Вы находитесь на странице: 1из 43

Si estás tratando de arreglar tu tristeza, tu pena, tu miedo, tu enojo, tu soledad,

tus dudas, tu corazón roto, tu profundo anhelo por el Hogar, ya los has
convertido en un problema, así que ya estás en guerra. Su búsqueda de una
solución implica que algo está roto y necesita ser arreglado aquí. Hay un "yo
bueno" en guerra con un "yo malo", un "yo perfecto" en guerra con un "yo
imperfecto", y esta es la raíz de toda violencia.

Poner fin a la guerra dualista. Deja de dividirte en dos. Dos es demasiado para
ti. Vuélvete hacia la parte de ti mismo que se siente roto, tierno, crudo, `malo', y
por un momento, deja de huir de él, y deja de buscar su solución. Escúchalo.
Permanezca presente con él, como lo haría con un niño herido. Quédate muy
cerca. No te des la vuelta. Puede contener información valiosa. Comiencen a
permitir la parte no permitida, comiencen a aceptar estas energías
aparentemente inaceptables dentro de ustedes mismos, o simplemente
acepten que no pueden aceptar ahora mismo; simplemente permitan que su
total incapacidad les permita. Ilumina tu luz sin temor en la oscuridad. Llegarás
a ver que no hay enemigos dentro de ti, ni errores, ni demonios, ni roturas, sólo
manifestaciones de conciencia que anhelan ser encontradas, abrazadas,
integradas como parte de un cuadro infinitamente más grande; sólo niños que
anhelan regresar al Hogar....

¿No hay solución? No hay problema. Sólo Amor.

DE DEPRESIÓN A PROFUNDO DESCANSO

Cuando necesitamos un descanso profundo y no podemos encontrarlo nos


deprimimos.

Todos, en alguna medida estamos ‘deprimidos’, hundidos por nuestro falso yo,
exhaustos a nivel del alma a causa de nuestros frustrados intentos de sostener
una falsa imagen, de estar en el rol de un personaje que no es quienes somos
realmente.
Anhelamos dejar de actuar, y ser auténticos nuevamente.

Cuando reprimimos nuestros sentimientos, deseos, impulsos, y anhelos


verdaderos empujándolos al inconsciente, viviendo como una fachada en este
mundo, al final, nos deprimimos; incluso sentimos que queremos suicidarnos.

La depresión no es un error, en verdad es inteligente.


Es un llamado ancestral a descansar, a desacelerar,
A salir de la mente y sus miedos y a dirigirnos al cuerpo y sus sentidos.
A dejar ir la imagen,
A “matar” el personaje que hemos estado interpretando, y a ser exactamente
como somos,
A dejar de correr,
A tocar nuestras heridas y traumas con gran dulzura,
A empapar conscientemente nuestra experiencia presente con atención
amorosa,
A despertar a nuestra brillante rabia, nuestra magnífica aflicción y nuestros
increíbles terrores escondidos,
A decir en voz bien alta nuestra verdad,
A hacer nuestro camino,
A seguir adelante con coraje.

¡ A dejar de ‘deprimir’ nuestra parte salvaje interna!


A salir de nuestro escondite,
A permitirnos ser vistos.

Mi depresión suicida y mi desesperación terminaron salvando mi vida cientos


de veces, empujandome al camino de la sanación.
La depresión fue mi único llamado a descubrir la forma más profunda de
descanso cósmico dentro mío.
Estoy eternamente agradecido a los dioses del Inframundo.

EL MILAGRO DE LA RESPIRACIÓN

En cualquier momento de nuestra vida, podemos ser conscientes de nuestra


respiración.
Esto constituye nuestro ancla más poderosa en el Ahora.

Dondequiera que estemos, cualquiera sea la hora, pase lo que pase en el


mundo externo, podemos sentir curiosidad por el gran misterio de la
respiración; podemos tocar como sube y también como baja.

Solo por un momento, permanece presente con la respiración mientras sube y


baja, escala y cae en su propio ritmo.
Presta atención a las sensaciones en el vientre y el pecho, sin tratar de
controlar o cambiar nada, y sin tratar de respirar de un modo en particular. Si
la respiración es corta, déjala ser corta, si es profunda, permítele ser profunda.
Si se siente ajustada y contraída, permanece con esa sensación también…

Solo deja que la respiración sea natural. ¡Permite que el cuerpo respire por sí
mismo! Suelta el “control”. Confía en la vida. Relájate con la respiración. Y
permanece curioso/a…

¡Ves! Por un momento, ¡no estás encerrado/a en la historia de tu vida! Por un


momento, te has salido de la mente, la narrativa construída por el pensamiento
que llamamos “mundo”, y estás en el cuerpo vivo.
Has abandonado el mundo conocido de hábitos y condicionamientos, y has
descendido a lo Desconocido, al gran Misterio, a algo Nuevo, algo Creativo.

Y si vuelves a perderte en la locura del mundo, siempre puedes pedirle ayuda a


la respiración.

Puedes invocar la eterna gran pregunta: “Respiración, ¿cómo estás ahora?”


Puedes tocar “al que respira” dentro con gran ternura y fascinación.

Y volver a tu Hogar.

DI TU MALDITA VERDAD

He visto ocurrir milagros cuando la gente simplemente dice la verdad.


No la verdad “linda”,
No la verdad que busca complacer o reconfortar,
Sino la verdad cruda. La verdad salvaje.
La verdad que no conviene,
La verdad tántrica. La “maldita” verdad.

La verdad que tienes miedo de decir,


La horrible verdad acerca de ti mismo/a
Que escondes para “proteger” a otros,
Para evitar ser “demasiado”,
Para evitar ser avergonzado/a o rechazado/a,
Para evitar ser visto/a.

La verdad de tus sentimientos más profundos:


La rabia que has estado disimulando, controlando, que no has permitido ser,
Los terrores de los que no quieres hablar,
Los impulsos sexuales que has intentado adormecer,
Los deseos básicos que no soportas expresar.

Finalmente, las defensas se caen,


Y este material “peligroso” emerge desde lo profundo del inconsciente.
No puedes retenerlo más,
La imagen del “buen chico” o la “buena chica” se evapora,
“el perfecto”, el que “ha sabido resolverlo todo”,
el “evolucionado”, todas estas imágenes arden.

Tiemblas, sudas, sientes que vas a vomitar,


Piensas que podrías morir al hacerlo,
Pero finalmente dices tu maldita verdad,
La verdad de la que estás profundamente avergonzado/a.

No la verdad abstracta, no la verdad “espiritual”,


No una verdad diseñada con palabras buscadas cuidadosamente para prevenir
la ofensa,
No una verdad cuidadosamente empaquetada,

Sino una verdad desordenada, intensa, desaliñada.


Una verdad sangrienta, apasionada, provocativa, sensual, sin domar ni pintar,
mortal.
Una batida, pegajosa verdad que te hace sudar, vulnerable.

La verdad sobre cómo te sientes,


La verdad que permite que otra persona te vea sin esconderte,
La verdad que hace al otro quedarse sin aliento,
La verdad que hace que tu corazón palpite con fuerza.

Esta es la verdad que te hará libre.

He visto depresiones crónicas y ansiedades que habían sido de por vida,


disiparse de la noche a la mañana.
He visto como traumas profundamente incrustados se han evaporado,
He visto cómo fibromialgias, migrañas de toda la vida, fatigas crónicas, dolores
de espalda insoportables, tensiones corporales, desórdenes del estómago, han
desparecido sin nunca más volver.
Por supuesto, los “efectos secundarios” de la verdad no son siempre tan
drásticos.
Y no damos un paso hacia nuestra verdad con un resultado en mente.
Pero piensa en la inmensa cantidad de energía que requiere reprimir y silenciar
nuestra salvaje naturaleza animal,
Reprimir nuestro enojo, nuestras lágrimas, nuestro terror,
Sostener una falsa imagen y aparentar estar “bien”.
Piensa en toda la tensión que sostenemos en nuestro cuerpo,
Y el daño que ocasiona a nuestro sistema inmune
Cuando vivimos con el miedo de “salir a la luz”.

Toma el riesgo de decir tu verdad,


La verdad que tienes miedo de decir,
La verdad que temes que haga que el mundo se acabe.

Encuentra una persona segura, un amigo, un terapeuta, un consejero, o tú


mismo/a, y permítiles entrar.
Permitiles sostenerte mientras te quiebras,
Permíteles amarte mientras lloras, te enojas, tiemblas de miedo, haces un lío.

Contar tu maldita verdad a alguien podría salvarte la vida, sanarte bien desde
lo profundo, y conectarte con la humanidad en formas que nunca has
imaginado.

TRAUMA: UNA PUERTA DE ENTRADA A LO SAGRADO.

Un trauma no es un evento en el pasado,


Más bien son los aparentemente insoportables pensamientos y sentimientos
que acarrean nuestro cuerpo y mente, por lo general de manera inconsciente,
en el momento presente, en el Ahora:
Los pensamientos que se sienten como impensables,
Sentimientos que se sienten insostenibles,
Sensaciones en el cuerpo que no somos capaces de sentir por completo,
Experiencias que no hemos podido digerir del todo,
Imágenes que no queremos ver,
La oscuridad en nosotros de la que huimos,
La “negatividad” que escondemos de otros.
Momento a momento, podemos comenzar a permitir que incluso los
pensamientos más intensos y aterradores regresen a los brazos sanadores del
Ahora, donde pertenecen.

En la presencia de un amigo amoroso, un terapeuta habilidoso, una gran


montaña, el cielo y todos los dioses y ángeles, con la ancestral Tierra
sosteniéndonos como un recién nacido, podemos dejar que nuestras defensas
se quiebren, y tocar en nuestro más profundo dolor y pena, bañándolo con
curiosidad, consciencia, y amor.

Momento a momento podemos comenzar a sostener lo insostenible, tolerar lo


intolerable, respirar a través del más profundo dolor…
Atenta y lentamente, podemos bañar con luz el horror, inundar con amabilidad
las regiones más oscuras, iluminar el Inframundo, donde moran las criaturas
salvajes y temerosas.
La herida es un portal. No te matará si te tornas hacia ella.
He pasado por horrores dentro mío que me empujaron al límite de mi sanidad,
los límites de mi mortalidad.
He sentido el dolor de tal manera que parecía que mi corazón no lo podría
soportar un segundo más.
He experimentado una rabia volcánica que podría destruir o crear un Cosmos
entero.

Pero, momento a momento, fui capaz de tolerar lo intolerable, aceptar lo


inaceptable, enamorarme de mi “enemigo” interno; un enemigo que pasó a ser
un inocente niño interno, gritando furioso por mi amor. Mi propia carne y mi
propia sangre.

En el centro de mi más profundo trauma me encontré…a mí mismo.


Vi mi propio rostro amable reflejando mi sonrisa.
Encontré el poder y valor que nunca había sabido que tenía. Encontré la mayor
seguridad.
Encontré a Dios mismo que había usado mis heridas más profundas para
llamarme a volver a mí mismo, y hacerme completo.

Tu trauma es un agujero negro,


Absorberá tu vida y la de cada uno que te rodea,
Pero también puede ser un quásar, un extraordinario dínamo de nueva vida,
que emite más luz que cientos de galaxias.

LA SANACIÓN: TRAE LA SUAVIDAD, TRAE EL FUEGO

Veo a las personas a mi alrededor y puedo ver su inherente belleza, su


tremendo potencial, lo que son capaces de hacer en este mundo. Veo también
sus bloqueos, aquello que los está frenando a causa del miedo, vergüenza o
enojo sin procesar.
Me doy cuenta de la aflicción sepultada en lo profundo dentro de sí mismos.
Siento su rabia inconsciente, esa rabia que no pueden contactar o admitir.

Veo la versión ‘sana’ o ‘despierta’ de la gente. Veo quienes podrían ser, si


superaran sus traumas y programaciones atemorizantes y pudieran avanzar
plenamente en sus vidas y tomar su poder.

Esto es una bendición y una maldición para mí…

Por un lado, quiero honrar el lugar donde están, honrar los pasos que han
dado,
Quiero felicitarlos por lo que ya han sanado,
Bendecirlos, aceptarlos, validarlos, hacerles saber que se encuentran en el
lugar exacto en que deben estar hoy.

Y por otro lado, siento entusiasmo y esperanza también por sus perspectivas
de sanación.
Veo su verdadero poder, la manera en que podrían brillar si sus rompieran sus
condicionamientos y pudieran abrierse, si sus traumas más profundos pudieran
ser bañados con amor, si le permitieran a sus verdaderos seres brillar de forma
plena en este mundo, si dejaran de esconderse y le ofrecieran al mundo sus
dones creativos.
Hablo como aquel que solía esconderse en su habitación lleno de miedo hacia
el mundo, aterrorizado por “lo que la gente pensara de mí”. El mismísimo
pensamiento de decir mi verdad, compartir mi arte y mostrarme al mundo, me
hacía temblar y vomitar por el miedo. Mis traumas sin sanar me estaban
drenando mi vitalidad y me estaban dejando totalmente exhausto.
Sé que sanar es posible.

Existen dos riesgos en esto:

Uno: termino honrando tanto “el lugar donde ellos se encuentran” que no
cambian, ya que se sienten cómodos e incluso complacientes siendo de “la
manera en que son” y esto no permite que ocurra ningún cambio. Incluso
después de años siguen actuando bajo los mismos patrones.

Dos: los empujo de tal manera, alentándolos a dar pasos que aún no están
preparados para dar, o que no son capaces de darlos desde el lugar en que se
encuentran. Les disparo dentro sí mismos un profundo malestar, vergüenza e
incluso rabia, y sus defensas se intensifican de tal modo que se cierran. Se
sienten no respetados, no vistos, e incluso criticados.

Existe un dulce lugar en el medio, y es el lugar donde ocurre la magia en la


terapia; este trabajo de sanación constituye una danza constante y un acto
delicado de equilibrio.
Somos llamados a caminar junto a nuestros consultantes acompañandolos en
sus puntos de mayor desafío, aquellos lugares en carne viva y de dolor donde la
verdadera transformación puede ocurrir.
Somos llamados para mantener la visión de lo que ellos podrían ser mañana, y
al mismo tiempo honrar el lugar donde hoy se encuentran. Somos llamados
para honrar los pasos que han dado, pero aún así empujarlos suave y
amorosamente hacia los siguientes pasos, los pasos que dan miedo, ¡los pasos
que realmente no quieren dar!

El libro que quieren escribir, el curso que quieren enseñar, el arte que quieren
hacer, el camino que quieren tomar, las palabras que anhelan decir…

Aceptar, y alentar al otro. Presencia…y un tierno empujón hacia el lugar


doloroso, avergonzante, atemorizante...un amable golpecito en la oscuridad y
lo desconocido.

Algunas veces empujo demasiado sí.


En mi entusiasmo por la transformación, voy demasiado rápido, y tengo que
reconocer mi propia frustración.
Sí, puede ser frustrante, ver el potencial de alguien, y verlo huir de éste. Este es
mi desafío: unirme a alguien en el lugar donde está, sin empujar demasiado ni
sin querer, avergonzarlo por no estar “más adelante en el camino”; amarlos
como son, con amabilidad y gran suavidad, comprensión y compasión.

Algunas veces no presiono lo suficiente, y tengo que reconocer mi propio


miedo y mi duda, mi propia preocupación por “empujar demasiado”, y hacerlos
sentir incómodos, y hasta retraumatizarlos. Este es también un gran desafío:
ser capaz de empujar a alguien lo suficiente como para incomodarlo, y no
frenarse por el llamado de la falsa noción de “amabilidad” o “compasión”. ¡El
amor puede ser salvaje y apasionado también!
Provocativo, incluso enojarse.
Algunas veces las personas quieren un empujón.
Otras veces solo quieren un oído amigable.
Algunas veces quieren un empujón, pero no lo saben realmente. Los
sentimientos han sido sepultados en lo profundo de su inconsciente y están
huyendo de lo que realmente anhelan.
He leído tantos mensajes de amigos y consultantes en los que decían: “Jeff, me
empujaste tanto en aquel momento, y te odié. Me dolió terriblemente
escucharte decir aquello sobre mí. Disparaste profundos sentimientos de
vergüenza y enojo en mí. Pero me doy cuenta ahora de que fuiste el único que
se preocupó lo suficiente como para empujar, sentir pasión, decir la verdad
sobre mí, que nadie más había dicho…”

En mi momento, yo también he dicho las mismas palabras.

No hay respuestas FÁCILES en este mundo de la sanación. Debemos ser


humildes e inclinarnos a los misterios de la alquimia. Lo más importante es que
permanezcamos presentes, curiosos, y seamos honestos con nosotros
mismos, y con el otro.
Darnos cuenta donde empujamos demasiado, y donde a veces, no estamos
empujando lo suficiente.

Sentir cuando nos encontramos en el dulce y sanador lugar del medio.

En su afán por la verdad, el amor presiona y empuja, empuja y presiona, como


las olas del océano…

EL REGOCIJO DEL ENOJO

Uno de TODOS los malentendidos más grandes de la espiritualidad es que no


deberíamos sentir enojo.
Los gurúes y guías iluminados nos dicen que debemos ser pacíficos, calmos y
centrados como ellos.
Nos dicen que debemos relajarnos, ser sólidos, equilibrados y felices.
Y por supuesto, que siempre debemos ser compasivos y profundamente
amorosos los unos con los otros.

Hermosos ideales, pero aquí está el asunto: a nuestro niño interno le importa
un carajo ser “bueno”, o “agradable” o “amoroso”, “compasivo” o “feliz”,
Y nunca ha oído sobre la “espiritualidad”.

Existe ese hermosamente narcicista ‘alguien’ interno, que se siente lastimado,


enojado, atemorizado, disgustado; que no se siente digno de ser amado ni
mirado, y se siente abandonado. Y cuando lo silenciamos, lo reprimimos y
sofocamos, éste hierve con rabia salvaje desde lo profundo de nuestro
inconsciente. Él es inocente y solo se enfada porque quiere tu atención
amorosa (pero no nos enseñan esto). Nos enseñan a temer nuestro enojo,
esconderlo dentro nuestro y del mundo.

Es esta mismísima represión y rechazo de nuestros más profundos


sentimientos lo que crea todo el sufrimiento y la violencia en el mundo,y no los
sentimientos en sí mismos, que son naturales e inofensivos.

En este pedido por ser oídos, en este intento de atraer tu atención, la rabia de
este pequeño olvidado dentro nuestro, empieza a drenar nuestra energía vital,
tornándonos depresivos, letárgicos, exhaustos, haciendo que queramos
escondernos de la vida. La rabia reprimida alimenta nuestras adicciones y
compulsiones, genera estrés, dolor crónico y tensión en el cuerpo. Alimenta la
enfermedad e incluso genera esos impulsos suicidas y homicidas, que en su
momento tratamos de reprimir, negar o silenciar, todo esto en nuestro intento
de mantener una imagen aceptable del “ser”.

No podemos destruír o erradicar de raíz este ‘alguien interno’ que llevamos.


Éste solo está reclamando el amor que nunca recibió en su infancia. Cuanto
más tratamos de destruírlo, él más intentará destruirnos a nosotros. Aquello
que tememos y contra lo que luchamos dentro nuestro solo crecerá con más
poder.

La gran sanación puede tener lugar cuando abandonamos nuestros ideales


creados por la mente, y giramos para ver nuestra vívida verdad.

Admitimos que no estamos llenos de ‘amor, luz y alegría’ como pretendíamos,


sino que estamos llenos de rabia. Admitir esto es como una muerte para el ego,
una terrible derrota para las fuerzas de la deshonestidad…pero un absoluto
alivio para nuestro ser auténtico.

Invitamos a toda la rabia sepultada a surgir en la consciencia, para que


finalmente podamos conocerla. Conectamos con “lo furioso”, lo abrazamos en
nuestros brazos al fin, le permitimos existir, vivir, y expresarse. Le
preguntamos que necesita, bien en lo profundo. ¿Se siente sin amor,
desilusionado, triste, olvidado? ¿Se siente abandonado, abusado, indefenso?
¿Hacia que vulnerabilidad la rabia estaba tratando de dirigir nuestra atención?
Permitamos bañar este precioso pequeño interno con fascinada atención, y
proporcionémosle un hogar y una voz, para que ya no nos controle, para que
finalmente seamos sus padres, no sus esclavos.

El enojo no es algo malo o una señal de debilidad o de fracaso. Es un precioso


‘alguien interno’ anhelando ser traído hacia nuestra Luz.

Cuando nos amigamos con nuestro enojo, cuando podemos respirar a través
de él, cuando lo suavizamos con la cálida consciencia, puede haber gran
regocijo, el regocijo de la intimidad verdadera con nosotros mismos.
Y tal vez descubramos una paz que no es lo opuesto al enojo, pero está allí justo
en su centro.
La paz de sostenernos cerca a nosotros mismos,
y celebrar lo que somos,
celebrar el gran poder del enojo que surge inteligentemente para protegernos
de un posible daño, percibido o real.

Y aquellos que nos aman entenderán nuestro sentimiento de enojo, y amarán


ese pequeño dentro nuestro también.

LOS PENSAMIENTOS SON NUBES PASAJERAS DE LA MENTE

Los pensamientos no son inherentemente malos, inadecuados o “enfermos”.


Los pensamientos son como nubes en el cielo:
Surgen, se quedan por un rato, y se van,
No constituyen la verdad, solo son nubes que pasan,
No lastimarán o quebrarán el cielo.
El cielo no es “débil” si una nube tormentosa aparece,
El cielo no es “maldad” si viene una nube que parece violenta,
El cielo no es “negativo” si una nube de ‘negatividad’ pasa flotando.

Sé el cielo de la consciencia, y permite TODOS tus pensamientos,


Los amorosos y los enfadados, los atemorizados y los reconfortantes.
Sin necesidad de luchar contra ellos, o actuar según ellos,
Sin necesidad de aferrarte a ninguno, sin necesidad de resistirte.

Existe un delicioso lugar en el medio,


Donde puedes observarlos con amor,
¡Y saber que solo son pensamientos!
Puedes dejarlos venir, e irse,
Saber que tú tienes la Capacidad para esto,
Que tú eres su Padre/Madre amoroso/a, su Presencia eterna.

Como fotos pasando en una pantalla de cine,


Como olas yendo y viniendo en el vasto océano,
Como nubes pasajeras en un cielo brillante.

EL BUDHA SALVAJE

Puedes deshacerte ahora mismo amigo/a del ideal del personaje “calmo,
indiferente, sereno y racional”.
Puedes dejar que arda en el fuego la imagen del “Budha de piedra
perfectamente pacífico”. Eso es una terrible mentira.
Es saludable sollozar, gritar, gimotear, suspirar, reír a carcajadas, temblar,
sentir miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y
poderosos deseos y anhelos.

Existe un Budha salvaje en todos nosotros, y no será domado. Cuanto más


intentes suprimirlo, más fuerte se volverá.
Cuanto más quieras avergonzarlo, hacerlo enloquecer, o sentirse “irracional” o
“demasiado emocional”, más se enfadará y más poderoso se sentirá.
Cuanto más quieras huir de él, más te acechará.
No será derrotado con palabras inteligentes y filosofías sofisticadas. No será
silenciado; no te escaparás de él, porque solo estás intentando escaparte de ti
mismo/a.

Todos debemos finalmente enfrentar al/la Salvaje que tenemos dentro, sentir
curiosidad sobre nuestros sentimientos naturales, urgencias e impulsos, ya
sean placenteros o dolorosos, ligeros e intensos.
Brindarles el presente de nuestra atención consciente y la respiración, darles
nuestro amor y entendimiento; un hogar permanente dentro nuestro, un lugar
para que se desplacen libremente.
Cuando nos amigamos con nuestro lado salvaje, podemos amigarnos con los
otros.
Cuando dejamos de temer nuestros sentimientos, ya no intentamos controlar
en vano los sentimientos de otros, y podremos sentir mucha más compasión
por nuestros salvajes compañeros. Sollozaremos juntos, gritaremos,
gimotearemos, suspiraremos, reiremos a carcajadas, temblaremos, sentiremos
miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y poderosos
deseos y anhelos. Y los celebraremos como expresiones divinas.
El Budha sollozó como un bebé algunas veces, sintió enojo justificado ante las
injusticias y el abuso en el mundo, temió la muerte, pero se paró sin miedo
alguno ante el corazón del miedo.
Aquí estaba la fuente del poder de Budha, un amor infinito e inquebrantable por
lo salvaje que llevamos dentro.

ESPACIO PARA LA TRISTEZA

Tu tristeza no dice: — “Por favor arréglame, sáname, libérame”.


O — “Por favor desházte de mí, intenta no sentirme, haz de cuenta que no estoy
aquí”.

Tampoco pide: —“Por favor, ilumínate así puedo morir”.


La tristeza no viene para castigarte o avergonzarte, o demostrarte que eres un
‘fracaso espiritual’.
No es una señal de involución o de estar lejos de la sanación, del despertar, de
la iluminación, la paz…
Su presencia no es una indicación de que has hecho algo mal.

La tristeza solamennte susurra: —“¿Puedo entrar? Estoy cansada, anhelo


descansar…”
Y tú le contestas: —“Pero tristeza, ¡no sé como permitirte entrar!”
Y ella responde: —“Está bien, no necesitas saber, ya estoy dentro”.
Y entonces nos inclinamos ante ella, reconocemos la forma en que ella ya está
dentro nuestro; reconocemos cómo es que hay espacio suficiente en nosotros
para ella, cómo es que nosotros no somos “el/la que está triste”, que no somos
contenidos dentro de la tristeza, sino que somos el espacio para ella, su
espacio, su hogar, su salvación, su abrazo amoroso. Y no lo hacemos como un
objetivo, sino como nuestra naturaleza, ya consciente de sí misma, ya libre.

No te “sanes a ti mismo/a” de la tristeza; permíte que ella te sane.


Permite que te muestre el camino que has olvidado,
Permite que te revele los misterios del amor,
Permite que te recuerde la vastedad de tu corazón, tu rechazo a separarte de
cualquier parte de tu Ser ancestral.

Deja que la tristeza libere esa Felicidad más grande que danzabas cuando
fuiste joven.

YO SOY

Debo confesar algo: soy un asesino.


¡Esperen! No se sientan en shock.
Estoy diciendo algo que ustedes ya sabían
Antes de nacer.

Soy un asesino. Soy un santo. Soy una prostituta. Soy un ladrón.


Soy el hombre sin casa que hurga entre las latas de basura en la gasolinería
por la que pasas cada noche, en el camino de casa al trabajo.
Soy un vándalo. Soy un artista. Soy un amante salvaje.
Soy todos los océanos. Soy creación y destrucción.
Soy todas las galaxias y todas las estrellas. Soy una jirafa.
Soy Mickey Mouse. Soy el niño muerto de hambre que ves en televisión con
esos ojos fijos y vacíos a los que no puedes mirar por mucho tiempo antes de
que tu corazón comience a quebrarse.
Soy todo eso que te mueve y todo lo que te deja congelado/a.
Soy el Ídolo Americano. Soy la Flauta Mágica de Mozart. Soy vasto como un
Universo. Soy más pequeño que la partícula subatómica más pequeña. Soy
silencioso, pero también ruidoso como setecientos apocalipsis.

Tomo todas las formas y aún así no me aferro a ninguna forma en particular.

No digo: “Soy una forma”. No digo: “No soy una forma”.


No digo: “Existo”. No digo: “No existo”.
No me llamo a mí mismo Dios, consciencia, conocimiento, presencia,
espíritu….o incluso Vida.
No tengo nombre para mí mismo. Soy anónimo.
Y aún así todos los nombres son míos.

Los humanos luchan, matan y mueren en nombre de los nombres que me dan.

Forman religiones, dogmas, sistemas de pensamiento. Proclaman que yo estoy


de su “lado” (yo no tomo lados). Dicen que pertenezco a ellos (yo pertenezco a
nadie y a todos). Tratan de descifrarme. Incluso proclaman ser yo, conocerme,
canalizarme. Algunos dicen que han encontrado El Camino que conduce hasta
mí. Siempre lo han hecho, y siempre lo harán.

Ellos no saben. Sus mentes son demasiado limitadas.


E incluso la “mente” es una de mis ingeniosas apariencias.

Yo aparezco como todo, incluso cuando paras y me buscas, no puedes


encontrarme. Yo juego a esconderme y que me encuentren en el cosmos. Y
algunas veces aparezco cuando dejas de buscarme.
Yo soy esas palabras, y todos los espacios en medio. Soy el silencio al final de
las oraciones…y las expectativas al comenzarlas.
Soy la parte negra y blanca de todo, y cada sombra del gris; y cada color.
Yo soy el entendimiento y la falta de éste. Soy la similaridad y el contraste. Soy
la separación y la unidad indescriptible.

Soy los ojos moviéndose a lo largo de esta pantalla y la pantalla moviéndose a


través de esos ojos. Soy el hecho de ver y todo lo que es visto. No me divido
entre sujeto y objeto. La separación no es mi religión. No sé nada de un “Yo”,
aún así digo “Yo” por la simple dicha de hacerlo.

Soy masculino y soy femenino. Soy el Este y el Oeste. Estoy adentro y afuera. Y
hablo fluidamente todos los idiomas. Yo soy todo lo que es, todo lo que ha sido,
y todo lo que será. Soy ahora, y nunca ahora. No puedo ser reducido a la nada.
Eternidades pasan en el espacio de la respiración. Eones son mi alma.

Te estoy respirando ahora.


Soy tu inhalación y exhalación. Yo soy cada íntima y sagrada respiración.
Soy cada uno de tus pensamientos surgiendo y disolviéndose en la vastedad.
Yo soy cada sentimiento surgiendo como un cometa a través del cuerpo
universal.
Soy angustia. Soy enojo. Soy fuego. Soy agua.
Estoy siempre aquí, aunque no me reconozcan.
Yo soy el “Soy” incluso cuando el Yo no es.
Yo soy nada y todo, nadie y todos.
Soy el asesino. El asesino dice: “Yo soy”.
Soy el santo. El santo dice: “Yo soy”.
Soy la prostituta. Ella dice: “Yo soy”.
Soy el niño. El/ella dice: “Yo soy”.
Soy el científico. El científico dice: “Yo soy”.
Soy el hombre moribundo. Él/ella dice: “Yo soy”.

La historia del “Yo” siempre es diferente, sí. Esta es mi creatividad,


Pero “Soy” siempre es lo mismo. SOY. OM. Esta es mi naturaleza inmutable.

No me busques. No me busques en el tiempo. No sientas orgullo por haberme


encontrado. No soy tu trofeo. No soy comida para tu hambriento ego.
Simplemente admite que ya estoy aquí. Admite que siempre he estado aquí. Y
vive tu vida como mi recordatorio constante. Siente devoción por la dicha de
ser yo. Permite que tu vida sea tu canción de amor. Deja que tus acciones y
palabras sean mi expresión, que me traigan a una forma.

Yo me escondo en el “Yo” universal pero realmente no hay ninguno. Soy así de


escurridizo.

Yo soy tu sabiduría más profunda. Estuve ahí cuando naciste. ¿Lo recuerdas?

Con amor,
El Amado.

EN LO PROFUNDO DEL LODO TÁNTRICO

Nos han enviado gurúes, guías, ángeles, sanadores, provocadores, aliados y


antagonistas en todas las formas y tamaños. Nuestras parejas, nuestros hijos,
amigos y familiares, amantes. Nuestros terapeutas, nuestros colegas, extraños
en el metro.

Nuestros verdaderos maestros están a nuestro alrededor. Porque las


verdaderas enseñanzas de la vida son antiguas y yacen en lo profundo de
nosotros mismos.

Todas las personas en nuestra vida ahora mismo tienen regalos que ofrecer.
Algunos regalos son obvios. Algunos regalos sólo son vistos en retrospectiva.

A través de algunas relaciones se nos enseña a escuchar. A recibir la verdad


de alguien más sin apresurarnos por repararlos, aconsejarlos o impedirles
sentir lo que están sintiendo. A tomar en serio su mundo. A salir de nuestra
mente. A perder nuestro ensimismamiento y narcisismo y situarnos en los
zapatos del otro.

Algunas relaciones nos enseñan cómo escucharnos a nosotros mismos,


conectar con nuestros propios deseos y necesidades. A compartir nuestros
auténticos sentimientos de forma honesta, decir lo que realmente está
sucediendo en nuestro mundo interno, incluso mientras nuestro corazón
palpita con fuerza y nos preocupamos de cómo seremos recibidos.
Algunas relaciones nos enseñan cómo ser amados, como dejar que el amor
entre. Cómo permitirnos a nosotros mismos ser apoyados. A pedir ayuda y no
ver eso como una debilidad. A ser cuidados. A ser queridos. A recibir atención
amorosa. A ser sostenidos por la mirada compasiva del otro. A dejar que la
compasión entre. A saber que somos merecedores de eso.

Algunas conexiones nos enseñan a entregar apoyo, a prestar atención a los


sentimientos y necesidades de otro, a cuidar a otro. A tomar la iniciativa y
entrar y salir de lo nuestro. A ofrecer el regalo de nuestro sacrificio voluntario.
A descubrir también nuestros límites en la entrega. A dar desde un lugar de
auto-cuidado, no de culpa.

Algunas relaciones nos enseñan la necesidad de defendernos a nosotros


mismos. Nos fuerzan a volvernos honestos acerca de lo que no está bien para
nosotros, qué duele, qué se siente mal, qué cosas se sienten como
"demasiado" o "muy poco". A volvernos conscientes de cuándo nuestros
límites han sido sobrepasados. A expresar nuestra justa ira, la parte de
nosotros que se siente invisible, poco escuchada, no respetada, abusada. A
respetarnos lo suficiente como para decir "No", a pesar de las consecuencias.

A veces aprendemos a través de rupturas, corazones rotos, la muertes y


transformación de las relaciones. Encontramos el coraje para dar un paso
fuera de algo que no es saludable para nosotros, salir de lo viejo y entrar en lo
desconocido, entrar en la vida, entrar en el dolor y sentimientos de soledad tal
vez, para entrar en nuestro poder y honrar nuestros corazones preciosos, a
medida que se cierran y abren y cierran y abren y...

A veces crecemos al mantenernos en una relación cuando tenemos ganas de


irnos y alejarnos. Al permanecer presente durante los conflictos y
malentendidos, al sentir nuestros sentimientos de ira, miedo, dolor y
exasperación, vergüenza y culpa, al expresar nuestra verdad dolorosa o
dichosa. Al encontrar el poder en la permanencia. Disminuir la velocidad y
mirar juntos el desastre. Encontrar un lugar de reconexión, tal vez. Hacer las
paces, tal vez. Pedir perdón, tal vez. Adueñarnos de nuestras heridas y
acciones.

A veces las relaciones nos enseñan cómo estar con otros y a veces nos
enseñan cómo estar con nosotros mismos. Cómo dejar de escapar de nuestra
preciosa soledad. Cómo encontrar la alegría en el silencio, quietud, en el estar
solos.

Ser Uno. Ser dos.


Unificar. Separar.
Sentir cuando estamos fuera de equilibrio.
Sentir cuando nos sentimos descuidados.
Sofocados.
Entumecidos.
Desconectados.
Vacíos. Llenos.

Tomar en serio nuestra necesidad de estar solos.


Tomar en serio nuestra necesidad de compañía.
Saber cuando nos estamos escondiendo, con miedo a ser vistos, evitando la
conexión.
Saber cuándo estamos adictivamente abandonándonos a nosotros mismos por
un otro, escapando de nosotros mismos para encontrarnos con otro en la co-
dependencia, esperando ser salvados, reparados, enmendados.

A veces las relaciones son felicidad.


A veces son confusas, agonizantes.
Somos llamados a tocar las alturas de la intimidad.
Somos llamados a tocar las profundidades de nuestra soledad existencial y
más profundos anhelos.

Somos llamados a conocernos a nosotros mismos.

Todas las experiencias en el camino de las relaciones pueden enseñarnos,


cambiarnos, sanarnos.
Incluso en la lucha, podemos encontrar bendiciones y revelaciones.
Si estamos dispuestos a ir más despacio y mirar.
Si estamos dispuestos a permanecer curiosos y hacer el trabajo valiente de
entrar suavemente en nuestra experiencia corporal.
Si estamos dispuestos a sentir los dolores y placeres de relacionarse.
En lo proNo te conviertas en un zombie espiritual, privado de pasión y de los
profundos sentimientos humanos.

Permite que la espiritualidad sea una celebración de tu naturaleza única, más


que una represión de la misma.

No pierdas nunca tu singularidad, tu rareza, tu parte extraña, tu humor, tu


sabor único e irremplazable.

No intentes “no ser tú” o ser “la nada”, o alguna entidad trascendental e
impersonal “sin ser” o “sin ego”, o algún súper humano intocable o ‘no
humano’, ya que esto es simplemente otra fijación conceptual y ya nadie la está
creyendo.

Sé una celebración de lo que tu expresión única es, y deja de disculparte por no


poder vivir a la altura de cualquier falso ideal.
Enamórate de este perfectamente divino humano liado que eres.

No existe autoridad aquí, y ningún camino hacia una vida equivocada.


Asique equivócate,
Fracasa, de manera gloriosa.

fundo del lodo tántrico, podríamos encontrar oro.

No te conviertas en un zombie espiritual, privado de pasión y de los profundos


sentimientos humanos.

Permite que la espiritualidad sea una celebración de tu naturaleza única, más


que una represión de la misma.

No pierdas nunca tu singularidad, tu rareza, tu parte extraña, tu humor, tu


sabor único e irremplazable.
No intentes “no ser tú” o ser “la nada”, o alguna entidad trascendental e
impersonal “sin ser” o “sin ego”, o algún súper humano intocable o ‘no
humano’, ya que esto es simplemente otra fijación conceptual y ya nadie la está
creyendo.

Sé una celebración de lo que tu expresión única es, y deja de disculparte por no


poder vivir a la altura de cualquier falso ideal.
Enamórate de este perfectamente divino humano liado que eres.

No existe autoridad aquí, y ningún camino hacia una vida equivocada.


Asique equivócate,
Fracasa, de manera gloriosa.

Yo que hago que se abra la matriz, no haré nacer?” Isaías 66:9

Amigo/a, el dolor que sientes ahora no está por error.


No sientas vergüenza por lo que estás pasando ahora.

El dolor en ti es el lugar
Donde la alquimia anhela suceder.

Tu dolor es un lugar sagrado.

Sal de la mente y ve al cuerpo ahora.


Lleva tu atención a las sensaciones puras
En tu vientre, pecho, garganta, cabeza…

Alimenta la “herida” con presencia,


Respira en la tristeza,
Ofrece oxígeno al enojo,
Infunde al atemorizado, fascinación sin miedo.

Sin tratar de “arreglar” el dolor,


Sin tratar de “deshacerte” de él,
Ni siquiera trates de “transmutarlo”,
Ése no es tu trabajo.

Tu único trabajo es amar lo que está aquí,


Y amar tu propia incapacidad de amar.

Estás dando a luz un precioso niño interno,


ÉL/ella tiene miedo, es salvaje, tiene el corazón un poco roto,
Pero está tan lleno/a de vida y merece el amor.

Una antigua vida muere, un nueva vida comienza,


Deja que el antiguo mundo se desmorone.
Permanece aquí.

TÚ ESTÁS SIENDO SOSTENIDO/A

Muchas de nuestras ansiedades, especialmente en relación con el dinero y las


relaciones, se originan desde dos miedos inconscientes básicos:
1-No estaré a la altura lo suficiente.
2-No tendré suficiente.

Y realmente, esos miedos constituyen solo uno: el Miedo de todos los Miedos:

“Nadie me apoyará”.

Todos tenemos un/a niño/a interno/a en nosotros que sabe que él/ella no puedo
cuidarse a sí mismo/a. No se siente completo/a en sí mismo/a, y no sabe cómo
completarse por su propia voluntad.
Le falta el poder de completarse a sí mismo/a, sostenerse, encontrarse con sus
propias necesidades. Su existencia depende de grandiosos y misteriosos
poderes que yacen fuera de sí mismo/a.
Quizás esta es una memoria de la niñez, enclavada profundamente en su
cuerpo: el miedo a ser abandonado/a, a no tener un sostén, el miedo a perder el
sostén que tenemos, a tener que arreglarse por su propia cuenta en la masa de
un Universo solitario.

-“No estaré a la altura lo suficiente y no tendré lo suficiente…asique moriré”.

No es sorpresa entonces que nos volvamos adictos al dinero, a las sustancias,


a las personas, al proyecto de Mejorarnos Constantementea nosotros mismos.
No es sorpresa que nos sintamos preocupados muchas veces, con
incomodidad en nuestra propia piel.
Estamos corriendo de la ansiedad relacionada con la muerte y la pérdida.

Inconscientemente creemos que necesitamos continuamente ser más y tener


más, y ser aún más algo, y tener más de lo otro…solo para sobrevivir.

Y que si nos detenemos y descansamos, aunquesea por un momento, nuestro


“sostén” desaparecerá. Que moriremos, de manera psicológica y físicamente
también.

No podemos “deshacernos” de esta memoria de no ser sostenidos,


De ser abandonados, estar perdidos e indefensos. No podemos destruir
nuestro/a niño/a interno/a, ¡y no queremos hacerlo!

Pero sí podemos darnos la vuelta y mirar estos sentimientos ancestrales con


amor, bondad y compasión cuando surgen en nosotros. Podemos respirar en el
miedo, en la sensación de falta de sostén, la ansiedad, la inseguridad.
Rociar estas partes con curiosa atención.
Y realmente proporcionar el sostén que anhelan estos sentimientos de
‘inseguridad’ y de ‘no tener sostén’. Sostenerlos en brazos amorosos y
seguros. Hacerles saber que son sostenidos,
Y seguros, y que no hay nada malo en esto.

Tú estás a la altura lo suficiente y tienes lo suficiente, en cada momento.


Estos miedos sin ‘sostén’ ya no tienen que gobernar tu vida.
Siente tu vientre subiendo y bajando, siente la Tierra sosteniéndote, el sol en tu
rostro, los sonidos del día que vive.
Siente como te sostiene tu columna, tu cabeza sostenida por sobre tus
hombros… y todos los pájaros, y los dioses, y sus ángeles cantando para ti.
Vives rodeado/a de inmenso sostén.
Vives en abundancia, siempre, más allá de la cantidad de dinero que poseas,
más allá de si el mundo te aprueba o desaprueba.

Tú estás a la altura lo suficiente, y tienes lo suficiente.

Tu mente estaba girando sin equilibrio en el futuro, amigo/a, pero ahora, estás
de nuevo en tu Hogar.

LA NO DUALIDAD: EL FIN DE LA NUEVA ERA

Tu enojo, tus dudas, tus penas y miedos no están “equivocados”, o “mal” o son
una señal de “involución”,
Tampoco corresponden a un nivel “vibracional bajo”, o “negativo”, o “no
espiritual”.
Todas estas palabras son etiquetas y juicios de la mente que el Corazón no
conoce.
Antes que todas estas capas conceptuales, los sentimientos solamente son
energías solitarias y perdidas en nuestro interior, anhelando calidez,
aceptación, empatía, oxígeno…y nuestra atención curiosa.

El miedo NO es lo opuesto al amor, así como una ola no es lo ‘opuesto’ al


océano. El miedo es una expresión completa de consciencia, del mismo oceáno
de consciencia que danza al igual que la dicha, la alegría y el asombro. El
miedo es una forma de amor contraída, tensa y densa, pero no su ‘opuesto’.

Este entendimiento no dual te cambiará la vida, y comenzará a poner fin a todas


las oposiciones y violencia interna.

Tú no “atraes” el abuso, la pérdida, o la desgracia por tener una ‘frecuencia


vibracional’ defectuosa. Tú no manifestaste tu cáncer, tu infección o una
fractura a través de tus deseos. Estos son conceptos de historias antiguas
cargadas de culpa, de una relación de víctima-vergüenza, y francamente
narcicistas, basados en un entendimiento dualista.

Ya no necesitamos más estos mitos y mentiras de la Nueva Era.


Permitámonos voltear en cambio hacia la realidad, y darle la bienvenida a todos
los sentimientos, incluso hasta los más ‘oscuros’, tomándolos como nuestrs
queridos niños internos, como las olas del Corazón, expresiones
extraordinarias de lo Divino.

CÓMO RESPIRAR CUANDO SIENTES QUE NO PUEDES HACERLO

Y existen esos días en que no puedes respirar porque todo se ha tornado


belleza e iridiscencia.
Porque eres testigo de este mundo ordinario.
El mundo ordinario y ardiente que se presenta allí fuera por ti sin esfuerzo
alguno, en su absurdo y santidad, en su aflicción y su luz, en su compasión y su
terror.
Todo en Uno. Todo es Arte.
Y tú hoy eres la Puerta de Entrada.
Eres un Teatro Mágico donde el corazón juega a ser indigente o
príncipe/princesa y hace como que se equivoca de libreto.
¿Recuerdas? ¿Recuerdas su primer día en el colegio? ¿Cómo se escurrió entre
tus dedos en aquel entonces? ¿Con tanto entusiasmo por irse, y lo sabía?
Las telarañas esmeriladas colgando en los tachos de basura de la oficina
donde salías a fumar un cigarro express, y cómo se iban partiendo sin aviso; y
cómo te partían sin aviso, y cómo no podías contarle a nadie. Tenías un secreto
con las arañas.

Y luego el coraje de mamá. Su cabello blanco como la nieve deslizándose entre


tus manos. Su color translúcido en el atardecer.
El lugar en donde la sostenías. Ella se había tornado translúcida también.

Algunos días… Algunos días intentas encontrar palabras pero ninguna


aparece. Intentas escribir pero el lápiz no se mueve.
Intentas hablar pero el silencio te silencia.
Algunos días son translúcidos también.
No importa cuanto dinero poseas, qué posición social tengas en este mundo,
cuán fuerte sea tu sistema inmune, la cantidad de semanas que te hayas ido…
Lo que importa es cuán completamente habitas en esta vida,
Cuán profundamente permites que los días penetren,
Y te abran, y te hagan rogar por más, por menos, por más de nuevo..por menos
otra vez…por más…
¡No sientas vergüenza si sientes que hoy no funcionas! O de llorar, de reír, de
resoplar, de no saber,
de admitir todos tus errores; todos tus malditos errores,
y de comenzar de nuevo, ser un charco de nada en el suelo,
De ser translúcido y suave.

El despertar no es un hobby, amigo/a.


Es un re encuadre radical de tu existencia entera.
Es la devastación del soñador;
Y en los escombros, tal intensidad, tal ferocidad, tanta luz.
En la devastación es donde nos encontramos realmente,
Y donde tejemos junto con las arañas al atardecer,
Donde nos reímos nerviosamente con los cuervos por la tarde,
Jugamos a escondernos y encontrarnos con los adultos;
haciéndoles olvidar su melancolía, aunquesea solo un momento,
Cantamos mantras bajo las estrellas con los lobos.

Y vivimos los días. De algún modo atravesamos los días.


Donde la belleza es simplemente tan incansable.
Donde no hemos conseguido la fuerza para pararnos.
Donde no podemos respirarnos y en cambio el Amor nos respira, y nos entibia
por dentro, y nos llena con nueva esperanza bajo un cielo iridescente.

SOBRE LA TERAPIA VERDADERA

"La terapia, en el sentido más profundo de la palabra, no tiene nada que ver
con reparar un ser roto y separado. Cualquier terapia que intente enmendar y
perfeccionar un ser deficiente, simplemente perpetuará la ilusión de que
estamos divididos de la Fuente, del todo, de nuestro derecho de nacimiento.

La verdadera terapia, la verdadera sanación, espiritualidad incluso, es el re-


descubrimiento de nuestra integridad DENTRO de nuestro quebrantamiento,
DENTRO de nuestro dolor, nuestras lágrimas, nuestras pérdidas, nuestra más
profunda humanidad. Es un recordar, un regresar, un reconocimiento: No hay
nada que reparar, porque ya somos Divinos, ya somos completos, hermosos,
incluso en nuestro dolor, incluso en nuestro miedo, incluso en nuestra rabia y
en nuestra profunda duda y pérdida de fé. No hay nada malo en el centro mismo
de nosotros. Nuestros corazones son enormes y pueden contenerlo todo,
desde el más profundo dolor hasta la más explosiva alegría, como el Cielo
puede contener todos los climas, incluyendo las tormentas eléctricas y las
lluvias torrenciales.

Dejemos de intentar repararnos a nosotros mismos y a los demás, dejemos de


dar soluciones y consejos de segunda mano, dejemos de patologizar nuestra
vulnerable humanidad, dejemos de escapar del momento presente y
comencemos a celebrar nuestras imperfecciones, a confiar en nuestros
síntomas, permitirnos a nosotros mismos tener nuestra experiencia presente,
por incómoda o intensa o desordenada o inconveniente que sea. Confiemos,
confiemos, confiemos...y confiemos incluso en los momentos en que no
podemos confiar.

Deja que lo falso muera. Deja que lo nuevo emerja. Respira en el Ahora.
Bendice el enredo de este momento. Porque algo Vasto nos está sosteniendo, y
algo Infinito nos acoge. Vivimos, cada día, en los brazos Terapéuticos de la
vida".

SIN ARREPENTIMIENTOS

Desearía haber amado menos,


Mantener mi corazón cerrado a la intimidad.

Desearía haber sido más distraído,


Más en mi cabeza, menos en mi cuerpo,
Haber sentido menos, y planeado más.
Viajado menos, haber tomado menos riesgos.

Desearía haber reído menos,


Haber tomado la vida de manera mucho más seria,
Haber sido menos espontáneo, menos juguetón.

Desearía haber encontrado todas las respuestas,


O no haber hecho tantas malditas preguntas.

Desearía haber sentido menos alegría,


Llorado menos lágrimas,
Sentido menos roturas de corazón,
Haber sido más intocable e inmune.

Desearía haber tomado el sendero de la seguridad y el confort,


Haberme quedado en los confines de lo conocido,
Seguido la Manera preescrita por otros.

Desearía no haber desacelerado tantas veces,


Para tomar toda la gloria.

Desearía haber estado menos vivo.


Nunca nadie lo ha dicho.

LA ÚNICA DEVOCIÓN QUE SANA LA ADICCIÓN

El significado más profundo de la palabra 'adicción' es...'devoción'. ¿A qué o


quién somos devotos?

Cuando nos sentimos mal, cuando el 'ser indigno', 'el fracasado', 'el poco
amado' nos visita, cuando nos sentimos adormecidos y desconectados y faltos
de alegría y pesados, cuando nos sentimos ansiosos o tristes o tenemos un
zumbido de pensamientos en la cabeza, podríamos habitualmente recurrir a
una 'dosis' - una persona, sustancia, un objeto o experiencia. Agarramos un
cigarrillo, o una botella de vino, o comenzamos irreflexivamente a buscar
nuestra tienda favorita en internet, gastando dinero que quizás ni siquiera
queremos gastar. Parecemos perder temporalmente nuestros límites sanos,
nuestra habilidad de decir 'no' y cuidar de nosotros mismos.

O escapamos hacia nuestros pensamientos, fantaseando, rumiando,


planificando, o sólo buscando a alguien a quien culpar. Pensar demasiado
puede ser una adicción. La ira puede ser una adicción. 'Mantenerse ocupados',
'nunca detenerse' pueden ser adicciones. La práctica espiritual puede ser una
adicción. Buscar la iluminación es una adicción para muchos.

El sentimiento incómodo nunca se reconoce. Sólo nos distraemos a nosotros


mismos...por un tiempo, buscando un estado alterado o 'elevado'. Todas las
adicciones son distracciones de los pensamientos, sentimientos y sensaciones
incómodos. Una devoción a lo externo, a expensas del Ser.

Existe otra posibilidad. El ir adentro. Volverse y enfrentar al 'indigno', el dolor,


el aburrimiento, el corazón roto, la herida viva. ¡Y sentir el impulso de escapar,
también! ¡Incluso esa parte es sagrada! Incluso el impulso de correr lejos de
nuestros sentimientos no es algo equivocado o malo. Lo importante es que
traigamos atención a nuestra experiencia presente. Permitir todos los
pensamientos y sentimientos, todas las imágenes en la cabeza y sensaciones
del cuerpo. Empapar nuestro deseo (por el cigarrillo, el encuentro sexual, la
persona, el 'elevarse') con atención, la cual es amor. Sólo por un momento, no
actuar en consecuencia o reprimirlos - si no observarlos.

¡Bañar nuestro deseo con el deseo de conocer nuestro deseo!

Recuerda tu verdadera devoción: ¡A la vida! ¡Una devoción a enfrentar toda la


vida a medida que surge en ti! Cada brillo de sensación. El dolor en el corazón.
El revoloteo en el vientre. El sentimiento de vacío en el plexo solar. ¡Hazte
devoto/a a estos amigos! No hay una cantidad de devoción a la comida, alcohol,
drogas, sexo, internet, que te satisfará realmente, te hará feliz, o 'reparará'
esta herida de vergüenza y vacío.

La adicción es gradualmente sanada (la devoción a cosas externas es rota) a


medida que comenzamos a hacernos devotos a nosotros mismos, conectando
con nosotros cuando estamos sufriendo y perdidos y sin una base. A medida
que nos permitimos SENTIR. A medida que encontramos el coraje de respirar
en nuestra incomodidad. A medida que bajamos el ritmo, permanecemos en el
presente cuanfo sentimos ganas de irnos a la Tierra Prometida.
A medida que nos volvemos devotos a estar conscientes, devotos a la devoción
misma, adictos a la Presencia, podríamos comenzar a darnos cuenta de que ya
no necesitamos el cigarrillo o el alcohol, porque ya tenemos - y somos - aquello
que anhelamos.

NO NECESITAS MORIR HOY

Si sientes ganas de quitarte la vida, no estás solo/a.


Si sientes el impulso de morir, no estás roto/a o más allá de todo arreglo.
Estás sufriendo, amigo/a, gravemente, y deseas descansar. Yo comprendo. He
estado ahí.
Es un impulso tan antiguo como la vida. Morir. Dejar la piel vieja y ser hecho/a
de nuevo.
Deshacerse de lo falso y tocar lo real.
Encontrar profundo alivio del dolor de ser humano.

El deseo de morir no es algo malo. Muchos en este planeta han sentido ese
impulso, incluso si nunca hablan de eso, incluso cuando tratan de adormecerlo,
o de distraerse con trabajo, comida, sexo, dinero, placeres fáciles, o pretenden
ser felices y positivos y "enteros".
No puedes distraerte. No estás adormecido/a. Sientes todo con tanta
intensidad.
Estás tan vivo/a. No todos comprenderán.
Tu sensibilidad no es tu culpa.
No hay nada de malo contigo.

¡Siente lo que sientes hoy! Bendice la parte de ti que anhela estar en otro lugar.
Deja que la mente grite sus gritos hoy. No eres la mente sino quien la escucha.
No eres quien desea morir. Eres el espacio para el ser que está sufriendo, el
niño desesperado dentro.
Quien contiene el anhelo. Quien todavía está aquí.
Aquí, a pesar de todo.
Sufriendo, exhausto/a, pero aún aquí.

Lo que no puede morir. La Presencia misma.

Siente tus pies en la tierra, amigo/a.


Escucha los sonidos a tu alrededor.
Bendice tu corazón, cabeza, pecho, vientre doloridos.

Tus ancestros están contigo ahora, aunque no puedas verlos.


Tus hermanos y hermanas alrededor del mundo, apoyándote ahora, deseando
que continúes, aunque no puedas sentirlos.
El Universo te está sosteniendo ahora. La Tierra y todas las estrellas. Las
montañas y los bosques. Los océanos y el cielo. Todos los dioses en todos los
reinos.

No necesitas quitarte la vida. Sólo deja que tu vida sea tomada por todo lo que
ves.
Entrégate a este momento. Cae al suelo. Siente tu rabia, tu dolor.
Deja que la vida entre. Llora, grita. Haz un desastre. No hay fracaso aquí.
Tú y la vida, como Uno. Una locura divina.
No hay vergüenza en el dolor. Una nueva vida está naciendo, es por eso que
duele ahora.
Tu dolor está llamando al cambio, incluso si el cambio parece aterrador.
(Conocerás el terror momento a momento).

Requiere gran coraje admitir que estamos sufriendo.


Requiere gran coraje enfrentar nuestro dolor más profundo.
Requiere gran coraje decir: "Ayúdame, amigo/a".

Un día contarás la historia de como te transformaste.


Cómo enfrentaste tu más profundo dolor y encontraste luz en el otro lado.
Como la alquimia ocurrió. Como el amor te encontró.
Cómo querías morir, pero encontraste esperanza en una simple respiración.
En la canción de un ave. En la calidez del sol sobre tu rostro.
En la ira del duelo que quemaba tan fuerte dentro.
En el rostro de un extraño. Alguien curioso sobre ti.
Alguien que escuchó. Que vio tu potencial.

El fuego ha venido a quemar lo falso.


Y a iluminar algo nuevo, algo no visto hasta ahora.
Confía. Respira. Ten paciencia con el fuego.
Tu destino es vivir.

LA PARADOJA DE ESTAR EN EL MOMENTO...Y TENER PLANES Y OBJETIVOS

"El futuro no vendrá. Es ahora mismo".

Mi padre me dijo esto, un día, de la nada. Estaba en las etapas tardías del
Alzheimer en ese momento.

Me gustaría hablar acerca del misterio de la presencia y los futuros.

Se crea tanto estrés cuando nos enfocamos más de la cuenta en lo que NO es


aquí y ahora. Podemos terminar sintiéndonos abrumados, descorazonados,
incluso exhaustos cuando pensamos en los miles de pasos que tendremos que
dar para alcanzar nuestro objetivo futuro. Nos sentimos lejos de donde
necesitamos estar, hoy.

Lo que realmente buscamos es el sentimiento de alivio, paz, de estar


completos, de totalidad, vitalidad que creemos que tendremos cuando
finalmente alcancemos ese objetivo - la tarea completada, el pago, la posesión
del objeto o sustancia, la llegada a destino, el futuro imaginado. Buscamos
alivio y descanso de los esfuerzos - no un lugar o una cosa. Nos buscamos a
nosotros mismos, no algo externo. Buscamos el fin de la búsqueda, la
sensación de "estar donde deberíamos estar", que es la Presencia misma.

La felicidad es la relajación de la búsqueda de la felicidad. Lo cual sólo puede


ocurrir Ahora.

Es todo un truco de la mente, este juego de buscar.

¿Podemos estar en paz, completos, llenos, aquí, en este momento, y en cada


paso del camino, alcancemos nuestro objetivo o no? Encontrar alivio donde
estamos. Dar cada próximo paso con presencia. Para que hoy se trate menos
de "llegar allá" en vez de estar aquí. Hacer lo que sea que estamos haciendo
con nuestra completa participación y atención, con todo nuestro corazón, con
la fascinación de un niño para quien el futuro es una tierra distante y extraña.
Sea que estemos lavando los platos, o comprando en un supermercado, o
construyendo un mueble, o estudiando para una clase, u ordenando la casa, o
viajando hacia el otro lado del mundo o escribiendo un libro, sólo debemos
hacer una cosa a la vez, enfrentar un momento a la vez, escribir una palabra a
la vez, respirar una inhalación a la vez. Podemos soñar con el destino, sí, y
luego dejar ir ese futuro creado por la mente, y volvernos hacia la riqueza y
vitalidad de nuestra experiencia presente.

De otra forma, comenzamos a resistir donde estamos, rechazar y resentir


donde estamos en algún nivel, porque queremos tanto llegar "allá". La lejana
utopía. El destino final. El premio. Seremos por lejos mucho más felices cuando
estemos "ahí". Nos sentiremos más vivos cuando estemos "ahí". Estaremos en
paz cuando estemos "ahí". Y esa es la mentira. Porque el secreto es, no hay un
"ahí". Cuando llegamos allá, siempre estamos...aquí. Toda nuestra vitalidad
está aquí. Toda la conexión está aquí. El presente momento es todo lo que hay.
Es el único lugar donde podemos tocar la vida.

Nuestra tarea sagrada en esta vida es hacernos amigos del aquí.

Y así es como llegamos allá, sin esfuerzo. Porque cuando tenemos - y somos - el
objeto exacto que anhelamos, cuando nuestra Presencia es la destinación y el
inicio eternos, el futuro es simplemente un extra.

Ten objetivos y planes, sí - pero recuerda donde estás parado/a

LA SABIDURÍA DEL CORAZÓN

En un momento cuando estás sufriendo, ansioso/a, sintiendo dolor, activado/a,


provocado/a, y sientes el antiguo impulso de atacar, avergonzar o culparte a ti
mismo/a o a alguien o algo más...

La mente está preguntando con urgencia:


¿Qué puedo HACER? ¿Cómo puedo ESCAPAR de este momento? ¿Cómo puedo
salir de esta experiencia?

Pero el Corazón se está preguntando silenciosamente:


"¿Cómo puedo ESTAR AQUÍ completamente? ¿Qué está gritando por ser
AMADO en mí ahora mismo? ¿Qué es lo que quiere ser reconocido en mi
cuerpo? ¿Qué tensión, dolor, contracción desea ser tocada con una
consciencia amorosa y curiosa en mi vientre, pecho, garganta, cabeza?"

En momentos de dolor y activación, la mente y el corazón ofrecen su dulce guía


y contemplaciones. Ninguno está "equivocado". ¿Pero cuál de los dos caminos
seguimos?

La mente es ruidosa. Muchas veces tenemos que ir más despacio para


escuchar la sabiduría del corazón.

POR QUÉ EL ENOJO ES MUY “ESPIRITUAL"


Las enseñanzas espirituales que nos dicen que extingamos nuestro enojo,
catalogándolo como una emoción “negativa” o “enferma” o incluso “no
espiritual”, pueden transformarse en una enseñanza muy peligrosa por cierto.

El enojo es vida, una poderosa expresión de la fuerza vital que llena y anima a la
vez que fluye a través de todas las cosas, y que debe ser honrada como tal.

Por supuesto, ¡no queremos ser gobernados por nuestro enojo!


No queremos que el enojo hable por nosotros, que ponga palabras en nuestra
boca o controle nuestros cuerpos y nuestro comportamiento. Queremos tener
espacio alrededor de él, ser capaces de usarlo conscientemente, como una
herramienta, en el momento necesario y apropiado.
No queremos que el enojo nos consuma, o nos identifiquemos con él, nos
bloqueemos, o nos perdamos a nosotros mismos. Queremos una relación sana
e incluso amorosa con el más poderoso de nuestros amigos.

Cuando tratamos de ser “espirituales” y suprimimos nuestro enojo, cuando lo


enterramos en nuestro cuerpo y en el submundo del inconsciente, éste supura
desde allí haciendo estragos con nuestro sistema inmune y nuestro sensación
de totalidad. Ya no “tenemos” enojo. El enojo ya no es más un sentimiento que
viene y va.

El enojo ‘nos tiene’ a nosotros. Somos seres irritables ahora; el enojo habita en
nuestros huesos, estamos identificados con él. Y nos encontramos explotando
ocasionalmente con una ira incontrolable, porque esa energía necesita
moverse y tener una salida o moriremos por el veneno de la emoción no
expresada.

O tal vez nos convertimos en agresivos pasivos, acumulando resentimiento y


hostilidad hacia los demás y el mundo: los vecinos, los políticos, la familia,
nuestros compañeros. Encontramos nuestras maneras inconscientes de
expresar o de desviar el enojo: mintiendo, culpando, con sarcasmo, quejas, o
simplemente siendo indiferentes con otros. Todas maneras de evitarnos a
nosotros mismos. Adentro aún estamos enojados, aún si pensamos que somos
‘espirituales’ y estamos ‘más allá del enojo’.
Existen historias de los más “pacíficos e iluminados” gurúes “libres de toda ira”
y de maestros de autoayuda, explotando de rabia detrás de escena con sus
estudiantes y miembros de equipo.
El enojo realmente nunca se va, ya ves, solo encuentra nuevas maneras más
creativas de moverse.

Hay un especio saludable y sano entre medio de la opción de enmudecer


nuestro enojo o de actuarlo atacando a otros.
En ese espacio del medio respiramos, SENTIMOS nuestro enojo en nuestro
cuerpo. Salimos de nuestra mente, fuera del drama de la cabeza, la culpa y el
ataque; y vamos a nuestro vientre, nuestros pecho, garganta, plexo solar,
cabeza… Vamos directo al centro de la vida, a las sensaciones crudas del
momento presente: ¡sensaciones intensas, pulsantes, palpitantes, agitadas,
que dan vueltas, cosquilleantes, efervescentes! Y respiramos a través de ellas,
las traemos a nuestra cálida presencia, las dejamos moverse en nosotros,
bendecimos el caos de nuestro cuerpo.

Empapamos “el enojado” que llevamos dentro con el amor que él/ella necesita
tan desesperadamente.
Y desde un lugar de presencia podemos realmente ser los amos de nuestro
enojo en vez de proyectarlo por todo el lugar, en vez de culpar, de avergonzar y
atacar a otros. Podemos decir “Sí, estoy enojado/a!”, honrar el sentimiento
vibrante que se mueve en nosotros, verlo como natural, sano, sagrado (no
como un error o una falla nuestra, o un signo de “involución o poco espiritual”).

Y debajo del enojo, podemos quizás encontrar un corazón vulnerable, frágil y


humano, una tristeza, una desilusión, una incertidumbre, una ternura que
anhela ser vista, abrazada, bienvenida.

El enojo era la protección, no un error, sino una protección.

Y podemos agradecerle por servirnos para este propósito. Por tratar de


mantenernos a salvo. Por ser el guardián del suave, carnoso, sensible y
asustado corazón. Por tratar de ayudarnos a obtener lo que necesitamos. Por
tratar de hacernos escuchar.

Debajo de la persona adulta, ya ves: un niño inocente, llamando: “Escúchame,


Mírame, Ámame. Protégeme. No soy un error….”

Sigue el rugido del enojo hacia su fuente espiritual.


Enamórate de tu mayor Protector.

ESCUCHA DESDE EL SILENCIO

Estate presente. Sé aquí.


Siente tus pies en el suelo,
tu vientre subir y bajar.
Sé abierto y receptivo
a toda la vida que hay a tu alrededor:
A los sonidos, a los olores, a los sabores,
A los sentimientos surgiendo inesperadamente,
Un hormigueo en la barriga,
Una contracción en la garganta,
A la pesadez en la cabeza,
Una vieja tristeza que viene a visitarte,
Mantente curioso mientras el momento danza.

Escucha. Escucha con todo el cuerpo.


Escúchate a ti mismo. Escucha a la otra persona.
Escucha el silencio que hay entre cada frase.
Deja que el silencio se prolongue un poco más.
No hay ninguna prisa. No hay ningún momento “mejor” que alcanzar.

El silencio no siempre necesita ser llenado.


Anda un poco más desnudo. Un poco más despacio.
Sabe un poco menos lo que estás a punto de decir.
Estate un poco menos preparado, más abierto al desorden,
un poco más dispuesto a exponer tu vulnerable corazón.
Sorpréndete ante tus propias respuestas.
No te anestesies con las mismas historias de siempre.
Tropieza si es necesario. Está bien. Estás a salvo.
Permite que tus palabras surjan desde el silencio y a él regresen.
Observa si estás hablando sólo para evitar el silencio.
Observa si estás regurgitando una historia que has contado en el pasado.
Observa si es que estás tratando de impresionar, o ganarte el amor de alguien,
O si estás evitando ser visto como realmente eres.

Amigo/a, en el silencio entramos realmente en comunión.


La auténtica comprensión está más allá de la mente.
El amor es silencioso, no necesita palabras.
Escucha el silencio, es volcánico.

LA PRÓXIMA VEZ QUE TE SIENTAS PROVOCADO/A…

En el momento de “lucha o huida”, cuando te sientas reactivo/a y provocado/a,


Y tentado/a a arremeter contra el mundo, tus seres queridos o contra ti
mismo/a,
¿Puedes DESACELERAR y en cambio ponerte en actitud de gran curiosidad
sobre lo que realmente está pasando en tu cuerpo y mente?
¿Puedes permanecer cerca tuyo en tus momentos de crisis?

Cuando te sientes lastimado/a, perdido/a, y sin una base firme.


Cuando tus expectativas han sido defraudadas y tu mundo parece
derrumbarse, y sentimientos de culpa, miedo y enojo estén surgiendo a la
superficie, dentro de tu rápida y frenética búsqueda de paz y alivio eres
tentado/a a ir a uno de dos extremos:

1-Silenciar los sentimientos, apagarlos, suprimirlos, hacer de cuenta que no


son válidos o reales y de enterrarlos en lo profundo del Inconsciente. O
2-Entregarte a los sentimientos, chapoteando en ellos, perdiendo tu presencia
y tu base; atascarte en el drama. Te conviertes en una víctima de los
sentimientos en vez de en victorioso/a, en un esclavo en vez de en un maestro
amoroso. Parece que los sentimientos son un bloqueo para tu paz y tu felicidad.

Existe una tercera posibilidad, si deseas vivir de una manera más profunda y
auténtica:

3-Vivir justo en el medio de los sentimientos incómodos, sin cerrarte a ellos, sin
sentirte abrumado/a por ellos, sin actuarlos automáticamente y de manera
inconsciente y de allí luego seguir por el camino de la culpa, la vergüenza y el
ataque.
Rompiendo con los antiguos patrones habituales generacionales de reactividad
anteriores a ti, ¿puedes encontrar la voluntad de estar presente ahora por un
momento, con estos difíciles sentimientos mientras queman, danzan, crepitan,
palpitan y pulsan en el cuerpo?
¿Puedes desacelerar el paso hacia la Vida Misma invitando a la atención fuera
de la mente y de la historia llamada “Yo, Mi Pasado y Mi Futuro” e inundar tus
presentes sentimientos, impulsos, urgencias, anhelos, deseos y dolores con
atención, respiración, curiosidad y comprensión?
¿Puedes observar este material que se dispara, a esta ‘víctima’ interna, al que
está asustado, al que sufre de pánico, a este que se siente avergonzado y sin
valor, como un visitante, un amigo, una parte de ti que aún anhela
desesperadamente un poco de amor, en vez de considerarlo un error o una
aberración? ¿O de verlo como un enemigo a ser conquistado y destruido?
¿Puedes inclinarte a lo que llega ahora, en tu Campo? ¿Puedes “bendecir el
desastre” de tu hermoso y vulnerable ser humano?
Tal vez no hay errores aquí en este camino, y el mundo: los seres queridos,
familiares, colegas del trabajo, extraños, líderes, sanadores, artistas, alguien
en Facebook, en la TV o en un libro o una canción, ha disparado el material
exacto en ti que necesitas trabajar ahora, la grieta exacta o el miedo o enojo
que anhela ser acariciado, acunado, bendecido, infundido y trasmutado con tu
amor y fascinación.
Quizás tú eres el recipiente para este tipo de transformación, y esos momentos
en que eres provocado/a son oportunidades para un trabajo sagrado,
momentos en que tu vida puede cambiar para siempre si estás dispuesto/a a
desacelerar y mirar con nuevos ojos.
Los patrones inconscientes que han existido por milenios pueden romperse.
El amor puede llegar a los lugares más oscuros y afligidos.
Puedes dar un paso al costado de una antigua forma de ser, y forjar algo
Nuevo.
Puedes responder desde la Presencia en vez de reaccionar desde el odio hacia
ti mismo/a, o desde el miedo, o el “urgente auto-abandono”.
Puedes honrar la vida que se mueve en ti y en tus seres queridos.
Puedes darte a ti mismo/a lo que siempre has querido: Presencia Sagrada.

Entonces, la próxima vez que te sientas provocado/a, siénte curiosidad.

EL YOGA DE LAS RELACIONES

Las relaciones más sanas son aquellas que son honestas, las que se basan en
la Presencia, en vez de en la fantasía o falsas esperanzas. Y las que poseen un
profundo compromiso con la verdad.
Donde dos almas pueden compartir y manifestar sus seres auténticos, en
tiempo real con el otro, revelar sus verdades más profundas (salvajes,
desorganizadas, irresolutas, inacabadas y ásperas en los bordes), y
continuamente dejar ir las ideas condicionantes y preconcebidas sobre cómo
las cosas “deberían ser”.
La relación se renueva todo el tiempo en el crisol de la intimidad.
Puede haber rupturas, malos entendidos, intensos sentimientos de duda, enojo,
miedo, ansiedad y sensación de no tener algo firme de que agarrarnos en el
camino, por supuesto; pero también hay una voluntad mutua de enfrentar este
desorden cuando emerge.

Ser vulnerable. Decir: “Sufro. Siento dolor. Siento una profunda tristeza” en vez
de culpar al otro por mi dolor.
Decir “necesito algo de apoyo” pero no demandarlo del otro.
Compartir deseos, esperanzas, anhelos y sueños en vez de ordenar al otro que
vea las cosas del mismo modo, o que colme todas mis necesidades.
Recibir su ‘No’ y su ‘Si’, incluso si eso me duele.
Permanecer en el crisol de la transformación,
Observar los dos con ojos bien abiertos la presente ruptura, sin mirar a otro
lado, o aferrarnos a la forma en que las cosas “solían ser”.
Dejar que se consuman los conceptos de segunda mano sobre la felicidad.
Sentarse juntos en algunos momentos en los escombros de sueños y
expectativas destrozados, de planes y esperanzas, y trabajar juntos para
encontrar un lugar de reconexión, de reparación y reconstrucción.
Este es el trabajo corajudo y con frecuencia, intenso, en las relaciones.

Aún cuando tenemos que comenzar por admitir profundos sentimientos de


desconexión,
Esta es una relación que está viva. Una relación que genera espacio para
nuestros anhelos más profundos, nuestros miedos, dolores, pero que no
espera que el otro los resuelva, o aleje mi dolor.
Una relación que pide al otro que sea un testigo, un partero/a de nuestra propia
sanación, y que ofrece lo mismo a cambio.

Inspirarse el uno al otro para encontrar nuestra felicidad,


Incluso si esto significa dejar ir o “romper” la relación de la manera actual que
viene siendo.
El amor contiene al otro suavemente, no se aferra ni intenta controlar al otro,
solo quiere lo mejor para el otro. El amor solo quiere que ellos den un paso
hacia su propio poder, que vivan la vida al máximo, encuentren su dicha más
profunda, que sigan su sendero original, que aprendan a amar sus cuerpos y
sus propios sentimientos profundos, y que encuentren nuevas maneras de
cuidarse a sí mismos.

“Te amo y quiero que florezcas”.

Las relaciones pueden ser el nuevo yoga, sí, una aventura cada vez más
profunda y de redescubrimiento de nosotros mismos y del otro,
Redescubrimiento de nosotros mismos en el espejo del otro, un continuo dejar
ir y encontrarme, una danza de soledad y compañía, sin perdernos en ningún
extremo sino jugando en algún sitio del medio. Algunas veces estando juntos,
algunas veces alejandose.
Cercanía y espacio.
Intimidad con el otro, intimidad contigo mismo. Inhalar, exhalar.

La relación no es un lugar que alcanzar, un punto de llegada, un destino, una


‘cosa’, una historia muerta.
La relación está viva y es un punto de partida permanente, un comienzo, cada
día.
Solo podemos empezar juntos, aquí, y existe alegría en este comienzo. Hay
entusiasmo en el no saber. Hay vida en la continua muerte de las expectativas.
Permanecer cerca del miedo sano ante la posibilidad de pérdida.
Permanecer cerca de las cosas sin una base firme sin perdernos a nosotros
mismos en ellas.
Encontrar seguridad en la incertidumbre. Encontrar una nueva base en el
poder del amor en sí mismo. Quedarnos donde estamos, inhalando, exhalando.

Como dice Eckhart Tolle, las relaciones no están aquí para hacernos felices, ya
que la verdadera y eterna Felicidad yace dentro de cada uno de nosotros; es
esa sólida Presencia que nadie puede en última instancia darnos, o quitarnos.
Estamos a salvo de todos modos. Nadie nos va a completar. Nadie nos va a
salvar, o resolverá nuestras experiencias internas más profundas por nosotros.
Sin embargo, nos pueden dar el presente de exponernos a nuestras heridas, a
nuestro niño/a interno/a, a esos fragmentos perdidos; y de traer a la superficie
los lugares dentro de nosotros que lloran a viva voz por empatía, esos
hermosos huérfanos de la luz.

Y luego, ¡un riesgo! Revelar nuestros corazones en carne viva, nuestra soledad,
nuestra vulnerabilidad, nuestra sensibilidad, nuestro no saber, nuestra alegría,
esos secretos que nos ‘averguenzan’, a otro ser humano de este pequeño
planeta azul en la vastedad del espacio.
Quitarnos la máscara y exponer el corazón sin protección, sin defensas.
Arriesgarse a ser rechazado, a ser dejado solo, avergonzado o ridiculizado.
Arriesgarse a repetir lo mismo que otras veces tal vez.

Pero un “riesgo” quizás aún mayor: ¡el de ser amados por lo que somos! El de
ser sostenidos en la luz cegadora de la atención fascinante de otro, como un
bebé es sostenido en brazos con tanta ternura por su adorable y atenta madre.
A ser encontrado/a en el momento presente, sin lugar adonde esconderse, sin
ningún sitio adonde huir. Dejar entrar lo Nuevo.
Arriesgarse a perder la imagen, el falso yo, la persona construida
cuidadosamente, y permitir que otro abrace esta suavidad aquí.

Esta es la posibilidad más grandiosa de una relación: Poder ver el exquisito y


delicado corazón del otro y permitir que vean tu propio suave corazón. En el
ver, solo puede haber sanación, transformación, gran belleza.
Podemos ser recipientes terapéuticos para nuestros hermanos y hermanas.
Podemos traernos el uno al otro la medicina, el estímulo y gran compañía en
estos caminos a veces solitarios de vivir antes de morir.

Y tal vez toma toda una vida en ser descubierto: Aquel que siempre has
anhelado ha estado siempre bien profundo adentro tuyo.
Y al obtener ese ‘Aquel’ reflejado en otro (un compañero, un amigo, un amante,
un terapeuta, un animal, un árbol, una montaña, la luna o la Vastedad del
Cosmos, aunque sea solo por un momento… bueno…ya conoces entonces el
Paraíso en la Tierra.

CÓMO ENCONTRARSE CON EL MIEDO

Estaba hablando con un joven (pongamosle de nombre Juan), que vivía


acosado por el terror. Se sentía atascado, con su creatividad bloqueada en la
vida, tomado por sus miedos.
Soñaba con escribir un libro, compartir su verdad y su arte con el mundo; pero
cada vez que contemplaba dar el siguiente paso en su camino sagrado, todo su
cuerpo se congelaba, y su mente se volvía loca de miedo.
Tantas imágenes y voces en su cabeza, advirtiendole que no lo haga,
diciéndole todo lo que podría salir mal, imaginando de qué manera la gente
respondería negativamente a su arte. Sería rechazado, ridiculizado, juzgado, y
eso sería demasiado para él.
Se tornó una situación tan abrumadora que apenas podía pensar en hacer
aquello que amaba. Y así fue como se escondió de la vida y de su verdadero
camino, incluso algunas veces sintiendose incapaz de salir de su casa,
paralizado y triste.

Le pregunté si tenía la voluntad de dar un paso conmigo hacia este miedo tan
profundo suyo. —Dijo que sí, que quería hacerlo.
Lo invité a traer consciencia a todas esas voces e imágenes en su cabeza, a ser
el espacio en el que toda esa actividad mental pudiera surgir.
No necesitaba deshacerse de las voces, o silenciarlas; solo oírlas como
antiguas voces de la infancia, voces de culpa y miedo que en verdad solo
querían protegerlo, mantenerlo pequeño y a salvo. (y en última instancia ni
siquiera eran “sus” pensamientos y voces, sino las voces que sus padres
habían oído, y los padres de sus padres, etc. Voces ancestrales, ni siquiera
eran suyas).
Ahora, como adulto, en la seguridad de la Presencia, con mi compañía, podía
oír esas voces, ver esas imágenes intimidantes, sin tomarlas como la Verdad,
solo como creativas manifestaciones de la mente.

— “Gracias, mente, por tus sugerencias, tus futuros imaginados, tus miedos.
Pero ya no seré tu esclavo” —pudo decir.

Le pedí que llevara ahora su atención al cuerpo. ¿Qué sensaciones querían ser
encontradas? ¿Dónde vivía este “miedo”? Me habló de una pesadez en su
barriga y pecho, una sensación de contracción y presión en esa zona.
Lo invité a estar totalmente presente con esas sensaciones, sin tratar de
arreglarlas, sanarlas o alejarlas. A proporcionarles espacio, dejarlas vivir;
respirar en ellas, a fluir a través de ellas con oxígeno, bendecirlas con una
atención amorosa.

—Me dijo que las sensaciones estaban comenzado a moverse. La energía


estaba subiendo en su cuerpo.

—“La energía está subiendo a mi garganta, a mi cabeza…”


—“Bien, solo permítelo. Permite que la energía se mueva. Estás a salvo…”
—“Ahora está en todo mi cuerpo...uf…está atravesando todo mi cuerpo, el
miedo…”
—“¡Sí! ¡Sí! Quédate con él. Respíralo. Solo quiere moverse, que lo recibas.
Confía este…”
—¡No! ¡No puedo hacerlo! Este miedo…¡me va a matar! Va a ….”
—“Juan, estás vivo Ahora?”
Pude verlo salir de su mente, y volver a su cuerpo.
—“Si”.
—“Entonces no te ha matado aún. ¿Estás vivo Ahora?”
—“Si… Ahora…Ahora…Ahora…Estás aquí conmigo…Aún estás vivo…”

El miedo ha alcanzado su pico. Lo vi comenzar a pensar en su miedo


nuevamente…

—“Lo odio. ¡LO ODIO! VOY A…”


—“¡Si! Y estás aún aquí, Ahora. Estoy aquí contigo Juan. Estamos aquí. Solo
permite…”

Y de repente, toda su resistencia al miedo desapareció.


Dejó de pensar en su cuerpo y se entregó profundamente a él, y a la Confianza.
El miedo aún estaba vivo y presente, pero ahora Juan parecía abierto, relajado.

Estaba brindándole sostén al miedo —ya el miedo no lo controlaba más a él.

—“¿Ves?, estás sosteniendo al miedo, y aún estás vivo, ¡y respirando! Este es


tu poder, tu habilidad de estar presente con el miedo, de darle contención…”

—“¡Oh Dios! Aún estoy aquí. ¡No me mató! Pensé que me iba a morir…No puedo
creerlo.”
—“¿Cómo te sientes?”
—“Siento temblores, calidez, vibraciones…vivo…”

Juan encontró el coraje para enfrentar lo Insostenible dentro suyo. Y fue capaz
de sostenerlo, de una manera hermosa.
—“Si. Ahora sabes, sabes como encontrarte con el miedo: mirarlo
directamente a la cara, estar presente con él, permitirle moverse a través tuyo.
Y sabes que no puede lastimarte. Puede ser intenso, incómodo, aterrador, pero
no puede lastimar Lo que Tú Eres.”

—“Si. Me siento vivo. Puedo sentir todo mi cuerpo vibrando con vida. Nunca
antes me había sentido de esta manera…”

Recibí un email suyo aproximadamente una semana después: había comenzado


a trabajar en su libro.
Hasta había comenzado a crear un blog, y empezado a compartir algunas de
sus palabras con otros.
A veces los antiguos miedos aparecerían, sí, pero ahora él quería y era capaz
de estar presente con esas partes temerosas de sí mismo. Y podía seguir
escribiendo. El miedo no lo tenía que bloquear; podía ser un aliado en esta
travesía heroica. Lo podía mantener siendo humilde, cerca de su cuerpo y de la
Tierra.

El miedo ya no era su enemigo, sino algo con lo que él podía encontrarse y


sentir curiosidad.
El pequeño niño asustado no era un error en él, una enfermedad, o un problema
a solucionar, sino algo que necesitaba ser amado, abrazado, bendecido,
incluso celebrado, cuando surgía.

Juan había podido encontrarse con su miedo más profundo. Había podido
confrontar ese Algo que él imaginaba podía destruirlo… y en cambio, había
traído nueva vida, nueva esperanza.

Sería un largo camino, pero ahora él tenía un Mapa Interior.

No podemos conocer la experiencia de nadie más. Nunca. Aquello que


creemos o sentimos o "sabemos" que el otro está experimentando es nuestra
propia suposición, nuestra propia opinión, nada más —nuestro propio sueño
acerca de su sueño, un sueño dentro de otro sueño. Un sueño recurrente.
Podemos ser testigos de su comportamiento, podemos ver cómo habla y actúa,
podemos "leer" su lenguaje corporal, podemos escuchar sus historias,
podemos sacar conclusiones inteligentes y tener reacciones viscerales; pero
definitivamente debemos tener la humildad de admitir que jamás podremos
saber por aquello que está pasando, lo que está sintiendo, y siempre nos
terminaremos quedando sólo con nuestra propia experiencia, con nuestra
propia intuición y suposición, con nuestro propio sueño acerca de su sueño,
con nuestro propio criterio y juicio. No podemos conocer la experiencia de los
demás. Nadie tiene autoridad sobre la experiencia de nadie, y cuando nos
despertemos de este espejismo, podremos entrar en comunión con los demás
tal y como están en ese momento, no como los estamos juzgando o como
deseamos que estén. Se trata de "mantenerse al margen de cualquier
conclusión" y descansar profundamente en la intimidad de nuestra propia
experiencia.

En realidad nunca podemos juzgar a los demás, nunca podemos asegurar


realmente que alguien está "iluminado" o no, o hacer el juicio de "qué tan lejos"
ha llegado dentro de su propia evolución, o decir "qué tan libre está del
sufrimiento", o "qué tan claramente" percibe las cosas, ya que este sería
nuestro propio sueño, nuestra propia opinión, nuestros propios "asuntos"
inconscientes proyectados. Qué tan rápido sacamos conclusiones acerca de
los "demás", y después nos aferramos a esas conclusiones como si fueran La
Verdad. A la mente le fascina comparar, juzgar "qué tan despierto" está
alguien en comparación a algo llamado "yo", proclamarse iluminado y ver a los
demás como menos iluminados. El juicio, o mejor dicho, tomar un juicio como
un hecho, es el mecanismo de la no-aceptación, simple y llanamente. La mente
es un mecanismo de comparación, y sólo porque nos percibimos a nosotros
mismos como "despiertos" espiritualmente, no quiere decir que este
mecanismo se haya desactivado. El mecanismo del juicio y la comparación es
inmensamente creativo y siempre encontrará maneras discretas para seguir
operando. Ay de aquel que se proclame y juzgue a sí mismo como
"espiritualmente completo", y libre de sufrimiento, y libre de un "yo", y después
juzgue a los demás como todo lo contrario. ¡Oh, la ironía!

Y, sin embargo, aquello que somos, observa todo esto, observa el mecanismo
de comparación y juicio, pero jamás juzgándolo, esto que somos es incapaz de
juzgarlo e incapaz de juzgar el juicio como "malo" (¡qué juicio!), descansando
silenciosamente en el fondo, con sus pies en alto en el sofá cósmico, sonriendo
en secreto mientras todo el juicio y el no-juicio humano y toda la habladuría
acerca de los juicios se despliega, mientras se establecen y se disuelven todas
las conclusiones, mientras juzgamos a otros como más o menos que nosotros,
como superiores e inferiores, y olvidamos que sólo estamos juzgando
humanamente y que no estamos recibiendo privilegios secretos por parte del
universo a través de nuestras antenas del despertar. Somos humanos,
demasiado humanos, independientemente de lo divinos que seamos.

Aquello que en verdad somos siempre está en profunda paz, más allá de las
conclusiones, y siempre gozando el juego de la humanidad en su propia
pantalla de televisión cósmica, incluyendo todos los anuncios publicitarios.
Relativamente, podríamos encontrarnos a nosotros mismos juzgando a otros,
comparándonos con otros, juzgando que estamos más "despiertos" que los
demás, juzgando a nuestro Dios o a nuestras Enseñanzas, o incluso a nosotros
mismos, como lo Sólo y lo Único y, relativamente hablando, esto podría ser algo
para tomarse en cuenta, para generarnos la curiosidad, para explorar, para
hacernos conscientes de, sin importar qué tan "despiertos" creamos estar.
¿Cómo es que nos estamos separando de los "demás", aunque no haya
"otros"? Sin embargo, en última instancia, aquello que somos permite todo
esto, acoge todo este drama abrumador en la palma de su mano, envuelve todo
en su abrazo de perdón, lo ama hasta la muerte, literalmente, así como esta
maravillosa paradoja de la existencia, lo que siempre cambia y lo que nunca
cambia para nada, toda esa danza del Amado. E incluso el instante cuando ese
juicio se disuelve..

1. No necesitas todas las respuestas en este momento.

Justo aquí, justo ahora, en este momento, no necesitas "averiguar" el resto de


tu vida, independientemente de lo que digan los demás.

No necesitas todas las respuestas. Éstas llegarán, a tiempo, o no, o quizás es


que las preguntas innecesarias simplemente se desvanecerán.

No hay ninguna prisa. La vida no tiene ningún apuro. Sé como las estaciones. El
invierno nunca intenta convertirse en verano. La primavera no se apresura
hacia el otoño. La hierba crece a su propio ritmo.
Las elecciones que habrán de hacerse se harán, y no tienes poder de elección
en eso. Las decisiones que habrán de tomarse se tomarán, los acontecimientos
se darán, pero en este momento, tal vez, no necesitas saber las soluciones o
los resultados, o cuál sería la mejor forma de proceder. Quizás el no saber es
un invitado especial al banquete de la vida. Quizás la apertura a toda
posibilidad es un muy querido amigo. Quizás hasta la confusión podría venir a
descansar aquí.

Y de esta manera, en lugar de tratar de "componer" nuestras vidas, en lugar de


tratar de resolver perfectamente lo irresoluble y rápidamente completar la
historia épica de un "yo" ficticio, simplemente podemos relajarnos en un
absoluto no-saber, hundiéndonos profundamente en al cálido abrazo del
misterio, sumergiéndonos en lo más hondo de este momento, saboreándolo
completamente, con toda su singularidad y con toda su maravilla.

Y después, quizás, sin ningún esfuerzo, sin lucha ni estrés, sin que haya un "tú"
involucrándose en nada, las respuestas verdaderas surjan en su propio y dulce
tiempo.

2. No hay nada de malo en ti, y jamás lo hubo.

Amigo, desde el principio, nunca estuviste mal.

No naciste para ser pecador. Nunca estuviste destinado a ser basura


espiritual. Nunca hubo una falta fundamental en tu vida.

Tan sólo fuiste enseñado a pensar eso. Otros trataron de convencerte de que
no eras lo suficientemente bueno, por el simple hecho de que ellos tampoco se
han sentido lo suficientemente buenos. En tu inocencia, y sin ninguna evidencia
de lo contrario, les creíste. Así que invertiste todos esos años tratando de
arreglarte, purificarte y perfeccionarte a ti mismo. Buscaste poder, riqueza,
fama e incluso iluminación para probar que eras un "yo" valioso. Te
comparaste con otras versiones de un "yo", y siempre te sentiste o superior o
inferior, y todo eso se convirtió en algo sumamente agotador; trataste de lograr
metas inalcanzables, trataste de vivir a la altura de una imagen en la que ni tú
realmente creías anhelando siempre tu propio descanso.

Pero como podrás darte cuenta, siempre fuiste perfecto, desde un principio.
Perfecto en tu total imperfección. Tus imperfecciones, tus manías, tus
defectos, tus rarezas, tus muy singulares sabores era lo que te hacía tan
adorable, tan humano, tan real, tan fácil de identificarte. Incluso en tu
imperfección, siempre fuiste una perfecta expresión de vida, un amado hijo del
universo, una completa obra de arte, única en el mundo y digno de todas las
riquezas de la vida.

Nunca se trató de que construyeras un perfecto "yo". Siempre se trató de que


estuvieras, fueras, perfectamente Aquí, perfectamente tú mismo, en toda tu
divina extrañeza.

"Olvida tu oferta de perfección", Leonard Cohen canta. "Hay una grieta en


todo. Así es como entra la luz."

3. La Iluminación no es un Destino.
No hay un camino fijo hacia la iluminación.

La iluminación no es una meta, el lugar de descanso al final de un largo viaje


―esa es sólo la versión mental de la iluminación.

La iluminación es colmar de luz el lugar en donde te encuentras justo en este


momento.

Esta es una muy buena noticia. Esto significa que absolutamente nadie es la
autoridad en tu camino ―ningún maestro, ningún gurú, ningún líder religioso.
Esto significa que absolutamente nadie puede decirte cuál es el "camino"
correcto para ti. Esto significa que no puedes equivocarte, incluso si crees que
alguna vez te has equivocado. Significa que nada de lo que ha pasado puede
sacarte del camino, porque el camino es cualquier cosa que esté pasando, sin
excepción. Nada puede alejarte del milagro de la vida, o acercarte a él, ya que
el milagro está por todas partes, brillando en todo su esplendor, en forma de
cada pensamiento, sensación, imagen, sentimiento, aroma, sonido, y como el
profundo milagro del Uno que está consciente de todo.

Sé esta consciencia, brillando en cada momento, independientemente del


contenido. Duda, miedo, tristeza, enojo, intensa confusión ―quizás, sólo
quizás, estos no sean ni enemigos, ni obstáculos para la iluminación, sino
expresiones de una inteligencia mucho más profunda. La misma
incomprensible inmensidad y despierta inteligencia que da nacimiento a las
estrellas y mueve las mareas de los océanos y envía a todas y cada una de las
cosas hacia su viaje paradójico buscando su propio ser.

Sal de la historia del tiempo y el espacio y del progreso hacia metas futuras y
confía en este momento sagrado. Toma cada momento. Todo momento
completamente. Este momento. Porque cualquier momento es un punto de
acceso.

Nunca hay obstáculos ―sólo puntos de acceso.

Tú no eres ninguna entidad separada en un largo viaje hacia una futura


realización.

Tú Eres poesía pura.

4. Tu vida no puede salir mal.

En realidad, tu mundo está configurado de tal modo que nunca te sucede nada,
sino que todo sucede para ti... Todo sucede para tu despertar, para tu
crecimiento, para tu inspiración, para tu exploración. Incluso si lo olvidas, o si
en ocasiones eres incapaz de notarlo, o si te distraes o entras en la
desesperación.

Cuando no hay ningún destino fijo, no puedes perder tu destino, así que nunca
puedes perder tu camino. De este modo, nunca pasa nada en tu vida que sea
capaz de sacarte del camino. Tu camino ES lo que sucede, y lo que sucede ES
tu camino. No hay otro.
Todo es un regalo en este inquebrantable camino que llamas vida ―las risas,
las lágrimas, los momentos de gran tristeza, las experiencias de profunda
pérdida, el dolor, la confusión, los momentos en que crees que nunca lo vas a
lograr, hasta la inmensa angustia del amor― incluso si lo olvidas, si no puedes
darte cuenta de ello o si pierdes absolutamente toda la fe en este espectáculo.

Pero incluso la pérdida de la fe en todo este espectáculo es parte del


espectáculo, y hasta la escena en donde "todo sale mal" no es indicativa de
que el espectáculo esté saliendo mal. Y así, entonces, siempre estás
exactamente donde tienes que estar, lo creas o no... aunque no lo creas.

La vida es absolutamente confiable, aún cuando la confianza parezca estar a


un millón de años luz... y la vida no puede salir mal, porque todo es vida, y la
vida es todo. Entiende esto, compréndelo en tu corazón, y así, la espiritualidad
se volverá profundamente simple, tan simple como respirar, tan natural como
mirar las estrellas en la noche y caer en un asombroso silencio. El universo es
mucho más hermoso de lo que nunca podrías imaginar.

Con amor,
Jeff Foster.

or qué lo impersonal no 'existe'


El nacimiento y muerte del fundamentalismo en la no-dualidad y en las
enseñanzas Advaita.
por Jeff Foster

Govinda dijo: “Lo que tu llamas una cosa, ¿es algo real e intrínseco?, ¿no es
simplemente una ilusión de Maya, meramente imagen y apariencia? Tu piedra,
tu árbol, ¿son reales?”

Eso no me preocupa mucho — dijo Siddartha. Si son una ilusión, entonces yo


también soy una ilusión y entonces son de la misma naturaleza que yo... Esa es
la razón por la que puedo amarlas...

- Siddharta, Herman Hesse

Hace unos pocos meses hice este anuncio:

"Oficialmente ya no soy un ‘maestro Advaita' o un 'maestro de la no-dualidad' —


si en realidad alguna vez lo fui. La vida no se puede poner en palabras, y por
más hermosas que sean las palabras del Advaita/No-dualidad, deben ser
descartadas en última instancia. Nunca podría decir que soy algún tipo de
autoridad en este tipo de cosas. Continuaré hablando, cantando mi canción a
aquellos que estén abiertos a escucharla, pero la necesidad de adherirme a
cualquier tradición, usar 'un discurso Advaita' para evadir lo real, el contacto
humano auténtico, para fingir que soy de alguna manera más o menos especial
que ustedes, engañarlos diciéndoles que sé más que ustedes, interpretar el rol
de 'maestro' negándome a seguirles el juego, dejar de escucharlos porque los
veo como 'todavía atrapados en el sueño' o 'todavía una persona'. Este mensaje
es acerca del amor, en el verdadero sentido de la palabra. De otra manera
sería simple nihilismo enmascarado como libertad. El 'Policía Advaita'
responde: '¿A quién le importa?' Yo digo que a mí. A mí."
En este ensayo quiero explicar por qué hice este anuncio.

El mensaje del Advaita radical

Si escuchas a ciertos maestros Advaita/no-dualidad que son reconocidos en


este momento, tal vez te dé la impresión de que hay algo terriblemente malo
acerca de tener una historia "personal". Tener una historia creada acerca de ti
mismo, tus experiencias pasadas, tus relaciones, tus sentimientos, tus deseos,
esperanzas y miedos, etc ―en otras palabras ser un ser humano que está vivo y
que respira― es una clara señal de ilusión y dualidad. ¡Y necesitas despertar de
este embrollo!

Si vas a un encuentro público llevado a cabo por un maestro del "Advaita


radical", y ellos te invitan a que hagas preguntas y tú empiezas a hablar de algo
personal ―por ejemplo, la muerte de un ser querido, una adicción que tienes,
un evento doloroso que te ha sucedido en el pasado― te dirán que estás
"atrapado en tu historia" o "perdido en el sueño del espacio y el tiempo" o
simplemente dirán que "todavía eres una persona" y que "aún no has
despertado". El hecho de que hayas "contado una historia" demuestra que
todavía estás en la dualidad — todavía te identificas con el buscador, todavía
estás atrapado en lo personal. Una vez que lo "entiendes", ya no contarás
historias personales. Existirás en el eterno Ahora, y no sabrás nada de tu
pasado.

Estos maestros, por supuesto, ya no "cuentan historias" (bueno, excepto la


gigantesca historia de que todas las historias son señales de la ignorancia...).
Quieren decir que ellos existen en un tipo de estado místico que está más allá
de lo personal o que han entrado en un tipo de espacio donde lo personal ya no
tiene significado, relevancia o interés. No tienen un pasado o un futuro, no
tienen "relaciones personales" (¿Quién está allí para tener una relación?) y
ciertamente nunca sufren (porque todo sufrimiento es una ilusión ¿cierto?)
Entonces terminas sintiéndote inferior a estas personas (o no-personas, o
nadies, o ausencias o lo que sea que se llamen a sí mismos hoy en día) y
terriblemente culpable y narcisista por todavía tener interés en tu historia
personal. ¡La liberación o iluminación obviamente no te ha sucedido todavía!
Así que esperas y esperas que la liberación suceda. Y aunque estos maestros
dicen que no hay nada que puedas hacer para alcanzar la liberación y nadie
que pueda hacer algo al respecto, sigues yendo a sus reuniones y leyendo sus
libros, con la fútil esperanza de que algún día suceda. Aunque no hay un "tú" al
que le pueda suceder. Y no hay "algún día"...

¡Qué dolor de cabeza! Y para estos maestros tu "dolor de cabeza" es otra señal
de que todavía no lo "entiendes". Su enseñanza es 100% verdadera e inflexible
y brutalmente honesta — tu confusión es tu problema, una señal de tu
ignorancia. La carga de la culpa recae sobre ti.

Aunque estos maestros hablan de libertad, de la maravilla de la existencia y de


la completitud de todas las cosas, cuando rechazan o niegan lo personal están
enviando un claro mensaje al buscador: sigue buscando, pues algún día, lo
personal desaparecerá. El buscador queda enganchado en la promesa de un
futuro estado o experiencia "impersonal", aunque por supuesto, el maestro
niega tener cualquier tipo de propósito, ni le promete nada al buscador. En la
jerarquía del Advaita radical, lo impersonal es mejor, más real, o al menos,
menos ilusorio que lo personal — aunque por supuesto, también se afirma que
todas las jerarquías son ilusiones. El Advaita radical es una forma sutil de
búsqueda, no hay duda de eso.

Naturalmente, lo que estos maestros no pueden ver es que su posición


"impersonal" (en realidad anti-personal), es de hecho una preferencia muy
personal. Ellos afirman que su enseñanza es "impersonal" y sin propósito
(porque no se dirige a ti como a una persona separada), cuando por supuesto,
su preferencia de evitar o desechar tu historia personal es una preferencia muy
personal y viene con el propósito de que te des cuenta de que todavía no estás
liberado. Al promover lo impersonal, y hacer de lo impersonal la verdad
absoluta, en realidad crean una división entre lo impersonal y lo personal, lo
absoluto y lo relativo, que ellos claman haber trascendido. Y aunque ellos no
permiten historias personales en las reuniones, fuera de las reuniones estos
maestros cuentan historias, chismes, discuten y defienden posturas como
cualquier otro. ¿Por qué hay una división entre lo que pasa en las reuniones y lo
que pasa fuera de ellas? ¿Por qué las reuniones tienen que ser una actuación?
¿Es seguro que la liberación genera libertad de la necesidad de actuar de esta
manera?

Ahora, por favor, no me malinterpreten. No estoy diciendo que estos maestros


son malos o que están equivocados, o que intencionalmente se proponen
despistar a las personas. ¡Nada por el estilo! Lo que digo es que yo ya no
resueno con esta manera de expresar la verdad, eso es todo. Yo mismo solía
realizar reuniones de "Advaita radical", y con frecuencia desechaba las
historias personales de la misma manera que he descrito anteriormente, así
que totalmente entiendo de donde viene esta manera de expresarse. Solía amar
este enfoque radical e inflexible... hasta que vi la verdad de sus suposiciones
principales y sus propósitos ocultos. Me tomó un largo tiempo ―y mucha
indagación y humildad― darme cuenta que, de hecho, lo impersonal y lo
personal son uno, y que esta postura "antipersonal" es simplemente una
preferencia personal de ciertos maestros espirituales. No existe tal cosa como
un mensaje "impersonal" — sólo hay personas que actúan de manera
"impersonal" con otras personas. Hay personalidades impersonales — pero no
mensajes impersonales. Lo que muchos de estos maestros llaman "verdad
impersonal" es en realidad su propia postura antipersonal disfrazada de hecho
objetivo.

Lo impersonal es lo personal

Sea lo que sea lo impersonal, en realidad se manifiesta como lo personal, de


manera que la verdadera libertad no puede obtenerse a través de la negación o
el rechazo de la historia personal — está allí, en el centro de esa historia, en el
centro del desorden de la existencia humana. Allí es donde la gracia brilla.

Piensa en Jesús en la cruz. Justo en el centro del sufrimiento personal más


terrible — justo en el centro de huesos rotos, piel desollada, músculos
desgarrados, lo Divino brilló, impersonal y libre. Jesús era absolutamente
humano, y en esa humanidad, absolutamente divino. No encontró la libertad
escapándose de la cruz, a través del rechazo de lo personal. No — la libertad,
Dios, la totalidad, estaba allí mismo en el centro de la cruz, donde la vida y "mi
vida" se cruzan y se destruyen entre sí. La libertad era, y es, la vida misma.

Nosotros, todos nosotros, vivimos en el centro de esa intersección — donde lo


vertical (aquello que está más allá del tiempo y el espacio) se encuentra con lo
horizontal (espacio y tiempo), donde lo verdaderamente impersonal (el espacio
abierto en el cual toda esta historia aparece) se encuentra con lo personal (la
historia del "yo"). Y entonces, se llega al punto donde ya ni siquiera puedes
usar las palabras "personal" e "impersonal" — porque para empezar no tienes
manera de separarlos. ¿Dónde comienza uno y dónde termina el otro? Quizás
no hay línea divisoria — quizás en el centro de la cruz, sólo hay Uno. Quizás lo
que verdaderamente soy es inseparable de la vida misma. Quizás siempre fui
aquello que más he anhelado. Sólo quizás.

En mi "historia" (si, hay una historia que aparece aquí — ¿Quién puede negar
eso?) Pasé años apartando lo personal, intentando deshacerme de mi historia
personal, intentando morar en lo Absoluto, deshacerme de mi "alguien" para
convertirme en "nadie". Jeff era el enemigo y tenía que deshacerme de él. El
ser personal era el diablo, y sólo con la destrucción del diablo encontraría a
Dios. El ego era la mentira que tenía que ser destruida. O por lo menos, eso es
lo que creía en aquel momento. Había leído muchos libros sobre espiritualidad,
y había llegado a muchas conclusiones acerca de la realidad — sin darme
cuenta que mis conclusiones eran en realidad creencias personales. Los seres
humanos son criaturas asombrosas. Pensamos que hemos encontrado la
verdad objetiva, cuando en realidad sólo llegamos a permanecer en una
creencia subjetiva, y nos hemos olvidado de eso.

Por un tiempo, lo "impersonal" se parecía a la libertad para mí, porque lo


personal se había convertido en invivible. Mi historia personal (existencia
relativa) se había vuelto un infierno ―odiaba mi vida, sufría una terrible fobia
social, me sentía un fracaso total, no le veía ningún sentido a existir― entonces
tenía sentido en ese momento escapar hacia el cielo de lo impersonal que
prometían las enseñanzas Advaita. "No hay yo, no hay tú, no hay mundo, no hay
otros, el sufrimiento no existe, no hay ninguna responsabilidad en ningún nivel"
— ¡Guau, qué consuelo para el buscador exhausto! Un billete de ida hacia la
libertad de todos los problemas terrenales — ¡Aleluya! Ninguna
responsabilidad, ningún pasado, ninguna elección — ¡qué alivio! Podía hacer lo
que quería, decir lo que quería, incluso podía herir a las personas
intencionalmente y no importaba porque todo era Unidad y de todas maneras
no tenía elección. O eso pensaba.

Pensaba que era libre, y mientras tanto el buscador se alimentaba a sí mismo,


se llenaba con estos nuevos conceptos Advaita. Pensaba que no era nadie, y
mientras tanto, mi historia personal se daba un banquete con la mismísima idea
personal de que yo estaba "más allá" o "por encima" de lo personal. Pensaba
que estaba libre de todas las divisiones y a la vez la "no-dualidad y la "dualidad"
estaban en guerra, lo "personal" y lo "impersonal" habían entablado combate.
Había rechazado todos los caminos y prácticas espirituales — todas eran
dualistas y arraigadas en la ignorancia. Estaba en guerra con cualquier
maestro que pareciera ofrecer un camino personal. Veía a estos maestros
como "dualistas" porque parecía que, al hablarle a una persona y ofrecerle
esperanzas de cualquier tipo, en realidad estaban alimentando la búsqueda y
manteniendo a las personas atrapadas en su historia. Las enseñanzas
impersonales ―las enseñanzas que no hablaban a una persona y que no
ofrecían al buscador no-existente ninguna esperanza o consuelo― eran la
única verdad; ese parecía el siguiente paso lógico. Y disfrutaba advirtiendo a
las personas acerca de los maestros dualistas que mantenían a las personas
atrapadas en su ignorancia — aunque por supuesto, cuando me desafiaban
acerca de esto ("Jeff ¿no es hipócrita llamar a otros maestros "dualistas"
cuando no hay otros y la dualidad es una ilusión?"), me retractaba y decía que
no había nadie aquí con ninguna opinión acerca de nada y que todo era
perfecto tal cual era. Oh sí, me volví muy hábil con las palabras. Tienes que
serlo, cuando estás defendiendo una postura y tratando de hacer parecer que
no tienes ninguna postura que defender. Así es como se crean los gurús. Llamo
a esto "la Trampa Advaita" ―y en ese momento no pensaba que estaba
atrapado― pensaba que era libre. Frecuentemente cuando piensas que eres
libre estás más atrapado que nunca.

Entonces, estaba viviendo en mi castillo impersonal, creyendo que era libre de


lo personal, pero secretamente estaba en guerra con lo personal, le tenía
miedo a lo personal, me aterraba — atacamos a lo que más tememos.
¿Interacción humana real, honesta y autentica? Aterrador. ¿Abrirme a la vida,
admitir que estaba equivocado acerca de ciertas cosas, desprenderme de mis
más queridas identidades y creencias? Espantoso. ¿El riesgo de exponerme
ante otros y ser rechazado? No, mejor pretender que no hay otros con los que
interactuar. La experiencia personal es para los soñadores ignorantes. Lo
impersonal es mucho más real.

Afirmaba estar libre de lo personal, pero secretamente, detrás de escena,


todavía estaba sufriendo mucho — todavía había relaciones que no sentía
claras, lugares en los que sabía que no estaba siendo honesto, lugares donde
me estaba alejando de la vida, donde la búsqueda todavía seguía sucediendo.
Todavía me sentía desconectado de los demás, bloqueado, insatisfecho de
muchas maneras — pero ya que creía que estaba liberado o que yo "no era
nadie", no podía admitirme esto a mí mismo y mucho menos a otras personas.
Las enseñanzas Advaita radicales eran un gran consuelo — era un consuelo
saber que "después de la liberación, el sufrimiento puede surgir pero no le
pertenece a nadie". ¡Genial! El sufrimiento estaba bien — no tenía que hacer
nada al respecto y de todas maneras no había nada que pudiera hacer porque
no había nadie que lo haga. "Todavía soy desdichado ―la desdicha todavía
aparece― pero nadie es desdichado" El mensaje del Advaita radical
proporcionaba un gran alivio.

Pero ya sea que nadie sufría o que alguien sufría aún había sufrimiento — ¡Y el
sufrimiento es búsqueda! Todavía estaba buscando, todavía estaba en guerra
con la vida, pero afirmaba estar libre de toda búsqueda, para promover mi
identidad de "ex-buscador". ¡Era tan agotador mantener esta fachada de
iluminación!

Pero toda fachada, toda defensa, todo castillo debe derrumbarse al final.
Ninguna filosofía o sistema de creencias, sin importar cuán refinados sean,
radical o "inflexible", puede protegerte de la vida misma. La vida es la
autoridad y todos los sistemas de creencias se derrumban ante la vida
finalmente. Mi castillo de Advaita radical había sido construido sobre cimientos
muy inestables...

"No soy nadie, nada existe". Oh sí, hay una hermosa verdad en eso. Pero al
mismo tiempo, no es verdad, en absoluto — no hasta que está en equilibrio con
su opuesto, dentro del sueño. Ningún concepto podría describir a la vida,
porque la vida es anterior a los conceptos (inclusos a éstos). Los conceptos
siempre son dualistas — el mundo de los conceptos es el mundo del dos. "Ser"
y "no-ser" siempre aparecen y desaparecen juntos. "Alguien" y "nadie"
siempre surgen y desaparecen al mismo tiempo. En el sueño todo está en
perfecto equilibrio por su propio reflejo — no puedes tener uno sin el otro.
"Nada existe" está perfectamente equilibrado por "algo existe", y así
sucesivamente.

La vida misma, sin embargo, está más allá de todos estos opuestos. Está más
allá del "ser" y del "no-ser", de la "persona" y la "no-persona", del "camino" y
del "no-camino", del "tiempo" y de la "ausencia del tiempo". La vida como es,
está completamente más allá de la comprensión, de la misma manera que la ola
nunca entenderá al océano, porque ya ES el océano...

La ola y el océano

Imagina una ola en un océano. La ola se dice a sí misma. "Estoy separada del
océano". Cree y se experimenta a sí misma separadamente del océano. Cree
que nació como una entidad separada, y que algún día morirá. Tiene una
historia sobre un pasado y un futuro, puede hablar de sus experiencias
pasadas, sus éxitos y fracasos, sus logros, sus esperanzas, arrepentimientos y
miedos. Y en un millón de maneras diferentes se pasa su vida buscando
―buscando amor, buscando aprobación, buscando iluminación espiritual― y lo
que realmente está buscando, por supuesto, es el océano. Y aun así, la ola ya
es una perfecta expresión del océano — lo fue desde el principio. El océano en
realidad se expresa a sí mismo en la forma de las todas las olas aparentemente
distintas. Uno, expresándose como muchos — aunque en realidad, los
"muchos" no están separados del "uno".

La cuestión es, la ola sólo aparenta existir, sólo parece existir — en realidad, no
hay una ola separada. La ola literalmente ex-siste (sobresale) del océano —
pero en realidad, no hay una ola separada que sobresalga. Y así, parece que
tenemos una paradoja — una ola parece existir (sobresalir), y de hecho no
existe (porque, ¿cómo puede algo sobresalir del océano cuando el océano es
todo lo que hay? ¿Cómo puede el océano sobresalir de sí mismo?). Tenemos la
paradoja de lo impersonal apareciendo como lo personal. La ola es al mismo
tiempo personal e impersonal. Existe y no existe. Parece estar separada (la
historia) y a la vez no está separada del océano, de la vida.

Ahora bien, el mundo de la ola es el mundo de la dualidad. Desde la


"perspectiva" de la ola, parece que hay divisiones: entre lo impersonal y lo
personal, entre lo absoluto y lo relativo, entre la vacuidad y la forma, entre la
dualidad y la no-dualidad. Pero desde la "perspectiva" del océano estas
divisiones no existen — nada existe. Sólo una ola dividiría lo personal de lo
impersonal, el ser del no-ser, a alguien de nadie. El océano no puede dividir de
esta manera — porque es todo lo que hay, y no tiene ninguna manera de
dividirse a sí mismo de sí mismo. El agua no se puede dividir a sí misma del
agua.

Sólo la ola habla. El océano permanece en silencio — no tiene nada que decir.
No "existe", porque no "sobresale" — no se puede separar a sí mismo de sí
mismo de ninguna manera.

Entonces se vuelve claro que:

1. Sólo (la apariencia de) una persona dividiría lo personal de lo


impersonal, y luego afirmaría que su expresión o enseñanza es una o la
otra.
2. Sólo una persona afirmaría no ser una persona, porque para empezar
sólo una persona vería esa división (persona / no-persona). De la misma
manera, sólo un yo afirmaría que no tiene yo, sólo un ego afirmaría estar
libre de ego...
3. Sólo una enseñanza arraigada en la dualidad rechazaría otras
enseñanzas y las llamaría dualistas. Sólo un maestro en guerra con su
propia ignorancia etiquetaría a otros maestros como ignorantes. El
mundo es un perfecto espejo de ti mismo.
4. Si una enseñanza fuese realmente impersonal, no existiría, y las
reuniones y retiros no serían posibles. El océano no habla. Para poder
llamarse a sí misma impersonal, una enseñanza primero debe estar
enraizada en lo personal, y luego negarla. Ingenioso.

En fin, ¡todo esto es maravilloso! Significa que nadie tiene las respuestas.
Significa que cuando se trata del océano, ninguna de las olas puede ser la
autoridad. Significa que ninguna de las olas del océano puede trascender el
océano — porque sólo son expresiones del océano. Una ola que afirma haber
trascendido o haber ido más allá del océano, es todavía sólo una ola, realizando
ciertas afirmaciones. Incluso el maestro Advaita más radical es una ola. Nadie
ha "alcanzado" lo impersonal, o "ha ido más allá" de lo personal porque la ola
no puede ir más allá de sí misma. Todas las olas son iguales en esencia — son
agua.

En otras palabras, lo impersonal no puede ser impersonal hasta que incluya y


acepte radicalmente lo personal. ¡Esto parece una completa contradicción en
los términos, pero con frecuencia uno tiene que hablar con paradojas cuando
se habla de algo que no puede ponerse en palabras! Lo impersonal es lo
personal ―no-dualidad es dualidad― entonces está completo. No encontrarás
lo impersonal en ningún otro lado excepto justo en el corazón de lo personal —
una paradoja total, y aun así tan simple como respirar.

Creo que lo que tiende a suceder es esto:

1. La ola ve que ella es el océano.


2. La ola usa esta percepción para negar en primer lugar que hubo una ola
— o que alguna vez la hubo.

Sí, es algo engañoso. ¡Por eso tienes que tener mucho cuidado cuando hablas
de la no-dualidad! Como sabes, el buscador quiere ser alimentado. Una vez que
el buscador se aferra a un concepto ―"no hay yo, no hay mundo, no hay
sufrimiento", etc.― entonces si no se ve con absoluta claridad lo que esas
palabras están señalando, el buscador realmente utilizará esas palabras para
profundizar en la búsqueda y la identificación. Así que, por ejemplo, si no hay
libre albedrío, y si no hay elección, y si no hay otros, y si no hay nadie sufriendo,
entonces "puedo hacer lo que quiera. Puedo salir y matar a alguien y no
importa, porque sólo hay Unidad — no importa porque no hay elección". Aquí
es cuando la no-dualidad se convierte en otro sistema de creencias, en otra
religión, en otra forma de separación.

El fin del fundamentalismo

Entonces la manera en la que hablo acerca de la no-dualidad ha cambiado con


los años — ha evolucionado para incorporar este enfoque fundamental de no
separación entre lo que llamamos "personal" e "impersonal". Solía hablar
mucho más de lo absoluto, de la perspectiva "oceánica" ―ningún yo, ningún tú,
ningún mundo― y aún lo hago a veces, pero sólo en ciertas ocasiones y en
ciertos contextos, cuando parece apropiado. Desde la perspectiva del océano,
no hay tiempo y espacio, nada que hacer y ningún lugar adonde ir porque el
océano está más allá de todas esas divisiones. Al mismo tiempo, sin embargo,
la última verdad se expresa a sí misma como tiempo y espacio, como la
aparición de las olas, como la aparición de alguien en un mundo. No hay ningún
yo y ningún tú, pero hay una apariencia de un yo y de un tú — y aquí es donde
vivimos y nos encontramos, en la apariencia. No existes y a la vez sí, por eso
puedo amarte. No estoy aquí como una entidad separada y sin embargo estoy
aquí, e innegablemente también lo estás tú. Lo que yo soy (como el océano)
está más allá de la historia, y sin embargo, innegablemente la historia aparece
(la ola) ―y como ola, no tengo necesidad de negar la historia o fingir que no
existe― ¿cómo puede una historia negar una historia? Entonces danzo y juego
como la ola, conociéndome a mí mismo como el océano todo el tiempo, sin
contradicciones. Esto sólo parece ser una paradoja para la mente que busca...

Y así, lo que se ve en estos días es esto: la no-dualidad no es un reflejo de la


dualidad, sino una celebración de ella — una total celebración como tal, que
uno ni siquiera puede usar las palabras "no-dualidad" y "dualidad" como
separadas una de otra. Nadie y alguien son en realidad uno — nunca fueron
dos. Si "no hay nadie" es la crucifixión, entonces "parece que hay alguien" es la
resurrección. La crucifixión necesita de la resurrección para completarse a sí
misma. Y entonces, el Advaita radical es sólo parcialmente cierto — hasta que
se completa con su reflejo. Y luego todo termina.

Cuando conduzco mi auto demasiado rápido por la autopista, un policía me


dice que me detenga y me pregunta mi nombre, yo digo "Jeff Foster". No digo
"No soy nadie" o "Jeff Foster no existe". Y aunque en última instancia todo esto
tal vez sea verdad, aun así, cuando lo digo, no es cierto — es simplemente otro
concepto. Nadie vive "en la verdad final". No podemos vivir en lo final. Vivimos
aquí, en este mundo de espacio y tiempo y de cosas aparentes, entonces me
encuentro con el policía y digo "Jeff Foster" — y eso es amor. (¡Sí, amor,
incluso con un oficial de policía!) Aún el maestro no-dualista más
fundamentalista responde con su nombre cuando es detenido por un policía.
¿Quién puede negar el nombre y la forma? ¿Quién puede negar la historia?
¿Quién va a negar lo personal? ¿Quién acaso quisiera tal cosa?

La libertad de ser personal

En estos días, al ya no estar identificado con ser un maestro Advaita (y en


absoluto con ser un "maestro de Advaita radical"), en mis reuniones y retiros
las siguientes reglas y normas ya no se aplican:

1. No hablarás de tu historia personal.


2. No usarás las palabras "yo" o "mí" o "mí mismo".
3. Si hablas de tu historia personal se reirán de ti, o tu experiencia será
descartada o invalidada, o serás castigado. O te dirán que todavía estás
"atrapado en el sueño" o que "ignoras tu verdadera naturaleza" , o que
"la liberación obviamente no te ha sucedido"...

Sí, todo el mundo es libre, realmente libre, gracias a Dios, de usar cualquier
palabra que quiera usar, para hablar de sus experiencias humanas de la
manera que sientan correcta, honesta y verdadera para ellos, a contar su
historia. Las historias están permitidas — todas las experiencias humanas
están permitidas. Y por supuesto, las reuniones y los retiros no tratan de
consentir esas historias o "repararlas", pero tampoco tratan de negar o
rechazar esas historias.

En las reuniones arrojamos luz sobre la historia — iluminamos al buscador. No


alimentamos al buscador con nuevos conceptos como "no hay yo" (aunque
esas palabras puedan ser usadas en ciertas ocasiones como indicadores), ¡y
no negamos la aparición del buscador o pretendemos que no existe tal cosa
como el sufrimiento humano! Lo que atraviesa por el medio del consentir las
historias y negarlas es un ver en el presente — un ver que no puedes hacer, un
ver que ya eres. Las reuniones tratan del redescubrimiento de ese ver — el cual
es el fin de la búsqueda.

La verdadera libertad no trata de escapar de lo personal hacia lo impersonal —


se encuentra justo en el corazón de incluso la más íntima experiencia humana.
Y qué alivio es ser nuevamente un ser humano, que vive, que respira, permitir
que la vida se exprese a través de esta forma humana y de este nombre, a
través de esta hermosa experiencia humana personal y saber que no es otra
cosa que lo impersonal danzando, jugando, celebrándose a sí mismo en cada
momento. Agradezco a los maestros del Advaita radical por cantar su canción,
y respetuosamente rompo lazos con su tradición de una vez por todas — pues
todas las tradiciones son limitadas, y la canción de la vida no puede ser
contenida. El fundamentalismo no puede perdurar; al final el amor destruirá
todo.

Así que, cuéntame tu historia y deja que lo impersonal brille.

Вам также может понравиться