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TEORIA

CRITICA

NOMBRE: Cristhian Eduardo Torres Loayza

GRUPO: 8

TITULO: Ensayo” Razón y fe”


PROFESOR: Ing. EDISON OSWALDO ZUMBA RIVERA
FECHA: 2018/05/11

AÑO LECTIVO

2018-2018
Introducción

La palabra "fe" se traduce del griego pí·stis, cuyo significado primario comunica idea de
confianza y firme convicción. Dependiendo del contexto, la palabra también podría significar
"fidelidad". Eso desde la etimología en la cual fue escrita el "segundo testamento"
razón es la capacidad de cuestionarse buscando un fundamento lógico y científico capaz
de responder a nuestras interrogantes objetivamente. La razón es comprobable, práctica,
trascendente y, por consiguiente, Antropocéntrica, es decir que sitúa al hombre en su
centro. A diferencia de lo anterior, la fe basa sus respuestas en fuerzas superiores que
influyen sobre nosotros y lo que nos rodea, es incomprobable, espiritual, intrascendente,
invisible y por esto, Teocéntrica, ya que sitúa a un dios en su centro.
Debido a esto podemos ver la fe y la razón como cosas totalmente distintas ya que la fe es
creer en algo prácticamente invisible y la razón es buscar esa razón para creer la razón de
las cosas
Sin embargo, pienso que las 2 deberían de estar unidas para poder entender la vida y el
mundo tenemos que tener fe para creer en las cosas en lo que podemos en lograr en DIOS,
tenemos que tener esa esperanza y la razón nos servirá para comprender mejor las cosas,
para entender como realmente son
En tiempos de antes la fe y la razón eran 2 cosas muy distintas a los que intentaban razonar
y buscar respuestas no eran buenas personas y eran vistos mal sin embargo luego fue
cambiando y se fue sabiendo más sobre la vida y el mundo y la razón y fe se podía tomar
como una sola, aunque son 2 conceptos completamente distintos pero tienen una similitud
“creer me lleva a saber”
La fe es una necesidad que permite al hombre alcanzar la grandeza y la dignidad que no
tiene su condición; y no se debe excluir del conocimiento los órdenes de la realidad que no
se ajusten al racionalismo.
Como la razón es limitada tiene que haber otra forma de conocimiento que no sea lógico
pero que sea indudable, certezas que se comprenden sin necesidad de la razón.
El corazón siente que el espacio tiene tres dimensiones, que los números son finitos; y la
razón lo prueba.
El espíritu humano tiene certezas indemostrables que para la razón serían absurdas.
El corazón siente a Dios, la razón no, porque Dios es sensible al corazón y no a la razón.
El corazón y la razón son dos modos de conocimiento; el corazón es un modo de percepción
y simbólicamente es un instrumento central del conocimiento.
No es por medio de la razón que sabemos de la existencia de Dios, sino por el corazón,
porque el alma no piensa a Dios, lo ama.
A los creyentes no les preocupan las pruebas lógicas sobre la existencia de Dios, porque
el que cree no necesita razones; y para el que no cree, las razones lógicas no le alcanzan
para explicar lo que está más allá de la razón.
Si la Razón debe o no ser considerada como autosuficiente depende de lo que se entienda
por Razón. Estricta y técnicamente, la Razón es una facultad no de hechos sino de
principios y relaciones. Al margen de sus propios recursos no puede establecer qué hechos
existen; pero si le es dado un hecho, es capaz de inferir otro, y se supone que mediante
ciertos principios que posee, es capaz de establecer con anticipación qué relaciones deben
tener unos hechos con otros, que las causas, por ejemplo, deben preceder y no seguir a
sus efectos, y otras parecidas.
La cuestión religiosa es del todo una cuestión fáctica. ¿Existe o no un Dios? ¿Se encuentra
el mundo realmente conducido por sus fuerzas más altas o por las más bajas? Sentir que
las cosas son más altas o más bajas, pero confesar que las cosas más elevadas carecen
de potencia, sería una conclusión irreligiosa. Si hubiera un Dios, la Razón podría ser teísta
y decir que existimos junto a él, o panteísta y decir que somos parte de él; pero la Razón
tan sólo puede inferir que exista un Dios a partir de los hechos de la experiencia, de su
naturaleza en cuanto que necesitan una causa, o del propósito que manifiestan.
“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la
contemplación de la verdad”. Fides et ratio de Juan Pablo II entronca así con lo que nos
enseña el Vaticano II en Dei Verbum –que a su vez sigue casi al pie de la letra las
enseñanzas del Vaticano I en Dei Filius, que tiene en cuenta los principios del Concilio de
Trento: “Por medio de la revelación Dios quiso manifestarse a Sí mismo y sus planes de
salvar al hombre, para que el hombre “se haga partícipe de los bienes divinos, que superan
totalmente la inteligencia humana” (DV 6). Indicado el camino de la revelación Vaticano II
señala el camino de la razón citando Vaticano I: “El Santo Sínodo profesa que el hombre
“puede conocer ciertamente a Dios con la razón natural, por medio de las cosas creadas”
(cf. Rom 1,20); y enseña respecto de dicha revelación, que “todos los hombres, en la
condición presente de la humanidad, pueden conocer fácilmente, con absoluta certeza y
sin error las realidades divinas que en sí no son inaccesibles a la razón humana” (DV 6). La
verdad alcanzada a través de la reflexión filosófica o de las disciplinas científicas no se
confunde ni se contradice, sino que se enriquece con la verdad que proviene de la
revelación. “Hay un doble orden de conocimiento, distinto no solo por su principio, sino
también por su objeto; por su principio, primeramente, porque en uno conocemos por razón
natural, y en otro por la fe divina; por su objeto también porque aparte aquellas cosas que
la razón natural puede alcanzar, se nos proponen para creer misterios escondidos en Dios
de los que, al no haber sido definitivamente revelados, no se pudiera tener noticia” (Dei
Filius, DS 3015).
La contradicción asoma cuando una y otra no respetan sus respectivos ámbitos de
competencia. Racionalismo y fideísmo son la clara expresión de la desmesura de una y
otra. Así el racionalismo es una “concepción que considera que la razón puede o debe
fundamentar la fe, y que hay que demostrar su verdad con argumentos de razón o al menos
hacerla plausible” (KNAUER 1989, 257). Por el contrario, la verdad de la fe solo puede ser
reconocida por la fe. El colorido y la luz de los vitrales de una catedral solo se pueden ver
desde dentro. Desde fuera solo se ven sombríos y grises. La belleza de Dios se reconoce
desde la experiencia de fe, desde la acogida en la fe de lo que Dios ha revelado. Solo puede
entrar en comunión con Dios quien cree que es Dios mismo quien se ha auto comunicado.
El fideísmo, por su parte “sostiene que la fe no puede ni necesita justificarse ante la razón”
(258). Por el contrario, la fe debe ser examinada por la razón para eliminar de ella lo que la
contradiga. “Toda objeción contra la fe de parte de la razón se refuta en el mismo campo
de la razón” (258).
Ambos equívocos se superan al afirmar que la fe necesita la razón. Muy lejos de ser un
enemigo de la fe (por que la perjudicaría o pudiera contradecirla) o algo de lo que la fe
pudiera prescindir (porque bastándose a sí misma no la requiere), la razón es una ayuda
para la fe. Pero no la necesita para que sea su fundamento: la fe se fundamenta a sí misma,
pues se basa en la Palabra de Dios. No la necesita para que la pruebe o la demuestre: es
Dios mismo que se muestra, que se auto comunica en la revelación. La fe es acogida de
eso que Dios comunica. “El mensaje cristiano se hace inteligible por sí mismo; la fe solo
puede explicarse ella misma” (252). Por lo tanto, no se puede probar la fe a fuerza de
razones, no se la puede encuadrar en el marco de la razón, no se la puede subordinar,
como si su fundamentación dependiera de nuestros razonamientos. De la afirmación
racional de que Dios es creador de mundo y todopoderoso no es posible deducir la
posibilidad de la comunión con él. Ello depende de Dios mismo, de su amor gratuito y libre.
La filosofía de Tomás de Aquino
La relación del cristianismo con la filosofía viene determinada, ya desde sus inicios, por el
predominio de la fe sobre la razón. Esta actitud queda reflejada en el "Credo ut intelligam"
de San Agustín, tributario en este aspecto del "Credo quia absurdum est" de Tertuliano, y
que se transmitirá a lo largo de toda la tradición filosófica hasta Santo Tomás de Aquino,
quien replanteará la relación entre la fe y la razón, dotando a ésta de una mayor autonomía.
No obstante, también santo Tomás será, en este sentido, deudor de la tradición filosófica
cristiana, de carácter fundamentalmente agustiniano, aceptando el predominio de lo
teológico sobre cualquier otra cuestión filosófica, así como los elementos de la fe que deben
ser considerados como imprescindibles en la reflexión filosófica cristiana: el creacionismo,
la inmortalidad del alma, las verdades reveladas de la Biblia y los evangelios, y otros no
menos importantes que derivan de ellos, como la concepción de una historia lineal y
trascendente, en oposición a la concepción cíclica de la temporalidad típica del
pensamiento clásico.
PLATON, ARISTOTELES Y AGUSTIN DE HIPONA.”
La aceptación de la revelación por la razón puede tener lugar también en el plano de una
reflexión cuyo horizonte de comprensión parece estar más en consonancia con la palabra
divina.
El aristotelismo es la influencia ejercida por la filosofía de Aristóteles a lo largo de la historia
del pensamiento occidental y en particular, en nuestro caso, sobre la teología. Los principios
de fondo de donde parte la filosofía de Aristóteles pueden resumirse en dos: la realidad es
en sí misma inteligible y el hombre posee, por su parte, la capacidad constitutiva de
conocerla científicamente.
La verdad de las cosas no reside fuera de ellas, como ocurría con Platón, sino que ha de
buscarse en la estructura interna de la realidad, que está regida por unas leves concretas
y siempre iguales a sí mismas. Es decir, las cosas poseen un modo de ser. En efecto, hay
un dinamismo universal que tiene su origen en la “causa primera”, que da orden y por tanto
inteligibilidad a cada una de las cosas (Dios es el “motor inmóvil» que, desde toda la
eternidad y por necesidad, sostiene al mundo mediante aquella relación general que va de
la causa al efecto).
Por su parte, el hombre tiene en sí una capacidad propia de recibir al mundo exterior y de
sacar de él las leyes que lo regulan y que le confieren inteligibilidad.

El universo propuesto por Aristóteles es, por consiguiente, de carácter autónomo es un


mundo que no debe dirigirse a nada distinto de sí para explicarse: bien por su naturaleza
interna, bien por la capacidad cognoscitiva del hombre, la naturaleza de las cosas y de las
realidades puede conocerse científicamente, esto es, de forma cierta.
En la Actualidad
El prestigio impresionante de los dos últimos pontificados de la Iglesia Católica en los que
se ha insistido mucho en la racionalidad de la fe y en la cuestión del conocimiento de la
verdad están dando su fruto de forma lenta pero segura. Las catequesis marcadas por un
trazo inteligente y atractivo que han impartido Juan Pablo II y las que realiza ahora
Benedicto XVI, transmiten con claridad y eficacia la idea de que la Iglesia no es un "gueto"
espiritual que nada tiene que ver con el desarrollo y los logros científicos del hombre.
Después de las experiencias tan dramáticas contra la existencia humana que hemos vivido
y que aún vivimos cada día, ya se empieza a entender que la Iglesia es verdaderamente un
garante cierto y vigoroso en la defensa del hombre ante una ciencia sin sentido que se
puede volver contra el propio ser humano.
Al mismo tiempo las propias ciencias se han visto cercenadas en su abordaje investigador
por la propia finitud del método experimental. Esto se ha visto especialmente en aquellas
disciplinas característicamente primadas en las últimas décadas: las ciencias biomédicas.
Las grandes preguntas sobre el funcionamiento del cuerpo humano, y el desarrollo de
trastornos devastadoras como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares,
neurodegenerativas o mentales están todavía en muchos aspectos sin responder.
Asimismo, una de estas ciencias biológicas más desarrolladas, la Neurociencia, ha puesto
en la palestra que los grandes interrogantes sobre nuestro cerebro y su importancia en
nuestro actuar se encuentran todavía a gran distancia de recibir respuestas esclarecedoras.
Papa actual:
el convencimiento de que todo lo que realmente es racional es compatible con la fe
revelada por Dios y con las Sagradas Escrituras. Autores como, entre otros, el fundador de
nuestro grupo de investigación Ciencia, Razón y Fe de la Universidad de Navarra (CRYF),
Mariano Artigas, han señalado además con gran acierto cómo la razón en su más amplio
sentido –la filosofía– es un puente privilegiado para articular con maestría las relaciones
entre la ciencia y la fe.

Lo primero de todo es explicar que son para mí la fe y la razón, empecemos con la primera,
la fe no es más que la motivación o inspiración que ha hecho que la humanidad no solo
cree, sino que también progrese, tanto como cultura y como sociedad, siendo la causa de
muchas acciones de diferentes personas a lo largo de la historia, tanto buenas como malas.
La razón es el método no solo de comprender el universo y de lo que le rodea sino también
de comprenderse a uno mismo y de la gente a su alrededor, permitiendo analizar todo, tanto
en funcionamiento, como componentes. A esta le tomo un enfoque más empírico, creyendo
que la razón es el método con el que Dios nos dotó para poder comprender su obra
Las relaciones de la fe y razón siempre han sido tensas por el mal manejo de ambos
conceptos por grupos que toman posturas algo extremistas incluso contra ellos. Estos son
los diferentes conflictos, las burlas y ofensas que muchas teólogos o empíricos han
soportado en toda la historia, por la ignorancia humana y por las diferencias entre ellas
por qué estas dos cosas que van de tan de la mano, en concepto, terminaron por formar a
dos conceptos separados que hasta hoy en día se odian entre sí.
Lo primero, es ver qué ha cuestionado la razón en la historia, y esto es la existencia de un
ser superior (Dios), como regente del mundo y varias otras cosas que cuestionan la fe, tal
y como se conoce. Esto ha provocado procesos como la “Santa Inquisición” que buscaban
acabar con la razón, provocando la muerte y tortura de miles o docenas de miles de
personas racionales; pero la razón no ha sido mejor borrando la religión.
Pero qué tal si vemos que estos dos conceptos del mundo son invenciones del hombre,
pues estos aparecieron con la inteligencia del hombre, aunque con el paso de tiempo
quienes los predican se atacan entre sí y por cualquier medio posible, desde la literatura
hasta la cultura, pasando por la política. Esto causa conflictos innecesarios, entre sí o con
otras líneas de pensamiento, con la pretensión de que algún concepto domine a otro. Con
la filosofía antigua vino la razón dejando de lado la fe a un lado, pero el siguiente, la edad
media, la fe dominó sobre el hombre. Solo hasta ahora se ha podido ver en realidad que
ambos conceptos inventados pueden coexistir con el otro, si así se lo propone.
Ambas son maneras de comprensión de lo inexplicable, para nosotros.
Pero en este momento pasemos al origen. Empecemos con la razón, si vino la capacidad
con nosotros sólo faltó desarrollarla; en otras palabras, analizar y deducir sobre el entorno,
cosa que llevó a la creación de la fe, de los primeros razonamientos del hombre en torno a
que algo más grande manejaba el mundo a su antojo, explicando todo fenómeno y misterio
conocido por el hombre. Entonces se puede decir que la fe y la razón si deben ir de la mano
ya que son producto del hombre.

"Fe es la escritura de propiedad de las cosas que se esperan". La palabra griega


é·leg·kjos,
que se traduce "demostración evidente", comunica la idea de presentar pruebas que
demuestren algo, particularmente algo contrario a lo que parece a simple vista. La prueba
presentada aclara lo que no se había discernido antes y descarta lo que parecía a simple
vista. La "demostración evidente", o la prueba convincente, es tan clara y determinante que
se dice que es la misma fe. Por consiguiente, la fe es el fundamento para la esperanza y la
prueba convincente de las realidades que no se ven. La verdadera "fe" cristiana la
componen todo el conjunto de verdades reveladas por medio de Jesucristo y sus discípulos
inspirados.

"Hacer la voluntad de Dios es tratar al otro en reciprocidad y justicia”. Una fe que no


reconoce este camino de convivencia, contradice a Dios. ¿Es fe la fe que reniega de sí
misma? ¿Es razón la razón que desprecia su origen? Naturalmente, hay otros textos que
se pueden esgrimir, pero me parece que, desde una fe cristiana, la clave está en las
palabras reconocidas de Jesús. ¿No hay también aquí una paradoja? Dios tiene fe
(confianza) en el hombre. El hombre es libre para entrar en esta dinámica y si entra no lo
hace en forma mutilada, sólo que el equipaje debe ser otro.
Una razón sana se orienta hacia la verdad, la fe asume la verdad, pero no por ello se cierra
a la razón.
La razón jamás podrá demostrar que algo existe. La fe es ciega y además de ser ciega es
una duda, por lo tanto, considero que la fe y razón están muy separados, pruebas de eso
son los escritos de Kierkegaard en migajas filosóficas, fe es mas que algo razonable es un
sentimiento que no puedes pensar. ¡Ejemplo claro que me dio mi amigo rodrigo “cuando
estas con tu novia, razonas el procedimiento que vas a hacer para llegar a sus labios” no!
Creo q tanto la fe y razón como dijo Jesús son el alfa y omega,
es como algo como el bien y del mal, ambos se necesitan. Siempre han existido
contradicciones bastante radicales con respecto a estos dos conceptos que son la razón y
la fe. Pero también parece que no pueden vivir desconectados totalmente en la vida de
cada uno de nosotros, así tengamos creencias religiosas distintas y razonemos de acuerdo
a X factor cultural o humano.
Conclusión

Concluyo que la fe y la razón a pesar de ser conceptos completamente distintos, deberían


de estar unidos hay que creer en algo para motivarnos y seguir adelante o para tener una
razón de vivir y la razón se la utiliza para saber la verdad conocer la verdad sobre la vida
y el mundo
A los creyentes no les preocupan las pruebas lógicas sobre la existencia de Dios, porque
el que cree no necesita razones; y para el que no cree, las razones lógicas no le alcanzan
para explicar lo que está más allá de la razón.
En el ser humano existen tres órdenes de cosas: la carne, el espíritu y la voluntad. Y los
distintos órdenes de la realidad exigen diferentes modos de conocimiento.
Las verdades que las matemáticas demuestran pertenecen a la razón, pero existen otras
verdades que pertenecen a la intuición o al corazón, donde la razón no tiene poder porque
no las conoce.
la fe y la razón son órdenes distintos del ser humano y de la realidad, pero perfectamente
compatibles, que requieren diferentes formas de conocimiento, no se puede concebir que
la verdad y Dios sean antagónicos.
El ámbito de la fe son los textos sagrados y la Iglesia, que no deben entorpecer la
actividad científica, y ésta a su vez tampoco debe cuestionar las verdades de la fe.
La razón es limitada porque existen infinidad de cosas, tanto naturales como
sobrenaturales, que la sobrepasan.
La razón y fe deben estar unidas ya que los 2 se complementan entre si un necesita del
otro para percibir o captar todo lo que implica la comprensión del Universo.
Bibliografía

https://www.odiseajung.com/fragmentos/razon-y-fe/
http://theologicalatinoamericana.com/?p=1326
https://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino_ryfe.htm
http://www.unav.es/gep/JamesRazonYFe.html
https://es.scribd.com/doc/51941215/ENSAYO-DE-FE-Y-RAZON
https://www.monografias.com/docs/Ensayo-de-razon-y-fe-FKMMVSYMY
http://www.monografias.com/trabajos90/simbiosis-fe-y-razon/simbiosis-fe-y-razon.shtml
http://www.juevesfilosofico.com/si-quieres-conocer-a-una-persona-no-le-preguntes-lo-que-
piensa-sino-lo-que-ama-agustin-de-hipona/
http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/relacion_entre_fe_y_razon.php#.WvW
i3YiFNPY
http://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/un-reto-de-nuestro-tiempo
https://filosofia.laguia2000.com/filosofia-y-religion/razon-y-fe

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