Cambio y complejidad: desafíos para la comprensión en el campo de las
relaciones internacionales
James N. Rosenau, profesor de relaciones internacionales en The George
Washington University, hace un esfuerzo por contribuir al nacimiento de un nuevo programa académico, que además de acaparar el mundo en su complejidad y cambio, se resista a las aproximaciones convencionales y anticuadas del campo, con sus miles de tropiezos y obstáculos. Lo primero y más importante de entender, es que el mundo relativamente simple que solía analizar las relaciones internacionales ha cambiado. Ya no es un conjunto de Estados que persiguen una seria de políticas exteriores y que practica la diplomacia; ahora, nuevos actores, diferentes articulaciones, revoluciones informativas, dinámicas de globalización, entre otros fenómenos son evidencia de las continuas transformaciones y expansiones de la agenda internacional. En busca de un programa de relaciones internacionales que pueda dar luz a estas dinámicas, es necesario recurrir al uso de la teoría. Sin importar qué tan inexperto se sea como teórico, sin ésta no puede haber una comprensión significativa de este campo. Sin embargo, existen tres obstáculos que dificultan esta tarea. En primer lugar, se tiende a considerar la teoría como innecesaria al estar únicamente orientados en el campo de las políticas públicas. En segundo lugar, se identifica cierto rechazo hacia la necesidad de subir la escalera de la abstracción, y la tendencia a quedarse en los escalones más bajos y cómodos. Por ultimo, la propensión a mantener las investigaciones en las estrictas barreras de cada disciplina, olvidando que, las relaciones internacionales trascienden cualquier limite disciplinario. Para el autor, aquellos bloques de construcción alrededor de los cuales puedan desarrollar un curriculum tanto teórico como innovativo y relevante para las políticas públicas, es necesario explorar y evaluar el concepto de cambio, sistema, cultura, estructura, legitimidad, actores o agentes, Estados, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, individuos y adaptación. Antes de esto, sin embargo, es necesario que ese programa sólido habilite a sus estudiantes para precisar y definir sus valores y conclusiones con respecto a estas perspectivas en competencia; es decir, establecer nuestra propia identidad intelectual. El primer concepto, y uno de los más trabajados, es el concepto de cambio. Aunque es un concepto usado de forma ligera, y no es fruto de un acuerdo generalizado, el cambio es imprescindible a la hora de cualquier análisis internacional. Estamos en la edad de la transitología, y como tal hay una alta gama de actores móviles sin límites claros que amplían indefinidamente el campo de acción. En comparación con décadas anteriores, los cambios que más deben interesarnos son los que implican diferencias de tipo más que de intensidad. Así, es imprescindible no mencionar los cuatro cambios de tipo más importantes a través de los años. La primera se refería a las estructuras que sostienen a las estructuras de la política global; el segundo a las estructuras de la economía globalizada del mundo; el tercero al margen de tiempo dentro del cual se desarrollan los eventos y las tendencias; y el cuarto a la revolución de las capacidades y las consecuencias de la acción colectiva. El segundo concepto es el de la complejidad. Se refieres especialmente a la consideración del periodo actual como turbulento, lleno de sistemas sociales y políticos que están experimentando transformaciones profundas y que exhiben todas las características de los sistemas complejos adaptativos. Para explicar mejor esto, se refiere a la teoría de la complejidad, en la cual distingue un sistema complejo adaptativo como un conjunto de partes interrelacionadas, cada una capaz de ser un agente autónomo que puede tener un impacto sobre otros; complejo en cuanto a la capacidad de los agentes de romper con las rutinas e iniciar procesos de retroalimentación no familiares y adaptativo en cuanto a la capacidad de los agentes para enfrentar los nuevos retos de forma colectiva. Cuatro características fundamentales definen estos sistemas. En primera instancian, la co-evolución con sus entornos a medida que se adaptan. En segundo lugar, al ser adaptativos son capaces de auto organizarse para convertirse en un todo ordenado, adquiriendo atributos nuevos. Tercero, son susceptibles a que pequeños eventos lleven a grandes resultados. Y, finalmente, las alternaciones pequeñas en sus condicione iniciales pueden llevar a resultados muy diferentes. La relación entre las colectividades y sus miembros y la explosión organizacional, son dos procesos que ameritan ser tomados en cuenta, en cuanto que, por ejemplo, los temas relacionados a los derechos humanos y al medio ambiente han estimulado una gran parte de esos nuevos fenómenos, y por tanto, resultan importantes y determinantes en el campo de análisis. A medida que crece la población mundial, crece también la necesidad de actividades compartidas para enfrentar problemas y ejercer presión para lograr objetivos. Estas dinámicas se desarrollan en el área de las relaciones internacionales, y sería imposible entender los nuevos eventos sin tenerlas en cuenta. Finalmente, Rosenau se refiere a lo que él considera la tensión principal que impulsa los asuntos globales hoy. Dinámicas que no solo ocurren de forma simultanea, sino que son también interactivas: la tensión entre fragmentación e integración, entre globalización y localización, y entre descentralización y centralización. Para explicar mejor este fenómeno, aparece el termino de fragmegración, que yuxtapone los procesos de fragmentación e integración que ocurren entre las organizaciones, comunidades, países y sistemas transnacionales, para que sea imposible no tratarlos como interactivos y casualmente relacionados. Este concepto especifica que los procesos centrales de los asuntos globales no son inmutables, ni unidireccionales; por el contrario, son frágiles y siempre vulnerables al retrocesos. Bajo esta perspectiva, ya no hay distinciones entre asuntos domésticos y externos, lo que genera que los problemas locales puedan volverse transnacionales o que los retos globales puedan tener repercusiones para las comunidades pequeñas.
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