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Diagnóstico áulico

Profesor: Sánchez Fernando


Materia: Historia
Curso: 6° año
Antigüedad en la docencia: 9 años
Antigüedad en la materia: 6 años
Antigüedad en la Institución: 5 años
Número total de alumnos: 22

Breve comentario del grupo:


Luego de realizar una evaluación y diagnóstico durante las primeras clases del corriente año educativo en el curso,
llegue a detectar ciertas conclusiones.
Conclusiones educativas: en primer lugar, es necesario comentar que con los alumnos de 6° año, tengo un
recorrido educativo de aproximadamente 4 años, en los que he sido su profesor cubriendo suplencias y luego
siendo titular de la cátedra, en los últimos dos años. Esto me da cierta ventaja a la hora de la evaluación o
diagnóstico áulico.
En primer lugar, porque sé cuáles son los puntos débiles a corregir y en segundo término cuales los altos. Sobre
el primer ítem, puedo certificar que no se divisan grandes puntos negativos o que pongan en problemas el
aprendizaje.
Sobre el haber hay unas “ganas” y un compromiso para con la materia que puedo decir jamás lo he vivido. Sus
conocimientos y capacidades de asimilación, presentan un claro entendimiento del curso de la historia, dentro
del contexto de la “larga historia” y “corta historia”. Por tal motivo, he modificado mi enfoque histórico
adecuándome a las exigencias que ellos me han planteado sobre diversos temas (como la guerra fría, los conflictos
intersistémico, etc.) que sienten la necesidad de conocerlos.

Conclusiones sociales del grupo: La visión del curso en los primeros contactos ha sido pues, muy satisfactoria. He
notado un gran interés en los temas a tratar en este año.
Se los ve muy participativos y atentos a las descripciones que se hacen sobre los temas, así también se los nota
motivados sobre ciertos temas. Los puntos negativos a trabajar son: el desenvolvimiento oral a la hora de expresar
ideas, solo en algunos casos y un adecuado vocabulario para con términos específicos de la materia.
La manera de comunicarse entre ellos es aceptable. A diferencia de otros años, siento que es un grupo muy unido.
Con respecto a la disciplina, es muy buena y eso coadyuva a la hora de dar la lcase, por todo lo expresado líneas
arribas.
Propuesta pedagógica

Toda experiencia del pasado es vicaria […] Toda narración del pasadoes una re-presentación,
algo dicho en lugar de un hecho.
Beatriz Sarlo

Historia es una palabra ambivalente en sí misma. “Significa tanto los hechos como la narrativa de esos hechos,
tanto ‘qué paso’ como ‘lo que se dice que ha pasado’. Tal como decía, Michel-Rolph Trouillot un destacado
antropólogo haitiano, el primer significado pone el énfasis en el proceso socio histórico, el segundo en nuestro
conocimiento de ese proceso en una historia acerca de ese proceso”. La historia es a la vez, el mundo de las
realidades pasadas, y una ciencia que se ocupa de construir relatos que expliquen ese mundo; es realidad y relato.
Para comenzar, debo reconocer que el objetivo de este Proyecto Pedagógico no busca hacer diferencias; mi
propuesta pedagógica parte desde una óptica global, que asume como riesgo agrupar a todos los cursos
designados, desde luego que el riesgo será poder desarrollarlo porque las circunstancias que se sucedan pueden
llevar a transformarlo o modificarlo.
Conscientes de las transformaciones que se operaron en la cultura y la sociedad a nivel global y local, de los
cambios en la teoría y praxis política y su campo crítico e historiográfico, me propongo traducir estos cambios
diarios en una reflexión sistemática que condujo a la propuesta que aquí expongo.
En efecto, la sociedad y la cultura global acababan de experimentar el fin del siglo XX corto, no hace mucho tiempo
estábamos lejos de imaginar que los conflictos culturales y étnicos se acrecentarían hasta llegar al pico del 11S.
Localmente la experiencia neoliberal estaba iniciando su declive que nadie imaginó, culminaría en un estallido
como el del 20D y en un cuestionamiento a la gobernabilidad tan drástico y violento. Para el curso asignado, me
planteo explorar dentro de dos grandes perspectivas que hacen a la concepción acerca del estudio de la Historia
en tanto ciencia social, como a la enseñanza de ésta en tanto disciplina escolar.
Digamos que el marco teórico que hace a la concepción de la disciplina es el del materialismo histórico dialéctico,
o en otros términos, el de la historia social. Este enfoque nos permite ver a la Historia en tanto proceso, en tanto
totalidad en constante movimiento y transformación, en la cual interactúan una gran cantidad de factores de
carácter económico, social, político y cultural. El factor fundamental desde el cual se piensa este proceso es el de
la relaciones entre los seres humanos, ya sea en tanto sujetos individuales o colectivos. Es por eso que aquí se
hará especial hincapié en la necesidad de identificar a los actores sociales que, a través de sus relaciones,
conforman el movimiento de proceso histórico que a su vez los condiciona.
Entonces, se plantea una propuesta alternativa de enseñanza y aprendizaje de la historia, a modo de malla/mapa
curricular establecido por ciclos de formación. En total se presentan cinco unidades, una para cada ciclo, que
orientan sobre las habilidades de pensamiento histórico, los ejes temáticos fundamentales de cada ciclo, las
metodologías más pertinentes, las estrategias de investigación docente, los criterios de evaluación y los recursos
y medios didácticos que se podrían desarrollar en cada período de formación. Adicionalmente, se ofrece un anexo
de recursos y medios didácticos, donde se relaciona amplia información sobre historiografía, filmografía,
literatura, cómics, visitas a museos y salidas educativas, que enriquecen la propuesta pedagógico-didáctica como
insumos para el ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje de la historia. Es decir, se pondrá todos estos recursos
a favor de la “historia bien entendida” y la memoria social.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver la historia con la memoria social? Principalmente se debe mencionar la
importancia del control de la memoria social en la configuración de la cultura y el orden social del presente. Pues
bien, resulta que la historia como saber experto, tradicionalmente ha desempeñado un papel privilegiado, el
de moldear la memoria colectiva.
Según el antropólogo Cristóbal Gnecco, “[…] la historia debe considerarse como una tecnología de domesticación
(esto es, de encauzamiento, de estructuración) de la memoria social, y los historiadores como agentes de
este proceso […]” (2000: 172).Si la disciplina histórica es capaz de domesticar la memoria social es porque se ha
erigido como un “lugar social de producción de conocimiento sobre el pasado”.
Se trata de un lugar de enunciación autorizado, un lugar que a su vez se replica y transmite su voz en otros lugares
o instituciones igualmente autorizados: la “academia”, el “museo”, el “monumento” y la “ceremonia pública”, y
de central interés para nuestra investigación, la “escuela”, entre otros. Desde la aparición y consolidación de la
historia como ciencia moderna en el siglo XIX, casi siempre ha sido el estado, a través de las elites sociales
y culturales, quien ha controlado este lugar y estas instituciones. Ha sido el estado-nación quien se ha abrogado
el monopolio de sentido sobre el pasado, el que ha construido una historia verdadera de la nación, legitimando
ciertas memorias hegemónicas y silenciando otras tantas memorias disidentes.
En primer lugar, es preciso mencionar la principal característica compartida entre la memoria y la historia; para
ambas el pasado es su razón de ser. La historia y la memoria se hunden en el tiempo pasado para tratar de dar
sentido al mundo presente, tanto su origen como su viabilidad y eficacia obedecen a la necesidad profundamente
humana de “contarnos” o “narrarnos” a nosotros mismos. Si bien tanto la historia como la memoria se interesan
por el pasado, no lo hacen de la misma forma, la memoria colectiva suele ser más arbitraria y subjetiva que la
disciplina histórica, que se autodefine como una ciencia objetiva.
Esta última está regida por reglas y presupuestos metodológicos, en especial en lo referente a los documentos
históricos. La historia tiende a ser crítica con sus fuentes de información, las organiza, las analiza y las cita, la
memoria es mucho más espontánea y no está tan constreñida por reglas internas, no está usual-mente sujeta a
la crítica.
El punto clave en el que debemos centrar nuestra atención para entender los puntos de encuentro y desencuentro
entre memoria e historia se encuentra en la naturaleza de su relación; la historia es una práctica de inscripción,
de registro y de captura de la memoria. A que será de vital importancia tenerla presente para desmarañar difíciles
procesos históricos.
La memoria sin la historia, sin ser historiada, corre el riesgo de perderse, a su vez, la historia sin la memoria se
queda sin una de sus funciones primordiales; el triunfo sobre el olvido, son las demandas de memoria colectiva
de una sociedad en un momento dado, las que determinan la relevancia y pertinencia social de las investigaciones
históricas.
La memoria no puede sobrevivir al individuo o al colectivo que recuerda, para que les sobreviva y trascienda, ha
de dejar de ser memoria para convertirse en historia. Como nos recuerda, el sociólogo francés, Maurice
Halbwachs “[…] el único medio de salvarlos [a los contenidos de la memoria] es fijarlos por escrito en una narración
continuada ya que, mientras que las palabras y los pensamientos mueren, los escritos permanecen […]”.
Al armar el boceto, sobre cuáles serían las “herramientas” más apropiadas, para resaltar el espacio y el uso de la
memoria busqué en un abanico de preferencias y consideré que sería fundamental realizar salidas educativas a
lugares históricos, (como los son los centro clandestinos de detención) que nos narren acerca de la historia pasada
y muchas veces dolorosa de los años 70, cuando el país se asfixiaba en la última dictadura militar.
Habrá que ingeniar un buen plan para lograr una experiencia sana, educativa, transformadora y renovadora; que
les llame la atención, los entretenga (tarea difícil, si las hay) y por sobre todas las cosas los eduque. Bregar en pos
de esos objetivos, será la hermosa tarea que me pondré a lo largo de este año escolar. Se trata, en definitiva, de
acercar la escuela en general y la historia en particular a un modelo que sea además de útil en sus vidas,
significativo para el cambio social. Tarea riesgosa, cierto. Pero en eso consisten las apuestas.

“El único deber que tenemos con la historia es rescribirla.”


O. Wilde

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