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Felicidades, hermanos en el Espíritu Santo. En este gran día de Pentecostés, celebramos el comienzo y el significado de la
Iglesia, celebramos el Aniversario del glorioso nacimiento de nuestra Iglesia. El mismo Cristo Resucitado sopla su Espíritu
sobre nosotros, asiste, dirige, anima y conduce a su Iglesia. El es el que nos da vida y fuerza para continuar la misión de
Cristo.
Digamos todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(Decimos todos, la oración del Espíritu Santo)
DECIMOS TODOS:
Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo.
Amén.
AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los
judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan
retenidos».
Palabra del Señor
Homilía
El Evangelio nos dice que Jesús en el momento de la despedida de la última cena con sus discípulos. Habla del Espíritu que les ha prometido
como «el Defensor» y el que les llevará a la experiencia de la verdad. Cuando se habla así, no se quiere proponer una verdad metafísica,
sino la verdad de la vida. Sin duda que quiere decir que se trata de la verdad de Dios y de la verdad de los hombres. El concepto verdad en
la Biblia es algo dinámico, algo que está en el corazón de Jesús y de los discípulos y, consiguientemente, en el corazón de Dios. El corazón
es la sede de todos los sentimientos. Por lo mismo, si el Espíritu nos llevará a la verdad plena, total, germinal, se nos ofrece la posibilidad
de entrar en el misterio del Dios de la salvación, de entrar en su corazón y en sus sentimientos. Por ello, sin el Espíritu, pues, no
encontraremos al Dios vivo de verdad.
En esta Fiesta de Pentecostés oremos a Dios Padre para que envíe su Espíritu, renueve su Iglesia y transforme al mundo entero.
A cada petición diremos: ¡Ven Espíritu Santo!
1. Por la santa Iglesia de Dios. Para que -vivificada y rejuvenecida por el Espíritu que procede del Padre y del Hijo– comunique a todo el
mundo la vida nueva que Cristo viene a traernos. OREMOS
2. Por nuestros gobernantes. Para que el Espíritu Santo –luz que penetra en las almas– los asista con su sabiduría. OREMOS
3. Por los pobres, los enfermos y todos los que se sienten sin ánimo ante la vida. Para que el Espíritu Santo –fuente de todo consuelo– cure
sus heridas y los colme de esperanza y de fortaleza. OREMOS
4. Por quienes van a participar en el próximo Curso Nueva Vida. Para que el Espíritu Santo –dador de todos los dones– renueve sus vidas
y los llene de alegría y de paz. OREMOS
5. Por nuestros difuntos. Para que el Espíritu Santo –Señor y dador de vida– los lleve al gozo de la vida eterna. OREMOS
6. Po nosotros y por nuestra Comunidad. Para que el Espíritu Santo –luz santificadora– nos ilumine y nos guíe por el camino de la vida
abundante. OREMOS
Escucha, Padre santo, nuestras humildes súplicas y completa nuestra alegría enviándonos el Espíritu Santo prometido por tu Hijo, que vive
y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Digamos todos juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro
Padre Amoroso, que nos han enseñado que es el valor del Amor, y que tenemos que dar buenos frutos como la Virgen María lo ha dado,
por eso tenemos que regalar una gran rosa por su mes que celebramos diciendo: Dios te salve María
Oración Final
Nos despedimos de este momento de la paraliturgia, en compañía de María, diciendo: En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén