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1. Introducción
2. Ciclo vital de la familia
2.1. Principales etapas
2.2. Importancia del ciclo vital en la terapia
3. Características relacionales en las diferentes etapas del ciclo vital
3.1. Relaciones en la familia nuclear
3.2. Relaciones con las familias de origen
3.3. Socialización de la familia. Intervención de otros sistemas
4. Transiciones familiares a lo largo del ciclo vital
4.1. Transición y crisis
4.2. Organización y mitologías familiares
4.3. Rituales familiares y de transición
5. Cambio individual y desarrollo familiar
5.1. La individuación como proceso familiar
5.2. Ciclo vital individual vs. familiar
6. Ciclo vital y estresores externos
6.1. Impacto de la enfermedad o pérdida
6.2. Impacto de factores sociales, laborales, migratorios
7. Ciclo vital como instrumento terapéutico
1. Introducción
A lo largo del anterior tema, se han introducido los diferentes conceptos que nos
ayudan a analizar y comprender los sistemas familiares; haciendo referencia a su
estructura y organización.
Dando un paso más, en este tema vamos a introducir la dimensión histórica en los
sistemas familiares. Y es que la perspectiva del ciclo vital nos va a ayudar a
comprender cuáles son los cambios que se producen en las familias, teniendo en
cuenta su evolución como sistema.
La idea básica que subyace a la noción del ciclo vital familiar es que todas las familias
recorren un proceso de desarrollo y experimentan cambios a lo largo del tiempo. Si
observamos detenidamente a las familias, vemos cómo estos cambios presentan unas
determinadas regularidades; es decir, se ajustan a un patrón previsible que se puede
describir en términos de etapas, fases, periodos, transiciones o crisis.
Así, podemos decir que el paso de una fase a otra supone algo más que un cambio
cuantitativo. Evolucionar a una nueva etapa exige siempre una verdadera
transformación del sistema familiar; implica un replanteamiento del contrato
relacional básico, donde se redefinen las relaciones.
Cada familia además tiene una realidad diferente, y la influencia de los cambios
culturales hacen que coexistan diferentes modelos de ciclo vital familiar. Por
supuesto, los profesionales que trabajamos con familias hemos de ser tolerantes hacia
las diversas formas de vivir, y al mismo tiempo tener una perspectiva evolutiva de
las familias que nos sirva como guía para reconocer las etapas críticas.
Los criterios utilizados para la división de las etapas del ciclo vital familiar pueden
ser diversos. Pero tal vez el criterio que con mayor frecuencia se ha utilizado es el
que se refiere a los cambios en el tamaño de la composición familiar. Este criterio se
basa en las adicciones o pérdidas de miembros de la familia. En este sentido, la etapa
de matrimonio sin hijos o la etapa de vejez –que presentaremos a continuación- son
las únicas que permanecen estables, mientras que las etapas de procreación son de
expansión de la familia, y las etapas de emancipación corresponden a una
contracción de la familia. Existen otros criterios, como son la composición por
edades, los cambios laborales o los cambios en la posición de rol. En general, todos
ellos se basan en la edad cronológica del hijo mayor.
Las etapas que clásicamente han sido consideradas como las básicas para describir el
ciclo vital familiar han sido seis, siendo Haley el autor que más ha trabajado este
concepto desde la terapia familiar. Pasamos a presentarlas a continuación:
• Nacimiento del primer hijo. Corresponde al periodo en que la pareja debe dar
cabida y lugar a un nuevo miembro en la familia a la vez que inicia su parentalidad
• Familia con hijos en edad escolar. Es la etapa de crianza, en la que además del
primer hijo tiene lugar el nacimiento de los hermanos
• Familia con hijos adolescentes. En esta nueva etapa, los hijos inician el proceso
de desvinculación familiar
• Familia con hijos adultos jóvenes. Es la etapa en que los hijos logran su
autonomía personal y profesional y abandonan el núcleo familiar
• Retiro de la vida activa o vejez. En esta etapa los hijos ya tienen su propia
familia nuclear y los padres pasan a ser abuelos
CONSTRUCCIÓN DE LA PAREJA:
(Desarrollo Fetal)
• Definición de la relación. Pertenencia
ADOLESCENCIA: ADOLESCENCIA:
Aunque el primer clínico que introdujo en su trabajo el concepto de ciclo vital fue
Solomon, la primera descripción en términos de terapia familiar de debe a Scherz
(1971). Ambos autores ya describieron tareas familiares recurrentes y universales que
se distribuyen a lo largo de las etapas del desarrollo.
Pero Haley (1973) es probablemente quien mejor resume la postura clásica en cuanto
a la relación entre problemas clínicos y ciclo vital. De hecho, una frase con la que
resumir sus aportaciones podría ser “El síntoma es una señal de que la familia tiene
dificultades para superar una etapa del ciclo familiar”. Por tanto, una forma de dar
sentido a los problemas que las familias presentan es entenderlos en términos de
“atasco evolutivo”.
Por otra parte, Pittman señala que las crisis de desarrollo exigen que la familia
modifique su estructura para adaptarse a ellas. En su opinión, los problemas surgen
tanto cuando la familia trata de evitar la crisis en vez de adaptarse a ella como
cuando parte de la familia trata de apresurar la crisis.
En cualquier caso, todos estos autores defienden que el atasco evolutivo genera y
mantiene el problema; pero a su vez el problema mantiene el atasco evolutivo.
Pero aunque esta propuesta sea atractiva, tampoco podemos hacer un análisis
reduccionista y decir que todo problema clínico tiene su origen en un atasco
evolutivo. Existen otros eventos estresantes que sumados a los anteriores precipitan
disfunciones. Sin embargo, siempre es importante contextualizar los problemas en el
ciclo vital familiar, porque interactúan y se influyen mutuamente.
Conocer el momento de desarrollo que vive la familia nos permite hacer hipótesis
sobre posibles dificultades, disfunciones, etc.; así como entender de forma amplia las
variables que intervienen en cada etapa que vive la familia. Además, también nos
permite tener en cuenta los periodos de crisis, relacionados con las transiciones de
una etapa a otra.
En el último punto del artículo continuaremos con este tema, analizando cómo el
ciclo vital familiar puede ser utilizado como instrumento terapéutico.
3. Características relacionales en las diferentes etapas del
ciclo vital
En este tercer punto analizaremos cuáles son las características de las relaciones que
se dan en cada una de las etapas del ciclo vital familiar. Para ello, hemos divido tres
tipos de relaciones: (1) las que se dan entre los miembros de la familia nuclear, (2) las
que se dan con los miembros de la familia de origen y (3) las que se dan con otras
personas en general. Empezamos con las primeras.
• Cuando nace el primer hijo, la familia se enfrenta a una nueva posición de rol,
que es la parentalidad, y por tanto a las tareas en las que el cuidado del hijo pasa a
ser lo prioritario. Con el nacimiento del niño, la pareja pasa de ser dos personas a
configurar un triángulo; lo que pone en cuestión la intimidad de la pareja y sus
relaciones conyugales. De esta manera, vemos cómo la llegada de un nuevo miembro
a la familia conlleva una desestabilización de las reglas y roles acordados en un
primer momento.
• La etapa posterior nacen más hijos y se inicia y lleva a cabo la escolaridad. Es una
etapa básicamente de crianza y de dedicación a las tareas parentales. Suele coincidir
además con la etapa de crecimiento profesional y personal de los padres. Esta
coincidencia de tareas individuales y familiares puede ser un factor a tener en cuenta
en los momentos de dificultad.
• Cuando los hijos ya son autónomos y los padres dejan la vida activa, los padres
deben transitar ese cambio fundamental en la vida al que se llama “ser abuelos”.
Deben aprender cómo llegar a ser buenos abuelos, elaborar reglas a fin de participar
en la vida de sus hijos, y arreglárselas para funcionar solos en su propio hogar. Con
el tiempo se va poniendo en cuestión la necesidad de dependencia y cuidados, y se
va haciendo frente a la vejez y a la idea de muerte. A menudo, en este periodo tienen
que enfrentar la pérdida de su propio cónyuge y el dolor consiguiente.
Pero no sólo cambian las relaciones en el seno de la familia nuclear al lo largo de las
etapas del ciclo vital familiar. Las relaciones con las respectivas familias de origen
también van a tener su propia evolución. Veamos algunas características de cada una
de las etapas
• Cuando nacen los hijos, en las familias de origen aparecen nuevos roles –padre,
madre, abuelos, tíos, primos, etc.-. Una adecuada formación y mantenimiento de
estos roles va a ser una nueva tarea evolutiva. En muchas ocasiones, a lo largo de
esta etapa del ciclo vital las familias de origen ejercen de soporte a los nuevos padres.
De nuevo, hay que volver a poner en cuestión los límites entre ambos sistemas.
• El rol de las familias de origen cambia cuando estos abuelos entran en la etapa de
vejez. Si requieren de cuidados y se incrementa su dependencia respecto de sus hijos,
vemos cómo se invierten los roles. Será pues necesario encontrar nuevas pautas de
funcionamiento.
Un tercer ámbito relacionado con los cambios en las relaciones a lo largo del ciclo
vital familiar se refiere a los contactos con otros sistemas: amigos, trabajo, vecindario,
escuela de los hijos, etc. Y es que en todo el proceso, y a lo largo de toda la vida van
apareciendo otros sistemas que también pasan a formar parte de la vida familiar y
que intervienen de una forma u otra en la misma.
Como hemos visto en temas anteriores, la familia es un sistema abierto. Está inmersa
y se relaciona con otros sistemas que la influyen y a los que influye. Pero aunque
existan numerosos ámbitos implicados en la socialización de la familia, son las
relaciones con los amigos y con la familia extensa las que suelen ser las más
significativas para la familia, dado que se dan a lo largo de todo el ciclo vital.
Los otros sistemas influyen más o menos según la etapa del ciclo. Por ejemplo, el
contexto laboral pasa a ser prioritario y muy importante en las primeras etapas del
ciclo vital familiar, dado que es cuando el crecimiento profesional y económico se
pone de manifiesto. Pero sigue manteniendo su importancia durante la vida activa
de los padres.
La escuela se convierte en un elemento esencial durante buena parte del ciclo vital.
Ejerce una potente influencia en los padres en cuanto a su rol parental; pero también
ejerce una gran influencia en los hijos, dado que se convierte en un referente
educativo y socializador.
El momento de transición de una etapa del ciclo vital familiar a otra es un momento
de crisis, en el cual los miembros de la familia tienen la clara percepción de que las
reglas con que se venían manejando ya no sirven; pero aún no han surgido de ellos
otras nuevas que las reemplacen.
Los momentos de mayor riesgo aparecen por tanto en los periodos de transición de
una etapa a otra, ya que en ellos la familia debe afrontar nuevas tareas y nuevos
desafíos que impone la transición, generándose una crisis en el status quo de la
familia que necesariamente debe superarse.
Recapitulando lo visto hasta ahora, podemos afirmar a la hora de intervenir con las
familias, va a ser importante valorar y tener en cuenta los periodos de transición de
etapa. Las dificultades de adaptación a las diferentes etapas dependerán de (a) los
desafíos que se planteen a lo largo de las etapas; (b) los aspectos no resueltos en
etapas anteriores y (c) de los aspectos no resueltos en anteriores generaciones. Habrá
que analizar tolos ellos a la hora de evaluar posibles crisis en la familia.
Pero las mitologías familiares no han de ser estáticas. Por el contrario, en estos
periodos de transición, lo que debe negociarse es precisamente ese gran paquete
formado por el sistema de creencias compartido y las reglas que lo mantienen,
unidos ambos términos en un proceso de retroalimentación continua. Por ello, en
épocas de crisis los cambios en el funcionamiento y en la organización de la familia
han de suponer el primer paso para cambios más importantes. Así, no sólo se han de
reelaborar las reglas del sistema en la búsqueda de alternativas; también los valores y
las creencias deben reelaborarse.
Para finalizar, de todo lo dicho en este punto, podemos deducir que una familia
funcional es aquella cuyas reglas y sistemas de creencias son lo suficientemente
flexibles como para que su funcionalidad no se vea lesionada en el pasaje. Son
familias capaces de acomodarse a las nuevas situaciones evolutivas a través de la
negociación y el establecimiento de nuevas reglas, que sean satisfactorias para cada
uno de sus miembros.
Los rituales son una forma de dramatizar la mitología familiar. Son una
comunicación simbólica, versiones condensadas de la vida familiar; y su práctica deja
patente los roles, delinea las fronteras y define las reglas familiares. Por todo ello,
vemos cómo los rituales son acontecimientos muy importantes en la vida familiar,
que contribuyen en la estabilidad de la familia, y que afirman sus creencias
compartidas.
Pero los rituales no son sólo importantes en la rutina familiar. En los periodos de
transición, la puesta en marcha de rituales ayuda también a la familia a realizar los
cambios necesarios en sus reglas y funcionamiento.
• Rituales de ciclo vital. Esta categoría engloba los ritos de pasaje, es decir los
acontecimientos, rituales, que marcan las transiciones de una etapa del ciclo vital a
otra, como bodas, bautizos, funerales, etc.
Vemos por ejemplo que la familia tiene un rol muy importante en el proceso de
formación de la identidad de uno de sus miembros así como en la forma que tiene
y/o tendrá de percibirse a sí mismo. Por ejemplo, las expectativas que tengan de él
los demás miembros de la familia, los roles que le asignen y las creencias que
compartan van a ser ingredientes básicos en la elaboración de su identidad.
De estas palabras se deduce que cuando un hijo llega a la edad adulta y debe
desvincularse de la familia, no estarán en juego únicamente sus recursos
individuales, sino que toda la familia participará en este proceso –unas veces
facilitándolo y otras dificultándolo-. Los padres y hermanos deben de adaptarse a la
nueva identidad y respetarla y las pautas relacionales deben de modificarse. Con el
tiempo, cada vez tendrán a adquirir formas de igual a igual.
Fases del ciclo vital familiar Fases del ciclo vital individual Actividades evolutivas
II. Familia con hijos pequeños Edad adulta inicial 1. Adaptación a una nueva persona
(hijo mayor, 0-30 meses) 2. Adaptación a un nuevo papel
(paternidad o maternidad)
30 años; transición 3. Conservar la relación de pareja
III. Familia con niños en edad preescolar Vida adulta joven: acomodación 1. Hacer sitio para el nuevo ser
(hijo mayor, 21/2-6 años) (individuación del niño)
2. Hacer sitio para la sexualidad
(identidad sexual del niño)
3. Afrontar la insuficiente energía y
privacidad (por parte de la pareja)
IV. Familias con hijos en edad escolar Inicio de la transición a la edad 1. Establecer nuevos límites
(hijo mayor, 6-13 años) media 2. Establecer nuevas responsabilidades
VI. Dispersión de la familia Edad media de la vida 1. Marcha del primer hijo (y de los
(hijo mayor, 18+ años) demás)
2. Negociar de nuevo la relación de la
pareja
VII. Pareja anciana o nueva pareja Edad adulta avanzada 1. Afrontar la jubilación
2. Afrontar la edad (límites de salud)
3. Redefinición de la relación de pareja
Modificado de: roberts L. The familiy life cycle in medical practice. En Crouch MA y Roberts L (eds.). The Family in Medical Practice: A Family
Systems Primer. Nueva York, Springer-Verlag, 1987.
Hasta el momento, hemos visto las transiciones previsibles en nuestra cultura por las
que discurre una familia a lo largo de su ciclo vital. Sin embargo, algunas familias
sufren situaciones imprevisibles y que afectan hasta tal punto al ciclo vital familiar,
que se pueden considerar como transiciones hacia otras etapas.
Un ejemplo de ello pueden ser los cambios generados por la enfermedad grave o la
pérdida de uno de los miembros familiares. En estas situaciones aparecen nuevos
retos y nuevos momentos de crisis que requieren de evaluaciones específicas.
La aparición de una enfermedad grave, que pueda conllevar la muerte de uno de los
miembros de la familia, podrá tener diferentes consecuencias dependiendo del
momento del ciclo vital en que ésta se encuentre y de cuál de sus miembros sea el
afectado. Por ejemplo, una familia que pierda uno de los padres en la etapa de
crianza deberá enfrentar serios problemas relacionados tanto con el cuidado de los
hijos como con cuestiones económicas. Si la pérdida en cambio se da en un momento
en que los hijos son adultos jóvenes, las cuestiones de cuidado ya no son prioritarias
y en cambio la emancipación del joven adulto puede verse dificultada. En resumen,
podemos decir que dependiendo del momento del ciclo vital en el que se encuentre
la familia, la perdida de uno de sus miembros puede afectar de muy diversas
maneras.
Otros factores que de forma externa afectan a la familia son los relacionados con
cuestiones intrínsecas a la misma.
Como característica común, podemos decir que todas estas cuestiones externas a la
familia plantean nuevos retos que requieren de reorganizarciones profundas y de
cambios importantes. Suponen nuevos procesos de transición que se añaden a los ya
previsibles del ciclo vital familiar vitos anteriormente.
7. Ciclo vital como instrumento terapéutico
Para concluir este tema, podemos decir que el esquema del ciclo vital familiar se ha
convertido en un concepto esencial y en un instrumento útil para los profesionales
que trabajan desde un enfoque sistémico. Y es que una de sus características es su
aplicabilidad desde todas las posiciones teóricas.
De hecho, todos los grandes modelos sistémicos lo han incorporado de una u otra
forma. Para todos ellos representa una variable más a tener en cuenta en el momento
de realizar una hipótesis. Es un factor que nos permite contextualizar a la familia a la
vez que evaluar las situaciones que nos describen.
Por otra parte, puesto que cada fase del ciclo vital aparece unida a ciertos riesgos y a
ciertas oportunidades, el situar correctamente el momento evolutivo de la familia
permite conocer a priori, de una forma aproximada, cuáles pueden ser las
debilidades y los recursos de la familia en ese momento.
Para finalizar este tema, simplemente nos gustaría comentar que disponer de un
modelo coherente del ciclo vital familiar puede en un momento dado hacer un
diagnóstico diferencial entre lo que puede ser el estrés familiar normal asociado a un
cambio evolutivo, y lo que constituye un “verdadero” problema clínico.
Bibliografía