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Transferencia

Psicoanálisis
Revista Propiedad de la
Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires
Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012, Diciembre de 2012
Buenos Aires, Argentinaa
Psicoanálisis

3 números anuales
ISSN 0325-819X
ISSN (en línea) 1853-8428
Registro de la propiedad intelectual: 523.412

Editada por la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires


Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional
Sociedad Componente de la Federación Psicoanalítica de América Latina

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Objetivo

Psicoanálisis es el órgano de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires desde su


fundación en 1979. Con naturaleza temática, difunde las ideas y la actividad
científica de APdeBA. Propone un espacio de debate y reevaluación de temas
clínicos y metapsicológicos, abierto a la discusión y las controversias, testigo atento
de los movimientos que atraviesan el campo de la cultura. Organiza paneles sobre
problemas de actualidad. Su carácter pluralista abre un diálogo con otras disciplinas.
Incluye autores y temas de interés a nivel internacional, inéditos en español.
Psicoanálisis es una referencia obligada entre las publicaciones de lengua castellana.

Indización

La revista Psicoanálisis se encuentra incluida e indizada en BINACIS y UNISALUD


(RENICS); Academic Search Complete y MedicLatina (EBSCO); LILACS (BIREME);
PsycINFO (APA).
La indización de la revista Psicoanálisis se realiza a partir del Tesauro de Psicoanálisis
de la Asociación Psicoanalítica Argentina, 3ra. edición corregida y aumentada, 2006.
Los Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) de BIREME, edición 2007, son
incluidos para la indización de la revista en las bases de datos BINACIS, UNISALUD
y LILACS.

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COMISIÓN DE PUBLICACIONES 2012

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Lic. Ana Cristina Bisson de Moguillansky

PUBLICACIONES
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Vocales
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Lic. S. María Blum de Rein
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Lic. Jessica Guisasola
Lic.Marta Lewin
Lic. Marta Martínez Román Palópoli
Lic. Marta Osuna de Perel
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Lic. Paulina Zukerman

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Corresponsales
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Dra. Alicia Sirota
Lic. Oscar Sotolano
Dra. Amalia Theodoro de Zirlinger
Dra. Delia Torres de Aryan
Dra. Graciela Ventrici
Lic. Susana Vinocur de Fischbein
Dra. Adriana Yankelevich
Indice

Panel Transferencia
Panelistas: Ricardo Avenburg, Gerardo Pasqualini
y Janine Puget
Mesa Redonda: Transmisión escrita del psicoanálisis.
Dinámica de la transferencia cien años después 429
Trabajos Arbitrados
Asbed Aryan
Nuevos Encuadres. Reconsideración de la
transferencia-contratansferencia 461
Valeria Corbella
El jugar con adultos: entre la acción y la
simbolización en el proceso terapéutico 485
Carlos Moguillansky
La clandestinidad. Su relación con
la represión y la desmentida 511
Delia Torres de Aryan y Marcello Cossu Giri
Dibujo y no dibujo de un niño de 8 años
en Tiempos de Catástrofe Social 527
Pioneros Rioplatenses
Gladys Silka Santoro
Algunas reflexiones sobre la teoría de
David Liberman 549
Reseñas
Sergio C. Staude
Prólogo II,
Lo obsceno en psicoanálisis de pareja 573

CV Autores, Resúmenes y Descriptores


CV Autores, Resúmenes y Descriptores 585
Panel
Transferencia
Mesa Redonda:
Transmisión escrita del psicoanálisis.
Dinámica de la transferencia cien años
después 1

Panelistas: Ricardo Avenburg, Gerardo Pasqualini y


Janine Puget

Gerardo Pasqualini: Venía con la idea que se trataba de “Dinámica


de la transferencia. Cien años después”, supongo que eso es; pero me
quedé pensando en “La transmisión escrita del psicoanálisis”, enton-
ces me parece que ahí son interesantes algunas preguntas: ¿puede
haber transmisión que no sea escrita? y esto nos hace pensar, ¿qué es
la escritura? Y ¿cómo podemos pensar la escritura? Justamente en
“Dinámica de la transferencia” yo había encontrado algunas cuestio-
nes con relación a la escritura en Freud.
Pienso que si no hay escritura no hay transmisión, con lo cual me
pueden decir: la transmisión es el análisis del analista, entonces
tenemos que pensar si hay escritura y qué escritura hay ahí; éste me
parece que es el punto interesante. Nosotros teníamos un presidente
que leía a Sócrates y parecía absurdo, pero a Sócrates se lo puede leer,
lo cual nos remite a la transmisión oral, justamente se sostenía la idea
de que la escritura preformaba o tergiversaba la transmisión, por eso
para transmitir en este caso Sócrates planteaba la cuestión oral. ¿Pero
la cuestión oral deja inscripción?, porque de hecho hay textos de

1
Mesa redonda presentada por la Comisión de Publicaciones de APdeBA realizada en la
sede de la Asociación Psicoanalítica Argentina el 30 de agosto de 2012.

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

Platón donde está Sócrates, por lo tanto ahí nos interroga: ¿dónde
escribió?, ¿en los sesos?, ¿dónde se escribe? Y esto nos remite
directamente a Freud, a la escritura en Freud, a la memoria, que me
parece que son dos puntos muy vigentes que nos deben interrogar.
De “Dinámica de la transferencia” me interesaba plantear dos
cuestiones. Primero lo de tiempo que hay en la lectura, porque la
lectura siempre es en presente, cien años después el texto es en
presente, quiere decir que la vigencia del texto está en su lectura, en el
lector que lo puede actualizar y puede cosechar algo que puede
encontrar ahí, en el texto. Y de lo que se trata es de hacer vivir algo del
orden del lenguaje, por eso volvemos a la historia, Freud tiene sus
analizandos, sus supervisados pero también tiene sus escritos, sus
textos; también está la biografía de Freud de Jones –por ejemplo– y la
transmisión o lo que puede haber transmitido Freud que aparece en los
escritos de sus discípulos, donde está todo el orden de la transmisión
pero por escrito.
Yo creo que hay muchas puntas en “Dinámica de la transferencia”
para pensar la idea de escrito, una que yo había marcado –para marcar
también ahí– la cuestión de la causa, pero ya que estamos en la
escritura voy a empezar por: en “Dinámica de la transferencia” Freud
habla del cliché, ¿qué se re-inscribe?, Ricardo: tenemos el texto
alemán…

Ricardo Avenburg: Sí, en el texto en alemán Freud dice: cliché.

Gerardo Pasqualini: Cliché… ¿y dice re-inscripciones? Nosotros


tenemos el original de Freud y tenemos las traducciones, tenemos la
traducción de López Ballesteros y la traducción de Etcheverry. La
lectura en sí es traducción y a veces es interesante, por ejemplo la
traducción de Ballesteros es más poética, la de Etcheverry es más
erudita. En la traducción de Ballesteros entre paréntesis tiene “cliché”
que son re-inscripciones. Algunas partes estuve tratando –como pude–
de compararlas con el texto alemán pero de todos modos la lectura en
sí es transcripción. Pero ahí habla de re-inscripciones y a mí me parecía
interesante tomar la idea de cliché; cliché no se traduce, cliché es un

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

cliché, es una tautología, pero entre las traducciones que yo estuve


buscando hay una que me pareció interesante, que era que en la
imprenta, las letras de imprenta se invierten y caen sobre el papel. Esto
me evocaba a una máquina de escritura que hay en Freud que es el
block maravilloso, el block maravilloso en Freud es una máquina de
escritura. ¿Y qué particularidad tiene?, de hecho no creo que la única
escritura que hay es la escritura sobre papel, la escritura sobre papel es
una escritura en plano; en “El block maravilloso” Freud da tres capas:
tiene la capa superficial, la capa plástica, que es como una protección;
una placa del medio, que es una placa cerosa; y una placa interna que
es la cera.
Lo interesante de esta máquina es que si vamos a pensar que la placa
de cera es un modelo para pensar la memoria –que es donde se escribe–
nos vamos a encontrar con un problema: vamos a hacer escritura sobre
escritura y nos va a quedar borroso, porque la placa de cera se fija, se
escribe, y va a quedar borroso.
En la del medio –la encerada del medio– en realidad cuando se
escribe tenemos estímulos de los dos lados, tenemos desde donde se
escribe y tenemos desde la placa de cera, es decir que ahí hay una
superficie que recibe estímulos de los dos lados. Esto nos puede hacer
pensar que no hay acto puro en la inscripción porque en lo que se
inscribe también viene lo de la placa de cera.
Por supuesto que si suponemos que el block maravilloso es modelo
de algún tipo de lectura que hagamos del aparato psíquico nos vamos
a complicar, me imagino que es un intento metafórico de Freud de
plantear este problema. Pero lo interesante además son las re-inscrip-
ciones, que cada re-inscripción va a ser diferente a la anterior y además
en cada inscripción vamos a tener una coincidencia entre lo que viene
del exterior y lo que viene del interior.
Exterior e interior es otro problema y acá es según la tópica que
utilicemos; si utilizamos una tópica de cilindro sí tenemos dos caras
y entonces podemos hablar de exterior e interior, pero también
podemos pensar la placa intermedia con otra topología, una banda de
Moebius, y entonces si bien vamos a tener dos lados, los dos lados van
a estar de la misma cara.

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

Pero me parece que en Freud es muy interesante esta idea de


inscripción, de marcas que se inscriben. La otra idea que nos va a
quedar del block maravilloso es que la memoria no es fija porque cada
inscripción son re-inscripciones y se va rearmando en cada estímulo,
en cada encuentro se va a rearmar. Si queremos pensar todo esto,
percepción y consciencia –por ejemplo– para Freud no tienen memo-
ria, la memoria está fuera de percepción y consciencia, por lo tanto la
memoria tiene que estar siempre abierta, es esta cera que no hace
inscripción, que tiene que quedar siempre abierta.
En la placa externa también sabemos que necesitamos una defensa,
porque la consciencia no puede recibir cualquier estímulo sino que
tiene que tener una consciencia que apoye un poquito el estímulo.
Podemos pensarlo a través de un escrito con un punzón, o sea a
través de la voz se piensa que hay un tipo de inscripción. A mí me
parece que esto siempre es princeps en Freud.
Entonces queda la pregunta si es posible la transmisión sin escritu-
ra, aunque sea oral, cómo puede haber transmisión sin marca.
El otro problema que me parecía interesante marcar en “Dinámica
de la transferencia”, siguiendo con las traducciones, es que Freud de
entrada nomás habla de las series complementarias; en las series
complementarias hay que ir a un pie de página y en el pie de página él
hace una aclaración donde dice que lo van a cuestionar porque toma
mucho en cuenta los estímulos, las experiencias y no toma lo consti-
tucional, que seguramente los médicos biólogos lo van a cuestionar.
Él ahí aclara que de lo que se trata es que no hay uni-causalidad y ahí
está cuestionando las causas. Pero en el pie de página es interesante
porque él recurre a dos palabras griegas que son daimon y tyche;
palabras que –justamente– yo las busqué en el texto original y no
estaban traducidas, él las deja en griego, por lo menos en el texto
original yo no las encontré traducidas.

Ricardo Avenburg: Qué lástima que no traje el texto original, no se


me ocurrió.

Gerardo Pasqualini: Yo lo constaté y en el texto original él dejó

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

directamente tychê y daimôn. López Ballesteros no las traduce pero


Etcheverry sí las traduce como disposición y azar, daimôn la traduce
como disposición y tychê la traduce como azar.
Yo busqué la traducción y daimôn en realidad también se traduce
por demonio, dios, desgracia, desventura, destino. A la palabra se la
revive cuando por lo menos se le da dos significados, a la palabra se
la mata cuando se la fija a un solo significado, que por lo menos tenga
más de un significado ya la hace significante. Pero se rescata acá
destino, demonio y dios; con dios y demonio ya ahí me evoca al sentido
antitético de las palabras al que Freud recurre también. Tanto dios
como demonio queda ahí como un agujero en lo constitutivo, en la
disposición –como traduciría Etcheverry–, quiero decir que aparece
algo que interroga la unidad causal; dios y demonio nos remite
directamente también –y yo creo que por eso lo marca Freud– a la
Física de Aristóteles donde está trabajando el problema de la causa.
Yo creo que acá, en estas dos palabras, está toda la causalidad
freudiana porque por un lado aparece la constitución y por otro lado
aparece tyche, que Etcheverry traduce por azar y a mí me parece que
también se puede traducir por suerte , que creo que hay una diferencia,
¿por qué?, porque azar hace suponer que es más accidental, sería
suponer que hay un punto en Freud donde supone que no hay
determinismo causal, en cambio suerte implica que hay posibilidades
causales que se pueden dar o no, pero una vez que se produjo el
encuentro –este tyche como encuentro afortunado– ahí se da cuenta a
posteriori de lo que lo causó. Quiere decir que tenemos la causalidad
múltiple, tenemos el encuentro, tenemos el determinismo porque hay
algo que lo determina, pero que no lo podemos pesar a priori sino que
se lo registra en el a posteriori, es decir a partir del efecto podemos ir
a buscar la causa.
Esto es absolutamente de Freud y no creo que se pueda encontrar
algo diferente en la obra de Freud con respecto a la causalidad, se
rescata el a posteriori, se rescata el determinismo pero lo que no se
puede es prever sino que hay que esperar el hecho. Azaroso aludiría
más a lo imprevisto en cambio en este caso, si bien aparece como
encuentro imprevisto, es afortunado. El ejemplo que da Aristóteles en

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

la Física es que alguien va al mercado, se encuentra con alguien que


le debe y le paga; pero resulta que fue al mercado donde era fácil, era
posible encontrar a su deudor porque no fue a cualquier lado y ahí
aparece esta idea de suerte.
De todos modos la otra cuestión que nos evoca todo este desarrollo
freudiano es la noción de estructura, también acá podemos pensar la
idea de estructura, en la pluri causalidad hay una posibilidad de
estructura que posibilita y que también podemos pensar que es una
manera de tratamiento del infinito, en el sentido que hay infinitas
posibilidades pero el tychê le pone límite al infinito porque si hay un
efecto le pone un borde. Para transformar un significante bastan al
menos dos significados, ahora cuando estamos en el significante
tenemos un problema que es si nos deslizamos al sentido nos vamos
al infinito, por lo tanto necesitamos borde y el borde es el tychê, el
efecto en este caso.
Entonces volviendo a la idea de lectura, una lectura no se agota en
los significados, por ahí se empobrece, lo textual de la lectura implica
que al menos se pueda trabajar sobre los significados, sobre los
sentidos y sobre los efectos; esto le da más movilidad a la lectura.
El otro punto que me parecía interesante es que encontraba otra
palabra –en este caso en latín– que aparece en el texto, que es imago.
Ahí no está traducida, es un latinismo que también se usa en alemán,
no se la traduce y acá tampoco; lo cual trae un problema porque es
cierto: hay palabras que se usan y no se las traduce. En “Dinámica de
la transferencia” Freud remite imago a Jung, dice imago y toma el
término de Jung. Y acá me parece que otra vez hay una teoría del signo,
porque Jung usó los arquetipos y sabemos que Jung lleva la idea de
signo como un hallazgo cristalizado. En “El problema económico del
masoquismo” Freud retoma imago y dice que son los rasgos, rasgos de
carácter que encuentra en el padre. López Ballesteros imago la traduce
por imagen y Etcheverry no la traduce, directamente pone imago. Y
cuando hablamos de imago se nos complica porque si decimos las
imagos y no decimos a qué nos referimos… imago en zoología
también es el pre insecto, antes del insecto imago es la forma; imago
también es espectro en la traducción y también es fantasma, pequeñas

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palabras. Pero con imago como rasgos yo creo que se puede pensar
algo con relación a la identificación y no a la identidad, si imago es
imagen va más para la línea de la inventiva, estaríamos más en la línea
de la propuesta jungiana de los arquetipos, de la posibilidad de que hay
signos que se repiten y ahí hay un concepto de simbólico. Si lo
tomamos en la línea del rasgo ya es una marca y la marca es más difícil
que haga signos, va en la línea de la escritura, la marca es aquello que
impide que una imagen se constituya.

Ricardo Avenburg: Voy a hacer un pequeño resumen destacando


algunas cosas que me parecen significativas. Se trata de cómo en la
transferencia tiene lugar la cura psicoanalítica, se refiere a la vida
amorosa que se constituye en función de qué instintos el ser humano
en ella satisface y qué metas él se pone.
Quiero aclarar que yo uso Trieb como instinto y ahí es donde se
constituye un cliché.
Corresponde también a una parte separada de la personalidad
consciente, la que se tiende a repetir como cliché en la transferencia,
por lo tanto es un elemento inconsciente.
Cuando empieza a hablar de esto yo me pregunto con quién está
hablando Freud, porque por un lado está planteando cosas teóricas que
pienso que un analista del año ‘ 12 ya las debe conocer, ¿entonces a
quién le está hablando?, a personas que están fuera del campo no les
interesa mucho porque es un tema clínico –es una pregunta que yo me
planteo acá– y es una perspectiva económico-dinámica, o sea la libido
como expresión de la vida amorosa y por lo tanto está lo dinámico;
pero él pasa a hablar de representaciones, o sea de lo tópico también,
y el médico que aparece como objeto de elecciones libidinosas. Dice
que se da tanto adentro como afuera del análisis…

“…en el análisis la trasferencia se enfrenta al tratamiento como la


más fuerte resistencia, mientras que fuera del análisis la reconoce-
mos como portadora de un efecto de curación, como condición del
buen éxito.” (traducción personal)

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

No se entiende muy bien por qué en el análisis es una resistencia y


por qué en el afuera es un éxito. Yo creo dos cosas que puede pensar
Freud: es una resistencia porque se agudiza un conflicto en la vida
común, se despliega en la transferencia un conflicto y por lo tanto
sigue; pero no sé si es mejor o peor, creo que más bien va a ser un éxito
si hay conflicto. No aparece claro, pero vuelve a insistir que fuera del
análisis la transferencia es un buen factor y dentro del análisis es una
de las resistencias más fuertes.

“…es una de las más fuertes resistencias al análisis que se encuentra


bajo el dominio de una ocurrencia que se refiere a la persona del
médico o algo que le pertenece.” (traducción personal)

A partir de la década del ‘ 20 la resistencia más fuerte será la


reacción terapéutica negativa, cosa que todavía no plantea, hasta ahora
plantea la resistencia de la represión, la resistencia de la transferencia
y en Dora la ventaja secundaria de la enfermedad; son los tres tipos que
todavía no llama defensas, usa defensa pero no en el sentido general
que va a hablar después y la represión como una forma particular de
defensa. Acá defensa aparece mucho como sinónimo de represión.
Después de hablar de la transferencia que aparece en el psicoaná-
lisis como resistencia, pasa a detallar el modo de producción de la
neurosis: primero intervención de la libido, segundo regresión con la
reivindicación de las imágenes infantiles.
En la lucha del tratamiento contra la represión –y acá ya empieza
la represión obviamente– primero la relación con la realidad, introver-
sión como consecuencia de una frustración, es decir el primer motivo
–el motivo desencadenante, diría– la realidad que genera una frustra-
ción que a su vez lleva a una regresión; y después la lucha contra la
atracción de los complejos inconscientes.
El tema de la transferencia también lo trabaja en el Capítulo VII de
“ La interpretación de los sueños”, en un sentido un poco diferente;
diferente y no, allá la define como la relación entre un deseo infantil
y una representación preconsciente, no se plantea el tema de la
represión ahí sino directamente cómo toda representación preconsciente

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

se afirma sobre representaciones inconscientes que transfieren su


contenido, digamos cualquier cosa que nosotros observamos, de
alguna manera observamos sobre un trasfondo de toda nuestra creen-
cia histórica que se transfiere al presente. Tal vez sea ése uno de los
factores que Freud plantea como éxito o como logro, pero no usa
transferencia en ese sentido en este trabajo, de modo que ahí queda
como una especie de incógnita por qué dice que es un logro.
Yo en ese sentido prefiero –Freud no lo hace siempre– prefiero
diferenciar transferencia de neurosis de transferencia, la transferencia
la plantea en relación con una relación de un recuerdo infantil, toda
nuestra vida, toda nuestra comprensión se basa en transferencia de
nuestra historia infantil al presente y a su vez una remodelación de la
historia infantil a partir de las experiencias presentes; eso, a través de
la transferencia, es el punto de partida de la integración de los distintos
niveles de organización del aparato psíquico.
Por ejemplo es natural que un chico un poco se enamore de la
maestra y que los chicos se enamoren de los maestros como imágenes
paternas, pero esto no es neurosis de transferencia sino que es una
precondición, cómo la libido es un elemento importantísimo para
poder lograr cualquier tipo de aprendizaje. En cambio la neurosis de
transferencia es una transferencia reprimida que retorna de lo reprimi-
do bajo forma sintomática; por lo tanto es una transferencia medio
retorcida. Yo prefiero llamar neurosis de transferencia a eso y no
llamar transferencia en general, que me parece que es un fenómeno
normal. La neurosis de transferencia también es normal porque
caracteriza al ser humano: la represión, el complejo de Edipo, retorno
de lo reprimido, etc.
El motivo por el cual la transferencia deviene en una resistencia
tiene que ver con mociones eróticas u hostiles y acá aparece el tema de
la ambivalencia.
Freud dice:

“Bajo la resistencia de la transferencia el paciente se toma la


libertad de descuidar la regla fundamental de que debe comunicar
todo lo que pase por su mente, así como desvaloriza conexiones y

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

conclusiones que poco antes le habían causado el máximo impacto.


Todo esto se da a partir de la situación psicológica en la cual la cura
ha colocado al paciente.” (traducción personal)

Y dice Freud:

“El médico quiere forzar al paciente para incluir estas mociones de


sentimientos en el contexto del tratamiento y en la historia vital del
paciente, someterlas a la consideración del pensamiento y recono-
cerlas de acuerdo a su valor psíquico.” (traducción personal)

Éste es básicamente el resumen del contenido de este trabajo.


Ahora voy a dar mis impresiones. Habiendo Freud desarrollado en
trabajos anteriores –comenzando por los de la histeria– la clínica
de este fenómeno que llamó transferencia, hace aquí un análisis
detallado de su estructura a partir de las fuerzas que constituyen la
dinámica de este fenómeno y ante todo su fundamento libidinal
como fuerzas.
Retomo la pregunta de para quién escribió este trabajo. En principio
creo que para él mismo poderse ubicar en este tema y, por supuesto,
para quienes lo quieran acompañar. Muchas veces Freud repite cosas
muy conocidas pero se ve que es como volver a tomar marcha para dar
otros pasos, yo creo que este artículo es de esos porque corresponde a
la década del ‘ 10 donde hace una revisión tanto de la técnica, de lo que
trabajó hasta ahora, como de la metapsicología; la década del ‘ 10 al ‘ 20
es la década de reflexiones sobre la técnica usada y reflexiones sobre
la metapsicología.
Retomo la pregunta de para quién escribió este trabajo. En principio
creo que para él mismo poderse ubicar en este tema y, por supuesto,
para quienes lo quieran acompañar. ¿Lo acompaño yo? En principio
sí, fundamentalmente en sus desarrollos teóricos.
¿Se me aparece en la clínica de otro modo, como resistencia? Ante
todo no hay manifestación clínica que exprese pura resistencia, por lo
tanto es expresión de la resistencia y del retorno de lo reprimido, por
lo que no la toma exclusivamente como resistencia. Hoy, cien años

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

después, yo no impongo la libre asociación. Sí espero que se dé


espontáneamente.
En el discurso del paciente, tal vez hasta la mitad de la sesión, el
paciente me cuenta lo que ya tenía planificado, pero en el transcurso
de la sesión ante el solo hecho de escucharse hablar a sí mismo en voz
alta, además de lo que yo puedo participar con mis intervenciones,
surgen nuevas ideas que van abriendo el curso asociativo sin que el
paciente lo tuviera pensado conscientemente. Por supuesto me refiero
a pacientes normales o neuróticos, para ellos no hace falta forzarlo. Por
otra parte en la clínica no es habitual que aparezca el Yo como objeto
de la neurosis de transferencia, sino que ésta desarrolla en relación a
las personas que interactúan con el analizando en la vida corriente y en
ese lugar es donde lo trabajamos.
Hay corrientes psicoanalíticas que enfatizan la relación del pacien-
te con el analista, Freud también, pero no lo hacía sistemáticamente.
Me acuerdo, por ejemplo, de analistas kleinianos que si alguien
interpretaba algo fuera de la transferencia era una defensa contra el
análisis, era una resistencia, por lo tanto todo debía referirse a la
relación del médico con el paciente.
En mi caso se me da que al analizando le cueste hablar de algo, como
dice Freud, pero este algo tiene relación conmigo. Por ejemplo algo que
sepa de un familiar, de un colega, alguna característica mía que él
considere negativa… estamos acá en la neurosis de transferencia. A
veces puedo incitarlo a que hable, a veces no. Yo tengo más confianza
que Freud en el retorno de lo reprimido y no le combato las resistencias.
Como dije antes, todas las resistencias vienen mezcladas con el
retorno de lo reprimido y si me enfrento a la resistencia tal vez estoy
ayudando a que no aparezca lo reprimido incluido en la defensa. Es
sólo a posteriori luego del análisis de una situación, que nos podemos
dar cuenta de qué era lo reprimido y cuál era la defensa; pero es luego
del análisis, en el momento uno no puede saber.
No estoy para nada discutiendo el contenido del artículo, con el cual
concuerdo.
¿Por qué me diferencio de Freud en cuanto al abordaje del fenóme-
no? Cien años después yo tengo más confianza en el método, sé que

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 429-457 439


R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

puedo esperar y no tengo ni que pelearme con las resistencias ni buscar


a toda costa el contenido reprimido; éste va a aparecer y si no lo hace
no es forzando al paciente que vamos a lograrlo.
Yo uso ante todo un instrumento que durante mi formación en la
corriente kleiniana estaba vedado: la pregunta, y la uso más que la
interpretación, ésta vendrá después; mejor dicho lo que vendrá des-
pués y a lo que apunto es a la construcción. Sobre la interpretación
habría que hablar especialmente, pero con respecto a lo que corrien-
temente se llama interpretación: “Usted siente que…” yo no la uso.
Con el paciente analizamos situaciones problemáticas en general, lo
cual no es psicoanálisis; éste aparece cuando surge un síntoma, o sea
una incongruencia lógica en relación con la lógica del analizando no
la mía, cuando el paciente encuentra su incongruencia en sí mismo y
es ahí donde aparece el psicoanálisis y tomamos esta formación
sintomática como objeto de psicoanálisis. Por supuesto que incluyo
dentro de la formación sintomática los sueños y actos fallidos, aunque
no siempre ni obligatoriamente.
También en estos cien años cambiaron las condiciones de trabajo.
Yo por lo menos no veo la cantidad de neurosis sintomáticas, especial-
mente histeria de conversión, que se describe a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX. Creo que esto tiene que ver con la menor
represión sexual, especialmente genital.
Por otra parte en lo que se refiere a la transferencia con el analista,
hablar sobre temas sexuales a fines del siglo XIX debía generar una
mayor erotización, por ejemplo una mujer joven con un señor mayor,
de ahí la mayor frecuencia e intensidad de las transferencias eróticas
y negativas; quizás hoy también, pero desde mi punto de vista se dan
con las personas del entorno del analizado.
Tengamos también en cuenta que Freud trabajaba con cinco sesio-
nes semanales, cosa que hoy no se da. Pensemos que hace cien años
no había medicación psiquiátrica, por lo que ante una neurosis aguda
con convulsiones diarias –por ejemplo– el paciente debía ser visto
cotidianamente. Si bien yo no estoy de acuerdo con que se medique
una neurosis, no sé si no lo haría con alguno de los pacientes que veía
Freud.

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

Acá se podría argüir que menos de cuatro o cinco sesiones sema-


nales no es psicoanálisis y que en estas condiciones no podría compa-
rar mi forma de trabajo, o la forma habitual de trabajo de hoy en día,
con la de Freud que es la que definiría al psicoanálisis. Mi respuesta
es que no estoy de acuerdo en que una característica formal defina lo
que es el psicoanálisis, si no, podría responder que esta condición
formal no lo define pero es una condición necesaria para que el
psicoanálisis se lleve a cabo; pero esto depende de cómo cada uno
defina el psicoanálisis.

Janine Puget: Es divertido la cantidad de cosas diferentes que cada


uno piensa con un título, un título cambiado además porque como dijo
Pasqualini, cuando yo vi que decía “Psicoanálisis escrito” digo:
“ahora tengo que cambiar mi texto”, pero después me tranquilizaron…
igual a vos no te hizo problema, no viste que no decía transferencia…
… Cuando apareció la cuestión de que en APA no figura “transferen-
cia”, tuve un momento de terrible desconcierto y dije: “me borro de la
Mesa”…
Lo importante de todo esto es que Freud hace pensar y creo que
nuestra fidelidad a Freud es a seguir pensando.
Voy a chocar un poco con los eruditos que me precedieron, yo no
hablo alemán así que con la discusión de las interpretaciones y las
diferentes maneras de traducir no me pasa nada; pero me pregunto cómo
será posible que el dispositivo analítico ofrezca un escenario en el que
la función de uno de los presentes –el psicoanalista– sea estar disponible
para captar los movimientos del mundo interno de otro u otros, del
mundo infantil, sus respuestas, sus despliegues, sus inscripciones,
descifrar los jeroglíficos, los efectos de su inconsciente, todos los signos
que tenemos. Y todo eso sostenido por mecanismos tales como repeti-
ción o transmisión –otra vez lo del tiempo– y desplazamientos que se
van haciendo. En síntesis en una sesión se trataría de crear escenas para
ocuparse de lo que precede al presente, aquello que está antes.
En ese marco la relación es concebida entre un sujeto-objeto al
servicio de otro u otros que son los que están para hacer el trabajo que
tienen que hacer, que son también sujeto-objeto; y ahí se espera que se

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 429-457 441


R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

alternen repetición y transformación –porque es lo nuevo, eso lo dice


Freud, lo de lo nuevo– en este artículo de transferencia resistencia,
condición de posibilidad… siguiendo diversas alquimias que se dan
en función del presente y de quien está en la escena. La manera de
pensarlas depende –por ejemplo– de cómo se lee Freud, acá hay tantas
lecturas y de diversas épocas además, cada uno tiene su Freud de la
época que a uno en ese momento le viene bien y lo que otros fueron
pensando acerca de Freud.
De donde se recarga que la transferencia permite reactivar –parece
ser– situaciones que preceden a la relación, las que ahora son revisitadas
en otros contextos de lo cual surgen reacomodamientos que posibilitan
algo: el contacto con el deseo, que habría de facilitar el acceso a una
nueva manera de pensarse, es decir nunca hay repetición –sabemos–
eso es la formación.
Los tres registros de Lacan le dan otra vuelta al tema sin por ello
alejarse mucho de algunas formulaciones básicas. Si se alejan es en
cómo usan la transferencia, cada uno la usa a su manera, Ricardo bien
acaba de decir cómo la usa él.
Cómo se conciben los efectos de transferencia ocupa una lista larga
que depende del posicionamiento teórico y personal de cada analista,
de sus propios ideales, de las posibilidades del dispositivo, etc.
Yo me imaginaba que en este encuentro de hoy cada uno iba a tomar
distintos puntos de vista, no pensé tan radicalmente; “Dinámica de la
transferencia. Cien años después”, las expectativas, lo que nos propo-
nemos en una sesión analítica. Por mi lado, este encuentro me da la
posibilidad de comentarles que fui siguiendo un trayecto que llamaré
“acto de profanación” del concepto de transferencia y para ello me
apoyé en algunas ideas de Agamben al respecto, si bien aplicadas a
otro contexto. Esto momentáneamente me lleva a cuestionar el térmi-
no transferencia, así como a proponer otras maneras de concebir la
relación analítica. Parto del supuesto que el concepto de transferencia
fue sufriendo una sacralización, se lo usa como tarjeta de identidad que
nos asegura un lugar en el estamento psicoanalítico. Cada uno le rinde
un culto especial, el que a veces cree compartir al pertenecer a una
misma parroquia.

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

Rápidamente aparecen diferencias que dado que se dirimen dentro


de la misma parroquia, no ocasionan demasiadas dificultades; segui-
mos siendo psicoanalistas.
Esa tarjeta de identidad, como todas las definiciones identitarias,
forma parte de aquellos conceptos que a mi juicio merecen revisión.
Es observable que a medida que pasa el tiempo esta tarjeta de identidad
se fue gastando sin producir maneras más actuales para definirnos
como psicoanalistas, se fue incluso banalizando como sucede con
algunos conceptos teóricos psicoanalíticos hoy polisémicos, por ejem-
plo la discusión que tuvieron antes con las diferentes traducciones de
algunos términos, y en ese caso al confirmarnos como psicoanalistas
producen un cierre a una producción enriquecedora. Pareciera que en
algunos círculos un acto de confirmación de nuestro ser psicoanalista,
pasa por declarar que la transferencia ocupa un lugar central en las
preocupaciones del psicoanalista.
Curiosa mezcla en la que lo sacro parece intocable y es tan
fácilmente banalizable, ¿entonces cómo conseguir dar derecho de vida
al amplio campo de lo que puede producirse en una relación entre dos
o más sujetos y la producción de nuevos dispositivos? Y esto último
para mí –y en su momento para Berenstein, con el cual trabajamos
intensamente este tema– lleva a diferenciar lo vincular –o sea dos
sujetos– y lo que pasa en la mente de un solo sujeto-objeto que habla
a otro sujeto-objeto.
Cuando Ricardo hablaba de los interlocutores de Freud, los cam-
biaba a veces pero es verdad que era con su mundo interno, se creaba
sus objetos y discutía. Al fin y al cabo también lo hacemos nosotros,
yo cuando escribía esto también discutía con ustedes, con Ricardo…
son discusiones en las que uno no puede hablarse a sí mismo sin hablar
con otro. Eso es lo que yo llamo sujeto-objeto, no lo llamo relación
entre dos; además uno siempre tiene razón cuando discute con sus
interlocutores internos.
Profanar y deconstruir la transferencia y sacarla de su lugar privi-
legiado encamina hacia los diccionarios. Me pregunté si Freud podría
haber buscado el término en los diccionarios, o sólo se le ocurrió
cuando le parecía que algo de lo que pasaba ahí provenía de otro lado

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

y no correspondía al presente ni a la escena de una sesión. Porque a


veces uno se pregunta por qué eligió ese término –transferencia– para
hablar de esto y transferencia contiene la idea de transporte… está
bien, traslado, pasaje de bienes a otros sin que necesariamente ese
transporte pueda ser bien recibido por el otro. Lo recibe quiera o no y
en psicoanálisis pareciera dar acceso a un aspecto perturbador o no
necesario de la mente.
Entonces profanar es destronar la transferencia de ese lugar en tanto
condición necesaria de un encuentro analítico. Hoy sin duda para mí
es tan sólo uno de los instrumentos de los que disponemos, entonces
transferimos de un tiempo para otro, de una especie a otra, de un
personaje a otro… todo lo que ya dijimos. Y hay un desfasaje entre lo
que se transmite –creo que en cualquier transmisión hay un desfasaje–
que a veces posibilita transformación y a veces es corte brusco.
Han surgido para mí otras posibilidades ofrecidas por los disposi-
tivos con los que yo trabajo y debido a la necesidad de darle un lugar
a lo que se presenta, a lo contemporáneo, a lo actual que no tiene
precedente. Y aquí se juega entre lo que no tiene precedente y lo que
sí lo tiene. Para ello hay que alejarse del significado traslado-transfe-
rencia y crear una zona que contemple los efectos de presencia de dos
o más sujetos: el presente. Esta zona es lo que yo llamo el campo de
la interferencia; la presencia de un sujeto al tener que escuchar a otro,
descoloca del lugar en el que uno está. Hoy me descoloqué al escuchar
lo que decían porque es la condición necesaria de cualquier encuentro.
Esta zona –la del campo de la interferencia– interfiere y descoloca
a quienes ocupan el vínculo sin que ello sea una re-producción sino tan
solo una producción del momento. Trato de diferenciar lo que es re-
producción y lo que es producción del momento.
Dado que el resultado es siempre incierto, es posible asociar efecto
de presencia e incertidumbre, se trata de seguir el trayecto de la
problemática de lo que incumbe el tener que alojar al otro habitando
espacios no reproducibles.
Con Berenstein creamos ese término interferencia, digo que lo
creamos porque existe el término pero cuando uno lo quiere meter en
el cuerpo teórico parece ser una creación; que es lo que pasó con el

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

término transferencia. El término interferencia hace obstáculo y se


superpone al de la transferencia, serían como dos campos de trabajo
simultáneos que tenemos en cualquier sesión, dos contextos de pro-
ducción durante una sesión.
De nuevo, volviendo a los diccionarios, algo que interfiere se torna
obstáculo para el libre traslado-transferencia y hace tope a la transfe-
rencia. Sucede algo propio al momento, a la relación actual que
proviene del azar del encuentro; interferir siguiendo los diccionarios
–de nuevo– remite a la idea de entrometerse y alterar el desarrollo
normal de un asunto, causar perturbaciones en la recepción de una
señal e interponerse en el camino de alguien, interponer algo en el
camino, perturbar.
Es así como propongo que la relación analítica es también un
encuentro durante el cual parte de lo que suceda proviene de la
alteridad de cada uno, eso se registra como exceso gracias a lo cual, si
bien produce una alteración, genera una experiencia. Sería calificar
dos experiencias: una es la experiencia analítica que se produce en la
situación transferencial y otra es la experiencia que se produce en la
producción de presente, durante la misma los efectos son algo azaro-
sos, ahí no nos sirve conocer la historia del paciente porque no
podemos prever, y es necesario diferenciar dos categorías de azar; sea
que lo ubique como los encuentros fortuitos con nuevos significados
y posibilidades a lo que ya teníamos, lo azaroso de cada encuentro que
no re-edita sino que tan sólo crea algo que no estaba. Transferencia se
refiere a lo primero, interferencia a lo segundo.
Interferencia permite diferenciar cuando la relación analítica se da
entre un analista sujeto-objeto, con los matices que le otorga la
contratransferencia, y un analista sujeto-objeto y en forma superpues-
ta cuando la relación depende de una mutua disposición entre un
analista sujeto y un otro sujeto analizado. Serían dos conceptos, todo
esto porque pienso que no quiero seguir estirando el concepto de
transferencia y me encontré en la clínica que por momentos no me
servía directamente.
Los efectos de presencia ineludibles se inscriben como interferen-
cia en el mundo interno, en los monólogos dialogados de cada cual. El

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

campo de la interferencia da lugar a un tipo de intervenciones que


suelen inscribirse como exceso que no explican; ahí me parece que
algo que dice Ricardo podría andar, pero vos lo metés en otra situación.
Nacen tanto de la condición de exterioridad como de los procesos de
apropiación del otro, de lo ajeno, condición necesaria para que se dé
una relación.
La fuerza del vínculo analítico proviene precisamente de este
espacio entre dos que es ineludible e irreducible y que tiene que ver con
la potencialidad vincular. Origina un trabajo que es el de hacer algo
con lo que el otro dice, hace, con su alteridad. Y este juego de
imposiciones mutuas desaloja de posiciones estables y deja a la
intemperie dado que los referentes conocidos no son útiles en ese
momento.
Algunas veces me he preguntado si esta formulación, según la cual
un analista –otro sujeto– impone su alteridad al otro –sujeto analiza-
do– no pudiera haber sido contemplada en alguna de las formulaciones
acerca de las vicisitudes de la contratransferencia, de las que se
ocuparon más asiduamente de la contratransferencia. Llegué a la
conclusión que se trata de sistemas heterólogos, para lo atinente a la
contratransferencia se cualifica el hacer como una respuesta personal
del analista a lo que pudiera transmitirle su analizado: mientras que ir
haciendo y el hacer resulta de un trabajo conjunto que no tiene
antecedentes y ése sería el otro cuerpo teórico que propongo. Por lo
que dije propongo que conviven en una superposición siempre con-
flictiva lo que corresponde al uno, o sea el sujeto con su mundo interno,
y lo que corresponde a la relación entre dos sujetos y que el analista es
también un sujeto y no es solamente objeto, que sería el campo de lo
transferible y el campo de la interferencia.
Evidentemente cada uno hizo cosas bastante distintas…

Público: Primero agradezco, fue muy interesante para mí escucharlos


a los tres. Estaba pensando en un trabajo de Freud de 1908, “La moral
sexual ‘ cultural’ y la nerviosidad moderna”, y justamente tenía en mi
cabeza cuando escuchaba todo lo que Freud en su época veía como un
problema en relación a las pasiones. Decía que tanto en arte –en esa

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

época– como la escritura, como la literatura… quería compactar


distintas pasiones y transmitir en un momento bastante corto.
Y estaba pensando que Freud era una persona que no usaba mucho
el teléfono, ni hay ninguna mención de un número de teléfono de sus
pacientes, ni nada parecido a esto; en el cambio en la sociedad actual
la transmisión también, lo que tiene que ver con la escritura, me
pregunto si requiere un modo rápido de cambiar la posición de una
linealidad causal o estamos sí o sí obligados a ver que el concepto de
la interferencia, tanto si lo vemos desde un modelo causa-efecto como
desde un modelo de la simultaneidad, tanto visto como algo que
interfiere desde un punto de causa-efecto que implica también una
intervención en términos de tiempo, como visto como algo de simul-
taneidad entre dos puntos distintos; y esto es algo que nos convoca en
relación tanto a la transferencia como a la escritura. Me pregunto si
esto en realidad es algo que no podemos dejar de lado, o sea una
linealidad si vamos a lo que Freud decía en esa época, tal vez de una
linealidad también en relación a una pasión específica que tiene que
transmitir en un momento bastante delimitado y si esto generaba un
oído ruidoso, por ejemplo, en relación a la literatura.
Me pregunto que en verdad es casi imposible no aceptar esa
dimensión de la vida actual.

Público: En las tres intervenciones encontré algo sobre de a dos,


interferencias, una serie de desarrollos sobre la sexualidad y le
preguntaba a ella si leía a Green en Europa, me dijo que sí y mucho…
y el concepto de terceridad que Green plantea; cuando vos empezaste
con sujeto-objeto, Green fue agregando la cuestión no sólo de sujeto-
objeto sino el sujeto, objeto y el objeto del objeto.
Estamos acá en APA discutiendo en los grupos, pensar los límites
se llama, los límites de la realidad actual. Cuando hablábamos esto de
cómo impacta en la construcción de nuestra subjetividad cómo se
transmiten las cosas, cuando se transmiten con el celular, la cuestión
de la computadora y todas esas cosas raras, el teléfono… Uno viaja en
Buenos Aires en un colectivo y creo que hay una inmensa mayoría de
jóvenes que suben y están con la música o con el celular. ¿Cómo

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

incluimos eso, ese impacto en la subjetividad, esa terceridad que no es


sujeto-objeto sino es un objeto-objeto?, porque es muy difícil de
definir. Quería ver cómo incluías lo de la terceridad, cómo incluías
esto de las nuevas tecnologías. Nosotros presentamos en un simposio
–el año pasado, creo– algo que era muy gracioso que se llamaba El
celular de Hansel y Gretel, el abuelo se sentaba con la nena, le contaba
el cuento de Hansel y Gretel y la nena le decía: “¡Abu, se hubieran
llevado el celular y no tenían que ir dejando las miguitas!”. Esa
dimensión.

Público: Yo quería decir algo muy breve. Primero seguramente se dijo


–yo llegué un poco tarde– la sorpresa de que son exactamente cien
años de “Dinámica de la transferencia”, 1912-2012. Y ya que hablo de
sorpresa a mí me sorprendió mucho en el texto cuando Freud habla de
la persona del médico y de la persona del analizando y que ahí arma
una relación entre estas dos personas o trabaja qué pasa en esa relación
entre estas dos personas.
Digo porque ulteriormente a partir de eso se plantean toda una
cantidad de discusiones que a veces son triviales, a veces son tontas y
otras son muy profundas, acerca si en un análisis hay dos personas, hay
dos sujetos, hacen falta dos personas para que ahí se pueda producir
sujeto, dónde ubicar el sujeto que se produce en la sesión.
Como para poner un poquito de leña al fuego.

Público: Yo llegué cuando ya estaba iniciada la participación del


doctor Pasqualini, pero trataba de enmarcar los puntos de unión o
trataba de ver cómo integraba las diferentes perspectivas, porque
además no sabía cómo se iba a trabajar en este encuentro…

Janine Puget: Nosotros tampoco.

Público: Yo creía que habían escrito un trabajo los tres juntos y que
teníamos que hacer preguntas… Pero por de pronto se me ocurrió jugar
un poquito con lo que escuché, me gustó la cuestión de la relación entre
causalidad y lo referido a azar y más que azaroso en términos de lo

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

imprevisto. Lo otro es lo que trajo Ricardo –que como siempre es tan


sincero y tan fresco y tan rico– cuando de modo muy sencillo mostraste
cómo trabajabas y yo creo que, en realidad, yo creo que más o menos
me identifico totalmente y no sé si la mayoría de los que estamos aquí
hacemos lo mismo, pero esto de tener que reafirmar que yo le hago una
pregunta, puedo hacer una pregunta, parecería que cuando se habla en
términos de lo obligatorio como en épocas de transferencia obligada,
etc., etc., no estaba permitido; y ahora poder decir lo que se hace es
importante.
Y en ese sentido también lo que trajo Janine, que yo la vez pasada
estaba viendo el video de Isidoro Berenstein en el que él toma esta
cuestión que ustedes habían empezado a trabajar sobre la interferencia
y a mí me pareció importante; entonces la pregunta en realidad sería:
desde Janine la idea de interferencia si podría tener algún punto de
relación con la idea de poder preguntar, si el animarse a preguntar es
poder esperar que puedan decir –entre comillas– cualquier cosa. Esa
es otra cuestión, él se queda callado, yo me quedo callada, pero si no
le pregunto en qué está pensando… en una de esas puede aparecer algo
que puede ser o transferencia, o interferencia, o encuentro azaroso…
Es una pregunta que les hago y no sé si me quieren contestar.

Público: Una cuestión chiquitita que me quedé pensando en esto de la


escritura y si uno piensa qué es la escritura, lo estaba pensando como
de alguna manera marcas que se van dejando en la transmisión. Y
pensaba que por ahí la interferencia podrían ser –con la aparición de
lo nuevo– podrían ser marcas, cosas que van escribiendo, una manera
de escritura en la transmisión que se da frente a lo nuevo que ocurre en
la transferencia donde yo pensaba que dos no había, que había por lo
menos tres o muchos más.

Ricardo Avenburg: Con respecto a la escritura y la temporalidad, la


Guerra de Troya fue en el 1200 antes de Cristo. Homero escribió La
Ilíada y La Odisea en el 800, o sea 400 años después… algo se había
escrito, pero en general eran aedos los que iban recitando permanen-
temente durante 400 años. No sé cuánto se habrá mantenido, pero

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

durante 400 años se guardó la memoria de algo, en principio no se


guardó nada escrito y uno supone que era mucho más verbal porque
inclusive la utilización del verso era sobre todo usado como para una
forma de memoria; Fulana, la de los ojos de buey…, me refiero a que
eran formas de tratar de recordar, de mantener la memoria.

Público: Pero había contrabandistas de la memoria también.

Ricardo Avenburg: ¿Y por qué no?, por supuesto que la memoria no


era personal. No sé, la verdad que soy viejo pero no tanto… pero me
refiero a la relación con los celulares y el tipo de temporalidad. Yo creo
que el tema es muy importante, cada uno de los instrumentos que uno
va teniendo, a veces uno lamenta porque se pierden ciertas cosas con
la aparición de otras, si no se podría hacer como en el aparato psíquico
que en todo caso si no hay represión, los primeros recuerdos, las
primeras experiencias se mantienen en los hechos posteriores. ¿Por
qué tenemos que perder?
Hoy sería medio impensable el relato recitado de algo que pasó en
1600 o en 1700, pero de todas maneras en qué medida uno no debe ser
esclavo de los instrumentos sino que los instrumentos sean esclavos de
uno, porque en realidad en el pensamiento en general el pensamiento
creativo es algo que apunta a una especie de intemporalidad; en el
análisis uno da cincuenta minutos pero la idea es que no esté apurado
sino que ese tiempo es un tiempo intemporal, o sea cómo cada uno
puede encontrar su propia intemporalidad biológica frente a los
tiempos convencionales, que son necesarios porque sino no podemos
comunicarnos, pero es necesario también poder conectarse con los
propios tiempos aunque sea con un celular, con recitar o con lo que
fuera.
Creo que ése es un elemento a tener en cuenta. Se discutieron
muchas cosas, las relaciones causales, en realidad Freud siempre habla
de multi determinación; por lo tanto en ese sentido hay una coherencia
entre Freud, Hegel y muchos de los filósofos de aquella época.
Incidentalmente el pensamiento de hoy es un pensamiento mucho más
determinado por la tecnología, los desarrollos tecnológicos, pero yo

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

creo que parte del pensamiento de Freud, Hegel, Kant, etc., es como
que se ha perdido, no encontramos ese nivel de profundización de
pensamiento, de desarrollo de pensamiento, de retomar Freud lo
mismo que dijo –a lo mejor las cosas más comunes– ¿para qué lo
vuelve a repetir si ya lo dijo veinte veces?, pero repite con una cierta
diferencia conceptos, contradicciones que a uno lo pone incómodo y
de repente de esas contradicciones surge algo nuevo. Ese tipo de
pensamiento no está de moda, pero yo creo que más allá de la
necesidad del pensamiento práctico, en el pensamiento creativo tam-
bién es importante recuperar un poco de todo eso; y en el análisis, por
supuesto.

Gerardo Pasqualini: Se dijeron un montón de cuestiones, por ejem-


plo lo de la memoria me recordaba –para seguir siendo freudiano– lo
de los recuerdos encubridores, es decir si puede haber memoria sin
olvido por ejemplo. Y ahí sí, por la línea de la escritura, tal vez se puede
pensar algo del orden de la memoria en el sentido de los hallazgos, pero
más en términos de ruptura. Justamente, ¿por qué se planteaba el
problema del cuestionamiento a la escritura en Sócrates?, porque se
suponía que la escritura era para distorsionar, para evitar.
Es gracioso porque Janine decía en la clínica, pero yo creo que en
realidad lo que nosotros tenemos en la clínica son relatos, me cuenta
o no me cuenta –digo– en todo caso escucho o no escucho, ahí el
analista no le pide al paciente que le cuente sino que asocie libremente,
entonces ahí está todo dicho. Ahora, ¿oculta la memoria?, ¿hay
memoria o no hay memoria?, es cuestión de escucha o de lectura, se
podrá escuchar lo que se pueda escuchar. Pero –digo– donde aparezca
un recuerdo constituido, porque puede aparecer un recuerdo encubri-
dor, y me imagino que la operación justamente es abrir eso; tomar el
recuerdo pero a ver qué efecto se produce en ese trabajo. Por lo tanto
la idea de memoria es complicada, en el sentido que hay que repensarla
en términos de escritura. La idea de duración de sesión… es decir la
ilusión de que las cosas vienen en una continuidad o que vienen en
cierta compacidad. No, de lo que se trata es de fragmentos, si a esos
fragmentos se les da una cierta coherencia, se les da una unión, ahí me

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

parece que estamos en la línea de la comprensión, que sería una línea


que se puede seguir pero no sé si es tan freudiana.
Con respecto a la transferencia yo insisto con las traducciones, por
ejemplo Ballesteros a la persona le dice sujeto, yo no sé si Freud
mencionaba la palabra sujeto…

Público: Creo que la utiliza solamente en “Pulsiones y destino de


pulsión”, es el único texto donde menciona la palabra sujeto; en ese
movimiento del circuito pulsional es el único texto –creo, por lo que
yo he leído– donde Freud utiliza la palabra sujeto.

Ricardo Avenburg: Pero la usa… y persona también.

Gerardo Pasqualini: ¿Y sujeto refiriéndose a qué?

Ricardo Avenburg: Tendría que ver en cada contexto.

Gerardo Pasqualini: Por eso hay que ver qué se dice cuando se dice
sujeto. Si se desliza a persona –dos sujetos– esa es una historia.
Por eso puede ser molesto, pero –digo– es importante contextuar
los términos.

Ricardo Avenburg: Perdón, ligándolo a lo que decías: sujeto tal vez


tiene un fuerte énfasis gramatical: sujeto, verbo y objeto.

Gerardo Pasqualini: Por ejemplo.

Público: Claro porque es justamente cuando se aleja de lo reflexivo.

Gerardo Pasqualini: Sí, ahí es cuando marca el movimiento. Por eso


podría pensarse más en términos de lugar, sujeto como lugar, y en ese
sentido no sé si podría ser pensable fuera del discurso. Ahora si
pensamos al sujeto como la persona es otra historia.

Janine Puget: Yo pienso que si bien Freud usó la palabra sujeto y

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

persona, a medida que pasan los años estos conceptos fueron tomando
cuerpo en distintos cuerpos teóricos. A mí me parece bárbaro que lo
haya usado y que uno lo encuentre, pero mi fidelidad a Freud no es ver
dónde la usó sino mi fidelidad a Freud es tratar de cuestionar perma-
nentemente los conceptos y hacer algo con lo que se va produciendo.
Como bien dijo Pasqualini, el block maravilloso nunca repite tal cual.
Pero una cosa es trabajar con el block maravilloso que son las marcas
que van produciendo en distintos textos distintos relatos, y otra con
textos no escritos.
Las generaciones actuales y todo lo que se ha escrito y lo que se ha
pensado, los obstáculos, los fracasos que tuvimos como psicoanalistas
–todos los tuvimos, estoy segura– tomar conciencia de los límites del
psicoanálisis, de ciertas maneras de acercarnos a los pacientes… todo
eso hace pensar que tenemos que aprender de lo que va sucediendo
hoy, de lo que las generaciones actuales nos enseñan, y que no está en
el block maravilloso, no tiene inscripción, sino que son maneras de
producir subjetividad, maneras de pensar. Ricardo dice que el pensa-
miento de la tecnología es otro tipo de pensamiento. Sí, es otro tipo de
pensamiento pero es pensamiento al cual nosotros no accedemos o
tenemos que aprender de ellos.
Entonces mi intento es decir que vienen pasando, vienen sucedien-
do hechos, fenómenos, maneras de relacionarse, producciones que en
la época de Freud no existían y no tenían por qué existir. Hoy tenemos
que hacer con lo que existe y lo que existe son nuevas producciones
que producen sus marcas pero no se valen de las marcas que ya están.
Cuando hablamos y decimos: “lo que hacen los jóvenes”, lo que
hacen los jóvenes es enseñarnos que existen otras maneras de relacio-
narnos que no es reproducción del pasado sino que es algo que no
conocemos, no entendemos y que muchas personas tienen tendencia
a despreciar un poco: “¿cómo hacen?”. Yo estoy admirada de que
puedan hacer varias cosas a la vez de esa manera y producir un tipo de
pensamiento que no es el mismo que yo aprendí, es otro.
Entonces mi intención es poder hacer algo con esto que se produce
y que no lo tengo en el block maravilloso, y Freud no lo tenía, no tenía
por qué tenerlo porque tenía otras cosas que estaban pasando.

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R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

Público: En el marco de lo visual…

Janine Puget: De lo que sea, de la tecnología, de otras maneras de


relacionarse… Hay una serie de conceptos que hay que volver a
trabajar o volver a pensar si tienen la misma validez que cuando los
creó Freud. Me animaría a decir que al complejo de Edipo también hay
que volverlo a pensar pero bueno, lo digo así de pasada.
Lo de la sexualidad en su momento era novedoso, hoy no tiene el
mismo lugar, incluso en mi clínica no es un tema tan –tan– frecuente
como cuando yo empecé a trabajar. Entonces sí, en su momento la
sexualidad y si tenían vida sexual, si no tenían… me parecía una cosa
muy –muy– importante. Hoy hay pacientes que pasan muchos meses
de análisis y que de la sexualidad no se habla… de la sexualidad
directamente hablada; de potencia vincular sí, pero ya es otra manera
de hablar.
Así que realmente me encantaron las disquisiciones que tuvieron
sobre las traducciones y la riqueza que puede dar la traducción, y me
dio también la sensación de que es imposible encontrarse con el
original; por más que lean alemán, o en inglés, o en francés, etc., los
franceses se han pasado peleando años para hacer la mejor traduc-
ción… pero quiere decir que es imposible volverse a encontrar con el
original. Entonces uno trata de decir: juguemos con las traducciones,
me encanta que lo hagan, pero me parece que hay cuestiones que están
fuera de ese contexto de producción de subjetividad, de producción de
pensamiento.
Me pongo un poco drástica, vos me mirás…

Ricardo Avenburg: Te miro pero no hablemos de Freud, hablemos


de Platón. Yo leo a Platón y me enseña cosas de hoy, una cantidad de
cosas que no se me habían ocurrido.

Janine Puget: Pero eso es porque sos vos pensando a Platón.

Ricardo Avenburg: ¿Y quién soy yo?, por supuesto que cada uno lo
lee a su manera y a Freud también. Son de una riqueza increíble Freud,

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MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

Platón, Kant, Hegel… no hay una teoría freudiana, yo creo que cada
uno toma lo que quiere, esos autores son autores en movimiento
permanente por lo tanto yo no quiero ser fiel a Freud …

Público: Me parece que no podemos salir de un sesgo político que hay


en nuestras discusiones permanentemente, porque cada uno de ustedes
se refirió a “qué es psicoanálisis”, “cuánto es freudiano o no”, etc. Y
me parece que eso sigue pesando, a mí me admira verlos a ustedes –que
son nuestros maestros– que lo siguen planteando.

Gerardo Pasqualini: Una cosa: lo del Edipo. El Edipo yo creo que se


rescata como estructura y como límite, que es la imposibilidad
justamente de encontrar la palabra en el sentido de que hay un límite;
en tanto que se habla algo se perdió.
Por eso Ricardo vos dijiste una pesada, dijiste que vos traducís
Trieb por instinto.

Ricardo Avenburg: Exacto y digo por qué.

Gerardo Pasqualini: ¿Por qué?

Ricardo Avenburg: Acá tengo un diccionario alemán: Trieb, Instinkt;


tanto Trieb como Instinkt valen para los animales, valen para la
fermentación y todavía Trieb tiene un sentido más: mecánico, polea.
¿Entonces qué quiere decir?, ¿Trieb es humano? cuando Trieb tiene un
sentido todavía mucho más mecánico. Son sinónimos prácticamente
porque en alemán hay muchos términos que vienen de origen latino y
que son sinónimos. Yo no estoy de acuerdo con separar, nosotros
somos animales todos, somos animales diferentes como un perro es
diferente a una cucaracha… y somos seres vivos también y somos
diferentes de una planta como una planta es diferente de otra. Pero yo
no me ubico en un plano diferente, yo creo que nosotros tenemos
instintos como todos los animales. Creo que cada especie animal tiene
sus características, yo creo que una de las características –creo que lo
más rico del ser humano– es el lenguaje. Un perro tiene sustantivos,

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 429-457 455


R. AVENBURG, G. PASQUALINI Y J. PUGET

le puede avisar a otro perro de la presencia de un tercero; tiene


adjetivos, puede avisar un peligro; tiene imperativos, pero lo que no
tiene son preposiciones, conjunciones, adverbios que permiten crear
oraciones subordinadas, oraciones causales, oraciones finales… Esa
es la gran riqueza de la humanidad de la cual surgió la magia del
pensamiento primero, la mitología, y después viene lo que yo entiendo
que es la estupidez humana que es el totemismo. En un momento dado
que el hombre ya había adquirido el lenguaje, pasa todo eso que cuenta
Freud que es una cosa especulativa por supuesto. Pero que al mismo
tiempo ahí se crean los tabúes, tabúes que son estúpidos porque hoy se
habla de “guerras justas” pero no se habla de incesto justo cuando lo
más erótico es el incesto y lo más terrible es el parricidio y la muerte.
A partir de ahí se crea el tema de lo profano y lo sagrado, los tabúes,
y nosotros somos mucho más estúpidos que el resto de los animales
porque mi gato sabe lo que quiere, yo necesito veinte años de análisis
para averiguar lo que yo quiero… Esa es la estupidez humana que se
separa de sí mismo y de su naturaleza por motivaciones históricas,
según Freud.

Público: ¿Esa estupidez no impacta sobre lo mecánico del Trieb?

Ricardo Avenburg: Uno de los sentidos del Trieb es mecánico pero


acá Trieb es en un sentido de instinto, vital, no es mecánico. También
forma parte de la física.

Público: ¿Pero esa estupidez no impacta sobre el Trieb?

Ricardo Avenburg: Le afecta al Trieb, ahí es donde nos empobrece-


mos nosotros, perdemos parte de nuestra animalidad, de nuestra
naturaleza que es de lo más rico que hay.
Sé que hay mucha discusión con respecto a esto y cada vez que digo
instinto siento que estoy rompiendo un tabú, porque muchos sienten
un escalofrío cuando digo la palabra instinto pero la voy a seguir
diciendo porque creo que no se justifica... En el año ´50 y pico cuando
se empezó a usar pulsión no existía en el diccionario de la Real

456 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 429-457


MESA REDONDA: TRANSMISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS...

Academia, ¿entonces para qué crear un galicismo cuando hay otra


palabra? Recién después apareció este concepto de pulsión en el
diccionario de la Real Academia, ¿por qué se creó un galicismo
cuando no existía esa palabra en castellano?

Público: Porque el lenguaje es vivo.

Ricardo Avenburg: De acuerdo, me parece bien…

Público: Digo Freud creó la Vorstellungsrepräsentant.

Ricardo Avenburg: No, eso estaba… pero no me parece mal que se


creen, ahora con qué ideología supuesta está. Ese es el tema, que se
diga está bien, yo no tengo inconvenientes, cuando me hablan de
pulsión no me estremezco ni mucho menos.

Público: En todo caso que no se estremezcan cuando vos decís


instinto.

Ricardo Avenburg: Ese es el tema…

Gerardo Pasqualini: Te quería preguntar: ¿pulsión en Freud no


está?, ¿la palabra pulsión?

Ricardo Avenburg: No, no, pero Trieb es la primera célula que


empezó a vivir.

Janine Puget: Supongamos que la cultura le fue dando poco a poco


más significado y lo llamó pulsión.

Ricardo Avenburg: No, yo no creo que la cultura, es la incultura.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 429-457 457


Trabajos
Arbitrados
Nuevos Encuadres.
Reconsideración de la
transferencia-contratransferencia1

Asbed Aryan

“No se ve bien sino con el corazón,


lo esencial es invisible a los ojos”
A. De Saint-Exupéry

“Desde que Freud postuló el psicoanálisis


es necesario redefinir el concepto de ciencia”
Oscar Masotta

Es parte de la ética del psicoanalista sostener la búsqueda de nuevos


instrumentos teóricos y clínicos, destinados a ampliar las aplicaciones
del Psicoanálisis, al compás de nuevos paradigmas y transformacio-
nes socioculturales, filosóficas, científicas y económicas.
Lo que parece en ocasiones novedad clínica dentro de lo ya
conocido teóricamente, pronto pasa a observarse en distintos analizantes
y a poco andar encontramos colegas con los mismos interrogantes que
deben llevarnos a reconsiderar entre otras cosas el encuadre con el que
estamos trabajando porque la novedad debe ser enfocada como un
problema que ya es también nuestro, y no sólo y fácilmente adjudicable
a la psicopatología del o de los analizantes.

1
Este trabajo ha sido parcialmente presentado en Chicago (2009), Bogotá (2010),
Montevideo (2010) y México (2011). Ésta es una versión, reelaborada y reformulada de
la versión del 2003, con bibliografía actualizada.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 461


ASBED ARYAN

Estas novedades y posibilidades muestran una vez más que el


mantenimiento de un contrato y un diálogo analíticos se basa funda-
mentalmente en las características del vínculo entre aquellos que
quieren trabajar juntos, esto es, si el que consulta quiere analizarse
(más allá de las resistencias, que después aparecerán como material de
análisis) y si el analista, junto con la orientación, la destreza y la
confianza que tiene en su método practicado, cuenta con un mínimo de
expectativas en las potencialidades psicoanalíticas, tanto de sí mismo
y su método como del analizando.
¿Qué se hará?: el análisis de la subjetividad de una persona.
¿Cómo se hará?: con el trabajo mancomunado de dos personas, el
interesado y un analista. Un interesado que tiene el deseo de analizarse
y un analista que tenga confianza en su método.
De modo que hay algo que re-considerar. Ya no nos podemos
conformar con lo clásico, sabido y practicado del psicoanálisis porque
hay novedades que se han transformado en hechos clínicos y obstácu-
los que devienen en nuevas posibilidades de investigación. Es lo que
ocurre en esta primera década del siglo XXI con el caso de la práctica
del análisis a distancia por teléfono y/o skype.

Consideraciones generales

El método psicoanalítico es un conjunto de reglas y normas para


investigar el inconsciente y aliviar al paciente propiciando cambios
psíquicos. Lo hace a medida que estimula el despliegue de la disposi-
ción a transferir (lo infantil sexual y reprimido, ansiedades y defensas
pregenitales y edípicas). El método incluye también en cada caso un
determinado estímulo, los rasgos personales del analista y su manera
de aplicar el método (Liberman, D., 1970; Meltzer, D., 1968). Como
actitud analítica general, considero que el análisis al investigar tam-
bién alivia y puede lograr cambios, pero nunca pierdo de vista que si
estoy siendo fiel al método prioritariamente para investigar, no estoy
siendo fiel al método para lo que fue creado por Freud, esto es, curar
a las histéricas, objetivo que rápidamente hizo extensivo a los neuró-
ticos en general. Fue cambiando y mejorando el método, pero, que yo

462 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484


NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

sepa, nunca cambió de objetivo, hasta incluir a los colegas que querían
ser psicoanalistas. El análisis de Ferenczi es un ejemplo contundente.
Mi planteo es mantener las prioridades y no establecerlas como
funciones independientes y mucho menos, excluyentes. Es necesario
que permanentemente nos actualicemos con cada paciente cuando
cuidamos el método, y tratemos de distinguir los dolores inevitables
de los innecesarios para él. No se me escapa el aspecto subjetivo de
este planteo, pero ya hemos comprendido que la neutralidad analítica
debe operar en cuanto a la búsqueda de satisfacción de los deseos
propios del analista y no tratar de materializar la utopía de ser una
pantalla en blanco. No olvidemos que fue en el contexto de psicoterapias
silvestres cuando Freud recomendó en “Consejos al médico” la
neutralidad, tan taxativamente como lo hizo, buscando la metáfora de
una pantalla en blanco.
No quiero extenderme en estas consideraciones generales acerca de
la actitud analítica, si bien representan la columna vertebral que
sostiene mi actitud, sea en el contexto que sea y el canal de comuni-
cación que necesite adoptar: jugar en el suelo (y no sentado en mi sillón
de analista y él acostado en el diván) con un niño al juego que
proponga, sea armar torres, hacer pelear soldaditos o animales feroces
o enchastrarnos con plastilina; juegos de mesa con un púber o
adolescente o juegos de computadora con la notebook que trae él
mismo, etc., etc. (Aryan, A. 1985, 2007, 2010).
En esta oportunidad me ocuparé del teléfono y la teleconferencia
sea por skype o equivalente. Expongo aquí ideas que fui tejiendo en el
trabajo con el paciente que presentaré y luego a lo largo de diez años,
con 16 pacientes en total (en este momento 5, de los cuales uno está en
análisis de formación). Fue él, mi primer paciente a distancia, quien
me sugirió adoptar e incluir este canal de comunicación para nuestros
encuentros. Yo no tenía experiencia y accedí ensayar con él ante su
sugerencia y pedido, no sin vacilaciones. Pienso que nos es necesario
considerar la edad emocional de un paciente, pero en este caso al
tratarse de alguien de edad real de más de 40 años, viviendo una
adolescencia prolongada, no me resultó previsible ni indiferente su
pedido. Me preguntaba si se trataba de un acting out, la evitación del

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 463


ASBED ARYAN

dolor por la separación, de duelos no elaborados, manía empresarial,


etc. También pensaba que no debería desestimar que el motivo básico
de su planteo era sostener la continuidad y la intensidad del ritmo de
trabajo que fue el motivo que me llevó a aceptar su propuesta. No
dejaba de ser un cambio importante de encuadre que debía considerar
cuidadosamente. También pensé que nos gusta y lo aceptamos de muy
buen grado casi enseguida cuando un paciente de consultorio nos pide
aumentar la frecuencia semanal de su tratamiento y casi no nos
hacemos ninguna de las preguntas antes mencionadas. Deberíamos
hacerlas con igual rigurosidad ya que al fin y al cabo también es un
planteo de cambio de encuadre en cuanto a los encuentros.
Con mi nuevo paciente llegué a la conclusión de que debería
aceptar el desafío de indagar la novedad e investigar particularmente
si había cambios o no y cuáles eran las potencialidades del trabajo en
transferencia. La contratransferencia ya era bastante turbulenta debido
a la desconfianza. Podría salir de ella con comprensión y trabajo de y
en la pareja analítica.
Una de mis primeras conclusiones ha sido que así como el análisis
clásico no es aplicable a todo el mundo, un análisis por teléfono
también debe estar adecuadamente indicado o tiene que contemplar
modificaciones de su práctica, como hacemos en el caso de los niños
y adolescentes o pacientes fronterizos con el análisis clásico. Asimis-
mo, lo debe practicar solamente aquel analista que está convencido de
que para el progreso del psicoanálisis debe contar con un mínimo de
expectativas psicoanalíticas, al haber practicado el método con destre-
za y durante mucho tiempo y por esa razón haber visto también
muchos pacientes con muchos o pocos deseos de analizarse. Hay otros
analistas que propugnan el ejercicio férreo del análisis clásico y
tradicional sin ninguna modificación, según dicen, para asegurarnos la
perdurabilidad del Psicoanálisis y de los psicoanalistas.

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

La práctica
Paciente/analista en transferencia

A la otra conclusión global a la que voy arribando, porque ha estado


en continua evolución durante estos diez años de nuevas experiencias,
es que si bien no todo paciente es analizable por este medio, para mi
sorpresa, he ido descubriendo sobre la marcha que no hay tantas
diferencias entre las transferencias desarrolladas de los pacientes a los
cuales analizo en el consultorio y de aquellos a los que analizo por
teléfono. Lo que más trabajo me ha dado, sin embargo, es mi contra-
transferencia. Cada vez que no entendía un material la pregunta fácil
era “¿será por el teléfono?” o era simplemente por mí, que yo no
entendía. ¿Era el teléfono que me dificultaba formular una interpreta-
ción y hacerme escuchar o era yo que no lograba una interpretación
adecuada a la capacidad de comprensión de ese momento de mi
paciente? Por eso al principio de este párrafo decía que mi conclusión
global a esta altura de la experiencia es que cada vez que hay un
problema de comprensión y abordaje, en general el problema soy yo
en primer lugar, luego el paciente junto conmigo y casi nunca el
teléfono salvo que haya problemas técnicos del medio de comunica-
ción, ya que hay que asegurarse desde el principio del tratamiento que
el aspecto técnico de la comunicación sea de buena calidad por ambas
partes.
Si bien la frecuencia tiene importancia –justamente incluimos el
teléfono para mantener una frecuencia–, sin embargo el análisis pasa
por algunas variables y cualidades de la transferencia que no han sido
plenamente contempladas. La disposición a la vincularidad (I. Be-
renstein y J. Puget, 1997) es un aspecto importante a ser considerado.
Concentrarse sólo en los conceptos clásicos de resistencia, de ataque
al encuadre, o de desconsideración hacia el objeto externo depositario
del interno, intensifica defensas e incrementa sus repeticiones que
finalmente pueden desembocar en frecuentes escaladas porque con-
templa en mayor medida los aspectos narcisísticos no integrados de la
relación objetal interna… y sabemos que lo no integrado potencia lo
más regresivo, cuyo indicador es la compulsión a la repetición. Así

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 465


ASBED ARYAN

parece que la transferencia es sólo repetición del pasado infantil.


Mientras que un cambio de mira en la instalación del encuadre dando
cabida al reconocimiento de la estructura de vínculo y sus posibilida-
des, hace aparecer otro paciente, quien conserva por supuesto, algunas
de sus características previas.
Ya Liberman insistía en que en el proceso transferencial es necesa-
rio distinguir dos vertientes: uno de repetición de clichés infantiles
como retorno de lo reprimido y otro creador de nuevas matrices, en la
medida en que cada vínculo crea sus propios personajes, sus propios
sujetos, con sus propias vicisitudes y cualidades. Así podemos pensar
que el vínculo analítico es también creador de transferencia, no sólo
receptor de la transferencia infantil. Siendo así, es posible que lo que
el paciente vive como nuevo con el analista, vínculo constitutivo y
punto de partida de nuevas matrices de nuevas transferencias, las
transfiera luego afuera. La posibilidad de crear un encuadre según
variables del paciente, cambia al paciente y cambia la visión del
analista. Comienza a surgir un clima que se crea entre dos.
Estamos acostumbrados a un modelo único de transferencia donde
al atender a un paciente al que le pasan cosas, conceptualizamos como
contratransferencia cosas que a su vez le pasan al analista. Si el
paciente maltrata, sentimos que nos maltrata, pero no es algo que
acontece entre los dos, que construyen juntos, sino que es algo que le
pasa al paciente y que repercute en el analista. Al interpretar sólo
impulsos y defensas, aparece el inconsciente como cosa individual del
paciente.
Creo que si el abordaje se da sólo en el marco de los conceptos
habituales de relaciones objetales internas infantiles externalizadas y
sus correspondientes resistencias, sea en transferencia positiva o
negativa, seguiremos observando sólo las repeticiones que por mo-
mentos pueden incluso acarrear colusiones en escalada narcisística.
En cambio, el aspecto transferencial que se constituye en el vínculo
analítico como nuevo con el analista, como un nuevo originario (P.
Aulagnier), será la base para nuevas fantasmatizaciones de lo nuevo
desconocido que llenará ese vacío ocasionado por la no disponibilidad
de los objetos primarios. Por otra parte, la constitución de lo nuevo en

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

el vínculo con el analista posibilitará ver a su vez otros aspectos de


repetición que ahora se darán con más claridad en las relaciones
cotidianas y cuya elaboración a su vez posibilitará la historización de
lo infantil en contraste con lo actual. Comienza a aparecer lo que se
podría llamar por ejemplo descuidos, ataques o dificultades, pero ya
en otras relaciones, otros vínculos, no necesariamente en el vínculo
con el analista, al que ahora se cuida mucho más que antes. No siempre
el conflicto con un objeto externo es disociación de la transferencia
negativa infantil. Podrían verse otras áreas de maltrato, de despliegue
de la sexualidad y de la vida anímica, o soportar maltratos de ciertos
objetos, sin que eso fuera maltrato en el análisis. Así se separan
contextos.
En el caso de pacientes fóbicos, incluso muy inhibidos o caso
contrario, pacientes de vida turbulenta y accidentada, me ha resultado
de mucha utilidad la propuesta del diálogo al respecto. Además de
considerar las asociaciones (verbales y actings reiterativos), atención
flotante e interpretaciones, propongo discutir cómo considerar su vida
cotidiana y ver qué surge. También acepto propuestas de su parte,
siempre con la consigna de atenernos los dos a lo que surja. Son
momentos de diálogo entre dos personas. Un vínculo en el que se
discuten ideas. Dos personas presentes ven qué pueden hacer juntas
ante un obstáculo que esté perturbando tanto al paciente como al
analista. Es el aspecto del espacio analítico que se construye entre dos.
Creo que esto también puede ser considerado como instalar contra-
transferencia y contribuir al desarrollo de la transferencia. Junto con
trabajar la relación de objetos internos, contribuye también a la
evolución de la transferencia-contratransferencia trabajar con las
posibilidades creativas del vínculo. Podríamos considerarla como la
dimensión prospectiva de la relación transferencial que proponía
David Liberman.
Esto nos llevaría al tema de diferenciar cuándo hay diálogo creativo
entre dos y cuándo asociación libre/interpretación, vinculado a la
historización de las relaciones objetales infantiles, asociado a la
repetición y retorno de todo lo reprimido en general. Es imprescindible
diferenciar esta repetición elaborable-historizable de la compulsión a

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 467


ASBED ARYAN

la repetición de lo inelaborable. Podría decirse la dimensión retrospec-


tiva de la transferencia propuesta por D. Liberman.
Quiero insistir en que es fundamental incluir en el diálogo entre
dos, tanto el deseo de análisis como los obstáculos que pueden surgir
durante su aplicación. Dialogar, para ver qué pueden hacer juntas dos
personas al ponerlo en práctica y evitar que el método sea un lecho de
Procusto; esta actitud también contribuye a instalar transferencia-
contratransferencia.
Con esta forma de acercarse al analizante, se crea una zona en la
relación con el analista en la que se toman en cuenta hechos, sin dar por
sentado todavía que están determinados por un pasado. Entonces se
transfiere esto a la manera de pensar los vínculos actuales, a lo cual
después resulta posible incluir la historia. Lo creado junto con el
analista se transfiere como modalidad de pensamiento, para detectar,
captar y entender la realidad actual y especialmente comprometerse
afectivamente, en lugar de mantener una distancia fóbico-obsesiva,
según elucubraciones previas al contacto con la realidad. Se constitu-
ye la dimensión de “ir haciendo con otro presente” (Janine Puget) que
es diferente a hacer sólo en base a una repetición de los modelos
infantiles. Entonces se siente la necesidad del otro como otro para
luego interiorizarlo y no como una repetición de sus modelos infanti-
les. Es frecuente e interesante observar cómo se anhela, porque se lo
valora, reeditar desde ahora con los objetos externos, el modelo nuevo
de relación logrado con el analista. No siempre es usurpación del rol
e identificación maníaca con la tríada defensiva negación-desprecio-
triunfo sobre el objeto interno depositado en el analista o disociado en
uno externo. Por otra parte, la elaboración de esta nueva confusión y
repetición en dirección inversa, posibilita que con esa otra persona
externa se cree un método subjetivante propio, ya que se percibe toda
otra historia. Pienso que esta manera de abordar las confusiones
adentro-afuera, no sólo y siempre como resistencia y acting out,
posibilita evitar las transferencias negativas innecesarias y iatrogéni-
cas.
Debido a estas experiencias clínicas, sostenemos que la posibilidad
de instrumentar –por ejemplo– un cambio de encuadre, cambia al

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

paciente y cambia la visión del analista. Si el analista cree que con este
cambio puede ayudar analíticamente a un paciente, pensamos que es
ético y legítimo habilitar un setting específico aunque esté por fuera de
lo clásicamente consensuado. De acuerdo a cómo evoluciona la
experiencia, se irá evaluando si se está instalando un proceso analítico
y si la conducción de la transferencia resulta viable con la nueva
manera de implementar el encuadre. Sostener la situación analítica
siempre favorecerá la emergencia de las fantasías inconscientes.

Material clínico 2

A modo de modelo de situación, quiero presentarles el material de


un paciente de 44 años, que padece una claustrofobia subclínica en sus
relaciones de todo tipo, pero obviamente mucho más intensamente en
sus relaciones amorosas. Dice estar complicado en su vida, que no
sabe ni cómo pensarla ni cómo organizarla. Que medita mucho pero
no encuentra soluciones. Que no puede terminar de hacerse cargo de
su vida, a pesar de ser una persona que ha trabajado desde los 17 años
hasta los 40, 41, cuando se vendió una importante empresa familiar,
fundada por los abuelos, con la participación de tíos y primos. La venta
se decidió por su iniciativa y logró beneficiar ampliamente a su padre.
Luego empezó en forma independiente un proyecto nuevo. Aún no se
ha casado y aclara que no tiene hijos. Insiste, en que si bien es una
persona que toma decisiones y es responsable en muchos aspectos,
siempre tiene la sensación de no ser él el verdadero protagonista de su
vida. Ensaya una interpretación: “Me cuesta mucho desprenderme del
pasado para incorporar cosas nuevas. Empecé una empresa nueva,
compré un departamento en Europa, abrí oficinas allí, tengo ganas de
emigrar... pero no quiero abandonar lo que tengo y dar el salto. Lo
mismo con las parejas que he tenido. De la última me separé hace dos
años y todavía no termino de renunciar a ella. Fue una relación muy
fuerte pero nunca convivimos. Hicimos una casa en la costa juntos,

2
Este material clínico ha aparecido en forma reducida en “Psicoanálisis a distancia” de
Ricardo Carlino como el Analista B, en la pág. 210.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 469


ASBED ARYAN

ladrillo tras ladrillo, pero no terminé de asumirla como pareja y


después de diez años nos separamos. Han pasado dos años y no
termino todavía de decir ‘bueno, che, da vuelta la hoja y arrancá con
una nueva vida! O volvé con ella’ y quedo enrollado entre la vida con
ella, que era muy bonita, y mi sentimiento de incapacidad para tener
una pareja, por la responsabilidad que significa. Quiero romper con el
pasado, pero no termino de dar el paso para adelante”. Lo asocia a un
permanente cuestionarse cuánto es él cuando vive y cuánto una
imagen que se han formado de él los demás. Es el hijo mayor que ocupó
un lugar importante dentro de la familia, padre, madre y hermanos.
También socialmente tiene muchas cosas lindas, pero no termina de
sentirlas propias. “La verdad, mis 44 años tampoco ayudan”.
Me pareció una persona inteligente, a un señalamiento mío de que
llamaba “complicaciones” a todo lo que me había contado, rápida-
mente supo contestarme que él siempre había sido más responsable
que disfrutador. Tenía algunas lecturas (Nietzsche, Sartre, Hamlet)
que le servían más bien para sus racionalizaciones. “Tengo una visión
tremendamente descarnada de la vida... también un poco cínica.
Vengo con eso, medio de fábrica. En mis 20 años, me enteré que eso
era el existencialismo. La vida del ser humano es, inevitablemente,
una condición dura de aceptar. Mis lecturas siempre me han llevado
para ese lado y lo que veo alrededor, me la refuerza. El concepto de
felicidad y la forma en que vive el ser humano nunca me han cerrado.
Siempre me parece que de alguna manera tenemos que engañarnos,
pero yo, no me puedo engañar. Y con 44 años ya es peor la cosa.
Tampoco me puedo decir: ‘bueno, che, a ver... Juan! No meemos muy
lejos del tarro, está bien que no sos un viejo ni mucho menos, estás
sano, pero tampoco la pavada, no te hagas el pendejo pelotudo’”. Era
muy frecuente esta manera de hablarse en diálogo.
Hábilmente defendido, parecía una persona narcisista, competitivo
y particularmente frágil en su autoestima. Fracaso del padre edípico
que no consigue legislar y pacificar con identificaciones secundarias
a rasgos del objeto perdido, e incorporarlas al Ideal del Yo tras aceptar
la pérdida y hacer el duelo. En cambio su Superyó, diferente al Ideal
del Yo y equivalente al Urvater, omnisciente y todopoderoso, ilusio-

470 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484


NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

nándolo con la completud narcisista, ordena lo imposible: sólo goza,


no es necesario que pagues nada! Es más representante del Ello
pulsional relacionado con un Yo ideal, donde no hay renuncia ni
pérdidas. Por esta razón, cada vez que tiene que renunciar a algo se
siente despreciable por este Superyó y amenazado con la pérdida de su
amor; imposibilitado de hacer el duelo, cae en la melancolía.
Había tenido un tratamiento entre los 20 y 27 años con una analista
lacaniana y al año había vuelto por casi dos años más. Se había sentido
muy cómodo. Lo que recordaba era que trabajando en la empresa
familiar, no se animaba suspender sus responsabilidades y hacer un
viaje de tres meses a Europa y esta analista le dijo: “déjese de joder
Juan, váyase a disfrutar”.
Antes de consultarme había visto al terapeuta de un amigo para una
derivación y se había decepcionado al ver que intentó retenerlo como
paciente. Después había visto otra persona mayor, porque esta vez
quería un hombre y mayor, le pareció un poco light, poco desafiante,
que hablaba mucho y opinaba, que las cosas que le pasaban eran
comunes y frecuentes y que simplemente había que aceptarlas. Le
parecía que esta persona no había captado la profundidad de lo que él
decía... “aunque yo sé que siempre me la creo”. Y agregó: “me gusta
estar en pareja, pero reconozco que no soy una persona capaz de
asumir los costos de una decisión, si uno elige algo, renuncia al resto.
Me doy cuenta de las cosas, las pienso, las razono, pero me cuesta
asumirlas, en el momento me achico, soy cobarde”.
Estaba aparentemente claro que en lo manifiesto pedía poder
definirse en sus elecciones, pero no dejaban de resonar en mí: “no soy
capaz de comprometerme, no soy capaz de asumir los costos de una
decisión, la condición de vida del ser humano es dura de aceptar”.
¿Cómo encarar un análisis sin compromiso y con muchas dificultades
de asumir los costos, especialmente de tiempo y de heridas en su
autoestima, con un Superyó todavía tan personificado?
En nuestro segundo encuentro lo primero que me dijo era que se
había sentido cómodo, más bien comprendido y la pauta era que a la
salida y también días posteriores había podido pensar más sobre las
cosas que me había dicho. Había recordado que al cobrar su primer

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 471


ASBED ARYAN

sueldo importante, había decidido mudarse, pero que hasta el día de


hoy no sabía por qué había decidido eso teniendo sólo 21 años, una
familia bien constituida y un hogar cómodo. ¿Esa vez había sido
resuelto y valiente? Al año había comenzado un análisis con la analista
antes mencionada. También había pensado que parecería que separar-
se de una persona importante lleva un tiempito largo... un par de años
y que en su actual separación, lo estaba viviendo. Pero le causaba
mucha tristeza la separación.
Esta reflexión mejoraba el pronóstico de nuestra posible relación.
Igualmente me era evidente que quería y no quería “armar una pareja”
terapéutica. Hacia el final de la entrevista le dije que me parecía
pertinente su deseo de analizarse porque la mayoría de sus autoobser-
vaciones eran correctas, pero no le servían para disminuir su sufri-
miento porque él oscilaba entre ser a veces demasiado intelectual y
otras, pasional, así como sus lecturas le permitían hacer consideracio-
nes realistas sobre la naturaleza humana, pero no le permitían com-
prender la realidad de sus sentimientos. Le dije que asumía ser su
analista y le pregunté qué idea se había hecho de un tratamiento. Me
dijo que había pensado en una sesión semanal, no por el costo
económico, pero sí por su situación laboral: semana por medio viajaba
a un país limítrofe por tres días hábiles y cada seis semanas viajaba a
Europa por dos o tres semanas y su próximo viaje era a los diez días.
Además muchos fines de semana iba a la Costa, a la casa construida
con su ex-novia, a hacer retiros espirituales.
Para mí era difícil decidir un encuadre, tanto por su vida real de estar
en tres países y no estar en ninguno, como por sus fantasías de
inseguridad, claustrofobia y discontinuidad defensiva, operantes en
las relaciones, y su Superyó todavía tan personificado (sus diálogos
internos que le hacía sentir que era y no era él cuando vivía, pensaba
y actuaba), que implicaba el peligro de mi contraidentificación com-
petitiva. Una cosa era entender su psicopatología y otra era operar
psicoanalíticamente. Le dije que dada la complejidad de su situación
de poca disponibilidad era mejor pensar con tiempo en la entrevista
siguiente, donde yo también necesitaba pensar y plantear cómo
trabajar juntos. Estuvo muy de acuerdo.

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

Después de pensar mucho qué encuadre plantearle, le dije que


necesitábamos trabajar sus múltiples respuestas-explicaciones para las
cosas que le pasaban, se le repetían y no le habían dado resultado, porque
para él sus explicaciones ya eran creencias inamovibles y le surgían muy
pocas preguntas nuevas. Que él necesitaba acercarse a sus cuestiones,
cuestiones que demandaban un pensar que no fuera una vez para
siempre. Para esto, por el momento empezaríamos con dos sesiones,
pero pasaríamos a tres si veíamos que no resultaban suficientes.
Un tanto para mi sorpresa, aceptó con alivio.
A los dos meses retomó con su novia. Durante tres o cuatro meses
estuvimos trabajando cuán poco compartía su vida cotidiana conmigo
y en cambio quería revisar la solidez de sus conceptualizaciones,
culpabilizado, hostigado y descalificado o confirmado por “la voz”.
Era para no construir una cotidianeidad conmigo y sentirse afectiva-
mente ligado y expuesto.
Un lunes, al regreso del país limítrofe me relató que el fin de semana
anterior había estado allí muy angustiado, sin poder concentrarse en
nada de lo que le gustaba hacer: no había podido escuchar música, ni
leer el diario, ni escribir, ni salir a correr. Me confió que muchas veces
le pasaba eso en sus tiempos libres, pero que había sido mucho más
intenso esta vez y no se explicaba por qué. También estaba muy
fastidiado. Le recordé que después de la sesión del miércoles se iba de
nuevo a Europa y que tal vez ahora la discontinuidad le molestaba más
que antes.
A su regreso de Europa dijo que había pensado proponerme que en
la semana completa que estaba en Buenos Aires hiciésemos tres
sesiones y si me parecía bien. Le dije que si bien no le podía ofrecer
una hora fija, era posible hacerla, siempre y cuando me avisara con
tiempo cuál semana iba a ser. Seguimos así dos meses más. Como era
lógico prever, hubo irregularidades en sus avisos para esas semanas de
tres sesiones, al alterar la programación de sus viajes cortos. A la vez,
hacía grandes esfuerzos para combinar las horas de los vuelos. Al
principio decía que “la voz” le reprochaba haber salido impunemente
con la suya, de imponerme sus tiempos. Le dije que prefería aceptarse
culpable antes de sentirse deseoso de estar cada vez más conmigo

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 473


ASBED ARYAN

aunque con recelo. Que él tiene organizada su vida para que no sólo le
pase con su novia, sino con los lugares, pertenencias, etc., pero que es
probable que en este momento, más allá de todas sus interrupciones y
sus viajes, la relación conmigo lo estuviese reconciliando con poder
estar más tiempo en un lugar.
Mi preocupación habitual era respetar la distancia prudencial que
él necesitaba. Si me sentía distante, se sentía solo, abandonado y
angustiado; si le resultaba muy próximo, aparecía la claustrofobia y se
incrementaban sus diálogos con la voz, aunque se viese atrapado en
una relación sado-masoquista. De todos modos, su relación conmigo
iba consolidándose.
Un lunes dijo “me estoy encariñando con este Dr. Aryan!” porque
había postergado el vuelo del miércoles a Chile para poder tener la
sesión “y no sé, si esto de encariñarme con el analista no va a traer
problemas para el tratamiento. Porque al analista hay que tomarlo
como analista”. Y con preocupación agregó que quería entender esto
de sobrecargarse con los sentimientos, porque no le permitía pensar y
eso lo fastidiaba. Acongojándose cada vez más, relató que la noche
anterior había ido con su familia y la novia al teatro. Todos muy a gusto
entre sí. Mientras que él se preguntaba “¿yo qué mierda quiero de la
vida que no estoy conforme con esta vida que llevo?”. Se reprochaba
y al mismo tiempo pensaba que “todo esto me gusta, pero no puedo
estar acá”. Estaba incómodo y no lo disfrutaba porque a medida que
se estrechaba la relación con la novia, aumentaba su rechazo sexual y
se sentía culpable y responsable de no procurarle el bienestar mereci-
do. Le parecía absolutamente injusto y loco, porque la novia era “una
mujer divina, aparte de ser hermosa”. Que esa mañana se abrazó a ella
y lloró diciendo que no sabía qué le pasaba. Y en sesión continuó
contándome todo llorando. A modo de síntesis agregó: “este estado no
lo soporto más”.
Entonces le dije que por un lado sentía un montón de cosas
considerándose ahora auténtico consigo mismo, pero sentir tanto, lo
hacía despreciable. Que no estaba bien sentir tanto porque tal vez no
es de hombre y que era una especie de paradoja que él debiese estar
sufriendo.

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

Entonces asoció con que el papá de la novia está con Alzheimer,


pero muy dócilmente se deja llevar de acá para allá en silla de ruedas
por la esposa que lo atiende muy cariñosamente. Él de 90 años y la
esposa de setenta largos. Parecía una escena amorosa de dos viejitos,
pero al mismo tiempo parecía que el Alzheimer era la condición
necesaria. Mientras que sus padres... hace 45 años que se pasan
discutiendo. Papá si toma más de un vaso de vino se pone violento y
el fin de semana había tomado como siete vasos, no uno. Y estaba a las
reputeadas. Y que la mamá no se queda atrás... en vez de contenerlo.
Que el padre se parece al abuelo. Hasta ahora el abuelo no había
surgido. Empezó a hablar de la empresa familiar, donde el papá era muy
lúcido, pero en manos de la madre, es muy frágil. Se pone gritón si toma
vino. Que en la empresa también era gritón con los empleados, pero no
tenía empuje en el trabajo. Y que el abuelo también era gritón y la abuela
sumisa. Me surgió preguntarle si era el padre del padre. Me aclaró que era
“el papá de la esposa de él”. Una manera retorcida de referirse a su propia
madre. Para mi sorpresa, este abuelo era el suegro del padre. Hasta ahora
me había parecido la empresa, cosa de la familia del apellido de él porque
cuando él hablaba del padre y del hermano del padre y otros tíos, me daba
la impresión que la empresa era de la familia paterna. Apellido mencio-
nado en casi todas las sesiones cuando “la voz” le hablaba. De modo que
el padre había entrado a la empresa por haberse casado con la esposa, hija
y hermana de toda esta gente. Y que en la empresa, lo habían asignado al
padre al sector libros porque era lector y más culto. Mientras que los tíos
atendían los otros sectores, de gran empuje. Toda una situación familiar
donde la línea materna era la fuerte, hasta económicamente.
Entonces le dije que tal vez cuando se sentía como aquel fin de
semana en Chile o como anoche en el teatro, me estaba diciendo que
no sabía a quién parecerse y que no es que no sabía qué quería, sino que
más bien se trataba de cómo escaparse de donde estaba, por si estando
ahí a gusto, lo hacía parecerse a alguno de los hombres de esta gran
familia y sellar la situación. ¿A quién parecerse, al abuelo, a algún tío
o al papá? Se alivió muchísimo. Entonces agregó las características de
estos tíos. Tenía un público de parientes en la cabeza. Y que entonces
si él fuera sincero tendría que decir “en verdad, me parezco a fulano.

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ASBED ARYAN

Es obvio porque soy así, o se me ve asá”. Si él era sensible y lector, se


parecía al padre, que es el sensible y “el del sector libros”. Aparente-
mente era parecido al papá y no a los tíos o al abuelo. Y él no sabía si
eso le gustaba o no le gustaba, si quería también parecerse a un tío, pero
no podía.
También lo relacioné con la pareja: dado esto, qué tipo de esposa
hay que tener porque la esposa va a sellar también su elección del
modelo masculino, ¿alguien parecida a la abuela sumisa, a la mamá,
a la esposa de alguno de estos tíos? Su masculinidad lo comprometía,
tenía una gran confusión con todo esto porque tal vez querría tener a
todos dentro de él sin renunciar a nada, cada uno tendría una parte de
él y él una parte de cada uno. En cambio, si optaba por la solución de
no parecerse a nadie, no podía parar en ningún lado y terminaba en un
vivir desarraigado. Pero ahora podíamos pensar que con esta solución
padecía la contraparte: el “no es”. El llamaba “no ser sincero” al
corolario de no querer parecerse a nadie, porque sabía que así se hacía
inasible. Para conmigo quedaba como un imprevisible que nunca sé
dónde está y qué va a hacer ¿va a viajar o no y cuándo?
La fragilidad de no estar en ningún lado confundía con falta de
sinceridad. Y que entonces siempre creía que estaba mintiendo,
siempre creía que su mensaje no es, porque había otro mensaje. En
cambio, si se fijaba en un lugar y se instalaba con un sentir mucho,
como le estaba pasando con la novia y conmigo, entraba en pánico
porque creía que tenía que renunciar a su solución de tener una vida de
no parecerse a nadie.
Así estábamos armando una historia de una familia que no tenía-
mos, porque al andar de acá para allá no había tiempo.
En la sesión siguiente pudimos ampliar con que no querer ser nadie
podría tener que ver con el clima de pelea permanente de los padres.
Con una pareja parental que por narcisismo están permanentemente en
pelea, los hijos no tienen un lugar, no tienen con quien estar. Por otra
parte, un padre alcohólico también infunde mucha inseguridad. Será
un padre gritón, pero la última palabra es de la madre; tampoco le había
servido “estar con los libros”: para poder tener una esposa fiel y
abnegada era necesario padecer Alzheimer.

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

Lo que me interesaba era que comprendiese que el no querer


parecerse a nadie, tenía algo que ver con esta cuestión de la gran
familia de la infancia y el sentir no tener rival respecto al lugar del
padre en las peleas con la madre. Que tener lugar es definirse en uno
de los bandos, cosa difícil porque perdería al otro. Entonces se ha
organizado una vida en que no está en ningún lado ni puede jugarse
por nadie. Estaba un poco en todos lados y no estaba en ninguno.
Que si bien lo asustaba como siempre el “encariñarse” ahora “con
el Dr. Aryan”, pareciera que él sentía que en este momento la
relación con el Dr. Aryan, es sólida, porque por más que él va y
viene, el Dr. Aryan está y se amolda. Es un vínculo más allá de los
viajes. Eso lo estaba tranquilizando y permitiendo revisar su
historia, en la que no podía estar con ninguno y podía comprender
lo mal que lo pasa cuando no está en ningún lado. Es probable que
en este momento, más allá de todas sus interrupciones y sus viajes,
la relación conmigo lo esté reconciliando con poder estar en un
lugar y que esto lo organiza. Si en este lugar empieza a ser posible
estar y sentir mucho, entonces puede empezar a pensar su historia
con más claridad y ver de qué manera influyó en cómo se siente en
su vida actual.
Fue a Chile y volvió. Al cabo de una semana de tres sesiones viajaba
otra vez a España.
En el último mes del año hacía su viaje a Europa, pero esta vez a su
regreso iba directamente a las oficinas del país vecino. No nos
veríamos por un mes, luego pasaba por Buenos Aires por una semana
y después se iba a una provincia del oeste a festejar las fiestas y
continuar con sus vacaciones en la Costa. A esto se agregaban dos
semanas de mis vacaciones. Apenas interrumpido por dos sesiones, no
nos veríamos por dos meses y medio. El tema de la discontinuidad
resaltaba esta vez con mucha crudeza, no sólo por el tiempo real de
separación sino además porque se sentía cada vez más interesado en
el trabajo analítico, el compromiso afectivo era de entusiasmo, pre-
ocupación por cuánto conservaba de cada sesión y especialmente
porque había una desidealización paulatina de los grandes conflictos
internos y valorización de la vida cotidiana.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 477


ASBED ARYAN

Comenzó la penúltima sesión antes de viajar, diciendo: “Ya le dije


que en unos días me voy a Europa. Por el otro lado debo reconocer que
teniendo sesiones seguidas últimamente han sido mucho más produc-
tivas. Yo alguna vez lo había escuchado, pero no sé si usted estaría de
acuerdo... ¿si hacemos sesiones telefónicas? Yo lo llamaría de Europa
a la hora de mis sesiones”. Me sentí descolocado. Hice tiempo para
preparar una contestación. Me pregunté si podía sostener un diálogo
analítico por teléfono, ¿cómo sería?, ¿resultaría? Recordé aquello que
me dijo en una oportunidad, uno de mis supervisores oficiales, D.
Liberman: ante mis dificultades contratransferenciales con una pa-
ciente histérica y muy histriónica en el diván con su angustia y
reproches de abandono, Liberman me dijo que la escuchara e interpre-
tara sin mirarla. “Como si usted estuviese escuchándola por teléfono”,
me dijo. Pensé también que evidentemente el paciente me necesita
más de lo que parecía, aunque parezca que le resulta muy difícil
ponerse en el lugar del necesitado. El hecho es que le cuesta irse.
Aceptaría los efectos de lo trabajado. Cuando me repuse de mi
sorpresa, le dije que yo también he escuchado y que eso lo tendríamos
que probar en nuestra relación. Que no hay una pauta por sí o por no,
sino que habría que ver, que cuando él me llama y podemos trabajar
y eso resulta productivo, la seguiríamos utilizando y si no, no. Con la
idea de que la relación se construye.
Si bien dije esto, después de sesión no me quedé muy tranquilo.
Pensé si debería introducir alguna diferencia en la frecuencia con
la concurrencia al consultorio. Que no contribuyese a una fantasía
omnipotente y negación maníaca del efecto de las distancias.
Necesitaba también pensar qué iba yo a hacer por teléfono, cómo
sería mi contratransferencia, qué características tendría su transfe-
rencia, etc.
A los pocos minutos de nuestro primer acuerdo, interrumpió su
discurso y dijo: “¿Sabe? eso de llamarlo por teléfono ahora me suena
un poco frívolo, de señora gorda que llama porque no tiene nada que
hacer o que va a tomar el té. Me da un poco de vergüenza”. Comen-
zaban ya asociaciones y elaboración de su nueva propuesta. Sentía
vergüenza porque ahora le interesaban las pequeñas cosas de todos los

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NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

días. Desde las primeras llamadas telefónicas el tema de qué le pasa y


qué hace con su cotidianeidad pasó a un primer plano. No me iba a
llamar ni por urgencias ni por planteos seudofilosóficos. Este replan-
teo era válido también para mí. Aceptar que ahora la llamada telefó-
nica no era para situaciones de gravedad.
Ahora ya hace ocho meses que sesiones telefónicas complementan
a las de Buenos Aires. Hemos descubierto los dos vivencialmente la
diferencia entre ellas: una comunicación telefónica para trabajar
psicoanalíticamente con el encuadre pertinente para eso es muy
diferente a cualquier otro tipo de llamada telefónica.

Comentarios

A través del material clínico y por haber ensayado un nuevo método


totalmente imprevisto y sorpresivo, para mí fue pareciendo con mayor
claridad que en el análisis como método terapéutico, el mantenimiento
del contrato analítico, puede pasar por diferentes variables. No sólo
por lo que tradicionalmente sabemos, si bien la frecuencia tiene
importancia porque para eso surgió en este caso el apelar al teléfono,
podemos considerar otras variables, algunas cualidades de la transfe-
rencia que surgieron después, cuestiones que habrá que considerar con
mucha precisión cada vez, cuáles son. Pero sí hubo algunos compo-
nentes de la transferencia que aparecieron a partir de este nuevo
sistema, que no aparecían, diría, no estaban en su transferencia
infantil. Por ejemplo, en cierto momento yo tomaba sus ausencias
como resistencia, me producía malestar y al mismo tiempo un impulso
de imponer alguna pauta o norma, que interpreté como contratransfe-
rencial. Eso se disolvió, si bien aparecieron otras ligadas a la transfe-
rencia. Para mí fue muy notorio el cambio del paciente que venía antes
que era bastante desprolijo, disperso, confuso y también un tanto
maltratante de su análisis. El contexto nuevo, un cambio de mira de
instalación de encuadre, creó un nuevo personaje. Si bien probable-
mente irían apareciendo descuidos de otro tipo, comenzó a aparecer
una persona muy cuidadosa de sus horarios y de su análisis, una
persona capaz de cuidar algo suyo, que es la relación conmigo, cosa

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 479


ASBED ARYAN

que no aparecía antes, conservando a la vez por supuesto, algunas


características particulares.
La transferencia no es sólo repetición. Pueden aparecen nuevos
aspectos, una vez que la novedad se transforma en hecho clínico y el
obstáculo en posibilidad de indagar más. Creo que si en este caso
insistía sólo en el marco de los conceptos habituales de resistencia, de
ataque al encuadre, o de desconsideración hacia el objeto, iban a seguir
apareciendo sólo repeticiones. La posibilidad de ver –por ejemplo– un
cambio de encuadre juntos, cambia el paciente y cambia la visión del
analista. Comienza a surgir un clima que se crea entre dos personas.
Mientras que haciendo por ejemplo ese trabajo con el tema del
teléfono.... el paciente propuso y yo pensé qué hacer, pero no de mi
lado solamente. Le propuse hablarlo, aportó sus asociaciones, yo tuve
mi recuerdo con mi supervisor... Hubo todo un diálogo. Dos personas
presentes que ven qué pueden hacer juntas ante un obstáculo que está
perturbando tanto al analista como al paciente. Creo que esto también
es instalar contratransferencia y contribuir al desarrollo de la transfe-
rencia. El espacio analítico también se construye entre dos. Junto con
el trabajar con la relación con los objetos internos, también contribuye
a la evolución de la transferencia-contratransferencia el trabajar con
aquello que puede crearse entre dos.
Esto nos llevaría al tema de diferenciar cuándo hay diálogo creativo
entre dos y cuándo asociación libre/interpretación, vinculado a la
historización de sus relaciones objetales infantiles o asociado a las
repeticiones de lo secundariamente reprimido y de la compulsión a la
repetición.
Con esta forma de trabajar, ahora está apareciendo la estructura
familiar, padres, hermanos, tíos donde confronta la estructura infantil
con la actual. Hasta ahora era sólo en la pareja y los negocios donde
aplicaba ideas filosóficas sobre para qué sirve la vida. En vez de tener
preconceptos sobre hechos de la vida antes de vivirlos, está ahora
haciendo al revés, vive los hechos, relata su cotidianeidad y después
asocia y piensa sobre todo ello. Algo similar a lo que yo hice cuando
se presentó el hecho-obstáculo de la discontinuidad. Algo así como
transferencia al revés. Él creó una relación conmigo en que tomamos

480 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484


NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA

en cuenta hechos sin dar por sentado que estaban determinados por un
pasado. Entonces ahora transfiere eso a su manera de pensar sus
vínculos actuales, a lo cual después resulta posible incluir la historia.
Lo creado conmigo lo transfiere como modalidad de pensamiento, de
entender o de detectar, de captar su realidad y también comprometerse,
en lugar de comprometerse según elucubraciones pseudofilosóficas
previas a la realidad. Antes, él no averiguaba quién era la persona, sino
que la voz le decía cómo había que hacer las cosas. Y eso era un poco
la transferencia de él, de su historia directamente aplicada a la realidad
actual. Mientras que actualmente es como si hubiera constituido o
captado la dimensión de “ir haciendo con otro” que es diferente a hacer
solo. Entonces siente la necesidad del otro como otro, no como una
repetición de sus modelos infantiles.

Sin concluir

– Freud consiguió hacer del obstáculo de la transferencia un motor,


esa herencia nos compromete a seguir en la misma línea.
– El Psicoanálisis como pensamiento no sé perderá más, sólo
depende de que hayan pensadores que lo quieran pensar.
– El Psicoanálisis como actividad profesional peligra si no encon-
tramos nuevos puntos de encuentro con los pacientes y con los nuevos
aspirantes a psicoanalistas en el siglo XXI (IPA 2003, Argentieri, S.,
& Amati Mehler, J. 2003, Brainsky, S. 2003, Anderson, G. 2009,
Aryan, A-Carlino, R. y col. 2009, IPA 2009).
– Las novedades siempre las sentimos como amenazas. Por esa
razón siempre lleva tiempo y sinsabores encontrar cada vez el punto
apropiado entre permanencia y cambio, el par de categorías a recon-
siderar siempre sin certezas ni garantes. Las estructuras institucionales
son necesariamente más lentas que lo que es nuestra clínica de cada día
(Aryan, A., Carlino, R. 2010).
– El analista debe evitar toda forma de cura por identificación con
su hacer, para dirigir la mirada a todo intento de complejización y
creatividad del analizante. Creo que este tipo de identificaciones e
intelectualizaciones difícilmente tienen lugar si realmente logramos

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484 481


ASBED ARYAN

trabajar entre dos. Después de todo, la asimetría se refiere al hecho de


que solamente se hablará de las particularidades, deseos, cotidianeidad
e historia del paciente. Es otra forma de referirse a lo que recomendó
Freud cuando habló de la pantalla en blanco.
– Algo aún más importante es que dirigiendo la mirada a todo
intento de complejización y creatividad del analizante se puede
favorecer todo lo que se presenta como diferencia.
– Por ende no todo paciente es analizable por este medio de
comunicación, ni todo analista puede adoptarlo. Considero funda-
mental los aportes de D, Liberman y D. Meltzer en cuanto a que el
método incluye sine qua non para que pueda desarrollarse la transfe-
rencia, los rasgos personales del analista y su manera de aplicar el
método y descartar definitivamente la idea platónica del analista ideal
arquetípica. Hay analistas que se sienten incómodos analizando cara
a cara, otros sienten que es imposible trabajar ante las irregularidades
de encuadre que presenta un adolescente, o porque deben considerar
entrevistas familiares y/o medicación en un paciente borderline… por
una cuestión ética es conveniente que no lo hagan si no cumplen con
lo que consideran que deben hacer como psicoanalista. De igual
manera debería ser enfocado el trabajar o no con teléfono. Es necesario
considerar si pueden o no indagar psicoanalíticamente y aliviar a un
paciente posibilitando cambios psíquicos.
Adoptar el medio de comunicación del teléfono/skype es una
posibilidad o imposibilidad personal no del método.
El método de analizar por teléfono está ahí, habrá o no pensadores.
Hay que continuar pensando.

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484 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 461-484


El jugar con adultos: entre la acción y la
simbolización en el proceso terapéutico

Valeria Corbella
Departamento de Investigación IUSAM

Introducción

Los desafíos que la clínica contemporánea presenta son diversos.


Es por ello que la propuesta en este trabajo es pensar acerca del juego
como recurso técnico sumamente complejo y creativo. Comenzando
por una selección de viñetas clínicas, el artículo nos conduce, desde el
inicio, a tomar un intenso contacto frente a diversos hechos clínicos.
Hechos en donde la acción antecede al diálogo analítico. Haciendo un
recorrido por los conceptos de agieren y enactment, se intentará
demostrar que dichos conceptos se emparentan entre sí y dan cuenta
de las puestas en acto que se figuran a partir de las viñetas. Acto,
representación dramática que irrumpe en un escenario mudo. La
anteposición del acto a la palabra, lleva al analista a preguntarse acerca
de su técnica y acerca del valor de dichos actos. Allí, la propuesta es
pensar al acto terapéutico como un juego que permite la significación
de experiencias. Se asocian, entonces, los conceptos de agieren y
enactment con el jugar para luego deslizarse hacia las nociones de
simbolización e historización, haciendo una parada en la noción
freudiana de acción específica. Es así que la acción terapéutica será
pensada como una forma posible de acción específica en tanto permita
el surgimiento de movimientos desiderativos. La creatividad, relacio-
nada intrínsecamente con el jugar, recorre desde el inicio el presente
trabajo y constituye uno de los ejes centrales. La reflexión surge
alrededor de patologías en las cuales las fracturas en el narcisismo

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 485


VALERIA CORBELLA

horadan profundo en el entramado psíquico dejando allí sus marcas


silenciosas. El jugar del analista, como posicionamiento teórico y
técnico, estimula a pensar y repensar la tarea del analista contemporá-
neo.

Viñetas clínicas

Se ha escrito mucho acerca del jugar con niños pero ¿qué sucede
con el jugar con adultos? La práctica contemporánea me ha llevado a
confrontar situaciones clínicas en las cuales diversos pacientes propu-
sieron “juegos” que no estaban contemplados en el manual de técnica
psicoanalítica para adultos. No así en la técnica de niños. Frente a la
sorpresa de algunas propuestas, me dejé llevar por la invitación
–confieso que no sin temor– y representé algún personaje que el
paciente estaba sugiriéndome. A modo de viñetas, traigo algunos
ejemplos como para situar al lector en el contexto referido.

Viñeta 1
Sesión tras sesión, un paciente fue atiborrando un cajón de mi
biblioteca con mails impresos, cigarrillos, encendedores, fotos, dibu-
jos, chocolates y dinero. Cada objeto tenía una razón de ser dejado. Los
mails que compulsivamente enviaba a una ex novia y fotos de ella le
generaban un “enrosque mental”, palabras del paciente para explicar
un proceso mental de ideas persecutorias y celos que no cesaban hasta
que generaba un encuentro con ella. Los cigarrillos y encendedor le
resultaban extremadamente dañinos (aunque fumaba solo unos po-
cos). Lo mismo con los chocolates. Realizó algunos dibujos que
necesitó dejarlos porque eran de “rostros que daban miedo por la
noche” y no quería tenerlos en su cuarto. El dinero, junto con una
tarjeta de crédito los dejó luego de contraer una deuda por la cual tuvo
que pedir un préstamo en el banco para pagar los gastos adeudados con
la tarjeta de crédito. El dinero tenía el sentido de ser una reserva para
pagar el tratamiento en caso de quedarse sin plata. Yo los iba
almacenando y el paciente no obtuvo un rechazo por mi parte para
alojar cada cosa que él traía. Refería la necesidad de dejarlas en mi

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EL JUGAR CON ADULTOS...

cajón. Me resultaba incierto el decurso que esta escena tendría –tuvo


una duración de varios meses– pero entendía que era un modo de
comunicar aspectos aún no representados. Nociones bionianas como
ser la de continente-contenido y función de rêverie venían a esclarecer
algo de lo que sucedía. Un cajón que funcionaba de continente para
contenidos mentales que aún no podían ser albergados en su propio
psiquismo. Por momentos, algún atisbo de interpretación era incluido
y podía decirle que él dejaba en mi cajón aquello que aún no podía
alojar en su mente. Escuchaba sin hacer referencia alguna. En una
oportunidad se enojó refiriendo que tan sólo necesitaba dejarlas ahí sin
perder tiempo de la sesión hablando de eso. Entendí su enojo como una
manera de comunicar que todavía no era momento de poner palabras
a lo que sucedía allí, con el cajón. Decidí no comunicar este pensa-
miento y seguir los tiempos del inconsciente. Comenzó a pedirme
algunas cosas para llevárselas, algunas las traía de vuelta al cabo de
algunas sesiones. Hipoteticé cierta movilidad en la escena, aunque no
había palabras que la representaran; el cajón era una posibilidad
concreta de continente. Pensé silenciosamente si el cajón podía
representar algo así como una caja de juegos. El cajón también
adquirió movilidad en mí. Ya no era únicamente un equivalente de la
mente del analista que brindaba un continente a contenidos del
paciente sino que podía estar representando también un espacio
lúdico, un espacio transicional. Cabe aclarar que estas ideas operaban
a modo de hipótesis pero la posición técnica era esperar a que el
paciente habilitara la posibilidad de interpretar el sentido de lo que
sucedía. Luego de varios meses me entrega, para que guarde en el
cajón, unas hojas impresas con esos mails que lo “enroscaban” y
refiere: “Es un cajón inodoro, toda mi mierda va a parar ahí”. Momento
en el que tuvo lugar la interpretación del analista: “pero acá no van a
parar a los caños”. La representación simbólica (cajón inodoro)
apareció a través de la palabra del paciente la cual inauguró una
interpretación del analista en la cual se diferenciaron contenidos
mentales de contenidos intestinales. La interpretación también inclu-
yó algo de la historia del paciente en tanto era un paciente que solía
hacer referencia a la frecuencia con la que él entendía perdía cosas

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 487


VALERIA CORBELLA

suyas. No hablaba de objetos concretos sino más bien de experiencias


vividas que prefería no recordar, vínculos de pareja y de amistades que
terminaban sin entender la razón de ello; lo que le generaba algún tipo
de conflicto, lo desechaba. El consiguiente dolor psíquico en el
paciente y una angustia desbordante dio alguna señal de que esos
objetos comenzaban a ser alojados en su psique y dijo muy angustiado:
“Siempre tiré todo a la mierda, aunque sean cosas malas, son mías y
no está bueno tirarlas. Vas tirando parte de tu historia”. A medida que
iban surgiendo palabras que nominaban experiencias y afectos tanto
pasados como presentes, el cajón iba siendo desalojado. Antes de que
se llevara las últimas cosas, el paciente solicitó venir una sesión más
por semana.

Viñeta 2
Una paciente sorprendía por la cantidad de ropaje con el que venía
a sesión. Llegaba y se sacaba capa tras capa de ropa, como si fuera una
cebolla. Llegué a contar dos camperas, tres sweaters de lana y dos
remeras. Luego se sentía el olor a suciedad y transpiración. La
temperatura externa no coincidía con el frío polar que parecía sentir
esta persona. Cuatro meses transcurrieron con el mismo ritual. Al final
de una sesión me dice: “Me prestás una bufanda tuya, así no me
enfermo”. El pedido, inédito en mi experiencia clínica, me tomó por
sorpresa. La falta de tiempo y la ausencia de alguna ocurrencia que
evitara cualquier cliché, me llevó a buscarle una bufanda. Cuando
regreso al consultorio (está ubicado en mi casa) me vuelve a sorpren-
der: “¿Me la regalás?”. “No te la regalo pero te la presto” le dije sin
pensar demasiado. A la sesión siguiente me dice riéndose: “Te robé la
bufanda”. Con un tono casi de juego le dije: “Mirá que te la presté, no
te la regalé. A falta de abrigo, ¿necesitarás robarlo?”. La paciente
responde fríamente: “La vez que viene te la traigo, no te la voy a robar”.
Pasada la sesión, en momentos en donde los analistas pensamos acerca
de lo sucedido en la sesión, se evidenciaron dos momentos de la
intervención. El primero permanece atrapado en la concretud de la
escena y refiere a una respuesta defensiva por parte de la analista:
aclarar que la bufanda es de ella y que fue en préstamo. Cabe

488 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

mencionar que la paciente había manifestado en otros momentos del


análisis haber tenido conductas de robo de pertenencias ajenas, espe-
cialmente prendas de abrigo como ser guantes, gorros, camperas, etc.
La próxima sesión me devuelve la bufanda, refiriendo: “La necesitaba
para poder dormir. En mi casa siento mucho frío. Estoy sola todo el
tiempo y me agarra una desesperación que me asusta. Es como si ahí
estuviera lo frío”. Pregunto: “¿Lo frío?”. La paciente continúa: “No sé,
es como si en mi cabeza aparecen las palabras lo oscuro, lo vacío y me
da escalofrío”. No hubo más asociaciones en relación a lo dicho. A
partir de ese episodio, la paciente comenzó a vestirse acorde al clima
externo y el olor a transpiración y suciedad dejó de inundar el
consultorio. No quedaba claro cuál había sido el sentido de la bufanda
más allá del sentido de un abrigo que protegiera de enfermarse. Pasado
un tiempo trae un sueño: “Había un bebé que lloraba y la mamá lo
miraba pero no lo tocaba. El bebé tenía alguna discapacidad y estaba
desnudo. En eso vuela un botellazo, como que iba para el bebé. La
mamá se tapa como para que no la golpee pero se olvida del bebé.
Alguien lo agarra y lo tapa con una mantita. Esas de bebé, ¿viste?”. Le
refiero, acordándome que me había pedido la bufanda para no enfer-
marse: “Para que no se enferme”. Casi sin dejar que termine la palabra,
dice con alegría: “Es tu bufanda, la mantita es tu bufanda. ¿Te acordás
la que te pedí para no enfermarme ese día que hacía frío y yo estaba
desabrigada?”. “Parece que necesitaste algo mío que te abrigue?” le
referí. Prosigue: “Ahora pienso en mi mamá, es muy fría, casi parece
que no es humana, es una mamá heladera. Una vez me enfermé y lo
único que me dijo fue ‘andá al colegio’. La llamaron a la hora para
decirle que tenía 39 grados de fiebre. Vos hiciste otra cosa, me diste
la bufanda para que no me enfermara. Capaz que por eso me la quedé
más tiempo. Es distinto lo que pasó acá. Lo otro te enferma, no de
fiebre, te enferma de acá (señalándose la cabeza con el dedo índice)”.
El relato prosiguió cargado de afecto y recuerdos pasados, aunque a los
fines de la brevedad se transcribe aquel recorte que daría cuenta de un
proceso mental que va desde una acción de la analista determinada por
un pedido del paciente hasta la emergencia de un sueño que conlleva
la elaboración y simbolización de lo sucedido junto con la aparición

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 489


VALERIA CORBELLA

de una mamá-heladera puesta en palabras que condensan la represen-


tación de un vínculo frío y deshumanizante que puede enfermar. Cabe
mencionar que la mamá-heladera apareció durante el proceso analítico
en varias oportunidades y resultó ser una representación cargada de
diversos contenidos y afectos tanto para representar el vínculo con su
madre como para representar aspectos de sí misma congelados.1
En esta viñeta, sorprende el pedido de la paciente en tanto necesita
llevarse algo concreto de la analista con ella. En el ejemplo anterior,
la situación era inversa y quizás estemos menos acostumbrados a este
tipo de pedidos que a aquellos en los que implica que el terapeuta sea
receptor de algo del paciente. Entiendo que algo de esto se cristaliza
en la interpretación defensiva de la analista. Podríamos especular y
pensar si el sueño y la emergencia del símbolo verbal mamá-heladera
hubieran surgido más allá de la entrega de la bufanda. Podría ser. El
eje es que algo de esa acción concreta era necesario para que surja la
posibilidad de soñar algo de lo no representado, algo de lo que sólo
pudo ser manifestado bajo un pedido concreto, que podía ser o no ser
concedido. Pasado el momento de la sesión, podríamos inferir que el
no haberlo hecho hubiera corroborado la presencia de un vínculo frío
y deshumanizante en la figura del terapeuta. El pensar que estamos
frente a patologías de borde en donde el eje del narcisismo es el que
está en juego, no hacer eco a las demandas del sí mismo, en términos
winnicottianos, podría posicionarnos en un lugar riesgoso respecto de
la transferencia y la posibilidad de repeticiones de situaciones traumá-
ticas y riesgos en la continuidad del tratamiento.

Viñeta 3
“¿Me hacés un té con galletitas?” refiere una paciente ni bien entra
al consultorio. No terminaba de sorprenderme el pedido cuando le
pregunto si quiere galletitas dulces o saladas. Imaginé que diría dulces
porque se me representó el pedido de un niño, que usualmente optan
por las dulces. Así sucedió y le digo: “¿Chocolinas, está bien?”. “¡Me

1
Lo frío apareció meses después refiriendo acerca de su cuerpo que lo sentía tan frío que
a veces sentía que estaba muerta.

490 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

encantan! Son mis preferidas” dice. Regreso con la bandeja y, en


homenaje a nuestra querida María Elena Walsh, comienza a cantar
riéndose: “Estamos invitados… a tomar el té”. Luego de entonar
algunas estrofas, refiere: “De chiquita jugaba a tomar el té con
galletitas pero las tacitas siempre estaban vacías, tomaba aire. Ésta es
de verdad. Sabés que necesito que me preparen la comida. La mayoría
de las veces no como porque si me la preparo me da asco y no paso
nada”. Le digo: “Por eso me pedís el té y, por lo que veo, acá comés
con ganas”. La paciente continúa: “Es que acá no me da miedo comer
con vos. Mi mamá no me quiere hacer la comida, le pido para que me
ayude a aumentar de peso pero no hace nada, me grita que coma y yo
me pongo a llorar. ¡Si no hay nada para comer! No prepara comida y
me dice que coma. ¿Qué quiere que coma?”. La paciente se angustia
y comienza a llorar. Le digo: “Por eso esperás que yo te prepare la
comida para que puedas comer, aún llorando”. Sorprendida, mezcla de
alegría y llanto, dice: “Tenés razón, estoy llorando y no se me fue el
hambre. Sigo comiendo”. Cabe aclarar que tiempo atrás la madre me
había llamado por teléfono, preocupada por el peso de su hija. La
indicación fue que le prepare la comida y se sienten juntas en la mesa
y coman las dos. La respuesta que me llegó fue que era imposible para
ella hacer algo así ya que a la hora de la cena solía ver una novela que
la estaba siguiendo desde principio de año y que comía en bandeja en
su cuarto. La paciente sufría de un severo trastorno de alimentación,
en ese momento tenía un peso de 43 kilos con un metro con setenta de
altura. En la sesión siguiente a ésta, vuelve a pedir el té con galletitas.
Pedido al cual accedo. Decido incluirlo como parte del encuadre y así
se lo comunico; cuestión con la que estuvo de acuerdo. Suponía que
incluir al té como parte del encuadre iba a permitir interpretarlo como
un elemento más dentro de la sesión. Luego de cuatro meses de tomar
el té en el consultorio y de ir poniéndole palabras a la comida que no
podía ser comida, me refiere al entrar: “Hoy no me prepares el té
porque lo tomé antes de venir”. “Has podido comer sola” le refiero.
Sonriendo me dice: “Sí, y además almorcé. Estoy comiendo con dos
compañeras de trabajo y no me da asco la comida. Vos sabés que si
ahora como con alguien, no tengo miedo de comer. Todavía no puedo

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 491


VALERIA CORBELLA

cocinarme y tengo que poder porque ya estoy grande y no puedo


esperar que mamá me prepare la comida, aunque me encantaría que lo
haga, pero ella no puede hacer eso, no sabe. ¿Sabés que aumenté cinco
kilos en este tiempo?”. “Estás contenta” le digo. “¡Y sí! Y lo mejor es
que ahora tengo ganas de comer, aunque esté angustiada; aunque llore,
como igual” refiere con alegría. Luego de esa sesión, volvió a pedirme
el té en algunas sesiones pero luego de un tiempo esto dejó de estar
presente.
De más está aclarar que éste también fue un pedido que me
sorprendió pero que decidí tomarlo e incluirlo como elemento del
encuadre debido a la patología que presentaba la paciente en un
momento en donde la angustia le impedía comer y el peso de la
paciente era realmente bajo. Dadas esas circunstancias, el pedido de la
paciente fue tomado como el surgimiento del deseo de comer. Claro
está que representé el lugar de una madre que le daba de comer
alimento y no palabras que, para otros pacientes, pueden resultar
suficientes. La interpretación se centró en la posibilidad de poder
diferenciar que el comer se puede independizar de los afectos, espe-
cialmente la angustia y la bronca, dos afectos que le imposibilitaban
“pasar bocado”. El material es un recorte abreviado de lo sucedido ya
que el sentido del alimento, el vínculo con la madre y sus propios
deseos y fantasías pudieron ser analizados a partir de este hecho, el
cual fue tomado por la paciente como una experiencia concreta de que
podía comer a pesar de estar angustiada.

Entre el agieren y el enactment, del actuar al jugar

Algunas veces tenemos la oportunidad de trabajar a través de la


palabra casi con exclusividad. Otras veces, la oportunidad se presenta
en el terreno de la puesta en escena y el analista se transforma en un
actor al cual le asignan un papel protagónico. A veces, el acto, puede
durar un tiempo prolongado hasta poder ser decodificado. Otras, tan
sólo el instante que dura un acto impulsivo. Pero, seguramente, el final
se anuncia con la aparición de palabras que nominan a la obra.
Puesta en acto, pasaje al acto, enactment, acto, acting out y tantas

492 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

formas de nombrar lo diversamente semejante. Diversamente seme-


jante en tanto que hay fronteras entre estos conceptos que aún no están
del todo claras. Cada uno de estos conceptos se refiere al campo de la
acción y ése es su denominador común aunque, según las escuelas que
los han desarrollado, implican posicionamientos teóricos y técnicos
muy diferentes. (Freud, 1914; Lacan, 1962; Jacobs, 1986; MacLaughlin
& Morton, 1992; Sánchez Grillo, 2004; Cassorla, 2011)
Aquí el planteo es más sencillo aunque no menos complejo. No
haré un estudio detallado de cada uno de los términos ya que no resulta
el objetivo del trabajo. A pesar de lo cual me referiré a algunos de ellos
porque dan cuenta de lo que será desarrollado. Me interesa referirme
a hechos clínicos que se desarrollan en primer término en el campo de
la acción y su relación con el jugar.
Las viñetas clínicas muestran hechos que generan sorpresa, des-
concierto y, a veces, malestar en el analista. Han tenido curso en el
consultorio e implican a la figura del analista. En esto se diferencian
de aquellas actuaciones que suceden fuera del consultorio. Suelen ser
repentinos y el analista es demandado a actuar. Se desarrollan casi
como una obra teatral, en donde el analista sabe que algo de lo no dicho
está siendo puesto en acto pero aún no sabe el título de la obra. Desde
esta conceptualización diríamos que estos hechos comparten algo del
agieren freudiano y del enactment inglés.2
En un interesante y minucioso trabajo, Krakov (2009) realiza un
estudio del concepto agieren refiriendo que el término conlleva una
polémica aún no resuelta. En su estudio, define dos sentidos posibles
del término:

“Por un lado, lo actuado serían recuerdos representados. No recor-


dados, ni espontáneamente recordables por el paciente, por estar en
estado inconsciente. Se caracterizarían por ponerse en acto, parti-
cularmente en relación con el analista. El agieren en sesión puede
considerarse así un efecto del dispositivo analítico. Por el otro,

2
Ambos términos, agieren e enactment, serán referidos sin traducción ya que las mismas
implican deslices hacia otros sentidos abrigados por diferentes escuelas psicoanalíticas.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 493


VALERIA CORBELLA

remite a lo irrepresentable. Patrimonio de la pulsión de muerte,


daría cuenta del fracaso de la representación y de la palabra.
Correspondería entonces considerar el agieren un indicio del
funcionamiento psíquico con defecto porque ‘ya no se trata simple-
mente de represión sino de la destrucción del pensamiento’ (Green,
A. op. cit)”. (Krakov, H., 2009; p.7).3

Dentro de la clínica, difícilmente pensemos en cuadros puros y


generalmente entendemos, aunque no siempre hay consenso unívoco
entre los analistas, que la represión como patrimonio de la neurosis
cabalga junto a la escisión del Yo como dominio de patologías de
borde. Por ello es que en las neurosis también encontramos núcleos
escindidos susceptibles de ser puestos en acto. Por tanto, el agieren
freudiano como parte del dispositivo analítico, permite el acceso tanto
a contenidos reprimidos como aquellos aún no representados.
Una acción puede ser un acto que se realiza sin palabras. Algo de
esto se trasluce en las viñetas. Claro está que los pedidos de los
pacientes se han acompañado de palabras pero algo del sentido de la
escena está fracturado. Algo de lo indecible se pone en juego a través
de un pedido de accionar conjunto. Pareciera que las palabras allí no
alcanzan y la solicitud surge en un escenario concreto y tangible. Tan
material y concreto como lo es una bufanda, un té con galletitas o un
cajón para guardar objetos. El terapeuta se ve interpelado a hacer algo.
Se le solicita una respuesta inmediata la cual conlleva una toma de
decisión. Decisión que de él depende. Me refiero que frente a la
pregunta del sujeto, el analista toma una decisión: responde en
palabras, responde en acto o no responde. Sólo sabrá en un a posteriori
el sentido de la actuación compartida. El acto sólo puede ser pensado
y hablado luego de que haya acontecido. Este a posteriori también es
característico del agieren. Son demandas 4 que, según el posiciona-

3
Los destacados son del autor. La obra citada de André Green es en el contexto de una
entrevista que Fernando Uribarri le realizara sobre la temática “La representación y lo
irrepresentable” (Revista de Psicoanálisis; Nro 6, 1998-1999).
4
El uso del término demanda, en todo el trabajo, es desde su etimología y no desde un
marco teórico lacaniano.

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EL JUGAR CON ADULTOS...

miento teórico y técnico, pueden encontrar o no una respuesta. No hay


garantías de lo que sucederá luego aunque ello no implica que no
podamos reflexionar al respecto. Se intenta, a partir del material clínico,
dar cuenta de que en el aprés coup el acto cobra sentido en tanto puede
ir siendo bañado en palabras. Ello lo mantiene en un nivel de incertidum-
bre difícil de sobrellevar, al menos para el analista, en tanto que, en el
momento en que acontece, se carece de conceptos como para nominar
la escena. Se espera a que en un segundo tiempo emerja el sentido, a
través de recuerdos, sueños, afectos, símbolos, palabras, etc. En la
situaciones clínicas descritas notamos que los recuerdos aparecen luego
pero el eje central, a mi entender, no es la emergencia de recuerdos sino
que éstos vayan acompañados de afectos. De lo contrario caemos en la
posibilidad de racionalizaciones espurias por parte del paciente. Esa es
la atmósfera afectiva que se vivenció con posterioridad a los actos
detallados. Otro eje central, es la emergencia de un vínculo diferente, un
modo novedoso de vincularse con otro sujeto. Así lo refieren los
pacientes de las viñetas: en la primera hace referencia a un otro
continente que puede alojar contenidos mentales, más allá de lo doloro-
sos o desagradables que resulten (sería lo contrario a un cajón inodoro
en el cual se evacuan contenidos y “van a parar a los caños”). En el
segundo ejemplo, surge un otro capaz de dar abrigo a necesidades
básicas de todo ser humano (lo opuesto a un vínculo frío y deshumani-
zante). En la última viñeta, el analista es concretamente alguien que
alimenta a un sujeto que carece del deseo de comer (lo opuesto a un
pecho/madre vacíos). Los pacientes refieren que, en la escena represen-
tada por ambos, hay algo diferente de lo que parecía no haber registro.
Quizás hayan operado, vía identificación, mecanismos psíquicos a
partir de los cuales los pacientes comienzan a internalizar algo de lo que
la analista hubo realizado: contener elementos psíquicos para ser
transformados,5 sentirse abrigados por otro que resulte confiable para
poder abrigarse –en este caso desabrigarse sin temor al derrumbe–,
desplegar sin miedo el deseo de comer con la consiguiente posibilidad
de alimentarse por sí mismo.

5
Idea que se enraíza en los desarrollos bionianos.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 495


VALERIA CORBELLA

Intentando un posible recorrido del término enactment, Mac


Laughlin (1992) enuncia su etimología:

“In ordinary speech and dictionary definition, the word enactment


suggests an action whose purpose, force, and intention are raised to
high intensity. That intensity gives concreteness and actuality to its
impact on the implicit other person in the field of action. It is then
an act, the intention of which is to persuade, or to force the other into
a reciprocal action” (p. 827).6

Se entiende que el concepto es específicamente vincular y fuerza al


otro a un accionar recíproco. Las preguntas formuladas por los
pacientes conllevan ese forzamiento.
Asimismo, tomando palabras de Borensztejn, para definir el con-
cepto desde el marco teórico psicoanalítico, la autora refiere que el
enactment:

“Expresa la idea de una forma de actuar dentro de la situación


analítica. El paciente pone en acto sus relaciones de objeto interno
primitivas a través de la transferencia de éstas sobre el analista
quien las percibe a través de la presión que se ejerce sobre su
contratransferencia, involucrándose en una forma de sutil acción.
Acepta el rol o lo rechaza lo que da como resultado un tipo de
vínculo que es un enactment en conjunto de la relación entre
ambos” (Borensztejn, 2009; p. 180).

Enactment y agieren, desde mi perspectiva, son conceptos esen-


cialmente vinculares. Necesitan de otro sujeto como para desplegarse
y entiendo es una oportunidad, dentro de otras que surgen en el
análisis, como para que el aparato mental pueda, elaboración psíquica

6
“En el lenguaje corriente y según la definición del diccionario, la palabra enactment
sugiere una acción cuyo propósito, fuerza e intención están elevadas a una alta intensidad.
Dicha intensidad brinda concretud y realidad al impacto sobre la otra persona implicada
en el campo de acción. Es entonces un acto, con la intención de persuadir o forzar al otro
en una acción recíproca” (la traducción es de la autora)..

496 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

mediante, procesar contenidos reprimidos o escindidos. En este sen-


tido me resulta más clarificadora la idea de vínculos internalizados que
la de objetos internos aunque ello no excluye la posibilidad de que en
el vínculo se actualicen objetos internos. Ya sea por lo que estuvo
presente en la historia del sujeto o lo que llama la atención por su
ausencia –en el sentido de lo que nunca estuvo y no de aquello que se
tuvo y se perdió–. Allí nos deslizamos hacia los conceptos de negati-
vidad e irrepresentabilidad.
Lo que muestran las viñetas clínicas son situaciones extremas que
no se presentan usualmente en la clínica, al menos en la mía, y en
donde nos encontramos haciendo algo que nos sorprende y nos
interroga nuestro posicionamiento como analistas. El escribir acerca
de estos hechos inaugura un espacio de interrogación y reflexión
compartida con los lectores. Coincido con Borensztjen en que la
presión se siente en la contratransferencia pero no siempre se mani-
fiesta como una “sutil acción” por parte del analista. La etimología de
la palabra parece hablar de un accionar recíproco cargado de una alta
intensidad afectiva. Al menos estas viñetas denotan que la sutileza
quedó a un lado e interrogan acerca del valor del acto del terapeuta.
¿Tiene valor el acto del terapeuta? ¿Queda cercenado a conceptos
como contraactuación o contraidentificación proyectiva, entre otros?
Krakov (op.cit, 2009) menciona la ponencia de Fred Busch en el panel
del 46° Congreso de IPA en Chicago (2009) y refiere:

“El Dr. Busch entiende la aparición en sesión de actos de parte de


los pacientes como lenguaje-acción. La explicación que nos acer-
ca, remite al desarrollo del pensamiento conceptual en el niño, que
reemplazaría el acto motor. El lenguaje-acción sería patrimonio de
lo irrepresentable, en el mismo sentido en que lo piensa André
Green desde la perspectiva de psiquismo primitivo” (p.13).

En las viñetas queda expresado, a través de este lenguaje-acción, el


pedido de satisfacción de necesidades tan primitivas como ser alimen-
tación, abrigo entendido en el sentido del holding y handling winni-
cottianos, o un aparato psíquico continente de elementos psíquicos

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 497


VALERIA CORBELLA

susceptibles de ser transformados. Hablamos de logros evolutivos que


se dan en un desarrollo saludable. Interesante punto de vista plantea
Krakov, siguiendo sobre la ponencia de Busch, al referirse que hasta
los 7 años el niño no dispone de un sistema cognitivo integrado en el
cual pueda organizar el mundo de manera independiente de los
referentes de la acción. Antes de ese momento, el pensamiento del
niño queda supeditado a un sustento motor. Pensamiento que coincide
con entender que en los actos hay algo que no puede aún ser puesto en
palabras y que la manera en que el paciente fuerza al analista a actuar
recíprocamente obedece a fallas en la integración cognitiva. Para
decirlo sencillamente, el paciente no puede hacer otra cosa que actuar
y demanda al analista a actuar en el nivel de concretud que él puede
entender. Dicho nivel está constituido por acciones y no por palabras.
La tarea analítica consiste en ir ampliando el campo de las represen-
taciones mentales ligadas a la palabra. Será además la de “tratar de
modificar el carácter inevitable de la acción, convirtiéndola en la
posibilidad de reflexionar mediante la representación de lo que antes
era irrepresentable, y por lo tanto se expresaba en lenguaje-acción.
Esta es la base de la capacidad para el insight”. (op.cit. p. 12).
Lo sucedido luego de la primera demanda de cada uno de los
pacientes, desde mi perspectiva, da cuenta de que el lenguaje-acción
fue cediendo paso a los afectos obturados, a la aparición de recuerdos
que ampliaban el universo de representaciones mentales. Asimismo a
la aparición de símbolos (cajón inodoro, mamá-heladera, canción para
tomar el té) que permitieron una tramitación de experiencias trauma-
tizantes. Del mismo modo, cada uno de estos sujetos pudo transformar
el lenguaje-acción por un mundo enriquecido de palabras. Nótese que
ellos mismos dejaron a un lado las demandas en el plano de la acción
y el cajón fue desalojado, la bufanda devuelta y se prescindió del té,
cada cuestión con las posteriores transformaciones mentales (apari-
ción de símbolos,7 sueños, temperatura corporal acorde a la real).

7
Si el símbolo representa aquello que no está presente, diría que “cajón-inodoro, mamá-
heladera, canción para tomar el té” estarían representando, en un nivel simbólico, conteni-
dos escindidos susceptibles de transformaciones a través de la palabra y no ya en acto.

498 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

Una nota acerca de la acción específica freudiana

El análisis de estas situaciones clínicas con demandas tan primarias


–como ser la de alimentación, contención y abrigo– rememora la
noción de acción específica como una acción que, inicialmente,
sobreviene del mundo exterior para calmar el displacer. Se calma una
necesidad en un momento en donde el deseo está en ciernes y necesita
de una acción como para que pueda instalarse un sujeto deseante, un
sujeto vivo.
En 1895, Freud nos decía:

“El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la


acción específica. Esta sobreviene mediante auxilio ajeno (…) un
individuo experimentado advierte el estado del niño” (p. 362). Una
vez calmada la sensación displacentera, nos anuncia que “el todo
constituye entonces una vivencia de satisfacción, que tiene las más
hondas consecuencias para el desarrollo de las funciones en el
individuo” (p. 363).

Esto corresponde a la misma línea de pensamiento en la que Freud


sostiene que las pulsiones sexuales se originan apuntaladas sobre las
de autoconservación, sólo secundariamente se independizan de éstas.
Nótese que en los pacientes de las tres viñetas, hablamos de necesida-
des de autoconservación: alimentación, abrigo, aparato psíquico que
contenga sus propios contenidos mentales.8
¿Será que ciertas acciones específicas del analista permitirían
instalar una corriente deseante en el sujeto? Si tomamos, por ejemplo,
la necesidad de alimentación de la viñeta 3, cabe pensar en una doble

8
Cabe aclarar que la alimentación es la que claramente considera Freud como pulsión de
autoconservación básica. Por otro lado la necesidad de abrigo, es considerada en este
trabajo como el holding y handling winnicottianos y en este sentido se incluyen como
necesidades del Yo, también básicas, para las cuales se depende de un objeto externo real.
Por último, la posibilidad de que el aparato psíquico pueda albergar sus propios
contenidos mentales, refiere a las nociones bionianas de transformación de elementos con
la consecuente capacidad de rêverie materna.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 499


VALERIA CORBELLA

partida del deseo. Por un lado un sujeto que desee alimentarse y por
otro alguien que desee alimentar. Al tiempo que se instala esta
dinámica vincular, aparece el deseo de jugar. Luego de la presentación
del alimento por parte del analista es que la paciente se pone a cantar
–tomo la canción y el canto como un fenómeno complejo en donde la
paciente comienza un proceso de elaboración y simbolización de
experiencias traumáticas en el vínculo con su madre–.9
Esta sucesión de hechos me recuerda a lo que Donald Winnicott
(1979) nos dijo acerca de la psicoterapia: “la psicoterapia se realiza en
la superposición de las dos zonas de juego, la del paciente y la del
terapeuta. Si este último no sabe jugar, no está capacitado para la tarea.
Si el que no sabe jugar es el paciente, hay que hacer algo para que pueda
lograrlo, después de lo cual comienza la psicoterapia” (p. 80). Cuando
este autor nos habla de juego, no lo deja en el terreno exclusivo de la
infancia sino más bien lo refiere como actividad creadora de toda
persona. Sus palabras resultan contundentes: el analista que no sabe
jugar está incapacitado para realizar su tarea.
El psicoanálisis se forjó desde la talking cure como método
terapéutico en donde la palabra hablada tenía un valor primordial pero
también los actos han sido motivo de investigación en Freud (1905,
1914) desde los inicios. La palabra ha tenido su rol central en cualquier
análisis de adultos. Y lo sigue teniendo. Tan sólo que el analista
confronta con situaciones que se extrapolan más allá de la palabra y
son precisamente aquellas que serán conducidas nuevamente al orden
del lenguaje. Para lograrlo, surgen espacios de transición entre el acto
y la palabra. En esa interfase, se encuentra el jugar.
Hay momentos en donde no cabe la posibilidad de representación
a través de símbolos, incluida la palabra que simboliza la cosa ausente.
Se demanda una presencia concreta con una acción específica. No hay

9
Menciono esta viñeta quizás porque es en la que claramente aparece el placer por el canto
posterior a la aparición del alimento. No deja de ser muy diferente a cuando los niños
pequeños sienten extremo placer cuando su madre o sustituto les preparan la comida y la
misma alimentación pasa a ser casi como un juego. Recordemos situaciones concretas
cuando la mamá juega a que el tenedor y la comida son un avioncito que entra en la boca
del niño.

500 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

ausencia sin presencia, no puede haberla –de lo contrario la ausencia


sería aniquilante. Y, si la simbolización representa la ausencia, ésta
sólo es posible con la presencia del analista. Presencia que es deman-
dada a entrar en la escena de los contenidos no representados, lo cual
nos desliza nuevamente al agieren y al enactment. Pareciera que el
analista debe hacerse notar más allá de sus palabras. “Huellas sin
palabras, con una historia desmentida más que reprimida, que desafía
los límites del análisis” dirá Susana García (2007). Son las huellas de
las compulsiones, de las actuaciones, del enfermar somático que nos
conducen a una técnica diferente. Técnica diferente en la que la noción
de juego da cuenta de lo que puede suceder en el encuentro con lo
indecible.
El jugar es una acción y la acción tendrá sentido sólo si el padecer
del sujeto puede ser transformado, en transferencia, en ese encuentro
con un otro también afectado.

Jugar

Frente a situaciones en las que el terapeuta se encuentra demandado


a realizar una acción, es posible una solución creativa: crear un juego
con el otro. Desde esta perspectiva, la puesta en escena tiene valor por
sí misma, así también como lo tiene el jugar. La actuación y el jugar
posibilitan la elaboración de las experiencias traumáticas in presentia
y con ello, su representación mental y simbolización.
Valeros (1997, p. 188) toma para el verbo jugar algunas de estas
definiciones de los diccionarios Oxford y Webster:
– “comprometerse seriamente;
– participar de un juego reglado;
– jugar un papel en representaciones dramáticas”.
Más adelante brinda definiciones tentativas de juego creativo:
– “es la búsqueda de interrelaciones, de las pautas que conectan lo
subjetivo con el mundo exterior.
– Es una conducta compleja de momentos de hallazgos sorpren-
dentes para el sujeto que juega –el descubrimiento de las pautas que
conectan los dos mundos”. (p.194)

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 501


VALERIA CORBELLA

Estas descripciones, tanto del jugar como del juego creativo,


recuerdan a lo que venimos desarrollando alrededor de los conceptos
de agieren y enactment. Ambos términos conllevan la idea de repre-
sentaciones teatrales en un escenario compartido por el analista. Los
actos descritos en los ejemplos clínicos no dejan de ser una búsqueda,
seria y comprometida, de un sentido que nomine la obra. La búsqueda
de relaciones entre el mundo subjetivo y el mundo externo da cuenta
de la transicionalidad del espacio en el que se desarrolla. Se incluye
además, la noción de juego reglado ya que en el encuadre analítico
existen reglas y, a pesar de que ciertos hechos clínicos modifiquen
algunas de esas reglas transitoriamente, es en el a posteriori que surge
el sentido de esa modificación del reglamento.
Acto espontáneo –condición compartida con el jugar– y nuevo en
tanto no es repetición de situaciones anteriores. Se edita por primera
vez en un vínculo diferente, en una zona de transición. La transiciona-
lidad daría cuenta de fenómenos como estos en tanto que, a partir de
la presencia del otro, puede instalarse una zona de juego en donde
paciente y terapeuta se implican mutuamente en un juego que dará
espacio al símbolo “cajón inodoro”, “mamá heladera”, “canción para
tomar el té”. Todos ellos representan algo de lo que no estaba dicho,
algo que estaba desligado de la historia y de su sentido.
“Jugando, el niño dice toda clase de cosas que tienen el valor de
asociaciones genuinas” nos dijo Melanie Klein (1926) hace ya muchos
años atrás. Así tanto como Winnicott nos legó la idea del juego en su
valor terapéutico. ¿Será lícito pensar las puestas en escena de pacien-
tes adultos a modo de juego? Pienso que es una manera posible de
poder instalar, en transferencia, aquello que aún no encuentra simbo-
lización en el lenguaje pero sí puede hallarla a través de la acción.
Sánchez Grillo (2004), quien emparenta los conceptos de juego con
enactment, es muy clara cuando dice que “podemos entender las
acciones manifiestas en las representaciones dramáticas o lúdicas
como una búsqueda de representación simbólica a través del lengua-
je”. Acuerdo con lo que expresa y lo hago extensivo a los análisis de
adultos que encuentran, bajo la forma de puesta en acto o enactment,
una manera de expresar aquello para lo cual aún no hay representación

502 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

verbal. Si el analista juega el juego propuesto quizás se dé la chance


del surgimiento de un nuevo sentido. El jugar implica un riesgo aunque
no muy diferente del de analizar sujetos con serias fallas en el
desarrollo y estructuración del Yo. Estos son quizás los casos que
presentan mayor dificultad y mayor desafío en nuestra práctica diaria.

Perspectivas acerca de la simbolización

Algunas últimas consideraciones acerca de un concepto que ha


circulado en el presente escrito. Hemos hablado de la simbolización y
capacidad de poner en símbolos. Si bien entiendo que es un término
con el cual acordamos generalmente sin necesidad de justificarlo,
resulta curioso un posible doble sentido que está en concordancia con
los dos sentidos posibles del agieren. Por un lado, el simbolismo del
estructuralismo alude al símbolo como representación de una ausen-
cia. En este sentido se dice que la palabra mata a la cosa. La palabra,
como símbolo, sería la presencia de una ausencia. Ausencia que se
forja a partir de la presencia de la cosa. Este posicionamiento alude al
estructuralismo. Desde otra perspectiva, encontramos a Paul Ricoeur.
Alejandra Bertucci, en alusión a este filósofo, refiere al símbolo como
“la representación sensible de aquello de lo que no tenemos concepto
y que por tanto genera un trabajo de reflexión inagotable para
significarlo” (p. 5). En palabras de Gadamer (1996) “el símbolo no es
una mera señalización o fundación arbitraria de signos, sino que
presupone un nexo metafísico de lo visible con lo invisible” (p. 111).
Aquí interesa el posicionamiento de Ricoeur, ya que hablamos de
intentar representar aquello de lo que carecemos de concepto. Allí
cedo el lugar a los actos. Estos son mudos de palabra, no así de
sensibilidad. Están cargados de una intensa carga afectiva, tanto para
el paciente como para el analista. Es allí en donde Ferenczi (1913) dice
que el símbolo no es de orden intelectual sino de orden afectivo.
La palabra es una de las tantas posibilidades de relación simbólica,
aunque no la única. En donde la simbolización como proceso ha
sufrido sus avatares, el lenguaje del afecto cobra primacía. Si “consi-
deramos al afecto como una manifestación de la pulsión en la vida

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 503


VALERIA CORBELLA

psíquica y al movimiento ligado al objeto analista como una manifes-


tación de los movimientos de ella hacia el objeto, podemos entender
las acciones manifiestas en las representaciones dramáticas o lúdicas
como una búsqueda de representación simbólica a través del lenguaje”
(Sánchez Grilllo, 2004, p.417). Asimismo, todas aquellas manifesta-
ciones que no se expresan en palabras y necesitan de otras formas de
expresión, son las que suponen un aparato psíquico con zonas de
fracturas y escisiones. Y es allí, en donde una y otra vez, repite un
síntoma que no encuentra significación por medio del lenguaje y lo
hace a través de las únicas vías posibles de comunicación. ¿Actuacio-
nes a la espera de alguien que les permitan significarse?
El modelo interpretativo consonante con la represión en tanto
descubrir un sentido oculto ya no nos es suficiente para dar cuenta de
ciertos hechos clínicos. Nos deslizamos a la lógica de la interpreta-
ción de sentidos ausentes, de carencia de concepto, lo cual exige un
esfuerzo diferente. Volviendo a Ricoeur, es el quien nos propone dos
maneras posibles de interpretar: “la primera se lleva a cabo como arte
de la sospecha; la segunda como recogimiento de sentido” (p. 162,
Gondar, 2011). Aquí interpretar es crear sentidos pero no olvidemos
que el agieren implica un doble sentido en tanto enlace con conteni-
dos reprimidos y con contenidos no representados. De modo tal que
las dos maneras de interpretar son afines al doble sentido que
conlleva el agieren freudiano. Devolverle a esos retazos de expe-
riencias pasadas un sentido histórico, temporal y personal, hace que
el sujeto sienta que vive creativamente su propia vida y desde ese
lugar se siente más vivo.
La simbolización se incluye, entonces, en una dimensión temporal.
Significa la unión de momentos históricos separados entre sí. Volvien-
do a la clínica, la paciente de la viñeta 3 menciona una madre que nunca
cocinó como diferente de la situación analítica en donde aparecen sus
galletitas preferidas. Aquí la unión de dos momentos históricos, el
pasado y el actual, se resignifica en un momento nuevo: comer
cantando en presencia del analista. La reunión de la unidad fracturada
se transforma en un elemento diferente que conlleva procesos de
historización y búsqueda de sentidos.

504 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

Elena Friszman Bosoer (2007) acuña el término de simbolización


historizante como para definir aquellas intervenciones que permiten
dar otro sentido a lo manifiesto recuperando el sentido activo del hacer
historia. Son las que permiten construir una historia recuperada del
pasado para reencontrar –o encontrar por vez primera– un sentido del
existir. Claro está que las ideas de Piera Aulagnier se hacen sentir en
estas concepciones. Este sentido activo de hacer historia encuentra
enlace con la noción de búsqueda creadora de Winnicott, en tanto que
esta última debe ser un movimiento que va desde el sujeto hacia el
medio, recordando lo dicho en líneas anteriores en donde el juego
creativo implica una búsqueda de interrelaciones entre el mundo
interno y el mundo exterior.
El jugar, en este contexto, forma parte de ese sentido activo a partir
de cual se recupera parte de una historia innominada. En las situacio-
nes clínicas mencionadas se da algo de este hacer que activa la propia
historia para poder encontrar un sentido nuevo. Agamben nos dirá que
el “juego representa la esencia temporalizante del ser viviente, su
historicidad” (p. 105). Si tomamos como válida la frase de Agamben,
las ideas de Winnicott acerca del jugar del analista vuelven con un
sentido aún mayor. El juego es esencia del ser vivo, es esencia que lo
sumerge en su tiempo y en su historia.
El jugar como recurso técnico plantea, tal como se hace con los
niños, la posibilidad de elaborar y simbolizar pero, ante todo, la
oportunidad de que el sujeto se sienta vivo. El jugar es un acto. Jugar
y actuar, dos verbos que se conjugan en la dupla terapéutica como una
construcción, como una creación de a dos que establece transforma-
ciones duraderas a partir del vínculo.
Perspectivas sociológicas y antropológicas enfatizan que un modo
de establecer una conexión con gente de diferentes culturas es crear
algo juntos, sea una danza, una comida o un proyecto. Si parte del
proyecto terapéutico se desliza hacia la construcción de conexiones y
enlaces de palabra para que los procesos mentales se vayan transfor-
mando, es que nuestra tarea se ve interpelada frente a la ausencia de
palabra. El jugar, previo al lenguaje, se transforma en recurso válido
para un proyecto terapéutico simbolizante e historizante. El jugar es

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 505


VALERIA CORBELLA

crear algo con otro que funciona como compañero de juego. El analista
es aquel que acompaña de la manera en que ese otro necesita.
La acción específica resulta necesaria en momentos de extrema
indefensión y dependencia del ser humano. Podríamos pensar que
tomar el té con una paciente en extrema dependencia y vulnerabilidad
física y psíquica, es parte de una acción específica. Acción específica
que conduce a la misma paciente, meses más tarde, a comenzar a
alimentarse por ella misma y ganar peso. Acción específica del
terapeuta que permite la instalación de una corriente desiderativa que
se liga a Eros y al deseo de comer, al deseo de vivir. Deseo que surge
a partir de otro deseante y quizás con ello se favorezcan nuevas
identificaciones y posibles integraciones en un Yo desnutrido.
Si repasamos las viñetas, tanto la bufanda como el cajón del
terapeuta pueden funcionar del mismo modo. Son acciones específi-
cas de contención, de abrigo o alimentación que corresponde a
necesidades muy primarias en momentos en donde el lenguaje aún no
figuraba. Cajón inodoro, mamá heladera y la Canción para tomar el té,
tienen su importancia en tanto son creaciones simbólicas de cada
paciente. La palabra del analista permanece muda hasta que el paciente
autoriza el juego de palabras e interpretaciones. Antes de ese momen-
to, la suspensión de las hipótesis teóricas en el analista permite, al
paciente, desarrollar su propio juego y con ello, sus propias construc-
ciones simbólicas. Puesta en escena de experiencias pasadas que no
han encontrado el acceso simbolizante del lenguaje. Allí, técnicamen-
te, sería una exigencia inapropiada del analista exigir palabras donde
no las hubo, donde no las hay.

El jugar: un posicionamiento teórico y práctico del analista

El jugar implica un modo de vincularse diferente. Ésta es la


perspectiva que interesa acentuar. Imposibilidad de anticipación y
espontaneidad son características de este jugar. En los tres casos
clínicos el juego favoreció aperturas a nuevos conocimientos y re-
flexiones. Coincidentemente permitió la reconstrucción de escenas
pasadas y el recuerdo de experiencias pero también la mención a

506 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509


EL JUGAR CON ADULTOS...

experiencias emocionales nuevas. El eje no tiene que ver necesaria-


mente con el surgimiento de experiencias pasadas en tanto hacer
conciente lo inconsciente. Se sitúa, por sobre todo, en el surgir de
afectos obturados enlazados con experiencias vividas necesarias de
incluirse en el entramado histórico. Éste es el modo de hacer activa la
propia historia.
Hay explicitado un posicionamiento particular del analista respec-
to del jugar en sesión con pacientes adultos en ciertos momentos en
donde un determinado hecho, en el cual estamos inevitablemente
implicados, nos sorprende. Podemos tomar perspectivas teóricas
diferentes respecto del sentido de la demanda pero el sentido de esta
perspectiva radica en la apertura práctica que como analistas podemos
tener frente a estos hechos. Permitir que se desarrolle un juego es el
aspecto acentuado en este trabajo. Jugar el juego como recurso posible
para que contenidos no representados se enlacen en cadenas de
representaciones mentales y simbólicas.
Este enfoque considera ya como creativa la propuesta de juego del
paciente. El sujeto realiza una propuesta espontánea al analista.
Cabe la pregunta ¿es necesario jugar el juego de estas puestas en
escena? Es necesario en tanto se lo incluya como una posibilidad
técnica, entre tantas otras. La posición técnica del analista se debate en
transferencia con cada paciente y desde este punto de vista, resulta
difícil generalizar cualquier posicionamiento técnico. La razón por la
cual veo en este jugar del analista, en los casos clínicos aquí expuestos,
una necesidad técnica está dada por la misma propuesta del paciente.
Jugar el juego propuesto por el paciente sin intentar modificarlo por
una forma más conveniente para el método, sin forzar una interpreta-
ción verbal en un momento en donde el canal de comunicación es otro.
La experiencia clínica demuestra que tiene sentido y es una apuesta
técnica y estratégica para analizar aspectos internos que no han sido
posibles de ser ligados a una cadena de sentidos. Aspectos internos
ligados a experiencias traumáticas, la mayoría de las veces vinculares.
Razón por la cual, quizás, sea necesario un otro que pueda desempeñar
esa otra función o, en palabras de Freud, una acción específica. Que
ayude a encontrar el concepto de lo que aún no se ha dicho, en palabras

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 507


VALERIA CORBELLA

de Bertucci. La noción de jugar en sesión implica un posicionamiento


frente a otro sufriente y una comprensión diferente de un determinado
hecho clínico que se manifiesta bajo la forma de una acción, de un
hacer.
Una última frase: “la creatividad es, pues, el hacer que surge del ser.
Indica que aquel que es, está vivo” (Winnicott, 1979, p.48). El jugar
es un hacer que surge del ser, tanto del paciente como del analista. Si
podemos jugar, estamos frente a un proceso terapéutico complejo y
creativo que va tejiendo un entramado yoico sobre el cual el sujeto
sentirá que está vivo.

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Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 485-509 509


La clandestinidad. Su relación con la
represión y la desmentida

Carlos Moguillansky

Introducción

En los albores del psicoanálisis, el fenómeno disociativo formó


parte del debate entre P. Janet y S. Freud sobre lo psíquico inconscien-
te. Algo más de cien años después, la historia de la clínica ilustra que
ambos pensadores tenían razón, pues tanto la represión de lo incons-
ciente como la disociación del Yo son estrategias defensivas del
psiquismo ante el dolor y la angustia. Quizás hoy, a la distancia, vemos
que esos mecanismos no son tan ajenos ni tan excluyentes entre sí
como se los pensó al calor del debate inicial. En su mutua sinergia, la
represión, la desmentida y la disociación colaboran en conjunto en una
misma estrategia defensiva. El mejor conocimiento del rol de la
defensa maníaca en el desarrollo de las adicciones y los polimorfismos
sexuales mostró la importancia del par desmentida/disociación en la
estructura neurótica, echando por tierra la esperanza inicial de haber
encontrado en ellas una clave para distinguir entre la neurosis y la
depravación sexual.
La comprensión de M. Foucault de las historias de la sexualidad, la
anormalidad y la locura (1984-6,1 1954 y 1997,2 1999,3 20034) ilustró

1
Foucault, M. Histoire de la sexualité I, II et III. Paris, Gallimard, 1984 y 1986.
2
Foucault, M. Maladie mental et psychologie. Paris, PUF, 1954 y 1997.
3
Foucault, M. Histoire de la folie à l’âge classique. Paris, Gallimard, 1999.
4
Foucault, M. Le pouvoir psychiatrique. Curso 1973-4. Paris, Gallimard, 2003.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 511


CARLOS MOGUILLANSKY

el esfuerzo por encontrar un discurso que diera justificación en el plano


médico a un desorden manifiesto en el plano moral-jurídico. Ese
esfuerzo marcado por la exigencia jurídica encontró en la perversión
y en la locura a dos entidades nítidas en su delimitación clínica, pero
aún borrosas en su definición conceptual y metapsicológica. Esa
paradoja tiene su explicación. La clínica dependía del recorte moral
precedente, pero la explicación metapsicológica exige un esfuerzo de
precisión aún por lograr. Llevó tiempo distinguir la locura histérica de
la psicosis esquizofrénica (Maleval, J. C., 1987 5) y fue necesario
adentrarse en su intimidad para comprender que la falta de juicio de
realidad no era un parámetro diferencial. El juicio de realidad se altera
en muchos fenómenos que hoy se consideran no psicóticos, como la
locura, la confusión aguda, los fenómenos tóxicos, etc.
Otro tanto parece necesario realizar para distinguir la depravación
sexual de la neurosis, en tanto la desmentida y la disociación del Yo,
que fueron proclamadas como defensas específicas de la primera,
resultaron ser defensas neuróticas usuales. Veamos los hechos en el
siguiente ejemplo de un psicoanálisis. Una joven inteligente y exitosa,
a quien llamaré Zulma, describe el siguiente dilema en su vida
amorosa: sale hace bastante tiempo con otro joven, a quien llamaré
Marco, con quien todo es fluido y fácil; él accede a sus reclamos y está
dispuesto a cualquier propuesta; aunque la vigilancia de sus celos no
le da respiro y la abruma. Es precisamente esa obediente dedicación lo
que mayor insatisfacción le causa, pues ella experimenta que en ese
vínculo sin frenos ambos generan un mutuo abuso. Nada está frenado,
pero falta algo esencial. Hace un tiempo conoció a otro joven, llamado
Juan, que está aquí por un breve lapso; con él ha mantenido algún
intercambio erótico limitado, pues él ha resuelto ser virgen por el
momento. Ella está sorprendida, pues no esperaba esa extraordinaria
respuesta. Sin embargo, su insatisfacción con quien nada le niega es
inversamente proporcional al clímax que vive en su apasionada
experiencia con quien se niega a entregarse a ella. Ella sospecha que,
cuando el joven se aleje de su vida en un par de semanas, vendrán otros,

5
Maleval, J. C. Locuras histéricas y psicosis disociativas. Buenos Aires, Paidós, 1987.

512 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

pues su personal anhelo insatisfecho no ceja de manifestarse en esas


vivencias. Su contenida vida pública contrasta con su apasionada vida
secreta.
¿A qué se niega Juan? O bien, ¿por qué debería responder? ¿A qué
tiranía debe obedecer? Si lo hiciera, ¿no caería en el lugar del seductor
engañoso? Así se lo considera a ese personaje. Don Juan siempre
engaña. O bien ¿cuál es la promesa seductora que luego rompe en su
traición? En la historia de Don Juan pronto se descubre que todos
engañan a todos y que no sólo él traiciona sus promesas. La verdad
clínica y la ficción se entrelazan en un clima de dobleces, mentiras a
medias y autoengaños.
Ella siente que entre ambas zonas de su vida hay una frontera que
no debe ser traspasada; ella no quiere abandonar sus apasionadas
vivencias ni perder su vínculo con su pareja, con quien planea casarse.
Igual que en la historia de Mozart,6 la clandestinidad entre esos dos
mundos coincide con una división de su vida psíquica donde todos y
cada uno de los personajes juega un papel definido. La vigilancia y la
restricción del mundo clandestino son parejas con el clima apasionado
paradójico. Aunque Zulma manifiesta su pasión amorosa secreta con
Juan sin la restricción propia de su vida pública con Marco, también
es cierto todo lo contrario, pues su mundo clandestino también
restringe su vida amorosa; hay un claro límite en su relación transitoria
y secreta y en la franca limitación sexual que su amante virginal le
exige.
Ella comprende que su auto restricción se vincula a su temor al
descontrol de un deseo que le es aún desconocido. Sin embargo, ella
sabe que ese deseo es esencial y que necesita encontrar su satisfacción.
Lo más llamativo de la situación estriba en que su vida pública, al
aparentemente permitirlo todo, impide que surja eso esencial. La falta
de una restricción que diferencie con claridad el deseo de cada
miembro de la pareja, los arroja a ambos a una zona de abuso mutuo.
En ese clima posesivo, ella experimenta como un abuso que Marco
le prohiba ser ella misma y desear con libertad, pues eso configura una

6
Mozart, W. A. (1787) Don Giovanni, ópera en dos actos con libreto de Lorenzo da Ponte.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 513


CARLOS MOGUILLANSKY

deslealtad. La vigilancia celosa atribuida a Marco encubre la vigilan-


cia interior que impide la espontaneidad de su deseo. Ella debe acudir
a un escenario secreto para sentir que es ella misma, alejada y
disociada de ese Superyó exteriorizado que la culparía por una
traición. Como corolario, la tiránica libertad aparente de su vida con
Marco encubre una severa limitación para la expresión de su deseo,
que debe apelar a la clandestinidad para expresarse; a su vez, la
aparente libre expresión del deseo clandestino encuentra una sorpren-
dente limitación que envía a Zulma al desengaño; su ilusorio Juan falta
a la cita, la engaña y no le brinda la ilusión prometida. Detrás de ellos,
el invitado de piedra clama por su porción de goce superyoico en esa
comida que ha resultado bastante frugal.
La traición de Zulma a Marco indica un vínculo narcisista. Su
promesa de lealtad y la culpa por su traición son parte de ese amor mal
entendido y del vínculo de poder de su Yo con su Superyó. La
psicopatología del amor infiel no es un hecho clínico inusual en el
terreno de la neurosis. La expresión del Superyó en un vínculo genera
disociaciones del Yo: ellas propician una zona secreta de desmentida
paralela a la ignorancia del personaje que vigila, el Superyó. Es
necesario que alguien no sepa. Las conductas secretas del neurótico no
necesitan ser locuras (Green, A., 19727), pues surgen en el funciona-
miento neurótico. Al llamarlas locuras privadas se instala un prejuicio
respecto de la desmentida y se la reserva como una defensa loca, ajena
al Yo neurótico ordinario.

Discusión

La manifestación sólo es posible en un marco de restricción, de otro


modo se está expuesto a la emergencia de angustia. Se debe restringir
para que se pueda manifestar. Esa fórmula es un factor común a la
represión y a la negación, tal como Freud lo señaló en su texto sobre
el tema (19258), pero en la viñeta, esa fórmula ocurre en el terreno de

7
Green, A. (1972) De locuras privadas. Amorrortu. Bs. As. 1996.
8
Freud, S. Die Verneinung. Imago: 217. 1925.

514 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

la disociación clandestina. En la tópica de la clandestinidad, algo se


manifiesta sin tropiezos si se mantiene la frontera que disocia el
vínculo del Yo consigo mismo y con el Superyó. Freud describió esa
defensa en el fetichismo (19279) y en la perversión (194010). Al
estudiar la conducta neurótica a la luz de esa estrategia defensiva, se
observa con mayor detenimiento la estricta frontera clínica trazada
entre las locuras, las defensas perversas y neuróticas, y se advierte que
ellas mudan su carácter a partir de la eficacia de la metáfora. La locura
y la vivencia perversa no son estructuras estancas ni estables y
encuentran un punto de bisagra con la condición neurótica cuando una
metáfora introduce su cuña. La metáfora produce una restricción
represiva que reemplaza la que el par de la desmentida /disociación
distribuye a ambos lados de la frontera clandestina. Este hecho se
observa en la eficacia de la interpretación mutativa: “su éxito depende
de la producción de un cambio defensivo cuando encuentra una
metáfora que muda la desmentida transferencial en una negación
narrativa”. (Moguillansky, C. 201111).
La historia de Don Giovanni, “il disoluto punito”,12 ilustra que el
Superyó no es ajeno a sus andanzas. En la aventura amorosa del
personaje y sus damas seducidas se ve el juego de apariencias, engaños
y secretos que pueblan la conducta de todos y todas; todos engañan y
se engañan en la desmentida disociada de sus juegos. El tenue
murmullo de comedia de las aventuras, las hazañas sexuales e infide-
lidades femeninas cede terreno al final ante la fuerza vengativa del
Superyó. La culpa atribuida exclusivamente al bribón exculpa a todos
de sus propias travesuras. Todos pueden irse tranquilos a casa, una
nueva disociación, ahora moral, los tranquiliza, mandando al infierno
al criminal y al cielo a las almas nobles de sus aparentes víctimas.
Surge un mensaje doble, el crimen castigado no es tanto la violencia

9
Freud, S. (1927) “Fetichismus”. Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse.
10
Freud, S. (1940) Die Ichspaltung im Abwehrvorgang. Internationale Zeitschrift für
Psychoanalyse.
11
Moguillansky, C. (2011) Observación de la negación y la desmentida en el relato clínico.
controversiasonline@org.ar
12
Literalmente, el disoluto castigado, en italiano.

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CARLOS MOGUILLANSKY

que asesina a un padre, que transcurre impune durante toda la ópera,


sino la arrogancia de bromear con él, ya difunto; mientras tanto, el
engaño del amor es una aventura pasajera que el mismo amor perdona.
La justicia aparta al criminal, y con él, distingue el crimen de Don
Giovanni de los pecadillos menores que salpican a los otros persona-
jes. Strictu sensu, la ópera sostiene la vigencia del par disociación/
desmentida de su denuncia inicial pues, salvo la condena de don
Giovanni, los juegos disolutos del amor son perdonados; al fin y al
cabo las tribulaciones de Zerlina, Masetto, Elvira y Leporello son
ejemplos inocentes de los engaños, tramoyas y emboscadas del amor
neurótico. No es que Mozart no crea en el amor, pues incluye el amor
de la esposa por el esposo, el del padre por su hija y el de la hija por
su padre; él sólo intenta establecer una diferencia entre los juegos del
amor y el crimen de don Giovanni.
Tanto disfraz y tanto engaño indican la presencia de un gran
vigilante que surge por doquier: en cada uno de los engañados, en cada
víctima seducida y en el público invitado a ser un Big Brother (Orwell,
G. 1949)13 en la cita inventada por el espectáculo. El gran vigilante y
la disociación que engaña son parte de un mismo esquema; no hay uno
sin el otro. La aparente necesidad de autonomía que se busca en el
espacio clandestino no hace otra cosa que confirmar una y otra vez al
mirón que vigila, poniéndole el sombrero a quien se busca evitar. El
Superyó iluminado por Big Brother es un ser omnisciente que vigila
todo y su mirada es una lectura inquisitiva de los pequeños gestos que
pretenden disimular a un sujeto libre, que sólo logra ser un esclavo
clandestino.
En la actividad clandestina se suman el deseo de autonomía y un
pegadizo tedio que surge cada vez que la vida se vuelve una rutina. Ese
tedio, conocido en las adicciones y en las acciones impulsivas (Liber-
man, D., 195814), resulta la causa y el producto de una actividad
consumista. El círculo vicioso del tedio, entonces más consumo y

13
Orwell, G. (1949) 1984. http://www.hacer.org/pdf/1984.pdf
14
Liberman, D. (1959) “Psicoanálisis del alcoholismo”. Acta Neuropsiquiátrica Argenti-
na, 5:161.

516 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

luego más tedio es el irremediable resultado que embarca al sujeto en


un circuito maníaco. En él busca evitar a un ser omnipresente del juego
de escondidas, al Superyó que debe saber y no saber lo que ocurre atrás
suyo. Liberman destacó el vínculo del tedio con el desgaste consumista
que lleva a un clima depresivo, como lo había descripto Radó en la
adicción a drogas (195615). Bajo la influencia del consumo se satisfa-
cen las necesidades infantiles de dependencia que defienden de un
mundo adulto hostil. Se crea un escenario ilusorio y clandestino al que
no llega el dolor de la vida real, pues es transformado en el significado
de un ataque hostil. El consumista pierde el contacto con el dolor y
busca un hedonismo sensorial sin el misterio de lo humano; las
personas –Marco, Masetto o Juan– se vuelven objetos de consumo que
pierden rápidamente su misterio y su potencia, lo que refuerza el tedio
de Zulma-Zerlina.
Don Giovanni ilustra el drama sexual de nuestra heroína, donde ella
busca en el consumo sexual con Juan lo que se le perdió en el consumo
sexual con Marco. En nuestra historia, el vigilante encuentra una
representación ideal en el teléfono celular. Al modo de un espía, él
vigila y dice quien está o no está, quien responde o se incrimina;
“¡quiero tirarlo al fondo del río!” Zulma grita impotente ante la
insistente vigilancia celosa de Marco, pero luego agrega que ella pensó
aprovechar un resquicio que encontró en la vigilancia para disfrutar de
su libertad clandestina, y luego dice que mejor no, pues tiene miedo a
desbocarse. El juego de escondidas siempre termina con el mismo
paso de danza e ilustra la encerrada historia de Zulma con su temor a
un exceso, evitado y vigilado por su Big Brother Personal.16 Marco,
el celular o su remordimiento personal intercambian puestos sin
perder el lugar de un Superyó tan vigilante como celoso de su traición.
En el espacio local del escenario clandestino aún se vislumbra que el
conflicto de Zulma con su deseo trasciende la pequeñez de una
traición. Él se adentra en la tensión entre un anhelo y una prohibición
15
Radó, S. The psychoanalysis of Pharmacothymia. N. Y. London. Grune and Stratton.
1956.
16
Juego de palabras con una conocida marca de telefonía celular, que ella mencionara en
su discurso.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 517


CARLOS MOGUILLANSKY

y la conduce a una escena clandestina y prohibida. Los celos presentes


en la situación disociada mantienen un fuerte vínculo con el conflicto
represivo coexistente.
En el inicio de su teoría, S. Freud (190917) consideró la represión
(Verdrängung) y la desmentida (Verleugnung) como dos defensas
contrapuestas y excluyentes entre sí. En el historial de Hans, la
desmentida es la defensa previa a la instalación de la represión edípica.
Hans ve el genital de su hermana y sostiene que es masculino y
pequeño, pero le va a crecer; así testimonia su creencia fálica, donde
el falo es una posesión universal. La desmentida y la creencia se
implican y son actos concurrentes entre sí (Mannoni, O., 197918).
Freud definió el rol de la desmentida en la alucinación y la describió
en la amencia como una reacción defensiva ante el dolor de pérdida
(Freud, S.,1915/719). Allí enfatizó el rol de la desmentida en la
alucinación negativa, esto es, en la negación activa de un hecho
percibido. Retrospectivamente, se desprende que la negación inicial
del duelo sería también un ejemplo de desmentida de la noticia
dolorosa (Freud, S., 1916/720), lo que entabla una relación entre la
desmentida y el dolor que ha sido luego destacada en la descripción
kleiniana de las defensas maníacas (Klein, M., 1938[40])21.
Sin embargo, cuando la descripción de esa creencia normal de la
psicopatología cotidiana derivó hacia una definición de la perversión,
la desmentida quedó asociada a la constitución de la creencia fetichista
(Freud, S.,1927/822). El significado de la desmentida varió en la

17
Freud, S. (1909). “Analyse der Phobie eines fünfjährigen Knaben”. Int. Zeitschrift für
Psychoanalyse.
18
Mannoni, O. Ya lo sé, pero aún así. La otra escena. Claves de lo imaginario. Bs. As.
Amorrortu, 1979.
La creencia debe ser distinguida de la suposición y la opinión, debido a su cualidad dual
característica, que sostiene una idea y la contraria, separadas por una escisión del tipo: “si,
pero aun así”.
19
Freud, S. (1915/7) Metapsichologysche Ergänzung zur Traumlehre. Int. Zeitschrift für
Psychoanalyse.
20
Freud, S. (1916/7) Trauer und melacholie. Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse.
21
Klein, M. (1938) El duelo y su relación con los estados maníaco-depresivos. XV IPA
Congress, Paris. Int. J. of Psycho-Analysis,1940.
22
Ibíd. Obra citada.

518 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

medida en que pesó más su asociación con la perversión que su origen


en la confección de la creencia fálica (Freud, S., 194023). Ese destino
final de la desmentida privó a la clínica de un elemento importante para
describir los fenómenos en el terreno de la transferencia y del síntoma
neurótico. Al quedar la desmentida restringida al papel de un produc-
tor del fetiche, se desdibujó su influencia práctica en los demás
aspectos de la clínica. Retendremos como corolario de esta discusión
que la desmentida es una defensa asociada a la creencia fálica que tiene
un notorio papel en los polimorfismos sexuales, pero no deja de
participar en prácticamente todos los fenómenos clínicos conocidos,
como una defensa asociada a la represión, previa, coexistente o
subsiguiente a la misma. La relación con la propia muerte o la de los
seres queridos y la actitud ante la vida sexual parental son un ejemplo
usual del papel de la desmentida en la vida psíquica ordinaria; ante
esos hechos el espíritu humano se rebela y admite dos actitudes
contrarias entre sí, de aceptación y rechazo. Esos ejemplos son
abundantes en la literatura usual y no dejan dudas respecto de la
naturaleza no perversa del gesto de la desmentida ni de la condición
neurótica de esas personas, lo que por cierto implica reconocer la
eficacia concurrente de la represión en ellas. La desmentida no es una
defensa reservada a las patologías graves; ella forma parte de la
psicopatología de la vida cotidiana de cualquiera y es independiente de
la estructura de su personalidad.
La creencia fálica está presente en las conductas polimorfas y
participa en la confección de la fantasía sexual de cualquier síntoma.
Juega un importante papel en el Complejo de Edipo y las variantes
–masculina y femenina– del Complejo de Castración la incluyen como
su argumento principal (Freud, S., 192324, 192525). El lugar central de
la creencia fálica en la clínica de las neurosis deriva de su papel en
dichos complejos, en tanto ellos dirimen la dirección y el destino de la
sexuación humana. La creencia fálica es el tema que sostiene tanto a
23
Ibíd. Obra citada.
24
Freud, S. (1923) Die Infantile Genitalorganisation. Int. Zeitschrift für Psychoanalyse.
25
Freud, S. (1925) Einige psychische Folgen des anatomischen Geschlechtsunterschieds.
Int. Zeitschrift für Psychoanalyse.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 519


CARLOS MOGUILLANSKY

la envidia fálica como al complejo de castración masculino, lo que


invita a pensar la desmentida como un factor que interviene activa-
mente en la lógica simbólica que establece las diferencias sexuales
(Freud, S, 1925, Ibíd.).
La desmentida participa en el proceso cognitivo que culmina en la
confección del texto de la fantasía. Al modo de una teoría o una
cosmovisión, ese proceso ordena los actos psíquicos que participan de
la soldadura de la fantasía con el cuerpo sexual (Freud, S., 190826). El
saber precario y parcial de la vida sexual se conjuga en una teoría
sexual bajo el influjo del deseo y los mandatos del Yo infantil. Ese
saber es eficaz si logra actuar sobre el cuerpo erógeno (Freud, S.,
190827). El texto de la fantasía sigue el mandato denegativo del orden
narcisista del Yo y el mandato sexual del deseo en una selección
arbitraria y singular. Dicha fantasía intenta tanto dar una explicación
del orden del mundo como poner orden en los deseos sexuales
singulares que se condensan en ella; incluye las tendencias predomi-
nantes y deniega lo que las contradice. En esa confección, la obra de
la desmentida clausura la fantasía en un texto determinado y excluye
a todo lo que sea contradictorio con su tendencia predominante;
debido a su arbitrario resultado, de ella depende la irrealidad que la
constituye como una creencia. Se desprende de estos hechos, que la
desmentida presente en la creencia exige una disociación perceptiva
y judicativa de las evidencias que la contradicen. Esta división
subjetiva vale tanto para el fetichismo y las conductas sexuales
polimorfas como para los síntomas neuróticos donde participa, parti-
cularmente si está en juego la creencia fálica.

La clínica del poder y de la potencia

Por otra parte, es necesario destacar que la importancia de la


creencia trasciende el territorio de la significación fálica, pues en la

26
Freud, S. (1908) Hysteriche Phantasien und ihre Besiehung zur Bisexualität. Int.
Zeitschrift für Psych.
27
Freud, S. (1908) Über infantile Sexualtheorien. Int. Zeitschrift für Psychoanalyse.

520 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

clínica se observan creencias narcisistas, posesivas y del campo del


poder que forman parte de las defensas del Yo. Los dos modos de
presentación de la creencia –narcisista y fálica– corresponden a dos
modalidades de la experiencia emotiva que, a grandes rasgos, se
pueden distinguir como el campo sensorial del poder y el campo
emocional de la potencia respectivamente, en función de su defensa
predominante. Si el campo del poder busca el control omnipotente de
las emociones, en el campo de la potencia se espera que surja una
experiencia desde el núcleo singular de la persona (Agamben, G.,
2005;28 Deleuze, G., 2008,29 Moguillansky, C. 201030).
El decisivo aporte kleiniano en la comprensión de estos fenómenos
propició la descripción de los matices clínicos de esta defensa –que esa
teoría define como negación o defensa maníaca. Lo que está restrin-
gido al terreno de la perversión puede ser pensado como una defensa
maníaca, usual en la clínica de la neurosis. Sin embargo, al haberla
llamado negación impidió una adecuada discriminación conceptual
entre los fenómenos propios de la desmentida y los que Freud
distinguiera con la noción “freudiana” de negación. Realizar el esfuer-
zo de mantener los términos en su definición original permitiría sacar
el debido provecho de sus matices y sus diferencias de eficacia.
Destaco en el aporte de Klein sobre la defensa maníaca, la implícita
asociación defensiva entre la disociación del Yo –splitting– y la
negación kleiniana, que Freud llamó desmentida. Ambas defensas
cooperan en su mutua eficacia. El ulterior desarrollo de la noción de
splitting permitió describir la disociación en la representación de los
objetos y del self. Falta determinar con mayor precisión la cooperación
de la desmentida en la generación de los fenómenos donde la defensa
maníaca predomina.
Sin embargo, esas descripciones tuvieron la desventaja de definir
como psicótica a la falta de realismo, desconociendo la distorsión
28
Agamben, G. (2005) La potenza del pensiero. Neri Pozza, Vicenza, 205. La potencia del
pensamiento, A. Hidalgo, Buenos Aires, 2007.
29
Deleuze, G. El abecedario, letra J; http://www.youtube.com/watch?v=nk8330tvTbA2008
30
Moguillansky, C. La ética de y con la transferencia. Depto. Niñez y Adolescencia
APdeBA. Abril 2010.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 521


CARLOS MOGUILLANSKY

usual que hace el neurótico de la realidad investida por su conflicto. El


amor, la idealización y las distorsiones afectivas en general no son
psicóticos por apartarse de la común apreciación respecto de los
hechos. La desmentida da una adecuada explicación de ese aparta-
miento de la realidad y está presente en todas las manifestaciones
humanas singulares que contienen una sobrecarga afectiva desmesu-
rada, persecutoria, idealizada o simplemente irreal.
Se puede inferir la desmentida en la constitución del Yo, aun cuando
Freud no la llamó así en “Pulsiones y destinos de pulsión” (191531). El
Yo de puro placer propone una geografía imaginaria donde la desmen-
tida contribuiría a la distribución arbitraria del Yo y de los objetos, en
acuerdo al puro placer narcisista. Ese criterio no pierde eficacia a lo largo
de la vida, en particular cuando el dolor por la vulnerabilidad humana se
hace más manifiesto y la desmentida se presenta aún en aquellos cuya
sabiduría les permitió asumir ese límite con serenidad.
La asociación de la desmentida con la escisión del Yo instala un
área aislada del Yo. Esa clandestinidad se asocia a un personaje
superyoico que debe saber/no saber lo que sucede ahí. Es particular-
mente notable cuando el secreto a voces deviene un pacto grupal y de
eso no se habla. El autoengaño y los síntomas en dos tiempos del tipo
“ma’sí ßà ¡qué horror!” ilustran la diplopía clínica, en corresponden-
cia al mundo escindido donde ocurren. El Yo se entrega a una escena
trasgresora y desafiante del Superyó y luego emerge de ella con un
sentimiento de repulsa y horror por lo que consintió en realizar.
Las dos escenas están más conectadas entre sí de lo que parecen. La
secuencia en dos tiempos corresponde a una misma escena que vira en
su conjugación; primero, dentro de la isla desmentida donde transcu-
rre la trasgresión y luego, fuera de ella, cuando el Yo se distancia de
su acto y se horroriza. Ese juego de espejos entre las dos escenas
permite dos interpretaciones teóricas excluyentes y polares, según se
enfatice la disociación de las dos escenas o se reconozca la íntima
relación estructural que hay entre ambas. Al trascender las apariencias
de ese viraje, se advierte que la desmentida, la disociación y la

31
Freud, S. (1915) Triebe und Triebschiksale. Int. Zeitschrift für Psychoanalyse.

522 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

represión mantienen entre sí un fuerte y estrecho vínculo cooperativo.


A pesar de su disociación, la escena desmentida está orientada hacia
el Superyó fuera de la escena. El personaje que no debe saber actúa en
el centro mismo de la escena; en la escena infiel, el engañado está tan
presente como lo está el amante; en la escena adictiva, el personaje que
debe no saber es tan importante que fue definido como un sostén
cómplice que goza transitivamente con el adicto (Moguuillansky, C.,
201032). Cuando la escena vira de “ma’sí” a “¡qué horror!, el Yo, que
estaba inicialmente localizado en la escena primera, migra a la
segunda y junto al Superyó observa y enjuicia los hechos desde ese
otro lugar. Así se confirma que las dos escenas estaban en una
secuencia defensiva a un lado y al otro de la frontera disociativa.
La frontera tiene un gran interés clínico, pues funciona al modo de
un esfínter psíquico que distribuye valores a los objetos, a un lado y al
otro de su límite. Ese límite no es geográfico, aunque está claro que
define una geografía emocional. Esa geografía guarda una íntima
proporción con la investidura del narcisismo. La acción de los perso-
najes tiene diferentes cualidades según su posición “geográfica”,
según esté o no investida por el narcisismo. Al igual que con las
secreciones corporales, su valor difiere en relación al esfínter: dentro
y fuera del cuerpo o bien, dentro y fuera de la escena. A uno y otro lado
del esfínter corresponde a uno y otro lado de la investidura narcisista,
pues la escena se ve en el “ma’sí” como un hecho aislado de sus
relaciones ajenas y en el ¡qué horror!, al distanciarse el Yo de sus
hechos, los ve ajenos al núcleo de su identidad; los rechaza como
ajenos y se horroriza de haber sido el que fue.
Su reacción es narcisista, pues el Yo se siente herido en su
autoestima; pero también es represiva, pues el Yo repugna esos hechos
al igual que lo haría con las heces que salen de su cuerpo. Cuando la
disociación es mayor, la escena del “ma’sí” se acerca al polo más
subjetivo de la emoción y adopta el carácter cuasi alucinatorio del

32
Moguillansky, C. Constelaciones frecuentes de la transferencia en las adicciones.
www.controversiasonline.org Aryan, A. & Moguillansky, C. Clínica de adolescentes.
Bs. As. Teseo, 2010.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526 523


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fantaseo delirante. El dolor en juego es muy intenso por el mayor


compromiso de las emociones íntimas. De hecho, a un mayor desplie-
gue irrefrenable de la escena subjetiva, mayor será el bochorno del Yo
cuando la vea desde la vidriera del fuera de escena y, en algún caso, su
reacción puede adoptar ribetes extremos, incluso el suicidio.
La desmentida y la represión participan en ese intrincado proceso
cooperativo. Al igual que en los procesos corporales, el esfínter es sede
de la censura represiva ejercida por el Superyó. La escena subjetiva del
“ma’sí” está aislada del efecto superyoico sólo en apariencia, pues
éste está presente en la frontera misma que la enmarca. Esa frontera no
sólo separa las escenas, pues también contribuye a generar su sentido;
conviene recordar que la escena clandestina extrae buena parte de su
pimienta en la evocación del riesgo de ser descubierto.
Cuando esos hechos surgen en la vida conyugal y familiar, la
mentira a otro es un auto engaño y la vigilancia del otro es un modo de
auto control. Es curioso que ése sea el terreno común de la infidelidad
y de la posesividad celosa. La vigilancia y el engaño son un ejercicio
del poder allí donde el deseo brilla por su ausencia. El vínculo de
libertad implícito en las relaciones de dependencia de deseo se pierde
cuando el vínculo humano sólo es una relación de poder. “La adicción
es una patología de la libertad” (Moguillansky, C., 36533), al igual que
lo son las tiranías familiares donde se enclavan el autoengaño y la
vigilancia. El poder trastorna la escena emocional que realiza el deseo;
en consecuencia, el carácter general de las emociones deviene en su
contrapartida pasional: la exaltación releva a la excitación y la pasión
releva al deseo. La extrema confusión que impera allí impide distin-
guir con claridad los matices de esas diferencias emotivas, cuya
adecuada distinción es un imperativo clínico necesario y primordial.

33
Ibid. Obra citada: 365.

524 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


LA CLANDESTINIDAD. SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA DESMENTIDA

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526 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 511-526


Dibujo y no dibujo de un niño de
8 años en Tiempos de Catástrofe Social

Delia Torres de Aryan y


Marcello Cossu Giri

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 527


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

Comentarios del autor 50 años después

Un día de octubre (1943), a la tardecita, se escucha un golpazo en


la esquina de casa.
Corremos a la ventana, dos vehículos de la Wehrmacht (WM) que
transitaban a toda velocidad han chocado en el cruce de Po con Salaria.
La gente corre a prestar ayuda, hay heridos y contusos y muchos no
esconden, con un asomo de maldad, la satisfacción de ver a los
alemanes… por tierra. Me parece estar viendo el puesto de diarios de
don Peppino donde mi padre compraba todos los días el único diario
que entraba en casa en aquellos momentos porque no era fascista:
L’Osservatore Romano.1
“Recuerdo un incidente el 28 de octubre de 1943, aniversario de la
Marcha sobre Roma e inicio de la era fascista.2 Yo estaba con mi
madre. No lo dibujé y lo lamento, hoy todo sigue nítido en mi mente.
Delante de un banco un joven empleado trepado a una escalera se agita
para poner una bandera en el asta. Se forma un corrillo, alguien
pregunta por qué y él como defendiéndose dice: ‘Llegó la orden de la
Dirección: es el 28 de octubre’. Mi madre es impulsiva y no sabe
contenerse: ‘¡póngala a media asta esa bandera!’. Es decir afirma, hoy
es un día de duelo nacional. Alguien se sonríe, otro insiste y repite: ‘¡sí
póngala a media asta!’.3 Interviene un hombre que con violencia
insulta a mi madre y la amenaza diciéndole que se vaya y agradezca

1
Cossu L´Abbate, Marcello (1995) L´Immagine e L´Immaginario (1942-1946). Seat.
Torino. p 42.3.
2
La Marcha sobre Roma fue el acto por el cual Mussolini tomó el poder en Italia en 1922.
La marcha marcó el principio del régimen fascista y el final del régimen parlamentario.
No fue una marcha violenta. Civiles partidarios del fascismo salieron desde distintas
ciudades italianas con rumbo a Roma y presentaron un ultimátum al gobierno pidiendo
que Mussolini asumiera el poder. El 29 de octubre el rey pidió a Mussolini que fuera
primer ministro y formara gabinete, el 30 de octubre Mussolini formó gobierno en Roma.
Cerca de 25.000 camisas negras hicieron un desfile triunfal el 31 de octubre. La dictadura
entró en vigencia más adelante tras la prohibición de los partidos de la oposición. La
ideología Fascista antepone el sentimiento a la razón. El hombre perfecto es el militar por
su obediencia y disciplina. La mujer está subordinada al hombre. Los disegni comenzaron
20 años más tarde.
3
Ibídem Patrioti .taliani Irrompo No In Un Garacc. p 40.

528 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

que tiene un niño en la mano, que era yo, porque si no la llevaba a la


comisaría. Ya en casa mi madre comprendiendo su imprudencia me
rogó que no dijese nada a mi padre. Es un pequeño secreto que siempre
guardé”.4
La Resistencia desarrolló a partir del 8 de septiembre de 1943 una
guerra de guerrillas, cuando Alemania nazi invadió Italia en el mo-
mento de desintegración del estado y la ruina militar consecuente y
finalizó en abril de 1945 con la rendición de las tropas alemanas. Sus
miembros tenían una procedencia social e ideológica muy diversa:
núcleos armados militares, miembros de partidos políticos democris-
tianos, socialistas, monárquicos, comunistas, liberales. Fueron tam-
bién los jóvenes llamados para formar el nuevo ejército fascista que
huyeron a engrosar la Resistenza. Al lado de esta resistencia militar
está la civil, de la población que pese a las dificultades, la indigencia
y los grandes riesgos personales apoyaba a los partisanos cobijando
fugitivos, rebeldes, judíos. Cada uno en la medida de sus posibilida-
des, a su manera, trata de contribuir para adelantar el fin de esa tragedia
que ha hundido al país.

a. Idea General
“... la memoria, esa forma del olvido,
que retiene el formato, no el sentido...”.
Jorge Luis Borges: “El ciego”

Este trabajo surge de la observación de los dibujos de Marcello


Cossu L´Abbate* entre 1942 y 1946. Son expresión de sus afectos,
experiencias personales durante la Segunda Guerra Mundial donde
transcurrieron los avatares de sus circunstancias en Roma.
Sus comentarios de 50 y 60 años después ponen en movimiento y
nos permiten conjeturar sus formas de aprehender las políticas de
silenciamiento y exterminio actuantes en el marco sociopolítico del
4
Ibídem. p 40.
* Marcello Cossu L’Abbate: nació en Roma. Abogado. Representante sindical. Director de
STET Sociedad Telefónica. Retirado desde 1996. E-mail: marcello.cossu@infinito.it.
Torino.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 529


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

momento, en el clima familiar de compromiso con el sufrimiento con


ciudadanos deportados. Tal vez fueron necesarios estos 50 años para
combatir el olvido y construirse a través de una historización que
estaba pendiente. Sustituir la reminiscencia por la rememoración, no
es sólo recuperación de un recuerdo olvidado como efecto de la
represión, sino que es memoria del texto con el que un sujeto se define
como quien es en un contexto social compartido, texto que a veces
tiene que esperar varias generaciones.
Estas experiencias pensadas como material clínico, pueden aportar
una enseñanza al psicoanálisis mayor, que lo que el psicoanálisis
puede iluminar de estas experiencias complejas y multideterminadas.
A su vez, vistas como material clínico podrán dar validación a las
teorías que ponemos en juego.
El psicoanálisis trabaja con lo simbólico, con palabras, con relatos
y el dibujo es una forma de relato. ¿Qué sucede cuando no hay palabras
o no hay dibujo, cuando palabras o dibujo se tornan mudos? Nos
encontramos con algo innombrable. ¿Qué sentido tiene ese punto de
lo indecible en el ejemplo que estamos considerando?
Es lo que tratamos de desplegar en este trabajo.

b. Catástrofe Social

Todos los humanos albergamos experiencias disociadas en espera


de ser revisitadas que, no habiendo podido ser pensadas en su momen-
to, insisten como repetición de un agujero en la trama psíquica a la
espera de ser figuradas, hacerse narrables, eventualmente interpretables,
pero en los momentos de Catástrofe Social tienen características
específicas.
Hablamos de “Catástrofe Social” cuando la violencia social produ-
ce una desarticulación del contrato que Piera Aulagnier, siguiendo
ideas de C. Castoriadis, llamó “contrato narcisista” entre sujeto y
sociedad. El contrato narcisista viene a ubicar al sujeto con una
expectativa existente antes de que nazca, acerca del lugar que se espera
que ese sujeto pase a ocupar en esa cultura. En circunstancias de
Catástrofe Social el contexto social se vuelve incoherente, incompren-

530 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

sible e inasible porque se pierden las reglas que rigen acerca de la vida
y la muerte y definen el delito y su correspondiente penalización.5 No
queda lugar para la diversidad, la discrepancia, la verdad no toda.
El niño deposita en la sociedad una expectativa de orden y protec-
ción, continuación de las figuras parentales que es una prolongación
del Yo-ideal que se desarticula en los contextos de violencia social
dando lugar a crisis identificatorias ligadas a la desorganización
social. De esta desarticulación nos dice U. Eco de mayo de 1945: “La
paz me dio una sensación curiosa. Me habían dicho que la guerra
permanente era la condición normal para un joven italiano”. “En 1942
había ganado el primer premio para jóvenes fascistas sobre el tema
¿Debemos morir por la gloria de Mussolini y el destino inmortal de
Italia? y comenta: mi respuesta había sido afirmativa. Era un chico
listo”.6
Pensamos que el dibujo “Choque en via Po” expresa la dimensión
traumática de la guerra que puede ser dibujada usando el sostén
imaginario que ofrece el invasor alemán, mientras que el dibujo que
pudo pensarse pero no llevarse a cabo, se debe a que nace en relación
a amenazas de muerte que provienen del semejante, en este caso los
otros romanos fascistas que detentan el poder del estado, “castigan al
padre” obstruyendo su carrera como profesor, amenazan con encarce-
lar a la madre, lo ponen a él, como niño en el lugar de “salvar a la
madre”, subvirtiendo los lugares que en situaciones normales ofrece
el Estado a los soportes identificatorios sociales. La violencia ejercida
por el Estado es paradigma de la violencia social.
U. Eco llama “Ur-Fascismo” en un sentido amplio a cualquier
situación en que todo desacuerdo es entendido como traición. Dice: el
Fascismo es una “denominación pars pro toto para movimientos
totalitarios diferentes”.7
El Ur-Fascismo habla una “neolengua”, crea su propio registro, su
propio léxico, su propio juego de lenguaje, y cambia las palabras, los

5
Puget J., Kaës R. (1988) Violencia de Estado y Psicoanálisis. Lumen (2006) p. 33.
6
Eco, U. (1997) Cinco escritos morales. El Fascismo Eterno. Editorial Lumen. Bompiani,
p. 33.
7
Ibídem. p. 42.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 531


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

nombre de las cosas, cambia los símbolos históricos, crea registros y


lenguajes, de manera que se terminen pensando de una manera única:
los oponentes son despojados de sus palabras, de su identidad, y se les
exhorta a que se sumen a la nueva identidad, a la neo-lengua.

c. Circunstancia Histórica

El 8 septiembre de 1943 los alemanes ocuparon Roma y se


produjeron atentados y enfrentamientos armados entre alemanes e
italianos.
Días después, el 16 de octubre, los judíos fueron deportados por
orden directa de Hitler. Sabemos que en esos días la familia ha
escondido en su casa a una amiga judía que permanecerá con ellos
hasta el fin de la guerra.
Ese mes Marcello Cossu L´Abbate dibujó “Choque en via Po” y
“Fascistas y Comunistas”. También sabemos que el 28 de octubre
hubo un dibujo que recuerda y lamenta no haber realizado y que
considera un “pequeño secreto”.
Sabía que estaba ocurriendo algo peligroso, que su familia estaba
en riesgo al acoger a la amiga judía y al mismo tiempo al no dibujarlo,
afirma que nada peligroso ocurre. Tomamos contacto con vivencias,
marcas de sufrimiento. Hay algo dicho y algo que tal vez sea decible
y no dicho, o tal vez sea sustancia de puro agujero. Si es decible, está
reprimido, sino es trauma puro.
Janine Puget trabaja la diferencia entre impensable e impensado
como destino del trauma. Dice: “Lo Impensable es del orden del vacío,
del desecho, del agujero”.8
Si bien el instrumento princeps del psicoanálisis es el lenguaje,
todos los autores, incluyendo a Freud que lo llamó “ombligo del
sueño”, encuentran un tope a la palabra, que pueden llamar: trauma
puro, impensable, terror sin nombre, real.
Hemos analizado en ese eje tanto al dibujo como el no dibujo y
pensamos que lo que Marcello Cossu L´Abbate no dibujó, es expre-

8
Ibidem. p. 53.

532 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

sión de lo atribuible a lo pensable, al servicio tanto de la autoconser-


vación como de los aspectos libidinales amorosos hacia la familia. Tal
vez sintió que si dibujaba esa experiencia amenazante en la que estaba
implicada su madre la ponía en peligro y no dibujarla, fue su forma de
cuidarla y mantenerla a salvo. El inconsciente remite a todo un campo
social, económico y político, en este caso la amenaza a la madre es lo
más temido que no puede ser dibujado porque proviene del terrorismo
de estado.
El silencio, la necesidad de silenciar es una manifestación
privilegiada de la violencia social que Aulagnier describió y a la
que llama “Alienación” del pensamiento. El sujeto sustituye la
realidad vivida, por el discurso de otro poderoso como forma de
evitar el conflicto psíquico. Presupone una vivencia no nombrable
y no perceptible por el que la vive e implica un estado de total
desconocimiento del accidente sobrevenido al pensamiento. No se
vincula a patologías psíquicas sino que son respuestas a la violen-
cia social impuesta. 9 En estas circunstancias se exacerba el miedo
a las diferencias.
Los alemanes impusieron una estricta censura a los periódicos,
requisaron alimentos y combustible, se vivía con miedo a ser detenido
en la calle y enviado a prisión o a hacer trabajos forzados al país invasor.
Al decir de Hanna Arendt, no se tenía derecho a tener derechos. ¿Cómo
puede un sujeto dar cuenta de su propia disolución?10
Para C. Castoriadis11 las situaciones de catástrofe social desestabi-
lizan los significantes sociales en su función de referente identificato-
rio, desdibujan la autorrepresentación de la sociedad como morada de
sentido y valor en donde se inserta ella misma en una historia pasada
y futura dotada de sentido. Esta dimensión en crisis aparece en
“Choque” a través de las modificaciones de las calles en que habitaba,
surge otra cartografía de la ciudad, y esa novedad implica una

9
Aulagnier, P. (1980). Los destinos del placer, alienación, amor, pasión. Barcelona,
Argot. p. 35.
10
Agamben, G. (1999). Lo que queda de Auschwitz, el archivo y el testigo. Valencia, Pre-
textos (2002), p. 149.
11
Castoriadis, C. (1996). El Avance de la Insignificancia, Eudeba (1997), p. 155-172.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 533


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

perspectiva nueva de todo lo sabido anteriormente, hace visible algo


diferente que lo implica y muestra que lo trasciende.
El “sí-mismo individual social” es el pilar último de la identifica-
ción a un “nosotros”. Su función es estructurar las representaciones del
mundo, que imponen lo que hay que hacer o no hacer y establecen el
tipo de afecto característico de una sociedad en un momento dado; para
el capitalismo por ejemplo, todo lo nuevo es más, produce una sed de
más por lo más.
En el dibujo que no se realizó está en juego un afecto que es
sancionado como socialmente incorrecto: es el día de la Marcha a
Roma de refundación del estado y se supone que los romanos son
fascistas y deben celebrarlo izando una bandera como conmemora-
ción, pero la madre de Marcello Cossu L´Abbate que no es fascista,
poniéndose en peligro, metaforiza que es un día de duelo nacional y
grita “póngala a media asta, a esa bandera”, un movimiento subjetivo
contradictorio entre la necesidad de silencio y la necesidad de hablar.
Apuntando a diferenciar la estructura y lo contingente, para no
confundir el horror de lo sexual con el horror de la violencia política,
partiendo de sus diferencias principales, dice Marcelo Viñar: “¿Se
puede ser el mismo consigo mismo y con los otros cuando para que no
me pase nada, o porque no me pasa nada, debo silenciar y declarar no
acontecido …(algo)…, la exclusión de quien hasta ayer fue mi
prójimo, hermano, o alter ego?”12
“Choque” elige a los alemanes para representar el ataque, la
transformación de la vida ciudadana porque es más fácil ver a los
extranjeros alemanes como enemigos. Esto ofrece en un primer
momento, una disociación defensiva, entre un “nosotros” y un “ellos
los que nos atacan” que viene a poner distancia de la angustia sin
nombre que proviene de percibir a un semejante, otro romano que
amenaza con la privación de la libertad y aun de la vida, como sucede
en todas las situaciones de terrorismo de estado.
En un segundo momento surge la vacilación identificatoria de los

12
Viñar, M. “Violencia Social y realidad en psicoanálisis”, en Janine Puget, Rene Kaës
(1988) Violencia de Estado y Psicoanálisis. Lumen (2006), p. 62.

534 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

ciudadanos que se sienten amenazados por ese estado violento que


desconoce a sus ciudadanos, por ejemplo a los judíos o como en el
episodio que nos cuenta Marcello Cossu L´Abbate a su madre por
protestar frente a una celebración fascista, lo que convoca al terror. El
dibujo que no pudo realizarse, se refiere al extrañamiento que surge de
la amenaza que sufrió su madre de un romano que se ha tornado ajeno,
en donde la amenaza de muerte sale de lo próximo y familiar, es difícil
diferenciar el espacio propio y el compartido, la diferencia entre la
alucinación y percepción resulta indistinguible. Nada más angustiante
que no reconocerse en el espejo.13 Eco hubiese dicho “un chico listo”,
no es cuestión de vivir con el corazón en la mano, pasarse de listo.
En los momentos de catástrofe social los sentimientos predominan-
tes son de necesidad de ocultamiento, miedo a sucumbir a la emaciación,
amenaza de muerte. Así por ejemplo Marcello Cossu L´Abbate
escribe 50 años después “para la visita de Hitler a Roma, ilustre
invitado, todo se presentó en forma grandiosa y espectacular: grandes
desfiles, manifestaciones, escenarios... Algunas esquinas de la vieja
ciudad, consideradas poco presentables, habían sido ocultadas con
grandes bastidores de cartón pintado”. En estos dibujos aparecen tres
formas de ocultar: el pintor, el pegador de carteles y este de biombos
de cartón que seguramente refieren a tres formas diversas de manejar
la angustia mediante el ocultamiento.
Las significaciones imaginarias sociales que fundamentan el “sí-
mismo individual social” se crean y sostienen en lugares que en estas
circunstancias ya no existen. Al desaparecer este imaginario social,
desaparece “el amarse como sociedad” y se pierde la investidura de la
colectividad y las leyes que la sustentan. Cada sujeto tiene una “identi-
ficación a un nosotros”, que no requiere ser religiosa, cuya función
fundamental es ser la principal defensa contra la muerte, en tanto
sostiene la idea de una vida que continua en ese “nosotros social”.
Es el clima en que vivía Marcello y lo relata graficando sus
sentimientos en los dibujos de esos días.
Después de que unos intrépidos corresponsales extranjeros sacaran
13
Freud, S. (1919). Lo ominoso. Buenos Aires, A.E. Tomo XVII.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 535


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

fotografías de parques militares, los alemanes prohibieron las cámaras.


Pio Pullini, un conocido artista que antes de la guerra había decorado
palacios y edificios del gobierno, creó un mordaz registro pictórico.
Cuando los alemanes tomaron la ciudad, Pullini, de 56 años de edad, que
estaba impartiendo clases de arte en Roma, se habituó a pasear por las
calles de la ciudad, observar las escenas que se producían y pintar lo que
había visto. Luego escondía sus acuarelas mostrándolas exclusivamente
a sus amigos. Presenta un amargo testimonio del tipo de vida que
vivieron los ciudadanos romanos durante la ocupación. Después de la
guerra, Pullini vendió sus dibujos al museo municipal de Roma y a
coleccionistas privados. (Incluimos dos de sus acuarelas).
Marcello Cossu L´Abbate también sintió que debía mantener sus
dibujos en secreto en la cómoda de su cuarto, sin mostrarlos a nadie,
es otra forma de ocultamiento además de las tres que vemos aparecer
en los dibujos. En este caso el tiempo no es imaginado como transitorio
sino con un fin que es remoto que podrá llegar o no.

d. Testimonio y Testigo
“La hermenéutica permite comprender
a un autor mejor de lo que el propio autor
se entendía a sí mismo y a una época
histórica mejor de lo que pudieron com-
prenderla quienes vivieron en ella.”
José Ferrater Mora

Psicoanalistas e historiadores, compartimos interrogantes episté-


micos acerca del lugar del testimonio, nos enfrentamos al tema de la
verdad y la posibilidad lógica de la transmisión de una historia basada
en hechos.
Freud habla de la “desfiguración” de la verdad; dice “… no la
verdad material sino la verdad histórico-vivencial… cierta desfigura-
ción que esta verdad ha experimentado con su retorno”.14 Se trata de
que en la repetición siempre está la diferencia.

14
Freud, S. (1937) Moisés y el Monoteísmo. Buenos Aires. AE. Tomo XXIII, p. 124.

536 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

Los relatos de una circunstancia vivida se van modificando con el


tiempo en relación al momento en que se llevaron a cabo. Eso no les
quita valor a la hora de comprender a los sujetos y la responsabilidad
con la que atravesaron los momentos de catástrofe social que les tocó
vivir. Esa modificación hace que la historia no sea una mera acumu-
lación de datos.
Giorgio Agamben habla de la aporía del conocimiento histórico: la
no coincidencia entre hechos y verdad, entre comprobación y com-
prensión dado que el sujeto del testimonio está constitutivamente
escindido, no tiene otra consistencia que esa disociación aunque no sea
reductible a ella.
Carlo Ginzburg y Giorgio Agamben, entre otros, han subrayado
que la palabra testigo no significa sólo la presencia de alguien como
tercero en un litigio, sino que se refiere al sujeto que ha vivido hasta
el final una experiencia, la ha hecho suya y está en condiciones de
relatarla. Testigo en griego se dice martis, mártir, deriva de “recordar”,
lo que sitúa al sobreviviente en la posición del que “no podría no
recordar”.
El testimonio es una reactualización de la experiencia y reflexión
acerca de ella que da lugar a nuevas formas de comprensión, es una
elaboración retrospectiva. No es el mero relato de una vivencia que
realiza un testigo presencial, sino que siempre hay una interpretación
de hechos que nos acercan a la comprensión de fenómenos sociales. El
testigo piensa y actúa desde dentro de la situación, pertenece a la
escena y simultáneamente puede hablar de ella. Es afectado por ella y
pasa a ser otro del que era antes de ser testigo. “Hay un aspecto de
compromiso como ciudadano cuando suceden atentados contra los
derechos humanos que consiste..., en crear una función de testigo
capaz de testimoniar”.15
El testigo muestra su versión, nombra. El testimonio no nace de
identificaciones sino de una capacidad creativa, inventa un persona-
je.16 Estas cuestiones se relacionan directamente con los modos en que

15
Puget, J. (2012) “Comentario Revista de Apdeba”, nro. 1, p. 16.
16
Puget, J. (2002) Jornadas Piera Aulagnier. Asociación Psicoanalítica de Bs. As. p. 93.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 537


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

la cultura contemporánea piensa e instituye su pasado. Renunciar a la


hegemonía de la verdad supone aceptar el sentido como algo exterior
al campo de la conciencia donde ya no somos sus autores o sus testigos
últimos.

e. Dibujando

Dibujar es una forma de relato de lo cotidiano. Dibujando, el niño


experimenta el tiempo placenteramente porque diluye la cronología
propia del tiempo destinado a la producción que puede medirse como
rendimiento escolar. Además configura relatos de la experiencia
cotidiana donde la presencia de lo ficcional y lo fantástico potencian
simbólicamente su propia vida sin perder el carácter empírico de la
experiencia. A través del dibujo el niño interpreta y configura su
propia historia, se constituye subjetivamente, forma parte de un
imaginario social histórico, forma parte de una memoria colectiva que
marca la pertenencia y el reconocimiento para los sujetos de una
cultura.17
El niño elabora relatos verbales o dibujados que invisten de sentido
su vida cotidiana y funcionan como andamiajes organizadores de la
experiencia del tiempo y del espacio.
A través del dibujo relata lo que lo conmueve, muestra lo que
todavía no puede pensar o lo que hace desaparecer. En todo dibujo
aparecen elementos, tal vez podríamos llamarlos protopensamientos
porque están en vías de poder ser representados, mientras otros
permanecen como restos porque no llegarán a hacerse representables.
¿Qué es lo que puede transformarse en dibujo y qué es lo que no
puede representarse de lo que está ocurriendo en la vida del niño? El
dibujo que no dibujó fue representado en su mente y ocultado y
tenemos noticia de su existencia a través del relato de 50 años después.
Así nos muestra el camino para hacernos saber que algo estaba
sucediendo que lo sobrepasaba.

17
Benjamin, W. (1926) “Panorama del libro infantil”. En Escritos. Nueva Visión. Buenos
Aires (1989).

538 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

Tenemos allí un testimonio que nos permite resignificar el dibujo a la


luz de lo que desencadenó la pérdida de la condición de ciudadano tanto
para su madre en el episodio que recuerda, como para la señora judía
escondida en casa. La angustia que no es procesada aparece como lo que
no puede dibujarse, es un no dibujo lo que se muestra que expresa la
angustia y el miedo que Marcello Cossu L´Abbate experimentaba porque
tenía clara cuenta del peligro que corría la familia.
Sabemos que en los días que dibujó el choque en la esquina de
casa, que quiere ser un dibujo de algo que vio desde la ventana y que
para nosotros puede ser visto y pensado como un sueño, hay otro
dibujo que hoy lamenta no haber hecho. Es un “pequeño secreto” de
algo que ha sucedido que tiene con la madre, algo que no debe contar,
en particular al padre. La situación política a la que se refiere ese
dibujo que ya comentamos, sirve de estructura para el procesamiento
del Edipo del momento en que el deseo inconsciente se realiza a
través de dejar al padre afuera sin poder participar de la pareja que
él siente que está haciendo con su madre, seguramente se sintió
orgulloso y feliz compartiendo ese secreto. No es el Edipo lo que
impide hacer el dibujo; el no hacerlo está vinculado a la situación de
amenaza y peligro social que su madre le trasmite al decirle que no
debe contar lo que pasó: la han amenazado con llevarla presa y sólo
la presencia de Marcello Cossu L´Abbate ha podido evitar su encar-
celamiento, así es como lo cuenta. No hay un adentro-afuera, la
amenaza externa aparece entramada en lo más íntimo y personal. Lo
singular del momento concreto que evocan muchos de estos dibujos
actualiza el terror, la angustia que produce lo que es demasiado
grande, inabarcable como es la guerra.
En un dibujo de la misma época un personaje no dibujado pero
descripto 50 años después dice “alemanes, váyanse a casa”, sólo
dibujó el escenario pero no el personaje a diferencia del que acabamos
de considerar (ponga a media asta esa bandera) en que lo que
desaparece es el dibujo mismo. Lo que nos viene a mostrar un
funcionamiento psíquico que no consigue mediante la represión de un
personaje resolver la angustia, digamos que en el dibujo desaparecido
ganó la necesidad de silenciar al servicio de la vida impuesto por la

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 539


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

violencia de estado que amenaza con la cárcel si no se comparte la


ideología dominante del momento.

f. Mirando el Dibujo

El título se superpone con la firma, en el Choque hay algo que afecta


y representa a Marcello Cossu L´Abbate muy directamente.
Los vehículos de la Wehrmacht, son enormes, desproporcionados
en relación al ómnibus local y a un auto familiar que tienen aspecto
acogedor, relajado, amigable. El tamaño y la rigidez de las líneas de
los autos alemanes vienen a señalar la disrupción y la disparidad de
fuerzas con el invasor en la vida cotidiana. Nos parece ver que uno de
los autos chocados, el que venía por Salaria, corresponde a la manifes-
tación de un afecto que no puede ser experimentado y que transforma
el auto en un objeto bizarro.
La cartografía de la ciudad se ha transformado a partir del Choque.
El dibujo muestra una cronología de antes y después al choque de los
autos. Antes del choque la cartografía se mantiene, se despliega una
vida ciudadana tranquila. Un ómnibus se detiene y la gente desciende,
un policía local marca el paso, ajenos al choque como si no hubiese
pasado nada. Algunos transeúntes miran, otros continúan su marcha
indiferentes, un caballo parecer sonreír, un hombre con bastón sigue
caminando mirando al suelo, parece tener un gorro de cotillón y carga
una bolsa. En Salaria se ve un recolector de basura con su carrito, un
pintor con su escalera y el tarro de pintura, un hombre mayor con
bastón, todos ellos parecen indiferentes al Choque.
Luego del Choque la geografía se torsiona, enloquece, es irrecono-
cible.
El cordón de la vereda de Salaria está dibujado sin solución de
continuidad con lo que se consigue que Via Po desaparezca después
del Choque. (Incluimos foto). Marcello ha eliminado la intersección
de Po con Salaria. Podría decirse que la colisión hizo desaparecer a Via
Po que es donde se encuentra la entrada de la casa familiar.
La vía del tranvía de Salaria (que no existe en la actualidad) a partir
del Choque se duplica. En la vía del tranvía, antes del Choque hay

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DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

niños jugando, uno en bicicleta, muñecos, después del Choque desapa-


recen. El dibujo viene a mostrar que la invasión de la ciudad que está
representada por este choque entre los invasores destruye la vida
ciudadana representada por el trazado de las calles que desaparece y de
las vías del tranvía que se duplican. Tal vez representen las dos vidas
paralelas que se han iniciado en la ciudad: italianos en una, alemanes en
otra, disociados, sin posibilidad de encontrarse ni de ignorarse.
La creatividad propia del juego, también queda interrumpida.
Antes del Choque la esquina de Po y Salaria está conservada y se
subraya usando la regla, el orden y la precisión idealizados de cómo era
la ciudad antes que lleguen los alemanes. Se ve una escalera apoyada en
la pared.18 Arriba, una persona mira el accidente desde el balcón.
En Salaria se ve una casa grande que nunca existió en la realidad.
¿Será que Marcello representó la casa de la familia judía Mortara cuya
dueña estaba escondida desde esos días con los Cossu? En una de las
ventanas se ve una persona. Tal vez sea la empleada que había quedado
viviendo en la casa de los Mortara, casa forzosamente abandonada que
Marcello Cossu L´Abbate hace “reaparecer”.
En el tercer piso del edificio que es el de la casa familiar dice UPIN.
Próximo a la ventana, indicado por una flecha, un hombrecito con
sombrero mira subrepticiamente; mira hacia nosotros observadores,
no hacia el Choque. En la puerta de ingreso puede leerse “Po”. ¿Será
él, Marcello Cossu L´Abbate el “Osservatore Romano” menciona-
do? víctima y espectador de un hecho invisible que lo afecta en lo
personal y colectivo.

Bibliografía

AGAMBEN, G. (1999) Lo que queda de Auschwitz, el archivo y el testigo. Valencia,


Pre-textos (2002).

18
El tema del pintor con la escalera se repite en muchos dibujos, (Fascistas y Comunistas,
Un pizzardone, Cuando se fue el fascismo y otros). Pensamos que alude tanto al niño
dibujante-pintor como a Hitler omnipresente al que le decían “pintor”.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 541


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

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542 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

Con Cossu L´Abbate 2012

“I tedeschi entrano a Roma” es un recuerdo... era una mañana de


septiembre. Lo sé porque en esa época los colegios abrían a principio
de octubre y entonces toda la familia estaba en casa. Mariantonia nos
llamó a todos: “están los alemanes!” Había camiones con jóvenes
paracaidistas de pie... estaban de pie en una actitud belicosa. Tenían
ametralladoras. Los camiones daban vuelta. Me acuerdo que el vecino
de enfrente se acercó... era un inválido de la primera guerra mundial
de mediana edad... tenía aproximadamente 50 años. Les dijo a los
soldados: “alemanes váyanse a su casa!”
Era una frase amenazante y era peligroso con esos soldados. Pero
dijo algo que era la expectativa de todo el mundo... que los alemanes
se fueran a su casa; y podía ser... quiero decir que podía ser que los
alemanes se fueran hasta los Alpes.
Había habido mucha resistencia contra los alemanes... los “Granatieri”
de Cerdeña, por ejemplo trataron de frenar al enemigo en “porta S.
Paolo”. También murieron civiles allí. Me acuerdo del ingeniero
Persichetti, que era antifascista, que murió en “Porta S. Paolo”.
Marcello Cossu Giri: Me parece interesante que no hayas dibujado
el episodio del señor inválido...
Marcello Cossu L´Abbate: Sí... no sé…
Los alemanes daban vuelta para transmitir la sensación de ocupa-
ción y para fijarse si había acciones que podían causar daño... como
podía ser tirar una maceta por la ventana. Por eso los soldados miraban
hacia arriba, las amenazas llegaban desde los pisos más altos. Este es
un dibujo que tiene que ver más con la “immagine” y menos con lo
“immaginario”; está dibujado en primera persona... es lo que viví... es
un dibujo directo. Hay poca imaginación, no es como en “Villaggio
abissino” y “L’occupazione di Napoli” que están dibujados a partir de
comentarios que escuché.
Mucho se desarrollaba en las ventanas, podía pasar cualquier cosa
en la calle, había que tener cien ojos... como pasó con el choque en la
esquina de casa; en la esquina con “Villa Giorgina”, que ahora es la
embajada israelí...

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 543


D. TORRES DE ARYAN Y M. COSSU GIRI

Marcello Cossu Giri: No... ahora es la Nunciatura Apostólica...


Marcello Cossu L´Abbate: ¿Estás seguro?...
En conversación con Marcello Cossu L´Abbate encontramos que
él creía que en la manzana de Po y Salaria, la que dibujó con árboles,
estaba en la actualidad la embajada de Israel. Hoy es residencia de la
Nunciatura. Ese predio conocido como “Villa Giorgina” fue donado
por el Senador Levi dueño del predio, en agradecimiento por haber
sido escondido en el Vaticano durante la persecución a los judíos.

Pio Pullini: Acuarelas

544 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545


DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE 8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 527-545 545


Pioneros
Rioplatenses
Algunas reflexiones sobre la teoría de
David Liberman 1

Gladys Silka Santoro

David Liberman enseñó clínica psicoanalítica durante muchos


años en la ciudad de Rosario y este trabajo no es sólo un homenaje
hacia él, sino, un intento de explicitar el espíritu y la generosidad que
transmitía en sus clases.
Voy a comenzar contando una anécdota, que es uno de los recuer-
dos más hermosos que tengo de mi trabajo con el Dr David Liberman.
En una supervisión con él, uno de los integrantes del grupo llevó el
caso de una paciente que trabajaba como enfermera y contaba y
hablaba de sus preparativos, ya que pensaba casarse en ese momento.
El novio era un compañero de trabajo, también enfermero y hablaba
no sólo de sus planes sino también de los recursos económicos con que
contaban para concretarlos.
Muchos de nosotros –entre los cuales me incluyo– estábamos un
poco perplejos ya que parecía que no tenían demasiado dinero para
llevar adelante los proyectos, si bien éstos no aparecían como desca-
bellados.
Y es así que alguien en el grupo, dijo: “¿pero doctor, cómo van a
vivir con tan poca plata?”. El Doctor Liberman se rió y dijo: “Usted
está como esas mamás que dicen de qué van a vivir los chicos, no se
preocupe, ésta es una pareja que va a poder arreglarse”. Se quedó
pensando unos instantes, “fíjese –dijo– hay entre ellos un intercambio
de humor inteligente”.
1
Trabajo arbitrado.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 549


GLADYS SILKA SANTORO

“Su paciente –dijo dirigiéndose a la terapeuta– se ha conseguido un


gran marido”. Entonces fuimos nosotros (el grupo) los que nos
quedamos pensando.
Fue un gran maestro, enseñaba sin solemnidad y aún recuerdo
cuando llegaba a nuestra ciudad su andar característico, su portafolio
y su gran sabiduría. Tenía una gran capacidad para generar ideas en
otros y enseñaba con afecto y alegría.
David Liberman también fue un gran músico y su teoría acerca del
estilo complementario para cada paciente fue una forma de poner
música al Psicoanálisis, ya que en el piano una mano hace la melodía
y la otra el acompañamiento, y él decía que frente a la melodía de cada
paciente, frente al estilo de cada paciente, el analista tenía que
interpretar también desde un estilo determinado.
Por ejemplo, para un paciente fóbico el estilo complementario del
analista es el estilo esquizoide. Hay que mostrarse impersonal para que
no se asuste.
Ahora bien, Liberman va a relacionar su teoría con la Semiótica, la
Teoría de la Comunicación, la Lingüística. Chomsky es un autor que
le aportó ideas muy valiosas al igual que Klein, E. Pichon Rivière,
Ruesch, Abraham, Morris, Jakobson y por supuesto Freud y otros.
En ese sentido es importante destacar que también incluyó modelos
mentales que nacen del arte. Fue el primero que promovió en nuestro
medio la utilización sistemática de las producciones cinematográficas
como modelo para explicar los fenómenos inconscientes para que
puedan ser objetivados y comprendidos en profundidad. Decía que la
trama de la película es como un tratamiento psicoanalítico y relacionaba
las buenas películas, aquellas que impactaban al espectador, con las que
en la mitad del film podía verse la entrada en la posición depresiva.
No hace mucho tiempo descubrí en una revista del año 1961 (1962
Comunicación en Terapéutica Psicoanalítica vuelve allí a mencionar
el artículo), tomo I, Nº 2 Revista de Psicología y Psicoterapia de
Grupo, un artículo de David Liberman titulado “La producción
cinematográfica utilizada como ‘modelo mental’ de las fantasías
inconscientes de los grupos. (“Doce hombres en pugna”. Impacto y
elaboración del parricidio)”. Allí sostenía que los modelos mentales

550 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

pueden constituir un impedimento si el pensador se aferra demasiado


a ellos y cae en una confusión entre el símbolo y lo simbolizado, y tiene
que tener clara conciencia de las motivaciones inconscientes que él ha
tenido para la elección de dicho modelo y no de otro. Esto es
importante porque siempre va a incluir la figura del investigador.
Recuerda que Freud también lo hace ya que toma la tragedia de
Sófocles, Edipo Rey.
Su teoría en síntesis, es también un intento de darle una apoyatura
epistemológica a sus ideas y en ese sentido va a decir que concede a
la situación analítica un papel central como método y como objeto de
indagación, siempre respetando la diversidad del paciente y del
analista.
El analista, decía, trabaja con su paciente en el consultorio y debe
trabajar después estudiando las sesiones, como custodiando y acom-
pañando ese proceso psicoanalítico. Debe investigar siempre fuera de
la sesión y el análisis debe ser evaluado permanentemente. Acá va a
oponerse a Freud que decía que primero había que terminar un
tratamiento psicoanalítico.
Por lo tanto, para Liberman la transferencia podría ser pensada
como una creación entre el analista y el paciente; ya que Liberman
jerarquizaba mucho la presencia real del analista y decía que todos los
pacientes no desarrollaban la misma transferencia con todos los
analistas. El Hombre de los Lobos, por ejemplo, tuvo dos análisis, uno
con Freud y otro con Ruth Mack Brunswick y en ambos el desarrollo
de la transferencia fue muy distinto.
Voy a referirme a los estilos del paciente, estilos complementarios
del analista, el Yo plástico que postula Liberman.
Antes quería mencionar que basándose en las ideas de Ruesch,
Fenichel, Freud y también tomando de Klein los conceptos de fantasía
inconsciente, relaciones objetales y ansiedades básicas, construye una
tipología que fue la siguiente:

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 551


GLADYS SILKA SANTORO

I Persona observadora y no participante Esquizoidía. Esquizofrenia Paciente


(oral de succión) reflexivo

II Persona depresiva Ciclotimia. Depresión neurótica Paciente


Psicosis maníaco-depresiva lírico
(oral secundaria)

Persona infantil Órgano- neurosis Paciente


(Enfermedades psicosomáticas) lírico

III Persona de acción Personalidades psicopáticas Paciente


(Perversiones e impulsión neurótica) épico
(Anal 1ª) Paranoia

IV Persona lógica Neurosis obsesiva Paciente


(Carácter obsesivo) narrativo
(Anal 2ª)

V Persona atemorizada y huidiza Histeria de angustia Paciente dra-


(Carácter fóbico) mático que
(Fálica) crea suspenso

VI Persona demostrativa Histeria de conversión Paciente dra-


(Carácter histérico) mático que
(Etapa fálica) crea impacto
estético

Ahora bien, basándose en Jakobson, Liberman va a hablar de estilos


y piensa que existen correspondencias entre los estilos comunicativos y
los distintos tipos de personas que expuso anteriormente.
Este nuevo reordenamiento de la Psicopatología le permite a
Liberman describir un Yo desde el punto de vista de sus instrumentos
para comunicarse en seis categorías y postula un Yo idealmente
plástico.

552 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

Acá va a postular una idea original acerca de lo que es reparar para


Liberman.
El Yo idealmente plástico va a ser concebido como aquel en que
todas las funciones se amalgaman y una no tiene más fuerza en
desmedro de otras, cada una ocupa un lugar en los diferentes momen-
tos de las experiencias de la vida.
La dirección de la cura psicoanalítica va a estar dada por la
aparición de las funciones que estaban hipotrofiadas en desmedro de
otras que estaban hipertrofiadas. Esto implica el concepto de repara-
ción para Liberman.
Horacio Etchegoyen (1985) describe bien los 6 tipos de personali-
dad que encuentra Liberman cuando distingue sendos atributos en el
Yo: “1) la capacidad de disociarse y observar sin participar, percibien-
do la totalidad del objeto; 2) la capacidad de acercarse al objeto y verlo
en sus detalles; 3) la capacidad de captar los deseos propios y llevarlos
a la práctica cuando existen perspectivas de satisfacerlos, calibrando
la necesidad y la posibilidad; 4) la capacidad de utilizar el pensamiento
como acción de ensayo, lo que implica para Liberman la posibilidad
de adaptarse a las circunstancias y a los vínculos familiares de tipo
vertical (abuelos, padres e hijos) y horizontal, con sus diversos grados
de intimidad, lo que también implica la capacidad de estar solo; 5) la
capacidad de movilizar un monto de ansiedad útil preparatoria para la
acción y 6) la capacidad para enviar un mensaje donde acción, idea y
afecto se combinen adecuadamente.”
Un proceso analítico exitoso será aquel que haya corregido el
exceso de cualquiera de estas funciones y aumentado las que estaban
en déficit.
Voy a dar un modelo ideal normal de lo que serían estas 6 funciones
yoicas:

I- Casillero reflexivo. Una personalidad que tiene un talento


lógico-matemático-filosófico para trabajar con abstracciones.
II- Casillero lírico. Persona creadora, pintor impresionista.
III- Casillero épico. Capacidad de liderazgo, carisma. Pensar que
es lo que puede llegar al grupo o a la masa.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 553


GLADYS SILKA SANTORO

IV- Casillero lógico. Capacidad de organizar una empresa.


V- Casillero fóbico. Capacidad de afrontar situaciones de riesgo y
utilizar la angustia señal y tener el placer funcional de vencer
el obstáculo.
VI- Casillero dramático. Contacto con el otro; que tenga algo del
impacto estético que puede tener un discurso publicitario.

Un ego idealmente plástico tiene casi todas estas capacidades en


disposición. Una persona es idealmente “sana”, en la medida que en
el transcurso de su ciclo vital, puede utilizar, según las circunstancias
diferentes, cada uno de estos casilleros. Voy a dar algunos ejemplos:

I- Casillero reflexivo. Una persona que en la última etapa de la


vida no entre en competencia con los que vienen después,
puede ser un buen cronista, en la edad de retiro, instrumentando
su esquizoidía puede trasmitir a las demás generaciones como
él ve las cosas cuando se está al final del camino.
II- Casillero lírico. La capacidad de ligarse y depender de perso-
nas; dejando de lado las raíces tempranas de estas funciones,
por ejemplo la capacidad de poder enamorarse.
III- Casillero épico. Asumir responsabilidades y tomar decisiones
porque ya no tiene consejeros; tiene que tener capacidad para
estar solo y asumir la decisión de organizar la acción.
IV- Casillero narrativo. Tener capacidad de cierto grado de organi-
zación de tal manera que cuando uno llega a la edad media de
la vida, tiene sus pares con los cuales uno tiene un tipo de
relación, tiene personas que lo siguen, que están dependiendo
de uno y a su vez tiene personas de las cuales uno depende. La
edad media desde el punto de vista comunicacional está en la
cúspide, es donde se pone en juego todo lo que se logró en la
posición depresiva, en los primeros años de vida. Es decir, ser
par con los pares. Tener capacidad de acción, depender de los
que vienen después. Liberman dice que éste es un momento
crítico y riesgoso.
Puede haber suicidios, divorcios, crisis vocacionales y se

554 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

puede salir enriquecido o no de estas crisis. Las grandes obras


surgieron después de estas crisis. Liberman tenía 32 años
cuando escribió “Comunicación en Terapéutica Psicoanalíti-
ca”, Melanie Klein descubre el Psicoanálisis y comienza a
trabajar alrededor de los 38 años. Shakespeare nace en 1564 y
escribe Hamlet en el 1600, tenía 36 años.

Liberman va a hablar de estilos y para ello va a tomar las ideas de


Roman Jakobson, un lingüista cuyos conceptos le resultaron de sumo
valor. Este autor distinguió seis factores y seis funciones; a saber:
Factor fuente, contexto, mensaje, destino, contacto y código; y Fun-
ciones: emotiva, referencial, poética, pática, metalingüística y conativa.
En 1978 en Comunicación y Psicoanálisis superpone dos gráficos
de Freud de la siguiente manera: va a tomar las conceptuaciones de
Freud del aparato psíquico de “El Yo y el Ello” y lo va a superponer
al gráfico de Freud del capítulo VII de “La interpretación de los
sueños” (1900) y va a decir que el ego de la teoría freudiana puesta así
es estático como un huevo y entonces superpone el gráfico del capítulo
VII, es como el arco de un violoncello que dará a las funciones del Yo
otras perspectivas desde un ángulo tridimensional.

Estilos

I. Reflexivo: es la persona observadora no participante de la


tipología anterior. El esquizoide de la psicopatología clásica.
Son los pacientes esquizoides que describe Klein en “Notas sobre
algunos mecanismos esquizoides”.
Observan sin participar emocionalmente.
Liberman dice: tienen una percepción microscópica “El yo se
achica y el objeto se agranda” (comunicación personal).
Plantean incógnitas sin crear suspenso, por ejemplo ¿qué es la vida,
el psicoanálisis? Tienen sospechas acerca de los demás y los estudian
como si fueran bichos raros.
Son distantes, silenciosos y se encierran en un silencio difícil y es
difícil saber qué piensan.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 555


GLADYS SILKA SANTORO

Tienen mucha envidia frente a la tarea del analista y no pueden


sentirse queridos desinteresadamente porque son así, no son desinte-
resados.
En general, hablan de generalidades y piensan que se curan por la
objetividad.
Son adictos a la nostalgia que no es lo mismo que sentir nostalgia,
por ejemplo coleccionan discos de los años 60 y esto es así porque
tienen preferencia por sustituir personas por objetos inanimados.
Son excéntricos, tienen un solo amigo, una cama, una casa, una
ropa y nada más.
Son ideólogos y son inhábiles con el cuerpo, tienen accidentes
porque andan desconectados.
Pueden ser grandes artistas. Por ejemplo el “Mono” Villegas que fue
un gran amigo de Liberman y un famoso pianista. Contaba Liberman
que cuando fue a visitarlo tenía en su departamento una mesa, dos sillas,
una cama y en el living un gran piano de cola y nada más.
Nunca protestan por nada y cuando no dan más, entablan un juicio
o se van.
Vienen casi siempre con un libro y hacen críticas literarias.
La familia se caracteriza por lo siguiente: se decía una cosa y se
hacía otra.

II. Lírico: corresponde al cicloide de la Psicopatología clásica y a


la persona depresiva de la clasificación anterior.
Es lírico por que se asemeja al poeta que canta sus propios afectos
e ideas.
Su mayor preocupación es la regulación con los objetos internos.
“Ser amado por el Superyó para restablecer su autoestima”.
Tienen oscilaciones en el estado de ánimo. Vienen tarde, confusos,
es la persona que se banca todo siempre y nosotros pensamos, decía
Liberman, ¿pero este tipo cuándo va a vivir su propia vida?
Se dejan invadir por los problemas y al revés de los pacientes
anteriores, van a cuidar su casa, están siempre en refacción porque
necesitan crear un continente bueno en el cual sentirse protegidos.
Son los pacientes que no van a atacar el encuadre, al contrario, van

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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

a cuidarlo mucho por esta misma razón; tienen una percepción


telescópica porque tienen una percepción parcial del objeto.
Se preocupan por la muerte de sus seres queridos (que se mueran,
se enfermen) justamente por la ambivalencia que sienten.
Son pacientes que están tan cerca del objeto que sólo ven detalles
y no la totalidad.
En estos pacientes está muy exacerbado el erotismo visual, miran
a la cara de la gente y leen el rostro. Por ejemplo dicen al entrar a la
sesión “¿Doctor, hoy usted está triste?”
El conflicto fundamental fue el trauma del destete y son importan-
tes los duelos y las pérdidas.

II. Organo-neurótico: fue la primera denominación para esa pato-


logía a la que luego llamó enfermedades psicosomáticas. Los incluye
como líricos. Son latentes muy tempranamente y sus enfermedades
tienen que ver muchas veces con sucesos familiares o de trabajo que
el paciente no percibe.
El trabajo ocupa un lugar muy destacado e ignoran el cuerpo.
Tienen una personalidad “seudoself” y niegan el dolor, el cansancio y
la angustia.
Difiere del hipocondríaco que consulta al médico permanentemen-
te y es un paciente psiquiátrico , es una paranoia en el cuerpo. El delirio
es arreglar el cuerpo como el esquizofrénico arreglar el mundo, es una
idea de reparación maníaca, omnipotente corporal.
En cambio el enfermo psicosomático no va nunca al médico porque
está ocupado con los negocios. Su cuerpo es un cuerpo olvidado.
Tienen una adaptación formal y masiva al mundo externo.
Son muy ambiciosos y tienen una búsqueda desenfrenada por el
confort material como forma de recuperar el confort por la pérdida del
pecho.
Se pueden morir en el curso de la terapia porque son suicidas y
Liberman decía que hay que tener mucho cuidado si desaparece el
síntoma somático sin una verdadera comprensión del mismo, porque
no hay que olvidar que tratan de adaptarse prontamente. Hay que
decirle esto al paciente y decirle que su vida está en peligro.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 557


GLADYS SILKA SANTORO

Este paciente no sólo ha tenido un destete traumático sino que debe


abandonar bruscamente la fase simbiótica (Mahler) y adquiere una
adaptación masiva y formal a la realidad externa. La somatización es
lo más auténtico del paciente porque es pensamiento, sentimiento y
acción. En su infancia fue muy apegado a su grupo familiar.
Es decir, el órgano-neurótico es un paciente que entra dentro de la
categoría del paciente depresivo con una salvedad, en vez de experi-
mentar emociones experimenta somatizaciones porque es el paciente
que se adapta o se sobreadapta y se estresa.
Nos cuenta cosas utilizando un lenguaje obsesivo, no tiene la
capacidad de abstracción del esquizoide, ni las posibilidades emotivas
del depresivo, es un paciente que se mueve con un código convencio-
nal, aparentemente pobre y no se sale de sus síntomas.
En lugar de estar triste, está preocupado por un síntoma físico, es
decir la emoción se transforma en somatización.
Cuando evoluciona se hacen más emotivos, más cicloides ya que
el análisis tiene que transformar la somatización en emoción.
Por ejemplo: un paciente diarreico se puede transformar en un
maníaco insoportable que habla todo el día, se enoja, hace chistes, se
le da por llorar, se pone pesado pero está sucediendo algo importante,
está salvando el cuerpo porque ya tiene estados emotivos.
Liberman decía que los venía a buscar la ambulancia y, les seguían
dictando a la secretaria.

III. Épico: corresponde a la persona de acción.


Lo llama épico porque se asemeja al poeta o al orador que nos está
involucrando en la epopeya o en una supuesta causa heroica en la cual
tenemos que incluirnos.
Son pacientes que vienen siempre con una intención oculta (un
plan).
El lenguaje es un lenguaje de acción, está destinado a manipular al
otro y son expertos en inocular. “Hacen hacer”.
Liberman ha estudiado en estos pacientes los factores genéticos y
los aspectos de voracidad y envidia que describe Klein.
Liberman decía que el psicópata no piensa, planifica. Son pacientes

558 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

que provocan sobresaltos y los que nos preocupan después de la hora.


Se caracterizan por una huida temprana del pecho y tienen una
acelerada maduración muscular porque no pueden depender de la
figura materna. Es decir, a través de la motilidad se arreglan solos.
No pudieron hablar, el lenguaje no fue suficientemente instrumen-
tado por el grupo familiar para expresar necesidades. No fueron
escuchados, por lo tanto actúan y la actuación es como una frase mal
hilvanada.
Frente a la frustración aparece el tedio, el aburrimiento y la
actuación psicopática.
El tedio es la depresión por la carencia del objeto necesitado e
inalcanzable. El psicópata es alguien como que le falta el timón, el
objeto bueno que dé coherencia a su Yo.
Familia: son muy inestables. Son padres cambiantes que conviven
pero al mismo tiempo están alejados, padres importantes, muy ocupa-
dos. Reciben cosas materiales pero carecen de afecto. Liberman contó
la experiencia de un niño que lloraba porque quería irse a dormir y por
supuesto sus padres no lo escuchaban, así que se tiró al suelo, pataleó,
gritó, entonces como castigo lo mandaron a dormir.
Lo paradojal es que lo castigaron por lo mismo que él había pedido.
No encontramos nunca un psicópata sin un subcomponente
estilístico.

IV Estilo narrativo: límite entre la neurosis y la psicosis. Corres-


ponde a la persona lógica de la clasificación anterior o a la neurosis
obsesiva de la Psicopatología clásica.
Antepone la lógica formal, la lógica del pensamiento a la lógica de
las emociones y sustituye el macrocosmos de los hechos por el
microcosmos de las ideas.
Tiene tan exacerbadas las operaciones lógicas que los procesos de
imaginación y lo que puede aparecer como fantasía inconsciente están
anulados.
El paciente narrativo se preocupa mucho por la forma del lenguaje,
por cómo construye las frases, que lo que expresa.
“Son los que mejor hablan”.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 559


GLADYS SILKA SANTORO

Son pacientes que hacen crónicas organizadas de lo que hicieron


día tras día.
A veces hacen un análisis tan crítico que desbaratan la interpreta-
ción.
Todo es lógica, los sentimientos son excrementos peligrosos y
sucios que deben ser eliminados.
El terapeuta es exigente porque es el progenitor del control de
esfínteres.
Busca con este discurso controlar la mente del terapeuta.
Fue en su infancia un niño precoz, ordenado y sobreadaptado.
Fijación anal retentiva.
Son pacientes que cuando meten la pata es cuando empiezan a
mejorar. Decía Liberman que tenemos que recordar que una cosa es un
síntoma obsesivo destinado a frenar cambios y otra cosa es coherencia
y organización para mantener estabilidad en el cambio.

V. Dramático que busca incógnitas y crea suspenso: comprende a


la persona atemorizada y huidiza de la clasificación anterior. Es la
fobia de la Psicopatología clásica.
Despiertan incógnitas creando suspenso, es como que hay algo
siempre por descubrir y el terapeuta es una especie de detective que va
a descubrir qué pasa.
Tienen un estado de alerta crónico en la sesión y también en su vida
porque padecen de una sobreexcitación, que los impide escuchar y
escuchan poco y mal.
Tienen una sola finalidad, evitar la angustia. La fobia empobrece.
Juanito no podía caminar por Schönbrunn (es un hermoso paseo en
Viena que estaba próximo a su casa).
El estilo de suspenso muestra una diferencia entre el lenguaje
verbal y el no verbal. En este último suele estar lo más auténtico del
paciente, mientras que a través del lenguaje el paciente va a tratar de
ocultar lo que siente.
El problema mayor es sobre la sintaxis porque tiene que evitar por
la angustia ciertas palabras, cierto tipo de discurso y ciertos giros
verbales.

560 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

El terapeuta contratransferencialmente siente que hay algo que


debe evitar sentir o decir. “Hay que tener cuidado”.
Familia: padres ansiosos que no pudieron metabolizar las angus-
tias.

VI Persona demostrativa: con impacto estético.


Son los pacientes con más desarrollo y capacidad simbólica.
Pueden analizarse bien hasta que se reactiva el Complejo de Edipo;
entonces el terapeuta es el progenitor del mismo sexo que castiga el
incesto o del sexo opuesto que seduce.
Aparece la represión y ésta es la expresión de la castración.
Son ingenuos y se sugestionan con la palabra del terapeuta.
Punto de fijación: fálico uretral.
Acepta al objeto total con exclusión de lo genital.
Dramatiza, amenaza con el suicidio pero no es como el psicópata
que busca dominar, el histérico es exhibicionista y busca un público
para su escena.
¿Para qué hace una conversión? lo que hace es solucionar un
conflicto que le provoca angustia. Por ejemplo a través de un ataque
representar un coito pero no se entrega sexualmente. Frente a una
conversión histérica, decía Liberman, ver si alguien del grupo tuvo un
síntoma parecido, parálisis, cefalea, etc., y se debe anotar toda la
semiología neurológica.
Una persona con una conversión histérica no viene sola, viene en
grupo, con la suegra, futura suegra, madre, abuela, etc.
Son pacientes que logran insight cuando el analista puede integrar
el lenguaje verbal del no verbal del paciente, aparecen entonces
recuerdos reprimidos y aparecen sentimientos de gratitud hacia los
aspectos buenos de los padres y del terapeuta y el duelo por los
aspectos malos.
Es decir, la reparación como la plantea Klein. Desde Liberman sería
alcanzar pautas estilísticas más logradas. Liberman dice que no
existen estilos puros sino sub-estilos y en función de éstos se puede
hacer el pronóstico del paciente.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 561


GLADYS SILKA SANTORO

Ideas generales

Parafraseando a Freud en “Consejos al médico” voy a hablar de


ciertas ideas de David Liberman que pude recordar a través de las
supervisiones, seminarios, que me parecen muy valiosas. Liberman
decía que cada paciente tiene una teoría de lo que es su analista y viene
al análisis y a la primera entrevista con esa teoría.

I - Para el esquizoide, decía, el analista es alguien que está todo


el día encerrado, una anacoreta, un pensador, un tipo que está
sentado feliz porque está pensando y el paciente va a esperar que
el analista le dé la clave para solucionar los grandes problemas de
la vida, los problemas existenciales, ¿qué es la vida, la muerte, el
Psicoanálisis?

II- El depresivo va a aplicar en el análisis la teoría de cómo ganar


amigos y de que a uno lo quieran.
El analista es una persona muy comprensiva que lo va a querer
mucho, lo va a comprender y esto va a ser sentido por el paciente como
leche, como alimento, al decir desde la teoría kleiniana va a ser un
pecho ideal.
No importa lo que le interprete, importa lo que quiera y así de esa
manera se va a curar de sus problemas.

III- Persona de acción, persona psicopática, va a tener la teoría de


que el analista lo va a ayudar a que se desempeñe con más energía en
la vida y le enseñe cómo dominar más y mejor a la gente.
Para él el analista es una “persona liberada” que puede aceptar
muchas cosas y tiene una ética parecida a la suya. Por ejemplo Omar
(un paciente que describe Liberman en su libro Lingüística, interac-
ción comunicativa y proceso psicoanalítico) creía que el terapeuta era
un oportunista que quería aprovechar la situación y ganar dinero y él
estaba convencido de esto, tenía una certeza delirante. Es decir, el
paciente espera que el análisis le dé fuerza, lo libere de las inhibiciones
infantiles y así si se desinhibe, va a poder hacer justicia y va a

562 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

demostrar que no es cierto lo que dice la gente que es un agresivo, un


aprovechador o alguien que perjudica a la gente.

IV- El obsesivo, el terapeuta lo va a ayudar a tener las cosas claras,


es decir lo va a acompañar a perfeccionar sus rituales y sus sistemas
de creencias regulares, ya sean éticas o estéticas, y es que se basa
justamente en la idea de que el analista es una persona que aclara las
cosas para que el paciente tenga ideas claras y sobre todo
sistematizadas.

V- La persona fóbica, el tratamiento psicoanalítico y el analista lo


van a ayudar a vencer sus miedos y por lo tanto el terapeuta va a ser un
acompañante, alguien que va a fomentar su contrafobia.

VI- Por último, la persona demostrativa, el analista lo va a ayudar


a perfeccionar técnicas de cómo promocionarse en la vida, para poder
impresionar y venderse mejor. El analista también es alguien a quien
le gusta impresionar y lucirse.

Con esto ¿qué quiere decir Liberman?, que todos los pacientes
tienen un Superyó sádico y un Yo masoquista, pero esto es un lugar
común por que lo importante es preguntarnos ¿qué clase de Superyó
somos para ese paciente?
Nosotros provocamos efectos, entonces, el paciente no tiene sólo
una teoría sobre nosotros sino también sobre la terapia analítica y en
ese sentido el paciente tiene también una teoría sobre su historia, una
historia que generalmente va cambiando a medida que en el curso del
tratamiento va descubriendo su verdadera historia.
Dice Liberman en Comunicación en terapéutica psicoanalítica:
“La historia no es solo repetida, recordada sino que también es
elaborada y por lo tanto en cierta medida creada.” Es decir, entonces
que el paciente también tiene una fantasía de curación.
Liberman decía que le interesaba ver qué pasó entre la primera y la
segunda entrevista, y en general pedía un sueño y en función de eso se
podían tener indicadores de pronóstico porque si uno ve que el

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 563


GLADYS SILKA SANTORO

paciente se fue rigidizando uno debe contraindicarse como terapeuta


de ese paciente.
Es decir, el carácter asimétrico del diálogo, el encuadre, el esquema
referencial en el cual abordamos la tarea es un elemento motivador, es
un tipo de interacción que hace que el paciente se muestre más
perturbado o más creativo.
“Ustedes, decía, habrán tenido pacientes que en la sesión lloran a
mares” y al rato lo ven en la esquina charlando o el paciente llega a
decir cosas que nunca dijo, el mismo se extraña (frases inéditas);
quiere decir que nosotros vemos al paciente mucho mejor o mucho
peor en la sesión.
Esto nos habla de la Psicopatología para poder conjeturar que la
gente puede ser de muy distintas maneras.
Por último, en relación con este tema quería destacar cómo pensaba
Liberman acerca de la contratransferencia.
Reducía el concepto de contratransferencia a los escotomas, como
clásicamente se postulaba y decía que la respuesta contratransferen-
cial es la percepción simétrica invertida y que si uno piensa de esta
manera va a trabajar muchísimo menos con la contratransferencia y va
a trabajar más con la transferencia.
En síntesis, hay que ponerse en el lugar del paciente.
Voy a dar un breve ejemplo, muy resumido:
Cuenta que una paciente lo aburría en las sesiones y cuando detectó
esto se puso a pensar ¿será que yo represento para la paciente el objeto
al cual ella aburre?
La paciente le cuenta que le había pasado esto con dos o tres
muchachos y que ella no entendía qué pasaba porque se esforzaba
mucho por agradar y despertar interés.
En ese momento Liberman tiene la ocurrencia contratransferen-
cial y recuerda cuando era adolescente e iba a reuniones y se divertía
mucho. Como un sueño diurno y un sueño diurno indica muchas
veces un duelo por lo que uno no hace o por lo que uno no puede
hacer, por ejemplo una persona tímida sueña que es un gran conquis-
tador.
Y ahí entendió. No le interpretó que ella era una aburrida, que

564 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

aburría o tomó la teoría de la envidia, la seducción o que lo quería


castrar.
Independientemente de que esto fuera cierto le dijo: que ella por
querer agradar se esforzaba tanto que terminaba aburrida y entonces
empezaba a inocular aburrimiento. Era una animadora (se identificaba
con una animadora) quería animar la sesión pero estaba tan ocupada
en esto que no veía nada a su alrededor, como si estuviera metida en
un televisor y la imagen televisiva como sabemos es ciega.
Por eso Liberman recordó también cuando en las fiestas de adoles-
cente “Yo tocaba el piano, todos se divertían y al final era yo el que se
aburría”.

Estilos complementarios del analista

Paciente Terapeuta
Paciente reflexivo Estilo dramático
Incógnitas y no crea suspenso
Paciente lírico Narrativo
(Estilo depresivo) Utilización instrumental
de frases con categorías
lógicas donde aparece
rescatada la identidad del
analista
Paciente épico Estilo narrativo-lógico
(de acción) Frases con categorías
lógicas en relación con
el encuadre.
Poner orden en el caos
Paciente narrativo Instrumentación de
técnicas de acción
Paciente dramático que Instrumentación de la
crea suspenso (fobias) esquizoidía
Paciente dramático que Instrumentación de la
crea impacto estético esquizoidía

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 565


GLADYS SILKA SANTORO

Aportes fundamentales de la teoría de David Liberman

David Liberman hizo aportes muy valiosos al Psicoanálisis. Voy a


enumerarlos:
1º) El pensamiento de David Liberman surge a partir de la influen-
cia de E. Pichon Rivière y la importancia que le da éste al vínculo
analítico. También influyeron otros autores: Racker, Alvarez de
Toledo, Grimberg y otros, todos estaban interesados en el diálogo
psicoanalítico, la transferencia la contratransferencia y la sesión como
sitio de investigación.
Va a postular entonces el enfoque interaccional de la transferencia
y habla del encuentro singular y único del paciente y el terapeuta y
jerarquiza tal como lo explicité anteriormente la persona real del
analista en el desarrollo de la transferencia y de la contratransferencia.
La evolución del proceso psicoanalítico dependerá de esto ya que
si bien el paciente trae sus series complementarias y una cierta
disposición a desarrollar una particular transferencia, serán las carac-
terísticas personales del analista y de qué manera aborde este análisis
lo que determinará el futuro del tratamiento. Destaca también la
importancia del esquema referencial con que trabaje el analista.

2º) Ahora bien a Liberman le interesó desde los comienzos de su


trabajo demostrar que el Psicoanálisis era una teoría científica y quería
darle un status epistemologico. Para eso partió del sistema hipotético-
deductivo, descubrimiento que hizo de la mano del eximio epistemólogo
el profesor Gregorio Klimovsky para estudiar el diálogo psicoanalíti-
co que fue el lugar más importante de indagación.
Tomó la sesión analítica no sólo desde el contexto de descubri-
miento mientras trabajaba con el paciente, sino para testear y corrobo-
rar sus ideas y sus hipótesis a posteriori de la sesión a través de las
supervisiones y grupos de discusión.
Prueba de ello son sus formulaciones acerca de las hipótesis
intermedias y las definiciones operacionales que surgen de la interac-
ción del paciente con el analista y que dieron a la investigación
psicoanalítica un aporte muy importante.

566 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

3º) Tal como lo explicité anteriormente, tomó ideas de la Teoría de


la comunicación, la Semiótica, la Lingüística , la Gramática Generativa
de Chomsky, Morris de quien tomó la teoría de los signos y clasificó
y categorizó los cuadros clínicos en: patología a predominio semán-
tico, pragmático y sintáctico y, por último, Jakobson que a través de
su teoría de factores y funciones le van a permitir a Liberman formular
la teoría de los estilos, estilos complementarios y el yo plástico.
Es decir, para poder testear los conceptos teóricos recurrió a la idea
de los cambios que se evidenciaban en el lenguaje. Fueron muy
importantes las ideas de Chomsky y de sus investigaciones acerca del
aspecto creador del lenguaje. Este autor postulaba una estructura
profunda y superficial en la lengua lo cual podía permitir detectar los
cambios en el paciente, y Liberman relacionó esto con lo inconsciente
y lo manifiesto.
Por ejemplo, un proceso de regresión podía ser evaluada a través de
un lenguaje olvidado y recreado nuevamente y la aparición de “frases
inéditas” marcarían un cambio estructural en el paciente y el comienzo
de un proceso de reparación.

4º) No sólo recurrió a otras disciplinas ya que no puede concebirse


una ciencia sin estar relacionada con otras sino que planteaba que el
Psicoanálisis no debía encasillarse en determinadas teorías, ni tener
posturas dogmáticas, ya que esto constituiría de por sí una postura
anticientífica
Debe dejar de lado el adoctrinamiento y el dogma que pueden surgir
frente al hecho de jerarquizar una teoría en desmedro de otra.
Esta fue su actitud desde los comienzos de su trabajo. En 1947
escribió “Semiología Psicosomática” que fue su tesis doctoral y en ese
momento a raíz de sus dificultades par captar al enfermo en su
totalidad pensó en aplicar el método historiográfico de Ranke al
examen psicosomático de los enfermos.

5º) Va a tomar en cuenta el mundo externo, ya que habla de diálogo


psicoanalítico, encuadre de la sesión y situación analítica.
En la situación analítica va a incluir el mundo externo y los

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 567


GLADYS SILKA SANTORO

acontecimientos o situaciones que trascienden el vínculo analítico y


que corresponden a hechos que son comunes al paciente y al terapeuta.
Se refiere a la realidad, al área geográfica donde suceden aconteci-
mientos en el mundo, en el país o la ciudad donde transcurre el análisis.
Es decir lo externo afecta profundamente el proceso psicoanalítico.
Estos hechos pueden ser cambios climáticos, políticos, catástrofes,
etc., situaciones que por otra parte tienen una gran actualidad.

6º) El replanteo que hace de ciertos conceptos en términos


interaccionales como por ejemplo, la envidia.
Melanie Klein señaló que la envidia es constitucional. “La envidia
es el sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo
deseable siendo el impulso envidioso el de quitárselo o dañarlo”
(1969).2
Horacio Etchegoyen se ha ocupado de este tema y ha escrito
numerosos trabajos; en uno de ellos sostiene “Lo que se pretende
cuando se interpreta la envidia primaria es que el analizante se haga
cargo de los impulsos hostiles que no dependen de la frustración sino
de la intolerancia a recibir algo bueno que el otro tiene y da” (1981,
Vol. 3, pp. 259-384). Es decir, la frustración tiene que ver con el objeto
ausente, la envidia tiene que ver con el objeto presente que da
generosamente.
Liberman postula que la frustración es sentida por la persona
envidiosa como privación de algo que previamente produjo bienestar.
Esta privación provoca un estado de depresión primaria y constituye
el componente primario de la envidia.
Él distingue los sentimientos envidiosos que surgen como depre-
sión como el sentimiento de sentirse despojado y el ataque envidioso
al objeto que provocó envidia.
Liberman si bien no va a dejar de lado el punto de vista constitu-
cional, va a tomar otro enfoque. Plantea defensas contra la envidia
tomando el ángulo interaccional. Propone por ejemplo que si una
persona tiene necesidad de sentirse fuerte e inteligente para evitar

2
Klein, M.: Envidia y gratitud, p. 26.

568 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

esa situación de despojo y sentirla, va a buscar personas débiles y


poco inteligentes para tener el sentimiento ilusorio de fuerza e
inteligencia.
“Así por ejemplo si decimos que W. padece de una envidia
constitucional que le impide desarrollar actividades constructivas con
otras personas, también es necesario efectuar otra lectura de la secuen-
cia de los hechos y hacernos preguntas de este tipo: ¿cuál será el
ingrediente exhibicionista de los goces de esas ‘otras personas’ que
pasan a ser elementos motivadores que desencadenan en W. su
disposición a sobrepasar el umbral de tolerancia a la envidia?, y
también a la inversa: ¿por qué tendrá W un umbral tan bajo de
tolerancia al goce de los otros, que determina su selectividad perceptual
para sentirse desdichado frente a la dicha de los demás? Considero que
es esencial cotejar y contrastar esta doble lectura de los hechos para
que de esta antítesis surjan nuevas síntesis.
Desde ya que esto tiene consecuencias técnicas” (Liberman, 1976,
pág. 83).
Me parecen conceptos interesantes y dignos de ser pensados.
Por último la teoría de David Liberman tiene aspectos muy intere-
santes y valiosos ya que no sólo permite darle un status epistemológico
al Psicoanálisis sino que fue un intento encomiable y logrado.
Su teoría de los estilos complementarios permitió sistematizar
algunos problemas técnicos y lograr un acercamiento más rico al
enfermo y la posibilidad de comprenderlo.
Liberman y Lacan fueron los dos psicoanalistas que más se ocupa-
ron del lenguaje. Liberman lo utilizó para comprender la sesión como
también lo hace Lacan aunque desde otro enfoque referencial. Para
Lacan la distancia es casi infranqueable entre significado y significan-
te, en cambio Liberman no establece una distancia tan grande.
Lacan dice que la cadena del significante es lo que da el significado,
en cambio Liberman no postula una brecha tan grande y tiene más en
cuenta el significado.
Liberman va a acercarse más a las ideas de Saussure y Freud.
Es decir no sólo fue importante la teoría de David Liberman por los
aportes que hizo al Psicoanálisis sino porque a través de sus enseñan-

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570 569


GLADYS SILKA SANTORO

zas dejó como legado la idea de trabajar sin ideas preconcebidas y sin
prejuicios.
Cada sesión, con cada paciente es un fenómeno único e irrepetible.
David Liberman fue uno de los investigadores y de los clínicos más
importantes dentro del Psicoanálisis de la Argentina, por eso voy a
terminar mi trabajo con las mismas palabras que dije en otro momento:
“por sus ideas y por todo lo que nos enseñó de alguna manera está con
nosotros.”

Bibliografía

ETCHEGOYEN, H. Homenaje a David Liberman. Revista Psicoanálisis de APdeBA,


Vol 7, Año 1985, Nº 1/2, pág. 111-138. Buenos Aires.
ETCHEGOYEN, H. Y RABIH, M. Las teorías psicoanalíticas de la envidia. Revista
Psicoanálisis de APdeBA, Vol. 3, Nº 2/3, 1981 pág. 359-384. Buenos Aires.
FENICHEL, O. (1957) Teoría psicoanalítica de las neurosis. Buenos Aires: Nova.
FREUD, S. (1989) La interpretación de los sueños. O. C. v. IV. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.
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LIBERMAN, D. (1978) Comunicación y Psicoanálisis. Buenos Aires: Alex Editor.
 (1962) La comunicación en terapéutica psicoanalítica. Aplicaciones de la
teoría de la comunicación al proceso transferencial. Buenos Aires: Editorial
Universitaria de Buenos Aires.
 (1976) Lenguaje y técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Ediciones Kargieman.
 ( 1976) Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Tomo
I. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
 ( 1976) Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Tomo
II. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
 Seminarios dictados en Rosario 1976-1977-1978.
LIBERMAN, D. Y MALDAVSKY, D. (1975) Psicoanálisis y semiótica. Sentidos de
realidad y categorizaciones estilísticas. Buenos Aires: Paidós.
LIBERMAN, D. Y OTROS (1982) Del cuerpo al símbolo. Sobreadaptación y enferme-
dad psicosomática. Buenos Aires: Ediciones Kargieman.

570 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 549-570


Reseñas
Prólogo II
Lo obsceno en psicoanálisis de pareja
G. Barros de Mendilaharzu, M. Eksztain,
N. Inda, S. L. de Moscona y A. Makintach
Psicolibros Ediciones, 2012, 278 páginas

Sergio C. Staude

Un prólogo

Hay muchos ejemplos que nos advierten que la categoría de “lo


obsceno” abarca aspectos muy diversos y disímiles. Es lo que demues-
tran los textos aquí reunidos.
Por ejemplo, la invitación a escribir este prólogo me llegó viajando
por Sicilia disfrutando del barroco siciliano, estilo que podemos
ubicar como exponente de sublimación de lo obsceno, vinculación que
entraña no pocos interrogantes. Lo hallé también en dos textos, uno
sobre arte barroco español (titulado significativamente “El ordena-
miento de la memoria”)1 y otro sobre sus distintas expresiones: el cine,
la religión, el terror, el nazismo, las primeras fotografías de la clase
obrera.2 ¿Extraño? pero coherente con los propósitos de la estructura
capitalista –o de ciertas estructuras de poder– cuyo esfuerzo es
mantener velado, como lo “no-visto”, a los entretelones del ejercicio
del poder. Los dueños de los medios de producción necesitan mante-
ner oculto tanto a quienes con su trabajo sostienen al proceso produc-
tivo como los resortes y recursos necesarios para sostener esa política.
Que nada se sepa de la condición subjetiva del obrero ni del articulado
engranaje de la plus-valía. El Yo y el Poder nada quieran saber de sus

1
José Luis Marzo. La memoria administrada. Ed. Katz.
2
Román Gubern. La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas, Ed. Anagrama.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582 573


RESEÑAS

orígenes por eso tanto el Yo como el Poder una vez constituidos


ocultan (reprimen o reniegan) las marcas traumáticas de su adveni-
miento.
Dispuesto a entrar en el tema (pensé en decir “sumergirme” ya que
tiene algo de aguas oscuras) a partir de la lectura de los textos de este
libro con ricos aportes que despliegan diferentes perspectivas: las
condiciones actuales del medio social, las modalidades culturales
como el arte, la política, la religión, o los medios de difusión, que
condicionan y privilegian determinados vínculos sociales. El recorri-
do que han hecho tiene un eje central, ya que se trata de psicoanalistas,
la problemática clínica que se constituye en el disparador inicial y
principal, explícito o implícito, de todos los aportes.
Ante el desafío de encarar un texto colectivo utilicé la metáfora de
un territorio imaginando a los autores como exploradores y cartógra-
fos en afán de descubrimientos, y me ubiqué como cronista de la
aventura.
Cada texto es un camino de entrada a este tema de gran complejidad
imposible de encerrar en un concepto pulcro y definido. Se le añade
que no constituye un concepto psicoanalítico si bien ningún analista
se privó de utilizarlo. Lo ubico en cercanía con lo pulsional, concepto
límite, ya que el representarlo nos lleva al margen de lo irrepresenta-
ble. Un borde entre lo social y lo individual, entre lo aceptado y lo
prohibido. Requiere un análisis fino porque lo que debe permanecer
oculto, y que termina exhibiéndose, es algo excluido, tanto de la
conciencia como de la circulación cotidiana, porque precisamente ya
tiene una representación o se le conjetura una que por ser tal debe
permanecer oculta. Las representaciones arrastran ese peso junto a lo
irrepresentable que transportan. Esto requiere la prohibición. Es lo que
emparenta con la pulsión, el fantasma y los mandatos superyoicos.
Dos citas de Henry Miller me sirvieron de guía: 3
– “Discutir la naturaleza y el sentido de lo obsceno es casi tan difícil
como hablar de Dios”, que enlaza lo obsceno a lo sagrado. Lo sagrado
no funda una ética pero suele sostener una moral. Los dardos de lo

3
Corine Maier. Lo obsceno. Ed. Claves.

574 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582


RESEÑAS

obsceno, cuando tienen un sentido crítico, apuntan a esa alianza.


La otra es:
– “Lo obsceno tiene todas las cualidades del intervalo sustraído”.
En el interior de las prácticas del arte y psicoanálisis es necesario
conservar ese intervalo. Como recurso operativo, para lograr verosi-
militud e impacto, se lo puede velar o disimular pero a condición de
resguardarlo. Marca la distancia entre el sujeto y la Cosa. El arte lo
logra por medio de las distancias escriturales, nuestra práctica clínica
pretende lograrlo por la regla de abstinencia, la labor interpretativa y…
el pudor ( los textos de Sara Moscona “Velar lo obsceno” y de Gloria
Barros de Mendilaharzu “En busca de la vergüenza perdida” le
dedican atención a este tema). Se pone en juego una ética.
Lo “patológico”, individual o social, invade ese intervalo sustra-
yéndolo o renegándolo a fin de lograr determinados propósitos. Surge
como modo de ocultamiento, en una puesta en escena perversa o como
medio de logros políticos y de ejercicio de poder. El ejemplo más
frecuente es el de la pornografía (como detallan Martha Eksztain y
Sara Moscona en “Obscenidad, pornografía y erotismo”). Su eficacia
es paradojal ya que se tilda como tal todo lo que amenaza con hacer
explícito las reglas, medios y modos de poder, al tiempo que sanciona
a otras como las eróticas y las del arte como lo prohibido. La
pornografía utiliza lo obsceno para encubrir perversiones estructura-
les. Como dijo con cierto saber (un tanto cínico) Napoleón “es más
fácil conducir a los hombres por sus vicios que por sus ideales”. Como
los mandatos del Superyó que ocultan sus rasgos obscenos disfrazán-
dolos de “moralidad” o del sentido del deber.
La clínica psicoanalítica, y al parecer con más razón la vincular
como los autores destacan, adquiere eficacia cuando sortea “la tenta-
ción obscena”, por eso destacan el pudor, la abstinencia y el recurso a
la palabra. La advertencia sin embargo no impide su aparición tiñiendo
tanto lo que diseña el encuadre como las problemáticas que convoca.
Esta preocupación constituye el motor y principal motivo de estos
trabajos.
Lo obsceno es consustancial a la ética y la moral. Su puesta en
escena no puede estar desvinculada de una preceptiva moral o ética

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582 575


RESEÑAS

para transgredirla, burlarla, negarla o quebrarla. También para denun-


ciar su falsía. Un desborde pulsional no lo es necesariamente. Puede
haber falta de límites, excesos y daños pero no intención de traspasar
o de transgredir. Es lo que se distingue como conducta moral, inmoral
o amoral (distinción que efectúan varios de los textos). Las viñetas
clínicas abundan en ejemplos de este tipo donde una acción puede
resultar chocante para un observador o producir daño sin que haya
intención en ello. El ejemplo más notorio es el comportamiento de los
niños que ponen al descubierto la cualidad “perversa” estructural de la
sexualidad humana pero donde no media una intención transgresora.
En uno de los textos de Norberto Inda (“Horas extra”) señala que “la
obscenidad está condenada a hacerle algo a alguien, en un accionar
direccionado a sostener un poder sobre otro sujeto, un goce a costa de
alguien”, es decir un efecto jugado entre al menos dos válido tanto para
el que comete la acción como para quien lo interpreta o cataloga como
otro modo de acción.
La inevitable esta correspondencia entre moral, ética y lo obsceno,
es el tema de muchas viñetas clínicas y de preguntas teóricas. ¿Cómo
sostener una posición ética sin enredarnos en prejuicios moralizantes?,
¿cómo evitar la encerrona entre la complicidad y las sanciones morales
que sólo dejan entrever los prejuicios del terapeuta?
Para seguirle el rastro a los “exploradores” imaginé un diálogo con
ellos.
En el primer texto, “Subjetividad siglo XXI, excesos e invitación
a la obscenidad” de Gloria Barros de Mendilaharzu, Martha Eksztain
y Sara Moscona, las autoras buscan en las condiciones imperantes de
la subjetividad del fin de siglo pasado y comienzos del actual sus
razones y causas como su promoción y excesos. Así lo dicen “nos
proponemos… enmarcar temporalmente el telón de fondo desde el
cual vamos a definir nuestro tema, lo obsceno. Suponemos un ‘efecto
cultura’ que remitiría a ‘obscenizarnos’ al ser espectadores … [a los
que] intentan mostrar hasta el cansancio un todo que no hay”. Lo
detallan así: la debilitación de la función paterna (por su ausencia
como por excesos), la hiperestimulación, un desarrollo tecnológico
que parece poderlo todo, el despliegue e incidencia de los medios de

576 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582


RESEÑAS

difusión y la promoción desenfrenada al consumo como “obligación


de goce”. Promoción inevitablemente insatisfecha y necesaria para
sostener un sistema productivo.
Me detengo en una frase: “cada época produce sus normas y
regulaciones y establece lo permitido y lo prohibido” porque abre
preguntas. ¿Se trata de una proliferación de efectos obscenos o bien
son momentos sociales donde los paradigmas normativos caen y aún
no han sido reemplazados? Lo incierto da lugar a que no sea claro ni
preciso lo que está permitido y lo que no (que el texto destaca). Hay
más confusión que obscenidad. Otra pregunta atañe a qué normativas
propias del momento actual lo obsceno busca transgredir. Las autoras
hacen una referencia bíblica: la vergüenza no la constituye el encuen-
tro de los cuerpos desnudos de Eva y Adán sino la impronta del acto
que cometieron: la transgresión a una normativa de Dios. El sujeto
surge, la vergüenza y el pudor son sus signos, cuando se crea una
distancia respecto de ese Otro original sede de la palabra y de lo
normativo, pero también de goce. Vergüenza, pudor y normativas
dicen de la coexistencia de normas contrapuestas. La expresión “la
Cosa” sintetiza esa sede de goce confundida con lo impersonal de la
ley, ambos a-cosan invadir y anonadar al sujeto. Lo obsceno se puede
hallar tanto en la transgresión como en la acción sancionadora.
La vigencia del velo, presente en la distancia propiciatoria de la
pantalla, permite inscribir aquello que da sostén a un sujeto y las
escenas del fantasma y los sueños. La cita de Roland Barthes es una
posible respuesta: “idea de que por una inversión de valores lo obsceno
es, actualmente la sentimentalidad del amor”.
El tema del velo lleva al texto de Sara Moscona “Velar lo obsceno”
recortado desde una perspectiva estructural. El velo es el modo de
representación psíquica –y plástica– de un límite y un intervalo que
establece la correspondencia y la diferencia entre el sujeto y aquello
Otro donde se constituyó. Un Otro de la palabra inmerso en un
universo de deseo o de goce. Por eso la palabra, nos dice Lacan, es
también un medio de goce. El velo vela ese vínculo fundante, marca
una distancia y sitúa la existencia de la Cosa como aquello interno-
externo presente, irrepresentable e inalcanzable. Como dijo atinada-

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582 577


RESEÑAS

mente un escritor (Jaques Prevert) “Padre nuestro que estás en los


cielos… quedaos allí”.
La autora indaga las vicisitudes y tribulaciones de los encuentros
amorosos… transferencia incluida, como son el interjuego de lo
pulsional, el deseo, el odio, la idealización, la degradación del objeto
amoroso.
Las distintas posiciones respecto del velo, indicador de castración,
separan el territorio de las neurosis y el de las perversiones, límites no
siempre precisos ni constantes. Las primeras aceptan su vigencia que
pueden reforzar hasta el extremo del “alma bella”, la que nada quiere
saber de lo “no dicho”. En las perversiones su acción apunta a
desvirtuarlo, transgrediendo y renegándolo como modo de afirmar su
posición subjetiva al endosar su angustia al otro.
La pantalla crea una superficie de proyección que permite represen-
tar un mundo fantasmático, sostén del deseo. Al neurótico le sirve para
sostener su deseo, al perverso para afianzar su narcisismo y evitar la
angustia.
El valor y la vigencia del velo se articula con “En busca de la
vergüenza perdida” de Gloria Barros de Mendilaharzu que detalla los
recursos estructurales subjetivos que dan cuenta de la emergencia de
un sujeto, de un sujeto por venir. Son diques que posibilitan destinos
posibles a lo invasivo de lo obsceno.
Cito esta articulación “los velos frente a lo obsceno que nos interesa
indagar serían el amor, la ternura, la sublimación, el erotismo, la
creatividad, la belleza y el humor…” [a los que se agregan] “el pudor,
la vergüenza, el asco y la repugnancia”. Todos constituyen el antece-
dente y la precondición de subjetivación, como destaca una cita de
Jean Copjec “yo soy la vergüenza que siento”.
Estos textos enlazan otra vez el tema de lo obsceno y lo social pero
a partir de la diferenciación: “Obscenidad, pornografía y erotismo” (de
Martha Eksztain y Sara Moscona) que destacan lo que acompaña
inevitablemente a lo obsceno: el erotismo y la pornografía. La indaga-
ción se abre a otra veta, lo siniestro, que coincide en lo que queda fuera
de escena se hace presente. Hay un goce asociado a lo que estremece
y convulsiona provocando miedo y angustia. En ambos se busca el de

578 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582


RESEÑAS

transferir angustia a otro, el espectador, que queda como víctima.


El hilo lleva a la función de la belleza que encubre y devela tanto
a la obscenidad como a lo siniestro. Este último evidencia el desgarro
primitivo de la constitución subjetiva cuando se carece de lo esperan-
zador del deseo, del amor y la creatividad que lo obsceno sí es capaz
de vehiculizar. La transformación o la ausencia de ese Otro destinado
a dar sostén, propio de lo siniestro, dejan al sujeto en una intemperie
angustiosa. Lo obsceno en cambio, asociado al erotismo, puede
constituirse en un ingrediente necesario e inevitable del deseo, de la
vida erótica y un instrumento eficaz de desacralización.
Ambas ponen de relieve una paradoja ya que una mostración puede
ser puesta más al servicio del ocultamiento que del descubrimiento. Lo
obsceno en la clínica se emparenta con lo pornográfico en lo social.
A los dos textos de Alejandra Makintach (“Desnudando lo obsce-
no” y “Desnudos en escena”) los ubico como un compendio, un amplio
fresco, que reúne las preocupaciones y aporías que el tema plantea
tanto en el plano social como en la clínica, partiendo de esa pregunta
que no insiste ¿es el dispositivo de pareja un territorio para la
mostración de lo obsceno?
La abundancia de referencias a la escritura, a la poesía o al arte,
indican la capacidad sublimatoria que puede alcanzar lo obsceno
cuando se entrelazan lo creativo y lo erótico. También como instru-
mento de desacralización cuando da lugar a la indignación (H. Marcuse).
O la referencia al estudio del “chiste verde” en Freud, una punta de
análisis sobre sublimación de lo obsceno que nos recuerda que su
análisis es uno de los mejores acercamientos sobre la función del goce
en el arte. “Algo obsceno deja de serlo y propicia la creatividad”.
Este nos lleva al sitio privilegiado de la mirada que adquiere, desde
una cita de Jean Copjec, una cualidad distinta. Lo obsceno se produce
por el hecho de ser objeto de una mirada “obscena es la creencia de que
un sujeto es reductible a lo que puede ser visto…”. El cruce entre el
mirar y ser visto indica su inevitable carácter vincular. Lo que una
mirada puede producir se patentiza en la jugosa cita de ese abogado
americano que aconseja a sus defendidos (acusados de pornógrafos)
a “que no publiquen más literatura obscena” pero cuando le preguntan

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582 579


RESEÑAS

cómo saberlo, dice “que tampoco él lo sabe pero que no lo hagan”.


La contrapartida del arte es cuando lo obsceno juega su partida
como “un goce avasallador de los sentidos” ubicando al otro como
soporte de “la presencia intolerable de goce”.
El entramado vincular adquiere presencia en el “contexto producto
y productor de vínculos como son los acuerdos inconcientes de la
pareja”, resaltando la vigencia de un contexto social que condiciona o
predetermina los vínculos concretos que luego llegan al escenario de
la clínica.
Lo que “necesita mantenerse oculto”, está al servicio de velar la
verdad de lo real, el “sinsentido de la sexualidad y la muerte”. Lo
obsceno que oculta mostrando se enquista en el vínculo amoroso como
la búsqueda de “llenar lo imposible buscando la completud… el hacer
de dos Uno, que produce vincularidades diversas con sus padeceres”.
La “diversidad de padeceres” ponen en evidencia un rasgo que
puede ser “característico del vínculo de pareja [que ] es llenar lo
imposible buscando la completud”. El trabajo psicoanalítico con o en
grupos corre el riesgo de “agregar obscenidad a los efectos imagina-
rios del grupo”, de allí lo complejo de esta clínica. El “dispositivo
convoca los demonios” pero también, y es la apuesta fuerte, permite
“subir a escena… disponer imaginaria y simbólicamente… [la] con-
dición de posibilidad de su tratamiento”… permitiendo así “ubicar
estas acciones… como pasibles de interpretación o de corte”.
Desde estos planteos podemos ubicar preguntas sobre el cómo
incide la diferencia sexual, de género, en las manifestaciones obsce-
nas. Tanto porque en tanto perverso es que el hombre accede sexual-
mente a la mujer (Lacan dixit en “Radiofonía” y “Televisión”) como
por “lo impuro” adjudicable a la posición femenina cuando no queda
velado con los arreglos de su mascarada: rechazo inquietante de su
condición que se enquista en los prejuicios tan acentuados de religio-
nes y concepciones morales.
Este tema de lo obsceno y las tribulaciones en y de la clínica es el
tema explícito en los tres textos de Norberto Inda “¿Un dispositivo
obsceno?”, “Horas extras” e “Intervenciones frente a lo obsceno”.
Tienen una doble ventaja: dan cuenta también de la problemática

580 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582


RESEÑAS

social pero referida a un contexto más acotado “el dispositivo de


pareja”. Así es como se presenta en la clínica. Los modelos sociales
predisponen estereotipos que se patentizan en los modos singulares en
cómo cada pareja enfrenta lo real de la castración. El segundo hallazgo
es que al ubicar los síntomas y extravíos de la vida amorosa en otro
dispositivo, el terapéutico vincular abre posibilidades de invención de
recursos que posibiliten intervenciones eficaces.
Dos referencias me fueron útiles. La primera es de Roland Barthes
“la escena [y agrego no menos que la acción] es un espesor de signos”,
a la que añade : “Así es la Foto: no sabe decir lo que da a ver”.4
La segunda es la referencia a Rene Kaës sobre “el pacto denegativo”,
concepto rico para entender las complejidades de la vida de pareja.
La estructura y función del dispositivo como “ese artefacto o medio
que se emplea para lograr un propósito… para obtener un determinado
resultado” es un tema trabajado en detalle y profundidad. ¿Hasta
dónde las terapias vinculares promueven la puesta de lo obsceno o
constituyen un medio idóneo para ponerlo de relieve y operar sobre
él?. Lo no dicho, lo que no alcanza a ser sintomatizado y queda por
fuera de la dimensión lenguajera adquiere presencia como lo dado a
ver y también a padecer. De este modo un encuadre como es el
dispositivo terapéutico vincular puede resultar privilegiado para po-
ner en evidencia que “lo real, como imposible, no puede inscribirse
sino como un impasse en la formalización. El habla y la formalización
del cálculo persisten en su mutua exterioridad”.5
Los textos condensan lo desplegado en los anteriores brindándoles
a éstos la función de despliegue para contextuar y dar pertinencia a esta
problemática y a las posibles intervenciones clínicas.
Destacan otra vez el centro de interés: los posibles efectos de lo
obsceno en el “dispositivo de pareja” como en el “dispositivo de
terapia vincular”. Aquí hay una advertencia que espero no pase
desapercibida: el “psicoanálisis y el consenso social siempre operan
en tensión” del mismo modo que “la perentoriedad pulsional y las

4
Roland Barthes. La cámara lúcida. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1989, pág. 153.
5
Juan B.Ritvo. Rev. Agenda N° 120, p. 28/9.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582 581


RESEÑAS

prescriptivas de la vida en sociedad”. Tensiones que Freud entrevió en


tanto el significante rechaza la impronta de la imagen. Una diferencia
de luchas teologales donde lo imaginario “lo obsceno” en oposición a
lo “celestial” de la palabra.
La problemática a la que nos “enfrenta la clínica de lo obsceno” es
la de una reiterada narrativa donde “todo vale… [que] a diferencia de
las formaciones del inconciente, como vueltas de lo reprimido, adver-
timos en algunos sujetos y parejas el desinvestimento de cualquier
medida de salvaguarda, en las antípodas de la clínica de la represión.
Estas modalidades de intercambio, que la clínica vincular resalta, está
reclamándonos medidas para acotar el goce mortífero”.
Es por eso que adquiere toda su importancia el análisis de estos
fenómenos ya que “la interrogación sobre los excesos requiere ser re-
pensada en las actuales condiciones de subjetivación y en camino de
salir de los binarismos ideológicos se recomienda pensar estos impen-
sables e inventar otra lengua”.
El propósito manifiesto de estos tres textos es producir “una
especie de alerta epistemológico constante frente a la perseverante,
ininterrumpida invasión de una realidad, de un medio que nos propone
a cada uno de nosotros caminos y formas de alcanzar una felicidad
rápida y segura”. Indagatoria que nos exige analizar “la validez de las
herramientas teórica-clínicas con que nos manejamos”.
Inda abre con estas indicaciones la secuencia de sus textos y a mí
me son útiles para el cierre de este prólogo y síntesis del propósito
central de todos estos aportes. Sólo me cabe el provisorio rol de
presentador para decir: señoras y señores …pasen y lean.

582 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 573-582


CV Autores
Resúmenes
Descriptores
CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

RICARDO AVENBURG

Médico psiquiatra (UBA). Miembro Titular en función didáctica de APdeBA.


Ex profesor de la Universidad de Gotemburgo, Suecia. Miembro Fundador de
la Sociedad Psicoanalítica del Sur. Ex Jefe de Servicio del Hospital Israelita de
Buenos Aires.
E-mail: ricardoavenburg@yahoo.com.ar

GERARDO PASQUALINI

Médico psiquiatra. Miembro de Testimonios.


Última publicación: Escritura de la clínica, Letra Viva, 2008.
E-mail: gpasqualini@fibertel.com.ar

JANINE PUGET

Psicoanalista. Miembro Titular con Función Didáctica de la Asociación Psicoa-


nalítica de Buenos Aires. Miembro Fundadora de la Asociación de Psicología y
Psicoterapia de Grupo. Premio Sigourney 2011. Directora de la Maestría de
Psicoanálisis de Familia y Pareja del IUSAM.
Autora de Violencia de Estado y Psicoanálisis (1989), Psicoanálisis de la pareja
matrimonial (1988), Psicanálise do Casal (en colab.), Porto Alegre, Artes
Médicas, 1993; El Grupo y sus configuraciones (1982), Lo vincular (1997); Lo
Vincular-Teoría y Clínica psicoanalítica (Berenstein I., Puget J.), Ed. Paidós,
1997; Psychanalyse du Lien, Érès, 2008.
E-mail: janinepuget@gmail.com

ASBED ARYAN

Psicoanalista, Miembro Titular con función didáctica de la IPA, Especialista en


Psicoanálisis de Niños y Adolescentes (COCAP-IPA), Didacta IPA para la
región del Cáucaso, Armenia y Nagorno Gharapagh. Ex-Vicepresidente y ex-
Presidente de APdeBA, ex Coordinador de Niñez y Adolescencia de FEPAL.
Jurado en Posgrados de UBA. Profesor Titular del IUSAM. Profesor de la
Facultad de Derecho de la UBA. Ha dado cursos en la APM, en Zaragoza, en la
SBPdePA (Brasil), y desde 2009 dicta cursos y supervisiones en la Sociedad
Armenia de Psicoanálisis (ArPA) y en la Asociación Armenia de Enseñanza e
Investigación en Psicoanálisis (AAEIP).
Autor (en colaboración) de los libros Caminos de la terapia psicoanalítica en el
Siglo XXI, Libros Certeza, Zaragoza, 2007, y Clínica de adolescentes, Teseo,
Buenos Aires, 2010.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 585


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

E-mail: asbed.aryan@apdeba.org; asbedaryan@velocom.com.ar

VALERIA CORBELLA

Licenciada en Psicología (1998, Universidad Católica Argentina), Doctoranda


en Psicología (2012, Universidad del Salvador).
Psicóloga clínica (2003, Hospital de Clínicas José de San Martín), Psicoanalista
(2009, APdeBA).
Investigadora docente (2011 a la fecha, IUSAM), Docente de la Universidad del
Salvador (2010 a la fecha).
Premio Delia Faigón, 1° puesto, otorgado por APdeBA (2007) por el trabajo
“Ofelia, en apariencia una piedra”.
Publicaciones: “El analista formado en el mundo contemporáneo” en Sándor
Ferenczi y el psicoanálisis del siglo XXI, P. Boschán compilador, Letra Viva,
2011.
E-mail: valeriacorbella@yahoo.com.ar

CARLOS MOGUILLANSKY

Médico Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro Titular con función didáctica de


APdeBA (IPA). Ex Secretario Científico y ex Presidente de APdeBA. Durante
su presidencia (2005-2006) se fundó el Instituto Universitario de Salud Mental
(IUSAM). Miembro del Comité Editorial del International Journal of Psycho-
Analysi s 2000-2008. Asesor Científico de FEPAL 2001-2002.
Autor de Decir lo imposible, Buenos Aires, Teseo, 2010; Las latencias, Stuttgart,
EAE, 2012; coautor de Clínica de adolescentes, Buenos Aires, Teseo, 2009,
Adicciones y perversiones, Buenos Aires, Lumen, 2002, y de Diálogos clínicos
en psicoanálisis, Buenos Aires, ELEIA, 2006, y de numerosos artículos en
revistas y congresos internacionales, entre ellos IPAC 1997, IPAC 2003 e IPAC
2005.
E-mail: cmoguillansky@gmail.com

DELIA TORRES DE ARYAN

Médica psiquiatra. Analista de Formación. Asociación Psicoanalítica de Bue-


nos Aires.
Ex Directora de la Carrera de Psicoanálisis del Instituto Universitario de Salud
Mental de APdeBA.
E-mail: Deliautorres@gmail.com

586 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

MARCELLO COSSU GIRI

Psicoanalista. Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Egresado del Instituto


Universitario de Salud Mental de Buenos Aires.
E-mail: marcello_cossu@hotmail.it. Roma

GLADYS SILKA SANTORO

Doctora en Psicología (Universidad Nacional de Rosario). Miembro Titular con


función didáctica de la Asociación de Psicoanálisis de Rosario. Ex Directora de
Instituto, ex Secretaria de Comisión Directiva, Profesora de Instituto, Profesora
de la Universidad de Rosario.
E-mail: gladyssantoro@fibertel.com.ar

SERGIO C. STAUDE

Psicoanalista. Analista miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Fue


Presidente del E.F.B.A., docente de la misma e integrante del Cartel de
Publicaciones. Analista Honorario del Grupo de Psicoanálisis de Tucumán.
Ha publicado dos libros en colaboración: No hay Relación Sexual y Hay Lazo
Social, y numerosos artículos en publicaciones psicoanalíticas, nacionales y
extranjeras.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 587


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

RESÚMENES Y DESCRIPTORES

RICARDO AVENBURG, GERARDO PASQUALINI Y JANINE PUGET – MESA REDONDA: TRANS-


MISIÓN ESCRITA DEL PSICOANÁLISIS. DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA CIEN AÑOS
DESPUÉS

RESUMEN: Mesa redonda presentada por la Comisión de Publicaciones de Apdeba


en APA, en ocasión de la Feria del Libro Psicoanalítico, el 30 de agosto de 2012.
Participantes: Ricardo Avenburg, Gerardo Pasqualini y Janine Puget.
Esta mesa redonda trata sobre la actualización del concepto de transferencia y
la transmisión escrita y oral del psicoanálisis. Introduce también el concepto de
interferencia. Discute el uso de estas importantes cuestiones en la clínica psicoana-
lítica actual.

DESCRIPTORES: Transferencia. Transmisión. Escritura. Interferencia.

ASBED ARYAN – NUEVOS ENCUADRES. RECONSIDERACIÓN DE LA TRANSFERENCIA-CONTRA-


TRANSFERENCIA

RESUMEN: El autor afirma que es parte de la ética de un psicoanalista sostener la


búsqueda de nuevos instrumentos teóricos y clínicos, destinados a ampliar las
aplicaciones del Psicoanálisis, al compás de nuevos paradigmas y transformaciones
socioculturales, filosóficas, científicas y económicas.
Cuando una novedad clínica que comienza a comprometer un importante pilar
del ejercicio de nuestro método, pasa a observarse en distintos analizantes y a poco
andar encontramos colegas con los mismos interrogantes, la novedad debe ser
enfocada como un problema que ya es también nuestro, y no sólo y fácilmente
adjudicable a la psicopatología del o de los analizantes. Hay novedades que se han
transformado en hechos clínicos y obstáculos que devienen en nuevas posibilidades
de investigación. Es lo que ocurre en esta primera década del siglo XXI con la
práctica del análisis a distancia por teléfono y/o skype.
De modo que hay algo que re-considerar.
Estas novedades y posibilidades muestran una vez más que el mantenimiento de
un contrato y un diálogo analíticos se basa fundamentalmente en las características
del vínculo entre aquellos que quieren trabajar juntos: un interesado con el deseo de
analizarse y un analista que tenga confianza en el método y sus potencialidades.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 589


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

Haciendo una resumida referencia a su actitud analítica mencionando la neutra-


lidad y la asimetría en particular, el autor pasa a describir mediante un material
clínico los avatares del comienzo de su aceptación no sin vacilaciones de este medio
de comunicación que le propone su paciente durante un proceso analítico. Describe
un tratamiento en sus primeros casi tres años de duración, centrándose en las
particularidades del aspecto transferencial/contratransferencial del proceso por ser
su primera y principal preocupación al introducir este cambio de encuadre.
Termina afirmando que no todo paciente es analizable por este medio de
comunicación, ni todo analista es apto para ejercer su función. El autor considera
que son centrales los aportes de Liberman y Meltzer en cuanto a las características
personales del analista para el desarrollo de la transferencia.

DESCRIPTORES: Encuadre. Vincularidad. Transferencia. Presencia.

VALERIA CORBELLA– EL JUGAR CON ADULTOS: ENTRE LA ACCIÓN Y LA SIMBOLIZACIÓN EN


EL PROCESO TERAPÉUTICO

RESUMEN: Los desafíos que la clínica contemporánea presenta son diversos. Es por ello
que la propuesta en este trabajo es pensar acerca del juego como recurso técnico
sumamente complejo y creativo. Comenzando por una selección de viñetas clínicas, el
artículo nos conduce, desde el inicio, a tomar un intenso contacto frente a diversos hechos
clínicos. Hechos en donde la acción antecede al diálogo analítico. Haciendo un recorrido
por los conceptos de agieren y enactment, se intentará demostrar que dichos conceptos
se emparentan entre sí y dan cuenta de las puestas en acto que se figuran a partir de las
viñetas. Acto, representación dramática que irrumpe en un escenario mudo. La antepo-
sición del acto a la palabra lleva al analista a preguntarse acerca de su técnica y acerca
del valor de dichos actos. Allí, la propuesta es pensar al acto terapéutico como un juego
que permite la significación de experiencias. Se asocian, entonces, los conceptos de
agieren y enactment con el jugar para luego deslizarse hacia las nociones de simboliza-
ción e historización, haciendo una parada en la noción freudiana de acción específica.
Es así que la acción terapéutica será pensada como una forma posible de acción
específica en tanto permita el surgimiento de movimientos desiderativos. La creatividad,
relacionada intrínsecamente con el jugar, recorre desde el inicio el presente trabajo y
constituye uno de los ejes centrales. La reflexión surge alrededor de patologías en las
cuales las fracturas en el narcisismo horadan profundo en el entramado psíquico dejando
allí sus marcas silenciosas. El jugar del analista, como posicionamiento teórico y técnico,
estimula a pensar y repensar la tarea del analista contemporáneo.

DESCRIPTORES: Juego. Actuación. Enactment. Simbolización. Situación analítica.


Encuadre. Vínculo.

590 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

CARLOS MOGUILLANSKY – LA CLANDESTINIDAD . SU RELACIÓN CON LA REPRESIÓN Y LA


DESMENTIDA

RESUMEN: El mejor conocimiento del rol de la defensa maníaca en el desarrollo de


las adicciones y los polimorfismos sexuales mostró la importancia del par desmen-
tida/disociación en la estructura neurótica, echando por tierra la esperanza inicial de
haber encontrado en ellas una clave para distinguir entre la neurosis y la depravación
sexual. La desmentida clausura la fantasía en un texto determinado y excluye lo que
sea contradictorio. Debido a ello, de ella depende la irrealidad que la constituye
como una creencia. La desmentida exige una disociación perceptiva y judicativa,
que vale tanto para el fetichismo y los polimorfismos sexuales como para los
síntomas neuróticos, cuando está en juego la creencia fálica.

DESCRIPTORES: Desmentida. Clandestinidad. Disociación. Superyó.

DELIA TORRES DE ARYAN Y MARCELLO COSSU GIRI – DIBUJO Y NO DIBUJO DE UN NIÑO DE


8 AÑOS EN TIEMPOS DE CATÁSTROFE SOCIAL

RESUMEN: Dibujar es una forma de relato de lo cotidiano. A través del dibujo el niño
interpreta y configura su propia historia se constituye subjetivamente, forma parte
de un imaginario social histórico, de una memoria colectiva que marca la pertenen-
cia y el reconocimiento para los sujetos de una cultura.
Los autores estudian el dibujo de un niño de 8 años durante la invasión alemana
de Roma. Es un choque de vehículos alemanes en la esquina de la casa familiar.
La catástrofe social de la guerra es elaborada dibujando la modificación de la
cartografía de la ciudad antes y después del choque.
Los alemanes, son otros claramente diferenciables y esta diferencia favorece la
elaboración psíquica.
El terrorismo de estado, en cambio, en tanto amenaza que proviene de un
semejante, italianos fascistas, inhibe la posibilidad de dibujar una situación que
recuerda como traumática: estando con su madre, ella fue amenazada con ser
encarcelada porque expresó su disconformidad con la imposición de celebrar un
aniversario fascista y pidió a Marcello Cossu L'Abbate que no cuente lo sucedido.
Los autores plantean que la Catástrofe social porque proviene de un extraño se
pudo elaborar dibujando. El terrorismo de estado, en cambio, porque proviene de lo
más familiar, produjo una ocultación defensiva de un dibujo que se manifiesta como
relato 50 años después. La ocultación está al servicio de la vida.

DESCRIPTORES: Catástrofe social. Terrorismo de estado. Dibujar. Inhibición del


dibujar.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 591


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

GLADYS SILKA SANTORO – ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA TEORÍA DE DAVID LIBERMAN

RESUMEN: Este trabajo está basado en la experiencia de la autora en los seminarios


que durante los años 1973, 1977 y 1978 Liberman dictó en la ciudad de Rosario.
Explicitó las ideas fundamentales de su teoría, y su relación con la Teoría de la
comunicación, la Semiótica, la Lingüística, Chomsky es un autor que le aportó ideas
muy valiosas como así también Klein, E. Pichon Rivière, Ruesch, Abraham, Morris,
Jakobson y por supuesto Freud y otros.
Se refirió además a los estilos del paciente, estilos complementarios del analista
y el yo plástico que postula Liberman, ya que en ese momento de su teoría va a
conceptuar una idea original acerca de lo que es reparar para este autor.
Describió los distintos estilos a saber: I) reflexivo, II) Lírico, II) Órgano-
neurótico (enfermo psicosomático) III) Épico, IV) Estilo narrativo, V) Dramático
que busca incógnitas y crea suspenso y VI) Persona demostrativa con impacto
estético.
Parafraseando a Freud en “Consejos al médico” incluyó en su trabajo ciertas
postulaciones de este autor que le parecieron muy valiosas, a saber: el paciente no
tiene sólo una teoría sobre nosotros, sino también sobre la terapia analítica y en ese
sentido el paciente tiene también una teoría sobre su historia.
Va a destacar por otra parte las ideas acerca de la contratransferencia que
postulaba Liberman y sus más importantes contribuciones.

DESCRIPTORES: Psicoanálisis. Estilos. Contratransferencia.

592 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

Summary

RICARDO AVENBURG, GERARDO PASQUALINI Y JANINE PUGET – PANEL: WRITTEN TRANS-


MISSION OF PSYCHOANALYSIS. DYNAMICS OF TRANSFERENCE; 100 YEARS LATER

SUMMARY: The Panel on Dynamics of Transference; 100 years later was issued in
The Psychoanalytic Book Fair APA –Argentine Psychoanalytic Association– on
behalf the Press Committee of APDEBA– Buenos Aires Psychoanalytic Associa-
tion– and the Review Psicoanálisis. The panelists were Ricardo Avenburg, Gerardo
Pasqualini and Janine Puget. They discussed the current ideas of Transference and
Psychoanalytic Training, both in oral as in written communication. The notion of
Interference was introduced. It was discussed the importance of all these issues in
current psychoanalytic clinic.

KEY WORDS: Transference. Writing. Interference. Training.

ASBED ARYAN – NEW SETTINGS. RECONSIDERING THE TRANSFER/COUNTERTRANSFERENCE

SUMMARY: The author considers it to be the ethical position of a psychoanalyst to


continue the search for new theoretic and clinical tools which are designed to
broaden the applications of psychoanalysis. This must be done while keeping pace
with new paradigms as well as sociocultural, philosophical, scientific and economic
transformations.
When a new clinical problem begins to appear in different patients (both our own
and those of our colleagues) and begins to challenge one of the pillars of the
performance of our method, it can no longer be regarded as a mere obstacle to the
practice, but rather must be approached as a problem that is also ours, as opposed
to being regarded as a psychopathology instilled in the patient or patients. The many
breakthroughs that have taken place in our classic, well-known and practiced brand
of psychoanalysis, have forged new clinical facts and made way for more research
possibilities which have the potential of reaching beyond anything that has been
seen, known, theorized or practiced to date. This is what is happening in this first
decade of XXIst century with the practice of remote psychoanalysis on telephone
or skype.
Therefore, there is something to reconsider.
These new developments and possibilities show that the analysis follows
different paths, so that the analytic contract and dialogue can be maintained. We
believe that it is based on the characteristics of the link of the psychoanalytic couple

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 593


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

and their desire to work together: the person who has solicited the consultation truly
wants to undergo analysis and an analyst that has confidence in the practice of his
method and its potentialities.
After a short description of his analytic attitude mentioning specially the
neutrality and the none symmetric positions of the couple, the author describes
through a clinic material the beginning of his acceptance of this new way of
communication that suggests to him his patient during an analytic process. He
describes the treatment in its first three years considering particularly the
transferencial/countertransferencial aspects of the process being his principle
preoccupation as it was a new setting.
He concludes that not every patient is analyzable by this medium, nor every
analyst is competent to function. The author considers that the Liberman and
Meltzer contributions are central about the personal characteristics of the analyst for
the development of the transfer.

KEY WORDS: Setting. Link. Transfer. Presence.

VALERIA CORBELLA– PLAYING WITH ADULTS: BETWEEN ACTION AND SYMBOLIZATION IN THE
PSYCHOANALYTIC PROCESS

SUMMARY: The challenges faced by contemporary clinical are diverse. That is why
the proposal in this paper is to argue about the play as a highly complex technical
and creative resource. Starting with a selection of clinical vignettes, the article takes
us from the start, to take a close contact against various clinical facts. Acts where
action precedes the analytic dialogue. By walking through the concepts of enact-
ment and agieren will attempt to demonstrate that they are related to each other and
realize that enactments are listed from the vignettes. Act, dramatic performance that
breaks into a dumb stage. The precedence of the act to the word takes the analyst to
wonder about his technique and about the value of such acts. There, the proposal is
to think of the therapeutical act as a play that allows the significance of experiences.
The concepts then of agieren and enactment with play to then slide into notions of
symbolization and historicization; making a stop at the Freudian notion of specific
action. Thus, the therapeutic action will be thought of as a possible way of specific
action whilst allowing the emergence of wishful movements. Creativity, intrinsi-
cally linked to the play, runs from the beginning of this work and is one of the central
themes. Reflection arises around pathologies in which the fractures in narcissism
burrow deeper into the psychic framework leaving their marks silent. The analyst
play, as theoretical and technical positioning, stimulates thinking and rethinking the
contemporary analyst’s task.

594 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

KEY WORDS: Play. Action. Enactment. Symbolization. Analytic situation. Frame.


Link.

CARLOS MOGUILLANSKY – CLANDESTINE; ITS RELATIONSHIP WITH DISAVOWAL AND REPRES-


SION

SUMMARY: A best approach to the role of the manic defenses in sexual polymor-
phisms and in the addiction’s development gives us a clue to the importance of
splitting and disavowal in the neurotic structure. That evidence showed the inad-
equacy of using these defenses to establish a difference between neurosis and
perversion. Disavowal closes the fantasy in a definitive text and excludes whatso-
ever that contradicts it. Therefore, its role explains the lack of reality of the beliefs.
Disavowal builds a perceptive judicative splitting. This splitting is present in
fetishism, in sexual polymorphisms and in the neurotic symptoms.

KEY WORDS: Disavowal. Clandestine. Splitting. Superego.

DELIA TORRES DE ARYAN Y MARCELLO COSSU GIRI – DRAWING AND NON-DRAWING OF AN


8 YEARS OLD BOY IN TIMES OF SOCIAL CATASTROPHE

SUMMARY: Drawing is a form of relating daily life. Through drawing, the child
interprets and configures his own history, he is formed subjectively. Through this,
he forms part of a historical social imaginarium, of a collective memory which
marks his belonging and recognition of subjects of a culture.
We studied the drawing of an 8 year old boy during the German invasion of
Rome. It depicts a crash of German vehicles on the corner of the family home.
The social catastrophe of the war is developed drawing the change in the map of
the city before and after the crash. The Germans are clearly decipherable ones and
this difference favours psychic development. The terrorism of the state, instead can
be seen as a threat which comes from a “similar”, Fascists Italian. The terrorism of
the state inhibits the possibility of drawing a situation which Marcello remember as
traumatic: when he was with his mother she was threatened with incarceration,
having expressed her disconformity with the imposition of celebrating a Fascist
anniversary and asked Marcello no to tell what had happened.
We suppose that the social catastrophe, because it came from something foreign,
could be developed through drawing. The terrorism of state, instead, because it came
from something more familiar, produced a defensive concealment of a drawing
which is only commented upon 50 years later. This concealment favoured his
survival.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 595


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

KEY WORDS: Social catastrophe. State terrorism. Draw. Draw inhibition.

GLADYS SILKA SANTORO – SOME REFLEXIONS ABOUT DAVID LIBERMAN’S THEORY

SUMMARY: This work is based on the author’s experience, as she attended the
conferences that Liberman gave in Rosario in 1973, 1977 and 1978.
She expanded the essential ideas from his theory, the way he linked together the
Psychoanalysis with the Communication Theory, Semiotics and Linguistics. In fact,
Noam Chomsky is an author who Liberman appealed to, as he appealed to Klein, E.
Pichon Rivière, Reusch, Abraham, Morris, Jakobson, and of course to Freud, among
others.
She also referred to the styles of the patient, complementary styles of the analyst,
and the “plastic ego” that Liberman postulates since, at this moment in his theory,
he conceptualizes an original idea about what is for him “to repair”.
She described the different styles, namely: I) Reflexive, II) Lyric, II) Organ-
neurotic (psychosomatic ill), III) Epic, IV) Narrative style, V) Dramatic looking for
unknowns and creating failures, and VI) Demonstrative person with an aesthetic
impact.
Paraphrasing Freud in his “Advices to the Doctor”, she included in her work
some applications from him that she considered very important: the patient not only
has a theory about analysts, but also about analytic therapy and so, he also has a
theory about his history.
Moreover, she distinguished Liberman’s ideas about countertransference, and
his essential contributions.

KEY WORDS: Psychoanalysis. Styles. Countertransference.

596 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

Résumé

RICARDO AVENBURG, GERARDO PASQUALINI Y JANINE PUGET – TABLE RONDE: LA


TRANSMISSION ÉCRITE DE LA PSYCHANALYSE. DYNAMIQUE DU TRANSFERT CENT ANS
APRÈS

RÉSUMÉ: Table ronde présentée par le Comité de Publications d’Apdeba dans APA,
à l’occasion de la foire du livre psychanalytique du 30 août 2012. Participants:
Ricardo Avenburg, Gerardo Pasqualini y Janine Puget.
Cette table ronde traite de l’actualisation du concept du transfert et de la
transmission écrite et orale de la psychanalyse, introduisant aussi le concept
d’interférence. On discute l’usage de ces concepts à la clinique psychanalytique
actuelle.

MOTS CLÉS: Transfert. Transmission. Écriture. Interférence.

ASBED ARYAN – NOUVEAUX CADRES. RÉEXAMEN DU TRANSFERT-CONTRETRANSFERT

RÉSUMÉ: L’auteur affirme qu’il est part de l’éthique du psychanalyste soutenir la


recherche de nouveaux instruments théoriques et cliniques, destinés à augmenter les
applications de la Psychanalyse, selon des nouveaux paradigmes et transformations
socioculturelles, philosophiques, scientifiques et économiques.
Quand une nouveauté clinique qui commence à compromettre un important
pilier de l’exercice de notre méthode, peut s’observer dans différents analysants et
à peu près nous rencontrons collègues avec les mêmes interrogations, la nouveauté
doit être pensée comme un problème qui est aussi le nôtre, et pas facilement attribué
à la psychopathologie de l’analysant. Il y a des nouveautés que se sont transformés
dans faits cliniques et il y a des obstacles qui arrivent à des neuves possibilités de
recherche. L’auteur pense à la pratique de l’analyse par téléphone ou par Skype.
Il y a quelque chose à réexaminer.
Ces nouveautés et possibilités montrent une fois en plus que l’entretien d’un
contrat et un dialogue analytiques se base fondamentalement dans les caractéristi-
ques du lien entre ceux qui travaillent ensemble: quelqu’un intéressé avec le désir
de s’analyser et un analyste avec de la confiance dans sa méthode et leurs
potentialités.
L’auteur fait une référence à l’attitude analytique et puis, il décrit à l’aide d’un
matériel clinique les avatars de son acceptation –pas sans hésitation–.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 597


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

MOTS CLÉS: Cadre. Lien. Transfert. Présence.

VALERIA CORBELLA– LE JEU AVEC DES ADULTES. ENTRE L’ACTION ET LA SYMBOLISATION


DANS LE PROCÈS THÉRAPEUTIQUE

RÉSUMÉ: Les défis présentés de nos jours par la clinique contemporaine sont bien
divers. Voilà pourquoi le but de ce travail est de réfléchir à propos du jeu en tant que
ressource technique extrêmement complexe et créatrice. Prenant comme point de
départ une sélection de vignettes cliniques, le texte nous conduit, dès le début, à
prendre un contact intense avec des faits cliniques divers. Des faits dans lesquels
l’action précède le dialogue analytique. Tout en faisant un parcours par les concepts
de agieren et enactment, nous allons essayer de démontrer que ces concepts sont liés
entre eux et rendent compte des mises en acte qui se figurent à partir des vignettes.
Acte, représentation dramatique qui fait irruption sur une scène muette. Cette place
prioritaire de l’acte avant la parole conduit l’analyste à s’interroger à l’égard de sa
technique et à l’égard de la valeur de ces actes. Là, ce que l’on propose est de penser
l’acte thérapeutique comme un jeu permettant la signification d’expériences. On
associe donc les concepts de agieren et de enactment à l’action de jouer, pour glisser
après vers les notions de symbolisation et d’historicisme, en faisant une halte dans
la notion freudienne d’action spécifique. C’est ainsi que l’action thérapeutique sera
pensée comme une forme possible d’action spécifique tant qu’elle permettra
l’apparition de mouvements désidératifs. La créativité, liée intrinsèquement à
l’action de jouer, parcourt ce travail dès le début et en constitue l’un des axez
centraux. La réflexion surgit autour des pathologies dans lesquelles les fractures
dans le narcissisme percent profondément dans le tissu psychique où elles laissent
leurs marques silencieuses. Le jeu de l’analyste, en tant que prise de position
théorique et technique, mène à penser et repenser la tâche de l’analyste contempo-
rain.

MOTS CLÉS: Jeu. Action. Enactment. Symbolisation. Situation analytique. Cadre.


Lien.

CARLOS MOGUILLANSKY – LA CLANDESTINITÉ. RAPPORT AVEC LE REFOULEMENT ET LA


DÉMENTIE.

RÉSUMÉ: La meilleure connaissance du rôle de la défense maniaque dans le


développement des addictions et les polymorphismes sexuels a montré l’importance
du pair démentie/dissociation dans les structures névrotiques, terrassant l’espoir
initial d’avoir y rencontré une clef pour différencier la névrose de la dépravation

598 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

sexuelle. La démentie clôture la fantaisie dans un texte déterminé et exclue tout ce


qui est contradictoire. À cause de tout ça, de la démentie dépend l’irréalité qui la
constitue comme croyance. La démentie exige une dissociation perceptive et
judicative, qui vaut tant pour le fétichisme et les polymorphismes sexuels comme
pour les symptômes névrotiques, quand il est en jeu la croyance phallique.

MOTS CLÉS: Clandestinité. Démentie. Dissociation. Super-Moi.

DELIA TORRES DE ARYAN Y MARCELLO COSSU GIRI – DESSIN ET NON DESSIN D’UN ENFANT
À HUIT ANS AU TEMPS DE CATASTROPHE SOCIALE

RÉSUMÉ: Dessiner c’est une forme de récit du quotidien. À travers le dessin l’enfant
interprète et configure son propre histoire, il se constitue subjectivement et fait partie
d’imaginaire sociale historique, d’une mémoire collective qui détermine l’apparte-
nance et la reconnaissance pour les sujets d’une culture. Les auteurs étudient le
dessin d’un enfant à huit ans durant l’invasion allemande à Rome. On y voit une
collision de véhicules allemands au coin de la maison familiale.
La catastrophe sociale de la guerre est élaborée à l’aide de la modification de la
cartographie de la cité avant et après la collision.
Les allemands y sont des autres clairement différentes et cette différence
favorise l’élaboration psychique.
Le terrorisme d’État, à l’inverse, en tant que menace provenant d’un semblable,
des fascistes de l’Italie, dessaisit la possibilité de dessiner une situation qu’il rappelle
comme traumatique : quand il était avec sa mère, elle fut menacée d’être emprison-
née parce qu’elle avait exprimé son désaccord avec l’imposition de célébrer
l’anniversaire fasciste et elle avait dit à Marcello Cossu L'Abbate de ne parler pas
de cet affaire.
Les auteurs proposent qu’on a pu élaborer à travers le dessin la catastrophe
sociale, parce qu’elle venait d’un étranger. Le terrorisme d’État, pour dériver de ce
qui est le plus familiale, a produit une occultation défensive d’un dessin qui se
manifeste comme récit 50 ans après. L’occultation est au service de la vie.

MOTS CLÉS: Catastrophe sociale. Le terrorisme d’Etat. Dessiner. Dessiner inhibition.

GLADYS SILKA SANTORO – QUELQUES RÉFLEXIONS SUR LA THÉORIE DE DAVID LIBERMAN

RÉSUMÉ: Ce travail se base sur l’expérience de l’auteur acquise lors des Séminaires
que Liberman a impartis dans la ville de Rosario au cours des années 1973, 1977 et
1978.

Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600 599


CV AUTORES, RESÚMENES Y DESCRIPTORES

Il explicitera les idées fondamentales de sa Théorie, comment il a mis en relation


la psycho-analyse avec la Théorie de la Comunnication, la Sémiotique et la
Lingüistique.
Chomsky est l’un des auteurs qui lui ont apporté des idées très précieuses avec
Klein, E. Pichon Rivière, Ruesch, Abraham, Morris, Jakobson et bien sûr Freud et
autres.
Il fera également référence aux divers styles du patient, aux styles complémen-
taires de l’analyste et au “Je plastique” que postule Liberman étant donné que c’est
à cette étape de sa théorie qu’il va conceptualiser une idée originale sur ce que
signifie “réparer” pour cet auteur.
Il décrira les divers styles, à savoir: I- Réflexif; II- Lyrique; II- organo-
neurotique (malade psycho-somatique); III- Epique; IV- Narratif; V- Dramatique
qui cherche des mystères et crée du suspense; VI- Personne démonstrative avec un
impact esthétique.
Paraphrasant Freud dans ses conseils aux médecins, il inclut dans son travail
certains postulats de cet auteur qui lui ont semblé très importants, à savoir: le patient
n’a pas seulement une théorie sur nous mais aussi sur la thérapie analytique, et, en
ce sens, le patient a également une théorie sur son histoire.
Il va d’autre part mettre en relief les idées sur le contre-transfert que postulait
Liberman ainsi que ses contributions les plus importantes.

MOTS CLÉS: Psychanalyse. Styles. Contretransfert.

600 Psicoanálisis - Vol. XXXIV - Nº 3 - 2012 - pp. 585-600


Producción gráfica:
PubliKar
Tel.: 4743-4648
Se terminó de imprimir
en el mes de Diciembre de 2012
en los Talleres Gráficos Su Impres S.A.
Tucumán 1478/80
C1050AAD - Capital Federal
Tirada: 300 ejemplares

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