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EL MATRIMONIO EN EL SISTEMA CHILENO DE

DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO1

Eduardo Picand Albónico2

Summary

Within the grate reforms that the Family law has experimented in Chile in the last decades
is without a doubt is the promulgation of the new civil matrimony law number 19.947 form
2004. Thought the present article the most relevant aspects of the matrimony in the Chilean
private International Law are analyzed referencing the Law applicable to the formalities,
effects, capacities, matrimonial regimes, matrimonial crisis and the execution of foreign
sentences of divorce, the latter of grate relevance in the new Law due to the introduction of
the divorce in Chile.

Key Words

Matrimony, applicable Law, divorce, execution of foreign sentences, new Chilean Civil
Matrimony Law.

1.- EL ESTATUTO PERSONAL EN CHILE..

Una de las normas más importantes del sistema de Derecho Internacional Privado vigente
en Chile es, sin duda alguna, el artículo 14 del Código Civil, base de la “territorialidad” que
gobierna todo nuestro ordenamiento jurídico, y en virtud de la cual “la ley chilena es
obligatoria para todos los habitantes de la República, inclusos los extranjeros”3. Con esta
disposición, don Andrés Bello quiso dejar bien en claro que la ley chilena se aplicaría a
todos quienes habitaran territorio chileno, siendo nacionales o extranjeros, domiciliados o

1
Ponencia presentada en el seno del Seminario “El Derecho Internacional Privado en el Espacio Europeo de
Libertad, Seguridad y Justicia: balance de una década”. Facultad de Derecho. Universidad Complutense de
Madrid, 8 y 9 de marzo de 2007.
2
Profesor de Derecho Internacional Privado. Profesor de Contratación Internacional en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Chile. Miembro de la Sociedad Chilena de Derecho Internacional. Director de
la Sección de Derecho Internacional Privado del ILICIJUS (Perú). Fiscal del Ministerio Público de Chile.
3
Nuestra jurisprudencia ha dicho que esta norma es verdaderamente un “principio de Derecho Internacional”.
RDJ, tomo LIV, 2° Parte, Sección 4°, página 197.
transeúntes. Todo lo que habite o se haga en Chile, sean personas, bienes o actos4, quedarán
regidos por la ley chilena, aún cuando estos últimos produzcan efectos en el extranjero. A
contrario sensu, todo quien no habite el territorio nacional, aunque sea chileno, no quedará
sujeto, por regla general, a la ley chilena.
Ahora bien, en cuanto al estatuto personal, esto es, “el conjunto de normas jurídicas que
regulan el estado, la capacidad y las relaciones de familia”, y teniendo especial
consideración el tema que nos convoca, es menester advertir al lector que existen en Chile
al menos tres posturas en cuanto al factor de conexión utilizado por el legislador, a saber: a)
sistema de la nacionalidad, utilizado por el artículo 15 del Código Civil5; b) sistema del
domicilio, recogido por el artículo 955 en materia de sucesiones y fundamentalmente en
consideración a una interesante interpretación elaborada por el profesor Navarrete Barrueto
respecto del artículo 60 del Código Civil6; y c) el sistema de la habitación,
mayoritariamente aceptado y basado en el artículo 14 del Código Civil que somete a todas
las personas a la ley chilena desde que habitan su territorio.

4
La tesis tradicional respecto a la interpretación del artículo 14 del Código Civil, sustentada en Chile por los
profesores Luis Claro Solar, Arturo Alessandri Rodríguez, José Clemente Fabres y Fernando Albónico
Valenzuela, y acogida por la jurisprudencia (RDJ, Tomo XXV, Sección 2°, página 49), entiende que esta
disposición se aplicaría tanto a personas, bienes y actos jurídicos. Véase: CLARO SOLAR, Luis:
“Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado”, tomo I, Editorial El Imparcial, 1952, página 97;
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo: “Derecho Civil. Parte preliminar y general”, Editorial Conosur,
1990, páginas 264 y siguientes; FABRES, José Clemente: “Obras completas”, Tomo I, Imprenta Cervantes,
1892; ALBÓNICO VALENZUELA, Fernando: “Manual de Derecho Internacional Privado”, Tomo II,
Editorial Jurídica de Chile, 1950, páginas 15 y siguientes.
La tesis restringida, en cambio, argumentada brillantemente por el profesor de Derecho Comercial Mariano
Pola, y seguida actualmente por el profesor de la Universidad de Chile Diego Guzmán Latorre, sostiene que el
artículo 14 del Código Civil sólo es aplicable a las “personas”, por cuanto lo s bienes y actos jurídicos
mantienen un estatuto propio al respecto. POLA MARTIN, Mariano: “El artículo 14 del Código Civil”,
Editorial Universitaria, 1955, página 73. GUZMÁN LATORRE, Diego: “Tratado de Derecho Internacional
Privado”, Editorial Jurídica de Chile, 1997, página 454.
5
El artículo 15 del Código Civil dispone que “A las leyes patrias que reglan las obligaciones y derechos
civiles, permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su residencia o domicilio en país extranjero: 1. En lo
relativo al estado de las personas y a su capacidad para ejecutar ciertos actos, que hayan de tener efecto en
Chile; 2. En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero sólo respecto de sus
cónyuges y parientes chilenos. Esta tesis, defendida en Chile por los profesores Federico Dunker y Mario
Ramírez Necochea, es la utilizada precisamente por el artículo 3° del Código Civil francés de 1804 –
inspirador del modelo chileno-, y por la legislación de la mayoría de los países europeos, exceptuando a
Dinamarca, Noruega, Gran Bretaña, Irlanda e Islandia.
6
Algunas legislaciones modernas como el Código de Québec de 1991 y el Código Suizo de Derecho
Internacional Privado de 1987, así como el Código Civil argentino, los Restatement, en los Estados Unidos de
Norteamérica, y los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940, utilizan el domicilio como factor de conexión
regulador del estatuto personal. El profesor Navarrete estimaba que el artículo 60 del Código Civil, al
referirse al domicilio político, regía el estatuto personal en Chile, por cuanto todo quien poseía este domicilio
pasaba a formar parte de la sociedad chilena y, lógico era pensar que cuando el Estado de Chile dictaba leyes
eran precisamente para los miembros de su sociedad, o sea, para los domiciliados en Chile y no para los
transeúntes.
2.- ANTECEDENTES Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA LEY DE
MATRIMONIO CIVIL.

En Chile, y durante los últimos diez años, el Derecho de Familia ha sufrido sus más
radicales cambios y modificaciones. La primera gran reforma fue la establecida a través de
la publicación en el Diario Oficial de la Ley N° 19.585, de 1998, por medio de la cual se
consagró el principio de igualdad entre los cónyuges y entre los hijos; luego, el 18 de
noviembre de 2004, tras largas discusiones parlamentarias, entró en vigencia una nueva Ley
de Matrimonio Civil7 -a partir de ahora LMC-, la cual derogó a su antecesora de 1884 y a
diversas normas del Código Civil, y que, dentro de sus principales novedades8,
especialmente en relación con el Derecho Internacional Privado, destaca el reconocimiento
del “divorcio vincular” como crisis matrimonial, y la instauración, dentro del Capítulo VIII
de la Ley (artículos 80 a 84, inclusive)9, de un completo sistema para determinar la ley
aplicable a diversos aspectos del matrimonio, y para el reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras de divorcio y nulidad.

3.- LEY APLICABLE A LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO.

El matrimonio es, según el artículo 102 del Código Civil, un contrato solemne por el cual
un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente y por toda la vida con el objeto
de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente.
En Derecho Internacional Privado interesa estudiar, básicamente, la ley aplicable a los
siguientes aspectos del matrimonio: a) Formalidades o requisitos de forma; b) requisitos de
fondo; c) efectos personales y patrimoniales; d) el divorcio; e) la nulidad; f) la separación
de cuerpos; g) el derecho de alimentos.

a) Formalidades o requisitos de forma del matrimonio.

Conforme lo dispone el artículo 102 del Código Civil, el matrimonio es un contrato


solemne. Ahora bien, el hecho de ser ante todo un acto jurídico, hace indispensable que,
previamente, se cumplan todos los requisitos de existencia y validez de los mismos.
Respecto de los primeros, tenemos el consentimiento; la diferencia de sexo y la presencia
del Oficial del Registro Civil. Respecto de los segundos, encontramos el consentimiento

7
Ley de Matrimonio Civil N° 19.947, publicada en el Diario Oficial el 17 de mayo del 2004.
8
Dentro de las más relevantes innovaciones que podríamos destacar de la nueva Ley, figuran las siguientes:
a) eleva a los dieciséis años la edad para celebrar matrimonio (art. 5 N° 2); se elimina la causal de nulidad por
incompetencia del Oficial de Registro Civil (art. 44); regula el error en cuanto a las cualidades personales
como elemento determinante del consentimiento (art. 8 N° 2); regula la separación de hecho y la separación
judicial; se instaura la compensación económica del cónyuge más débil en una crisis matrimonial.
9
La incorporación de estas normas se debe fundamentalmente a la propuesta presentada, a solicitud de la
Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, por el profesor de Derecho Civil de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Chile don Enrique Barros Bourie. Véase el Informe de la Comisión, de 9 de
junio de 2003.
libre y espontáneo; la capacidad de los contrayentes y las formalidades. El artículo 4° de la
Ley de Matrimonio Civil dispone que “la celebración del matrimonio exige que ambos
contrayentes sean legalmente capaces, que hayan consentido libre y espontáneamente en
contraerlo y que se hayan cumplido las formalidades que establece la ley”.

La regulación de las formalidades en Derecho Internacional Privado está dada por los
artículos 80 de la Ley de Matrimonio Civil, y 41 y 42 del Código de Bustamante.

a) Principio General:
El principio básico que gobierna las formalidades del matrimonio en Derecho Internacional
Privado es la lex locus regit actum: la forma del matrimonio se determina conforme a la ley
del país en cuyo territorio éste se celebra. Este principio ha tenido amplia aceptación tanto
en la doctrina como en el Derecho Comparado10, toda vez que resulta ser normalmente el
ordenamiento que mejor conocen aquellos que celebran el acto y, además, porque el Estado
de celebración es el que velará en la mayoría de los casos por el cumplimiento de las
exigencias establecidas por su propia ley.
En Chile, fuera de otras normas que reconocen este principio11, el artículo 80 inciso 1° de la
Ley de Matrimonio Civil lo consagra expresamente al disponer que “los requisitos de forma
y fondo del matrimonio serán los que establezca la ley del lugar de su celebración”. Esta
disposición consagra de manera expresa el principio que analizamos, a diferencia de lo que
ocurría bajo la vigencia de la antigua LMC12.

10
Código Civil francés (artículo 170); Código Civil español (artículo 49); Código Civil peruano de 1984
(artículo 2076). La Ley Venezolana de Derecho Internacional Privado de 1999, adopta una postura bastante
flexible. En efecto, el artículo 37 dispone que “Los actos jurídicos son válidos, en cuanto a la forma, si
cumplen los requisitos exigidos en cualquiera de los siguiente ordenamientos jurídicos. 1) El del lugar de
celebración del acto, 2) El que rige el contenido del acto, o 3) El domicilio de su otorgante o del domicilio
común de los otorgantes”. El artículo 28 de la Ley italiana de Derecho Internacional Privado de 1995, dispone
que “El matrimonio es válido, en cuanto a la forma, si es considerado como tal por la ley del lugar de
celebración o por la ley nacional de, al menos, uno de los cónyuges al momento de la celebración, o por la ley
del Estado de la común residencia en ese momento”. Una explicación del sistema italiano puede verse en:
BALLARINO, Tito: “Diritto Internazionale Privato”, 3° edizione, 2006. NOVELLI, Giancarlo: “Compendio
di Diritto Internazionale Privato e Processuale”, VIII edizione, 2006. El sistema francés, por su parte, en
VIGNAL, Thierry: “Droit International Privé”, Armand Colin, 2005, páginas 141 y siguientes. Una
explicación bastante profunda del Derecho Internacional Privado argentino del matrimonio en: BOGGIANO,
Antonio: “Curso de Derecho Internacional Privado”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2° edición, 2000,
páginas 377 y siguientes. DE ROCA, Weinberg: “Derecho Internacional Privado”, Editorial Depalma, 1997,
páginas 277 y siguientes. El Derecho venezolano bajo la vigencia de la Ley de 1999, en: “Ley de Derecho
Internacional Privado”, Libro Homenaje al profesor Gonzalo Parra Aranguren, 2001.
11
Artículo 1027 del Código Civil (forma de los testamentos); artículo 17 del Código Civil (forma de los
instrumentos públicos); etc.
12
El artículo 15/1° de la antigua LMC disponía que “el matrimonio celebrado en país extranjero, en
conformidad a las leyes del mismo país, producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiere celebrado en
territorio chileno”. Con anterioridad a la entrada en vigencia de la antigua LMC en 1884, los matrimonios
celebrados en el extranjero podían ser considerados válidos en Chile en cuanto a las formas, ya sea
cumplieren los requisitos del lugar de celebración, ya sea cumplieren los requisitos de la ley chilena. Dicho en
otras palabras, podía celebrarse validamente en cuanto a las formas un matrimonio en el extranjero y de
conformidad con las leyes chilenas (artículo 119 del Código Civil, hoy derogado).
Asimismo, el artículo 41 del Código de Bustamante dispone que “se tendrá en todas partes
como válido en cuanto a la forma, el matrimonio celebrado en lo que establezcan como
eficaz las leyes del país en que se efectúe”.
Del análisis de estas normas sólo cabe concluir lo siguiente: el matrimonio celebrado en
Chile sólo deberá respetar las exigencias de la ley chilena en cuanto a su validez formal y,
por su parte, el matrimonio celebrado en el extranjero sólo deberá respetar las exigencias de
la ley del lugar de su celebración para determinar su validez formal en Chile.

b) Excepciones:
En Derecho Comparado existen tres excepciones al principio general que acabamos de ver.

• Matrimonio religioso:
En la legislación de algunos países se exige a sus nacionales, para efectos de considerar
válido el matrimonio que celebren en el extranjero, que hayan previamente contraído
matrimonio religioso, de manera que si no lo hacen, aun cuando hayan cumplido con el
principio lex locus regit actum, dicho matrimonio no será válido. Se trata, pues, de
matrimonios celebrados exclusivamente ante autoridades y leyes eclesiásticas, más no
conforme a leyes estatales; sin embargo, al permitirse esta clase de matrimonios
conforme a esta última legislación, se entiende que han respetado el principio general
de lex locus regit actum. Así lo ha fallado nuestra jurisprudencia13. Sin perjuicio de lo
anterior, es menester hacer presente que el artículo 20 de la nueva LMC, tratándose de
matrimonios celebrados en Chile, regula el matrimonio celebrado ante entidades
religiosas que gozan de personalidad de Derecho Público, señalando que producirán
iguales efectos que el matrimonio civil, siempre que sean inscritos dentro de los ocho
días siguientes a su celebración.

• Matrimonios celebrados ante agentes diplomáticos o consulares:


Para que se configuren como excepción, deben estar autorizados expresamente para
celebrar matrimonios por la legislación del Estado al cual representan. En este caso,
será la ley personal de los cónyuges la que rija las formas del matrimonio y no la ley del
lugar en que se celebra. En Chile, es absolutamente inadmisible celebrar este tipo de
matrimonios, aún cuando sean cónyuges extranjeros, celebrados ante autoridades
extranjeras y autorizados por su propia ley, pues el artículo 80 de la LMC es claro en
señalar que los requisitos de forma para celebrar matrimonios están dados por la ley del
lugar de celebración, y, además, porque los artículos 16 de la LMC; 34 de la ley de
Registro Civil y 11.1 del Reglamento Consular14, señalan que la única autoridad
competente en esta materia es un Oficial de Registro Civil. Así lo ha fallado la

13
Véase: RDJ, tomo 48, 2° parte, Sección 1°, página 102.
14
El artículo 11.1 del Decreto N° 172, de 1977, del Ministerio de Relaciones Exteriores (Reglamento
Consular), dispone que “Los Cónsules de Carrera y los Cónsules Honorarios expresamente facultados por
decreto supremo, son ministros de fe pública para los efectos de las actuaciones relativas a los Actos
Notariales o de Estado Civil que se realicen ante ellos a pedido de chilenos o extranjeros y para tener efectos
en Chile. No está comprendida en ningún caso dentro de sus facultades la de actuar como Oficial de Registro
Civil en la celebración de Matrimonios”.
jurisprudencia15. Peor aún ocurre con los matrimonios celebrados en el extranjero, por
agentes diplomáticos o consulares chilenos, respecto de los cuales nuestra
Excelentísima Corte Suprema ha dicho que son “inexistentes”16; cuestión que no ocurre
tratándose de funcionarios diplomáticos o consulares extranjeros, caso en el cual vuelve
a tener aplicación el principio lex locus regit actum.

• Matrimonios consensuales o informales (common law marriage):


En algunos países como la ex Unión Soviética, Escocia y en algunos Estados de
Norteamérica como Arizona y Texas, se concibe esta especie de matrimonio en virtud
del cual la sola cohabitación, previo acuerdo de vivir juntos, otorga el carácter de
cónyuges a los cohabitantes17. En Suiza, el Tribunal Federal admite la validez de los
matrimonios informales celebrados en otros países. El profesor Navarrete creía que eran
absolutamente válidos estos matrimonios en virtud del antiguo artículo 15 inciso 1° de
la Ley de Matrimonio Civil (actual artículo 80 de la LMC). El profesor Guzmán18, en
cambio, señala que son nulos pues infringen el orden público chileno al no respetar la
concepción solemne de matrimonio que inspira el artículo 102 del Código Civil, hecho
que, además, confirman lo dispuesto por los artículos 18 y 1701 del mismo cuerpo
legal.

c) Derecho chileno:

En cuanto a las formalidades del matrimonio en el Derecho chileno, debemos efectuar


la siguiente distinción:

• Matrimonios celebrados en Chile:


Las formalidades quedan regidas íntegramente por la ley chilena en virtud de lo
dispuesto en el artículo 14 del Código Civil. Resulta importante recordar que el sistema
chileno, respecto de los matrimonios celebrado en Chile, permite distinguir

15
RDJ, tomo XXXII, Sección 2°, página 17. La Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago resolvió el 28
de agosto de 1934, en la causa “Benoit con Mettais”, resolvió que el matrimonio celebrado en la Legación de
Francia, por contrayentes nacidos en Chile pero cuyos padres eran franceses, adolecía de nulidad, aún cuando
se hubiera utilizado la ley francesa para celebrar el matrimonio.
16
RDJ, tomo L (1953), 2° Parte, Sección 1°, página 382.
17
El artículo § 2.401 del Texas Family Code, dispone: (a) In a judicial, administrative, or other proceeding,
the marriage of a man and woman may be proved by evidence that: 1) a declaration of their marriage has
been signed as provided by this subchapter; or, 2) the man and woman agreed to be married and after the
agreement they lived together in this state as husband and wife and there represented to others that they were
married. (b) If a proceeding in which a marriage is to be proved as provided by Subsection (a)(2) is not
commenced before the second anniversary of the date on which the parties separated and ceased living
together, it is reputably presumed that the parties did not enter into an agreement to be married. c) A person
under 18 years of age may not: 1) be a party to an informal marriage; or 2) execute a declaration of informal
marriage under Section 2.402. d) A person may not be a party to an informal marriage or execute a
declaration of an informal marriage if the person is presently married to a person who is not the other party to
the informal marriage or declaration of an informal marriage, as applicable”.
18
GUZMÁN LATORRE, Diego: “Tratado de Derecho internacional Privado”, Editorial Jurídica de Chile,
1997, páginas 463 y siguientes.
formalidades anteriores (información y manifestación); coetáneas (competencia del
Oficial del Registro Civil, testigos hábiles y lugar hábil); y posteriores al matrimonio
(levantamiento de acta y su inscripción).

• Matrimonios celebrados en el extranjero:


Ya hemos dicho que el principio general que rige esta materia es el lex locus regit
actum, de tal manera entonces que, por regla general, la ley aplicable a las formalidades
de los matrimonios celebrado en el extranjero, será la ley del lugar donde se celebran.
El artículo 80 inciso 1° de la LMC dispone, de la misma manera, que los ”requisitos de
forma...., del matrimonio serán los que establezca la ley del lugar de su celebración”.
Así, el matrimonio celebrado en país extranjero, en conformidad con las leyes del
mismo país, producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiera celebrado en
territorio chileno, siempre que se trate de la unión entre un hombre y una mujer”. Esta
última exigencia relativa a la diferencia de sexos, que no había sido consagrada por la
antigua LMC, viene a confirmar que en Chile no tendrán efectos los matrimonios
celebrado en el extranjero por personas del mismo sexo, aún cuando hayan cumplido
cabalmente todos y cada uno de los requisitos establecidos por la ley del lugar de
celebración del matrimonio.
El artículo 17 del Código Civil consagra implícitamente este principio al disponer que
“la forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del país en que hayan
sido otorgados”.
Por tanto, en cuanto a las formalidades, será válido en Chile el matrimonio celebrado en
el extranjero en conformidad a las leyes del lugar de celebración, aún cuando, conforme
a la ley chilena, ese matrimonio fuere nulo, y, por el contrario, será nulo en Chile el
matrimonio celebrado en el extranjero que, aún siendo válido ante el Derecho chileno,
no haya cumplido los requisitos prescritos por la ley del lugar de celebración.

b) Requisitos de fondo del matrimonio.

Los requisitos internos o de fondo del matrimonio se refieren a la capacidad, la diferencia


de sexos y el consentimiento exento de vicios.

La capacidad

Para determinar la ley aplicable a la capacidad para celebrar matrimonios, haremos la


siguiente distinción:

a) Matrimonios celebrados en Chile:


La capacidad para celebrar matrimonios en Chile, sea entre chilenos y/o entre
extranjeros, quedará regida siempre por la ley chilena (lugar de celebración), de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 14 del Código Civil y 80 inciso 1° de la Ley
N° 19.94719.

b) Matrimonios celebrados en el extranjero:


A diferencia de lo que ocurría bajo el imperio del antiguo artículo 15 de la Ley de
Matrimonio Civil, en que debíamos distinguir la nacionalidad de los contrayentes; la
nueva legislación nos entrega una solución muchísimo más sencilla pues establece una
norma de aplicación general que no hace necesaria distinción alguna.
En efecto, el artículo 80/1 de la nueva LMC dispone expresamente que “los
requisitos...de fondo del matrimonio serán los que establezca la ley del lugar de su
celebración”. Esta disposición viene a resolver los problemas de interpretación que
habían en la doctrina nacional respecto del antiguo artículo 15/1 de la LMC, el cual no
distinguía entre requisitos de fondo y forma, sino que sólo hacía alusión a los “efectos”
del matrimonio. En consecuencia, la capacidad de los contrayentes para celebrar
matrimonio en territorio extranjero quedará regida siempre por la ley del lugar en donde
éste se celebra, sin importar la nacionalidad y domicilio de los contrayentes.
Ahora bien, el inciso 2° del artículo 80 de la LMC, -norma que también fue
modificada20-, dispone que “sin embargo, podrá ser declarado nulo de conformidad a la
ley chilena, el matrimonio celebrado en país extranjero que se haya contraído en
contravención a lo dispuesto en los artículos 5°, 6° y 7° de esta Ley”21.
En consecuencia, para considerar válido en Chile a un matrimonio celebrado en el
extranjero, los contrayentes, sean chilenos o extranjeros, deberán cumplir con dos
Derechos: por una parte, la ley extranjera correspondiente al país donde se celebra el
matrimonio; y, por otra parte, la ley chilena en cuanto a los impedimentos dirimentes,
cualquiera sea la nacionalidad o domicilio de los contrayentes. Evidentemente se trata
de una atenuación del principio lex locus basado en el orden público chileno.

19
En Derecho Comparado es posible advertir otras soluciones. Así, el artículo 27 de la nueva Ley Italiana de
Derecho Internacional Privado, de 31 de mayo de 1995, dispone que “La capacidad matrimonial y las otras
condiciones para contraer matrimonio se rigen por la ley nacional de cada futuro contrayente al momento del
matrimonio. Queda a salvo el estado libre que uno de ellos hubiese adquirido por efecto de una sentencia
pronunciada o reconocida en Italia”. El artículo 2075 del Código Civil peruano de 1984 dispone que “la
capacidad para contraer matrimonio y los requisitos esenciales del matrimonio se rigen, para cada uno de los
contrayentes, por las leyes de sus respectivos domicilios”. El artículo 21 de la Ley venezolana de Derecho
Internacional Privado de 1999, dispone que “La capacidad para contraer matrimonio y los requisitos de fondo
del matrimonio se rigen, para cada uno de los contrayentes, por el Derecho de su respectivo domicilio”. En
España, aún cuando no exista una norma específica sobre capacidad matrimonial, la jurisprudencia ha
entendido que el artículo 9.1 del Código Civil es el aplicable y, por consiguiente, la ley nacional de cada
contrayente al momento de celebrar el matrimonio es la aplicable. Véase RDGRN, de 15 de junio de 2004.

20
El antiguo artículo 15/2 de la LMC señalaba que “sin embargo, si un chileno contrajere matrimonio en país
extranjero contraviniendo lo dispuesto en los artículos 4°, 5°, 6° y 7° de la presente Ley, la contravención
producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiere cometido en Chile”.
21
El artículo 15/2° de la antigua LMC disponía que “..., si un chileno o chilena contrajere matrimonio en país
extranjero contraviniendo a lo dispuesto en los artículos 4°, 5°, 6° y 7° de la presente ley, la contravención
producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiere cometido en Chile”.
Con la modificación del antiguo artículo 15/2° de la LMC indudablemente que han sido
solucionadas muchas de las largas y tediosas discusiones que existían en la doctrina en
relación con esta materia, como por ejemplo, saber si esa norma era sólo aplicable a los
chilenos o también a los extranjeros22; o bien saber si los impedimentos dirimentes de la
ley chilena eran aplicable a un matrimonio celebrado en el extranjero entre un chileno
soltero y un extranjero divorciado23. También, se han mantenido otras rencillas de vieja
data, como era la siguiente pregunta que todos nos formulábamos: ¿el chileno debe o no
respetar los impedimentos impedientes al celebrar matrimonio en el extranjero?. En este
sentido, algunos24 respondían afirmativamente pues en ese caso los chilenos quedaban
regidos por los artículos 15 N° 1 del Código Civil25 y 36 del Código Bustamante26;
otros, en cambio, decían que no pues el antiguo artículo 15/2° de la LMC (actual 80/2°)
era una norma de carácter especial que prevalecía sobre la norma de carácter general del
Código de Bello27.

22
Antiguamente, nuestros profesores se preguntaban: ¿qué ocurre si un impedimento dirimente de la ley
chilena afecta al cónyuge extranjero que contrae matrimonio en el extranjero? ¿es válido o nulo ese
matrimonio en Chile?. Algunos, como don Luis Claro Solar, sustentaba la nulidad por abierta infracción al
inciso 2° del artículo 15 de la LMC. CLARO SOLAR, Luis: “Explicaciones de Derecho civil chileno y
comparado”, T. I, Editorial Jurídica de Chile, 1979, páginas 393 y siguientes. Otros, en cambio, sostenían que
era válido pues la referida norma sólo se aplicaba a los chilenos en el extranjero y no a los extranjeros en el
extranjero. ALBÓNICO VALENZUELA, Fernando: “El Derecho Internacional Privado ante la
jurisprudencia chilena”, Editorial Nascimento, 1943, páginas 113 y siguientes. SOMARRIVA
UNDURRAGA, Manuel: “Derecho de Familia”, Editorial Nacimento, 1963, página 74. ROSSEL
SAAVEDRA, Enrique: “Manual de Derecho de Familia”, Editorial Jurídica de Chile, 1965, página 70.
23
Defendía su nulidad el profesor CLARO SOLAR, Luis: “Explicaciones de Derecho civil chileno y
comparado”, T. I, Editorial Jurídica de Chile, 1979, páginas 393-397, basado en el artículo 15/2° de la
antigua LMC –que no distinguía en qué cónyuges debía concurrir el impedimento-, y en el artículo 120 del
Código Civil, norma que impedía disolver un matrimonio en el extranjero si ello no hubiere sido posible
conforme a la ley chilena. Por el contrario, la doctrina mayoritaria estimaba que eran válidos pues el artículo
15/2° LMC se refería y aplicaba exclusivamente a los chilenos y chilenas. SOMARRIVA UNDURRAGA,
Manuel: “Derecho de Familia”, Editorial Nacimento, 1963, página 74 y 75. ROSSEL SAAVEDRA, Enrique:
“Manual de Derecho de Familia”, Editorial Jurídica de Chile, 1994, página 45. La jurisprudencia se ha
inclinado por la nulidad de estos matrimonios: Véase: RDJ, tomo 31, sección 1°, página 151. RDJ, tomo 59,
Sección 1°, página 319.
24
Véase en RAMOS PAZOS, René: “Derecho de Familia”, Editorial Jurídica de Chile, 3° edición, páginas
65-66.
25
Quedan sujetos a la ley chilena, los chilenos que se encuentran en el extranjero, en lo relativo al “estado de
las personas...”. Así, adquiriéndose el estado civil de casado cuando se contrae matrimonio, sólo cabe
concluir que la disposición aludida del Código Civil sigue a los chilenos donde quiera que se encuentren.
26
El artículo 36 del Código de Bustamante dispone que “los contrayentes estarán sujetos a su ley personal en
todo lo que se refiera a la capacidad para celebrar el matrimonio, al consentimiento o consejo paternos, o a
los impedimentos y a su dispensa”.
27
ALBÓNICO VALENZUELA, Fernando: “Manual de Derecho Internacional Privado”, Editorial Jurídica
de Chile, 1950, páginas 40 y siguientes. CORRAL TALCIANI, Hernán: “Nueva Ley de Matrimonio Civil.
Ley N° 19.947”. VILLARROEL BARRIENTOS Carlos y VILLARROEL BARRIENTOS, Gabriel:
“Derecho Internacional Privado. Parte especial”. Apuntes de clases de la Pontifica Universidad Católica de
Chile. SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel: “Derecho de Familia”, Editorial Nacimento, 1963, página
Ahora bien, bajo la vigencia del artículo 80 de la LMC, y la derogación de los artículos
120 y 121 del Código Civil, surge una nueva cuestión de gran relevancia habida
consideración los amplios términos en que está redactada la norma: al no distinguir la
nacionalidad de los cónyuges, hace aplicable extraterritorialmente la ley chilena,
incluso, tratándose de matrimonios celebrados en el extranjero y sólo por extranjeros. O
sea, obliga a los extranjeros que se casan en el extranjero a cumplir la ley chilena si
quisieran, en el futuro, hacer valer ese matrimonio en Chile.
Especial cuestión con la aplicación extraterritorial de la ley chilena en cuanto a los
impedimentos dirimentes, surge respecto del matrimonio celebrado en el extranjero
entre el adoptante y del adoptado, por cuanto la remisión que hace el artículo 80/2° de
la LMC a sus artículos 4°, 5° y 6°, no contempla el impedimento respecto de ellos. No
obstante lo anterior, creemos que de manera indirecta igual se encuentran sujetos a la
norma en comento, por cuanto la adopción en Chile, regida por la Ley N° 19.620 de
1999, otorga al adoptado el estado civil de hijo (descendiente) y, además, porque la
parte final del artículo 6° de la LMC dispone que los impedimentos para contraer
matrimonio “derivados de la adopción” se establecen por las leyes especiales que la
regulan.

La diferencia de sexos

La parte final del inciso 1° del artículo 80 de la LMC exige para la validez de un
matrimonio que éste sea celebrado entre personas de diferente sexo28. Esta norma, que en
buenas cuentas es reflejo del orden público que impera en Chile, termina con la antigua
discusión que algunos planteaban sobre la validez de ciertos matrimonios que, no obstante
cumplir con todos y cada uno de los requisitos exigido por la ley del lugar donde se
celebraban, no cumplían, sin embargo, el requisito de la diferencia de sexos. Actualmente,
la limitación que impone de manera expresa la LMC no sólo termina con esta bizantina
discusión, sino que también impide categóricamente que puedan reconocerse en Chile los
matrimonios celebrados en el extranjero por personas del mismo sexo, cada vez más
frecuentes en Derecho Comparado, como ocurre en Holanda29, Bélgica30, Estados Unidos

72. ROSSEL SAAVEDRA, Enrique: “Manual de Derecho de Familia”, Editorial Jurídica de Chile, 1994,
página 45.
28
El Senador Rafael Moreno, durante la tramitación del Proyecto y en el seno de la Comisión de
Constitución, Legislación y Justicia del Senado, formuló la incorporación de este requisito, habida
consideración el peligro que representaba para el orden público de Chile la solicitud de reconocimiento en
nuestro país de matrimonios homosexuales. Primer Informe de la CCLJ, 9 de julio de 2003, página 76.
29
El pionero en instaurar y legalizar el matrimonio homosexual fue Holanda, a través de la llamada “Ley de
apertura del matrimonio” dictada en el año 2001, y que modificó gran parte del Libro I del Código Civil. El
artículo 30 dispone que “el matrimonio puede ser celebrado por dos personas de diferente sexo o del mismo
de Norteamérica31, Canadá32 y España33, y aún sin importar si han cumplido íntegramente
con la ley del lugar donde fue celebrado y cualquiera sea el valor que se le atribuya. Así lo
falló nuestra Corte Suprema, incluso bajo la vigencia de la antigua LMC34. De la misma
manera, deben ser considerados inexistentes y contrarios al orden público chileno los
matrimonios entre transexuales35.

El consentimiento libre y espontáneo

Respecto de los matrimonios celebrado en Chile, se aplicará siempre la ley chilena en


virtud de lo dispuesto en el artículo 14 del Código Civil. En cuanto a los matrimonios
celebrados en el extranjero, se aplica el inciso 2° parte final del artículo 80 de la LMC, el
cual dispone que “tampoco valdrá en Chile el matrimonio que se haya contraído en el
extranjero sin el consentimiento libre y espontáneo de los contrayentes”. En nuestra
opinión, y aunque la ley no lo diga expresamente, esta exigencia podría hacer aplicable las
normas chilenas sobre vicios del consentimiento para poder pedir en Chile la nulidad de un
matrimonio celebrado en el extranjero que no ha cumplido con el consentimiento libre y
espontáneo, particularmente el artículo 8° de la LMC: ¿por qué? Porque la ubicación en que

sexo”. Además, vigente desde la misma fecha, Holanda permite que los cónyuges del mismo sexo puedan
adoptar.
30
Bélgica fue el 2° país en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, a través de la
modificación introducida al Código Civil por la loi Ouvrant le Mariage a des Persones de Même Sexe et
Modifiant Certaines Dispositions du Code Civil, de 13 de febrero de 2003.
31
En los EEUU, a partir de los años setenta, y particularmente luego del famoso fallo dictado por el Tribunal
Supremo de Minnesota en el caso Baker v. Nelson, comienza a discutirse el tema de los derechos sociales que
tienen los homosexuales. Luego, en los años noventa, tras la polémica sentencia dictada por el Tribunal
Supremo de Hawai “Baher v. Lewin”, se le reconoce por primera vez el derecho a los homosexuales a
contraer matrimonio. A partir de este hito comenzó la aprobación masiva de normas en la mayoría de los
Estados, siendo actualmente 39 las legislaciones que reconocen el matrimonio homosexual. Véase un
detallado estudio en CAÑAMARES, Santiago: “El Matrimonio homosexual en el Derecho español y
comparado”, Editorial Iustel, 2007, página 153 y siguientes.
32
El Parlamento canadiense aprobó el 28 de junio de 2005 una ley que autoriza los matrimonios entre
personas del mismo sexo (Civil Marriage Act).
33
Véase el artículo 44.II del Código Civil, incorporado por la Ley 13/2005, de 1 de julio.
34
Véase el considerando 8° del fallo CS, de 14 de diciembre de 1992, en donde nuestro máximo tribunal
señala, respecto de un matrimonio chino que quería hacerse valer en Chile, que “...es de toda evidencia que no
pueden reconocerse en Chile aquellos matrimonios que contravengan el orden público chileno, cualquiera que
sea el valor que se les atribuya en la legislación del país en que se contrajo...”, como ocurriría, por ejemplo,
con los matrimonios “...contraídos por personas del mismo sexo, puesto que ello vulnera la esencia de esta
institución e introduce un factor de desquiciamiento en la constitución de la familia dentro de la concepción
judeocristiana que inspira nuestra legislación sobre la materia”.
35
Doctrina contraria es la adoptada en España, en donde, incluso, es considerado contrario al orden público
internacional español, la aplicación de una ley extranjera que no conceda capacidad matrimonial al transexual.
Véase: RDGRN, 24 de enero de 2005.
se encuentra esta disposición es precisamente aquella en donde el legislador chileno reguló
la extraterritorialidad de la ley chilena en cuanto a los impedimentos dirimentes; no habría
razón para interpretarlo de otra manera y, además, así consta en la historia fidedigna de su
establecimiento36.
Por último, decir que, a la luz de la legislación chilena y aunque no se consagre
expresamente el matrimonio póstumo, -típicos del Derecho alemán y francés-, no creemos
que sea contrario al orden público chileno su reconocimiento, por cuanto la ley chilena
permite el matrimonio en ausencia de uno de los cónyuges, como ocurre con el caso
previsto en el artículo 103 del Código Civil.

4.- LEY APLICABLE A LOS EFECTOS PERSONALES DEL MATRIMONIO.

Para determinar la ley aplicable a los derechos y a las obligaciones personales que nacen
para los cónyuges entre sí37, es preciso distinguir el lugar donde el matrimonio ha sido
celebrado.
Así, tratándose de matrimonios celebrados en Chile, aunque los contrayentes sean
extranjeros y no residan en Chile, los efectos personales del mismo quedarán regidos
siempre por la ley chilena (artículos 81 de la LMC38 en relación con lo dispuesto en el
artículo 14 del Código Civil). Incluso, si los cónyuges estuvieren en el extranjero y fueran
chilenos, llegaríamos a idéntica conclusión en aplicación de lo dispuesto en el artículo 15
N° 2 del Código Civil.

36
En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, aparece la original
propuesta y redacción de la norma efectuada por el profesor Enrique Barros: “Tampoco valdrá en Chile el
matrimonio que se haya contraído, de acuerdo con el derecho aplicable, sin la voluntad de alguno de los
cónyuges”. Véase el Informe CCLJ, páginas 85 y siguientes. El profesor Barros justificó la inclusión de esta
norma argumentando que en algunos sistemas jurídicos –particularmente el judío-, al cónyuge viudo se le
concede el derecho compulsivo de contraer matrimonio con la hermana de su mujer muerta. Primer Informe,
página 75.
37
Entre otros, el deber de socorro (artículos 131 y 134 del CC); fidelidad (artículo 131 del CC); ayuda mutua
(artículo 131 CC); respeto y protección recíproco (artículo 131 CC); auxilio y expensas para la litis (artículo
136 del CC); derecho y deber de vivir en el hogar común (artículo 133 CC).
38
Esta norma es una de las novedades que no contenía la antigua legislación de 1884. No obstante lo anterior,
la doctrina había llegado a idéntica conclusión, aplicando lo dispuesto en los artículos 14 del Código Civil y
15/1 de la LMC, y tratándose de cónyuges chilenos, el artículo 15 N° 2 del Código Civil. GUZMÁN
LATORRE, Diego: “Tratado de Derecho internacional Privado”, Editorial Jurídica de Chile, 1997, páginas
480 y siguientes. ALBÓNICO VALENZUELA, Fernando: “Manual de Derecho Internacional Privado”,
tomo II, páginas 41 y siguientes.
Si el matrimonio fue celebrado en el extranjero39, debemos distinguir si los cónyuges se
encuentran en Chile o en el extranjero, y en este último caso, si son chilenos o extranjeros.
Respecto de los cónyuges que se encuentran en Chile, debe aplicarse siempre la ley chilena,
aún cuando el matrimonio haya sido celebrado en territorio extraño (artículo 14 del Código
Civil), de tal manera que en este caso reciben plena aplicación los artículos 131 y siguientes
del Código Civil. Respecto de los cónyuges que se encuentran en el extranjero, debemos
distinguir si alguno de ellos es chileno pues respecto de él deberá aplicarse siempre la ley
chilena –aún cuando el matrimonio haya sido celebrado en territorio chileno-, pues el
artículo 15/2° del Código Civil dispone expresamente que a las leyes patrias que reglan las
obligaciones y derechos civiles, permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su
domicilio o residencia en el extranjero, en las “obligaciones y derechos que nacen de las
relaciones de familia, pero sólo respecto de su cónyuge y parientes chilenos”. Tratándose
de cónyuges extranjeros siempre se aplicará la ley extranjera cuando se encuentren en el
extranjero, aún cuando el matrimonio haya sido celebrado en Chile.

5.- LEY APLICABLE AL RÉGIMEN PATRIMONIAL MATRIMONIAL.

El matrimonio, como institución, genera diversos intereses para los cónyuges que van
muchas veces más allá del puro amor. Dentro de ellos destacan los efectos patrimoniales
del matrimonio, en cuanto determinan el destino y administración de los bienes de cada uno
de los cónyuges y aquellos que adquieren durante el matrimonio. El estatuto jurídico que
regula las relaciones pecuniarias de los cónyuges entre sí y respecto de terceros es lo que se
denomina “régimen patrimonial” del matrimonio. La legislación chilena contempla
actualmente tres sistemas patrimoniales matrimoniales, a saber: sociedad conyugal;
separación de bienes y participación en los gananciales. Dentro del Derecho Internacional
Privado importa el estudio de esta materia en tanto cuando pudieren concurrir una
pluralidad de sistemas jurídicos aplicables al matrimonio, los regímenes, los bienes40 y las
capitulaciones matrimoniales. En Derecho Comparado existen diversos criterios de
conexión en relación con esta materia: la nacionalidad de los cónyuges41; domicilio
conyugal o residencia habitual común42, e incluso la voluntad de los contrayentes43.
39
Lamentablemente fue desechada la interesantísima propuesta que hizo el profesor Enrique Barros en su
proyecto, basado en la moderna Ley italiana de DIP de 1995 (artículo 29) y en el Código Civil peruano de
1984 (artículo 2077), y en virtud del cual los efectos del matrimonio se regirían por el domicilio común de los
cónyuges, y, en la eventualidad que residieren en países distintos, se entendería por domicilio común aquél en
donde hubieren habitado permanentemente con anterioridad, si alguno de ellos conservará ahí su residencia
habitual. En defecto de estas reglas, el profesor Barros proponía la aplicación de la nacionalidad común de los
cónyuges y, en subsidio, por la legislación del país con que los cónyuges estén o hayan estado más
cercanamente relacionados, conforme los criterios prudenciales del tribunal.
40
No obstante aquello, siempre que los bienes se encuentren situados en territorio chileno, quedarán regidos
por la ley chilena (artículo 16/1° del Código Civil).
41
Tras la reforma introducida al Código Civil español en 1990, se adopta el criterio de la nacionalidad común
de los contrayentes para determinar la ley aplicable a los efectos patrimoniales del matrimonio. El artículo 9.2
de dicho cuerpo legal dispone expresamente que “los efectos del matrimonio se regirán por la ley personal
común de los cónyuges al tiempo de contraerlo”. Igual factor de conexión es el utilizado por el artículo 14 de
la Ley de Introducción Alemana BGB de 1986, y por los artículos 29 y 30 de la Ley Italiana de Derecho
Internacional Privado.
El sistema chileno de Derecho Internacional Privado nos obliga a distinguir el lugar donde
el matrimonio fue celebrado.

a) Matrimonios celebrados en Chile:


Los efectos patrimoniales de los matrimonios celebrados en Chile quedarán siempre
sujetos al imperio de la ley chilena, cualquiera sea la ubicación de lo bienes o la
nacionalidad, residencia o domicilio de los cónyuges. En este sentido, el artículo 81 de
la LMC dispone que “los efectos de los matrimonios celebrados en Chile se regirán por
la ley chilena, aunque los contrayentes sean extranjeros y no residan en Chile”. La
solución adoptada por la ley, tratándose de cónyuges chilenos, es concordante con el
resto de las normas del estatuto personal; sin embargo, creemos que resulta un tanto
injusta para los extranjeros que contraen matrimonio en Chile, pues los deja sujetos a la
ley chilena aún cuando con posterioridad al matrimonio fijen domicilio o residencia en
el extranjero. Ellos, ante la ley chilena, no pueden reemplazar en el extranjero su
régimen patrimonial matrimonial, aún cuando pudiese ser del todo razonable por ser el
Estado en donde mantienen una relación conyugal más estrecha.
En particular, debe tenerse presente lo dispuesto por el artículo 135 inciso 1° del
Código Civil, el cual señala que por el hecho del matrimonio se contrae sociedad de
bienes entre los cónyuges, y toma el marido la administración de los de la mujer
conforme a las reglas de la sociedad conyugal. El artículo 1718, por su parte, confirma
lo señalado al disponer que, salvo pacto en contrario, por el hecho del matrimonio se
contrae sociedad conyugal.

b) Matrimonios celebrados en el extranjero:

42
El artículo 2078 del Código Civil peruano de 1984 dispone que “el régimen patrimonial del matrimonio y
las relaciones de los cónyuges respecto de los bienes se rigen por la ley del primer domicilio conyugal...”.
asimismo, este es el criterio seguido por el Convenio de La Haya de 1978. El artículo 22 de la Ley venezolana
de Derecho Internacional Privado de 1999, dispone que “Los efectos personales y patrimoniales del
matrimonio se rigen por el Derecho del domicilio común de los cónyuges. Si tuvieren domicilios distintos, se
aplicará el último domicilio común. Las capitulaciones matrimoniales válidas de acuerdo con un Derecho
extranjero competente podrán ser inscritas en cualquier momento en la respectiva Oficina Principal de
Registro venezolana, cuando se pretenda que produzcan efectos respecto de terceras personas de buena fe,
sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la República”.
43
Véase la Ley Federal Suiza de Derecho Internacional Privado de 18 de diciembre de 1987. El artículo 30 de
la Ley italiana de Derecho Internacional Privado de 1995, dispone que “1.-Las relaciones patrimoniales entre
cónyuges se rigen por la ley aplicable a sus relaciones personales. Sin embargo, los cónyuges pueden
convenir por escrito que sus relaciones patrimoniales sean regidas por la ley del Estado del cual uno de ellos,
al menos, es nacional, o en aquel donde, al menos, uno de ellos tiene su residencia. 2.- El acuerdo entre los
cónyuges sobre el derecho aplicable es válido si es considerado como tal, por la ley escogida, o por la ley del
lugar donde el acuerdo ha sido estipulado. 3.- El régimen de las relaciones patrimoniales entre cónyuges
disciplinado por una ley extranjera es oponible a terceros, sólo si ellos han tenido conocimiento de tal
régimen, o lo han ignorado por su culpa. Con relación a los derechos reales sobre bienes inmuebles, la
oponibilidad está limitada a los casos en los cuales hayan sido respetadas las formas de publicidad prescritas
por la ley del Estado donde se encuentran los bienes”.
En este caso recibe aplicación lo dispuesto por el inciso 2° del artículo 135 del Código
Civil44: “los que se hayan casado en país extranjero se mirarán en Chile como separados
de bienes (separación total de bienes), a menos que inscriban su matrimonio en el
Registro de la Primera Sección de la Comuna de Santiago, y pacten en ese acto
sociedad conyugal o régimen de participación en los gananciales, de lo que se dejará
constancia en dicha inscripción”45. Esta norma material de Derecho Internacional
Privado, resulta ser el único caso en nuestra legislación en que la sociedad conyugal
puede pactarse. En consecuencia, la intención que ha tenido el legislador chileno es que
los matrimonios que han sido celebrados en el extranjero y que se quieren hacer valer
en nuestro territorio, puedan quedar regidos por los regímenes patrimoniales de nuestro
ordenamiento jurídico. Respecto de los matrimonios celebrados en el extranjero, el
régimen patrimonial será del de separación de bienes, cuando: a) no se inscriba en el
registro de la Primera Sección de la Comuna de Santiago; o b) cuando habiéndose ya
inscrito en el referido registro, aún no se pacta sociedad conyugal o participación en los
gananciales.
Por último, resulta útil señalar que la ley chilena no ha establecido plazo alguno a los
cónyuges para pactar, luego de la inscripción del matrimonio que celebraron en el
extranjero, el régimen patrimonial por el cual quedarán sujetos en Chile.
Lo dicho anteriormente se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1716/2°
del Código Civil, norma que se refiere a las capitulaciones matrimoniales celebradas en
el extranjero, y que dispone “Tratándose de matrimonios celebrados en país extranjero
y que no se hallen inscritos en Chile, será menester proceder previamente a su
inscripción en el Registro de la Primera Sección de la comuna de Santiago, para lo cual
se exhibirá al oficial civil que corresponda el certificado de matrimonio debidamente
legalizado. En estos casos, el plazo a que se refiere el inciso anterior se contará desde la
fecha de la inscripción del matrimonio en Chile”.

6.- LEY APLICABLE AL DIVORCIO.

El divorcio es una de las instituciones más controvertidas en el Derecho y, en particular, en


Derecho Internacional Privado, por cuanto existen muchas legislaciones que, aún
regulándolo dentro de las llamadas “crisis matrimoniales”, no le conceden el mismo efecto
en cuanto a la “disolución del vínculo”. En este sentido, y tal como lo advertimos al inicio
de este trabajo, la gran novedad de la nueva LMC chilena es la inclusión del divorcio
vincular a nuestro ordenamiento jurídico como causal de terminación del matrimonio46.

44
Texto actualizado por la Ley N° 18.802, de 1989.
45
Creemos que el trámite de la inscripción no determina la eficacia de ese matrimonio en territorio chileno,
sino que sólo cobra importancia para la sustitución del régimen matrimonial de separación total de bienes al
cual, según el criterio del legislador chileno, se encuentran sometidos los cónyuges desde el momento mismo
en que habitan territorio chileno.
46
No obstante lo dicho, cabe advertir que el “divorcio” es una institución de larga data en nuestro Derecho,
pero no concebido como “causal de término del matrimonio”, sino como simple cese de convivencia o
separación de cuerpos de los cónyuges. La antigua LMC y el CC trataban el “divorcio perpetuo” dentro de los
Con anterioridad al año 2004, el tema no era tratado por la LMC, sino por los artículos
12047 y 12148 del Código Civil, hoy derogados, que en término generales utilizaban las
siguientes reglas: a) en Chile sólo podía pedirse la disolución del matrimonio conforme a
las causales de la ley chilena, dentro de las cuales no se encontraba el divorcio vincular49, y
aún tratándose de matrimonios celebrados en país extranjero que, según dicha ley, hubieren

casos de “separación legal total” (artículo 173 del Código Civil, en relación con lo dispuesto en los artículos
1764 N° 3 del Código Civil y 19 de la LMC). Tras la entrada en vigencia de la nueva LMC, fue derogada la
institución del “divorcio perpetua” y sustituida por la separación judicial (artículos 27 y siguientes de la
LMC).
47
El artículo 120 del Código Civil dispone que “el matrimonio disuelto en territorio extranjero en
conformidad a las leyes del mismo país, pero que no hubiere podido disolverse según las leyes chilenas, no
habilita a ninguno de los dos cónyuges para casarse en Chile, mientras viviere el otro cónyuge”. La
aplicación jurisprudencial de esta norma fue muy oscilante, particularmente cuando se solicitaba el exequátur
para reconocer en Chile sentencias de divorcio pronunciadas por tribunales extranjeros, respecto de
matrimonios en que uno o ambos cónyuges eran chilenos.
48
El artículo 121 del Código Civil dispone que “el matrimonio que según las leyes del país en que se contrajo
pudiere disolverse en él, no podrá, sin embargo, disolverse en Chile, sino en conformidad a las leyes
chilenas”.
49
La Excelentísima Corte Suprema de Justicia, en un interesante fallo dictado el 27 de abril de 1992, fijó la
siguiente doctrina: “Se deniega el exequátur solicitado en autos respecto de la sentencia dictada por el tribunal
extranjero y, en consecuencia, se declara que no procede cumplir en Chile dicha sentencia en cuanto disuelve
mediante el divorcio el matrimonio celebrado entre el solicitante y su cónyuge. En tanto, se concede el
exequátur respecto de dicha sentencia, declarándose que procede su cumplimiento en Chile, en cuanto
dispone sobre tuición y cuidado del hijo común, sobre el derecho de visitas del padre y sobre las prestaciones
y auxilios pecuniarios de cargo de éste. Ello porque los chilenos, aun los que residan o estén domiciliados en
el extranjero, sólo pueden perder su estado de casados por alguna de las tres causales de disolución del
matrimonio taxativamente indicadas en los artículos 37 y 38 de la Ley de Matrimonio Civil, cualquiera que
sea el lugar en que se haya celebrado, de donde resulta evidente que la sentencia que en este caso se trata de
cumplir contraviene las leyes chilenas de orden público, puesto que declara disuelto el matrimonio de los
solicitantes, uno de ellos chileno, por una causal distinta de las señaladas en los artículos 37 y 38 de la Ley de
Matrimonio Civil. En tanto que las disposiciones de la sentencia de que se trata, en lo que se refieren a la
tuición y cuidado del hijo común, al derecho de visitas del padre, y a las prestaciones y auxilios pecuniarios
de cargo de éste, pueden cumplirse en nuestro país, pues no se contraviene con ellas la legislación interna de
orden público”. También el SCS de 28 de diciembre de 1995, publicada en la Gaceta Jurídica. En el fallo
SCS, de 28 de enero de 1997, la Corte resolvió que “El matrimonio celebrado en país extranjero puede
disolverse en conformidad a las leyes del mismo país, pero sino hubiere podido disolverse en Chile, no
habilita a ninguno de los cónyuges para casarse en nuestro país, mientras viva el otro cónyuge, por lo que la
sentencia se ordena cumplir con esta limitación”.
Otro interesante fallo es el dictado por la Corte Suprema el 09 de marzo de 1998, en virtud del cual fija la
siguiente doctrina: “Que de lo antes expuesto fluye que el alcance del artículo 120 de nuestro Código Civil no
puede incluir el matrimonio de un chileno que se disuelva en territorio extranjero en conformidad a las leyes
del mismo país, porque el cónyuge chileno permanece sujeto a la legislación patria, sin poder contraer nuevo
matrimonio, en Chile ni en ningún otro país, mientras subsista el matrimonio anterior de acuerdo a la
legislación nacional. Si no se entendiere así, resultaría que habría tenido efectos en Chile tanto el matrimonio
del chileno contraído en el extranjero como su disolución dictada también en el extranjero, con lo cual
quedaría hábil el chileno para contraer eventualmente nuevo matrimonio en el extranjero y luego obtener que
este nuevo matrimonio tuviera efectos en Chile, lo que es opuesto al ordenamiento legal a que están sujetos
los chilenos sobre la materia; Que, consecuentemente, al no cumplirse en el caso de autos con lo que exige la
circunstancia primera del artículo 245 del Código de Procedimiento Civil, no puede hacerse lugar al
"exequátur" solicitado. (Voto disidente considerandos 8º y 9º)”.
podido disolverse por una causal no prevista en la ley chilena; y b) la limitación impuesta a
los cónyuges que, habiendo disuelto su matrimonio en el extranjero y de conformidad con
la ley extranjera, pero que, sin embargo, no hubieran podido disolver su matrimonio
conforme a la ley chilena, no podían volver a casarse en Chile válidamente mientras su
cónyuge estuviera con vida.
Tal como dijimos, la nueva LMC derogó esas dos disposiciones del Código Civil,
siguiendo el criterio de la doctrina mayoritaria, esto es, que la lex fori debe ser la aplicable
en estas materias50. Así, el artículo 83 de la LMC dispone que “el divorcio estará sujeto a la
ley aplicable a la relación matrimonial al momento de interponerse la acción”. Por su parte,
el artículo 84 del citado cuerpo legal dispone que “la ley que rija el divorcio y la nulidad del
matrimonio se aplicará también a sus efectos51”. Del análisis conjunto de estas
disposiciones sólo puede concluirse que la ley aplicable al divorcio es la misma que la
aplicable a los alimentos y a los efectos del matrimonio, esto es, la ley chilena52.
Para analizar el sistema chileno de Derecho Internacional Privado en cuanto al divorcio,
tendremos que distinguir:

a) Divorcios decretados en Chile:


Tras la entrada en vigencia de la Ley N° 19.947, sobre Matrimonio Civil, fueron
derogados los artículos 120 y 121 del Código Civil, normas fundamentales que regían
esta materia hasta el año 2004. El artículo 42 de la LMC dispone que el matrimonio
termina: 1° por la muerte real o presunta de uno de los cónyuges, cumplidos los plazos
señalados en la ley 53; 2° por sentencia firme de nulidad; y 3° por sentencia firme de
divorcio.

b) Divorcios decretados en el extranjero:

50
No obstante aquello, el artículo 2081 del Código Civil peruano dispone que el derecho a pedir el divorcio
quedará sujeto a la ley del domicilio conyugal. Por su parte, el artículo 23 de la Ley venezolana de Derecho
Internacional Privado de 1999, dispone que “El divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el Derecho
del domicilio del cónyuge que intenta la demanda. El cambio de domicilio del cónyuge demandante sólo
produce efecto después de un año de haber ingresado en el territorio de un Estado con el propósito de fijar en
él residencia habitual”.
51
Véase el Capítulo VI, &3 de la Ley N° 19.947.
52
La historia fidedigna de la ley nos ilustra que la expresión “ley aplicable a la relación matrimonial” es la ley
aplicable a los efectos del matrimonio, la cual, como sabemos puede ser la ley chilena o una ley extranjera.
53
La Ley chilena no contiene norma alguna sobre determinación del derecho aplicable en relación con esta
causal de terminación del matrimonio. Creemos, en consecuencia, que debemos aplicar las normas generales
(artículo 14 y 15 N° 1 del Código Civil) y en ese entendido distinguir si se trata de matrimonios celebrados en
Chile o matrimonios celebrados en el extranjero, y en este caso la nacionalidad de los cónyuges. En el primer
caso, el tribunal chileno deberá aplicar su lex fori cuando se pida la terminación en territorio nacional; en el
segundo caso, en cambio, el juez extranjero deberá aplicar la ley extranjera, sin perjuicio de la aplicación
extraterritorial que posee el artículo 15 N° 1 del Código Civil si alguno de los cónyuges fuera chileno,
entendido en el cual sólo tendrá valor en Chile esa disolución cuando haya sido decretada conforme a las
exigencias de la ley chilena (por ejemplo en materia de plazos para decretar la muerte presunta).
Tras la derogación del artículo 120 del Código Civil como consecuencia de la entrada
en vigencia de la nueva LMC, que como sabemos consagra el divorcio vincular en
Chile, han sido solucionadas muchas dificultades que generaba la aplicación de la
norma precitada.
El artículo 83 inciso 2° de la LMC establece todo un apartado en cuanto al
reconocimiento en Chile de sentencias de divorcio pronunciadas por tribunales
extranjeros, materia a la cual nos referiremos más adelante en un apartado especial.

7.- LEY APLICABLE A LA NULIDAD.

La nulidad es una sanción civil que consiste en la privación de los efectos jurídicos de un
determinado acto jurídico, cuando éste ha sido celebrado o ejecutado en contravención a los
requisitos exigidos en atención a su naturaleza o al estado y capacidad de las personas que
lo celebran. Es por eso que podríamos decir, por ahora, que la ley aplicable a la nulidad del
matrimonio normalmente es aquella del lugar donde ha sido celebrado54. En todo caso, es
importante tener presente que cuando se pida la nulidad del matrimonio ante un juez
chileno, la ley aplicable siempre será la ley chilena. Siguiendo la estructura de análisis que
hemos utilizado para determinar la normativa aplicable en esta materia, es preciso
distinguir aquí, nuevamente, el lugar de celebración del matrimonio.

a) Matrimonios celebrados en Chile.


En virtud de lo dispuesto en el artículo 14 del Código Civil, la nulidad de estos
matrimonios, sin importar la nacionalidad de los cónyuges o su domicilio, sólo puede
decretarse conforme las disposiciones de la ley chilena. Los artículos 44 a 52, inclusive,
de la LMC, establecen las causales y reglas generales de nulidad matrimonial.

b) Matrimonios celebrados en el extranjero.


A diferencia de lo que ocurría con anterioridad a la entrada en vigor de la nueva LMC,
que nos exigía distinguir la nacionalidad de los cónyuges para determinar la legislación
en virtud de la cual podía pedirse la nulidad de un matrimonio celebrado en el
extranjero55, la solución adoptada por la actual legislación es mucho más sencilla. En
efecto, sabemos que, conforme lo dispuesto por el inciso 1° del artículo 80 de la LMC,
los requisitos de forma y fondo del matrimonio serán los que establezca la ley del lugar
donde éste se celebra; ahora bien, el inciso 2° de la referida disposición, señala que “sin
embargo, podrá ser declarado nulo de conformidad a la ley chilena, el matrimonio
celebrado en país extranjero que se haya contraído en contravención a lo dispuesto por

54
En Derecho Comparado, el artículo 2079 del Código Civil peruano de 1984, dispone que la “nulidad del
matrimonio se rige por la misma ley a que está sometida la condición intrínseca cuya infracción motive dicha
nulidad. Los vicios del consentimiento, como causas de nulidad del matrimonio, se rigen por la ley del lugar
de la celebración”.
55
Véase: RDJ, tomo XXXI, Sección 1°, 2° Parte, página 171. RDJ, tomo XLVI, 2° Parte, Sección 2°, página
8. RDJ, tomo LXII, Sección 1°, página 436.
los artículos 5°, 6° y 7° de esta Ley”. “Tampoco valdrá en Chile el matrimonio que se
haya contraído en el extranjero sin el consentimiento libre y espontáneo de los
contrayentes”.
En consecuencia, esta norma permite que los matrimonios celebrados en el extranjero,
independiente de la nacionalidad de los cónyuges pues la ley no distingue, puedan ser
anulados en Chile conforme a las causales de dos Derechos: a) el Derecho extranjero,
correspondiente al lugar de celebración del matrimonio y en todo cuanto contravenga
las normas sobre validez del mismo; y b) el Derecho chileno: en cuanto a los requisitos
sobre capacidad establecidas en los artículos 5°, 6° y 7° de la LMC, en cuanto a las
normas que regulan los vicios del consentimiento y respecto de la exigencia de
diferencia de sexos y otros criterios de orden público, aunque, en estricto rigor, respecto
de esto último, deba hablarse más correctamente de inexistencia del vínculo
matrimonial.

En cuanto a los efectos de la nulidad56, y aunque la ley no lo diga expresamente57, es


aplicable analógicamente lo dispuesto en el artículo 84 de la LMC, o sea, la ley que rija la
nulidad. Donde existe la misma razón, debe existir la misma disposición. A su vez,
sabemos que la ley en virtud de la cual será declarada la nulidad no es otra que la del lugar
donde fue celebrado el matrimonio, sin perjuicio de los casos en que se aplique
extraterritorialmente la ley chilena. En consecuencia, es posible que la nulidad matrimonial
quede regida por la ley extranjera del lugar de celebración.
Otro tema de especial importancia al hablar de nulidad matrimonial en Derecho
Internacional Privado, es determinar si el matrimonio putativo58 es aplicable respecto de los
matrimonios celebrados y anulados en el extranjero de conformidad con la ley extranjera.
En principio, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 80/1 de la LMC, en relación
con lo dispuesto en los artículos 51 y 84 del mismo cuerpo legal, estimamos que no podrían
aplicarse las normas del matrimonio putativo al matrimonio nulo decretado en el extranjero:
¿por qué? Porque los efectos de la nulidad se rigen por la ley del lugar donde ha sido
celebrado y, en tal caso, de conformidad con lo dispuesto en la ley chilena, sólo sería
aplicable la ley extranjera. Además, la exigencia del matrimonio putativo en orden a que
debe haber sido celebrado ante Oficial de Registro Civil nos fuerza a concluir que sólo
puede tratarse de matrimonios celebrados en Chile y no en el extranjero. No obstante todos
los argumentos anteriores, podría sostenerse, por el contrario, que sí pudiera tener
aplicación por los especiales objetivos de protección familiar que persigue la institución en
estudio y, además, porque la parte final del artículo 80/1° de la LMC es claro al disponer
que el matrimonio celebrado en el extranjero de conformidad a las leyes del lugar de
celebración “producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiere celebrado en territorio
chileno...”59.

56
Véase el Capítulo V &3 y Capítulo VII &1 de la Ley N° 19.947, de 2004.
57
El artículo 2080 del Código Civil peruano de 1984 dispone que los efectos de la nulidad estarán sometidos
a la “ley del domicilio conyugal...”.
58
Véase artículos 51 y 52 de la LMC.
59
Véase: SCS, RDJ, (1984), Tomo II, Sección 1°, página 81 y siguientes.
8.- LEY APLICABLE A LOS ALIMENTOS.

En esta materia del estatuto personal la ley chilena utiliza un factor de conexión no habitual
en nuestro sistema de Derecho Internacional Privado: el domicilio. Para efectos de
determinar la ley aplicable efectuaremos la siguiente distinción:

a) Cónyuge solicitante domiciliado en Chile:


El artículo 82 inciso 1° de la LMC dispone que “el cónyuge domiciliado en Chile podrá
exigir alimentos del otro cónyuge ante los tribunales chilenos y de conformidad con las
leyes chilenas”. Atendido el hecho que la norma no distingue la nacionalidad de los
cónyuges, debe interpretarse la norma en el sentido de permitir que el cónyuge que
tenga domicilio en Chile, sea chileno o extranjero, sólo podrá solicitar alimentos de
conformidad con la ley chilena y ante los tribunales chilenos, independiente del lugar
donde se encuentre el cónyuge demandado.

b) Cónyuge solicitante domiciliado en el extranjero:


El artículo 82 inciso 2° de la LMC dispone que “del mismo modo, el cónyuge residente
en el extranjero podrá reclamar alimentos del cónyuge domiciliado en Chile”. O sea, la
manera como el cónyuge que se encuentra en el extranjero, sea chileno o extranjero,
puede solicitar alimentos del cónyuge que se encuentra en Chile, sea chileno o
extranjero, es muy precisa: de conformidad a la ley chilena y ante los tribunales
chilenos. La verdad, nos parece bastante injusta esta norma, por cuanto le impone al
cónyuge que se encuentra en el extranjero demandar ante los tribunales chilenos, lo
cual, a menos que designe mandatario en nuestro país, le exige tener residencia en Chile
para poder pedir alimentos.

9.- RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS DE DIVORCIO Y


NULIDAD.

Sea esta quizás una de las materias de mayor aplicación práctica en el Derecho
Internacional Privado y, también, una de las más atractivas novedades de la nueva LMC60,

60
Con anterioridad a la entrada en vigencia de la LMC N° 19947, de 2004, eran aplicables en esta materia el
artículo 120 del Código Civil, y los artículos 242 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. En este
sentido, era muy abundante la jurisprudencia de nuestra Excelentísima Corte Suprema. Sólo a título
ilustrativo, puede verse tanto respecto de matrimonios celebrado en Chile y en el extranjero, tanto respecto de
cónyuges chilenos y extranjeros: RDJ, tomo LV, 2° Parte, Sección 1°, páginas 221 y siguientes. RDJ, tomo
LII, Sección 1°, página 381. RDJ, tomo LIX, Sección 1°, 2° Parte, página 319. RDJ, tomo XLVI, Sección 1°,
página 547.
aunque sólo se haya encargado de regular el reconocimiento y ejecución de sentencias de
divorcio y nulidad, dejando fuera las otras materias relacionadas con el matrimonio.
El artículo 83 inciso 2° de la citada ley, dispone que “las sentencias de divorcio y nulidad
de matrimonio dictadas por tribunales extranjeros serán reconocidas en Chile conforme a
las reglas generales que establece el Código de Procedimiento Civil61. En ningún caso
tendrá valor en Chile el divorcio que no haya sido declarado por resolución judicial o que
de otra manera se oponga al oren público chileno. Tampoco se reconocerá valor a las
sentencias obtenidas en fraude a la ley. Se entenderá que se ha actuado en fraude a la ley
cuando el divorcio ha sido declarado bajo una jurisdicción distinta a la chilena, a pesar de
que los cónyuges hubieren tenido domicilio en Chile durante cualquiera de los tres años
anteriores a la sentencia que se pretende ejecutar, si ambos cónyuges aceptan que su
convivencia ha cesado a lo menos ese lapso, o durante cualquiera de los cinco años
anteriores a la sentencia, si discrepan acerca del plazo de cese de la convivencia. El acuerdo
o la discrepancia entre lo s cónyuges podrá constar en la misma sentencia o ser alegado
durante la tramitación del exequátur”.
Como se puede apreciar, la nueva LMC reconoce plena validez en Chile a las sentencias de
divorcio decretadas en el extranjero, para lo cual, y durante el proceso de exequátur,
deberán utilizarse las normas generales sobre reconocimiento y ejecución de sentencias
extranjeras que contienen los artículos 242 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
a saber: a) existencia de tratados internacionales con el Estado del cual proviene la
sentencia62; b) reciprocidad; c) regularidad internacional63, o sea, que no que no contengan
61
En uno de los últimos fallos pronunciados por nuestra Excelentísima Corte Suprema, de fecha 19 de marzo
de 2007, el máximo tribunal sentenció: “No puede surtir efectos en Chile la sentencia cuyo exequátur se pide,
porque, a pesar de que el inciso primero del artículo 83 de la Ley N° 19.947 prescribe que el divorcio estará
sujeto a la ley aplicable a la relación matrimonial al momento de interponerse la acción, dicha sentencia
contraviene las leyes de la República en la medida que significa la disolución del matrimonio de una
ciudadana chilena mediante una vía no prevista por el ordenamiento patrio a la fecha en que se pronunció el
fallo. Lo anterior no puede refutarse mediante la alegación del inciso primero del artículo 2° transitorio de la
antedicha ley, por cuanto si bien la mencionada normativa asigna efectos inmediatos a las disposiciones de la
nueva Ley de Matrimonio Civil, para invocarlas al impetrar dichos pronunciamientos judiciales respecto de
uniones matrimoniales anteriores, sus preceptos, en rigor, carecen de aplicación retroactiva, según el principio
general que enuncia el inciso primero del artículo 9° del Código Civil”.
También, refiriéndose a la aplicación temporal de la nueva LMC, la Corte Suprema ha dicho, con fecha 14 de
diciembre de 2006, que “La sentencia de divorcio que se trata de cumplir en Chile aparece dictada el 9 de
septiembre de 2004, esto es, con anterioridad a la entrada en vigencia de la Ley N° 19.947, de 18 de
noviembre de 2004, actual Ley de Matrimonio Civil, que introdujo en nuestro país el divorcio vincular, por lo
tanto no puede tener validez en Chile. Esta situación no es aquella de que trata el artículo 2° transitorio de la
nueva Ley de Matrimonio Civil ya que este precepto sólo permite que la separación judicial, la nulidad y el
divorcio que regula aquel cuerpo legal se hagan efectivos respecto de uniones conyugales contraídas antes de
su vigencia. Por lo tanto, atendido que en la especie se trata de cumplir un fallo de divorcio pronunciado en el
extranjero antes de la vigencia de la Ley N° 19.947 y que era contrario a las leyes de la República de Chile,
no es dable autorizar su ejecución en este país”. Lo mismo resolvió en SCS de fecha 24 de julio de 2006: “Se
deniega exequátur respecto de sentencia de divorcio dictada en Suecia respecto de cónyuge chilena, por
cuanto su fecha es anterior a la nueva ley de matrimonio civil, en circunstancias que al momento del fallo éste
contravenía la legislación chilena, la cual no permitía el divorcio vincular. Por esta razón no puede otorgarse
el exequátur para su cumplimiento en Chile”.
62
El único Tratado Internacional suscrito y ratificado por Chile en estas materias es el Código de Bustamante.
63
Véase la SCS de fecha 14 de mayo de 1999, dictada en autor Rol 690-99.
nada contrario a las leyes de la República, salvo las leyes de procedimiento a que haya
debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio64; que no se opongan a la jurisdicción
nacional; que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente
notificada de la acción, sin perjuicio que ella pueda probar que, por otros motivos, estuvo
impedida de hacer valer sus medios de defensa; y que estén ejecutoriadas en conformidad a
las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.
Ahora bien, la LMC estableció otras exigencias específicas para poder reconocer en Chile
sentencias extranjeras de “divorcio”, a saber:

• Que haya sido decretada por medio de una resolución judicial:


El autor del proyecto estimó pertinente incorporar este requisito con el objeto de privar
de valor en Chile a la figura de la “repudiación”65 y, en general, a las disoluciones

64
Véase SCS de fecha 22 de marzo de 2000, en donde nuestro máximo Tribunal fijó la siguiente doctrina:
“La resolución pronunciada por el referido tribunal alemán, en cuanto condena a Thomas Kannegiesser a
pagar una determinada suma de dinero por concepto de alimentos, no puede cumplirse en Chile, ya que en la
especie no concurre la circunstancia 1ª del artículo 245 del Código de Procedimiento Civil, pues pretender
que el demandado pague alimentos en virtud de una sentencia pronunciada como consecuencia de un divorcio
declarado en Alemania del matrimonio contraído por las partes en 1959 en ese país europeo, en circunstancias
que el mismo matrimonio fue anulado con anterioridad en Chile, en 1975, en virtud de sentencia ejecutoriada
y que, por lo mismo, ha surtido los efectos que les son propios, es contrario a las leyes de la República por
correo, forma no autorizada de notificación de una demanda de alimentos, no es posible acceder al exequátur
solicitado”.
Asimismo, la SCS de 03 de mayo de 2000, en donde señala “Lo preceptuado en el artículo 245 del Código de
Procedimiento Civil tiene por objeto que las resoluciones dictadas por Tribunales Extranjeros tengan la
misma fuerza que se hubiere dictado por Tribunales Chilenos, con tal que no contengan nada contrario a las
leyes de la República, no se opongan a la jurisdicción nacional, que la parte en contra de la cual se invoca la
sentencia haya sido debidamente notificada de la acción y, que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes
del país en que hayan sido pronunciadas, requisitos que reúne la sentencia cuyo cumplimiento en Chile se
solicita, razón por la cual es procedente acoger el exequátur solicitado. Por su parte el voto de minoría
fundamenta su disidencia en que el artículo 121 del Código Civil prescribe que el matrimonio que según las
leyes del país en que se contrajo pudiera disolverse en él, no podrá, sin embargo, disolverse en Chile, sino en
conformidad a las leyes chilenas. En consecuencia, no puede admitirse que tenga efectos en Chile la sentencia
cuyo exequátur se solicita, porque contraviene las leyes de la República al disolver el matrimonio de un
chileno en forma no permitida por nuestra legislación, a la que el cónyuge chileno ha estado sujeto.
En materia de alimentos solicitados desde el extranjero, la SCS de fecha 05 de diciembre de 2001, resulta
particularmente interesante.
65
La figura del repudio coexiste en los sistemas jurídicos musulmanes junto al divorcio, pero a diferencia de
esta última, aquél consiste en un privilegio del cónyuge varón que ni el juez ni la esposa pueden controvertir.
Esta voluntad unilateral en la terminación del matrimonio es lo que produce rechazo en la cultura occidental;
incluso, el hadith lo califica como el acto lícito más detestable que puede ejercer un musulmán. Dentro de los
países musulmanes, sólo Turquía y Túnez han abolido este especial forma de terminación del matrimonio. En
Argelia, el acto de repudio se ha judicializado toda vez que debe ser aprobado por el juez, aún cuando éste no
pueda cuestionar los motivos del repudio. En Marruecos existe pendiente un proyecto de reforma que busca
sustituir el repudio por el divorcio judicial (2003). En términos general, es posible advertir la existencia de
dos clases de repudio: a) el repudio clásico, en el cual el marido, a propuesta del Corán, debe reflexionar antes
de solicitarlo; y el repudio Khol, pronunciado por el marido a petición de su mujer. Véase: GARCÍA-VASO
PÉREZ-TEMPLADO, Cristina: “El repudio islámico: posibles soluciones ante su reconocimiento”, en: “El
Derecho de Familia ante el Siglo XXI: aspectos internacionales”, 2004, páginas 411 y siguientes.
decretadas exclusivamente por autoridades religiosas. En consecuencia, sólo cabe pedir
el exequátur de sentencias extranjeras de divorcio, pronunciadas por tribunales
jurisdiccionales estatales.

• Que no altere el orden público chileno:


Por ejemplo, que el matrimonio disuelto en el extranjero no haya sido celebrado entre
personas del mismo sexo.

• Que no exista fraude a la ley chilena:


En primer lugar es menester advertir que más propiamente aquí existiría un fraude a la
“jurisdicción” chilena. El legislador chileno ha utilizado una especial “fórmula”, basada
en una presunción de derecho de la mala fe para fijar cuándo estamos en presencia de
fraude a la ley chilena: lo habrá cuando la sentencia de divorcio que se quiere reconocer
y ejecutar en Chile fue dictada por el tribunal extranjero, no obstante haber tenido los
cónyuges domicilio en Chile: a) durante “cualquiera” de los 3 años anteriores a la
dictación de la sentencia, cuando “ambos cónyuges” están de acuerdo en que su
convivencia ya había terminado durante al menos ese tiempo; y b) durante “cualquiera”
de los 5 años anteriores a la dictación de la sentencia, cuando los cónyuges no están de
acuerdo respecto del plazo en que termino la convivencia de ellos.
Con esta “fórmula” el legislador chileno busca impedir que los cónyuges, sin importar
su nacionalidad o el lugar de celebración del matrimonio, que han tenido domicilio en
Chile durante algún tiempo anterior a la sentencia de divorcio que solicitan, concurran a
un tribunal extranjero para que decrete el divorcio y de esa manera eludan los plazos de
cese de convivencia exigidos por la ley chilena y que son necesarios para pedir el
divorcio ante los tribunales chilenos. De esta manera entonces, el legislador chileno, en
una actitud que en todo caso nos parece criticable y rechazamos, fuerza a los cónyuges
a interponer la acción ante los tribunales chilenos, independiente de la real vinculación
que puedan tener con el Estado y los tribunales extranjeros a los que acuden, y, peor
aún, les fija plazos -y por cierto no completos- en que no deben haber estado
domiciliados en Chile, mucho mayores a los fijados para el cese de convivencia (1 y 3
años, respectivamente) requeridos para pedir el divorcio en Chile66, lo cual es
contradictorio y muestra una alta inconsistencia jurídica que sólo puede ser corregida a
través de una modificación de la norma.

66
Véase el artículo 55 de la LMC.

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