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(Zacarías 1:1-21) “En el octavo mes del

segundo año de Darío la palabra de Jehová le


ocurrió a Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el
profeta, y dijo: 2 “Jehová se indignó contra los
padres de ustedes... muchísimo. 3 ”Y tienes que
decirles: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los
ejércitos: “‘Vuelvan a mí —es la expresión de
Jehová de los ejércitos—, y yo volveré a ustedes’,
ha dicho Jehová de los ejércitos”’. 4 ”‘No se hagan
como sus padres a quienes los profetas anteriores
llamaron, diciendo: “Esto es lo que ha dicho
Jehová de los ejércitos: ‘Vuélvanse, por favor, de
sus malos caminos y de sus malos tratos’”.’ ”‘Pero
ellos no escucharon, y no me prestaron atención’,
es la expresión de Jehová. 5 ”‘En cuanto a los
padres de ustedes, ¿dónde están? Y en cuanto a
los profetas, ¿fue hasta tiempo indefinido hasta
cuando continuaron viviendo? 6 No obstante, en
lo que respecta a mis palabras y mis
disposiciones reglamentarias que mandé a mis
siervos, los profetas, ¿no alcanzaron estas a los
padres de ustedes?’ De modo que ellos volvieron
y dijeron: ‘Según lo que Jehová de los ejércitos
tuvo pensado hacernos, según nuestros caminos
y según nuestros tratos, así ha hecho con
nosotros’”. 7 En el día veinticuatro del mes
undécimo, es decir, el mes de Sebat, en el año
segundo de Darío, la palabra de Jehová le ocurrió
a Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta,
y dijo: 8 “Vi [en] la noche, y, ¡mira!, un hombre
montado en un caballo rojo, y estaba parado
entre los mirtos que había en el lugar hondo; y
detrás de él había caballos rojos, de rojo
brillante, y blancos”. 9 Así que dije: “¿Quiénes
son estos, mi señor?”. Ante aquello, el ángel que
hablaba conmigo me dijo: “Yo mismo te mostraré
quiénes son estos mismos”. 10 Entonces el
hombre que estaba parado entre los mirtos
respondió y dijo: “Estos son aquellos a quienes
Jehová ha enviado para que anden por la tierra”.
11 Y ellos procedieron a responder al ángel de

Jehová que estaba parado entre los mirtos, y a


decir: “Hemos andado por la tierra, y, ¡mira!, la
tierra entera está sentada en quietud y no tiene
disturbio”. 12 De modo que el ángel de Jehová
respondió y dijo: “Oh Jehová de los ejércitos,
¿hasta cuándo no mostrarás tú mismo
misericordia a Jerusalén y a las ciudades de
Judá, a las cuales has denunciado estos setenta
años?”. 13 Y Jehová procedió a responder al ángel
que hablaba conmigo, con palabras buenas,
palabras consoladoras; 14 y el ángel que hablaba
conmigo pasó a decirme: “Clama, y di: ‘Esto es lo
que ha dicho Jehová de los ejércitos: “He estado
celoso por Jerusalén y por Sión con gran celo.
15 Con gran indignación me siento indignado

contra las naciones que están en desahogo;


porque yo, por mi parte, me sentí indignado
hasta solo un grado pequeño, pero ellas, por su
parte, ayudaron hacia la calamidad”’. 16 ”Por lo
tanto, esto es lo que ha dicho Jehová:
‘“Ciertamente volveré a Jerusalén con
misericordias. Mi propia casa será construida en
ella —es la expresión de Jehová de los ejércitos—
y un cordel de medir mismo será extendido sobre
Jerusalén”’. 17 ”Clama más, y di: ‘Esto es lo que
ha dicho Jehová de los ejércitos: “Mis ciudades
todavía rebosarán de lo bueno; y Jehová
ciertamente todavía sentirá pesar en cuanto a
Sión y todavía realmente escogerá a Jerusalén”’”.
18 Y procedí a levantar los ojos y ver; y, ¡mire!,

había cuatro cuernos. 19 Así que dije al ángel que


hablaba conmigo: “¿Qué son estos?”. A su vez me
dijo: “Estos son los cuernos que dispersaron a
Judá, Israel y Jerusalén”. 20 Además, Jehová me
mostró cuatro artífices. 21 Ante eso dije: “¿Qué
vienen a hacer estos?”. Y él pasó a decir: “Estos
son los cuernos que dispersaron a Judá hasta tal
grado que ninguno en absoluto levantó su
cabeza; y estos otros vendrán para ponerlos a
temblar, para echar abajo los cuernos de las
naciones que alzan un cuerno contra la tierra de
Judá, con el fin de dispersarla”.”

(Zacarías 2:1-13) “Y procedí a levantar los ojos


y ver; y, ¡mire!, había un hombre, y en su mano
una soga de medir. 2 De modo que dije:
“¿Adónde vas?”. A su vez me dijo: “A medir a
Jerusalén, para ver a cuánto llega su anchura y a
cuánto llega su longitud”. 3 Y, ¡mire!, el ángel que
estaba hablando conmigo salía, y había otro
ángel que salía a su encuentro. 4 Entonces él le
dijo: “Corre, habla al joven que está allí, y dile:
‘“Como campo abierto rural Jerusalén será
habitada, debido a la multitud de hombres y
animales domésticos en medio de ella. 5 Y yo
mismo llegaré a ser para ella —es la expresión de
Jehová— un muro de fuego todo en derredor, y
una gloria es lo que llegaré a ser en medio de
ella”’”. 6 “¡Oigan! ¡Oigan! Huyan, entonces, de la
tierra del norte”, es la expresión de Jehová.
“Porque en la dirección de los cuatro vientos de
los cielos los he dispersado a ustedes”, es la
expresión de Jehová. 7 “¡Oye, Sión! Escapa, tú
que moras con la hija de Babilonia. 8 Porque esto
es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos:
‘Siguiendo tras de [la] gloria él me ha enviado a
las naciones que los despojaban con violencia;
porque el que los toca a ustedes está tocando el
globo de mi ojo. 9 Porque, miren, voy a agitar mi
mano contra ellos, y tendrán que llegar a ser
despojo para sus esclavos’. Y ustedes ciertamente
sabrán que Jehová de los ejércitos mismo me ha
enviado. 10 ”Grita con fuerza y regocíjate, oh hija
de Sión; porque aquí vengo, y ciertamente
residiré en medio de ti —es la expresión de
Jehová—. 11 Y muchas naciones ciertamente se
unirán a Jehová en aquel día, y realmente
llegarán a ser mi pueblo; y ciertamente residiré
en medio de ti.” Y tendrás que saber que Jehová
de los ejércitos mismo me ha enviado a ti. 12 Y
Jehová ciertamente tomará posesión de Judá
como su porción sobre el suelo santo, y
todavía tiene que escoger a Jerusalén. 13 Guarde
silencio, toda carne, delante de Jehová, porque él
se ha despertado desde su santa morada.”

(Zacarías 3:1-10) “Y procedió a mostrarme a


Josué el sumo sacerdote de pie delante del ángel
de Jehová, y a Satanás de pie a su derecha para
presentarle resistencia. 2 Entonces [el ángel de]
Jehová dijo a Satanás: “¡Jehová te reprenda, oh
Satanás, sí, Jehová te reprenda, el que escoge a
Jerusalén! ¿No es este un leño arrebatado del
fuego?”. 3 Ahora bien, en cuanto a Josué, sucedió
que estaba vestido con prendas de vestir sucias y
estaba de pie delante del ángel. 4 Entonces este
respondió y dijo a los que estaban de pie delante
de él: “Remuevan de sobre él las prendas de
vestir sucias”. Y pasó a decirle: “Ve, he hecho que
tu error pase de sobre ti, y hay un vestirte con
vestidos de ceremonia”. 5 Ante aquello, dije: “Que
le pongan un turbante limpio sobre la cabeza”. Y
procedieron a ponerle el turbante limpio sobre la
cabeza y a vestirlo con prendas de vestir; y el
ángel de Jehová estaba de pie allí cerca. 6 Y el
ángel de Jehová empezó a dar testimonio a
Josué, y dijo: 7 “Esto es lo que ha dicho Jehová de
los ejércitos: ‘Si es en mis caminos en los que
andas, y si es mi obligación la que guardas,
entonces también serás tú quien haya de juzgar
mi casa y también guardar mis patios; y
ciertamente te daré acceso libre entre estos que
están de pie allí cerca’. 8 ”‘¡Oye, por favor, oh
Josué el sumo sacerdote, tú y tus compañeros
que se sientan delante de ti, porque son hombres
[que sirven] de portentos presagiosos; porque,
miren, voy a introducir a mi siervo Brote!
9 Porque, ¡mira!, ¡la piedra que he puesto delante

de Josué! Sobre esta piedra única hay siete ojos.


Aquí voy a grabar su grabado —es la expresión de
Jehová de los ejércitos—, y ciertamente quitaré el
error de aquella tierra en un solo día.’ 10 ”‘En
aquel día —es la expresión de Jehová de los
ejércitos— se llamarán, cada uno al otro,
mientras [estén] debajo de [la] vid y mientras
[estén] debajo de [la] higuera’”.”

(Zacarías 4:1-14) “Y el ángel que hablaba


conmigo procedió a regresar y despertarme,
como a hombre a quien se despierta de su sueño.
2 Entonces me dijo: “¿Qué ves?”. Así que dije:

“He visto, y, ¡mira!, hay un candelabro, todo de


oro, con un tazón encima. Y sus siete lámparas
están encima, aun siete; y las lámparas que están
encima de él tienen siete tubos. 3 Y hay dos olivos
junto a él, uno al lado derecho del tazón y uno a
su lado izquierdo”. 4 Entonces respondí y dije al
ángel que hablaba conmigo, diciendo: “¿Qué
significan estas [cosas], mi señor?”. 5 De modo
que el ángel que hablaba conmigo respondió y
me dijo: “¿No sabes realmente lo que estas cosas
significan?”. A mi vez dije: “No, mi señor”. 6 De
consiguiente, respondió y me dijo: “Esta es la
palabra de Jehová a Zorobabel, y dice: ‘“No por
una fuerza militar, ni por poder, sino por mi
espíritu”, ha dicho Jehová de los ejércitos.
7 ¿Quién eres tú, oh gran montaña? Delante de

Zorobabel [llegarás a ser] una tierra llana. Y él


ciertamente sacará la piedra de remate. Habrá
gritos a ella: “¡Qué encantadora! ¡Qué
encantadora!”’”. 8 Y la palabra de Jehová
continuó ocurriéndome, y dijo: 9 “Las mismas
manos de Zorobabel han colocado el fundamento
de esta casa, y sus propias manos [la]
terminarán. Y tendrás que saber que Jehová de
los ejércitos mismo me ha enviado a ustedes.
10 Porque, ¿quién ha despreciado el día de las

cosas pequeñas? Y ciertamente se regocijarán, y


verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos
siete son los ojos de Jehová. Discurren por toda
la tierra”. 11 Y procedí a responder y decirle:
“¿Qué significan estos dos olivos, al lado derecho
del candelabro y a su lado izquierdo?”.
12 Entonces respondí por segunda vez y le dije:

“¿Qué son los dos manojos de ramitas de los


olivos que, mediante los dos tubos de oro,
derraman desde su interior el [líquido] dorado?”.
13 De modo que me dijo: “¿No sabes, realmente,

lo que estas [cosas] significan?”. A mi vez dije:


“No, mi señor”. 14 De consiguiente dijo: “Estos
son los dos ungidos que están de pie al lado del
Señor de toda la tierra”.”

(Zacarías 5:1-11) “Entonces levanté los ojos de


nuevo y vi; y, ¡mire!, un rollo que volaba. 2 Así
que me dijo: “¿Qué ves?”. A mi vez dije: “Veo un
rollo que vuela, y tiene una longitud de veinte
codos, y tiene una anchura de diez codos”.
3 Entonces me dijo: “Esta es la maldición que

sale sobre la superficie de toda la tierra, porque


todo el que hurta, según lo de este lado, ha
quedado libre de castigo; y todo el que hace un
firme juramento, según lo de aquel lado, ha
quedado libre de castigo. 4 ‘He hecho que salga —
es la expresión de Jehová de los ejércitos—, y
tiene que entrar en la casa del ladrón y en la casa
del que presta firme juramento falsamente en mi
nombre; y tiene que alojarse en medio de su casa
y exterminarlos a ella y sus maderos y sus
piedras’”. 5 Entonces el ángel que hablaba
conmigo salió y me dijo: “Levanta los ojos, por
favor, y ve qué es esto que sale”. 6 De modo que
dije: “¿Qué es?”. A su vez, él dijo: “Esto es la
medida de efá que sale”. Y pasó a decir: “Este es
el aspecto de ellos en toda la tierra”. 7 Y, ¡mire!,
la tapa circular de plomo fue alzada; y esto es
cierta mujer sentada en medio del efá. 8 Así que
él dijo: “Esta es la Iniquidad”. Y procedió a
arrojarla [de vuelta] en medio del efá, después de
lo cual arrojó la pesa de plomo sobre la boca de
este. 9 Entonces levanté los ojos y vi, y, pues aquí
venían saliendo dos mujeres, y había viento en
sus alas. Y tenían alas como las alas de la
cigüeña. Y gradualmente levantaron el efá entre
la tierra y los cielos. 10 De modo que dije al ángel
que hablaba conmigo: “¿Adónde llevan el efá?”.
11 A su vez, él me dijo: “Para construirle una casa

en la tierra de Sinar; y tiene que ser establecida


firmemente, y tiene que ser depositada allí sobre
su debido lugar”.”

(Zacarías 6:1-15) “Entonces levanté los ojos de


nuevo y vi; y, ¡mire!, había cuatro carros que
salían de entre dos montañas, y las montañas
eran montañas de cobre. 2 En el primer carro
había caballos rojos; y en el segundo carro,
caballos negros. 3 Y en el tercer carro había
caballos blancos; y en el cuarto carro, caballos
manchados, abigarrados. 4 Y procedí a responder
y decir al ángel que hablaba conmigo: “¿Qué son
estos, mi señor?”. 5 Así que el ángel respondió y
me dijo: “Estos son los cuatro espíritus de los
cielos que salen después de haber tomado su
puesto delante del Señor de toda la tierra. 6 En
cuanto a aquel en que están los caballos negros,
salen hacia la tierra del norte; y en cuanto a los
blancos, tienen que salir hacia detrás del mar; y
en cuanto a los manchados, tienen que salir hacia
la tierra del sur. 7 Y en cuanto a los abigarrados,
tienen que salir y seguir buscando [dónde] ir,
para andar por la tierra”. Entonces dijo: “Vayan,
anden por la tierra”. Y empezaron a andar por la
tierra. 8 Y él procedió a gritarme y hablarme, y
dijo: “Mira, los que salen hacia la tierra del norte
son los que han hecho que el espíritu de Jehová
descanse en la tierra del norte”. 9 Y la palabra de
Jehová continuó ocurriéndome, y dijo: 10 “Que
haya un tomar algo del pueblo desterrado, [aun]
de Heldai y de Tobiya y de Jedayá; y tú mismo
tienes que ir en aquel día, y tienes que entrar en
la casa de Josías hijo de Sofonías [con estos] que
han venido de Babilonia. 11 Y tienes que tomar
plata y oro y hacer una magnífica corona y
poner[la] sobre la cabeza de Josué hijo de
Jehozadaq el sumo sacerdote. 12 Y tienes que
decirle: ”‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los
ejércitos: “Aquí está el hombre cuyo nombre es
Brote. Y de su propio lugar brotará, y
ciertamente edificará el templo de Jehová. 13 Y él
mismo edificará el templo de Jehová, y él, por su
parte, llevará [la] dignidad; y tiene que sentarse y
gobernar en su trono, y tiene que llegar a ser
sacerdote sobre su trono, y el consejo mismo de
la paz resultará estar entre ambos. 14 Y la
magnífica corona misma llegará a pertenecer a
Hélem y a Tobiya y a Jedayá y a Hen hijo de
Sofonías como memoria en el templo de Jehová.
15 Y los que están lejos vendrán y realmente
edificarán en el templo de Jehová”. Y ustedes
tendrán que saber que Jehová de los ejércitos
mismo me ha enviado a ustedes. Y tiene que
ocurrir... si ustedes sin falta escuchan la voz de
Jehová su Dios’”.”

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