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La jaula del cuervo

Escrito Por:

Santiago Falconí
ACTO I
Escena 1

Se enciende una luz cenital. En ella aparecen


una dos sillas y una pequeña mesita. Por el lado
derecho entra un hombre, que por sus ropas se ve
como un psicólogo, llevando de la mano a otro
hombre, que puede verse por el bastón que lleva
en su mano que es ciego. El psicólogo deja al
ciego en la una silla y el se sienta en la otra.
PSICÓLOGO
(La voz del psicólogo es
tranquilizadora. Es suave, tersa, como
una nota quimérica.)
¿Cómo te fue esta semana Alexander? ¿Todo bien?
ALEXANDER
Si, todo bien.
PSICÓLOGO
Perfecto. ¿Y cómo te has sentido esta semana?
ALEXANDER
(Mientras va hablando se pone más
nervioso)
Lo mismo doctor.
PSICÓLOGO
¿Sigues teniendo esas pesadillas?
ALEXANDER
Si. Cada vez son peores. Hoy graparon la puerta
doctor.
PSICÓLOGO
¿Lo puedes ver? ¿Puedes ver el departamento?

Mientras va preguntandole, el psicólogo se


levanta y poco a poco va caminando a la zona
oscura, dejando a Alexander solo.
ALEXANDER
Si doctor, la puedo ver.

PSICÓLOGO
(En off)
Háblame de lo que ves.
La luz, que antes era de un color natural, va
tornandose un poco azulada.
ALEXANDER
Estoy en la sala leyendo sobre el sofá. El cuarto
está claro, parece que es de día o mucho de tarde.
Hay una suave brisa porque las ventanas están
(MÁS)
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 2.

ALEXANDER (continúa)
abiertas, pero hay mucho ruido, demasiado como para
leer tranquilo.

¿No pueden caminar sin hacer tanto ruido?


PSICÓLOGO
¿Qué estás leyendo?
ALEXANDER
No lo sé.
PSICÓLOGO
Trata de ver qué es lo que lees.
ALEXANDER
Creo que es poesía.
PSICÓLOGO
¿Por qué?

ALEXANDER
Porque la hoja no está llena. Solo unas cuantas rayas
que están en mirad de la hoja.
PSICÓLOGO
Perfecto, ¿y qué más ves?

ALEXANDER
Cerré las ventanas. Ya no escucho el ruido de afuera
y regresé a leer mi libro, pero tengo sueño y mi
cabeza se va cayendo de a poquito hasta tocar mi
pecho. Todo está oscuro.

Las luces también se apagan.


PSICÓLOGO
¿Puedes ver algo entre la oscuridad?

ALEXANDER
(Puede notarse un poco de miedo en su
voz que está algo quebrada y tímida.)
No, nada. Solo oscuridad. Pero escucho que tocan la
puerta. Volvieron las luces, pero esta vez es una luz
ambarina, como si hubiera miel en mis ojos.

La luz del escenario también vuelve amarilla.


ALEXANDER (continúa)
Voy y abro la puerta, dejo el libro caer en el suelo,
pero no hay nada fuera más que una pequeña carta.

PSICÓLOGO
¿La tomas?

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 3.

ALEXANDER
Si, es una pequeña carta de sobre cuadrado, pero...
PSICÓLOGO
¿Pero qué Alexander?
ALEXANDER
Tiene un pequeño sello de cera morado.
PSICÓLOGO
¿Tiene alguna forma?
ALEXANDER
Un ave dentro de una jaula.
PSICÓLOGO
¿Puedes decirme qué ave es?
ALEXANDER
No lo sé doctor, no se de aves.
PSICÓLOGO
Bueno Alexander. ¿Y qué más pasa?
ALEXANDER
Me regreso al departamento. Veo la parta. Me parece
encantadora, casi narcótica. Siento la necesidad de
abrirla y leerla.
PSICÓLOGO
¿Y lo haces?
ALEXANDER
Si.
PSICÓLOGO
¿Puedes leer lo que dice?
ALEXANDER
Si:
"Cierra la boca el cuervo malherido que, encerrado
contra su voluntad, picotea la puerta de su fuerte
jaula de metal. Inutilmente destruye su pico negro.
Ha dejado de existir entre sus agudos cálamos. Afuera
ve a sus otros hermanos cuervos. Unos trepados en las
ramas de los árboles, otros vuelan indolentes.
¿Y a quién juzga el lóbrego cuervo desde el interior
de su jaula con su mudo graznido? Loco ha de ver el
cuervo mudo que sus alas habrán de caerse y su puerta
ha de hacerse más fuerte."
PSICÓLOGO
Es un lindo poema.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 4.

ALEXANDER
(Vuelve ese hilo de voz quebradizo,
pero esta vez también juega con el
bastón entre sus manos)
Pero me da mucho miedo doctor.
PSICÓLOGO
¿Qué te hace sentir?
ALEXANDER
Miedo doctor. Miedo y desconfianza.
El psicólogo sale de las sombras y se acerca a
Alexander.
PSICÓLOGO
Bien Alexander. Tómate un poco de agua y seguimos
hablando.
Oscuro.
Escena 2

La luz se va prendiendo lentamente. Alexander


está dejando su vaso con agua en la pequeña
mesita.
PSICÓLOGO
¿Ya te sientes mejor Alexander?
ALEXANDER
Si, mucho mejor.
PSICÓLOGO
¿Crees que podemos seguir con lo de tu pesadilla?
ALEXANDER
Si.
PSICÓLOGO
Entonces, ¿qué va después?
ALEXANDER
Estoy dormido en el sofa. Siento el libro en el
pecho. Me despierto y puedo veo que el departamento
está cambiado.
PSICÓLOGO
¿Qué tipo de cambios son?
ALEXANDER
Las paredes están amarillentas, como si tuvieran una
cubierta de algún tipo de sarro extraño. Hay algunas
manchas de humedad y el tapiz de las paredes está
arrancado.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 5.

PSICÓLOGO
¿Qué más?
ALEXANDER
La puerta y las ventanas están grapadas.
PSICÓLOGO
¿Cómo te hace sentir eso?
ALEXANDER
Aislado doctor.
PSICÓLOGO
Ese no es un sentimiento Alexander.
ALEXANDER
Entonces... Temeroso, desconfiado.
PSICÓLOGO
¿Por qué?
ALEXANDER
(Con una voz quebrada, llena de
miedo.)
Porque no puedo abrir la puerta. Porque no se cómo
paso y quién lo hizo. ¿Cómo pudo grapar la puerta?
¿Con qué tipo de aparato lo hizo? La puerta está tan
dura que me duelen los dedos de tanto jalar el pomo.
PSICÓLOGO
(Impacientado)
Tranquilo Alexander. Respira un poco.

ALEXANDER
¡Tampoco puedo salir por las ventanas!
PSICÓLOGO
Alexander, tranquilo.

ALEXANDER
(Gritando)
¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Alguien grapo puertas y ventanas y
no puedo salir!
El psicólogo se levanta y trata de tranquilizar
a Alexander. Alexander, por otra parte, se queda
en silencio, moviendo las pupilas violentamente,
como mirando a todas partes.
ALEXANDER (continúa)
(Con una voz tímida.)
¿Y ahora qué doctor? No hay grito que me ayude ni
herramienta que abra la puerta.
PSICÓLOGO
Tranquilo Alexander, todo está bien.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 6.

ALEXANDER
Doctor, veo la carta.
PSICÓLOGO
¿y qué haces con ella?
ALEXANDER
La vuelvo a leer y escribo una respuesta.
PSICÓLOGO
¿Sabes que estás escribiendo?
ALEXANDER
Si:
"¿Alguien escucha al cuervo? ¿Responden los juzgados
al graznido del cuervo?"
Pongo la carta dentro del mismo sobre y la dejo bajo
la puerta. Me vuelvo a quedar dormido.
Oscuro.

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