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https://vidacotidianitica.blogspot.com/2011/08/la-otra-cara-del-che-guevara-la-
lucha.html
Ernesto "Che" Guevara ha sido siempre visto con benevolencia y hasta con misticismo
por muchas personas debido a la lucha de la cual formó parte en Cuba, pero mucha
gente olvida la estela de sangre que dejó a su paso.
Guevara, a inicios de la revolución cubana, fue cabeza visible de muchos de los juicios
de los cuales, más de 500 personas fueron fusiladas.
La gente puede olvidar y perdonar, pero la historia no lo hace, solo basta revisarla para
ver quien es quien, y Guevara no fue lo que muchos piensan.
El pez por la boca muere, famoso dicho que calza con exactitud algunas actitudes de
las personas. Al respecto, iniciaremos con algunas frases dichas por el guerrillero
Ernesto "Che" Guevara.
Con respecto al campesino, Guevara dijo que no importa cuán pequeño o pobre sea, no
importa cuánto haya ayudado a la revolución y peleado por ella, si llega a generar
capitalismo, debe ser "eliminado".
Para el Che, ese capitalismo era simplemente el defender el pedazo de tierra que los
pobres campesinos tenían para vivir, el cual era colectivizado para la Cuba socialista.
Nuestros soldados tiene que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un
enemigo brutal".
Se decía mucho en esos tiempos que Guevara era un tipo muy frio, de cabeza muy ágil
pero a la vez analítica, pero en casos extremos, actuaba con mucha dureza y tomaba
decisiones muy en contra de los derechos humanos.
Esta faceta se hizo evidente el 17 de febrero de 1957, cuando descubrieron que uno de
los guerrilleros, Eutimio Guerra, era un traidor que había brindado al enemigo la
situación del grupo, lo que permitió al ejército bombardear su posición en el pico Caracas
y luego emboscarlos en los Altos de Espinosa, poniéndolos al borde de la derrota
definitiva.
Fidel Castro decidió entonces que sería fusilado por traición, pero sin indicar quienes lo
ejecutarían.
Ante la indecisión general fue el Che Guevara quien lo ejecutó disparándole un tiro en
la cabeza, demostrando una frialdad y dureza frente a los crímenes en tiempos de
guerra que lo harían famoso.
En Santa Clara el Che Guevara dio la orden de fusilar al jefe de policía, Cornelio Rojas,
entre otros detenidos.
El coronel Joaquín Casillas, quien había sido condenado en 1948 por asesinar al
sindicalista Jesús Menéndez y luego dejado en libertad, fue detenido y también resultó
muerto.
Ernesto Guevara también tomó parte del grupo compuesto por Antonio Núñez Jiménez,
Pedro Miret, Alfredo Guevara, Vilma Espín, Oscar Pino Santos y Segundo Ceballos, que
operaba desde los inicios de la revolución en el máximo secreto, a espaldas del gobierno
excluyendo Fidel Castro.
Este grupo se reunía todas las noches en la casa que habitó Guevara en Tarará, un
balneario cercano a La Habana.
El grupo funcionaba bajo la supervisión de Fidel Castro y tenía como fin elaborar y definir
leyes claves, como la de reforma agraria y creación del INRA, actuando como un
verdadero gobierno paralelo.
Una de la primeras decisiones del nuevo gobierno, fueron los juicios revolucionarios
como parte del proceso conocido como Comisión Depuradora contra personas
consideradas criminales de guerra o muy asociadas con el régimen de Batista, y más
adelante nuevos opositores como el Comandante del Segundo Frente Nacional del
Escambray, Jesús Carreras Zayas, acusado de apoyar una rebelión en 1960.
Entre enero y abril de 1959, alrededor de mil fueron denunciados y juzgados por medio
de juicios sumarísimos de los cuales 550 fueron fusilados.
"Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos
expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y
seguiremos fusilando mientras sea necesario.
Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una
batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla
perdida hoy en Cuba".
Para tal fin Guevara estableció un sistema judicial con tribunales de primera instancia y
un tribunal de apelación bajo su presidencia, que desarrollaron su actuación en
audiencias públicas, con fiscales acusadores, abogados defensores y testigos.
La otra cara
En La Habana, el Che fue nombrado jefe del campamento militar de La Cabaña. Este
antiguo cuartel, era utilizado como prisión desde tiempos en que Cuba era colonia de
España.
Más que una guarnición militar, era conocido como una prisión. Cuando fue construido
en el siglo XVIII, tenía un gran valor estratégico defensivo. En el siglo XX, era más un
monumento histórico que una plaza de importancia militar.
El Che, no los había condenado a prisión o muerte. Se limitaba a cumplir las órdenes
sin protestas, excusas y orgullo. Un miembro de su columna, de origen estadounidense,
conocido por el nombre de Herman, actuaba como jefe de uno los pelotones de
fusilamientos.
Este individuo usaba un revólver a la forma de los "cowboys" del Oeste estadounidense,
y era el encargado de dar el tiro de gracia. Herman, gustaba de hacer girar el arma,
macabramente, en su dedo índice y soplar el cañón del revólver después del disparo.
Se refería a la Cabaña, "como su coto de caza" o "su campo privado de tiro".
Varias personas que visitaron la oficina del Che, en La Cabaña, desde donde se veía el
lugar de las ejecuciones, fueron invitadas por éste, para que lo acompañaran a
presenciar las mismas desde su ventana.
Semanas antes del desembarco de Bahía de Cochinos, fue sorprendido, con otros
conspiradores en una reunión clandestina.
Hubo un encuentro a balazos con la policía secreta de Castro y Sorí Marín cayó mal
herido. Inmediata condena de muerte en La Cabaña, Sorí Marín no podía sostenerse en
pie por sus heridas.
Fue virtualmente acarreado al lugar de la ejecución, lo amarraron a un poste y lo
ejecutaron. Al Che no se le puede discutir su valentía en el campo de batalla, ni su
crueldad terminada la lucha.
Muchos estiman que más de dos mil personas fueron ejecutadas en La Cabaña. Acepto
el más conservador de este cálculo y llevo el número a la mitad: 1000 personas.
Cuando el Che fue nombrado Presidente del Banco Nacional de Cuba, circulaba un
chiste que a él le gustaba repetir. "Fidel reunió a sus íntimos colaboradores y dijo que
necesitaba un economista para dirigir el Banco Nacional de Cuba, y preguntó si había
un economista en el grupo.
En una ocasión dijo a un funcionario que miró con sorpresa y atención las botas del Che
sobre el escritorio.
"¿Qué miras, que no tengo calcetines? Tampoco uso ropa interior". Desconozco si lo
expresado por el Che era cierto o no. Posiblemente, era una forma teatral de tratar a
sus visitantes.
En la práctica, las decisiones del Banco Nacional, eran hechas por dos serios
economistas del partido comunista cubano: Regino Boti y el profesor Carlos Rafael
Rodríguez. Personas capacitadas, respetuosas y muy conservadoras al vestir y hablar.
Lo que muchos vieron como el colmo de la arrogancia fue que Guevara firmó los billetes
de Banco de Cuba con su alias: "Che".
No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es
sí es necesario fusilarlo. Nada más. Debe dársele siempre al reo la posibilidad de hacer
sus descargos antes de fusilarlo.
Y esto quiere decir, entiéndeme bien, que debe siempre fusilarse al reo, sin importar
cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no
consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y debemos
empezar por las garantías procesales mismas.”
Napoleón Vilaboa, miembro del Movimiento 26 de Julio y asesor del Che en La Cabaña,
relata la ejecución de José Castaño Quevedo, director del Buró de Represión de
Actividades Comunistas (BRAC), contra el cual no pesaban acusaciones criminales y al
que llevo a la oficina del Che: “Mientras daba vueltas alrededor de su mesa y de la silla
donde estaba el militar, Che sacó la pistola 45 y lo mató allí mismo con dos balazos en
la cabeza.”
Escalofriante relato del ex preso político Pierre San Martín, testigo presencial del
asesinato a sangre fría de un niño entre 12 y 14 años de edad llevado a cabo por el Che
Guevara en la fortaleza de la Cabaña en 1959: “…el crujiente sonido de la puerta de
hierro se abrió, al mismo tiempo que lanzaban a una persona más al ya aglomerado
calabozo….
Cerca del paredón donde se fusilaba, con las manos en la cintura, caminaba de un lado
al otro el abominable Che Guevara.
Caminando por detrás del muchacho, le respondió el Che: "con que sois un pibe
valiente"...Desenfundando su pistola le dio un tiro en la nuca que casi le cercenó el
cuello.”
Ajusticiamientos
Durante los tres primeros meses de la revolución cubana tuvieron lugar 568 ejecuciones
por fusilamiento. Incluso el New York Times lo admite, según la periodista de dicho diario
Hart Phillips, unos "400 en los dos primeros meses".
El periodista Tetlon del London Daily Telegraph escribe lo siguiente, "en ocasiones
funcionaban cuatro tribunales simultáneamente, sin abogados ni testigos de descargos,
llegando a juzgarse, contemplando la pena capital, hasta 80 personas en juicios
colectivos".
Jorge Castañeda en su biografía sobre Guevara, menciona que el fallecido padre Iñaki
de Aspiazu, un vasco católico simpatizante de la revolución, habló de 700 víctimas. Luis
Ortega escribe en su libro “Yo soy el Che” que Guevara envió a 1,897 hombres al pelotón
de fusilamiento.
En su libro "Che Guevara: una Biografía," Daniel James escribe que el Che admitió
haber ordenado "varios miles" de ejecuciones durante los primeros años del régimen
castrista.
Félix Rodríguez, un exagente de la CIA, que participo en la captura del Che en Bolivia,
le contó a Vargas Llosa que se enfrentó al Che tras su captura recriminándole las "más
o menos 2,000" ejecuciones de las que fue responsable a lo largo de su vida. "Me dijo
que eran todos agentes de la CIA y no discutió la cifra."
Homofóbico
El Che tuvo un rol principal en el establecimiento del primer campo de trabajos forzados
en la península de Guanahacabibes en el oeste de Cuba, que se puso en marcha a
finales de 1960, para confinar personas que no habían cometido delito sujeto a castigo
por la ley, revolucionario o de otro tipo.
Intransigente y cruel
La conducta intransigente y cruel que siempre mostró Ernesto Guevara durante su vida,
chocó en ocasiones con su actitud un tanto vacilante y flojona durante determinada
confrontación personal en que su pellejo corría peligro.
Así fue cuando provocó que Sotús se le insubordinara, y Carrera lo retara a duelo. El
Che se redujo a la mínima expresión.
El, en cambio, decide rendirse y no morir peleando como cuadra a un héroe, al tratar de
convencer a sus captores diciéndoles que valía más vivo que muerto.
El Guevara traidor
Mario Vargas Llosa, en un artículo sobre Ernesto Guevara, dice: "Un ser que de histórico
pasa a ser mítico no es juzgado con criterios racionales sino mediante actos de fe y de
ilusión. Es el caso de Che”.
El periodista cubano en el exilio José Ignacio Rasco dice que la relación entre Castro y
el Che es la misma que él presenció en Cuba: "Me consta del miedo que sentía ante
Fidel Castro.
Cuando fui a Palacio para protestar del cierre de la Universidad de Villanueva -por la ley
11- presencié la escena donde Castro lo trataba con altanería implacable y como él,
tímidamente, se le sometía. Castro lo enviaba a expediciones, como la del Congo o la
de Bolivia, para alejarlo del poder y hacerlo fracasar.
Fue su primera esposa, Hilda Gadea, la que le contagió el virus marxista, más achinado
que soviético, siempre sediento de sangre ante su altar de paredón en La Cabaña.
Era sádico en su conducta con sus víctimas y los familiares de ellas, gozaba
divirtiéndose con la tragedia ajena de esposas e hijos de presos políticos o fusilados con
burlas hirientes y sangrientas".
La ironía de la foto
La famosa fotografía de Guevara fue tomada por el fotógrafo cubano Alberto Korda el 5
de marzo de 1960.
El editor italiano Gian Giacomo Feltrinelli la descubrió en uno de sus viajes a La Habana.
Alberto Korda se la obsequio.
Tras la muerte de Guevara, Feltrinelli -al fin empresario- imprimió millones de carteles.
La foto recorrió el mundo y fue el símbolo de los movimientos juveniles del 68 y
posteriormente de toda la izquierda así como de grupos delictivos.
Pero las ganancias fueron para Feltrinelli, ni Korda ni Cuba obtuvieron beneficios.
Feltrinelli -quien murió a principios de los años setenta, obtuvo algo más de 5 millones
de dólares por la venta de carteles del Che.
Es la ironía de alguien que luchó contra el capitalismo pero al final su imagen se hizo
parte del sistema que deseaba erradicar
Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es
verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se
repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la revolución cubana
en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, y de tu pueblo, que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro,
de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba,
sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez
y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros
momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus
cualidades de conductor y de revolucionario.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de
haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y
apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo
hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de
separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor; aquí dejo lo más puro de mis
esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo
que me admitió como su hijo: eso lacera una parte de mi espíritu.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane
de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento,
será para este pueblo y especialmente para ti.
Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo y que trataré de ser fiel hasta
las últimas consecuencias de mis actos.
Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena; me alegro que así sea.
Que no pido nada para ellos, pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo pero siento que son
innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena
emborronar cuartillas. Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte!
Che