Revista Insurreccion N - 13

Insurrección 012 Page 1 of 18
Revista No. 012 - 23 de junio de 2004
INDICE
Editorial
•SALVEMOS EL PAÍS
Nacional
• CERRANDO EL CERCO
CONTRA EL PUEBLO
• EL MOVIMIENTO SOCIAL
COLOMBIANO, DENUNCIA,
CONFRONTA Y SE FORTALECE
• LAS VERDADERAS
CONSECUENCIAS DEL TLC
Internacional
• LA CUMBRE DEL G-8: GUERRA
Y POBREZA PARA EL MUNDO
Editorial
SALVEMOS EL PAIS
Los hechos sucedidos en el Congreso colombiano la semana

anterior, relacionados con la reelección del Presidente Uribe,
dejan en evidencia además de la crisis de valores, intereses en
juego y mentiras…y las pisadas de un monstruo que avanza como
una aplanadora, sobre el país.
Está fresca en la memoria la campaña presidencial en que el

candidato Uribe asumió como bandera el combate contra la
politiquería, fustigó con fogosidad la corrupción parlamentaria e
hizo la promesa de luchar sin cuartel hasta erradicarlas. Más
reciente todavía, retumban las amenazas de revocatoria del
mandato parlamentario y la defensa del referendo con que
supuestamente se sanearían las costumbres políticas. Vendió la
imagen de pulcritud y transparencia, echando un manto sobre su
oscuro pasado.
Sus palabras contra la corrupción política resonaron en todos los
http://www.eln-voces.com/webanterior/Insurreccion/Anteriores/Insurreccion2004/INSUR... 26/08/2009
rincones del país y la eliminación de este mal estuvo dentro de

las promesas electorales más “taquilleras”; la mayoría de los
electores olvidadizos, creyó en ella.
Sus seguidores enceguecidos no esperaban que, ya como

gobernante, Uribe resultara haciendo lo contrario de lo que dijo
como candidato, cuestión que ha sido usual en la política
colombiana.
Las promesas electorales, las declaraciones iniciando el gobierno

y el discurso superradical contra la corruptela, se desvanecieron
en la coyuntura reeleccionista. En este nuevo escenario y en su
condición de Presidente se arrojó de cuerpo entero y de capa en
mano al ruedo de las conveniencias y al juego de las
componendas con una “clase política” dispuesta a negociar, lo
que sea, en nombre de la vilipendiada democracia y en beneficio
de sus bolsillos.
Y como de dignidad es poco lo que les queda y la vergüenza ya

no les sonroja la cara, a unos y otros les fue fácil reconciliarse,
anteponiendo los intereses personales a las humillaciones y
maltratos recibidos, hasta no hace mucho. Para empezar, los
asuntos que estaban en la agenda legislativa como prioritarios
para el país, dejaron de serlo, pasando a primera línea el
proyecto de la reelección y la agitada cacería de los votos
necesarios para aprobarlo.
Entre desayuno y desayuno “paisa”, el gobierno y algunos

parlamentarios restablecieron el mercado “persa” y la subasta de
votos por canonjías, en el “Palacio de Nariño”. La magia de las
prebendas alcanzó a liar setenta senadores y un número similar
de Representantes a la Cámara , de todos los colores y precios,
suficientes para rescatar la reelección que estaba que se hundía a
mitad del camino al puerto. Desde luego, entre ellos son varios
los artífices y acompañantes del proyecto macabro.
Todo ello fue un espectáculo repugnante, similar a las “piñatas”

en gobiernos anteriores.
Uribistas “honestos” quedaron horrorizados y sin entender por

qué vuelve y juega la corrupción y se reinstala el mercado
“persa” en la Casa de Nariño de manos de su jefe. Otros están sin
entender los motivos que empujan al Presidente a dejar sin valor
su palabra y enmarañarse en la peor politiquería. Y el común de
la gente entiende menos lo que pasó.
Pero lo sucedido, además de ser el pan de cada día de esta “clase

política”, está dentro de los planes que lidera el Presidente y que
no se agotan con la ampliación del período presidencial, sino que
van más allá. La reelección es apenas una de las vías
contempladas dentro de la estrategia direccionada a implantar un
régimen político de largo aliento, antidemocrático y autoritario.
Estos planes dependen de más allá de las fronteras, en el norte.
Hacen parte de dicho proyecto, la militarización de la vida del

país, la coerción de las libertades democráticas y los derechos
civiles, las reformas al Estado, al Congreso, la justicia, los
partidos y otras más que están en cocimiento, pensadas todas en
función del anunciado régimen.
Complementa el alijo anterior el paquete de medidas que,

supuestamente, nos harán entrar al “paraíso”, calmar la miseria
bebiendo en los ríos de “leche y miel” del libre mercado. Los
nuevos “Moisés” desde hace cerca de dos décadas nos iniciaron
en el recorrido a la “tierra prometida”, liberando las empresas de
las cargas laborales y tributarias, al Estado de sus obligaciones
sociales y de las empresas rentables y trasladando cargas a los
hombros de las mayorías nacionales.
El TLC, que se está negociando actualmente con los Estados

Unidos, está previsto como el remate de la marcha emprendida,
con la diferencia que el puerto de llegada ya no será el paraíso
prometido, sino el infierno colonial.
Estos hechos liderados por Uribe Vélez son pasos avanzados en la

estrategia global del proyecto de la ultraderecha, de la mano de
los gringos.
Hacen parte de ella la política de “seguridad democrática”

presentada como estrategia contra el terrorismo y la salida
militar, como la vía para pacificar el país haciendo rendir las
guerrillas en un par de años, supuestamente. También la
institucionalización de la represión brutal que pone en la mira del
Estatuto Antiterrorista a los movimientos y líderes sociales que
enfrenten las políticas oficiales y alerta el gatillo de la guerra
sucia del Estado contra sindicalistas, líderes campesinos y
defensores de derechos humanos, especialmente.
Por eso en la agenda presidencial no tiene espacio la solución

política al conflicto interno, entendida como paz con justicia social
y soberanía, como lo reclaman las mayorías nacionales y
comparte la insurgencia. Otro asunto bien distinto es el proceso
de negociación generosa con los paramilitares, que tiene el
propósito de legalizar una parte de narcotraficantes colombianos
y sus descomunales fortunas acumuladas con el crimen.
Lo ocurrido en el Congreso en las semanas anteriores no hay que

entenderlo como un hecho más de la politiquería a que estamos
acostumbrados, sino como la jugada maestra del Presidente en
su carrera para desatrancar broches y abrir caminos a la
dictadura civil, puesto que es ésta la que viabiliza la
gobernabilidad del nuevo régimen político y la sumisión a la
condición colonial. El debate sobre la reelección tendría otras
connotaciones, menos traumáticas, si fuesen otras las
circunstancias y los objetivos.
El ELN está consciente del doble peligro que acecha al país. Se

alindera con los demócratas y revolucionarios que rechazan y se
oponen a la implantación de la dictadura civil, con los patriotas
que se resisten a regresar al régimen colonial. Ubica como
prioritaria la defensa del interés nacional y la construcción de un
futuro cierto para las generaciones venideras, donde la justicia
social, la democracia, el desarrollo y el bienestar sea la base del
nuevo país, en paz.
Y se dispone a participar con otras fuerzas políticas y sociales,

igualmente dispuestas, a trabajar en la construcción de una
alternativa que en este momento crucial sume en torno a
identidades que tengamos, al respeto mutuo a las diferencias y la
transparencia. Esto tiene que ser posible por Colombia, ENTRE
TODOS, UNIDOS, ¡SALVEMOS EL PAÍS!
Nacional
Revista No. 012- 23 de junio de 2004
CERRANDO EL CERCO CONTRA EL PUEBLO
No hay lugar a dudas. Día a día Colombia se convierte en un

gran campo de concentración donde aproximadamente 33
millones de personas están condenadas a muerte por hambre,
enfermedaNo hay lugar a dudas. Día a día Colombia se convierte
en un gran campo de concentración donde aproximadamente 33
millones de personas están condenadas a muerte por hambre,
enfermedades y una represión e impunidad sin límites.
La aprobación en el Congreso del Estatuto Antiterrorista y las

regulaciones para aplicarlo, mediante mecanismos nada claros, y
la reforma al Código de Procedimiento Penal, complementan una
peligrosa cerca que encierra los derechos fundamentales de los
colombianos.
El gobierno de Uribe Vélez ha hecho de todo por hacer aprobar

estas “herramientas” que supuestamente tienen la finalidad de
“proteger a los ciudadanos”. Es obvio que para la oligarquía
ciudadanos no son los 33 millones de pobres, aquellos sobre los
que recaen todas las medidas tanto económicas como jurídicas
que ellos implementan para poder ejercer su derecho a
enriquecerse y a vender el país.
La discusión sobre el Estatuto Antiterrorista ya se había dado en

el 2003 cuando, mediante acto legislativo, se reformaron los
artículos de la Constitución de 1991 que protegían las libertades
individuales, como la libre movilización y la privacidad en las
comunicaciones. El proyecto de dar a las Fuerzas Armadas el
papel de policía judicial fue cuestionado desde entonces, no
solamente por algunos congresistas, sino también por organismos
tanto nacionales como internacionales de derechos humanos.
La discusión se retomó con carácter prioritario este año, igual que

el proyecto de la reelección presidencial, pero nuevamente se
interrumpió unos días, mientras se esperaba el fallo de la
Comisión de Ética del Congreso sobre la denuncia de que 26 de
los parlamentarios eran reservistas de las Fuerzas Armadas o
tenían lazos de consaguinidad con miembros de las mismas, lo
cual era impedimento para votar.
El llamado Estatuto Antiterrorista es un engendro que realmente

tiene como objetivo completar la militarización del país al
desatarle las manos a las Fuerzas Armadas para que actúen como
policía judicial con toda la impunidad, es decir, para eliminar las
trabas jurídicas que hasta ahora se les han presentado cuando se
denuncian sus atropellos.
Amparados por la ley, los organismos de seguridad (ejército,

policía, Departamento Administrativo de Seguridad –DAS-)
podrán detener personas, allanar viviendas y oficinas, interceptar
comunicaciones, levantar cadáveres, hacer registros de
población, sin orden de un juez.
Según estipula el Estatuto, cualquiera de estas diligencias debe

estar basada en “motivos serios” y los militares deben expedir
una orden escrita con copia para la Procuraduría. Nadie especifica
dónde reside la seriedad de los motivos, además la Procuraduría
recibirá su copia cuando ya el hecho esté dado.
Señala que en el caso de capturas, a las 36 horas estas personas

deben ser puestas bajo la orden de un juez o fiscal competente.
Podríamos añadir, si aparecen, y preguntar ¿quién podrá verificar
cuándo terminan las 36 horas y qué pasa con el detenido durante
este tiempo?
En cuanto a los registros o empadronamientos, se plantea que

pueden darse en una población o zona donde el gobierno valore
que hay dificultades en el orden público, para controlar quiénes
viven allí. Además estas personas deberán portar un permiso
para entrar o salir. Esta orden debe cumplirla la autoridad que
designe el gobierno y los ciudadanos deberán acudir para dar
todos sus datos personales, familiares y de trabajo.
La realidad social y política del país hace que el orden público

tenga dificultades en prácticamente todo el territorio nacional, de
modo que en un futuro tendría que empadronarse todo el que
viva en Colombia. En el Senado se pidió que el certificado para
movilizarse debe ser presentado para efectos de sacar pasaporte,
hacer contratos con el Estado, tomar posesión de cargos públicos,
vincularse al sistema de seguridad social y hasta para renovar la
licencia de conducción, medida esta que no se aceptó en la
Cámara de representantes. Veremos qué pasa.
El Estatuto Antiterrorista debe pasar a partir del 24 de junio a ser

revisado por la Corte Constitucional , institución que dirá la
última palabra sobre la validez de todos, algunos o ninguno de
sus 21 artículos.
Paralelo a este debate en el Congreso se dio el de reforma al

Código de Procedimiento Penal.
Según el parafiscal Osorio, impulsor de esta reforma, la justicia

colombiana pasará de un sistema acusatorio a uno condenatorio,
porque hasta en este terreno tenemos que parecernos a los
gringos.
En este sistema la fiscalía pasa a ejercer el papel de acusador,

con las debidas pruebas y quien juzga es el juez. Pero será la
propia fiscalía la que decidirá a quién acusar, qué delitos juzgar y
cuándo iniciar un proceso penal. Igualmente esta reforma
procedimental le permitirá a la fiscalía encubrir legalmente civiles
en operaciones secretas.
Este “nuevo” modo de proceder regirá a partir de enero del 2005

en Bogotá, Pereira, Armenia y Manizales y a partir del 2008 en
todo el país. Para implementar esta reforma, que se supone que
va a agilizar la justicia, se requiere un importante monto de

recursos para preparar el personal que trabaja en este giro, salas
para las vistas orales, laboratorios y personal técnico para todo lo
relacionado con pruebas judiciales, abogados de oficio, etc. Estos
fondos sencillamente no existen, como lo reconoce el propio
gobierno.
La fiscalía sí puede disponer de más de 90 millones de pesos para

contratar una empresa especializada en cuestiones de imagen,
con la esperanza de que esta costosa inversión le servirá para
mejorar la propia, bastante deteriorada por los escándalos de
corrupción y cercanía con los paramilitares.
Cabe preguntarnos: ¿qué prerrogativas pierde la fiscalía? Y, en

un país que contará con unas Fuerzas Armadas impartiendo
órdenes de captura, haciendo levantamientos de cadáveres,
realizando allanamientos cuando y donde lo consideren, ¿para
qué jueces y salas para audiencias públicas?
No hay recursos para reformar la justicia, si es que lo que hay en

nuestro país puede llamarse así, pero sí están de hecho los
generales y demás oficiales que pronto, de manera legal,
aplicarán su justicia para controlar el terrorismo de los
movimientos sociales y populares que protestan por el
desempleo, contra el TLC, los peajes, o contra la violación de sus
derechos laborales, civiles y humanos.
La guerra es la prioridad del gobierno y todos los recursos

materiales, humanos y jurídicos necesarios los sacan de donde
sea. Someter la rebeldía de los colombianos a cualquier precio es
el gran objetivo. La impunidad se legalizará para que ya nadie
reclame nada, para que nadie sepa cuántos cadáveres se
levantan, ni dónde, cuántas personas desaparecen y cuántas son
torturadas. Terrorista en nuestro país es cualquiera que quiera
salir del cerco.
Los pueblos no son ovejas o ganado que se dejan encerrar. No

estamos dispuestos a vivir en condiciones infrahumanas en un
campo de concentración en nuestra propia patria, vigilados por
verdugos nacionales y yanquis vestidos de verde y con estatutos
nazis.
Estamos ante un régimen terrorista que formula y aplica leyes

antiterroristas y este contrasentido no puede perdurar. La
verdadera justicia se abrirá camino a través de las luchas
populares por la libertad y la dignidad.
La aprobación en el Congreso del Estatuto Antiterrorista y las

regulaciones para aplicarlo, mediante mecanismos nada claros, y
la reforma al Código de Procedimiento Penal, complementan una
peligrosa cerca que encierra los derechos fundamentales de los
colombianos.
El gobierno de Uribe Vélez ha hecho de todo por hacer aprobar

estas “herramientas” que supuestamente tienen la finalidad de
“proteger a los ciudadanos”. Es obvio que para la oligarquía
ciudadanos no son los 33 millones de pobres, aquellos sobre los
que recaen todas las medidas tanto económicas como jurídicas
que ellos implementan para poder ejercer su derecho a
enriquecerse y a vender el país.
La discusión sobre el Estatuto Antiterrorista ya se había dado en

el 2003 cuando, mediante acto legislativo, se reformaron los
artículos de la Constitución de 1991 que protegían las libertades
individuales, como la libre movilización y la privacidad en las
comunicaciones. El proyecto de dar a las Fuerzas Armadas el
papel de policía judicial fue cuestionado desde entonces, no
solamente por algunos congresistas, sino también por organismos
tanto nacionales como internacionales de derechos humanos.
La discusión se retomó con carácter prioritario este año, igual que

el proyecto de la reelección presidencial, pero nuevamente se
interrumpió unos días, mientras se esperaba el fallo de la
Comisión de Ética del Congreso sobre la denuncia de que 26 de
los parlamentarios eran reservistas de las Fuerzas Armadas o
tenían lazos de consaguinidad con miembros de las mismas, lo
cual era impedimento para votar.
El llamado Estatuto Antiterrorista es un engendro que realmente

tiene como objetivo completar la militarización del país al
desatarle las manos a las Fuerzas Armadas para que actúen como
policía judicial con toda la impunidad, es decir, para eliminar las
trabas jurídicas que hasta ahora se les han presentado cuando se
denuncian sus atropellos.
Amparados por la ley, los organismos de seguridad (ejército,

policía, Departamento Administrativo de Seguridad –DAS-)
podrán detener personas, allanar viviendas y oficinas, interceptar
comunicaciones, levantar cadáveres, hacer registros de
población, sin orden de un juez.
Según estipula el Estatuto, cualquiera de estas diligencias debe

estar basada en “motivos serios” y los militares deben expedir
una orden escrita con copia para la Procuraduría. Nadie especifica
dónde reside la seriedad de los motivos, además la Procuraduría
recibirá su copia cuando ya el hecho esté dado.
Señala que en el caso de capturas, a las 36 horas estas personas

deben ser puestas bajo la orden de un juez o fiscal competente.
Podríamos añadir, si aparecen, y preguntar ¿quién podrá verificar
cuándo terminan las 36 horas y qué pasa con el detenido durante
este tiempo?
En cuanto a los registros o empadronamientos, se plantea que

pueden darse en una población o zona donde el gobierno valore
que hay dificultades en el orden público, para controlar quiénes
viven allí. Además estas personas deberán portar un permiso
para entrar o salir. Esta orden debe cumplirla la autoridad que
designe el gobierno y los ciudadanos deberán acudir para dar
todos sus datos personales, familiares y de trabajo.
La realidad social y política del país hace que el orden público

tenga dificultades en prácticamente todo el territorio nacional, de
modo que en un futuro tendría que empadronarse todo el que
viva en Colombia. En el Senado se pidió que el certificado para
movilizarse debe ser presentado para efectos de sacar pasaporte,
hacer contratos con el Estado, tomar posesión de cargos públicos,
vincularse al sistema de seguridad social y hasta para renovar la
licencia de conducción, medida esta que no se aceptó en la

Cámara de representantes. Veremos qué pasa.
El Estatuto Antiterrorista debe pasar a partir del 24 de junio a ser

revisado por la Corte Constitucional , institución que dirá la
última palabra sobre la validez de todos, algunos o ninguno de
sus 21 artículos.
Paralelo a este debate en el Congreso se dio el de reforma al

Código de Procedimiento Penal.
Según el parafiscal Osorio, impulsor de esta reforma, la justicia

colombiana pasará de un sistema acusatorio a uno condenatorio,
porque hasta en este terreno tenemos que parecernos a los
gringos.
En este sistema la fiscalía pasa a ejercer el papel de acusador,

con las debidas pruebas y quien juzga es el juez. Pero será la
propia fiscalía la que decidirá a quién acusar, qué delitos juzgar y
cuándo iniciar un proceso penal. Igualmente esta reforma
procedimental le permitirá a la fiscalía encubrir legalmente civiles
en operaciones secretas.
Este “nuevo” modo de proceder regirá a partir de enero del 2005

en Bogotá, Pereira, Armenia y Manizales y a partir del 2008 en
todo el país. Para implementar esta reforma, que se supone que
va a agilizar la justicia, se requiere un importante monto de
recursos para preparar el personal que trabaja en este giro, salas
para las vistas orales, laboratorios y personal técnico para todo lo
relacionado con pruebas judiciales, abogados de oficio, etc. Estos
fondos sencillamente no existen, como lo reconoce el propio
gobierno.
La fiscalía sí puede disponer de más de 90 millones de pesos para

contratar una empresa especializada en cuestiones de imagen,
con la esperanza de que esta costosa inversión le servirá para
mejorar la propia, bastante deteriorada por los escándalos de
corrupción y cercanía con los paramilitares.
Cabe preguntarnos: ¿qué prerrogativas pierde la fiscalía? Y, en

un país que contará con unas Fuerzas Armadas impartiendo
órdenes de captura, haciendo levantamientos de cadáveres,
realizando allanamientos cuando y donde lo consideren, ¿para
qué jueces y salas para audiencias públicas?
No hay recursos para reformar la justicia, si es que lo que hay en

nuestro país puede llamarse así, pero sí están de hecho los
generales y demás oficiales que pronto, de manera legal,
aplicarán su justicia para controlar el terrorismo de los
movimientos sociales y populares que protestan por el
desempleo, contra el TLC, los peajes, o contra la violación de sus
derechos laborales, civiles y humanos.
La guerra es la prioridad del gobierno y todos los recursos

materiales, humanos y jurídicos necesarios los sacan de donde
sea. Someter la rebeldía de los colombianos a cualquier precio es
el gran objetivo. La impunidad se legalizará para que ya nadie
reclame nada, para que nadie sepa cuántos cadáveres se
levantan, ni dónde, cuántas personas desaparecen y cuántas son
torturadas. Terrorista en nuestro país es cualquiera que quiera

salir del cerco.
Los pueblos no son ovejas o ganado que se dejan encerrar. No

estamos dispuestos a vivir en condiciones infrahumanas en un
campo de concentración en nuestra propia patria, vigilados por
verdugos nacionales y yanquis vestidos de verde y con estatutos
nazis.
Estamos ante un régimen terrorista que formula y aplica leyes

antiterroristas y este contrasentido no puede perdurar. La
verdadera justicia se abrirá camino a través de las luchas
populares por la libertad y la dignidad.
Nacional

EL MOVIMIENTO SOCIAL COLOMBIANO,
DENUNCIA,CONFRONTA Y SE FORTALECE
El pueblo colombiano no se resigna a la impotencia ante la

situación más crítica que vive cada día.
El panorama se torna más oscuro, mientras que

paradójicamente, el gobierno no hace más que proclamar a los
cuatro vientos el éxito de todas sus políticas. La ciudadanía no
sale del asombro, del cómo en medio de tanta pobreza, el señor
presidente y su corte, vienen preparando condiciones para
prolongar su dictadura.
El movimiento social, que se resiste a ser aniquilado físicamente

y en sus esperanzas, viene enfrentando con valor, coraje y
patriotismo, todas las violaciones ocasionadas por un régimen
que arropado de falsa democracia, no escatima en seguir
obsequiando la soberanía nacional a manos de las
transnacionales, fundamentalmente las del imperio.
Nuestro pueblo ya no tiene dudas, entiende que la guerra interna

no es solo contra la insurgencia, siente que es una guerra
sistemática que no sólo apunta a su aniquilación física, sino que
también lo agota en lo económico, político y en lo social.
La guerra que vivimos es contra un pueblo totalmente desarmado

que se lanza a las tribunas y calles para exigir el cumplimiento de
lo poco que queda en la Constitución para defender sus derechos.
El movimiento social, integrado fundamentalmente por los

sindicatos, los campesinos, indígenas, sectores populares,
estudiantes, artistas, personalidades democráticas y progresistas,
etc., ha venido exigiendo al Estado colombiano el cumplimiento
de sus obligaciones y compromisos en el marco internacional de
los derechos humanos.
A pesar del terror sembrado en las últimas décadas por el Estado,

con la violencia cruda de las masacres, torturas, desapariciones,
desplazamientos forzados, despidos masivos y últimamente la
liquidación de empresas, el movimiento social ha venido
levantándose con entereza y valentía en medio de las balas y la
zozobra.
Son innumerables los cuestionamientos a la curiosa “seguridad

democrática” cuyo verdadero contenido es la protección de los
que, históricamente, han venido usufructuando ilegalmente el
patrimonio de la nación.
Esta seguridad democrática, hay que entenderla como militarismo

y represión. Cuesta el 15% del presupuesto nacional, prioriza el
gasto militar y el servicio de la deuda externa que conlleva el
45% del mismo.
Los diferentes sectores de la población tienen claro que la

seguridad humana se fundamenta en la posibilidad del desarrollo
integral de las personas y de las comunidades. Implica resolver
las necesidades vitales, con equidad y sin excluir a nadie.
Por eso las protestas sociales en este periodo critican la

aplicación drástica de los mandatos del FMI por parte de Uribe y
su política de asistencia social, fundamentada en entregar
dádivas a los más débiles para su sobrevivencia, como si ignorara
que la seguridad social es un mecanismo obligatorio para el
Estado.
Las grandes marchas y jornadas de protesta, han denunciado que

este gobierno ha promovido reformas constitucionales, colocando
todas las instituciones y la rama judicial bajo la propia dirección
del ejecutivo.
En otras palabras, todas sus reformas constitucionales e

iniciativas legislativas afectan el disfrute de los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de la
población.
Los organismos de derechos humanos en diversos eventos han

denunciado que el Estatuto “Antiterrorista”, afecta derechos y
libertades ciudadanas, desconoce tratados internacionales
ratificados por Colombia y la jurisprudencia de la Corte
Constitucional.
Han señalado que en materia de derechos económicos, sociales y

culturales, la acción de tutela y la jurisprudencia de la Corte , han
sido objeto de reconocimiento internacional. Las reformas
planteadas por Uribe Vélez, eliminan la tutela para casos de
afectación de estos derechos
El magisterio y el movimiento estudiantil han venido

cuestionando duramente la tan cacareada bandera del presidente
respecto a su “Revolución Educativa”. La lectura del Plan de
Desarrollo evidencia que los recursos destinados a la educación
no son la prioridad pero si los de la guerra.
El Plan de Desarrollo reconoce que la principal causa de

inasistencia escolar es el alto costo de la educación (34%),
seguido de la falta de interés (21%). El subsidio a la oferta

privada educativa fortalece el concepto de educación como
negocio rentable antes que como derecho.
En esa misma medida, los sectores vinculados a la salud pública,

en asambleas y manifestaciones ponen en conocimiento que los
pagos a los hospitales por servicios prestados y no por
transferencias directas han seguido originando un colapso
hospitalario nacional.
Se prefiere subsidiar a las Empresas Privadas de Salud (EPS)

antes que pagar la deuda al Instituto de Seguro Sociales (ISS).
Toda la infraestructura hospitalaria pública se viene entregando al
sector privado.
También se ha denunciado que el gobierno está dejando de lado

la atención de enfermedades endémicas y crónicas, como por
ejemplo la epidemia de fiebre amarilla en el Catatumbo que este
año superó en un mes el número total de casos presentados
entre 1991 y 1999.
Valoramos enormemente la manera como el movimiento social

colombiano ha ganado en organización. Sus luchas han venido
enmarcadas dentro de todos los ejes de la economía, donde han
sido golpeadas por el neoliberalismo.
La confrontación al TLC, la defensa de los recursos naturales y la

soberanía nacional, la dura pelea de los trabajadores estatales, la
heroica resistencia de los campesinos e indígenas ante la
crueldad del Estado terrorista y paramilitar, ponen hoy, como
prioridad, seguir fortaleciendo la construcción de un movimiento
social que se gane el protagonismo para liderar los destinos de
una nación que reclama ser dirigida y administrada por manos
limpias.
Sólo la decisión de defender las banderas que recogen los

derechos elementales de las personas y su dignidad, nos dará la
victoria y nos permitirá vivir en un mundo diferente, construido
como fruto de la organización, del entusiasmo adquirido en la
escuela de la confrontación y en el concurso de las ideas que nos
ofrezcan los elementos para edificar un nuevo país.
Nuestra Organización siempre llamará a la consolidación del

movimiento de masas. Propugnamos por una conciencia de clase
que conduzca la transformación que Colombia, hoy más que
nunca, reclama.
Nacional

LAS VERDADERAS CONSECUENCIAS DEL TLC
Hace más de una década que la burguesía colombiana

implementó las reformas estructurales de la economía que darían
inicio al período denominado de apertura económica.
Las reformas fueron aprobadas en un tiempo récord de seis

meses y en la Constitución de 1991 los constituyentes dieron el
si, sin mayor discusión, a los temas económicos que
recomendaba una tecnocracia “independiente”, recién graduada
de universidades gringas y europeas y avaladas por los
organismos financieros internacionales.
Todas las reformas que empezaron a implementarse significaban

el “futuro” y la “modernización” del país, según lo anunciaban sus
impulsores.
La reforma laboral, facilitó la “flexibilización” del mercado de

trabajo y disminuyó los excesivos costos laborales a las
empresas, como la retroactividad de las cesantías o la pensión-
sanción. Supuestamente, tal reforma beneficiaría el empleo.
La reforma cambiaria permitió que el capital financiero tuviera

más escenarios para aumentar sus utilidades, especulando en el
mercado de divisas, dado que el Banco de la República perdió el
control del mercado cambiario, se dieron mayores facilidades a
los inversionistas internacionales para que pudieran invertir en el
país y repatriar sus utilidades. Pero la reforma más importante
fue la del comercio exterior, que condujo a una reducción masiva
de aranceles y eliminó los controles administrativos.
El complemento de estas reformas fue el progresivo retiro del

Estado de aquellas funciones no consideradas “básicas”, las que
quedaron a merced del mercado, y “focalizar” el gasto público
hacia aquellos sectores que se vieran afectados por esta brutal
modernización al servicio del gran capital financiero especulativo,
de las multinacionales y de los grandes empresarios del país.
Estas reformas fueron aplicadas en un tiempo récord de seis

meses y los resultados previstos no se dieron. Ni el Producto
Interno Bruto (PIB) creció por encima del 5%, ni se duplicó el PIB
per cápita, ni la economía se volvió exportadora, ni se
modernizaron las empresas, ni aumentó el empleo, ni la
focalización del gasto ha servido para evitar la tragedia de
millones de personas sometidas prácticamente al hambre
forzada. La apertura fracasó estrepitosamente.
Hoy se trata de repetir lo que se hizo catorce años atrás, pero en

una escala mayor.
Los tecnócratas de ahora, -Rudolf Hommes, Montenegro, entre

otros- que pretenden imponer el TLC, son los mismos que ayer
llevaron a la debacle a la economía colombiana y hundieron en la
pobreza y la miseria a millones de personas, son los hijos
mimados del capital financiero especulativo. Pero a diferencia de
ayer, donde posaban de “independientes”, hoy hacen parte activa
de la nueva derecha que ha surgido en el país, que canta loas a
la invasión en Irak, que en alguna ocasión ha defendido políticas
como la dolarización de la economía y el anexionismo económico
(tal como lo expresó el actual Ministro de Hacienda en varias
columnas), que defienden a ultranza las ganancias exorbitantes
del capital financiero especulativo, aunque la economía nacional
se hunda en el abismo.
Ese es el equipo económico del actual gobierno, que pretende

negociar un TLC con Estados Unidos, en el mismo tiempo récord
en que fueron aprobadas las reformas económicas en 1990.
Hay que destacar que en contraprestación a todas estas medidas

aperturistas, Estados Unidos ha venido realizando concesiones
arancelarias a nuestro país, primero con el ATPA (1991) y luego
con el APTDEA (2002- 2006), las cuales son leyes expedidas por
el Congreso norteamericano que efectúan preferencias
arancelarias unilaterales para favorecer a aquellos países que
están comprometidos en la lucha contra el tráfico de drogas.
Dado que estas preferencias terminan en el 2006, la oligarquía

colombiana decidió adelantarse a esa fecha e insistir en un
acuerdo bilateral con los Estados Unidos para mantenerlas. Sin
embargo, estas concesiones arancelarias no han aumentado en
gran medida la presencia de las empresas colombianas en el
mercado gringo, por la sencilla razón de que esas mismas
preferencias se las ha dado Estados Unidos a otros países que
exportan los mismos productos que exportan los colombianos,
generando una competencia encarnizada de la economías débiles
por el mercado estadounidense.
Por eso, al mirar hacia atrás lo que ha venido sucediendo con la

economía colombiana, prácticamente lo que hemos tenido es un
Tratado de Libre Comercio implícito, es decir, concesiones de
ambas partes, no proporcionales. Nuestro país al abrir de manera
indiscriminada la economía, sin tener en cuenta qué sectores se
verían afectados por esa reducción masiva de aranceles y los
Estados Unidos concediendo solo algunas ventajas arancelarias
para algunos productos colombianos.
Todo se ha complementado con las facilidades que le ha dado el

Estado al capital financiero internacional para adquirir empresas
colombianas, sean públicas o privadas.
Hay que destacar que México también realizó una fuerte reforma
a nivel económico que facilitó la entrada masiva de capital
extranjero a ese país, atraído por la mano de obra barata y los
reducidos costos de transporte. El TLC que firmó México con
Estados Unidos y Canadá también se hizo en función de los
intereses de las grandes compañías transnacionales.
Al igual que la apertura económica en nuestro país, el TLCAN se

vendió en México como la posibilidad que tenían los mexicanos de
convertirse en un país desarrollado y entrar en el selecto grupo
de los grandes países industrializados. México no sería más del
SUR, entraría a las grandes ligas de los países del Norte
industrializado.
Diez años después los resultados son dramáticos. En la actualidad

el 70% de la población mexicana vive por debajo de la línea de
pobreza y algunos estudiosos del tema calculan que existen 40
millones de mexicanos viviendo en condiciones de pobreza
extrema. En el campo, el 60% de la población infantil está
afectada por desnutrición severa.
El capital que llegó al país fue fundamentalmente de tipo

especulativo y las empresas extranjeras que llegaron lo hicieron
para adquirir algunas empresas nacionales existentes. Se calcula

que la inversión productiva, es decir, aquella inversión que no
está orientada a los mercados especulativos, disminuyó de 22%
del PIB a 18% entre 1994 y 2003, mientras que en los años
setenta era del 30% del PIB.
Estos resultados de la economía mexicana son más dramáticos si

se analiza el tema del empleo. Entre 1994 y 2003, la fuerza
laboral mexicana aumentó en alrededor de nueve millones de
personas, mientras que apenas se crearon 3 millones de empleos
en el mismo período, es decir, que la economía del TLCAN apenas
absorbió el 30% de la nueva mano de obra que salió a demandar
trabajo en esos años.
Este es el ejemplo más claro que se podría poner sobre los

efectos nefastos que este tipo de tratados trae para las
economías subdesarrolladas. La integración desventajosa que se
genera conduce inevitablemente a la pérdida de empleos, al
aumento de la pobreza, a la caída del ingreso y sólo se benefician
las multinacionales y los grandes empresarios nacionales.
Pero el TLC no es sólo disminución de aranceles, he ahí la

diferencia con lo que hemos tenido hasta ahora.
Tras las discusiones comerciales, vienen un conjunto de medidas

que benefician fundamentalmente a las grandes multinacionales:
derechos de propiedad intelectual, medidas de tipo sanitario,
cláusulas que favorecen a las multinacionales en sus litigios
contra estos Estados, mayores facilidades para la inversión
extranjera.
Sólo en el tema de la propiedad intelectual, las ventajas que se le

concederán a estas multinacionales son enormes, porque ya no
sólo se trata de evitar la producción de medicamentos
“genéricos” por parte de las economías subdesarrolladas, sino
que estas multinacionales tendrán vía libre para patentar “plantas
y animales” y podrán robarse, de manera descarada, el
conocimiento ancestral de indígenas y campesinos y patentarlo
en los Estados Unidos.
Experiencias de este tipo ya han sido denunciadas, dado que las

grandes multinacionales han visto que patentar plantas y semillas
y vendérselas luego a los mismos países, de donde extraen estos
recursos y conocimientos, es un jugoso negocio.
A medida que avancen las negociaciones y se vayan analizando

los efectos negativos que este TLC trae consigo, irá creciendo la
oposición, no sólo entre las organizaciones populares, sino
también dentro de los mismos sectores empresariales.
Internacional
LA CUMBRE DEL G-8: GUERRA Y POBREZA PARA
EL MUNDO
El G-8, antes G-7, fue creado a instancias del Presidente de

Francia Giscard D'Estaing, en plena guerra fría, con un claro
sentido geopolítico imperialista en medio del ascenso del
neoliberalismo en la economía mundial.
El Grupo de los 8, o G-8 como se le conoce, es el grupo más

poderoso del planeta. Está conformado por Francia, Canadá,
Reino Unido, Japón, Alemania, Italia, Rusia y Estados
Unidos.
El número de los habitantes de estos ocho países llega solo al

20% del total mundial. Sin embargo, se concentran en sus
territorios el 86% de la producción mundial y el 80% de las
principales transnacionales del globo. Desde allí se maneja la
gigantesca aspiradora en que han convertido la economía
globalizada.
Los recursos del mundo: naturales, bienes, servicios y

capitales se concentran en estos centros de explotación
planetaria, sobre todo en EEUU, Japón, Francia, Alemania y
Reino Unido. La arquitectura comercial, financiera y
productiva del mundo esta diseñada para eso.
El G-8 suplantó a las Naciones Unidas. Se autoproclamó

gobierno del mundo y funciona al tenor de los intereses
imperialistas de los Estados Unidos. La agenda real de la
política mundial se impone desde este núcleo concentrado del
poder. Allí se dirimen los asuntos centrales del planeta cada
año.
El G-8 es el sumun del capitalismo salvaje neoliberal que

destruye nuestros países, arrasa las economías de las naciones
del tercer mundo, e impone las políticas globales que
profundizan las crisis sociales, impiden el desarrollo y llenan
de miseria y dolor al África, Asia, América Latina y El
Caribe.
Es el imperio de los más ricos, de los constructores del

hambre y la miseria que ataca a más de mil quinientos
millones de seres humanos en la tierra. Desde allí se difumina
el egoísmo, la mercantilización, el pensamiento único, la
ausencia de humanidad.
Los presidentes de los países del G-8 representan a la

burguesía transnacional imperialista. Todo esto sostenido e
impuesto con la OTAN y el poder omnipresente de las fuerzas
militares fascistas de Estados Unidos en la tierra.
En la ONU cuatro de sus miembros poseen el derecho al veto

en el Consejo de Seguridad. Es decir, tienen el monopolio de
la fuerza. En el FMI, el BM y la OMC , manipulan las
decisiones de estos organismos internacionales de control
monetario y comercial para potenciar la política neoliberal,
para afinar la exacción.
El G-8 tiene reuniones anuales que los pueblos del mundo

rechazamos por su ilegitimidad y porque sabemos que allí se
hacen los nudos de la soga con que ahorcan las economías de
los países pobres y los cuchillos se afilan para el banquete
neoliberal con que se hartan a costa del hambre de los
trabajadores.
Acaba de terminar la Cumbre de Sea Island, que se realizó en

el Estado de Georgia, Estados Unidos. Cada vez escogen
lugares más aislados para reunirse, pero los manifestantes
altermundistas, que representan a los pobres del mundo,
siempre los alcanzan con sus protestas justas y sus luchas
simbólicas y espectaculares.
En esta isla privada, terminó el 11 de junio la última cumbre

del poder imperialista de este planeta. Se reunieron con toda
la pompa, mientras los presidentes de los países pobres
esperaban las resoluciones que caen como limosnas del
mantel opulento.
La Cumbre estuvo signada por la guerra de Iraq y la necesidad

de Estados Unidos de compartir las responsabilidades y salvar
su honor en esa guerra de rapiña. El intento de involucrar a la
OTAN no recibió el apoyo de los europeos, que no quieren
verse - sobre todo Alemania y Francia- envueltos en una
aventura que desde el principio no apoyaron.
La interesada preocupación de EEUU sobre la deuda de Iraq

no tuvo tampoco buena acogida por los principales acreedores
que son, Francia Alemania y Rusia. Las leves contradicciones
entre los emperadores grandes y pequeños se presentaron en
la discusión de un plan para el Oriente medio, donde EEUU
señalaba la necesidad de imponer la “democracia” a los países
de esa conflictiva área, como camino para la paz y el progreso
de la humanidad.
Francia, compartiendo el criterio, no apoya las vías (ver la

“humanitaria” forma como la democracia nace en Iraq). El
plan se implementa con una fuerte acción económica y de
intervención política, que incluye el apoyo a la llamada Hoja
de Ruta que resolvería el conflicto entre los sionistas y los
palestinos.
En los temas económicos también mostraron contradicciones.

Los gigantescos déficit fiscal y comercial de los Estados
Unidos, el precio del petróleo, la necesidad de financiar con
impuestos globales la “ayuda al desarrollo”, la inserción en
los grupos de poder a las potencias emergentes (Brasil, India,
China, Sudáfrica), las cotizaciones del euro y el dólar, la
condonación de la deuda externa a los países más pobres,
fueron algunos de los temas que se discutieron en este
cónclave.
Otro tema importante fue el del envío de las remesas de los

trabajadores desde Estados Unidos hacia sus países. Según los
últimos datos alcanza ya la suma de 30.000 millones dólares,
solo para América Latina. El compromiso fue reducir a la
mitad los costos de los giros de este importante rubro que en
algunos de nuestros países se ha convertido en el primero o
segundo renglón de la economía, colchón de las crisis sociales
y productivas.
Como siempre se hizo un llamado a liberalizar más el

comercio mundial, pero para nada se tocó el tema de los
subsidios a los agricultores europeos y estadounidenses,
asunto que es el tema principal en las discusiones de todos los
acuerdos comerciales.
En una clara acción preventiva, en el más estricto criterio

imperialista, se decidió formar una tropa de 75.000 soldados
africanos que esté lista en el 2010, para “ operaciones de
mantenimiento de paz”, en el continente que requiere de
mayor inversión social y económica, después del saqueo
salvaje que por siglos realizaron los imperialistas europeos.
El mundo tiene dueños que manejan nuestras vidas a su

antojo, sin tener en cuenta las necesidades y los intereses de la
mayoría de la humanidad. La injusticia global se construye en
estos foros de poder.
Son los encuentros de los ricos, como el de Davos, el de

Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Club de Paris, donde se
construyen las tragedias de nuestros pueblos, donde se dibuja
la pobreza del mundo. Luego los ocho grandes resumen todas
las agendas y sentencian.
Desde cualquier oscuro rincón del mundo burgués, los

emperadores trazan los caminos de la economía global, de la
injusticia. El hambre y la miseria de miles de millones de
seres humanos no asisten a estas cumbres de la indolencia.
Los pueblos del mundo no aceptamos este orden de cosas. En

todo el planeta, los luchadores sociales, los altermundistas, los
revolucionarios, construimos una Agenda Alternativa a la de

los poderes planetarios.
En Iraq, en Palestina, en las calles de Europa, en Venezuela,

Cuba y Colombia, en Bolivia y Ecuador, todos los días se
combate y resiste. De mil formas nos organizamos y exigimos
paz y justicia social.
Un mundo mejor sí es posible y lo estamos construyendo.

Revista Insurreccion N - 13

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Insurrección 012 Page 1 of 18

Revista No. 012 - 23 de junio de 2004

Revista No. 012 - 23 de junio de 2004

Los hechos sucedidos en el Congreso colombiano la semana

Está fresca en la memoria la campaña presidencial en que el

Sus palabras contra la corrupción política resonaron en todos los

rincones del país y la eliminación de este mal estuvo dentro de

Sus seguidores enceguecidos no esperaban que, ya como

Las promesas electorales, las declaraciones iniciando el gobierno

Y como de dignidad es poco lo que les queda y la vergüenza ya

Entre desayuno y desayuno “paisa”, el gobierno y algunos

Todo ello fue un espectáculo repugnante, similar a las “piñatas”

Uribistas “honestos” quedaron horrorizados y sin entender por

Pero lo sucedido, además de ser el pan de cada día de esta “clase

Hacen parte de dicho proyecto, la militarización de la vida del

Complementa el alijo anterior el paquete de medidas que,

El TLC, que se está negociando actualmente con los Estados

Estos hechos liderados por Uribe Vélez son pasos avanzados en la

Hacen parte de ella la política de “seguridad democrática”

Por eso en la agenda presidencial no tiene espacio la solución

Lo ocurrido en el Congreso en las semanas anteriores no hay que

El ELN está consciente del doble peligro que acecha al país. Se

Y se dispone a participar con otras fuerzas políticas y sociales,

TODOS, UNIDOS, ¡SALVEMOS EL PAÍS!

Revista No. 012- 23 de junio de 2004

CERRANDO EL CERCO CONTRA EL PUEBLO

No hay lugar a dudas. Día a día Colombia se convierte en un

La aprobación en el Congreso del Estatuto Antiterrorista y las

El gobierno de Uribe Vélez ha hecho de todo por hacer aprobar

La discusión sobre el Estatuto Antiterrorista ya se había dado en

La discusión se retomó con carácter prioritario este año, igual que

El llamado Estatuto Antiterrorista es un engendro que realmente

Amparados por la ley, los organismos de seguridad (ejército,

Según estipula el Estatuto, cualquiera de estas diligencias debe

Señala que en el caso de capturas, a las 36 horas estas personas

En cuanto a los registros o empadronamientos, se plantea que

La realidad social y política del país hace que el orden público

El Estatuto Antiterrorista debe pasar a partir del 24 de junio a ser

Paralelo a este debate en el Congreso se dio el de reforma al

Según el parafiscal Osorio, impulsor de esta reforma, la justicia

En este sistema la fiscalía pasa a ejercer el papel de acusador,

Este “nuevo” modo de proceder regirá a partir de enero del 2005

va a agilizar la justicia, se requiere un importante monto de

La fiscalía sí puede disponer de más de 90 millones de pesos para

Cabe preguntarnos: ¿qué prerrogativas pierde la fiscalía? Y, en

No hay recursos para reformar la justicia, si es que lo que hay en

La guerra es la prioridad del gobierno y todos los recursos

Los pueblos no son ovejas o ganado que se dejan encerrar. No

Estamos ante un régimen terrorista que formula y aplica leyes

La aprobación en el Congreso del Estatuto Antiterrorista y las

El gobierno de Uribe Vélez ha hecho de todo por hacer aprobar

enriquecerse y a vender el país.

La discusión sobre el Estatuto Antiterrorista ya se había dado en

La discusión se retomó con carácter prioritario este año, igual que

El llamado Estatuto Antiterrorista es un engendro que realmente

Amparados por la ley, los organismos de seguridad (ejército,

Según estipula el Estatuto, cualquiera de estas diligencias debe

Señala que en el caso de capturas, a las 36 horas estas personas

En cuanto a los registros o empadronamientos, se plantea que

La realidad social y política del país hace que el orden público

licencia de conducción, medida esta que no se aceptó en la

El Estatuto Antiterrorista debe pasar a partir del 24 de junio a ser

Paralelo a este debate en el Congreso se dio el de reforma al