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Análisis Recursos Administrativo Ley 107-13

La Ley No 107-13, tiene por objeto regular los derechos y deberes de las
personas y sus relaciones con la Administración Pública y establecer los
principios que sirven de sustento a esa relación, indicando los
procedimientos administrativos.

Esta normativa se convierte en un instrumento que en su implementación


contribuirá con el anhelado Estado Social y Democrático de Derechos,
fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales,
potenciando la soberanía popular de donde emanan todos los poderes,
apoyando su ejercicio de manera directa.
La referida normativa introduce el derecho a la buena administración y los
derechos de las personas en sus relaciones con la administración e introduce
derechos subjetivos al orden administrativo, como facultades inherentes a la
persona que le permite efectuar determinados actos con procedimientos
claros para su operativización.

Es imprescindible es resaltar, la trascendente y significativa participación de


una serie de Notables eruditos y sabios del derecho complementada con una
positiva complicidad de un segmento de la clase política nacional tanto en el
proceso como en la consecución de lo antes descrito, ecuación sin la cual
probablemente todo esto no fuese hoy día una realidad.

Una de las más trascendentes normas jurídicas, derivadas y consecuencia de


la Constitución del 2010, de necesidad imperativa para la vigencia plena y
efectiva de nuestra Carta Magna lo es la recién promulgada ley 107-13,
identificada por algunos doctrinarios como “Ley de Procedimiento
Administrativo”, y por otros como “Ley sobre los Derechos y Deberes de los
Ciudadanos frente a la Administración Pública”.

Al derecho administrativo se le ha identificado como “derecho constitucional


aplicado”, al criterio y definición al cual tanto el constituyente, como el
legislador ordinario dominicano al parecer se han suscrito, pues la
aprobación y promulgación de las más recientes normas de la rama del
derecho administrativo emanan y provienen de un mandato constitucional
directo y expreso.

En el caso específico de la ley 107-13, encontramos que su base


constitucional lo es el artículo 138 de la Carta Magna, que establece que la
Administración Pública debe regirse por los principios de eficacia, jerarquía,
objetividad, igualdad, transparencia, economía, publicidad y coordinación,
disponiéndose taxativamente en el numeral 2 del referido artículo, que una
ley deberá regular el procedimiento a través del cual deben producirse las
resoluciones y actos administrativos, garantizándose la audiencia y
participación de las personas interesadas, con las excepciones que establezca
la propia ley.

Entre los aspectos y disposiciones más relevantes e indudablemente más


novedosos de la nueva relación ciudadano-administración pública que
impulsa esta ley, encontramos en primer lugar sus motivaciones y/o
considerandos, de una impecable redacción, donde se explica de forma
simple y comprensiva lo que representa la Constitución Dominicana en
términos de derechos fundamentales, y específicamente en el ámbito del
derecho Administrativo, y como el ciudadano-administrado ha pasado de ser
un “súbdito o Ciudadano mudo” a ser el eje central de las políticas, procesos,
actos, y toda actuación de la Administración Pública

Asimismo, se expone entre las motivaciones como el implementar este


marco de normas claras y precisas permitirá “generar una mayor
aceptación y consenso en los destinatarios de las decisiones
administrativas”, así como facilitar el suministro e intercambio de
información adecuada y finalmente una mejor ponderación de los
intereses en juego, para evitar conflictividad judicial o, en su caso,
promoviendo facilidad en su ulterior enjuiciamiento, lo que
indudablemente siembra e inspira “confianza, seguridad jurídica y atracción
de la inversión económica”.

Esta ley instaura en sus disposiciones un catálogo de principios jurídicos


normativos, contenidos a partir de su artículo 3, que no son más que la
aplicación de los derechos fundamentales contenidos en la Constitución, y
que amparan y protegen a los ciudadanos en sentido general, organizados
y dirigidos en la presente ley para el campo del derecho administrativo.
Entre estos principios encontramos el principio de juridicidad, de servicio
objetivo a las personas, promocional, de racionalidad, de igualdad, de
eficacia, de publicidad general, de proporcionalidad, de ejercicio normativo,
de imparcialidad e independencia, principio de relevancia, de coherencia,
de buena fe, y otros principios de la misma jerarquía y trascendental
importancia.
Destruyendo completamente la histórica concepción normativa y fáctica de
la relación administrado-Administración Pública, o ciudadano-Estado que
había imperado en nuestro país, esta ley coloca como eje central de sus
disposiciones al ser humano, a la persona, por lo cual en orden de prioridad
se dedica primeramente a partir del artículo 4 de esta ley, un acápite a los
“Derechos y Deberes de las Personas en sus relaciones con la
Administración”. Consagrándose aquí el derecho de los ciudadanos a una
buena administración, el cual contiene y engloba una serie de derechos y
garantías a favor de los ciudadanos, como lo son el derecho a la tutela
administrativa efectiva, derecho a la motivación de las actuaciones
administrativas, derecho a una resolución administrativa en plazo
razonable, derecho a una resolución justa de las actuaciones
administrativas, derecho a hacer peticiones escritas y a recibir una
respuesta oportuna y eficaz, derecho a no presentar documentos que ya
obren en poder de la administración pública o que versen de asuntos no
controvertidos, derecho a ser oído previo a decisiones administrativas,
derecho a participación en las decisiones administrativas, derecho a
indemnización en caso de lesiones o daños, derecho al acceso a servicios
públicos universales, conjuntamente con otros derechos de similar
relevancia.

En lo adelante, se plasman los deberes de los ciudadanos frente a la


administración, así como los deberes del personal de la Administración
Publica frente al ciudadano, tanto en el marco de los actos y procedimientos
administrativos, como en el marco del acceso a la información al público,
disposiciones estas ceñidas y articuladas en total consonancia con las
disposiciones de la Constitución Dominicana.

Todo las disposiciones posteriores, están dirigidas a regular y definir, por


primera vez en la historia republicana nacional al acto administrativo, los
procedimientos administrativos, la función administrativa arbitral y la
potestad sancionadora en términos generales.
Asimismo e igualmente por vez primigenia en nuestra historia patria, se
fijan normas concretas, definidas y amplias para la impugnación
mediante revisión de los actos administrativos, así como en relación de
la interposición y objeción de los actos mediante recursos administrativos
n esta ley se establecen igualmente las normas de sujeción de los órganos
colegiados frente a este marco legal, y se crea igualmente un
proceso de “Simplificación Administrativa y Descarga Burocrática”, que
tal como lo explica su propio título, implica el facilitar y allanar escollos que
anteriormente enfrentaba el ciudadano.
Finalmente, se describe y esclarece el régimen de responsabilidad de los
entes públicos y su personal frente al ciudadano, donde el último deberá
ser indemnizado según el daño sufrido, fijándose reglas expresas al
respecto.
En el presente escrito, nos hemos concentrado en resaltar la importancia
de esta ley para la conquista y consecución final de un verdadero Estado
Social y Democrático de Derecho, pero la trascendencia e implicaciones
de las disposiciones jurídicas de esta, hacen necesarios el dedicar
estudios profundos y particulares a las instituciones creadas y
reguladas por esta ley.

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