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CURVA DE CRECIMIENTO, REBROTE Y DEFOLIACIÓN DE LOS PASTO

La curva sigmoidea de crecimiento o rebrote de una planta señala que al principio


las plantas crecen lentamente, luego sigue una etapa de gran producción de forraje
por día denominada por VOISIN (1967) “llamarada de crecimiento”; hacia el final
de ese periodo la planta remueve sus reservas decreciendo la producción de masa
verde por día, floreciendo y fructificando.

El primer estadio se observa una disminución de las reservas coincidente con un


escaso desarrollo de la parte aérea esto se debe a que la planta que ha sido cortada
utiliza para respirar y rebrotar las reservas de las raíces, pues no tiene índice de
área foliar (IAF) adecuado para elaborar esa energía por fotosíntesis. Aunque quede
algo de área foliar en la planta, el rebrote va a recurrir a las reservas de las raíces y
base de los tallos. Enseguida, el porcentaje de reserva se estabiliza y comienza a
aumentar cuando el crecimiento de la parte aérea es más intensa.

Cuando el crecimiento de la parte aérea declina, las reservas acumuladas


aumentan rápidamente. En estos últimos estadios, la planta ya ha producido una
adecuada superficie foliar y declina su crecimiento, por lo que acumula en la base
del tallo y raíces los azúcares no utilizados, lo que le permite a la planta cosechada
rebrotar rápidamente. No obstante, el rebrote de una planta es un proceso que en
primera instancia se encuentra bajo control genético. De ello surge que el manejo
de la defoliación debería estar subordinado a los límites impuestos por las
características morfogéneticas de las plantas, las que además, presentan marcadas
diferencias ínter específicas.

La estructura y dinámica de las pasturas debería analizarse dentro de un marco en


el cual, el proceso de la defoliación se relaciona con las características
morfogéneticas que determinan la capacidad de las plantas para rebrotar. Pero hay
que remarcar que frecuentemente que el razonamiento para definir estrategias de
pastoreos es exactamente inverso. De acuerdo con lo expuesto y para hacer más
eficiente la utilización del forraje producido, aquellos genotipos que presentan un
recambio foliar más acelerado deberán ser defoliados con alta frecuencia para evitar
que se produzcan altas pérdidas de material por senescencia y genotipos con bajos
recambios foliar presentan niveles de senescencia por periodos más prolongados,
esto sumado a una menor velocidad de restitución de tejido foliar, los hace
especialmente aptos para sistemas de utilización que involucren defoliaciones poco
frecuentes. Esto sugiere que el sincronismo entre los procesos de producción y
consumo de material vegetal tendrá a optimizar la dinámica de acumulación y
defoliación de forraje controlando las pérdidas por senescencia y favoreciendo el
desarrollo de pasturas productivas y persistentes.

SENSIBILIDAD DE LAS PLANTAS DE PASTIZAL FRENTE AL CORTE.

El método de aproximación más sencillo para estudiar la influencia del sistema de


explotación sobre la flora del pasto, es el de determinar la sensibilidad de las plantas
frente al corte realizado por un instrumento adecuado. Una regla muy general es
que las gramíneas de porte alto (claramente escasas en hoja situadas junto al suelo)
son más sensibles al pastoreo que las bajas (abundantes en hojas situadas junto al
suelo), y guarda mucha relación con la frecuencia de corte. El número de cortes de
una pastura sembrada con una mezcla simple, puede ocasionar la presencia de
floras extremadamente diferentes. Por ejemplo, un número elevado de cortes
favorece la invasión de la alfalfa por otras hierbas. El trébol blanco por el contrario
no se desarrolla si los cortes no son suficientemente frecuentes.

La altura de corte por encima del suelo es uno de los factores más importantes para
el manejo de praderas que diferencia a las especies en cuanto a su sensibilidad. “Si
un pasto no es consumido a diente lo bastante cerca, o no es segado lo
suficientemente bajo, se retarda el rebrote, ya que las hierbas no se descabezan
suficientemente. Pero si se agota el pasto demasiado bajo se producirá igualmente
una disminución en el rendimiento de la planta, que ya no podrá disponer de las
reservas de la parte baja de sus tallos, sin hablar de los inconvenientes de la
desnudez del suelo”.
Otro factor importante es la influencia de la edad fisiológica de la planta al momento
del corte. Las especies difieren por ejemplo en el momento en que acumulan
reservas, para disminuir la presencia de cardo estos deben cortarse cuando están
ya suficientemente desarrollados. Los cardos comienzan por acumular reservas en
sus raíces, más tarde en el momento en que el tallo crece se produce una gran
disminución de reservas sin que queden agotadas, cuando está en granazón es
cuando estas reservas se reducen al mínimo, pero entonces sería demasiado tarde
para cortarlo e impedir su reproducción. Por tanto cortar los cardos al momento de
iniciada la floración es cuando se tendrá más probabilidades de debilitarlos. Otras
plantas acumulan con gran lentitud reservas en las bases de sus tallos, por lo que
los cortes más tempranos en estado vegetativo las debilitarán más (Voisin, 1971).

La sensibilidad de las plantas al corte es diferente si este es mecánico o por el diente


del animal, mientras la segadora corta todas las plantas, no ocurre lo mismo con el
diente del animal. El corte a diente no es a la misma altura en todas las plantas. El
animal escoge las plantas y las partes de éstas que más le agradan, en ciertas
ocasiones, especialmente en tiempo seco arranca la hierba en lugar de recortarla,
deposita excreciones (heces y orina), el pisoteo es diferente realizado por el pie que
por la maquinaria y la saliva ejerce un efecto sobre la cicatrización de las heridas en
las plantas. La siega y el pastoreo crean dos floras diferentes aun partiendo de una
misma mezcla de semillas. La avena es una planta que es más abundante en los
prados de siega que en los pastizales a diente. Por el contrario el raygras es una
planta totalmente característica de pastizales, más abundante que en un prado de
siega (Voisin, 1971). En ocasiones alternar siegas y pastoreo directo puede ser
beneficioso, al obtenerse un “equilibrio” entre especies adaptadas a cada método.
Por ejemplo una pastura que viene siendo pastoreada si se deja para segar, permite
mantener ciertas gramíneas de tallos altos, alcanzando un estadio de evolución más
avanzado, ofrece a ciertas hierbas la posibilidad el momento de la floración, y
desarrollar mejor sus raíces y reduce el crecimiento de hierbas de poca altura
(malezas enanas).

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