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1. La situación comunicativa
Para observar la forma en que la situación comunicativa incide en el proceso de enunciación, es necesario
profundizar algo más en algunos de los elementos que intervienen en el proceso de comunicación. En especial,
debemos analizar con más precisión los participantes (emisor y receptor) y los factores del contexto situacional
(espacio y tiempo).
La enunciación es el acto de producir un discurso en un contexto comunicativo. Cuando producimos nuestro
discurso lo hacernos de acuerdo a los interlocutores implicados a la situación concreta en que nos encontramos. Así,
por ejemplo, cuando hablarnos entre amigos empleamos pronombres personales y jergas particulares que evidencia la
confianza y cercanía afectiva entre los pares, nos ‘tuteamos’ y usamos expresiones como 'cachai’ o ‘piola’. Cuando
hablamos con el director del colegio, en cambio, lo hacernos guardando una distancia afectiva y con un léxico formal,
refiriéndonos a él corno ‘señor’ o ‘usted. Por eso podemos afirmar que la enunciación depende del contexto de
comunicación. La enunciación adopta así un carácter estratégico en relación con los elementos del contexto
comunicativo.
El contexto de comunicación está determinado por:
Participantes Canal
Modo enunciativo Código
Modalidades del enunciado Tipo de discurso
a) Los participantes
EL EMISOR
Es quien emite el mensaje; sin embargo, puede ocurrir que en la realización concreta de un discurso hayan
participado varias personas. En este caso, se considera autor a quien asume la responsabilidad por el mensaje.
EL RECEPTOR
Aquí distinguimos entre:
a) El receptor directo, esto es, la persona o personas a quien se dirige explícitamente el emisor. Puede ser una
persona (singular) o muchas (plural); también puede ser nominado (tener nombre) o anónimo; finalmente, se distingue
entre receptor real (la persona con que hablo, por ejemplo), ficticio (como cuando escribes un diario de vida e inventas
una interlocutora) e ideal (cuando escribes un ensayo, pensando en un lector modelo).
b) El receptor indirecto, esto es, quien recibe el mensaje sin ser el destinatario específico del mismo. Aquí se
distinguen, a su vez, dos tipos de receptores:
• En primer término, el receptor o los receptores indirectos que ha previsto el emisor. Piensa, por ejemplo, en las
personas que asisten a un tribunal de justicia y escuchan los alegatos en la corte.
• En segundo lugar, están los receptores indirectos que el emisor no ha previsto, pero que de todas formas, por
alguna razón, reciben e interpretan el mensaje. Piensa aquí en una persona que escucha, casualmente y a través de
una puerta entreabierta, una conversación privada.
Una característica importante de los receptores directos e indirectos previstos por el emisor es que éstos
condicionan la organización del mensaje. Te invitamos a que reflexiones sobre las siguientes preguntas: ¿hablas de las
mismas cosas y del mismo modo en una micro donde van otras personas que en la intimidad de tu casa? ¿En qué
sentido los tipos de receptor pueden influir sobre lo que dices en una y otra situación comunicativa?
Las distinciones propuestas para la categoría emisor pueden resumirse en el siguiente esquema:
Receptor
Directo: Indirecto:
Singular o plural
Nominado o anónimo Previsto por No previsto por
Real, ficticio o ideal el emisor el emisor
También debes considerar las relaciones que los participantes establecen entre sí. Específicamente, las
relaciones sociales (¿tienen los participantes el mismo estatus y poder en la sociedad o uno posee una mayor jerarquía
que el otro?) y las relaciones personales (¿son grandes amigos?, ¿se estiman?, ¿no se conocen?, ¿se odian?, etc.).
Por último, debes tomar en cuenta los propósitos que tienen los participantes en el discurso, es decir, para qué
se comunican. Así, podemos hablar con otros para pedirles u ordenarles que hagan algo, para entretenerlos, informarlos,
etc.
Yo Emisor/autor único.
Para nombrar al receptor existe una amplia gama de recursos que dependen de la relación entre éste y el
emisor. Algunas «huellas» marcarán una relación de proximidad y otras de distancia.
La distancia depende de factores como el poder (así, normalmente, mantenemos una relación distante con
nuestros superiores) y la solidaridad (por lo general mantenemos una relación de proximidad con nuestros amigos y
familiares). El uso del «nosotros» es, por decirlo de algún modo, un recurso que crea la ilusión de una gran proximidad,
ya que permite generar gran cercanía con quienes, probablemente, no son ni tan amigos ni tan familiares. También
podemos establecer una distancia de cortesía, como ocurre con el vendedor que pregunta a la compradora: «¿desea
algo la dama?».
Espacio y tiempo constituyen el «escenario» en que ocurre el proceso de comunicación. Ambos factores con-
dicionan fuertemente la forma del mensaje. Así, cuando conversas cara a cara con alguien, dado que los dos comparten
un mismo tiempo y un mismo espacio, puedes emplear adverbios de lugar y de tiempo que en un intercambio escrito
sería difícil utilizar. Piensa, por ejemplo, en expresiones como «creo que dejé las tijeras aquí» (espacio), «a la Diana la
vi ayer» (tiempo). Cuando no compartes espacio o tiempo, te ves forzado a utilizar expresiones más explícitas, como:
«creo que dejé las tijeras sobre el velador», «el último día que vi a Diana fue el 15 de mayo».
La organización del espacio también puede influir en la forma y la información del mensaje. Reflexiona con tus
compañeros sobre el papel que desempeña la disposición de las sillas en la sala de clases: ¿Fluye igual la comunicación
cuando los asientos están dispuestos del modo tradicional que cuando se forma un círculo?, ¿en qué casos será
preferible una disposición y en cuáles la otra?
Corresponden a la actitud que asumes respecto de lo que dices. Hay dos tipos de modalidades: lógicas y
apreciativas o subjetivas.
FONOLÓGIC0S
La entonación (recurso importante en la modalización apreciativa).
LÉXICOS
• Sustantivos: Tengo la esperanza de que lo harás (modalidad apreciativa).
Tengo la certeza de que lo hiciste (modalidad lógica).
GRAMATICALES
• Tiempo: Por ejemplo:
— Condicional: Habrían capturado al delincuente (modalidad lógica: probabilidad).
— Pretérito perfecto simple: Arturo Alessandri fue presidente de Chile (modalidad lógica: realidad).
Otros aspectos que pueden influir en la enunciación son el canal de comunicación (¿te comunicas de modo
oral o por escrito?) y el código empleado (¿usas el lenguaje verbal?, ¿usas gestos?, ¿combinas distintos códigos?).
Finalmente, el mensaje que se transmite puede organizarse de acuerdo a distintos formatos típicos. En un nivel muy
general, podemos distinguir entre los siguientes tipos de discurso:
Se centran en la transmisión de
conocimiento sobre objetos o
situaciones. Ejemplos de textos
de este tipo son aquellos que
Informes, definiciones, leyes,
Descriptivos y expositivos explican cómo está formado algo
etcétera.
(una máquina de escribir, el
corazón), cómo funciona algo (un
equipo de video, una central
hidroeléctrica), etc.
Con frecuencia los textos concretos presentan más de un tipo discursivo. Así, cuando le escribes una carta a
un amigo puedes contarle lo que te ha pasado (narración) y luego pedirle un favor (normalmente a través una
argumentación); una novela, por otra parte, puede contener trozos de descripción y diálogos argumentativos, si bien en
ella predominará el tipo narrativo. En este sentido, podemos decir que todo texto tendrá un carácter dominante,
correspondiente al tipo discursivo fundamental del texto (descriptivo/expositivo, narrativo o argumentativo).
La realización de los planes para el desarme se ve obstaculizada especialmente por el hecho de que nadie, en
general, se dio cuenta de la enorme dificultad del problema. La mayor parte de los objetivos son logrados con solo dar
algunos pequeños pasos: así, se piensa en la supresión de la monarquía absoluta, mediante la democracia. Pero aquí
se está frente a un problema que no se resuelve gradualmente, dando pequeños pasos.
Mientras no se haya anulado la posibilidad de las guerras, las naciones no permitirán que se les prive de la
probabilidad de salir victoriosas de la próxima contienda y se prepararán de la mejor manera posible en el aspecto
militar. Tampoco se podrá evitar que la juventud sea educada en medio de tradiciones militaristas y bélicas, ni se dejará
de fomentar la vanidad nacional, de corazón mezquino combinándola con la adoración del modo de pensar y virtudes
militaristas. Y ello sucederá mientras no se tome en consideración el hecho de tener en cuenta el modo de pensar y de
sentir de los ciudadanos. Pues armarse no significa preparar la paz, sino afirmar y preparar la guerra. Resulta así, que
no se podrá llegar al desarme mediante pasos pequeños, sino de una sola vez o no se conseguirá nada.
La realización de una modificación tan profunda en la vida del pueblo requiere, como condición previa, un enorme
esfuerzo moral, la renuncia y el repudio de tradiciones fuertemente arraigadas. El que no se halla preparado para hacer
que, en el caso de dificultades y controversias, la suerte de su país dependa incondicionalmente de las decisiones de
un Tribunal de Arbitraje Internacional, fundamentándolo sin reservas en pactos y convenios interestatales, en realidad
no está verdaderamente resuelto a la anulación de las guerras. Aquí es donde cabe la fórmula: todo o nada.
No se puede dejar de reconocer que todos los esfuerzos realizados hasta ahora para asegurar la paz se han
malogrado debido a la insuficiencia de los compromisos que se perseguían.
El desarme y la seguridad solo se pueden alcanzar en mutua combinación. Solamente la obligación contraída por
todas las naciones, de llevar a la realización y ejecución las decisiones del Tribunal Internacional, puede proporcionar
la seguridad apetecida.
Resulta así que nos encontramos frente a una disyuntiva. Está en nuestras manos hallar la senda hacia la paz, o
seguir el mismo camino de la violencia brutal, indigna de nuestra civilización, por el que hemos marchado hasta ahora.
Por un lado nos sonríe la libertad del individuo y la seguridad de las comunidades y, por el otro nos amenaza la esclavitud
de la personalidad y la destrucción de la civilización. Nuestro destino será, precisamente, aquel que merezcamos.
Texto 1
El amor al prójimo (fragmento)
[...] Creo que con demasiada frecuencia solo nos fijamos en el aspecto negativo de la vida, en lo que está mal. Si
estuviéramos más dispuestos a ver lo bueno y las cosas hermosas que nos rodean podríamos transformar a nuestras
familias, y a partir de ahí cambiar a nuestros vecinos, y después a quienes viven en nuestro barrio o ciudad. Podríamos
traer la paz y el amor a nuestro mundo, que está hambriento de esas cosas.
Si en realidad queremos conquistar el mundo no podemos hacerlo con bombas ni otras armas de destrucción.
Conquistémoslo con nuestro amor. Entretejamos nuestras vidas con vínculos de sacrificio y amor y así nos será posible
conquistar el mundo.
No necesitamos hacer grandes cosas para demostrar un gran amor a Dios y a nuestro prójimo. Es la intensidad del
amor que ponemos en nuestros gestos ¡o que los hace hermosos a los ojos de Dios.
La paz y la guerra comienzan en casa. Si de verdad queremos paz para el mundo, comencemos por amarnos
mutuamente dentro de nuestras familias.
A veces nos cuesta sonreírnos los unos a los otros. Al marido suele resultarle difícil sonreírle a su esposa y a la esposa
sonreírle al marido.
Para que el amor sea auténtico tiene que ser por encima de todo un amor por nuestro prójimo. Debemos amar a
quienes tenemos más cerca, en nuestra propia familia. A partir de ahí el amor se extiende hacia quien quiera que nos
necesite.
Es fácil amar a aquellos que viven muy lejos; pero no siempre es fácil amar a los que tenemos cerca. Es más fácil
ofrecer un plato de arroz para saciar el hambre de una persona necesitada que consolar la soledad y angustia de una
persona de nuestra misma casa que no se siente amada.
Quiero que vayas a buscar a los pobres de tu propia casa, ya que el amor tiene que comenzar ahí. Quiero que seas
la buena nueva para todas las personas que te rodean. Que te preocupes del prójimo que tienes en la casa de al lado.
¿Sabes quién es tu vecino?...
Madre Teresa: El amor más grande
1 vaso de azúcar
2 paquetes de galletas de champaña
1 tazón de café solo
100 gramos de chocolate o cacao en polvo
5 huevos
1 chorrito de licor (preferible Amaretto)
1 litro de crema líquida
500 gramos de queso crema Philadelphia.
Instrucciones de elaboración:
1. Echar un cuarto del azúcar en la crema líquida y montarla (debe estar fría y si es posible utilizar un recipiente
metálico) hasta que quede compacta.
2. Separar las claras y las yemas de los huevos.
3. Montar las claras a punto de nieve (mejor si se echan unas gotas de limón o vinagre).
4. Mezclar bien con la batidora el queso crema Philadelphia y las yemas de huevo, añadiendo el resto del
azúcar.
5. Cuando el queso y las yemas estén mezclados, juntar con la crema montada y las claras a punto de nieve y
mezclar despacio.
6. En el café caliente disolver un tercio del chocolate en polvo y echar un chorrito de licor.
7. Mojar ligeramente en el café preparado las galletas de champaña y disponer la mitad de ellas cubriendo el
fondo de una fuente (cuadrada).
8. Echar la mitad de la mezcla sobre las galletas cubriéndolas uniformemente.
9. Poner una nueva capa de galletas mojadas sobre la mezcla.
10. Echar el resto de la mezcla sobre la segunda capa de galletas.
11. Espolvorear bien el chocolate en polvo sobre la mezcla.
12. Dejar reposar al menos 6 horas (preferible 24 horas).
En www.recetas.cl
Texto 3
Carta de amor
¡Cuándo llegará el correo, cuándo podrá mi alma alimentarse con las tiernas expresiones de tu amor! ¡Ay! me
parece que sin ellas marcho por tinieblas, estoy expuesta a todo. Tú me guías, tú me alientas y sostienes; sí, el recuerdo
de tu cariño, tu memoria, en fin, me preserva de todo lo malo, de todo lo triste. ¡Oh! Dios, ¡por qué no estás tú siempre
a mi lado! ¡Por qué otros me rodean y tú, bien mío, estás tan lejos! Otros, que no tienen tu alma elevada y noble. Cuando
yo te comparo a ellos, cuando comparo tu proceder puro y desinteresado con el cálculo y materialidad de otros, ¡qué
superior te encuentro! Qué de gracias doy a mi destino de haberte inspirado la idea de amarme, sí, yo sería una infeliz,
que los vientos de la pasiones hubieran agitado a su querer. Mas, ahora seré digna de ti y te amaré siempre, siempre.
Hoy, quizá, es el último día que estoy sola, porque a pesar del aguacero que principió a las doce del día, debe
llegar G. Espero que después de recibir tu carta por el correo podré añadirte algunas cosas más, es decir repetirte que
te amo y demostrarme feliz por tu amor. Adiós.
He leído hoy a Jacobo. Siempre esta lectura me encanta, admito el alma D Ortiz y pienso que tú no harías
menos. ¿Cómo pasas tu tiempo? ¿Te divierte? ¿Visitas? Hágalo así, mi dulce amigo, trata de pasar lo mejor que puedas,
trata de estar contento para que tengas ánimo de trabajar y goces salud. Yo estoy mejor que lo que esperaba pasar el
invierno, tengo buena salud, pero siento siempre tu ausencia. Adiós, bien mío.
Carmen Arraigada: Carmen Arriagada: cartas de una mujer apasionada. Óscar Pinochet de
la Barra (ed.). Santiago: Editorial Universitaria, 1989.
1. Comprensión:
a. ¿Qué tipo de vida lleva Carmen al momento de escribir la carta?
b. ¿Se puede deducir cuál es el sentimiento de Mauricio Rugendas por Carmen a partir del texto? ¿De qué manera se
deduce?
2. Aplicación de conceptos:
a. ¿Cuál es la diferencia estructural entre la receta y la carta de Carmen Arriagada?
b. Desarrolla una posible explicación de por qué las recetas posees dicha estructura.
c. Analiza la carta de Carmen Arriagada según los siguientes elementos:
Emisor – receptor – canal – código – modo enunciativo – modalidades del enunciado – tipo de discurso
d. En una extensión de no más de tres páginas e inspirados en los apasionados sentimientos de la señora Carmen
Arriagada, escriban grupalmente un cuento que tenga como eje la preparación del tiramisú por parte de esta dama al
pintor bávaro.