemos, por sim-
pliciLfad, que L:is disminuciones en el consumo del bien son de la rnisnrn
magnitud L'n los dos casos.
El prL·cio monopólico L'S mentiroso L'n L'I sentido que proveer un,1 satisfac-
ción que los consumidores v,1lornn por lo lllL'nos en $15 (ya que éste es el
precio que estcín d i::;puestos a pag,ll' por el producto) no tiene un costo de
$15, sino ::;ol,rnwnt(' tfo $5. Entonces, h1 dicienci,1 fL'queriríil aumentar la
producci(lll del bien L'n CLIL'sti(lll isimpknwnte porque SL' trab1 de algo que
v,11L· p,1rn el p,1ís (consumidorL'S) miis de lo que cuest,1: v,1le $15 y cuesta $5
consumir y producir un,1 unidad m,ís 1
Los otros monopolios son casos en que los Estados no sólo los toleran sino
que los protegen a través de, principalmente, limitar artificialmente la com-
petencia interna y externa hacia quienes obtienen dicho poder monopólico:
licencias o permisos para producir o importar lo que produce el monopolis-
ta. Por lo tanto, en estos casos el Estado debe atacar al monopolio a través
de permitir la competencia, ¡no a través de su regulación o la fijación de
sus precios!
Abundan los ejemplos de monopolios que son no sólo tolerados sino prote-
gidos por los gobiernos, ya que los monopolios naturales son pot lo general
"excepciones que confirman la regla". Quizás uno de los monopolios que
más nos molesta es el que se le otorga a los Notarios Públicos en Chile
(Escribanos, en Argentina). ¿No le enfurece tener que pagarle un honorario
no poco significativo para así demostrar que usted firmó tal o cual docu-
mento y que está vivo, en circunstancias que ni siquiera vio al mentado
señor en el momento de firmar? En los EE UU "cualquier" persona honora-
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 145
ble -cuya definición está en la ley respectiva- puede ser testigo de que fue
usted quien firmó el documento; pero sí que debe firmarlo ante él mismo -
no puede mandar a su junior (estafeta) a sacarle la firma-, servicio por el
cual no le cobrará siquiera 25 centavos de dólar.
Otros monopolios son los que por ley se entregan a ciertos profesionales.
Para obtener el permiso de construcción de su casa, cuyos planos usted
encontró en el Internet o en la revista House and Gardens, debe por ley llevar
al municipio planos firmados por un arquitecto, profesión que tiene el mo-
nopolio de aquéllo; pero, son tantos los arquitectos en nuestros países, que
sus firmas no cuestan "mucho"; distinto es el caso de los notarios y de los
agentes de oduana.
1. YO FUI PIRATA
(18 de julio de 1991)
Un primer viernes del año 1955 -fo recuerdo bien, pues con mi amigo
Pancho no habíamos ido a Misa-, y un día después de que Haggeman
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 147
2. GOBIERNOS Y MONOPOLIOS
(1 O de septiembre de 1987)
Uno de los más grandes profesores que tuvo la Universidad de Chicago
afirmó que 'los gobiernos no sólo toleran los monopolios, sino que los
fomentan y protegen'. Los años en la profesión me enseñaron que esto
es muy cierto, especialmente en nuestros países.
Puesto que es universal el consenso entre los economistas de que los
monopolios son 'malos' en cuanto a asignación de recursos y bienestar
social se refiere, ¿por qué no hemos podido influir sobre los gobiernos
para que los destruya? La Economía Política sugiere una resfjuesta: el
monopolio significa mayores precios pagados por 'muchos' consumido-
res y la concentración de mayores ingresos para el único monopolista o
"pequeño" grupo de oligopolistas en ese mercado. Así, esta minoría es-
tará siempre dispuesta a compartir dichos ingresos con quienes tienen el
poder de limitar la competencia de otros productores deseosos de entrar
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 149
do, pues el mercado está copado y satisfecho por fas empresas existen-
tes''. Los lectores con más canas son testigos de que en Chile existían
-antes de que un Gobierno 'tan autoritario' las eliminara- disposiciones
y trabas burocrátícas que entregaban al Ministro de Economía el mono-
polio de autorizar /a.instalación de cualqufor nueva tndustda. ¿Recuer-
dan el intento de establecer una fábrica de fósforos. de cartón, en la
segunda mitad de fa década de los 60t Lá autorización· fue dehe¡J~da
aduciendo que el mercado estaba copado y que ella sólo significarffl:
generar desempleo en la zona deTal~af donde estaba ínstalac!o ef(é.fii:
monopolista, una empresa. extranjera; ¿Porqué sepmtegio un monop~~/
lío extranjero, que en parteperdió supoderrecién en 1980, con la crea-,
ción de una nueva fábrica?
¿No fue una ley de la República fa querestrfngió fas hectáreas quepo-
dían destinarse a produciryino; que limitó la dispersión geográfica de
las farmacias y exigió un químico farmacéutico por establecimiento; que
exigió ser miembro de/Colegio de lnger1ieros para firm~r planos y reci-
bir asignaciones profesionales, y que prohibió la importación de.ropa
usada y hoy proht'be importar autos usados?(¡Pero sjincluso por foy se
exigía el visto bueno de fa Compañía de Acero del Pacífico para impor-
tar acero, debiendo el potencial importador 'conseguirse' un certificado
donde constara que esa siderúrgica era incapaz de producirlo! D~.~iple1t
pero cierto). ¿Por qué esas leyes? ¿Por qué se limitó el númerad~camés
150 A veces el gobierno permite que algunos precios nos en~aííen
cios 'iustos' que reflejan los verdaderos costos sociales margina,les ele
proveer los servicios por empresas privadas, 'libres' de presiones políti-
cas del gobierno de tumo.
En Chile, la tarea está prácticamente curnpJkla .en el sector . eféctr,íco,
habiéndose privatizado las empresas y f:!S.t~kJe.g.i,dp por ley ~t1 1sf~(f;1]JI<I
automático para la fijac;ión 'correcta'detari(as dege11e.racift1y9ti~;ftÍ!U:"'
ción, Debe ahora apurarse el proceso .en .e/secta,;.. agi¡a,1.liatall'.l~1
traspasándose las empresas .desde el Estadq -,,qlle§0nde}1g<i:>/~¡;;nq.:cfe
turno, el cual buscará 'pegas e influencia:S ináebídas 1~ al:pqd~f<ie,[ps
particulares, los cuafes.velaránporobte,ner\su¡1n:4lf;!)f,~fic[ef!tiaI(!<ir:!tf;:,;a
reglas estables y conocidas pa(a la fijación d.e ~*.rifaHegu.la~<J1P<J:É:;(eJ!A
subsidiando el Estado el aba?tecirniento {j~,a,$ltJj,.ftnr~i~~
para los más pobres. .,Y'fé'< •. ;,.,
Respecto del Metro/ solamente. unmiopepuei:Je~nstl..lllilr✓q~e1es:1tlilP1Q•
nopolio en el transporte urbar,01 si bien p~dría. llrS.ªl'~ a . . .
condición si se prohrbe. la locomoción df:! super{itie eq/osse . . . . ..·•
didos por él. Sólo un ciego puede consideraq1JifmpreSél /',J~piQQalde
Petróleo como un monopolio si es que existe li6~ttadide.impoítación
cosa que no fue posible durante los gobierr.ros:der,,qc,.átícot;' del pasado.
Mostraron la hilacha y claramente dieronarggmentos,defoFJaopara
oponerse a las privatizaciones al afirmar ql.l.e efla~Jiersigu.e1;:iji/ia,fii~f.fª
capacídad de gestión del Estado (¿quién es.el Estado?}¡ ypriyar ijl{Qtt/rp
gobierno democrático (¿no lo serántodqsf)delo.sr:ec,u
tos que le permitan abocarse a la solución qe lqs.gr.a,~
aquejan al país y a la mayoría de los chilenos: 1.Iafra , ... :
aunque.'bonita'.-,1 pero esconde.el enorme?/e:$eo,tlª< . ·.·.··.·· ~eq~~
el Estado {gobierno de turno) es quien;. en ~íJ enorme $al:Jf:c/,~ffªc~~/;te
paternalísticamente decidir los destinos.dfll~iµdacfan,c;rmed.{eh,;t/ ·
~:
1
t:,: t •'.; •.·
4. SINDICALISMO, YS()~J@A~IDA:D> • . .,;.:.:.·.:.:.•.:.i.•··.!.;;
(13 de. septiembre de 119fJO) · · ·· ·
: . . . . .··, >•·· ·• · . ;: ní:.ii'¡'i . (J'"•<' :1<:it:iÍ;,,;.~,f~,í¡1,~.1r«iI:, ·
La máxfma solidaridad posible .es aqueUá que}o.spaares tierJJtQ ~'ª.~la
sus hijos, seguida quizás por la de. loshqp,s,~?.cfa;suspac/~s~l:a.fíft~
cónyuges 'bien avenidos' sienten hacia, s~.pareja, En orden c!~!§l~§.Í(tf1fe,
está la .solidaridad entre hermanos, prímqs C:é¡FOales1 suegr9s< fJJRíilP.(!j,
consuegros, concuñados y otros 'parientes'cwnale5 ypolític9frn~s.lejíi1'...
nos.
152 A veces el gobierno permite que algunos precios nos engañen
les, son muchos los llamados a perder con leyes que otorgan demasía-
1 1
XII. Otros precios mentirosos: monopolios 153
6. RECUERDOS
(19 de abril de 1990)
11
¡Crumiras! (rompehuelgas) les gritaron varios años después, ya que
11
1
las monjas no aceptan los brazos caídos los paros ni las huelgas. Para
1 1
,
la mayoría si/pnciosa clehe ciar a (rnwu" .,u < !/ >i111r Jll .i /,1 ,wtorid,Hf so-
hre meclirias r¡ue henefici<1n <1 WU/H>s Of};,rni/,/1/u, <'fl rlesmedm efe las
mayorüs. C)uisiera ,mimarlo a usterl p<1r,1 r¡u1• 1•,uih1 una carta al Minis-
tro de hans¡Jortcs manifest;ínrlo!e su rec/1,uu ,1 <',l,1 mcclicla. Mientras
mayor sea el mímero de e/fas, mayor ¡mJh.1l>ilir/,1</ trncrnos ele contr,1-
rrestar el JJOcier cif' los empresdrios cortes.mu~.
XIII. Monopsonios
l'.1mbién h,1brcÍ monopsonios (monopolios de dl'm,rnd,1 o de un solo com-
prndor) naturales, como SL'rÍ,1 el G1s0 de unci min,1 l'st,1bll'cida en un lugm
muy ,ill'jMlo Lk los cl'ntros pobhdos o de un nwlino que es el único que
compr,1 el trigo ,1 productorL'S ,1isl,1dos. Pero, los h,1\' t,irnbién protegidos l'
incluso incentiv,1dos por los Estc1dos, tales como los L'st,mcos que estm-ic-
ron tim de rnmfa en t•I pns,1do, El monopsonist,1 qu('IT,Í emplear (compr,1r)
menos trnlx1j,1dores (insumos o bil'nes) que lns Gllltid.ides socialmente (1p-
timils, pues su excedente privado disminuiní si rnmpril (contrata) rn,ís, si
bien ello ilUlllL'nl,11-;í L·I co1-rL•spondiente excedente social. ¿Es esto obvio 7
Nos cxplicML'lllos, Lo l'Sl'JKi,11 del monopsonist,1 L'S que éste puede, llll'-
di,rnll' l,1 ,1cci(m dl' l'mpk,ir (comprar) más o mcllllS trabajadores (bienes o
insumos) ,1k•chir L'I s,1lc1rio (pwcio) al cual contr,ll,1 (compra). Por ejemplo,
un,1 min,1 l'll un lug,1r 1n'líndito tendría que p,1g,1r mayores salarios pnr,1
illlllll'lllM su lucr,,1 l,1hm,1l, lo cual no es cierto para una ernpres,1 ubicilb
L'il un,1 ciud,1d, l,1 rn,11 p,1g,1d el salario que ,1hí impera, cualquicrn SL'<l su
ni\'cl dL· 01nlr<1l,Kil'm, f1lll'S h,1y "muchos" empleadores y "muchos" tr,1L1i1-
j,1dorl's qul' p,1rticif1,1n L'll l'SL' mercado.
Uig,1mos qul' lii mill,l l'lllpk,1100 trab,1jadores al salario de$ 1 ()()(), sicmfo
quL' ,1 l'Sll' s,1L1rio no h,w n,1die rncÍs dispuesto a trasladcirsc ,1 L'S,1s "lronll'-
r,1s"; por lo l,rnto, si l'll,1 quisiera aurnentm su fuerzc1 de lr,1b,1jo, SL' Vl'riÍ
oblig,1d,1 ,1 ll'1wr ljll(' subir el salario. Digamos que si dcscn ,1hor,1 tcncr 12.tl
trnb,1j,1clows, ddw subir el salario h,ista $ 1.100, jil todo,-; L'llos 1 ¿Cu,ínto I('
cosllí Cl!lllr,1t,ir los 2.ll trnbajildores adicionales? Ex,1cl,1ml'llll' 'ii I h(Hl c,1d,1
uno: su pl,lllill,1 L'S ,1hm,1 $132 000 en lugar de$ ll)() ()()() v su ful'r,,1 l,1bm,1I
numL'llllÍ L'll 2.0 tr,1b,1jadores (32/20 = $1 600). A::;í, L'll,1 110 rnnlr,1t,1riÍ n L'Slos
tr,1b,1j,1dlm's ndicionales si su contratación no il' gl·ncr,1 un ingrl'SO ,1dicio-
n,1l l IL· ¡1or IL) mcnos $ 1 600 por cada trnl1i1jndor. ~i Slílo gl'1wr,1 r,1 'ii 1 'i(l() por
XIII. Monopsonio, 1,,,
trabajador, no las contratc1ría; sin embargo, siendo que el costo socic1I (s,11.i-
rio de retención) de estos trc1bc1jadores es menos que los $ 1100 qm' c1d.1
uno exige par21 trc1s!cldc1rse a la frontera, c1l país (a la sociedad) sí qm' 1L,
conviene que ellos trnbajen en la rnin,1, pues h,1cerlo genera un beneficio Lk
$ 30 000 (=$1 500 X 20) c1 un costo ele a lo más sólo$ 22 000 $1100 X 20):
la sociedad deja de percibir un excedente social de por lo menos$ 8 000 . El
rnonopsonistc1 no les contr,lta pues, si lo hiciera, su excedente privado dis-
minuirL1 en $2 000 (= 1 500 X 20-1 600 X 20).
2. MONOPSONIO Y PRIVATIZACIÓN
(24 de septiembre de 1987)
Los Ministerios de Salud y de Educación constituyeron por décadas po-
derosos monopolios de demanda en el país, 'explotando' a profesores,
médicos y personal de hospitales mediante la fijación de sueldos bajísimos
por sus servicios en establecimientos públicos y limitando la competen-
cia de establecimientos privados en esos sectores. Para contrarrestar el
poder monopsónico del Leviatán, se formaron asociaciones de médicos
y profesores que negociaron colectivamente con el Estado. Debido al
centralismo y a la concentración del poder gremial en cúpulas más bien
políticas -que negocia también con políticos-, el sistema llevó á con-
ductas, componendas y resultados indeseables para la mayoría silencio-
sa de la comunidad y de aqué/la de cada gremio que no estuviere 'bajo
el paraguas' de turno.
Siendo enorme el número de profesionales que las cúpulas gremiales
representan, la negociación entre autoridades esencialmente políticas
considerará fundamentalmente el interés de dichos 'representantes' y el
de sus correligionarios más cercanos, poderosos e influyentes. Así, se
negociarán reajustes generales de remuneraciones; una estructura pare-
ja (¿democrática?) de sueldos para distintas especialidades; quinquenios
y trienios automáticos; la creación de nuevas posiciones de poder mejor
remuneradas, y se conseguírán ascensos y traslados a mejores plazas
1 1
Fíjese en lo que tiene puesto; mire los objetos que tiene a su alrededor, y
piense en lo que comió hoy; estamos seguros que en ninguno de esos bienes
se ha producido una externalidad tal que sus precios sean mentirosos; qui-
zás, en unos pocos, el Estado ha permitido acciones monopólicas o
monopsónicas y, dependiendo del país en que esté, los precios de la electri-
cidad, agua potable y gas podrían o no ser mentirosos, ya sea por pecados
de omisión o de comisión.
164 ... Y otras veces el gobierno hace mentiro.,o, .i .ilguno, prn im
Los profesores de Economía solemos cornL·ll'r t·l t'ITt ,r dt• dedicarle demasia-
do tiempo a las situaciones de excepción. l 01110 lu son los casos de
ex ternalidades y de situaciones de m(mu~1ul Ít, v 11H 11H lpsonio natural, incul-
cándole al alumno la creencia de que éstos S()ll rn,1;. ln·n1L•11tes de lo que son
... cosa que no es cierto. No obstante, los cc1,.;(),-, qut· ;.t• \'l'I\Ín en este capítulo
sí que son frecuentes ... y, lamentablenwnk. Lll'111,1,,ic1do frecuentes.
¿Cómo trn t,11\Ín los oferentes de resolver este problem,1 7 Lo ha r,ín dL' la únic,1
maner,1 posible: induciendo a que los consumidores demanden una m,iyor
c,mticL1d b,ij,índoles un poco (digamos $1) el precio del producto. Esto h,ice
l. Una mentira muy especial l <,r,
que, aun con el impuesto de $5, el precio para los consumidores hava subi-
do a $104 (ya que los productores absorben parte del impuesto a ti:avés dl'
un,1 caída de $1 en su precio). Entonces suceden dos efectos: (1) los consu-
midores ya no reducirán tanto h1 cantidad demandada y, al mismo tiempu,
(2) los productores ya no querrán ofrecer la misma cantidad que sin el im-
puesto (ya que ahora el precio es $99 -$1 menos- y, por lo tanto, no les
resultará atr,1ctivo producir tanto como antes).
demandar-¡al precio de $100!-coincidan con las que los otros quieren ofre-
cer -al precio de $95-: los demandantes se encontrarían que la cantidad
ofrecida no alcanza para satisfacer sus requerimientos. Esta demanda insa-
tisfecha haría subir el precio, por lo que los consumidores terminarían pa-
gando parte del impuesto, y se llegaría exactamente al mismo resultado de
los párrafos anteriores, ¡no importando quién esté pagando físicamente el
impuesto a la tesorería, o si el impuesto es a la producción o al consumo
del bien en cuestión! Éste será finalmente pagado de hecho en forma gene-
ralmente compartida: la llamada "incidencia " del impuesto será general-
mente compartida entre productores y consumidores, salvo que se trate de
bienes llamados "transables": productos importados o de exportación, ya
que sus precios son establecidos en el mercado internacional. Así, un im-
puesto a la producción de un bien exportable será enteramente pagado por
el productor doméstico, mientras que uno sobre el consumo de un bien
importable, sólo por el consumidor nacional.
Para los bienes no transa bles, por lo tanto, un impuesto sobre él perjudica-
rá a demandantes y oferentes, para beneficio de las arcas fiscales.
Para los bienes no transables, por lo tanto, el subsidio por lo general bene-
ficiará a oferentes y demandantes, a costa de las arcas fiscales.
11. El que reacciona menos, pierde más con el Impuesto 167
En lo que sigue demostraremos que sobre quien recae el impuesto (es decir,
qué parte pagan los consumidores y cuánto los productores) es un asunto
que depende solamente del mecanismo por el cual el mercado (la oferta y
la demanda) busca su nueva posición de equilibrio.
Lo que hace que uno de ellos se perjudique menos ante un impuesto es Sll
capacidad de reacción ante variaciones en el precio (técnicamente, esli\ ,:u-
168 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios
Si los que tienen poca capacidad de reacción son los demandantes, ellos
terminarán pagando la mayor parte del impuesto. El razonamiento es si-
métrico al del caso anterior: Dado que, aún en presencia del impuesto, ellos
siguen demandando prácticamente la misma cantidad que antes, los
oferentes no sienten la necesidad de bajar ni un poquito su precio (pues sus
ventas no se han visto afectadas por el impuesto). En otras palabras, la úni-
ca "amenaza" que los demandantes pueden usar para que los oferentes
absorban parte del impuesto es: "miren que si no lo hacen reducimos nues-
tra cantidad demandada, y ustedes se quedarán con producción sin ven-
der". Pero esta amenaza no se puede hacer si uno va a demandar "si o si".
¡Todo el impuesto será en este caso pagado por los demandantes!
Así corno los que tienen menos capacidad de reacción (cuyas demandas u
ofertas tienen menor elasticidad precio) son los que más se perjudican con
un impuesto, también son los que más se benefician de un subsidio.
A nadie le gusta pagar ningún impuesto. Con todo, existen impuestos peo-
res que otros: ya sea porque se evaden con mayor facilidad; porque provo-
can mayores injusticias sociales (recaen más sobre el ingreso o patrimonio
de los más pobres) o porque son menos neutrales que otros impuestos alter-
nativos. Las dos primeras razones para calificar de "peor" a un impuesto
determinado son obvias y bien entendidas por los políticos y sufridos con-
tribuyentes, por lo cual no vale la pena considerarlas en más detalle. En
cambio, la tercera es un poco más sutil y tan importante como para merecer
una atención especial.
por el fisco en virtud al impuesto considerado: que lo que pierden los con-
sumidores y los productores con motivo del impuesto, sea exactamente com-
pensado por lo que recauda el fisco. De ahí el uso de la palabra "neutralidad":
el resultado final de compensar los sacrificios para la comunidad con el
beneficio de la recaudación fiscal correspondiente, es "neutro".
Estos ejemplos ilustran una razón adicional para utilizar la expresión "falta
de neutralidad" al calificar ciertos impuestos como "discriminatorios": se
caracterizan por inducir en los agentes económicos un comportamiento no
neutral y discriminatorio en contra del producto, insumo o actividad que
da lugar al gravamen, y a favor de los productos, insumos o actividades
alternativas no sujetas al impuesto.
fuentes fijas (tales como chimeneas de fábricas), tal que ellas en su conjunto
decidan libremente -con ese impuesto- no emitir más que la cantidad esta-
blecida por expertos en la materia; pero, más difícil es hacerlo para las fuen-
tes móviles (vehículos). Pero, ¿por qué gravarle el consumo de alcohol a
quien se toma sólo un trago al día o en los fines de semana? ¿Por qué gra-
varle el consumo de cigarrillos a quien fuma a campo traviesa? Considera-
mos que lo que debe castigarse son las consecuencias del consumo excesivo
de alcohol, ¡no su consumo per se!; por la misma razón, debe gravarse el
fumar en presencia de otros, ¡no el mero hecho de fumar!, quizás limitando
su consumo a lugares designados como "sólo para fumadores". (No obs-
tante, le sugerimos volver a leer la sección donde tratamos "Externalidades
por Imprevisión", en el Capítulo 3, pues el impuesto a los cigarrillos podría
quizás justificarse por el hecho de que quien fuma puede no estar ahorran-
do lo suficiente como para poder afrontar los costos de las enfermedades
cardíacas, respiratorias y cáncer que con toda seguridad deberá afrontar
como consecuencia de un vicio tan estúpido -que uno de estos autores es-
túpidamente no ha podido refrenar- y que, por solidaridad, la sociedad
tendría que solventar por su imprevisión).
justificación lógica, salvo que nos fastidien los escoceses; que seamos
indiferentes a los ingleses, rusos, cubanos y mexicanos, y en verdad
amemos de todo corazón a los productores de pisco chileno.
Lo que es un '/ujo 1 depende del cristal con que se lo mire. Para mí, es un
lujo lujurioso tomarse un helado, por lo que si en mí estuviera -y si yo
tuviera la absurda inclinación de castigar la manera en que fas personas
deciden gastar lo que supongo han sido dineros 'bien ganados', después
de haber pagado sus impuestos 'como Dios as( lo manda'- le pondr(a al
consumo de helados un impuesto espedfico adicional al /VA. ¿Cómo lo
vería usted?
En Chile, el Congreso y el Ejecutivo decidieron (¿?) que los autos cuyo
valor puesto en Va/paraíso exceda. los US$ 9 785, merecen s.er gravados
con un impuesto adicional discriminatorio llamado 'al lujo'. Asimismo,
como se destacó en la sección anterior, el whisky parece también haber
sido considerado como un lujo cuyo consumo es pecaminoso, pues éste
se grava con un !LA del 70% en .comparación con uno del 30% a los
demás licores destilados y uno de sólo el 25% sobre el pisco. También
existen impuestos especiales sobre la cilindrada de los automóviles; so:-
bre el número de puertas de un vehículo tipo jeep o furgón, y sobre.el
vino, la cerveza y las bebidas de fantasía embotelladas, entre otros1 . to-
dos los cuales introducen distorsiones en la asignación de recursos y,
por lo tanto, conducen a reducir el nivel de bienestar alcanzable por el
país; ¡hoy y mañana!
Como se sabe, la recaudación obtenida directamente por el fisco por el
impuesto al lujo de los automóviles es prácticamente nula. Primero:.
178 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios
social. ¿/Jorqué?
Oigamos c¡ue lc1 empresa compró unc1 llléíquin,1 o un vehículo en $ 700,
y c¡ue ,1/ ca/Jo rle rlos aiíos /,1 vencli6 en $60. En este c,1so, 'utilizó' tc1n
sólo $40 rlc ese equipo clurc1nte ese lapso. /Jor lo tanto, le corresponde-
ríc1 re!Jaiar !VA por sólo esos $'+0, y no sohre los $ 700 que le costó.
Permitirle re/Jdjdr el /VA sohre los $100, le incentívc1 mentirosc1mr'n/e ,1
1 1
pa,qan sólo el I J '1/,, por concepto de derechos de aduana. Pc1ra el/o /¡asta
r¡uc lc1 ley estipule c¡ue la tr,1nstérencía de autos importados con cu¡Jo
scc1n consic/C'rarlos como 'primera transferencia', y no como lc1 rle un
c1uto usc1clo.
4. LO PAREJO NO ES DURO
(26 de septiembre de 1996)
DC' t,u1to en tdntu sww·n voces que solicitan tc1sc1s de impuestos di(ercn-
cidclos /Jdr<1 el !VA y pc1ra los c1ranceles de ím¡JOrt.1cicín, lo cual lc1 m.i,vo-
ríc1 de /,1s veces es c1¡Jlauc!iclo por los sectores henctkiados y les genera a
sus ¡mJm<Jtores ovc1cioncs y apoyo político en sus giras y seguramente,
IV. Neutralidad es el conceplo ( 1,n•,· 1111
<1poyn ecnrnímico pard !<1s Cd/ll/Jd/1,15 de sus p,1rtidos o ele ellos mismus.
Si /Jien algunos ele c'stos lo h<1cen rnnvencirlos de e¡ue dich<1s ¡Jro¡mcstds
,wmentarSn el himestar ele toclc1 ic1 ( omunicfcie /, sigo siendo {iel a la múxi-
mc1 'dime qué g,rnc1s (en lo ¡Jersnnc1/) y te r!iré cómo o¡Jinc1s'.
No h,1y economistc1 serio y /Jien entrc'nc1rlo c¡ue (1vorezca est,1/J!ecer tc1-
sas ditérenciaclas JJarc1 el !VA y para los aranceles c1cfuc111ems. fodos re-
umocc'n que PIio puede favorecer a determinados grupos ele ¡Jersonas
(¡ele presión y ele poder!!; pero todos tam/Jién sahen que ello siempre
perjudicad el /Jienest,1r genPral del país (Moya) y c1c/em/is -y esto es
para mí motivo dP gran preocupación- sc1bcn que dicha discriminación
se constituye.' en cc1/do de cultivo para la corrupción, epidemia que co-
rroe las IJ<1ses mismas de una sociedc1d.
Ct@ic/o regr0sé a Chile a mediados de la déec1cla ele 1%0, después de
vivir m,ís de un lustro en Mendoza, Argentina, trc1je w1c1 gran ca¡c1 con
nuestros muc/J/cs y una serie rlc artfculos c¡ue clesde ahf puclc im¡JOrtar
como 'funcionc1rio internc1cionc1/'. Cuando (ui a clesadu,m,1r las cos,1s a
Los Anrlcs, /uve r¡ue cs/cJrzc1rn11· para hacerme el simpático, sonriente,
conclesccnclirnte y pr.íctic1mcntc 'servil' con el vislc1 ele acluc1nc1 que
hizo el ,i(om, pues t;¡ tcn(.i torio el porler ele/ mundo pnr.i hxcrme pagar
los rlerechos c¡uc le e/ier.i lc1 re,1/ ,r.;c1n,1 por internar nw•strc1s cosas. "Esto
¡wer!c ser cc1tc1/ogado como una to,1//c1, en cuyo caso el ar,rncel es x'½,; o
hien como tela ele c1/goclón, pa,4c1ndo IJ,1sfcln/e menos c¡uc x'½,; o /Jien
puede clasificc1rlc1 como hilo ele af,4odcín, pagc1nrlo c1un menos derechos,
o /Jien podemos suponer que no la he visto, en cuyo caso no pagd nin-
gún derecho a la Tesorería. ¿Qué le pc1rece a usted, sc11or?" ¡Para qué le
cuento su prepotencia al referirse a artículos que pod(c1n c1 su discreción
pasar o no como E•!éctricos, ya sea nuevos o usados, para los cu,1/es la
diferencia ele aranceles erd brutal!
Hoy, clc/Jirlo a c¡ue el c1rancel es parejo para ¡tocio!, el menú de o¡xiones
se hc1 reducido ,1 sólo poder 'negociar el valor CIF rle lo que uno tr,w,
1
que los usuarios del cuero en el resto del mundo tienen muchísimos otros
países (que no pusieron un impuesto como el nuestro) a los cuales podrían
comprarles al precio mundial. Los productores se encontrarán, entonces,
atrapados entre un mercado mundial que rehúsa pagarles ni medio centa-
vo más que antes y un gobierno que les extrae $5 por cada unidad expor-
tada.
CI-IILE
ADUANA
~~~ $ M,~~
R.c.
Tanto en este caso como en el del cuero, el impuesto recae sobre quien tiene
menor capacidad de reacción frente al impuesto: el productor nacional de
cuero, y el consumidor nacional de zapatos, respectivamente.
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 185
Los precios del cuero y de los zapatos fueron inducidos a mentir por el
gobierno, y mintieron: hicieron aparecer a la producción de cuero como si
fuera $5 menos rentable por unidad de lo que verdaderamente es. También
hicieron aparecer a los zapatos importados como si fueran $30 más caros y,
por lo tanto, a que la producción nacional de calzado fuese $30 más renta-
ble por unidad de lo que verdaderamente es.
Si hubiera una ley de alquileres que impidiera aumentarlos y que les confi-
riera a los contratos una duración indefinida, ¿a quién le alquilarían sus
departamentos los propietarios, a una familia pobre con muchos hijos o a
una viuda que vive sola, anciana y rica? Y si se fija un interés "bajo" (por
ejemplo, menor que la tasa de inflación), ¿quién cree usted que podrá acce-
der al crédito -¡conseguirse!-, "barato"?
Los alquileres fijados por ley son un ejemplo de una variedad de precios
que los gobiernos fijan, quizás con las "mejores intenciones" pero nunca
con los mejores resultados, situación que fue extrema en Chile entre 1971 y
septiembre de 1973. Otra variedad son los salarios mínimos y los intereses
máximos que pueden cobrar los bancos.
También sirve para que los sindicatos defiendan con "uñas y dientes" la
fijación de salarios mínimos, con el argumento que es necesario defender a
los otros trabajadores de los abusos patronales y de los economistas profe-
sionales que critican dicha fijación, porque no tienen sensibilidad social hacia
los más pobres de la sociedad. La respuesta a este argumento consiste en
establecer que la fijación de salarios mínimos reduce el incentivo para que
las empresas aumenten su empleo de los trabajadores menos calificados y,
por lo tanto, agrava la situ,1ción de los desempleados que, al fin y al cabo,
son ellos (¡y no los obreros sindicalizados, que sí tienen empleo a salarios
más altos que el mínimo!), los miembros verdaderamente más pobres de la
sociedad.
Cerc,1 de la nwd i,1 nrnñana, que era la hora a la cual normalmente concurría
,1 su empresa, el dueño de la fábrica de televisores SL' apmxirn,1b,1 ,1 L'lla
preguntiíndose, corno cada maí1ana, cuánto tiempo pasarí,1 hc1st,1 que el
gobierno finnlnwnte se la expropiara o fuera "tommia" por sus trabajado-
res, de lo n1,1I se PL'rc,1t;1rín cuando viera izada la bandera chilena en su
techo. Varias cuadras ,mtl's de llegar, comenzó a ver esta interminable col,1
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 1117
Pero sí que se asombró al comprobar que hacían cola frente a ¡su fábric1 1
Tampoco se asombró cuando casi dos mil personas trntaron después dL·
lincharlo, acusándolo de avaro capitalista y explotador por negarse a ven-
derles televisores al precio oficial. Sus agresores nunca le creyeron que no
tenía televisores para vender, porque hacía meses que no "conseguía" divi-
sas para importar las materias primas. Tampoco le creyeron cuando él jura-
ba que no tenía ni la más remota idea de quiénes pudieron haber sido las
personas que colgaron el cartel y que, obviamente, esa misma noche se pu-
sieron primero en la cola ... ¡se 11011 é vero /,en trovo to!
Por décadas, estuvo de moda la fijación de precios máximos para los artícu-
los llamados de "primera necesidad". ¿Qué es un artículo de primera nece-
sid,1d? ¿Qué es un artículo de lujo? Sin duda que su definición constituye
un juicio de valor, dL' modo que no habrá consenso sobre su definición,
especi,ilmente en lo que se refiere a los artículos de lujo: ¿Lo es una corbata
de seLfa? ¿Un ,1utom(1vil Ford KJ\, un Mib11/Jis/1i o un Mercedes? ¿Lo son los
helados? ¿El kerosene us,1do en cakforas de calefacción?
Saltar desde las "necesid,1des básiec1s" ,1 definir qué bienes son de "primera
necesid,1d" L'S difícil, si no imposibk. ¿Lo L'S el pan (de molde, baguettes) o
Lis tortill,1s, de maíz o de harin,1? ¿Lo es l,1 leche (fresca o en polvo,
dL•screm,llfa o no)7 ¿Qué es una "vivicmfa básica" en L1 Serena (lindo cli-
m,1), L'n Lima (donde no llueve), en Guay,1quil (caluroso y lluvioso) y en
Punt,1 /\n•n,is (c1si en el polo sur)?
Fijado el precio del pan por kilo, a medida que seguía la inflación uno iba
comprando pan cada vez menos cocido (por lo tanto, con mayor contenido
de agua) hasta que finalmente uno compraba algo más parecido a una sopa
con piedras que pan. Entonces se le fijaba por unidad, debido a lo cual las
unidades se iban haciendo cada vez más chicas y uno terminaba compran-
do decenas de unidades en un kilo, en lugar de las cinco o seis que éste
normalmente contiene. Se decretó entonces la existencia del llamado "pan
especial", cuyo precio era libre, para distinguirlo del llamado "pan corrien-
te", cuyo contenido de afrecho en vez de la blanca harina iba en aumento
hasta que llegó a casi no contener harina blanca. "Adivine, buen adivina-
dor, ¿cuáles serían las ventas y la calidad del pan corriente?"
En el caso de la leche, a medida que pasaban las semanas uno iba compran-
do leche cada vez más aguada y simultáneamente aumentaba tremenda-
mente la oferta de mantequilla y quesos, cuyos precios no estaban fijados,
lo cual llevaba a la autoridad a fijar también el precio de éstos, so pena de
que la oferta de leche desapareciera. Ocurrido esto, los repartidores de le-
che -antes, y me refiero a la década de los 40 y 50, la leche era vendida en
carritos que se paseaban por los barrios para que ésta fuera comprada por
las familias-, ni tontos ni perezosos, comenzaron también a vender huevos
a un precio superior al que imperaba en los mercados, diciendo: "Si quiere
leche, me debe también comprar huevos, señora." El mejor negocio del
mundo para las familias acomodadas era tener una empleada doméstica
súper-buenamoza, pues de ese modo uno se evitaba tener que comprar
huevos a un precio escandaloso para conseguir algunos litritos de leche al
precio oficial. ¿Cuánta leche consumían los "pobres", y cuánta los gatos de
los ricos? Y fue así como se hizo poco rentable la crianza de ganado, debido
a lo cual escaseó la carne y hubo tremendas colas para "conseguirla" ("¿dón-
de conseguiste Viccroy?" era una pregunta frecuente que le hacían al profe-
sor Fontaine durante el gobierno de Allende, pues éste había traído cigarrillos
desde Estados Unidos para sus vacaciones en Chile. En ese entonces, las
cosas se "conseguían", no era que se "compraban"). Se llegó entonces a
decretar -durante el gobierno demócrata cristiano de Frei Montalva- que
sólo podía comprarse carne (y consumirse carne de vacuno en restauran-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 1B9
Otro tanto ocurrió con el sector eléctrico. La empresa estatal chilena Endesa
fue creada justamente para suplir las escaseces y racionamientos que hubo
que sufrir como consecuencia de una política tarifaría expropiatoria. En
lquique -un puerto en el norte de Chile, arrebatado del Perú durante la
Guerra del Pacífico y en donde murió uno de los héroes chilenos (el Almi-
rante Arturo Prat)- hacía años que un empresario local había instalado plan-
tas térmicas para proveer de electricidad a su población e industrias de la
zona. Sin embargo, la eventual fijación de sus precios llevó a qüe sus ingre-
sos apenas cubrieran sus costos de operación, por lo Llue ya no le resultaba
rentable ampliar su capacidad de generación. Llegado el momento en que
debía hacerse una reparación mayor a una de sus máquinas, el costo de
hacerlo era mayor que los excedentes que obtendría operándola, por lo que
decidió detenerla, generándose con ello una situación de escasez y raciona-
miento en lquique. La población entonces enarboló banderas negras e in-
VII. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 191
cluso peruanas en protesta por la situación creada por este "mezquino em-
presario, carente de sentido y sensibilidad social". En respuesta, el gobier-
no de la época ordenó que fuese la "madre Endesa" quien salvara la
situación, reparando la máquina e instalando otras para aumentar la cali-
dad del servicio entregado, comprando a vil precio las instalaciones que
tenía el empresario privado. "¡Qué patriotismo más digno de alabanza el
de esta empresa estatal, que vino a salvar la devolución de !quique al Perú,
lo cual había sido provocado por la irresponsabilidad de la empresa priva-
da!", dirán los ignorantes.
Por esos tiempos -en las década de los 40-50- en Chile se creó la institución
llamada CONDECOR, encargada de "repartir" los escasos dólares disponi·
bles entre aquellos que deseaban "conseguirlos" para así poder importar
los bienes que estaban sujetos a cuotas de importación. Se daba el caso que
192 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios
1. MI VISIÓN
(8 de mayo de 1997)
4. El MONSTRUO DURMIENTE
(15 de junio de 1989)
¿Sabe usted qué pasó en 1970-: 1973 debido a que el DL 520 de.la Repú-
blica Socíalista no había sido derogado y fue 1'despertadd1 por la Uni-
dad Popular con la asesoría legal de don Eduardo Novoa? Este decreto
VI l. Otra variedad de mentira: La fijación de precios máximos 197
ley dio la pauta para que el Gobierno de Allende y sus 'boys ! intervinie-
1 1
ran prácticamente todas las industrias del país, quebrantando uno de los
derechos básicos del hombre: el de propiedad. ¿Sabía usted que está
aún vigente el DFL 274 de 1960, que creó la Empresa .de Comercio
Agrícola (ECA), la cual sin duda fue uno de los actores principales para
destruir a nuestro malherido sector agropecuario?
La ECA tuvo su origen en fa Junta de Exportación Agrícola (1930) crea- 1
transacciones a precios menores que aquéllos. Tal ha sido el caso con sala-
rios y sueldos mínimos, y la fijación de los precios llamados "de
sustentación" o "sostén" para algunos productos agrícolas, pues los agri-
cultores siempre han podido conseguir que se los clasifique como "especia-
les" y merecedores de un trato preferencial. Ocasionalmente, algunos
gobiernos han establecido precios "altos" para sus divisas, de suerte que
sus Bancos Centrales debieron salir al mercado para comprar los excesos
que el mercado no quería adquirir a esos precios, acumulando reservas in-
ternacionales y ,rnmentando la cantidad de dinero y así provocar una ma-
yor infüición.
l\1ra L'I ciso de los precios de sustento par,1 productos ,igrícolas, los L'xce-
dl'ntcs que L'llos gL'nernb,1n -~1uesto que a los precios establecidos los con-
surnidorl's no L'stiib,m dispuestos a com~1r,ir todo lo que los productores
l]L1L'r1an ofrccl'r ,1 l'Sos precios- dl'l1í,rn sl'r L'nlonces comprados por el Esta-
do, a nu sl'r l]lll' SL' limililr,1 lc1 cmticfad dl' tierra que podía ser destin,1d,1 ,l
los cullinis cu vos prL'cios L'r,m fijados "dema:;i,1do altos". Fue ,isí corno los
['.st,1dos Unidos y ,·arios p,1ÍSL'S europeos acumularon enormes excedentes
(de trigo, maí,., t,1b,ico, ,izüc,ir v i,íctcos, entre otros) que dcspuc's eran ex-
port,1dos -o 1Tg,1L1dos comu ,wud,1 externa-, deprimiendo de l'St,1 forrn,1,
VIII. Y la fijación de precios mínimos 201
nas a quienes ellos más quieren ayudar, como lo desearía todo hombre
bien nacido y criado!
"Es que lo que predice la teoría es una cosa, y la realidad es otra", ha
sido en muchas ocasiones una respuesta a las advertencias de nuestra
profesión sobre el asunto. Esa afirmación desconoce el hecho de que la
ciencia económica está basada en el método científíco el cual, para 1
¿Cuánto tiempo pasará antes de que los gringos vendan sus tierras? Para
entonces, ¡se habrá cortado la cuerda!
4. SOCIAUSMO·Y·SALARIO MÍNIMO
(9 de mayo de 1996)
Sólo/os más ingenuos, cándidos e ignorantes pensaráf'I qut1 elnivel<Jel
salario mínimo no tiene mayor imppqancia en el momento que Chile.
vive hoy (¡cómo me fastidiaba el manoseado tétmíno .'el;momentQ bis 0
ttM.en,su5Jtml$·•<Íed~socu¡:>aci6n,se,:á,Joscor,rnenpl,fJ8[iflba.<ióp;·.faS
·. QJLJjeresl Jqs más jóvenes y/os rr¡asvirJ~s.,;Re(JQ•t:!/lono ef todo. Oefüdo
·ª que.aumentará la cantkladde perSQJlélS qtJe deben.barajárselasporsu
cuént;ten templeos' al:temativos derr1f~fW(Ploduct{yigaá, ello eondud~
ritambién .a que las remuneracion.e.sJíetodoslosllarnf dt;?.s 'tra,bajado~
res por cuenta.propia¡ tenderán abajá1¡a.fectánqose f!Slel n1vel d~}ngre-
VIII. Y la fijación de precios mínimos 207
:tr:ci~dosiflii1,
•p¼o{taihd·se.·esiablecen ¿: . . .
. ·. agricultortienealmomentv'Ck!~t;n11•·
'tara' mió.~ IJJ1p~io,foenor qúe'ef •.
. á.·lJ Jéy, ,fa banda ';será efeGtÍVá solo ta
'\ ', ' ", ',,'•'." .:,",'
í
208 ... Y otras veces el gobierno hace mentirosos a algunos precios
forma de; mantener un precio. intefQO; e/eyado fue pedir. el sostén del
.poder comprador, COTRJSA, que ya en . 1988 debió exportar trigo al
Rení ¡con enom1es pérdidas! Par:a este .¡:lño; debido al altísimo .precio
fijapo por ést~ nuevamente habrá e~cedentes exportables. ·
.SiendQ insostenible una /Jant;ürd,e prec:ios bé:1.sada en, precios de importa-
ciónpara un producto que es ahora,exportable¡ las presiones del gremio
se hanvolcado.:desde la banda al sostén Su éxito conducirá no sólo a
. ,seguir teniendo .un alto precio intemo para el trigo y sus derivados, sino
a una presiónpresupwstaria:fiscal que obligará a aumentar los impues-
.,·tos o a reducir, eli gasto..en otros sectores.
De esta ma:1;1era, l;tpolftica triguera ha..ido.evo/ucionando desde una
que quizás: n!Js /JetJe(ició iJ otra qµe ;hoy perjudica a Moya y al país,
, empo/;JreciéodoG(!)s,, . · ·
Aunque los galpones vacíos son un penoso ejemplo de delito, hay que ad-
mitir que éstos no le costaron nada al potencial productivo del país: como
no operan, no hay consumo de materias primas, materiales ni nada por el
IX. iDelito o desperdicio? 211
Mientras que en el caso de las fábricas que no delinquieron, sino que verda-
deramente se instalaron en la región seleccionada y desarrollaron sus acti-
vidades conforme a la ley ("galpones llenos"), se registró un consumo de
recursos productivos que excedió el valor de lo producido en el mismo monto
que el gobierno gastó en promoción: hubo una disminución del bienestar
del país. Si este gasto en promoción es de $ 100 millones, ¡el país es $100
millones más pobre!
En el caso de los "galpones vacíos" hay un delito y un regalo; pero sin con-
secuencias para el potencial productivo del país.
Bolivia tiene dos departamentos, Oruro y Potosí, donde las inversiones es-
tán exentas de impuestos por cinco años para promover el progreso de es-
tas dos regiones. Este régimen está vigente desde 1987, pero menos de 30
empresas en los primeros diez años del régimen se acogieron al mismo. La
más grande es una fábrica de latas para cerveza y gaseosas que ya existía en
La Paz y decidió mudarse para aprovecharse del régimen ... ¡ésta no es,
realmente, una nueva inversión para Bolivia, sino un innecesario costo de
mudanza! Lo que es bueno para el fabricante de latas, y quizás para alguien
de Oruro, no lo es para todos en Bolivia. También llama la atención que las
empresas acogidas al régimen no sobreviven mucho más de ... ¡adivine
cuántos años! Sí, usted acertó: cinco años. Ahora piense por qué en vez de
continuar con su empresa durante los años sexto, séptimo, etc. le va a con-
venir disolverla al quinto año y empezar una empresa nueva en La Paz
(aunque seguramente producirá lo mismo que con su anterior empresa).
¿Es, acaso, esto lo que va a generar progreso en Oruro y Potosí?
CAPÍTULO
El objeto de estudio
de la Economía
A. ¿Qué producir?
Estando solo en su isla, es él mismo quien fija sus prioridades. Aunque sea
un caso demasü1do simple, el de Robinson solitario da lugar a las preguntas
de que se ocupa la economía ¿Hasta qué punto le conviene acumular fruta
en vez de aprovechar b marea alta para pescar? ¿Cómo decide si le convie-
ne ampliar L'l cobertizo p,1ra poner la fruta a resguardo de los anim,iles o
mejorar el techo de su choza antes de la estación lluviosa?
La Economía postul,1 que éstos y otros dilemas son resueltos por Robinson
actuando como si considernra que toda acción enfrent,1 l'I costo dl' ckj,1r dl'
realiz,1r otrn acción alternativ,1, ,1unque él mismo no lo exprl'sar,1 ,1sí si se lo
preguntaran, siendo que su elección final dependerá del costo y dl'I Lwnefi-
cio que espera obtener de torn,1rla. ¡Que actúa como un BEMS 1 (record,1r la
sección IV del capítulo 1).
Es así como nace el mercado, que no es otra cosa que un mecanismo o ins-
titución social que le permite a la comunidad decidir qué bienes producir.
En él se establecen precios, que son señales para los productores de bienes
y servicios y también para sus demandantes. Si "muchos" quieren un pro-
ducto, su prL'cio será "alto" y será provechoso producir "mucho" de aque-
llo; si "pocos" quieren otro producto, su precio será bajo y serán "pocos" los
que deseen proveerlo. Si el precio es "alto", algunos preferinín prescindir
Lil> él o consumir nwnos; si es "bajo", querrán consumir más de él.
l'ues biL'll, l,1 Cienci,1 Económica tri.ltél de explici.lr cómo es que el hombre,
viviendo en sociedad, rcsuelVL' L'l problern,1 de fij<1r prioridades acerca de
qué producir. l'm'sto que b solución mós naturnl es que se estableze,1 un
nwrrndo dondL' SL' tr,1ns<1n dichos bienes, la EconomÍi.l estudia cómo es qul'
en los nwrc,1dos SL' esti.lblecen los precios y rnntidades de lo que esa socic-
cfad produce y consume.
B. ¿Cómo producir?
Cuando Crusoe vive solo, no tiene problemas: ¡todo es para él! Cuando Vier-
nes es quien avista la liebre y es Crusoe quien la caza, ¿cómo deciden qué
parte de ella corresponde a cada uno? Puede que decidan que día por medio
le corresponde a uno de ellos los cuartos delanteros, y en los otros, los trase-
ros; o bien que decidan cortarlas "a lo largo", con un cuarto delantero y uno
trasero para cada uno.¿ Cómo se reparten los peces en la red que ambos cons-
truyeron, echaron y recogieron, en especial cuando sólo hay un ejemplar del
pez más apetitoso? Formado el villorio, la cosa se complica. Algunos cons-
truyen redes, otros arados; otros salen a pescar, otros a cazar; algunos curten
las pieles, otros cultivan la tierra y otros enseñan a los niños. ¿Cómo se distri-
buye todo lo producido en la isla? ¿Qué recibe quien enseña a los niños, cui-
da a los enfermos o dirige los oficios religiosos, siendo que en estos casos no
hay una producción tangible?
¡Los planes son planes, y las realidades, realidades! Es decir, los planes pue-
den ser distintos a las realidades, por lo que otro problema básico que la so-
ciedad debe resolver es aquel de racionar en el corto plazo, donde lo que se
esperaba sucediera no sucedió. Puede pasar que la demanda real sea mayor
(menor) a la esperada, o que la oferta real sea menor (mayor) a la esperada,
de modo que la producción no alcanza para todos (sobra). El problema es
fácil de resolver para la Economía cuando Crusoe vive solo: él será quien se
queda sin comer pescado (o estará devolviendo los peces al mar) cuando su
predicción de la captura fue equivocada. Con la presencia de Viernes la cosa
se complica para la Economía, ya que aparecen más preguntas: ¿quién se
218 El objeto de estudio de la Economía
queda sin comer o come menos el día en que no se pesque nada o sólo un
pesca di to chico? Mucho más complicado es en el villorio;más aún en un país.
A través del devenir de los años, estos desajustes temporarios entre deman-
da y oferta encontrarán una solución automática para el caso de bienes no
perecederos. Surgirán en la sociedad los especuladores -¡qué feo nombre,
tan manipulado por los políticos y los medios de comunicación!-, verdade-
ros benefactores de la sociedad, los cuales producirán lo que se llama un
arbitraje. Serán precisamente ellos quienes comprarán los bienes cuando
son abundantes (y por ello, "baratos"), subiendo entonces sus precios por
encima de los que imperarían en su ausencia, para revenderlos cuando la
sociedad enfrente una inusual escasez de esos bienes y sean "caros", ha-
ciendo que éstos no suban tanto como hubieran subido en ausencia del es-
peculador. Si ellos se equivocan y almacenan bienes que posteriormente
continúan siendo abundantes y "baratos", los únicos perjudicados serán
los propios especu l,1dores. Recíprocamente, si acertaron en descubrir cuá-
les son los bienes que en el futuro dejan de ser tan abundantes, los gamm-
cias serán para los especuladores ... ¡y para todos!: los precios no habrán
sido tan volátiles gracias al arbitraje llue hace el especulador.
/ ,v
e---- ~--·· . .-:_.~ ·~?-,
220 El objeto de estudio de la Economía
' Así, en una sociedad donde la tasa de descuento sea, por ejemplo, 1O'¼, anual se requerirán beneficios
dentro de un año iguales por lo menos a 11 O para aceptar incurrir en un costo hoy de 1OO. Diez por
ciento será, pues, la tasa de interés en esta sociedad.
11. Teorías y teoría económica 221
car, desde ya, que una misma cosa puede significar cosas muy distintas,
dependiendo del problema que interesa analizar. Es ésta la base para una
afirmación que, pudiendo resultar desconcertante al principio, se repetirá a
lo largo de la vida profesional del economista: no existe una cosa tal como
la (única) curva de demanda; es posible que existan tantas curvas de de-
manda por un mismo producto como problemas haya que analizar con esa
herramienta. El profesor Milton Friedman solía dibujar en sus clases en la
Universidad de Chicago, una línea en la pizarra y preguntar si lo que
ha dibujado es una línea euclideana, una superficie o un volumen. Nos de-
cía que lo dibujado se interpretará como una línea euclideana si lo que se
quiere representar es una línea que separa dos superficies, pues como tal no
tiene superficie. Puede indicar una superficie cuando se la usa para repre-
sentar un río en un mapa, y puede interpretarse como un volumen para los
efectos de determinar el consumo de tiza: si no fuera un volumen, el fabri-
cante de tiza vendería poquísimo, pues la tiza no se gastaría al dibujar lí-
neas o superficies euclideanas.
Una teoría debe ser juzgada como "buena" o "mala" a base de su capacidad
para predecir los acontecimientos regulares que se desea explicar, de modo
que una teoría será "buena" si las predicciones que se hacen con ella son
acertadas. Con otras palabras, se rechazará una teoría si sus predicciones
no son correctas, y se aceptará si sus predicciones son correctas. Por otra
parte, se la adoptará sólo si predice mejor y al mismo costo que una teoría
alternativa, o predice igualmente bien que otra, pero lo hace a menor costo.
Debe destacarse que se ha usado la palabra aceptar antes que comprobar
una teoría. La comparación de las predicciones de una teoría con lo obser-
vado en la realidad jamás puede llevar a la comprobación o prueba de que
ella es verdadera; sólo puede llevar a su aceptación temporaria si lo obser-
vado no logra contradecirla o desaprobarla.
RespL·cto de las teorí,1s v de su aceptación o rechazo, vak, l,1 pena indic;ir que
L'!las no se rechazan por el mero hecho de que las presunciones que contie-
nen son irre,1les. En alglln sentido es muy cierto que la csenci,1 mism,1 de las
teorías consiste en que ést,1s son irreales, en el sentido que son un mero bosque-
jo, cMicatur,1 o simpli ficacilín de la realidad. También es cierto que mientras
más simple (menos costos,1) SL',1 una teoría, mejor. !'ero, la mayor simpliciLfad
involucra el "costo" de que la teoría sea una mayor abstracción de h1 reali-
dad L'll cuanto ,1 dl'1,11les se refiere y, por lo tanto, que sean 111,ís irreales sus
presunciones en el sentido de que no ser,ín una descripción de la realidad: es
11. Teorías y teoría económica 223
Es muy común escuchar que ciertas teorías son malas o no verdaderas por-
que las presunciones en que se basan son irreales -que la gente no actúa de
esa manera en nuestr,1s economías menos desarrolladas, por ejemplo- y
que es necesario buscar teorías económicas que tomen en cuenta ciertas
condiciones especiales. Est,1 actitud, sin embargo, no es legítima ni científi-
ca. Adoptaremos la teoría que se acepta en otros países sólo si ella tiene, al
mismo costo, mejor valor predictivo que las alternativas, sean cuales fueren
las presunciones en que se basa.
La teorÍél que SL' refiere ,1 la velocid,1d él lél que caen los cuerpos en el vacío SL'
acepl,1 p,1r,1 el bolón porque para éste funciona, ¡y no porque vivamos en el
vacío!, y SL' rechélzél pélrél l,1 plumél porque para ellél no funciona ... y no
funcionél justélnwnte porque el supuesto de que vivimos en el vacío no es
adecuado parél lél plurnél de élvestruz. ¿Acélso no querría usted recordélr b
fórmulél y los VéllnrL'S neces,1rios p,1r,1 rnlculilr el tiempo en que demora L'll
llegar ,11 suelo l'I cuerpo de un compai'tero que acabél de matar un terrorisl,1
que lo tiene L'ncél11onéldo L'n el piso 35 de un edificio, y que le amenaz,1 C()ll
hacer lo mismo con usted si es que no éldivinél cuánto demoraría en c.wr 7
Claro estiÍ que si le pide adivinar cuiÍnto dernoraría en llegar al suelo uri.1
hoja de p,1pel, él usted no le querlc1ría otrél que encomendarse ,1 l,1 Virgl'n
María o, si le dieréln el tiernpo y los recursos necesarios, encargilíil- t'I c,ík11
lo a la NASA, quiL'n eh1borélriÍ un sofisticado modelo con v,1ri,1blt•:-- l.d,•:-,
como el peso y forma del pélpet forma del edificio, vientos, ;iltur,1 :-,nhn· ,.¡
nivel del mar, smog y otras que le permitan -a base de una ll'orí.i 111¡:r.n
con ella unél buen él predicción.
224 El objeto de estudio de la Economía
Una clase de presunciones que a muchos les molesta es aquella que se refie-
re a las conductas de los consumidores o firmas. La Teoría Económica pre-
sume que, en general, los consumidores y firmas actúan como si quisieran
hacer máximo algo sujeto a restricciones. Atacar la teoría del consumidor o
de la firma sobre la base de que éstas presunciones no son válidas -por
ejemplo, en nuestros países- es tan absurdo como atacar una teoría que
afirma que el jugador de billar actúa como si pudiera medir a la precisión
los ángulos, conociera el peso de la bola y la rugosidad de la mesa, junto
con la masa del taco, junto con saber cualquier cantidad de matemática y
física, con las cuales calcula cada jugada. Puede muy bien ser cierto que ese
jugador de billar jamás fue al colegio y que hace sus jugadas al "ojímetro";
pero no por eso deja de tener valor predictivo la teoría que presume que el
jugador es un gran matemático, y usarla para predecir la próxima jugada
que éste ejecutará. Aceptaremos esa teoría por el valor predictivo que tie-
ne; la rechazaremos sólo si las predicciones están reñidas con la realidad, y
no porque lo estén sus presunciones.
Así, la formulación de una teoría requiere (i) observar o detectar una regula-
ridad; (ii) preguntarse el porqué de ella; (iii) dar una respuesta a ese porqué,
es decir, formular una hipótesis; (iv) sobre la base de (iii), hacer una predic-
ción, y (v) observar si se cumple o no la predicción: si se cumple, aceptamos
la hipótesis; si no se cumple, la rechazamos y volvemos al punto (iii).
No nos apresuremos a decir que esta teoría es absurda porque supone una
hipótesis de comportamiento ridículo de parte de los consumidores de le-
chuga. Al fin y al cabo, la teoría por ahora prevaleciente (hasta ver si ésta la
desplaza) parte de la hipótesis que el consumo de lechuga es determinado
por los consumidores en un intento por maximizar (sujeto a su restricción
presupuestaria) una función representativa de su utilidad o satisfacción,
que tiene que ser cóncava y continuamente difcrenciable hasta, por lo me-
nos, la segunda derivada, lo cual requiere conocer calculo diferencial. Para
abreviar, denominaremos a ésta "la Teoría de la Maximización". La hipó-
tesis que le sirve de punto de partida tampoco parece ser muy realista, ni
exenta de ser presentada como ostensiblemente ridícula. Uno podría, por
ejemplo, criticar" ¿y qué hacen las personas que no saben cálculo diferen-
cial? ¿Acaso ellos no pueden comer lechuga?"
1
Un economistJ concluiría la frase Jgregando la salvedad "ceteris p,1ribus". Consultar a un economista
sobre el signiíicado de esl.i expresión.
'Consult;,r a un economista sobre l'I significJdo de eslJ otra expresión. Esta profesión parece utilizar un
idioma propio para entenderse solamente' entre sus miembros.
IV. Economía positiva y normativa 227
Estimamos que los juicios éticos básicos de casi todas las personas son más
o menos similares, y que las discusiones que surgen respecto de determina-
das políticas económicas provienen más bien de discrepancias en lo positi-
vo. Al respecto, es interesante citar aquí otro de los ejemplos que da Friedman
en su artículo sobre metodología. Todos, suponemos, querríamos mejorar
la situación de los pobres. Uno de los medios, para algunos, sería la fijación
de precios máximos más bajos que los actuales sobre aquellos productos
que representan una parte importante del gasto total de los pobres. ¿Va a
mejorar esta medida el bienestar de los pobres? Algunos dirán que sí, por-
que les bajará el costo de vida; otros dirán que no, pues se formarán colas y
mercados negros por esos productos, lo cual perjudica más a los más po-
bres, y otros dirán que la cosa no es tan clara y que es necesario investigar
cuál es el efecto de esta medida sobre (i) la cantidad disponible de esos
bienes en el mercado, (ii) los ingresos de los productores de esos bienes; (iii)
quiénes son los primeros en llegar a la cola temprano en la mañana y cuán-
tos y quiénes son los que no pueden obtener el producto al precio fijado, si
es que su producción se ve afectada por la fijación del precio al cual puede
venderse, etc. Vale decir, todos están en perfecto acuerdo respecto de a umen-
tar el bienestar de los pobres; sin embargo, habrá largas discusiones acerca
de la política de fijación de precios debido a que no hay acuerdo respecto de
los efectos que tendrá esa política sobre el bienestar de los pobres, de modo
que se podrá discutir acaloradamente por años o llegar a una política que
no satisface ni llega a la meta acordada.
Respecto del salario mínimo y de la poca capacidad que hemos tenido los
economistas para transmitir claros mensajes de lecciones que nos da la Eco-
nomía Positiva, reproducimos a continuación una Carta al Director de "El
Mercurio", firmada por un recién egresado de la Facultad de Ciencias Eco-
nómicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
el día 8 de junio de 1999, don Francisco Matte Risopatrón:
IV. Economía positiva y normativa 229
Señor Director:
Cuando se discute de medicina ofísica sólo los médicos ofísicos opinan, pero
cuando se discute de economía ofútbol; todos lo hacen. Sin embargo, a dife-
rencia del fútbol, en materia económica hay toda una ciencia que respalda sus
postulados, no siempre comprendidos por la gente.
Hace unos díasfue publicáda una carta mía en la que planteo una serie de
proposiciones económicas. Quiero referirme sólo al salario mínimo y a la dis-
tribución del ingreso, que menciono en dicha carta.
Sobre el primero, a más de alguno puedldisgustarle la ídéctik n~feher salario
mínimo, pero está demostrado qúe éste produce desempleo ert los sectores ju-
veniles. La Economía noplantea que el salario mínimo sea Justo ·~ no; como
ciencia positiva no puede hacer(°, pero sfpuede preiiecir elefecto·de esa medi-
da. Sí no nos gusta el mayor desempleo, entonces hay que buscar alter~atívas
más eficientes y creativas para solucionar el problema de fondo, que es el baja
nivel de productividad de algunos sectores. ·
En. relación con la distribudón .del ,ingreso, opi11.Q qiie ~s un., te,ma. relevante,
pero cuya importancia ha sidot,o.brevalorada ~n el debate, ~nefe.cto, esta va7
riable tiene esca~a validez compárativa si no es analiza.da junta can el ingre-:
so. Segúnel último,irtfermede distribución delíngresa,ela~oradopor el BID,
Perú tiene una distribución1.en lµque el 20?/4 :más, rieo abti.~e un ingreso 12
veces superior' al del 20% rnds pobre. EniChile es~a reJíición es de 1( veces.
Pero considerandf .el ingrese,de cadapaís;1[o0an;t~io,:5etraduee en que étt; 1
Perú los más pobrei reci~en(ltttngreso pe,;Cápita 9~11;al d~lI$$ 560, míen~
tras ql;le en. ~hile ~~1,en,1J$iJ.{)fJQ. Lps:.¡~ · nan ·
doble.qu~lQ~#rui~!~PQ ··· · · · ·· · . '
más iguajit({ria:/qr e,¡lc paf!:~ ......... < . .. et
pueded~sviqnfqsp~~ii~tArrl/t~/l~,~#04t?¡Ji$,q 1~ •t ,;
más..ímporta~tes,, FflfliS tfes~erz.qr 19 ~xt~ma pobr~Zo:· ·E 81'9 con trt-
crementos de.~9 p,roq~fti'Q{qa4d~Igs,se,c;tqr~s/1;4spfbf~1:YP:8 n~c}~r.iq11tente
a través de una redi~tribucNn,4i!lJnsr.es9. : ; ,, , i ;, , . . { ¡
Concuerdo con que laecononifa dtlbe. estar.a{$e1"4)teiq 4et.h0llhbre:{nqal.rev/s,
El gran valor de aquéllaeS(t!;te nqs,pr.orreedepali(>sa¡;Jíertamient9p.deqriálisis.
y ayuda a reasignar de manera¡efi<1ie11te .los.fecurs9SiiLlfSQtJ1e,c~qos.,f!.o se .
puede desconocer que gracias a la economía 1nt:1dernii .se han pre4uc:ído a~an:c
ces notables en materias sociales en muchos paíse$, P.ersonalmente, lin#to a
ese ámbito su relevancia como ciencitl, aceptando que hay otras.cosas,
importantes en la vida.
230 El objeto de estudio de la Economía
Finalmente, creo que tienen razón quienes afirman que gran parte de la sober-
bia de los economistas se debe a que nosotros mismos hemos fallado en expli-
carle a la gente qué es la economía. Es deber de todos los economistas, especial-
mente de los que tienen cargos públicos y presencia en los medios de comuni-
cación, propagar en forma comprensible los postulados básicos de esta ciencia,
afin de seguir avanzando en el desarrollo económico y social del país.
Con estos ejemplos hemos querido destacar la importancia que tiene contar
con una preparación rigurosa en Teoría Económica Positiva, pues sólo ella
nos permitirá comprender mejor el funcionamiento de nuestras economías
e introducir las mejoras en su funcionamiento conducentes a elevar el bien-
estar de todos o algunos de los que viven en ellas ... y a qué costo.
Respecto de las áreas grises -donde no hay consenso- suelen nacer "Es-
cuelas de Pensamiento" que tienden a favorecer ciertas líneas de acción y
a rechazar otras. En verdad, incluso a "creerle" más a las investigaciones
que muestran cosas que le favorecen a su Escuela, que a otras que la des-
favorecen, e incluso a investigar aquellos casos en que es esperable que sus
conclusiones le favorezcan. Lo importante de destacar que esto no ocurre
sólo con la Economía, sino que también en otras ciencias y profesiones. Hay
psiquiatras que le creen a Freud, y otros que se inclinan más por Víctor
Frankel; no todos favorecen el psicoanálisis -un tratamiento largo y costo-
so- o el tratamiento con ciertos medicamentos o el uso de electroshocks; el
cirujano propondrá algo distinto que el internista, ¡especialmente si tiene
que pagar su Mercedes! Hay arquitectos que opinarán muy distinto sobre
la belleza y conveniencia de construir un edificio de 20 pisos contiguo a
un cerro, ya sea con balcones y jardines colgantes o bien todo recubierto
con vidrio, o la construcción de un barrio popular -con las llamadas "vi-
IV. Economía positiva y normativa 231
"il )L' 11i11gu11c1 111,111erc1 1", exclamaron los economist,1s que susnilll'n lc1 'ko-
rí,1 de lc1 Suq.',r,1. l ·\,1.s nll'd idas tributarias st'1lo conSL')-',ll ir,í n erosion,1 r l.is
,1rcc1s liscc1les, sin 11i11gt111 l'IL•cto sobre el consu11H1 fll'r cípil,1 de kchugc1, v,1
ljlll' srn1 11wdid,1s lJLIL' no ,1fectan el peso, l,1 L'Lfod, 11i l,1 crnlid,1d Lk .sut•grns
L'll el f1c11s. Nc1d,1 qul' rni "loque ,1 las suegr,1s" logr,11\Í el l'iecto dt'SL'ildo. l .,1s
111l'didc1s lJLIL' hc1g,rn ,lllllll'lll,1r de peso ,1 l,1.s sul'gr,1s (l<1les como f1ro1·isiú11
gr,1lt1ilc1 Lk ,u.t·1c,1r, lidl'()S, f1,rn y mernll'l,1d,1s) v l]lll' promue1·c111 rn,ís c,1sél-
111i¡•11los (l.1l¡•s ni1110 tli.slribuci(m gr,ituil.1 Lk lllL·1sic,1 roméÍ11tic.1 l'l1 lc1s L'.S-
n1l'lc1,-,) .SL'r,í11 l,1s lJLIL' logr,11",Íll l'I decto dl'Sl'<lllo.
los sollletió el una dieta estricta de lechuga y agua. Este confinamiento du-
rará hasta que obtengan evidencia concreta capaz de desmentir o aceptar
una de las dos teorías, para luego adoptarla para la solución correcta del
probll'lll,1 ¿quién ganará h1 contiemfa?
Cn1soe pm·de G1zcir liebres o cosecl1,1r rn,mgos en su isl,1. Existe una curva
que muestr,1 tod,1s bs combinaciones entrL' liebres y mangos que Crusoe
pucxfo obtL'lll'r en un tiempo dl'terrninado, Lfad,1s sus h,1bilicfodes e imple-
mentos. Ést,1 SL' IL11m1 Frontera de Posibilidades o Curva de Transforma-
ción. L,1 Frontern de l1 roducción L'St,í fij,1Lfa por l,1s cc1r,1ctL·rístiG1s del país
(recursos), ~1or l,1s illl'L'rsirnws y por las h,1biliLic1des de sus lwbit,mtes. En el
ejern~1lo SL' su~1011Lir<Í que L'xislL'll dos isli1s, A y B.
M ISLAA M
-~ ISLAB
40
20¡--------
17 - - 17
o L __ _ ___j__L__ _ _ __..,.
O L __ _ _ _ _ _ _
•
9 10 L
Gráfico 2
234 El objeto de estudio de la Economía
Isla B. Esta isla tiene "muchas" liebres y "pocos" mangos (no tropical). La
curva obviamente indica que hay más liebres, pues puede obtener hasta 30
liebres por mes si dedica todo su tiempo a cazar y cosechar cero mangos, en
lugar de sólo 20 en la isla A. Crusoe puede cosechar 17 mangos si caza 25
liebres por mes. En la isla A, en cambio, sólo podrá cazar 9 liebres si se
dedica a cosechar 17 mangos al mes.
M M
40
' \
\
20 E',
1
1
1
•F
\
o \ o
10 L 30 L
Gráfico 3 Gráfico 4
VI. La curva de transformación: Eficiencia y crecimiento 235
Crecimiento
,, .
econom1co
El ingreso disponible de un país -Un país- crece por dos razones. En pri-
mer lugar, por ir de un lugar de ineficiencia a uno de eficiencia sobre_ su
238 Crecimiento económico
Las razones por las cuales una economía se ubica en un punto que está
dentro de su frontera de posibilidades (como F) se refieren principalmente
a malas políticas económicas que distorsionan los precios de los insumos
en el país ("pecados de acción") o a que el gobierno deja que dichos precios
de insumos sean mentirosos (pecados de omisión), como así también de
aquellas que distorsionan los precios de los bienes transables internacional-
mente y que, por lo tanto, no les permite obtener las ventajas de que el país
produzca más de aquello que es más caro en el mercado internacional de
dichos productos y produzca menos de aquello que le es más caro producir
domésticamente. Así, las reformas económicas llamadas de" ajustes estruc-
turales" -que llevan a reducir o eliminar dichos precios mentirosos-, se tra-
ducirán en un rápido crecimiento en el nivel de ingresos del país que las
introduce.
Esta visión gráfica del crecimiento económico nos permite clasificar las
causas del crecimiento en dos grupos: las que ponen a la economía en o sobre
la frontera y las que agrandan esta frontera. Esto clasifica las fuentes o cau-
sas del crecimiento para permitir su consideración ordenadamente, pero no
explica los mecanismos que producen el crecimiento económico, ni aclara
cuáles son esas fuentes. A esta discusión nos abocamos a continuación.
l. ¿Por qué hay crecimiento económico? 241
Hace más de dos siglos, Adam Smith enfatizaba que la división del trabajo,
fomentada por el tamaño del mercado, es lo que conduciría a aumentos de
productividad y al crecimiento económico y a la riqueza de las naciones 1•
Para Schumpeter, la clave del proceso de desarrollo es la capacidad
innovadora de los empresarios; según este autor, las economías progresan
"a saltos", de modo discontinuo, con la aparición de nuevos productos,
nuevos métodos de producción o mercados de productos o insumos, des-
cubiertos por empresarios innovadores 2 •
La amplitud del tema llega al extremo que se haya justificado que Andrew
Kamark escribiera el libro Los Trópicos y el Desarrollo Económico, donde se
enfatiza el efecto de los factores climáticos en el desarrollo económico de un
país, aunque el mismo autor advierte que el contenido de su libro no equi-
vale "a sostener que el clima guarda una relación mecánica, de uno a uno,
con el desarrollo económico, ni que el clima y sus efectos constituyen la
única limitación efectiva para el desarrollo económico, ni que, de eliminar-
se los efectos del clima en cuanto a limitación, en los países pobres de la
actualidad el desarrollo sería incontenible" 3 •
1
Smith, A., The Wcalth of Nations, (New York, Random House, 1973).
2Schumpeter, J. A., The Theory oí Economic Oevelopment (Cambridge, Mass., Harvard University Press,
1949).
'Kamark, A.M., Los Trópicos y el Desarrollo Económico (Ternos, Madrid, 1978), págs. 28-29.
242 Crecimiento económico
Estas vitaminas serán saludables para todos los países, sin violentar la ideo-
logía de la mayoría de los gobiernos no-comunistas del mundo ... ni, qui-
zás, de los países comunistas "renovados" del mundo. Pero, es claro que no
se les conocen contra-indicaciones o efectos secundarios indeseables para
los pacientes que hayan contraído, por contagio o voluntad propia, gobier-
nos social-demócratas en Europa continental, para los países socialistas del
resto de Europa y el Este, para los Conservadores o Laboristas ingleses, o
para los Demócratas o Republicanos de los Estados Unidos. En Chile han
sido adoptadas antes y después de Pinochet, y en Argentina y Bolivia las
adoptaron los mismos partidos que cuarenta o cincuenta años antes se ha-
bían apartado deliberadamente del sendero saludable que conduce al creci-
miento y a la reducción de la pobreza extrema. Varias de estas vitaminas se
refieren a que en la economía deben imperar precios veraces, es decir, debe
evitarse que -ya sea por pecados de omisión o bien de acción- en ellas im-
peren precios mentirosos.
tal o cual gasto se financiará con un mayor control a la evasión fiscal, pues
eso es "pura música".
: Con alta y variable inflación es difícil encontrar nada más rentable que predecir la tasa de inflación del
mes siguiente, y la tasa de devaluación, y la tasa de interés, y nada de todo eso es verdaderamente
productivo.
252 Crecimiento económico
emiten los precios que cambian de verdad y que, por lo tanto, merecen ser
considerados para la toma de decisiones de productores y consumidores.
lo que una inversión de $ 1 000 era buen negocio para la empresa, aunque
solamente produjera beneficios por valor de$ 701. Los incentivos a las lla-
madas "zonas extremas" en Chile es otro caso en cuestión.
Vitamina 10: Evitar las fijaciones de precios y salarios. Aquí también con-
viene recordar la discusión del Capítulo 4. Estos controles malogran el papel
de indicadores (señales) que los precios deben desempeñar para mover los
recursos desde sus ocupaciones menos valiosas a las más valiosas.
Vitamina 13: Definir tan claramente como sea políticamente factible los lí-
mites del sector público y del sector privado y, cuando los dos compiten,
que las mismas reglas se apliquen a las operaciones de ambos. Sería dema-
siado ambicioso pretender una definición exacta de este límite; aún en los
Estados Unidos la línea admite casos con un pie a cada lado de la línea:
compañías de electricidad, sistemas de tránsito, correo y otros servicios
254 Crecimiento económico
públicos. Sin embargo, debe hacerse un esfuerzo para que no sea verdad el
adagio: "la verdadera diferencia entre la empresa privada y la pública es
que la privada está totalmente controlada por el Estado, mientras que la
empresa pública está totalmente fuera de control".
•tst;i~Sl!Jbsidiarío nódelt~'frripulsat/a;[)í'qdacción,~e'n~tárin~entpuerw··•
W,11iam~ (en el .extremó sur) oen D,trcrfugirdondéatosparticulares no
(és'conviene hacerlo;pues ésta es í.Jna·activ¡dad que ,'pC>rsu naturaleza',
puede empreqder el sectorprivado. ·. . . . . .....
Si losprecfos en eJ.país;noson "mentiros0s 11{par ~flinlci6n debe.ser
cierto· que Joiq1,,e fe ·con viene aJpa~icularde, iconvieneLiguaf'1Jente. al
país; también, qu~ foque no le conviene a aqué/:.'.jtampocoletonvie-
ne. al país! De modo i1ue si él no desea produdr nectarfnes, tl'Ígo, azú-
car; cobre, áeero, electricidad, computadoraH1do.qué¡fuere 1e1/os[Jgie-
1
n Harberger, A. C., "A Vis ion of the Growth Process" The American Economic Review, Vol 88, Nºl, 1998.
256 Crecimiento económico
Hace años que Harberger les viene diciendo a sus alumnos que la década
de los veinte fue la del automóvil y los neumáticos; la de los treinta, de los
refrigeradores; la de los cuarenta, de los farmacéuticos (especialmente
antibióticos); la de los cincuenta, de la televisión, mientras que las teleco-
municaciones y las computadoras se han adueñado del escenario en las
décadas más recientes.
Descubrir cuál será el sector que acertará en su intento de bajar costos (¿dón-
de brotará el próximo hongo?), es una misión prácticamente imposible para
los funcionarios que" se ocupan en diseñar las políticas de crecimiento". Afor-
tunadamente, las trece vitaminas de la sección anterior producen el efecto de
crear un ambiente favorable al crecimiento, como lo es mantener la humedad,
el tipo de suelo y la luz requeridas para que los hongos nazcan donde sea, sin
tener que adivinar de antemano adónde sucederá tal acontecimiento.
1~· MAs.t>brtMEN,bs.·
(6 de dkiembre de.1990)
Hasta'fines de la década de 1950 f bien entrada lc1 de 1960, se fJUSO
especial énfasis en que el crecimiento económico de. los países depeá-
111. La levadura y los hongos 257
descubrió una manera más barata para prQducír lo mistno. También de~
hiera aplaudírque Qna empresa no se expanda oinclusose contralgacon
motivo de que la competencia externa le quita par:tedel mercado; pues
ello es un indicio de que el país está consi~uíer,dQ 'rrii;fs pormeJJoS' a
través del comercio exteriorr¿No aplaude acafciust#d,,elñ~clto.qepopler
comprar yogur en lugar d€:!hacerlo en casa/ :;i ellq~erésuJta más barato?
Uama así trem~n9amel)tea/atención el hec~o cfriJUf:!~<;legllf:lonefde
parlam~ntarios. vayan··a. ;tnv.estigar' ·Jas.imp?l'.t,ft1te~red1J(;X;Í<Jfli3!.S dff f)er~
s°:naf en .empre,sat, priVé!paf que buscan sermáf,~fici~nJes ..en.sJ¡s <Jpe:-:
raciones~ L,lama taffl!,)iénda .~tenciór, que i(/g{lnQ~~~f!;f,~ d!r;;~n gefee~ •.
~e
~ore(l/e}ós m~spgpres;;-; ,veaninfluidos por,er~s . . ~i.p;;¡twna.f~f,,Y
s¡ndf9:ale~i~>afgyr¡*$~11JP(~~<15 de{.se~torte>{tif\qµe •·· <·.· , .npor.re~trfü". .
.li! lati. fmportllSÍQfl~f dJ~ 1(?pf! y~aif<¾/atrevié1¡1~s~ f ntluso •aJ:star}d.lf .
puestof á.red~c{ar 1:m prqy~it9 defey;gp tafcsentlck[.: Ellos no CCJ.{'ltJ:f~u~ ·
yenasf al crec;;imieato yeogra.noe9tmiento efe e$(epa~I que merec;~ µn
(~tl;lró mejor; ·• . <
', , : ~r::,; >
2.. C:REÓMIENTRY U~Etúio o(E~l'~~.NDÉR . .
. . · (:t3 dé.dicierrabl'ede 19·90)"; · .:
En ·m[columna de. fa..$él1)~1J~pasa~?;:;~i:sj~CM~n~~f,Jctest<¾~Ué qµt: sí
bi:en.etprocesp.de crecJmientodeMh;pa~pu.~d~:ra.i~na°'Jementeexpfi.,
carse por la cantidad y fa calidad tlesUs illy~r:Sí{1n~s.;entendiéndose por
ca/idad/a•magnítud de su:.rea1 rentafJi(idad.pa..ra ,1,p8;í5:J{le,ejec.utaflas-
1. lo.11etdaderamentf: importante. era comprender:que ~l creéimiento es
3. ·,AGR~,
·•.· · \i+>
p;~tu~i•v•
<1 t <1e íefift
1 1 1
El crecimientoeco~órniciii'.;;~t;;'{
recursos globales emple.adospata¿f)r;@
260 Crecimiento económico
r,
lo cierto es que los privadéts h~» sf~f:f~iempre tos rn9tores y frenos del
crecímien.t(h en"r~spu~~taasusi~trreS~f per~qna les la,scof:l{lic¿irn~.ñtes
políticas1 ecqnoaii<Sas·yscic1)1 s.:.fasrfeglasdélJuegoc;~$táble'Pid~s:'pdr 1·
7 0
te
para
n~fastóf~f
positfooes ~~ vangu .· ·. . • ... . .•. .
yjele}::ó.. :
munic;icione5tpord,~stacati:taf ...•. lmp . > < • ½i~setlíqer~s.ensecto-
res,nileyoscom0;el(oresta:Jyefdepesquer{as(sa(n1anesr~~f~Jf!tlpló)'.
Dichos ajustes del sectorindustrial sehieiéro#: sobre·ltif>fse\ttéf,!:!sfuer~ ·
111. La levadura y los hongos 261
Comercio exterior,
protección
e integración económica
Del mismo modo, la protección a las industrias nacionales a través del en-
carecimiento artificial (por medio de tarifas aduaneras u otras restricciones
a la importación) de los productos importados que compiten con los de
producción local, consiste en proteger a los productores del accionar de los
consumidores (que, al fin y al cabo, también son ciudadanos del mismo
país), quienes pudieran haber preferido comprar el producto importado en
vez del fabricado por los productores locales.
Efectivamente, no sabía casi nada acerca del efecto de las tarifas. Un ate-
nuante que se podría quizás invocar a favor de A. Lincoln es que casi dos
siglos después de su declaración, el público no especialista todavía tiende a
considerar el comercio exterior con los mismos prejuicios. Por ejemplo, la
sección Economía & Negocios del diario "La Nación" (Buenos Aires) del 4
de octubre de 1998, en su artículo de tapa anunció que "La industria textil
tiene cada vez menos tela para cortar" y comienza declarando que "Las
industrias textil y de la indumentaria están planchadas (abatidas)".
Siguiendo con las acertadas analogías, se hubiera podido agregar que los
consumidores tienen cada vez más ropa para ponerse y que, en general, la
usan bastante bien planchada. Y que esto ¡es bueno!, contrastando con el
acento sombrío del artículo que denota una cierta preocupación al hacer
notar que de las 3 247 empresas que constituían el sector en 1992, sólo que-
dan 2 667 y que "pasó de dar empleo a 73 300 obreros en 1991a42300 este
- ".
ano
1. •v Los coNsuMro()REst>F ,
l • • ' ', ' , , ,"',>\<C'v\,\',f;'(vq{~?o/';t\~?::'.~\>i,":,i:';(
(12 de Jul19 ~~. J?iRli,;t ;:; ,/;{' .· ·
Está muy activo el cabildo ('lobby') defséCtónt@;til~qti~((:ongfe~d~ifá
dramatízarlosproblemasdelafusteque.s · · ·· · ·· : l~~c~
torconmótivo de una 'competencia dés/
La acción incluye visitas tudsticas a te(
dores afectados. Quizás el aspecto más
su argumentación falaz respecto delon
usada y sus efectos sobre los actores del
'impactado~a algunos parlamentar:íds/1
con el consumo de ese pródu·cto IJOiDt
El ministro (defconomía)Oininamfh
11
/asp~ácticas de competencia deslea1,q·
vas, en.ningún caso nos. llevarán a alterar ..
a la necesidad de manténeF ún arance/b¡¡
declaraciones sobre la inconvenienciad.efr
ello constituye una clara señaldeqüeenelséi;(~i:~~f
26H Comercio exterior, protección e integración económica
excepcirín confirma fel regla', .ice¡Jtdr un,1 excepción no srílo del argu-
mentos 'válidos' JJclra rlemc1nd,ir otras, sino r¡ue, ¡JOr el precedente y por
res¡Jeto a lc1 fusticia, de/Ji/ita los argumentos JJcJra no concerlerlas.
()uiC'n decide entr,ir a un negocio ele estc1 naturaleza (textil), c/ehier,1
,1ceptar las rea/ir/arles ele/ mercado en r¡ue participará; hahr.f ocasiones
en que por mLÍltiples rc1zones tmclrá un costo interno tal que le pern1itirj
incluso exportar con gran lx•ndicio, y hi1/J1'cÍ otras en que le ser,í clit/cil
competir con los procluctores de otros países c¡uc se encuentr,1n en esa
particular situación, 1/:¡uc1!ml'ntc vcnt,1/osa y transitori,1. /Jc1rccc ele/ tocio
injusto que el ¡mKluctor nc1cional ¡n1cc/.i aprovechar las honanzc1s del
mercado a su favo1; y que los consumidores no podamos hacer lo propio
cuando los ¡1roductores externos est,ín rlis¡n1estos c1 vendernos a un pre-
cio menor. Ello talllhién pdrece inconveniente1 pues protcw;r de esa
manera al productor nacional conducirá el sobreinvertir en el sector, lo
cual agravar,í aLÍn más el JJrolJ/ema ¡Jrovocacio por los ocasionalmente
1
/Ja/os' costos de importación.
La argumentación de una 'competencia desleal', es en principio, muy
JJe/igrosa. ¿Constituye com¡1etencia desleal venrler a 'bajo costo"--liqui-
dar- mercaderías de temporada al final de la temporada? ¿Lo es el he-
cho de que una WHic,1 venda a 'bajo costo' su producción excec/entaric1
de estufas, o /Jic•n rle (clpas o zap,1tos c¡ue han pdsarlo de moda? ¿Debe
1
esta/Jlecerse un precio mínilllo a estos ¡Jroductos o /Jien un so/Jreimpues-
to1 especi,1/ par,1 elimin,ir dich,1s rchc1/as }'. de paso, imperlir r¡uc los
consumidores J)Ued,m henefici.irse con las liquidaciones que ciertos
competidores riel sector r¡uisicran lihrcmente realizar?
El rlcher del Congreso es cfc(enrler c1 la gr,1n masa consumidora de las pre-
siones que, de/Jirlo ,1 su c1p,1ciclacl financiera y de organiz,1ción pafa m,1n-
tencr un '/ohhv', puC'r/en e/ercer solm· el Estado pec¡ucM~imos grupos de
poder. Por el /Jien ele /,1 c/emocraciel, espero c¡ue prevaleze,m el interés y
los votos de Moya (toe/o el pue/J/o) so/Jre los rle quienes pueden destinc1r
tiempo y recursos económicos par.i financiar cabi/clos y visitas .i indus-
trias (JUl\ como tocias, rle/Jieran ¡mder so/Jrevivir sin apoyo estatal.
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 269
La semana ¡Jasarla 'filosofé' sohrP los ¡Jeli,~ms c/p c¡ue la ,wtorid,)(/ est,1-
hlC'zca metas dC' crecimiento para el pa(s 1,; mediante 'modclitos mPc,1-
nicistas' deduzca c7ue es necesario 1/eg,ir a cierto nivel glo/Jal de inver-
siones y de 'esfuerzo de ahorro interno' ¡Jara ,1/canzarlc1s.
Impulsado tam/Jién por economistas dotarlos de una visión mecanicista
del sistem,1 económico -en lugar ele com¡Jrender c¡ue éste acttía y re,1c-
ciona como un org,rnismo-, se ¡JOpularizc5 un concepto c¡uizzís todavía
1nís net:1sto: la 'ca¡Jaciclad p,ira im¡Jortar'. SC' /,1 definió como la suma de
la c,intidad de dól,in's ¡mJvenientes r/c' exportaciones, rnís el nu¡o neto
de capital (préstamos) c¡ue el JJ,i(s es¡Jera/Ja recihir en el periodo. Un
exceso de importaciones so/Jre la 'capacid,1rl /Jara import,1r llevc1ría al
1
3. INFLÁCIÓNY·ROPAL.J§ÁbA
(30 de noviembre de ·1939) ·
En principio, una inflación 'libre';, prevista y ~pe;;1.da.ccm certeza por
todos. los agentes económicos del pt1ís no depieta afectar los precios
relativos de los bienes y servicios . en eíie:.p;;![íi~'~íilGomo tampoco sus
.tasas de. 'crecfmiento ec;onómicq. ,1$(•lfhf!Xffes~:e~:mi"c!}l1.1mnaf'tY1a
Micrqt~,. el .16 de, noviembre de este afiQrPU~$.'strft:.faspol(t,icas de insti-
.tveiones ajenas a las encargadas de m.¡intenr;iet.equifibriornacroeconó-
mico/as que 11'1fs ~nfluyen en, lo~ pr.ecfQS reJatív~s,Ua asignación de re-
·. CUfSQíi r e1.q:ec,rn1en.to econom1,c(),, , : " ,... <, ;, .·
~ <
.Perodemostrac/o está que dich;1 inflación libre y ésperadaportados, en
todo caso supone .colocar 1escondidamente' un)mputsto. que grava, él
· favC1r del Fisco, al dinero que laspersonas mantiener1:eo>casa () en una
•. cuenti/ c;orriente que no paga intereses, .siern;loésta.Járnotivaciónúltima
,qe lasgobiemospara no detener/a;DernosJrado es.tá,Jam/Jién, que quíe7
. .rtes ma.ntienen un mayorporcentaje de sus ingresos mensuales en díne ..
11. La protección aduanera y Abraham Lincoln 271
4. UN DÓLAR ES UN DÓLAR
(11 de febrero de 1988)
S. ACl!l1S:~E~l/~Af)JftN(3HIEe·
' (9 ' , '
a~
rn¡tyóV .. . , 91l: ·.
, , ' , ;, ,,':, ,,,, <,; i;'.\, "'," ,:, , '
.'in}~···••c1ecadar.íelfsiJ;}i~tó;>~e(ii{~is~~~g~"d~.a}~{~arJlripjiá1:&,r1~'.•.
as
poderse. altas. ta~if qdUa(leras,'.a.;'ºA•?:'tf.>tnfvil~s;; q~ asíf1:[ªsfa1T1jon~t·.
···.t;Jsy chasis 'pe/ar;J9.s,:;~tqr:¡~,podía,t1),~1T1f];CJJ(a.rne. •sin rpayores, irppy~st°:S.·
Ello. dio· origen\ a una pret;aria Mdl.lstri8tnaciona I gedicada a•carroz11r
dichos cha:sises, En e~e eqtqµces tf.:!ye . la sl.lerte. ele que. fl'lif2i!l.dre me
comprara e/chasis cJeiina C~mrner yhaceda <::arrozat.efl\ltña deléMar;
y le comprara a mi hermani!I. t;ina Goliath; qu;e carrozo en Hagemann:
tos costas sociales internos dec~rrozarlas en e/país eran .sigflificativá,-
mente. superiores a1a .difer(:Jm;;ia,/peprecios. internacionales. entre. estás
dos clases de vehícuíos; por/oque el país se empobrecía cada. vez que
importaba un chasis,.en1ugardeimportarlo carrozado .
En la .década de 196(:); el país adoptó una política aún más perjudídal
para sus intereses,st btt:;n.muy conveniente para· fos numerosos 1arma~
27 4 Comercio exterior, protección e integración económica
;<t)~<,'."(' :,
,iJq.·es:flí3;,f~tra'ij~i:~&tq¡JC~S~·•f;/tJe. tr.l>s~~níd~~JaJes.Jr,
.¡ fJ:él(s/~nf4'•Y:~gt~li!,ipqm~~lé!1lMM·•. ;,~·i~Vo: fü<:;~e.rª~·:.••·
tf1t?,
.¡.S~tl~{~{;<jt.l~prpi:fuciríank{f3t1eS Í .'fJqit,~stitqf;ión'J]ge{J~7:; .
. ra;fri;,.r1n~~J1Jt~~f~<]:Sft.ne/J.1soqe ca onsµmos1era;p\~0IJ$íqe~ •··
rado$1pre.scindióles'; empóbre~iég Vqc;ando e.iattás.oJe~n~ld~
·gicoenq1.1eest1.Mmd$sumt8os.lo ·/ . asoesqueJodaJaoph;,ión
pública¡1mor0.sy cristianos.:..favorecía/íl[chas políticas. discriminatorias, ·
· y1promotoras de la sustitución de im¡:iortacíones, .· muy propiciadas~ ob~
viamente/por asociaciones de prod11cfOl'f)syque mayoritariamente•t;o1;1c;;;, •
111. Una pregunta legítima 277
2. Razones no-económicas
Estas son razones cuya validez no está demostrada, siendo que su validez
decrece a medida que transcurre el tiempo y los beneficiarios de la apertura
comercial consolidan su importancia y poder político. Se ha observado que
muchos de los programas de apertura comercial se derogan -más bien, se
derogaban- en los primeros años de su existencia, mientras que aquellos
programas que logran sobrevivir a la oposición durante unos cuantos años,
en general se mantienen casi indefinidamente, lo cual ha sido más común en
la década de los 90. Una explicación muy plausible de esta observación es
que al cabo de unos años se consolidan los grupos de interés beneficiarios de
la apertura comercial (en general, los exportadores y substituidores no pro-
tegidos, pues la apertura conduce irremediablemente a un tipo de cambio
real más al to), y adquieren la capacidad de presionar políticamente para evitar
que los opositores de la apertura consigan derogarla; asimismo, a través de
una campaña comunicacional apropiada, logran "venderse" al consumidor
las ventajas de tener dicha apertura (precios más bajos para los importables),
por lo que resulta políticamente más difícil echar pie atrás. El éxito logra-
do por la apertura de Chile a partir de mediados de la década de los 70, segu-
ramente ha jugado también un papel importante en reducir las presiones de
los grupos de poder y en darle a los gobiernos nuevos argumentos para opo-
nerse a ellas.
_,--------------~---·----------~
111. Una pregunta legítima 279
limitaron a responder a los incentivos con los que esa política (erróneamen-
te o no) las enfrentaba: de que "el chancho (el culpable) no es el que come,
sino quien le da el afrecho". Es más, si no hubieran actuado así, las empre-
sas no hubieran sobrevivido.
Si bien esta réplica podría ser válida en los casos de algunas empresas, el
argumento en general tiene una validez bastante limitada. La contra-répli-
ca, por supuesto, es que las empresas -tanto el capitalista corno los trabaja-
dores empleados en ellas- en realidad nunca fueron espectadores inocentes
en el proceso de generación de las políticas económicas, sino que siempre
fueron protagonistas en la concepción y profundización de las mismas. En
vez de responder pasivamente a incentivos, en realidad influían política-
mente para que éstos se crearan y acrecentaran en su propia conveniencia.
Al respecto, un Ministro de Hacienda de un país que no debernos mencio-
nar, nos dijo: "Puchas que es difícil decirle que no a un importante empre-
sario de tu país cuando te pide que subas las tarifas aduaneras o prohíbas la
importación de bienes que él podría perfectamente producir domésti-
camente. Te argumenta que ello te ayudará a resolver tus problemas de
escasez de divisas, los bajos volúmenes de empleo y, además, que el alza
de las tarifas te ayudará a financiar tu presupuesto, pues subirá la recauda-
ción tributaria. Y son decenas las visitas que recibo cada mes, invitándome
a implementar esa política muchas veces con el 'patrocinio' del Presidente
de la República y de jefes de importantes partidos políticos."
Sea corno fuere, este debate no se ha resuelto y, por lo tanto, no agrega razo-
nes que justifiquen la resolución de la Secretaría de Industria, Comercio y
Minería que le da más tela para cortar a la industria textil, pero menos ropa
para ponerse a los consumidores.
DECISIONES PÚBLICASYARANCELES
(3 de septiembre de 1987)
Hace algunas semanas afirmé que la ciencia económica tuvo su. origen
en la concepción de que el hombre actúa como si fuera BEMS:Busquifla,
280 Comercio exterior, protección e integración económica
[J
,r::.c.
res costos en la producción de todos los bienes (es decir, no hay ningún pro-
ducto que pudiéramos producir más barato que los demás países), entonces
no tendría sentido tratar de comerciar con el resto del mundo, porque no
tendríamos nada para vender: lo importaríamos todo. Así pues, el comercio
internacional puede ser conveniente para los países avanzados, que descu-
bren nuevos productos o maneras más baratas de producir; pero no lo es para
los países pobres, que terminarían teniendo que comprar prácticamente 'todo'
sin poder vender nada al resto del mundo".
A principios del siglo XIX, el economista inglés David Ricardo demostró que
el argumento de que no habría qué exportar y que el país debería importarlo
todo, es falso y que el comercio internacional es conveniente para los países
(inclusive el nuestro) aunque no pudieran producir nada más barato que los
demás países. Una manera simple de explicarlo es la siguiente: Digamos que
fuera cierto que yo puedo hacer mis llamadas telefónicas, manejar el correo
electrónico y los procesadores de texto mejor que mi secretaria ... sin embar-
go ¡contrato una secretaria! Lo mismo les sucede a muchos abogados, cocine-
ros, empresarios, músicos, médicos, carpinteros, modistos y escultores, cuyas
habilidades como secretarias pueden ser mayores que las de quienes ellos
contratan.
Paraguay paga por el trigo 1,25 kilo de naranjas, en vez de gastar 2 kilos
produciéndolo localmente, por lo que los paraguayos también ganan con
ese intercambio. Es decir, el intercambio llevó a que ¡los consumidores en
los dos países ganaran!
VI. Anti-antidumping
Una de las últimas trincheras intelectuales en defensa de la protección aran-
celaria es el argumento de las tarifas antidumping. Este argumento procla-
ma que si un grupo de productores extranjeros tiene, por cualquier razón (a
veces, políticas internas de sus países), saldos exportables muy grandes, o
una acumulación de inventarios que se torna financieramente intolerable,
estos productores resuelven su problema exportando sus excedentes a pre-
cios menores que el precio internacional, trasladando el problema a nuestro
país a través de nuestra importación de sus productos. Desde este punto de
vista, lo que los extranjeros nos venden son "sus problemas" y obviamente
es "a todas luces injusto que a través de nuestra importación compremos
un problema en cuya génesis no tenemos nada que ver y que, posiblemen-
te, hasta haya sido generado por errores en la política económica del país
extranjero".
Este argumento tiene gran aceptación entre los productores locales que se
benefician económicamente con la protección. Lo que falta considerar es
que los consumidores nacionales se benefician al poder comprar los pro-
286 Comercio exterior, protección e integración económica
duetos que, merced al supuesto dumping, llegan más baratos que sus simi-
lares nacionales o de otros países del mundo. Desde el punto de vista de los
consumidores, los extranjeros no nos están "vendiendo sus problemas", sino
que gracias a sus problemas se abre la posibilidad de comprar más barato.
Nótese, además, que esta percepción no es exclusiva de los consumidores
como un sector del país: la economía en su conjunto está, de hecho, gastan-
do menos recursos cuando se importan bienes a precios de 'liquidación'
que cuando esos bienes se producen internamente ... recuerde que produ-
cir es ¡puro costo!, y que importar es ¡puro beneficio!
<·h,1¡,,1 Yugo~!,wi,1
VI. Anti-antidumping 2B'J
1. EL DUMPING
(27 de octubre de 1994)
el Chile ele ho)~ e/onde los mercados ps/Án c1hierlos a /,1 voluntacl el<'
em¡Jrcnclcr y clc im¡1or/c1r.
Se dice c¡ue existe c/um¡Jing intern,1cíonc1/ cuc1nclo lc1 o lc1s em¡Jrcs.1,
exportc1doras ele un prucfuc/o estc1/J/ccen un,1 clíscríminc1cíeín de JJtT'c i< 1,.
co/Jr,)l)c/o jidrd /05 /Jicncs r¡ue cx¡)()r/;1 un ¡Jrccio mcnur r¡ue el cohr.1clu
por esos mismos /Jiencs vcndi(/os en su p,iís cle origen. Esta ¡Jr,ícti( ,1
comercial es o/Jviamente consirler,uf,, como compC'tencia /;desleal" /Jur
lc1s empresas que procluccn dichos lúenes en los países importaclows.
/{1ra c¡uc ello constituyc1 un rfum¡Jing ¡1reclc1torio, sin em/J,1rgo, es ncu·-
sario J)l'(JÍJar c¡ue /,1 intención para csta/Jlccer lc1 rliscriminaci6n c/C' /u,
precios es eliminar lc1 industria en el J)ilÍS importc1cfor y así cohr,ir ei<',
puós precios "a/n,sivos" ¡Jor las ex¡Jorlc1ciones a ese país: ¡Jara r¡uc cu11,
tituyc1 dum¡Jing, dehc, cau.drsele un cla110 intencionaclo y ºmort,1/" ,1 /,1
inrlustri,1 del pc1f., im¡)()r/c1dol'.
Sin ducf,1 c¡uc lc1s conrliciuncs que clc/Jen cumplirw pdra que" 1111,11·111
presa le convengc1 i11icic1r una c1/Jlpc111a de dumping ¡Jreclcituriu <·11 r i/1"
país son JJréÍctiecimente imposi/J/es de darse en el munr/u 11<· /1u1 /,,
em¡Jresci exportc1clorc1 no ¡mrlrS nunca tener el poder ncn•,,11íi! ¡1.11,1 r·,
290 Comercio exterior, protección e integración económica
en una nueva y poderosa razón para reducir todavía más los aranceles.
Estimado colega:
pri
nes
294 Comercio exterior, protección e integración económica
quienes deben comprar insumos más caros. Por últímo darle facultades 1
Nota de /os autores: Esta cart.a fue firmada por 61 econo.rnistas coagrag?'.?~ Magíster ypoctor, de
distintos colores políticos. Es lamentable tener que informarle a nuestros.lectores que está carta no
cambió las cosas: el proyecto fue aprobado por el Congreso á menos de dós meses de publicad¡¡
esta carta. abierta. ¡No siempre triunfa la.fuer~¡¡ de las ideas.en el cott~plazo! fuero11 ¡años!,lo¡;
. que demoraron e11 convencer a la opinión p9blica y a(JtoridaQes. polfü~as chilen~ sobre la conye.
niencia de tener aranceles parejos sobre todas las importacioryes -sin e~cepdón-, lo cual fe mán~
tuvodesde 1974 a 1990, año en que debido a láfírmade contratos bilateralés,cleitis importaciones
ele países con los cuales éstos se firmaron>estáa incluso.exentas de·aranceles,,~ompiéndose la
belleza de un sistema parejo y no dh;crecionafpllra el <;omercio interns1cional ~e.ese país, sin que
se haya demostrado la conveniencia de haberlo hecho. · ·
Así pues, formar parte de una unión aduanera tiene sus costos y sus bene-
ficios: un país obtiene beneficios cuando importa de otro miembro a pre-
cios menores que los costos de producción local de los mismos bienes. Esto
se denomina "Efecto Creación de Comercio". Incurre en costos debidos a
una Unión Aduanera cuando reemplaza las importaciones desde un país
no-miembro por importaciones más caras desde un país miembro. Esto se
denomina "Efecto Desviación de Comercio". El resultado neto de formar
parte de una Unión Aduanera sobre el bienestar del país dependerá de cuál
efecto sea más fuerte, es decir, ¡puede ya sea perjudicarlo o beneficiarlo!, de
modo que no es siempre bueno incorporarse a una unión aduanera.
1. il:JN MERCADOCOMÚNMtJNDIAL?
·. (29 'd~ diciembre' de 1988}
pre
. abo
'!Óspmf< . ....
rii~a~~
·. p~{:,,qúe.,J,iil,
.i~~fal .. .
.~no. qu~ vfa.'aif ..
biémo. En Espilfia .. . . . . . . . . . . . .'q.9fÍf~~·
dales, tanto comq .es:;~'° . . ae col~ó~ &osen (fabricadó!i ~ ·
Temuco) pidapon'ef; ts,1ias á ta}iRlpá,tacióti: de, c;q/~pnes;,<¡tf;jhad1tel. ·
sur ckl país; si~do 4sí, náditd(!;S f)l<Íe; .p.üf!;th;,.r.ía .eil(?qo,: , i<t;~ t' ;; i. : L.
··~ 'V' • '. ,,•' ,,' • ' '' '
298 Comercio exterior, protección e integración económica
2. COMPLEMENTACIÓN ECONÓMICA
. . (19 d~)eHlie~br~ ~éJ~~1fi .
' ' ' ' '''. '' ~''. '... >~ '(, ,':.'.;.'' 1':< :::;'• .':',t· <:>:··,"
Lc1 complem~ntación económica entre países .áámeatá siempre efectos
redistributivbs enJre 16s consumidores y los productores de bienes
trattsables en cadapaís, por lo que qnosyotros,:estqrá:na favor o bien en
contra de estos. ac1.1erdos camerciales. yi.simismo;das arcas fiscales de
lospaíses se verán normalmente afectadas de map.era negativa como
consf?cueneía de las redu~ciones ~rancelarias que dichos convenios es~
tipulan, salvo que Ja. reducc16f! tnduzca,.'ürra .'$igníficativa · ';creación de 1
3. AGRICULTURA E INTEGRACIÓN
(3 de octubre de 1991)
El economista
y la política
\~
304 El economista y la política
l. Intelectuales en política
Aclarar el otro término de la relación es, según el mismo autor, aún más
difícil ya que la definición inocente de política como "el arte de gobernar y
dar leyes y reglamentos para mantener la tranquilidad y la seguridad pú-
blicas y conservar el orden y las buenas costumbres", tiene la dificultad de
no separar la política de la administración. Mientras nadie cuestiona'la con-
veniencia de que el intelectual intervenga en los menesteres administrati-
vos, muchos dudan de hacerlo partícipe de la política.
Las razones para dudar son elocuentemente presentadas, aunque con una
dosis de cinismo, por el autor mexicano, las cuales son posiblemente váli-
das más allá de las fronteras de su país:
l. Intelectuales en política 305
Si la tía gorda del niño espantado hubiera reflexionado estos asuntos con la
precisión de este autor, quizás no hubiera confiado tanto en que la destreza
de su sobrino con los números lo llevaría a ser Ministro, sino en su habili-
dad para la intriga y la insinuación.
En el otro extremo de la América del Norte, y casi 20 años más tarde, otro
intelectual también nos deja sus reflexiones sobre la actividad pública, en
este caso, de los economistas en particular.
Por cierto, no son los economistas quienes deben dictar las políticas públi-
cas, ni deben ser las consideraciones económicas las que tengan la primacía
en su diseño. Pero sí son los economistas, como profesión, los responsables
de recordarle a la sociedad las lecciones de la Economía, desenmascarando
las mentiras demagógicas, las promesas incumplibles y las quimeras que
esconden mezquinas conveniencias de grupos de poder, todas ellas efec-
tuadas bajo la apariencia de querer perseguir el bienestar general.
El costo fiscal de un fioqui es, por supuesto, el sueldo que se lleva sin traba-
jar. Un par de miles de pesos (dólares) mensuales, quizás. Pero este costo
para la Tesorería tiene una contrapartida en una ganancia para el 11oqui,
por lo que ello no representa una destrucción neta de riqueza en la socie-
dad, sino que es una mera transferencia de ingresos desde el Estado (Moya,
o los contribuyentes) hacia el ñoqui. Que no haya una destrucción de rique-
za no significa, por supuesto, que ser ñoqui sea un oficio respetable, mucho
menos "bueno" o deseable en la sociedad. Así, lo que hace un "ñoqui" es
robar, pero no destruye riqueza.
' Esta denominación proviene del hecho que el "trabajador" aparece una sola vez al mes, sólo a cobrar el
sueldo, al igual que los ñoc¡uis en la dieta de los inmigrantes, que se servían una vez al mes ¡en el día ele
pago 1
31 O El economista y la política
Para que este sea el caso, sin embargo, sería necesario que el patrocinante
fuera perfectamente anónimo, e imposible de ser identificado por el qui-ño,
o que el qui-fio sea en verdad una persona sencillamente excepcional. El
anonimato impediría que la probable lealtad del qui-ño a su patrocinante
interfiera con su lealtad al bienestar general. En definitiva, el anonimato
trata de bloquear el incentivo de que el qui-ño sirva -actúe a favor-
prioritariamente a su fuente de ingresos, es decir, a su patrocinante.
Así pues, el accionar del qui-ño tendrá un efecto más allá del quizás busca-
do por él y sus patrocinantes, ya que resultará en desplazamientos de re-
cursos hacia actividades menos productivas económicamente (pero que
resultan promovidas por añadidura), en contra de otras actividades más
productivas económicamente, pero involuntariamente perjudicadas por
medidas o regulaciones que, en realidad, solamente buscaban promover
los intereses del patrocinante del qui-ño. Así, el qui-ño no roba, pero sí
podría estar destruyendo riqueza.
mano). Al preguntársele por qué, éste dijo que frente a cualquier consulta
que se hiciera, los economistas generalmente respondían: 0n the one
11
hand... (Por otra parte... ) but, on the other hand... (pero, por otra parte)".
Esta actitud del economista es quizás el resultado de que, por lo general,
la respuesta correcta a prácticamente todas las preguntas de pruebas y
exámenes que se le hicieron como estudiante debía siempre iniciarse con
la palabra 11¡Depe¡JJ/ef 11, seguida de un análisis riguroso y profesional donde
debía mostrar que a lo menos cabían dos respuestas a lo preguntado, cuya
validez dependía de que se cumplieran ciertas.condiciones. .
En mi concepto, mientras más honesto y.mejor preparado esté 1.mprofe-
siona/1 sus primeras respuestas a una inquietud planteada deben por
fuerza ,tener a lo menos dos manos; después de alguna ifwestigación
más profunda acerca de las circunstancias reales del entorno económi-
co pertinente, ellas quizás secreducirán ala que daría.un manco,:
Habrá. temas. en que fácilmente podrán encontrarse economistas man-
cos. Es más, siso,-¡ !1buenos 11 profesionaJes; sus respuestas (únicas) serán
siempre en el mismo sentido, pLJes se trataría de asuntos. ampliamente
investigados, sobre)os cuales existe consenso en la profesión.. Habrá
otros temas en que después de un diá/Qga ya1guna investigaciónprácti-
camente todos los economistas llegarán a una única respuesta ala cues-
tión planteada, ·Finalmente1 habrá asuntos éñque el consenso será dífí-
ci'1 si no imposible1 por cuanto las investigaciones a nivel mundial no
han sido todavía concluyentes o porque no llegan a un acuerdo sobre el
valor que asumirían las otras variables que condicionan sus respuestas.
IV. Los mecenas contemporáneos ¿qué es más caro, un ñoqui o un qui-ño? 313
2. ,!f~1Í~~Al\~)ff . <,1'ii"
En mi columna 'LósFc¿,,dirt,$falt,1Jirit6$ 1ijiJisedestacar<¡d6rrilJ. . .
las .recuítentes diseusi.011ds('y.'ii!ffl~hc~S'cíe.opihMn entiefbu~:m;>~"'ecx,..
nomistas preocupados de la:#émtuá maprofkórómicá. VéleFc~rsfJ.qt!~
ella tomaría en'el co,h;j¡iláie erárr>rná~ IJi~asúmiJs·rfe
', ,: ',;' ,.,
défállere~;r,'<16,s
,', ,,,., ' •,", ·'"'·······:.
314 El economista y la política
100
90
80
70
60
so
•O
JO
llJ
'º
o
A mí, me parece muy requete mal, pues sospecho que toda la discrep,:1.n--
cia tuvo su origen en responder a grupos de presión y en buscar m<stas
que nada tienen que ver con .el propósito de otorgar una protección
eficiente 'Justa, equitativa y no discriminatoria" a la industria molinera.
Si un médico determina que la solución más.eficiente para resolverlos
problerr1as de una paciente es hact:;r/e..una rr1asteatomü1, .q1,1ízás sea.uwi.
buena idea.-especialmenteen·los m.omentos.actua/es-,pedir la.opinión
de una j1.mta de médicos' profesionales y.bien adiestrados en el tefria,.
cuyomayor interés esté en .elbíenestarde la paciente y cuya, únicaf.etrf,,
bución sea el orgullo de haber hechQqn buen cfiagr,óstir;:o y 'hiitf;e~}ii.S
<;osas bien~ conformea Josc:filnoc;ímíentos.quetienen desu.f:if.mciaykr~~
fesión. Me parecería pésimq que ef asunto .se sometiera a ticón1idflr,iJ:
ción democrática <;le otraspers(;J9asponínterefesy conocirp{f;ntosdiyer-;
sos, algunas delas cualesquf~á,spoaqdnada tienen que. ver:dir(:;f;tarnen'.:-:
te con el óienestarde lapé!ciente; 1Jef;5:a.<:<Jns~lta saldrfa 1cualquir~q<15~{"i
alguno; .que quiere ma~irnizar:.fos.hpn:orarfos ·dele¡rujano y quesó/Qes
parientepo/ftico (no camal) de.la pac;fente,, podrápropoaer;q1.1e,le extir~
pen ambos.pechos y tambiénJ9~~11;n~liosp.~rti~~Vt(!SJ :~tJ:opr?p~n~t~/J.O:
hacer nfdaporebrn9rnenfo, qt11zaspQrq1,1e f{~~~fCJ~:tn.acont1oqara:.9:¡,r1.-;
. sultávdo(e a rn~dic<:>f'arrt{gos,. seguirá cqmprando f!l;tWicatrJe~to~ eo,s:µ
farmaci~rsefeevitar,l(p°'stergará)el trauma a lapá.f;;i~ate;;: y:llaftrá.;~~QS
que estarán de a<Z(;Jerdo cpn los:tépQieOSlfSit: g. . ., . i/..us.tii/:(e;)
parece mal¡ puesJa salud.de Ja.pa.ciente•110 es1 m
mocrática, y:fa~erdaá(e11,es~'5:rna
Stfrge as( lai(JquietutAy,,efd;ilr,.
en.Cestas ma.tería$<técntcastl,lr!~
¿Qué debiera•pérmitiJ;/f!s.1/a; ·
aproHar,c¡,ór.ejempl~ ·
agu<i,'f)Qt~l:?le,<..lospastje
de
el asunto los éonvertiéfor~'CataL
greso1 pues estftrJé.q~~,esa Qt3fÍSÍÓ. ... · • ·•• . ··.·. ·•· ·•. ···•··· .. ~ e11rna(Jqsr#tfqna, i
simp/e.Co,nisión.~,,qt1izás;¡porquef!~JJ~t:1.et~esa,bárbacidad1no'Refff1e•··
jamás aprobac;fa por éll¿Este,)fsiendo e~nseq;,c.,L#tte? . · :,
'¡{,'/'}\;,', ;~'):,J,st+:;z::,t;:¡,,' \> { < \ ¡ t ~;~<;~/{':~"
4. 0PINIÓNES{ÉCrÍ41CAS PA.~i~GJSlARY OPINAR
(18 Uirfu6iif~é}t!l92). ·"
V"¡, ',, ,t,, ",'{( ,s'i'l;':;: t/;,, {,;/\\ '
La piedra
de la discordia:
la distribución personal
del ingreso y la pobreza
Ingreso Personal= tT + rh Kh + rr Kr
Sin duda que el nivel de ingreso de las personas dependerá también del des-
tino y de la buena fortuna o de los buenos contactos que se tengan: sólo de
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 323
esta última forma pueden explicarse las fortunas acumuladas por los gana-
dores de loterías y por los que teniendo poder político y social pudieron
enriquecerse a costa de tenerlo, normalmente en perjuicio del resto de los
miembros de la sociedad.
Siendo que el mercado no otorgará los incentivos suficientes para que los
proveedores del servicio de educación los ofrezcan a los más pobres, ha de
ser una responsabilidad ineludible del Estado establecer las medidas para
que esta actividad -de alta rentabilidad económica y social- sea llevada a
cabo. Sólo así se podrá lograr que el ingreso futuro de un niño que nace en
una familia pobre (¿de indígenas?), no esté condenado a ser tan miserable
como el que tuvieron sus padres y abuelos.
RECUERD0SY DISTRtBUl:;JÓN~~lJÑGRESO
J7 de noviembre detlf96} t.
l;nel dí,1dehoytendremos una comid;i¡¿{ ;aceflO~R'?cS•egf~1()
de Ingeniería Comercial de la P. Universi ica de Chile~ ~I! de
324 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza
Pasé cerca del jardín botánico "El Salítre 11, donde en los 40 andaba en
bote con mi papá y se servían elegantes tés. Tomé la calle limache y pasé
frente a la iglesia donde se casaron mis padres el año 1930, en Chorri /los,
el año más duro de la recesión, época en que mi abuelo Ricardo F.-Nobriga
l. Distribución funcional y personal del ingreso nacional 325
"escandalosamente ma/a11t
3. ALZA DE IMPUESTOS
(25 de mayo de 1995)
Sin embargo, Platón le dijo a Aristóteles que nadie debería tener un ingreso
mayor que cinco veces lo que gana el peor pagado, y son muchos los que
piensan que desigualdades mayores que éstas son inadmisibles y condu-
centes a la inestabilidad política y social de los países que las toleran. ¿Cómo
generar mayor igualdad?
Algunos de estos puntos son tocados por el profesor Fontaine en las si-
guientes cuatro columnas, que seguramente le darán que pensar y refle-
xionar.
seo de recaudar fGndos con justicia solidariapara 'dar:les'.a los más po-
bres y conseguir que ellos logren s¡;¡tisfacer sus mínimas necesidades
básicas?
Postulo que no hay madre en el mundo -educada o no en la doctrina
marxista...,. que optada por una redistribución delJngreso monetario en
el interior de su familia. Lo que srhé1rá .es organjz.J.t un pozo común
entreJtodos1 •para dar:le una vivienda digna al quinto,fJ§iI;mano,4inan,
ciándole•sólo sus consumos mínímos•·f/Jásicos) 1eltfZ/··agua pgtable,
electricidad, salud, ./ocomocfón abriga yafim~ntación. Organizará
cas' (colect~s) para financiar .una operación de/nieto cuyopadre gana
80 .milpe.sps1 o pieQ sµ§clas~s•dl;,pían9;.J~~organi7at.¿/r~.[~. financiar eJ ..
kinder oel colegio particular (privado)de.Jos. hijos dé quíengana sólo
40 mil pesas1 y se preocupará de que las hermanQs le consigan trabajo o
le den un préstamo para que e/nieto cuy:o padre <iice 'nopoder hacerlo'
financie su pasoporla universidad.Jamás o/)servaremo11 ta intención de
quitarle ingreso.i;il abogado y al.economista para entregarles dinero a
quienes puedan 'malgastarlo' en farras oenconsumos 'suntuaríos 11 pues
11. ¿Distribución más igualitaria del ingreso o nivel absoluto... 335
ella sabe lo mucho que cuesta ganarse la. ~ida como es debf~o. •.
¿Qué contribución pediría usted a cada uno desoshijospantfi(!a11tiar
la fiesta de Año Nuevo en la casona de la familia fortún§i? · · q1.1e
a lo sumo le pedirá al abogado una contril:niciónj¡¡ual a1 :/?: ·
del.economista¡ 15 veces la del far;rerol y3°'::y~cesl;;v
fuera as{ ello equivaldría a colocarle .ünf ··
rentas, con unaexenciónpara.elquegana
naUdad -'Y no una progresividad.c.:es,,porif
fieles. /a Iglesia Católica (unú pc,r ciento).¿ .
impuesto progresivo alas rentas?Sólopor ·
·lucha de clases y dé oc1}oalrico1 o<blen·.p'·
que la stJciedad considere 'iJtjgítimas~ las.#.
por los más ricos.
~- ¡OARO
.
QUllAR1 ;~'Y1$;t
(31 de márzód~ )98.
,">i <,; ">:,',?<,' :<,(::~r:~::::,,:\i;\:'\/;,~,:{';'~:,:,~',::,',},)>:?~};\\ '", /:.',,;, ,'"', <" ,\ }'
Nota del autor: En más de una ocasión he sugerido, con cierta ironía, que ninguna familia que
tenga televisor a color, teléfono -especialmente si es celular..,, automóvil o vaya al estadio, debiera
ser considerada como una familia "pobre• merecedora de ciertos.servicios que hoy se le entregan
gratis o enormemente subsidiados a una parte no despreciable de la población en Chile.
Respecto del acceso a la educación primaria, éste puede tampoco ser uni-
versal, condenando a los más pobres a estar encerrados -¡atrapados!-, en
un "círculo de pobreza", puesto que sus hijos y nietos se incorporarán al
mercado laboral sin calificación alguna -sin siquiera saber leer y escribir, y
111. El círculo de la pobreza 339
Parta el caso de las familias pobres, sus decisiones -corno las de cualquier
otra- están influidas por sus restricciones de ingreso; pero éstas son tan
extremas que les llevan a preferir que el niño colabore en la tarea de "parar
la olla" de su hogar y mejorar así el nivel de vida de la familia ¡ahora!,
obviamente que a costa de sacrificar los ingresos futuros que este niño po-
dría haber obtenido con una mayor escolaridad. Y no es para nada claro
que ello no sea también lo socialmente óptimo, ya que la desnutrición de
sus hermanitos -que les afectará sus capacidades motoras e intelectuales-
puede incluso ser más costosa que el mayor ingreso que el hermano mayor
podría haber obtenido en el futuro, a costa de ellos.
las mínimas capacidades (capital humano) para tener éxito como estu-
diantes y como trabajadores cuando sean adultos.
Vamos al campo de Ja salud básica. El número de consultorios, postas
rurales y consultas médicas ha aumeritado drarnáticamente, con la con-
siguiente menor congestión hospitalaria y f.:dmejor y más tempranoc/ia&
nóstico de quien debe hospitalizarse. Esto, unido al control de/niño
sano y los programas materno-infantilesy atencióndel partó, ha signifi-
cado avances notorios en fas expectativas de .vida al nacer. Pero fo rnás
importante es destacar que fa calidad de esa mayor vidápara quienes
nacen en extrema pobreza será infinft;:tmerttemejorquedadesds
infortunados padres, que norecibieronlos bienes y servicios aportados
por los p~ogramas sociales mencionadosen esta columna~ minhhizando
su capital humano, El.dinero fue. antes captado por los tradíciqnales
grupos protegidos del pasado, donde residía et poder político q1.,1e lés
daba el hecho de saber leer, .escribi(y 'f¡ablar bonito' para así poder
conseguir los votos delos pobres a sufavor:
Por una parte, rhrquerido suegro soiíá decirnos que un país sin ricos es
11
un país poMi'¡ que ''el que guarda siempre tiene'~y que "no hay que
contarplata·delante de los pobres", Por otra parte, mi colega·soJía res-
ponder con un ''mejor" o .un l¿compárado con qué?'~ a mi..safüdo de
1
11
w1
¿cómo estást: pues contestar con "bien'' o "muy bien/ era in'\cep-
table para los eá:,riorrristas, pues práctica,rienJe todo es telat.ívo:
Quizá lapdmeft1Jrase.dedon';BerJa;i tomo me: encantaba'apodárle, le
fue refo~ada: por su experiencia de ha:ber X?ivido en fa Cuba dé Fidel,
justamént~dura,Q.te el primer afio deesa dictaduraqueya lleva J$afios
y que, sin fugar a dudas; pre~entahoy una distribuciónp~rsonal del
ingréS,()'~esJa.n.t!ak1samente'1 pareja. Ese primer año fue especialmente
exitoso ~ñiei:lucir el porcentaje del ingresopercibido por el quintilsu-
perlor dé /;¡¡población, p11esprácticamente todos los ricos fuerondespo~
jados y.,1desapar(:Jcidos 11 déla isla; algunos, de/mapa (¿mejoró con ello
la equidad?) La experiencia en ese y otros países flcastrados" por el co-
munismo,. qüe castigaron e/ahorro individual (al que guarda) y que
limitaron/a iibertád e incentivos· parn crear riqueza; indudablemente
va/id~ las sent~nciasde111i s,uegrq, P/4:€:Jf no guardar; eliminara losricos
e igualar hada'aba.j<í lleva a la,pabreza. •. . . . .... .
la. tercera frase, seguramente, tiene su origen en la formación más ~ien
austera que recibiú•áque/grupo de jóvenes afectadosporlagran crisis
de los años 30, que:~pti:J miseria ocasionó~ Una c:habacaná o exagerada
ostentación de la riq~~za en}oyas, mansiones y pubUcitadós matrfmo-
nios, fiestas y otras re(inictJn~~/1s?~J~!es1casi 1ujuriosas es. (lo sólo d~ma I·
gusto( sino•condu<:eritiialali~Wdiirry~Já:tiolencia\ S:lñ~enclrtftfr:~C:JS 11
del Chile de hoy/o son· · · · r!lrniJr~sulta,do de q/,lepqsle-
ron.a trábajatfü~ny,ho tos natutá . ·.
lo cual/a rhijdieio,~/es
1
DespriásidfafiFrpácquee#li~i~"·
pan~Ustas. .'nc>;.anclan C9ff rQ(Í~
cfüiagracfp eiQterés-" ·· · ··
dón. ordenadáide ... · ·
ct1da11node/Qs.pá
desde el ángulo de un'ec~rr.o
pobreza yquec.onooió·bien,~ ..... ·• .· ·.•· ·•·
les:presentoa ustedesunac' .· ·.... ·. . •· ./. . .. 's," J .·
Del discurso del•Presidentecde l@~efJIJ,bfífa,;destaq11,;s1.1pr&rp
cita en súfrase: 'Queremos respl;}ñ~ei7;credeátemente Be l~sne
y carendas más urgentes de la infaneia'e~extremap9bré ·. ' ,.
ampliar la.cober:tura· educativa,·s~bre tod<'J\á'riiveldeprees . . >.t
.(Pág.30); Del discurso del presidente de;,/afi!U€1AleJarrdm,SaF1 fr:,r,~tg~
346 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza
máspdbre;fulenttafi~(J~taJQSpal5z~?"'··•·
,yTailandia}; 8 en Kore;i'y5 véc ·
noam~ridat:10s creciero . .,..
ticóslobicierona .
,''•//,"/,,' ' f '" ''
.
a·.ésc
dár,ilotuaJperpétú
Jra/Jajadt1rJ15,.crjn y sin edqqá
·• ·damdairelati.vá (ietr<1bajadof'!
quef;>btienen fas personas
est(l:!CtJJra <k~afarios ea {u
de, asl.:lvez,;fed«clr.Ja des
· · ·.···¡.~·d· ·.··. •. ·¡ ,,,1 ' . . .r.· .. ···. ··<•)....•
1gl.la.11a.· t(t)~a ,u.e•Jngresof,, ,1,2'"r.,P,;: 1:]:,
Respecto de las políticas comerciales( ,et)~
gias de sustitución de. importadones y usoi.
348 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza
y perseveran por alcanzar algo que los vivos y cortesanos pueden con-
seguircolocándosel:Jajo e/paraguas opormedios abiertamente ilícitos.
Cuarto: ¿(uántos.niños.ver1que los.apituta.dos se sacaQ el parte (multa
por infracción alas leyes del tránstto).que.supapá tuvoquepagar?¿No
es injusto ;que el señor que iba delante, a quien también lo detuvieron
por ir a 80.kilómetr:os por hora en una zona de 50i.JJliede.enla impuni-:
dad por tener alguna categoría o posición transitoriamente importante y
a uno, ciudadano comúnrse le curse el parte? El,í1ii'i(1 ve la.jnjustü;i~r/!Ífih
•· talproceder;,vaya en el aÍ:l.to.delpriviJegiadoo .enel•ótr,o, )(,apr.ende qV.ex
no hay iguáldad ante la ley. ¿Cómo ha,de;:espetarla,.entonces? 1
nan y otros pierden, o algunos ganan más que otros como consecuencia de
los eventos que normalmente discuten los economistas. Pero, estos eventos
también tienen otras facetas que los economistas consideran importantes,
como por ejemplo, enunciar que a raíz del asunto que se discute bajará la
inflación o aumentará el ingreso nacional. Casi nunca estos aspectos des-
piertan en los interlocutores de los economistas, el apasionamiento -ni si-
quiera un moderado interés- que sea comparable a lo que provocan los
aspectos redistributivos.
El ejemplo elegido por Stigler nos relata que una costumbre de los ricos en
ciertas zonas de Inglaterra a principios del siglo XIX era comprar trigo en
años de mala cosecha y revendérselo a los pobres a mitad del precio que
ellos habían pagado por el trigo. Mountifort Longfield sostuvo en 1834, que
esta acción generosa y desinteresada de los ricos era, al mismo tiempo, la
más inútil de las acciones pues, dada la escasez que existirá de granos hasta
la próxima cosecha, la única manera que los pobres comieran más ¡es que
los ricos coman menos! Meras transferencias de dinero ¡no pueden crear
trigo! Las compras de los ricos para revenderles a los pobres (en adición a lo
que compraban para su propio consumo) hacen subir más aún el precio;
así, los pobres, al pagar la mitad del precio (aumentado involuntariamente
por la acción benevolente de los ricos) terminan pagando tanto comb hu-
bieran pagado si los ricos nunca hubieran intervenido. Los únicos benefi-
ciarios de todo el esquema serían, denunció Longfield, los tenedores de
trigo.
¡Cómo no indignarse con los miembros de una profesión que rompe, tan
despiadadamente, la hermosa ilusión de creer que los pobres están adecua-
IV. Aprovechadores de la pobreza 351
<lamente atendidos, por lo que los ricos pueden dormir tranquilos, congra-
tulándose de tan astuta manera de ayudarlos sin disminuir su propio con-
sumo de trigo!
Pero estas exenciones no son selectivas a favor de los más pobres, sino que
abaratan los productos exentos para todos los consumidores por igual. Así
pues, de toda la recaudación que el fisco deja de percibir por el pan, la le-
che, el arroz, la carne, el trigo y el maíz (que están exentos), una fracción
ínfima beneficia a los pobres ya que el consumo de ellos representa una
parte insignificante de todo el consumo de esos bienes. Una familia rica que
compra 10 kilos semanales de trigo y maíz para alimentar a sus faisanes y
otras aves ornamentales, se beneficia de la exención diez veces más que una
familia pobre que compra 1 kilo de esos granos por semana para alimentar
IV. Aprovechadores de la pobreza 353
a sus hijos. Una familia rica que agasaja a 120 invitados con 30 kilos de
carne en una comida se beneficia de la exención sesenta veces más que una
familia pobre en la que cinco hijos comparten medio kilo de carne en una
comida.
perdoPleíto a 1051,deudores,hipoteoarws
debidoa quelas./etraship'otffi!Cariasest
las Administradoras de Rondos de Peas·
dores !e¡:ai, á su vez afíliadqs.:á t/as .
rían sop:<>rtandoel costo dela·
aúndeudashípotecarias, tenga
tengo e/deber dehacerlo;pvestoel
el prójimo, no veo razón algunap
ayudar a resolver el problema en qU(;!se .
carios• Al respectq ·ofrezco a mis lectoréY
cómo se perpetró el "Robodel Siglolt:-fa ¡:j. ...•. .. . 1 . . ,: .····
Había tres hermanos muy parecidos encua .·.. . ·. c¡¡rpacidaffJiq;rage-:
nerar ingresos, de suerte que sus remunerncianes durante su V,ída ótil
fueron muy similares. El mayor era total olrtico¡ a/C;s otr9.~dos
les encantaba la chuchoca, si bien mílit . ·• •. ·......· :t<;Js'párti~óstSíen,
do empleados dependientes, ett.an,impoaentes1eltm.1nafmisml~ri?!lfa .. El
mayor compró una casa modesta consu esfuerzo y ahorropersona,li aún
vive en ella (tiene BD años d& edad)ypemibeunajupilacíóniíe✓?S!t;llíl
pesos. El segundo se consiguióf#n,crédito2no reajt(stabledelª':Félfa:el
11
las mejores intenciones. Simon Newcomb advertía a fines del siglo pasado:
"El efecto que quisiéramos que nuestros actos tuvieran no cuenta al consi-
derar las consecuencias de esos actos. Lo que nos concierne son las conse-
cuencias de nuestros actos (¡Economía Positiva!), y no los motivos que los
impulsaron" 2 • Después de más de un siglo y medio, ya nadie discute que
Longfield y Newcomb tenían razón, porque hay cosas muchísimo más ac-
tuales que discutir.
Reproducimos tres columnas del profesor Fontaine sobre los efectos que a
veces tienen las políticas económicas para aumentar la pobreza.
M~RC.:Ap01i.ESTADO Y.POBREZA
· ,(11· de febrero. del994) > •
NÓb1/ef.mercado;/J;u}l6i~ite)ª'~b{Jreza . . e/.Ésta4of . ¡is
$glaJ)liJ5:5,abep · · ·· · · algungssólounospoc9sJ1nu/os talen-
.. ,.e~{M~iqameI;ite ln~ppleablf3~i cuando
.·. '6/!l;~Cfªlm~me •ª sqs padres y .herma-
ios t::0(1 ellospara qu~aLmenos satisfa~
erii!tesyno mat,~i4fesduraptf: supaso
itJ .f/~.~~gg"q .. .. ega a(nacer talen-
.. . .. . . . . . j!qlUltfp/i<.;;¡¡r
qqe1e~i1Jamos~e
~ÉJ.!na o,maJasuerte.. · ·
·j¡ 1,i edij¿acián y;tuvi~-
.JJOfpjlfJ1t:l!(f! no: fuerf?JJ.
asj.qa1:1t~sporq1alJJJeT1te.
no,S;• imputan~
los;tuVlefon~}JÍl,~daron .a la
adyde. /a,acct4n,de/fstado
io ~unqci~ n(JtfU[icien;.
naderor,. Paraaml;Jas "'"ricos
a alcanzable depepfierá ~I
•.... .Oride nacfóy vivir§: de• fa.ri~
..... nes anteriqres y dela forma como
5~cerduranteel lapso de,sypermanenci?..
1 Newcomb, S. Principies oí Política/ Economy (New York, Harper & Bros., 1885), p. 532.
358 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza
2. ¡TÍPICO!
(31 de enero de 1991)
Una de las muchas imágenes negativas que tengo dela década (/e 1960
fue la autoridap que tenía e/Estadopar:a imponf;rg,:aves (imitacion~s a
la liberta.d de las personas y de las empresas: ,,.. /tf:¡\¡ . ·. ,
Recuerdo, por ejemplo, la disposícic:5n, qt¡~1[ff'll:lt<lha ou:est,:ií. li~~rt<t~.~e
e<;Jmprar carne en determinados pfa5. f/;e l.a,)sJ~f!!ªR~i,c/e>cc;u;q~!;~~~f!,~•'Fn .
re5taurantes1 en· otros1. y aJos ag,:(,ultores,iJ~,i11~fl4~i:/gagado1 ~ff;.R!{qi,
¿.Re!iJ!/?da la prc,testa de, un yalieqt~;igr:{ · ·· ,f~f~PiL/8ff~i~e:Jasla,
. las.py~r,tas d~untJ,angopara hac:er:efe9;iv9 e• .... : ~~Y!Jat1eti;iila,.p(?!fli/;4fl
n~poq.1a /eg1tir:rJamentf;veor;J~flo .•esf=4lapiJJil,C:á.QY,ertitlf:t;
F,Sa t:li~pos[ci~IJ .p.r;ácticarr,en(eJ:CJJ!.iªÍ~c;tó a · f!ztJ~~h
refrigeradpies ysapital fimmciero,s1,1f(c:ie .
sem;.ma ~·taf1?poc;o ;i(ect(j a k1s rr,:
ni huesos. Su efecto quizás másr~,.t*a.
de un.precio '/)<1jo'.para .la c:arnii~'
demanda, 5~/ogr~.arruinar.aún,fi?Í:S,~'~l
defender sus derechos de propiefi,ad s
expropiación copl{ff8::(CJria. . ·· · · ·
Recuerdo, también; faJeacció1 d~J~;;~qJ.{íafi~ •.
1968. Raya.en un asunto dignó{cl !~Ptlti(~tllifJdu-: ·
so los días .en que /os comercios 0$ ../iJmirHJSQS,
alternándose,Jps u~jcados al ladod~rech de f~qilles,.1P9:-
bre de quítt.11: ,cor1fundiera la izqu/erdil • . .. . .. a!, <:i9Sil;)-7f;l~tavte
habitt(al en esa éP.%,3'. .Hubo ,x~r(e5.pr12g,:a[f/~fi~s.de energíar )';il¡itlJJ~Jén
bajas sepsiblesen el voltaje y elJ Ífírt:<:µ.eg~i1i~(su.mtfliftfOr;JOr/:ct:1en
aras de. 1:democratízar" el costo cíe léJ,.eSCiiJS~Z, ~eluz,qe,./.lfJ.a{al<1f\ffJter:.
pretac(ón.de,qye,ia "/eypareJ~.Q~. ydel.fOfY1:P.le.J9: 1t¿, · .g,n
c/;;¡1meryte .·.....·.. · .. J{~
1
alz.a deprecfqss!flp()ne tma 'cfiscr1f1]
ricos ypobre5.¡(IJpfco dementes e{' .. ,~~1 c¡9r¡fpsí:1S,fStal1~t~f1,
paterm'Jfistas, au.toritarias y socialíz >· ·.. . po.areeneri ef(<l/tit{IJ;;lala
<J.~:Jqrm~ani5rpps de mJ={fªc;{Pf; qy~ft1§,?1il.c;i{i;in f#P..<(irr,:it~{J!Jid~~ti~<!
human9 fundamenta/de la libertad! · , . · 1, •. , . \ •.
U,n <:uarto de siglo después, frentea.una pQsiéle/1¡1twa esc¡a~ez,¡~~(~~.ep
i!I precio del petr6feo1 autoritariaf'll:f;[lte se.JJP.f irrJpqnen Hmita~lO{J!:/tW::
bitrarias a nuestras libertades Jndi11ir}uales ine,d,í~~t(,? una rct.stri~c;:iqn>~J
uso ,de/os vehículos con matrícuh; c.hife11a pertetlf!ciente5: él un cJurl.acl~;;
no común. Nada por el estilo ha ocurrido en paí.ses tqdav[arn./ÚJ.<1Pf;!,IJ;;
360 La piedra de la discordia: la distribución personal del ingreso y la pobreza
dientes que Chile del petróleo importado. ¡Qué difícil me resultó, en-
tonces, plantear en el extranjero que las nuevas autoridades chilenas en
verdadcreían en la economía social de mercado!
Fue iluminador/o que al respecto me dijo e/viernes 18un empleado de
la universidad que 'taxea' en horarios fuera.de oficina y que está taxeándo
este mes durante sus vacaciones: 1tPuchas que está m4/a la cuestión
séñ°'rfontaine. Pero todo se arregla el lunes con e/inició de la restdc~
ción vehicular: habrá menos ta~is, micros y autos particuJares, ypodré
descansare/ día queme toca a mf";¡Quéevidencía máspatentede q~e
la restrícci~n es siempre beneficiosa. para los socios del cárter9ue ya
están en e/mercado! Sin embargo, dichos beneficios tienden a esfumar-
se si no hay limitaciones a la entrada de 11~evos competidores ~I merca-
do: ¿Noesacasoéste el género .depresienesgremiales·que·estarnos
obsérvando•hoy? . . ·. · .. · ·•· .• . ·
Quísi~ra poder tener fa valentía de~nC~nBhipara emprender y llamar
a una(protestapacífica' en respuesta a ~na disposición tan arbitraria
c9mo es faJestrJcción vehícular.. ¿Serápqs,ib/~'que todos nos resistamos
fl. acti1~r::ir:ste nu~v:eJiatropeN& a nuestros derec.nps y fibertad~s? ··. .. .
I,
3. c
.•. . RECl~IENl~ Eti~ E~úroAo·· ·. ·
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Suerra ófjnitoél :sldg~t.¿Pe;o qpé h~élgi!n\;t,?Jntréga a~;fed?. .. , . .
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INDICE
A Profesional, 313
Alternativas, 18 y la política, 304
Alza de impuestos, 329 Efecto
Aprovechadores de la pobreza, 349 creación de comercio, 296
Aranceles, 279 desviación de comercio, 296
Asignación de recursos, 235 Equidad, desigualdad y pobreza, 328
Excedente, 64
B del consumidor, 86
Beneficios privado: beneficio-costo, 62
esperados, 22 social, 72
intangibles de la inversión pública, 52 Externalidades
privados, 36 negativas, 99
Bienes públicos, 134 por congestión, 119
por imprevisión, 114
c positivas, 99
Círculo de la pobreza, El, 338
Comercio exterior, 263 F
protección aduanera, 264 Factores de producción valor agregado,
protección del estado, 263 83
Cómo producir, 215 Fijación de precios mínimos, 199
Costo inevitable, 20 Fomento a la producción y exportación,
Costos de transacción, 100, 102 67
Costos hundidos, 21 importar y consumir, 68
Crecimiento Frontera de posibilidades o Curva de
con equidad, 360 transformación, 233
económico, 235, 237-38 eficiencia y crecimiento, 233
D
Derechos Identificar, medir y valorar, tarea del
de propiedad, 127 economista, 60
transables, 128 Importar y exportar, 66
Desigualdad y crecimiento, 346 Impuestos correctores, 174
Distribución
funcional y personal del ingreso M
nacional, 321 Macroeconomía, 55, 56
más igualitaria del ingreso, 331 Mecanismo de cooperación, 57
Dos funciones de los precios, Las, 55 Mercado
es inexorable, el, 94
E estado y pobreza, 357
Economía positiva y normativa, 227 Método científico, 224
Economista, El, Microeconomía, 55
364 Índice
o s
Objeto de estudio de la Economía, 213 Salario mínimo, 200
Otros excedentes, 85 socialismo y, 206
y pobreza, 202
p Sistema
Para quién producir, 216 de autogestión o yugoslavo, 70
Políticas económicas y pobreza: cómo de mercado, 216
hacerse pobre, 356 mixto, 70
Por qué interesa estudiar los precios Sociedad capitalista, 70
relativos, 57
Precio relativo, 43, 47 T
Precios son los términos en que se Teoría de distribución, 216
presentan las alternativas, Los, 41 Teorías y teoría económica, 220
Producir es puro costo. Consumir es puro
beneficio, 60 u
Proveer para el futuro, 219 Uniones aduaneras, 295
N4/El/00
Esta edición se terminó de imprimir en julio de 2000. Publicada
por ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V. Apartado
Postal 73-267, 0331 I, México, D.F. La impresión se realizó en
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