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Si en la actualidad se diagnostica
con mayor frecuencia no es porque haya aumentado el número de casos de TDAH o de niños con otras
patologías neurodisfuncionales, sino porque existe un mayor repertorio de pruebas para su diagnóstico.
En tabla 2.1 se presentan las principales características de la disfunción cerebral en la infancia.
Existe un continuo entre los niños con daño cerebral severo y los que no presentan ninguna
evidencia de daño o disfunción cerebral y entre ambos extremos se sitúan los niños con inmadurez
neurobiológica y los que presentan disfunción cerebral. Los niños con inmadurez neurobiológica
presentan un retraso ligero en varios ámbitos madurativos, pero no constituyen un grupo homogéneo
algunas evolucionan favorablemente normalizando sus funciones perceptivas, motoras y cognitivas.Este
fenómeno se puede producir de modo espontáneo, como consecuencia de la activación en sus procesos
de sinaptogénesis y mielinización (McCarthy, 2005; Filipek, 1999). En otros casos persiste el
estancamiento en su desarrollo neuromadurativo, presentando alteraciones sutiles-los signos
neurológicos menores- que no remiten espontáneamente. A medio plazo el problema se traduce en
trastornos perceptivos-motores o cognitivos que incrementan el riesgo de fracaso escolar.
En tabla 2.2 se pueden consultar las principales características de los distintos grados de afectación
del sistema nervioso en la infancia.
Se encuentran alterados uno o varios dominios de la cognición o del comportamiento; memoria, lenguaje,
lectura, escritura, cálculo, razonamiento, eficiencia psicomotora, percepción, atención, función ejecutiva
y conducta afectivo-emocional.
Las técnicas de neuroimagen funcional son un eficaz instrumento para conocer de forma más precisa las
características de cada cuadro.
Tiene una mayor incidencia en varones, como consecuencia de su mayor vulnerabilidad neurobiológica.
Tabla 2.2. Niveles de afectación del sistema nervioso en la infancia
En la mayoría de las ocasiones, la intensidad del daño cerebral que presentan los niños con disfunción
cerebral no tiene entidad suficiente como para ser identificada mediante la exploración neuropediátra
convencional; tampoco otras técnicas de neuroimagen anatómica o electroencefalográfica son eficaces para
evidenciar los déficits de estos niños. En estos casos es necesario realizar un diagnóstico neuropsicológico
individualizado que permita definir con mayor precisión tanto la intensidad del problema como las áreas
funcionales que han resultado afectadas en su sistema nervioso (los puntos débiles).En este contexto, la utilización
del Cuestionario de Madurez Neuropsicológica Escolar puede facilitar la identificación de aquellos niños, que pese
a tener una inteligencia normal, presentan problemas de funcionamiento perceptivo, motor o cognitivo como
consecuencia de algún tipo de disfunción cerebral.