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PRESENTACION
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2
FILIAL SICUANI
TEMA:
CICLO : VII
SICUANI – PERU
SEMESTRE 2018. I
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Los Estados Generales son la asamblea constituida por los tres estamentos u órdenes
reconocidos por el Antiguo Régimen: la Nobleza, el Clero y el denominado “Tercer
Estado”4
.En la segunda etapa evolutiva del Consejo del Estado Francés, evolución que debe
mencionarse fue más por cuestiones históricas que por motivos jurídicos, comienza con
la adjudicación a este órgano, de una justicia delegada, la cual consistía en la
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derecho público que hoy es conocido como Derecho Administrativo. Los artículos a los
que hacemos referencias son: Artículos. 3, 16, 21, 27, 28, 89, 90, 92, 115, 124, 126,
127,128 y 1347 Mediante estos artículos se concibió un esquema de administración
Pública distribuido en cinco ámbitos distintos: Federal, del Distrito Federal, de los
Territorios Federales, Estatal y Municipal. La administración Pública se diseñó bajo dos
tipos de unidades administrativas: la Secretaría de Estado y el Departamento
Administrativo. Más tarde mediante las reformas se incorporaron el esquema de la
descentralización administrativa y la empresa de participación estatal. Como podemos
observar, es esta Constitución la que sienta las bases para la creación y desarrollo del
Derecho Administrativo, puesto que hasta la actualidad las figuras creadas desde 1917,
siguen prevaleciendo sólo que con las respectivas adecuaciones para su correcta
inserción en el mundo jurídico moderno.
1.2 Mexico
siglo XIX y a principios del XX, a efectuar intervenciones económicas muy alejadas del
pensamiento vallartino, tales como la importación de maíz por cuenta del gobierno para
venderse por abajo del costo, así como la nacionalización de los ferrocarriles. Bulnes
relata que el presidente Díaz le confió una vez: “Los mexicanos están contentos con
tener la decoración de las instituciones, mejor que las instituciones sin decoración.”
Con excepción del libro editado por Don Trejo Lerdo de Tejada, intitulado, Derecho
Administrativo Mexicano en 1911, las primeras décadas del siglo XX, no presenciaron
ningún desarrollo en la doctrina administrativista mexicana, época por demás, plena de
inestabilidad política y social en México
tranvías, telégrafos, teléfonos, agua potable, abasto de luz y fuerza motriz) debían ser
poseídas y administradas por los gobiernos municipales, local o federal. Se puede
apreciar un propósito político del constituyente de 1917 de fortalecer al Poder Ejecutivo
frente al Poder Legislativo, un fortalecimiento que se había comenzado a plantear
desde el periodo de gobierno del Presidente Lerdo de Tejada, en la Constitución de
1917 se conservaron las funciones tradicionales del control del Poder Judicial sobre el
Poder ejecutivo, que es acaso uno de los datos salientes de la evolución del derecho
administrativo. No obstante lo anteriormente señalado, la realidad llevo a la necesidad
de expedir la Ley de Justicia Fiscal de 1936, en donde acogiéndose al pensamiento de
Ignacio Mariscal, quien sostenía, que sin el apoyo de una Ley reglamentaria, no era
posible la creación de organismos especializados que conocieran de asuntos
contenciosos administrativos.
CAPITULO II
El Gobierno Nacional a través del Decreto 3622 de 2005, aglutinó las políticas de
desarrollo administrativo contempladas en el artículo 17 de la Ley 489 de 1998, en
cinco (5) grandes POLÍTICAS que contienen los elementos indispensables en el
proceso de mejoramiento institucional de los sectores de la Administración Pública y
son las siguientes:
Sin embargo, la Política del Talento Humano Estatal puede ser adoptada en su
totalidad por todos los sectores administrativos de la Rama Ejecutiva del Poder Público,
tanto del orden nacional como territorial, teniendo en cuenta el campo de aplicación de
la Ley 909 de 2004 y su Decreto Reglamentario No. 1227 de 2005.
Establece las normas fundamentales por las que se regirá la participación democrática
de las organizaciones civiles señalando que la regulación de estos mecanismos no
impedirá el desarrollo de otras formas de participación ciudadana en la vida política,
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CONCLUSIONES FINALES
CAPITULO III
Esta distinción tradicional de la doctrina gala tiene sus antecedentes a fines del
siglo XIX, tomando como base los procedimientos específicos utilizados por los
operadores jurídicos ante el Consejo de Estado. Así, a partir de los denominados
"recurso de plena jurisdicción" y "recurso por exceso de poder" se construirá una
clasificación de los fines del proceso judicial administrativo, afectando con ello la
legitimación y el contenido y alcances de la sentencia judicial que se dicte al interior del
mismo.
Sin embargo, la doctrina más moderna considera que esta concepción del
"recurso por exceso de poder" y del sistema de justicia administrativa francés en el
ámbito del contencioso administrativo anulatorio ha cambiado notablemente en los
últimos 30 años. Así, por una parte, las modificaciones legislativas de 1980 y 1995,
ampliaron considerablemente los efectos de la sentencia en el "recurso por exceso de
poder", pudiendo obtenerse a través de ésta, ya no sólo la anulación del acto
impugnado, sino también una condena a la Administración, estableciendo, por ejemplo,
una obligación de hacer. Asimismo, la reforma del año 2000 incorporó las medidas
cautelares al ámbito contencioso administrativo (référés), lo que implicó la tutela directa
en el proceso administrativo de los derechos de los particulares, superándose así la
mera declaración de ilegalidad en el proceso.
Por el contrario, el interés es una categoría más abstracta, que no establece una
conexión directa con deberes u obligaciones correlativas, sino con relaciones entre
sujetos y objetos o bienes existentes en el ordenamiento jurídico, pero sobre los cuales
la persona no tiene una titularidad excluyente. En este sentido, como señala Couture,
los intereses se conectarían con una aspiración legítima, ya sea de orden pecuniario o
moral, pero sin llegar a configurar un derecho propio. Como señala Bujosa, los
intereses suponen "una relación entre un sujeto y un objeto por la que se pretende
evitar algún perjuicio u obtener algún beneficio. Es una relación valorativa entre un
sujeto (singular o plural) y un objeto".
para impugnar los actos administrativos y aun para la construcción de una justicia
administrativa especializada en el caso del derecho italiano. Este concepto de "interés
legítimo" es muy controvertido en el derecho comparado, pero se puede relacionar con
situaciones jurídico-subjetivas relacionadas con normas que regulan la actividad
administrativa para satisfacer el interés general de la sociedad.
Sin embargo, es preciso aclarar que esta distinción entre derechos subjetivos e
intereses legítimos, como criterio de identificación de los conflictos y distribución
competencial entre los tribunales ordinarios y administrativos, no ha sido fácil. En este
sentido Cassarino sostiene que "la distinción entre derechos subjetivos e intereses
legítimos es de por sí ambigua y extremadamente frágil y generadora de incertidumbre
y frecuentes conflictos entre las dos jurisdicciones". Ello ha provocado, a juicio de
García de Enterría, que el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en su
Sentencia 33804/1996, "Mennitto con Italia", de 3 de octubre de 2000, dé cuenta de la
falta de un criterio de distinción clara entre una y otra, optando por entender a la voz
interés legítimo en la categoría de derechos subjetivos protegibles, de acuerdo al
artículo 6º del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
En este sentido, García de Enterría, aunque bajo una concepción muy discutible,
a favor de esta ampliación de la legitimación procesal en el derecho alemán, estima
que el artículo 19.4 de la Ley Fundamental de Bonn, al consagrar como derecho
fundamental la tutela jurisdiccional de cualquier derecho, incluye en ese concepto los
denominados por él "derechos reaccionales", idea que estima pueden ser equiparables
con los intereses legítimos del contencioso francés. Lo anterior, puesto que, en opinión
del autor, el concepto de derecho subjetivo debe ser replanteado, pues en el actual
Estado de Derecho todas las ventajas o beneficios que puedan derivar del
ordenamiento pasan a ser verdaderos derechos subjetivos.
ello. Así, Cordero (Eduardo) y Bordalí han sostenido que la justicia administrativa en
nuestro medio está destinada, al igual que la actividad de los tribunales ordinarios en
general, a tutelar derechos e intereses legítimos, pero sin excluir –o así yo interpreto
sus trabajos– la existencia de procesos administrativos objetivos, ya que la
Constitución no modela ni define un sistema de justicia administrativo acotado.
Por su parte Cordero (Luis) ha sido más explícito, ya que ha afirmado que el
objeto del contencioso administrativo ha evolucionado en nuestro ordenamiento en las
últimas décadas desde un sistema objetivo, similar al francés, hacia un sistema
subjetivo, cercano al alemán. Ello principalmente como consecuencia de la formulación
contenida en la Constitución Política de la República de 1980 (artículo 38), la que daría
preeminencia a los conceptos de "acción" y "pretensión", más que a la noción de "acto"
propiamente tal. Ello lleva envuelto, según el mismo autor, la exclusión del control
judicial en aquellos casos en que no hay lesión de derechos o cuando el titular de los
mismos no acude a los tribunales, lo que debe entenderse sin perjuicio del control
jurídico que realiza la Contraloría General de la República.
contrario del derecho galo, la Corte Suprema ha hecho una interpretación muy
restrictiva del concepto de "interés legítimo", vinculándolo estrechamente a la
existencia de un "derecho subjetivo", entendiendo el primero en un sentido
estrictamente patrimonial, actual y directo.
Sin perjuicio de no estar de acuerdo con esta argumentación –de lo que no me haré
cargo porque excede los límites de este trabajo–, es evidente que la consecuencia es
una restricción de la operatividad del proceso de nulidad de derecho público,
conectando el ejercicio de la justicia administrativa con la existencia de posiciones
jurídicas subjetivas en juego. Así, por razones y fundamentos distintos, la Corte
Suprema, y un sector de la doctrina, ha recuperado el concepto constitucional de
"lesión de derechos" como eje del sistema de justicia administrativa, subjetivizando
éste.
Sin embargo, la conclusión anterior debe ser matizada. Por un lado, por la forma
en que se ha entendido el interés en el derecho chileno. Por otra, por los alcances que
podría tener el término "derecho" en el artículo 38 de la Constitución.
Ahora bien, por otro lado, no se debe descartar la posibilidad de hacer una
interpretación más amplia del vocablo "derecho" que utiliza el artículo 38 de la
Constitución Política. En efecto, no obstante que la alusión a esa posición jurídica
subjetiva podría restringir los legitimados activos para incoar un procedimiento judicial,
la vinculación de las normas administrativas y las potestades públicas con intereses
generales o particulares de grupos de individuos podrían flexibilizar esta interpretación
literal del precepto constitucional, dando protección también a otras posiciones jurídicas
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relevantes que pueden ser afectadas por la actuación administrativa y que gozan de
reconocimiento en el propio ordenamiento jurídico.
IV. CONCLUSIONES
CAPITULO IV
1. España
superior a 50,000 pesetas, esto es, unos $ 2,511.00 pesos aproximadamente; además
poseen atribuciones de conciliación en determinados conflictos.
c) garantías del juicio, en las que se ubican las de ser juzgado con las garantías
legales, el principio de legalidad, de acusación, de tutela efectiva (prohibición de
indefensión y eficacia del juicio) y publicidad. Este esquema está tutelado por los
tribunales ordinarios, el recurso de amparo y los mecanismos supranacionales.
ámbito del derecho administrativo mexicano, baste tener presente el cúmulo de actos
administrativos que cotidianamente emiten los órganos dependientes del ejecutivo
federal con las características de arbitrarios. Además esta acción contra la arbitrariedad
es más comprensiva que nuestro juicio de amparo, puesto que el acto impugnado
puede ser privado de efectos cuando excede el marco racional o institucional de su
emisión.
CAPITULO V
1. DEFINICIÓN
génesis nos remonta al derecho romano y al Estado de Policía1, captando del primero,
entre otros, los principios de: presunción de legitimidad; de ejecutoriedad y de jerarquía
administrativa.
A lo largo del siglo XIX, el sistema francés termina por implantarse en toda la
Europa Continental y en cada país con sus propias peculiaridades: Alemania (justicia
administrativa confiada a tribunales administrativos especializados integrados al Poder
Judicial), Italia (la justicia administrativa encomendada a tribunales administrativos y
tribunales ordinarios, según se trate de intereses legítimos y derechos subjetivos,
respectivamente), España (justicia administrativa encomendada a los tribunales
contencioso-administrativos especializados que forman parte del poder judicial.
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Entrena Cuesta, sostiene que “(...) hoy existe en Inglaterra una serie de normas
que atribuyen a la Administración prerrogativas del mismo tipo de las que ésta posee
en los países de la Europa Continental. Lo que equivale a afirmar la existencia del
Derecho Administrativo en aquel país (...) No puede, por tanto, mantenerse en la
actualidad la existencia de dos sistemas de sometimiento de la Administración al
Derecho, que constituyen únicamente un simple recuerdo histórico (…)”4.
El profesor Guido Santiago Tawil, señala que “El principio de legalidad propio del
Estado de Derecho- presupone (…), que toda violación formal o material a la legalidad
sea rectificada por la propia estructura administrativa o resulte al menos susceptible de
ser impugnada ante quienes tienen a su cargo el ejercicio de la función jurisdiccional”5.
En principio, son fuentes del Derecho Administrativo, todas las fuentes del
derecho en general, y específicamente aquellas que normen el ejercicio de la función
administrativa estatal, el procedimiento administrativo, la organización y competencias
de los órganos administrativos y sujetos estatales que forman parte de la
Administración Pública, la conducta de los servidores públicos que ejercen funciones
administrativas, y los derechos y garantías de los administrados frente a la
Administración, a saber: la Constitución Política del Estado, las leyes formales, las
Leyes materiales (decretos y resoluciones), la Costumbre, la jurisprudencia, la
doctrina, circulares, instructivos, memorándums, de las cuales, nos referiremos a las
tres primeras, por ser parte del ordenamiento jurídico positivo vigente.
Boliviana (Art. 251); a los Departamentos descentralizados (Art. 274) a los órganos
ejecutivos de los Departamentos autónomos (Arts. 277 y 279); a los órganos ejecutivos
de las regiones autónomas (Art. 281); a los órganos ejecutivos de los gobiernos
municipales autónomos (Art. 283); a las competencias administrativas privativas del
nivel central (Art. 298); a las competencias administrativas compartidas entre el nivel
central y las entidades territoriales (Art. 299); a las competencias administrativas
exclusivas de los gobiernos departamentales autónomos (Art. 300); a las competencias
administrativas exclusivas de los gobiernos municipales autónomos (Art. 302); a las
competencias administrativas exclusivas de las autonomías indígena originaria
campesinas (Art. 304); a las empresas y entidades económicas de propiedad estatal
(Art. 309); a la administración estatal de los recursos naturales (Art. 311); a la función
del Estado en la economía (Art. 316); a las políticas económicas (Art. 318); a la política
fiscal (Art. 321); a la política monetaria (Art. 326); a la política financiera (Art. 330); a los
bienes y recursos del Estado y su distribución (Art. 339).
Desde la concepción jurídica, son leyes formales aquellas que han sido
sancionadas y promulgadas de conformidad a lo establecido en el procedimiento
legislativo constitucional.
Consejo de la Magistratura, creado por la nueva Constitución Política del Estado (Art.
193); la Ley Nº 1717, de 17 de marzo de 1997, de Minería; la Ley Nº 1715, de 18 de
octubre de 1996, del Servicio Nacional de Reforma Agraria, que norma la organización
y funcionamiento del Instituto Nacional de Reforma Agraria encargado de la dotación,
distribución y reagrupamiento de la propiedad agraria; la Ley Nº 1700, de 12 de julio de
1996, Forestal, que norma el aprovechamiento de los recursos forestales; la Ley Nº
1654, de 28 de julio de 1995, de Descentralización Administrativa, que regula la
organización y funcionamiento del Poder Ejecutivo a nivel Departamental: Prefecturas y
Direcciones Departamentales; la Ley Nº 1604, de 21 de diciembre de 1994, de
Electricidad; la Ley Nº 1600, de 28 de octubre de 1994, del Sistema de Regulación
Sectorial, que regula el control de los sectores de electricidad, transporte, aguas,
telecomunicaciones, minería e hidrocarburos; la Ley Nº 1565, de 7 de julio de 1994,
de Reforma Educativa; la Ley Nº 1551, de 20 de abril de 1994, de Participación
Popular, que reconoce y establece la participación de organizaciones de la sociedad
civil en el ámbito municipal, y transfiere competencias, recursos económicos e
infraestructura a las municipalidades del país; la Ley Nº1333, de 27 de abril de 1992,
del Medio Ambiente; la Ley Nº 1178, de 20 de julio de 1990, de los Sistemas de
Administración, Fiscalización y Control, Gubernamentales, que regula los Sistemas de
Administración y Control, a objeto de programación, organización, ejecución y control
de la inversión de los recursos públicos y que todo servidor público, sin distinción de
jerarquía, asuma plena responsabilidad de sus actos; la Ley de Expropiación, de 30 de
diciembre de 1884.
Entre otras, podemos citar los decretos supremos reglamentarios de las leyes
formales referidas en el numeral que antecede; el Decreto Supremo Nº26115, de 16 de
marzo de 2001, que norma el Sistema de Administración de Personal; la Resolución
Suprema Nº217055, de 15 de diciembre de 1997, que norma el Sistema de
Organización Administrativa; la Resolución Suprema Nº217784, de 26 de agosto de
1996, que regula la Programación de Operaciones para las entidades estatales; la
Resolución Suprema Nº 217095, de 27 de enero de 1998, que norma el Sistema de
Presupuesto; la Resolución Suprema Nº218056, de 27 de enero de 1998, que norma el
Sistema de Tesorería; la Resolución Suprema Nº218041, de 9 de febrero de 1998, que
norma el Crédito Público; la Resolución Suprema Nº218040, de 9 de febrero de 1998,
que norma el Sistema de Contabilidad Integrada, todos ellos: Sistemas de
Administración establecidos por la Ley Nº 1178 SAFCO para la programación y
ejecución de la inversión pública; el Decreto Supremo Nº25749, de 20 de abril de 2000,
Reglamentario de la Ley Nº 2027 del Estatuto del Funcionario Público; el Decreto
Supremo Nº27113, de 23 de julio de 2003, Reglamentario de la Ley Nº 2341 de
Procedimiento Administrativo; el Decreto Supremo Nº 27310, de 9 de enero de 2004,
Reglamentario de la Ley Nº 2492 Código Tributario Boliviano; el Decreto Supremo Nº
29215, de 2 de agosto de 2007, Reglamentario de la Ley Nº 1715 del Instituto Nacional
de Reforma Agraria, modificada por la Ley Nº 3545 de Reconducción Comunitaria; el
Decreto Supremo Nº 29894, de 7 de febrero de 2009, de Estructura organizativa del
Poder Ejecutivo del Estado Plurinacional; El Decreto Supremo Nº 0071 de eliminación
de las Superintendencias, General y Sectoriales; el Decreto Supremo Nº0181, de 28 de
junio de 2009, que establece las Normas Básicas del Sistema de Administración de
Bienes y Servicios.