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1_ En el primer capítulo de la primera investigación de sus Investigaciones Lógicas, Husserl

comienza dando una serie de distinciones con respecto a los términos “expresión” y “signo”. Con
respecto al signo, si bien todo signo lo es de algo, no todo signo expresa un significado. Sin que
cumplan una función que él denomina función significativa, los signos, entendidos como
indicaciones, no expresan nada. El concepto de señal y el de expresión no son co-extensivos, siendo
el primero más extenso que el segundo. Entonces, para que los signos expresen algo, aparte de cumplir
con la función indicativa que les es propia, deben cumplir la función significativa. Y deben ser
diferenciadas ambas funciones, ya que toda expresión contiene ella misma alguna proporción de
señal: la expresión, además de significar, funciona también como una señal. Estas distinciones,
Husserl las realiza ya que le interesa tratar a las expresiones como signos significativos (parágrafo 5
de la primera investigación), para luego abordar y dar pie a los conceptos de intención significativa
(parágrafo 6), como así a los conceptos de sentido intencional y sentido impletivo (parágrafo 14).
En sentido propio, afirma Husserl, solo puede llamarse signo indicativo a aquellos que cumplan estos
requisitos: ciertos objetos o situaciones objetivas, de cuya existencia alguien tiene conocimiento
actual, indican la existencia de otros objetos o situaciones objetivas (a ese alguien). Así, por ejemplo,
tomamos a los canales de Marte como signos de la existencia de habitantes inteligentes en el planeta.
La convicción de la existencia de los primeros objetos o situaciones objetivas es vivida por alguien
como un motivo, para la existencia de los segundos. Este motivo o motivación establece una unidad
descriptiva en los actos de juicio: que unas cosas deban existir porque existen otras, abarca en un solo
acto de juico (la conexión dada por un signo indicativo), dos de juicio (la vivencia de la situación
indicadora, y las situaciones indicadas). El carácter no intelectivo (racional) de la señal es lo que
fundamenta para Husserl el que la señal tenga una función mostrativa y no demostrativa, sin importar
que el mismo tipo de conexión esté también en los actos demostrativos. Los actos intelectivos tienen
como condición mínima la posibilidad de ser demostrada la conexión entre, en este caso, las premisas
y las conclusiones. Aquí entran en juego otras variables: no se trata de la vivencia de los juicios, sino
de los contenidos ideales (proposiciones) dadas por las conexiones ideales (la relación, premisa-
conclusión). En todo caso, Husserl no niega una comunidad fenomenológica del término
“motivación” que comprende al mismo tiempo la fundamentación racional necesaria, y a la señal
indicativa empírica: estas últimas tienen un fundamento de probabilidad y no de necesidad. Así,
Husserl tomará, dentro de los signos indicativos, un sub-conjuto determinado: las expresiones
discursivas (sea un discurso, parte del mismo, o todo signo que sea esencialmente de la misma
especie). Lo propio de estas es que tienen significación por sí mismas en contraposición a, por
ejemplo, los gestos y ademanes (no tienen la motivación de presentar algún pensamiento en modo
expresivo, para Husserl).
La expresión, cuando tiene sentido, se articula de dos maneras: está el lado físico, en el cual se
constituye la expresión por su lado físico (sea grafos, sea articulación verbal, etc); por otro lado, están
los actos que le dan significación, y eventualmente plenitud intuitiva (esta le da objeto y fundamento
a la expresión, aquí entra la relación de referencia). Afirma Husserl que hay dos actos que son
esenciales a la expresión (en el contexto del parágrafo noveno, del primer capítulo, de la Primera
Investigación Lógica). Las intenciones significativas, y los actos de cumplimiento significativo. A las
expresiones que tienen intención significativa, pero no los actos de cumplimiento, Husserl explica
que la referencia de la expresión al objeto queda irrealizada, y que la expresión queda encerrada en
la mera intención significativa. La expresión mienta algo, y al mentarlo, hay una referencia a algo
objetivo. Esto último puede estar presente, sea gracias a intuiciones concomitantes, o a una
representación subjetiva determinada; o puede no estarlo. En este caso, las expresiones siguen
teniendo sentido, pero la referencia a esa objetividad queda sin realizarse. En el caso de los nombres:
un nombre nombra a su objeto, pero solamente queda en la mención, y, Husserl afirma, el objeto no
existe como nombrado, cuando se da el caso que el objeto no existe intuitivamente. Cuando se le da
a la expresión una intuición que la llene, la nominación se convierte, así, en una referencia consciente
del nombre a lo nombrado. El fenómeno de la expresión y la intención significativa con el eventual
complemento significativo, constituyen una unidad y no una conjunción.

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