ocurrió a Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta, y dijo: 2 “Jehová se indignó contra los padres de ustedes... muchísimo. 3 ”Y tienes que decirles: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “‘Vuelvan a mí —es la expresión de Jehová de los ejércitos—, y yo volveré a ustedes’, ha dicho Jehová de los ejércitos”’. 4 ”‘No se hagan como sus padres a quienes los profetas anteriores llamaron, diciendo: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Vuélvanse, por favor, de sus malos caminos y de sus malos tratos’”.’ ”‘Pero ellos no escucharon, y no me prestaron atención’, es la expresión de Jehová. 5 ”‘En cuanto a los padres de ustedes, ¿dónde están? Y en cuanto a los profetas, ¿fue hasta tiempo indefinido hasta cuando continuaron viviendo? 6 No obstante, en lo que respecta a mis palabras y mis disposiciones reglamentarias que mandé a mis siervos, los profetas, ¿no alcanzaron estas a los padres de ustedes?’ De modo que ellos volvieron y dijeron: ‘Según lo que Jehová de los ejércitos tuvo pensado hacernos, según nuestros caminos y según nuestros tratos, así ha hecho con nosotros’”. 7 En el día veinticuatro del mes undécimo, es decir, el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, la palabra de Jehová le ocurrió a Zacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta, y dijo: 8 “Vi [en] la noche, y, ¡mira!, un hombre montado en un caballo rojo, y estaba parado entre los mirtos que había en el lugar hondo; y detrás de él había caballos rojos, de rojo brillante, y blancos”. 9 Así que dije: “¿Quiénes son estos, mi señor?”. Ante aquello, el ángel que hablaba conmigo me dijo: “Yo mismo te mostraré quiénes son estos mismos”. 10 Entonces el hombre que estaba parado entre los mirtos respondió y dijo: “Estos son aquellos a quienes Jehová ha enviado para que anden por la tierra”. 11 Y ellos procedieron a responder al ángel de
Jehová que estaba parado entre los mirtos, y a
decir: “Hemos andado por la tierra, y, ¡mira!, la tierra entera está sentada en quietud y no tiene disturbio”. 12 De modo que el ángel de Jehová respondió y dijo: “Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no mostrarás tú mismo misericordia a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a las cuales has denunciado estos setenta años?”. 13 Y Jehová procedió a responder al ángel que hablaba conmigo, con palabras buenas, palabras consoladoras; 14 y el ángel que hablaba conmigo pasó a decirme: “Clama, y di: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “He estado celoso por Jerusalén y por Sión con gran celo. 15 Con gran indignación me siento indignado
contra las naciones que están en desahogo;
porque yo, por mi parte, me sentí indignado hasta solo un grado pequeño, pero ellas, por su parte, ayudaron hacia la calamidad”’. 16 ”Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘“Ciertamente volveré a Jerusalén con misericordias. Mi propia casa será construida en ella —es la expresión de Jehová de los ejércitos— y un cordel de medir mismo será extendido sobre Jerusalén”’. 17 ”Clama más, y di: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “Mis ciudades todavía rebosarán de lo bueno; y Jehová ciertamente todavía sentirá pesar en cuanto a Sión y todavía realmente escogerá a Jerusalén”’”. 18 Y procedí a levantar los ojos y ver; y, ¡mire!,
había cuatro cuernos. 19 Así que dije al ángel que
hablaba conmigo: “¿Qué son estos?”. A su vez me dijo: “Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, Israel y Jerusalén”. 20 Además, Jehová me mostró cuatro artífices. 21 Ante eso dije: “¿Qué vienen a hacer estos?”. Y él pasó a decir: “Estos son los cuernos que dispersaron a Judá hasta tal grado que ninguno en absoluto levantó su cabeza; y estos otros vendrán para ponerlos a temblar, para echar abajo los cuernos de las naciones que alzan un cuerno contra la tierra de Judá, con el fin de dispersarla”.”
(Zacarías 2:1-13) “Y procedí a levantar los ojos
y ver; y, ¡mire!, había un hombre, y en su mano una soga de medir. 2 De modo que dije: “¿Adónde vas?”. A su vez me dijo: “A medir a Jerusalén, para ver a cuánto llega su anchura y a cuánto llega su longitud”. 3 Y, ¡mire!, el ángel que estaba hablando conmigo salía, y había otro ángel que salía a su encuentro. 4 Entonces él le dijo: “Corre, habla al joven que está allí, y dile: ‘“Como campo abierto rural Jerusalén será habitada, debido a la multitud de hombres y animales domésticos en medio de ella. 5 Y yo mismo llegaré a ser para ella —es la expresión de Jehová— un muro de fuego todo en derredor, y una gloria es lo que llegaré a ser en medio de ella”’”. 6 “¡Oigan! ¡Oigan! Huyan, entonces, de la tierra del norte”, es la expresión de Jehová. “Porque en la dirección de los cuatro vientos de los cielos los he dispersado a ustedes”, es la expresión de Jehová. 7 “¡Oye, Sión! Escapa, tú que moras con la hija de Babilonia. 8 Porque esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Siguiendo tras de [la] gloria él me ha enviado a las naciones que los despojaban con violencia; porque el que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo. 9 Porque, miren, voy a agitar mi mano contra ellos, y tendrán que llegar a ser despojo para sus esclavos’. Y ustedes ciertamente sabrán que Jehová de los ejércitos mismo me ha enviado. 10 ”Grita con fuerza y regocíjate, oh hija de Sión; porque aquí vengo, y ciertamente residiré en medio de ti —es la expresión de Jehová—. 11 Y muchas naciones ciertamente se unirán a Jehová en aquel día, y realmente llegarán a ser mi pueblo; y ciertamente residiré en medio de ti.” Y tendrás que saber que Jehová de los ejércitos mismo me ha enviado a ti. 12 Y Jehová ciertamente tomará posesión de Judá como su porción sobre el suelo santo, y todavía tiene que escoger a Jerusalén. 13 Guarde silencio, toda carne, delante de Jehová, porque él se ha despertado desde su santa morada.”
(Zacarías 3:1-10) “Y procedió a mostrarme a
Josué el sumo sacerdote de pie delante del ángel de Jehová, y a Satanás de pie a su derecha para presentarle resistencia. 2 Entonces [el ángel de] Jehová dijo a Satanás: “¡Jehová te reprenda, oh Satanás, sí, Jehová te reprenda, el que escoge a Jerusalén! ¿No es este un leño arrebatado del fuego?”. 3 Ahora bien, en cuanto a Josué, sucedió que estaba vestido con prendas de vestir sucias y estaba de pie delante del ángel. 4 Entonces este respondió y dijo a los que estaban de pie delante de él: “Remuevan de sobre él las prendas de vestir sucias”. Y pasó a decirle: “Ve, he hecho que tu error pase de sobre ti, y hay un vestirte con vestidos de ceremonia”. 5 Ante aquello, dije: “Que le pongan un turbante limpio sobre la cabeza”. Y procedieron a ponerle el turbante limpio sobre la cabeza y a vestirlo con prendas de vestir; y el ángel de Jehová estaba de pie allí cerca. 6 Y el ángel de Jehová empezó a dar testimonio a Josué, y dijo: 7 “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Si es en mis caminos en los que andas, y si es mi obligación la que guardas, entonces también serás tú quien haya de juzgar mi casa y también guardar mis patios; y ciertamente te daré acceso libre entre estos que están de pie allí cerca’. 8 ”‘¡Oye, por favor, oh Josué el sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan delante de ti, porque son hombres [que sirven] de portentos presagiosos; porque, miren, voy a introducir a mi siervo Brote! 9 Porque, ¡mira!, ¡la piedra que he puesto delante
de Josué! Sobre esta piedra única hay siete ojos.
Aquí voy a grabar su grabado —es la expresión de Jehová de los ejércitos—, y ciertamente quitaré el error de aquella tierra en un solo día.’ 10 ”‘En aquel día —es la expresión de Jehová de los ejércitos— se llamarán, cada uno al otro, mientras [estén] debajo de [la] vid y mientras [estén] debajo de [la] higuera’”.”
(Zacarías 4:1-14) “Y el ángel que hablaba
conmigo procedió a regresar y despertarme, como a hombre a quien se despierta de su sueño. 2 Entonces me dijo: “¿Qué ves?”. Así que dije:
“He visto, y, ¡mira!, hay un candelabro, todo de
oro, con un tazón encima. Y sus siete lámparas están encima, aun siete; y las lámparas que están encima de él tienen siete tubos. 3 Y hay dos olivos junto a él, uno al lado derecho del tazón y uno a su lado izquierdo”. 4 Entonces respondí y dije al ángel que hablaba conmigo, diciendo: “¿Qué significan estas [cosas], mi señor?”. 5 De modo que el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: “¿No sabes realmente lo que estas cosas significan?”. A mi vez dije: “No, mi señor”. 6 De consiguiente, respondió y me dijo: “Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, y dice: ‘“No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu”, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran montaña? Delante de
Zorobabel [llegarás a ser] una tierra llana. Y él
ciertamente sacará la piedra de remate. Habrá gritos a ella: “¡Qué encantadora! ¡Qué encantadora!”’”. 8 Y la palabra de Jehová continuó ocurriéndome, y dijo: 9 “Las mismas manos de Zorobabel han colocado el fundamento de esta casa, y sus propias manos [la] terminarán. Y tendrás que saber que Jehová de los ejércitos mismo me ha enviado a ustedes. 10 Porque, ¿quién ha despreciado el día de las
cosas pequeñas? Y ciertamente se regocijarán, y
verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová. Discurren por toda la tierra”. 11 Y procedí a responder y decirle: “¿Qué significan estos dos olivos, al lado derecho del candelabro y a su lado izquierdo?”. 12 Entonces respondí por segunda vez y le dije:
“¿Qué son los dos manojos de ramitas de los
olivos que, mediante los dos tubos de oro, derraman desde su interior el [líquido] dorado?”. 13 De modo que me dijo: “¿No sabes, realmente,
lo que estas [cosas] significan?”. A mi vez dije:
“No, mi señor”. 14 De consiguiente dijo: “Estos son los dos ungidos que están de pie al lado del Señor de toda la tierra”.”
(Zacarías 5:1-11) “Entonces levanté los ojos de
nuevo y vi; y, ¡mire!, un rollo que volaba. 2 Así que me dijo: “¿Qué ves?”. A mi vez dije: “Veo un rollo que vuela, y tiene una longitud de veinte codos, y tiene una anchura de diez codos”. 3 Entonces me dijo: “Esta es la maldición que
sale sobre la superficie de toda la tierra, porque
todo el que hurta, según lo de este lado, ha quedado libre de castigo; y todo el que hace un firme juramento, según lo de aquel lado, ha quedado libre de castigo. 4 ‘He hecho que salga — es la expresión de Jehová de los ejércitos—, y tiene que entrar en la casa del ladrón y en la casa del que presta firme juramento falsamente en mi nombre; y tiene que alojarse en medio de su casa y exterminarlos a ella y sus maderos y sus piedras’”. 5 Entonces el ángel que hablaba conmigo salió y me dijo: “Levanta los ojos, por favor, y ve qué es esto que sale”. 6 De modo que dije: “¿Qué es?”. A su vez, él dijo: “Esto es la medida de efá que sale”. Y pasó a decir: “Este es el aspecto de ellos en toda la tierra”. 7 Y, ¡mire!, la tapa circular de plomo fue alzada; y esto es cierta mujer sentada en medio del efá. 8 Así que él dijo: “Esta es la Iniquidad”. Y procedió a arrojarla [de vuelta] en medio del efá, después de lo cual arrojó la pesa de plomo sobre la boca de este. 9 Entonces levanté los ojos y vi, y, pues aquí venían saliendo dos mujeres, y había viento en sus alas. Y tenían alas como las alas de la cigüeña. Y gradualmente levantaron el efá entre la tierra y los cielos. 10 De modo que dije al ángel que hablaba conmigo: “¿Adónde llevan el efá?”. 11 A su vez, él me dijo: “Para construirle una casa
en la tierra de Sinar; y tiene que ser establecida
firmemente, y tiene que ser depositada allí sobre su debido lugar”.”
(Zacarías 6:1-15) “Entonces levanté los ojos de
nuevo y vi; y, ¡mire!, había cuatro carros que salían de entre dos montañas, y las montañas eran montañas de cobre. 2 En el primer carro había caballos rojos; y en el segundo carro, caballos negros. 3 Y en el tercer carro había caballos blancos; y en el cuarto carro, caballos manchados, abigarrados. 4 Y procedí a responder y decir al ángel que hablaba conmigo: “¿Qué son estos, mi señor?”. 5 Así que el ángel respondió y me dijo: “Estos son los cuatro espíritus de los cielos que salen después de haber tomado su puesto delante del Señor de toda la tierra. 6 En cuanto a aquel en que están los caballos negros, salen hacia la tierra del norte; y en cuanto a los blancos, tienen que salir hacia detrás del mar; y en cuanto a los manchados, tienen que salir hacia la tierra del sur. 7 Y en cuanto a los abigarrados, tienen que salir y seguir buscando [dónde] ir, para andar por la tierra”. Entonces dijo: “Vayan, anden por la tierra”. Y empezaron a andar por la tierra. 8 Y él procedió a gritarme y hablarme, y dijo: “Mira, los que salen hacia la tierra del norte son los que han hecho que el espíritu de Jehová descanse en la tierra del norte”. 9 Y la palabra de Jehová continuó ocurriéndome, y dijo: 10 “Que haya un tomar algo del pueblo desterrado, [aun] de Heldai y de Tobiya y de Jedayá; y tú mismo tienes que ir en aquel día, y tienes que entrar en la casa de Josías hijo de Sofonías [con estos] que han venido de Babilonia. 11 Y tienes que tomar plata y oro y hacer una magnífica corona y poner[la] sobre la cabeza de Josué hijo de Jehozadaq el sumo sacerdote. 12 Y tienes que decirle: ”‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “Aquí está el hombre cuyo nombre es Brote. Y de su propio lugar brotará, y ciertamente edificará el templo de Jehová. 13 Y él mismo edificará el templo de Jehová, y él, por su parte, llevará [la] dignidad; y tiene que sentarse y gobernar en su trono, y tiene que llegar a ser sacerdote sobre su trono, y el consejo mismo de la paz resultará estar entre ambos. 14 Y la magnífica corona misma llegará a pertenecer a Hélem y a Tobiya y a Jedayá y a Hen hijo de Sofonías como memoria en el templo de Jehová. 15 Y los que están lejos vendrán y realmente edificarán en el templo de Jehová”. Y ustedes tendrán que saber que Jehová de los ejércitos mismo me ha enviado a ustedes. Y tiene que ocurrir... si ustedes sin falta escuchan la voz de Jehová su Dios’”.”