Para comprender

LA SOCIOLOGIA
Juan González-Anleo

111'11,
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EDITORIAL VERBO DIVINO

Avda. de Pamplona, 41
31200 ESTELLA (Navarra) - España
1991
 15
Los valores
l. Para comprender la sociología
de los valores
L Os valores son fundamentales tanto para la
sociedad como para la sociología y la expli-
cación sociológica. Los valores mantienen la uni-
dad y la cohesión sociales y facilitan al estudioso su
incursión científica en las entrañas de una sociedad
o de toda una época. Así lo hizo Max Weber en su
interpretación del capitalismo, sirviéndose de la
clave del puritanismo calvinista, y de forma pareci-
da, aunque con menores referencias a un período
histórico concreto, procedió Durkheim, explicando
la sociedad primitiva y tradicional por la absorción
del individuo en la unidad colectiva, y la sociedad
moderna por el resultado de esfuerzos individuales
coordinados y controlados por valores.
Laten en esta avidez de los sociólogos ante los
valores, dictada probablemente por su fuerza expli-
cativa de anchos fenómenos sociales, un peligro y
una desviación conceptual. El peligro: considerarlos
como deus ex machina, como recurso último para
explicar realidades complejas, sin indagar el entor-
no total y las estructuras socio-económicas. La des-
viación nocional: concebir los valores a la manera
de las ideas platónicas que gobiernan el mundo
subliminal de las instituciones y de las normas de
comportamiento.
Dado su carácter de realidad última sociológica,
las definiciones del valor abundan en sociología.
Vamos a considerar cuatro: una definición común,
el valor como preferencia colectiva, el valor como
criterio de selección de alternativas y el valor como
mecanismo de regulación de la acción social. Estas
cuatro definiciones se complementan entre sí, enfa-
tizando talo cual aspecto juzgado más relevante.
La definición común concibe los valores como
maneras de ser o de obrar que una persona o una
colectividad juzgan ideales, y que hacen deseables o
estimables a los individuos o a los comportamien-
tos a los que se atribuye ese valor.
Los valores se convierten así en criterios confor-
me a los cuales el grupo o la sociedad juzga la
importancia de las personas, de las formas y de los
objetivos socio-culturales. Es decir, se pueden en-
tender los valores como criterios de valoración que
dan sentido a la cultura y, por consiguiente, a la
sociedad total.
Así concebidos, los valores son «algo» que se
comparte, que se toma en serio, porque la gente los
asocia al mantenimiento del bienestar social y la
satisfacción de las necesidades sociales. Esta «serie-
dad» de los valores explica su densidad emocional y
su capacidad para suscitar o imponer sacrificios
personales, la muerte incluida. El consenso social
sobre los valores «últimos» o «penúltimos» admite,
sin embargo, variaciones considerables según los
distintos grupos y sectores sociales.
PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGIA 237
 res aparecen en la historia de las sociedades con un
GENTE DISPUESTA A ENTREGAR rostro paradójico, como tres grandes investigacio-
SU VIDA POR... nes sociológicas han puesto de manifiesto:

Jóvenes Mayores Personas - El puritanismo, estudiado por Max Weber, es

de 18 a de reli- una combinación a primera vista contradictoria en-
tre la docilidad y sumisión a la ley divina y un
TOTAL 25 años 60 años giosas Ateos
enorme potencial para la innovación y para la origi-
La patria 43% 28% 58% nalidad en las relaciones intramundanas.
La vida de otra
persona 81 81 82 93 - El individualismo que, según Durkheim, ca-
82 racteriza a la sociedad moderna, combina paradóji-
La justicia 52 47 54 54 54
camente el espíritu de disciplina con el espíritu de
La libertad 66 68 61 65 78
73 71 autonomía, imprescindibles ambos para la cons-
La paz 73 73 74
16 41 trucción del gigantesco edificio de las sociedades
La religión 32 50 10 industriales.
En Relaciones interpersonales: - El espíritu democrático, analizado por Tocque-
actitudes y valores en la Espaiia de los ochenta. ville, mezcla sutilmente «pasiones generales y do-
CIS, Estudios y Encuestas, Madrid 1988, 110-11. minantes», como los valores de libertad e igualdad,
y «creencias dogmáticas», interiorizadas por la so-
ciedad, como la creencia en la soberanía del sufra-
En esta misma línea, pero con mayor atención a gio universal.
la génesis de los valores, se define a éstos como
preferencias colectivas, que aparecen en un contexto Esos tres valores, y en general todos los valores,
institucional y al mismo tiempo lo regula. Todo presentan un núcleo duro, con respecto al cual el
actor social posee una escala de preferencias más o consenso es sólido y plenamente compartido, y en
menos explícita o coherente, derivada de conflictos, torno a él unos reflejos muy variables que el núcleo
discusiones y compromisos de la vida social, y en la central va adoptando a lo largo del tiempo en com-
que se entremezclan opiniones y puntos de vista. binaciones muy diversas.
Las preferencias colectivas obligan y comprometen Los rasgos de los valores completan estas dos
a quienes se adhieren a ellas. La solidaridad de una definiciones genéricas. Los valores se sitúan en el
secta religiosa o la eficacia profesional de un des- orden ideal y no en el orden concreto de los objetos,
pacho de arquitectos, convertidos en valores, cons- comportamientos o sucesos. A pesar de ello, son tan
triñen e impulsan a los miembros. Pero no se trata reales como aquéllos, con un tipo distinto de reali-
de principios unívocos, evidentes y operativos, pues dad. Su presencia dinámica en el escenario social es
su misma génesis indica que se trata de sistemas indiscutible. Para los hombres de todos los tiempos
abiertos, con una lógica y coherencia más bien te- que han luchado por la libertad o por la igualdad,
nues, aunque no permitan, sin embargo, todo tipo estos dos valores son más reales que la mayor parte
de combinaciones. La democracia es incompatible de los elementos que integran su vivir cotidiano.
con el autoritarismo o con el culto a la personali- Los valores emergen en el horizonte histórico como
dad. ideales que exigen adhesión, sacrificios, o al menos
Los valores se diferencian de las cosmovisiones, respeto. Su dinamismo se trasluce en su capacidad
cuya emotividad es relativamente baja, muy consi- de penetración y configuración de los comporta-
derable su pluralidad interna, y con escasas exigen- mientos y de los objetos-símbolos.
cias de consenso de sus miembros. Los valores apa- El poder de penetración cul tural y social de los
recen como sabias mezclas de creencias y preferen- valores se percibe especialmente en dos terrenos
cias, con un halo emocional distintivo. muy concretos: los juicios de valor y los modelos de
Productos de compromisos y conflictos, los valo- comportamiento. Los valores inspiran los juicios de

238 PARA COMPRENDER LA SOCIOWGIA

valor que, a diferencia de los juicios de realidad,
propios del científico o del observador imparcial, se
pronuncian sobre la cualidad, la importancia o la
«deseabilidad» de los objetos sociales. Es cierto que
a veces es difícil distinguir entre valor y juicio de
valor, aunque en buena lógica el primero antecede
al segundo. Pero no es infrecuente que una persona
se adhiera a un valor porque ha sido persuadida por
un bombardeo de juicios de valor a través de los
medios de comunicación de masas, grupos in-
fluyentes o personas de prestigio. Y tampoco es
extraño que un valor vaya ganando en consistencia
o claridad a medida que juicios de valor pertinentes
lo van depurando y aquilatando.
Los valores revelan también su poder y su pre-
sencia a través de los modelos de comportamiento,
más específicos, precisos y limitados que su fuente
de inspiración. Un valor -la religión- puede inspi-
rar diversos y muy dispares modelos de vida y con-
ducta: el calvinista constructor de la máquina del
capitalismo o el monje contemplativo y alejado de
los asuntos mundanos. La relación entre valor y
modelo es compleja y la concordancia entre ambos
algo ambigua:
- diversos modelos pueden expresar con mayor
o menor exactitud un mismo valor, y gozar todos de
aprobación y estima social;
- en determinados momentos históricos, un mo-
delo puede desvincularse del valor originario y con-
servar todo su vigor y poder de modelización de los
comportamientos, como ha sucedido con el modelo
de empresario agresivo e industrioso, desgajado ha-
ce décadas de los valores religiosos y morales del
calvinismo que legitimó su actividad económica:
- la referencia de ciertos modelos a su valor-
fuente puede ir difuminándose con el paso del tiem-
po. En todo proceso de «rutinización» de los com-
portamientos sexuales, políticos o religiosos, se ob-
serva esta desvinculación.
Los valores son siempre relativos, es decir, tienen
vigencia plena en un tiempo histórico y en el marco
de una cultura determinada. Sin embargo, su ciclo
vital es siempre mucho más prolongado que el de
los modelos.
Finalmente, los valores están cargados emocio-
nalmente. No suelen nacer de procesos racionales y
lógicos, aunque estos procesos, como se ha dicho,
puedan contribuir a su consolidación y clarifica-
ción. Son productos culturales híbridos, mezcla de
intuición, razonamiento y pasión, en la misma o
parecida línea que una «conversión». Este perfil
típico de los valores explica su exigencia de ad-
hesión, si no apasionada, sí pasional. Por esta su
«electricidad» afectiva, los valores ejercen una in-
fluencia tan distintiva en la orientación de los com-
portamientos, son tan resistentes al cambio y apa-
recen aureolados con una ambigüedad característi-
ca, que se transmuta a veces en apariencias de con-
tradicción: la carga afectiva de los valores explica
afinidades, vínculos y conductas que la sola razón
no consigue entender.
2. Cuatro aportaciones clásicas
al estudio de los valores
La aproximación al estudio de los valores ha
recibido cuatro aportaciones fundamentales, que
completan, enriquecen y en algunos puntos diver-
gen del tratamiento del tema hasta ahora realizado.
1. Una formulación cuasi ética, la de Max We-
ber, concibe los valores como mecanismos de regu-
lación de la acción social y como criterios simbóli-
cos de orientación de la acción y de valoración de
los medios y los fines. El concepto de valor queda
así cargado éticamente, carga ética que se advierte
en la incompatibilidad entre valores diversos que
suelen enzarzarse en lucha o rivalidad.
Weber propuso una distinción, aún vigente, en-
tre juicios de valor y referencias de valor. Los pri-
meros son los valores aceptados por un actor social,
y las referencias de valor son esos mismos valores
considerados objetivamente por el sociólogo, que
debe conservar en todo momento su neutralidad
axiológica. Pero no todas las acciones sociales se
encuentran afectadas de la misma forma por los
juicios de valor. De acuerdo con la clásica tipología
weberiana, se pueden distinguir las acciones racio-
nales orientadas a objetivos, las acciones racionales
orientadas a apoyar valores -una ceremonia religio-
sa-, las acciones basadas en emociones inmediatas
PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGIA 239
-una discusión familiar-, y las acciones habituales,
como el saludo.
2. La perspectiva inaugurada por el interaccio-
nismo simbólico coincide con el declive de las teo-
rías del comportamiento instintivo, que tendían a
considerar como causas del comportamiento los
instintos, deseos, intereses y necesidades. El inte-
raccionismo simbólico puso de relieve el papel des-
tacado de las creencias y convicciones. Thomas y
Znaniecki en El campesino polaco (1918-1920) califi-
caron los elementos culturales normativos de la
vida social como valores sociales. Y definieron éstos
como todo objeto investido de una carga afectiva y
al que se adhiere un significado. El valor social es,
pues, todo dato con un contenido empírico accesi-
ble a los miembros de un grupo social, y con un
significado orientador de una actividad. Un instru-
mento, un mito, una universidad, una teoría cientÍ-
fica ... son valores. El significado de estos «datos» se
hace explícito cuando los consideramos en su rela-
ción con la acción humana. Así, el significado de un
alimento consiste en su referencia a un consumo
eventual, el de un instrumento o herramienta en su
relación con una tarea, el de la moneda en su poten-
cial para comprar o vender, el de un poema en las
reacciones sentimentales o intelectuales que susci-
ta.
3. En la década de los 50, Kluckhohn desarro-
lló una teoría sistemática de los valores en el marco
del estructuralismo funcional. Kluckhohn define el
valor como una concepción, explícita o implícita,
propia de un individuo o de un grupo, de algo que
merece ser deseado y que influye en la elección
entre los posibles fines, medios y modos de la ac-
ción.
Esta definición cobra todo su sentido si la consi-
deramos en el marco de las relaciones entre la es-
fera existencial y la esfera normativa. La esfera de
los valores está subordinada a la esfera existencial
que fundamenta y circunscribe la esfera de los valo-
res y de los comportamientos colectivos. La investi-
gación de Kluckhohn y Strodbeck, sobre la que está
basada la tipología de valores que luego se desarro-
llará, ilustra esta subordinación.
Los valores son comprobados y verificados por
los acontecimientos y los fenómenos, y siempre re-
240 PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGIA
flejan la esfera existencial. Entre los indios navajos,
por ejemplo, la concepción del mundo como orden
estructuralmente armónico fundamenta un sistema
ceremonial destinado a promover y restaurar la
armonía, eventualmente perturbada.
Los dos elementos esenciales de la esfera de los
valores en cuanto reflejo de la esfera existencial son
su referencia a la globalidad y universalidad de lo
real, que trasciende el puro horizonte fenoménico,
es decir, el universo de las realidades rigurosamen-
te previsibles del mundo natural, y, en segundo
lugar, su calidad de modelo de comportamiento y
de motivación para el compromiso.
El valor se distingue de las creencias, las ideolo-
gías, los ideales y las normas específicas de compor-
tamiento:
- las creencias ni tienen carácter práctico ni se
orientan a la acción; los valores sí;
- las ideologías se orientan a la acción, pero se
identifican por su funcionalidad, más reducida que
la de los valores, para el mantenimiento de un orde-
namiento de poder;
- los ideales son modelos de acción, como los
valores, pero se distinguen por su connotación de
inasequibilidad y de actuación estructuralmente
inadecuada;
- las normas específicas de acción o de compor-
tamiento establecen, de una forma más o menos
detallada, la actividad prescrita o prohibida, y or-
denan la situación en que se desarrolla tal activi-
dad. Un mismo valor puede servir de punto de refe-
rencia para una pluralidad de acciones (la igual-
dad, por ejemplo, puede referirse a las relaciones
hombre-mujer, profesor-alumno, empleados-em-
pleador. ..), y una misma norma puede implicar re-
ferencias a diversos valores: la norma: «el maestro
debe actuar sin favoritismos» puede referirse a los
valores de igualdad, honradez, humanitarismo, etc.
En la definición de Kluckhohn son necesarias
estas precisiones:
a) Es una «concepción», es decir, hay en ellos
un elemento cognoscitivo, una construcción mental
perteneciente a una cultura y estructura social de-
terminadas. Este elemento cognoscitivo del valor
cumple una misión múltiple:
 - implica una simbolización trascendente de los
datos fenomenológicos inmediatos;
- supone una emancipación de las tensiones fi-
siológicas y de la presión de las situaciones contin-
gentes;
- se configura como una proyección hacia lo
universal, que, trasladada del plano intelectual al
volitivo, constituye el núcleo de la dinámica de
orientación del valor;
- proporciona la justificación racional de las ac-
titudes preferenciales subyacentes a los modos de
orientación motivacional;
- es el criterio diferenciador entre los valores y
las cualidades subjetivas, como los sentimientos,
emociones, necesidades y preferencias, que no exi-
gen justificación racional por parte del agente.
b) El elemento cognoscitivo es explícito o implí-
cito, lo que significa que los valores más profunda-
mente arraigados y más operativos en el comporta-
miento individual y en el esquema socio-cultural no
suelen estar verbalizados, lo que impone al investi-
gador la obligación de realizar una auténtica labor
de «detective», reconstruyendo la presencia e in-
fluencia de estos valores desde los datos del com-
portamiento práctico y prescindiendo de las verba-
lizaciones.
c) El valor es siempre la concepción de algo
deseable... La calidad de deseable, que contrapone
relativamente el aspecto fenoménico y el aspecto
deontológico , es el rasgo esencial del valor. La di-
mensión afectivo-expresiva del sujeto'" se encuentra
estrechamente relacionada con el valor que des-
empeña en esta relación una función ordenadora y
de encauzamiento de los impulsos hacia fines que
trascienden el aquí y el ahora. Los valores, a dife-
rencia de los impulsos y emociones que tienden a
satisfacerse inmediatamente, se expresan a largo
plazo y exigen respuestas de largo alcance.
;, La dimensión emocional-expresiva del actor social es deno-
minada en la jerga estructural-funcionalista «cathesis». término
originalmente utilizado por Freud con el significado de «carga
de energía psíquica ••. Parsons se adueñó del término definiéndo-
lo como un «estado del organismo, de euforia o disforia, en
relación con un objeto... al que atribuye un significado afectivo».
d) Esta función ordenadora y prescriptiva ejer-
cida por los valores consiste en fijar los límites
dentro de los cuales se puede ejercer la facultad
afectiva; estos límites dependen de la jerarquía y
configuración de los fines y de la personalidad, de la
situación del actor y de las exigencias del sistema
cultural.
e) La finalidad de los valores es, por consi-
guiente, la integración en el sistema de la acción de
los subsistemas de la personalidad, de la sociedad y
de la cultura. En otras palabras, los valores tienden
a unificar la praxis individual y social. En este sen-
tido:
f) Los sistemas de valores consisten, por tanto,
en conjuntos de proposiciones ordenadas jerárqui-
camente que dan unidad y coherencia a la vida
individual y social y que penetran la estructura de
la realidad, las relaciones del hombre con la reali-
dad natural y sobrenatural, y las relaciones interin-
dividuales.
4. La perspectiva funcionalista (Parsons) conce-
de a los valores una posición estratégica en el es-
quema de la acción social. Los elementos de orden
motivacional de ésta están canalizados, controla-
dos y determinados por los elementos de orden cul-
tural u orientaciones de valor para la acción en sus
modalidades estructurales: la cognoscitiva, la cazé-
tica y la valorativa, concerniente a la selección en-
tre las posibles alternativas de la interacción. Es
decir. los valores pueden ser definidos como siste-
mas simbólicos que sirven como criterios de selec-
ción de las alternativas que se despliegan intrínse-
camente ante el actor en una situación social. En su
clásico análisis, Parsons propone como «opciones
de valores», opuestas e irreconciliables: el universa-
lismo frente al particularismo; el egocentrismo
frente a la orientación comunitaria; la afectividad
frente al autocontrol o neutralidad afectiva; la cali-
dad o condición personal (adscrita a la persona)
frente a la «performance» o excelencia adquirida, y,
finalmente, dos valores que Parsons denomina «di-
fusiveness» frente a «specificity», y que podríamos
traducir con una perífrasis: «tener en cuenta en la
acción a toda la persona o solamente a un aspecto
de la misma: pluridimensionalidad frente a unidi-
~.~1.0GíG"U;~
.
mensionalidad». . / ,\V ... 1¡i.
PARA COMPRE"!!.~R ,~.A.~ A 241
~ " '.~'/ / '
 Este esquema de valores o variables dicotómicas
le sirve a Parsons para aplicar el modelo estructu-
ral-funcional al proceso de modernización de las
sociedades mediante un enfoque interdisciplinar
que permitiría -no han faltado críticas muy duras-
situar la modernización en el marco de una teoría
general del cambio social.
Las pautas de universalismo, egocentrismo o in-
dividualismo, autocontrol, «performance» y «espe-
cificidad» serían características de una sociedad
moderna (Hoselitz). Esta interpretación de la mo-
dernización ha sido acusada de conservadora, de
excesivamente abstracta y de un cierto tufillo de
imperialismo, pues legitima la posición actualmen-
te ocupada por los países que se encuentran en
situación de modernidad.
Una investigación de Parsons y Robin Williams
(1969) identificó los valores de la sociedad nortea-
mericana como se ve en el siguiente gráfico:
FINES
- Los intelectuales tienen tendencia a criticar a
los burócratas en función de valores universalistas
como la justicia.
- Los burócratas de carrera suelen definir las
situaciones en términos de valores particularistas
que refuerzan la solidaridad dentro de la organiza-
ción burocrática.
- Los intelectuales critican las normas burocrá-
ticas desde valores universalistas. como la eficien-
cia y el logro.
- Los burócratas tienden a definir las situacio-
nes en función de valores consumatorios, como el
poder, la riqueza. el status .... bien de sí mismos,
bien de la organización.
Otro fenómeno social omnipresente, la moderni-
zación, se presta muy adecuadamente a este tipo de
análisis, aunque el funcionalismo, como ya se indi-
có, no consiga agotar la complejidad y variedad de
este proceso. En su contexto europeo, la moderniza-
ción se puede entender como el resultado de un
triple proceso de movilización -de bienes, personas
e información-, de secularización emancipadora de
fuerzas y energías económicas y sociales, y de dife-

/~
renciación/integración. En este último subproceso,
la clave explicativa reside en la incorporación a la
sociedad de nuevos valores que desplazan a valores
-U-L-r-IM-':'o-s-I Ir-p-R-O-X-IM-O-s~1 caducos o poco propicios al nuevo «ethos» del pro-
greso. Veámoslo brevemente.
Siempre ha existido un cierto nivel de diferen-
ciación o división del trabajo en la sociedad. aun-
que sus diferentes formas preindustriales no alcan-
Universalistas Particularistas Instrumental Consumatono
zaran la amplitud e intensidad que han alcanzado
RAZüN LEALTAD EFICIENCIA RIQUEZA en las sociedades desarrolladas. Pero la gran dife-
LIBERTAD SOLIDARI- RACIONALI- STATUS rencia no es tanto el grado de amplitud e intensi-
DAD DAD PODER dad. sino los criterios que presidían la asignación
(regIOnal, etm- LOGRO GRATlFICA- de tareas, roles y status. En la sociedad tradicional,
ca y nacIOnal) CION de las
necesldades con distancias muy marcadas entre los diferentes
blOgemcas ocupantes de status y roles, más que en la sociedad
moderna, los criterios de asignación eran. funda-
mentalmente, la pertenencia a un grupo, estamento
o familia. En la sociedad moderna, los criterios
La fecundidad heurística de esta clasificación de están dictados por el funcionamiento óptimo de la
los valores ha sido certificada por un trabajo de sociedad. Weber llama a este nuevo sistema de dife-
Robert K. Merton a propósito de las tensiones y renciación la racionalización: los competentes ejer-
conflictos entre los burócratas y los intelectuales. cen las más altas responsabilidades. Y los compe-
Las conclusiones del trabajo pueden resumirse así: tentes, añade el estructural-funcionalismo. son los
242 PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGIA
que destacan por su «performance», por el desem-
peño cumplido y cabal de sus roles. En otras pala-
bras, los criterios de logro «<achievement») susti-
tuyen a los criterios de mera adscripción.
La burocracia y la empresa moderna distinguen
a sus miembros, al menos teóricamente, según su
contribución a una tarea socialmente valorada,
más bien que según sus orígenes sociales y su perte-
nencia a una familia o a una comunidad determina-
das. Otra forma de expresar la misma idea: el siste-
ma de estratificación social de las sociedades mo-
dernas se orienta a satisfacer exigencias meritocrá-
ticas.
El status, los cargos, deben ser atribuidos según
la capacidad de sus titulares, sin atender a ninguna
otra consideración. Competencia y mérito personal
se convierten, idealmente, en los dos únicos crite-
rios válidos. Los fallos y peligros de una sociedad
meritocrática han sido denunciados en numerosas
ocasiones, pero la referencia constante a estos crite-
rios y su encarnación en instituciones que, como el
sistema educativo, han recibido el encargo de fo-
mentarlos, constituyen la nota distintiva de la so-
ciedad moderna.
UN ANALISIS FUNCIONALISTA
DE VALORES
La sociedad japonesa
"En la sociedad japonesa del período Tokugawa y Meiji
predominaron los valores políticos (de consecución de
objetivos), orientados con flexibilidad al aumento del poder y
del prestigio de la colectividad por medio de la prosperidad, la
expansión imperialista, el carácter modélico del Japón por su
cultura... Entre los valores políticos, los más destacados fueron
el particularismo o prioridad absoluta de la colectividad:
familia, clan, el Japón -sobre compromisos universalistas
(verdad, justicia...h y la "performance», el cumplimiento cabal
y esforzado. El particularismo se traduce en lealtad, concebida
como servicio al «jefe» y como "performance».
Los valores de integración: la armonía, la conformidad, la
formalización de lo cotidiano..., son muy importantes, siempre
que estén plenamente subordinados a los objetivos políticos
Los valores culturales: la ciencia, el estudio, la religión,
o~upan un lugar importante en cuanto medios, de donde
procede el énfasis en la práctica, tan característico de la
sociedad japonesa. Una parcela importante de estos valores,
los estético-emocionales, se consideran fines, pero
subordinados a la consecución de objetivos colectivos. La
estima estética de la naturaleza, los rituales, el teatro y el
erotismo refinado figuran entre ellos.
Los valores de adaptación o transformación: la economía y el
trabajo, sobre todo, gozan de gran relevancia, pero también en
cuanto estén ordenados a los objetivos políticos de la
colectividad. El militarismo japonés se explica por la
concepción de los militares como brazo adaptativo de la
política».
Robert Bellah, 1971.
3. Una investigación sobre
la jerarquía de valores
La elaboración teórica de Kluckhohn, algo fati-
gosa y abstracta, permite sin embargo una aproxi-
mación metodológica y empírica muy fecunda al
tema de la escala de valores realmente vigente en
una sociedad. Junto con Strodbeck, el autor de esta
teoría de valores realizó una investigación en el
suroeste de los Estados Unidos sobre cinco grupos
étnicos: americanos, hispanos, indios navajos, un
poblado mormón e indios zuñi. El punto de partida
fue, como se ha visto en el apartado anterior, la
hipótesis de que cada comunidad tenía tendencia a
elegir una solución primordial para los problemas
fundamentales de la existencia, así identificados:
- la definición de la naturaleza humana;
- la relación del hombre con la naturaleza;
- la categoría del tiempo privilegiada o domi-
nante;
- la modalidad de las actividades humanas;
PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGIA 243
 - las modalidades de las relaciones interindivi- 4. Las funciones de los valores
duales.
Los valores ejercen una profunda influencia en
La elección o solución preferida por cada grupo la dinámica social. El marketmg moderno, al servi-
ha de ser entendida en el marco de estos cuatro cio del aparato productivo y comercial, de la políti-
postulados: 1) el número de problemas existencia- ca, de la cultura, y del mercado en sentido muy
les y vitales de todos los tiempos es limitado; 2) amplio, investiga el esquema de valores vigente en
igualmente limitado es el número de soluciones que la sociedad o en grandes sectores de la misma como
los diferentes pueblos y culturas han ido encontran- clave última de los flujos culturales o «tendencias
do a esos problemas; 3) si hay una solución preferi- pesadas» que configuran el dinamismo social. Las
da o dominante en un grupo o sociedad determina- constelaciones de valores permiten dibujar grandes
da, esa solución corresponde a un valor dominante mapas socioculturales de la sociedad, más allá de
en ese grupo o sociedad; 4) las restantes soluciones las tradicionales clasificaciones fundadas en crite-
apuntan a valores variantes o sustituyentes. rios de clase, ocupación y similares. El fundamento
El cuadro siguiente da cuenta de las solucio- de estas nuevas técnicas es la consideración de los
nes/valores de cada grupo entrelación con los cinco valores como esquemas de pensamiento y compor-
problemas propuestos: tamiento socialmente aceptados, primera función
de los valores en la sociedad.
Los valores, en esta misma línea, dan coherencia
a los modelos culturales, es decir, les dotan de senti-
Problemas Soluciones do, amplían su alcance y su vigencia por encima de
modas y mimetismos transitorios y clarifican sus
Naturaleza humana Mala Neutra/Buena/Mala Buena vinculas internos. Se trata siempre de una coheren-
Inalterable Inalterable Inalterable cia relativa, pues los valores suelen presentar una
Perfectible Perfectible Perfectible ambiguedad desconcertante y no son transparentes
en un cien por cien. La incoherencia cultural de las
- RelaCIOnes hombre SumlSlOn a Armoma con na· Control de sociedades modernas, como ha puesto de relieve
con naturaleza naturaleza turaleza la naturale- Daniel Bell en su Contradicciones culturales del capi-
za talismo, consiste precisamente en un conflicto de
- Tiempo El pasado El presen te es El futuro es valores económicos, culturales y políticos. La efIca-
es pnvde- prIVIlegIado prIVIlegIado cia (economía), la igualdad (política), y la autogra-
gIado tificación (cultura) no casan armoniosamente entre
sí.
- ActIVIdad humana SER SER EN DEVE- HACER
(libre expre- NIR (eficaCIa) A nivel microsociológico, los valores contri-
slOn de de- (autocontrol en buyen prioritariamente a la unidad psíquica de las
seos) sablduna ) personas. La unidad psíquica o madurez personal es
un exquisito producto de un estilo de vida (<<way of
- RelaCIOnes mter- Lllleahdad Colateralidad lndlVldua- life») inspirado en unos valores determinados y
mdlVlduales con ascen- (con Iguales) hsmo coherentes.
dIentes y
descendIen- Sobre esta doble base -la coherencia de los mo-
tes delos sociales y la umdad psíquica de los indivi-
duos- se entiende fácilmente que para una vigorosa
corriente del pensamiento sociológico los valores
sean el fundamento de la integraclón social. «Con-
senso social» para Comte, «solidaridad social» para
Durkheim, la integración social descansa siempre
en un fondo consensual de valores. (Otra vigorosa

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corriente de pensamiento, hoy algo decaída, denun-
cia esta concepción de la sociedad como conserva-
dora y prefiere la referencia a los intereses como
clave explicativa del «orden socia!»). En todo caso,
la integración social es siempre relativa, pues no
todos los miembros de una sociedad comparten los
mismos valores colectivos. Y conviene recordar
aquí que las preferencias y adhesiones a un esque-
ma de valores puede dividir a una sociedad, sobre
todo si se trata de una sociedad plural y compleja.
Otras funciones de los valores sobre las que han
insistido los sociólogos pueden sintetizarse así:
- los valores dan sentido a las pautas de compor-
tamiento. El etnocentrismo vicioso de muchos es-
pectadores de la vida social ajena -de personas «di-
ferentes» o de pueblos «exóticos»- tiende en ocasio-
nes a juzgar aberrantes o irracionales determinadas
pautas de conducta precisamente por el desconoci-
miento del esquema de valores subyacentes. El fer-
viente nacionalismo de muchos pueblos o la religio-
sidad profunda y con rasgos teocráticos de otros
legitiman y descifran pautas de comportamiento
incomprensibles desde otro marco de referencia;
- los valores actúan como medios de presión y de
control social, y sirven de freno a formas desaproba-
das de comportamiento. La gravedad de las sancio-
nes que suelen acompañar a la violación de deter-
minadas normas sociales fundadas en valores de-
pende de la intensidad con que la sociedad «siente»
tales valores;
- los valores son uno de los criterios básicos de la
clasificación de prestigios y ocupaciones en las socie-
dades abiertas. El valor de la ciencia, de la salud, de
la igualdad de oportunidades ... repercute más o me-
nos directamente en la valoración social de los cien-
tíficos, médicos o profesores, y de forma distinta en
las diferentes sociedades. La escala de prestigios
sociales y ocupacionales, complemento del sistema
de estratificación social de las sociedades moder-
nas, está basada en última instancia en el esquema
de valores dominante en un grupo social;
- finalmente, los valores dictan las preferencias
sociales hacia determinados objetos culturales o
materiales que se juzgan deseables, esenciales o
útiles. La explosiva demanda del automóvil en las
sociedades desarrolladas obedece, al margen de los
mecanismos publicitarios, a una sobrevaloración
de la movilidad, el individualismo y autonomía
personales, el prestigio social, etc.
5. Tipología sistemática
de los valores
Además de las clasificaciones de valores ya exa-
minadas -la culturalista de Kluckhohn, la funcio-
nalista de Parsons ...-, una tipología sistemática de
valores hace intervenir todos los criterios de clasifi-
cación: el contenido del valor, su posición en la
cadena medios-fines, el término de referencia, la
intensidad, el ámbito de aplicación y el grado de
adhesión. Según estos criterios, el sociólogo distin-
gue los siguientes tipos de valores.
1. Atendiendo al criterio del contenido, de índo-
le cognoscitiva, afectiva o moral, aparecen:
a) los valores cognoscitivos, que se refieren a las
condiciones que se han de respetar si se pretende
que una creencia, un argumento, un discurso o una
tesis referidos a la realidad aparezcan como válidos
ante los demás. Los valores de verdad, falsabilidad,
empirismo, lógica, etc., son de este tipo;
b) los valores afectivos se refieren a estados de-
seables desde el punto de vista de la gratificación
psicofísica o psíquica. Tenemos así los valores de
bienestar, concebidos como cualidades o estados
que producen gratificaciones primarias; no cabe
considerarlos como «valores materiales», pues la
valiosidad o deseabilidad de un estado físico o psi-
cofísico depende siempre de sus componentes sim-
bólicos y de sus pulsiones motivacionales, capaces
de atribuir a una cualidad o un estado un significa-
do intrínsecamente distinto al mismo estado ob-
jetivamente descrito. Entran también a formar par-
te de este segundo tipo los valores estéticos que se
refieren a estados deseables desde el punto de vista
de una gratificación secundaria: escuchar buena
música, disfrutar leyendo un libro de poemas;
c) aparecen los valores morales, referidos a
aquellos comportamientos o actitudes que una co-
lectividad juzga estrechamente vinculados con los
valores de convivencia y orden social.
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