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tus dudas, tu corazón roto, tu profundo anhelo por el Hogar, ya los has
convertido en un problema, así que ya estás en guerra. Su búsqueda de una
solución implica que algo está roto y necesita ser arreglado aquí. Hay un "yo
bueno" en guerra con un "yo malo", un "yo perfecto" en guerra con un "yo
imperfecto", y esta es la raíz de toda violencia.
Poner fin a la guerra dualista. Deja de dividirte en dos. Dos es demasiado para
ti. Vuélvete hacia la parte de ti mismo que se siente roto, tierno, crudo, `malo', y
por un momento, deja de huir de él, y deja de buscar su solución. Escúchalo.
Permanezca presente con él, como lo haría con un niño herido. Quédate muy
cerca. No te des la vuelta. Puede contener información valiosa. Comiencen a
permitir la parte no permitida, comiencen a aceptar estas energías
aparentemente inaceptables dentro de ustedes mismos, o simplemente
acepten que no pueden aceptar ahora mismo; simplemente permitan que su
total incapacidad les permita. Ilumina tu luz sin temor en la oscuridad. Llegarás
a ver que no hay enemigos dentro de ti, ni errores, ni demonios, ni roturas, sólo
manifestaciones de conciencia que anhelan ser encontradas, abrazadas,
integradas como parte de un cuadro infinitamente más grande; sólo niños que
anhelan regresar al Hogar....
Todos, en alguna medida estamos ‘deprimidos’, hundidos por nuestro falso yo,
exhaustos a nivel del alma a causa de nuestros frustrados intentos de sostener
una falsa imagen, de estar en el rol de un personaje que no es quienes somos
realmente.
Anhelamos dejar de actuar, y ser auténticos nuevamente.
EL MILAGRO DE LA RESPIRACIÓN
Solo deja que la respiración sea natural. ¡Permite que el cuerpo respire por sí
mismo! Suelta el “control”. Confía en la vida. Relájate con la respiración. Y
permanece curioso/a…
Y volver a tu Hogar.
DI TU MALDITA VERDAD
Contar tu maldita verdad a alguien podría salvarte la vida, sanarte bien desde
lo profundo, y conectarte con la humanidad en formas que nunca has
imaginado.
Por un lado, quiero honrar el lugar donde están, honrar los pasos que han
dado,
Quiero felicitarlos por lo que ya han sanado,
Bendecirlos, aceptarlos, validarlos, hacerles saber que se encuentran en el
lugar exacto en que deben estar hoy.
Y por otro lado, siento entusiasmo y esperanza también por sus perspectivas
de sanación.
Veo su verdadero poder, la manera en que podrían brillar si sus rompieran sus
condicionamientos y pudieran abrierse, si sus traumas más profundos pudieran
ser bañados con amor, si le permitieran a sus verdaderos seres brillar de forma
plena en este mundo, si dejaran de esconderse y le ofrecieran al mundo sus
dones creativos.
Hablo como aquel que solía esconderse en su habitación lleno de miedo hacia
el mundo, aterrorizado por “lo que la gente pensara de mí”. El mismísimo
pensamiento de decir mi verdad, compartir mi arte y mostrarme al mundo, me
hacía temblar y vomitar por el miedo. Mis traumas sin sanar me estaban
drenando mi vitalidad y me estaban dejando totalmente exhausto.
Sé que sanar es posible.
Uno: termino honrando tanto “el lugar donde ellos se encuentran” que no
cambian, ya que se sienten cómodos e incluso complacientes siendo de “la
manera en que son” y esto no permite que ocurra ningún cambio. Incluso
después de años siguen actuando bajo los mismos patrones.
Dos: los empujo de tal manera, alentándolos a dar pasos que aún no están
preparados para dar, o que no son capaces de darlos desde el lugar en que se
encuentran. Les disparo dentro sí mismos un profundo malestar, vergüenza e
incluso rabia, y sus defensas se intensifican de tal modo que se cierran. Se
sienten no respetados, no vistos, e incluso criticados.
El libro que quieren escribir, el curso que quieren enseñar, el arte que quieren
hacer, el camino que quieren tomar, las palabras que anhelan decir…
Hermosos ideales, pero aquí está el asunto: a nuestro niño interno le importa
un carajo ser “bueno”, o “agradable” o “amoroso”, “compasivo” o “feliz”,
Y nunca ha oído sobre la “espiritualidad”.
En este pedido por ser oídos, en este intento de atraer tu atención, la rabia de
este pequeño olvidado dentro nuestro, empieza a drenar nuestra energía vital,
tornándonos depresivos, letárgicos, exhaustos, haciendo que queramos
escondernos de la vida. La rabia reprimida alimenta nuestras adicciones y
compulsiones, genera estrés, dolor crónico y tensión en el cuerpo. Alimenta la
enfermedad e incluso genera esos impulsos suicidas y homicidas, que en su
momento tratamos de reprimir, negar o silenciar, todo esto en nuestro intento
de mantener una imagen aceptable del “ser”.
Cuando nos amigamos con nuestro enojo, cuando podemos respirar a través
de él, cuando lo suavizamos con la cálida consciencia, puede haber gran
regocijo, el regocijo de la intimidad verdadera con nosotros mismos.
Y tal vez descubramos una paz que no es lo opuesto al enojo, pero está allí justo
en su centro.
La paz de sostenernos cerca a nosotros mismos,
y celebrar lo que somos,
celebrar el gran poder del enojo que surge inteligentemente para protegernos
de un posible daño, percibido o real.
EL BUDHA SALVAJE
Puedes deshacerte ahora mismo amigo/a del ideal del personaje “calmo,
indiferente, sereno y racional”.
Puedes dejar que arda en el fuego la imagen del “Budha de piedra
perfectamente pacífico”. Eso es una terrible mentira.
Es saludable sollozar, gritar, gimotear, suspirar, reír a carcajadas, temblar,
sentir miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y
poderosos deseos y anhelos.
Todos debemos finalmente enfrentar al/la Salvaje que tenemos dentro, sentir
curiosidad sobre nuestros sentimientos naturales, urgencias e impulsos, ya
sean placenteros o dolorosos, ligeros e intensos.
Brindarles el presente de nuestra atención consciente y la respiración, darles
nuestro amor y entendimiento; un hogar permanente dentro nuestro, un lugar
para que se desplacen libremente.
Cuando nos amigamos con nuestro lado salvaje, podemos amigarnos con los
otros.
Cuando dejamos de temer nuestros sentimientos, ya no intentamos controlar
en vano los sentimientos de otros, y podremos sentir mucha más compasión
por nuestros salvajes compañeros. Sollozaremos juntos, gritaremos,
gimotearemos, suspiraremos, reiremos a carcajadas, temblaremos, sentiremos
miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y poderosos
deseos y anhelos. Y los celebraremos como expresiones divinas.
El Budha sollozó como un bebé algunas veces, sintió enojo justificado ante las
injusticias y el abuso en el mundo, temió la muerte, pero se paró sin miedo
alguno ante el corazón del miedo.
Aquí estaba la fuente del poder de Budha, un amor infinito e inquebrantable por
lo salvaje que llevamos dentro.
Deja que la tristeza libere esa Felicidad más grande que danzabas cuando
fuiste joven.
YO SOY
Tomo todas las formas y aún así no me aferro a ninguna forma en particular.
Los humanos luchan, matan y mueren en nombre de los nombres que me dan.
Soy masculino y soy femenino. Soy el Este y el Oeste. Estoy adentro y afuera. Y
hablo fluidamente todos los idiomas. Yo soy todo lo que es, todo lo que ha sido,
y todo lo que será. Soy ahora, y nunca ahora. No puedo ser reducido a la nada.
Eternidades pasan en el espacio de la respiración. Eones son mi alma.
Yo soy tu sabiduría más profunda. Estuve ahí cuando naciste. ¿Lo recuerdas?
Con amor,
El Amado.
Todas las personas en nuestra vida ahora mismo tienen regalos que ofrecer.
Algunos regalos son obvios. Algunos regalos sólo son vistos en retrospectiva.
A veces las relaciones nos enseñan cómo estar con otros y a veces nos
enseñan cómo estar con nosotros mismos. Cómo dejar de escapar de nuestra
preciosa soledad. Cómo encontrar la alegría en el silencio, quietud, en el estar
solos.
No intentes “no ser tú” o ser “la nada”, o alguna entidad trascendental e
impersonal “sin ser” o “sin ego”, o algún súper humano intocable o ‘no
humano’, ya que esto es simplemente otra fijación conceptual y ya nadie la está
creyendo.
El dolor en ti es el lugar
Donde la alquimia anhela suceder.
Y realmente, esos miedos constituyen solo uno: el Miedo de todos los Miedos:
“Nadie me apoyará”.
Todos tenemos un/a niño/a interno/a en nosotros que sabe que él/ella no puedo
cuidarse a sí mismo/a. No se siente completo/a en sí mismo/a, y no sabe cómo
completarse por su propia voluntad.
Le falta el poder de completarse a sí mismo/a, sostenerse, encontrarse con sus
propias necesidades. Su existencia depende de grandiosos y misteriosos
poderes que yacen fuera de sí mismo/a.
Quizás esta es una memoria de la niñez, enclavada profundamente en su
cuerpo: el miedo a ser abandonado/a, a no tener un sostén, el miedo a perder el
sostén que tenemos, a tener que arreglarse por su propia cuenta en la masa de
un Universo solitario.
Tu mente estaba girando sin equilibrio en el futuro, amigo/a, pero ahora, estás
de nuevo en tu Hogar.
Tu enojo, tus dudas, tus penas y miedos no están “equivocados”, o “mal” o son
una señal de “involución”,
Tampoco corresponden a un nivel “vibracional bajo”, o “negativo”, o “no
espiritual”.
Todas estas palabras son etiquetas y juicios de la mente que el Corazón no
conoce.
Antes que todas estas capas conceptuales, los sentimientos solamente son
energías solitarias y perdidas en nuestro interior, anhelando calidez,
aceptación, empatía, oxígeno…y nuestra atención curiosa.
"La terapia, en el sentido más profundo de la palabra, no tiene nada que ver
con reparar un ser roto y separado. Cualquier terapia que intente enmendar y
perfeccionar un ser deficiente, simplemente perpetuará la ilusión de que
estamos divididos de la Fuente, del todo, de nuestro derecho de nacimiento.
Deja que lo falso muera. Deja que lo nuevo emerja. Respira en el Ahora.
Bendice el enredo de este momento. Porque algo Vasto nos está sosteniendo, y
algo Infinito nos acoge. Vivimos, cada día, en los brazos Terapéuticos de la
vida".
SIN ARREPENTIMIENTOS
Cuando nos sentimos mal, cuando el 'ser indigno', 'el fracasado', 'el poco
amado' nos visita, cuando nos sentimos adormecidos y desconectados y faltos
de alegría y pesados, cuando nos sentimos ansiosos o tristes o tenemos un
zumbido de pensamientos en la cabeza, podríamos habitualmente recurrir a
una 'dosis' - una persona, sustancia, un objeto o experiencia. Agarramos un
cigarrillo, o una botella de vino, o comenzamos irreflexivamente a buscar
nuestra tienda favorita en internet, gastando dinero que quizás ni siquiera
queremos gastar. Parecemos perder temporalmente nuestros límites sanos,
nuestra habilidad de decir 'no' y cuidar de nosotros mismos.
El deseo de morir no es algo malo. Muchos en este planeta han sentido ese
impulso, incluso si nunca hablan de eso, incluso cuando tratan de adormecerlo,
o de distraerse con trabajo, comida, sexo, dinero, placeres fáciles, o pretenden
ser felices y positivos y "enteros".
No puedes distraerte. No estás adormecido/a. Sientes todo con tanta
intensidad.
Estás tan vivo/a. No todos comprenderán.
Tu sensibilidad no es tu culpa.
No hay nada de malo contigo.
¡Siente lo que sientes hoy! Bendice la parte de ti que anhela estar en otro lugar.
Deja que la mente grite sus gritos hoy. No eres la mente sino quien la escucha.
No eres quien desea morir. Eres el espacio para el ser que está sufriendo, el
niño desesperado dentro.
Quien contiene el anhelo. Quien todavía está aquí.
Aquí, a pesar de todo.
Sufriendo, exhausto/a, pero aún aquí.
No necesitas quitarte la vida. Sólo deja que tu vida sea tomada por todo lo que
ves.
Entrégate a este momento. Cae al suelo. Siente tu rabia, tu dolor.
Deja que la vida entre. Llora, grita. Haz un desastre. No hay fracaso aquí.
Tú y la vida, como Uno. Una locura divina.
No hay vergüenza en el dolor. Una nueva vida está naciendo, es por eso que
duele ahora.
Tu dolor está llamando al cambio, incluso si el cambio parece aterrador.
(Conocerás el terror momento a momento).
Mi padre me dijo esto, un día, de la nada. Estaba en las etapas tardías del
Alzheimer en ese momento.
Y así es como llegamos allá, sin esfuerzo. Porque cuando tenemos - y somos - el
objeto exacto que anhelamos, cuando nuestra Presencia es la destinación y el
inicio eternos, el futuro es simplemente un extra.
El enojo es vida, una poderosa expresión de la fuerza vital que llena y anima a la
vez que fluye a través de todas las cosas, y que debe ser honrada como tal.
El enojo ‘nos tiene’ a nosotros. Somos seres irritables ahora; el enojo habita en
nuestros huesos, estamos identificados con él. Y nos encontramos explotando
ocasionalmente con una ira incontrolable, porque esa energía necesita
moverse y tener una salida o moriremos por el veneno de la emoción no
expresada.
Empapamos “el enojado” que llevamos dentro con el amor que él/ella necesita
tan desesperadamente.
Y desde un lugar de presencia podemos realmente ser los amos de nuestro
enojo en vez de proyectarlo por todo el lugar, en vez de culpar, de avergonzar y
atacar a otros. Podemos decir “Sí, estoy enojado/a!”, honrar el sentimiento
vibrante que se mueve en nosotros, verlo como natural, sano, sagrado (no
como un error o una falla nuestra, o un signo de “involución o poco espiritual”).
Existe una tercera posibilidad, si deseas vivir de una manera más profunda y
auténtica:
3-Vivir justo en el medio de los sentimientos incómodos, sin cerrarte a ellos, sin
sentirte abrumado/a por ellos, sin actuarlos automáticamente y de manera
inconsciente y de allí luego seguir por el camino de la culpa, la vergüenza y el
ataque.
Rompiendo con los antiguos patrones habituales generacionales de reactividad
anteriores a ti, ¿puedes encontrar la voluntad de estar presente ahora por un
momento, con estos difíciles sentimientos mientras queman, danzan, crepitan,
palpitan y pulsan en el cuerpo?
¿Puedes desacelerar el paso hacia la Vida Misma invitando a la atención fuera
de la mente y de la historia llamada “Yo, Mi Pasado y Mi Futuro” e inundar tus
presentes sentimientos, impulsos, urgencias, anhelos, deseos y dolores con
atención, respiración, curiosidad y comprensión?
¿Puedes observar este material que se dispara, a esta ‘víctima’ interna, al que
está asustado, al que sufre de pánico, a este que se siente avergonzado y sin
valor, como un visitante, un amigo, una parte de ti que aún anhela
desesperadamente un poco de amor, en vez de considerarlo un error o una
aberración? ¿O de verlo como un enemigo a ser conquistado y destruido?
¿Puedes inclinarte a lo que llega ahora, en tu Campo? ¿Puedes “bendecir el
desastre” de tu hermoso y vulnerable ser humano?
Tal vez no hay errores aquí en este camino, y el mundo: los seres queridos,
familiares, colegas del trabajo, extraños, líderes, sanadores, artistas, alguien
en Facebook, en la TV o en un libro o una canción, ha disparado el material
exacto en ti que necesitas trabajar ahora, la grieta exacta o el miedo o enojo
que anhela ser acariciado, acunado, bendecido, infundido y trasmutado con tu
amor y fascinación.
Quizás tú eres el recipiente para este tipo de transformación, y esos momentos
en que eres provocado/a son oportunidades para un trabajo sagrado,
momentos en que tu vida puede cambiar para siempre si estás dispuesto/a a
desacelerar y mirar con nuevos ojos.
Los patrones inconscientes que han existido por milenios pueden romperse.
El amor puede llegar a los lugares más oscuros y afligidos.
Puedes dar un paso al costado de una antigua forma de ser, y forjar algo
Nuevo.
Puedes responder desde la Presencia en vez de reaccionar desde el odio hacia
ti mismo/a, o desde el miedo, o el “urgente auto-abandono”.
Puedes honrar la vida que se mueve en ti y en tus seres queridos.
Puedes darte a ti mismo/a lo que siempre has querido: Presencia Sagrada.
Las relaciones más sanas son aquellas que son honestas, las que se basan en
la Presencia, en vez de en la fantasía o falsas esperanzas. Y las que poseen un
profundo compromiso con la verdad.
Donde dos almas pueden compartir y manifestar sus seres auténticos, en
tiempo real con el otro, revelar sus verdades más profundas (salvajes,
desorganizadas, irresolutas, inacabadas y ásperas en los bordes), y
continuamente dejar ir las ideas condicionantes y preconcebidas sobre cómo
las cosas “deberían ser”.
La relación se renueva todo el tiempo en el crisol de la intimidad.
Puede haber rupturas, malos entendidos, intensos sentimientos de duda, enojo,
miedo, ansiedad y sensación de no tener algo firme de que agarrarnos en el
camino, por supuesto; pero también hay una voluntad mutua de enfrentar este
desorden cuando emerge.
Ser vulnerable. Decir: “Sufro. Siento dolor. Siento una profunda tristeza” en vez
de culpar al otro por mi dolor.
Decir “necesito algo de apoyo” pero no demandarlo del otro.
Compartir deseos, esperanzas, anhelos y sueños en vez de ordenar al otro que
vea las cosas del mismo modo, o que colme todas mis necesidades.
Recibir su ‘No’ y su ‘Si’, incluso si eso me duele.
Permanecer en el crisol de la transformación,
Observar los dos con ojos bien abiertos la presente ruptura, sin mirar a otro
lado, o aferrarnos a la forma en que las cosas “solían ser”.
Dejar que se consuman los conceptos de segunda mano sobre la felicidad.
Sentarse juntos en algunos momentos en los escombros de sueños y
expectativas destrozados, de planes y esperanzas, y trabajar juntos para
encontrar un lugar de reconexión, de reparación y reconstrucción.
Este es el trabajo corajudo y con frecuencia, intenso, en las relaciones.
Las relaciones pueden ser el nuevo yoga, sí, una aventura cada vez más
profunda y de redescubrimiento de nosotros mismos y del otro,
Redescubrimiento de nosotros mismos en el espejo del otro, un continuo dejar
ir y encontrarme, una danza de soledad y compañía, sin perdernos en ningún
extremo sino jugando en algún sitio del medio. Algunas veces estando juntos,
algunas veces alejandose.
Cercanía y espacio.
Intimidad con el otro, intimidad contigo mismo. Inhalar, exhalar.
Como dice Eckhart Tolle, las relaciones no están aquí para hacernos felices, ya
que la verdadera y eterna Felicidad yace dentro de cada uno de nosotros; es
esa sólida Presencia que nadie puede en última instancia darnos, o quitarnos.
Estamos a salvo de todos modos. Nadie nos va a completar. Nadie nos va a
salvar, o resolverá nuestras experiencias internas más profundas por nosotros.
Sin embargo, nos pueden dar el presente de exponernos a nuestras heridas, a
nuestro niño/a interno/a, a esos fragmentos perdidos; y de traer a la superficie
los lugares dentro de nosotros que lloran a viva voz por empatía, esos
hermosos huérfanos de la luz.
Y luego, ¡un riesgo! Revelar nuestros corazones en carne viva, nuestra soledad,
nuestra vulnerabilidad, nuestra sensibilidad, nuestro no saber, nuestra alegría,
esos secretos que nos ‘averguenzan’, a otro ser humano de este pequeño
planeta azul en la vastedad del espacio.
Quitarnos la máscara y exponer el corazón sin protección, sin defensas.
Arriesgarse a ser rechazado, a ser dejado solo, avergonzado o ridiculizado.
Arriesgarse a repetir lo mismo que otras veces tal vez.
Pero un “riesgo” quizás aún mayor: ¡el de ser amados por lo que somos! El de
ser sostenidos en la luz cegadora de la atención fascinante de otro, como un
bebé es sostenido en brazos con tanta ternura por su adorable y atenta madre.
A ser encontrado/a en el momento presente, sin lugar adonde esconderse, sin
ningún sitio adonde huir. Dejar entrar lo Nuevo.
Arriesgarse a perder la imagen, el falso yo, la persona construida
cuidadosamente, y permitir que otro abrace esta suavidad aquí.
Y tal vez toma toda una vida en ser descubierto: Aquel que siempre has
anhelado ha estado siempre bien profundo adentro tuyo.
Y al obtener ese ‘Aquel’ reflejado en otro (un compañero, un amigo, un amante,
un terapeuta, un animal, un árbol, una montaña, la luna o la Vastedad del
Cosmos, aunque sea solo por un momento… bueno…ya conoces entonces el
Paraíso en la Tierra.
Le pregunté si tenía la voluntad de dar un paso conmigo hacia este miedo tan
profundo suyo. —Dijo que sí, que quería hacerlo.
Lo invité a traer consciencia a todas esas voces e imágenes en su cabeza, a ser
el espacio en el que toda esa actividad mental pudiera surgir.
No necesitaba deshacerse de las voces, o silenciarlas; solo oírlas como
antiguas voces de la infancia, voces de culpa y miedo que en verdad solo
querían protegerlo, mantenerlo pequeño y a salvo. (y en última instancia ni
siquiera eran “sus” pensamientos y voces, sino las voces que sus padres
habían oído, y los padres de sus padres, etc. Voces ancestrales, ni siquiera
eran suyas).
Ahora, como adulto, en la seguridad de la Presencia, con mi compañía, podía
oír esas voces, ver esas imágenes intimidantes, sin tomarlas como la Verdad,
solo como creativas manifestaciones de la mente.
— “Gracias, mente, por tus sugerencias, tus futuros imaginados, tus miedos.
Pero ya no seré tu esclavo” —pudo decir.
Le pedí que llevara ahora su atención al cuerpo. ¿Qué sensaciones querían ser
encontradas? ¿Dónde vivía este “miedo”? Me habló de una pesadez en su
barriga y pecho, una sensación de contracción y presión en esa zona.
Lo invité a estar totalmente presente con esas sensaciones, sin tratar de
arreglarlas, sanarlas o alejarlas. A proporcionarles espacio, dejarlas vivir;
respirar en ellas, a fluir a través de ellas con oxígeno, bendecirlas con una
atención amorosa.
—“¡Oh Dios! Aún estoy aquí. ¡No me mató! Pensé que me iba a morir…No puedo
creerlo.”
—“¿Cómo te sientes?”
—“Siento temblores, calidez, vibraciones…vivo…”
Juan encontró el coraje para enfrentar lo Insostenible dentro suyo. Y fue capaz
de sostenerlo, de una manera hermosa.
—“Si. Ahora sabes, sabes como encontrarte con el miedo: mirarlo
directamente a la cara, estar presente con él, permitirle moverse a través tuyo.
Y sabes que no puede lastimarte. Puede ser intenso, incómodo, aterrador, pero
no puede lastimar Lo que Tú Eres.”
—“Si. Me siento vivo. Puedo sentir todo mi cuerpo vibrando con vida. Nunca
antes me había sentido de esta manera…”
Juan había podido encontrarse con su miedo más profundo. Había podido
confrontar ese Algo que él imaginaba podía destruirlo… y en cambio, había
traído nueva vida, nueva esperanza.
Y, sin embargo, aquello que somos, observa todo esto, observa el mecanismo
de comparación y juicio, pero jamás juzgándolo, esto que somos es incapaz de
juzgarlo e incapaz de juzgar el juicio como "malo" (¡qué juicio!), descansando
silenciosamente en el fondo, con sus pies en alto en el sofá cósmico, sonriendo
en secreto mientras todo el juicio y el no-juicio humano y toda la habladuría
acerca de los juicios se despliega, mientras se establecen y se disuelven todas
las conclusiones, mientras juzgamos a otros como más o menos que nosotros,
como superiores e inferiores, y olvidamos que sólo estamos juzgando
humanamente y que no estamos recibiendo privilegios secretos por parte del
universo a través de nuestras antenas del despertar. Somos humanos,
demasiado humanos, independientemente de lo divinos que seamos.
Aquello que en verdad somos siempre está en profunda paz, más allá de las
conclusiones, y siempre gozando el juego de la humanidad en su propia
pantalla de televisión cósmica, incluyendo todos los anuncios publicitarios.
Relativamente, podríamos encontrarnos a nosotros mismos juzgando a otros,
comparándonos con otros, juzgando que estamos más "despiertos" que los
demás, juzgando a nuestro Dios o a nuestras Enseñanzas, o incluso a nosotros
mismos, como lo Sólo y lo Único y, relativamente hablando, esto podría ser algo
para tomarse en cuenta, para generarnos la curiosidad, para explorar, para
hacernos conscientes de, sin importar qué tan "despiertos" creamos estar.
¿Cómo es que nos estamos separando de los "demás", aunque no haya
"otros"? Sin embargo, en última instancia, aquello que somos permite todo
esto, acoge todo este drama abrumador en la palma de su mano, envuelve todo
en su abrazo de perdón, lo ama hasta la muerte, literalmente, así como esta
maravillosa paradoja de la existencia, lo que siempre cambia y lo que nunca
cambia para nada, toda esa danza del Amado. E incluso el instante cuando ese
juicio se disuelve..
No hay ninguna prisa. La vida no tiene ningún apuro. Sé como las estaciones. El
invierno nunca intenta convertirse en verano. La primavera no se apresura
hacia el otoño. La hierba crece a su propio ritmo.
Las elecciones que habrán de hacerse se harán, y no tienes poder de elección
en eso. Las decisiones que habrán de tomarse se tomarán, los acontecimientos
se darán, pero en este momento, tal vez, no necesitas saber las soluciones o
los resultados, o cuál sería la mejor forma de proceder. Quizás el no saber es
un invitado especial al banquete de la vida. Quizás la apertura a toda
posibilidad es un muy querido amigo. Quizás hasta la confusión podría venir a
descansar aquí.
Y después, quizás, sin ningún esfuerzo, sin lucha ni estrés, sin que haya un "tú"
involucrándose en nada, las respuestas verdaderas surjan en su propio y dulce
tiempo.
Tan sólo fuiste enseñado a pensar eso. Otros trataron de convencerte de que
no eras lo suficientemente bueno, por el simple hecho de que ellos tampoco se
han sentido lo suficientemente buenos. En tu inocencia, y sin ninguna evidencia
de lo contrario, les creíste. Así que invertiste todos esos años tratando de
arreglarte, purificarte y perfeccionarte a ti mismo. Buscaste poder, riqueza,
fama e incluso iluminación para probar que eras un "yo" valioso. Te
comparaste con otras versiones de un "yo", y siempre te sentiste o superior o
inferior, y todo eso se convirtió en algo sumamente agotador; trataste de lograr
metas inalcanzables, trataste de vivir a la altura de una imagen en la que ni tú
realmente creías anhelando siempre tu propio descanso.
Pero como podrás darte cuenta, siempre fuiste perfecto, desde un principio.
Perfecto en tu total imperfección. Tus imperfecciones, tus manías, tus
defectos, tus rarezas, tus muy singulares sabores era lo que te hacía tan
adorable, tan humano, tan real, tan fácil de identificarte. Incluso en tu
imperfección, siempre fuiste una perfecta expresión de vida, un amado hijo del
universo, una completa obra de arte, única en el mundo y digno de todas las
riquezas de la vida.
3. La Iluminación no es un Destino.
No hay un camino fijo hacia la iluminación.
Esta es una muy buena noticia. Esto significa que absolutamente nadie es la
autoridad en tu camino ―ningún maestro, ningún gurú, ningún líder religioso.
Esto significa que absolutamente nadie puede decirte cuál es el "camino"
correcto para ti. Esto significa que no puedes equivocarte, incluso si crees que
alguna vez te has equivocado. Significa que nada de lo que ha pasado puede
sacarte del camino, porque el camino es cualquier cosa que esté pasando, sin
excepción. Nada puede alejarte del milagro de la vida, o acercarte a él, ya que
el milagro está por todas partes, brillando en todo su esplendor, en forma de
cada pensamiento, sensación, imagen, sentimiento, aroma, sonido, y como el
profundo milagro del Uno que está consciente de todo.
Sal de la historia del tiempo y el espacio y del progreso hacia metas futuras y
confía en este momento sagrado. Toma cada momento. Todo momento
completamente. Este momento. Porque cualquier momento es un punto de
acceso.
En realidad, tu mundo está configurado de tal modo que nunca te sucede nada,
sino que todo sucede para ti... Todo sucede para tu despertar, para tu
crecimiento, para tu inspiración, para tu exploración. Incluso si lo olvidas, o si
en ocasiones eres incapaz de notarlo, o si te distraes o entras en la
desesperación.
Cuando no hay ningún destino fijo, no puedes perder tu destino, así que nunca
puedes perder tu camino. De este modo, nunca pasa nada en tu vida que sea
capaz de sacarte del camino. Tu camino ES lo que sucede, y lo que sucede ES
tu camino. No hay otro.
Todo es un regalo en este inquebrantable camino que llamas vida ―las risas,
las lágrimas, los momentos de gran tristeza, las experiencias de profunda
pérdida, el dolor, la confusión, los momentos en que crees que nunca lo vas a
lograr, hasta la inmensa angustia del amor― incluso si lo olvidas, si no puedes
darte cuenta de ello o si pierdes absolutamente toda la fe en este espectáculo.
Con amor,
Jeff Foster.
Govinda dijo: “Lo que tu llamas una cosa, ¿es algo real e intrínseco?, ¿no es
simplemente una ilusión de Maya, meramente imagen y apariencia? Tu piedra,
tu árbol, ¿son reales?”
¡Qué dolor de cabeza! Y para estos maestros tu "dolor de cabeza" es otra señal
de que todavía no lo "entiendes". Su enseñanza es 100% verdadera e inflexible
y brutalmente honesta — tu confusión es tu problema, una señal de tu
ignorancia. La carga de la culpa recae sobre ti.
Lo impersonal es lo personal
En mi "historia" (si, hay una historia que aparece aquí — ¿Quién puede negar
eso?) Pasé años apartando lo personal, intentando deshacerme de mi historia
personal, intentando morar en lo Absoluto, deshacerme de mi "alguien" para
convertirme en "nadie". Jeff era el enemigo y tenía que deshacerme de él. El
ser personal era el diablo, y sólo con la destrucción del diablo encontraría a
Dios. El ego era la mentira que tenía que ser destruida. O por lo menos, eso es
lo que creía en aquel momento. Había leído muchos libros sobre espiritualidad,
y había llegado a muchas conclusiones acerca de la realidad — sin darme
cuenta que mis conclusiones eran en realidad creencias personales. Los seres
humanos son criaturas asombrosas. Pensamos que hemos encontrado la
verdad objetiva, cuando en realidad sólo llegamos a permanecer en una
creencia subjetiva, y nos hemos olvidado de eso.
Pero ya sea que nadie sufría o que alguien sufría aún había sufrimiento — ¡Y el
sufrimiento es búsqueda! Todavía estaba buscando, todavía estaba en guerra
con la vida, pero afirmaba estar libre de toda búsqueda, para promover mi
identidad de "ex-buscador". ¡Era tan agotador mantener esta fachada de
iluminación!
Pero toda fachada, toda defensa, todo castillo debe derrumbarse al final.
Ninguna filosofía o sistema de creencias, sin importar cuán refinados sean,
radical o "inflexible", puede protegerte de la vida misma. La vida es la
autoridad y todos los sistemas de creencias se derrumban ante la vida
finalmente. Mi castillo de Advaita radical había sido construido sobre cimientos
muy inestables...
"No soy nadie, nada existe". Oh sí, hay una hermosa verdad en eso. Pero al
mismo tiempo, no es verdad, en absoluto — no hasta que está en equilibrio con
su opuesto, dentro del sueño. Ningún concepto podría describir a la vida,
porque la vida es anterior a los conceptos (inclusos a éstos). Los conceptos
siempre son dualistas — el mundo de los conceptos es el mundo del dos. "Ser"
y "no-ser" siempre aparecen y desaparecen juntos. "Alguien" y "nadie"
siempre surgen y desaparecen al mismo tiempo. En el sueño todo está en
perfecto equilibrio por su propio reflejo — no puedes tener uno sin el otro.
"Nada existe" está perfectamente equilibrado por "algo existe", y así
sucesivamente.
La vida misma, sin embargo, está más allá de todos estos opuestos. Está más
allá del "ser" y del "no-ser", de la "persona" y la "no-persona", del "camino" y
del "no-camino", del "tiempo" y de la "ausencia del tiempo". La vida como es,
está completamente más allá de la comprensión, de la misma manera que la ola
nunca entenderá al océano, porque ya ES el océano...
La ola y el océano
Imagina una ola en un océano. La ola se dice a sí misma. "Estoy separada del
océano". Cree y se experimenta a sí misma separadamente del océano. Cree
que nació como una entidad separada, y que algún día morirá. Tiene una
historia sobre un pasado y un futuro, puede hablar de sus experiencias
pasadas, sus éxitos y fracasos, sus logros, sus esperanzas, arrepentimientos y
miedos. Y en un millón de maneras diferentes se pasa su vida buscando
―buscando amor, buscando aprobación, buscando iluminación espiritual― y lo
que realmente está buscando, por supuesto, es el océano. Y aun así, la ola ya
es una perfecta expresión del océano — lo fue desde el principio. El océano en
realidad se expresa a sí mismo en la forma de las todas las olas aparentemente
distintas. Uno, expresándose como muchos — aunque en realidad, los
"muchos" no están separados del "uno".
La cuestión es, la ola sólo aparenta existir, sólo parece existir — en realidad, no
hay una ola separada. La ola literalmente ex-siste (sobresale) del océano —
pero en realidad, no hay una ola separada que sobresalga. Y así, parece que
tenemos una paradoja — una ola parece existir (sobresalir), y de hecho no
existe (porque, ¿cómo puede algo sobresalir del océano cuando el océano es
todo lo que hay? ¿Cómo puede el océano sobresalir de sí mismo?). Tenemos la
paradoja de lo impersonal apareciendo como lo personal. La ola es al mismo
tiempo personal e impersonal. Existe y no existe. Parece estar separada (la
historia) y a la vez no está separada del océano, de la vida.
Sólo la ola habla. El océano permanece en silencio — no tiene nada que decir.
No "existe", porque no "sobresale" — no se puede separar a sí mismo de sí
mismo de ninguna manera.
En fin, ¡todo esto es maravilloso! Significa que nadie tiene las respuestas.
Significa que cuando se trata del océano, ninguna de las olas puede ser la
autoridad. Significa que ninguna de las olas del océano puede trascender el
océano — porque sólo son expresiones del océano. Una ola que afirma haber
trascendido o haber ido más allá del océano, es todavía sólo una ola, realizando
ciertas afirmaciones. Incluso el maestro Advaita más radical es una ola. Nadie
ha "alcanzado" lo impersonal, o "ha ido más allá" de lo personal porque la ola
no puede ir más allá de sí misma. Todas las olas son iguales en esencia — son
agua.
Sí, es algo engañoso. ¡Por eso tienes que tener mucho cuidado cuando hablas
de la no-dualidad! Como sabes, el buscador quiere ser alimentado. Una vez que
el buscador se aferra a un concepto ―"no hay yo, no hay mundo, no hay
sufrimiento", etc.― entonces si no se ve con absoluta claridad lo que esas
palabras están señalando, el buscador realmente utilizará esas palabras para
profundizar en la búsqueda y la identificación. Así que, por ejemplo, si no hay
libre albedrío, y si no hay elección, y si no hay otros, y si no hay nadie sufriendo,
entonces "puedo hacer lo que quiera. Puedo salir y matar a alguien y no
importa, porque sólo hay Unidad — no importa porque no hay elección". Aquí
es cuando la no-dualidad se convierte en otro sistema de creencias, en otra
religión, en otra forma de separación.
Sí, todo el mundo es libre, realmente libre, gracias a Dios, de usar cualquier
palabra que quiera usar, para hablar de sus experiencias humanas de la
manera que sientan correcta, honesta y verdadera para ellos, a contar su
historia. Las historias están permitidas — todas las experiencias humanas
están permitidas. Y por supuesto, las reuniones y los retiros no tratan de
consentir esas historias o "repararlas", pero tampoco tratan de negar o
rechazar esas historias.