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SEFER BERESHIT

PARASHAT NOAJ
CONOCIENDO A NAAMA (La esposa de Noaj)
Lic. Kristell Campos
Revisada por Rav Dr. W. Pitter
Introducción
Esta parashat es de mi autoría y quiero agradecer al Rabino Pitter por su guía y por sus aportes y
porque además compartió conmigo unas notas muy buenas de la Rabina Julie Ringold Spitzer, del
Instituto Judío de Religión de la Universidad Hebrea de Cincinnati, Estados Unidos, perteneciente al
concilio de Sinagogas Reformistas de New York.
La parashá Noaj relata una de las historias más antiguas y más contadas universalmente. Casi todos
los pueblos antiguos, desde los indios americanos hasta los chinos, tiene una tradición de un diluvio
que vino sobre la tierra por decreto de los dioses y además cuenta la elección de un personaje para
salvar la especie humana. Estos relatos tienen su origen en la tradición de los pueblos que surgieron
de los tres hijos de Noaj.
Por otra parte, explica el Midrash Bereshit Rabbá que a pesar de que los seres humanos ya no vivían
más en el Gan Eden, su estilo de vida anterior al diluvio todavía se asemejaba al del Gan Eden. La
vida era buena poseían una fuerza física enorme (Gn 6:14), vivían una vida muy prolongada, cientos
de años, no tenían que soportar ni calor ni frío excesivo, el estado del tiempo era un continuo clima
primaveral suave y placentero. La tierra conservaba casi su perfección original. Como consecuencia
de esos beneficios desecharon la autoridad del Eterno. ¿Cuáles eran los pecados de estas generaciones?
Eran culpables de idolatría, derramamiento de sangre e inmoralidad. Entonces el Eterno decretó un
juicio sobre aquella generación que se había vuelto corrupta, diciendo que los borraría de la faz de la
tierra a través de un diluvio (mabul), pero nos dice la Torá que Noaj encontró gracia a los ojos del
Eterno porque era un hombre justo e íntegro, y se le ordeno que construyera un arca para la salvación
de él y su esposa, sus tres hijos y las esposas de sus hijos. En esta oportunidad nos enfocaremos en
conocer acerca de la esposa de Noaj y en su participación en esta historia.
¿Quién es la esposa de Noaj?
Podemos decir que, a nivel peshat, tenemos la dificultad de precisar la personalidad y rol de la esposa
de Noaj porque ni siquiera se menciona su nombre. Sin embargo, podemos encontrar una vía para
revelar la identidad de la esposa de Noaj y su rol al lado de su esposo, recurriendo a dos de los pilares
del midrash rabínico: el dominio del texto hebreo de la Torá y el auxilio de la Torá oral. Veamos que
nos dice la tradición oral. El Midrash Bereshit Rabbá menciona dos datos interesantes de la mujer de
Noaj. Primero, su nombre y genealogía. Según el Midrash Bereshit Rabbá el nombre de la esposa de
Noaj era Naamá, y era hermana de Tubal Caín, el artesano precursor de obras de hierro y cobre (Gn
4:22).
Ahora leamos un detalle interesante del texto hebreo de la Torá que nos aporta luz acerca del perfil de
la personal de Naamá. Leamos el pasuk 7:7 en la Tanak de la edición de Katz, la Torá nos dice: “Entró
Noaj, sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos CON ÉL al arca”. Esta traducción es correcta,
pero tiene algunas palabra demás, palabras superfluas, me refiero a la frase “CON ÉL”. Pues el texto
perfectamente podía haber dicho: “Entró Noaj, sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos al arca”.
¿Por qué la Torá tiene que mencionar que entraron “con él”, es decir, con Noaj, si ya al principio se
mencionó que Noaj entró al arca, y es más que obvio que entraron con él?
Como ya conocemos un principio de la exégesis rabínica es que en la Torá no hay nada superfluo,
entonces acá la Torá, con esta frase “CON ÉL”, como aparente añadidura innecesaria, nos quiere
llamar la atención hacia un hecho importante, que debemos extraer para nuestra enseñanza. La frase
“con él” se escribe en hebreo “etó”, que es la unión de la palabra “et” con la letra “o” que designa la
tercera persona del singular.
Recurramos a la explicación que nos da el Midrash Tanjumá a un episodio similar al que estamos
considerando. Dice la Torá en Shemot 1:1: “Estos son los nombres de los hijos de Ysrael que vinieron
a Egipto, con Yaacob (et Yaacob), cada hombre con su casa…”. Nuevamente acá vemos como
superfluo el hecho que la Torá diga “con Yaacob”, pues ya lo mencionó al principio. El Midrash
Tanjumá nos explica que la frase “et Yaacob”, significa “unidos con Yaacob”, puesto que la palabra
“et” significa “proximidad”. De allí que el Midrash Tanjumá explica que esta frase superflua viene a
enseñarnos de la unidad familiar que experimentaba Yaacob con su familia. De inmediato, con esta
explicación, ya es claro que en Gn 7:7, cuando la Torá dice “etó”, “con él” nos enseña de la unidad
familiar que experimentada Noaj con su familia cuando entraron al arca, unidad familiar que perduró
hasta la salida del Arca como nos informa Bereshit 8:18 “Así pues, salió Noaj y sus hijos, y su mujer
y las mujeres de sus hijos CON ÉL”. De aquí podemos inferir el papel positivo y vital que jugó la
esposa de Noaj en formar y mantener la unión familiar en el momento más crítico de sus vidas.
El rol de Naamá antes, durante y después del diluvio
Ahora bien ¿Cómo lo hizo? Se podría ilustrar realizando un pequeño Midrash Agadico, una recreación
ficticia de lo que pudo haber ocurrido: Naamá comenzó aceptando la sorprendente revelación que le
había sido dada a su esposo e influyó a las esposas de sus hijos, para que la aceptaran también.
Colaboró activamente en el arduo trabajo de construcción del arca, también participó en el
acondicionamiento de lo que pronto se convertiría en su hogar. Tendría que haber apoyado y
organizado la recolección de provisiones para su familia y las diferentes especies de animales. Asistió
a su esposo en la clasificación y el ordenamiento de los animales en el arca. Y sin duda un sin fin de
tareas más, en todas ellas velando en todo momento por el Shalom bait y la unidad familiar. De seguro
debió alentar a Noaj a seguir fiel a las Palabras del Eterno a pesar del arduo trabajo que esto ameritaba
y de los ataques y las burlas constantes de la generación incrédula. Naama dispuso su corazón para
ayudar a su esposo preparar y hacer lo más llevadero posible un hogar en un arca de madera que
flotaría por innumerables días sobre las aguas.
Permitámonos a partir de esta última acción de Naama sacar lecciones para nuestras vidas como
mujeres judías. Vemos a Naama alentando a Noaj a seguir las Palabras del Eterno. Aquí queda
ejemplificado lo que nuestros Jajamin (sabios de Israel) explican ampliamente: Que la función de la
mujer judía es ser la intermediaria para que los hombres de su casa estudien y cumplan la Torá, una
mujer virtuosa es aquella que alienta a su marido para que estudie Torá todo lo que pueda, siendo el
estudio de la Tora en la casa responsabilidad de la mujer y esto no disminuye la imagen de la mujer,
y no por eso la mujer debe sentirse menospreciada y pretender estudiar Torá a la par de su marido. Al
contrario: La mujer tiene su puesto de batalla en la lucha por la unión familiar en el propósito de seguir
la Torá y ese puesto le fue asignado nada menos que por el Creador del Mundo.
El centro de operaciones de la mujer es su casa; nadie conoce ese terreno mejor que ella. Está escrito
en el Talmud que cuando la Tora mencionó “la casa” del hombre, no se refiere a las paredes de la casa,
sino a su esposa (lee Lv 16:6). Las mitzvot que se cumplen dentro de las cuatro paredes de la casa le
fueron encomendadas especialmente a la mujer, las tres columnas sobre las que está basado el hogar
judío son el shabbat; la pureza familiar, el encendido de las velas del shabbat; de esta manera
lograremos que el Eterno, Su presencia divina habite en medio de nuestros hogares.
¿Y qué hay de aquellas mujeres judías solteras de todas las edades? ¿Qué debemos hacer? La respuesta
estaría en que el éxito del shabbat de disfrutar y comer bien depende de los preparativos previos a él
(comida, ropa, limpieza etc.). Así es en el matrimonio, la mujer que se preparara bien antes, disfrutará
durante su vida, y no hablamos de preparar una hermosa boda (claro no está demás) sino prepararse
para lo que continúa después del día de la jupá. Las madres de nuestra congregación deben preocuparse
por preparar a sus hijas como futuras mujeres judías esposas y madres, con tanta atención como lo
hacen de su educación profesional. ¿Y qué hay de las viudas? El Etrno tiene especial cuidado de ellas
(Dt 10:18), ¿y qué de las mujeres cuyos esposos aun no abrazan la Tora? Em 1 Pe 3:1,2 leemos: “De
la misma manera, esposas, estad sujetas a vuestros propios maridos, para que también los que no creen
a la Palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, al observar vuestra reverente y
casta manera de vivir”. Es nuestro supremo propósito servir al Creador en cualquiera sea nuestra
condición, como a lo largo de la historia ha quedado testimonio de las mujeres judías intentando por
todos su medios elevar a sus familias unidas en su devoción por la Torá aun en el momento más
extremo.
El Talmud Bavlí, en el tratado Berajot 8a, se menciona que había una costumbre de preguntar al novio,
unos días después de la boda "¿matsá o motsé?" El origen de esta costumbre es que el rey Salomón
escribió en su libro “Mishlé” (Proverbios 18:22): “MATSÁ ishá matsá tov”, es decir, “conseguir una
mujer es conseguir algo bueno”, pero en su otro libro Eclesiástés 7:26, escribió una cosa distinta:
“uMOTSÉ any mar mimavet et haisha”, es decir, “encuentro a la mujer más amarga que a la muerte”.
En verdad no hay contradicción en los versículos, ya que lo que quiso decir el rey Salomón es que hay
mujeres que resultan ser buenas y positivas y hay mujeres que amargan la vida hasta tal punto que
prefieres la muerte. Y es por esta razón que preguntaban al novio "matsá o motsé", es decir, ¿qué clase
de mujer descubriste? Cada mujer judía de todas las generaciones que infunde ánimos y optimismo a
su marido para salir adelante, siguiendo el ejemplo de Naama, mantendrá viva la llama de la Torá y la
unidad de su familia. Porque así es la naturaleza de la mujer judía: Ella le hace agradable la vida a su
marido y a sus hijos. Lo consuela y lo reanima cuando vienen momentos de angustia, encendiendo
dentro de él la esperanza de que la redención no tardará en llegar, y esta fue la clase de obra que realizó
Naama a favor de su esposo Noaj, pues sin su cooperación la redención de la familia humana hubiese
experimentado un gran tropiezo. Y al final, gracias a ella, y a mujeres como Naamá, la salvación llega.
Pero hay otros aspectos interesantes de la personalidad de Naamá, que el Midrash Bereshit Rabbá
menciona, que Naamá era una mujer con talento musical, pues su nombre alude a “cantora de dulces
canciones”, es decir, era una mujer dotada con una bella voz. Estudiando estas alusiones del Midrash,
la Rabina Julie Ringold Spitzer, comenta que toda la familia de Noaj estuvo encerrada en el arca por
más de 150 días, y en parte importante de ese tiempo Naama usó su talento como excelente cantora
para adorar a Adonai por la salvación tan grande que les había dado, y también animó a sus yernas a
cantar con ellas al Eterno. Y esta experiencia musical hizo más llevadera y espiritual la permanencia
de su familia en el arca.
Mis palabras finales
Así como Naama fue dotada con el talento del canto, Bendito sea el Eterno, Hashem por su gracia me
concedió este mismo don, sin duda puedo sentirme identificada con Naama, así como ella uso su voz
para comunicarse con el Eterno y llevar consuelo y alegría a su familia, por medio del uso de este don
es la forma más sublime en que puedo yo conectarme a Él. En los momentos más terribles y dolorosos
de mi vida lo único que pude hacer fue dirigirle al Rey mi canción, ya que con fe no hay preguntas y
sin fe no hay respuesta (Jafetz Jaim) y también en los momentos de alegría como nos dice el salmista
que mi boca no calle más y relate su alabanza.
Quiera el Eterno permitirles mujeres virtuosas seguir el ejemplo de Naama de ser fiel y apoyar a su
esposo en medio de la crisis, que puedan mantener la unión de sus familias siendo el motor que impulse
el estudio y cumplimiento de la Torá dentro de sus hogares, y que a nosotras las solteras nos permita
prepararnos y concedernos esposos piadosos temerosos del Eterno y que en todo momento Adonay
Sefatati tifta ufi yaguid tefilateja que “Adonay Abra nuestros labios para nuestra boca relate su
alabanza” hasta que Yeshua venga pronto y en nuestros días y entonces le cantaremos eternamente y
para siempre. Amen
Morá Kristell Campos

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