REDACCION jueves 5 de mayo de 1994 LA TERCERA /3

Editorial Caso Codelco

Asombro e incredulidad causó en diversos sectores del país el fallo
de la Corte de Apelaciones que dejó en libertad a los implicados en el
caso Codelco. Y. esos sentimientos son comprensibles, pues el cam-
bio de procesamiento por delito de fraude al de estafa, en su menor
grado, hace a los procesados -en el caso de que la justicia los conde-
ne- merecedores de una pena insignificante si se toma en cuenta la
magnitud de los perjuicios sufridos por dicha corporación y de todos
conocida.
Que una legislación arcaica y obsoleta no tipifique como delitos
graves conductas que se realizan al amparo de los avances de la
informática no justifica que funcionarios a quienes se ha entregado la
administración de la empresa más grande del Estado sean exculpa-
dos de responsabilidad, aduciéndose que no son empleados públi-
cos. Como enseña la ciencia jurídica, a esta altura de los tiempos es
un hecho indiscutido que los problemas requieren soluciones y el
ordenamiento jurídico, por intermedio de los tribunales, está en la
obligación de procurarlas, pero en el bien entendido de que no se
trata de plantear cualesquiera soluciones, sino aquellas que sean jus-
tas y razonables.
En ese contexto, resulta justificado el desconcierto que se advierte
en distintos sectores ciudadanos ante la interpretación restrictiva que
el fallo comentado dio al artículo 260 del Código Penal, disposición
que define quiénes son funcionarios públicos. Si dicha resolución se
hubiese atenido al tenor literal de esa norma, habría concluido que
los funcionarios de Codelco lo son, ya que ésta expresa que "se
reputa empleado todo el que desempeñe un c a r g o o función pública,
sea en la administración central o en instituciones o empresas semi-
fiscales, municipales, autónomas u organismos creados por el Estado
o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del Jefe de
la República ni reciban sueldo del Estado". Pero más allá de estos
hechos puntuales, y por cierto susceptibles de diversas apreciaciones
jurídicas, preciso es admitir que la citada sentencia podría represen-
tar una peligrosa señal para el cuerpo social y debilitar la credibilidad
del sistema, ya que, de modo lamentable, en la percepción de la ciu-
dadanía dicho fallo puede evidenciar una voluntad -seguramente- de
castigar sólo a quien comete délitos menores y aplicar sanciones
mínimas a aquellos que atentan contra el patrimonio nacional.
Por fortuna, el orden jurídico es un conjunto coherente y consisten-
te de reglas y consagra un organismo cuya misión es, precisamente,
cautelar esa coherencia. Cabe esperar, entonces, que la Excelentísi-
ma Corte Suprema supere estas dificultades y dé al caso un trata-
miento acorde con el que la mayoría del país espera y la sana doctri-
na parece sugerir.

Corrupción
No se puede negar
que en nuestro país,
lamentablemente, tam-
bién existe la corrup-
ción, igual que en otros.
En Chile seguramente
no es tan grave el pro-
blema, pero que hay
corrupción, no existe
duda alguna.
Esto ocurre en dife-
rentes niveles y secto-
res y, por supuesto, la
mayoría de los casos
no son conocidos por la
opinión pública, pues la
Rafael gente prefiere guardar silencio, sim-
Cumsille Z., ex plemente por temor.
Presidente de El Gobierno ha hecho bien en
la Confedera- crear una comisión para que estudie
ción del esta preocupante situación. La
Comercio corrupción se presenta, entre otras
Detallista de cosas, cuando las personas encuen-
Chile. tran trabas en trámites determinados.
Entonces, es ahí cuando aparecen
gestores para "ayudar". Esto no es
un secreto.
Hay un dicho muy criollo para refe-
rirse al tema: "Con aceite andan las
máquinas". Como la gente desea
agilizar las cosas, cae, lamentable-
mente, en la tentación y se suma a
este mal.
Para que esto funcione, lógica-
mente se requiere de dos volunta-
des, la de quien presta el "servicio" y
la del beneficiado con éste. ¿Cómo
atacar el problema? Pensamos que
una buena forma está por el camino
de la desburocratización, ya que si
las personas no encuentran obstácu-
los, no existe razón para que bus-
quen otras alternativas.
Si queremos realmente avanzar en
el término de irregularidades, no se
debe legislar en proyectos que incen-
tivan la corrupción. Nos referimos,
derechamente, a leyes innecesarias
que apuntan a controlar algunas acti-
vidades.
Veamos como ejemplo claro, que
eñ la actualidad existe una ley de
protección al consumidor que da
amplias garantías a los usuarios, ya
que pueden reclamar si creen estar
afectados en sus derechos a los juz-
gados de policía local, instancia
imparcial que resolverá la reclama-
ción. Sin embargo, observamos
cómo se ha reactualizado el tema de
una nueva ley y se escuchan voces
para que el Senado la apruebe.
Todos sabemos que esto no fun-
ciona, primero porque en Chile el
consumidor es "el rey del mercado",
debido a la libre competencia que
funciona eficientemente. Y, en
segundo lugar, pensamos que los
consumidores no cuentan con tiempo
como para dedicarlo a labores de
control, tipo inspectores ad honorem.
En consecuencia, de prosperar una
iniciativa de este tipo, cosa que
esperamos no ocurra, daría lugar a
personas con "mucho tiempo" como
para estar al frente de estas organi-
zaciones. No dudamos de que exista
gente bien intencionada, pero a lo
mejor por allí se abriría una puerta
para aumentar la corrupción.
Los perdedores
Ni vencedores ni ven- En primer lugar, los peregrinos
cidos, aseveró el Presi- sostenedores de la novísima teoría
dente Frei refiriéndose a administrativa del feriado indefini-
la actitud constituciona- do.
lista del general director En segundo lugar, toda la clase
de Carabineros, Rodolfo política que pretendió defenestrar
Stange, frente a las al general Stange a como diera
explícitas demandas de lugar.
retiro formuladas por En tercer lugar, también hubo
miembros del Gobierno, vencidos en Carabineros de Chile,
ante una resolución a pesar de la oportuna declaración
judicial de primera ins- del cuerpo de generales. Los "refor-
tancia que involucra a madores" de Carabineros de Chile
jefes de la policía unifor- lograron sacar al general subdirec-
mada en hechos acae- tor Alfredo Núñez, sin considerar
cidos hace bastante para nada los calificados servicios
René Perl tiempo. Algunos ideólogos de la que prestó al país con motivo de
Fagerstrom, venganza quedaron muy decepcio- masivos eventos que estuvieron
general InsPec- nados por los juicios del Primer bajo su responsabilidad.
tor (R) de Cara- Mandátario, como asimismo por las Verdaderamente, sólo hubo ven-
bineros, escri- desacostumbradas manifestacio- cidos en la reciente impasse, no
nes de aprecio que éste ha dispen- obstante las prudentes resolucio-
tor y magister
sado al alto mando institucional nes del Presidente Frei.
(C) en Ciencia
(excluido, por cierto, el general
Política. Pero los vencidos con mayúscu-
Stange).
las fueron quienes pretenden
Esos ideólogos estiman que "españolizar" el sistema policial chi-
estuvieron a punto de ser vencedo- leno al estilo del PSOE, colocando
res y transferir al general director la cabecillas del partido en el mando
responsabilidad exclusiva de san- profesional, tipo Luis Roldán, y
grientos sucesos ocurridos en un metiendo la basa del sindicalismo y
período muy violento de la historia la desmilitarización en sus filas. En
reciente del país. La opinión públi- España ya lograron penetrar la lla-
ca parece que no se tragó esta mada Policía Nacional, pero la
nueva rueda de carreta, como ha Benemérita Guardia Civil -con 150
sucedido con otras transferencias años de tradición- todavía resiste,
de culpabilidad descargadas en la pese a los esfuerzos por politizarla.
institución policial. Carabineros será de Chile por
Ni vencedores ni vencidos. mucho tiempo.
Lo cierto es que sólo hubo venci-
dos.

Estimados senadores
Lavandero y Bitar:
No soy partidario de controles legales excesi-
vos, pues a través de ellos es fácil conculcar total
o parcialmente la libertad de los individuos. Lo
ideal es que éstos usen su libre albedrío con res-
ponsabilidad y sólo con la limitación que impone
el derecho ajeno.
Sin embargo, está utopía se torna inalcanzable
en tanto exista en la gente falta de conciencia
respecto de las prerrogativas de sus semejantes.
Entonces, se hacen necesarios los controles para
evitar que rija la ley de la selva, a cuyo amparo
el más fuerte hace tabla rasa del derecho del más
débil.
De ahí qué la idea que ustedes impulsan, en el
sentido de conseguir apoyo en el Senado para
que allí se apruebe la idea de legislar sobre la
defensa del consumidor, parezca positiva.
No se trata, por cierto, de revivir las lejanas
épocas del Comisariato o la Dirinco, pues esas
entidades, con sus atribuciones inquisitoriales,
no son compatibles con la modernidad ni con la
economía abierta y competitiva del país. Pero sí
se trata de evitar que al amparo de las normas
que rigen tal sistema económico, algunos agen-
tes de la producción, el comercio o los servicios
abusen con los consumidores, engañándolos o
induciéndolos a error con información poco
veraz, con publicidad falsa o con otras malas
artes que todos conocemos.
Esto atenta contra la estabilidad, la respetabi-
lidad y la credibilidad del sistema económico y
contra los intereses de la mayoría de la gente, la
que milita entre los consumidores.
Por eso, espero que nuestros senadores, que
son personas maduras, sensatas y muy pondera-
das, busquen los equilibrios justos para que
tanto nuestra pujante economía como los intere-
ses de todas las partes involucradas en una tran-
sacción comercial resulten protegidos y las malas
prácticas en dicho ámbito sean desterradas.
Atentamente,
Tito Justo Livio