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Prof. J.

Emile Marcault
e Ivan Alcx Hawlicze k

LA EVOLUCION DEL
HOMBRE
(Vida. Conciencia. Razas)

-00000--

~~~ Up ancl onwárdsior n u mere :·

EdicioneR de
"FRATERNIDAD UNIVERSAL" A. C.
rturbide 28 . México, D. F.
1958
Prof. J. Emile Marcault
e lva~ AJex Hawliczek

LA EVOLUCION DEL
HOMBRE
(Vida. Conciencia. Razas)

(Traducido del inglés por Adela Vázquez Schiallino)


Ediciones
"FRATERNIDAD
. . : UNIVERSAL"
.,. , A. C.
Iturbide 28. México, D. F.
19S7
Derechos reservadQs confot:me 11. la Le, por el Traductor.
Prohibida la reproducción total o parcial.

Queda hecho el. depÓSito que marea la ley.


(CopynghÍ; 195'l1.

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..

lmprNO en MéxiCó.
Prtnted In Mexlco.

Impreso.· en los Talleres Gráfleos de Laguna Mayrán 208.


. Méx'l.có. 'D. F.
·\

CAPITULO I

Vida, Conciencia, Materia.

Para un observador atento, el mundo en que VIVImos


aparece como el escenario de una infinita variedad de
formas, que se extienden desde la más séncilla hasta la
más compleja; desde el átomo hasta la Vía-Láctea; desde
el mineral hasta el Hombre. Es este un mundo de ma·
teria, de grados de densidad variables; más o menos
tangible según sea el caso, pero material en todas partes.
En espléndida profusión existe allí la variedad, pero tal
profusión es de incertidumbre y descuido, de incom·
prensible misterio, pues' parece que hay poca o ninguna
conexión entre las diferentes formas de 'existencia.

Pero dentro de este universo material hay que reco-


nocer una amplia división, la división entre lo "anima-
Jo" y le "inanimado". Pues algunas de e~tás innumera-
bles formas son inertes, es decir, no muestran señales
dt' movimiento salvo bajo la Gompelente influencia de
una fuerza externa; en tanto que otras parecen hallarse
dotadas de un poder de movimiento que procede de
dentro de sí mismas. Aquellas se clasifican como perte-
necientes al reino mineral, en tanto que éstas se encuen-
8 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

tran distribuíaas entre los reinos "vivit"ntes" de la Na-


turaleza.
En todas estas últimas se observa un princIpIo dual.
Por una parte tenemos la forma o "el cuerpo" (literal-
mente la residencia) que está construído de los mismos
materiales que comprenden el reino mineral; y de la otra
parte vemos un poder motor dentro de tal "residencia",
y al cual se da el nombre de "Vida".

En fuerte contraste con esta multitud de formas en el


U,!iverso, la Vida por doquiera es Una y la misma_ Así
como 'la . Electricidad Una, que nadie ha visto jamás, al
ser aplicada mediante un Illecanismo apropiado, es el
poder que vibra tras much~s modos diferentes de ma-
nifestációncomo la Luz, el Calor, el Sonido, la Imanta-
ción~,los Rayos X, la Tracción, etc.; así también es la
. Vida el Poder Uno que anima todas las formas vivien-
tes, dependiendo el modo de su manifestación del "cuer-
po" a través del cual funciona .

.Pero la Fuerza, o la Vida que en sí es intangible, debe


tener siempre un punto de aplicación antes de que pueda
manifestarse en una forma. Una pelota de futbol, por
ej~mplo, permanecerá inerte y en reposo hasta que se
le apli(:a eel pie del jugador en alguna parte de su super-
ficie. Entonces .la fuerza del puntapié se manifiesta en la
bqla como movimiel].to y, durante poco tiempo, la pelota
parece .ser una . cosa viviente.
Habiendo considerado brevemente la Vida o la Fuerza,
y la Materia o Forma, ¿qué podremos decir de' la Con-
deuda, el otro vocablo del título de este Capítulo?
·'"

VIDA, CONCIENCIA, MATERIA 9

"La conciencia y la vida son idénticas ... hemos


designado 'a la conciencia, introversa, con el nom-
bre de Vida; y a la vida, extroversa, con el nombre
de Conciencia ... " (1)
Este pasaje contiene una definición interesante e ins-
tructiva. En primer lugar indica que la Vida tiene dos
modalidades: una introversa, cuando para nosotros se
halla en estado de puro "ser", y una extroversa cuando
aparece para nosotros en la condición de "existencia".
A esta última condición es a la que propiamente perte-
nece la palabra "conciencia". Lo cual implica, además,
que la conciencia surge en el punto de unión de la vida
con la forma, en el punto de aplicación de la fuerza
externa impelente al cuerpo al cual se le aplica y al cual
imparte algo de su movimiento. Esto tiene un" importante
significado para el asunto que vamos a considerar; y de
ello se hablará más extensamente en un capítulo pos-
terior.
Debe mencionarse aquí, sin embargo, una extensión
más amplia del punto de niira convencional de la vida
y la matelia. La clasificación general de las formas en dos
categorías de "vivientes" y "no-vivientes" podrá conve-
nir para los propósitos ordinarios; pero, tanto a la
luz del conocimiento oculto cuanto a la de . recientes in-
vestigaciones científicas, ya no es posible aceptarla como
una afirmación exacta de los hechos. Al igual que la
intangible electricidad, la Vida sólo puede ser percibida
por' sus efectos, bajo cierta clase "de movimiento, de
VIbración, de organización; y hoy se reconoce clara-

1 "Un estudIo sobre la concIencIa" pág. 42.

'1 j,
· '

LA EVOLDCION DEL HOMBRE

mente en los círculos científicos que toda materia, bajo


cualquier forma que pueda encontrarse agregada, posee,
un movimiento intrínseco propio ,de sí misma, entera-
mente aparte de cualquier movimiento que se le pudiera
dar por alguna fuerza externa. Los mismos átomos son
centros de vibrante poder, de tal suerte que en realidad
no ~xiste eso de "materia muerta". Hay Fuerza y Vida
por doquiera en el Universo, y por tanto hay "concien-
cia" aún en los átomos de que se compone cada mineral.
Podríamos atrevernos hasta decir que la materia no es
en sí una cosa absoluta sino una cristalización de vida,
una restricción temporal colocada sobre su movimiento
desencadenado.

Las investigaciones de los físicos modernos ya han


culminado en tal conclusión. Como dice Sir James Jeans:

"La tendencia de los físicos modernos es de


reducir todo el Universo material a ondas y nada
más que on1as. Estas, ondas son de dos clases: las
"embotelladas", a las que llamamos materia, y otras
no-embotelladas a las que llamamos radiación o
lúz. E:stos conceptos reducen todo el universo a un
mundo de luz, potencial o existente; a tal punto
que toda la historia de su creación podría sinte-
lizarse con exactitud y plenitud perfectas en aque-
llas cinco palabras: "Dios dijo: JIágase la Luz ..." i

Esta existencia de la vida en las substancias minerales


ha sido ilustrada de modo muy interesante por los ex-
p~rimentos de Sir' Jagadis Chandra Bose. Para darse

1 "The Mlstlirioús UiliverSé" pág. 77-78.

~ ,.
, ' , . 4" ' , "",, A' .• ,.
VIDA, CONCIENCIA, MATERIA 11

cuenta de la obra de este famoso científico hindú, el


lector puede consultar algunos de sus escritos, como por
ejemplo: Respue.stas en lo Viviente y en lo no-Viviente.

Para cerrar este capítulo, recordemos que por todas


partes, en el universo manifestado, se encontrará la
Trinidad de Vida, Forma y Conciencia, ésta en el punto
de contacto de aquéllas, como la relación entre ambas.
La historia de esta cambiante relación, que llamamos la
• Evolución de la Conciencia, es lo que constituye el tema
df, nuestro presente estudio.
, .

CAPITULO II

La Evolución de las Formas

Hasta fechas relativamente recientes, la mayoría de las


gentes del mundo' occidental creyeron que la tierra y
las miriadas de formas en ella contenidas, surgieron a la
existencia hace poco más de 6,000 años, como resultado
de una serie de actos creadores que ocurrieron al pie de
la letra según se describe en el "Libro del Génesis".
Puesto que, conforme a esta creencia, el poblar la tierra
con las varias formas de vegetales' y animales con las
,que nos hallamos familiarizados, fué un asunto puramente
arbitrario, no había surgido la cuestión de. alguna co-
nexión evolucionaria entre estas diferentes formas. Pero,
con el desarrollo de la investigación científica moderna,
y más particularmente en los dominios de la astronomía
y la geología, pronto se echó de ver que tal punto de mi-
ra acerca del origen de las c~sas no podía y~ ser defen-
dido. Ahora se admite que la Tierra, como un globo
separado, ha existido por más millones de años que el
número de décadas asignado a ~na por las antiguas
teorías; y la computación más reciente arroja como la
probable edad de la tierra unos 2,000 millones de años.
La relación bíblica podrá considerarse aun como fun-
damentalmente cierta, -contención que es sostenida por
,"

LA EVOLUCION DEL HOMBRE

muchos-, pero requiere ser interpretada como una ale-


goría. Los "días" de la creación equivalieron a milenios,
en tanto que los actos creadores no son "milagros" en la
acepción usual del término, sino "conceptos" de la Di-
"ina Inteligencia que gradualmente cristalizaron en for-
mas de acuerdo con la ley "natural".

"Si el Universo es un Universo de pensamiento,


entonces su creación debió haber sido un acto de
pensamiento. A la verdad, lo finito del tiempo y
del espacio, por sí mismos, casi nos compele a
imaginarnos la creación como un acto de pensa-
miento ... "1

Ya se ha hecho algún intento para la descripción de


los primeros días de la existencia de la tierra. H. G.
Wells los describe gráficamente en los siguientes tér-
minos:

"Si· pudiésemos retrotraernos a través de aquella


infinitud de tiempo y pudiésemos ver la tierra en
la primitiva etapa de su historia, contemplaríamos
una escena mucho más semejante al interior de un
horno encendido o a la superficie de un torrente
de lava antes de enfriarse y agrietarse, que a cual-
quiera otra ,escena contemporánea. No podría ser
visible entonces el agua porque toda ella sería va-
por super-candente en una tormentosa atmósfera
de gases sulfurosos y metálicos. Bajo éste herviría
y se agitaría un océano de substancia rocosa de-
rretida. A través de un firmamento de ígneas nubes;

1 The Misterio~s Universe, pág. 144.

j ,/
EVOLUCI"ON DE LAS FORMAS 15

el brillo de la luz solar y lunar se ostentaría fu-


gazmente como cálidos alientos de una flama __ ." 2

Durante este temprano período, la vida, en el sentido


usual de la palabra, no era discernible ni posible; si
bien, en el sentido real, la vida jamás está ausente do-
quiera haya materia. Pero, para el registro científico
de las formas vivientes del pasado, los geólogos se basan
en los remanentes fósiles y en las huellas de cosas vi-
vientes sobre los estratos de las antiguas rocas; y, según
. los cálculos más recientes, la primera reliquia discerni-
ble de una forma viviente no aparece sino hasta cerca
de la mitad del período de 1,600 millones de años que
se cree representan las formaciones de roca hoy conoci-
das_ Estas formas primitivas eran todas rudas y simples,
pero, a medida que los millones de años se sucedían, se
fueron transformando gradualmente en más complejas
y más altamente organizadas, hasta que se alcanzó la
rica variedad del mundo moderno.

La significación de todo esto radica en el hecho de


'que, según los descubrimientos de la ciencia moderna,
hay una continuidad de desarrollo que procede a través
de tOGas las formas de este mundo. Partiendo de princi-
pios simples y bajo las leyes gemelas de herencia y
variación, han sido evolucionados, gradualmente, forma
tras forma, tipo tras tipo; poblando así los reinos ve-
getal y animal de la tierra, y culminando finalmente
en la aparición del hombre primitivo, del cual, a su
vez, se presume que fueron desarrollados los subsecuen-
tes tipos raciales.
2 A short history of the World_ pág, 3,
](i LA EVOLUCION DEL HOMBRE

La doctrina de la evolución de las formas, por tanto,


nos aporta, en lugar de una selección caprichosa de tipo<>
vegetales y animales creados, un mundo en el cual cada
criatura viviente está relllcionada de alguna manera a
las otras, a través de una ascendencia común si hien
remota. Es cierto que todavía hay muchos huecos en la
secuencia evolucionaria que permanecen sin llenar, y que
h teoría que concibiera Darwin no puede ya defenderse
sin considerables modificaciones. Sin embargo, en nin·
guna parte se niega el principio general de una secuela
ordenada de desarrollo en el mundo de las formas.
Con todo, las más antiguas ciencias ortodoxas y el
Ocultismo divergen acerca de un punto importante. A
medida que uno asciende en la escala evolutiva, se
puede' observar una vívida conciencia que va en aumento
y una más amplia riqueza de expresión de vida en fa·
cultades de varias clases. Las ciencias antiguas conside·
ran esto como resultado de un refinamiento siempre
creciente, así como de la complejidad y delicadeza de la
estructura corporal que resulta de la operación de . las
leyes de la evolución. Empero, el ocultismo asume un
punto de vista exactamente opuesto, y que la psicología,
la más. joven de las, ciencias modernas, tiende a apoyar
más y más, a saber: que la causa del desarrollo de las
formas es la desbordante energía de la vida, siempre
en busca de mayor capacidad de autoexpresión.. Esto
no quiere decir que sean falsas las leyes de evolución,
según fueroll previamente concebidas, sino que ellas
quedan así relegadas a su propio lugar, como métodos
y no como causas. El ocultismo afirma que el desenvol·
" vimiento de la conciencia que se sabe va mano a mano con
EVOLUCI'ON DE LAS FORMAS 17

.la evolución de las ,forJllaS,~ resulta-de .la' acción -energi-


zante de la vida y no de la "selección natural" de las
formas. El siguiente pasaje de Sir James Jeans indica
que la ciencia se va aproximando gradualmente a este
punto de mira:

"El moderno conocimiento nos obliga a revisar


nuestras primeras festinadas impresiones de que
caímos en un Universo que, o nada tuvo que ver
con la vida, o era activamente hostil a ella. La
antigua dualidad de mente y materia, a la cual
se achacaba principalmente la supuesta hostilidad,
parece que pronto desaparecerá _.. La materia subs-
tancial se resuelve en una creación y manifestación
de Mente". 1

La vida, pues, es la causa y la evolución es el efecto.


y así, las leyes bajo las cuales se considera que procede
la evolución, son los medios por los cuales la vida ma-
IJipula la materia, conformándola lenta pero incesan-
tt'mente para que le sirva de instrumento para su pro-
pio uso y expresión.

~Mistertous Un1ve~se" pág. 148.


CAPITULO III

La Evolución de la Conciencia

La cuestión de la conciencia, de cuya naturaleza se


trató brevemente en el Capítulo 1, requiere ahora que
8t'. la estudie más detalladamente. Los dos estados de la
vida como "ser" y como "existencia" ya quedan anotados.
Del primero, que es la vida introversa, no nos ocupa-
,remos al presente, excepto para observar que es tan to-
, talmente diferente de la condición de "existencia" que
a veces se la descdbe como un estado de in conciencia. Es
semejante al nirvana de la filosofía Buddhista.
La . conciencia, en su significado de "percepción vi·
gilante", (o "alertidad"), implica una condición activa.
La percepción vigilante requiere un objeto así como un
sujeto; debe haber una entidad que perciba, así como un
objeto percibido por ella. Por eso se ha restringido pro-
piamente la palabra "conciencia" para definir aquella
condición de la vida en la cual ésta se vuelve hacia afuera,
'dirigiéndose a los mundos de la materia o de la objeti-
vidad.
, Desde luego será evidente que la naturaleza de la
conciencia se halla íntimamente relacionada con la na-
turaleza de la forma a través de la cual fluye la vida
20 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

extroversa. Si la forma es tosca e insensible, entonces


la conciencia será vaga y leve; si por el contrario la
forma es delicada y sensitiva, entonces la conciencia con
ella asociada, será igualmente clara y brillante. Hay pues,
diferentes grados de conciencia que corresponden a los
diferentes tipos de forma. En el capítulo precedente se
ánotó ya el hecho de la evolución de las formas; y, a
medida que la forma cambia gradualmente por la pre·
sión de la vida tr~ ella, así se altera la relación entre
ambas, y por consiguiente, la conciencia que expl'esa
tal relación evoluciona igualmente.
Puesto que la causa de esta evolución, tanto en el do~
minio de la conciencia como en el de las formas,· arraiga
en la vida en su condición de existencia extroversa, .con-
vendría dedicar un poco de tiempo al estudio de esta
vida a fin de descubrir algo respecto a su verdadera
naturaleza. Porque en la vida se hallará la clave a todos
los problemas de la evolución.
Aunque se dice que la vida es una esencia, en su
estado de ser, las religiones y las filosofías del mundo
convienen en considerarla como triple en su manüt'Sta·
ción, es decir, en su condición de existencia. Shiva, Vísh·
IIU, Bráhma; Osiris, Isis, Horus; Zeus, Demeter, Persé·
fdne; éstas, junto con las divinas Trinidades de cada.una
de las demás religiones, representan algunos de los es-
fuerzos que el hombre ha hecho para diseñar esta verdad
fundamental. Los nombres son útiles en cuanto no ocul-
ten la realidad a la que sirven de conveniente símbolo; .
pero cuando, según ha ocurrido invariablemente en la
historia de todas las religiones, el nombre mismo ha
venido a ser considerado como la realidad, entonces eis
EVOLUCION;DELA CONCIENCIA tI

tiempo, o de cambiarlo, o de escudriñar tras de su forma


externa y tratar de darle un nuevo valor. Así que si
Sf; adopta la. nomenclatura cristiana para la Trinidad,
que es la más familiar para nuestros lectores occidenta-
les, es preciso marcar fuertemente la necesidad de hacer
a un lado todo concepto antropomórfico. Padre, Hijo y
Espíritu Santo, son palabras que representan las cuali·
dades fundamentales de la vida, más bien que persona·
lidades, y es así como debieran ser consideradas. Para
ello hay amplia justificación en los Credos y Escrituras
Cristianas.
Cuando Dios se manifiesta bajo el aspecto de Padre,
ha y cierta cualidad de la vida que invariablemente
acompaña dicha manifestación. Es la cualidad de Volun·
tad irresistible, de omnipotencia, de propósito invariable,
dI' certidumbre absoluta de alcanzar la meta. Es la vida
manifestándose como poder.

"En la terminología de la psicología humana,


William James ha definido la voluntad como "nues-
tra ~tal capacidad para la vida impulsiva y acti·
va".l

Descripción más poética pero no· menos cierta es la


que da Sir Edwin Arnold en su "Light 01 Asia", pág.
140, dónde dice:

"Mira, te. muestro la verdad. Más allá del infierno,


Más allá del Cielo y de la estrella. más lejana,
Más lejos del lugar do mora Bráhma,
1 "Talks to Teacherli ·on Psychology" pAgo 169.
21. ,lA EYOLUCION DEL' HOMBRE

,Antes del principio y para siempre sin fin.


Como el espacio, eterno, y cual la certeza cierto,
Existe un Poder divino que incita al bien:
Sólo su ley ~rdura!

Considerando el segundo aspecto de la Trinidad,Dios


expresándose a Sí Mismo como el Hijo, de nuevo se le ve
acompañado por una cualidad particular de la .vida,
diferente de, la del Padre, pero no menos fundamental
y única. Quizá el mejor modo de' describirla j!ea por la
palabra "Sabiduría". La sabiduría es la fragante esencia
destilada del conocimiento y de la comprensión, 'combi-
IlIlda con la perfección del amor. Es la riqueza de la
experiencia unida a la realización de la unidad de la
vida. Es la extrema profundidad de la comprensión
caldeada por el fuego de una dulzura que todo lo abarca.
El tercer atributo de la Deidad es la Actividad crea-
dora del Espíritu Santo, la divina Inteligencia que diseña
y Ploldea las varias formas, tanto, de lo "que vive" como
de lo "que no vive", y que llenan el universo. Es la ener-
gía que engendra los átomos de conformidaqcon el
Plan Divino, y que subsecuentemente agrupa esos ato
mos de varias maneras a fin de construir los diversol
elementos y compuestosquímics; es la que agrega a
éstos en la forma de soles, estrellas o planetas; de plan-
tas, animales y hombres; y en las de todas las formas
de belleza conocidas y desconocidas que se contienen en
el universo. A esta tercera cualidad de la vida, es a la
que Sir James Jeans se refiere en el p&rrafo ya citado,
que termina: "nos vemos compelidos a representarnos
la creación cQmo un acto de ,pensamiento".

, !
EVOLUCI'ON DE LA CONCitNCIA

'La relación entre estos tres 'es la de Cabeza, Corazón


y Mano: la Cabeza que proyecta, decide- y modifica; el
Ü>razón que nutre y sustenta; y la Mano que ejecuta 10&
detalles del plan divino en toda la belleza de su' expre-
sión.- ,En la filosofía Hindú se les describe (en orden
inverso al dlldo arriba) como el Creador, el Preservador
y el Regenerador.
Todo el universo manifestado es una expreslOn de es-
toS -tres aspectos fundamentales de la vida. Se - reflejan
en la, naturaleza, y también en el ser individual; hecho
a imagen de Dios. Algunas clases de seres reflejan uno
'de--esos aspectos más de 10 que reflejan los otros dos,
mientras que en otros seres predomina alguno de los
otros aspectos. El· juego alterno de estos .tres poderes de
vida sobre el mundo de la materia da lugar a los fenó-
menos caleidoscópicos de la evolución.
Está fuera de la órbita de este trabajo el entrar en
detalles acerca de la conciencia asociada con los reinos
inferiores de la naturaleza; puesto que' nos preocupamos
pr!!fer~ntemente de la e~olución de la, conciencia humana.
Hay, sin embarg.o, ciertas semejanzas, muy Íntimas entre
_e;tos reinos inferiores y las primeras etapas .del dese.n-
volyimiento humano, por lo cual parece conveniente men-
cjo~ar1as; y más especialmente, porque Ja conciencia en
los reinossuhhumanos puede estudiarse en sus estados
más simples, Jibre de .las ~odificaciones y cOJnpl~jida­
<les que pertenecen a las etapas superi~res del desenvol-
vimiento del hombre.
, _Así, en el reino mineral vemos un modo de manifes-
tación que es comparable a poner los cimientos de un
24 LA" EVOLUCIÓN DEL HOMBRE

edilicio. Si la vida ha de hallar por sí misma unll ex-


presión en la forma, es decir, un escape para S,US PQde-
,les inherentes, entonces la, forma debe l"er un cuerpo,
una "morada", y no una prisión. La forma debe, $er
susceptible de manipulación, debe responder tanto al
interno contacto de la vida como al del ambiente circun-
dan te; en una palabra, debe tener la cualidad de sentir.
El reino mineral va desarrollando lentamente esta cua-
lidad, La inmensa variedad de condiciones externas a
qUe se halla suje~o; el calor. y la presión del ,medio
ambiente subterráneo; el ardor del sol y el hielo polar,
el incesante golpear de las olas sobre la playa; la cons-
tante erosión de los ríos; las rachas del viento; las baja.'!
presiones de lo¡; niveles atmosférico~ más elevados; todas
estas "fuerzas de .la naturaleza" se combinan' para. ma-
chacar la substancia mineral de la tierra a fin de que
en alguna medida, responda a las impresiones. Así se
prepara la materia sensible que puede entonces ser em·
pleada como vehículo de expresi9n/pa~ la vida.
En el reino vegetal, es posible observar los primeros
efectos' externos de ese tratamiento, en la aparición de
la "vida" según se la entiende generalmente, con su mo-
vimieiltoauto-iniciado. La turgencia de la semilla, el
desarrollo de la raíz, del tallo y de la flor, la apertúra y
eclosión de los pétalos, la producción de la semilla para
la futura propagación de la planta, todas estas son se-
ñales de las conmociones de un poder dentro de la forina,
de una conciencia rudimentaria que es capaz de entrar
en acción de a~uerdo con las exigencias de las condi-
ciones .externas.
EVOLUCI'ON DE LA C0l':lCIENCIA 25

Así como el remo mineral desarrolla sensación, así


el reir-o vegetal ~tá caracterizado por el movimiento
o la," actividad, y esto puede \ considerarse como el pr-imer
débil reflejo en el mundo material, de la vida bajo su as·
pecto de Voluntad. La .vida como la Voluntad es la fuerza
.tras .de toda .actividad.
En el reino animal, las dos facultades de sensación
y actividad están más desarrolladas y refinadas; péro
en ,adición, surge un nuevo modo de conciencia, pues
sr. Ilgrega la sensibilidad o emoción a los rudimentos
de. la mente. Los relatos de la sagacidad animal son de·
masiado . numerosos y bien conocidos para que aquí
baste con llamar la atención acerca de ellos como ejem·
plos de es~· modalidad de conciencia. Abundan relatos
semejantes acerca del' cuidado, protección y abnegado
sacrificio de la madre por sus pequeños, y nadie que
haya tenido animales domésticos favoritos, puede dudar
ni linmomento de su capacidad para experimentar placer
y dolor, para . expresar apego y gratitud y otros estados
afectivos, y para mostrar una medida de inteligencia
que es a menudo sorprendente en su alcance y. grado
dt' percepción.
Esta naturaleza afectiva, por ser una reflexión del
segundo aspecto de la vida como Sabiduría, participa
de su naturaleza dual de amor y comprensión. El amor
es la fuente de todo deseo, afecto y aversión; y la Como
prensión se expresa a sí misma en el instinto que hace
que el animal obre con inteligencia, ya para obtener lo
que desea, ya para evitar lo que le desagrada. Esta fa·
cultad mento·emocional nunca pasa más allá del estado
de instinto en los animales,' porque éstos no han llegado
26 LA EVOLUCION DEL HOMBItE

aun a la condición auto-consciente que empieza con el


nivel humano de desa~rollo. Sin emhargo, los animales
superiores llegan a veces muy cerca de esta etapa, al
grado que a menudo es difícil admitir que un sér humano
primitivo se halle en un nivel más elevado de la evolu-
ción que cualquiera de 108 animales más adelantados y
desarrollados.
,En el siguiente capítulo consideraremos lá conciencia
humana y como preparación para ello, podemos resumir
las conclusiones a que se ha llegado' hasta aquí diciendo
que en el reino mineral se desarrolla la facultad de sen-
sación; en el reino vegetal, se agrega la facultad de ac-
tividad; en tanto que la contrihución de los' animales
a la escala progresiva de expresión consciente, 'consiste
en el sentimiento y en la mente primitiva.
Estos estados de progreso de la conciencia' fueronher:
mosa y brevemente expresados por un poeta oriental en
las siguientes palabras:
"Dios duerme en el mineral, sueña en el vegetal, des-
pierta en el animal, y se hace consciente en el hombre".
\

CAPITULO IV

La . Conciencia humana

En una obra' que pretende ocuparse del desenvolvi-


miento de la conciencia en el hombre, qUlzas parezca
mera de lugar la introducción algo extensa de los ca-
'llítulos precedentes. Sin embargo, hay que recordar a
'este respecto que; si bien, la vida es la fuente de toda
manifestación, la conciencia está íritimamente ligada
con las formas de las cuales se reviste la vida. No es
,solamente su cuerpo físico lo que el hombre hereda
del reino animal --el cual a su vez derivó de otros rei-
nos más bajos de la naturaleza- sino que también ad-
quiere con él ciertas facultades de conciencia que esos
reinos subhumanos habían ya desarrollado. La psico-
logía moderna ha hecho mucho para revelar e ilustrar
('ste hecho. Hace remontar muchas de las reacciones in-
conscientes e instintivas de los seres humanos, al abo-
lengo animal de nuestra raza.
Pero, del mismo modo que cada reino sucesivo no
sQlo ha adoptado la culminación o logro de los reinos
inferiores a él, sino que ha agregado igualmente una
contribución propia y peculiar de sÍ; también el hombre
añade, a la herencia que del pasado recibe, algo nuevo
y fundamentalmente diferente. Esta adición caracterís-
1 ,

28 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

tica es la realización consciente de la individualidad,


el sentido de la auto-existencia como entidad separada .
}" única. A la vigilante percepción de las formas y ~
biente circundante, y a las reacciones hacia ellos por
medio de los canales de acción, sentimiento y pensa-
miento que formaron las. experiencias de vida en los
J einos subhumanos, se agrega ahora el darse cuenta de

si mismo como entidad viviente, como un fragmento se-


parado del gran océano de la vida universal y que sin .
embargo, eternamente forma parte de aquella esencia
universal. La cita hecha al fin del capítulo que antecede
expresa este cambio. En la Biblia se describe por estas
palabras: "Formó pues el Señor Dios al hombre del
llarro de la tierra e insufló en su rostro el aliento de vida
y fué he<:hoel hombre .un ser viviente". 'Génesis', Il. 7.

Cualesquiera dúdás que pueda haber, y hay muchas,


respecto al universo y a la naturaleza de su conteni-
do, ningún ser humano duda de la realidad de su ser
individual.
Este sentido del YO surge con la introducción de un
nuevo factor en el campo de la cOl·~ciencia. La frase bí-
blica lo llama "soplo. de vida"; en la terminología que
hemos venido usando es: lnteligencia Creadora. Yase. ha
visto su reflejo en el instinto inteligente del animal. En
el hombre, cesa de ser un reflejo y se convierte en la
realidad; ya no es .un instinto, se ha extendido hasta
ser un consciente poder razonador. Ahora, por primera
vez, se concentran en un solo individuo, la plenitud de
la vida y una forma completa aunque rudimentarÍa, de
modo que el hombre.se reconoce como divino en esencIa,
y potencialmente divino en la expresión creadora. Las
LA CONCIENCIA' HUMANA 29
tres .' realidades de Voluntad, Sabiduría e Inteligencia
Creadora encuentran en él sus reflejos de Actividad,
Emoción y Mente Individualizada, y la conciencia hu-
mana' es el espejo en que tiene lugar este reflejo_ De
aquí en adelante, la historia de la evolución humana
el un registro del desenvolvimiento de la potencialidad
, en poder, pues lo que el hombre es ya en esencia, debe
llegar a serlo también en expt~ión activa: un creador
auto-conscienle como el Arquitecto del universo, cuya
vida comparte.
Este proceso en sus aspectos humanos, requiere con-
sideración más detallada. Al principio, se siente uno
inclinado a inquirir si hay algún plan tras del desarro-
llo humano, o si éste procede al acaso, sin mira defi-
nida ni influencia guiadora. Al estudiar la situación, se
observa inmediatamente que sucede lo primero. No pudo
el mero azar haber producido las etapas ordenadas de pro-
greso que la raza humana ha seguido. Por infinitamente
variada que sea en la riqueza de sus detalles, se ve clara-
mente el avance seguro de una marea ascendente de pro-
gresos. Las oleadas individuales de familias, tribus y nacio-
nes, podrán ascender y descender y estrellarse contra la
playa, pero cada una de ellas trepa un poco más arriba
que sus predecesoras, y de este modo, avanza lentamente
la marea de la humanidad como un todo.
y si hubiere un plan, entonces serían susceptibles de
percepción y comprensión sus características principales
al menos; e igualmente la dirección a la cual tiende.
Esto último es particularmente útil puesto que permite
percibir algo del desarrollo futuro de la .raza, y por
30 LA EVQLUCION DliL HOMBRE

wnto el trabajar consciente e inteligentemente en pro .de


su consumación. El estudio de la historia humana es
asunto de inmenso interés para aquellos a quienes atrae,
pero también para todos los demás debería ser asunto de
importancia vital y práctica, porque ilustra el plan de
progreso en cuya elaboración todos nos hallamos empeña,
dos, y sirve así como una guía a través de todos los com,
plicados laberiatos de nuestra vida y circunstancias. ac-
tuales. La historia no es meramente la narración .de
acontecimientos pasados, ocurridos en civilizaciones hoy
día extintas, sino que es el registro viviente del creci-
miento psicológico de todo ser humano en el mundo ac-
tual.
Es posible tener este vislumbre del futuro porque el
plan se desarrolla de acuerdo con la ley cíclica. "La
historia se repite" axioma éste familiar tanto en lo que
respecta a los detalles de la civiliza~ión cuanto al creci~
miento de la conciencia. En ésta última puede observarse
una repetida sucesión de siete fases. Las cuatro primeras
nos son ya familiares, puesto que son la repetición, en
términos humanos, de la sensación, la . actividad, la
emoción y mente instintiva de los reinos inferiores. Las
tres restantes son nuevas, y pertenecen especialmente a
las etapas humanas del progreso. En la tabla anexa se
muestra la 'Serie completa de estas fases; allí se indicall
también las correspondencias subhumanas, cuando ocu-
rren. Sin embargo, la tabla, en su conjunto, se refiere a
la conciencia humana.
LA CONCIENCIA HUMANA 31

TABLA DE LAS FASES DE LA CONCIENCIA


HUMANA.
Naturaleza de la
Pase Facultad Correspondencia
. Conciencia
P!\Itlva - la formación de
1 Sensación. un mecanismo estable de Reino Mineral.
percepción.
Dinámica - refle.1o de' la
2 Actividad. voluntad; moción cons- Reino Vegetal.
cieRtemente dirigida.
Impulsiva - la reacción In-
3 Emoción. mediata al medio am- Reino Animal.
biente.
• Mente Inte- Separatt va - analltlca, ló- Humano primi-
rior. gica, mente personal. tivo.
5 rntel1gencla Unificadora - sintética Humano actual.
c:readora. cooperativa. mente social.
Universal - Intuitiva; la
6 Sabldurla Vlds"una en el hombre, Hombre esplri-
el poder de comprensión tual.
y de amor.

7 VolUntad. Energizante - poder mot~ Hombre l'8p1rl-


concentrado. tual.

Las primt:ras fases pueden estudiarse más Íntimamente


en cllalquier niño y adolescente normales. Debemos a
Haeckel el descubrimiento de que el embrión repite, en
el esp;tcio de unos cuantos meses, todo el abolengo animal
dt- nuestra raza. La psicología moderna revela una reca-
pitulación semejante de parte de la conciencia. La pri-
mera fase, la de Sensación y Percepción, no es tan fácil
de discernir. La sensación pura, es decir, sensación libre
de toda mezcla,de pensamiento, sólo puede experimentar-
la un tierno niño al establecer contacto por primera vez
con el mundo externo. El primer contacto con la madre,
por ejemplo; o con la luz, el sonido, etc. pertenecen a esta
fase. Durante este primer período el niño está ocupado
32 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

principalmente en· construir sus· imagenes sensoriales 'y


en aprender a denominarlas correctamente.
Esto, sin embargo,pronto queda superado por la se-
gunda fase la de Actividad, tanuniversaltnente caracte-
rística de los niños entre digamos, 3-5 y 7-10 años, que
no pueden dejar de' observarla todos los que estén en
contacto con los pequeños.' Toda la energía de la vida se
derrama en actividad, y el día se halla dividido en perío-
dos de vitalidad intensa, exuberante, qu~ se expresa
por medio de llcción violenta, y períodos de quietud,
cuando el sueño. interviene. Esta es la edad de la imagi-
nación y del fingimiento, durante la cual los objetos ex-
ternos no representan necesariamente lo que su aparien-
cia externa sugiere, sino que se convierten en aquello
que la activa imaginación del niño determina que sean.
El niño por ejemplo, imagina un caballo al vivificar
la imagen perceptiva de un caballo adqu~rido por él en
una fase más temprana. Vivificada esta imagen la pro-
yecta luego sobre cualquier objeto externo, por ejemplo,
una silla, una escoba, la espalda o piernas de su padre,
todo lo cual se convierte entonces en caballo, por lo que
al niño respecta. Tanto emoción como pensamiento son
perceptibles durante esta fase, pero son subjetivos, sur-
gel} como resultado de la Actividad y no como sus causas.
Tienen la naturaleza de reacciones impulsivas y no son
aun funciones conscientes.

Es una característica de la vida el que se vierta en


medida concentrada en una' función· particular, en un
nivel determiriado de conciericia y que produzca energía
en ese nivel. La función' ap~opiadaa ese nivel, sea cual
LA CONCIENCIA HUMANA 33

fuere, se convierte en la dominante. Todas las otras


funciones que pertenecen a, Un nivel inferior de con-
ciencia y que se han desarrollado y objetivado con an-
terioridad, son presionadas para servir a la predominante
y absorbente del momento, y se utilizan como instrumen-
tos de aquella. Sin embargo, las funciones más elevadas
se hallan también presentes desde el principio, pero,
puesto que aun no han sido olljetivadas, sólo pueden
aparecer subjetivamente como parte de la misma con-
ciencia. Aun no son utilizables como instrumentos de
conciencia.

La tercera fase, que es una recapitulación de la na-


turaleza afectiva del mundo animal, ocupa el periodo
de 10·12 a 14-16 años en el niño normal de estos tiem-
pos. Durante esta época toda la energía vital se vierte
en la naturaleza emocional, que se convierte entonces en
el aspecto dominante de la existencia consciente. Tanto
lit percepción sensorial como la actividad se trUecan
en instrumentos puestos al servicio de las emociones,
mientras que las funciones más elevadas de intelecto
y espiritualidad quedan formando parte del contenido
subjetivo del ego, y se agolpan en el umbral de la con-
ciencia como inhibiciones y prohibiciones o "tabús". La
Tercera Raza Raíz corresponde a este período de des-
arrollo, y en el capítulo dedicado a esa Raza, se hablará
de otros modos en que se exhibe esta modalidad de con-
ciencia.
Lá cuarta fase, tipificada por la Cuarta Raza o Adan-
y por los jóvenes de 14-16 a 18-20 años, tiene como
ti',
su primordial campo de concentración la mente analítica.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Las emociones cesan de dominar y, juntamente con la per-


cepción y la actividad, se convierten en instrumentos
serviciales al entendimiento lógico, que es ahora el modo
dominante de la conciencia. La cualidad de este tipo de
mente es la de analizar, estudiar, antes que todo, las
características únicas de todo objeto, y también aquellos
aspectos en que se asemeja a otros. Con la lógica como
instrumento, y la inducción como método, la mente ana-
lítica clasifica los varios objetos de percepción en grupos,
y éstos a su vez se convierten en expresiones de una
idea abstracta.

La quinta fase, a la cual se entra a los veinte años,


poco más o menos, se prolonga ordinariamente por un
número considerable de años. Esta es la fase que las
naciones occidentales están tratando de desarrollar en
esta época, y puede ser denomInada la fase de la mente
sintética o social. A este intelecto sintético pertenece el
sentido social, en general la conciencia del tiempo y las
categorías de pensamiento, moralidad, etc., universales.
Las funciones de la mente analítica han venido a reu-
nirse a las más tempranas, las de emoción, actividad y
percepción como instrumentos de la conciencia, y la
energía-vida humana se concentra en el nivel de la. mente
sintética. Esta función de la mente se apodera de las cla-
sificaciones lógicas del intelecto analítico y consciente-
mente las integra dentro de sus categorías universales
de vida, tales como lo Bueno, lo Verdadero, lo Bello. La
filosofía Kantiana es típica de este modo de realización
consciente. Es también el período en el que la conside-
.ráción del hombre, comO unidad social, llega a ser de
supremo interés. En el individuo se señala por la forma-
LA CONCIENCIA HUMANA 35

ClOn de una familia, mientras que en el campo más am-


plio de la vida social inspira los varios intereses políti-
cos, los grupos sociales y cooperativos, las combinaciones
sintéticas, tanto científica como de otra clase, en que
abunda el mundo moderno.
Poco hay que decir qe la quinta y sexta fases. Nunca
han sido objetivadas, ya que las Razas que deben ocu·
parse especialmente de esa labor no han aparecido aun
en el proscenio de la historia. Algún esbozo de la fase
sexta o intuitiva está surgiendo ya en el mundo, como
acompañamiento a la sexta subdivisión de Jos pueblos
Arios.
Quizá las características más prominentes de este nue-
v(¡ modo de conciencia serán su integridad y su dina-
mismo. Aquellos seres humanos en los que comienza
a expresarse, no consideran ya la secuencia de los acon-
tecimientos en términos de pasado, presente o futuro,
porque se perciben a sí mismos como siendo aquel influjo
de dinámica energía consciente que es la creadora de
los sucesos, y en la cual, por consiguiente, se han trans-
cendido las divisiones de tiempo. El pasado, el presente
y el futuro son la sombra que una vida movible proyecta
sobre el mundo de la manifestación. Pero cuando uno
se da cuenta de que él mismo es esa vida, tales sombras
pierden su significación absoluta y el tiempo llega a
sernos relativo. Siendo la vida la causa de los aconteci-
mientos, es la creadora del tiempo, y por consiguiente,
es en sí misma superior al tiempo.

De igual manera se trascienden las categorías de la


mente, que pertenecen a la etapa quinta o sintética.
36 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Lo Verdadero, lo Bueno, lo Eficiente y lo Bello no son


ya divisiones fundamentales o "axiomas"; para la con-
ciencia intuitiva han llegado a ser meramente relativas.
Cuando la plétora de moviente vida desciende sobre
la mente, -que es ahora un instrumento de la con-
ciencia y ya no su asiento-y la inunda de luz, ésta
aparece como la Verdad; cua~do desciende sobre las
(~mociones y las inunda con su calor, se convierten en
Bondad; igualmente, cuando se vierte en el vehículo de
la Acción, y lo anima, se transforma en la organizadora
de la Acti~idad, y por consiguiente en Eficiencia; y si,
en su arrastre dinámico, hace uso de todos estos ins-
trumentos simultáneamente, entonces aparece como Be-
lleza. En sí misma, la vida es superior a todas ellas.

La séptima fase, la de la voluntad, yace aún en la


conciencia subjetiva, puesto que su realización oLjeti'
va pertenece a un futuro aun más distante. Su influen-
cia está siempre presente, pues es la única fuente de
poder, tanto en el individuo como en el ambiente cir-
cundante. Como la electricidad, que ~s un modo de su
manifestación en el mundo externo, el pod~r de la
voluntad puede emplearse hasta cierto grado, bien que
en sí mismo desafíe al análisis. También impone, por
consiguiente, sobre quien lo usa, ciertas limitaciones a
guisa de inhibiciones, según lo hacen todos los esta-
dos subjetivos de conciencia.

Estas últimas etapas se detallarán en un prOXlmo li-


bro. No entran directamente en nuestro presente examen
de la evolución racial: se anotan aquí simplemente con
el fin de darlas a conocer en su totalidad.
CAPITULO V

Las Leyendas de la Creación.

Las investigaciones de los geólogos nos van presen-


tando cada día con más claridad el cuadro de la pri-
mitiva historia de la tierra, y el orden en el cual las
varias clases de seres vivientes fueron haciendo su
aparición en ella. Uno de los hechos importantes que
está surgiendo, y que corrobora las declaraciones de la
Ciencia Oculta es la naturaleza cíclica de esta historia.
En la actualidad, se reconoce que, en el desenvolvimien-
to de la tierra, ha habido largos períodos de comparati-
va quietud y segu~idad, durante los cuales las condicio-
nes climatéricas fueron más o menos estables y modera-
das; y que estos períodos estuvieron separados unos de
otros por épocas de extremada severidad de condiciones,
ya de frío, ya 'de calor, durante las cuales tuvieron lugar
vastos cambios en la configuración de la tierra, acom-
pañados por la destrucción de casi todas las formas de
\ida entonces existentes.

"La forma cambiante de la órbita de la tierra, el cam-


bio gradual de la posición de los ejes de rotación, los
cambios en la forma de los continentes; probablemente
hasta las fluctuaciones en el calor del sol, contribuyeron
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

en ocasiones para hundir enormes áreas de la super-


ficie de la tierra en largos períodos de frío y de hielo;
y en otras, durante millones de años, esparcieron sobre
este planeta temperaturas tibias o adecuadas_ Parece
que hubo épocas de enorme actividad interna en la vida
ciel planeta, cuando en el curso de unos cuantos millones
de años, los salientes acumulados se rompían en líneas
de sacudimientos y erupciones volcánicas, modüicando
de nuevo los perfiles de las montañas y de los conti-
nentes del globo, aumentando la profundidad de los mares
y la altura de las montañas y exagerando los extremos
del cli~a_ Estos períodos hubieron de ser seguidos por
vastas edades de comparativo reposo, durante las cua-
les las heladas, la lluvia y los ríos desgastaban las alturas
montañosas· arrastrando enormes masas de aluvión para
lienar y elevar los fondos marinos y extender los ma-
res, cada vez menos profundos y más anchos, sobre
mayores áreas de tierra:' ("Short Story 01 the World" ,
pág_ 12).
La Ciencia Oculta habla de todos estos ciclos como
"circuitos" o Rondas. Dice de qué manera los seres
yivientes de diferentes órdenes, florecieron y evolucio-
naron durante vastas eras de tiempo, solamente para des-
aparecer durante los pe~íodos de- obscurecimiento subsi-
guiellt...~'l, en los que la vida desaparecía temporalmente
para resurgir con el alba de un nuevo "día" de ma-
nifestación.
"Nuestro Globo entra en convulsión cada vez que se
despierta para iniciar un nuevo período de acti~idad,
como un campo que hay que arar y surcar antes de
sembrar en él semilla nueva para obtener otra cosecha ...
LEYENDA DE LA CREACION 39

Cada nuevo manvántara trae consigo la renovación de


formas, tipos y especies". (Doctrina Secreta, Vol. 11,
pág. 770).
Tanto el Ocultismo como la ciencia moderna recono·
cen cuatro de estos ciclos. El primero es el período
Azoico, llamado así porque las formacianes rocosas
que representan esta era no muestran huellas de existen-
ciade la vida. A este sigue, después de un intervalo;
la Edad Proterozoica, que presenció un Vasto desarrollo
de las farmas de vida vegetal, de las cuales derivan los
depósitos de carbón y ciertos tipos de criaturas marinas
que datan también de esta época. Nuevamente, después
de un intervalo de cataclismos y obscuridad, surge el
alba de las Edades Paleozoica y Mesozoica, durante
las cuales aparece la vida animal, caracterizada princi-
palmentl~ por formas reptíleas junto con algunas criaturas
semejantes '11. simios. Ocurre otra vez un interregno antes
de que aparezca la Edad Moderna a Cainozoica, que
presencia el desarrollo y preponderancia de las formas
humanas de la vida. Este período cataclísmico más re-
ciente, lo describe así Wells en su "Short Story 01 the
World", págs. 20-21:

"Hay una interrupción en el registro de las


rocas que quizá represente varios millones de años.
Todavía hay aquí un velo que cubre hasta el con-
torno de la historia de la vida. Cuando aquel se
levanta de nuevo, la Edad de los Reptiles ha ter-
minado ... Han desaparecido en toda su estupenda
variedad, sin dejar descendiente' alguno... El
mundo ha pasado por una fase de condiciones ex-

; '-,
4.0 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

tremas superiores al poder de resistencia de aqué-


llos; ha ocurrido una matanza lenta y completa
de la vida Mesozoica, y nos hallamos. ahora en
una nueva escena, en la cual una flora y una fau-
na nuevas y más resistenies han tomado posesión
del mundo".

La Ciencia Oculta ofrece, para ampliar estos descubri-


mientos geológicos, cierto número de aportaciones inte-
resantes. Recalca el hecho ya indicado antes, de que en
cada "Ronda" sucesiva predomina un nuevo reino de la
Naturaleza. En la Primera Ronda, es el reino mineral;
en la Segunda, el vegetal; en la Tercera, el animal; y
en este Cuarto Circuito, o Ronda, el reino humano.
Pero afirma también que existía ya en todas esas edades
primordiales. una conciencia humana muy primitiva.
usando como su morada el tipo más avanzado de vehí-
culo que podía obtenerse. De aquí que en la Tercera
Ronda la vida humana animara algunas de las criaturas
semejantes a monos que eran los prototipos (aunque no
los progenitores) de los antropoides modernos, y que,
por consiguiente, constituyen la semejanza más próxima
al "eslahón faltan te" que la ciencia husca en vano.
Todo esto sigue muy de cerca la Historia de la Crea-
eión según se halla hrevemente delineada en el Primer
Capítulo del Libro del Génesis. Pero el enigma que aun
se enfrenta a los sabios, es la explicación de los acon-
tecimientos según se da en el Segundo Capítulo del mis-
mo Libro. Porque en éste se anota que el hombre vino
¡,rimero, en tanto que los reinos vegetal y animal se
df'sarroHaron más tarde. Esto se halla en completo acuer-
LA LEYENDA DE LA CREACION 41

do con las declaraciones ocultistas respecto a los prin


cipios de la Cuarta Ronda o Circuito (la Era Cainozoica),
que asientan que en esta Ronda el hombre fué el proge·
nitor de todas las formas vivientes, tanto plantas como
animales. Agrega además que las tres primeras Razas
Raíces vivieron durante una repetición cíclica de las
condiciones, tanto conscientes como ambientes, que ocu·
rrieron en las tres Rondas correspondientes.

El limitado espacio nos prohibe entrar aquÍ más de


lleno en este asunto. Para más detalles sobre este fasci·
nador tópico se recomienda al estudiante la obra "The
Earth and its Cycles" ("La Tierra y sus Ciclos") por
E. W. Preston.
CAPITULO VI

Las Razas de la Humanidad

Al considerar el desarrollo de los tipos raciales su·


cesivos que han poblado esta tierra, hay un punto que
es preciso aclarar desde luego: que la raza se compone
de entidades vivientes que evolucionan espiritualmente.
No puede tener más que un interés académico todo el
plan de evolución racial a menos de que se reconozca
que la evolución de la raza es la medida del desenvolvi·
miento de los individuos que componen dicha raza. y si,
según abundantemente lo indica la psicología moderna,
el individuo humano de hoy encierra en sí mismo todas
las realizaciones de conciencia que son características
de un tiempo anterior, esto solamente es posible porque
tal individuo ha vivido él mismo a través de todos esos
tiempos.

La evolución del hombre individual tiene en la evolu·


ción racial su contraparte necesaria. Pero debemos cui·
dar de evitar caer en el error de las escuelas sociológicas,
que consideran que el grupo racial es el repositorio de
las fuerzas espirituales creadoras que hacen al individuo.

La Ciencia Oculta pone de manifiesto que esas fuer·


zas están en el individuo, que nada existe en el grupo
4·1 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

social ni aun en la Naturaleza que no haya sido creación


de un individuo. La evolución social se debe al hecho
de que los egos, es decir, las entidades espirituales in-
dividuales de un nivel más alto de evolución, son en-
viados a encarnar en cada nueva generación. No es la
evolución de su grupo la que los hace ser lo que son.
El grupo se encuentra en determinado nivel de evolución
porque los egos que lo componen han evolucionado hasta _
allí. El nivel del grupo es el de sus miembros; y seguir
el progreso de las razas, de un nivel la otro del desarrollo
psicológico, es seguir el orden en que los egos individua-
les prosiguen su evolución a través de los ciclos de tiempo,
que son el ritmo de tal evolución. Los períodos raciales
son la medida del progreso del ego individual. A me-
nos que se invierta la perspectiva materialista de los
sociólogos, no podremos ver la ley de la evolución hu-
mana en su luz verdadera. La vida procede siempre de
arriba a lo de abajo, nunca de abajo a lo de arriba: el
nivel del agua de un estanque sube solamente porque
el agua desciende de arriba. Así, al medir el nivel de la
conciencia' racial o étnica,' medimos el advenimiento
a la encarnación de egos diversamente adelantados.

Una Raza es, pues, un grupo de egos que evolucionan


en el mismo nivel de conciencia. Ese nivel étnico puede
ser el de un principio, o facultad, de conciencia (mente
analítica; mente social o sintética; intuición, etc.) o
bien estar en algún sub-nivel de cualquiera de éstos, de
modo que son posibles muchas combinaciones de dichos
sub-niveles. Todos estos niveles y subniveles étnicos pue-
den ser analizados con tanta exactitud como los niveles
correspondientes en la psicología individual -con mayor

RAZAS 45

facilidad, de hecho, puesto que la documentación es


mucho más abundante en la historia de una. raZa" y el
pasado no tiene reacciones bajo nuestra probatura como
aquellas con que a menudo se tropieza al sujetar a
prueba a un individuo viviente,
Naturalmente, sólo podemos dar indicaciones super-
ficiales en las páginas siguientes, pero son bastantes
para ilustrar la operación de este método y permitir a
'los estudiantes que apl~uen a él sus propias rebus-
cas originales.
Al presente, las búsquedas etnológicas tienen catalo-
gados tres grandes tipos raciales que pueden ser amplia-
mente clasificados como las Razas Negra, Rojo-Amarilla,
y Blanca. Sin embargo, la investigación ocultista y la
tradiCión mitológica añaden otras dos a este número,
y la psicología tiende a sostener este aserto. De estas dos
razas más primitivas no se han hallado restos geológi-
cos. Para información relativa a eUas es' precÍso atener-
se únicamente al dominio de la mitología, de la psico-
logía, y de la "memoria de la naturaleza" que es accesi-
ble para todo estudiante de la Ciencia Oculta que se
hubiere entrenado a sí mismo para poder leerla. La obra
más eminente sobre este último asunto es: "La Doctrina
Secreta" por H. P. Blavatsky.
Se hallará que estos cinco grandes tipos raciales
corresponden exactamente a las cinco primeras de las
fases psicológicas de evolución, las que se han indicado
ya en un capítulo anterior. Esto se hará más claro a
medida que se estudie cada raza a su turno. Pero es
preciso que quede bien entendido que la Re-encarnación
46 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

es la clave de toda la situación. Sin esto, todo el des·


envolvimiento racial no tiene hoy significación para
nosotros. Si se admite el hecho del re-nacimiento, la
historia se convierte en el registro de nuestras propias
actividades en el pasado, que nos han traído al nivel
de evolución en que nos hallamos actualmente. Contiene,
además, la semilla de nuestra propia expansión futura, y
la promesa de que, en cada alma humana, esas facul-
tades embriónicas de belleza espiritual llegarán a pro-
ducir frutos a su debido tiempo. '
CAPITULO VII

La Primera Raza Raíz (Polar)

El primer gran tipo etnológico que apareció sobre ID


tierra en esta cu.arta Ronda, no deriva su nombre Polar
de alguna asociación con las regiones polares, bien que
los polos no estuviesen entonces localizados donde se
hallan hoy; ese término se usa más bien para designar
el centro espiritual del cual surge la manifestación. En
el mundo occidental hay necesidad de recordar frecuen·
temente el hecho, plenamente admitido en Oriente, de
que lo espiritual precede siempre a lo material; de que
la aparición de cualquier forma manifiesta en el mundo
físico es el resultado, primariamente, de alguna previa
actividad creadora en los dominios de la vida o del es·
píritu. De aquí la existencia de un polo espiritual de la
tierra que, aunque parezca extraño a nuestro modo de
pensar, es tan necesario, y aún más, que la existencia
de un polo material geográfico. En la mitología hindú se
da a este polo el nombre de Monte Merú; la designación
occidental más familiar es, quizá, el Jardín del Edén.
De esta Primera Raza-Raíz poco puede decirse, ex-
cepto lo que se obtiene en fuentes esotéricas, en refe-
rencias en la mitología y -hasta cierto punto, en el
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

estudio psicológico del hombre primitivo. No se hallan


huellas geológicas de ninguna especie, ni de los seres
humanos mismos, ni de su labor manual. Las condiciones
eran tales entonces, que no permitían ninguna estruc·
tura rígida -bien que tal época sea como el ayer de
hoy si se compara con la del principio de esta tierra.
El cuerpo humano no contenía esqueleto huesoso; a la
verdad, no había siquiera "cuerpo" en el sentido en que
se toma ahora dicha palabra. Las entidades humanas
estabaiI representadas en la tierra por la agregación de
nubes de materia etérea semejantes a copos de humo
flotando en una atmósfera pesada y con muy poca más
estabilidad de la que éstos pudieran tener. Se les ha
descrito así:

"Bhutas (sombras) enormes, filamentosas, ase-


xuales, vacías, flotando en la densa atmósfera y en
mares hirvientes. Se mecen y vagan indefinidas, vas·
tas, proteiformes, de materia etérea, de contornos
cambiantes. .. de color lunar, blanco amarillento,
de variantes tonos". 1

La época geológica en que vivieron estos seres pri-


mitivos fué el principio del período Eoceno. Se recorda-
rá, según se dijo en el capítulo anterior, que la tierra
estaba pasando entonces por un período' en el cual se
repetían las condiciones de la Primera Ronda, bien que
en un nivel más elevado de la espiral evolucionaria.
Esta es la razón tanto de las extremadas perturbaciones
1 "Pedigree of Man" -Genealogía del Hombre- pág. 67.
PRIMERA RAZA RAIZ 49
¡
t,erl'éSttes, como de la hizarra apariencia de las formas
de la .Ptimera Raza-Raíz.
, "El Período Tt>rciario presenció el surgimiento de
casi todas las grandes cadenaS de. montanas dél
globo. Algunos de los más colosales trastornos de
la corteza terrestre, de los que hayan quedado; hue-
lla, tuvieron lugar durante ese período".1

Descripción todavía más gráfica es la que sigue:

"Un mundo extraño, un mundo de tan terrible


harahunda, de tan gigantescas convulsiones de la
naturaleza, que no puede oírse nada más que el
estruendo de las cimas de los montes al despren-
derse, el rugido de los volcanes que vomitan lava
ardiente; el choque de olas gigantescas cargadas
de rocas,contra avalanchas de lava sobre .las que
se lanzan en oleadas poderosas; que avient~n, como
en juego, moles que casi s0I.1 montañas; fuego, que
surge de donde quiera; tempestad, torbellino y
huracán: un enorme desquiciamiento y una vasta
turbulencia en que se creería que la vida no podía
existir'; .2

Quizá sea interesante inquirir de qué modo tuvo exis-


tencia esta raza peculiar de hombres. Es evidente que la
ordin~ria teoría Darwiniana que considera a la humani-
dad como un desarrollo del mono antropoide, no es apli:
cable, porque la forma de la Primera Raza no se asemeja

1 "teXtbóok of Geology". Texto de Geólog[a, pág. 837.


2 ("Pedigree of Man", pág. 63 Y 64).
5ó LA EVOLUCION DEL HOMBRE

en nada a la de los monos. Esta teoría, hoy famosa, de la


evolución, es sin duda cierta en sus aspectos principa-
les, pero describe la sucesión evolucionaría de las tres
primeras Rondas y corresponde a la primera historia
de la creación en el Génesis. Pero en esta Cuarta Ronda
nos ocupamos de la segunda versión de dicha h~toria,
aquella en la que se declara que el hombre había apare·
cido antes que las plantas y los animales.

"Los mamíferos, cuyas primeras huellas se des·


cubren en los marsupiales ~ .. evolucionaron de
progenitores puramente astrales contemporáneos de
la Segunda Raza. Son, por consiguiente, post-hu-
manos y, por lo tanto, es fácil justificar la seme-
janza general entre sus. etapas embriónicas y las
del hombre, que neqesariamente comprende en sí
mismo y resume en su desenvolvimiento las carac-
terísticas de los grupos que el originó". (Doctrina
Secreta, vol. 11, pág. 723.)

¿ Cómo, pues, ocurrió esa repoblación del globo? La


leyenda Bíblica registra los hechos desnudos, sin dar
detalles. En la tradición ~hindú se indica más claramente
el proceso. El Víshnu Purana da, en forma de hermosa
alegoría, un relato de cómo los Pitris o Progenitores
(Espíritus Divi!10s) exhalaron por respiración "al primer
hombre", o bien que sacudieron de sí sus "sombras" las
cuales se convirtieron entonces en hombres. Este es un
método ectoplásmico de creación que tiene mucho de
común con el fenómeno espiritista de la "materiali-
zación", respecto al cual, H. P. Blavatsky hace . las si-
guientes observaciones.
PRIMERA RAZA RAIZ 51

"La filosofía oculta enseña que" la primera' cepa


humana fué proyectada de sus propias esencias pcjr
seres más elevados y semi-divinos. Si se ha de
considerar este procedimiento como anormal o aún
como inconcebible -por ser anticuado en la Na-
• turaleza en este punto de la evolución- queda,
sin embargo, demostrado como posible por la au-
toridad de ciertos hechos espiritísticos". 1

"Si las formas materializadas que a veces se ve


que emanan de los cuerpos de ciertos médiums,
pudieran fijarse y solidificarse, en vez de desva-
necerse, la "creación" de la Primera Raza sería en-
teramente comprensible. Esta clase de procreaci6n
no puede menos que ser sugestiva para el estu-
diante. Ni el misterio ni la imposibilidad de seme-
jante modo son en manera alguna mayores que el
misterio de la, concepción del feto, su gestación y su
nacimieuto como niño, tal como hoy lo conocemos". 2

De estos "cuerpos", y de los de las subsiguientes Razas


Raíces (que aun se ven) descendieron las primitivas for-
mas vegetales y animales; habiéndose desarrollado los
antropoides modernos de algunos de los más ínfimos y
primitivos miembros de la Tercera, Raza.

Cabe aquÍ preguntar; ¿ qué puede haber aprendido


la humanidad, en términos de conciencia, bajo condi-
ciones como esas? ¿ De qué posible manera sirve esto
como preparación para la vida actuaÍ del hombre? Hay

l. 2. Doctrina secreta. Vol. n. págs. 91 Y 184.


52 LA EVOLUOlON DEL HOMBRE

pOr lo menos dos nliasos resultados cuyas huellas pue-


den seguirse hasta esta época de nWlSÍla historia etno-
gJ'áfioa. En primer lugar, hay que récordar que el
hombre está aquí repitiendo, en el (primitivo). nivel
hufuano, la experiencia del reino minera.! ; es decir,
esbl aprendiendo el alfabeto de lit SetlllaoiólÍ y de la
Percepoión. Está ganando el poder, la facultad de inter-
¡..retar, para su sér consciente, el significado oe esos im·
pactos que golpean su cuerpo con tan extremada fuerza.
l. y qué ambiente podría ser más adecuado para tal pro-
pósito que la ruda violencia de aquellos tiempos primor·
diales? La delicadeza y el refinamiento en él impacto no
tenían cabIda en aquella etapa de la evolución; hubie-
ran sido insuficientes para alectar un vehículo de Con-
ciencia tan insensible y mal organizado como él que
entonces poseía el hómbre. Por vía de comparación, po·
dría observarSe c6mo los niños de esta época prefieren
los sonidós y colores luerteS, coil violentos contrastes;
pues los tonos más pálidos y tintes más delicados no
son apreciados. por ellos, ni les satisfacen. Este es uno
de los muchos cásos eh los que se obserVa qué lbs niños
no liácén más tIúe tepetir la hishlrilt ptimitiva de la
nil!a; y e!! por este hecho por lo que la psicologíu puede
dar pruebas de las' condiciones humanas primitivas,
pruebas que están négadas a otras ramAs de la ciencia.

"La PrÍlheta Raza poseía tacto por todas partes,


era como una tablA de resonancia; elite tlwtó !le
fue diferen~ialÍdo fin los otros sentido$, que se
desarrollaron con las Razas. El "sentido" de la
Primera Raza fué el del tacto, es decir, la facul-
tad de sus átomos de vibrar al unísono con los
PRIMERA RAZA RAIZ 53

átomos externos. El 'tacto' equivaldría casi a la


simpatía" . (Do~'rilJa, Sf:eTsla, vol. 111, p. 550).

Por lo anterior podrá verse que el tipo de vida hu-


mana en esta PrimE/la Raza er/l casi totalmente nega-
ti,vo. Se preocupaba principalment@ de estab~er las
b8!!el! para un' mecanismo sensoril~.l y para la funció~
perceptiva al ocuparse de los impactos recibidos de
fuera a través de esa vibraoión simpática o "tacto", así
como de sus efectos sobre la conciencia. Poco o ningún
esfuerzo podía hacerse para reaccionar hacia esos im-
pactos en términos de expresión externa o para ejercitar
apenas una rudimentaria influencia de control sobre la
inmanejable y cambiante forma humana.
La segunda ganancia resultante es la de Estabilidad,
que incidentalmente sirve para ilustrar el propósito de
las muchas paradojas aparentes de que parece estar tan
llena la vida. Con el reino mineral asociamos general-
mente la idea de estabilidad. Es cierto que el aire y otras
substancias tenues e inestables forman parte de este reino;
pero al hablar de "minerales", el vulgo piensa en rocas,
piedras, montañas, trozos de carbón y otras substancias
ciuras y estables. Bajo otros aspectos el hombre busca
esta misma estabilidad, aunque raras veces la encuentra;
casa en qué vivir, empleo permanente, rentas seguras,
una forma estable de sociedad, un tipo de credo, religio-
so, ético, filosófico, que no sea susceptible de conmoción
o trastorno. Y sin embargo, es precisamente la inesta-
bilidad de las circunstancias modernas la que hace, por
eontraste, tan necesaria y desca'ble una condición estable
de la vida interna. De igual modo en ]a época de esta
LA EVOLUCION DEL H'OMBRE

primera Raza Raíz, la mutabilidad misma de las condi-


ojo.es .externas sirvi@ para impresionar al hombre con
la necesidad de una base firme y estable para su vida.

La humanidad tiene pues, que agradecer la experien-


ciá obtenida a través de esta Raza Polar tanto por lo
que hace a la percepción de sensaciones como por lo
que respecta a esa certeza básica de realidad individual
auto consciente que es hoy común a todos.
CAPITULO VIII

La Segunda Raz; Raíz (Hiperbórea)

Pasamos ahóra a la consideración del siguiente gran


avance en la evolución humana que fué marcado por la
aparición de la Segunda Raza Raíz. El período de su
existencia corresponde aproximadamente al de la Era
Oligocena; y como esta época' corresponde a la Segunda .
Ronda (Era Proterozoica), de acuerdo con la Ley de
Repetición Cíclica que ya se ha hecho notar, vuelve uno
a encontrar aquella exuberante abundancia de forma!!
vegetales que fué característica tan prominente de la
edad primeval.

"La flora terresLre de aquel período (Oligoceno)


es quizá mejor conocida que la de cualquiera otra
se.cción del registro Geológico, principalmente por
la extraordinaria abundancia de sus restos". (Li.
bro para Clase de Geología, pág. 376).

~'La ciencia. habla del surgimiento de mamífe.


, ·ros· primitivos en este período, así como de la
existencia de reptiles y pájaros semejantes a los
de la Era Mesozoica. La presencia de tales cria-
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

turas exige la existencia de una vegetación ple-


naria. (La Tierra y sus Ciclos, pág. 62).
"El continente en que vivió esta Segunda Raza
Raíz era el Hyperbóreo que ocupaba el área re-
presentada ahora por el Asia Septentriona~ Groen-
landia y Kamschatka, j~nto con la Escandinavia y
Spitzbergen.

"Extendía sus promontorios hacia el sur y el


'Oeste, y comprendía todo 10 que hoy /le conoce por
ASia Septentrional". (Doctrina Secreta, Vol. 11,
pág. 6).

No hay que pensar, sin embargo, que este continente


era de hielo y -nieve, tal como es ahora en su mayor
parte. _.Por el contrariQ, sus condiciones eran c_aSÍ tro-
picales, como en verdad tenían que serlo para el des-
arrollo de aquella suntuosa vegetaciima que ya se ha
hecho referencia.

"Juzgando por estos restos (de plantas) sabemos


que en gran parte estaba formada por siemprevi-
vas y en varios modos se asemejaba a la vc;get~ción
existente hoy en la India tropical y en Australia
así como a la de la América subtr<!pical". (Libro
para la Clase de Geología, pág. 376).

En su forma, la misma Segunda Raza difería poco


del tipo precedente, excepto en que estaba marcada por
considerable densificación y, en consecuencia, poseía ma-
yor estabilidád.
S.EGUNDA RAZA R.4.IZ 57

"La Primera Raza es espiritual interiormente y etérea


al exterior; la Segunda, psico-espiritual mentalnumte, y
etéreo-física c:lorpQTalmente. ( DQctrirw SecretQ" Vol. 11,
pág. 312) .
. No se había d~rrollado aún ninguna estructura ósea
por lo cual est&mos desprovisws .de pruebas geológicas
directa¡¡ de su existencia. Se dispone sin embargo, de
abundantit información proCedente de fuentes mitológicas
así como de los descubrimientos de la psÍCQIQgía moder-
na. Se discutirá ésta última hacia el fin de este capí-
tulo, peró e~ el interÍn, será interesante c.onsiderar la
maliera como se desarrolló esta Rarla.
Se recordará que' la Primera Raza se produjo por una
especie de exhalación ectoplásmica de los Espíritus Di-
vinos (Pi tris) que eran los agentes de la creación. Esta
Raza era totalmente asexual, y está, por consiguiente,
representada por aquella parte de la .narración en el
Libro del Génesis en la cual Adán existía como la sola
entidad humana. Unicamente después de un intervalo
considerable se desarrolló Eva, de la substancia misma
dI' Adán. La Segunda Raza, pues, está representada por
aquella parte de la narración en la que A¿án-Eva moran
juntos en el Jardín del Edén, pero antes de probar el
fruto prohibido. Eran, pues, Andróginos: no tenían aún
eonciencia de naturalerla alguna sexual. La separación
definitiva en dos sexoS, fué un desarrollo evolucionario
posterior, que ocurrió durante la Tercera Raza Raíz.
La creación de esta Raza Hiperbórea derivada .de su
ascendiente la Polar, está expresada detalladamente en
el Mito Hindú de Kandú.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Kandú es un sabio y un yogui, eminente en sabiduría


santa y en piadosas austeridades. Kamadeva, el dios del
Amor y del Deseo, envía una hermosa ninfa llamada
Pramlocha para seducir a Kandú y conturbarlo en sus
penitencias. Pramlocha realiza su impío propósito, y
"novecientos siete años, ,seis meses y tres días" pasados
en su compañía le parecen un día al sabio. Cuando ter-
mina este estado psicológico o hipnótico, el Muni (sabio)
maldice amargamente a la criatura que lo había seducido,
perturbando sus devociones. "i Parte, vete de aquí" "gri-
ta, "o vil paquete de ilusiones!" Y Pramlocha, aterro-
rizada, huye, enjugando de su cuerpo la 'rampiración
con las hojas de los árboles, cuando ella pasa por el
aire". (Extracto de la Doctrina Secreta, vol. II pág. 184
y 185).

"La ninfa fué de árbol en árbol y, al ir secandQ sus


miembros con los retoños obscuros qqe coronaban sus
cimas, el niño que había concebido del Rishi (Kandú)
brotó por los poros de su piel en forma de gotas de sudor.
Los árboles recibieron aqu~l rocío viviente, y los vientos
In reunieron en una sola masa. . . hasta que la exhalación
que había descansado sobre la cima de los árboles se
convirtió en la atractiva muchacha llamada Marisha".
(Víshnu Purana, Vol. 1, pág. 15).
Kandú representa la Primera Raza, Adán sólo, mien-
tras M~risha, desarrollada de la transpiración de. su
cuerpo (a través de Pramlocha), como Eva salió de Adán,
e,; el símbolo de la Segunda Raza.
Aunque ya no se encuentra en el mundo animal esta
clase de reproducción, sin embargo, todavía se pueden
SEGUNDA RAZA RAIZ 59

obtener evidencias de ella en algunas de las formas ve-


getales más bajas -y esa época fué una recapitulación
de la Segunda Ronda en la cual predominó el reino de
la.~ Plantas.

"El mismo organismo puede pasar a través de


varias metamorfosis en el curso de su ciclo de
vida. Durante algunas de esas metamorfosis puede
ser sexual, y en otras, asexual; es decir, puede
reproducirse alternadamente por la cooperación de
dos seres de sexo opuesto, y también por fisura o
brote~ en un solo ser que carece de sexo". (Ciencia
Moderna y Pensamiento Moderno, pág. '90).

Volviendo ahora al lado de la conciencia, examinemos


la psicología de esta Raza Hiperbórea. Correspondiendo,
como lo hace, a la segunda fase en la secuencia del des·
arrollo consciente (véase la Tabla, pág. 31), la conciencia
d{' esta Raza está centrada en la Actividad, y por consi·
guiente,marca el tiempo en que la vida humana comienza
a organizar su cuerpo en vehículo de expresión activa,
a través del cual haga sentir su influencia sobre el amo
biente circundante.

Habiendo reunido cierto número de imágenes senso-


rias del mundo externo durante el período de percepción
dr- la Primera Raza, el hombre de la Segunda Raza se
apodera ahora de esas imágenes e, imprimiendo sobre
ellas el poder dinámico de su propia vida, las usa como
medios para expresar sus intenciones. Uno de los modos
6fJ LA EVOLUCION DEL HOMBRE

en que ~to se manifie&ta, es en el desarrollo de la emi·


sión primitiva de sonidos, precursora del habla.

"La Primera Raza fué, en nuestro modo de sen'


tir, muda, porque estaba desprovista de intelecto
en nuestro plano. La Segunda Ra~a \:fnía un "len·
guaje de sonidos", a saber: sopjdos Cl}pJurriados
compuestos solamente de vocales". (Doctrina Se·
creta, Vol. 11, p. 208).

Esta clase de emisión se halla todavía en el mundo


animal de nuestra época, y también en el infante huma-
no durante sus primeros años. Se recordará asimismo
que, conforme a la narración bíblica, todos los animales
le fueron llevados a Adán "para ver cómo los llamaría;
y lo que Adán denominó a cada criatura viviente, ese fué
desde entopces su nombre". (Génesis, capítulo 11, VI!r-slcU-
lo 19). y así como a Adán le fué dado dominio sohre
todas las bestias del campo y las aVes del aire, y estf4ble.
ció tal dominio por el procedimiento de darles nombres,
así también el niño de nuestros tiempos e&tal>lece pri.
mero su supremacía sobre el mundo de los objetos, dán-
doles nombres; hecho bien conocido de los psicólogos
Modernos, al estudiar a los niños entre los tres y Jos
siete años, cuando están pasando por el período de ac·
tividad en su existencia.
El dar a un objeto su verdadero nombre es convertir-
se en su amo, es dominarlo, porque el sonido es una
IJotencia creativa. "Dios dijo, Sea ... , y así fue", El
verdadero nombre de todo objeto es aquella vibración
dC:' sonido que lo trajo a la existencia, y la cual, por üon·
, '.

SEGUNDA RAZA RAIZ 61

siguiente, responde. De aquí que, el proferir aquel nombre


sea hacerse uno con el objeto y constituirse en su vida
dirigente. Esta idea no puede tratarse más ampliamente
aquí, pero el episodio de las murallas de Jericó es una
ilustración de este principio, y Algernon Blackwood ha
elaborado este mismo pensamiento en su cuénto "La
Cuerda Humana".
CAPITULO IX

La Tercera Raza Raíz (Lemuriana)

La Tercera Raza Raíz, a la cual debemos volver ahora


la. atención, floreció durante todo el período Mioceno,
y sus descendientes aún pueden verse en la tierra. Esta
";poca geológica fué, bajo muchos aspectos, una repeti·
ción de la primitiva Era Mesozoica de la Tercera Ronda
lo que nuevamente sirve para ilustrar la repetición cío
clica de acontecimientos, a la que ya. se ha hecho refe·
rencia.

La Ciencia Oculta afirma que esta Tercera Raza fué


una repetición,' en términos humanos, del tipo animal
de conciencia. A la verdad, su mismo nombre Lemuria·
na (Lemur, mono) que la ciencia ha aplicado a esta
Raza es un reconocimiento de tal hecho. Este nombre da
indicación de la apariencia de la Raza por lo menos
en sus formas posteriores; estudio que ha dado lugar
al concepto erróneo de que el hombre es un descen·
diente lineal de los monos.

En sus albores más tempranos, esta Raza era Andró-


gina, pero no pasó mucho tiempo para que prinéipiara
una separación en deis sexos distintos. Respecto a la
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

realidad de este proceso de deSarrollo fisiológico, e\


Profesor Schmidt alude a:

" ... el hecho de la separación de los sexos, respec-


to a cuya derivación de especies herma.froditas
en su principio,. todos están seguramente de acuer-
do". ("Doctrine 01 the Descent 01 Darwinisn."
pág. 159).

Tal ocurrencia es, por supuesto, el acompañamiento


natural de un desattolll1 emocional. Sus huellas en los
tiempos modernos se observan en la edad de la pubertad.
Los últimos remanentes de esta Raza comprenden los
pueblos más antigtIos que se conocen: los de Australia,
los del Océano Pacífico y los del Centro de Africa. Esos
pueblos decadentes son todo lo que queda de una civi-
lización que en una épOCa dominó la mayor parte de la
tierra en tiempos remotos. Se obtiene alguna ligeta per-
cepción de. su antiguo esplendor en la historia legendaria
de tales tribus, y también en las reliquias geológicas
descubiertas en "Easter Island". Respecto a esta isla, la
isla de Pascua, H. P .Blavatsky observa:

'¡taster Island pertenece a la más remotacivilizlr


ción de la Tercera Raza. Después de haber estado
sumergida con el resto (de su territorio), una re-
pentina conmoción volcánica del fondo del océano
hizo surgir de él esta pequeña reliquia de las eda-
des arcaicas, inalterada, con su volcán y sus es-
tatuas, durante la época Champlaina de la sub-
mersión del polo Norte, como testigo incontroverti-
TERCERA RAZA RAIZ 65

ble de la existencia de Lemuria". (Doctrina Secre·


ta, Vol. 11, pág. 342).

Sería innecesario decir más acerca de las caracterÍSti·


cas físicas de esta Raza, puesto que en la literatura mo·
derna hay suficiente material descriptivo al alcance del
estudiante que deseare detalles más amplios. Por tanto
pasaremos ahora a considerar sus rasgos psicológicos.

Toda evidencia psicológica converge hacia el hecho de


que la Raza Lemuriana tenía, y tiene aún, centrada su
conciencia al nivel de las emociones. Con frecuencia se ha
descrito la excitabilidad emocional de estos pueblos. No
sólo en sus corrobons o ceremonias tribales, sino en su
vida diaria, caen con facilidad en un estado que a noso,
tros nos parece de exaltación o de frenesí. La mera re-
cepción
. . clase, va
de una noticia,. aun de la más sencilla
acompañada de exclamaciones y gestos excitados.

Se observa además que en estos púeblos, la actividad


sensorial parece estar relacionada más bien con la pero
cepción emocional que con la intele9tual. Esta percepción
es más semejante a la del animal que a la nuestra, es de·
cir, sienten la proximidad de los ríos, de las montañas,
de los bosques, sin verlos; presienten la aproximación
de la lluvia o de una tormenta mucho antes de que haya
nubes o signo alguno perceptible para un Europeo, que
pudiere dar base a tal inferencia. Si a esto agregamos
los puntos de mira religiosos que ellos abrigan y que
implican la percepción mística de un vasto océano de
substancia vital que llena todo el espacio, y cuya des·
cripción corresponde a la del "Plano Astral" mejor que
6ü LA EVOLUCION DEL HOMBRE

a cualquiera otra que conozcamos'; si consideramos que


dividen a la totalidad de la creación en cierto número
de combinaciones, o correlaciones de esta esencia de
vida (mana) como lo demostrará el análisis de sus
lenguajes; comprenderemos por qué algunos psicólogos
(Levi-BrüHI) los han descrito como seres en un estado
pre-Iógico. Pero se comprende mejor su estado de cons·
ciencia si se aceptan las enseñanzas del ocultismo que
los declaran supervivientes de razas poseedoras de pero
cepciones astrales, es decir, relacionadas con el lado
dinámico y vital de la naturaleza.

"La Tercera (Raza), desprovista aun de inte-


ligencia en su principio, es astro-física en su cuer-
po, y vive una vida interior en la cual el elemento
psico-espiritual no se encuentra estorbado en ma-·
nera alguna por los sentidos fisiológicos apenas
alboreantes". (Doctrina Secreta, Vol. 11, pág. 315)..

Los lemurianos fueron los primeros de las Razas hu-


lJlanas que desarrollaron la facultad de hablar, como
distinta de la emisión de sonidos de las Hiperbóreas;
y encontramos que sus lenguajes son característicos del
nivel emocional de la conciencia. A su conducta y pero
cepciones afectivas o pre-lógicas corresponde una forma
de habla en la cual no hay expresión directa de pro-
cesos intelectuales. Sin duda que las funciones mentales
están allí, pues el habla es una actividad de la mente
superior pero son todavía subjetivas, y aún inconscientes
de sí mismas. (Véase el Cap. XII).
TERCERA RAZA RAIZ 67

Es muy curioso observar que su mente analítica slIP-


jetiva no les ha suministrado conceptos genéricos o ana~
líticos de ninguna especie; no tienen palabras para ellos,
indicio seguro de que el análisis de los caracterese~ los
objetos, su comparación, la abstracción de elementos
comunes, en una palabra, la actividad reflexiva del in-
telecto lógico, no tienen lugar en su vida consciente. No
tienen palabra para el árbol, el pez, la bestia, ningún
nombre "común"; una encina cerca de una roca tiene
un nombre diferente del de una encina cerca de un r.ío~
Los objetos y los seres no están agrupados en clases o
~pecies conforme a sus caracteres comunes, sino que
están designados individualmente; casi puede decirse
que hacen uso solamente' de nombres propiOs. Hay pala-
bras diferentes para designar el brazo derecho y el br8Z()
izquierdo, pero no hay palabra para decir br8Z(). Un
tipo de pájaro tiene cuatro nombres: uno para el machQ,
otro para la hembra, en invierno y en verano; es decir
con plumaje brillante u opaco, como si fueran tipos
diferentes de aves. Una tribu negra del Africa tiene un
nombre para cada margen, vuelta o porción dé un río,
pero no tienen nombre .para el río mismo. Tampoco tienen
adjetivos comunes, como "duro", "blando", "verde", etc.
"Duro" lo expresan "como piedra". (Por supuesto que
no tienen palabra para decir "Como" que expresa el
'proceso intelectual de comparación, sino que dicen mera·
mente "piedra"), En las Islas Bismarck, los adjetivos
para las varias graduaciones de negro son: Iwt~kot" que
significa "cuervo", "toworo" que quiere decir carbón
suave, "bula· bula", que significa lodo.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

De estás, y muchas otras indicaciones semejantes, de-


bemos COlIeluir que en esas razas no hay objetivación
dfila actividad analítica -ha permanecido subjetiva al
nivd de su conciencia.
No hay que suponer, sin embargo, que las tribus
L~m\lr~a,~as posteriores no posean mente analítica, o que,
Ix.;'seyéndola, no sea todavía activa. Todas las funciones
es~ activas, desde la más baja hasta la más elevada,
todo el hombre espiritual está presente, pero su facultad
consciente está afocada sólo en un nivel, y todas las
otras funciones supeditadas a la actividad de ese nivel,
y activas dentro de él. Como ya se ha explicado, todas
aquetias fimcÍones que ya se hicieron objetivas en perío-
dOs anteriores de crecimiento evolucionario, son utiliza-
blfJ9 COlno instrumentos; pero aquellas otras que perte-
lle<:en "a fases más tardías de desarrollo, son todaví!l
subjetivas, y ejercen su "influencia desde el interior de la
contiencia inisma. Para usar una expresión motorista,
están '~«mgranadas" a ese nivel. Así pues, hay un proce-
so de clasificación y de agrupamiento, la actividad de
III mente ~mdítica, pero esta es emotiva en su naturaleza.
Los ~bjetos y las criaturas no están agrupados con-
forme a sus cualidades analizadas (forma, color, peso,
etc.), sino de acuerdo con las cualidades de la esencia
vital que está individualizada en ellas.

"El (el hombre) estaba más cerca de los anima-


les también., y podía suponer' que tenían motivos y
reacciones semejantes a las suyas' propias. Podía
imaginar ayudantes animales, enemigos animales,
TERCERA RAZA RAIZ

dioses animales; Es preciso haber si$W uno mimlo


un niño imaginativo para darse nuev~te cUen-
ta de lo importante, significativo, portentoso o
amigable que pueden haber parecido las' rocas
de formas extrañas, los trozos peculiares de madera,
los árboles excepcionales, y otlas ~ por el.

tilo"_ (Short Story 01 the World, p. 37) .....

Hombre, animales, plantas, cosas, iniplementos,armas,


forman grupos dife~entes cuya unidad· es una porciÓn
común de la esencia-de-vida universal, por la cual /iOn
y en la cual existen unos y otros; y aquella porción de
esencia-de-vida está eminentemente personific.ada en un
objeto particularmente típico, sea aniJnal, vegetal o in-
animado, el totem. El totem no es un, mero emblema. Es
precisamente el tipo y la expresión más pura de la esencia
vital que es la unidad del grupo. La raza human., así
como todas las criaturas y cosas, está dividida y clasi-
ficada de acuerdo con estas diferenciaciones de la esen-
cia-de-vida. Todos los miembros del clan Kanguro, todos
los animales, árboles y rocas del miSmO grupo son Kan-
guros, puesto que el Kanguro mismo· es 'la· más pura
encarnación de su vida. A los hombres del clan se les
llama "Kan guros-hombres".

La muerte no afecta esa relación, 'porque lB esencia-


de-vida subsiste cuando el cuerpo muere. Los espíribjs
de los hombres, animales, plantas, del clan Kanguro
continúan viviendo como miembros del miSIbó clan. en
proximidad al totem, y se congregan en torno a él, de
b "mojonera" Kanguro, para renacer a suti~en
LA EVOLUCION DEL aOMBRE

'éf'inisino clan o grupo; ocurriendo el nacimiento real


,fitj lacetemonia 'de "iniciación" en el clan.

A la vez se ve esto claramente reflejado en los lengua-


j~ ,Lemurianos. En muchos de ellos, los objetos y los
'.~~ (substantivos) están clasificados, no bajo el género
(masculino, femenino, o neutro) sino conforme a las
divisiones de la esencia vital. En algunas de las tribus
Sud-africanas, hay seis de esas divisiones (las seis fuerzas
riáturales del Buddhi Indú) y la esencia del sujeto del pen-
"~~miénto y de la frase, se anexa todas las demás palabras_
Rige a toda'la frase, cada una de cuyas palabras tiene
que llevar el sufijo o prefijo indicador del grupo vital
, a que pértenece. De este modo se hace que cada palabra
de la 'frase dependa del sujeto y participe de su esencia
vital así' como un hombre, al tocar cierto objeto llega a
'c~.mpartir su esencia vital, perdiendo por ello la pureza
y fuerza de su propia esencia, de lo que provienen la
, protección suministrada por los "tabús"; o las prohibi-
ciones de tocar ciertas cosas o de usarlas en ciertas oca-
ciones.

No puede existir prueba psicológica más clara de la


!1upemtación de la mente al nivel emotivo que la que su-
ministra la estructura del lenguaje. Sin embargo, hay
disponibles otras pruebas; por ejemplo, la percepción
'''de¡ espacio, que pertenece a la mente analítica, es emo-
tiva en aquellos pueblos que no son objetivamente ana-
'líticos; ya hemos hecho notar su "sentimiento" de la
'proximidad. Entre ellos, el espacio tiene, no solo pro-
piedades, 'sino cualidades. Sus divisiones son en sí mismas
prÓpicias u hostiles, y epos poderes, que no se deben
TERCERA RAZA RAIZ 71

a la asociaclOn con deidades, sino que son inherentes al


espacio como tal, desempeñan importante papel en las
religiones Lemurianas. Otra indicación de la subjetividad
de la mente es la percepción del número. Los Lemuria·
nos perciben grupos de unidades, pero están imposibili-
tados o' hallan difícil el numerarlas. En las tribus más
primitivas, la nu~eracíón no "pasa "del cuatro. Cinco (to-
da la mano) significa "muchos"; pero son hábiles para
"sentir" diferencias de número en grupos de unidades.

Esta línea de investigación podría continuarse más,


hasta el punto de mostrar que la Mente Sintética se halla
tamhién presente y activa en los pueblos Lemurianos.
Está, sin emhargo, aún más' profundamente sumergida
en la conciencia subjetiva, y por tanto se manifiesta sólo
indirectamente a través del nivel emocional. Por ejemplo,
la síntesis social que es tan característica del nivel del
ü:telectosintético, es. realizada por los Lemurianos en el
"clan", una unidad que ofrece varios grados. de orga-
nización. La unidad del clan se debe a la especie particu-
lar de esencia vital común a todos sus miembros, y está
eminentemente personificada en el "totem". Es muy
significativo el hecho que los totems son casi todos to-
mados de los reinos animal y vegetal, recordándonos que
la conciencia mento-emotiva fué desarrollada en los
reinos sub-humanos y personificada en las almas-grupa-
les. La conciencia clanÍstica es un absoluto verdadero.
En su" iniciación se muestra al joven el talisman de su
grupo, el ancestro-totem, en el cual está encarnada la
esencia. vital del grupo, y el sacerdote oficiante dice:
"TU eres esto lo ~ismo que esto es tú".
72 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Respecto a la Concienc.ia del Tiempo, podremos como


probar repetidamente que las razas en el nivel emotivo
desarrollan el aspecto presente (o momentáneo). Viven
eu el presente: el pasado y el futuro no son más que
borrosos flancos del presente. Este rasgo psicológico
puede comprobarse por observación directa, aun entre
nosotros mismos. Las personas emocionales viven en el
presente mucho más que las de tipó intelectual o prác.
tico. El presente, el momento de la experiencia, cuya
duración se debe a la persistencia de la atención, que
dura tanto cuanto persiste la modalidad emocional, pa·
rece cambiar en las actividades mentales y prácticas.
Esto está ampliamente ilustrado en los tiempos de los
verbos de los lenguajes Lemurianos. Los más desarrolla·
dos tienen pasado y futuro en su conjugación, peto usan
constantemente el presente en lugar de aquéllos; lo cual
arroja gran luz acerca del mecanismo de su conciencia
del tiempo. Algunas tribus sudafricanas dicen al referir·
se a una .Rcción ya pretérita: "Voy a hacer esto"; y de
una aceión futura. "Vengo a hacer esto", indicando que
"van" del presente al pasado", y que reciben el futuro
el' el presente. Las razas de mente analítica invierten
la metáfora; por ejemplo, en francés: "}e viens de me
promener" Vengo de pasearme; "}e vais me promener"
Voy a pasearme" En español: "Acabo de leer", HVoy a
estudiar". La evolución de' la conciencia del tiempo
constituye en sí misma un departamento importante de
la psicología evolucionaria; no podemos desarrollarlo
aquí.

Todos los miembros del clan, humanos o no-humanos,


son individualizaciones de la esencia, o vida vegeto·aní.
TERCERA RAZA RAIZ 73

mal que es la unidad del grupo. Estos "espíritus" son los


seres reales siempre presentes en el clan, ya estén en·
carnados o desencarnados. Todo evento material es el
efecto inmediato de una causa inmediata y presente, que
reside en algún miembro-espíritu de otro clan. No es el
temor el que mata, sino la magia de un "espíritu" enemi-
go, hechicero, anim"al, planta o cosa. La categoría de eau-
salidad ("Mente Sintética"), es subjetiva para los" Le-
murianos, y sub-sirve a la conciencia de lo "presente".
La evolución de la categoría de causalidad es, hablando
en general, como sigue:
Las razas en los niveles emotivos desenvuelven la
conciencia de causas contingentes.
Las razas en los niveles de la mente analítica desen-
vuelven la conciencia de causas eficientes.

Las razas en los niveles de la mente sintética desen-


. vuelven la conciencia de las causas finales.

Una observación muy importante respecto a la acti-


vidad de la mente sintética o social, cuando está sujeta
al nivel inferior, es que sus expresiones son negativas,
por ejemplo, con relación al conocimiento, simbólicas en
vez de objetivamente descriptivas; y con respecto a la
acción social {moralidad) inhibitivas en vez de posi-
tivas. Suministran los ejemplos más" claros los numero-
sos "tabús" o prohibiciones tendientes a preservar la
integridad de la esencia-vida en los miembros del clan,
y los principales entre ellos son los tabús sexuales. La
necesidad de tales tabús es de absoluta importancia, pues
en una raza al nivel emotivo la pasión sexual probable-
74 LA EVO LUCIO N DEL HOMBRE

mente es un impulso tremendo, si se recuerda que no


está restringida en el hombre por la naturaleza externa
(estaciones, períodos mensuales) como lo está en los
animales.

No hay la menor duda de que la libre voluntad, obrando


por el impulso y no sujeta por la raz.ón, habría arrastra-
do a fatales excesos y degradado a la raza más abajo del
nivel del bruto. Pero las leyes de la naturaleza espiritual
e!!tán dentro del ego evolucionante del hombre; no re-
siden en agencias externas como en los niveles sub-hu-
manos. Las funciones que aún no se desarrollan están ya
en actividad dentro de la conciencia subjetiva del hom-
bre primitivo, su porvenir ya ejerce presión sobre su
¡.'resente; aquellas inhibiciones defiénden el futuro contra
el presente y aseguran el progreso futuro. Esta ley, cuya
universalidad podría demostrarse, acaba de ser formu-
lada con respecto a la fisiología del cerebro. Cuando la
energía nerviosa está concentrada en el cortex, (corteza)
inhibe los centros inferiores gobernados por las localiza
ciones que se consideren. Cuando se retira la concentra-
ción, la inhibición se retira también. Así ciertos casos de
epilepsia, anteriormente atribuí dos a la excitación del
cortex, se dice ahora que se deben a su parálisis, que
quita la inhibición normal de los movimientos y los
deja libres para desarrollar su actividad violenta y no-
controlada.

Los diversos impedimentos matrimoniales y tabús .->e


'xuales, en particular la práctica de la "exogamia" o sea
el matrimonio fuera del clan, son más comprensibles
vistos bajo esta luz. Una mujer es "tabú" para un hombre
de su mismo clan; él puede casarse sólo con una mujer
TERCERA RAZA RAIZ 75

de otra tribu. De este modo no hay incitación inmediata


al impulso sexual, y las relaciones sexuales se rigen
por leyes muy estrictas. Esto no implica, por supuesto,
que dichas leyes hayan sido elaboradas por los Lemu-
rianos mismos, así como no son los niños quie~es deter-
minan la disciplina que protege su porvenir. La ley de
h evolución humana es ley de educación e implica la
guía de Hermanos Adultos para razas enteras, así como
1:, de maestros adultos para generaciones separadas. Pero
las leyes impuestas del exterior serían ineficaces a me-
nos de ser los símbolos de la naturaleza que evoluciona
en lo interior; el carácter sagrado que ostentan se debe
sin duda al consentimiento de la conciencia subjetiva
cuya realización futura protegen. Sólo. así podemos com-
prender que el número de leyes sagradas disminuye a
medida que aumenta nuestra elevación en la escala de la
civilización: al haber menos y menos en el ego subjetivo
que haga presión sobre la vida objetiva, las leyes que
antes fueran sagradas se van convirtiendo en asunto de
práctica o administración comunes. El nivel de lo sa-
grado, de lo ideal, de lo sublime, se ha elevado a una
función más alta, y el hombre individual, conociendo
que él mismo es la ley de los niveles inferiores, no ne-
cesita inspiración religiosa para obedecerla.

Estas consideraciones, que se harán más claras cuando


examinemos la psicología de lo "sagrado", sonimpor-
tantes en cuanto a que quitan muchos errores de psico-
logías anteriores, ya fuere de los antropólogos que ex-
plican lo sagrado como la impresión hecha en el ser
consciente por las imágenes, vívidas aunque subjetivas,
en el estado de sueño; o la de los sociólogos que postulan
7(. LA EVOLUCION DEL HúMBRE

una conciencia social independiente de los seres indi-


viduales que componen el grupo. La experiencia de lo
sagrado, al pasar de nivel a nivel, se debe a la coneen:
tración de nuestra naturaleza espiritual entera, en el
nivel de su realización-propia, total y no-analizable por-
que es subjetiva con todos sus niveles futuros. De modo
general, pues, todas las leyes sociales de naturaleza
sagrada deben referirse a. la actividad de los niveles
subjetivos aún, que residen dentro del ser subjetivo
como parte del absoluto psicológico.
Esto nos lleva al punto en que la religión puede er
estudiada útilmente. Puede decirse que la religión es
aquello que ayuda al hombre a realizar lo divino tan
completamente como le sea posible en cualquier estado
de evolución en que se encontrare. Una religión par-
ticular es un método o sistema especializado, ideado
para lograr este fin. y puesto que el objeto de la religión
es establecer la unidad del hombre con Dios, no es di-
fícil percibir que todas las religiones emanan de la con-
ciencia de unidad que corresponde a la sexta fase del
desenvolvimiento psicológico.

Hasta el presente, todas las religiones han tenido un


elemento subjetivo como su centro, que está representado
por la experiencia mística del devoto; pues el hombre
aún no ha llegado al punto en que este sexto nivel de
conciencia le sea objetivo. Las varias' religiones, por
consiguíente, suministran el canal a través del cual pre-
siona y se manifiesta esa conciencia intuitiva de unidad,
mediante el nivel existente de concentración conseiente.
En los Lemurianos, la intuición y su percepción de
unidad yacen en el nivel de los sentimientos. Perciben la
TERCERA RAZA RAIZ 77

unidad del mundo como la esencia-vida universal, toda


vida es no tan sólo divina, 'sino la, divina, no totalmente
buena, ya que hay enemistad y crueldad entre los seres
vivientes, pero buena sólo en su propia fracción de ella,
en el clan, humano y no-humano, cuyos miembros son
siempre protectores excepto cu¡¡ndo se les ofende. La
religión, por lo tanto, consiste en complacer a estos es-
píritus propicios, y en defenderse contra los malignos.
La religión de estos Pueblos Negros es esencialmente
una religión grupal, puesto que la "buena" esencia-vida
es idéntica con la del clan, y ningún individuo se siente
completamente individualizado ni diferenciado de la
vida del clan, cosa que nos recuerda las especies anima-
les.
CAPITULO X

La Cuarta Raza Raíz (Atlante).

A la Cuarta Raza Raíz pertenece la mayor parte de los


seres humanos que en la actualidad existen sobre la
tierra. Comprende los pueblos rojo-amarillos, (razas de
bronce) incluyend'o los Indios de la América, los Chinos,
los Japoneses y, hasta cierto punto, a los nativos Mrica-
nos que, aunque originalmente de tronco Lemuriano, se
han entremezclado de tal modo, por matrimonio con los
invasores de descendencia Atlante, que han adquirido
muchas de las características de esta raza posterior.

El aspecto general y la distribución de esta Cuarta


Raza son tan conocidOlil que no necesitan ser detallados
aquÍ; podemos, pues, pasar inmediatamente a la consi-
deración de sus rasgos psicológicos. Siendo una cuarta
raza, expresa la cuarta fase de conciencia, y se desen-
vuelve, como un todo, al nivel de la mente analítica. La
situación se complica, sin embargo, por el hecho de que,
además de recalcar un nivel particular de conciencia
a través de la totalidad de su existencia, cada Raza Raíz
pasa también a través de una' serie de siete sub-ciclos,
en los cuales el mismo juego de siete fases se repite den-
tro del dominante.
80 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

El conocimiento ordinario y la documentación relati-


vos a los pueblos Rojo-Amarillos son tan vastos y varia-
dos, que estamos obligados a prestar atención a sus
siete sub-ciclos_ Hay pruebas de todos ellos, pero a fin
de ilustrarlos dentro de los límites del espacio de que
disponemos, nos circunscribiremos a estudiar los dos
tipos mejor conocidos, esto es, los Indios Americanos, y
los pueblos Mongoles de la China y del Japón_ Estos son,
respectivamente, descendientes de la tercera y la séptima
sub-razas de la Raza Atlante_ Por consiguiente la pri-
mera tiene una fuerte desviación emocional, en tanto
que la otra presenta la más completa expresión de la
conciencia -analítico-mental- que haya desarrollado
la Raza_
Recuérdese que la mente analítica es aquella facultad
que analiza los objetos sensoriales en sus cualidades
componentes, y luego los agrupa conforme a una cua-
lidad común, substjtuyend~ así conceptos genéricos (gru-
po, cl~se) o conceptos analíticos, por fenómenos, obje-
tos, o seres individuales_

LOS INDIOS AMERICANOS

Puesto que los Indios Americanos representan la Raza


Atlante en su tercer sub-ciclo, esperax:íamos encontrar
en ellos una manifestación más clara de la mente que
eH los Lemurianos, si bien "insistiendo, al mismo tiempo,
acerca de los aspectos emocionales de la mente. A la
verdad. tanto salta a la vista algunas veces esto último,
que ciertos psicólogos han llegado a identificar estos
pueblos con los Lemurianos. Sin embargo, es evidente,
· \

CUARTA RAZA RAIZ 81

según procuraremos demostrar, que la conciencia del yo


está realmente centrada en la mente analítica. Como
material para este estudio hay disponible una vasta can-
~idad de pruebas documentales modernas, algunas de las
cuales se remontan: a los siglos dieciséis y diecisiete,
junto cOn mucha labor útil llevada a cabo oficialmente
por el Instituto Smithsoniano; y en 10 privado por mÍsio-
neros y antropólogOs.

Comencemos por el examen de los datos emocionales.


Su concepto del mundo es emotivo; el mundo todo es,
para ellos, una extensión de vida, animal en naturaleza
yen. esencia (llamada Orenda, Wakam, Punkelt, confor-
me a las tribus norteamericanas), y esa esencia vital
es la vida de la tribu, definida en su carácter por el
totem, y que incluye también, como con los Lemurianos,
animales, plantas y cosas. La magia es la sola manifes-
tación de esa vida, tanto en el universo como en el hom-
bre. Las estrellas, por ejemplo, son animales obligados
por la magia a girar por el firmamento en torno de la
tierra; las plantas son animales que la magia ha fijado
en la tierra; los mismos dioses son los primeros anima-
les-hombres nacidos; todos los seres y todas las cosas
que participan de su vida son sus descendientes; las en-
fermedades y la muerte son también debidas a la magia.
La totalidad de 'la vida tiene, como fondo, aquella má-
gica energía vital inherente a todas las cosas; y de allí
que la religión, ,la cual regula las relaciones del hombre
con ese ambiente circundante, sea en su mayor parte, de
cirácter mágico.
Sin embargo, a través de todo ello se percibe un des-
pertar mental inequívoco. El elemento personal, una ca-
82 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

racterística de la mente, aparece fuertemente marcado.


Se muestra especialmente en el dominio de sí durante
el dolor y las dificultades por el que son particularmen-
tE' notables los Indios de toda la América. El estoiéismo
--en las naciones de mente emocional (griegos) y de
mente analítica (romanos) de la súb-raza Mediterránea
de I1uestra cepa Aria- es una forma más consciente y
más filosófica del mismo rasgo, a saber, una concentra-
ción de la conciencia del yo en la unidad personal,
cuyo valor y dignidad permanecen de prima i~p()i-tan­
cia, por más que el mundo trate, pór diversos modos, de
éI_plastarla. El dominió sobre los sentimientos y sus ex-
presioneS (palabra, ademán) ha próducido en Norte y
SudAmérica tipos espléndidos de hombres y mujeres,
altamente entrenados en el valor y la resistencia, mas re-
ligiosos (emocionales) y menos filosóficos que mtestros
Estoicos de Raza Blanca, pero de la misma forma de
conciencia. El elemento moral aparece individualizado.
No es inherente a1 grupo como era en los Lemuriartos.

El lenguaje de los Indios Americanos, cuando se le


compara con el de las tribus Australianas y Africanas,
presenta en claro relieve el factor mente. Persisten los
agrupamientos emotivos del Lemuriano, que ocupan el
lugar de nuestros géneros, pero se han convertido en ob-
jetos de análisis. El verbo está menos' implícito dentro
de la categoría del sujeto, y se le agregan partículas
d<, persona, género y número. Hay formas verbales que
varían para designar sujetos animados e inanimados.
Otras partículas agregadas al verbo analizan las várias
formas de acción descritas por; el verbo mismo. Son cons-
tantes las diferenciaciones lógicas de 'Sujeto y objeto y se
CUARTA RAZA RAIZ 83

extienden a través de la síntaxis, mientras que ést:ll.sson


tan sólo ocasionales en los dialectos Africanos. En el
lenguaje de los Cherokis, el presente de indicativo de
un verbo se analiza en no menos de setenta formas.
El Lemuriano incluía toda la frase dentro del gruJ>?-
vida del sujeto. Si el sujeto tenía la terminación le, el).-
tonces a todas las otras palabras de la frase se daba esa
misma terminación. Pero con el Indio Americano" la
acción se tom, de la categoría del nombre y se consi-
dera y analiza en sí misma. Domina la totalidad de la
expresión del pensamiento. No hay plural específico
porque no hay singular específico (pues el nombre es el
mismo para "la cosa", "una cosa", "cosa"); pero el
verbo indica si la acción está ejecutada por uno, dos o
más; simultánea o sucesivamente; junta o independien-
temente; sentado o de pie, yendo o viniendo; recta u
oblícuamente; cerca, o lejos; etc.

Junto con el análisis de la acción notamos una corres-


pondiente insi!ltencia sobre el análisis del espacio. Esta
es una característica constante de las razas, sub-razas o
períodos de la mente analítica. El espacio no está ya
identificado con la esencia-vida, aunque. aún esté aso-
ciado con ella. Está objetivado y es analizahle. Apar-
te de la distinción puramente lógica de sujeto yob-
·jeto, todos los casos de declinación, en número asom-
broso, son formas locativas. El Sr. Gatschet, en su gra-
mática del Idioma Klamath, enumera cincuenta y cua-
tro adverbios de lugar y de dirección, observando que
esos son solamente los más usados.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

'¡Si bien el análisis del espacio corresponde a la fase


de la: mente ruiálítica, el análisis del tiempo es peculiar
d~l 'nivel de conciencia de la mente sint¿tica, como se
verá en otro capítulo. Por esto no es sorprendente que el
I~dio, Americano no tenga adverbios de tiempo como
t~l~. Estos no se han diferenciado aún de los adverbios
d~ luga~: Se puede ilustrar esto comparando con los
ijioriíils europeos más conocidos, de los pueblos latinos
que"t<irman la cuarta sub·raza, y por' consiguiente ex·
presim el sub· ciclo de la mente analítica, de la Raza Arya.
En .. esOs idiomas ocurren expresiones como esta: "le
j(iúir oU" (el día donde en vez de cuando).
¡ , L~ '~xi~tencia de tantas partículas para indicar situa·

~ío~e~ . o direcciones locales, es prueba de una objeti-


vaci6n de la mente analítica, mientras que el hecho de
qü'~i"tales expresiones de espacio estén implicadas con
cuiilidildes O modos de actividad, demuestra que tal obje-
tivación tiene lugar a través de las percepciones afec-
tivas.

Los lenguajes Lemurianos eslabonan el verbo con el


sujeto. Los Indios Americanos lo enlazan también con
el objeto; por ejemplo, hay un verbo para expresar que
se.,mira a un hombre, y otro para indicar que se mira
una montaña.

"Pueden observarse muchas formas de actividad ana-


lítica de que carecen los idiomas de la raza Lemuriana.'
Mientras estos, por ejemplo, no distinguen entre los
s't:leños, sino que los creen todos revelación, los Indios
Atnericanos muestran algún análisis de sus sueños. Tie·
nen diferentes nombres para los sueños felices,. ominosós,
CUARTA RAZA RAIZ

impuros o de buen auguri(); y distinguen entre, los bn-


Hales (o naturales) y los signifi«:ativos (o religi~} ,:
Como co~secuencia, sólo creen e,n aquellqs. que se,. tienén
después' de prácticas religiosas, como, ayunOS" ora,ciQn6!l;
y sacrificios, esto es, para propiciar a' los 'seres de' quie-
nes emanan los sueños, y especialmente las cosas desea-
das. Por consiguiente, han inventado métodos para in-
ducir sueños ciertos y significativos; por" ejemployel
joven debe hallar, no por revelación 'externa pomo en
Australia, sino por sí mismo, a qué aniq¡al-totem está
relacionado; y recurre al aislamiento, al ~~un6y a la
disciplina personal, aun al derramamiento de su prop~
sangre, hasta que viene un sueño que le mUeStr,a su totem.
La diferencia de nivel auto-consciente aparece también
en la noción del alma. Los Fijianos (Tercera Raza) tie-
nen solamente una palabra para su esencia (jalo) que
sencillamente duplican cuando quieren de¿ígnar el cuerpo
del alma (yaiQ-yalo). El Indio Ameticano tiene un oon~
cepto más elaborado de ello; asociado con' el' espacio
(indicación de la ·mente analítica). Para él; el. hombre
posee cuatro almas relacionadas con las cuatro regiones
del espacio. Esto tiene como resultad,o vatias' prácticas
aparentemente curiosas. Cuando se desea' lluvia -o viento
jirocedente de determinado punto del .horizonte, el, clan
cuya "esencia" es la de esa dirección particular ,tiene
que ejecutar el rito que seam~s propiciad~r para 10::\
dioses adecuados. (Hay un clan en EE. UU. cuyo totf!l1
es el "Torbellino de Nieve"). ,Debido también ala ~:
portancia de la mente en su <:?nciencia, el número,-cq~tro
es su. número sagrado.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

La vida social de los Indios Americanos muestra una


posterior evolucÍón 4el individuo. Cada miembro del
dan tiene mayor participación en su religión que la que
tt>nfa el L~murÍf!.no. Tiene una religión personal; hace
ora<;ión, ejecuta ritos, de modo individual. Hayal mismo
tk'lllpo en cada individuo una conciencia muy fuerte
dnl grupo .como unidad &OCial. El cpncepto del Estado
en roo¡ell~ períodos; el sentimiento nacional; la concien·
cja de la personalidad del grupo; de su encarnación en
un. jefe o rey; son marcas distintivas de la conci,encia
de •.ma mente analítica, FA¡ 1,In ejemplo de los conceptos
gtlfléric06 a los cuales se llamó la atención al principio
de., !!.!!te capitulo .
.. Jill j~fe es entre ellos, una encarnacIOn más amplia
Y. repre!>6utativa del grupo, que lo era para los Lemu-
ri4nos. El. e5ta.dQ u prgaJl.~ación grupal parece ser co-
('~istea~ con tli, y se disuelve generalmente a su muerte,
la. que el! $tguida de un ~ríodo de anarquía. El jefe o
f!'lY ~!i el interme9iario natural entre el grqpo social aquí
a~Jljp, Y d, grupo sodal d~ arriba. Su intervención es
particqlarmente efectiva en las cerempnias que se refie-
r~l}, a la vida del grppo, ~ales como las de las estaciones,
c~~has, expediciones, etc .

... Además, encontramos una elaboración de la organi-


zación religiosa de quc carec.Ían las Razas Negras. El
sacerdote o 'curandero ya no se produce o revela acciden-
talmente, sino que pertenece a una casta, y se le entrena
panl su oficio. El curandero (kiuks ) de los Klamath
tiene que consultar los espíritus de ciertos animales a
fín de conocer qué remedio hay que aplicar en un caso
qJARTA RAZA j'tAIZ 87

determinado. Se aflPllll que se requierenc;.nco añQ!l P!l-


rAque esté capacitado para verlos, pues sólo los inicia-
dOll en la magia pueden ver a "los hOInbreci~os". Los
Shámanes pueden ver las espantosas serpien~~ in,vi-
sil:¡les que frecuentan los ríos? o las almas de las plan-
t¡ls sag~adas que, cual huéspedes divinos, participan de
las comidas del clan.

La música, que en su mayor parte era rítmica entre


los Lemurianos, (¿ ha renacido en el jazz moderno?) es
melódica y forma parte de la magia entre los Indios de
la América. No se basa en tonos, pero cada melodía
está relaci.onada a una categoría de vida-esencia y la
evoca cuando se la canta. De aquí la necesidad de una
fidelidad absoluta en su reproducción. Se sabe que

ci.,rtas melodías han permanecido por largos períodDs,
illalteradas en su tiempo, tono y valor notal.

El nivel de la menre qn¡llítica está indicado ~~LInPi~n,


claramen~e, en su cQnstHución religiosa y social. Su
t~p,lO,gJIl . Y su cosmogonía coru¡isten de mitos e~plic;p;o­
r¡~. DIl<4 la existeni:;ia de. dioses-animales q¡Je san Ips
primqgép.itos del m!ln~o, Y que desde entplle~ vivpn
etermlJnellte en lps cielps, todo acpntecimiento u objeto
que impresione la mente tiene que ser explicado por
referencia a ellos. Los dioses son los "Antiguos" o "An-
cq;trps". EJlos y sus poderes creadores o causales se ven
{'JI el Pasado, en el origen del tiempo y no en el pre-
sente cpmo en las Razas Negras. Cada uno de sus mitDs
comienza "En los d~as de nuestros Ancestros" ... , 'y
IJcaba: "así rué en los tiempos de los Ancestros, y por
esta raz~" ... ,. y de aquí sigue la explicaciÓn del fenó-
88 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

meno particular al cual está consagrado el mito. Esta


ilJsistencia sobre el elemento "pasado" de la conciencia
de tiempo es otra característica constante de la, mente
analítica.
Los mitos Indo-Americanos son innumerables. Sea
que traten de eventos de amplitud cósmica, o de carac-
LerÍsticas curiosas -a menudo insignificantes para nos-
otros-- de criaturas u objetos; lo explican todo por de-
rivación de los tiempos de los Ancestros. Algunos de esos
mitos son magníficos y de altísimo valor inspiraciona,l,
visiblemente reminiscentes de alguna gran enseñanza re-
ligiosa de los tiempos primitivos, el glorioso período
de Atlantis; otros se refieren a cualquier cosa que .hiere
la atención de la mente. Ningún esfuerzo se hace para
incluir" cada fenómeno o ser notable, en alguna catego-
ría de esencia· de-vida ; la actividad de la mente más
bien se preocupa por individualizar fenómenos expli-
cándolos hasta .donde lo permite su grado de evolución.
Hay, por ejemplo, un mito que explica el origen de "lbs
pequeños flecos negros que hay en la parte posterior
de las patas delanteras del coyote y la puntita negra
que tiene en la cola:'. Otro termina: "Así fué en los días
de los Ancestros, y por eso hasta la fecha, los coyotes
tienen ojos. amarillos. y no siempre son listos para ver
las cosas".
En la práctica religiosa, así como en la doctrina· reli-
giosa, la mente analítica está siendo claramente. objeti-
vada. Los remedios que se aplican para curar enfer-
medades, se elígen no por la conciencia afectiva t!on-
forme a sus asociaciones, sino por e! intelecto, de acuer-
do c'on procesos puramente lógicos. La enfermedad, por
CUARTA RAZA RAIZ 89

supuesto, es producida por .un influjo de esencia vital


adversa que se desliza en el cuerpo. Tal esencia es la de
un. animal ordinario o excepcionalmente antagónico. El
reumatismo, por ejemplo, que les parece de aspecto ser-
pentino, se debe a la enemistad de ciervos, y es intro-
ducido al cuerpo por el "Jefe de los Ciervos". El Curan-
dero, pues, invoca a los cuatro perros del espacio. el
rojo, el azul, el negro y el blanco. La razón de elegir los
perros es que' el animal más fuerte hace huir al más débil,
yel perro es el enemigo natural del ciervo. A las muje-
res estériles se les da un cocimiento de nidos de avispas
o de moscas, porque estos insectos son muy prolíficos_

Cuando se celebran ceremo~1Ías en el altar (desarrollo


muy elevado del culto), se colocan sobre él los glifos
que· representan los dones deseados, porque su forma y
color atraen la esencia-de-vida correspondiente_

Un elemento moral de naturaleza personal distingue


la religión de los Indios americanos de la de los Lemu-
rianos_ Se halla claram~nte representada en sus mitos,
piles' éstos no son solamente explicativos, sino morales;
enseñan el origen y también el significado mor~l de las
cosas. Muestran por qué. el mundo de los hombres está
hoyc'ntregado al conflicto del bien y del mal; cómo , el
mal trae siempre consigo el castigo tanto en la vida de
los individuos como en la de los grupos_ Este elemento
no se hallaba presente en la conciencia de los Lemuria-
nos, o mejor dicho, era en ellos subjetivo, y se expresaba
por medio de las formas negativas de tabús y. restric-
ciones sociales. Aquí la noción de sacrificio penetra en
1., auto-conciencia del individuo. Tiene un culto perso-
90 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

nal, ofrcce a los dioses la primera porción de su alimen-


to y bebida; ora ante ellos_ La subjetividad de la mente
sintética (quinta fase) se expresa en las prescripciones
inmolatorias y en la creencia en seres más elevadp!!, l>P-
bre los cuales está la Vida-Esencia Universal Unic.a, el
GRAN ESPIRITU, traducción efectuada por misi!lnerps
de la quinta raza, y que pudo haber sido expresada me-
jor como la "Gran Mente"_

El sacriiicio es no solamente material, sino moraL Im-


plica el dominio de la emoción, quizá más bien como
dolor que como deseo; aunque la sobriedad y la castidad
de algunos Pieles Rojas sean proverbiales entre ellos_
No es un ascetismo tal cual nosotros lo entendemo~, pero
posee la misma austeridad ya que no el mil>mp ardor_·
Lleva a aquella tranqujJa posesión de ¡;¡í mismo y a aqqe-
!la serena gravedad ppr la que son renombrados lf:ls jefes
Indios; un misticismo moral, ciertamente; mi~ticismo,
además, que no puede imputarse a función psicológica
alguna, excepto a la de la mente analítica_

La religión del Indio americano tiene también sus ele-


mentos positivos, sus dioses, sus prácticas, SIlS ideales,
Sil misticismo en el plano de la mente, donde el yo en

su raza es consciente de sí lDismo; mientras que las


func~ones subjetivas en las cuales el yo no ha alcapzado
aún la auto-conciencia, ejercen su influencia en los
, elementos negativos como prohibiciones, tabús .-:-en una
palabra, como sacrificio_

Tal es el aspecto de la religión y del mIstIcIsmo que


t:'1 análisis tanto histórico COmO psicológico comprueba
Gonst.antementt:'_ Esto, naturalmente, no excluye la idea
CUARTA RAZA RAIZ 91

de que la religión fué dada a esos grandes y antiguos


pueblos por grandes Fundadores o Reveladores. Este
concepto, que creemos ser el verdadero, y que la Ciencia
Oculta afirma del modo más positivo, no altera nuestras
conclusiones. Los Reveladores traen a cada raza, preci-
s¿l.mente aquella forma de religión que es la semilla y
modelo de su propia conciencia particular. Cualquiera
que sea la degradación a que hayan descendido las razas
que hoy conocemos, las religiones resultantes son las
mismas que hubiera creado la conciencia del hombre
al alcanzar nivel tras nivel de la evolución.
CAPITULO XI

Los Pueblos Chinos

En los Chinos y en los Japoneses tenemos los pueblos


más evolucionados de la raza de la mente analítica, en
los cuales las características de ésta pueden observarse
en su más alto punto de significado, comoexeresión de
aquel nivel de conciencia. Nuestro conocimiento de su
historia se extiende por un período milenario y nos
provee de inmenso material para su interpretación psi-
cológica.· Las organizaciones sociales, el lenguaje; la re-
ligión, la filosofía, la ética, el arte, pueden ser trazados
desde su estado arcaico hasta sus formas más elaboradas
y refinadas; mientras que el conservatismo de la mente
analítica ---en este caso elevada a la adoración conscien-
t(' del pasado- ha tenido éxito, hasta hace muy poco
tiempo, en defenderlo contra la influencia exterior. De-
br exceptuarse el Buddhismo, pero esta gran creencia,
como veremos, sólo invadió a la Raza Sino-Tibetana por-
que, siendo la religión del sub-ciclo de la mente analítica
de la Raya Arya, tiene una afinidad especial con la con·
ciencia de los pueblos amarillos .
. La mayor parte de lo que sigue se aplicaría igualmente
a los pueblosjaponeses; pero en obsequio a la brevedad,
nuestro examen debe limitarse a China solamente.
LA EVOLUCION DEL HOMBRE

La ocganización de la sociedad, sin duda originalmente


basada en el clan, se ha desarrollado en dos direcciones
procediendo de las sub razas primitivas. El ind.ividuo
110 ha alcanzado aún su autonomía política y social, que

está reservada a la quinta o sea la Raza de Mente Social,


con su conciencia al nivel del Ego. En China ésta es aún
subjetiva, y como resultado, la conciencia social es toda-
vía colectiva. Sin embargo, extiende su análisis hasta
la unidad colectiva más sencilla, la. familia. Así como
el clan Lemur'iano está personificado en el jefe, así en
China la familia está personificada en el Padre, y a
través del Padre se mantiene en contacto con el original
Genitor divino, el primer ancestro de familia en cuya
divina filiación participan todos los ancestros subsecuen-
tes, y que son adorados como dioses o almas divinas.
Desde los primeros días de la creación hasta el padre
actual,. y hasta su hijo mayor, el sagrado descenso ha
seguido una cadena no interrumpida cuyos eslabones to-
dos son igualmente sagrados y han de ser igualmente
venerados. En el Padre, todos los miembros de la familia
son uno con los demás y con todos los ancestros. Hiao
(piedad y devoción filial) debe rendírsele al Padre cuya
[!utoridad es absoluta. El es responsable también de los
vicios y premiado por los méritos de toda su familia.
Cuando muere se le tributan los ritos funerales más ela-
borados y se le guarda el luto más prolongado. (tres
años) _

El hijo mayor de la mujer principal goza de una posi-


ción privilegiada aun antes de la muerte del padre, por-
LOS PUEBLOS 'CHINOS 95

que sobre él recaerá el honor de ser el transmisor de aquel


divino descenso. Cuando muere recibe los mismos hono-
res fúnebres y' el mismo luto. Es, primeramente, el re-
positorio del descenso ancestral, y segundamente, el me·
dio de perpetuar el culto debido a los ancestros del cual
tS el sace·rdote. Se le llama el "Continuador".

¿ Por qué se lleva luto tres años por él? Porque


es la personificación linear de los ancestros hacia
arriba, y es, además, el hombre sobre quien recae-
rá el importante cargo (de veneración ancestral).
Es el "Continuador" de la línea ancestral. 1

En rasgos semejantes a éste podemos percibir el do-


minio de la mente analítica con su aspecto "pasado"
de la co~ciencia del Tiempo. Para el Lemuriano, el
. absoluto del Tiempo es el Presente. Los Ancestros no se
han hun di do en el pasado, sino que contínuamente están
renaciendo en la raza presente; por medid de su nacimien-
le, aCtual los ancestros del clan están siempre aquí pre-
sentes. Para la raza Rojo-Amarilla, y más particular.
mente pata los Chinos, esto es diferente. Su absoluto del
Tiempo está en el Pasado. La divina Esencia desciende
del origen del Tiempo, de familia a familia, del hijo
mayor al hijo mayor. Si hay que adoptar un hijo, éste
debe ser el cadete de una rama lateral de la familia, a
fü, de no quebrantar la línea de continuidad de su pro-
pia familia. En la Raza de Mente Social (Arya), y más
especialmente en su Sub-raza de Mente Social (Teutó-.
nica), la divina Esencia desciende a través de cada
... ~ libro de las Tradiciones Sagradas.
9(. LA EVOLUCION DEL HOMBRE

<lIma individual desde el reino de lo Eterno, y el triple


Tiempo absoluto, y abarca pasado, presente y futuro.

El Buddhismo, como' religión típica del nivel del in-


telecto analítico, también pone énfasis en el pasado;
pero, como expresión de la mente sintética de' los Aryos,
ha objetivado al individuo y la causalidad humana está
individualizada, en la Ley, de Karma. Se nos enseña que
somos producto de nuestro propio pasado individual, y
ef:'ta religión práctica aspira a liberarnos de las cadenas
de nuestro pasado y a que alcancemos el absoluto eterno,
Nirvana. p'ara el Cristiano, el misticismo consiste en dejar
el reino del Tiempo fluyente y alcanzar la comunión
individual con el Dios Cristiano, el Ego Eterno del Mundo.

Tanto dentro como fuera de l¡r familia, la actividad


de la raza de mente analítica se ha ejercitado al grado
máximo. La refinada cortesía. de los Chinos se basa en'
un discernimiento exacto de todos los matices de las
relaciones sociales. El gentilhombre francés que había
analizado de tal modo sus relaciones sociales al grado
de jactarse de saber veintiún maneras diferentes de qui-
tarse el sombrero, para saludar a los demás, debe indu-
dablemente haber sido la re-encarnación de un chino. Al
t>mperador Wu, primer soberano de la dinastía Chew, se
le atribuye que:

"En la línea ascendente, reguló la relación con


abuelos ancestros, a fin de que se observase respe-
to hacia aquellos que tienen autoridad... en las
líneas descendentes. _. en las líneas colaterales ....
el

'LOS PUEBLOS CHINOS 97

,De este :modo, fué asignado un lugar en la familia


a todos sus miembros de acuerdo con' su rango
de parentesco, y cada uno se distinguía, de sus
cOlllpañer~ del clan por la medida de"re$peto que
debía tributar y los deberes que tenía que cumplir.
, En c()nsecue,ncia de esto, la senda que, debía' reCO'
n:~r el hombre era recorrida fielmente "hasta su
c~mpleto ~érmjno". (Del libro de Las Tradiciones
S~iradas).

La noción ,d,el EstadQ y su organizaclOn procede de


la m~ma actividad de la mente lógica. En China está
basada sobre la, de la famlia. Es un axioma político que
el Estado es una familia, y no solamente el Estado, sino
"el mundo ent~ro es una sola familia" (Li-Ki). La mis-
ma ,palabra, h¡ao, designa la sumisión al Padre en la
familia, y 'a las autoridades políticas en el Estado.

"La ,misma prontitud con que servimos a nuestro


Padre debemos mostrar a nuestro Gobernante, y
nl,lestra reve~encia debe ser igual para ambos. Hon-
rar ,a aquellos en posición superior, respetar a los
que fungen como autoridad, debe ser nuestra pri-
mera obligación". (Del Li-Ki).

A!!Í como el Padre es el eslabón con el divino Ancestro


original1 así el Emperador es el eslabón con el Cielo.
Se le llama "Hijo del Cielo", no en el sentido figurado
eJ' que, los extranjeros comprenden la expresión, sino

con ,la clara idea de que es el Continuador del descenso


lineal del Tien (Cielo), el transmisor de su bendición
98 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

(o castigo) al Estado. El orden del estado es en China,


un triunfo del análisis lógico asociado al fervor religios«;l.
Las funciones oficiales implican más respeto que títulos
hereditarios; la burocracia es la verdadera aristocracia
del país. Todos los matices de oficialía están definidos
por la etiqueta, y cada uno tiene claramente prescritos
sus derechos y deberes con las diferencias apropiadas
en los signos y uniformes distintivos. En ninguna parte
se ha analizado el concepto de la función social con
mayor minucia. que en China. En ninguna parte está
asociado con igual grado de reverencia religiosa -mar-
ca indudable de que la conciencia del sentido social de
la mente sintética es aun subjetiva, al nivel de la raza.
Llegamos forzosamente a la misma conclusión cuando
examinamos los ideales éticos que yacen bajo la orga-
nización social de China. A menudo se ha indicado
que la religión de China es ética. Su misticismo no se
dirige a una deidad personal, sino que es de carácter
práctico, y afecta las relaciones de hombre a hombre
mucho más que las del hombre con Dios. Lo divino viene
11 cada hombre principalmente a través de sus ancestros,

y el perfeccionamiento práctico de estas relaciones es el


más alto ideal del Chino. Su principal virtud es el deco'
ro. La justicia es considerada como parte del decoro
más hien que como una cosa en sí misma. Es el otorgar
a cada quien aquello que le es "propio" conforme a su
familia o a su posición política. Es más bien el resultado
dI' un cuidadoso análisis de las relaciones humanas que
de un sentimiento sintético, universal, gen.eralmente ha-
cia los otros. Cada quien debe permanecer lo que es, y
túitár a los demás conforme a lo que son.
LOS PUEBLOS CHINOS 99

"Se crean dificultades si las gentes no son exacta-


mente lo que son; si, aun por la cultura, traspasan los
límites de S!l condición_

"Hay tres deberes que un caballero considera


caros: el desterrar de su apostura la violencia y la
ligereza; el adaptar su rostro a la verdad; el des-
terrar de sus palabras las que son bajas e incon-
venientes; -en cuanto a los asuntos del templo, hay
funcionarios' que de ellos se ocupen_
"La sabiduría consiste en cultivar el decoro
hacia nuestros conciudadanos, y en reverenciar
a los seres espirituales manteniendo .la debida re-
serva (dominio)_
"El caballero considera lo que es debido, el
hombre mezquino, lo que le costea; el caballero
cOnsidera el intelecto, el otro, el deseo; aquel con-
fía en la justicia, el otro, en el favor", (De los
'Dichos de Confuci,o')_

Así como la Justicia es la práctica de lo "adecuado"


o sea de lo idóneo, el análisis cuidadoso de las relacio-
Hes humanas, así el Amor es el sentimiento que acompaña
a la práctica de lo idóneo. Consiste en ser "humilde y
cortés con todos los hombres, porque un caballero es
cuidadoso, y no tropieza". Se le defihe por sus inhibicio-
nes más bien que por su esencia positiva:

"No hacer a otros lo que no querríamos que nos


hicieran; no ocasionar males al Estado, ni causar
daños en el hogar.
100 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

"Quien en tres años de luto no hace cambio al-


guno en el estilo de su padre, puede ser llamado
hi jo amante.

"Tsai-Wo dijo: "¿si a un hombre compasivo le


dijeran que estaba un hombre en un pozo, se
arrojaría tras de él?" Confucio replicó: ¿por qué?
Un caballero podría ser llevado al pozo, pero nQ
entrampado allí. Podrá ser engañado, pero no
atontado". (De los Dichos de Confucio).

En la relación amorosa de un ego con otro, la mente so-


cial y la religión cristiana ponen énfasis en el otro
y en la sumisión del ego a él. La raza de mente analí-
tica, por otra parte, insiste en el yo personal, rustin-
guiendo allí solamente ac¡uel elemento de la acción que
procede del yo (el esfuerzo~ del que viene ál yo (el
goce del premio). Si comparamos las definiciones cris-
tianas de amor, las parábolas de la oveja perdida y del
Buen Samaritano, se ve claramente que la diferencia
es la del nivel de conciencia. En la raza China, la con-
ciencia social, ~uyo absoluto es el amor, está todavía
subordinada a la mente analítica.

Volviendo a una consideración de lenguaje, observa-


rnos que -por documentos antiguos, por conchas de
tortuga con escritura que data de varios milenios antes
de la Era Cristiana, y por inscripciones en bronce- que
el Chino arcaico poseía muchas de las características de
sub-razas primitivas, particularmente los lenguajes de
-1\,"'1 '

LOS PUEBLOS CHINQS 10l

los Indios Americanos, tales como prefijos, sufijos, raíces


plurisilábicas cambiantes, etc. 1

Con el progreso de los tiempos, el Chino se convierte


en el lenguaje más altamente analítico que existe, y en
el prototipo de lo que debiera ser un lenguaje de mente
analítica. Las palabras tienden a ser monosilábicas, a
aislarse de los afijos, a expresar ideas genéricas o con·
ceptos analíticos y a estar representadas por un carácter
gráfico. Esta evolución. en el aspecto forma del idioma
acompaña a un desenvolvimiento correspondiente de la
conciencia, esto es, al desarrollo del concepto analítico
como lo absoluto en el intelecto de los Chinos. El ideal
de cultura para un Chino, es conocer todos los caracteres
que expresan nociones abstractas, de los cuales hay unos
cuatro mil. Estos caracteres, parte ideogr~ficos, parte
fonéticos, pueden ser comprendidos por medio de claves.
No están compuestos de letras, como los nuestros, sino
que son simbólicos. Todos se pueden adaptar a Un cua·
dro, que es el símbolo de la Cuarta Raza.
La condensación extrema es el resultado del análisis
extremo, puesto que lleva a un énfasis de la idea abstrae·
tao El estilo literario en China es de extremada concisión.
De aquÍ la importancia del estilo, de la colocación ca-
. rrecta de las palabras, que elimina confusiones posibles
y que, en la literatura más elevada, reemplaza las indio

l. Según la enseñanza oculta. la subraza china emigró del te-


rritorio de Atlantls cuya parte meridional se llama ahora México.
A principios del siglo XX ~J restaurar la gran pirámide de Tea-
tlhuacán, se encontraron en la parte Inferior de las lajas de los
paramentos caracteres numerales de indudable origen "chino".
Su .Excelencia, el encargado de negocios de China, aclaró enton-
ces ~ue pertenecieron a la más antigua forma de escritura usada
en su país.-N. de la T.
102 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

caciones gramaticales. Cualquier palabra puede desem·


peñar cualquiera función gramatical: ser nombre, ad-
jetivo, verbo, preposición, etc., sin sufrir cambio alguno;
ni llev~ signo de número, caso, género, tiempo, modo,
voz'o persona. Solamente su posición y el contexto, la
sintaxis o el estilo, indican al Chino su valor. Es una
idea raíz más bien que una "cosa". La palabra que sig-
~ifica "caballo", por ejemplo, estaría más relacionada
con la idea de "equino".

En el verbo, la idea de acción está aislada de la de


tiempo, modo, voz o persona, y se requieren auxiliares
e palabras especiales para expresarlas. Así pues, hay
por lo menos siete verbos auxiliares para analizar las
varias formas del pasado, y cinco para el futuro.
Es claro, sin embargo, que estos conceptos abstrac-
t~s son únicamente analíticos y no sintéticos. Son el ob-
jeto concreto tomado como tipo; por ejemplo, el caballo
como tipo de "lo equino". Son nociones de clase y de
grupo, no son ideas universales. De aquí que en chino.
sean compuestas las expresiones a que se acude para los
universales reales cuyo segundo elemento universaliza
al primero por medio de referencia a: respiración (ki);
viento (jung); corazón (sin) ; facultad, naturaleza (sing).
El segundo de éstos está notablemente relacionado con la·
noción de Tien (cielo) como principio universal divino
en el cosmos.

Estas indicaciones bastarán para mostrar por qué y


cómo el Chino es un ejemplo no sólo de lenguaje de
mente analítica, sino que es el más analítico de todos
Jós idiomas; corroborando así la aserción de la Ciencia
LOS PUEBLOS~CHINOS 103

Oculta, de que los Chinos san la última Sub· raza de" la


Haza Raíz Atlante·Asiática de mente analítica.
El estudio de la religión China lleva a idéntica con·
clusión. Está enteramente fuera de caso aquí, el estud~o
concienzudo de este asunto; y sólo pueden darse algunll~
interpretaciones amplias. Las tres ramas principales del
pensamiento religioso (Confucionismo, Taoismo y Budd·
hismo) están injertadas desde el siglo sexto A.e., sohre
un tronco común de mitología anterior, la cual pobló
al mundo con dioses concretos (yang) y demonios- (yai).
Envuelve a todos estos un poder absoluto asociado eh -el
lenguaje con el Espacio o Cielo, Tíen. Expresión. sinónim.
es Shang·Ti, el Regidor Supremo. Tenemos aqui.las 'dos
ideas fundamentales de la mente lógica otra vez como
análisis de relaciones. El espacio es ló absolut6de lo afi·
ne; el Poder es lo absoluto de' la acción o -causa. A
Tíen, como deidad absoluta, no le importa nada la adO:-
ración del hombre. El cumplimiento de su deber rara
con el hombre y los sacrificios a los dioses menores liS la
religión del Chino; la idea de servir a Dios está ausente
de su intelecto. Pero puede decirse que todo el misticismO
de las masas se ha concentrado en la adoración de lo~
ancestros, religión de la mente analítica en cuanto a qu~
cstá relacionada con el pasado. Los sacrificios que' se
.ofrecen a los ancestros Se hacen con la mira de atraer
las bendiciones de los finados miembros de la' familia
sobre los miembros actuales. En tiempos antiguos,. sola'·
mente los fun'cionarios de Estado podían sacrificar. ante
los espíritus naturales; el hombre .ordinario sól.o podía
ss.crificar ante los espíritus humanos.
104 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

La adoración del Estado es otra forma común del es-


píritu religioso indicadora del nivel de la mente lógica.
E~ Emperador y los altos funcionarios son considerados
como seres divinos, y los grandes hombres son canoniza-
dos después de su muerte, por sus servicios al Estado.
Esto demuestra que el sentido social (mente sintética)
es aún subjetivo, puesto que la forma de su expresión
eH ética, ya que pertenece a la mente lógica y está ana-
lizado con extrema minuciosidad.

La intuición, o conciencia' de la vida universal, que


pertenece a la sexta fase de la conciencia, es aun más
profundamente subjetiva, en la raza China. Está sin
embargo, presente, y halla su expresión a través de la men-
te analítica, en términos de ley. (Tien significa Provi-
dencia ; Tao es ley o camino, dharma, como le llaman
los hindúes; Ming es' el destino). Ya es fácil entender
Jlues, de qué manera el Buddhismo halló en la China
una tierra adoptiva. El Puddhismo, una religión en que
la Ley es la suprema realídad de la vida; cuya acción
en lo pasado es la sola causa de los goces y pesares del
presente, el Buddhisrno es el prototipo de religión de una
f'~ente lógica, aun cuando culmine en el concepto del
nirvana, propio de la mente sintética.
Un análisis más profundo de las creencias y prácticas
religiosas detalladas de la China compensará amplia-
mente las labores del estudiante, si sabe discernir entre
Iru. que son legado de razas primitivas, asimiladas en
los períodos correspondientes de la evolución de la
China, y aquellas que se han agregado a las anteriores
y que son producto nativo del propio país. Aplicando
LOS PUEBLOS CHINOS 105

este método evolucionario a esos últimos elementos, se


verá más claramente aún que el psicólogo y el histo-
riógrafo deben juzgar a la China como la Sub-raza cul-
minante de una Raza-Madre de mente analítica, cuyo
desarrollo comenzó en Atlantis, según lo demuestra
la existencia de los Indios americanos.
El dominio de las artes y de los oficios Chinos es
igualmente rico en datos psicológicos, pero la limitación
de espacio prohibe que entremos en un análisis más
profundo del nivel 'Chino de realización auto-conciente.
CAPITULO XII

La Quinta -Raza-Raíz (Aria)

A fin de completar esta breve revisión de la evolu-


ción racial, se incluye una corta relación de la Raza
Aria_ El estudio más detallado de esta Quinta Raza
Raíz formará la materia de un libro posterior_ Aquí
sólo pueden indicarse las características salientes de su
modo de conciencia.

En esa raza, el hombre alcanza el nivel de la mente


sintética o elevada (la social). A este nivel pertenecen
los conceptos universales de lo Verdadero, lo Bueno, lo
Bello y ló Eficiente. La mente analítica ve únicamente
lo concreto, y su percepción es individual. La mente
sintética, sin embargo, provee las categorías uni~ersales
antes citadas, respecto a las cuales todos los hombres
convienen, pues son idénticas en todos. De aquí que
en este nivel de conciencia, lo Universal se individualiza
en el hombre. La mente sintética es, a un tiempo mismo,
el órgano universal del pensamiento, y el ego individual
humano. Por eso puede llamársele con justeza el "ego
social", que, sin embargo, no debe confundirse con la
hipotética mente grupal de algunos sociólogos, y que es
meramente un supuesto intelecto colectivo inconsciente.
108 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Poco se sabe históricam~nte de los remotos principios


de nuestra raza excepto el hecho plano de que tuvo su
origen en el Asia Central, de donde emigró en ondas
sucesivas hacia .la India, La Arabia, Egipto, Persia, y a
Europa. Cada onda sucesiva fué la base de una sub-
raza.
Las cuatro primeras de éstas son recapitulaciones de
las Razas-Raíces previas, de a~uerdo con la ley de la
repetición cíclica ya observada. La conciencia de la
mente social se halla presente en todas estas sub-razas,
pero en estas etapas está ocupada en organizar su ex-
presión a través de los niveles inferiores de conciencia
evolucionados en razas pasadas. La Raza Aria llega a
su .expresión más completa y pura de la mente social
en su quinta sub-raza solamente, la Teutónica, y por lo .
tanto, a ésta es a la que se dirigirá principalmente nues-
tra atención. Los Hindús, sin embargo, que representan.
la cepa, constituyen el tronco de todo el árbol ario, y
serán, también su cima. De la savia de su conocimiento
inicia su desarrollo la conciencia de cada una de las
sub-razas. En esa cepa se hallará, pues, la semilla y la
síntesis de la raza entera, con todas sus posibilidades
de desarrollo consciente.

Es un hecho bien conocido que el lenguaje pnmItIvo


de los pueblos arios se derivó de las lenguas de la Cuarta
Haza. Sus raíces mono-silábicas abstractas y sus carac·
teres ideográficos e ideofónicos, relacionan a los idio-
mas Indo-europeos rn su forma primitiva con las len-
guas tanto A;,iáticas como Norte-americanas. Pero tam-
hién ha desarrollado formas ~aracterísticas propias .de
"

QUINT A RAZA HAlZ 109

las cüales la más perfecta es,' sin duda, el Sánscrito.


Como el habla es una función de la mente sintética, pues
provee una relación directa entre los egos humanos, era
de esperar que el lenguaje alcanzara su perfección cien-
tífica en la Raza Aria. El Sánscrito con su fiel análisis
de l~s sonidos, su ordenación lógica de raíces y afijos,
Sil profundo conocimiento de las relaciones psicológicas

y procesos temporales, permanece insuperado como proe-


za lingüística.

El idioma Inglés ha sido desarrollado por üna quinta


nación de la quinta (Teutónica) sub-raza del pueblo
Ario. No puede menos de esperarse que también alcanzará
mi alto grado de perfección científica, como el lenguaje
de la conciencia de la mente social. En verdad, parece
haber poca duda de que está destinado a convertirse
en el lenguaje universal para las relaciones prácticas
entre los hombres.

La palabra, sin embargo, es sólo una forma de inter-


comunicación entre los egos humanos; la que usa el so-
nido como vehículo de significado. Otros niveles de
conciencia tienen también ~us símbolos apropiados:
artísticos, filosóficos, religiosos, etc. y estos son igualmen-
te canales de comunicación entre hombre y hombre. Es.
una de las tareas normales de la Raza Aria, el envolver
una psicología más científica del simbolismo. En nuestros
propios tiempos se observa una particular preocupación
por el asunto, y la escuela psicoanalítica está haciendo
valiosas contribuciones a los aspectos inferiores de aque-
lla .ciencia.

l'
'..

110 LA EVOLUCION DEL HOMBRE

El desarrollo de la Ciencia Social (Socialismo) es otra


proeza reservada para una raza de mente sintética. En
razas anteriores esto estaba complicado con creencias
místicas, porque la mente sintética era todavía subjetiva
en aquellos tiempos. En nuestra propia raza, y muy par-
ticularmente en el quinto período (siglo dieciocho) de
su quinta subdivisión (Teutónica), las relaciones hu-
manas se han convertido en fenómenos objetivos. Sola-
mente hasta entonces pudo la sociología junto con sus
departam~ntos similares de antropología, economía, po-
lítica, etc., ser objeto de estudio como ciencia misma.
La conciencia del Tiempo es otr~ elemento de la cons-
ciencia de la mente sintética, que sólo la raza Aria puede
apreciar completamente en su análisis objetivo. Como
se ha indicado en anteriores capítulos, las Razas Negras
recalcan el aspecto presente de la. conciencia del tiempo.
Las Razas Rojo-Amarill~ añaden a esto una insistencia
sobre su aspecto pasado, mientras que la Raza Aria provee
además un análisis del futuro_ A partir del siglo die·
ciocho, esto ha dado lugar al concepto de la historia
como causación natura~ tanto en la secuencia de los
al'untos humanos cuanto. en la de los acontecimientos
naturales. Esto se halla personificado en las ciencias
modernas del progreso humano (que aún no llaman
evolución humana) y de la evolución orgánica.
La clasificación de las formas vivientes conforme
a sus características _en espacio corresponde a la cuarta
Raza Raíz y a la cuarta sub-raza de nuestro tronco
Ario, porque el concepto genérico es el produc-
to de la mente analítica. Pero la clasificación
QUINT A RAZA RAIZ III

de formas (tanto organismos como actividades hu-


manas) en el tiempo, esto es, conforme a secuencia cau-
sal, pertenece únicamente a la mente sintética_ La historia
no ~s ya, para nosotros, una serié de sucesos accidenta-
les resultantes del reino inconocible del libre albedrío
humano, sino el registro de una secuencia de causas
dentro de"las cuales el libre albedrío humano está amplia-
mente determinado. La comprensión de la verdadera psi-
cología evolucionaria mostraría que aun este albedrío
está, a su vez, determinado por el pasado de Jos "hace-
dores de historia", siendo cada individuo' humano el
hSlcedor de su propia historia. La reconciliación del
libre albedrío y el determinismo en el hombre puede
resultar únicamente de una psicología de evolución es-
piritual. Tal psicología se está haciendo al presente, y
está muy cerca de su consumación.

La ciencia del Tiempo, o historia evolucionaria, que


nuestra raza está desenvolviendo, halla su culminación
en la Teoría de la Relatividad. Esta nos muestra al
Tiempo como el proceso de objetivación de las poten-
ci.alidades de la vida. No es ya un absoluto, sino que se
ve que es relativo, pues el modo de evolución varía
para cada individuo.

No hay que pensar que las ciencias de la conciencia


dt> la mente sintética fueron desconocidas en pasadas eda-
des. Hubo un arte de gobernar y una comprensión de los
símbolos, así como un conocimiento de la evolución.
Pero esto estaba confinado a pequeños grupos de inicia-
dos, en tanto que las razas en medio de las cuales vivían,
sólo podían recibir esa enseñanza, si la recibían,' como
LA EvQLUCION DEL HOMBRE 112

revelación y dogma. Pero al desarrollarse la raza, cuyo


nivel de conciencia está representado por este cono·
cimiento, el esoterismo del pasado da lugar a la cien·
cia del presente, y la antigua Doctrina Secreta se con-
vierte en conocimiento objetivo moderno.

Estas breves indicaciones respecto a que la Raza Aria


representa en verdad la ~xpresión del nivel de concie~cia
dc la mente quinta o sintética, darán fin temporal a
este trabajo, reservando para un libro posterior el análisis
más completo de las posibilidades humanas presentes
y futuras.

INDICE
Vida, Conciencia, Materia .................. 7

Evolución 'de las Formas .. '" .............. " 13


Evolución de la Conciencia ........ :........ 19
La Conciencia Humana .................... 27

Las Leyendas de la Creación. ~ . . . . . . . . . . . . . . . . 37

Las Razas de la Humanidad ........... :..... 43

La Primera Raza Raíz 47

La Segunda Raza Raíz 55


La Tercera Raza Raíz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

La Cuarta Raza Raíz 79

Los Pueblos Chinos 93


La Quinta Raza Raíz ....................... 107
EBte libro se terml.nó de 1mpr1m1r
el 25 de Noviembre de 1957 en 106
talleres de BDlTOBIAL ORION.
Laguna de Mayrán 208. México. D. P.

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