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Asignatura : Antropología
Casi universalmente ahora el familiar paradigma paródico reza así: “yo tengo una filosofía
social; tú tienes opiniones políticas; el tiene una ideología”
El proceso histórico por el cual el concepto de ideología vino a formar del concepto según
Mannheim; al darse cuenta de que el pensamiento sociopolítico no procede de una reflexión “está
siempre vinculado con la situación existente en la vida del pensador”, parecía contaminar ese
pensamiento con la vulgar lucha por adquirir ventajas sobre la cual pretendía elevarse. La cuestión
importante es establecer si esta absorción en su propio referente destruyo su utilidad científicamente
en general.
Y cuando todo lo demás fracasa siempre es posible señalar una vez más que la sociología es
una ciencia joven, que ha sido tan recientemente fundada que todavía no tuvo tiempo de llegar a los
niveles de solidez institucional necesarios para sustentar sus pretensiones de libertad de
investigación en terrenos delicados. Es la posibilidad de que una buena parte del problema esté en
la falta de un refinamiento conceptual dentro de la ciencia social misma, de que la resistencia de la
ideología el análisis sociológico es tan grande porque dichos análisis son en realidad
fundamentalmente inadecuados, pues el marco teórico que emplean es notoriamente incompleto.
En efecto así es: que las ciencias sociales no han desarrollado todavía una concepción no
evaluativa de la ideología; que este defecto se debe menos a indisciplina metodológica que a
tosquedad teórica; que esta falta de efectividad se manifiesta principalmente al tratar la ideología
como una entidad en sí misma, como un sistema ordenado de símbolo culturales en lugar de
discernir sus contextos sociales y psicológicos (con respecto a los cuales nuestro aparato analítico
es mucho más refinado), y que la posibilidad de escapar a la paradoja de Mannhein está por eso en
el perfeccionamiento de un aparato conceptual capaz de tratar más efectivamente la significación.
Que la concepción de la ideología hoy imperante en las ciencias sociales es una concepción
enteramente evaluativa (es decir descriptiva) es un hecho bastante demostrado: “El estudio de la
ideología) versa sobe un modo de pensamiento que esta entregado a su propio curso”, como
menciona Werner Stark; “El pensamiento ideológico… es sospechoso, dudoso, algo que deberíamos
superar y expulsar de nuestra mente”.
El discípulo de Mannheim, Stark sostiene que todas las formas de pensamiento están
socialmente condicionadas por su naturaleza, pero que la ideología presenta además la desdichada
condición de estar psicológicamente “deformada” (“torcida”, “contaminada”, “falsificada”,
“anublada”, “desfigurada”) por la presión de emociones personales como el odio, el deseo, la
ansiedad o el miedo. La sociología del conocimiento trata del elemento social en la búsqueda y
percepción de la verdad, y de su inevitable confinamiento en una u otra perspectiva existencial.
Esto es elemental, pero el mismo confinamiento del referente del término “ideología” a una
forma de radical depravación intelectual también aparece en contextos en los que los argumentos
políticos y científicos son muchos más refinados e infinitamente más penetrantes.
Las discusiones de ideas sociopolíticas que se acusan ab initio a causa de las palabras
mismas que se emplean para designar dichas ideas, como por ejemplo la palabra deformada o
alguno peor, incurren en una petición de principio. Desde luego, también es posible que el término
“ideología” quede sencillamente eliminado de todo el discurso científico y sea abandonado a su
suerte polémica, como ocurrió efectivamente con el término “superstición”. Pero como por el
momento no parece haber nada que lo reemplace y como está por lo menos parcialmente
establecido en el léxico técnico de las ciencias sociales, parece más aconsejable hacer un esfuerzo
para clarificarlo.
¿Qué es ideología?
El mundo social del hombre del siglo XIX se volvió altamente problemático. Se necesitaba
establecer el papel del individuo en la sociedad, su relación con el Estado, el papel del Estado en la
economía, los límites del poder público, las relaciones entre las clases sociales, etc.; y para hacerlo
no se contaba con ningún conocimiento confiable. Había, efectivamente, tratados de política,
economía, derecho, etc., pero carentes de método de conocimiento apropiado y no resolvían los
problemas que se presentaban al hombre.
Según el texto, podemos mencionar que hay dos posiciones principales en el estudio de los
determinantes sociales de la ideología.
La idea de la acción social es una lucha para alcanzar el poder que conduce a una mala
concepción de la ideología, al descuidar las funciones sociales más amplias pero menos dramáticas.
La imagen de un campo de batalla que sería la sociedad vista en un choque de intereses disfrazados
como un choque de principios.
La comunidad de percepción ideológica puede unir a los hombres, pero también puede
suministrarles un vocabulario que les permita explorar más exquisitamente las diferencias que los
separan. El choque de los ideólogos puede llevar un problema social a la tensión pública, pero
también puede cargarlo con una pasión tal que haga imposible tratarlo racionalmente