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Socialismo

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Henri de Saint-Simon, considerado padre de la idea de socialismo como proyecto social y fundador
del llamado «socialismo utópico»

Ferdinand Lassalle, fundador de la centroizquierda política y de la corriente socialista denominada


socialdemocracia.

Karl Marx, fundador del llamado «socialismo científico».

El socialismo es un sistema social y económico caracterizado por el control por parte de la


sociedad, organizada con todos sus integrantes, tanto de los medios de producción como de las
diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en los mismos.12 La RAE define así el término socialismo:
Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o
estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.3 El socialismo implica, por tanto,
una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica.4

Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la


administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una
sociedad compleja,56 frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la
colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado, así como mediante el
empleo de pequeñas unidades económicas socialistas aisladas y autosuficientes.78

Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para
lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones,9
frente a la posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.10
Las formas históricas de la organización social de tipo socialista pueden dividirse entre
determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter religioso y las
construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De éstas se destacan,
respectivamente, el Imperio inca11 y la Unión Soviética.

Índice

1 Concepto
1.1 Origen de la palabra socialismo

1.2 Socialismo y Comunismo

1.3 Socialismo como movimiento político

2 Historia

2.1 La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico

2.2 Los debates entre los socialistas clásicos

2.3 El socialismo en el siglo XX

2.4 El socialismo del siglo XXI

3 Véase también

3.1 Conceptos relacionados

3.2 Socialismo marxista

3.3 Socialismo no marxista

4 Referencias

5 Bibliografía

6 Enlaces externos

Concepto

Origen de la palabra socialismo

Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando Facchinei
en 1766 para referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el fundamento
de la organización de las sociedades humanas. Veinte años más tarde, otro autor italiano, Appiano
Buonafede, volvió a utilizarla. Sin embargo, la palabra socialismo, en el sentido moderno del
término, no aparece hasta 1830 en Gran Bretaña y en Francia, casi simultáneamente, para
designar las ideas de los seguidores de Robert Owen y de Henri de Saint-Simon. El primer uso
preciso del neologismo se suele atribuir al sansimoniano francés Pierre Leroux quien en el número
de octubre-diciembre de 1833 de la Revue encyclopédique publicó un artículo titulado Del
individualismo y del socialismo, aunque en él criticaba ambas doctrinas por considerarlas el
resultado de la exageración de la idea de libertad, la primera, y de la idea de asociación, la
segunda. Sin embargo, en una nota añadida a la reimpresión del artículo años más tarde
escribió:12

Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a llamar socialistas a todos los pensadores
que se ocupan de reformas sociales, a todos los que critican y reprueban el individualismo… y en
este aspecto yo mismo, que siempre he combatido el socialismo absoluto, soy designado hoy
como socialista. […] Soy socialista sin duda, si se quiere entender por socialista la doctrina que no
sacrifica ninguno de los términos de la fórmula Libertad, Fraternidad, Igualdad, Unidad, sino que
todos los aúna.

Entre agosto de 1836 y abril 1838 Louis Reybaud publicaba en la Revue des deux mondes tres
estudios bajo el título de Socialistas modernos dedicados a Saint-Simon, a Charles Fourier y a
Robert Owen, y en los que confirmaba que el término socialismo, en su sentido moderno, había
surgido hacia 1830.12

Como ha destacado Jean-Paul Thomas, toda «palabra nueva, responde a realidades nuevas. Las
doctrinas sociales no surgen casualmente a principios del siglo XIX. Tienen como origen inmediato
la revolución industrial y la miseria que le acompaña… Contraponen a la búsqueda egoísta del
provecho la visión de una comunidad de productores ligados unos a otros por una solidaridad
fraternal». Según este autor las raíces del socialismo hay que buscarlas en las propuestas
igualitarias de los grupos «radicales» de la Revolución Francesa, como la del enragé Jacques Roux
que escribió en 1793, denunciando los acaparamientos de los bienes de subsistencia: «los
productos de la tierra, como los elementos, pertenecen a todos los hombres. El comercio y el
derecho de propiedad no pueden consistir en hacer morir de miseria y de inacción a nuestros
semejantes».12

Socialismo y Comunismo

Unos diez años después de la aparición de los términos «socialismo» y «socialista» surgieron en
Francia las palabras «comunismo» y «comunista» y su uso se difundió rápidamente. Étienne Cabet
y el neobabuvista Jean-Jacques Pillot las emplearon de inmediato y el adjetivo «comunista» fue
usado para referirse a un banquete organizado por Pillot celebrado el 1 de julio de 1840 en las
afueras de París en el que participaron más de mil comensales, en su mayoría obreros, y en el que
se defendió la necesidad de aplicar reformas que no fueran meramente políticas para alcanzar una
«igualdad real».13 En junio de 1843 el poeta alemán Heinrich Heine, quien desde hacía más de
diez años vivía en París, advirtió de su crecimiento: «Los comunistas son en Francia el único
partido que merece atención».14

Desde Francia los términos «comunismo» y «comunista» se difundieron por los Estados alemanes
y por Suiza, gracias al libro de Lorenz von Stein publicado en 1842 en Leipzig con el título El
socialismo y el comunismo en la Francia de hoy (Der Sozialismus und Communismus des heutigen
Frankreichs) —Wilhelm Weitling, August Becker y otros los utilizaron enseguida—, y también por
Gran Bretaña a través de otros canales. Así el término «comunismo» fue sustituyendo
progresivamente al originario de «socialismo» o al menos se confundió con él.15
Según Jean Bruhat, en la década de 1840 «comunista» y «socialista» no eran términos
completamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían por unas ideas que en ellos
estaban más claramente afirmadas que en los socialistas, como la realidad de la lucha de clases de
la que se derivaba la necesidad de la revolución —la conquista del Estado— para alcanzar la nueva
sociedad, pues para cambiar al hombre había que cambiar el régimen económico y social en el que
vivía, como lo advirtió el neobabuvista Théodore Dézamy cuando criticaba a los que creían «que
para modelar al hombre a su gusto bastaría proponérselo de un modo testarudo y enérgico».16
Estas diferencias fueron las que motivaron que Karl Marx y Friedrich Engels adoptaran el término
«comunista» y no el de «socialista» para llamar a la Liga que fundaron en 1847 y al manifiesto de
la misma hecho público al año siguiente. Engels explicó en 1890 que en aquellos años «la parte de
los obreros que, convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una
transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista» mientras que la mayoría
de los que se hacían llamar «socialistas» «se hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban
apoyo más bien en las clases "instruidas"», «y como nosotros ya en aquel tiempo sosteníamos
muy decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase
obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones procedía
elegir».17

Después de 1848, los términos «socialismo» y «comunismo» se afirmaron y se superpusieron,


identificándose en unos períodos y diferenciándose en otros, y también se utilizaron para
caracterizar etapas de desarrollo histórico distintas.18 El sociólogo francés Émile Durkheim afirmó
que en el «comunismo», a diferencia del «socialismo», la contribución a la producción común era
libre y no planificada mientras que el consumo se vivía en común.19 Poco después Lenin en El
Estado y la revolución (1917) utilizó la palabra «socialismo» para referirse a la primera etapa en la
consecución de la sociedad sin clases o «comunismo», caracterizada por la organización colectiva
de la producción y la distribución en tanto que el consumo seguiría siendo particular.20

Según el marxismo, en un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los


medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y
con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado, una forma de
explotación por vía económica. Por lo tanto el socialismo constituye el primer paso para la
extinción de las clases sociales (o comunismo) dando así por superada la lucha de clases como
motor del progreso histórico.21

Socialismo como movimiento político

Por extensión se define como socialista a toda doctrina o movimiento que aboga por su
implantación. Frecuentemente existen diferentes movimientos políticos que adoptan el título de
Socialismo: desde aquella fecha existen ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta
los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en términos
marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al
intervencionismo, conceptos de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente
según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor
medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas, corporativistas
gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas, socialistas de renta, socialistas de
mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.

El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con
el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase
trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe
crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o
mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases
estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario
socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad
del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los
principios que se persiguen.

Existen diferencias entre los grupos socialistas, aunque casi todos están de acuerdo en que están
unidos por una historia en común que tiene sus raíces en el siglo XIX, en las luchas de los
trabajadores siguiendo los principios de solidaridad y vocación a una sociedad igualitaria, con una
economía que pueda, desde su punto de vista, servir a la totalidad de la población en vez de a
unos pocos.

Por otro lado el significado de facto del socialismo ha ido cambiando con el transcurso del tiempo.
Así en el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo,
mientras que en la socialdemocracia con el término de socialismo se alude a la redistribución de la
riqueza mediante la aplicación de un sistema fiscal progresivo.

Historia

La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico

Inglaterra fue una de las dos cunas del socialismo "utópico". Existieron dos causas importantes
que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial, con su cortejo de
miserias para el desarrollo del Proletariado británico, y el desarrollo de una nueva rama de la
ciencia: la economía política, concepto asociado a la búsqueda de dominio titular de las ciencias
políticas.

En Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde
Henri de Saint-Simon, considerado por Engels el creador de la idea en estado embrionario que
sería utilizada por todos los socialistas posteriores.22 Propuso la Federación de Estados Europeos,
como instrumento político para controlar el comienzo y desarrollo de guerras. Al mismo tiempo
Charles Fourier, concibió los falansterios (comunidades humanas regidas por normas de libre
albedrío e ideologías económicas socializadas).

Los debates entre los socialistas clásicos

Mijaíl Bakunin, ideólogo político, defensor de la independencia individual y colectiva.

Poco después aparece la teoría comunista marxista que desde una teoría crítica del comunismo,
desarrolla una propuesta política: el "socialismo científico". Karl Marx postula en una de sus obras
la diferenciación entre «valor de mercado» y «valor de cambio» de una mercancía y la definición
de plusvalía, siendo éstas sus mayores contribuciones a la economía política; no obstante, los
economistas modernos no utilizan estos conceptos del mismo modo que lo hacen los seguidores
de la escuela marxista del pensamiento económico, argumentando que la teoría expuesta por
Marx no contempla la interacción total de la ciencia económica y se ve parcializada por el
comunismo. Entre los socialistas hubo una muy pronta división entre marxistas y anarquistas los
cuales eran la esencia más cercana a la ideología marxista. El marxismo como teoría recibió
muchas críticas, algunas de ellas constituirán durante muchas décadas la base ideológica de la
mayoría de partidos socialistas. Más tarde, a raíz de la Revolución rusa y de la interpretación que
le dio Lenin, el leninismo se convertiría en foco de admiración de los partidos comunistas,
agrupados bajo la III Internacional.

La teoría marxista se construye conjuntamente con el anarquismo. El anarquismo se podría


inscribir dentro de los conceptos tempranos del socialismo, que como ideal busca que las personas
decidan sobre sus vidas libre e independientemente; la abolición del Estado y de toda autoridad;
exaltando al individuo.

La meta del socialismo es construir una sociedad basada en la igualdad, la equidad económica, la
iniciativa personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las compensaciones
estratificadas por esfuerzo, promoviendo estructuras políticas y económicas de distribución como
por ejemplo el seguro social.

Friedrich Engels, filósofo socialista alemán.

El socialismo en el siglo XX

El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de Europa, la
Unión Soviética, estados comunistas de Asia y del Caribe.
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque socialista,
conjunto de los países controlados por Unión Soviética tras la contraofensiva en el frente oriental
durante la Segunda Guerra Mundial, donde la URSS impuso sistemas de gobierno socialistas
dependientes.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista,


encabezado por la Unión Soviética, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos, desembocó en
un enfrentamiento político que se conocería como Guerra Fría. Se conoció de ella
extraoficialmente y fue la competencia por la superioridad en todos los aspectos y lograr así el
dominio completo (pero no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó con la disolución
política de la URSS, tras una crisis agravada por su situación económica y política y fuertes
presiones externas, acompañada de una pronunciada crisis en los demás estados socialistas,
principalmente los europeos.

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