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Desde hace un par de décadas hay evidencia científica de que los ríos
están contaminados por medicamentos desechados por el lavamanos o el
inodoro. Aunque no muchos estudios dan cuenta de este fenómeno, los
que hay son suficientes para encender las alarmas. (Vea: Google predice
su futuro para generar conciencia)
Además, los científicos han podido establecer que aun pequeñas dosis de
estos residuos pueden afectar el organismo de dichos animales. En un
posterior trabajo,investigadores suecos expusieron a los peces a
diferentes concentraciones del mismo medicamento y encontraron que su
comportamiento cambiaba. Los que recibieron mayor concentración se
volvieron menos sociales, más activos y de comer rápido, características
que podrían llevarlos a ser presa fácil de depredadores.
Por todas estas razones en muchos países hoy existe una reglamentación
muy clara para disponer de estos residuos, del estilo de la existente para
las baterías y pilas o los empaques de plaguicidas. Colombia no es la
excepción y desde 2009 una resolución del Ministerio de Ambiente
establece cómo hay que manejar los medicamentos vencidos,
deteriorados o parcialmente consumidos.
Trujillo sabe que hay potencial para más. Se sabe por ejemplo que en las
ciudades ya se conoce más este problema que en el campo, por lo que
habrá que llevar el tema a las zonas rurales. Este año el programa
empezará en Amazonas y Chocó. “La meta es lograr 5.000 contenedores
en el territorio colombiano”, dice. Este programa es el más avanzado en
América Latina, y ayudar a que tenga éxito no solo es importante sino
una responsabilidad que cada cual debe asumir con su salud y la del
planeta.