A través de los años el concepto de desarrollo ha ido adquiriendo diferentes

interpretaciones debido a la importancia y extensión que éste contiene. Pero sin duda se
pueden abstraer de manera general dos palabras claves: calidad de vida y
fortalecimiento económico, es decir que el verdadero desarrollo se da cuando el
individuo sin importar su clase social tiene las herramientas adecuadas para desempeñar
sus capacidades laborales, creativas e intelectuales. La persona se siente segura en su
ambiente, con altos estándares de salud y de educación.

El Estado logra propiciar políticas al beneficio de todos los ciudadanos. Pero en la

mayoría de los casos tal pareciera que el desarrollo es un “privilegio” creado para unos
pocos, América Latina uno de los mayores ejemplos donde se ven marcadas las
diferencias económicas entre las diferentes clases sociales y con datos de pobreza
abrumadores. En contrapunto se encuentra El Reino de Noruega, con un coeficiente
Gini de 0,226, país europeo con la economía más métrica del mundo, donde el Estado
crea políticas en favor de toda su población, fomentando dentro de su fuerte sistema
fiscal la distribución de los recursos de la manera más transparente posible. Tal
pareciera que los líderes y los habitantes de este país nórdico han logrado comprender el
verdadero significado de desarrollo y armonizar sus actuaciones e intereses de manera
colectiva para elevar su calidad de vida.

Ante las dos realidades presentadas anteriormente -que son drásticamente diferenciadas-
se exalta el tema central sobre el desarrollo: el explicar porque algunos países son
pobres y desiguales; y otros ricos y distributivos.

Es de vital importancia el referirse a los países del primer bloque, que son la mayoría,
los “Estados pobres”, que en el plano exterior han sido el conejillo de indias de las
políticas dictadas por Instituciones Financieras Internacionales, que han sido un
completo fracaso, lejos de brindar beneficios han aumentado la deuda y la pobreza; a
esto se lo suman los problemas internos cuya base se resume en dos conceptos:
corrupción y debilidad institucional, que crean el ambiente propicio para que la
delincuencia crezca, los sistemas de salud se mantengan estancados y la educación no
de un salto cualitativo que le permita competir con los estándares internacionales.

En la actualidad el desarrollo ya no se resume solo en la acumulación de capital, sino

que se le suma la actuación de las instituciones nacionales e internacionales que tienen
como misión encausar beneficios hacia el individuo en general.