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Sábado 25.11.

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EL NORTE DE CASTILLA

CARLOS AGANZO blogs.elnortedecastilla.es/elavisador/


Robert Frost, en su
85 cumpleaños, en 1959.

Apología de un
Debajo, junto a Jacqueline en cualquiera de los paisajes colatina de un Horacio, un Frost nos sirve para descubrir
Kennedy, el presidente estremecedores de la Nueva Ovidio o un Tibulo orienta- un poeta que va mucho más
John F. Kennedy y la escritora Inglaterra de su tiempo. da hacia un nuevo romanti- allá de los tópicos por los que
Pearl Buck, en 1962. Sin embargo, el éxito no cismo que penetra en el siglo se le conoce. Una poesía en
:: WALTER ALBERTIN Y AFP

poeta de corral siempre acompañó al poeta.


Antes de triunfar en Inglate-
rra, adonde emigró por mo-
tivos económicos, Frost tuvo
XX para enfrentarse sin com-
plejos con los modernismos
de su tiempo. La capacidad de
entrar en el misterio desde la
la que hay de todo. Poemas
sublimes y poemas triviales.
Poemas que describen verda-
des dolorosas, como el estre-
que ejercer los oficios más di- sabiduría elemental del ser mecedor ‘Entierro familiar’,

F
versos, incluido el de zapate- humano, desde sus emocio- en el que se representa la bre-
ue el poeta más lau- edición en castellano de la ro o el de vendedor de perió- nes y sentimientos, desde cha infranqueable que surge
reado de su tiempo. poesía completa de Robert dicos. Y eso que con catorce esas verdades profundas que en un matrimonio ante la
El más querido por Frost, traducida por Andrés años había vendido su primer sólo pueden expresarse a tra- muerte del hijo. Y poemas
los lectores. Aunque Catalá. Una deuda contraída poema, ‘Mi mariposa: una ele- vés de un lenguaje delibera- simbólicos que han pasado a
no precisamente el que reci- desde hacía mucho tiempo gía’, por 15 dólares (el equi- damente sencillo. La misma la historia de la literatura,
bió los mayores elogios de los con un autor escasa e irregu- valente a algo más de 250 eu- naturalidad con la que lo ex- como el muy famoso ‘El ca-
críticos. Ganó cuatro premios larmente vertido a nuestra ros de hoy), lo que le permi- presa él mismo cuando escri- mino no elegido’. Ese que ter-
Pulitzer y, en un gesto inédi- lengua. tió albergar la esperanza de be: «Una poesía comienza con mina diciendo: «De aquí a la
to, participó en la toma de po- Cuando le motejó como que podría casarse de inme- un nudo en la garganta, un eternidad: / dos caminos se
sesión de John Fitzgerald «poeta de corral», Pound pre- diato con Elinor Miriam Whi- sentimiento de nostalgia, o bifurcaban en un bosque y
Kennedy como presidente de tendía burlarse de la obra de te, la que más tarde sería su una pena de amor. Consiste yo, / yo tomé el menos tran-
los Estados Unidos, saludan- Frost haciendo alusión a su esposa. Incluso en los años de en una tentativa para encon- sitado. / Y eso hizo toda la di-
do con sus versos «una edad condición de granjero, prime- los grandes éxitos, la vida del trar una expresión y un es- ferencia». Poemas que hablan
de oro de la poesía y el poder». ro en la finca que le cedió su poeta estuvo plagada de te- fuerzo para encontrar un apa- de la valentía y del azar, de la
Se equivocó solo a medias. abuelo como regalo de bodas, rribles vicisitudes. Su primer ciguamiento. Una poesía está voluntad y del destino, pero
Contestó a Ezra Pound, ca- y que únicamente sirvió para hijo murió de cólera; dos hi- acabada y completa cuando también de esa necesidad a
lificándole como «un tremen- arruinarle, y más tarde en la jas más, a consecuencia del una emoción ha encontrado lo Virgilio, o a lo fray Luis de
do idiota», después de que que compró él mismo a su re- parto, y el segundo, Carol, se un pensamiento que la ex- León, de apartarse de los ca-
éste le presentara como «un greso de Inglaterra. Como suicidó. La muerte de Elinor presa, y el pensamiento una minos con exceso de tráfico.
poeta provinciano, casi de co- Emily Dickinson, durante y el posterior suicidio de Ca- palabra». Todo ello, como fue siempre
rral». Los niños estadouni- parte de su vida compaginó rol le llevaron al borde del al- Sin duda esta edición de la característico en su poesía,
denses se sabían de memo- su vida en el campo con la es- coholismo. Después se mar- poesía completa de Robert con esa bellísima, subyugan-
ria, entre otros, su poema ‘Al critura. Pero Frost era, sobre charía a Cambridge, acompa- te, arquitectura sonora del
pararme junto al bosque una todo, profesor. Un cotizado ñado por Kathleen Morrison, verso; ese ritmo y armonía de
noche de nieve’; ése que ter- profesor de latín que fue tam- su secretaria, a la que no con- las palabras (verso blanco
mina, en palabras de Nabo- bién capital para la transmi- siguió convencer para que se frente a verso libre) que le
kov, con dos versos falsamen- sión de la escritura creativa casara con él. Y se convirtió permitió, a través de la mú-
te iguales, «uno personal y fí- en su tiempo. Algo, o mucho, en una leyenda. sica, contar verdades profun-
sico y el otro metafísico y uni- de la ‘Filosofía animal’ de Más allá, mucho más allá das con palabras delgadas, pe-
versal»: «El bosque es hermo- nuestro Georges de Santaya- de su falsa escritura de «co- Su poesía se sitúa queñas, muchas veces en el
so, oscuro y denso, / pero ten- na se le contagió en Harvard, rral», la poesía de Robert Frost filo de lo coloquial. Palabras
go promesas que cumplir, / y donde le conoció; y lo que el puede leerse hoy como un en la humildad de casi antropológicas con las
mucho que andar antes de abulense descubrió en los pai- verdadero monumento a la la existencia humana que el hombre, desde que es
dormir, / y mucho que andar
antes de dormir». Razones és-
sajes de Gredos y de Castilla,
el estadounidense lo llevó
humildad de la existencia hu-
mana frente a la grandiosi-
frente a la fuerza hombre, ha reflexionado so-
bre su destino frente a la in-
tas, entre otras, por las que hasta el extremo poético en dad y a la fuerza de la natura- de la naturaleza cógnita de la naturaleza. Así
resulta impagable la primera las montañas de Vermont, o leza. La raíz de la cultura gre- de fácil. Así de difícil.

mente las soporta con su raro implicaciones simbólicas que


sentido del humor, al mismo extrae del encuentro entre el
tiempo que muestra su oposi- hombre y lo natural son mu-
ción a las rígidas y embrutece- cho más universales. No se tra-
doras costumbres que estas ta de un telón de fondo ni de
aceptan y que Frost conoce un amigo o enemigo, sino un
bien por sus quehaceres de autorretrato del poeta, dirá Bro-
granjero, algo que por cierto dsky. No nos encontramos,
nunca se le daría demasiado además, con la naturaleza ama-
bien: Frost fue tan granjero, di- ble que podría esperarse de un
gamos, como Melville fue ba- poeta «versado en las cosas del
llenero; entre otras cosas solía campo», sino, como decía el
contar que se levantaba a me- propio Frost, de una naturale-
diodía, y que en todo caso las za «siempre más o menos
vacas se acostumbraban me- cruel», igualmente dispuesta
jor a su horario que sus propios a sustentar la vida como a po-
vecinos. El resultado de la men- nerla en peligro, indiferente a
cionada dualidad, como indi- las preocupaciones humanas,
ca Harold Bloom en un ensa- no maligna, como en Melvil-
yo, es una ironía «particular- le, sino simplemente indife-
mente sombría en la que no se rente; una amenaza para la fe-
trata tanto de decir algo que- licidad o la vida en sus más pe-

> mulas lingüísticas («tan


preocupado como los
imagistas por evitar el retroce-
te de Boston (1914), donde cua-
je la voz personal del poeta:
sencilla y sagaz, aparentemen-
Frost se sirve de lo
pequeño y particular
riendo decir otra cosa sino de
lograr que el significado des-
ande el camino andado y desha-
queñas manifestaciones de
cambio: en la niebla o la lluvia
que pudren la madera, en el
so del verso hacia la musicali- te objetiva y directa pero a me- para representar ga lo que quiso decir». Todos hielo del suelo que derrumba
dad del XIX», dirá de él Hea- nudo escurridiza, simple a pri- simbólicamente los comentarios a raíz de la pu- los muros o en el lento dete-
ney) y a la multiplicidad de lec- mera vista pero compleja y en- blicación de este segundo li- rioro que devuelve las cosas a
turas posibles: «me gusta en- gañosa. El tono no acabar de otros asuntos bro, no obstante, elogiaban su la tierra de la que proceden. No
gañar, ya sabes, está bien ser caer en la ingenuidad optimis- trato de la gente común y sen- es, finalmente, una poesía de
travieso, pero no en esa forma ta pero tampoco en el pesimis- cilla del mundo rural, algo por un rústico, sino una poesía pas-
aburrida de ser obstinado y obs- mo. Registra las dificultades y lo que pronto muchos lectores toral en el sentido clásico del
tinadamente oscuro». severidades de la vida en Nue- le colocaron la etiqueta de poe- término: Frost era, al fin y al
En este sentido, será en su
segundo y mejor libro, Al nor-
va Inglaterra, simpatizando
con la gente que tan estoica-
ta de la naturaleza. Si bien es
cierto a un nivel superficial, las
cabo, profesor de latín.
Los personajes no son >

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