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Argentina: se acabó el juego

Publicado el 30 de junio de 2018

Charles McCarthy

Board Member at Executive Recruitment Management. Senior Political Analyst.

Hace solo unos días, Islandia tuvo la oportunidad de marcar su primer gol en la historia de la
copa del mundo. Lo anotaron contra Argentina, una importante nación del fútbol.

Y mientras el partido resultó en un empate, Islandia, un país de 350,000 habitantes, puede


enseñarle a Argentina, un país de más de 43 millones, algunas lecciones sobre economía
social.

Curiosamente, ambos países fueron afectados por su crisis económica más grave a principios
de este siglo. Argentina sufrió su colapso en 2001, de la cual se recuperó con éxito en un
período de una década. Islandia tuvo su propia crisis en 2008, requiriendo el mismo tiempo
para recuperarse por completo. Si bien ambos países compartieron caminos similares, han
tenido cambios drásticos en su liderazgo.

La filtración de Panama Papers a principios de 2016 trajo a los primeros ministros de Argentina
e Islandia al centro de atención, junto con algunos otros trucos impositivos deplorables.

Como resultado del escándalo, el ex primer ministro de Islandia, el Sr. Sigmundur


Gunnlaugsson, no tuvo más opción que renunciar. Si bien parece imposible que un primer
ministro conserve su puesto después de un evento tan vergonzoso, el presidente de Argentina
pudo permanecer en el cargo, gracias tanto a su falta de dignidad como a su honor como
servidor público.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, un rico hombre de negocios, tiene una larga historia
de participación en el crimen organizado, incluidos sus vínculos con el deporte más horrible de
Argentina. Las acusaciones en su contra van desde contrabando, escuchas telefónicas ilegales
y evasión de impuestos hasta fraudes sin cuartel. Sus empresas aún deben millones en
impuestos y deudas al Estado argentino, principalmente en conexión con la quiebra del servicio
postal del país. Recientemente, intentó condonar esas deudas, sin éxito.

Pero si las acusaciones no fueron lo suficientemente serias, las políticas económicas


implementadas por su administración han sido desastrosas para la clase trabajadora, los
maestros, los ancianos, jubilados y discapacitados.
Por el contrario, el actual primer ministro de Islandia es profesor de historia. Sus políticas
económicas son el polo opuesto al de Argentina, ya que se centran en los subsidios, la
distribución equitativa de la riqueza y la sólida presencia del Estado en los asuntos sociales. La
categoría más alta del impuesto sobre la renta de Islandia es más del 46%, lo que ayuda a
reducir la brecha entre los miembros más ricos de la sociedad y los menos afortunados.

Argentina, por otro lado, ha tomado el camino de la economía del goteo, una teoría que no solo
es moralmente corrupta, sino que también ha demostrado ser inútil para cualquier nación que
intente aplicarla. Sorprendentemente, uno de los oponentes vocales más fuertes de esta teoría
económica no es otro que el Papa, un argentino.

En esencia, esta teoría sugiere que reducir los impuestos a los ricos, como Argentina ha hecho
durante los últimos 2 años, generará crecimiento económico. Para colmo de males, la
administración de Argentina también eliminó los subsidios para la clase trabajadora,
destruyendo efectivamente el equilibrio que permitió el crecimiento de la economía del país.
Después de menos de 3 años en el cargo, el impacto de estas políticas obligó al país a solicitar
desesperadamente ayuda del FMI.

No hace falta ser un genio para saber que una cadena es tan fuerte como su eslabón más
débil. La sociedad islandesa lo sabe demasiado bien, sin embargo, la mayoría de la sociedad
argentina parece ignorar este simple hecho.

Sobre el Autor:

Un académico de casi 60 años, que ha dedicado la mayor parte de su vida a la educación. Un


historiador que sabe que la historia se repite, y cada vez que lo hace, el precio aumenta. Un
romántico con un corazón suave, pero una voz inquebrantable. Un hombre norteamericano
enamorado de una hermosa mujer argentina.

Un viajero que ha visto el mundo y ha estado en Argentina en al menos una docena de


ocasiones, en su búsqueda de un nuevo hogar. Un reclutador profesional, que es capaz de
encontrar a la persona perfecta para ese trabajo crucial. Un vecino amigable, que siempre está
dispuesto a ayudar. Un hombre temeroso de Dios, que respeta todas las religiones tanto como
la suya. Un pacifista que ora por la paz, pero sabe que vale la pena luchar por algunas cosas.

Un profesor de derecho, que no es tímido para tener un debate acalorado, bajo las reglas
comunes de respeto y dentro de los límites de la verdad. Un analista, cuyas opiniones se basan
en hechos. Un hombre experimentado que desea dejar un mundo mejor que el que encontró.

Una persona que agradece su opinión, incluso si es diferente de la suya.

Traducción: Gustavo D. Romero

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